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Discurso el Dr.

Remigio Cabala Pinazo, condenando duramente la actitud de las autoridades


policiales y políticas y exigiendo la más severa sanción para los culpables. Expresó asimismo las
condolencias a sus atribulados padres en nombre de la comunidad universitaria. En aquella
ocasión el Dr. Cabala era director universitario de Proyección Social, siendo su secretario el
periodista Russo Américo Núñez. También pronunció una emotiva creación necrológica el
Presidente de la Federación de estudiantes, Rodolfo Machicao en nombre de su sindicato. Una
gran multitud acompaño el ataúd formando un impresionante cortejo fúnebre hasta las cercanías
de la Urbanización Huascar. En un omnibús de la universidad fue acondicionado el cajón,
enrrumbandose hasta Sicuani cerca de las nueve y media de la mañana , para allí recibiera
cristiana sepultura en medio de la muchedumbre que se solidarizaba con sus familiares y aún con
el pueblo de Puno.

EL SEPELIO DE LAS VICTIMAS EN PUNO

El dia 29 de junio de 1972 la ciudad quedo totalmente paralizada en todas sus actividades tal como
ocurrió el 28 porque debía realizarse el sepelio de los caídos el 27. Alrededor de quince mil
personas iniciaron el cortejo fúnebre desde el Parque Pino, a partir de las diez de la mañana. Los
ataúdes que contenían los cuerpos inertes de doña Candelaria Herrera y Augusto Lipa Calisaya
fueron sacados del local del glorioso Colegio San Carlos en hombros de estudiantes, familiares y
dirigentes sindicales que se iban turnando en todo el trayecto hasta llegar al cementerio de
Laicakota. El cuadro dramático lo daban los pequeños nueve hijos de doña Candelaria que
rodeaban el ataúd dominados por el llanto que nace de ese hondo dolor de constatar que la
madre, ese ser que nos dio la vida, cae definitivamente para no volverla a ver jamás, y que solo su
recuerdo permanente puedo servirnos de aliento para luchar en la vida. Desde el balcón del
Colegio, el Dr. Vicente Mendoza Díaz, pronunció uno de sus mejores discursos que conmovió
profundamente a la inmensa multitud que no sólo llenaba el parque sino las calles adyacentes,
Mendoza Díaz era un viejo luchador social, desde muy joven militó en el Partido Comunista
Peruano y durante muchos años fue responsable del Comité Departamental. Consecuenta con
sus convicciones ideológicas en ningún momento dejó de estar presente en momentos en que los
derechos del pueblo eran mancillos. Con su verbo sonoro, vehemente, apasionado y bien burilado
había sido protagista de un sinnúmero de movilizaciones populares. Perseguido encarcelado,
torturado, Mendoza, fue uno de los políticos que nunca bajó la guardia. Desgraciadamente a
escaso tiempo de los sucesos del 27 de junio falleció en abril de 1974. Comenzó su discurso
expresando “Mamita Candelaria, todo el pueblo de Puno te llora postrado de dolor porque tu
simbolizas a la madre que desde tempranas horas de la mañana hasta caer la tarde trabaja
incansanblemente para ganar el pan de cada dia a favor de sus hijos, y caíste tu para dar vida a
una juventud que seguirá los pasos de los grandes luchadores por la justicia y libertad”.
Igualmente fustigó duramente a quienes valiéndose de la armas que el estado les entregó solo
sirven para asesinar al pueblo y convertirse en sus peores verdugos, agregando entre otras cosas
que si la justicia de nuestro jueces no los alcanza a los responsable será la historia que sabrá
juzgarlos de manera implacable.

En el mismo Parque Pino, habló también el joven estudiante carolino y el dirigente magisterial
Jahuar Orihuela Paredes, rindiendo un cálido homenaje a las victimas del abuso y la prepetencia.
En la Plaza de Armas , pronunció otro encendido discurso el Dr. Remigio Cabala Pinazo, desde el
balcón del local de la municipalidad, culpando directamente de los sangrientos acontecimientos a
las autoridades departamentales, empezando al Poder Judicial para que sean severamente
sancionados los responsables de los mismos y exhortando la necesidad de que sobre los despojos
de los caidos se formule la promesa firme de seguir luchando por la justicia en el pais. En el mismo
lugar habló en nombre de los periodistas no comprometidos con el gobierno, don Jorge Garnica
Chavez, expresando que el periodismo sano, consciente y responsable tenia que estar
necesariamente al lado del pueblo.

En el resto del trayecto fueron muchos los dicursos que se pronunciaron, sentidamente, dirigentes
estudiantilas, sindicales, gremiales, etc. Una estudiante de la Facultad de Trabajo Social, sin poder
contener su emoción, habló bañada en lagrimas describiendo los sucesos luctuosos del 27 de
junio. La multitud sin demostrar cansancio alguno, sin dar señales de fatiga, llegó al cementerio,
en el que continuaron los oradores. El Dr. Luis Quintanilla Torres, lo hizo en nombre del Colegio de
Abogados, invocando la unión y concordía entre los puneños. El autor de este trabajo pronunció
otro discurso en el que se dijo que el 27 de junio era toda una apopeya largo y penoso, que en ese
recinto sagrado donde serian sepultados los caídos, descansaban grandes luchadores sociales que
en distintas épocas supieran defender las causas del pueblo de Puno, y que mis palabras trémulas,
ahogadas por el dolor, las dirigía no solo como profesor universitario, defensor del campesinado
sino también en representación de la provincia de Lampa para rendir fervoroso homenaje al joven
estudiante, natural de la misma, Augusto Lipa Calisaya. El ultimo en hablar fue el alcalde de la
ciudad, don Victor Salas Bartra quien dijo que sin la paz, la armonía, la compresión entre todos los
componentes de la sociedad puneña era difícil labrar su bienestar y grandeza, y que el sacrificio de
quienes ya descansaban en paz no haya sido envano. Finalmente en medio de un estremecedor
silencio cada uno de los ataúdes fue: colocado en el nicho que se les había designado, muchísimas
personas lloraron desconsoladamente antes de retornar a sus domicilios.

Ocurre que el muchacho Augusto Lipa Calizaya recién ingresó aquel año a la Facultad de Medicina
Veterinaria, y era por consiguiente todavía un “cachimbo”. Su padre don Francisco Lipa Huichi,
natural de Ayaviri, profesor primario seguía en esta ciudad algunos procesos judiciales por
didstintos asuntos, siendo el autor de este libro su abogado. En una de esas causas fue designado
como apoderado de su hijo Augusto, por lo que este visitaba con frecuencia mi domicilio, realizaba
algunos pequeños trabajos que le encomendaba, viajamos varias veces a Lampa y Ayaviri. Era,
pues, mi pupilo, y para sustentarse se dedicó a tejer chompas puesto que el padre, ya fallecido,
tuvo una numerosa prole. Cuando en el hospital vi el cuerpo yerto de Augusto Lipa Calisaya que
solo un día antes estuvo conmigo, quedé paralizado por la sorpresa. El no aparentaba tener
ninguna inquietud política, de origen campesino, humilde, sencillo, muy joven, fue otra de las
victimas del dia 27 de junia. En el proceso penal que se instauró en el fuero común contra los
responsables yo ejercia la defensa de mi amigo Francisco Lipa Huichi que representaba a la parte
civil.

EL PLIEGO PETICIONARIO Y EL PACTO CON FALCONI

La idea consecuente y firme del pueblo era que los autores, responsables y culpables de los
luctuosos acontecimientos del día 27 de junio, no quedaran en la impunidad, y desgraciadamente,
con el transcurso del tiempo todo acabó

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