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El día perfecto
para una boda
木ノ葉秘伝 祝言日
Konoha Hiden: Shūgenyori
Konoha Hiden: El día perfecto para una boda
Los sonidos que salían de cada uno de sus ataques eran placenteros para los selectivos oídos
de Tenten. Ella se encontraba en su usual campo de entrenamiento, con su usual vestuario, y su
usual método de entrenamiento. Sus sentimientos por otro lado, estaban lejos de lo 'usual'.
−Regalos de boda... huh− murmuró Tenten mientras lanzaba un Kunai. Sus oídos escucharon aquel
bello sonido del arma llegando a su objetivo, justo en la marca que había preparado, sin duda una
maravillosa puntería.
Pero completamente inútil para algo tan simple como preparar un pastel. Tenten normalmente se
dirigía a entrenar antes de desayunar. Algunos días se caracterizaban por la ausencia de misiones, y
prefería continuar con su entrenamiento. Muy temprano comenzaba a entrenar y practicaba hasta
que su cuerpo se calentara lo suficiente para ir a desayunar.
Casualmente, en ocasiones terminaba comiendo el desayuno en el campo de entrenamiento. Su
patrón habitual era comprar unos bollos de carne al vapor de una tienda cercana, acompañados
con una deliciosa taza de té verde.
−¿Qué debería hacer?−se preguntaba a sí misma, lanzando de nuevo otro kunai.
De su mano, un puñado de shurikens fueron lanzados hacia el mismo objetivo, formando un
perfecto círculo alrededor del kunai que había caído justo en el centro. Tal como hace unos
momentos, esto era una muestra de lo que Tenten podía hacer incluso con los ojos cerrados. Este
nivel de habilidad era realmente algo común en cualquier ninja de cualquier sitio. De hecho, es
algo normal que un estudiante aprenda a dominar estas habilidades apenas entrando a la
academia ninja, o incluso que sus familiares le enseñen esta habilidad desde más pequeño.
Para simplificar un poco las cosas, Tenten se encontraba practicando una de las habilidades más
simples de un ninja. Si alguien le preguntara porque continuaba practicando tales habilidades, ella
respondería que lo hace bajo la influencia de su maestro, Guy.
−Cualquier persona que se descuide en lo más básico no verá el amanecer!− Esas palabras las había
dicho Guy el primer día de entrenamiento bajo su tutela. Sus palabras lograron una gran impresión
en la joven kunoichi. Lee, quien se encontraba parado junto a ella, se tomó tan en serio aquellas
palabras que comenzó a llorar, cosa que irrumpió el clima de lo que pudo haber sido un gran
momento digno de recordar. Pero incluso con aquel detalle un poco fuera de lugar, Tenten
continuó llevando las enseñanzas de su sensei en su corazón y practicaba continuamente todo tipo
de habilidades, incluyendo lo más básico.
Para empezar, Tenten nunca ha sido un ninja con experiencia en una gran cantidad de técnicas. En
los días de la academia, no solía tener mucho talento en 'jutsus espacio-tiempo', su control de
chakra era peor que el de otros niños. Desde pequeña, se dio cuenta que no sería del tipo de ninjas
que podría efectuar jutsus enormes. Sin embargo, el hecho de que se diera cuenta desde joven no
significó que se rindiera. Ella siempre luchó para convertirse en una gran e impresionante kunoichi.
Jamás fue un tipo de chica insegura. En el caso de Tenten, fue una gran ventaja haberse dado
cuenta para lo que servía y para lo que no, a muy temprana edad. Debido a que tan pronto como
Tenten entendió sus límites, comenzó a cuestionarse a sí misma sobre sus auténticas habilidades.
Una vez que encontró la respuesta, rápidamente creó su propio camino y lo persiguió con todo su
corazón.
Armas ninja.
Utilizar armas como shurikens o kunais era lo básico de cualquier ninja, pero no había nadie
especializado en armamento. Al menos nadie como Tenten. Sin temor a cometer un error, se
podría decir que Tenten era la kunoichi con mejor control y habilidad en estas armas que cualquier
otra persona. Ella no solo se entrenó en lo básico, sino que de igual forma aprendió a usar las armas
que los shinobi raramente usaban, armas que una persona no podría ni siquiera ver o saber que
existen. Armas de distintos tipos y variedades.
Tenten se encaminó en una ruta que nadie había elegido. Después de todo, la razón principal de su
forma de pensar recaía en su maestro, Might Guy. Y también en sus compañeros de equipo, Rock
Lee y Neji Hyūga. Los tres influenciaron bastante en ella. Guy era reconocido como 'el mejor
usuario de taijutsu en la aldea'. Lee lo admiraba con gran devoción, y puso todo su esfuerzo en
convertirse en un gran ninja. Y Neji era reconocido como 'el genio de la palma celestial', habilidad
que había sido heredada debido a que pertenecía al clan Hyūga.
Tenten pasó su adolescencia y entrenó con ellos, ocasionalmente ganó una considerable
experiencia en taijutsu, bajo la tutela de el gran Guy. Sin embargo, Lee y Neji ganaban experiencia
mucho más rápidamente, a lo cual, Tenten entendió que jamás podría llegar a su nivel de fuerza
física. El equipo Guy tenía el más alto nivel de taijutsu en toda la aldea, y debido a su
entrenamiento, Tenten llegó al punto de ser superior en taijutsu también, exceptuando a sus
compañeros.
En medio del entrenamiento, Tenten tenía presente que no podía evitar compararse con Guy, Neji
o Lee.
−Soy la mas inútil dentro del equipo.−solía repetir.
Aquel era el pensamiento que perseguía a Tenten durante cada segundo de su entrenamiento. Sin
embargo, ese pensamiento era lo que la había impulsado a seguir con su particular camino. Guy y
el resto podrían romper una roca solo con los puños. Tenten en cambio sería capaz de hacer
explotar una roca con una simple arma. De esa forma ella podría estar igualada con Lee y Neji, para
así estar junto a ellos en el camino de la 'juventud'.
Con el tiempo, Tenten pulió sus habilidades con las técnicas espacio-tiempo y aprendió a invocar
un sin número de armas utilizando pergaminos. Para ese tiempo, parcialmente debido a sus días
aprendiendo a usar todas las variedades de armas, Tenten había sido capturada por el encanto de
las armas ninja. En ocasiones, no podía dejar de maravillarse debido a la belleza de su simplicidad.
Durante los días de la academia, había varias compañeras de clase quienes decían que los kunai
eran planos y simples.
Vaya que no entendían nada. Era debido a lo plana o simple que un arma es tan encantadora.
Tenten encontraba la belleza inclusive en la espada más embotada. Ni el ninjutsu, ni el taijutsu, ni
el genjutsu serían rivales contra la belleza de un arma.
Por supuesto, aunque ocasionalmente Tenten comparte esos pensamientos sobre las armas, no
significa que se la pasa educando a la gente sobre eso. Expresaba lo que pensaba con acciones, no
palabras. El filo de su kunai, rebanando perfectamente un tablero era mucho mejor argumento que
cualquier explicación. Tenten debía asegurarse de que su puntería era la mejor para comprobarlo,
por lo cual no se saltaba un solo día la práctica. Todos los días, silenciosamente afilaba sus armas,
las preparaba previamente para usarlas.
Tenten observaba su trabajo duro de Neji y Lee, ellos siempre fueron la razón de todo el esfuerzo
que ella hacia durante su entrenamiento. Sin importar qué tan fuertes se iban a convertir, jamás
dejarían de entrenar lo básico. He ahí el por qué, incluso aunque eran habilidades que cualquiera
podría hacer, ella practicaría un centenar de veces. Su cuerpo, sus brazos, incluso sus dedos,
seguiría practicando sin importar agotar cada parte de su ser.
Ya en combate, no habría ningún objetivo estable. El enemigo no se daría el lujo de detenerse para
que ella pudiera atacar, si alguno de los dos permanecía sin movimiento, era el fin. Por ello Tenten
practicaba lanzando kunais hacia los tableros inmóviles, una y otra y otra vez, repitiéndolo muchas
veces. Así, al momento de encontrarse con enemigos móviles, podría sentir que se mueven
lentamente. Sin importar qué tanto se moviera su enemigo, una vez que ella lanza un arma, ésta se
dirige hacia él como si se tratara de un imán. El practicar una habilidad básica que todos pueden
hacer, sin descansar, era algo que muy pocos podría lograr. El mundo tenía que darse cuenta de
ello. Y eventualmente, esa dedicación al entrenamiento rendiría frutos. Sus habilidades llegarían al
punto en el que cualquier persona reconocería a Tenten como 'la mejor usuaria de armamento
ninja', cosa que la hacía sentirse muy orgullosa.
Pero el día de hoy, su devoción y pensamientos a las armas ninjas le causaba ciertos problemas.
−Agh!! No puedo pensar en nada!!− varios sonidos de impacto acompañaron la voz fastidiada de
Tenten, mientras los shurikens chocaban en los tableros. Los sonidos causaban un eco alrededor del
campo vacío en el que entrenaba. Se encontraba rodeada de varios tableros ya impactados con
cada una de sus armas.
Cuando Tenten escuchó por primera vez acerca de su misión sobre el regalo de bodas,
inmediatamente pensó
Okay, les daré un kunai especial diseñado por mi. Había tomado esa decisión y se sentía orgullosa
de ella, y así debió quedarse.
Pero... esa noche.
Tenten se había acostado en su cama, mirando con indiferencia hacia el techo. Encontrándose al
borde de la suspensión, un solo pensamiento irrumpió en su mente.
−Además de un kunai, ¿qué otro regalo será bueno?−Tenten no tenía una mejor idea. Paso toda la
noche, pensando y pensando sin encontrar jamás la respuesta.
Soltando un bostezo, Tenten movió sus tableros y recogió sus armas, había varios postes en los
alrededores del campo, algunos del tamaño de una persona normal. Los más pequeños eran usados
para entrenar taijutsu; golpes, patadas, etc. Tenten en cambio, utilizaba los postes grandes para
montar los tableros que llevaba consigo. Cada una de sus armas impactaba perfectamente, pero sus
pensamientos no se encontraban enfocados en kunais o cualquier otra arma como un regalo.
Consideró en un determinado tiempo que no era la mejor opción.
Un arma ninja es un regalo que Tenten recibiría alegremente, naturalmente cualquiera esperaría
que su regalo hacia la pareja sería un arma. Pero ¿no sería eso algo predecible y ordinario? Desde
la última noche, por alguna razón u otra, ese tipo de pensamientos rondaban por su cabeza. ¿Había
algo que le preocupaba? La verdad es que ella ya sabía la respuesta.
−¿Una boda?... huh... bueno... es algo lindo.− Tenten suspiró dirigiéndose a uno de los postes. Sus
manos silenciosamente jugaban con un kunai que había recogido. Esa era la cuestión, Hinata y
Naruto se iban a casar, era un feliz acontecimiento. Ella siempre se la pasaba pensando en
shurikens, kunais o guillotinas voladoras, pero jamás había tenido un novio. Siempre vivió una vida
sin pensamientos románticos ni feminidad. Escuchar acerca de una boda de personas cercanas, hizo
que un pensamiento aterrador flotara por su cabeza.
¿Fue lo correcto vivir de esta forma?
Desde el amanecer hasta el anochecer, lo único en lo que pensaba era en armamento ninja. ¿Eso
era algo normal para una joven como ella? Hasta ahora, lo más cercano al amor que había sentido,
fue por una guillotina voladora. Solo bastaba escuchar el nombre de un arma para que a ella le
gustara y se decidiera por comprarla. Coleccionaba armas para quizás, en un futuro abrir una
tienda, pero de alguna forma a veces se encontraba comprando un kunai, sin darse cuenta cómo es
que había llegado a la tienda. Tenten tenía grandes sentimientos por los kunai, siempre coleccionó
armas raras y poco comunes, pero al final del día, los kunais eran su elección favorita. Pero eso
estaba bien, ¿no? Uno nunca puede tener demasiados kunais.
Para empezar, pensaba que los kunai con grabados en ellas, eran arte. Así que las dejaba en casa.
Debido a ello, eventualmente Tenten se encontraba comprando aún más kunais, si se le llegaban a
acabar por algún motivo estaría en problemas. Ya que compraba kunais, pensaba que no era mala
idea comprar algunas con estilos artísticos. De esa forma, Tenten terminó cubriendo
inconscientemente su muro de una colección de kunais. Y estaba completamente orgullosa de ella.
Pero ¿En serio era un buen regalo algo como eso? Quizás después de todo no era una buena idea.
Si regalaba un kunai con gravados como regalo, todo el mundo diría lo mismo.
−¿Un kunai de nuevo?
−Bueno, se trata de Tenten
−Tenten siempre con sus kunai.
La imagen de todos apareció dentro de la mente de Tenten. Cosa que la molestó.
No soy solo una especie de chica kunai! También tengo una guillotina voladora, ¿saben? Ustedes
están mal, no soy lo que ustedes piensan. pensaba enojada mientras afilaba uno de sus kunai.
Si pudiera encontrar un regalo de boda que fuera elegante y adecuado, entonces las cosas
cambiarían.
−Oh, entonces no eres solo kunais y kunais.
−Wow, tal como esperaba de Tenten!
−¿Sabes? Tenten es una persona con un gran sentido de la belleza estética!
Ese tipo de reacciones serían mejor. Pero ¿qué tipo de regalo podría obtener tales reacciones? La
boda se acercaba, ella tendría que ir eventualmente a todos lados para encontrar un regalo
decente. Desde tiendas a las que siempre asiste, como a lugares que lucían lindos, pensó que
debería echar un vistazo por el área comercial de la aldea.
−Ughh... Pero mis ingresos están muertos...−la guillotina voladora había salido cara, pero era única
en su clase. No pudo haberla comprado en otro momento.
No dudes, cómpralo!
Era la regla de Tenten en presencia de un arma que llamara su atención.
−Bueno, resumamos las cosas...− Tenten cerró sus ojos e intentó enlistar todos los detalles en su
mente. Y hablando en serio, lo primero sería el presupuesto. Tenía que manejar mejor sus financias
si quería comprar un regalo. Luego, debido a que quería evitar lo del kunai grabado, tenía que
pensar en lo contrario a ello para así encontrar un regalo perfecto. De esa forma, Tenten pensó en
algo.
−Algo que pueda conseguir con mi presupuesto. Algo que represente los sentimientos de una
joven mujer, algo que no mate gente... Claro!!! Eso debería ser!!!... Pero no tengo idea!
Eso no era nada bueno, su cabeza estaba revuelta. Ni si quiera entendía lo que estaba intentando
buscar. El kunai que inconscientemente ella comenzó a afilar brillaba a un nivel exagerado. Y no
prestaba real atención a lo que hacía. El pensamiento de admitir que era una mujer sin ninguna
clase de méritos, además de armamento ninja, hizo que se sintiera verdaderamente mal. Si no hacía
algo, tendría que... No, debe haber algo, algo más que no había pensado aún. Justo en ese
momento.
−Teeeenteeen!! Tenteeeeen!!− escuchó la voz de alguien gritando su nombre desde la distancia.
La voz se acercaba cada vez más y más. Sabía quien era incluso sin haberlo visto. La única persona
que correría por los alrededores gritando con tal voz tan temprano en la mañana sería Lee.
−Tenten!! ¿Ya te decidiste por el regalo de bodas!?
−¿Lee?− respondió Tenten. −¿Qué diablos haces aquí?− Lee se encontraba curiosamente, vestido
de mujer. Como una ama de casa, de hecho lucía como una señora después de hacer las compras.
Maquillado con una inmensa cantidad de polvo, su cara lucía estúpidamente pálida. ¿Y que era ese
lápiz labial rojo en su boca? Sus cejas lucían incluso mas grandes!! Nah... Estaban igual. Además de
eso, Lee llevaba una pesa en una de sus manos. Estaba completamente fuera de su comprensión...
−Lee... ¿Qué es esto? ¿Por qué diablos te vistes así?
−Yo para la esposa y Guy-sensei para el esposo! Mis ropas se mancharon luego de tanto correr así
que pensé que debería escuchar a Guy-sensei y meterme en la mente de la novia. Así que me vestí
de esta manera con su aprobación, después de ello estoy completamente seguro que las pesas
fueron la mejor opción!
−Sé que acabas de explicarme todo, pero te lo prometo, no entendí nada de lo que dijiste.−
respondió Tenten con su clásica sinceridad. ¿Por qué el vestido? ¿Por qué las pesas? Esto no puede
ser mas raro.
Lee levantó las pesas felizmente.
−Guy-sensei y yo hemos decidido regalar pesas como regalo de bodas!! Tenten, ¿qué les vas a dar
tu?
En ese instante la mente de Tenten se aclaró. Ella no lo entendía pero al mismo tiempo si lo hacía.
No comprendía el porqué Lee había terminado así pero entendía el porque Guy y él querían
regalarle unas pesas. En ese momento todas las cosas por las cuales se preocupaba parecían
insignificantes. Su cabeza se sintió limpia, como si una neblina hubiera desaparecido.
−Vine a asegurarme que tu idea no sea igual que la mía.
−No te preocupes, no es así.
−Estoy feliz! Bueno, continuaré con mi entrenamiento, nos vemos!!
−Espera! ¿Vestido así!?−Tenten no pudo contener sus risas.
Cuando se trataba de Lee o Guy era completamente imposible aguantar la risa. Observaba como
Lee corría hacia la salida del campo de entrenamiento con la misma energía con la que llegó.
Tenten se estiró mientras se apegaba a su decisión.
−Un kunai grabado será.
Tenten ya no tenía ninguna duda, estaba completamente segura. ¿Por qué se había preocupado
desde el principio? Comparado con las pesas, su regalo era excelente. Tenten se sentía
simplemente feliz con ella misma.
−De acuerdo, es hora de volver al entrenamiento.
Los sonidos de impacto de sus armas eran placenteros para los oídos de la joven kunoichi. El
entrenamiento usual, en el campo usual, con el usual método...
Los sentimientos usuales...
Era un día normal en la vida de Tenten.
-3-
Carne y Vapor
-I-
-II-
En estos días, los naruto eran bastante populares. ¿Cuándo ocurrió? De un momento a otro
el naruto se convirtió en el ingrediente más popular del ramen. Niños, adultos, y personas de todo
tipo amaban el naruto. Se servía cada vez más ese ingrediente y sin darse cuenta, se encontraba
agotado.
Incluso las mamás habían empezado con aquellos mitos de que si comías más naruto de grande
serías bastante alto, saludable, fuerte y lleno de energía. Aaaah~... naruto, desaliñado pastel de
pescado, con tu color blanco pálido de fondo y tu remolino rosado justo en el centro. Sin ti la gente
se sentiría muy solitaria.
Teuchi, el dueño de 'Ichiraku Rāmen' se encontraba cortando narutos para ese día. El truco era
simple, añadir los fideos hervidos en una combinación de distintos caldos, y entonces con cierta
habilidad artística, añadir los condimentos encima. El toque final era aquel naruto decorativo que
le daba un toque de firmeza a todo el tazón. No solo fue la popularidad del ingrediente la que
creció, de igual forma el establecimiento estaba en sus mejores días. Actualmente, Teuchi tenía
que poner mesas extras frente al lugar para satisfacer a todos los clientes. Nada que ver con los
viejos días.
Ichiraku Rāmen abrió en la aldea de Konoha hace varios años atrás. En aquel tiempo, un
considerable número de gente se encontraba agradecida con los establecimientos de comida
rápida. Teuchi era solo un novato en ese negocio. Su idea era caminar lentamente hasta la cima. En
aquellos días el naruto solía ser el ingrediente menos deseado. Su nombre siempre destacaba en la
tabla de ingredientes, sin embargo, a nadie le interesaba. Había algunos más interesantes como
brotes de bambú cocidos a fuego lento, chuletas de cerdo asado, huevos a medio hervir, ahogando
a la gente en su agradable sabor, las algas y su increíble oleada de popularidad como punto de
venta del ramen. Cada uno de ellos peleaba como el ingrediente favorito de la gente, se podría
decir que el competidor más grande eran las algas, mientras que el naruto siempre se encontraba
al fondo de la popularidad, las algas eran el gran obstáculo que el naruto jamás podría superar. El
motivo quizás es porque los ninja tenían más inclinación hacia las algas, nunca se veían y ni si quiera
se notaban. O se pegaban al borde del plato o flotaban en grupos alrededor de la sopa, eran como
una sombra. Comparado con la exuberancia del naruto, cuyo brillante espiral color rosado jamás
fallaba en llamar la atención, las algas entregaban una atmósfera completamente diferente.
Sería exagerado decir que los ninja tenían sentimientos encontrados por las algas en su ramen,
pero era cierto que compartían una especie de conexión familiar por ellas. Las algas tenían tanta
popularidad que ningún cliente las rechazaba. Era difícil imaginar que el naruto había superado a
las algas. Y no solo eso, también al bambú, al puerco, las chuletas y hasta los huevos. Se encontraba
ahora como el ingrediente más popular y deseado del ramen.
Teuchi observó con orgullo el brillante naruto y se sintió un poco emotivo. Pensó sobre cómo el
pasar del tiempo puede cambiar la percepción del ramen, y se sentía feliz de vivir en un momento
como ese. Después de todo era un buen ingrediente, estaba hecho de pescado picado,
conteniendo numerosos nutrientes que un ninja necesita. De igual forma, el remolino rosado en el
centro lucía similar a la marca en la vestimenta de los ninjas de Konoha.
El naruto no había sido popular en ningún tiempo, pero el rumbo de la marea había cambiado,
ahora el naruto era misteriosamente el ingrediente más apreciado por los ninja. Había una especie
de destino curioso entre los ninja y el naruto. De lejos, uno podría decir que el naruto luce como
comida hecha específicamente para ninjas. Pero en lo que concierne a la pregunta ¿Por qué el
naruto se había vuelto tan aclamado? Bueno, la respuesta es, 'Gracias al otro Naruto'. El cliente
favorito de Teuchi. Bueno, para explicarlo mejor, nos enfocaremos en la historia de Naruto, el
cliente.
Naruto Uzumaki, visitaba a Teuchi desde que era niño, el cliente frecuente de entre los clientes
frecuentes. Teuchi había sido invitado a la ceremonia de su boda. Incluso aunque Naruto ya se lo
había comentado, Teuchi jamás imaginó que sería invitado formalmente. Tenía que pensar en un
regalo adecuado para la ocasión. Y pensar que ese pequeño niño ahora se iba a casar.
A la par con el incremento de la popularidad del naruto, Teuchi tenía varias cosas por las cuales
sentirse emocionado. Tenía consciencia sobre el paso del tiempo. Las memorias de Teuchi lo
llevaron a la primera vez que Naruto visitó su establecimiento.
−Oye, niño. ¿Quieres comer algo? − Teuchi llamó al niño con una sonrisa en su rostro. El niño se
sobresaltó, su cuerpo temblaba.
Había pasado la hora de la cena, la tienda estaba vacía. Teuchi había notado a aquel niño
constantemente mirando el lugar mientras caminaba por las calles sin rumbo fijo, y no solo se
trataba de aquel día, llevaba días haciendo lo mismo. Siempre caminaba dudoso hacia la tienda y
entonces se apartaba, una y otra vez, jamás entraba. Tarde o temprano Teuchi lo iba a notar. Había
algo curioso sobre él, siempre estaba solo. Aquel día igual, el niño encorvaba los hombros debido al
clima frío, echándole un vistazo poco discreto a la tienda durante largos minutos. No había ningún
otro cliente en el lugar así que Teuchi instintivamente lo llamó.
El niño se acercó lentamente, temblando de nervios. Pero bastó con Teuchi, deslizando un tazón de
ramen hacia él para que aquel pequeño y asustado rostro se iluminara. ¿Qué hacía ese pequeño a
esas horas solo? ¿Qué estaba haciendo su familia? ¿Sus padres? aquellos pensamientos pasaron por
la mente de Teuchi pero decidió no preguntarle nada al niño, solo lo observó mientras comía.
Parecía que disfrutaba del platillo, eventualmente el niño había levantado el plato hacia sus labios
con sus pequeñas manos para beber todo el caldo restante sin dejar sobras. El tazón era enorme
comparado con ese pequeño rostro. El muchacho dejó el plato, feliz y satisfecho. Sus ojos se
encontraron con los de Teuchi y soltó tal sonrisa que cada uno de sus dientes eran visibles. Teuchi
de igual forma sonrió.
−Comiste bastante bien, ¿eh? Muy bien muchacho. He decidido que este plato va por mi cuenta el
día de hoy.−cuando dijo eso, el rostro del niño se iluminó aún más. Le dio las gracias y se presentó.
Su nombre era Naruto Uzumaki.
Teuchi se dijo a sí mismo que era un nombre con un curioso destino con respecto al ramen.
Después de ese día Naruto seguido llegaba a comer y comer y comer. Teuchi escuchó por medio
de otros clientes que no tenía familia, de igual forma escuchó sobre la forma en que era tratado.
Uno de los clientes de Teuchi le dijo
−¿Por qué dejas que ese niño entre en la tienda? Todos los demás establecimientos lo han corrido,
tus ventas sufrirán, perderás dinero, te lo digo con confianza. −aquellas palabras no se habían dicho
con malas intenciones, el hombre solo se encontraba preocupado por la tienda de Teuchi.
De todos modos, Teuchi perdió el temperamento y decidió regañar al cliente. Claro, no sabía nada
sobre el mundo de los ninjas, pero aún así le dijo al cliente que entendía que habían ciertas
circunstancias alrededor de Naruto. Pero ¿por qué rechazar a alguien que adora el ramen y que
todos los días va a esa tienda con esperanzas de llenar su estómago? Para un muchacho como ese,
sin padres o hermanos, era posible que la tienda de Teuchi fuera el único lugar en el que podría
gozar de un cálido plato de comida hecho solo para él. Es posible que la gente lo considere un
poco ignorante por tal respuesta pero al final todo se reducía a eso. Quizás no entendía nada sobre
la manera en la que el mundo ninja funcionaba, pero el mundo del ramen era algo que entendía
perfectamente, y cuando se trataba de ello, lo único que importa era un delicioso tazón listo para
comer.
Teuchi ponía su corazón y devoción en cada tazón de ramen que preparaba, ponía su orgullo como
artesano y lo daba todo para hacer cada plato delicioso. Así que, un niño que encontraba un tazón
de ramen como algo estupendamente delicioso y que lo comía con tal felicidad, ¿cómo podría
rechazarlo? No era posible. Cualquier tienda de ramen que valiera la pena debería pensar igual. Al
final solo se trata de sentarse y comer el plato de ramen. Las circunstancias de la persona de a lado
no deberían de importar, es una persona como cualquier otra que quiere comer un tazón de ramen.
Era simple así que ¿Cuál era el problema?
El único problema fue la mirada del cliente, si estos se empiezan a mirar nerviosamente el uno al
otro significaba que el ramen no se cocinó correctamente, porque si está correctamente cocinado,
ni si quiera serían capaces de pensar sobre alguien más. Solo estarían concentrados en terminar el
platillo y felizmente pasar un momento sin preocupaciones.
−Y si hay alguien que no disfruta de mi tienda por eso, entonces sería mejor que ni se acercaran. −
Teuchi respondió
−Siento que lo tomara así, no era mi intención.
−Lo entiendo, lo dijiste porque estas preocupado por el estado de mi tienda ¿no?− Teuchi sonrió
amablemente. −Vuelve de nuevo ¿de acuerdo?
Desde entonces, los clientes frecuentes de Teuchi continuaron su visita en su establecimiento,
incluyendo a Naruto como parte de ese grupo de personas. Iba literalmente cada día. Pero en
cierto punto, las cosas cambiaron.
Un día Naruto dejó de ir a Ichiraku Rāmen. Teuchi consideró que se trataba de una serie de
incidentes complicados, quizás por eso es que no iba. Aquel niño que iba a almorzar y a cenar todos
los días. Aquel niño que compraba grandes cantidades de ramen para mantenerse satisfecho y que
aún así volvía más tarde. Naruto era de ese tipo de personas y, un día, dejó de ir. Alguien que
siempre asistía de la nada se ausentó.
Estaría bien pensar que se trataba de ciertos incidentes complicados. Teuchi se sentía preocupado
por la ausencia de Naruto. Pensándolo mejor, había pasado por este mismo patrón varias veces.
Debido a que, a pesar de que servía ramen a muchos aldeanos, de igual forma tenía varios clientes
que eran ninjas.
−Solo quería comer un plato de tu ramen justo antes de partir a una misión. −era lo que los shinobis
a veces decían.
Mientras cocinaba, Teuchi esperaba que el ninja regresara para comer de su ramen de nuevo. No
solo para continuar vendiéndole, si no porque quería saber que estaban a salvo.
Si pudieras volver a salvo, comer mi ramen y mostrarme ese rostro sonriente de nuevo, sería
completamente feliz, eso es equiparable a toda la alegría que un artesano puede pedir... ni si
quiera te cobraría.
Por supuesto, era algo idealista el asegurar que no cobraría por un plato de ramen, teniendo
tiempos difíciles pagando los ingredientes de dicha comida. Pero regresando al tema, Teuchi tenía
varios años con su tienda, donde sus clientes ninjas eventualmente dejaban de asistir. No iban tan
seguido como Naruto pero aún así iban frecuentemente a lo largo del año.
−Tengo una misión. Cuando termine, me gustaría regresar y comer tu ramen de nuevo .−era lo que
normalmente decían con una sonrisa, antes de partir.
Teuchi esperaba por meses o años y jamás regresaban. No sabía nada del mundo ninja en realidad,
pero sabía que la muerte acechaba. Era gracias a cada uno de esos ninjas que ponían su vida en
riesgo, que Teuchi y otros aldeanos podían vivir en paz.
Ese era el por qué.
Cada noche, Teuchi preparaba ingredientes para sus platillos al día siguiente, y mientras lo hacía
los rostros de todos aquellos ninjas perdidos venían a su mente. Fuiste cuidadoso ¿cierto? Te
agradó mi ramen, ¿verdad? Encontraste una mejor tienda, ¿no es así? Teuchi se intentaba
convencer de que estaban bien. Definitivamente eso fue lo que pasó. Quizás los vea mañana
paseándose por aquí. Si es así mejor me aseguro de que mi ramen de mañana sepa mejor que
nunca.
Se pasaba las noches despierto, preparando los ingredientes con pensamientos esperanzadores
como esos. Esa era su motivación. Meses después de que Naruto dejó de ir, Teuchi escuchó que
solo se encontraba fuera de la aldea por un entrenamiento. Un inmenso sentimiento de
tranquilidad llenó su corazón al escuchar eso. Era cierto. La última vez que vino mencionó algo de
irse a un largo viaje. Teuchi asumió que era una misión pero jamás imaginó que estaría lejos de la
aldea por tanto tiempo. Estos ninjas y sus éticas de entrenamiento.
Cuando Naruto volvió de su entrenamiento por dos largos años, se puso bastante alto y ya lucía
como un adulto. Era gracioso, Teuchi no habría notado tales cambios drásticos si lo hubiera visto
diariamente. No habló mucho con él, solo puso el tazón de ramen frente a Naruto. Era un plato
lleno de alma. Quizás había crecido, pero aquella sonrisa que le dio, no había cambiado nada. Por
alguna razón, eso hizo que la sonrisa de Teuchi fuera aún más grande que la de Naruto.
La personalidad inigualable de Naruto y su imposibilidad de rendirse, eventualmente lo llevarían a
salvar la aldea numerosas veces, y mientras el tiempo pasaba, la gente comenzaba a llamarlo héroe.
Tan solo un puñado de años atrás, ese muchacho estaba solo, pero ahora era amado y reconocido
por todos.
El nombre Naruto Uzumaki era mencionado por un gran número de personas, y cada vez que
alguien contaba su historia, la gente sentía una afección hacía el ingrediente. Docenas de clientes
de Teuchi le comenzaron a pedir por órdenes adicionales el naruto, y eventualmente se
convirtieron en tantas que era una locura. Había incluso algunas personas que llamaban al
establecimiento 'El héroe del ramen!'. Teuchi se sentía apenado cuando la gente, mientras comía el
ramen, murmuraba “Si como esto, no fallaré en mi misión” o “Por favor, dame suerte para regresar
a salvo”, aunque no podía impedir que se fueran.
Todos los ninjas y kunoichis de la aldea que frecuentaban su tienda, decían cosas como que eran los
protectores de la aldea, aquellos que perseguirían y serían perseguidos por la muerte en crueles
misiones casi a diario. Era parte de la naturaleza humana el querer la comodidad de cada uno de
ellos. De igual forma, Teuchi en ocasiones rezaba, mientras cocinaba para un ninja a punto de
partir a una misión. Sus pensamientos constantes de "Por favor, regresa y come de nuevo” no eran
mejores que los deseos de sus clientes. Incluso los pensamientos y rezos podrían ayudar a una
persona a cambiar, Teuchi lo había aprendido con el paso del tiempo.
Recordó el incidente que sucedió durante una gripe, en medio del invierno. Esa fue la noche
cuando Teuchi decidió abrir su primer establecimiento. El caldo de la olla había comenzado a
hervir, la carne se elevaba junto al sonido de las burbujas y distraía en todo a Teuchi.
−Oh! Me distraje pensando en el pasado!− murmuró. Quizás se estaba poniendo viejo.
Rápidamente se dispuso a hacer el ramen. Los fideos hervidos se pusieron suavemente en la sopa.
Añadió cuidadosamente los ingredientes, organizándolos de una manera agradable. Y entonces,
sí... faltaba el naruto. Teuchi rompió su aura de paz por el bien de concentrarse en realizar el tazón
de ramen que le habían pedido.
¿En que estaba pensando? Lo había olvidado. Teuchi normalmente olvidaba cosas de aquellos días
y no los recordaba de forma perfecta, pero no le importaba. Era suficiente vivir día a día
preparando tazones. ¿Qué más podría pedir el dueño de una tienda de ramen? Eso era suficiente,
Teuchi adoraba el ramen tanto que había decidido meterse en ese mundo.
De todos modos, si lo que pensaba era realmente importante se acordaría tarde y temprano. Pero,
era cierto, estaba pensando sobre un regalo de bodas. Su cerebro sabía cómo aferrarse a las cosas
importantes después de todo. Tanto Naruto como el naruto habían ayudado a Teuchi. Quería
mostrar su gratitud, pero desafortunadamente las cosas que podía hacer eran limitadas. Lo único
que podría hacer es lo que más sabe, ramen. No es algo malo después de todo, pensó. La relación
entre Naruto y Teuchi era la típica entre el dueño de una tienda y su cliente favorito.
Si se trataba de saber lo que le gusta a Naruto, bueno, el chico amaba el ramen con una profunda
pasión. Pero al final del día, aunque ambos se conocían desde hace años, Teuchi y Naruto no
hablaban mucho sobre ellos, solo se concentraban enteramente en el ramen. Desde ese punto de
vista, el regalo más obvio sería el ramen, ¿cierto? Teuchi alcanzó un papel que tenía cerca y
escribió.
“Pase de Ramen Gratis.” era un voucher que permitiría a Naruto comer todo el ramen que quisiera
gratis. Seguramente estaría maravillado por ese regalo. No. espera un momento. Teuchi escribió
más palabras “Válido por un año” ahí estaba. Teuchi se sintió completamente satisfecho.
Los regalos de bodas eran lindos y todo, pero el dinero no crece en los árboles. Teuchi temía que su
tienda llegara a desaparecer debido al exceso de fideos sin pagar. De cualquier manera Naruto
estaría feliz con ese regalo, ya que podrá comer todo el ramen que se le antojara. Lo adora, y por
ello quizás se acerque a comer todos los días.
Todos los días, desde la mañana hasta el anochecer. Llevaría a su esposa y diría
−Okay! Comeré ramen hasta que cada célula de mi cuerpo este hecha de fideo! − y entonces
comería, y comería, y comería, y comería... y la tienda de Teuchi colapsaría. Dentro de la mente de
Teuchi, podía ver a su hija Ayame volviéndose loca debido a ello. Ayame trabajaría alegremente
para atraer clientes a la tienda, entonces miraría tristemente los restos destrozados. Teuchi no
sabría que decirle.
−Un año es demasiado...− susurraría, con una inmensa lágrima cayendo por su mejilla. Sería una
pesadilla.
−Gah− Teuchi movió su cabeza, queriendo alejar tales imágenes. −Cálmate Teuchi, cálmate...
tranquilízate... un año es demasiado... quizás medio año. No.. eso tampoco funcionaría...−la pluma
continuaba escribiendo en el papel. −“Pase de Ramen Gratis, válido por un mes” Suena decente
¿no? No, es demasiado... “Pase de Ramen Gratis, válido por una semana”− Teuchi se imaginaba la
reacción de Naruto.
−¿¡Una semana entera!? Perfecto, entonces mejor como diez tazones de ramen todos los días!!
−Eso tampoco era bueno− Teuchi alejó el papel, ¿cuál sería la solución? Cupones solo le traerían
desfortuna y destrucción. Teuchi se aterrorizaba, pensando en las terroríficas imágenes que
llegaban a su mente. Gracias a ese cupón, Ayame podría terminar en el frío, en las calles oscuras y
desoladas. Encontraría un hombre malo y se casaría con él
Ayame, ¿cómo pudiste hacerme eso? Casarte con el hijo de un fabricante de fideos de trigo. No
tienes derecho de llamarme padre, vete. Aléjense de mi vista o les tiraré ramen directo a sus
cabezas!
−No.. Oh no...− Teuchi gemía, sosteniendo su cabeza entre las manos. Un cupón de comida gratis
era imposible, no podría formar una buena vida diaria de esa manera. Pero en ese caso... ¿Qué
podía hacer? Tenía que poner un límite para el número de tazones, de otra forma sería un desastre.
Incluso si le dijera a Naruto “Solo come tanto como tu sentido lo permita” sería algo complicado.
Ya que el sentido común de ambos no es el mismo. Dicho esto, cualquier regalo que no fuera
ramen carecería de cualquier significado. Era una situación imposible.
−Buenos días− dijo Teuchi a un nuevo cliente que acababa de entrar.
−Un plato grande de ramen por favor.−dijo el cliente. −Con un poco de naruto extra por favor.
Teuchi puso de lado sus pensamientos por profesionalismo, mientras comenzó a preparar el ramen.
Como siempre, con completa devoción en la tarea, añadiendo el naruto encima como último paso.
Parecía que el puesto de el naruto como ingrediente favorito estaría ahí bastante tiempo.
−Aquí esta su orden!− Teuchi deslizó el ramen hacia el cliente y regresó a preocuparse sobre el
regalo.
Tomo su libretita, en una página en blanco. El cliente masticaba felizmente el naruto de su ramen.
Teuchi tenía una montaña de ellos preparados, volteó hacia aquella montaña y de inmediato volteó
hacia su libreta de nuevo. Tal como el color de Naruto, era blanca. Pero el naruto no era solo
blanco, tenía igual ese encantador remolino rosado. La mente de Teuchi y la hoja estaban en
blanco, pero el naruto no, por ese encantador remolino. Por un rato, Teuchi miró fijamente su
montaña de narutos, y entonces.
“Una orden gratis de narutos.” antes de darse cuenta de lo que hacía, Teuchi había escrito esa línea
en la hoja. Bajo la pluma y, tan rápido como la dejó, la sostuvo otra vez.
No era suficiente, es un regalo demasiado pequeño, Teuchi intentaba pensar en una mejor opción
que no sacara a relucir sus peores miedos. Era gracias a Naruto que el naruto se había hecho
popular. Lo que necesitaba era un perfecto balance, algo que representara el amor profundo por el
ramen pero que tampoco pusiera a la tienda en riesgo de quiebra.
Teuchi encontró su respuesta y escribió la oración en su libreta. Mientras lo hacía imaginó a Naruto
mirándolo mientras comía su ramen. La mirada de ese niño, esa mirada de felicidad que le impedía
incluso hablar. Esa sonrisa era algo injusta, cualquier dueño de una tienda de ramen quedaría en
quiebra con un cliente como ese.
Pero Teuchi quería siempre ver esa cara.
−De acuerdo−Teuchi asintió felizmente. −¡¡Todo el naruto que quieras, por todo el tiempo que
quieras!!
-5-
La relación de aquellas dos
Tan solo con una mirada, Sakura Haruno supo que ese regalo era el bueno.
Este es. pensó, No hay mejor regalo de boda que esto!
Se encontraba buscando regalos dentro de su tienda de ropa favorita, sus ojos quedaron
impactados en un marco de foto único y maravilloso. El color, la forma, incluso los detalles del
diseño, todo quedaba perfecto con el gusto particular de Sakura. Parecía incluso que aquel marco
existía solo para que este pudiera ser comprado por ella.
Sakura era el tipo de persona que compraba objetos únicos. Había decidido que no sería un buen
regalo si este no fuera de su completo agrado. Si no te gusta lo que estas comprando, entonces no
habría mucha confianza al momento de regalárselo a alguien más.
Ahh... Si pudiera, decoraría mi cuarto con esto. no podía evitar pensar. Si tuviera algo tan bonito
como esto en mi cuarto, con gusto me quedaría en mi casa a dormir todos los días.
Pero realmente, la mayor razón por la que a Sakura le agradaba el marco era porque este era único
en su especie. No había ningún duplicado. Era único en verdad. Algo que nadie mas podría tener.
Era un regalo de bodas después de todo, sería desastroso que alguien comprara lo mismo que ella.
Pero siempre y cuando ella comprara tal marco, no habría porque preocuparse de que alguien lo
compre igual. Incluso si alguien regala un marco, no sería el mismo diseño que ese. Hablando de
ello, nadie más pensaba comprar un marco para la pareja.
El Capitán Yamato por ejemplo, tenía el hábito de leer libros sobre diseños arquitectónicos y
construcciones.
−Muebles para su nuevo hogar. − Yamato murmuró con su habitual expresión. −O no, quizás una
casa en sí quedaría mejor como un regalo.
Entonces estaba Sai, quien tenía talento para el arte. Se encontraba inusualmente emocionado,
hablando de como había gastado varias noches despierto para pintar un hermoso regalo de bodas.
Sakura había ido a su casa esa mañana. Lo observó, de pie y quieto en medio de la calle,
completamente desconcertado mientras un pergamino en blanco yacía en sus manos...
−El pájaro que dibujé voló hacia el cielo... −¿Cómo diablos su chakra terminó contagiando su tinta?
Sai se encontraba un poquito más emocionado de lo normal, si le preguntabas a Sakura. De todas
maneras, al final del día, todos se encontraban obteniendo regalos que reflejaran sus propios
intereses o habilidades. Así que Sakura decidió comprar un lindo recuerdo como regalo, algo que
quedaría con su femenina naturaleza. Un marco de foto era perfecto. Sakura imaginó una
fotografía parada en un rincón del cuarto de Naruto y Hinata.
Ellos podrían poner la foto de su boda, o quizás algún día, la foto de su hijo. De una forma u otra,
sería adorable. Las memorias de felicidad preservadas en una fotografía que podrían ver durante su
futura feliz vida. La pareja sonreiría tanto en la foto como en la vida real para toda la vida. Por
alguna razón, el solo pensar en eso hizo que Sakura se sintiera bastante alegre. Sus mejillas se
encorvaron con una sonrisa. Lo que veía era el bueno, el mejor regalo de bodas.
Sakura alcanzó el marco y, de repente, otra mano aterrizó en el otro lado del marco. Sakura
rápidamente jaló el marco hacia ella, sin embargo, la otra persona hizo lo mismo. El marco
temblaba entre ambas personas. Los ojos de Sakura siguieron la mano de aquella persona que
sostenía el marco hasta ver su rostro. Sus ojos se encontraron con Ino Yamanaka.
−Suelta eso Ino!− gritó Sakura, jalando el marco hacía ella.
−No! Tú suelta eso Sakura!!−Ino lo jalaba hacia ella.
Sakura e Ino eran amigas cercanas y también eran rivales eternas, prácticamente desde que eran
pequeñas. Tan solo el otro día, las habían puesto en el mismo equipo. Había sido un asignamiento
bastante abrupto, pero ambas trabajaron juntas de forma perfecta, con una cooperación sin igual.
Casi como si se sincronizaran, incluso para respirar. Pero tan solo pensar que habían llegado a la
misma tienda al mismo tiempo, y buscaran el mismo regalo en el mismo instante. Era como si el
destino les jugara una broma, incluso si lo hubieran planeado las cosas no resultarían tan
sincronizadas como en ese momento. Quizás si se sincronizaban para respirar. Si hubieran sido
hombre y mujer, posiblemente se habrían enamorado.
Quizás estarían rodeadas de pequeños corazones apareciendo y flotando a su alrededor.
Desafortunadamente, lo único que salía de ambas era fuego y chispas de una guerra inminente. Le
tomó a Sakura tan solo una mirada para darse cuenta que las intenciones de su amiga eran las
mismas que las de ella. Las mujeres eran buenas notando ese tipo de cosas. Ino se había dado
cuenta de ello también. Ambas querían el mismo regalo de bodas.
−Y-Yo lo encontré primero!−dijo Ino, apretando sus dientes.
−Pero yo lo agarré primero!− respondió Sakura, poniendo toda su fuerza en jalar el cuadro hacia
ella.
Siempre que Ino y Sakura se encontraban en situaciones como esta, era imposible no sentir la furia
competitiva que había nacido desde que su amistad de la infancia nació. El marco continuaba
temblando, debido a la presión de su fuerza casi igualada.
Lo agarré con mi mano derecha. pensó Sakura con cierto sentimiento de alegría en su interior. Las
posibilidades de victoria estaban a su favor, Sakura había agarrado el marco con la mano derecha e
Ino con la izquierda. No hay forma que la fuerza del brazo izquierdo de Ino supere la de mi mano
derecha!
−Shannaroooo!!− gritó Sakura, mientras el marco abandonaba la mano de Ino en tan solo un liso
movimiento.
−Ahh!! ¿Qué haces!? Regrésamelo!−protestó Ino, furiosa.
Pero Sakura era ya toda una mujer. Ignoró el berrinche de Ino con un aire de compostura llena de
madurez. Su infantil rivalidad era solo algo del pasado, ahora Sakura había sobrepasado a Ino en
todo. Sakura sostuvo el marco con sus manos y sintió el resplandor de la victoria alcanzar su pecho.
−Qué grosera eres!−dijo Ino. −Una tonta con fuerza descomunal.
−¿¡Una tonta!?− gritó Sakura, inconscientemente apretando el marco con sus propias manos.
Sakura intentó recuperar su compostura y actuar como si nada hubiera pasado, como una adulta
madura −Hahaha... Ino, sabes que soy la mejor ninja médico en toda la aldea, ¿cierto? El alto grado
de mi jutsu médico requiere de un control de chakra preciso. Llamarme idiota es un poco
inmaduro. Es debido a mi excelente uso de chakra que ahora poseo una fuerza superior. Pero
bueno, Ino, supongo que incluso usando tu jutsu de control mental y entraras a mi cuerpo ni si
quiera podrías alcanzar mi nivel de control de chakra, ¿huh?
−Ugh...−Ino dio un paso hacía atrás, soltando un ligero sonido de enojo.
Sakura pensaba que había ganado, Eso Ino! Lo mejor será que te rindas ahora .
Sakura volteó, dirigiéndose hacía la caja registradora, pero entonces.
−Por cierto, Sakura, no estarás pensando en serio en regalarles ese marco a Hinata y Naruto como
un regalo de bodas, ¿verdad?− dijo Ino con un intenso tono de sarcasmo. −No, no podrías... Como
darles un regalo tan poco convincente.
−¿Qué?− Sakura se detuvo, volteando de nuevo a ver a Ino sin siquiera pensarlo. Pero, al momento
en que vio aquella mirada en el rostro de su amiga, supo de qué se trataba todo. Ahh, que ingenua
Ino. Sakura conocía muy bien las tácticas de Ino, ella intentaba que Sakura se arrepintiera de
comprar el marco, si no podía ganarle en fuerza, lo haría con palabras. El problema era que tal
estrategia parecía no haber funcionado. −¿Qué estas diciendo? Estabas desesperada por comprar
esto hace tan solo un minuto.
−Eugh...
−Qué bajo. Qué bajo has caído Ino, Siempre eres así, te delatas muy rápido cuando alguien se da
cuenta de las fallas en tus planes. Que triste de ti, tratando de comprar algo tan poco convincente−
dijo Sakura, dando un golpe final. Ino había caído en su propia trampa.
−No dije que la compraría!−Ino protestó.
−¿Entonces por qué te esforzabas tanto en obtenerla?
−E-Es basura! Si, basura. Pensé que alguien la había votado por aquí y yo solo quería tirarla a donde
debería de estar.
−¿Pero qué clase de excusa es esa? ¿Por qué habría basura en medio de una tienda como esta?−
Sakura se dio cuenta de la presencia de una empleada yendo hacia ellas.
−Uhm.. Honorables clientes.− la empleada habló gentilmente. −Lo siento mucho pero están
molestando a los otros clientes...
Ambas habían alzado sus voces sin darse cuenta. Sakura rápidamente volteó a disculparse.
−L-Lo siento mucho...− Sakura tocó el hombro de Ino con discreción. −Anda, discúlpate Ino.
Gracias a ti hemos sido una molestia...−le susurró.
−¿Disculparme?, pero si es tu culpa que nos pusiéramos a gritar así.− Ino empujó ligeramente la
espalda de Sakura.
−Cuida lo que dices.− Sakura e Ino se miraron por un momento y en el siguiente instante, se
abalanzaron hacia la otra. Sus manos empezaron a empujarse, jalando el cabello y su ropa.
−Para empezar las cosas se pusieron así porque te entrometiste en mi camino!!
−Te digo que yo lo encontré primero!
−Clientes honorarios!− la empleada, llena de pánico intentó meterse entre ambas para detener la
pelea. −Por favor, deténganse!
−CALLATE!!
Irónicamente, este fue el único momento en que Sakura e Ino concordaban. Un intenso silencio se
sintió en toda la tienda, parecía como si el tiempo se hubiera detenido. La empleada se quedó con
la boca abierta. Para cuando Ino y Sakura habían recuperado la cordura y se habían disculpado ya
era demasiado tarde, ambas fueron sacadas de la tienda. Pero el hecho de que a ambas las sacaran
del lugar, no significaba que su pelea había terminado.
−Mira lo que has hecho! No puedo creer que realmente nos sacaron de la tienda!!
−¿¡Lo que yo he hecho!? Yo ya había encontrado un regalo perfecto para la boda!!
Las voces de Ino y Sakura sonaban tan fuerte que llamaban la atención de aquellos que pasaban
por la calle.
−¿¡Encontrar!? Ohh, que linda forma distinta de decir 'arrebatar algo de la mano de alguien con
fuerza descomunal'. En primer lugar Sakura, nunca puedes comprometerte en nada! No tienes el
corazón o la voluntad para hacerlo, solo esa fuerza bruta y nada más! No hay forma alguna de
ayudarte.
−¿Disculpa? ¿Eso que tiene que ver con esto? Hazme un favor y deja de decir cosas solo porque soy
mejor que tu en todo.
−¿¡Mejor que yo en todo!? Cuando se trata de nosotras dos, ¿quién es la mas femenina? Yo soy la
que definitivamente te supera!
−¿Feminidad? ¿¡Dónde!? Tu solo intentas llamar la atención.
−Pero que perdedora. Cuando se trata de apariencia, sentido de la moda y arreglo de flores, y
sobre todo... COCINAR! Yo soy mejor que tu. Ah, pero cuando se trata de fuerza sobrenatural,
claro, ahí ganas tu...
−Ino-cerda...− una vena sobresalía en la frente de Sakura. −Yo sé cocinar bien, ¿¡sabes!? Y cuando
se trata de apariencia, y cosas como esas son solo de tu incumbencia. Tu sabes, porque es lo único
que puedes hacer. Solo porque los demás jamás verán en ti a una mujer inteligente y capaz como lo
hacen en mí, eso no significa que me lo tengas que reprochar en la cara.
−Sabes Sakura, hace rato estaba pensando. ¿Quién es la chica con la frente más grande cuya única
habilidad es fuerza bruta? Una mujer como esa jamás recibiría ninguna propuesta de matrimonio,
¿no es así? Qué lastima...
−¿Ninguna propuesta de matrimonio? Eso es lo que yo te diré a ti.
−¿¡Eh!? Perdón Sakura, no hablaba de ti en particular, que curioso que lo hayas tomado como un
comentario hacia ti. Perdón por lastimar tus sentimientos... No es mi culpa que aquel perfil
concuerde contigo.
−Tú...− quizás Ino había hecho que la discusión se tornara personal, tomando en cuenta que todo
empezó debido a un regalo de boda. Pero ese comentario, ese había sido un golpe muy bajo.
−Pero bueno, supongo que es algo obvio que un buen razonamiento y fuerza bruta no son lo
suficiente para garantizarte una vida en familia.
¿Eres una maestra en sarcasmo o qué? pensó Sakura
−Te digo que puedo cocinar, y te aseguro que lo que yo preparo es mejor que tu jamás podrías
hacer, Ino!
−¿¡Perdón!? Sakura, realmente no crees que puedes vencerme en cocina, ¿cierto?
−Obviamente que puedo! Sé que no podría perder ante ti.
−Bien pues, Veamos quien es mejor.−ambas se miraron fijamente. De alguna forma su discusión se
transformó en una competencia de comida.
El regalo de boda, el marco, ya poco importaba, todo había sido olvidado. A nadie le interesaba
como las cosas habían llegado a esto. Lo único que alimentaba el alma de ambas mujeres era la
voluntad para hacer desaparecer esa mirada de superioridad del rostro de sus respectivas rivales.
Sakura e Ino. El enfrentamiento de cocina que pondría en juego sus orgullos femeninos había
comenzado. El plato fuerte del enfrentamiento eran píldoras de soldado.
Las píldoras de soldado eran pequeñas masas transportables de comida que los ninjas disfrutaban
usar. Alimentos con altos nutrientes que eran reducidos y deshitradatos hasta convertirse en
pequeñas bolas. Eran bastante conocidas y muy frecuentemente utilizadas en todas partes del
mundo por ninjas como una ración militar. Sin embargo, el mundo de las píldoras de soldado era
inesperadamente profundo. No sería exagerado decir que el número de distintas píldoras era
equivalente al número de gente que las realizaba. Esto era porque los ingredientes utilizados en
ellas, así también como su tamaño, dependen del que las realiza. Por ejemplo, había aquellos que
hacían sus píldoras utilizando ingredientes listados en una receta secreta que había sido pasada de
generación en generación, y había otros quienes las hacían tan grandes que eran prácticamente
del tamaño de una bola de arroz, e incluso aquellos que las hacían para consumo animal. La
preferencia de la familia, condiciones físicas, tácticas, la longitud de la misión, las condiciones
climáticas, todos estos factores estaban presentes en la realización de cada una de estas píldoras.
Ese era el porque Ino y Sakura habían decidido que este sería el alimento que cocinarían. Era
rápido de hacer y fácil de comer. El amplio rango de la receta de igual forma permitía que ambas
imprimieran sus distintas personalidades y habilidades, y rápidamente determinaran cual era
superior. Sakura había comprado sus ingredientes, había ido a casa e inmediatamente se había
puesto a trabajar en crear su píldora de soldado. Puso los ingredientes en tazones y con toda su
concentración los molió con un mortero de madera. Primero estaban las semillas de sésamo,
almendras y nueces. Todos los ingredientes normalmente usados en la aldea.
−Solo espera y verás.− murmuró mientras convertía los ingredientes en polvo. −Te mostraré que
cuando se trata de cocina mi habilidad es la mejor
Todos los ingredientes de la píldora se hacían de la misma manera, moliéndolos hasta convertirlos
en polvo. Sakura añadió otros ingredientes normalmente usados, miel y dulce. Mientras molía los
ingredientes juntos, sus pensamientos regresaron a los días de la academia.
Las clases que impartían a las kunoichi incluían enseñanzas acerca de arreglos de flores y
ceremonias de té. Se tenía que aprender el amplio rango de información sobre cultura y
comportamiento. Las clases existían para que las kunoichi pudieran infiltrarse en territorio
enemigo sin ser detectadas, así, su comportamiento y conocimiento no traicionaría su naturaleza
interna. No se podía crecer para ser una talentosa kunoichi si no se actuaba como una mujer
normal. Todas esas clases incluían, por supuesto, cocina. Ino siempre brilló en las clases de cocina,
siempre siguiendo las recetas al pie de la letra. Sakura, por otro lado no podía hacer lo mismo. En
aquellos días Sakura miraba con una inmensa admiración hacía la siempre popular Ino.
Pero ahora las cosas eran diferentes.
Como kunoichi y como una mujer, Sakura continuó creciendo y mejorando sus habilidades. La
persona que ella solía admirar desde atrás de la nada se transformó en alguien a quien ella podría
enfrentarse. Y ahora, Sakura había dado un paso hacia adelante.
−En cocina y en cualquier otra cosa que venga, será mejor que Ino se prepare para ver mi espalda!−
dijo Sakura con una completa furia mientras molía todo en el mortero.
Ino había dicho que Sakura jamás se casaría, bueno... Sakura no estaba dispuesta a aguantarse ese
reproche. Ella no perdería esta batalla. En primer lugar, Ino se estaba dejando llevar bastante por
Sai y su reciente amistad. Sakura no perdería contra eso.
Conocerás como es lo que sabe la ira de una floreciente mujer! pensó. Cocinar quizás era muy
diferente de lo que había comenzado la discusión, pero de cualquier manera, ella terminaría
ganando.
−Esto es todo− Sakura soltó una sonrisa aterradora mientras sostenía el ingrediente clave para su
éxito.
Pudín.
Sakura lo había asociado con Ino desde la juventud. Sabía sobre el gran amor de Ino por el pudín.
De hecho, ella sabía todo acerca de sus gustos y disgustos. Para los ninjas, la información era lo
básico. No era arrogancia por parte de Sakura saber que ganaría algo con el conocimiento sobre
los gustos de Ino. Llena de confianza, Sakura echó pudin en la pasta de la píldora, mezclándolo con
una intensa sonrisa.
−Mi victoria esta garantizada!
Ahora todo lo que quedaba era moldear la pasta en una bola y deshidratarla. En un corto periodo
de tiempo, la píldora de Sakura, saborizada con pudín estaría completa. Unas horas después, cerca
de aquella tienda de la que habían sido expulsadas. Ino se encontraba parada en el lugar donde
habían prometido encontrarse la una con la otra en las calles de Konoha. Sus ojos se encontraron e
Ino soltó una enorme sonrisa.
−Así que efectivamente viniste, Sakura. Y yo que comenzaba a pensar que te darías cuenta que no
serías rival para mi y huirías.
Sakura apostaba que Ino había llegado antes solo para decir eso. Pero Sakura no sería provocada
por trucos como esos. La victoria de Sakura estaba en la palma de sus manos, Ino podría decir
cualquier tontería mientras pudiera.
−La victoria llega a aquellos que se toman su tiempo.− dijo Sakura mientras retaba a Ino con la
mirada. Su compostura era magnífica, llena de confianza en su insuperable victoria.
−Ok, entonces... Nuestro combate ha comenzado.− dijo Ino, serenamente. −Para hacerlo justo,
dejemos que una tercera persona juzgue cual de las píldoras es más deliciosa.
−¿Qué? ¿No vas a comerlo?−En un instante, la victoria asegurada de Sakura se había transformado
en polvo.
−Obviamente no.− los ojos de Ino se sorprendieron ante la reacción de Sakura. −Incluso si ambas
comemos la píldora de la otra, ninguna de nosotras aceptaríamos la derrota, así que necesitamos a
una tercera persona que juzgue todo. Sakura se había despistado. Y pensar que Ino no comería la
píldora. Que todo lo que hizo para realizar la píldora de su sabor favorito había sido inútil.
−A juzgar por tu reacción... No me digas que tu... ¿¡No envenenaste la píldora verdad!?
−Como si fuera a hacer tal cosa!−eso era demasiado, ¿cómo dudar de tu mejor amiga?
−Me pregunto... Bueno, lo que sea. Creo que deberíamos poner a Chōji de juez.
−Espera un momento! Chōji es tu compañero!
−Por favor! Es Chōji! Cuando se trata de comida el no mentiría, ¿sabes? no considerará nuestra
amistad para darme el punto a favor. Créeme, Chōji es el juez más neutral en esto.−Poniéndolo de
esa forma, sonaba bastante justo. −Ok pues. Iré a traer a Chōji. Lo vi por aquí hace un momento−
dijo Ino, mientras desapareció eventualmente en la distancia.
En cuestión de tiempo, Sakura la escuchó regresando, arrastrando a Chōji con ella, gritando cosas.
−¡Ven! Solo ven y apúrate!, esta es tu oportunidad de comer algo realmente delicioso ¿de acuerdo?
−parecía como si Chōji no estuviera de acuerdo con la posición de juez.
−Espera Ino!! vine aquí a comer un helado!! Ya comí el postre!!− los ojos de Chōji se encontraron
con los de Sakura. −Hola Sakura, Ino no me entiende muy bien. Quiere que sea un sujeto de prueba
para una píldora de soldado, sálvame por favor!
−Entonces Ino, ¿qué píldora le daremos primero?− dijo Sakura. Sakura por un momento pensó que
Chōji diría algo como “Maldita sea! ¿Tu también estás en esto!?” pero en vez de eso, solo se dejó
llevar.
−Qué diablos, supongo que tendré un estómago separado para ambas píldoras...−Ino tenía razón,
Chōji sería imparcial al momento de juzgar. De cualquier forma, si Ino no comía la píldora, eso no
cambiaría el hecho de que el pudín le daría un sabor dulce y delicioso. Ella aún era capaz de ganar.
−De acuerdo Chōji, come las dos píldoras y dinos cuál es la más deliciosa.−dijo Ino, entregándole
la píldora que ella hizo, seguida eventualmente por la de Sakura.
Chōji observó las píldoras de soldado, una en cada mano, sus ojos parpadeaban mientras las
observaba. Levantó primero la de Sakura y la puso en su boca dándole un pequeño mordisco. Se
trataba de un juicio, así que lo mejor sería solo comer la mitad.
−Esto es... Esto es delicioso! Realmente delicioso, es increíblemente dulce y ha apartado toda la
fatiga de mí completamente!− Chōji no se detuvo ahí, arrancó las píldoras restantes de la mano de
Sakura y las puso en su boca.
−Genial!!− Sakura celebró, levantando su puño hacía el aire. −Mira esto Ino! La capacidad de mis
verdaderas habilidades!!
La reacción positiva de Chōji había sido inesperada. Ino lo observó con una mirada aterradora,
mientras Sakura podía escuchar sus murmuros llenos de enojo y orgullo.
−¿Qué tal?− Sakura le preguntó. −Quizás solo deberías aceptar mi victoria.
−Ch-Chōji!!− Ino estaba un poco desesperada. −Apúrate, y come la mía!
Las mejillas de Chōji aún se encontraban llenas del sabor de las píldoras de Sakura, pero
rápidamente puso la píldora de Ino en su boca, esta vez entera. Eventualmente puso 3 o 4 más.
Quizás para saborearlas más apropiadamente.
−Si... Si... Si!!− los ojos de Chōji estaban abiertos como platos, mientras asentía fervientemente.
−Increíble! Estas están deliciosas igual!− Chōji lleno su boca de píldoras de soldado y soltó una
sonrisa de satisfacción.
−¿Cuál es la elegida? ¿Cuál es la más deliciosa!?− preguntó Ino, emocionada, presionando por
respuestas.
−Hmm... ambas están increíblemente dulces y deliciosas. Es difícil decir cuál es mejor...−murmuró
Chōji, inclinando la cabeza hacia un lado con perplejidad, cruzándose de brazos mientras
masticaba. Una después de la otra, cada una de las píldoras entraba en su boca, siendo
cuidadosamente masticadas y juzgadas. −Si, creo que ambas son geniales. Dulces y deliciosas...
Realmente deli...− de la nada los pies de Chōji se derrumbaron, causando que este colapsara. Y
sangre comenzó a salir de su nariz.
−Oh no...
−Espera. ¿Qué ocurre?
Chōji estaba completamente inerte en el suelo. Una píldora fue escupida hacia el suelo, y viendo
que era una de las de Ino, Sakura dejó escapar un grito.
−Veneno! Ino... Tu! ¿Tu pusiste veneno!?
−Como si fuera a hacer eso! ¿Qué clase de persona crees que soy!?
−D-De cualquier forma necesitamos otorgarle ayuda médica! Chōji, despierta!!− La boca de Chōji
se abrió de repente al sonido de la voz de Sakura.
−Aún tengo que hacer muchos... Muchos amigos...− murmuraba incoherentemente mientras más
sangre salía de su nariz.
−¿Qué ocurre!? ¿La vida esta pasando por tus ojos?
−Nooo!! Chōji no te mueras!!−dijo Ino, llena de lágrimas en los ojos.
−Sakura, haz algo!!− su amiga estaba llorando, pero Sakura no podía entender porque estaba así.
Examinándolo, Chōji parecía estar en perfecta condición. El único motivo eran las píldoras.
−N-No me digas... ¿Un veneno desconocido?−Sakura miró a Ino con duda.
−No me mires así, ¿por qué crees que yo lo cause?
−Se puso así cuando comió tus píldoras.
−Quizás las tuyas acaban de hacer efecto.
−Pero yo jamás pondría veneno!!
−Tengo... tantos amigos...−murmuraba Chōji, delirando.
−Esto es malo!
No tenemos tiempo para discutir sobre esto. se dijo Sakura a sí misma y reunió determinación.
Alcanzó una píldora de Ino.
−¿Qué vas a hacer?
−Necesito saber qué ocurre y esta es la mejor manera de hacerlo.− Sakura, cuidadosamente tomó
la píldora y la presionó contra su lengua.
−Si hay veneno en esto, mi lengua probablemente se entumecerá. Preferible a comerla, era mejor
primero saborearla.
−Ya te lo dije, no puse veneno ahí. De verdad.−Ino alcanzó y tomó una píldora igual, pero esta era
de Sakura. −Quizás la tuya es la que tiene algo raro.− dijo, lamiendo la píldora de su rival. Por un
instante, no hubo nada de ruido. Sakura cuidadosamente rompió la píldora en pequeñas piezas.
Viendo esto, Ino hizo lo mismo. Ambas pusieron algunos pedazos en sus lenguas, saboreándolas.
−Esta... exquisito...
−Si...−Ambas pusieron los restos de las píldoras en sus bocas. Incapaces de resistirse.
−Que es este... este sabor, es increíblemente delicioso!− Sakura no podía esconder su sorpresa
mientras masticaba.
−Dios mio! El mío igual! Adoro este sabor!− Ino tampoco podía esconderla al parecer. No había
nada de veneno. De hecho, la píldora de Ino era del sabor favorito de Sakura, anmitsu blanco. En
otras palabras, igual de dulce que el de Sakura. Pero entonces ¿por qué? Mientras Sakura pensaba
en ello, Chōji volvió a sus cinco sentidos y se levantó, lentamente.
−Chōji, ¿estas bien?
−Ah... Eso si que me sorprendió.− dijo Chōji, limpiando la sangre de su nariz. −¿Qué es esto? Mi
sangre se puso rosa. Y pensar que tuve sangrado nasal.
De eso se trataba todo, azúcar. Ahora que Chōji lo había dicho, Sakura lo entendía. Había comido
grandes cantidades de píldoras, y todas al mismo tiempo. Con razón, tanta azúcar en su sangre
debió haber afectado su sistema. Además antes había mencionado haber comido helado. No
importaba lo mucho que Chōji comiera, comer más azúcar de la debida lo afectaría gravemente.
−Ah... Me alegra que solo fuera eso.− Ino suspiró, llena de tranquilidad. Sakura volteó hacia ella,
parecía que Ino se había librado del peso del mundo.
−Si... Solo fue eso. Pero ¿sabes? Después de comer estas píldoras de soldado, siento como si
hubiera comido un pudín y una bola de anmitsu blanco. Hmm... Quizás luego iré a comer algunas
nueces. Sakura e Ino voltearon a ver a Chōji, molestas.
−Chōji! ¿Sabes que eso te puede matar!?
−Esta bien.− replicó Chōji. −Lo que acabo de comer ya ha de haber hecho digestión.
−Eso es algo completamente imposible. Chōji... Eres increíble.
−Hey Ino...− Sakura le preguntó. −¿Por qué hiciste todo esto si la píldora era de mi sabor favorito?
−Ino fue la que dijo que habría que necesitar de una tercera persona para hacerlo justo.
−Ninguna razón en particular. Solo pensé que sería bueno para invitarte alguna vez, quizás...
Así que, al final del día, la discusión que había empezado con el marco de la foto había terminando
en ambas cocinando con la misma estrategia. Pero vaya coincidencia. Sakura no pudo evitar soltar
una gran risa.
−Hahahaha, tuviste la misma estrategia que yo!!−Ino se dejó llevar por la risa de Sakura.
−Bueno, creo que hemos sido amigas desde hace bastante tiempo. ¿Cuántos años serán? Creo que
pienso lo mismo que tu piensas.
−Ambas lo hacemos.−añadió Sakura.
Las dos se encontraban una frente a la otra, riendo y riendo. Aferrándose la una a la otra,
eventualmente ambas se calmaron. Sakura se limpió los dedos con su vestimenta.
−Siendo alguien que piensa igual que tú, ¿puedo decirte algo?
−¿Qué?
−¿Crees que si ambas hubiéramos buscado un regalo juntas, hubiéramos encontrado algo mejor
que un marco para una estúpida foto?
−Naturalmente, si combinábamos mi sentido de la moda con el tuyo, nada podría compararse.−
dijo Ino con una sonrisa, guiñando el ojo.
−Bien!− Sakura lanzó enérgicamente su puño hacía el aire. −Vayamos y encontremos el mejor
regalo de bodas de todos los tiempos!!−Ino sonrió.
−Honestamente Sakura, tienes una fuerza que cualquier persona debería de tomar en cuenta.−
miró a Sakura con una mirada nostálgica, llena de seriedad. −Solías ser una llorona en aquellos
días, la gente te llamaba frente de marquesina y llorabas todo el tiempo...
−Espera Ino!!− Sakura exclamó. −¿A qué te refieres con frente de marquesina? No me inventes
nombres de la nada, ahora que lo pienso, se te acaba de ocurrir ese ¿no es así?
−¿Qué!? Ven aquí ahora mismo Sakura! ¿No puedo ser sincera contigo al menos una vez!?
−Era broma!! Aprende a recibir una broma.
Las voces de ambas se mezclaron en el caos de la aldea de Konoha, pero sonaban inequívocamente
alegres.
Sakura e Ino. Rivales por siempre. Amigas por siempre.
-6-
El legendario maestro
-I-
-II-
Shino miraba atentamente mientras Kiba desgarraba su carne seca a sacudidas. Pensó que
era probable que el recuerdo de no haber sido elegido para la misión de rescate de Hanabi había
resurgido en su cabeza cuando ella fue mencionada. Sin embargo, Shino lo sabía... sabía que en los
momentos apropiados, Kiba resultaba ser un hombre bastante confiable y valiente, fue capaz de
proteger y salvar a un gran número de personas. Solo Shino sabía esas cosas. ¿Y no estaba bien
dejar las cosas de esa manera?
−Ahh... En vez de té, me hubiera gustado tomar un shōchū− . murmuró Kurenai, mientras ponía
varios bocadillos en su boca. Kurenai había sido famosa por amar el alcohol desde tiempo atrás.
Además de eso, ella adoraba los sabores fuertes, y bebía bastante sin duda. Era una bebedora con
experiencia. Para Shino era imposible imaginar 'la bebida' como una especie de hobby, debido a
que él jamás había llegado a tocar al menos una gota de alcohol. Tales bebidas no eran buenas
para él, ya que intoxicaban a los insectos, Shino evitaba todo aquello que tenía un aroma fuerte. Ya
sea comida, bebida o medicina, si el olor era fuerte o los ingredientes eran ferozmente agregados,
los insectos pagarían las consecuencias. Para usuarios de insectos, era algo como una situación de
vida o muerte. Debido a esto, Shino gustaba más de comer alimentos suaves tanto para humanos
como para insectos, como ensaladas.
−Hablando de alcohol. ¿Ustedes sabían esta historia?−dijo Kurenai mientras sus ojos cambiaron de
dirección, de Mirai y Akamaru a Shino y Kiba. −En los antiguos días, el clan Senju del bosque solían
dar 'Aguamiel' como un regalo de boda.
−¿Senju? Creo haber escuchado ese nombre en clase de historia...−Kiba movió su cabeza en modo
de confusión, rascando su barbilla. Shino sacudió su cabeza con exasperación.
−El primer y segundo Hokage...
−Oh si!! Pero claro que lo sabía!−Kurenai sonreía mientras los observaba.
−Verlos a ustedes dos trae memorias de aquellos días.− Ver el sonriente rostro de Kurenai puso a
Shino a pensar en aquellos días igual.
Honestamente, Kurenai siempre fue una maestra implacable. De mente fuerte era una palabra
algo grosera de usar, pero que quedaba perfectamente con su descripción, ella era
extremadamente buena kunoichi, con gran sensibilidad en genjutsu. Solía usar esas habilidades
durante el entrenamiento, Shino recordaba aquellos momentos con bastantes náuseas. Por
supuesto, esa era la forma en que ella mostraba su aprecio por ellos, preparándolos para las
situaciones duras de la vida. Era extraño pensar que alguien así se ablandara bastante al momento
de transformarse en madre.
−Mira la forma en que rascas aquella barba sin pena alguna, en ese entonces tu cara estaba
completamente limpia.−dijo Kurenai, sonriendo mientras apretaba las mejillas de Kiba.
−Oww!! Dwetentee Kuwenai-senswee!!− Kurenai parecía estar divertiéndose bastante. Quizás no
se había ablandado del todo...
−Así que sensei, ¿qué hay sobre la historia de el aguamiel del clan Senju?−Ahora mismo, ayudar a
un compañero no era su motivación. Él solo quería escuchar el resto de la historia.
−Oh si, el clan Senju del bosque, tal como en su nombre lo indica... Vivían en el bosque.− dijo
Kurenai, soltando las mejillas de Kiba. −Hay osos en los bosques, ¿cierto? Y ustedes saben cómo los
osos en ocasiones derriban colmenas enteras por algo de miel. La gente dice que los orígenes del
aguamiel vienen de aquellos panales que quedaban en el suelo y se mezclaban con el agua de
lluvia. Uno de estos fue encontrado por el clan Senju, y consideraron que era una maravillosa
bebida para ellos, algo que contenía los nutrientes naturales de la miel y que los hacía sentir llenos
de energía. Así que naturalmente, después de eso, la realización del aguamiel se transformó
lentamente en parte de su cultura.
−¿Y por qué lo entregaban como un regalo de bodas?
−Bueno, era debido a que en su tiempo, la receta del aguamiel no estaba perfeccionada, y era algo
muy raro beberla todos los días. Pero la razón más importante era por su valor nutricional. La teoría
era que la miel era abundante, así que aquellos que la bebieran compartirían su fertilidad. De
cualquier forma, todos nosotros sabemos que al fin y al cabo el alcohol es esencial en celebraciones
y festejos así.
−Pero, que yo sepa Naruto no toma alcohol...
−Naruto prefiere el ramen y el oshiruko...
Kurenai suspiró profundamente una vez que Shino y Kiba soltaron tales palabras.
−Los hábitos alimenticios de ese niño son tan sesgados.−Shino y Kiba se estremecieron al recordar
las veces que acudieron a casa de Naruto y no encontraban nada más que eamen en su cocina.
−Últimamente, dijo que había comenzado a comer frutas y verduras, pero eso solo consistía en
ocasionalmente comprar unos cuantos tomatitos.
−¿No debería estar muerto para este punto?−dijo Kiba confiado, considerando que no come nada
que no sea carne. Uno no podía evitar pensar que Hinata tendría que hacer algo.
−Pero bueno, de cualquier forma, el aguamiel puede ser utilizado como medicina, o para cocina
incluso. Si se trata de Hinata estoy segura que será capaz de hallar un buen uso. Además, no creo
que lo abra inmediatamente. ¿No sería una idea maravillosa y romántica que el día en que abra la
botella recuerde el maravilloso día de su boda?
−Ya veo, pensándolo de esa manera, un regalo de boda que ha sido mencionado en historias y
leyendas es algo realmente bueno sin duda!−dijo Kiba. −Además, es algo usado por el fundador de
la aldea. Es definitivamente algo perfecto para que yo regale, como futuro Hokage.
Kiba asentía la cabeza con los ojos cerrados, imaginándose como un futuro hokage. Shino por otro
lado, se encontraba pensativo. Algo lo molestaba... El aguamiel había sido una maravillosa idea,
proveniente de la amante del alcohol, Kurenai. Pero no era algo que Shino y Kiba hubieran
pensado por sí mismos. De todos modos, sin importar lo desinteresado que estaba Shino en el
alcohol, tenía un gran entendimiento básico de las variedades de bebidas y las tiendas y bares en
Konoha.
−Hey Shino, deberíamos apurarnos e ir a comprarlo!!− el espíritu de Kiba estaba en la cima, pero
Shino no recordaba haber visto aguamiel por la aldea...
Kurenai rápidamente respondió.
−No se encuentra a la venta.
−¿Eh?
−Si estuviera a la venta probablemente ya habría comprado uno. Encontrar una de esas por aquí es
bastante raro...
−Uhm Entonces... ¿Entonces qué hacemos!?
−El legendario aguamiel es algo que solo he podido probar una vez, hace mucho mucho tiempo.
Eso es todo lo que puedo decir.
−Oh no...− el rostro de Kiba lucía como si el fin del mundo estuviera a punto de llegar. De hecho,
Shino consideraba que lucía peor que cuando se enteró que la luna se estaba cayendo. Kiba
siempre se caracterizó por tener una amplia variedad de expresiones faciales...
−El aguamiel que bebí, me fue entregado por un mercante viajero. Fue bastante delicioso, así que
le pregunté de donde provenía. Pensaba que iría y lo compraría. Pero ¿saben cuál fue su respuesta?
−Kurenai pausó, su mirada se tornó sombría. −Dijo que lo compró en Soraku.
−¿Te refieres, a esos chicos del mercado negro...?
Soraku, era un grupo de ninjas renegados, inalcanzables por cualquier villa o país. La gente decía
que aquel lugar lucía completamente normal, pero que de hecho, era el hogar de un clan de
mercaderes ilegales. Era un lugar del cual nadie escuchaba ningún buen rumor, el tipo de lugar
donde uno encontraría armas literalmente prohibidas.
−Para ser más certera, aquel mercante me dijo que había obtenido el aguamiel de un apicultor que
vivía en Soraku.
−¿Así que tienen apicultores por allá?
−Bueno, los mercaderes que se establecieron ahí no vivirán solo de armas y dinero, tu sabes, debe
haber una comunidad que se encargue de la materia prima.− debido a que el mercader había
llegado a la aldea, eso significaba que había alguna forma de comunicarse con la comunidad
interna de aquel lugar. −Yo no fui capaz de encontrarlos, pero ustedes son el equipo 8,
especialistas en la cacería de gente, ¿no es así?− dijo Kurenai, con una traviesa sonrisa en su
rostro...
−Déjenoslo!!− dijo Kiba. −Tan pronto como Shino y Akamaru lleguemos ahí, será tan fácil como
comer un pedazo de pastel!− Kiba se levantó al final de su declaración, y Akamaru quien se
encontraba de sumiso con Mirai abruptamente igual se paró. Mirai observó cómo Akamaru se
alejaba de ella, y dijo en una tierna voz demostrando lo inexperta que es en despedirse.
−¿Shinomaru se esta yendo?
−Te digo que es Akamaru! Y ahora que lo pienso, ¿acabas de mezclar todos nuestros nombres
juntos!?− Shino observaba la misma situación de siempre, cuando entonces, Kurenai le señaló que
se acercara a ella. Una vez ahí, ella en voz baja le mencionó...
−Oye Shino... Kiba no tiene un buen sentido del juicio. Entiendes lo que dijo, ¿cierto?− Shino
silenciosamente asintió. −Si van para allá, cómprame una botella también.− Eso era todo lo que
ella quería decirle.
−No habrá ningún problema.
De rama a rama, ambos volaron alrededor de la variedad de árboles. Shino, Kiba y Akamaru, se
dirigieron hacia las afueras de la aldea para conseguir el regalo de bodas de Hinata. En cuestión de
tiempo, estarían a una montaña de distancia de Konoha.
Kiba vestía una chaqueta encima del mejorado chaleco de la hoja. Shino vestía su abrigo favorito
encima del chaleco, con la capucha cubriendo su cabeza. Era su vestimenta usual en las misiones.
En otras palabras, eran vestimentas que quedaban perfectamente como la última misión del equipo
8.
Los ahora mejorados chalecos ya no tenían un exceso de bolsillos como antes, favoreciendo el
movimiento de manera increíble. Era sorprendente lo ligeros que eran ahora los chalecos. Tal cosa
hubiera sido impensable durante los antiguos días. La señal de progreso en la tecnología era de
admirarse. Uno sentía que el tiempo pasaba rápidamente, la aldea, la gente y las cosas igual, todos
cambiaron uno por uno.
Pensar que había llegado a una edad donde podría sentir los tiempos cambiantes hizo que Shino se
sintiera algo triste. Y entonces pensó en la siguiente generación de Konoha, confirmada por Mirai.
−¿Acaso soy... tan viejo?−dijo Shino sin pensarlo.
Kiba lo miró sobre su hombro mientras saltaba en el aire. Akamaru ya se había adelantado, así que
solo eran ellos dos saltando los árboles. De cierta forma, parecía como si flotaran por el aire.
Ambos escogieron este método de transporte debido a que era mas rápido que correr por el suelo.
−No te sientas mal por algo como eso.−dijo Kiba con una gran sonrisa en su rostro... −Tío Bichitos.
−No me siento mal! Calla idiotamaru!
−Es Kibamaru!! No!! Tampoco es Kibamaru!
Ese era el tema de su conversación mientras saltaban por los árboles. El aroma a tierra y vegetación
era fuerte, los bichos se movían a todos lados. Era un día agradable con un clima claro. Hermosas
mariposas volaban en paz durante la mañana. Después de un momento de silencio, Shino abrió su
boca de nuevo...
−Aún no estoy tan viejo como para que me llamen tío, pero si así me dicen... entonces a ti también
deberían de llamarte así, tenemos la misma edad.
−Realmente te esta molestando.
−Claro que me molesta. ¿Realmente luzco tan viejo?− Kiba sonrió mientras Shino abría su
sentimientos.
−Bueno, solo mira esto. Comparado a cuando eramos niños, te has vuelto una persona más honesta.
−La sonrisa de Kiba hizo que Shino se molestara, y miró a otro lado.
−Por eso te pregunto, hemos estado juntos desde hace tiempo. ¿Realmente luzco tan viej...
−Realmente te lo estas tomando en serio, preguntarme dos veces! Ok! Ok! Ya entendí! No. Te ves
bien! Te ves bien para tu edad. Estas más alto que yo, y siempre estas todo silencioso, con lentes
oscuros todo el día, por supuesto te vas a ver... 'maduro'. Y pensándolo mejor, para una niña como
Mirai, todos hemos de lucir mayores.
−¿En serio? Entonces, ¿estoy bien?
−Eres persistente, mira... Ni siquiera tienes que usar lentes. Te has vuelto bastante apuesto. Incluso
más que la cara de tonto de Naruto, así que no te preocupes!− dijo Kiba abiertamente, para
después agregar −Claro, por supuesto cuando se trata de apariencia, entras en tercer lugar
después de Akamaru y yo.
−Después de Akamaru... Realmente no lo entiendo, es extraño...− Shino se quedó observando sin
remedio la cola de Akamaru desde la distancia...
-8-
La misión final, conclusión
-I-
−Es hora de comenzar. Es la última misión del equipo 8! Vamos chicos!−Kiba alzó su voz como si se
encontrara en una zona de guerra.
Luego de un largo viaje, Shino, Kiba y Akamaru finalmente llegaron a la entrada de Soraku.
Pasando por una puerta de estilo japonés, sostenida por grandes y gruesos pilares de color
escarlata. En tan solo un instante, cada uno de los miembros del equipo tragó saliva ante lo que
vieron extenderse frente a ellos. Incluso Kiba, que era bastante escandaloso, su coraje se
desvaneció de repente. El lugar estaba más allá de lo que habían imaginado.
Había innumerables edificios que se encontraban acurrucados juntos, paredes que se habían roto a
pedazos, carteles de las tiendas inclinadas con la pintura descolorida, y numerosas tiendas con
ventanas rotas, alineadas como si estuvieran tratando de competir entre ellas.
Por supuesto, no había nadie en la ciudad. Aquellas ruinas abandonadas llevaban bastante tiempo
así. El centro de la ciudad tenía una gran cantidad de edificios a los alrededores, una clara señal de
que una enorme cantidad de gente solía vivir ahí. Ni Kiba o Shino sabían como Soraku había
terminado en ese estado, o donde habían partido sus habitantes. Pero antes de comenzar con su
deber, se imaginaban las escenas que en algún pasado debió haber tenido aquel lugar, padres e
hijos debieron haber estado ahí. Hermanos, amigos, novios. No había duda de que en algún
pasado, aquella ciudad no fue diferente de lo que era Konoha.
Toda la vecindad se encontraba vacía, no había ni un pequeño sonido. Pero, eventualmente el
sonido del viento irrumpió el lugar. Ráfagas de viento que viajaban a través de ventanas rotas. El
viento que soplaba tan vanamente en la quietud parecía más bien como si el lugar intentara gritar.
Las vicisitudes de la vida. Fue el pensamiento de Shino. Pero... ¿Era realmente aceptable resumir la
situación con esa simple frase? dudó.
La vista lucía muy triste para esas palabras.
−Es un lugar desolado.− murmuró Shino. −¿Acaso alguien vive aquí?− la nariz de Kiba se movió
ligeramente.
−No hay error.− dijo. Kiba −Definitivamente hay gente aquí. De alguna forma.−Kiba caminó hacia
los edificios que yacían frente a él. −Por aquí.−Shino y Akamaru lo siguieron.
El interior del edificio estaba tan desolado como el exterior. Los dos hombres y el animal se
hicieron camino cuidadosamente por el largo y oscuro corredor. Mientras más avanzaban, más
complicado se tornaba el camino, era como un laberinto. Alguna clase de tubos se aferraban a las
paredes, aunque era difícil decir si llevaban agua o gas. A juzgar por la apariencia, parecía que el
edificio originalmente no había sido estructurado de esa manera, sino que se habían hecho varias
adiciones a lo largo de los años, que habían dado lugar a este tipo de revoltijo al lugar.
Ha de ser alguna forma de contrarrestar a los intrusos. pensó Shino, observando fijamente a las
paredes pintadas de colores diferentes.
−Apesta a moho.− comentó Kiba frente a él. −Este lugar es definitivamente depresivo.
Entonces.
−Bueno. miau. Lamento que sea así.−un gato salió de uno de los ductos de ventilación rotos.
−¿Pero qué...?−Kiba quedó sorprendido por la repentina aparición del gato.
Debido a que no fue capaz de sentirlo con su olfato. Akamaru se puso delante de él, a modo
defensivo, dejando salir un intenso ladrido. De igual forma, Shino se puso a la defensiva.
−Esas bandas. miau. ¿Ninjas de Konoha?−el gato hablaba, parecía que no había más como él en los
alrededores. Su pelaje era mayormente gris, con toques blancos en la punta de su nariz y en la
boca.
Los observaba fijamente con sus ojos brillantes.
−Uno apesta a perro. El otro a insecto. Y el otro es un perro.−después de observarlos, uno por uno,
el gato murmuró con tono abusivo. −¿En serio? Ustedes son unos buenos para nada!
A Kiba no le afectó el comentario. Se encontraba distraído debido a las habilidades de habla del
gato.
−Esto si es una sorpresa.−dijo −Sin olor alguno. Este gato sabe lo que hace.
−Los gatos ninja removemos nuestro olor cuando aseamos nuestros cuerpos. miau. Somos muy
diferentes a los gatos normales.
−Uno de esos gatos ninja, huh− Shino mantuvo su mirada en el gato. Lucía como cualquier otro
gato, incluso en los movimientos. La diferencia era el Kimono que vestía, y las palabras humanas
que usaba.
Soraku tenía un lado del que muchos no sabían, era un paraíso para gatos. Muchos de ellos habían
ido a vivir en aquella ciudad abandonada. Varios de ellos, gatos normales, incapaces de hablar,
pero entre ellos igual había algunos de esos milagrosos gatos ninja, quienes aprendieron a hablar
como humanos y a utilizar ninjutsu. Estos gatos habían otorgado sus servicios al mercado negro por
generaciones. Referirse a ellos como la autoridad no sería una exageración. Los gatos ninja incluso
cooperaban con gatos normales para que tanto en el día como en la noche, la vigilancia jamás se
detuviera. Y eso incluye lidiar con los intrusos.
Parecía que los tubos que se aferraban a las paredes y a los techos eran en realidad una vía secreta
para los gatos. Todo el edificio, no, toda la ciudad se encontraba probablemente igual. Quizá
habían fabricado toda la zona para que nadie fuera capaz de ir a cualquier lugar que estuviera
fuera del alcance de los gatos. Es gracias a ellos que esa zona se mantenía siempre segura. Sin
embargo, Shino y los demás habían llegado en su desesperada búsqueda de aguamiel. Sería
terrible si hubiera una especie de malentendido. De esa forma, Shino comenzó a hablar tan suave
como le fue posible.
−No somos personas de las que deban sospechar. Buscamos a alguien. Solo queremos información.
−Un hombre con anteojos oscuros, una larga chaqueta y una caperuza que cubre su rostro.
Claramente eres alguien de quien debo sospechar! miau.
−Tienes razón.− por alguna razón, Kiba concordó con el gato. Shino se sintió un poco irritado por
ello, por lo cual alzó su voz.
−No puedes sospechar de alguien solo porque viste capucha y anteojos. No soy alguien de quien
debas de sospechar. De hecho, deberían de sospechar de aquellos que intentan esconder su
naturaleza evitando lucir lo más sospechoso posible.
−Cálmate Shino.−dijo Kiba. −Gritarle al gato no nos ayudará en nada.
−En serio no puedo soportar tu olor a perro. miau. Me dan ganas de vomitar.
−¿Disculpa!? ¿Qué dijiste maldito gato!!?
−Calma, Kiba. Guarda la calma. Sigue mi ejemplo.
−Será mejor que se vayan, miau. Si no lo hacen, arrancaré cada parte de su cuerpo.
Atravesando por diversas provocaciones del gato ninja, Kiba finalmente perdió la paciencia.
−Heeeh, no importa. Tan solo amarrándote obtendremos la información que necesitamos.− Kiba
miró al gato con ojos penetrantes. Hizo crujir sus nudillos, giró su cuello, aflojó el cuerpo, y
entonces −Vamos Akamaru!!−Kiba y Akamaru se precipitaron hacia el gato.
−Humanos tontos. miau.− el gato miró hacia el techo, nada preocupado. Estiró su espalda, piernas
y la articulación de su propio cuello también.
−GYAN!−Akamaru soltó un agudo aullido y colapsó a lado de Kiba.
−¿Qué ocurre Akamaru? Esp- ¿Qué? Esto es...− Kiba colapsó junto a Akamaru, quien se encontraba
retorciéndose.
Ambos comenzaron a girar alrededor del suelo, soltando sonidos extraños. Parecía que habían
perdido la cordura, jalándose el cabello y golpeándose a sí mismos. Shino percibió los pequeños
atacantes que saltaron desde el cuerpo del gato.
−Pulgas. Enviaste pulgas a atacarlos. Tal como esperaba de algo que lleva el nombre de gato ninja.
Esto es completamente extraño. Supongo que has de llamarlo algo como Ninpō: Nomi Shuriken.
−N-No te pares a s-simplemente analiz-analizar calmadamente esta situación!− gritó Kiba.
−Rápido h-haz algo Shinoooooo!!− uno no podía evitar sentir comezón al ser cubierto por un gran
número de pulgas. Los gritos y aullidos de Kiba y Akamaru se escuchaban por todo el corredor.
Con tal de apuntarles, Shino se arrodilló en el suelo y realizó un sello de mano.
−Mushi Yose no Jutsu!−mientras lo hizo, un patrón de chakra azul con forma de telaraña emergió y
se extendió fuera de sus dedos como un ventilador.
Entonces, las pulgas que habían cubierto a Kiba y Akamaru saltaron hacia las redes de chakra
reuniéndose en su interior. La técnica de Shino había funcionado como su nombre lo sugería,
atrayendo a los insectos cerca del usuario y reuniéndolos en un solo lugar. Era una técnica
fundamental para el clan Aburame, que cada uno de sus miembros era capaz de realizar.
Originalmente utilizada para investigaciones ecológicas.
−Estamos salvados...−Kiba debió haber pasado por mucho dolor.
Intentaba relajar su alterada respiración mientras se levantaba. Akamaru parecía aún shockeado
por la experiencia, moviendo su cuerpo sin parar como lo haría si estuviera mojado.
−Y pensar que no pudieron contra mis pulgas. Hay un límite de qué tan patético uno puede llegar a
ser, ustedes llegan a otro nivel. miau.
−Maldito gato! No te atrevas a subestimarnos!− Kiba se abalanzó hacia el gato que solo los
observaba con calma. Lo sostuvo firmemente, pero de la nada, al segundo en que lo tocó el cuerpo
del gato se arrugó y se destrozó en piezas como si estuviera hecho de roca. −¿Pero qué?− Eran
crujientes trozos de comida para gatos. Pero él estaba ahí hace un momento... Acaso era.
−Un jutsu de sustitución.−murmuró Shino.
−¿Crees que este sea el momento para alabarlos?−Kiba había perdido la paciencia.
−Es momento de que se vayan. miau.− el gato habló desde el interior de un cuarto dentro del
pasadizo, sus ojos brillaban en la oscuridad. −Si continúan así, solo conseguirán que saque mis
garras.
−Ugh!! Que se joda!− gritó Kiba, irritado. −No podemos atrapar al gato, no podemos sacarle
información, ¿qué podemos hacer?
−Si información es lo que quieren, entonces cámbienla por matatabi. Pero eso es imposible, debido
a que ustedes no tienen nada. ¿Entienden ahora? En realidad apestas a perro, así que apúrate y
lárgate.
Así que de eso se trataba, el matatabi sería el boleto de entrada. Pero por supuesto, su oponente
era un gato después de todo.
−Esto esta mal Kiba.− dijo Shino. −A este punto, parece que no alcanzaremos a hacer nada. No
traemos nada de matatabi.− Shino se acercó hacía a Kiba, susurrando. −Debido a que las cosas se
tornaron así, tendré que usar a mis insectos para...
−Espera Shino. Déjamelo a mí.−Kiba sacó una píldora de soldado de uno de sus bolsillos y se la tiró
al gato. −Ok gato. Te daré esto. Hagamos un trato, una píldora de soldado por información sobre la
actual locación del apicultor.
−¿Crees que soy tonto? No es matatabi! miau.− el gato comenzó a caminar, parando cerca de la
pildora, comenzó a lamerla. Su rosada lengua saboreó y... −¿Qué? ¿Qué es esto? Tiene... ¿¡tiene
matatabi!?− el gato procedió a tumbarse en el suelo. Comportamiento de descanso típico de un
gato después de lamer matatabi.
−¿Qué te parece?− Kiba sonrió ampliamente. −Podemos negociar ahora, ¿cierto?
−¿De qué trata todo esto?−Shino preguntó. −¿Tus píldoras tienen matatabi?
−No, tienen inukekka, pero es similar al matatabi.−las píldora de soldado del clan Inuzuka estaban
dirigidas específicamente a los perros. Uno jamás pensaría que aquellas píldoras tendrían cosas
que a los gatos igual les agradan.
−Gnnnn...− el gato sonaba molesto, pero extasiado. −Y pensar que me estaría acurrucando aquí
con porquería de perro, miau. Mi orgullo no los perdonará...−rápidamente, el gato tragó la píldora
y salió corriendo.
−¿Qué? Hey!! No me robes!! Maldito gato asqueroso!− el gato huyó como... pues como un gato.
Kiba corrió hacia él a toda velocidad. −Espera!!− los gritos de Kiba hacían eco furiosamente a
través de los pasillos.
Shino y Akamaru observaban la espalda de Kiba mientras los tres perseguían al gato ninja.
Corrieron, dieron vueltas y giros. Un completo laberinto. Shino acababa de pasar por una curva
cuando de la nada vio a Kiba delante suyo, quieto. Shino, lleno de pánico se acercó a él.
−¿Qué ocurre Kiba, lo perdiste de vista?
Kiba no volteó ante la pregunta de Shino. Shino volteó delante suyo y vio a una mujer parada
frente a Kiba. El gato ninja se encontraba en sus brazos. Era una bella y joven mujer, con un lindo
cabello color nuez y dulces ojos. Su edad parecía la misma a la de ellos. Ambos se miraron el uno al
otro, como si se conocieran de algún otro lugar. La mujer notó la presencia de Shino, lo miró de
arriba a abajo.
−No soy nadie sospechoso.− Shino habló antes de que alguien dijera algo, precipitándose. −Soy
compañero de Kiba, aquí...−una vez que dijo eso, las expresiones faciales de la chica se relajaron.
−Oh, así que de eso se trataba. Llegaste corriendo tan de repente que me sorprendiste.− dijo la
chica mientras sonreía.
−Déjame ir, miau!− el gato intentaba safarse de los brazos de la chica, pero era incapaz de hacerlo.
Viendo eso, Shino preguntó.
−¿Eres la dueña de ese gato?
−Si. ¿Nuestro gato hizo algo? Escuché un griterío hace rato.−dijo sorprendida la chica.
−Estamos buscando a alguien.− dijo Shino. −Le dimos una píldora de soldado como pago, pero el
gato la tomó y corrió sin decirnos nada.
−Oh, ya veo. Siempre les digo que hagan negocios adecuadamente, que maleducado.
−Lo siento, pero no hago negocios con gente que apesta a perro! miau!
−¿Olor a perro?−la chico volteó hacía Kiba.
Shino volteó a examinar el estado de su amigo. Por alguna razón, Kiba permanecía parado como
una estatua, con la boca abierta.
−Lo siento mucho, nuestro gato ha sido realmente grosero.− dijo la chica. −Oh, mi nombre es
Tamaki. Somos dueños de la tienda de armas. Y este pequeño es Momo. Siempre está cuidándome.
−¿Así que Momo? Que chistoso, mi perro se llama Akamaru, Hahaha.−Kiba comenzó a decir cosas
sin sentido.
¿Qué era lo chistoso? Shino no podía comprender qué componente de ambos nombres hacía la
oración chistosa. Incluso Akamaru lucía confundido, al ver a su amo actuar como una persona
diferente frente a sus ojos.
−¿Así que eres un ninja usuario de perros?− preguntó Tamaki, mientras sus ojos brillaban. −Eso es
sorprendente.
Fue entonces que Kiba comenzó a actuar aún más raro que nunca. Mirando de un lado a otro,
recorriendo su cabello con su mano. Rascándose su barbilla.
−Bueno, no soy taaan sorprendente.− dijo. −Bueno, verás, sorprendente es una cosa diferente,
¿sabes? Ahora estoy en un nivel donde podría ser considerado al nivel de un Hokage, o algo así.
−¿Y qué hace una persona así en un lugar como este?−Tamaki preguntó, sorprendida.
Akamaru dejó caer su cabeza, soltando un quejido. Shino no dijo nada, tan solo hacía unos
momentos Kiba estaba gritando “Maldito gato asqueroso”. Shino se preguntaba ¿Qué diablos le
pasó a Kiba?
−Ya veo.−dijo Tamaki. −Están buscando al apicultor.
−Si, es para el regalo de boda de unos amigos.−dijo Kiba. −Pensábamos darles algo de aguamiel.
−Ohh... Muy buena elección.
Shino observaba a Kiba y a Tamaki mientras hablaban. De alguna forma, Kiba había llegado al
punto. Ambos se encontraban manteniendo una conversación entre ellos solos. Shino
silenciosamente acariciaba la cabeza de Akamaru, quien se sentía igual algo apartado. Akamaru
parecía molesto por algo, por lo que Shino lo acariciaba con tal de hacerlo sentir mejor. Shino no
podía creer que a pesar de ser un usuario de bichos, terminaría de alguna forma pasando mucho
tiempo con un perro y aprendiendo a leer su corazón.
−Los guiaré.
−¿Sabes dónde es? Estaríamos muy agradecidos!− parecía que la conversación de Kiba y Tamaki
había terminado, ella los guiaría.
−Es fácil perderse en esta ciudad.−dijo Tamaki con una sincera sonrisa.
Mientras ella y Kiba caminaban lado a lado. Shino y Akamaru silenciosamente los siguieron.
-8-
La misión final, conclusión
-II-
Caminaron por una ruta bastante compleja. Shino pensó que iban a salir, pero en vez de eso,
se adentraron en otro edificio, dirigiéndose por un pasillo que los llevó a un lugar con edificios
similares a los de afuera.
−Así que... Este apicultor.−dijo Kiba. −¿Qué clase de tipo es?
−Hmm.− respondió Tamaki. −Bueno, jamás le he visto el rostro.
−¿A qué te refieres?
−Jamás lo he conocido, pero sé donde se encuentra.
Shino continuó caminando mientras observaba la atmósfera armoniosa entre Kiba y Tamari que
caminaban juntos delante de él. Se encontraba muy agradecido por la guía. Si no hubieran pedido
ayuda a un residente de la ciudad, incluso con la nariz de Kiba y los insectos de Shino, el equipo la
habría pasado muy mal buscando su objetivo.
Estaban en la parte superior de los muros destruidos, en las grietas de escombros, tiendas interiores
con ventanas rotas. Shino podía sentir los ojos de numerosos gatos observándolos, escondidos.
Todos los gatos que hasta ahora se habían encontrado o andaban tirados en el suelo o lamiéndose
las patas, pero sobre todo, se encontraban alertas sobre las acciones de Shino, Kiba y Akamaru.
Mientras observaba los alrededores, un repentino pensamiento llegó a Shino. Esta ciudad
abandonada, y los gatos que vivían ahí... tomando el sol. Parecía como si un día, todos los humanos
hubieran desaparecido de la faz de la tierra. En ese lugar, las personas eran intrusos. Si no hubiera
sido por Tamaki y el gato ninja Momo, probablemente estarían ahora mismo rodeados.
Kiba hacía enormes y exageradas expresiones con sus manos y brazos mientras hablaba, risa era lo
único que salía de Tamaki. Shino continuó quieto, como normalmente lo hacía. Akamaru se
agachaba de las amenazantes miradas de los gatos mientras caminaba. De esa manera, los tres
eventualmente llegaron a las afueras de la ciudad. Mientras llegaban a ese punto, el número de
edificios colapsados, alineados el uno con el otro había disminuido hasta que solo una casa
quedaba. Una gruesa niebla descendía hacía ellos. Su campo de visión fue deteriorado.
No se trataba de ningún asunto trivial. Fue lo que Shino pensó, reuniendo su concentración.
Enfocándose completamente en mirar a sus alrededores. Frente a él, Kiba y Tamaki continuaban
con su conversación. Incluso aunque parecía que estaban a punto de llegar al lugar deseado, había
algo diferente en el humor de Shino, y de igual forma en el humor de aquellos dos.
Tamaki no se encontraba nada consternada con la niebla.
−¿Eh? Ahora que lo pienso. ¿No nos hemos conocido antes en Konoha? Recientemente me mudé
ahí. Aunque de cierta forma, aún vengo frecuentemente a visitar a mi familia. Pero si... Eso es todo,
bueno antes de eso, mi abuela se encontraba completamente desnuda cuando un grupo de gatos...
Oh miren, ya llegamos.−Tamaki se detuvo.
Mientras se preguntaba sobre el asunto de su abuela, Shino se detuvo también. Al llegar, uno podía
ver un bosque de bambú frente a ellos.
−Este bosque debería ser el lugar.− dijo Tamaki. Palabras muy ambiguas para alguien que dijo que
los guiaría.
−¿A qué te refieres con 'debería'?
−Bueno, pues... Es que nadie jamás lo ha conocido.
−¿Entonces cómo sabes que aquí vive?
−Denle un vistazo a esto.− Tamaki señaló un par de monumentos de piedra posicionados frente al
bosque de bambú. Observando la soga podrida amarrada alrededor de los monumentos.
−Las Deidades del Guardián Viajero.−murmuró Shino.
−Es correcto.− dijo Tamaki. −La gente viene aquí a colocar ofrendas, cosas como vegetales. Al día
siguiente, una vez que vuelven, las ofrendas se habrán ido y un pequeño contenedor con aguamiel
estará en su lugar. Y pues, a la persona que deja el aguamiel le llamamos 'El apicultor'.
−¿Por qué nadie ha intentado ir a verlo?− Kiba preguntó. Completamente sorprendido. −Digo, yo
estaría muriéndome de curiosidad con una persona así.
Bueno, algo de eso tenía razón. “Estaría”. Pero esto era Soraku. La posibilidad de que aquel que
viviera aquí no fuera cuerdo era del 200%. Siempre y cuando esa persona hiciera negocios justos
bajo la vigilancia de los gatos, entonces a nadie le importaría si ese viajero es una especie de
fugitivo.
−Como puedes notar por las Deidades del Guardián Viajero estas tierras son sagradas, y la gente
que vive en Soraku no se molesta en inspeccionarlas. No tenemos ningún asunto aquí después de
todo.− dijo Tamaki con una sonrisa. El hecho de que el apicultor viviera en tierras sagradas parecía
no molestar a nadie. Tal como lo esperado, la gente de Soraku tiene una forma única de pensar.
−Pero nosotros tenemos asuntos por aquí.− dijo Kiba. −No podemos sentarnos y esperar por quien
sabe cuántos días a que nuestras ofrendas sean cambiadas por aguamiel.
−De todas formas, no lo encontrarán. miau. Incluso los gatos se pierden en el bosque.−Momo soltó
una risa sádica.
−Somos ninjas. No nos perderemos.− Kiba dirigió esas palabras a Momo, y entonces volteó a
caminar hacía el bosque de bambú, rodeado de niebla.
Después de alejarse de Tamaki y Momo, el equipo hizo su camino por el bosque de bambú. Shino
volteó, mirando hacia atrás. El resto de la ciudad se había perdido de vista. Así que a eso se refería
Momo a perderse. Si este era el estado del lugar, no era sorprendente imaginarse porqué Tamaki,
Momo y los demás no se habían adentrado. De cualquier manera, debido a que buscaban a alguien
cuyo rostro era desconocido, sería un trabajo imposible de cumplirse si uno no tuviera altos
sentidos de ninja de percepción como Kiba y Shino. Este no era un lugar para alguien como Tamaki.
Pero, dicho esto. Era posible que tampoco fuera un lugar para un ninja. Esas estatuas fueron
colocadas ahí para separar el mundo en el que los humanos vivían y el mundo en que los 'dioses'
residían. En otras palabras, ahora mismo caminaban por territorio de dioses, no de humanos. Si de
por si, no podían ver bien debido a la niebla, Shino comenzó a darse cuenta que se volvió más
gruesa.
−Muy bien. Este debería ser un buen lugar para el primero.− dijo Kiba, lanzando un Kunai a un
bambú cercano. Lo hacía con tal de marcar un lugar cercano a la entrada del bosque, y lo haría de
nuevo, una y otra vez cubriendo una enorme distancia, todo con el propósito de evitar perderse.
De esta forma, les sería más fácil encontrar el camino de regreso sin muchas dificultades. −Primero,
lo intentaremos encontrar con mi nariz, entonces una vez que hayamos hecho eso, llamarás a tus
bichos y... Achú!− Kiba de la nada estornudó. −eh, que raro. Quizás aquella chica esta hablando de
mí.
−¿Te gustó verdad?−Shino, de la nada preguntó.
−¿Qué? No idiota! Nada de eso!− Kiba estaba completamente apenado, gritando con una voz más
alta de lo usual.
−¿Interrumpía tu romance?
−Ya te dije que no!
−Hinata se casará dentro de poco. Kiba, cuando te cases finalmente me quedaré solo. Cuando lo
hagas, déjame a Akamaru. El es el único que me entiende de verdad, sin decir ni una palabra.
−¿Disculpa? No tengo idea de lo que tratas de decir. ¿A qué te refieres a quedarte solo?−mientras
Kiba hablaba, confundido, Akamaru miró hacía su dueño y ladró. −¿Qué? Akamaru. Porque dices
esas cosas también! Deja mi barbilla fuera de esto!− incluso aunque había sido un simple ladrido,
parecía que había expresado una lista enorme de palabras.
El rostro de Kiba se torno rojo hasta en los oídos. ¿Estaba su cara así por furia? ¿O pena? Shino
silenciosamente pensó. Quizás ambas.
−Agh! Suficiente! Sigamos con nuestro camino y por favor, no entremos en conversaciones
estúpidas como estas!− gritó Kiba repentinamente. Volteó, mostrando su espalda a ambos.
Deteniéndose. −En serio. El aroma fuerte a bambú pone difíciles las cosas.− Lucía mucho mas
irritado que antes.
Pero a Shino le agradaba verlo así, era más entendible cuando actuaba de esa forma. Quizás, si
ahora lo encontraba agradable, cuando se conocieron por primera vez, hubieron un sin fin de
ocasiones en que su personalidad le irritaba, era completamente opuesta a la suya. Durante los
tiempos de descanso en la academia, Shino dejaba a sus insectos caminar sobre su escritorio,
mientras Kiba corría en los corredores y jugaba con otros compañeros, gritando. En clase, Shino
escucharía pacientemente al maestro, mientras que Kiba o estaría dormido, o se encontraría
molestando.
Para resumirlo, Kiba era un segundo Naruto, quizás... No, olvidenlo, Kiba estaba al nivel de Naruto
cuando se trataba de hacer travesuras, sin duda siempre fue un chico problemático. Y ahora, Shino
iba en misiones con aquel chico. ¿Cuándo fue que llevarse con Kiba se convirtió en algo natural? La
vida era imposible de entender. Por alguna razón, Shino pensaba eso en los viejos días mientras
caminaba.
Su foco de visión seguía deteriorada por la niebla. El escenario parecía no cambiar nunca, solo
bambú. Entonces Shino se dio cuenta que sus alrededores parecían como una pintura.
−Espera un minuto, esto es extraño.−Kiba comenzó a murmurar. −Esto no es olor a bambú. ¿Qué es
esto? Este aroma. Este dulce aroma.−Kiba volteaba, mientras su nariz se movía.
Por supuesto, no había forma en que Shino pudiera oler lo que Kiba había detectando. Era un
aroma bastante escaso. Sin embargo, Shino notó inmediatamente algo extraño justo en frente de
sus ojos.
−Kiba, mira eso.− Shino apuntó hacia un lugar donde se encontraba un tronco de bambú, con un
Kunai en él. Era el Kunai que Kiba había lanzado anteriormente. Ha pasado ya bastante rato desde
que eso pasó, no deberían verlo.
−¿Un genjutsu?
Sintiéndose nervioso, Shino cambió el flujo de chakra en su cuerpo, causando que sus insectos se
sintieran incómodos. Lo hacía con tal de romper el genjutsu, sin embargo, nada ocurrió. Sin duda
alguna, aquel kunai debería estar a una larga distancia detrás de ellos. Pero estaba justo al frente.
−Maldita sea. No podemos salir. ¿Qué es esto?− Kiba bajó su voz, sus ojos danzaban mientras
volteaba a todos lados. −¿Es el jutsu de mente astuta afectada?
−Se siente similar a la ilusión demoníaca de doble alrededor igual. Pero no es ninguna de ellas.
Habían sido entrenados por Kurenai, la mejor usuaria de genjutsu de Konoha. Para ser honestos,
ellos consideraban que eran las personas con más conocimiento genjutsu en la aldea. Por supuesto,
eso incluía igual el ser capaces de salir de ellas. Pero, jamás habían estado en un genjutsu como
este. Para empezar, si efectivamente era una ilusión, ahora mismo estaría cancelada. Lo que
significaba que se trataba de algo diferente. ¿Pero qué?
−No tenemos elección.− dijo Kiba. −Por ahora, tendremos que continuar usando el jutsu de doble
colmillo.− Kiba había encontrado una solución bastante simple. En vez de seguir caminando por
bambú, solo cortarían un camino recto. Shino silenciosamente asintió la cabeza. −Perfecto. Vamos
Akamaru!!− Kiba volteó. −¿Akamaru?− Kiba volteó de izquierda a derecha. Shino buscó también,
forzando a sus ojos a ver entre la niebla. Pero sin importar que tanto buscaran, a pesar de que
estaba ahí tan solo hace un momento, ahora Akamaru se encontraba desaparecido, sin dejar
siquiera un sonido o un rastro. −Esto no puede ser... Akamaru! Hey, Akamaru! ¿Q-Qué es esto? No
siento el aroma de Akamaru!− Kiba perdió la cabeza. Saltó a través de la niebla, aun gritando.
−AKAMARU! ¿Dónde estás? Responde! ¡Akamaru!
−Espera. Cálmate Kiba.− Shino corrió hacia el asustado Kiba. Mientras Kiba corría, llamando por
Akamaru, la niebla se tornó aún más gruesa. Quizás estaría cerca de ellos pero Shino no lo notaba
debido a la niebla. Shino corrió y corrió, pero jamás alcanzó a Kiba. Y entonces, de la nada, Kiba
desapareció de su vista.
−Shino, este aroma es demasiado fuerte.− la voz de Kiba flotó hacía él, en medio de la neblina.
−Quizás ya notaste que aroma es. Es el olor de la miel. Este dulce olor!! No hay error!
En ese momento, todo rastro de Kiba desapareció por completo.
−Kiba!
Innumerables kikaichū aparecieron alrededor de Shino. Levantó sus manos, mientras varios de esos
bichos salieron de su cuerpo, volando a todas direcciones. Algunos fueron al cielo, otros se
metieron en las profundidades de la tierra, y debido a su enorme cantidad, parecían igual de
gruesos que la niebla. Pero de alguna forma, los kikaichū que liberó no se comportaban de la forma
que Shino esperaba. Inmediatamente regresaron, reportando no haber visto nada.
−No puede ser.− intentó una segunda vez, y una tercera, sin importar que tantas veces los usó,
siempre fue el mismo resultado.
Los kikaichū volaban alrededor de todo el bosque de bambú, sin encontrar absolutamente nada.
Ver como los insectos se cruzaban de brazos puso a Shino en un frío sudor. Sus bichos respondían al
chakra. Para que ellos no encontraran a Kiba, quien estaba cerca hacía tan solo unos momentos era
algo completamente imposible. No se trataba de una simple niebla. Shino intentaba pensar.
Recordó las últimas palabras de Kiba, habló sobre un dulce aroma tornándose fuerte, y dijo que era
miel. Mencionó que Shino debía saber que era, lo que significaba que se trataba de un aroma
fuerte. Pero sin importar lo mucho que Shino enfocaba sus sentidos, no podía oler absolutamente
nada.
Sin embargo, mientras forzaba sus sentidos, sus esfuerzos dieron frutos de otra forma. Rodeado por
sus insectos, Shino se dio cuenta de algo en el ambiente. Miró hacía arriba y vio varias figuras
volando afuera de la niebla. Eran enormes comparados a los kikaichū. De color negro y amarillo.
Avispones que volaban en línea recta, apuntando hacia Shino. Inmediatamente usó sus insectos
para defenderse.
Su ejército de kikaichū tomó la forma de una espada negra, volando por el aire, dirigiéndose a
atacar. Una vez que lo hicieron, los avispones de la nada se derritieron en un extraño líquido. Y ese
líquido envolvió a los bichos de Shino.
−¿Qué es este liquido? ¿Esta técnica?− mientras el líquido llenaba a sus bichos, grandes gotas de
aquella sustancia cayeron en Shino también.−¿Miel?
El dulce aroma de la miel, mezclada en la niebla. Por primera vez, Shino era capaz de olerlo. Los
avispones atacaron a Shino de nuevo, y él volvió a usar a sus kikaichū. El bambú estorbaba... Si tan
solo tuviera algo de tiempo, podría moler todo el bambú en cuestión de segundos. Los avispones
atacaron, habilidosamente volando dentro y fuera del bambú, usándolo como escudo. Fue en ese
momento cuando Shino notó que algo más ocurría. Cerca a sus pies, la miel que había caído al
suelo empezaba a tomar forma de varios avispones. ¿Pero qué!? Fue lo que Shino pensó, mientras
los reformados avispones volaron hacía él, sus aguijones apuñalaron el cuello de Shino sin piedad.
Su cuerpo comenzó a balancearse de lado a lado. Eso no era un aguijón de avispón normal. Su
veneno estaba preparado para encargarse de uno o más ninjas al mismo tiempo. Todo apuntaba a
un usuario de insectos bastante habilidoso, un usuario de abejas y avispas. El apicultor. Justo antes
de que Shino descubriera el verdadero color de aquel enemigo a quién aún no han visto, su cuerpo
colapsó.
Después de un rato, el apicultor apareció desde lo más profundo de la niebla sin hacer ni un
sonido. Paso por paso, se acercó a Shino. Lucía extraño, su cara se encontraba cubierta por una
máscara ANBU con forma de abeja. Y no solo era el rostro, cada parte del apicultor a excepción del
rostro se encontraba cubierto de un enjambre de abejas. Parecía como si su cuerpo entero
estuviera hecho de ellas. Este era el apicultor de Soraku, cuyo rostro jamás ha sido visto.
Lentamente se acercó.
−El clan Aburame de Konoha.− murmuró, mientras miraba al caído Shino. Su voz era pasiva, pero
clara. Sonaba como un joven pero al mismo tiempo, como alguien frágil. Era una misteriosa voz
andrógina.
−Exacto.− Shino respondió desde atrás del apicultor. El Shino que había colapsado en el suelo era
solo un clon creado a base de cientos de insectos.
−Y creer que caí en algo como eso.− dijo el apicultor. −Eres alguien especial.− el apicultor no
mostraba ninguna especie de emoción.
Los insectos que pretendían ser Shino se unieron al resto de los kikaichū, y en tan solo un instante,
el apicultor fue rodeado por los insectos de Shino. Las abejas del apicultor se agitaron, sintiendo
que su amo se encontraba en peligro.
−Pero ¿por qué...− el apicultor preguntaba. −el veneno?− el apicultor hablaba de que Shino
debería haber sido afectado por los aguijones.
La verdad es que Shino efectivamente había sido picado, y dejó que eso ocurriera porque sabía que
el oponente nunca saldría si él no hubiera caído. Es por eso que Shino dejó que lo picaran, tenía la
suficiente confianza para hacerlo.
−Fui envenenado.− confirmó −Pero no fue un problema, esa cantidad de veneno no me afectará.−
gracias a los insectos dentro de su cuerpo, venenos de hasta cierto nivel podían ser neutralizados.
Shino en particular había estudiado a los pequeños rinkaichū usados por el ahora muerto miembro
de su clan, Torune Aburame. Y entonces crió a sus propios insectos para resistir el veneno. Ese era
el porqué para Shino era posible neutralizar venenos poderosos en tan solo un instante. Uno podría
decir que lo heredó de Torune, con quién se crió cuando era niño, había sido casi un hermano para
él.
−Vaya, parece que me has derrotado. He perdido.−dijo el apicultor, dándose cuenta que no podía
contraatacar. −Estás tras mi vida, supongo. Bueno, estoy contento de caer frente a un usuario de
insectos de tal habilidad.
−No. Solo quiero aguamiel. Solo dos botellas.− el lugar cayó en un gran silencio. Quizás por la
ausencia de Kiba ese silencio se sentía aún más.
−¿Vendrías a mi hogar?−dijo el apicultor.
-8-
La misión final, conclusión
-III-
Resultaba ser que el apicultor era originalmente un ninja de Iwagakure, quién había
encontrado un buen lugar para vivir en paz mientras simultáneamente huía de sus perseguidores.
En resumen, Shino había sido confundido por uno de aquellos perseguidores, y es por eso que fue
atacado.
−Kiba y Akamaru.− dijo Shino. −Un amante de los perros y su adorada mascota, ellos venían
conmigo. ¿Qué les ocurrió?
−No te preocupes, están a salvo. Probablemente solo anden vagando por la niebla.− respondió el
apicultor, mientras se dirigía a su hogar.
−Hace poco, ¿por qué me elegiste como tu primer enemigo?
−Porque si no te deshaces de un usuario de insectos primero, eso causará muchos problemas
después.
−Ya veo.− ambos continuaron hablando mientras caminaban, Shino pensaba que era una plática
bastante amena.
Shino tenía algunos conocimientos sobre un clan de usuarios de insectos en Iwagakure, que eran
capaces de manejar abejas, un clan que ahora se encontraba extinto. El apicultor era uno de los
descendientes de aquel clan.
−Aquí es.− se detuvo, y Shino pudo ver una pequeña casa apareciendo entre la enorme neblina
frente a ellos. Era una construcción simple con un techo de paja.
El jardín era más que nada el lugar de nacimiento de las abejas. Había una cesta de bambú a lado
del lugar. La atmósfera se sentía como uno de esos refugios ninja que uno escucha en las historias, y
de hecho, debido a que un fugitivo se encontraba viviendo ahí, un refugio era apropiado para
nombrar el lugar. Mientras Shino observaba el lugar, el apicultor le llevó aguamiel y se lo entregó.
El brillante y hermoso líquido ámbar se balanceaba gentilmente dentro de su contenedor.
−Gracias. ¿Cuánto costará?
−No necesito dinero.− respondió el apicultor, calmadamente. −No me sería de ningún uso incluso
si lo tuviera.
Parecía que llevaba mucho tiempo viviendo ahí, solo. Un estilo de vida auto-suficiente, sin
necesidad de dinero.
−Ya veo.− contestó Shino y puso en aguamiel dentro de un saco que el apicultor también le
entregó. −Esto me recuerda algo, estaría muy agradecido si me enseñaras el camino a la salida. La
neblina esta muy gruesa.
−No la hay.− el apicultor respondió sin siquiera dudarlo.
−¿A qué te refieres?
−No hay camino de vuelta. A eso me refiero.− el apicultor se sentó sobre una roca cercana,
mirando fijamente a Shino a través de su máscara. −Este bosque de bambú es un kekkei genkai.
Una vez que pisas en ella no puedes salir, te encontrarás constantemente perdido en una
interminable niebla.
−¿Y no puedes deshacer el jutsu?−preguntó Shino.
−Lo siento, pero no se puede deshacer. Es un jutsu que me até a mi mismo.−el apicultor no sonaba
muy triste por eso. Su voz era neutral, sin emociones, tal como siempre. Uno podría decir que era
una voz de calma, pero más bien era una voz completamente nula. −Por ejemplo, incluso si me
mataras el jutsu no terminaría.− el apicultor continuó, mirando hacía arriba. −Esta neblina fue
originalmente creada con ingredientes únicos para causar que los humanos se confundan y pierdan
su camino.
Shino miró hacia la neblina. Y pensar que tenía un ingrediente, ¿era realmente posible? Bueno, él
no podría decir que no lo era. No podía sentir alguna hostilidad viniendo del apicultor, ni de sus
abejas. Y no parecía que mintiera.
Shino recordó la historia misteriosa que alguna vez, escuchó de su padre, Shibi. “Kumogakure tenía
una misteriosa cascada. Era grande, -o eso fue lo que su padre le comentó- cayendo fuertemente y
emitiendo enormes olas de aerosol. Aparentemente, si uno se atrevía a enfrentar las cataratas, su
ser interior o su verdadero yo se reflejaría”. Era algo difícil de creer que un lugar así existiría. Por lo
cual, no era muy extraño que de igual forma existiera una neblina que causara que los humanos
perdieran su camino. No era un genjutsu, pero la niebla era la causante de todo.
Shino caminó hacia las afueras de la casa del apicultor. Una interminable neblina. Un interminable
bosque de bambú, bambú y más bambú. Este escenario continuaba sin algún final. En forma de
experimento, Shino caminó en linea recta, sus insectos volaban alrededor de él. Y de la nada, se
encontraba llegando a la casa del apicultor de nuevo. Lo intentó de nuevo, teniendo más cuidado,
solo para regresar y ver al apicultor aún sentado calmadamente en aquella roca.
Gracias a la composición de la niebla, ¿incluso mis insectos se pierden?
Sus insectos no podían ayudarlo, no había salida. No podía encontrar ni a Kiba o Akamaru. Estaba
en un gran problema. Pero Shino continuó investigando.
−Perdí el camino de mi vida y me encontré a mí mismo aquí.− dijo el apicultor. −Pero eso no
significa que este sea un mal estilo de vida. De hecho, siempre he querido vivir aquí. En este lugar
no hay nada más que el presente, no hay pasado, no hay futuro. Solo el ahora. Eso es más que
suficiente para mí.− las palabras del apicultor eran calmadas y lentas. −Siempre he estado huyendo
de peleas, del camino del ninja. Desde el comienzo, jamás pensé que la vida de un ninja quedara
conmigo. Pero fui nacido y criado dentro de un clan de usuarios de insectos. No tuve ninguna otra
opción mas que vivir como un shinobi. Ese es el porque lo abandoné todo, y huí a este lugar. No
tengo otro camino al que pueda vivir allá afuera, más que el de un ninja, lo único que me queda es
continuar perdido.− las palabras del apicultor lentamente desaparecían dentro de la pura y blanca
neblina. Shino lo escuchaba todo silenciosamente. −Todos estamos perdidos. No solo yo, también
los ninjas y mercaderes, hombres y mujeres, todos. Eso te incluye a ti, tu estás perdido. Es por eso
que no llegas a ningún lugar, te encuentras confundido, a través de niebla como esta.
−¿Quieres decir que yo también me encuentro perdido?− la boca de Shino se secó. Tragó saliva y
mantuvo su respiración.
Por alguna razón, memorias de Hinata y Kurenai llegaron a su mente. Recordó el tiempo que pasó
entrenando con Hinata. Recordó los días de misiones que pasó bajo la supervisión de Kurenai. Él
finalmente había hecho una amiga, Kurenai lograba entenderlo incluso con lo silencioso que era.
Pero... Hinata estaba ahora a punto de casarse, e incluso ahora se encontraba preocupada con las
preparaciones de aquel acontecimiento. Kurenai estaba ocupada, criando a su hija. Ambas
comenzaron a recorrer sus propios caminos, y Shino silenciosamente observaba sus espaldas. Jamás
volverían a ser el equipo 8 de nuevo. Jamás. Shino intentaba calmarse, pero su respiración se
dificultaba cada vez más. La niebla cubría sus pulmones.
¿A eso se refería con haberse perdido?
Hinata, Kurenai y todos, se encontraban partiendo a sus propios caminos, pero Shino era el único
que había sido dejado atrás. Sentía que no iba a ningún lugar. Se sentía como neblina flotante.
¿Acaso esos sentimientos eran creados debido a la niebla? No. No era eso. Siempre se había
sentido así. Desde antes de llegar a ese lugar. Siempre se sentía perdido. Y el sentimiento que tenía
en un rincón de su corazón, que ni siquiera él había notado, es que él quería regresar a esos días,
solo una última vez, cuando solo era el equipo 8.
−No habías notado que te sentías perdido, ¿Cierto?−dijo el apicultor, observando a Shino.
Shino se encontraba parado, atrapado en un solo lugar. No podía dar ni un simple paso hacia
adelante, sin importar que tanto lo intentaba, simplemente no podía llegar a la salida, así que ¿por
qué molestarse? No podía ver nada de todos modos.
−No tienes que empujarte a ti mismo hacia adelante.− dijo el apicultor. −Puedes simplemente
dejarlo todo y seguir hacia adelante. Todo estará bien.
Tanto la niebla, como las palabras del apicultor atravesaban a Shino.
Quizás sea lo mejor. pensó.
Si no podía ir hacia adelante, y no había nada esperándolo allá afuera, sería lo mismo. Se quedaría
en el mismo lugar a vivir sus días sin vivir una especie de cambio. El apicultor alzó su mano, hacia él.
Las abejas que lo cubrían volaron, revelando un brazo tan blanco como la leche.
−Si quieres, puedes quedarte aquí conmigo.
Shino observó la mano del apicultor, y entonces...
−Esta es la última misión del equipo 8. Vamos chicos!
Recordó las palabras de Kiba. Ese grito de guerra resonó dentro de su mente.
Es cierto, esta es la última misión del equipo 8 .
Por un instante, se sentía como si la oscuridad, rodeando la visión de Shino desapareciera de la
nada. Su confundida mente se torno clara. Por alguna razón, la niebla comenzó a retroceder.
−No puedo detenerme en un lugar como este. Tengo que apurarme e ir a la aldea. Tengo que
llegar a la boda de mi adorada amiga.
Debajo de sus lentes, los ojos de Shino se aclararon mientras miraba firmemente hacía el frente. En
ese momento, de la nada notó un cercano tronco de bambú con un kunai. Era sin error alguno, el
Kunai que Kiba había lanzado cerca de la salida. No lo había notado hasta ahora. Eso significaba
que... Shino volteó y sorprendentemente podía ver la entrada al bosque! Inclusive las estatuas. Era
definitivamente la entrada al lugar.
−La entrada. No. La salida es por ahí.−le dijo al apicultor.
−No veo nada, solo niebla.− respondió el hombre, volteando de lado a lado. Por el tono de aquel
hombre, parecía que genuinamente no podía ver la salida del lugar.
Shino finalmente había entendido la situación. Era algo bastante simple, la niebla causaba que los
humanos perdieran su camino. El jutsu usaba la niebla. La gente perdía el camino de su vida dentro.
No había ni presente ni futuro. Es por eso que no había nada más que un eterno presente ahí
dentro. De eso se trataba. Pero eso sería solo el caso si se estuviera corriendo del pasado y se tirara
el futuro por la borda. Tal como el apicultor había dicho, sin importar que tan buen ninja fuera, o
cuantos años se hayan vivido, cualquiera tiene momentos en su vida donde uno se siente perdido.
Pero para aquellos que siempre se mueven hacia adelante, creyendo en su futuro, la niebla no
causaba ningún efecto. Si firmemente, creabas tu propia esperanza y confianza en ti mismo,
entonces eventualmente encontrarías la salida.
Shino soltó una sonrisa. No podía evitar darse cuenta que en cierto sentido, la niebla era similar a la
vida.
−Ya veo, viste el monumento a las deidades del Guardián Viajero. Lo mejor será que te apures,
antes de que pierdas el camino de nuevo.− las palabras del apicultor no contenían ninguna
emoción. Pero había algo que llamaba la atención de Shino. La niebla cubriéndolos, el bosque sin
final de bambú, la pequeña casa solitaria, las abejas que lo rodeaban, la máscara ANBU que llevaba
puesta y en la que escondía su rostro.
Cada una de esas cosas parecía una especie de barrera que tenía el apicultor. Shino lo entendía
muy bien, debido a que Shino igual se escondía detrás de su chaqueta y capucha. Era un escudo
para protegerse a sí mismo, no físicamente, pero emocionalmente. Él entendía tan bien esos
sentimientos que dolía. Pero... Si dejaba la barrera abandonaría al apicultor, y eso no sería digno de
un ninja. Él era un compañero shinobi, alguien nacido como un usuario de insectos.
−Dijiste que vives el presente.− dijo Shino. −Pero no puedo evitar preguntarme si es la elección
correcta.− Probablemente es lo que Naruto diría. −¿Puede una persona vivir el presente mientras
huye de todo lo demás? ¿Alguién que se encuentra constantemente arrastrado por su pasado e
incapaz de ver su futuro, realmente esta viviendo el presente? Bueno, eso es lo que yo pienso.
−Realmente eres una gema.− el apicultor habló luego de escuchar a Shino. −Realmente
inesperado, pensé que eras un hombre silencioso, pero parece que tienes un lado de ti mismo que
ocultas bastante bien, tienes una gran pasión por dentro. Siento que acabo de ser regañado por un
profesor.
−¿Un profesor? aah~... Jamás lo había pensado, pero mi compañero es un chico problema después
de todo.− replicó Shino, mientras los rostros de sus compañeros llegaron a su mente. −Muchos de
mis compañeros fueron niños problemáticos. Uno se queda demasiado, uno es bastante glotón,
uno que otro bromista. Pero el que siempre se comportó educadamente fui yo. Pero ahora, cada
uno de mis compañeros se han convertido en adultos espléndidos. Vivieron el presente, sin huir, es
por eso que pudieron llegar al futuro.− Shino sostuvo la bolsa con el aguamiel. −Gracias por esto,
creo que me iré.
−¿Qué hay acerca de aquel chico y su perro? ¿Qué pasará si no consiguen salir?
−Él es más honesto consigo mismo que yo, no se perderá.− lleno de convicción, Shino volteó hacía
la salida y comenzó a caminar.
Una vez que Shino salió, el gran y cielo azul tocó su rostro. Puso sus manos en los bolsillos de su
chaqueta, y esperó frente al monumento. Una línea de hormigas marchaban cerca de su pie,
mientras los observaba para perder el tiempo. Después de un rato, escuchó una voz viniendo del
bosque.
−Yahoo! Finalmente encontramos la salida Akamaru!!−aquella voz fue acompañada por un ladrido
familiar. Kiba salió de ahí, cubierto en barro.
−Te tardaste, Kiba.
−¿Qué?− Kiba dio un salto hacia atrás, sorprendido cuando vio a Shino repentinamente
apareciendo frente a él.
−Sé que eres tú, debido al olor pero, ¿podrías al menos dar una pequeña advertencia antes de
aparecer de la nada!?
−Parece que la pasaste mal.
−No! Me fue perfectamente bien!−Kiba siempre intentaba actuar con dureza. Era fácil entenderlo.
Debió haberse perdido igual, en su propio camino.
Tal como Shino, Kiba probablemente había enfrentado sus preocupaciones y ansiedades para el
futuro. ¿De qué se habrá preocupado? ¿Qué clase de futuro le esperara? Shino se lo preguntaba...
−¿Te le confesarás a esa chica?
La cara de Kiba se tornó de un color escarlata.
−¿Q-Qué es esto!? ¿Por qué es que incluso tú te molestas en preguntarme sobre Tamaki!?
−Hmm... ¿Incluso yo?
Kiba era un libro abierto, nada discreto.
−Te equivocas. Sabes, Shino. Realmente no lo entiendes. No eres muy popular después de todo.−
Kiba desesperadamente intentaba sonar cool.
−¿Entonces qué va primero?
−Bueno, el primer paso es obviamente, tu sabes. Eso. Ehm... Cartas! Si. Intercambiar cartas es el
mejor lugar para empezar, ¿no?
−Eso creo.
−No. Definitivamente lo es. Los chicos populares siempre empiezan con cartas, ¿no Akamaru?−
que tan desesperado estaba Kiba como para pedirle ayuda a Akamaru quién solo volteó su mirada.
−Agh. Como sea, tenemos que encontrar aguamiel. La puesta de sol esta a punto de comenzar.
−Ya lo conseguí. Vayamos a casa.
−Estas bromeando ¿cierto? Yo no conseguí nada!
Shino volteó y comenzó a caminar de regreso a casa. Akamaru miro hacia Kiba, quien soltando un
ladrido, siguió a Shino.
−Espera un momento.− Kiba también los siguió. −Maldita sea! Primero Naruto, ahora tú, porque
siempre se llevan las mejores partes! Yo me esforcé mucho dentro de esa niebla también, ¿sabes!?−
parecía que el único que sabía por lo que Kiba pasó era Akamaru, quien por ahora mantenía sus
labios sellados, así que probablemente no diría nada. Shino pensaba eso.
−Hey Shino! Mira eso!− la neblina rodeando el bosque había desaparecido. De hecho, el bosque
de bambú no era tan grande. Era normal, como cualquier otro bosque. −¿Solo era eso!? ¿Por qué se
está aclarando ahora!? Estaba súper perdido ahí!
−Me alegra que encontraras la salida.
En ese momento Kiba miró a Shino, lo que vio lo sorprendió.
−Shino, esto es raro, tu casi nunca sonríes.
−¿De qué hablas Kiba?
−¿Huh?− Kiba comenzó a parpadear. −¿Estabas viendo cosas? Que raro.
−Tenemos que apurarnos, Kurenai-sensei nos espera.
−Que mal, realmente quería encontrar un regalo antes de que alguien más lo hiciera.
−Parece que tardamos bastante ahí adentro.
−Pero hey! Obviamente tenemos el mejor regalo de todos!
−Obviamente, tu, yo y Akamaru lo hemos logrado.
Después de un rato, los edificios de la ciudad abandonada aparecieron de nuevo. Ya no había
tantos gatos en el área. Probablemente habían decidido que Shino y los demás no eran una
amenaza. Eso, o los habían visto hablar con Tamaki y Momo y les dieron un sello de aprobación. Por
si acaso, Shino le pidió a uno de sus insectos que memorizara el complicado viaje de regreso. Una
vez que Kiba vio al insecto, lo entendió todo completamente.
−Siempre piensas en todo, gracias.
−Si lo seguimos llegaremos a la salida pronto.−siguieron al insecto por el camino, sin dudar jamás.
−Y con esto− Shino murmuró. −La última misión del equipo 8 ha concluido.− por alguna razón,
quería ser él quien dijera esas palabras. No quería que fuera alguien más.
−¿Por qué eres tu el que tiene que declarar eso? Sabes, esta misión no acaba hasta que hayamos
regresado a la aldea.
−Por supuesto.− Shino asintió. −Tenemos que regresar a la aldea y asegurarnos de asistir al inicio
del futuro de Naruto y Hinata.
−¿Qué tienes? Te has convertido en un verdadero poeta el día de hoy.
−¿De verdad?
Ambos continuaron hablando mientras caminaban. Shino recordó el día en que fue asignado en el
mismo equipo con Kiba.
−No creo que me lleve muy bien contigo, la razón es que...− Kiba no le dejó terminar esa oración.
Para ese entonces, él estaría lleno de ansiedad acerca del futuro. Cada día se sentía deprimido al
pensar en eso. Pero ahora, las cosas han cambiado. Ahora, Shino tenía un compañero en quien
confiaba más que nadie. Era un amigo que escuchaba lo que tenía que decir. Si fuera capaz de
decirle a su pasado ser, como serían las cosas en un futuro. ¿Qué clase de expresión pondría?
Probablemente pensaría que el futuro no era tan malo después de todo. Si había algo que Shino
sabía era que el presente no estaba para nada mal.
Incluso si caminaba diferente en un futuro, las memorias de este tiempo jamás desaparecerían.
Cuando se trataba de lo que yacía mas allá de sus memorias, o del futuro que esperaba por él,
Shino no tenía nada que temer.
La razón era...
Shino de repente recordó algo, y volteó a preguntarle a Kiba.
−Por cierto Kiba, dijiste que te estaban considerando como Hokage, ¿cuando será tu ceremonia de
inauguración?
−Cállate! Trabajaré duro para que eso pase.
La razón era... Estos lazos.
Los lazos con sus compañeros eran de por vida.
-Epílogo-
El clima perfecto para una boda
El clima estaba bastante claro aquel día. Bajo la mirada de los anteriores hokages, cuyos
rostros yacían esculpidos en la montaña, una gran cantidad de personas se reunió en el centro de la
aldea. Todos vestidos de manera formal, con vestimentas de estilo más adulto que nunca.
Kakashi corría frenéticamente en los alrededores mientras se encargaba de cada mínima cosa,
desde preparar el lugar hasta checar las medidas de seguridad. Después de todo, los invitados
incluían a Gaara el Kazekage, así como los demás Kages de las otras aldeas, Killer Bee de la nube, y
más.
Yamato se movía por todos lados, frenéticamente igual, bajo la supervisión de Kakashi, quien
acataba órdenes mientras seguía los consejos de la anterior hokage, Tsunade. Kakashi le había
pedido algunos favores a Yamato. Pero de alguna forma, antes de que Yamato se diera cuenta de
lo que ocurría, terminó siendo fusilado con varias tareas.
Kakashi había dicho “confiaré en ti” con una sonrisa, por lo cual Yamato no tuvo ningún
sentimiento en contra de ello, de hecho, su expresión facial era generalmente inmutable, tal como
su personalidad, siempre con un buen espíritu, llevando todas las tareas con una sonrisa. Tenía esa
expresión en su rostro debido a que Kakashi era un senpai al cual Yamato respetaba desde el fondo
de su corazón.
Lee y Gai llegaron con sus pesas, todos los demás quedaron en shock.
−¿Entrenando en un día como este?
Todos se medio escandalizaron. Nadie sabía que no habían traído las pesas para entrenamiento.
Tenten actuaba como si fuera un guarda espaldas molesto, escoltando a su equipo y asegurándose
de que se comportaran bien. Se quejaba sobre lo complicado que era cuidarlos, pero en lo
profundo de su corazón, ella se divertía.
Shikamaru le hablaba a Temari sobre algo. Parecía ser una complicada discusión sobre trabajo, el
rostro de ambos expresaba felicidad, sus ojos brillaban, de vez en cuando, su risa se mezclaba en el
aire. Llenos de sonrisas naturales, espontáneas, y viéndolos juntos uno pensaba que no quedaban
para nada fuera de lugar. Eran una increíble pareja.
Mientras los veía a los dos, Chōji sonrió. Estaba pensando en que no quería molestar la buena vibra
de aquellos dos, aunque había que resolver un dilema dentro de su cabeza ¿Cómo se encargaría de
comer las sobras de cada uno de los platos de los invitados? El pensaba que necesitaría un plan
secreto, una idea de Shikamaru, pero sin importar qué tanto pensó y pensó, ninguna estrategia
increíble se le ocurrió. Chōji se quedó en la idea de que simplemente empezaría el banquete de un
lado, y que poco a poco se dirigiría hacia el otro lado de la mesa, alcanzando cada uno de los platos
discretamente. Después de llegar a esta conclusión, soltó una sonrisa.
Hablando de buenas vibras, Ino y Sai estaban igual. Entraron al lugar tomándose de las manos.
Incluso cuando todos a su alrededor les gritaban “Huuy! Las cosas se están calentando!” ambos
lucían dichosamente felices.
Cerca de ellos, Kiba se encontraba preguntándole a Kurenai muchas cosas. Había llegado,
triunfantemente sujetando el aguamiel, presumiendo acerca de como “Habían traído algo para
Naruto, heredado directamente desde el clan Senju”. Pero en el fondo, parecía que el
conocimiento de Kiba sobre el tema era escaso, por lo cual molestaba a Kurenai con numerosas
preguntas sobre el tema.
Parecía que Kurenai se había decidido a darle una lección de historia, Kiba escuchó mientras ella
hablaba, anotando cosas en una libreta de notas, probablemente para usar esa información
después. Cerca, Mirai estaba bellamente vestida, montando a Akamaru y jugando con él.
Shino observaba, preguntándose a sí mismo si eso contaba como “Jugar al caballo”, si lo que estaba
montando en cuestión era un perro. Entonces, mientras miraba a Akamaru y a Kiba, Shino se
preguntó en qué momento sería más apropiado entregar el aguamiel. Era su carta del triunfo,
quizás debía ser reservado para el final, o quizás deberían de regalarlo primero. Era algo para
preocuparse. Debido a eso, Shino continuó pensando en ello silenciosamente.
Uno por uno, el lugar se llenaba cada vez más y más con numerosos rostros amistosos y familiares.
El dueño de Ichiraku Rāmen, Teuchi, llegó al igual que su hija Ayame quien era una atracción para
los clientes en la tienda de ramen.
Iruka estaba sobrecargado de emociones al momento en el que entró.
El clima de ese día era perfecto.
Sakura miró hacía el cielo, sola. Mientras lo hacía pensaba sobre cierta persona que se encontraba
bajo el mismo cielo en ese momento, continuando sus viajes. Solo pensar en ello hizo que sus
sentimientos se tornaran claros y brillantes, como el cielo sobre ella. Tenía alguien a quien enviarle
sus pensamientos, solo eso era suficiente para hacerla sentirse bien.
Era un hermoso día, como si los cielos mismos otorgaran su mejor bendición... Y... Por supuesto.
Los pensamientos de Hinata Hyūga viajaban mas allá del cielo.
−Neji...
Mirando a través de la ventana del cuarto de espera, ella podía observar el cielo completamente
azul, libre de nubes.
−Me me voy a casar.− susurró dentro de su corazón y volteó hacía el joven hombre que se
encontraba parado a lado de ella.
Tan solo mirar su intensa mirada, hizo que su corazón se detuviera por un instante. Incluso aunque
ella siempre lo había visto desde lejos, estar con él de esa manera hizo que su pulso se fuera por los
cielos, como aquel día en que lo conoció.
Los inquebrantables ojos de Naruto estaban concentrados en el monumento a los hokage, los
rostros de los anteriores líderes de la aldea esculpidos en piedra. O, para ser más exactos, se
encontraba observando el rostro de Minato Namikaze, su padre.
El ver su mirada hacia él, causó que Hinata se llenara de emoción, tanto que su pecho parecía a
punto de explotar.
−Justo ahora... en este instante...
Parada a lado de la persona que amaba le causaba un sentimiento de felicidad incomparable. Ella
estaba tan feliz, no esperaba siquiera expresarlo en palabras.
Este momento es una dicha. pensó Hinata, simple y honestamente.
Mientras lo hacía, quizás él notó que ella lo veía, porque los ojos de ambos se encontraron. El rostro
de Hinata se tornó rojo. Juguetearon por un rato, él terminó soltando igual una sonrisa apenado. Su
rostro serio se tornó en una expresión inocente, como la de un niño. Ella adoraba cada una de sus
expresiones faciales.
Su padre Hiashi y su pequeña hermana Hanabi entraron al cuarto, ya era tiempo.
Hinata tomó el brazo de Naruto, sujetándolo con firmeza.
Naruto Uzumaki y Hinata Hyūga.
Su ceremonia de bodas estaba dando inicio.