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República Bolivariana De Venezuela

Ciudad Bolívar-Edo Bolívar


Iglesia Evangélica Samaria
Ministerio de Escuela Dominical

A. TEMA GENERAL: EL ESPIRITU SANTO (PNEUMATOLOGIA)

B. TEMA ESPECIFICO: MISION DEL ESPIRITU SANTO

C. MARCO CONTEXTUAL: La Iglesia existe por obra del Espíritu Santo que mora en ella (1
Cor. 3:16; 6:19). El Espíritu Santo constituye en la iglesia la acción, es decir, el Espíritu
Santo no está determinado por la acción de la Iglesia. “No es la Iglesia la que muestra las
indicaciones al Espíritu”. En cambio, la Iglesia debe seguir, y sólo existir en seguir las
instrucciones del Espíritu. El Espíritu hace de la Iglesia su instrumento y su mediación para
actuar en el mundo. Fue el Espíritu Santo quien hizo la Iglesia en la Historia, como “Una
carta escrita no con tinta, sino con la palabra del Espíritu de Dios” (2 Cor 3, 3).

D. INTRODUCCION: A través del Espíritu Santo, Dios nos capacita para crecer en la fe,
tomar decisiones más maduras y vivir vidas más fieles a Dios. El Espíritu Santo nos da la
voluntad, como dijo Jesús: “sed perfectos, pues, como vuestro Padre celestial es perfecto”
(Mateo 5:48). El Espíritu Santo da a los creyentes la capacidad para interpretar la Biblia con
precisión, tal como el Espíritu capacitó a los escritores originales de las Escrituras para
hablar con veracidad acerca de Dios, Jesús y todo lo demás que necesitamos saber. El
Espíritu también da autoridad a la iglesia para actuar en nombre de Dios por el bien de la
humanidad. El Espíritu le hace un llamado a cada persona a una función especial en el
mundo, de acuerdo con la providencia de Dios y el llamado de Jesús a “seguirlo”. Entre los
“frutos del espíritu” identificados por el apóstol Pablo están el amor, el gozo, la paz, la
paciencia, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio propio
(Gálatas 5:22).

Es por ello la importancia de estudiar sistemáticamente la doctrina del Espíritu Santo, la


misión del Espíritu Santo es fundamental para nuestra vida en Cristo, así alcanzaremos un
conocimiento más bíblico referente al Espíritu que proviene de Dios y proveyó de pura
gracia a sus hijos.

E. SEMANTICA:

E.1 MISION:

El término misión proviene del latín missĭo y se relaciona con la práctica de realizar envíos.
Entre los distintos usos de la palabra que reconoce la Real Academia Española (RAE),
aparecen la facultad que se le otorga a un individuo para desarrollar alguna tarea; el encargo
de tipo temporal que reciben los diplomáticos y funcionarios por parte de las autoridades de
un gobierno; la iglesia o el lugar donde los misioneros se encargan de predicar; y el gasto o
las expensas que se hacen en algo.

F. DESARROLLO:

F.1 Él convence al pecador: La obra del Espíritu Santo en la vida de la persona comienza
incluso antes su conversión. Es él mismo quien forma toda vida en el seno materno (Sal
104,30) y que convence al hombre de la necesidad de la salvación (Juan 16:8). Aunque hay
una participación humana en el proceso, teniendo por parte de los que anuncian el
evangelio, como parte de los que se abren para escucharlo, es el Espíritu de Dios que
produce la conciencia de pecado e induce al arrepentimiento (2 Corintios 7:10).

F.2 Él obra el nuevo nacimiento: Una vez que el hombre responde voluntariamente al
evangelio con arrepentimiento y fe, el Espíritu Santo obra en él, el nuevo nacimiento (Juan
3:5-8), regenerándolo a nueva vida en Cristo Jesús. En este proceso, el Espíritu de Dios
viene y mora dentro del hombre (Gal 4:6), tocando su espíritu que estaba muerto y
transmitiéndole la vida eterna, es decir, la vida de Dios.

F.3 Confirma y garantiza la Salvación: Es la presencia del Espíritu de Dios dentro del ser
humano que confirma y garantiza la salvación. La Biblia dice que “el Espíritu da testimonio
a nuestro espíritu que somos hijos de Dios” (Rom 8,16). Más que eso, en él fuimos sellados
para el día de la redención" (Efesios 4:30).Por tanto, el que no tiene el Espíritu Santo dentro
de sí y no es guiado por Él. (Romanos 8:14).

F.4 Glorifica a Jesús: La acción del Espíritu Santo en nuestra vida es fundamental para
cumplir el papel de adoradores. El Padre busca adoradores que lo adoren “en espíritu y en
verdad” (Juan 4:23,24). Hay una conexión íntima entre la persona del Espíritu y el
ministerio de adoración, que todo creyente debe realizar. Cuando Jesús enseñó sobre el
tema, habló de un “río de aguas vivas" que fluirían de dentro de aquellos que creyeran y se
refería al Espíritu Santo (Jn.7:38,39). De hecho, el Espíritu siempre glorifica a Jesús (Juan
16:14). Su función es revelarnos el corazón de Dios (1 Cor 2,9,10), induciéndonos a
adorarle con sinceridad y verdad.

F.5 Él enseña y guía: Jesús es el Camino al Padre, pero necesitamos ser guiados por Él.Esta
es otra tarea más del Espíritu de Dios, que fue enviado para guiarnos a toda verdad y
enseñarnos lo que necesitamos saber (Juan 16:13). Es la revelación del Espíritu que nos
hace comprender las escrituras y es también él quien nos recuerda la Palabra que fue
suministrada a nuestros corazones (Juan 14:6)
F.6 Él nos asiste en nuestras debilidades: No es casualidad que el Espíritu sea llamado
Consolador o Auxiliador. Vino a apoyarnos y asistirnos en nuestras limitaciones y
debilidades (Romanos 8:26,27). Somos fortalecidos por Él en nuestro hombre interior
(Efesios 3:16) y Él intercede por nosotros con gemidos inefables.

F.7 Produce en nosotros el carácter de Cristo: Una de las funciones más importantes del
Espíritu Santo en la vida de un discípulo es producir en él el carácter de Cristo. Esto sucede
a través de un proceso que la Biblia llama santificación (2 Tes 2:13, Heb 2:14). Este
proceso dura toda nuestra vida con Dios, pero produce evidencias cada vez más fuertes a
medida que genera en nosotros lo que La Biblia llama “el fruto del Espíritu”, que es “amor,
gozo, paz, paciencia, bondad, mansedumbre, templanza” (Gálatas 5:22,23). Como el propio
término sugiere, la fruta es algo que se desarrolla y madura con el tiempo.

G. CONCLUCION:

H. APLICACION:

Confiamos en Dios Espíritu Santo, en todas partes el dador y renovador de la vida. El


Espíritu nos justifica por la gracia mediante la fe, nos hace libres para aceptarnos a nosotros
mismos y amar a Dios y al prójimo, y nos une con todos los creyentes en el único cuerpo de
Cristo, la Iglesia. El mismo Espíritu que inspiró a los profetas y apóstoles gobierna nuestra
fe y vida en Cristo a través de las Escrituras, nos compromete a través de la Palabra
proclamada, nos reclama en las aguas del bautismo, nos alimenta con el pan de vida y la
copa de salvación, y llama a mujeres y hombres a todos los ministerios de la Iglesia. En un
mundo roto y temeroso el Espíritu nos da coraje para orar sin cesar, dar testimonio entre
todos los pueblos de Cristo como Señor y Salvador, desenmascarar las idolatrías en la
Iglesia y la cultura, escuchar las voces de los pueblos largamente silenciados, y trabajar con
otros por la justicia, la libertad y la paz.

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