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Eduardo VIII del Reino Unido

Eduardo VIII del Reino Unido, después conocido como duque de Windsor (Londres, 23 de junio de
1894-París, 28 de mayo de 1972), fue rey del Reino Unido y los dominios de la Mancomunidad Británica y
emperador de la India desde la muerte de su padre, el rey Jorge V, el 20 de enero de 1936, hasta el 11 de
Eduardo VIII del Reino Unido
diciembre del mismo año. Rey del Reino Unido y de sus Dominios de
Ultramar y emperador de la India
Antes de ascender al trono, Eduardo había ostentado sucesivamente los títulos de duque de Cornualles y
Rothesay y de príncipe de Gales. En su juventud combatió en la Primera Guerra Mundial y, una vez
terminada esta, representó a su padre en diversos viajes oficiales por otros países. A solo unos meses de
iniciar su reinado, Eduardo, que ya había cosechado cierta reputación de frecuentar mujeres casadas,
desencadenó una aguda crisis constitucional tras pedir formalmente matrimonio a Wallis Simpson, una
celebridad estadounidense que ya se había divorciado en dos ocasiones. Los primeros ministros del Reino
Unido y los dominios se opusieron al matrimonio, argumentando que el pueblo nunca la aceptaría como
reina. Eduardo sabía que el gobierno, encabezado por el primer ministro británico Stanley Baldwin,
renunciaría si los planes de matrimonio seguían adelante, lo que obligaría a convocar nuevas elecciones
generales y podría arruinar irremediablemente su condición de monarca constitucional y políticamente
neutral. En lugar de renunciar a su amor por su pareja, Eduardo decidió abdicar.

Con un reinado de solo 325 días, Eduardo fue uno de los monarcas de más corto reinado en la historia del
Reino Unido y nunca llegó a ser coronado. Le sucedió su hermano menor, Alberto, que optó por usar el
nombre de Jorge VI.
Eduardo, duque de Windsor, en 1945
Después de su abdicación, fue nombrado duque de Windsor y en 1937 recorrió la Alemania nazi. Durante Reinado
la Segunda Guerra Mundial fue destinado en un primer momento a la Misión militar británica en Francia, 20 de enero de 1936-11 de diciembre de 1936
pero, debido a que había mostrado simpatías pronazis, fue enviado a las Bahamas como gobernador. Tras la
(326 días)
guerra no recibió cargo oficial alguno y pasó el resto de su vida en el exilio.
Predecesor Jorge V
Sucesor Jorge VI
Información personal
Índice
Nombre Edward Albert Christian George
Biografía secular Andrew Patrick David
Primeros años Otros títulos Duque de Windsor
Educación (1937-1972)
Príncipe de Gales Nacimiento 23 de junio de 1894
Romances White Lodge, Richmond Park,
Reinado Inglaterra
Abdicación Fallecimiento 28 de mayo de 1972 (77 años)
Duque de Windsor París
Segunda Guerra Mundial Sepultura Cementerio real de Frogmore
Vida posterior Himno real God Save the King
Títulos, tratamientos, honores y armas Familia
Títulos y tratamientos Casa real Windsor
Honores
Padre Jorge V
Armas
Madre María de Teck
Ancestros Cónyuge Wallis Simpson (matr. 1937;
Véase también fall. 1972)
Notas
Referencias Firma

Bibliografía
Enlaces externos

Biografía

Primeros años

Eduardo VIII nació el 23 de junio de 1894 en White Lodge, distrito de Richmond en Surrey, Inglaterra.1 ​
Era el hijo mayor de los duques de York (más tarde los reyes Jorge V del Reino Unido y María). Su padre
era el segundo hijo del príncipe de Gales (más tarde rey Eduardo VII) y de Alejandra, princesa de Gales. Su Escudo de Eduardo VIII del Reino Unido
madre era la hija mayor del duque Francisco de Teck y su esposa, la duquesa de Teck (antes princesa María
Adelaida de Cambridge). Como bisnieto de la reina Victoria, en la línea masculina, Eduardo recibió desde
su nacimiento el tratamiento de Su Alteza y el título de príncipe Eduardo de York.

Fue bautizado en el Salón Verde de White Lodge el 16 de julio de 1894 por Edward White Benson, arzobispo de Canterbury.N 1 2​ ​ Los nombres fueron elegidos
en honor a su difunto tío, que era conocido por su familia como Eddy o Eduardo, y su bisabuelo el rey Cristián IX de Dinamarca. El nombre de Alberto fue
incluido a petición de la reina Victoria, y sus últimos cuatro nombres: Jorge, Andrés, Patricio y David provenían de los santos patronos de Inglaterra, Escocia,
Irlanda y Gales. Su familia y amigos cercanos lo llamaron siempre por su último nombre, David.
Los padres de Eduardo, el duque y la duquesa de York, estuvieron apartados a menudo de la crianza de sus hijos, al igual que
otros padres ingleses de clase alta de la época. Eduardo y sus hermanos menores fueron criados por niñeras. Una de sus
primeras niñeras abusaba de Eduardo con pellizcos antes de que fuera presentado a sus padres. Su llanto y sus gemidos
llevaban al duque y la duquesa a pedir a la nana que se lo llevara.3 ​Cuando los padres se enteraron de lo que hacía, despidieron
a la niñera.

El padre de Eduardo, aunque ejercía una dura disciplina,4 ​ acostumbraba demostrar su afecto,5 ​ y su madre solía mostrar un
lado divertido con sus hijos que contraponía a su imagen pública austera y les animaba a confiar en ella.6 7​ ​

Educación

Los primeros estudios de Eduardo los hizo en casa y tutelados por Helene Bricka, institutriz que ya lo había sido de María de
Teck. Cuando sus padres recorrieron el Imperio británico durante casi nueve meses, después de la muerte de la reina Victoria en
1901, el joven Eduardo y sus hermanos se quedaron en Gran Bretaña con sus abuelos, la reina Alejandra y el rey Eduardo VII,
El príncipe Eduardo (abajo a la que acostumbraban a colmar de afecto a sus nietos. Al regreso de sus padres, Eduardo fue puesto bajo el cuidado de dos
derecha), junto a su padre, el hombres, Frederick Finch y Henry Hansell, quienes prácticamente criaron a Eduardo y sus hermanos el resto de su infancia.8 ​
futuro Jorge V (izquierda), su
bisabuela, la reina Victoria Eduardo estuvo bajo la estricta tutela de Hansell hasta cerca de los 13 años; Hansell quería que Eduardo entrara en la escuela a
(centro) y su abuelo, el futuro una edad más temprana, pero su padre no estuvo de acuerdo. Eduardo se presentó al examen para entrar al Osborne Naval
Eduardo VII (arriba a la College y comenzó allí sus estudios en 1907.9 ​Tras dos años en el instituto educativo de Osborne, que no los disfrutó, Eduardo
derecha) se cambió al Real Colegio Naval de Dartmouth. Se pensó que hiciera ahí un curso de dos años, a lo que seguiría el alistamiento
en la Marina Real, pero Eduardo se convirtió automáticamente en duque de Cornualles y duque de Rothesay cuando su padre,
Jorge V, ascendió al trono el 6 de mayo de 1910, al morir Eduardo VII. Eduardo fue designado príncipe de Gales, un mes
después de cumplir 16 años, el 23 de junio de 1910, y comenzaron a prepararlo seriamente para sus futuras funciones como rey. Se retiró de la carrera naval antes
de su graduación formal. Sirvió como guardiamarina durante tres meses a bordo del acorazado HMS Hindustan; a continuación, entró en el Magdalen College de
la Universidad de Oxford, por lo que, en opinión de sus biógrafos, recibió una baja preparación intelectual. Salió de Oxford después de ocho trimestres sin recibir
ningún tipo de credenciales académicas.10 ​

Príncipe de Gales

Eduardo fue investido oficialmente como príncipe de Gales en una ceremonia especial en el castillo de Caernarfon el 13 de julio
de 1911.11 ​ La investidura tuvo lugar en Gales, a instancias del político galés David Lloyd George, condestable del Castillo y
ministro de Hacienda del gobierno liberal.12 ​Lloyd George ideó una ceremonia bastante extravagante al estilo de las festividades
galesas y preparó a Eduardo para que hablara unas pocas palabras en galés.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Eduardo había alcanzado la edad mínima para el servicio activo y estaba dispuesto a
ir a la guerra.13 ​ Se había alistado a los Grenadier Guards en junio de 1914, y aunque estaba dispuesto a servir en la primera
línea, el secretario de Estado para la Guerra, Lord Kitchener, se negó a permitirlo, citando el inmenso daño que se produciría si el
heredero al trono fuera capturado por el enemigo.14 ​A pesar de esto, Eduardo fue testigo de la guerra de primera mano y trató de
visitar la línea del frente tan a menudo como pudo, por lo que fue condecorado con la Cruz Militar en 1916. Su papel en la
guerra, aunque limitado, le volvió popular entre los veteranos del conflicto.15 ​ Eduardo emprendió su primer vuelo militar en
1918 y, más tarde, obtuvo la licencia de piloto.16 ​

Eduardo durante una visita de


A lo largo de la década de 1920, Eduardo, como príncipe de Gales, representó a su padre, el rey Jorge V, en el país y en el
estado en Argentina, 1925
extranjero en muchas ocasiones, realizando unos 16 viajes a diversas partes del Imperio entre 1919 y 1935 (en este periodo
adquirió la finca Bedingfield, cerca de Pekisko, Canadá).17 ​No obstante, en todos sus viajes no se comportó bien, ya que existen
registros de sus desapegos al protocolo y su negativa a conocer a personalidades importantes en la India.18 ​
Dentro de Gran
Bretaña se interesó por las zonas afectadas por la crisis económica.19 ​
Su rango, los viajes, su buena apariencia y su soltería lo convirtieron en una figura
sumamente popular, casi tanto como una estrella de cine que recién estaban surgiendo. A diferencia de su padre, al que nunca se le veía sonreír, mostraba
jovialidad con respecto al resto de la realeza. En el apogeo de su popularidad, llegó a ser la celebridad más fotografiada de su tiempo y fijaba la moda
masculina.20 ​
En 1924, donó el Trofeo Príncipe de Gales a la Liga Nacional de Hockey.21 ​

Sus actitudes hacia muchos de los súbditos del imperio y varios pueblos extranjeros, tanto durante su etapa como príncipe de Gales y más tarde como duque de
Windsor, fueron poco comentadas en su momento, pero posteriormente deterioraron su reputación.22 ​ Sobre los indígenas australianos dijo: «¡Son la forma más
repugnante de seres vivos que he visto! ¡Son la forma más baja conocida de seres humanos y son lo más parecido a los monos!».23 ​

Romances

El hecho de que Eduardo fuera un mujeriego compulsivo y otras conductas imprudentes durante los años 1920 y 1930, preocupaban al primer ministro Baldwin, al
rey Jorge V y a las personas cercanas al príncipe. Alan Lascelles, secretario privado de Eduardo durante ocho años, creía que, «por alguna razón hereditaria o
fisiológica, su desarrollo mental normal se detuvo en seco al llegar a la adolescencia».24 ​ Jorge V estaba decepcionado por el fracaso de Eduardo para salir
adelante en la vida y se le percibía disgustado por sus muchos romances con mujeres casadas. El rey se mostraba reacio a que Eduardo heredara la Corona y
parece que dijo acerca de Eduardo: «Después de mi muerte, el chico se arruinará en 12 meses».25 ​

En 1929, la revista Time informó que Eduardo embromaba a su nueva cuñada, Isabel, la esposa de su hermano Alberto, llamándola «reina Isabel». La revista
preguntaba si «ella no se cuestionaría cuánto de verdad habría en la historia de que [Eduardo] dijo una vez que renunciaría a sus derechos tras la muerte de Jorge V
—lo que haría que su apodo se convirtiera en realidad—».26 ​ Pasaron los años y Eduardo permaneció soltero, pero su hermano y cuñada tuvieron dos hijas. La
mayor de ellas era la princesa Isabel. El rey Jorge V dijo de su hijo Alberto («Bertie») y su nieta Isabel («Lilibet»): «Ruego a Dios que mi hijo mayor [Eduardo]
nunca se case ni tenga hijos, y que nada se interponga entre Bertie y Lilibet y el trono».27 ​

En 1930, el rey le dio a Eduardo una casa, Fort Belvedere, cerca de Sunningdale, Inglaterra.28 ​Eduardo mantuvo ahí relaciones con una serie de mujeres casadas,
como la mitad británica y mitad estadounidense heredera de empresas textiles Freda Dudley Ward y Lady Furness, una estadounidense, que presentó al príncipe a
su amiga estadounidense Wallis Simpson. La señora Simpson se había divorciado de su primer marido en 1927 y se había casado después con Ernest Simpson, un
hombre de negocios británico-estadounidense. Se acepta por lo general que la señora Simpson y el príncipe de Gales se hicieron amantes mientras Lady Furness
viajaba por el extranjero, aunque Eduardo insistió firmemente ante su padre, el rey, en que no había intimado con ella y que
no era apropiado describirla como su amante.29 ​ La relación de Eduardo con la señora Simpson debilitó aún más la mala
relación que este mantenía con su padre. Aunque el rey y la reina conocieron a la señora Simpson en el palacio de
Buckingham en 1935,30 ​ más tarde se negaron a recibirla.31 ​ Sin embargo, Eduardo se había enamorado de Wallis y la
relación se hizo cada vez más íntima.

El romance de Eduardo con la divorciada estadounidense causó una preocupación tan grave, que la pareja fue seguida por
los miembros de la Sección Especial de la Policía Metropolitana, que examinó en secreto la naturaleza de su relación. Un
informe sin fecha detalla la visita de la pareja a una tienda de antigüedades, donde el propietario señalaría: «Que la dama
parecía dominar completamente al PDG [Príncipe de Gales]».32 ​ La posibilidad de que una divorciada estadounidense con
un pasado cuestionable tuviera tal influencia sobre el heredero causó ansiedad entre las figuras del gobierno y el
establishment.

Reinado
Eduardo, fotografiado junto a su
El rey Jorge V murió el 20 de enero de 1936 y Eduardo subió al trono como el rey Eduardo futura esposa, Wallis Simpson, por
VIII. Al día siguiente, rompió el protocolo real al ver la proclamación de su ascenso al trono Vincenzo Laviosa, 1934.
desde una ventana del palacio de St James, en compañía de Wallis, que a la sazón seguía
estando casada.33 ​ Eduardo VIII se convirtió en el primer monarca de los reinos de la
Mancomunidad en volar en un avión cuando se dirigía de Sandringham a Londres para el Consejo de adhesión.34 ​

Eduardo causó malestar en los círculos gubernamentales con acciones que fueron interpretadas como una interferencia en asuntos
políticos. Cuando visitó los pueblos afectados por las minas de carbón en el sur de Gales, su observación «hay que hacer algo»34 ​
en favor de los mineros desocupados se consideró directamente como una crítica al Gobierno, aunque nunca quedó claro si
Monograma Real de Eduardo tenía algo en particular en mente. Los ministros del Gobierno se mostraban reticentes a enviar los documentos
Eduardo VIII confidenciales y los documentos de Estado a Fort Belvedere, porque estaba claro que Eduardo les estaba prestando poca atención
y porque percibían el peligro de que la señora Simpson u otros invitados de la casa pudieran verlos.35 ​

También comenzó a intervenir en las relaciones exteriores manteniendo conversaciones con el embajador alemán en Londres, Leopold von Hoesch, consideradas
indebidas constitucionalmente. Hasta le llegó a confesar a von Hoesch que amenazó al primer ministro Baldwin con la abdicación si Inglaterra entraba en guerra
con Alemania. Esto convenció a Hitler de que los británicos no intervendrían ante la ocupación de Renania.18 ​

El enfoque poco ortodoxo de Eduardo sobre su función se extendió asimismo a la moneda que llevaba su imagen. Rompió con la tradición de que, en las sucesivas
monedas de cada monarca, la imagen miraba en la dirección opuesta a la de su predecesor. Eduardo insistió en que la cara mirara hacia la izquierda (como había
hecho su padre),36 ​para mostrar la raya que efectuaba en su peinado.37 ​Solo un puñado de monedas fueron acuñadas antes de que abdicara, y cuando le sucedió
Jorge VI, su imagen también miraba hacia la izquierda para mantener la tradición, sugiriendo que había alguna cantidad de monedas acuñadas con el retrato de
Eduardo mirando hacia la derecha.38 ​

El 16 de julio de 1936 se produjo un intento de asesinato a Eduardo. Un irlandés descontento, Jerome Brannigan (también conocido
como George Andrew McMahon), sacó un revólver cargado cuando el rey montaba a caballo por Constitution Hill, cerca del palacio
de Buckingham. La policía vio el arma, se abalanzó sobre él y lo detuvo rápidamente. En el juicio, Brannigan alegó que «una
potencia extranjera» se le había acercado para que matara a Eduardo y que había informado al MI5 del plan, y que él no estaba en el
sitio más que meramente como un observador y para ayudar al MI5 en la captura de los verdaderos culpables. El tribunal rechazó los
alegatos y lo envió a la cárcel por un año. Ahora se piensa que Brannigan había estado en contacto con el MI5, pero permanece en
duda la veracidad del resto de sus afirmaciones.39 ​

En agosto y septiembre, Eduardo y la señora Simpson recorrieron el Mediterráneo oriental en el yate de vapor Nahlin. En octubre Moneda con la imagen
quedó claro que el nuevo rey pensaba casarse con la señora Simpson, sobre todo cuando el proceso de divorcio entre el señor y la de Eduardo VIII mirando
señora Simpson fue llevado a la Corte de la Corona en Ipswich.40 ​ Se hicieron los preparativos para todas las contingencias, incluida a la izquierda
la perspectiva de la coronación del rey Eduardo y la reina Wallis. Debido a las implicaciones religiosas de cualquier matrimonio, se
hicieron planes para celebrar una ceremonia de coronación secular fuera de la tradicional ubicación religiosa, la abadía de
Westminster, en el Banqueting House en el palacio de Whitehall.41 ​

Abdicación

El 16 de noviembre de 1936, Eduardo invitó al primer ministro Stanley Baldwin al palacio de Buckingham y le expresó su deseo de casarse con Wallis Simpson,
cuando esta estuviera en condiciones de volver a casarse. Baldwin informó al rey de que sus súbditos consideraban el posible matrimonio como moralmente
inaceptable, en gran parte debido a que volverse a casar después del divorcio era opuesto a los principios de la iglesia de Inglaterra, y el pueblo no toleraría a
Wallis como reina.42 ​Como rey, Eduardo ocupaba el puesto de Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, y el clero esperaba que apoyara las enseñanzas de
la Iglesia.

Eduardo propuso la solución alternativa de un matrimonio morganático, según el cual podría seguir como rey, pero
Wallis no se convertiría en reina. A Wallis se le otorgaría un título menor en su lugar y los hijos que tuvieran no
heredarían el trono. Esto también fue rechazado por el gabinete británico,43 ​ así como por otros gobiernos de los
Dominios,44 ​cuyas opiniones se solicitaron de conformidad con el Estatuto de Westminster de 1931, que prevé, en
parte, que «cualquier alteración en la ley que afecte la sucesión al trono o los títulos o tratamientos reales en lo
sucesivo, requerirá el consentimiento de los Parlamentos de todos los Dominios, así como del Parlamento del Reino
Unido».45 ​Los primeros ministros de Australia, Canadá y África del Sur dejaron clara su oposición al matrimonio
del rey con una divorciada,46 ​ el primer ministro irlandés expresó su indiferencia y desapego, mientras que el
primer ministro de Nueva Zelanda, que nunca antes había oído hablar de la señora Simpson, vaciló con
incredulidad.47 ​Frente a esta oposición, Eduardo respondió en un primer momento que «no había mucha gente en
El rey Eduardo VIII con Kemal Atatürk en
Australia» y que su opinión no le importaba.48 ​
Turquía, 4 de septiembre de 1936
El rey informó a Baldwin de que iba a renunciar si no podía casarse con la señora Simpson. Baldwin le presentó después a Eduardo tres opciones: renunciar a la
idea del matrimonio, casarse en contra de los deseos de sus ministros o abdicar.49 ​Era evidente que Eduardo no estaba dispuesto a renunciar a la señora Simpson y
sabía que si se casaba contra el consejo de sus ministros, causaría la dimisión del gobierno, lo que provocaría una crisis constitucional.50 ​ Eduardo escogió
abdicar.51 ​

El 10 de diciembre de 1936, Eduardo firmó debidamente los instrumentos de abdicación en Fort Belvedere,N 2 ​ en presencia de sus tres hermanos varones
sobrevivientes, el duque de York, el duque de Gloucester y el duque de Kent (el hermano menor, el príncipe Juan, había muerto en 1919).52 ​ Al día siguiente, el
último acto de su reinado fue la aprobación real del Acta de la Declaración de Abdicación de Su Majestad de 1936. Según lo dispuesto por el Estatuto de
Westminster, todos los Dominios aprobaron la abdicación del rey,53 ​ aunque el Estado Libre Irlandés no aprobó, hasta el 12 de diciembre, el Acta de Relaciones
Exteriores, que incluía la abdicación en su lista.

La noche del 11 de diciembre de 1936, Eduardo, que ahora tenía nuevamente el título de Príncipe, dio un discurso a la nación y al Imperio para explicar su
decisión de abdicar. Fue entonces cuando dijo la famosa frase: «[...] me ha resultado imposible soportar la pesada carga de responsabilidad y desempeñar mis
funciones como rey, en la forma en que desearía hacerlo, sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo».54 ​Después de la emisión, Eduardo partió del Reino Unido
para dirigirse a Austria, aunque no pudo reunirse con la señora Simpson hasta que su divorcio fue efectivo, varios meses después.55 ​ Su hermano, el príncipe
Alberto, duque de York, accedió al trono como Jorge VI. La hija mayor de Jorge, la princesa Isabel, ocupó el primer lugar en la línea de sucesión, convirtiéndose
en la heredera al trono.

Duque de Windsor

El 12 de diciembre de 1936, en la reunión de adhesión del Consejo Privado del Reino Unido, Jorge VI anunció que iba a nombrar a su hermano «Su Alteza Real
el duque de Windsor».56 ​Quería que este fuera el primer acto de su reinado, aunque los documentos formales no se firmaron hasta el 8 de marzo del año siguiente.
Mientras tanto, Eduardo era conocido universalmente como el duque de Windsor. La decisión del rey de designar a Eduardo duque real aseguró que no podía
presentarse a las elecciones de la Cámara de los Comunes ni hablar sobre temas políticos en la Cámara de los Lores.57 ​

Sin embargo, la patente de letras del 27 de mayo de 1937, que reconfiere al duque de Windsor «el título, estilo o atributo de Alteza Real», declaraba expresamente
que «su esposa y sus descendientes, si los hubiere, no podrían recibir dicho título o atributo». Algunos ministros británicos afirmaban que Eduardo no tenía
necesidad de que se le otorgara el tratamiento, porque no lo había perdido y, además, que la señora Simpson obtenía automáticamente el rango de esposa de un
príncipe con el tratamiento de Su Alteza Real; mientras que otros sostenían que había perdido todo rango real y que ya no debería llevar ningún título o tratamiento
real, como rey que había abdicado. El 14 de abril de 1937, el procurador general Sir Donald Somervell presentó al ministro del Interior, Sir John Simon, un
memorando que resumía las opiniones del Lord Abogado T. M. Cooper, el asesor parlamentario Sir Granville Ram y él mismo:

1. Nos inclinamos a opinar que, debido a su abdicación, el duque de Windsor no podía haber reivindicado el derecho a ser descrito como
Alteza Real. En otras palabras, ninguna objeción razonable podría haberse esgrimido si el rey hubiera decidido que su exclusión de la línea
de sucesión, lo excluía del derecho a este título que le confiere la patente vigente.
2. El asunto, sin embargo, tiene que considerarse sobre la base del hecho de que, por razones que son fácilmente comprensibles, con la
aprobación expresa de Su Majestad disfruta de este título y se le menciona como Alteza Real en una ocasión formal y en los documentos
oficiales. A la luz de los precedentes, parece claro que la esposa de una Alteza Real cuenta con el mismo título a menos que se lleve a cabo
algún paso expreso para privarla de ello.
3. Hemos llegado a la conclusión de que la esposa no podía reclamar este derecho sobre ninguna base legal. El derecho a usar este
tratamiento o título, bajo nuestro punto de vista, reside en la prerrogativa de Su Majestad y él tiene el poder de regularlo en Patentes, de
forma general o en circunstancias particulares.58 ​

El duque de Windsor se casó con la señora Simpson, quien había cambiado su nombre por el de Wallis Warfield, en una
ceremonia privada el 3 de junio de 1937 en el castillo de Candé, cerca de Tours, Francia. Cuando la Iglesia de Inglaterra se
negó a autorizar la unión, un clérigo del condado de Durham, el reverendo Robert Anderson Jardine (vicario de San Pablo,
Darlington), se ofreció a celebrar la ceremonia y el duque aceptó. El nuevo rey, Jorge VI, prohibió a los miembros de la
familia real que asistieran a la ceremonia.59 ​ Eduardo, en particular, quería que sus hermanos los duques de Gloucester y
Kent y su primo segundo Luis Mountbatten estuvieran allí; estas actitudes continuaron durante muchos años y amargaron
la vida del duque y de la duquesa de Windsor.60 ​
Château de Candé, el lugar de A la duquesa de Windsor se le negó el tratamiento de Su Alteza Real, lo que causó conflictos, al igual que el gobierno se
celebración de su casamiento negó, en los asuntos financieros, a incluir al duque o la duquesa en la Lista Civil, y el rey pagó personalmente el subsidio
del duque. Pero el duque había deteriorado su relación con el rey al ocultarle el valor de sus finanzas, cuando se acordó de
manera informal la cantidad que el rey tendría que abonar. Eduardo había acumulado una riqueza procedente de las rentas
que el ducado de Cornualles le pagaba como príncipe de Gales y que normalmente estaban a disposición del futuro rey. El nuevo rey y la reina también le pagaron
por Sandringham House y por el castillo de Balmoral. Estas posesiones eran propiedad personal de Eduardo, heredadas de su padre el rey Jorge V, y por lo tanto
no pasaban automáticamente a Jorge VI al subir al trono.61 ​ Las relaciones entre el duque de Windsor y el resto de la familia real fueron tensas durante décadas.
Eduardo se resintió con su madre y le escribió en 1939: «[tu última carta]N 3 ​destruyó el último vestigio de sentimientos que tenía para ti [...] [y ha] hecho que una
posterior correspondencia normal entre nosotros sea imposible».62 ​ En los primeros días del reinado de Jorge VI, el duque llamó por teléfono todos los días,
importunando por dinero e insistiendo en que a la duquesa se le concediera el tratamiento de Alteza Real, hasta que el acosado rey ordenó que no le pasaran las
llamadas.63 ​

El duque había asumido que iba a instalarse en Gran Bretaña después de uno o dos años de exilio en Francia. Sin embargo, el rey Jorge VI (con el apoyo de su
madre, la reina María y su esposa la reina Isabel) amenazó con cortar el apoyo económico en caso de que regresaran a Gran Bretaña sin ser invitados.61 ​

Segunda Guerra Mundial

En octubre de 1937, el duque y la duquesa visitaron la Alemania nazi en contra del consejo del gobierno británico y se reunieron con Adolf Hitler en su retiro en
Obersalzberg. La visita fue muy publicitada por los medios de comunicación alemanes. Durante la visita, el duque hacía el saludo fascista.64 ​ El exembajador de
Austria, el conde Albert von Mensdorff-Pouilly-Dietrichstein, que era primo en segundo grado y amigo de Jorge V, creía que Eduardo favorecía el fascismo
alemán como un baluarte contra el comunismo, e incluso que en un principio estuvo a favor de una alianza con Alemania.65 ​La experiencia de Eduardo con «las
escenas de horror sin fin» acontecidas en la Primera Guerra Mundial,66 ​ lo llevaron a apoyar la política de apaciguamiento. Hitler consideraba que Eduardo se
mostraba amistoso con la Alemania nazi y pensaba que las relaciones angloalemanas podrían haber mejorado a través de Eduardo, de no haber sido por la
abdicación. Albert Speer, arquitecto jefe y miembro del círculo cercano de Hitler, lo cita directamente: «Estoy seguro de
que a través de él se podrían haber logrado relaciones permanentes de amistad. Si se hubiera quedado, todo habría sido
diferente. Su abdicación fue una grave pérdida para nosotros».67 ​

El duque y la duquesa se establecieron en Francia. Después del estallido de la Segunda Guerra Mundial en septiembre de
1939, Lord Mountbatten los llevó de vuelta a Gran Bretaña a bordo del HMS Kelly, y el duque, a pesar de ser mariscal de
campo honorario, fue nombrado general de división adscrito a la misión militar británica en Francia.34 ​ En febrero de
1940, el ministro alemán en La Haya, el conde Julius von Zac-Burkersroda, afirmó que el duque había filtrado los planes
de guerra de los aliados para la defensa de Bélgica.68 ​Cuando Alemania invadió el norte de Francia en mayo de 1940, los Eduardo revisando un escuadrón de
Windsor huyeron hacia el sur, primero a Biarritz y luego en junio a España. En julio la pareja se mudó a Lisboa, Portugal, las SS con Robert Ley, 1937
donde se alojaron en la casa de Ricardo de Espírito Santo, un banquero portugués con contactos británicos y alemanes.69 ​
Durante la ocupación de Francia, el duque había pedido a las fuerzas alemanas que pusieran guardias en sus casas de París
y de la Costa Azul, y los alemanes lo hicieron.70 ​ El duque otorgó una entrevista en tono «derrotista» que se distribuyó ampliamente y que fue el colmo para el
gobierno británico. El primer ministro, Winston Churchill, amenazó al duque con someterlo a un consejo de guerra si no regresaba a suelo británico.71 ​ Su
presencia en territorio portugués permitió a los alemanes mantener la esperanza de atraerlo, organizando una operación de espionaje, en la que desplegaron
agentes, con planes que incluían la posibilidad del secuestro en caso de que no accediera voluntariamente a sus requerimientos.72 ​

En agosto, un buque de guerra británico transportó a la pareja a las Bahamas, desde donde, en opinión de Churchill, el duque podía hacer menos daño al esfuerzo
de guerra británico.

El duque de Windsor fue instalado como gobernador de las Bahamas, posición que no le gustaba, y se refería a las islas como «una colonia británica de tercera
clase».73 ​ El ministerio de Relaciones Exteriores británico se opuso enérgicamente cuando la pareja planeó un recorrido a bordo de un yate que pertenecía al
magnate sueco Axel Wenner-Gren, a quien la inteligencia estadounidense consideraba erróneamente como amigo cercano de Hermann Göring, comandante de la
Luftwaffe.74 ​

En una entrevista en la revista Liberty dijo que «si Hitler fuese derrocado, sería verdaderamente trágico para el mundo. Hitler es el líder adecuado y lógico para el
pueblo alemán, es un gran hombre. Dígale al señor Roosevelt que si propone una oferta de intervención por la paz, el duque de Windsor promulgará
inmediatamente un alegato apoyándola, y con ello comenzará una Revolución en Inglaterra que obligará al gobierno a alcanzar la paz». El artículo fue
severamente censurado en Gran Bretaña.18 ​

Sin embargo, el duque fue elogiado por sus esfuerzos para combatir la pobreza en las islas, a pesar de que despreciaba a sus pobladores, como le sucedía con la
mayoría de los pueblos no blancos del Imperio. De Étienne Dupuch, el editor del diario Nassau Daily Tribune, dijo: «Hay que recordar que Dupuch es más de la
mitad negro y, debido a la peculiar mentalidad de esta raza, [los negros] parecen incapaces de destacar sin perder su equilibrio».22 ​ Fue elogiado, incluso por
Dupuch, por resolver los conflictos civiles causados por los bajos salarios en Nassau en 1942, a pesar de que culpó de las dificultades a «problemáticos
comunistas» y a «los hombres de ascendencia judía de la Europa Central».75 ​Renunció al cargo el 16 de marzo de 1945.34 ​

Muchos historiadores han sugerido que Hitler estaba dispuesto a reintegrar a Eduardo como rey con la esperanza de establecer un
régimen fascista en Gran Bretaña.76 ​ Era una creencia ampliamente extendida que el duque y la duquesa simpatizaban con el
fascismo antes y durante la Segunda Guerra Mundial y que fueron trasladados a las Bahamas para reducir al mínimo sus
posibilidades de actuar en ese sentido. En 1940, Eduardo manifestó: «En los últimos 10 años Alemania ha reorganizado totalmente
el orden de su sociedad [...] Los países que no estaban dispuestos a aceptar tal reorganización de la sociedad y los sacrificios
concomitantes deben dirigir sus políticas en consecuencia».77 ​Lord Caldecote le escribió a Winston Churchill justo antes de que la
pareja fuera enviada a las Bahamasː «[el duque] es bien conocido por ser pronazi y puede convertirse en el centro de la intriga».78 ​
Esta última parte de la evaluación, pero no la primera, se corroboró por las operaciones alemanas diseñadas para utilizar al duque.
Los aliados se preocuparon por los complots alemanes lo suficiente para que el presidente de los Estados Unidos, Franklin D.
Roosevelt, ordenara la vigilancia discreta del duque y la duquesa cuando visitaron Palm Beach, Florida, en abril de 1941. El duque
Carlos Alejandro de Wurtemberg (que en ese entonces era monje en un monasterio estadounidense) había convencido al Buró
El duque de Windsor,
Federal de Investigación (FBI) de que la duquesa, que se había acostado con el embajador alemán en Londres, Joachim von
fotografiado en la entrada de Ribbentrop, se había mantenido en contacto permanente con él y le había seguido filtrando secretos.79 ​
la Casa Blanca, en la fecha
del anuncio de la rendición
Algunos autores han afirmado que Anthony Blunt, un agente del MI5 que actuaba por orden de la familia real británica, hizo hacia
japonesa, 1945 el final de la guerra un exitoso viaje secreto al Schloss Friedrichshof en Alemania para recuperar cartas de la correspondencia entre
el duque de Windsor y Adolfo Hitler y otros líderes nazis.80 ​Lo que es seguro es que Jorge VI envió a Friedrichshof, en marzo de
1945, al bibliotecario real, Owen Morshead, acompañado de Blunt, que entonces trabajaba a tiempo parcial en la Biblioteca Real,
así como para la inteligencia británica, con el fin de asegurar documentos relacionados con la emperatriz alemana Victoria, hija de la reina Victoria. Los
saqueadores robaron parte del archivo del castillo, incluyendo cartas sobrevivientes entre hija y madre, así como otros objetos de valor, algunos de los cuales
fueron recuperados más tarde, después de la guerra, en Chicago. Los documentos rescatados por Morshead y Blunt fueron devueltos por las autoridades
estadounidenses y depositados en el Archivo Real.81 ​

Después de la guerra, el duque admitió en sus memorias que admiraba a los alemanes, pero negó ser pronazi. De Hitler escribió: «[El] Führer me pareció una
figura un tanto ridícula, con sus posturas teatrales y sus pretensiones grandilocuentes».82 ​ Sin embargo, durante la década de 1960, dijo en privado a su amigo
Patrick Balfour, tercer barón Kinross: «Nunca pensé que Hitler fuera un mal tipo».83 ​

Vida posterior

Después de la guerra, los duques regresaron a Francia y pasaron el resto de su vida retirados, ya que Eduardo no volvió a desempeñar ninguna otra función oficial
después de gobernar las Bahamas. La asignación del duque se complementó con favores del gobierno y el comercio ilegal de divisas.34 84 ​ 85
​ ​ La ciudad de París
le otorgó al duque, por un alquiler simbólico, una casa en el número 4 de rue du Champ d'Entraînement, en Neuilly-sur-Seine del Bois de Boulogne.86 ​ El
gobierno francés le eximió de pagar impuestos sobre la renta84 87 ​ ​ y la pareja podía comprar productos libres de impuestos a través de la embajada británica y la
comisaría militar.87 ​ En 1951, el duque publicó su autobiografía redactada por un escritor fantasma, A King's Story, en la que mostraba su desacuerdo con la
política liberal.12 ​ Las regalías del libro resultaron ser otra fuente de ingresos.84 ​ Nueve años más tarde, escribió un libro relativamente desconocido, A Family
Album, que trata principalmente acerca de la moda y las costumbres de la familia real durante el transcurso de toda su vida, desde la época de la reina Victoria y a
través de los reinados de su abuelo y su padre, además de describir sus propios gustos.
El duque y la duquesa desempeñaban el papel de celebridades menores y eran considerados parte de la café society de los
años 1950 y 1960. Organizaban fiestas e iban y venían entre París y Nueva York; muchos de los que se reunían
socialmente con los Windsor, entre ellos Gore Vidal, dieron cuenta de la vacuidad de la conversación del duque.88 ​ La
pareja sentía un gran cariño por sus perros pug.89 ​

En junio de 1953, en lugar de asistir a la coronación de la reina Isabel II en Londres, el duque y la duquesa vieron la
ceremonia por televisión en París. El duque dijo que iba en contra de los precedentes que un soberano o exsoberano
asistiera a la coronación de otro. Al duque se le pagó por escribir artículos sobre la ceremonia para el Sunday Express y
para el Women's Home Companion, así como un libro corto, The Crown and the People, 1902–1953.90 ​En 1955, visitó al
presidente Dwight D. Eisenhower en la Casa Blanca. En 1956, la pareja apareció en el programa de entrevistas por
televisión de Edward R. Murrow, Person to Person,91 ​ y en una entrevista de 50 minutos para BBC en 1970. Ese año,
fueron invitados por el presidente Richard Nixon a una cena en la Casa Blanca como huéspedes de honor.92 ​ Los duques de Windsor con el
presidente Richard Nixon, en 1970
La familia real nunca aceptó a la duquesa. La reina María se negó a recibirla formalmente. Sin embargo, el duque se reunió
ocasionalmente con su madre y su hermano, el rey Jorge VI, y también asistió al funeral de Jorge. La reina María mantuvo
su rabia contra Eduardo y su indignación por su matrimonio con Wallis; decía: «Renunciar a todo esto por qué».93 ​En 1965, los Windsor regresaron a Londres y
fueron visitados por la reina, la princesa Marina, duquesa de Kent, y por María, princesa real y condesa de Harewood. Una semana más tarde, la princesa real
murió y la pareja asistió a su funeral. En 1967, se unieron a la familia real para el centenario del nacimiento de la reina María. La última ceremonia real a la que el
duque acudió fue el funeral de la princesa Marina en 1968.94 ​ Declinó una invitación de la reina para asistir a la investidura del príncipe de Gales en 1969,
alegando que el príncipe Carlos no quería allí a su «viejo tío abuelo».95 ​

A partir de la década de 1960, la salud del duque comenzó a deteriorarse. En diciembre de 1964, el doctor Michael DeBakey lo operó en la ciudad de Houston,
Texas, de un aneurisma de la aorta abdominal, y en febrero de 1965, Sir Stewart Duke-Elder le trató un desprendimiento de retina en el ojo izquierdo. El duque
fumaba desde una edad muy temprana y a finales de 1971 se le diagnosticó cáncer de garganta y fue sometido a una terapia de cobalto. La reina Isabel II visitó a
los Windsor en 1972, durante una visita de Estado a Francia; sin embargo, solo la duquesa se unió a la comitiva real para una sesión fotográfica. El duque murió en
su casa de París el 28 de mayo de 1972, a la edad de 77 años. Su cuerpo fue trasladado a Gran Bretaña para ser velado en la capilla de St George, en el castillo de
Windsor. El servicio funeral se celebró en la capilla el 5 de junio en presencia de la reina, la familia real y la duquesa de Windsor. Fue sepultado en el cementerio
real en Frogmore, detrás del Mausoleo Real de la reina Victoria y el príncipe Alberto. Durante la visita, la duquesa se quedó en el palacio de Buckingham.96 ​
Hasta que llegaron a un acuerdo con Isabel II en 1965, los duques tenían planeado que su entierro se realizara en una parcela del Green Mount Cemetery en
Baltimore, lugar donde fue sepultado el padre de Wallis.97 ​ Frágil y cada vez más afectada por la demencia senil, la duquesa murió 14 años más tarde y fue
enterrada junto a su marido simplemente como «Wallis, duquesa de Windsor».98 ​

Títulos, tratamientos, honores y armas

Títulos y tratamientos
14 de diciembre de 1895 – 28 de mayo de 1898: Su Alteza el príncipe Eduardo de York.
28 de mayo de 1898 – 22 de enero de 1901: Su Alteza Real el príncipe Eduardo de York.
22 de enero de 1901 – 9 de noviembre de 1901: Su Alteza Real el príncipe Eduardo de Cornualles y York
9 de noviembre de 1901 – 6 de mayo de 1910: Su Alteza Real el príncipe Eduardo de Gales.
6 de mayo de 1910 – 20 de enero de 1936: Su Alteza Real el duque de Cornualles.
23 de junio de 1910 – 20 de enero de 1936: Su Alteza Real el príncipe de Gales.
en Escocia: 1910 – 1936: Su Alteza Real el duque de Rothesay.
20 de enero de 1936 – 11 de diciembre de 1936: Su Majestad el rey.
en India: Su Majestad Imperial el rey-emperador.
11 de diciembre de 1936 – 8 de marzo de 1937: Su Alteza Real el príncipe Eduardo.
8 de marzo de 1937 – 28 de mayo de 1972: Su Alteza Real el duque de Windsor.

Honores
Caballero de la Orden del Toisón de Oro99 100
​ ​(  España, 22 de junio de 1912).
Retrato de Eduardo con la túnica de
Medalla al Mérito de Chile, 1.ª clase101 ​(  Chile, 1925).
la Orden de la Jarretera. Por Arthur
Collar de la Orden al Mérito de Chile101 ​(  Chile, 1931). Stockdale Cope (1912)
Orden El Sol del Perú (  Perú, 1931).102 ​

Armas

Como príncipe de Gales, las armas de Eduardo eran el escudo de armas del Reino Unido, diferenciado con un lambel argén de tres pendientes y con un escusón
con las armas reales de Gales surmontado por la corona del heredero (idéntica a la utilizada por Carlos, príncipe de Gales). Como soberano usó el escudo de armas
real sin ninguna diferencia y después de su abdicación lo utilizó otra vez diferenciado, pero esta vez con un lambel que llevaba en el pendiente central una corona
imperial.103 ​
Escudo de armas de Escudo de armas de Escudo de armas de Escudo de armas de
Eduardo, príncipe de Eduardo VIII del Reino Eduardo VIII del Reino Eduardo, duque de
Gales (1911–1936)  Unido  Unido (en Escocia)  Windsor
 

Ancestros
Ancestros de Eduardo VIII del Reino Unido
16. Ernesto I de Sajonia-Coburgo-Gotha
         

     

8. Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha
         

       

17. Luisa de Sajonia-Gotha-Altenburgo


         

     

4. Eduardo VII del Reino Unido


         

       

18. Eduardo de Hannover


         

     

9. Victoria del Reino Unido


         

       

19. Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld


         

     

2. Jorge V del Reino Unido


         

       

20. Federico Guillermo de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg


         

     

10. Cristián IX de Dinamarca


         

       

21. Luisa Carolina de Hesse-Kassel


         

     

5. Alejandra de Dinamarca
         

       

22. Guillermo de Hesse-Kassel


         

     

11. Luisa de Hesse-Kassel


         
 

       

23. Luisa Carlota de Dinamarca


         

     

1. Eduardo VIII del Reino Unido


         

24. Luis de Wurtemberg


         

     

12. Alejandro de Wurtemberg


         

       

25. Enriqueta de Nassau-Weilburg


         

     

6. Francisco de Teck
         

       

26. Ladislao Rhédey de Kis-Rhéde


         

     

13. Claudia Rhédey


         

       

27. Inés Inczédy de Nagy-Várad


         

     

3. María de Teck
         

       

28. Jorge III del Reino Unido


         

     

14. Adolfo de Hannover


         

       

29. Carlota de Mecklemburgo-Strelitz


         

     

7. María Adelaida de Cambridge


         

       

30. Federico de Hesse-Kassel


         

     

15. Augusta de Hesse-Kassel


         

       

31. Carolina Polixena de Nassau-Usingen


         

     

         

Véase también
Diana Mitford
El discurso del rey

Notas
1. Sus doce padrinos fueron: la reina Victoria (su bisabuela paterna), el rey y la reina de Dinamarca (sus bisabuelos paternos, para quienes
actuaron como representantes su tío materno Adolfo, príncipe de Teck y su tía paterna la duquesa de Fife), el rey Guillermo II de Wurtemberg
(su primo, que estaba representado por su tío abuelo el duque de Connaught), la reina de Grecia (su tía abuela, quien estaba representada
por su tía paterna, la princesa Victoria de Gales), el duque de Sajonia-Coburgo-Gotha (su tío abuelo, quien estaba representado por el primo
del príncipe Eduardo, el príncipe Luis de Battenberg), el príncipe y la princesa de Gales (su abuelos paternos), el Zarévich (su primo) y el
duque de Cambridge (su tío abuelo materno).
2. Se hicieron quince copias —una para cada Dominio, el Estado Libre de Irlanda, la India, la Cámara de los Comunes, la Cámara de los Lores
y el primer ministro, entre otros—.
3. La reina María le había pedido a Alexander Hardinge, segundo barón Hardinge de Penshurst, que le escribiera al duque explicándole que no
podrían ser invitados al homenaje en honor de su padre.

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Ziegler, Philip (1991). King Edward VIII: The official biography. Nueva York: Alfred A. Knopf. ISBN 0-394-57730-2.

Enlaces externos
Wikimedia Commons alberga una galería multimedia sobre Eduardo VIII del Reino Unido.
BBC: La abdicación de Eduardo VIII fue resultado de una conspiración (http://www.eluniversal.com/2006/09/17/til_art_17394D.shtml)
Príncipe de Gales

Sucesor:

Carlos de Gales

1910-1936

Rey del Reino Unido y de sus Dominios de


Ultramar

Predecesor:

Jorge V

Sucesor:
20 de enero-11 de diciembre de 1936
Jorge VI
Emperador de la India

20 de enero-11 de diciembre de 1936

Gobernador de las Bahamas

Predecesor: Sucesor:

Charles Dundas William Lindsay Murphy

1940-1945

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