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-KONOHA HIDEN-

El día perfecto
para una boda
木ノ葉秘伝 祝言日
Konoha Hiden: Shūgenyori
Konoha Hiden: El día perfecto para una boda

Autor: Shō Hinata


Ilustración: Masashi Kishimoto
Traducción inglés: Cacatua
Traducción español: datagroup, atashi57
Traducción, corrección y edición: Atashi Tsukamoto
habichuelamagica.wordpress.com
-INDICE-

Prólogo: Algo más que las invitaciones de una boda 5


Capítulo 1: Regalos de boda ¡Acelerador a fondo! 7
Capítulo 2: Su vida diaria 14
Capítulo 3: Carne y vapor
Parte I 20
Parte II 27
Capítulo 4: Un plato lleno de alma 34
Capítulo 5: La relación de aquellas dos 40
Capítulo 6: El legendario maestro 51
Capítulo 7: La misión final - El inicio
Parte I 55
Parte II 62
Capítulo 8: La misión final - Conclusión
Parte I 67
Parte II 73
Parte III 79
Epílogo: El clima perfecto para una boda 86
-Prólogo-
Algo más que las invitaciones de una boda

Kakashi Hatake, el sexto hokage tenía un gran problema.


—Bueno pues... ¿Qué debería hacer ahora?— sus silenciosos murmuros flotaban alrededor del
cuarto vacío, siendo estos eventualmente tragados por el silencio.
Como siempre, Kakashi se encontraba en la oficina del hokage, lidiando con una montaña de
papeleo. La multitud de documentos que yacían frente a Kakashi habían alcanzado tal altitud que
bloqueaban su visión. Y no solo se trataba de una pila de papeles, si no de varias de altura similar
que se encontraban de izquierda a derecha. Como el líder de la aldea y el hokage, era su deber leer
cada uno de esos documentos.
De cualquier modo, ese no era el problema de Kakashi. O al menos no el más importante. El asunto
del papeleo podría ser resuelto fácilmente leyendo cada uno de ellos y estampando uno que otro
cuando era necesario. Trabajos de ese estilo son fáciles una vez que se está enteramente
concentrado, y naturalmente puede convertirse en algo divertido. Kakashi por ejemplo se la
pasaba retándose a sí mismo "Si no termino rápidamente, la gente no podrá ni si quiera ver mi
rostro al entrar a la oficina", entreteniéndose con pensamientos absurdos como ese mientras
trabajaba.
Sin embargo, el problema de Kakashi no era algo que pudiera ser manejado tan fácilmente. Sus
ojos se centraron en las "Listas de misiones" que se encontraban propagados alrededor del
escritorio. Sus manos comenzaron a moverse, o para ser mas claros, las yemas de sus dedos. En el
silencio que yacía en la vacía oficina, Kakashi comenzó a tocar la superficie del escritorio, soltando
pequeños sonidos con cierto ritmo que le permitían ordenar sus pensamientos dispersos. Tal como
lo especifica el nombre, las listas de misiones se tratan de documentos que contienen los detalles
de cada una de las misiones para los shinobis de Konoha. El tipo de misión, la duración, cada
posible detalle se encontraba escrito ahí.
Kakashi observaba la lista de misiones con mas cuidado que nunca debido a cierto acontecimiento.
Sus ojos miraron lentamente el borde del escritorio, donde un sobre había sido colocado de forma
que no se perdiera entre el papeleo. Dentro de ese sobre se encontraba la invitación a la
ceremonia de matrimonio de 'Naruto y Hinata'. Kakashi ya había confirmando su asistencia,
añadiendo un mensaje de felicitación. Normalmente, eso sería lo necesario para cualquier otra
boda, pero Kakashi tenía un trabajo más que realizar. La tarea mas que nada, se trataba de arreglar
la lista de misiones para asegurarse que todos los invitados de Naruto y Hinata pudieran asistir a la
ceremonia sin alguna tarea que se los impidiera. Era un dolor de cabeza debido a que todos los
compañeros de ambos eran shinobis activos dentro del mundo ninja, lo mejor de lo mejor, siempre
enfrentándose a distintas misiones ya sea de día o de noche. Y por su puesto, misiones como esa
incluyen posibles inconvenientes; mal clima, heridas, problemas en el camino. Las circunstancias
pueden variar pero el tiempo normal para el regreso de un ninja a la aldea era de mínimo tres días
o incluso, a veces, una semana.
Kakashi tenía que reorganizar los horarios de todos los ninjas teniendo en mente que alguna de
estas misiones tendrían que ser retrasadas. Se trataba de un trabajo complicado. Sin mencionar que
de igual forma quería evitar que los invitados llegaran a la ceremonia justo después de una
laboriosa misión. Kakashi sintió una especie de sensación paternal, arreglando los horarios de
todos para que tuvieran al menos un día libre antes de la boda. Sin embargo, tal tarea era
increíblemente complicada.
Los ojos de Kakashi regresaron a la lista de misiones.
—Si le doy esa misión a esta persona, podría causar que esta persona no pueda ir a esta otra, pero
de igual forma, esta misión no sirve para esta persona— Kakashi se encontraba en un dilema. Y aún
peor, también se encontraba el factor que en el mundo de adultos y papeleo es común, cierta cosa
insoportable de nombre 'apariencias' que había que considerar.
¿Como tomarían los demás ninjas talentosos que de la nada algunos tuvieran días libres mientras
que otros no? No luce justo. Kakashi tenía que pensar muy a profundidad cada una de las
decisiones que tomaba, tenía que manejarlo todo de forma eficiente como el hokage que era,
asegurándose de que todo fuera de maravilla. Tenía que hacerlo y de alguna forma lograr que
todos pudieran asistir a la boda con una sonrisa en sus rostros.
Kakashi cerró sus ojos y se recargó en su silla, pensando profundamente. Realmente jamás se
caracterizó por tener ideas brillantes. Arreglar los horarios de todos sería oficialmente un gran
problema. Si tan solo pudiera simplemente convertir la boda de Naruto y Hinata en una misión
para evitar cualquier inconveniente. Entonces recordó que si podía. Después de todo era el
hokage. De esa forma podría ajustar las cosas de mejor manera. Pero... sería bastante problemático
y un abuso de autoridad ¿O no? Kakashi cruzó sus brazos, pensativo. No sería abuso de autoridad
de ninguna forma. Después de todo ése también era su trabajo por complicado que fuese. Kakashi
siempre fue un ninja que pasó más tiempo en los campos de batalla que en la política.
—Es la única salida. Un poco de trampa no dañará a nadie.— Kakashi soltó una carcajada y
continuó perdido dentro de sus propios pensamientos.
-1-
Regalos de boda ¡Acelerador a fondo!

Si le preguntaras a la gente acerca de las aldeas escondidas, probablemente encontrarías un


gran número de personas, sin interés por la cultura shinobi, imaginando pequeñas aldeas rodeadas
por hermosas montañas. Seguramente, esas personas dirían que aquellas aldeas están
completamente alejadas del mundo exterior, algo como una isla flotante en el océano, de estilo
tradicional y con poco desarrollo tecnológico.
Seguramente dirían que una aldea de esas era un lugar ridículo para visitar, además de que sería
casi imposible de encontrar. Bueno, eso es lo que la gente normal pensaría. Sin embargo, la
realidad era bastante distinta. Si una persona normal entrara a la aldea de Konoha por primera vez,
terminaría completamente atónita ante la enorme población que encontraría después de las
grandes puertas principales. La aldea se encontraba en desarrollo continuo y no solo contaba con
áreas residenciales para sus habitantes.
Había escuelas, hospitales, tiendas de ropa, áreas recreativas. Prácticamente todo lo que una
persona necesita para vivir la vida plenamente, y todo eso solo en el centro. El tamaño de Konoha
se encontraba en un punto donde parece más una ciudad. Uno podría vivir una vida entera en ese
lugar y jamás tener la necesidad de cruzar los grandes muros que la rodean. Más que una aldea, se
trataba de una enorme metrópolis que se encuentra ubicada en las profundidades de un bosque.
No había ni un solo shinobi que se sintiera insatisfecho en un lugar como ese. La aldea
originalmente, fue construida como un lugar de reunión de varios ninjas y sus respectivos clanes.
Poco a poco la gente empezaba a pedir comida y, por supuesto, comenzó una gran demanda por
tiendas que pudieran ajustarse a las necesidades de cada clan. Más y más personas comenzaron a
llegar. Vendedores, negociantes, gente con anhelos de hacer a los ninjas sus clientes. Todos ellos
terminarían asentándose en la aldea permanentemente, y obviamente, aquellos vendedores
llegaron de la misma forma con sus respectivas familias y clanes. Había una gran cantidad de gente
normal en la aldea así como había una gran cantidad de personas nacidas como ninjas que
eventualmente terminaron tomando otra profesión. De la misma forma, familias no nacidas como
shinobi enviaban a sus hijos a la Academia Ninja.
En fin, muchas personas de distintos lugares y profesiones vinieron a vivir a la aldea. Y con el caer
de la luna, y el paso de los años, esas personas causaron el crecimiento de una simple aldea a la
gran metrópolis en la que se convirtió. Y aún así, con tal tamaño que tenía continuaba creciendo y
avanzando cada vez más.
Caminar alrededor de toda la aldea necesitaría de un gran esfuerzo, una persona normal podría
desgastarse los músculos caminando tal distancia. Pero aún así, alguien se encontraba corriendo y
corriendo en los alrededores de Konoha. Su nombre, Rock Lee.
El amanecer aún no llegaba. Lee se encontraba tambaleándose mientras rodeaba la aldea, la
expresión de su rostro daba la idea de que este joven ninja podría morir de cansancio en cualquier
momento. Pero ¿Por qué se encontraba corriendo a estas horas de la noche mientas todos los
demás se encontraban probablemente durmiendo? No se trataba de entrenamiento. De hecho, Lee
no se encontraba corriendo solo porque le dieron ganas de hacerlo. Si pudiera, Lee hubiera
regresado a casa y se hubiera acostado a dormir. Sin embargo, había algo que le impedía hacer
eso...
De acuerdo, viajemos a medio día atrás.
El sexto hokage proclamó una misión especial a aquellos que se encontraban en Konoha. Se
trataba de una misión secreta de la cual, ni Naruto, ni su prometida Hinata se podían enterar.
−Todos aquellos que asistirán a la boda de Naruto y Hinata deben buscar sus respectivos regalos.
Claro, se trataba de una misión ridícula, algo que cualquier persona terminaría haciendo de todas
formas. Uno asumiría que entre los invitados, ya había personas que con anticipación, habían
comprado regalos de boda, haciéndolo con tiempo y empeño. El problema es, que todos los
amigos de Naruto y Hinata eran personas jóvenes, gente que seguramente jamás había asistido a
una boda antes.
De hecho, era la primera vez en su generación que alguien se casaba. Parecía ser que es debido a
esta inexperiencia que Kakashi decidió presentar esto como una misión. Después de todo, aunque
parecía ser una persona calmada en el exterior. Kakashi siempre se caracterizó por tener un
específico sentido del humor, esta 'misión secreta' es sin duda, algo que quedaba con su estilo.
Dicho esto, había alguien que se había tomado lo de misión secreta demasiado en serio, alguien
que recibió esta misión con más pasión que cualquier otra persona, siendo obviamente la Gran
Bestia Verde de la Hoja, Rock Lee.
−Recompensaré la amistad de Naruto, poniendo mi cuerpo y mente enteramente en encontrar el
más grandioso regalo de bodas posible!!−le afirmó Lee a Kakashi, mientras corría hacia la distancia
emocionado.
Lee creía firmemente que las mejores ideas venían durante el entrenamiento, no era exactamente
una persona tranquila.
Mover el cuerpo me ayudará a pensar mejor . era lo que pensaba.
Sin embargo, Lee había corrido en los alrededores de la aldea durante horas y ninguna idea había
llegado a su mente. O bueno, para ser mas específicos, si había una idea que giraba por su cabeza.
En algún punto de la segunda vuelta, la palabra 'pesas' había aparecido dentro de la mente de Lee.
Pero era algo absurdo, nadie en su sano juicio llevaría un par de pesas como regalo para una boda.
Pero regresando a lo mismo. Aún corriendo y corriendo, ninguna idea clara llegaba a la mente de
Lee. Tenía que ser un regalo que nadie más pudiera realizar, algo que quedara con su personalidad,
un regalo que expresara los sentimientos de su corazón, un regalo que sería recibido con gran
alegría, el mejor regalo de todos. Pero sin importar cuanto lo pensaba la respuesta no llegaba.
−Los lazos entre Naruto y yo deben ser mejor que eso...!!
Eventualmente llegó a una solución. Hasta que pensara en un buen regalo, Lee no pararía de
correr. Cayendo en su 'regla personal'. Una vez que Lee se decide por algo, hará todo lo posible
para lograrlo, aunque parezca que el mundo esta a punto de derrumbarse y terminar, él seguirá
con lo suyo. Era un principio al que se apegaba firmemente con su enorme devoción. Hasta que Lee
pensara en un mejor regalo que unas pesas, correría hasta el final de los días si era necesario. Eso si,
hay que dejar claro que todo este recorrido por la aldea no solo se trataba sobre rodearla y ya.
Además de eso, Lee se tomaba el duro trabajo de correr por cada una de las calles y saltar a cada
uno de los árboles durante su paseo. Siendo este el caso, curiosamente no hubo ninguna persona
quejándose debido al recorrido de este por los tejados.
Y así, bajo la atenta mirada de los rostros de los previos hokages, tallados en la montaña. Lee saltó y
corrió alrededor de toda la aldea, sin que ninguna idea llegara a su mente durante toda la noche. Y
así básicamente fue como Lee se mantuvo despierto hasta la llegada del amanecer, iluminando
aquellos rostros en el monumento. Lugar que en el pasado era el limite de la aldea, pero que ahora
se trataba de meramente el centro de esta.
−864...− la respiración de Lee sonaba como una serie de diversos ronquidos y bocanadas mientras
jadeaba. Su velocidad estaba tan deteriorada que incluso alguien caminando podría rebasarlo.
Había llegado a su límite. Sus piernas se derrumbaron, causando una caída rápida y repentina. Su
cansancio era tal que ni si quiera tuvo fuerzas para suavizar su descenso. Ya en el suelo, Lee se
cuestionaba sobre sus errores. La idea de que las mejores ideas vienen durante entrenamiento
físico, ¿estaba mal? No, no era posible. Pero entonces ¿por qué no fue capaz de pensar en algo?
¿Hubiera sido mejor correr de reversa? ¿Qué había salido mal?
El cuerpo de Lee ardía desde hace un rato, pero ahora se encontraba enfriándose debido al viento
mañanero, pero aún así, sus energías para siquiera intentar levantarse habían sido agotadas.
−Se trata de uno de mis amigos más queridos, afirmé que pondría mi corazón entero en realizar un
regalo de bodas, ¿acaso jamás se me ocurrirá una buena idea? ¿Acaso soy tan... incompetente?−
Los ojos de Lee se cerraron con gran enojo hacía sí mismo, se culpó por su incompetencia. No tenía
la intención de dejar las cosas así, se levantaría y encontraría un regalo perfecto aunque tuviera
que poner su vida en riesgo. Lee abrió sus ojos mientras las flamas de determinación ardían dentro
de él. De la nada, se encontró con algo que jamás esperó. Había alguien parado detrás de él,
aquella era una vestimenta familiar. Lee miró hacia el rostro de esa persona... lentamente.
−¿Neji?− quizás era una ilusión, quizás un fantasma, pero ahí estaba, su amigo Neji Hyūga.
−Corriendo sin fin hasta colapsar−dijo Neji, mirando a Lee con una personalidad tan pasiva, como
era típico de él. −Sigues igual que siempre, Lee−Lee se quedó sin palabras, habían cientos de cosas
de las que Lee quería hablar con Neji, pero ahora que se encontraba en frente de él, se sentía
incapaz de si quiera soltar un miserable sonido. Sin siquiera decir una palabra Neji lo entendió todo
−Hay algo que quiero decirte− dijo Neji mientras descansaba su mano en el hombro de Lee
gentilmente. Su mano se sentía cálida, y llena de coraje. Lee pensaba que Neji había aparecido
ante él, debido a la preocupación por su bienestar.
−Neji, yo...
−No hay necesidad de decirlo− Neji sonrió −Recuerda esto, más que soporte, fuerza física... y los
Hyūga...− Neji pausó. No era claro si terminó de decir lo que iba a decir o no. Su figura se
desvaneció repentinamente junto a la neblina matutina.
−¿Eh?− el viento sopló suavemente, moviendo los árboles cercanos y empujando la niebla.
−Espera! Neji! Neji!− Lee miró de izquierda a derecha, buscando a sus alrededores
desesperadamente, pero lo único con lo que se encontró fue con el silencio. −¿Qué? ¿¡No ibas a
darme algún consejo para un regalo de bodas!? ¿Por qué apareciste? Neji!! NEJIIII!!− Lee se
levantó mientras gritaba por su amigo.
Era de día, bastante temprano, pero lo suficientemente tarde como para que la mayoría de
aldeanos ya se encontraran despiertos. No había nada a su alrededor, parecía que se había
quedado dormido a mitad del camino, fue algo bueno que no se desmayó en el muro de la aldea.
−Así que fue un sueño− murmuró Lee, con su boca completamente seca. Se sentó y colgó su
cabeza. La muerte de Neji había ocurrido hace bastante tiempo pero incluso ahora, Lee
ocasionalmente lo veía en sus sueños, normalmente durante siestas entre misiones complicadas o
en momentos de dificultad en los que se sentía preocupado por algo.
Pero solo ocasionalmente. La mayor parte del tiempo. Sin importar sus anhelos, Neji simplemente
no aparecería. Los sueños de Lee, usualmente se trataban sobre cosas que habían ocurrido.
Entrenamiento, una lucha contra un enemigo o la planeación de una estrategia; ambos luchando
contra cualquier dificultad. Lee siempre despertaba terminando una oración.
Hagamos un ataque frontal más dinámico! o Iré al frente, así que observa por los alrededores.
pensando de la misma forma ¿Cómo hubiera reaccionado Neji ante aquella decisión?
De la nada una voz irrumpió el momento, se originaba por detrás de Lee.
−Vaya juventud la que tienes el día de hoy Lee!− Lee volteó hacia atrás, para ver a un hombre
sentado en silla de ruedas. Con una enorme sonrisa en su rostro, con dientes blancos como la nieve
mientras levantaba el pulgar en signo de aprobación. Se trataba del gran Might Guy.
−Guy-sensei!!− Lee se encontraba sin palabras al ver a su maestro, quien aún en silla de ruedas
había encontrado una forma de llegar al techo del edificio donde Lee se encontraba.
Durante la cuarta Guerra Mundial Shinobi, Guy puso su vida en peligro durante su batalla contra
Madara Uchiha, abriendo de esta forma las ocho puertas. Su vida había sido salvada por Naruto, sin
embargo, su pierna derecha terminó destrozada. Desde aquel día, Guy comenzó a vivir resignado a
estar sentado en una silla de ruedas. Cosa que para nada cambió su actitud positiva, anteponiendo
el poder de la juventud ante todo e inspirando a Lee como siempre lo hizo.
BAAM!!
De pronto Guy saltó hacia el suelo con silla y todo desde aquel techo. De alguna forma
encontrando la manera de aterrizar con estilo, Lee saltó hacia su sensei, preocupado.
−Sensei!! Eso fue demasiado peligroso, ¿por qué hace eso?
−Hah! Debe haber gran cantidad de gente en el mundo que considera imposible volar en silla de
ruedas! Así que me he decidido a probarles que están mal.− tal tarea sería imposible de realizar
para alguien que careciera del control espectacular de Guy con su cuerpo y su estado físico.
−Todos en la aldea, Kakashi, Ebisu y Genma me siguen tratando como un ninja normal. Eso me hace
feliz, incluso aunque me retiré, así que me he decidido a seguir haciendo lo imposible, posible.−
afirmó Guy, con su típica pose 'cool' −Ese es el poder de mi juventud después de todo!
Las palabras de Guy conmovieron el corazón de Lee, como siempre. Cada vez que Lee se
encontraba sufriendo, cada vez que su corazón se encontraba a punto de romperse en pedazos, las
palabras de Guy lo salvaban. Una y otra vez. Incluso ahora, el coraje en el corazón de Lee creció al
escuchar lo que su sensei tenía que decir. Él quería convertirse en un hombre magnífico como Guy
algún día. Un hombre que encontraría a un alma perdida y confusa como la suya. Ese siempre había
sido su sueño.
−Por cierto, Guy-sensei ¿Qué hace aquí?
−Entrenamiento matutino por supuesto! Pensé que sería una maravillosa idea viajar por cada
rincón de la aldea. ¿Qué te parece Lee? ¿Te unes?
−Muchas gracias pero... justo acabo de hacer lo mismo...
−Impresionante. Pero aún así... Aquello que te preocupa no ha sido arreglado, ¿cierto?− el rostro
de Lee se llenó de sorpresa
−¿C-Cómo lo sabe?
−Bah, sólo tomó una mirada para darme cuenta que pasaste toda la noche entrenando,
preocupado por algo. ¿Cuántos años de mi hermosa juventud crees que he pasado contigo? ¿Por
qué crees que dije 'Vaya juventud la que tienes el día de hoy Lee!!'− fue después de aquella
afirmación de Guy, que Lee se dio cuenta de lo terrible que se veía. Estaba cubierto de lodo. Se
había tropezado un par de veces debido a su fatiga, cayendo y rodando en el suelo... −Parece que
estás preocupado por el asunto de los regalos, ¿no es así?− Lee se sorprendió aún más después de
eso.
−Guy-sensei! ¿Puede leer mi mente?
−Nah... Ando en las mismas...
Aparentemente Guy se encontraba en el mismo dilema, todo estaría bien mientras el regalo de
bodas no fuera algo simple y ordinario. La cosa es que tampoco tenía que ser exageradamente
extraño. ¿No había acaso un regalo de bodas que pudiera combinar los sentimientos que quería
entregar? ¿Algo que irradiara sentimientos de victoria, amistad y trabajo duro? Lee y Guy se
encontraban pensando en la respuesta. ¿Qué clase de regalo podría personificar la pasión de la
juventud? ¿Había realmente tal regalo en este mundo?
Aunque si algo representaba la juventud eran aquellas ingeniosas vestimentas verdes que ambos
portaban.
−Cuando piensas en 'ardiente juventud', lo primero que viene a tu mente son lágrimas y sudor, ¿no?
¿Podrían acaso las lágrimas y el sudor ser transformadas en un regalo? ¿Qué clase de curry es el
mejor? ¿el nivelado? O ¿el extra picante?
−mmmmm... Definitivamente creo que el Curry Pilaf es mejor
−Espera Lee, parece que nos desviamos un poco del tema. Regresemos a la raíz de nuestra
conversación...
−¿Raíz?
−El problema es el regalo de bodas ¿no?− de alguna forma la conversación se torno filosófica −ok,
consideremoslo de esta manera. ¿Cuál es el objeto que definitivamente traerías a una boda?−Lee
se concentró mientras pensaba seriamente aquella pregunta.
¿Algo necesario para una boda? ¿Qué es una boda? Una ceremonia donde dos personas que se
aman se convierten en marido y mujer. En ese caso, lo esencial sería...
−¿Amor?− dijo Lee, mirando a su maestro un poco apenado por el tema de conversación.
−Bastante poético pero, la respuesta no sería ¿el novio y la novia? sin ninguno de ellos no habría
ceremonia...
−Ya lo tengo!! Necesitamos pensarlo desde la perspectiva de ambos y darles regalos que les
gustarían!!− los dos hombres se miraron el uno al otro, con aquellas cejas pobladas y el cabello con
peinado de coco.
−Exacto! Entonces yo pensaré en un regalo apropiado para el novio y tu para la novia!
−Entendido Guy-sensei!!! Veamos, si fuera la esposa... entonces, me vestiría con el traje tradicional
de bodas y asistiría a la ceremonia, y después de eso... a ver... boda... noche de bodas, nacimiento
de bebés, trabajo de casa, enfermería...− palabras e imágenes pasaban por la mente de Lee en
orden sucesivo. −Viajar con bebé en mis manos, mantener un ojo en el bebé mientras mantengo el
cuarto limpio, manteniendo el bebé en mi espalda mientras abro las siete puertas... wow... Tener un
bebé es cosa seria! Pero veamos, para criar a un bebé necesitas indudablemente tanto fuerza física
como económica...− en ese momento Lee imaginó a Hinata, acariciando a un niño mientras Naruto
observaba con amor a ambos. Entonces Lee se dio cuenta que todo este tiempo había estado
pensando en que regalo darle a Naruto y jamás pensó en los sentimientos de Hinata... El mejor
regalo para alguien que eventualmente se convertiría en mamá...
−Lee, recuerda esto, más que soporte... fuerza física... −las palabras de Neji llegaron a su cabeza...
−Finalmente lo entiendo Neji! Estabas preocupado por ella ¿no es así? Ya sé lo que es!!− Lee
pacíficamente afirmó −para proteger tu hogar y tu familia, fuerza física es necesaria, en el mejor
nivel posible.− Guy asintió con la cabeza. −justo ahora, pensaba en todo el trabajo que lleva
arreglar las cosas en la casa. Comprar frutas y verduras, el control de plagas. Uno debe desarrollar
sus brazos con enorme fuerza y músculos para tales tareas. En ese caso, parece que ambos llegamos
a la misma respuesta. Los regalos que debemos entregar definitivamente son...−Guy observó a Lee
con felicidad...
−PESAS!!
Lee se emocionó al escuchar a su maestro!
−Wow!! Igual yo!! Desde el comienzo, desde mi segunda vuelta en la aldea yo igual pensé en lo
mismo!!− lágrimas corrían por el rostro de Lee −Guy-sensei! Guy-sensei!!−Lee corrió a abrazar a su
maestro. Sus pensamientos siempre habían estado en lo correcto. Su sensei había aprobado su
idea. Su felicidad era pura y simple.
Guy se encontraba llorando también, mientras las lágrimas recorrían por sus mejillas abrazó con
fuerza a su alumno.
−Lee!! Tú consigues la pesa para la mano derecha y yo para la izquierdaaaaaa!!−gritó Guy hacía el
cielo, hacía tiempo que no compartían tal momento de alegría juntos. Poco después de tal
revelación ambos consiguieron las pesas inmediatamente, el vendedor estaba sorprendido por
haber vendido dos pesas tan temprano en la mañana.
−Por favor, mira esto Neji, los regalos que conseguí... Estas pesas.− Guy sonrió ante la mirada de
determinación de Lee.
−Con esto, nuestras preparaciones para la boda han finalizado.
−Si!! Estas pesas definitivamente serán el mejor regalo de bodas!!
−Claro!! Que dices si te reto a una carrera mientras las sostenemos, aquí vamooooooos!!− el
minuto en que las palabras salieron desde la boca de Guy, comenzó a mover las ruedas de su silla a
toda velocidad dejando una gran nube de polvo en el rostro de Lee. El joven ninja observaba cómo
la silueta de su sensei desaparecía en la distancia...
−Espere Guy-sensei!!
Ese día, la aldea estaba repleta de un clima bastante juvenil. Hablando de ello, poco después
Kakashi recibió gran cantidad de quejas de la gente.
−Temprano en la mañana, dos hombres raritos estaban llorando detrás de mi casa!! Pero qué
ruidosos!!
-2-
Su vida diaria

Los sonidos que salían de cada uno de sus ataques eran placenteros para los selectivos oídos
de Tenten. Ella se encontraba en su usual campo de entrenamiento, con su usual vestuario, y su
usual método de entrenamiento. Sus sentimientos por otro lado, estaban lejos de lo 'usual'.
−Regalos de boda... huh− murmuró Tenten mientras lanzaba un Kunai. Sus oídos escucharon aquel
bello sonido del arma llegando a su objetivo, justo en la marca que había preparado, sin duda una
maravillosa puntería.
Pero completamente inútil para algo tan simple como preparar un pastel. Tenten normalmente se
dirigía a entrenar antes de desayunar. Algunos días se caracterizaban por la ausencia de misiones, y
prefería continuar con su entrenamiento. Muy temprano comenzaba a entrenar y practicaba hasta
que su cuerpo se calentara lo suficiente para ir a desayunar.
Casualmente, en ocasiones terminaba comiendo el desayuno en el campo de entrenamiento. Su
patrón habitual era comprar unos bollos de carne al vapor de una tienda cercana, acompañados
con una deliciosa taza de té verde.
−¿Qué debería hacer?−se preguntaba a sí misma, lanzando de nuevo otro kunai.
De su mano, un puñado de shurikens fueron lanzados hacia el mismo objetivo, formando un
perfecto círculo alrededor del kunai que había caído justo en el centro. Tal como hace unos
momentos, esto era una muestra de lo que Tenten podía hacer incluso con los ojos cerrados. Este
nivel de habilidad era realmente algo común en cualquier ninja de cualquier sitio. De hecho, es
algo normal que un estudiante aprenda a dominar estas habilidades apenas entrando a la
academia ninja, o incluso que sus familiares le enseñen esta habilidad desde más pequeño.
Para simplificar un poco las cosas, Tenten se encontraba practicando una de las habilidades más
simples de un ninja. Si alguien le preguntara porque continuaba practicando tales habilidades, ella
respondería que lo hace bajo la influencia de su maestro, Guy.
−Cualquier persona que se descuide en lo más básico no verá el amanecer!− Esas palabras las había
dicho Guy el primer día de entrenamiento bajo su tutela. Sus palabras lograron una gran impresión
en la joven kunoichi. Lee, quien se encontraba parado junto a ella, se tomó tan en serio aquellas
palabras que comenzó a llorar, cosa que irrumpió el clima de lo que pudo haber sido un gran
momento digno de recordar. Pero incluso con aquel detalle un poco fuera de lugar, Tenten
continuó llevando las enseñanzas de su sensei en su corazón y practicaba continuamente todo tipo
de habilidades, incluyendo lo más básico.
Para empezar, Tenten nunca ha sido un ninja con experiencia en una gran cantidad de técnicas. En
los días de la academia, no solía tener mucho talento en 'jutsus espacio-tiempo', su control de
chakra era peor que el de otros niños. Desde pequeña, se dio cuenta que no sería del tipo de ninjas
que podría efectuar jutsus enormes. Sin embargo, el hecho de que se diera cuenta desde joven no
significó que se rindiera. Ella siempre luchó para convertirse en una gran e impresionante kunoichi.
Jamás fue un tipo de chica insegura. En el caso de Tenten, fue una gran ventaja haberse dado
cuenta para lo que servía y para lo que no, a muy temprana edad. Debido a que tan pronto como
Tenten entendió sus límites, comenzó a cuestionarse a sí misma sobre sus auténticas habilidades.
Una vez que encontró la respuesta, rápidamente creó su propio camino y lo persiguió con todo su
corazón.
Armas ninja.
Utilizar armas como shurikens o kunais era lo básico de cualquier ninja, pero no había nadie
especializado en armamento. Al menos nadie como Tenten. Sin temor a cometer un error, se
podría decir que Tenten era la kunoichi con mejor control y habilidad en estas armas que cualquier
otra persona. Ella no solo se entrenó en lo básico, sino que de igual forma aprendió a usar las armas
que los shinobi raramente usaban, armas que una persona no podría ni siquiera ver o saber que
existen. Armas de distintos tipos y variedades.
Tenten se encaminó en una ruta que nadie había elegido. Después de todo, la razón principal de su
forma de pensar recaía en su maestro, Might Guy. Y también en sus compañeros de equipo, Rock
Lee y Neji Hyūga. Los tres influenciaron bastante en ella. Guy era reconocido como 'el mejor
usuario de taijutsu en la aldea'. Lee lo admiraba con gran devoción, y puso todo su esfuerzo en
convertirse en un gran ninja. Y Neji era reconocido como 'el genio de la palma celestial', habilidad
que había sido heredada debido a que pertenecía al clan Hyūga.
Tenten pasó su adolescencia y entrenó con ellos, ocasionalmente ganó una considerable
experiencia en taijutsu, bajo la tutela de el gran Guy. Sin embargo, Lee y Neji ganaban experiencia
mucho más rápidamente, a lo cual, Tenten entendió que jamás podría llegar a su nivel de fuerza
física. El equipo Guy tenía el más alto nivel de taijutsu en toda la aldea, y debido a su
entrenamiento, Tenten llegó al punto de ser superior en taijutsu también, exceptuando a sus
compañeros.
En medio del entrenamiento, Tenten tenía presente que no podía evitar compararse con Guy, Neji
o Lee.
−Soy la mas inútil dentro del equipo.−solía repetir.
Aquel era el pensamiento que perseguía a Tenten durante cada segundo de su entrenamiento. Sin
embargo, ese pensamiento era lo que la había impulsado a seguir con su particular camino. Guy y
el resto podrían romper una roca solo con los puños. Tenten en cambio sería capaz de hacer
explotar una roca con una simple arma. De esa forma ella podría estar igualada con Lee y Neji, para
así estar junto a ellos en el camino de la 'juventud'.
Con el tiempo, Tenten pulió sus habilidades con las técnicas espacio-tiempo y aprendió a invocar
un sin número de armas utilizando pergaminos. Para ese tiempo, parcialmente debido a sus días
aprendiendo a usar todas las variedades de armas, Tenten había sido capturada por el encanto de
las armas ninja. En ocasiones, no podía dejar de maravillarse debido a la belleza de su simplicidad.
Durante los días de la academia, había varias compañeras de clase quienes decían que los kunai
eran planos y simples.
Vaya que no entendían nada. Era debido a lo plana o simple que un arma es tan encantadora.
Tenten encontraba la belleza inclusive en la espada más embotada. Ni el ninjutsu, ni el taijutsu, ni
el genjutsu serían rivales contra la belleza de un arma.
Por supuesto, aunque ocasionalmente Tenten comparte esos pensamientos sobre las armas, no
significa que se la pasa educando a la gente sobre eso. Expresaba lo que pensaba con acciones, no
palabras. El filo de su kunai, rebanando perfectamente un tablero era mucho mejor argumento que
cualquier explicación. Tenten debía asegurarse de que su puntería era la mejor para comprobarlo,
por lo cual no se saltaba un solo día la práctica. Todos los días, silenciosamente afilaba sus armas,
las preparaba previamente para usarlas.
Tenten observaba su trabajo duro de Neji y Lee, ellos siempre fueron la razón de todo el esfuerzo
que ella hacia durante su entrenamiento. Sin importar qué tan fuertes se iban a convertir, jamás
dejarían de entrenar lo básico. He ahí el por qué, incluso aunque eran habilidades que cualquiera
podría hacer, ella practicaría un centenar de veces. Su cuerpo, sus brazos, incluso sus dedos,
seguiría practicando sin importar agotar cada parte de su ser.
Ya en combate, no habría ningún objetivo estable. El enemigo no se daría el lujo de detenerse para
que ella pudiera atacar, si alguno de los dos permanecía sin movimiento, era el fin. Por ello Tenten
practicaba lanzando kunais hacia los tableros inmóviles, una y otra y otra vez, repitiéndolo muchas
veces. Así, al momento de encontrarse con enemigos móviles, podría sentir que se mueven
lentamente. Sin importar qué tanto se moviera su enemigo, una vez que ella lanza un arma, ésta se
dirige hacia él como si se tratara de un imán. El practicar una habilidad básica que todos pueden
hacer, sin descansar, era algo que muy pocos podría lograr. El mundo tenía que darse cuenta de
ello. Y eventualmente, esa dedicación al entrenamiento rendiría frutos. Sus habilidades llegarían al
punto en el que cualquier persona reconocería a Tenten como 'la mejor usuaria de armamento
ninja', cosa que la hacía sentirse muy orgullosa.
Pero el día de hoy, su devoción y pensamientos a las armas ninjas le causaba ciertos problemas.
−Agh!! No puedo pensar en nada!!− varios sonidos de impacto acompañaron la voz fastidiada de
Tenten, mientras los shurikens chocaban en los tableros. Los sonidos causaban un eco alrededor del
campo vacío en el que entrenaba. Se encontraba rodeada de varios tableros ya impactados con
cada una de sus armas.
Cuando Tenten escuchó por primera vez acerca de su misión sobre el regalo de bodas,
inmediatamente pensó
Okay, les daré un kunai especial diseñado por mi. Había tomado esa decisión y se sentía orgullosa
de ella, y así debió quedarse.
Pero... esa noche.
Tenten se había acostado en su cama, mirando con indiferencia hacia el techo. Encontrándose al
borde de la suspensión, un solo pensamiento irrumpió en su mente.
−Además de un kunai, ¿qué otro regalo será bueno?−Tenten no tenía una mejor idea. Paso toda la
noche, pensando y pensando sin encontrar jamás la respuesta.
Soltando un bostezo, Tenten movió sus tableros y recogió sus armas, había varios postes en los
alrededores del campo, algunos del tamaño de una persona normal. Los más pequeños eran usados
para entrenar taijutsu; golpes, patadas, etc. Tenten en cambio, utilizaba los postes grandes para
montar los tableros que llevaba consigo. Cada una de sus armas impactaba perfectamente, pero sus
pensamientos no se encontraban enfocados en kunais o cualquier otra arma como un regalo.
Consideró en un determinado tiempo que no era la mejor opción.
Un arma ninja es un regalo que Tenten recibiría alegremente, naturalmente cualquiera esperaría
que su regalo hacia la pareja sería un arma. Pero ¿no sería eso algo predecible y ordinario? Desde
la última noche, por alguna razón u otra, ese tipo de pensamientos rondaban por su cabeza. ¿Había
algo que le preocupaba? La verdad es que ella ya sabía la respuesta.
−¿Una boda?... huh... bueno... es algo lindo.− Tenten suspiró dirigiéndose a uno de los postes. Sus
manos silenciosamente jugaban con un kunai que había recogido. Esa era la cuestión, Hinata y
Naruto se iban a casar, era un feliz acontecimiento. Ella siempre se la pasaba pensando en
shurikens, kunais o guillotinas voladoras, pero jamás había tenido un novio. Siempre vivió una vida
sin pensamientos románticos ni feminidad. Escuchar acerca de una boda de personas cercanas, hizo
que un pensamiento aterrador flotara por su cabeza.
¿Fue lo correcto vivir de esta forma?
Desde el amanecer hasta el anochecer, lo único en lo que pensaba era en armamento ninja. ¿Eso
era algo normal para una joven como ella? Hasta ahora, lo más cercano al amor que había sentido,
fue por una guillotina voladora. Solo bastaba escuchar el nombre de un arma para que a ella le
gustara y se decidiera por comprarla. Coleccionaba armas para quizás, en un futuro abrir una
tienda, pero de alguna forma a veces se encontraba comprando un kunai, sin darse cuenta cómo es
que había llegado a la tienda. Tenten tenía grandes sentimientos por los kunai, siempre coleccionó
armas raras y poco comunes, pero al final del día, los kunais eran su elección favorita. Pero eso
estaba bien, ¿no? Uno nunca puede tener demasiados kunais.
Para empezar, pensaba que los kunai con grabados en ellas, eran arte. Así que las dejaba en casa.
Debido a ello, eventualmente Tenten se encontraba comprando aún más kunais, si se le llegaban a
acabar por algún motivo estaría en problemas. Ya que compraba kunais, pensaba que no era mala
idea comprar algunas con estilos artísticos. De esa forma, Tenten terminó cubriendo
inconscientemente su muro de una colección de kunais. Y estaba completamente orgullosa de ella.
Pero ¿En serio era un buen regalo algo como eso? Quizás después de todo no era una buena idea.
Si regalaba un kunai con gravados como regalo, todo el mundo diría lo mismo.
−¿Un kunai de nuevo?
−Bueno, se trata de Tenten
−Tenten siempre con sus kunai.
La imagen de todos apareció dentro de la mente de Tenten. Cosa que la molestó.
No soy solo una especie de chica kunai! También tengo una guillotina voladora, ¿saben? Ustedes
están mal, no soy lo que ustedes piensan. pensaba enojada mientras afilaba uno de sus kunai.
Si pudiera encontrar un regalo de boda que fuera elegante y adecuado, entonces las cosas
cambiarían.
−Oh, entonces no eres solo kunais y kunais.
−Wow, tal como esperaba de Tenten!
−¿Sabes? Tenten es una persona con un gran sentido de la belleza estética!
Ese tipo de reacciones serían mejor. Pero ¿qué tipo de regalo podría obtener tales reacciones? La
boda se acercaba, ella tendría que ir eventualmente a todos lados para encontrar un regalo
decente. Desde tiendas a las que siempre asiste, como a lugares que lucían lindos, pensó que
debería echar un vistazo por el área comercial de la aldea.
−Ughh... Pero mis ingresos están muertos...−la guillotina voladora había salido cara, pero era única
en su clase. No pudo haberla comprado en otro momento.
No dudes, cómpralo!
Era la regla de Tenten en presencia de un arma que llamara su atención.
−Bueno, resumamos las cosas...− Tenten cerró sus ojos e intentó enlistar todos los detalles en su
mente. Y hablando en serio, lo primero sería el presupuesto. Tenía que manejar mejor sus financias
si quería comprar un regalo. Luego, debido a que quería evitar lo del kunai grabado, tenía que
pensar en lo contrario a ello para así encontrar un regalo perfecto. De esa forma, Tenten pensó en
algo.
−Algo que pueda conseguir con mi presupuesto. Algo que represente los sentimientos de una
joven mujer, algo que no mate gente... Claro!!! Eso debería ser!!!... Pero no tengo idea!
Eso no era nada bueno, su cabeza estaba revuelta. Ni si quiera entendía lo que estaba intentando
buscar. El kunai que inconscientemente ella comenzó a afilar brillaba a un nivel exagerado. Y no
prestaba real atención a lo que hacía. El pensamiento de admitir que era una mujer sin ninguna
clase de méritos, además de armamento ninja, hizo que se sintiera verdaderamente mal. Si no hacía
algo, tendría que... No, debe haber algo, algo más que no había pensado aún. Justo en ese
momento.
−Teeeenteeen!! Tenteeeeen!!− escuchó la voz de alguien gritando su nombre desde la distancia.
La voz se acercaba cada vez más y más. Sabía quien era incluso sin haberlo visto. La única persona
que correría por los alrededores gritando con tal voz tan temprano en la mañana sería Lee.
−Tenten!! ¿Ya te decidiste por el regalo de bodas!?
−¿Lee?− respondió Tenten. −¿Qué diablos haces aquí?− Lee se encontraba curiosamente, vestido
de mujer. Como una ama de casa, de hecho lucía como una señora después de hacer las compras.
Maquillado con una inmensa cantidad de polvo, su cara lucía estúpidamente pálida. ¿Y que era ese
lápiz labial rojo en su boca? Sus cejas lucían incluso mas grandes!! Nah... Estaban igual. Además de
eso, Lee llevaba una pesa en una de sus manos. Estaba completamente fuera de su comprensión...
−Lee... ¿Qué es esto? ¿Por qué diablos te vistes así?
−Yo para la esposa y Guy-sensei para el esposo! Mis ropas se mancharon luego de tanto correr así
que pensé que debería escuchar a Guy-sensei y meterme en la mente de la novia. Así que me vestí
de esta manera con su aprobación, después de ello estoy completamente seguro que las pesas
fueron la mejor opción!
−Sé que acabas de explicarme todo, pero te lo prometo, no entendí nada de lo que dijiste.−
respondió Tenten con su clásica sinceridad. ¿Por qué el vestido? ¿Por qué las pesas? Esto no puede
ser mas raro.
Lee levantó las pesas felizmente.
−Guy-sensei y yo hemos decidido regalar pesas como regalo de bodas!! Tenten, ¿qué les vas a dar
tu?
En ese instante la mente de Tenten se aclaró. Ella no lo entendía pero al mismo tiempo si lo hacía.
No comprendía el porqué Lee había terminado así pero entendía el porque Guy y él querían
regalarle unas pesas. En ese momento todas las cosas por las cuales se preocupaba parecían
insignificantes. Su cabeza se sintió limpia, como si una neblina hubiera desaparecido.
−Vine a asegurarme que tu idea no sea igual que la mía.
−No te preocupes, no es así.
−Estoy feliz! Bueno, continuaré con mi entrenamiento, nos vemos!!
−Espera! ¿Vestido así!?−Tenten no pudo contener sus risas.
Cuando se trataba de Lee o Guy era completamente imposible aguantar la risa. Observaba como
Lee corría hacia la salida del campo de entrenamiento con la misma energía con la que llegó.
Tenten se estiró mientras se apegaba a su decisión.
−Un kunai grabado será.
Tenten ya no tenía ninguna duda, estaba completamente segura. ¿Por qué se había preocupado
desde el principio? Comparado con las pesas, su regalo era excelente. Tenten se sentía
simplemente feliz con ella misma.
−De acuerdo, es hora de volver al entrenamiento.
Los sonidos de impacto de sus armas eran placenteros para los oídos de la joven kunoichi. El
entrenamiento usual, en el campo usual, con el usual método...
Los sentimientos usuales...
Era un día normal en la vida de Tenten.
-3-
Carne y Vapor

-I-

Las llamas brillaban, parpadeando y balanceándose de lado a lado.


¿Me pregunto por qué la gente siempre encuentra tan relajante la acción de observar el fuego? ese
pensamiento curioso apareció de la nada en la mente de Shikamaru.
Probablemente era algo que había comenzado generaciones atrás. En ese tiempo donde la gente
buscaba algo de civilización. En aquellos días, el fuego siempre había sido un buen acompañante
para la gente, iluminaba los alrededores y apartaba a la oscuridad en las noches más negras.
Protegía a la gente del frío y de depredadores. También era usada como señal, para encontrar la
ubicación de sus compañeros o el camino de regreso a casa. Años y años de tales actividades
habían sido heredadas genéticamente hacia varias personas, Shikamaru incluido. Quizás esa es la
razón del por qué, sentado en frente de una llama cálida, sentía una incomparable sensación de
calma.
La voluntad de fuego.
De padre a hijo, de hijo a nieto. De maestro a estudiante. De amigo a amigo. Los sentimientos de
todos yacen conectados, en una misteriosa energía espiritual. Quizás esa voluntad de fuego había
empezado como una pequeña llama que la gente simplemente podía apagar, pero jamás
desapareció. Incluso ahora, seguía siendo pasada de persona a persona, ardiendo con gran
resplandor.
Eran esas conexiones, cruzando generaciones que hacían al fuego tan hipnótico. Sin importar el
tiempo que pasaba, cada célula en el cuerpo de Shikamaru estaba conectada con las memorias de
aquellos que vinieron antes de él, y encontraron calma en el fuego. La gente normalmente lo usaba
para cocinar o sentirse a gusto, y sin darse cuenta, se reunían en grupos alrededor de las llamas.
Desde aquellos días, esa fue una costumbre que jamás cambió. De hecho, en este momento,
Shikamaru se encontraba sentado en frente de una llama, comiendo algo con su mejor amigo Ch ōji
Akimichi.
Risas, comodidad, el sonido de la vajilla tintineando. El sonido de la carne salpicando aceite
mientras era cocinada. 'Yakiniku Q' era el lugar de descanso de Shikamaru. La gente normalmente
piensa en restaurantes de carne a la BBQ completamente repletos de gente durante la noche y no
tanto durante el día. Este en especial era una excepción, siempre se encontraba lleno de día y de
noche. Su carne era barata y sobre todo, de alta calidad. Justo a esta hora, el restaurante no era
muy diferente a un campo de guerra. Las órdenes salían de cada una de las mesas, peticiones por
cerveza, té o utensilios a cada momento, apurando a los trabajadores. El lugar era un caos.
Shikamaru observaba el frenetismo de los trabajadores mientras consumía un pedazo de carne a la
parrilla, el color rojo profundo de la carne lucía brillante, al que igual que la grasa lo hacía como
una perla. Estaba fresca. El sonido de la boca masticando la carne lentamente, causando que este
suelte su jugo y el delicioso olor a comida asada flotaba alrededor del establecimiento.
Shikamaru y Chōji habían decidido comer el almuerzo en el lugar de costumbre. La decisión había
pasado momentos atrás, Shikamaru había salido al distrito de compras y se encontró a Chōji en
medio del camino, empezaron a hablar y entonces Chōji mencionó.
−Ya casi es la hora del almuerzo, que tal si comemos algo de carne juntos− y aquí estaban...
comiendo en Yakiniku Q como siempre.
Shikamaru había entrado al establecimiento dispuesto a esperar, pero como es Chōji, entró
gritando.
−Algo de carne por favor!!−como si la comida se fuera a acabar en un instante.
La pieza de carne de Shikamaru yacía en la parrilla, cociéndose perfectamente, luciendo jugosa. La
sostuvo con sus palillos y la volteó, la parte de abajo lucía hermosamente cocida. Si la carne se
cocinaba de más, podría ponerse dura. Uno tenía que prestar demasiada atención para asegurarse
de que se cocinara perfectamente. La mayoría de la gente disfrutaba cocinar su carne por un
instintivo periodo de tiempo, pero una investigación reciente había concluido que había personas
que la cocinaban de más, o al menos, eso es lo que Chōji le había dicho a Shikamaru.
Chōji, justo a la mitad de una crítica hacia esas personas comió un pedazo de carne que no parecía
completamente cocida aún. Siempre se caracterizó por comer la carne justo a un momento previo
de que ésta terminara su cocción. Shikamaru pensaba que era mejor esperar un poco más. Su
pedazo de carne lucía perfecta, justo cuando Shikamaru la alcanzó con sus palillos, Chōji la agarró y
se la llevó justo frente a sus ojos...
−Esa era mi carne...−dijo Shikamaru.
−¿Huh? Ohh perdón Shikamaru!! Vi que ya estaba cocida y antes de darme cuenta mis manos solo...
−Chōji observó arrepentido mientras se daba cuenta que había agarrado el pedazo incorrecto.
−Qué rayos. Esta bien, aún hay carne para comer.− de esa forma, Shikamaru puso otro pedazo de
carne en la parrilla, volteó hacia Chōji sonriéndole −Después de todo, mejor que te lo comas a que
termine convertido en cenizas.− Chōji le sonrió a Shikamaru y se concentró en saborear el pedazo
de carne robada.
−Wow, esta carne sabe delicioso! Cocinar y comer en una parrilla es bastante complicado para los
novatos, cuando viene el momento de hacerlo, las parrillas a base de gas son las mejores.
Realmente dejan la carne deliciosa!− dijo Chōji mientras ponía cada vez más arroz en su boca, su
tazón estaba quedando vacío rápidamente.
Shikamaru de alguna forma, llamó a un mesero en medio del caos y pidió otro plato de arroz para
su amigo. Lo curioso sobre el apetito de Chōji, es que se sentía bien observarlo comer. De alguna
forma, hacía que Shikamaru se sintiera satisfecho, incluso cuando Chōji inconscientemente le
robaba piezas de carne. Es por eso que Shikamaru siempre sentía la necesidad de asegurarse que su
amigo comiera bien. Al final, Shikamaru empujó el pedazo que había puesto a cocerse hacia Ch ōji,
y en un parpadear había desaparecido.
Carne, arroz, carne, arroz, carne, arroz, carne, carne, carne... Chōji continuaba comiendo sin parar,
mientras Shikamaru observaba el espectáculo. Se daba cuenta que Chōji se veía bien comiendo
tanto debido a su barba de chivo.
Últimamente su apariencia había cambiado un poco, lo más evidente era su pequeña barba. No era
enorme, estaba justo del tamaño perfecto. Su cabello había sido cortado un poco y peinado hacía
atrás. Dando una apariencia de elegancia y buen porte. No había duda de ello, era la barba.
Simplemente combinaba muy bien con su cabello y lo hacía lucir como un adulto, incluso a ojos de
Shikamaru que lo conocía desde la infancia.
−Quizás debería dejarme crecer la barba así también...− Shikamaru murmuró mientras se
balanceaba en su silla.
−¿Por qué harías eso?− Chōji momentáneamente volteó hacía su amigo. Otra cosa curiosa de Chōji
es que, sin importar que tanto comiera, su capacidad de escuchar jamás se desvanecía.
−No lo sé, a diferencia tuya yo luzco como si no hubiera cambiado en nada, ¿no crees?− dijo
Shikamaru mientras se rascaba el cabello.
Desde niño, él jamás había cambiado su estilo, su largo cabello atado sobre su cabeza. No era
como si amara el estilo, simplemente le daba flojera peinarse y esa era la forma mas rápida de lidiar
con su cabello. Si Shikamaru se había decidido en algo, era en mantener su cabello y vestimentas lo
más simples posible. Pero igual no era como si siempre tomara el camino fácil para llegar a un fin o
algo así. Claro, uno no podría decir que siempre estaba determinado a que las cosas fueran simples,
eso solo pasaba en casos en los que la situación simplemente no le interesaba.
Shikamaru no lograba entender a la gente que llegaba a medidas ridículas para cambiar su estilo,
pensaba que el mejor estilo era aquel que pudieras vestir en cualquier parte, que te permitiría
tomar una siesta o mirar las nubes. Cuando era niño Shikamaru solía pensar Si pudiera, me gustaría
gastar cada día simplemente sentado frente al fuego, observando las llamas. Un niño como él era
totalmente diferente a aquellos quienes les importaba lo que el mundo o la sociedad decía de
ellos. No era muy sorprendente que no se preocupara sobre el cabello o su vestimenta, pero ahora
que veía a su mejor amigo de la nada luciendo como un adulto digno, los pensamientos sobre su
estilo inundaron su mente.
Shikamaru se convirtió en chūnin a corta edad, estuvo involucrado en una gran variedad de
trabajos que tenían que ver con la administración de la aldea. Por ejemplo, había sido supervisor de
los exámenes chūnin y se encargó de atender bastantes encuentros con otras aldeas, y en cada uno
de esos encuentros siempre se encontraba rodeado de gente más adulta que él. Debido a esto
Shikamaru conocía bien las formas de actuar de un adulto, y de hecho él personalmente poseía
cada simple característica capaz de catalogarlo como tal, pero de alguna forma aquellos
pensamientos de madurez y look habían irrumpido sus pensamientos.
−La gente normalmente me dice, “¡No has cambiado en nada!” cuando me ven−Chōji volteó hacía
su amigo, confundido.
−Probablemente lo dicen por tu cabello ¿no?− Chōji pausó mirando su plato vació. −Mesero! Uno
más por favor!− después de pedir su orden, Chōji miró de vuelta a Shikamaru. −Si me preguntas a
mi, la verdad has cambiado bastante.
−¿De verdad?− preguntó Shikamaru −¿Parezco un adulto?
−Si. Quizás es porque has asistido a varias reuniones importantes. Comparado con el viejo tú, tu
cara ha cambiado. Creo que luces más seguro y capaz. Soy yo el que lo dice y no es posible que me
equivoque...
−Ahora que lo mencionas! Mucha gente dice que luzco como mi viejo.− Shikamaru puso su mano
en donde se supone, dejaría crecer su barba de chivo y continuó pensando sobre el asunto.
Mientras lo hacía, la orden de Chōji había llegado a la mesa. Era un enorme plato, mucha gente se
sorprendería al saber que no estaba destinado a dos personas. Era solo para Chōji. Los trabajadores
del restaurante ya estaban acostumbrados a ello.−Cuando venimos aquí por primera vez,
ordenamos lo mismo ¿cierto?− los pensamientos de Shikamaru volvieron a los tiempos en los que
era un genin. Su equipo celebraba el éxito de una misión. Los cuatro comían en la misma mesa
−Hey! Esa era mi carne Chōji!!−gritaba Ino.
−Silencio...− dijo Shikamaru, molesto con el griterío de Ino. Ino inmediatamente volteó hacía el...
−Silencio!? ¡¿A que te refieres con eso!? Era mi carne. Ahora por eso, tu cocinarás una carne para
mi!
−¿¡Qué!? ¿¡Por qué soy yo el que tiene que cocinar todo de nuevo!? Ah... Qué fastidio... ¿Por qué
son las mujeres tan insoportables?− Shikamaru pensaba sobre el tema mientras volteaba la carne.
Para empezar, la mujer mas cercana a él era su madre. Era mucho más enojona que varias mujeres.
¿Qué diablos hizo que su padre se casara con tal aterradora mujer? Shikamaru no lo entendía. −Esto
es suficiente ¿no?− dijo Shikamaru, con la carne completamente cocida. Justo después de ese
comentario, Ino alcanzó el pedazo con sus palillos y suspiro satisfecha. De la nada la carne
desapareció por Chōji. Ino lanzó sus palillos desesperada.
−¿¡¡Es en serio!!? ¿Lo estas haciendo a propósito?
−Es que... la carne estaba justo ahi... − Ino empezó a gritarle a Chōji, molesta, mientras este
continuaba con su almuerzo. Shikamaru sabía que terminaría cociendo la carne de nuevo...
Era lo de costumbre en su equipo. Y una persona los observaba feliz y sonriente. Asuma.
Shikamaru volvió al presente y observó el lugar donde su sensei se solía sentar. Los cuatro venían
después de todas las misiones. Shikamaru creía que la vida continuaría así. Sería absurdo imaginar a
todos haciendo algo diferente cuando eran más chicos, pero de alguna forma, el Shikamaru de
antes pensaba de esa manera. Jamás había imaginado cómo luciría una vez alcanzada la madurez.
Pero el tiempo pasó. Y la edad adulta había llegado convirtiéndose en el presente.
Ino se había hecho más femenina, el apetito de Chōji no había cambiado, Shikamaru había
cambiado sin darse cuenta. Y Asuma... ya no estaba. Los cuatro jamás volverían a estar juntos. Ese
restaurante, ese asiento, todo se encontraba dentro de las profundas memorias de aquellos
momentos alegres a los que Shikamaru no podía regresar nuevamente. Era debido a su esfuerzo
por no olvidar que Shikamaru siempre regresaba a ese restaurante.
Cuando se encontraba rodeado por esa fragancia a carne cocida, le gustaba imaginar que era
similar al aroma a tabaco que salía del cigarro de su sensei. La barba de Asuma siempre olía a
cigarro, de lo mucho que fumaba. Y sin importar lo que sucediera, siempre fue calmado y tranquilo.
Asuma había ido a varios viajes cuando era joven, por lo cual era una persona bastante inteligente,
sus habilidades como ninja eran sorprendentes. Era como su padre, y al mismo tiempo como un
hermano mayor.
Siempre llevaba a Shikamaru y a su equipo a comer carne. Hablando de ello, siempre se ponía
pálido cuando presenciaba el apetito voraz de Chōji. Pero ahora, la comida era pagada por el
dinero que Shikamaru y Chōji ganaban por sí mismos. A veces Shikamaru se preguntaba si podría
ser posible convertirse en un adulto tal como Asuma. Shikamaru tomó el menú y comenzó a voltear
las hojas, calculando la cuenta que ambos tendrían que pagar. Sería bastante dinero sin duda...
−Diablos, debería comer algo yo...−Shikamaru alcanzó rápidamente algo de carne por su cuenta.
−Más, por favor!!−gritó Chōji al mesero.
−Así que... Sobre lo que hablábamos antes... ¿Qué es lo que vas a hacer?
−¿Postre?
−No he dicho nada de postres, Chōji... Te hablo sobre el regalo de bodas.
−Ohhh si, eso.
Shikamaru suspiró, ¿acaso Chōji lo había olvidado? Para empezar. Shikamaru había ido al distrito
de compras a ver los regalos y fue ahí cuando se encontró con Chōji. Shikamaru seguía dudoso
sobre lo que debería regalarles. Debía ser algo con lo que Naruto y Hinata podrían estar felices
pero no tenía ninguna idea. Simplemente no tenía experiencia en regalos de boda, era extraño que
él diera regalos a las personas. Pero en ese caso, lo mejor sería escuchar la opinión de una mujer.
De esa forma, Shikamaru fue a visitar a Ino en su tienda de flores, una vez que llegó ahí, su antigua
compañera de equipo le mencionó que ya había decidido qué regalar. Tal como se esperaba, ella
estaba muy bien informada en moda y tendencias.
−Entonces estará bien si compro algo en la misma tienda que tú, ¿puedes decirme dónde está?
−¿¡Qué!? No puedes ir a la misma tienda, olvídalo.
Aunque ambos habían sido grandes amigos, que se acompañaron en las batallas más crueles,
Shikamaru había sido abandonado.
−Me rindo.−murmuró mientras caminaba por las tiendas, siendo ahí cuando Chōji apareció.
De vuelta en el restaurante, Shikamaru veía a su amigo comiendo algo de helado. ¿A que hora lo
pidió? Shikamaru decidió no preguntar, había cosas que simplemente estaban fuera de su
entendimiento. Honestamente, la opinión sobre Chōji en el tema de los regalos de boda no era lo
mas confiable, sin embargo, Shikamaru estaba tan preocupado que el consejo de cualquier persona
sería suficiente.
−De hecho, estoy mas o menos decidido...−la respuesta de Chōji sorprendió a Shikamaru.
−¿¡Cómo!? ¿Ya sabes que les vas a regalar!?
−Si.− dijo Chōji, sacando un rectangular trozo de papel. −Creo que les daré esto.−Chōji deslizó el
papel hacía Shikamaru, él lo tomó de forma que no se llenara de la grasa de sus manos.
−Esto es...− Shikamaru no podía creer lo que veía. Era un ticket complementario para una cena en
el restaurante más caro de Konoha. El “Ryōtei” −Personas como nosotros, no vamos a lugares como
esos... Pero como es un regalo de bodas, esta bien. ¿No?− el restaurante era extremadamente
formal y estúpidamente caro, un ticket para una comida ahí. Era algo brillante. Era una gran
oportunidad para que la pareja fuera a un lugar al que no asistirían tan seguido, era un regalo que
ambos podrían disfrutar. No habría un regalo tan excelentemente pensado como este. Pero. cómo
sería posible que Chōji dejara ir tal oferta.
Chōji, ¿eres el mismo que conozco? Te has convertido realmente en un adulto sin que me diera
cuenta. Shikamaru observaba el ticket mientras Chōji comía felizmente su helado.
−El ticket vino a mí!! Una comida para tres!− Shikamaru al principió no entendió el significado de
ese comentario.
−Espera un momento... ¿Vas a comer con ellos?
−Por supuesto que no!! No soy quien para entrometerme en una comida entre los recién casados.
−Si... Eso sería...
−Le pediré al mesero que me ofrezca una mesa aparte.
−¿De verdad?
Shikamaru dirigió su mirada al techo, observando el ventilador que giraba sin parar. Pronto, la hora
del almuerzo pasó y los clientes se retiraban poco a poco. La paz había regresado al
establecimiento. Escuchando continuamente el sonido del ventilador, en el ahora tranquilo
restaurante, Shikamaru continuó preocupado sobre sí mismo. Una comida de alta calidad, ese era
el regalo que Chōji había preparado. No tenía nada de malo pero, ¿por qué diablos era para tres?
Ese restaurante debió haber pensado mejor acerca de como las parejas adorarían ir solos, amantes
sin interrumpciones. ¿Cuál era el sentido de esa oferta? Si era para tres por supuesto que Ch ōji
terminaría yendo. Shikamaru comenzó a criticar las políticas del restaurante, se imaginó a Naruto y
Hinata vestidos elegantemente para comer en el lugar, y entonces, en frente de ellos estaría Chōji,
pidiendo una segunda orden de lo que había pedido, observando fijamente a la pareja. ¿Todo eso
funcionaría?
No, en ese momento Chōji estaba bien con eso. Era un regalo de su estilo. El problema era que
particularmente él no había pensado en nada. Shikamaru se estiró en su asiento y cerró los ojos.
Siempre que Shikamaru pensaba sobre algo, tenía el hábito de sentarse en cierta posición para
concentrarse. No lo hacía a propósito. Pasaba de forma natural, pero de esa forma venían las
mejores ideas.
Hablando de ello, nadie jamás hubiera imaginado ver a Shikamaru con tal posición en un
restaurante. Jamás pensó que llegaría a eso. Los pensamientos se reunieron dentro de su cabeza.
Algo que fuera perfecto como un regalo de bodas. Primero, sería lo mejor si el regalo fuera
práctico y necesario. ¿Utensilios de cocina? No. Debe ser algo que no posean. Las vajillas estaban
de moda ¿no? O platos gemelos para que la pareja tenga un almuerzo divertido. O un reloj tal vez.
O quizás un marco para las fotos de la boda. Regalos que pudieran servir para almacenar recuerdos
de ambos. De cualquier manera, no podía conseguir el mismo regalo que otra persona. Después de
todo, Ino rechazó ayudarlo debido a eso. La boda se aproximaba, así que quizás un enorme ramo de
flores ayudaría. Ese también podría ser algo acorde a la ocasión. Igual estaba la opción de regalar
ingredientes para una buena comida. Pastas, té, cosas como esas serían bien recibidas, o eso
pensaba. Podría ganar un certificado de regalo de una tienda departamental, solo tenía que
comprar varias cosas para convertirse en un cliente especial. Dinero... Dinero... Todo se consume en
dinero. Shikamaru abrió los ojos.
−¿Qué hacer?− al final, todo se resumía en dinero. De hecho eso era algo factible, en vez de darle
algo a la pareja que quizás nunca usarán, era mucho mejor solo darles el dinero para que ellos lo
pudieran gastar en lo que quisieran. Pero luego, el problema sería que todo el mundo le daría
regalos a la pareja y sería extraño que Shikamaru simplemente se acercara a ellos a darles un fajo
de billetes. Debido a su personalidad, pensarían que tuvo mucha flojera como para comprar algo
decente.
En el fondo, sabía que nadie pensaría en ello, pero dar dinero era un regalo bastante soso. Se siente
como si no hubiera ninguna pizca de sinceridad en ello. Estaría bien si regalara dinero a alguien a
quien no conoce muy bien, pero a ellos... no sería algo bueno. La preocupación de Shikamaru no
tenía final, tal como el apetito de Chōji.
−Has comido demasiado.− Shikamaru notó la cantidad de platos vacíos de helado, amontonados
en frente de Chōji. −¿No sientes... frío?
−Se siente bien comer algo de frío luego de toda esa carne caliente. Además soy de la clase de
personas que viajaría hasta la tierra de la nieve y aún así compraría helado para comer. Mi apetito
no sabe lo que es el frío.−Chōji le sonrió a su amigo. −Muchas gracias por la comida!
−Espera..., espera un momento− justo en ese momento algo se encendió en la mente de
Shikamaru. −¿Qué es lo que acabas de decir Chōji?
−Solo dije gracias por la comida.
−No, antes de eso. Sobre viajar a la tierra de la nieve.
−Oh si, dije que comería helado aún si viajara a la tierra de la nieve. Pero ¿si sabes que solo daba un
ejemplo no?
−¡¡Eso es!!− Shikamaru señaló a Chōji, luciendo alegre. −¡Un viaje! Eso sería algo bueno, Un viaje
para su luna de miel.
-3-
Carne y vapor

-II-

Shikamaru y Chōji abandonaron el restaurante sin ningún destino en particular. Solo


caminaban sin rumbo fijo. No importaba si tenían una meta en mente, Shikamaru se había liberado
sobre todas sus preocupaciones.
−Ya veo, un viaje de luna de miel.
−Si, gracias a ti se me ocurrió esta gran idea.
Ahora, todo lo que Shikamaru tenía que hacer era seleccionar el lugar y asegurarse que fuera
apropiado para la ocasión. Pero de igual forma. Tendría que pedir la opinión de una mujer, ¿cierto?
¿Donde podría encontrar a Ino? Probablemente habría ido a comprar su regalo. Mientras él y Chōji
caminaban, Shikamaru comenzó a voltear hacía a los lados.
−¿Buscas a alguien Shikamaru? yo puedo ayudarte.
−Si, necesito la opinión de una mujer, Ino estaría bien si estuviera por aquí.− Konoha era una
ciudad enorme, el hecho de que Shikamaru y Chōji se encontraran en medio del distrito de
compras había sido una simple coincidencia. Si se encontraban a Ino, sería la coincidencia de las
coincidencias, reuniendo al combo equipo 10, InoShikaChō. Las probabilidades de encontrarla eran
de cero a nada.
−Oh, mira quién esta ahí.−murmuró Chōji.
−Estas bromeando, ¿cierto?− dijo Shikamaru sorprendido. El número de coincidencias en el día
había llegado a un nivel estúpido, como si saliera de una novela, o eso era al menos lo que él
pensaba. La histeria de Shikamaru se detuvo rápidamente al ver la espalda de una mujer. Su cabello
era corto y atado en dos coletas. Tan solo verla hizo que sus ojos se abrieran aún más. La j ōnin de
Sunagakure. Temari.
Muchas personas siempre iban y venían de Konoha, no solo ninjas de otras aldeas como Temari.
Eran shinobis que recibían misiones, que regresaban de ellas, clientes que pedían solución a sus
problemas, gran variedad de personas. Había un continuo patrón de visitantes yendo y viniendo.
Por supuesto, eso no significaba que cualquiera podría entrar, estaban aquellos que vigilaban las
puertas de la aldea, siempre observando y buscando por gente u objetos peligrosos,
inspeccionando a los visitantes.
Temari por ejemplo siempre llevaba un enorme abanico en su espalda. Era su elección de arma
favorita, un abanico de guerra que creaba un devastador ataque de viento con un solo movimiento.
Pero aún con tal arma tan peligrosa, Temari era un ninja de una aldea aliada, habían pasado años
de confianza entre Sunagakure y Konohagakure, así que naturalmente ella tenía permiso de llevar
su arma a donde quisiera. Temari volteó debido al grito histérico de Shikamaru y notó a los dos. Sus
ojos se encontraron con los de Shikamaru.
−Así que eras tu quien gritaba. ¿Qué haces?
−O-Oh si... estábamos comiendo el almuerzo y entonces... bueno, hablando de ello que es lo que...
−Solo doy mis saludos previos a las reuniones sobre los nuevos exámenes chūnin.
−¿Exámenes chūnin? Aún falta para que empiecen, ¿no es así?
−Bueno, se podría decir que este año habrá reuniones hasta para acordar las reuniones.− Temari
soltó una sonrisa irónica, tenía muchos asuntos problemáticos que atender. Ella era la hija del
cuarto Kazekage, y la hermana mayor del quinto Kazekage. Una inteligente y capaz persona que
ayudaba a su hermano con actividades de diplomacia en otras aldeas. Como hoy, ella tendría que ir
y venir desde Sunagakure para participar en las reuniones planeadas para los exámenes chūnin.
Shikamaru se acercó a Chōji para que Temari no pudiera escucharlos.
−Oye Chōji, ¿por qué dijiste “mira quien esta ahí” de esa forma. Pensé que te referías a Ino.
−Tu dijiste “la opinión de una mujer” ¿Realmente hay alguna diferencia?
Shikamaru regresó su mirada hacia Temari. Ella era prácticamente la mejor usuaria del elemento
viento en su aldea y en el mundo. Era una persona firme, audaz, con un corazón seguro y una
actitud beligerante. Contrario a Hinata. Sus personalidades no podrían ser más distintas, así que
pedirle opinión para la luna de miel sería problemático. Con Ino sería igual, ya que sus
personalidades de la misma forma son diferentes la una con la otra, el problema es que al menos
Ino ha vivido toda su juventud junto a Shikamaru, por lo que parece mas fácil pedir su opinión.
Shikamaru imaginaba la reacción de Temari.
−¿Un regalo de bodas? ¿Estás seguro de preguntarme acerca de eso?
−¿Qué es lo que están buscando?−Temari expresó duda en su rostro. −Lucen sospechosos.
−Shikamaru quiere preguntarte algo.−dijo Chōji, antes de que Shikamaru inventara otra excusa.
−Bueno... Tu...− Shikamaru se puso nervioso al mirar a Temari. −Bueno, lo que intento decir es...
Aaah~... he estado pensando sobre ello y... dime... ¿Dónde crees que es buen lugar para una luna de
miel?
−¿¡Qué!?− gritó Temari, sorprendida. −¿Lu-Luna de miel?− Temari miró hacía otro lado. En efecto
era algo problemático preguntarle sobre ello a Temari. Por supuesto que ella también había tenido
problemas con el regalo de bodas. Chōji debió haberse quedado callado.
−Perdona. Sé que es inesperado pero quiero escuchar lo que piensas.
−¿P-Por qué preguntarme a-a mí sobre eso?−Temari lo miró nerviosa y desconcertada.
−No lo sé, pensé que preguntarte sería lo mejor...− obviamente no podía decir “porque eres una
mujer”. Eso sería increíblemente grosero. −Sería lo mejor.− repitió. Por alguna razón, Temari
miraba hacia el suelo, Shikamaru estaba convencido de que la pregunta la había conflictuado.
−Creo que lo mejor sería relajarse en los baños termales, ¿no crees? O acaso suena algo...
¿anticuado?
−Creo que está bien.
−Bien. Me alegro, un hospedaje en un hotel de aguas termales con buena comida sería lo mejor.−
Temari aprobó la idea. Shikamaru sonrió tranquilo, había estado preocupado durante toda la
mañana y al fin soltaba una sincera sonrisa. Pero por otro lado, Temari lucía algo perturbada.
−¿No me digas que aún tienes cosas que hacer?−preguntó Shikamaru.
−No, ya es todo por hoy. Estaba a punto de ir a casa.− Ella ya no tenía ningún deber que realizar,
pero no había descansado nada. Shikamaru rascó su cabeza un poco, confundido por su respuesta.
Temari estaba actuando raro ese día, ¿por qué?
−Sería bueno checar si hay hospedaje más tarde ¿no creen?−sugirió Chōji.
−De hecho.− Shikamaru asintió. −Sería lo mejor ir y echarle un vistazo lo más pronto posible.
−Claro, aún es temprano, ir ahorita estaría bien.
−Si, probablemente.
−Bueno, iré a comer algunas nueces, ustedes dos deberían checarlo.−dijo Chōji.
−¿¡Eh!?− Shikamaru y Temari exclamaron al mismo tiempo. Nervioso, Shikamaru miró a su amigo.
−¿A qué te refieres con que no vienes Chōji?
−Lo siento Shikamaru, tengo que comer mi postre después del almuerzo.
−¡Pero acabas de comer!
−Tengo un espacio separado para el postre.
−¡Pero ya comiste postre!
Mientras discutían, Shikamaru volteó a ver a Temari. Probablemente estaba enojada por la actitud
algo egoísta de Chōji, porque su cara se estaba poniendo completamente roja.
No es tiempo para bromas Chōji, cambia de opinión. No es bueno hacer enojar a una mujer,
siempre acaba en algo problemático, vaya, si lo sabré yo. todo esto intentaba decírselo a Chōji por
medio de la mirada, pero Chōji no cambió de opinión.
−Estas buscando un lugar para una luna de miel, estaría bien que lo vieran ustedes dos.−mencionó
Chōji, riendo de oreja a oreja. Era una excusa muy razonable para que Shikamaru lo contradijera,
tiene mucho más sentido que un hombre y una mujer busquen un lugar de hospedaje a que dos
hombres lo hagan. De esa forma tienes el punto de vista del novio y la novia sin ningún problema.
Pero ahora mismo, con Temari actuando de forma que Shikamaru no podía atender y su cara
poniéndose roja, era señal de un posible enojo, sería muy peligroso ir solos.
−Los veré luego, me retiro.− dijo Chōji mientras caminaba hacia otra dirección. Para cuando
Shikamaru intentó decir algo más, era tarde.
¿Por qué comerías nueces ahora? Dios, comiste una pila de helados, ¿acaso tu estómago es
infinito? pensó Shikamaru.
Incluso aunque las calles de la aldea siempre estaban llenas de actividad, el lugar donde se
encontraban Shikamaru y Temari estaba completamente inactivo. Ambos estaban quietos,
atrapados en un inmenso silencio. Shikamaru tenía mucho miedo, no podía verla ni si quiera a los
ojos.
−Uh...− su boca se movió sin su consentimiento... −¿Cómo debería...? ¿Qué quieres hacer?− soy un
idiota. Shikamaru sintió un nudo en su garganta.
−Podemos ir.−dijo Temari, tranquila y sin mirarlo.
¿¡Cómo llegamos a esto!?
En poco tiempo, Shikamaru y Temari llegaron al distrito de las aguas termales. No hubo mucha
plática en el camino. Shikamaru intentaba sacar un poco de conversación pero la reacción de
Temari era responder lo más breve posible. Esa atmósfera incómoda continuó durante todo el rato.
¿De dónde provenía esa punzante tensión? Shikamaru tenía su vista al frente para no ver los ojos de
Temari, con un leve sudor saliendo de su frente. Shikamaru trataba de analizar la situación
objetivamente. Para empezar, no era raro que los dos estuvieran solos. De hecho era algo común,
en el pasado él la había guiado alrededor de la aldea y habían ido a varias reuniones de trabajo.
Incluso la invitó a salir una vez. Pero incluso en aquella ocasión, las cosas no estaban tan tensas
como ahora. Por qué las cosas estaban tan tensas en ese día o por qué Temari no hablaba, eran
cosas que se preguntaba Shikamaru. Buscó en su cerebro, desesperado por respuestas.
Lo más probable es que Temari estaba preocupada por algo en específico. Había arruinado sus
planes por el resto del día, incluso aunque había dicho que no tenía nada qué hacer. Las mujeres
siempre son así. Todo esto es culpa de Chōji y su apetito, jamás pensé venir aquí con ella.
Hay un dicho que dice “Los ninjas deben ver debajo de lo que esta debajo”, pero esta era una
situación que nadie podría ver venir. Mientras Shikamaru meditaba, él y Temari cruzaron sobre un
puente de madera. Había un río fluyendo debajo, con una ligera capa de vapor brotando de él.
Venía de una fuente termal, había un olor particular en el aire. Algo como huevos, seguro era el
sulfuro de hidrógeno mezclado con el agua. La fuente era de cinturón volcánico en el cual la aldea
se encontraba. Una enorme cantidad de aguas termales se encontraban en esta área, tantas que
incluso se decía que en un pasado era un área de sanación shinobi. Ahora era un lugar perfecto
para turistas. Ambos pasaron a lado de varios turistas, la mayor parte de ellos vestidos en Yukata,
con sandalias de madera y vestimenta con la insignia del hotel o el instituto donde se hospedaban.
En el distrito se encontraban restaurantes, centros de juegos, tiendas de recuerdos y varias cosas
más.
Lo más disfrutable de esta área era visitar cada uno de estos lugares. Shikamaru y Temari pasaron
por muchas de estas tiendas, buscando un lugar bonito. El sol se estaba poniendo en el oeste, y en
poco tiempo, la noche cayó. Las lámparas frente a cada una de las tiendas y edificios comenzaron a
encenderse, una por una. Esas luces iluminaban todo el lugar una vez que la oscuridad había caído.
−Luce increíble...−murmuró Temari.
−Si.− afirmó Shikamaru. Entonces, volteó a ella. −Fue un gran problema venir hasta aquí así que...
¿Qué dices si nos paseamos por el lugar?− Temari al fin había hablado, el ambiente del lugar había
difuminado toda la tensión. Shikamaru quería tomar ventaja de ello, no pasaría nada malo si se
paseaban un poco por el lugar.
−Tienes razón. Qué dices si vamos a una tienda.− la tienda a la que ella apuntó era pequeña, con
una insignia que decía “Práctica de tiro” al frente. Lucía como el tipo de lugar en el que lanzarías
tres kunai y ganarías un premio.
−Claro, si eso quieres.
−Por supuesto, siempre quise intentar esto al menos una vez.− de alguna forma, sus espíritus
volvieron a la normalidad. Los ojos de Temari brillaban mientras se agachaba debajo de la insignia
de madera para entrar al lugar.
Él la siguió. El interior del lugar estaba repleto, novios, parejas, varios hombres y mujeres jóvenes.
Por alguna razón Shikamaru no perdió su compostura normal.
Temari tomó un kunai de madera y lo lanzó. Apenas y rozó el objetivo. Tomó otro y lo lanzó, ésta
vez su brazo no lo tiró con mucha fuerza, y ni si quiera llegó.
−¿Qué ocurre? Es raro de ti, no atinar a un objetivo.− olvidando los juegos, Temari y Shikamaru
manejaban los kunai en sus vidas diarias. Kunais reales, era imposible para ellos no atinar un
objetivo dos veces.
−Es que son muy ligeras como para que pueda lanzarlas bien.− dijo Temari, dándole un kunai de
madera a Shikamaru. Él entendió el problema una vez que sostenía el kunai.
−Pero si ese es el problema, entonces encuentra el centro de gravedad y ajústalo, deberías ser
capaz de lanzarlo así.− Shikamaru lo lanzó con mucha más fuerza que un kunai normal pero falló
completamente. Se rascó su cabeza, dudoso.
Después de eso, los dos continuaron buscando un lugar de hospedaje. Temari llevaba un pequeño
daruma, y otra figura de un gato. Solo dos premios Shikamaru consiguió ganar luego de varios
intentos. Pero ganar solo dos en tal prueba, Shikamaru pensó que había algo de trampa en ese
juego. Pero aún así hizo lo que pudo para ganar al menos un par de regalos sin perder la mayor
cantidad de dinero posible. Sintió lástima por aquellas parejas que simplemente no le daban a
nada, si hubiera sido posible, hubiera adorado lanzar un kunai de verdad hacia el dueño.
−Lo siento, no pude conseguir algo más que esos dos...
−Hey!, son perfectos para llevarlos a casa.− dijo Temari con una sonrisa. No estaba siendo
sarcástica, esos eran sus momentos honestos. De vez en cuando, ella tenía momentos así, soltando
una sonrisa inocente como esa. −Son buenos recuerdos para mis hermanos.−estaba en lo correcto,
la pregunta aquí era... entre Gaara y Kankurō. ¿Quién recibiría el daruma y quién el gato? De
cualquier forma, sería algo divertido de ver.
−Bueno pues... deberíamos elegir un lugar, ¿no te parece?− dijo Shikamaru. −Mira, allá.−
Shikamaru se detuvo para mirar un hotel cercano. Estaba magníficamente estructurado, expulsaba
un intenso sentimiento histórico. Las lámparas de papel brillaban a los lados de las puertas,
ofreciendo una gentil bienvenida a los invitados. Todo lucía bien desde afuera, pero el enfoque
principal era el baño de vapor y la comida. Sería un problema si todo terminara siendo de mala
calidad. −Mejor ir y echarle un vistazo.−afirmó Shikamaru.
Volteó para ir hacía el lugar, pero en ese instante. Los pasos de Temari se detuvieron.
−¿Qué ocurre?− dijo mirándola.
−Bueno... Como digo esto...− Temari miró hacia el suelo, temerosa. ¿otra vez? ¿no ya lo había
superado? −Creo que... Creo que no estoy aún... aún no estoy mentalmente preparada para esto...−
murmuró, sin mirarlo.
¿Mentalmente preparada? ¿Para qué?
Quizás se sentía avergonzada en frente de tal lugar. Si los precios estaban caros, por supuesto que
Shikamaru rechazaría la oferta. Pero nada ganaría sin intentarlo...
−Temari, ¿por ahora que tal si solo entramos a ver? Luego pensamos sobre ello, ¿de acuerdo?
−Creo que... será tarde para pensarlo una vez que entremos. Podría dejarme llevar por la atmósfera
y...
−¿A qué te refieres?− Simplemente no podía entender lo que Temari decía. ¿Qué ocurría? ¿Cuál
atmósfera? ¿Se refería a la atmósfera anticuada del lugar? ¿Dejarse llevar? Estaba hablando de un
baño. Había algo malo en ella ese día. Shikamaru la miró cuidadosamente. Temari volteó su
mirada, evitándolo. Mientras lo hacía su cara se puso completamente roja. −Tu...−dijo Shikamaru
lentamente −No me digas que tu...− puso su mano en la frente de Temari, ella dejó salir un
pequeño y tímido sonido. Su cuerpo temblaba, de seguro porque la mano de Shikamaru estaba
fría... −Estas caliente, ¿no es cierto?− no parecía una fiebre, pero el color rojo le había llegado
hasta las orejas.
−Cr...creo que me iré a casa... así que...−dijo Temari con timidez, alejándose y dirigiéndose hacía el
camino de regreso. Ella estaba actuando claramente distinto de lo usual. Temari siendo de mente
frágil, no era una simple fiebre, había algo mal con ella, algún problema de salud tal vez.
−Hey! Hey! Hazme un favor. El lugar esta completamente oscuro, y si tu condición física está en
problemas entonces con mayor razón debes descansar aquí por una noche. Esta bien. Prepararé un
futón para ti.− Shikamaru se encontraba preocupado por Temari, pero parecía que dijo algo que
no debió mencionar, ya que ella comenzó a correr inmediatamente.
Shikamaru se quedó parado durante un instante, estupefacto por su repentina acción. Bueno, al
menos parecía que su salud no estaba del todo mal. Pero es cierto.. Tenía que alcanzarla.
Shikamaru corrió hacia ella, habían llegado hasta ese punto, para ni si quiera entrar a las puertas
del hotel. Todo hubiera sido inútil, tenía que alcanzarla para obtener un buen consejo para el viaje
de luna de miel. Después de todo no era solo para Naruto, era también para Hinata. El punto de
vista de un hombre no sería suficiente, tenía que saber lo que ella pensaba. Tenía que escuchar la
opinión de una mujer, quizás algo de spa, yukatas, servicios especiales, cosas que un hombre no
podría juzgar por su cuenta. Shikamaru puso su concentración en alcanzar a Temari. La mano de
Shikamaru alcanzó el hombro de Temari...
−Esto no va a funcionar si lo hago solo... no va a funcionar... por favor espera. Te necesito.
Temari se detuvo, y lo miró fijamente. Por alguna razón, sus ojos lucían húmedos. Ambos se
encontraban sin aliento. La tenue iluminación de las lámparas cercanas iluminaba sus rostros
levemente, la sombra de Shikamaru caía sobre Temari. Quizás se había calmado, su cara ya no
estaba roja. De hecho, su rostro lucía más maduro de lo normal. Inconscientemente, Shikamaru
terminó mirando fijamente el rostro de Temari. Se sentía algo extraño, como en medio de un
sueño.
−Realmente es lo correcto... ¿Que sea yo?...− Temari preguntó, tranquilamente. Aquellas palabras
hicieron que Shikamaru volviera a sus cinco sentidos...
−Claro, no funcionará si no eres tú...− afirmó seriamente... −después de todo no puedo ir al área
femenina de las aguas termales.
−¿Ha? Uhmmm... ¿Qué es lo que dices?
Shikamaru se sintió desconcertado con la mirada de Temari, empezó a sentirse dudoso de él
mismo. Era una reacción extraña, por ahora era lo mejor verificar lo que ambos pensaban.
−No importa como lo mires, no podré entrar en el lado femenino de los baños termales, ¿cierto?
−Obviamente.− la voz de Temari sonó un poco indignada.
−¿Por qué de la nada...? Bueno, no puedo ir al lado femenino. Pues soy un hombre, así que necesito
que vayas ahí, debido a que tu puedes ir. Como tu dijiste, es obvio. Cuando salgas de ahí necesito
que me digas si está bien. Nada más...
−Si está bien ¿qué?− Temari preguntó, calmada. De donde venía esto. Él lo había explicado
bastante bien, pero ella aún no entendía lo que sucedía... −Para empezar.− siguió Temari. −¿De
qué estamos hablando exactamente?
−¿A qué te refieres?− preguntó Shikamaru. −Estamos hablando de la selección del lugar de luna de
miel para la boda, ¿no?
−¿La boda de quién exactamente?
−Naruto y Hinata obviamente. ¿No te lo había dicho? Eso es extraño.
Parecía que habían tenido un malentendido durante todo el rato, Temari estaba pensando en otra
boda. Shikamaru finalmente se dio cuenta en ese momento, ella siempre ha sido del tipo de
persona que adora deducir las cosas con una breve explicación. Posiblemente, eso causó un
malentendido entre ambos.
−Ah... Así que de eso se trataba...−dijo Temari, con una sonrisa de calma y paz.
−No, espera... Entonces... Ah!−Shikamaru dejó salir una exclamación, acaso era posible que Temari
entendiera que ellos en realidad...!! −¿No verdad?... no... no era eso...−cuando le preguntó, Temari
tomó en silencio su abanico de su espalda, sosteniéndolo en la mano. −H-hey... ¿Qué pasa?−
preguntó asustado −¿Por qué de repente tomas eso? ¿Qu-qué pasa con tu chakra?
Temari le sonrió cariñosamente y Shikamaru fue cautivado por la vista. Sonriéndose el uno al otro
se veían como la viva imagen de una íntima pareja de amantes.
Esa noche en Konoha, un repentino y fuerte vendaval fuera de temporada recorrió las aguas
termales, y duró toda la noche. Los residentes y turistas pasaron esa noche en vela, demasiado
asustados para ir a dormir.
-4-
Un plato lleno de alma

En estos días, los naruto eran bastante populares. ¿Cuándo ocurrió? De un momento a otro
el naruto se convirtió en el ingrediente más popular del ramen. Niños, adultos, y personas de todo
tipo amaban el naruto. Se servía cada vez más ese ingrediente y sin darse cuenta, se encontraba
agotado.
Incluso las mamás habían empezado con aquellos mitos de que si comías más naruto de grande
serías bastante alto, saludable, fuerte y lleno de energía. Aaaah~... naruto, desaliñado pastel de
pescado, con tu color blanco pálido de fondo y tu remolino rosado justo en el centro. Sin ti la gente
se sentiría muy solitaria.
Teuchi, el dueño de 'Ichiraku Rāmen' se encontraba cortando narutos para ese día. El truco era
simple, añadir los fideos hervidos en una combinación de distintos caldos, y entonces con cierta
habilidad artística, añadir los condimentos encima. El toque final era aquel naruto decorativo que
le daba un toque de firmeza a todo el tazón. No solo fue la popularidad del ingrediente la que
creció, de igual forma el establecimiento estaba en sus mejores días. Actualmente, Teuchi tenía
que poner mesas extras frente al lugar para satisfacer a todos los clientes. Nada que ver con los
viejos días.
Ichiraku Rāmen abrió en la aldea de Konoha hace varios años atrás. En aquel tiempo, un
considerable número de gente se encontraba agradecida con los establecimientos de comida
rápida. Teuchi era solo un novato en ese negocio. Su idea era caminar lentamente hasta la cima. En
aquellos días el naruto solía ser el ingrediente menos deseado. Su nombre siempre destacaba en la
tabla de ingredientes, sin embargo, a nadie le interesaba. Había algunos más interesantes como
brotes de bambú cocidos a fuego lento, chuletas de cerdo asado, huevos a medio hervir, ahogando
a la gente en su agradable sabor, las algas y su increíble oleada de popularidad como punto de
venta del ramen. Cada uno de ellos peleaba como el ingrediente favorito de la gente, se podría
decir que el competidor más grande eran las algas, mientras que el naruto siempre se encontraba
al fondo de la popularidad, las algas eran el gran obstáculo que el naruto jamás podría superar. El
motivo quizás es porque los ninja tenían más inclinación hacia las algas, nunca se veían y ni si quiera
se notaban. O se pegaban al borde del plato o flotaban en grupos alrededor de la sopa, eran como
una sombra. Comparado con la exuberancia del naruto, cuyo brillante espiral color rosado jamás
fallaba en llamar la atención, las algas entregaban una atmósfera completamente diferente.
Sería exagerado decir que los ninja tenían sentimientos encontrados por las algas en su ramen,
pero era cierto que compartían una especie de conexión familiar por ellas. Las algas tenían tanta
popularidad que ningún cliente las rechazaba. Era difícil imaginar que el naruto había superado a
las algas. Y no solo eso, también al bambú, al puerco, las chuletas y hasta los huevos. Se encontraba
ahora como el ingrediente más popular y deseado del ramen.
Teuchi observó con orgullo el brillante naruto y se sintió un poco emotivo. Pensó sobre cómo el
pasar del tiempo puede cambiar la percepción del ramen, y se sentía feliz de vivir en un momento
como ese. Después de todo era un buen ingrediente, estaba hecho de pescado picado,
conteniendo numerosos nutrientes que un ninja necesita. De igual forma, el remolino rosado en el
centro lucía similar a la marca en la vestimenta de los ninjas de Konoha.
El naruto no había sido popular en ningún tiempo, pero el rumbo de la marea había cambiado,
ahora el naruto era misteriosamente el ingrediente más apreciado por los ninja. Había una especie
de destino curioso entre los ninja y el naruto. De lejos, uno podría decir que el naruto luce como
comida hecha específicamente para ninjas. Pero en lo que concierne a la pregunta ¿Por qué el
naruto se había vuelto tan aclamado? Bueno, la respuesta es, 'Gracias al otro Naruto'. El cliente
favorito de Teuchi. Bueno, para explicarlo mejor, nos enfocaremos en la historia de Naruto, el
cliente.
Naruto Uzumaki, visitaba a Teuchi desde que era niño, el cliente frecuente de entre los clientes
frecuentes. Teuchi había sido invitado a la ceremonia de su boda. Incluso aunque Naruto ya se lo
había comentado, Teuchi jamás imaginó que sería invitado formalmente. Tenía que pensar en un
regalo adecuado para la ocasión. Y pensar que ese pequeño niño ahora se iba a casar.
A la par con el incremento de la popularidad del naruto, Teuchi tenía varias cosas por las cuales
sentirse emocionado. Tenía consciencia sobre el paso del tiempo. Las memorias de Teuchi lo
llevaron a la primera vez que Naruto visitó su establecimiento.
−Oye, niño. ¿Quieres comer algo? − Teuchi llamó al niño con una sonrisa en su rostro. El niño se
sobresaltó, su cuerpo temblaba.
Había pasado la hora de la cena, la tienda estaba vacía. Teuchi había notado a aquel niño
constantemente mirando el lugar mientras caminaba por las calles sin rumbo fijo, y no solo se
trataba de aquel día, llevaba días haciendo lo mismo. Siempre caminaba dudoso hacia la tienda y
entonces se apartaba, una y otra vez, jamás entraba. Tarde o temprano Teuchi lo iba a notar. Había
algo curioso sobre él, siempre estaba solo. Aquel día igual, el niño encorvaba los hombros debido al
clima frío, echándole un vistazo poco discreto a la tienda durante largos minutos. No había ningún
otro cliente en el lugar así que Teuchi instintivamente lo llamó.
El niño se acercó lentamente, temblando de nervios. Pero bastó con Teuchi, deslizando un tazón de
ramen hacia él para que aquel pequeño y asustado rostro se iluminara. ¿Qué hacía ese pequeño a
esas horas solo? ¿Qué estaba haciendo su familia? ¿Sus padres? aquellos pensamientos pasaron por
la mente de Teuchi pero decidió no preguntarle nada al niño, solo lo observó mientras comía.
Parecía que disfrutaba del platillo, eventualmente el niño había levantado el plato hacia sus labios
con sus pequeñas manos para beber todo el caldo restante sin dejar sobras. El tazón era enorme
comparado con ese pequeño rostro. El muchacho dejó el plato, feliz y satisfecho. Sus ojos se
encontraron con los de Teuchi y soltó tal sonrisa que cada uno de sus dientes eran visibles. Teuchi
de igual forma sonrió.
−Comiste bastante bien, ¿eh? Muy bien muchacho. He decidido que este plato va por mi cuenta el
día de hoy.−cuando dijo eso, el rostro del niño se iluminó aún más. Le dio las gracias y se presentó.
Su nombre era Naruto Uzumaki.
Teuchi se dijo a sí mismo que era un nombre con un curioso destino con respecto al ramen.
Después de ese día Naruto seguido llegaba a comer y comer y comer. Teuchi escuchó por medio
de otros clientes que no tenía familia, de igual forma escuchó sobre la forma en que era tratado.
Uno de los clientes de Teuchi le dijo
−¿Por qué dejas que ese niño entre en la tienda? Todos los demás establecimientos lo han corrido,
tus ventas sufrirán, perderás dinero, te lo digo con confianza. −aquellas palabras no se habían dicho
con malas intenciones, el hombre solo se encontraba preocupado por la tienda de Teuchi.
De todos modos, Teuchi perdió el temperamento y decidió regañar al cliente. Claro, no sabía nada
sobre el mundo de los ninjas, pero aún así le dijo al cliente que entendía que habían ciertas
circunstancias alrededor de Naruto. Pero ¿por qué rechazar a alguien que adora el ramen y que
todos los días va a esa tienda con esperanzas de llenar su estómago? Para un muchacho como ese,
sin padres o hermanos, era posible que la tienda de Teuchi fuera el único lugar en el que podría
gozar de un cálido plato de comida hecho solo para él. Es posible que la gente lo considere un
poco ignorante por tal respuesta pero al final todo se reducía a eso. Quizás no entendía nada sobre
la manera en la que el mundo ninja funcionaba, pero el mundo del ramen era algo que entendía
perfectamente, y cuando se trataba de ello, lo único que importa era un delicioso tazón listo para
comer.
Teuchi ponía su corazón y devoción en cada tazón de ramen que preparaba, ponía su orgullo como
artesano y lo daba todo para hacer cada plato delicioso. Así que, un niño que encontraba un tazón
de ramen como algo estupendamente delicioso y que lo comía con tal felicidad, ¿cómo podría
rechazarlo? No era posible. Cualquier tienda de ramen que valiera la pena debería pensar igual. Al
final solo se trata de sentarse y comer el plato de ramen. Las circunstancias de la persona de a lado
no deberían de importar, es una persona como cualquier otra que quiere comer un tazón de ramen.
Era simple así que ¿Cuál era el problema?
El único problema fue la mirada del cliente, si estos se empiezan a mirar nerviosamente el uno al
otro significaba que el ramen no se cocinó correctamente, porque si está correctamente cocinado,
ni si quiera serían capaces de pensar sobre alguien más. Solo estarían concentrados en terminar el
platillo y felizmente pasar un momento sin preocupaciones.
−Y si hay alguien que no disfruta de mi tienda por eso, entonces sería mejor que ni se acercaran. −
Teuchi respondió
−Siento que lo tomara así, no era mi intención.
−Lo entiendo, lo dijiste porque estas preocupado por el estado de mi tienda ¿no?− Teuchi sonrió
amablemente. −Vuelve de nuevo ¿de acuerdo?
Desde entonces, los clientes frecuentes de Teuchi continuaron su visita en su establecimiento,
incluyendo a Naruto como parte de ese grupo de personas. Iba literalmente cada día. Pero en
cierto punto, las cosas cambiaron.
Un día Naruto dejó de ir a Ichiraku Rāmen. Teuchi consideró que se trataba de una serie de
incidentes complicados, quizás por eso es que no iba. Aquel niño que iba a almorzar y a cenar todos
los días. Aquel niño que compraba grandes cantidades de ramen para mantenerse satisfecho y que
aún así volvía más tarde. Naruto era de ese tipo de personas y, un día, dejó de ir. Alguien que
siempre asistía de la nada se ausentó.
Estaría bien pensar que se trataba de ciertos incidentes complicados. Teuchi se sentía preocupado
por la ausencia de Naruto. Pensándolo mejor, había pasado por este mismo patrón varias veces.
Debido a que, a pesar de que servía ramen a muchos aldeanos, de igual forma tenía varios clientes
que eran ninjas.
−Solo quería comer un plato de tu ramen justo antes de partir a una misión. −era lo que los shinobis
a veces decían.
Mientras cocinaba, Teuchi esperaba que el ninja regresara para comer de su ramen de nuevo. No
solo para continuar vendiéndole, si no porque quería saber que estaban a salvo.
Si pudieras volver a salvo, comer mi ramen y mostrarme ese rostro sonriente de nuevo, sería
completamente feliz, eso es equiparable a toda la alegría que un artesano puede pedir... ni si
quiera te cobraría.
Por supuesto, era algo idealista el asegurar que no cobraría por un plato de ramen, teniendo
tiempos difíciles pagando los ingredientes de dicha comida. Pero regresando al tema, Teuchi tenía
varios años con su tienda, donde sus clientes ninjas eventualmente dejaban de asistir. No iban tan
seguido como Naruto pero aún así iban frecuentemente a lo largo del año.
−Tengo una misión. Cuando termine, me gustaría regresar y comer tu ramen de nuevo .−era lo que
normalmente decían con una sonrisa, antes de partir.
Teuchi esperaba por meses o años y jamás regresaban. No sabía nada del mundo ninja en realidad,
pero sabía que la muerte acechaba. Era gracias a cada uno de esos ninjas que ponían su vida en
riesgo, que Teuchi y otros aldeanos podían vivir en paz.
Ese era el por qué.
Cada noche, Teuchi preparaba ingredientes para sus platillos al día siguiente, y mientras lo hacía
los rostros de todos aquellos ninjas perdidos venían a su mente. Fuiste cuidadoso ¿cierto? Te
agradó mi ramen, ¿verdad? Encontraste una mejor tienda, ¿no es así? Teuchi se intentaba
convencer de que estaban bien. Definitivamente eso fue lo que pasó. Quizás los vea mañana
paseándose por aquí. Si es así mejor me aseguro de que mi ramen de mañana sepa mejor que
nunca.
Se pasaba las noches despierto, preparando los ingredientes con pensamientos esperanzadores
como esos. Esa era su motivación. Meses después de que Naruto dejó de ir, Teuchi escuchó que
solo se encontraba fuera de la aldea por un entrenamiento. Un inmenso sentimiento de
tranquilidad llenó su corazón al escuchar eso. Era cierto. La última vez que vino mencionó algo de
irse a un largo viaje. Teuchi asumió que era una misión pero jamás imaginó que estaría lejos de la
aldea por tanto tiempo. Estos ninjas y sus éticas de entrenamiento.
Cuando Naruto volvió de su entrenamiento por dos largos años, se puso bastante alto y ya lucía
como un adulto. Era gracioso, Teuchi no habría notado tales cambios drásticos si lo hubiera visto
diariamente. No habló mucho con él, solo puso el tazón de ramen frente a Naruto. Era un plato
lleno de alma. Quizás había crecido, pero aquella sonrisa que le dio, no había cambiado nada. Por
alguna razón, eso hizo que la sonrisa de Teuchi fuera aún más grande que la de Naruto.
La personalidad inigualable de Naruto y su imposibilidad de rendirse, eventualmente lo llevarían a
salvar la aldea numerosas veces, y mientras el tiempo pasaba, la gente comenzaba a llamarlo héroe.
Tan solo un puñado de años atrás, ese muchacho estaba solo, pero ahora era amado y reconocido
por todos.
El nombre Naruto Uzumaki era mencionado por un gran número de personas, y cada vez que
alguien contaba su historia, la gente sentía una afección hacía el ingrediente. Docenas de clientes
de Teuchi le comenzaron a pedir por órdenes adicionales el naruto, y eventualmente se
convirtieron en tantas que era una locura. Había incluso algunas personas que llamaban al
establecimiento 'El héroe del ramen!'. Teuchi se sentía apenado cuando la gente, mientras comía el
ramen, murmuraba “Si como esto, no fallaré en mi misión” o “Por favor, dame suerte para regresar
a salvo”, aunque no podía impedir que se fueran.
Todos los ninjas y kunoichis de la aldea que frecuentaban su tienda, decían cosas como que eran los
protectores de la aldea, aquellos que perseguirían y serían perseguidos por la muerte en crueles
misiones casi a diario. Era parte de la naturaleza humana el querer la comodidad de cada uno de
ellos. De igual forma, Teuchi en ocasiones rezaba, mientras cocinaba para un ninja a punto de
partir a una misión. Sus pensamientos constantes de "Por favor, regresa y come de nuevo” no eran
mejores que los deseos de sus clientes. Incluso los pensamientos y rezos podrían ayudar a una
persona a cambiar, Teuchi lo había aprendido con el paso del tiempo.
Recordó el incidente que sucedió durante una gripe, en medio del invierno. Esa fue la noche
cuando Teuchi decidió abrir su primer establecimiento. El caldo de la olla había comenzado a
hervir, la carne se elevaba junto al sonido de las burbujas y distraía en todo a Teuchi.
−Oh! Me distraje pensando en el pasado!− murmuró. Quizás se estaba poniendo viejo.
Rápidamente se dispuso a hacer el ramen. Los fideos hervidos se pusieron suavemente en la sopa.
Añadió cuidadosamente los ingredientes, organizándolos de una manera agradable. Y entonces,
sí... faltaba el naruto. Teuchi rompió su aura de paz por el bien de concentrarse en realizar el tazón
de ramen que le habían pedido.
¿En que estaba pensando? Lo había olvidado. Teuchi normalmente olvidaba cosas de aquellos días
y no los recordaba de forma perfecta, pero no le importaba. Era suficiente vivir día a día
preparando tazones. ¿Qué más podría pedir el dueño de una tienda de ramen? Eso era suficiente,
Teuchi adoraba el ramen tanto que había decidido meterse en ese mundo.
De todos modos, si lo que pensaba era realmente importante se acordaría tarde y temprano. Pero,
era cierto, estaba pensando sobre un regalo de bodas. Su cerebro sabía cómo aferrarse a las cosas
importantes después de todo. Tanto Naruto como el naruto habían ayudado a Teuchi. Quería
mostrar su gratitud, pero desafortunadamente las cosas que podía hacer eran limitadas. Lo único
que podría hacer es lo que más sabe, ramen. No es algo malo después de todo, pensó. La relación
entre Naruto y Teuchi era la típica entre el dueño de una tienda y su cliente favorito.
Si se trataba de saber lo que le gusta a Naruto, bueno, el chico amaba el ramen con una profunda
pasión. Pero al final del día, aunque ambos se conocían desde hace años, Teuchi y Naruto no
hablaban mucho sobre ellos, solo se concentraban enteramente en el ramen. Desde ese punto de
vista, el regalo más obvio sería el ramen, ¿cierto? Teuchi alcanzó un papel que tenía cerca y
escribió.
“Pase de Ramen Gratis.” era un voucher que permitiría a Naruto comer todo el ramen que quisiera
gratis. Seguramente estaría maravillado por ese regalo. No. espera un momento. Teuchi escribió
más palabras “Válido por un año” ahí estaba. Teuchi se sintió completamente satisfecho.
Los regalos de bodas eran lindos y todo, pero el dinero no crece en los árboles. Teuchi temía que su
tienda llegara a desaparecer debido al exceso de fideos sin pagar. De cualquier manera Naruto
estaría feliz con ese regalo, ya que podrá comer todo el ramen que se le antojara. Lo adora, y por
ello quizás se acerque a comer todos los días.
Todos los días, desde la mañana hasta el anochecer. Llevaría a su esposa y diría
−Okay! Comeré ramen hasta que cada célula de mi cuerpo este hecha de fideo! − y entonces
comería, y comería, y comería, y comería... y la tienda de Teuchi colapsaría. Dentro de la mente de
Teuchi, podía ver a su hija Ayame volviéndose loca debido a ello. Ayame trabajaría alegremente
para atraer clientes a la tienda, entonces miraría tristemente los restos destrozados. Teuchi no
sabría que decirle.
−Un año es demasiado...− susurraría, con una inmensa lágrima cayendo por su mejilla. Sería una
pesadilla.
−Gah− Teuchi movió su cabeza, queriendo alejar tales imágenes. −Cálmate Teuchi, cálmate...
tranquilízate... un año es demasiado... quizás medio año. No.. eso tampoco funcionaría...−la pluma
continuaba escribiendo en el papel. −“Pase de Ramen Gratis, válido por un mes” Suena decente
¿no? No, es demasiado... “Pase de Ramen Gratis, válido por una semana”− Teuchi se imaginaba la
reacción de Naruto.
−¿¡Una semana entera!? Perfecto, entonces mejor como diez tazones de ramen todos los días!!
−Eso tampoco era bueno− Teuchi alejó el papel, ¿cuál sería la solución? Cupones solo le traerían
desfortuna y destrucción. Teuchi se aterrorizaba, pensando en las terroríficas imágenes que
llegaban a su mente. Gracias a ese cupón, Ayame podría terminar en el frío, en las calles oscuras y
desoladas. Encontraría un hombre malo y se casaría con él
Ayame, ¿cómo pudiste hacerme eso? Casarte con el hijo de un fabricante de fideos de trigo. No
tienes derecho de llamarme padre, vete. Aléjense de mi vista o les tiraré ramen directo a sus
cabezas!
−No.. Oh no...− Teuchi gemía, sosteniendo su cabeza entre las manos. Un cupón de comida gratis
era imposible, no podría formar una buena vida diaria de esa manera. Pero en ese caso... ¿Qué
podía hacer? Tenía que poner un límite para el número de tazones, de otra forma sería un desastre.
Incluso si le dijera a Naruto “Solo come tanto como tu sentido lo permita” sería algo complicado.
Ya que el sentido común de ambos no es el mismo. Dicho esto, cualquier regalo que no fuera
ramen carecería de cualquier significado. Era una situación imposible.
−Buenos días− dijo Teuchi a un nuevo cliente que acababa de entrar.
−Un plato grande de ramen por favor.−dijo el cliente. −Con un poco de naruto extra por favor.
Teuchi puso de lado sus pensamientos por profesionalismo, mientras comenzó a preparar el ramen.
Como siempre, con completa devoción en la tarea, añadiendo el naruto encima como último paso.
Parecía que el puesto de el naruto como ingrediente favorito estaría ahí bastante tiempo.
−Aquí esta su orden!− Teuchi deslizó el ramen hacia el cliente y regresó a preocuparse sobre el
regalo.
Tomo su libretita, en una página en blanco. El cliente masticaba felizmente el naruto de su ramen.
Teuchi tenía una montaña de ellos preparados, volteó hacia aquella montaña y de inmediato volteó
hacia su libreta de nuevo. Tal como el color de Naruto, era blanca. Pero el naruto no era solo
blanco, tenía igual ese encantador remolino rosado. La mente de Teuchi y la hoja estaban en
blanco, pero el naruto no, por ese encantador remolino. Por un rato, Teuchi miró fijamente su
montaña de narutos, y entonces.
“Una orden gratis de narutos.” antes de darse cuenta de lo que hacía, Teuchi había escrito esa línea
en la hoja. Bajo la pluma y, tan rápido como la dejó, la sostuvo otra vez.
No era suficiente, es un regalo demasiado pequeño, Teuchi intentaba pensar en una mejor opción
que no sacara a relucir sus peores miedos. Era gracias a Naruto que el naruto se había hecho
popular. Lo que necesitaba era un perfecto balance, algo que representara el amor profundo por el
ramen pero que tampoco pusiera a la tienda en riesgo de quiebra.
Teuchi encontró su respuesta y escribió la oración en su libreta. Mientras lo hacía imaginó a Naruto
mirándolo mientras comía su ramen. La mirada de ese niño, esa mirada de felicidad que le impedía
incluso hablar. Esa sonrisa era algo injusta, cualquier dueño de una tienda de ramen quedaría en
quiebra con un cliente como ese.
Pero Teuchi quería siempre ver esa cara.
−De acuerdo−Teuchi asintió felizmente. −¡¡Todo el naruto que quieras, por todo el tiempo que
quieras!!
-5-
La relación de aquellas dos

Tan solo con una mirada, Sakura Haruno supo que ese regalo era el bueno.
Este es. pensó, No hay mejor regalo de boda que esto!
Se encontraba buscando regalos dentro de su tienda de ropa favorita, sus ojos quedaron
impactados en un marco de foto único y maravilloso. El color, la forma, incluso los detalles del
diseño, todo quedaba perfecto con el gusto particular de Sakura. Parecía incluso que aquel marco
existía solo para que este pudiera ser comprado por ella.
Sakura era el tipo de persona que compraba objetos únicos. Había decidido que no sería un buen
regalo si este no fuera de su completo agrado. Si no te gusta lo que estas comprando, entonces no
habría mucha confianza al momento de regalárselo a alguien más.
Ahh... Si pudiera, decoraría mi cuarto con esto. no podía evitar pensar. Si tuviera algo tan bonito
como esto en mi cuarto, con gusto me quedaría en mi casa a dormir todos los días.
Pero realmente, la mayor razón por la que a Sakura le agradaba el marco era porque este era único
en su especie. No había ningún duplicado. Era único en verdad. Algo que nadie mas podría tener.
Era un regalo de bodas después de todo, sería desastroso que alguien comprara lo mismo que ella.
Pero siempre y cuando ella comprara tal marco, no habría porque preocuparse de que alguien lo
compre igual. Incluso si alguien regala un marco, no sería el mismo diseño que ese. Hablando de
ello, nadie más pensaba comprar un marco para la pareja.
El Capitán Yamato por ejemplo, tenía el hábito de leer libros sobre diseños arquitectónicos y
construcciones.
−Muebles para su nuevo hogar. − Yamato murmuró con su habitual expresión. −O no, quizás una
casa en sí quedaría mejor como un regalo.
Entonces estaba Sai, quien tenía talento para el arte. Se encontraba inusualmente emocionado,
hablando de como había gastado varias noches despierto para pintar un hermoso regalo de bodas.
Sakura había ido a su casa esa mañana. Lo observó, de pie y quieto en medio de la calle,
completamente desconcertado mientras un pergamino en blanco yacía en sus manos...
−El pájaro que dibujé voló hacia el cielo... −¿Cómo diablos su chakra terminó contagiando su tinta?
Sai se encontraba un poquito más emocionado de lo normal, si le preguntabas a Sakura. De todas
maneras, al final del día, todos se encontraban obteniendo regalos que reflejaran sus propios
intereses o habilidades. Así que Sakura decidió comprar un lindo recuerdo como regalo, algo que
quedaría con su femenina naturaleza. Un marco de foto era perfecto. Sakura imaginó una
fotografía parada en un rincón del cuarto de Naruto y Hinata.
Ellos podrían poner la foto de su boda, o quizás algún día, la foto de su hijo. De una forma u otra,
sería adorable. Las memorias de felicidad preservadas en una fotografía que podrían ver durante su
futura feliz vida. La pareja sonreiría tanto en la foto como en la vida real para toda la vida. Por
alguna razón, el solo pensar en eso hizo que Sakura se sintiera bastante alegre. Sus mejillas se
encorvaron con una sonrisa. Lo que veía era el bueno, el mejor regalo de bodas.
Sakura alcanzó el marco y, de repente, otra mano aterrizó en el otro lado del marco. Sakura
rápidamente jaló el marco hacia ella, sin embargo, la otra persona hizo lo mismo. El marco
temblaba entre ambas personas. Los ojos de Sakura siguieron la mano de aquella persona que
sostenía el marco hasta ver su rostro. Sus ojos se encontraron con Ino Yamanaka.
−Suelta eso Ino!− gritó Sakura, jalando el marco hacía ella.
−No! Tú suelta eso Sakura!!−Ino lo jalaba hacia ella.
Sakura e Ino eran amigas cercanas y también eran rivales eternas, prácticamente desde que eran
pequeñas. Tan solo el otro día, las habían puesto en el mismo equipo. Había sido un asignamiento
bastante abrupto, pero ambas trabajaron juntas de forma perfecta, con una cooperación sin igual.
Casi como si se sincronizaran, incluso para respirar. Pero tan solo pensar que habían llegado a la
misma tienda al mismo tiempo, y buscaran el mismo regalo en el mismo instante. Era como si el
destino les jugara una broma, incluso si lo hubieran planeado las cosas no resultarían tan
sincronizadas como en ese momento. Quizás si se sincronizaban para respirar. Si hubieran sido
hombre y mujer, posiblemente se habrían enamorado.
Quizás estarían rodeadas de pequeños corazones apareciendo y flotando a su alrededor.
Desafortunadamente, lo único que salía de ambas era fuego y chispas de una guerra inminente. Le
tomó a Sakura tan solo una mirada para darse cuenta que las intenciones de su amiga eran las
mismas que las de ella. Las mujeres eran buenas notando ese tipo de cosas. Ino se había dado
cuenta de ello también. Ambas querían el mismo regalo de bodas.
−Y-Yo lo encontré primero!−dijo Ino, apretando sus dientes.
−Pero yo lo agarré primero!− respondió Sakura, poniendo toda su fuerza en jalar el cuadro hacia
ella.
Siempre que Ino y Sakura se encontraban en situaciones como esta, era imposible no sentir la furia
competitiva que había nacido desde que su amistad de la infancia nació. El marco continuaba
temblando, debido a la presión de su fuerza casi igualada.
Lo agarré con mi mano derecha. pensó Sakura con cierto sentimiento de alegría en su interior. Las
posibilidades de victoria estaban a su favor, Sakura había agarrado el marco con la mano derecha e
Ino con la izquierda. No hay forma que la fuerza del brazo izquierdo de Ino supere la de mi mano
derecha!
−Shannaroooo!!− gritó Sakura, mientras el marco abandonaba la mano de Ino en tan solo un liso
movimiento.
−Ahh!! ¿Qué haces!? Regrésamelo!−protestó Ino, furiosa.
Pero Sakura era ya toda una mujer. Ignoró el berrinche de Ino con un aire de compostura llena de
madurez. Su infantil rivalidad era solo algo del pasado, ahora Sakura había sobrepasado a Ino en
todo. Sakura sostuvo el marco con sus manos y sintió el resplandor de la victoria alcanzar su pecho.
−Qué grosera eres!−dijo Ino. −Una tonta con fuerza descomunal.
−¿¡Una tonta!?− gritó Sakura, inconscientemente apretando el marco con sus propias manos.
Sakura intentó recuperar su compostura y actuar como si nada hubiera pasado, como una adulta
madura −Hahaha... Ino, sabes que soy la mejor ninja médico en toda la aldea, ¿cierto? El alto grado
de mi jutsu médico requiere de un control de chakra preciso. Llamarme idiota es un poco
inmaduro. Es debido a mi excelente uso de chakra que ahora poseo una fuerza superior. Pero
bueno, Ino, supongo que incluso usando tu jutsu de control mental y entraras a mi cuerpo ni si
quiera podrías alcanzar mi nivel de control de chakra, ¿huh?
−Ugh...−Ino dio un paso hacía atrás, soltando un ligero sonido de enojo.
Sakura pensaba que había ganado, Eso Ino! Lo mejor será que te rindas ahora .
Sakura volteó, dirigiéndose hacía la caja registradora, pero entonces.
−Por cierto, Sakura, no estarás pensando en serio en regalarles ese marco a Hinata y Naruto como
un regalo de bodas, ¿verdad?− dijo Ino con un intenso tono de sarcasmo. −No, no podrías... Como
darles un regalo tan poco convincente.
−¿Qué?− Sakura se detuvo, volteando de nuevo a ver a Ino sin siquiera pensarlo. Pero, al momento
en que vio aquella mirada en el rostro de su amiga, supo de qué se trataba todo. Ahh, que ingenua
Ino. Sakura conocía muy bien las tácticas de Ino, ella intentaba que Sakura se arrepintiera de
comprar el marco, si no podía ganarle en fuerza, lo haría con palabras. El problema era que tal
estrategia parecía no haber funcionado. −¿Qué estas diciendo? Estabas desesperada por comprar
esto hace tan solo un minuto.
−Eugh...
−Qué bajo. Qué bajo has caído Ino, Siempre eres así, te delatas muy rápido cuando alguien se da
cuenta de las fallas en tus planes. Que triste de ti, tratando de comprar algo tan poco convincente−
dijo Sakura, dando un golpe final. Ino había caído en su propia trampa.
−No dije que la compraría!−Ino protestó.
−¿Entonces por qué te esforzabas tanto en obtenerla?
−E-Es basura! Si, basura. Pensé que alguien la había votado por aquí y yo solo quería tirarla a donde
debería de estar.
−¿Pero qué clase de excusa es esa? ¿Por qué habría basura en medio de una tienda como esta?−
Sakura se dio cuenta de la presencia de una empleada yendo hacia ellas.
−Uhm.. Honorables clientes.− la empleada habló gentilmente. −Lo siento mucho pero están
molestando a los otros clientes...
Ambas habían alzado sus voces sin darse cuenta. Sakura rápidamente volteó a disculparse.
−L-Lo siento mucho...− Sakura tocó el hombro de Ino con discreción. −Anda, discúlpate Ino.
Gracias a ti hemos sido una molestia...−le susurró.
−¿Disculparme?, pero si es tu culpa que nos pusiéramos a gritar así.− Ino empujó ligeramente la
espalda de Sakura.
−Cuida lo que dices.− Sakura e Ino se miraron por un momento y en el siguiente instante, se
abalanzaron hacia la otra. Sus manos empezaron a empujarse, jalando el cabello y su ropa.
−Para empezar las cosas se pusieron así porque te entrometiste en mi camino!!
−Te digo que yo lo encontré primero!
−Clientes honorarios!− la empleada, llena de pánico intentó meterse entre ambas para detener la
pelea. −Por favor, deténganse!
−CALLATE!!
Irónicamente, este fue el único momento en que Sakura e Ino concordaban. Un intenso silencio se
sintió en toda la tienda, parecía como si el tiempo se hubiera detenido. La empleada se quedó con
la boca abierta. Para cuando Ino y Sakura habían recuperado la cordura y se habían disculpado ya
era demasiado tarde, ambas fueron sacadas de la tienda. Pero el hecho de que a ambas las sacaran
del lugar, no significaba que su pelea había terminado.
−Mira lo que has hecho! No puedo creer que realmente nos sacaron de la tienda!!
−¿¡Lo que yo he hecho!? Yo ya había encontrado un regalo perfecto para la boda!!
Las voces de Ino y Sakura sonaban tan fuerte que llamaban la atención de aquellos que pasaban
por la calle.
−¿¡Encontrar!? Ohh, que linda forma distinta de decir 'arrebatar algo de la mano de alguien con
fuerza descomunal'. En primer lugar Sakura, nunca puedes comprometerte en nada! No tienes el
corazón o la voluntad para hacerlo, solo esa fuerza bruta y nada más! No hay forma alguna de
ayudarte.
−¿Disculpa? ¿Eso que tiene que ver con esto? Hazme un favor y deja de decir cosas solo porque soy
mejor que tu en todo.
−¿¡Mejor que yo en todo!? Cuando se trata de nosotras dos, ¿quién es la mas femenina? Yo soy la
que definitivamente te supera!
−¿Feminidad? ¿¡Dónde!? Tu solo intentas llamar la atención.
−Pero que perdedora. Cuando se trata de apariencia, sentido de la moda y arreglo de flores, y
sobre todo... COCINAR! Yo soy mejor que tu. Ah, pero cuando se trata de fuerza sobrenatural,
claro, ahí ganas tu...
−Ino-cerda...− una vena sobresalía en la frente de Sakura. −Yo sé cocinar bien, ¿¡sabes!? Y cuando
se trata de apariencia, y cosas como esas son solo de tu incumbencia. Tu sabes, porque es lo único
que puedes hacer. Solo porque los demás jamás verán en ti a una mujer inteligente y capaz como lo
hacen en mí, eso no significa que me lo tengas que reprochar en la cara.
−Sabes Sakura, hace rato estaba pensando. ¿Quién es la chica con la frente más grande cuya única
habilidad es fuerza bruta? Una mujer como esa jamás recibiría ninguna propuesta de matrimonio,
¿no es así? Qué lastima...
−¿Ninguna propuesta de matrimonio? Eso es lo que yo te diré a ti.
−¿¡Eh!? Perdón Sakura, no hablaba de ti en particular, que curioso que lo hayas tomado como un
comentario hacia ti. Perdón por lastimar tus sentimientos... No es mi culpa que aquel perfil
concuerde contigo.
−Tú...− quizás Ino había hecho que la discusión se tornara personal, tomando en cuenta que todo
empezó debido a un regalo de boda. Pero ese comentario, ese había sido un golpe muy bajo.
−Pero bueno, supongo que es algo obvio que un buen razonamiento y fuerza bruta no son lo
suficiente para garantizarte una vida en familia.
¿Eres una maestra en sarcasmo o qué? pensó Sakura
−Te digo que puedo cocinar, y te aseguro que lo que yo preparo es mejor que tu jamás podrías
hacer, Ino!
−¿¡Perdón!? Sakura, realmente no crees que puedes vencerme en cocina, ¿cierto?
−Obviamente que puedo! Sé que no podría perder ante ti.
−Bien pues, Veamos quien es mejor.−ambas se miraron fijamente. De alguna forma su discusión se
transformó en una competencia de comida.
El regalo de boda, el marco, ya poco importaba, todo había sido olvidado. A nadie le interesaba
como las cosas habían llegado a esto. Lo único que alimentaba el alma de ambas mujeres era la
voluntad para hacer desaparecer esa mirada de superioridad del rostro de sus respectivas rivales.
Sakura e Ino. El enfrentamiento de cocina que pondría en juego sus orgullos femeninos había
comenzado. El plato fuerte del enfrentamiento eran píldoras de soldado.
Las píldoras de soldado eran pequeñas masas transportables de comida que los ninjas disfrutaban
usar. Alimentos con altos nutrientes que eran reducidos y deshitradatos hasta convertirse en
pequeñas bolas. Eran bastante conocidas y muy frecuentemente utilizadas en todas partes del
mundo por ninjas como una ración militar. Sin embargo, el mundo de las píldoras de soldado era
inesperadamente profundo. No sería exagerado decir que el número de distintas píldoras era
equivalente al número de gente que las realizaba. Esto era porque los ingredientes utilizados en
ellas, así también como su tamaño, dependen del que las realiza. Por ejemplo, había aquellos que
hacían sus píldoras utilizando ingredientes listados en una receta secreta que había sido pasada de
generación en generación, y había otros quienes las hacían tan grandes que eran prácticamente
del tamaño de una bola de arroz, e incluso aquellos que las hacían para consumo animal. La
preferencia de la familia, condiciones físicas, tácticas, la longitud de la misión, las condiciones
climáticas, todos estos factores estaban presentes en la realización de cada una de estas píldoras.
Ese era el porque Ino y Sakura habían decidido que este sería el alimento que cocinarían. Era
rápido de hacer y fácil de comer. El amplio rango de la receta de igual forma permitía que ambas
imprimieran sus distintas personalidades y habilidades, y rápidamente determinaran cual era
superior. Sakura había comprado sus ingredientes, había ido a casa e inmediatamente se había
puesto a trabajar en crear su píldora de soldado. Puso los ingredientes en tazones y con toda su
concentración los molió con un mortero de madera. Primero estaban las semillas de sésamo,
almendras y nueces. Todos los ingredientes normalmente usados en la aldea.
−Solo espera y verás.− murmuró mientras convertía los ingredientes en polvo. −Te mostraré que
cuando se trata de cocina mi habilidad es la mejor
Todos los ingredientes de la píldora se hacían de la misma manera, moliéndolos hasta convertirlos
en polvo. Sakura añadió otros ingredientes normalmente usados, miel y dulce. Mientras molía los
ingredientes juntos, sus pensamientos regresaron a los días de la academia.
Las clases que impartían a las kunoichi incluían enseñanzas acerca de arreglos de flores y
ceremonias de té. Se tenía que aprender el amplio rango de información sobre cultura y
comportamiento. Las clases existían para que las kunoichi pudieran infiltrarse en territorio
enemigo sin ser detectadas, así, su comportamiento y conocimiento no traicionaría su naturaleza
interna. No se podía crecer para ser una talentosa kunoichi si no se actuaba como una mujer
normal. Todas esas clases incluían, por supuesto, cocina. Ino siempre brilló en las clases de cocina,
siempre siguiendo las recetas al pie de la letra. Sakura, por otro lado no podía hacer lo mismo. En
aquellos días Sakura miraba con una inmensa admiración hacía la siempre popular Ino.
Pero ahora las cosas eran diferentes.
Como kunoichi y como una mujer, Sakura continuó creciendo y mejorando sus habilidades. La
persona que ella solía admirar desde atrás de la nada se transformó en alguien a quien ella podría
enfrentarse. Y ahora, Sakura había dado un paso hacia adelante.
−En cocina y en cualquier otra cosa que venga, será mejor que Ino se prepare para ver mi espalda!−
dijo Sakura con una completa furia mientras molía todo en el mortero.
Ino había dicho que Sakura jamás se casaría, bueno... Sakura no estaba dispuesta a aguantarse ese
reproche. Ella no perdería esta batalla. En primer lugar, Ino se estaba dejando llevar bastante por
Sai y su reciente amistad. Sakura no perdería contra eso.
Conocerás como es lo que sabe la ira de una floreciente mujer! pensó. Cocinar quizás era muy
diferente de lo que había comenzado la discusión, pero de cualquier manera, ella terminaría
ganando.
−Esto es todo− Sakura soltó una sonrisa aterradora mientras sostenía el ingrediente clave para su
éxito.
Pudín.
Sakura lo había asociado con Ino desde la juventud. Sabía sobre el gran amor de Ino por el pudín.
De hecho, ella sabía todo acerca de sus gustos y disgustos. Para los ninjas, la información era lo
básico. No era arrogancia por parte de Sakura saber que ganaría algo con el conocimiento sobre
los gustos de Ino. Llena de confianza, Sakura echó pudin en la pasta de la píldora, mezclándolo con
una intensa sonrisa.
−Mi victoria esta garantizada!
Ahora todo lo que quedaba era moldear la pasta en una bola y deshidratarla. En un corto periodo
de tiempo, la píldora de Sakura, saborizada con pudín estaría completa. Unas horas después, cerca
de aquella tienda de la que habían sido expulsadas. Ino se encontraba parada en el lugar donde
habían prometido encontrarse la una con la otra en las calles de Konoha. Sus ojos se encontraron e
Ino soltó una enorme sonrisa.
−Así que efectivamente viniste, Sakura. Y yo que comenzaba a pensar que te darías cuenta que no
serías rival para mi y huirías.
Sakura apostaba que Ino había llegado antes solo para decir eso. Pero Sakura no sería provocada
por trucos como esos. La victoria de Sakura estaba en la palma de sus manos, Ino podría decir
cualquier tontería mientras pudiera.
−La victoria llega a aquellos que se toman su tiempo.− dijo Sakura mientras retaba a Ino con la
mirada. Su compostura era magnífica, llena de confianza en su insuperable victoria.
−Ok, entonces... Nuestro combate ha comenzado.− dijo Ino, serenamente. −Para hacerlo justo,
dejemos que una tercera persona juzgue cual de las píldoras es más deliciosa.
−¿Qué? ¿No vas a comerlo?−En un instante, la victoria asegurada de Sakura se había transformado
en polvo.
−Obviamente no.− los ojos de Ino se sorprendieron ante la reacción de Sakura. −Incluso si ambas
comemos la píldora de la otra, ninguna de nosotras aceptaríamos la derrota, así que necesitamos a
una tercera persona que juzgue todo. Sakura se había despistado. Y pensar que Ino no comería la
píldora. Que todo lo que hizo para realizar la píldora de su sabor favorito había sido inútil.
−A juzgar por tu reacción... No me digas que tu... ¿¡No envenenaste la píldora verdad!?
−Como si fuera a hacer tal cosa!−eso era demasiado, ¿cómo dudar de tu mejor amiga?
−Me pregunto... Bueno, lo que sea. Creo que deberíamos poner a Chōji de juez.
−Espera un momento! Chōji es tu compañero!
−Por favor! Es Chōji! Cuando se trata de comida el no mentiría, ¿sabes? no considerará nuestra
amistad para darme el punto a favor. Créeme, Chōji es el juez más neutral en esto.−Poniéndolo de
esa forma, sonaba bastante justo. −Ok pues. Iré a traer a Chōji. Lo vi por aquí hace un momento−
dijo Ino, mientras desapareció eventualmente en la distancia.
En cuestión de tiempo, Sakura la escuchó regresando, arrastrando a Chōji con ella, gritando cosas.
−¡Ven! Solo ven y apúrate!, esta es tu oportunidad de comer algo realmente delicioso ¿de acuerdo?
−parecía como si Chōji no estuviera de acuerdo con la posición de juez.
−Espera Ino!! vine aquí a comer un helado!! Ya comí el postre!!− los ojos de Chōji se encontraron
con los de Sakura. −Hola Sakura, Ino no me entiende muy bien. Quiere que sea un sujeto de prueba
para una píldora de soldado, sálvame por favor!
−Entonces Ino, ¿qué píldora le daremos primero?− dijo Sakura. Sakura por un momento pensó que
Chōji diría algo como “Maldita sea! ¿Tu también estás en esto!?” pero en vez de eso, solo se dejó
llevar.
−Qué diablos, supongo que tendré un estómago separado para ambas píldoras...−Ino tenía razón,
Chōji sería imparcial al momento de juzgar. De cualquier forma, si Ino no comía la píldora, eso no
cambiaría el hecho de que el pudín le daría un sabor dulce y delicioso. Ella aún era capaz de ganar.
−De acuerdo Chōji, come las dos píldoras y dinos cuál es la más deliciosa.−dijo Ino, entregándole
la píldora que ella hizo, seguida eventualmente por la de Sakura.
Chōji observó las píldoras de soldado, una en cada mano, sus ojos parpadeaban mientras las
observaba. Levantó primero la de Sakura y la puso en su boca dándole un pequeño mordisco. Se
trataba de un juicio, así que lo mejor sería solo comer la mitad.
−Esto es... Esto es delicioso! Realmente delicioso, es increíblemente dulce y ha apartado toda la
fatiga de mí completamente!− Chōji no se detuvo ahí, arrancó las píldoras restantes de la mano de
Sakura y las puso en su boca.
−Genial!!− Sakura celebró, levantando su puño hacía el aire. −Mira esto Ino! La capacidad de mis
verdaderas habilidades!!
La reacción positiva de Chōji había sido inesperada. Ino lo observó con una mirada aterradora,
mientras Sakura podía escuchar sus murmuros llenos de enojo y orgullo.
−¿Qué tal?− Sakura le preguntó. −Quizás solo deberías aceptar mi victoria.
−Ch-Chōji!!− Ino estaba un poco desesperada. −Apúrate, y come la mía!
Las mejillas de Chōji aún se encontraban llenas del sabor de las píldoras de Sakura, pero
rápidamente puso la píldora de Ino en su boca, esta vez entera. Eventualmente puso 3 o 4 más.
Quizás para saborearlas más apropiadamente.
−Si... Si... Si!!− los ojos de Chōji estaban abiertos como platos, mientras asentía fervientemente.
−Increíble! Estas están deliciosas igual!− Chōji lleno su boca de píldoras de soldado y soltó una
sonrisa de satisfacción.
−¿Cuál es la elegida? ¿Cuál es la más deliciosa!?− preguntó Ino, emocionada, presionando por
respuestas.
−Hmm... ambas están increíblemente dulces y deliciosas. Es difícil decir cuál es mejor...−murmuró
Chōji, inclinando la cabeza hacia un lado con perplejidad, cruzándose de brazos mientras
masticaba. Una después de la otra, cada una de las píldoras entraba en su boca, siendo
cuidadosamente masticadas y juzgadas. −Si, creo que ambas son geniales. Dulces y deliciosas...
Realmente deli...− de la nada los pies de Chōji se derrumbaron, causando que este colapsara. Y
sangre comenzó a salir de su nariz.
−Oh no...
−Espera. ¿Qué ocurre?
Chōji estaba completamente inerte en el suelo. Una píldora fue escupida hacia el suelo, y viendo
que era una de las de Ino, Sakura dejó escapar un grito.
−Veneno! Ino... Tu! ¿Tu pusiste veneno!?
−Como si fuera a hacer eso! ¿Qué clase de persona crees que soy!?
−D-De cualquier forma necesitamos otorgarle ayuda médica! Chōji, despierta!!− La boca de Chōji
se abrió de repente al sonido de la voz de Sakura.
−Aún tengo que hacer muchos... Muchos amigos...− murmuraba incoherentemente mientras más
sangre salía de su nariz.
−¿Qué ocurre!? ¿La vida esta pasando por tus ojos?
−Nooo!! Chōji no te mueras!!−dijo Ino, llena de lágrimas en los ojos.
−Sakura, haz algo!!− su amiga estaba llorando, pero Sakura no podía entender porque estaba así.
Examinándolo, Chōji parecía estar en perfecta condición. El único motivo eran las píldoras.
−N-No me digas... ¿Un veneno desconocido?−Sakura miró a Ino con duda.
−No me mires así, ¿por qué crees que yo lo cause?
−Se puso así cuando comió tus píldoras.
−Quizás las tuyas acaban de hacer efecto.
−Pero yo jamás pondría veneno!!
−Tengo... tantos amigos...−murmuraba Chōji, delirando.
−Esto es malo!
No tenemos tiempo para discutir sobre esto. se dijo Sakura a sí misma y reunió determinación.
Alcanzó una píldora de Ino.
−¿Qué vas a hacer?
−Necesito saber qué ocurre y esta es la mejor manera de hacerlo.− Sakura, cuidadosamente tomó
la píldora y la presionó contra su lengua.
−Si hay veneno en esto, mi lengua probablemente se entumecerá. Preferible a comerla, era mejor
primero saborearla.
−Ya te lo dije, no puse veneno ahí. De verdad.−Ino alcanzó y tomó una píldora igual, pero esta era
de Sakura. −Quizás la tuya es la que tiene algo raro.− dijo, lamiendo la píldora de su rival. Por un
instante, no hubo nada de ruido. Sakura cuidadosamente rompió la píldora en pequeñas piezas.
Viendo esto, Ino hizo lo mismo. Ambas pusieron algunos pedazos en sus lenguas, saboreándolas.
−Esta... exquisito...
−Si...−Ambas pusieron los restos de las píldoras en sus bocas. Incapaces de resistirse.
−Que es este... este sabor, es increíblemente delicioso!− Sakura no podía esconder su sorpresa
mientras masticaba.
−Dios mio! El mío igual! Adoro este sabor!− Ino tampoco podía esconderla al parecer. No había
nada de veneno. De hecho, la píldora de Ino era del sabor favorito de Sakura, anmitsu blanco. En
otras palabras, igual de dulce que el de Sakura. Pero entonces ¿por qué? Mientras Sakura pensaba
en ello, Chōji volvió a sus cinco sentidos y se levantó, lentamente.
−Chōji, ¿estas bien?
−Ah... Eso si que me sorprendió.− dijo Chōji, limpiando la sangre de su nariz. −¿Qué es esto? Mi
sangre se puso rosa. Y pensar que tuve sangrado nasal.
De eso se trataba todo, azúcar. Ahora que Chōji lo había dicho, Sakura lo entendía. Había comido
grandes cantidades de píldoras, y todas al mismo tiempo. Con razón, tanta azúcar en su sangre
debió haber afectado su sistema. Además antes había mencionado haber comido helado. No
importaba lo mucho que Chōji comiera, comer más azúcar de la debida lo afectaría gravemente.
−Ah... Me alegra que solo fuera eso.− Ino suspiró, llena de tranquilidad. Sakura volteó hacia ella,
parecía que Ino se había librado del peso del mundo.
−Si... Solo fue eso. Pero ¿sabes? Después de comer estas píldoras de soldado, siento como si
hubiera comido un pudín y una bola de anmitsu blanco. Hmm... Quizás luego iré a comer algunas
nueces. Sakura e Ino voltearon a ver a Chōji, molestas.
−Chōji! ¿Sabes que eso te puede matar!?
−Esta bien.− replicó Chōji. −Lo que acabo de comer ya ha de haber hecho digestión.
−Eso es algo completamente imposible. Chōji... Eres increíble.
−Hey Ino...− Sakura le preguntó. −¿Por qué hiciste todo esto si la píldora era de mi sabor favorito?
−Ino fue la que dijo que habría que necesitar de una tercera persona para hacerlo justo.
−Ninguna razón en particular. Solo pensé que sería bueno para invitarte alguna vez, quizás...
Así que, al final del día, la discusión que había empezado con el marco de la foto había terminando
en ambas cocinando con la misma estrategia. Pero vaya coincidencia. Sakura no pudo evitar soltar
una gran risa.
−Hahahaha, tuviste la misma estrategia que yo!!−Ino se dejó llevar por la risa de Sakura.
−Bueno, creo que hemos sido amigas desde hace bastante tiempo. ¿Cuántos años serán? Creo que
pienso lo mismo que tu piensas.
−Ambas lo hacemos.−añadió Sakura.
Las dos se encontraban una frente a la otra, riendo y riendo. Aferrándose la una a la otra,
eventualmente ambas se calmaron. Sakura se limpió los dedos con su vestimenta.
−Siendo alguien que piensa igual que tú, ¿puedo decirte algo?
−¿Qué?
−¿Crees que si ambas hubiéramos buscado un regalo juntas, hubiéramos encontrado algo mejor
que un marco para una estúpida foto?
−Naturalmente, si combinábamos mi sentido de la moda con el tuyo, nada podría compararse.−
dijo Ino con una sonrisa, guiñando el ojo.
−Bien!− Sakura lanzó enérgicamente su puño hacía el aire. −Vayamos y encontremos el mejor
regalo de bodas de todos los tiempos!!−Ino sonrió.
−Honestamente Sakura, tienes una fuerza que cualquier persona debería de tomar en cuenta.−
miró a Sakura con una mirada nostálgica, llena de seriedad. −Solías ser una llorona en aquellos
días, la gente te llamaba frente de marquesina y llorabas todo el tiempo...
−Espera Ino!!− Sakura exclamó. −¿A qué te refieres con frente de marquesina? No me inventes
nombres de la nada, ahora que lo pienso, se te acaba de ocurrir ese ¿no es así?
−¿Qué!? Ven aquí ahora mismo Sakura! ¿No puedo ser sincera contigo al menos una vez!?
−Era broma!! Aprende a recibir una broma.
Las voces de ambas se mezclaron en el caos de la aldea de Konoha, pero sonaban inequívocamente
alegres.
Sakura e Ino. Rivales por siempre. Amigas por siempre.
-6-
El legendario maestro

Estoy orgulloso de haber elegido este trabajo.


Hasta el momento en que se tuviera aquel pensamiento con un ardiente orgullo saliendo desde el
pecho, se podría decir que se era completamente feliz. Esto es debido a que un trabajo es algo que
se elige por el propio bien, así como el bien de otros. O al menos eso es lo que Iruka Umino
pensaba.
Y ahora mismo, Iruka se encontraba extremadamente feliz. Su pecho estallaba de orgullo cuando
pensaba en eso. La causa de su repentina felicidad era simple. Había visto tres sílabas en el anuncio
de los ingredientes más populares de 'Ichiraku Rāmen. Na-Ru-To.
Solo con mirarlo, hizo que recordara la cercana boda de Naruto y Hinata, causando que este se
llenara de emoción. No era debido a que su avanzada edad lo llevaba a las lágrimas rápidamente,
era debido a que esa emoción llenaba a Iruka en algo cercano a un lazo parental. Y cierto suceso
había ocurrido que lo hizo sentir aún más alegre.
El otro día, Iruka se encontraba en el cuarto de profesores de la academia, trabajando en algunos
documentos. Naruto había ido a visitarlo con una respetuosa expresión en su rostro. Dijo que tenía
algo que preguntarle, algo sobre la boda. Naruto ya sabía que su maestro iría a la boda, pero Iruka
no tenía idea de lo que quería pedirle.
Iruka sin ninguna sospecha preguntó sobre el asunto del que quería hablar, y Naruto respondió.
−Me gustaría que fuera a la boda como mi papá.− justo en el momento en que Iruka escuchó eso,
una gran sonrisa apareció en su rostro.
−Déjamelo a mi.− respondió inmediatamente Iruka e incluso soltó una broma mientras Naruto
salía del cuarto −Viniste con tal cara de seriedad que pensé que me pedirías que te invitara un
plato de ramen.− al minuto en que la figura de Naruto desapareció de su vista, Iruka comenzó
inevitablemente a derramar varias lágrimas de felicidad.
En todos sus años como profesor, nada lo había hecho tan feliz. El camino que elegí no fue malo,
pensó mientras lloraba. Sus lágrimas caían por su rostro sin cesar. Y ahora, incluso cuando solo se
encontraba viendo la palabra 'naruto' escrita en Ichiraku Rāmen, Iruka sintió sus ojos,
humedeciéndose de nuevo. Al punto en que pidió una orden solo del ingrediente.
Por supuesto, Iruka no era el tipo de profesores que otorgaba un trato especial a ciertos alumnos.
Jamás tuvo favoritos. Dicho esto, Naruto no era solo uno de sus más queridos alumnos. Incluso la
gente cercana a él sabía que Naruto era una existencia especial para su vida.
Sin embargo, no siempre fue así. Cuando Iruka se convirtió en el profesor de Naruto, tuvo
sentimientos encontrados. Siempre que miraba su rostro, recordaba a sus difuntos padres. Iruka era
un excelente Shinobi. Sus padres habían sido excelentes también, y esa fue parcialmente la razón
por la que fueron al campo de batalla cuando él era un niño aún. Pelearon hasta el final,
entregando hasta el último de sus esfuerzos. Desde entonces, Iruka vivió el resto de su
adolescencia sin nadie para cuidarlo ni apoyarlo. Siempre que regresaba a su solitario hogar
pensaba en sus padres.
Los años pasaron e Iruka se convirtió en profesor. Y ¿quién más aparecería como su estudiante que
Naruto?
Iruka sabía que el espíritu demoníaco, el zorro de nueve colas, estaba sellado dentro de Naruto. Y
de igual forma estaba completamente consciente de que Naruto no había hecho nada malo, y no
había razón para culparlo. incluso aunque lo entendía, muchos años tuvieron que pasar para
aceptarlo. Su mente entendía, pero su corazón seguía roto.
Su padre era un hombre severo y silencioso. Su madre era una mujer cariñosa y segura. Ambos
fueron jōnin admirados por muchas personas. Siempre que Iruka salía con sus amigos, jamás paraba
de hablar de ellos de forma orgullosa. Quería crecer rápidamente y convertirse en un gran shinobi,
para que así pudiera apoyarlos. Pero entonces, el zorro apareció en la aldea de la nada, con un
aullido que sonaba como si fuera capaz de perforar los cielos, eso helaba la sangre de cualquiera.
Su madre fue herida de gravedad tratando de protegerlo, su padre terminó con cada parte de su
cuerpo cubierto de sangre, pero aún así, tenía la voluntad de pelear. Las figuras de sus padres
eventualmente se desvanecieron y entonces Iruka se despertó en un cuarto oscuro y solitario.
Era una pesadilla que acechaba su mente desde entonces, desde que era niño. Cuando Naruto se
convirtió en su alumno, Iruka comenzó a ver esa pesadilla cada noche. Aquellas pesadillas lo
hicieron emocionalmente distante e Iruka por bastante tiempo intentó ignorar a Naruto.
Naruto constantemente realizaba bromas pesadas, lo que hacía que sus compañeros le tuvieran
algo de desprecio.
Se supone que tus compañeros son tus amigos.
Pero Iruka no tenía el valor de meterse, solo se quedaba observando. Su confianza como maestro
se había ido. Era completamente inútil, hasta que un día, Iruka se dio cuenta de algo.
−Naruto es igual a mí. El dolor de vivir día a día sin nadie que te reconozca o se de cuenta de tu
existencia. Conozco ese dolor mejor que nadie. ¿Por qué no lo había notado hasta ahora?−después
de ese descubrimiento, Iruka dejó de evitar a Naruto y eventualmente, sus pesadillas se detuvieron.
Pero ¿y si jamás me hubiera dado cuenta? Hasta ahora, aquel pensamiento seguía molestando a
Iruka. Si no se hubiera dado cuenta, entonces era posible que convirtiera en alguien egoísta,
alguien que pensaba que era el único con dolor en el mundo. Hubiera llegado bastante bajo, un
idiota que no notaba el dolor de los demás. Pensaba que Naruto había sido la razón de que él
pudiera escapar de ese destino. Conocer a Naruto, de cierta forma cambió su vida. No sería una
exageración decir que Naruto era la razón por la cuál Iruka decidió trabajar como profesor durante
el resto de su vida. Así de importante era su existencia para él.
En ese momento también llegó a su mente el rostro de alguien familiar, alguien que seguía en los
recuerdos de Iruka. Esa persona era Mizuki. Un hombre con increíbles calificaciones, que había sido
bendecido con talento para el ninjutsu. Iruka lo conocía desde niño, ambos examinaban los
exámenes de graduación. Trabajaron como profesores juntos y se ayudaban mutuamente. Mizuki
siempre sonreía y hablaba claramente, no como Iruka y su tendencia a dar lata. Pero Mizuki tenía
un lado oculto, opuesto al hombre sonriente, era una persona completamente celosa que no podía
creer en sí mismo.
−La gente no comprende al verdadero yo. El verdadero yo es más increíble, no soy lo que aparento
ser. No soy un humano al que puedes arrinconar, todos me están subestimando.− Mizuki solo le
confiaba tales pensamientos a Iruka.
En cierto sentido, Mizuki era otra persona que tenía problemas porque nadie lo reconocía. Ese es el
por qué se convirtió en una persona obsesionada con perseguir cosas, solo preocupándose por el
resultado final y por nada más. Cuando las cosas no iban bien culpaba a otros. Creciendo celos y
resentimiento, había tomado un erróneo camino ninja.
−Mizuki. Cuando se trata de ser un profesor, no existen los resultados inmediatos. Cualquier
muestra de tus enseñanzas serán reflejadas en 5 o 10 años, e incluso en algunos casos llevará más
tiempo. Todo depende en cómo educamos a esos niños, ahí yace la fórmula de su crecimiento, el
tipo de adultos en que se convertirán. El resultado de nuestra enseñanza se trata de ver la vida de
nuestros estudiantes mientras crecen.
Ahora, Naruto era más famoso que cualquier persona en la aldea, todos lo reconocían. Aquel niño
que había sido ignorado y molestado desde que era niño, que vivió sus días alejado de todos.
¿Habría Mizuki sido capaz de predecir este futuro para Naruto? No. Quizás no. Quizás él jamás
podría entender el sentimiento de ser un profesor y ser capaz de ver a un estudiante superándose
día a día. Este sentimiento, estas emociones, nadie más las podría entender.
Me hubiera gustado que sintieras esto también, Mizuki.
Para cuando Iruka dejó Ichiraku, ya estaba oscuro afuera. Se apuró camino a casa, sintiendo la
ventisca nocturna empujando su espalda. El regalo de bodas que había comprado para Naruto y
Hinata se encontraba dentro del bolsillo frontal de su chaleco. Era lindo sentir el peso de algo tan
importante en el pecho. Pensó que era un hombre realmente feliz. No solo por el cariño que
Naruto le tenía después de graduarse, si no por los demás estudiantes también. No había cosa más
feliz en el mundo que eso.
Naruto frecuentemente visitaría a Iruka, preguntándole si podrían ir a comer algo de ramen juntos.
Pero en el futuro, Hinata probablemente le prepararía platillos en casa, y si Naruto iba a Ichiraku a
comer frecuentemente, ella probablemente se enojaría con él. Pensando sobre ello, Iruka no podía
evitar reírse. Su buena vibra lo acompañó en su regreso a casa.
Iruka entró a su hogar solitario y prendió las luces. Había un cepillo de dientes dentro de una taza,
a lado de la regadera. Pensó en reemplazarlo pronto. Había una taza medio llena de té, olvidada en
su mesa. Iruka se dio cuenta que había olvidado meter su ropa que había sacado a secarse, y se
dirigió a guardarla. Su ropa interior en particular estaba helada por haber estado colgada con tal
viento nocturno. Un pequeño sonido de 'Splash' sonó en el lugar mientras una gota de agua caía en
la cocina.
Era una noche tranquila.
Iruka dejó salir un suspiro, mirando hacia el techo.
Quizás sea hora de encontrarme una compañera de vida también. por alguna razón, el
pensamiento que entró en su mente era particularmente fuerte ese día. Iruka cerró el puño y
murmuró para sí mismo.
−Ok, no le fallemos a Naruto.
Fue una declaración bastante silenciosa.
Y con respecto a la problemática de su pareja. Eso hay que dejárselo a Iruka para que lo descubra
por su cuenta.
-7-
La misión final, el inicio

-I-

Lee y Tenten habían hablado en la zona de entrenamiento. Shikamaru y Chōji se habían


encontrado por casualidad. Sakura e Ino se habían encontrado en su tienda favorita. Sai chocó
contra un poste de luz mientras observaba el cielo e Ichiraku Rāmen había estado tan lleno como
siempre.
Nadie notó que un pequeño insecto volaba cerca de ellos.
Se trataba de un simple insecto, volando sin preocupación alrededor de Konoha. Un insecto
bastante pequeño, tanto que nadie le prestaba atención. E incluso si eso llegara a pasar, lo
perderían de vista rápidamente en el brillante y cálido clima soleado. Era difícil seguir a un simple
insecto que se la pasaba volando sin parar.
Sin embargo.
De pronto, el insecto dejó de moverse. O, para ser más exactos, se detuvo a descansar. Cuando un
insecto se detiene cerca de alguien, es mucho más fácil notarlo. Shino Aburame miraba con
atención, a través de sus lentes oscuros, aquel insecto volador que había parado en la punta de su
dedo.
−Lo has hecho bien.−dijo en tono de agradecimiento con su ya tan típica voz calmada. Mientras lo
hacía, el insecto caminó hacía la palma de su mano y calmada y naturalmente desapareció dentro
de la manga. Algo que asquearía a cualquiera, pero no a Shino. De hecho, él tenía su característica
mirada calmada de siempre. Era algo de todos los días.
Esto se debe a que Shino era un ninja del clan Aburame, la cual era una línea de usuarios de
insectos. La gente de este clan podrían usar estos insectos llamados 'Kikaichū', los cuales residían
dentro de sus cuerpos. Después de haberlos usado a gusto, los insectos se alimentaban del chakra
de su maestro en forma de agradecimiento. Esta era la forma en que su contrato funcionaba. El
insecto que se había metido en la ropa de Shino hace un momento, era simplemente otro kikaichū
que Shino manipulaba. Era algo bastante natural que Shino permaneciera siempre calmado, ya que
el insecto había regresado a su lado. El propósito de los insectos, era ser utilizados durante las
misiones, y en realidad tenían una enorme variedad de usos.
Además de atacar y defender, ayudaban a apoderarse del enemigo en turno, haciendo cosas como
cazar o localizar. Su uso prácticamente llenaba cualquier escenario, una gran cantidad de insectos
podría incluso tomar la forma de un ser humano y utilizar tus mismos jutsus. De esta forma, los
miembros del clan Aburame, quienes vivían lado a lado con una gran cantidad de insectos desde el
día de su nacimiento se familiarizaban rápidamente con la naturaleza de estos seres, y
perfeccionaban técnicas que usaban cuando luchaban junto a ellos. Se trataba de un clan
misterioso.
El día de hoy, Shino había estado usando una de las habilidades secretas del clan para espiar las
actividades de sus compañeros. ¿Por qué haría algo así? La razón yacía en la identidad de la
persona que se encontraba parada a su lado.
−¿Y qué pasó?− preguntó Kiba Inuzuka mientras jugaba con su perro ninja Akamaru.
−Tal como lo esperado, parece que todos están trabajando para obtener los regalos de boda−
respondió Shino desde donde se encontraba, un punto alto que le otorgaba una vista entera de la
aldea.
−Tal como lo imaginé.−dijo Kiba −¿alguien ya se ha decidido por algo?
−La mayoría no. Parece que se están encontrando los unos a los otros para consultarlo.−Kiba dejó
salir un grito ante la afirmación de Shino
−Siiii!! Tal como lo quería!−dijo Kiba, rozando la creciente barba que yacía en su rostro.
Parecía que últimamente, Kiba le había agarrado mucho cariño, la tocaba cada vez que podía. Era
algo como un hábito.
−Es hora de actuar, ahora que todos están ocupados, es mi hora de brillar!!
−'Nuestra' oportunidad−corrigió Shino.
Kiba soltó una carcajada.
−Lo sé, lo sé... ¿Cierto Akamaru?− dijo kiba, acariciando a su querido perro cuya altura ahora
mismo rebasaba la de Kiba.
Kiba había nacido en el clan Inuzuka, el cual era un clan ninja de usuarios de perros, así que para él,
Akamaru era un compañero que lo había acompañado en todas situaciones desde su juventud. Era
lo mismo para Akamaru, quien ahora tenía 10 años de edad. Akamaru acompañaba a Kiba a sus
misiones todos los días. De esa forma Akamaru soltó dos ladridos ante la pregunta de Kiba.
−Si, tienes razón.− dijo Kiba. −Encontraremos un regalo que nadie jamás ha llegado a regalar, algo
que solo pueda venir del Equipo 8.
Equipo 8, huh. Shino pensó mientras observaba a Kiba y a Akamaru jugar juntos. Sus pensamientos
regresaban al primer día en el cual había sido asignado en el mismo equipo de Kiba. El silencioso
Shino, los amantes de la acción Kiba y Akamaru, y la pacífica y pensativa Hinata. Ellos tres y
Akamaru eran miembros del equipo 8.
Eran compañeros que habían entrenado y se habían apoyado mutuamente, siempre juntos. Sin
embargo, mientras que Hinata era una persona bastante madura, Kiba siempre se caracterizó por
ser ruidoso, confiado y la mayor parte del tiempo muy propenso a tomar el liderazgo sin importarle
la opinión de los demás. Cuando Shino fue puesto en el mismo equipo de Kiba, él había encontrado
este tipo de personalidad como algo extremadamente tedioso, y se la pasó suspirándose a sí mismo
cada día y lamentando el difícil futuro que sin duda le esperaba.
−No creo que me llegue a llevar bien contigo. La razón es que... − Incluso ahora, Shino claramente
recordaba aquel día en que dijo aquellas palabras, las cuales fueron abruptamente cortadas por
Kiba
−¿Qué diablos pasa contigo!? Eres demasiado sombrío!− Kiba siempre fue una persona grosera,
incluso desde aquellos días, siempre hablando en voz alta y con actitud de idiota.
−Kiba, ¿recuerdas lo que dije el primer día en que fuimos asignados al mismo equipo?−Shino, de la
nada, preguntó sin razón alguna. La Impulsividad era algo más de Kiba. Pero, Kiba no podía
recordarlo.
−¿La primera vez...? Oh si... Esa vez en la que comimos el almuerzo en el campo de entrenamiento...
− Kiba continuó acariciando a Akamaru mientras lo pensaba, mirando hacia el cielo, entonces...
−Cierto!! Era... era algo como “Solo mi almuerzo está lleno de insectos” o algo así.
−Nunca dije tal cosa...− la memoria de Kiba a veces reemplazaba ciertos sucesos con cosas que
nunca pasaron. Shino arreglaba estas situaciones mirando fijamente a su compañero... Ese
sentimiento de ansia lo obligaría a buscar más profundamente en su mente.
−¿Q-Qué? ¿Eso no fue lo que dijiste?− Kiba lucía nervioso debido a la mirada de Shino... −Bueno,
olvidemos los pequeños detalles. Los regalos de boda son mas importantes, ¿no?− Kiba sonrió
ampliamente. Shino pensaba que la habilidad de Kiba de cambiar de emociones rápidamente no
era particularmente buena. −Sabes Shino...− su tono de voz cambió. −Estoy feliz de que Kakashi
pusiera esto como una misión. En el fondo sé que esto no es realmente una 'verdadera misión'. Pero
para mí... para mí esto es realmente una misión. Y esta... es nuestra última misión juntos, como
miembros del equipo 8.−Shino ni siquiera soltó un sonido de afirmación, simplemente se dispuso a
escuchar, silenciosamente. −Es como si se nos hubiera otorgado esta última gran misión.− Kiba
continuó. −Quizás Kakashi-sensei la realizó con esa intención. O quizás este sobre pensando las
cosas...−Kiba paró de hablar y miró hacía otra dirección, apenado.
−No, no lo estas sobre pensando...− dijo Shino, quien entendía perfectamente los sentimientos de
Kiba debido a que se sentía de la misma manera.
Hinata se encontraba recientemente, bastante ocupada con la boda. Kiba y Shino habían partido
en misiones como líderes chūnin, dirigiendo a equipos por su propia cuenta. Pero los 4 no habían
sido capaces de realizar alguna misión como el equipo 8 juntos de nuevo. Y, lo más probable es que
después de esto...
−La última misión del equipo 8, por Hinata... huh−nadie más se involucraría.
Esto era algo que solo la gente que había estado en el mismo equipo, desde la juventud, que
habían pasado por la felicidad y la tristeza juntos entendería. Kiba, Shino y también Akamaru. Era
algo que nadie además que el equipo 8 podría hacer. Fue por eso que Shino envió a su kikaich ū a
volar y a investigar los estados de sus compañeros. Para que de esa forma, Shino y Kiba pudieran
darle el mejor regalo de todos, y así, hacer a Hinata feliz.
−Entonces... ¿Qué es lo que vamos a hacer?−preguntó Shino.
Kiba se mantuvo en silencio. Observando a la nada... El silencio continuó entre los dos por un
momento. Akamaru, ansioso comenzó a moverse en los alrededores, soltando varios ladridos
mientras observaba a Kiba. Shino no podía tolerar el silencio no natural de Kiba...
−¿Será posible que no has pensado en nada todavía?
Kiba silenciosamente asintió la cabeza. Podría decir lo que quisiera, pero al final, Kiba no tenía
nada más que su entusiasmo por la misión en turno, como siempre. Kiba siempre fue Kiba. Ese lado
fue algo que jamás cambió...
−Por ahora, tenemos que pensar en las cosas que más le gustan a Hinata. Si le regalamos algo que
no le gusta las cosas se pondrán bastante feas...− ambos habían pasado por gran variedad de
misiones junto a Hinata, no había duda alguna que los tres la conocían mejor que cualquiera.
−Cosas que le gustan a Hinata... Bueno, esta el zenzai.−dijo Kiba.
Shino ya había pensado sobre el tema, era verdad que Hinata amaba el zenzai. Siempre que
tomaban un descanso, en medio de una misión o del entrenamiento paraban a una tienda de té, los
ojos de Hinata con frecuencia brillaban ante la presencia de un zenzai.
−Y también están las flores prensadas. A ella le encanta hacerlas. Si que tiene hobbies bastante
simples.− zenzai y flores prensadas, ninguno quedaba para un buen regalo de bodas. Hablando de
eso, ¿habría alguien que regalaría sopa como un regalo de bodas?
−Oh! Espera, es cierto! Naruto, él adora comer ramen, ¿cierto?−Kiba mencionó, de repente.
−Si. Ramen es algo que come con frecuencia.−respondió Shino.
−Y, ¿sabes? Esto es algo que realmente nadie sabe pero... Naruto realmente adora el oshiruko.
−¿De verdad? Ahora que lo mencionas, creo que lo he visto tomando ese tipo de sopas de una lata.
−¿En serio? No, hay algo incluso más sorprendente que eso. Naruto tiene el hobby de regar
plantas, y no solo hablo de echarles agua y ya...−Kiba soltó una enorme sonrisa mientras el tono de
su voz bajaba... −A Naruto le encanta hablarle a las plantas mientras las riega. Por supuesto, solo
cuando esta completamente solo. Akamaru y yo nos encontrábamos caminando frente a su casa
cuando lo escuchamos. Vaya que tiene un lado raro, ¿verdad Akamaru?
Akamaru soltó uno de sus ladridos tan vigorosos como respuesta. Shino no entendía la mayor parte
de lo que Akamaru decía, pero él sabía que el ladrido de ahora significaba “Exacto!”.
−Eso es definitivamente poco usual.− dijo Shino. −Hablarle a los insectos es normal, pero no es lo
mismo con las plantas. Quizás se debió haber sentido realmente aburrido, o quizás existe otra
posibilidad. Quizás, lo mejor sería ir a asegurarnos, ver la situación por nosotros mismos.−cruzó los
brazos asintiendo la cabeza.
Naruto tenía sus lados raros. Hablando sobre ello, en el pasado incluso jugaba póquer consigo
mismo. Bueno, eso era lo que pasaba al menos cuando no había nadie para jugar con él, o eso era
lo que Shino pensaba.
−Pero ¿sabes? Cuando piensas sobre ello, es bastante genial.−dijo Kiba.
−¿De qué hablas?
−Tu sabes, que a ambos les gusten los frijoles rojos, que a ella le gusta prensar flores y a él cuidar
de las plantas. No importa como lo mires, sus pasatiempos son bastante parecidos, ¿no crees?
−Ya veo, tienes razón sobre eso, pero Kiba...
−¿Qué?
−Lo más importante ahora es el regalo de bodas. No te desvíes.
−Oh, cierto... ¿Qué deberíamos de hacer?
El silenció los rodeó por una segunda vez. Kiba se sentó, acariciando distraídamente a Akamaru.
Shino continuó parado, observando fijamente al suelo...
−¿Y si le preguntamos a alguien?− esta vez, fue Kiba quien no soportó con el silencio. −Todos se
estaban preguntando los unos a los otros ¿cierto? Hagamos lo mismo...
¿En donde había quedado aquel Kiba hablando tan entusiastamente sobre la última misión del
equipo 8 y todo ese asunto? Eso fue lo que pensó Shino mientras miraba hacia abajo, observando a
las hormigas marchando debajo de sus pies.
−Supongo que no tenemos mejor opción que consultarlo con alguien...
−Ok! ¿Y a quién le vamos a preguntar? ¿A tu papá? Lo digo, solo por si acaso... No creo que mi
madre o mi hermana ayuden mucho. Son bastante diferentes a Hinata...−dijo Kiba, poniéndose de
pie. Gracias a dios era tan impaciente...
−Hay alguien que queda bastante bien como para la “última misión del equipo 8”−dijo Shino... −
Si preguntas quién, es obvió que es esa persona.
−Lo tengo! Ya sé a lo qué te refieres, perfecto! Vamos Akamaru!!− Kiba había entendido de forma
inmediata a lo que Shino se refería, incluso antes de que terminara de hablar. Rápidamente
comenzó a correr junto a Akamaru.
Ambas figuras se hicieron más pequeñas conforme a la distancia que recorrían.
De verdad que no conoce el significado de la calma ... pensó Shino, mientras comenzaba a caminar,
siguiendo a Kiba.
Para cuando Shino había llegado a la ubicación deseada, Kiba y Akamaru ya habían entrado desde
hacía un rato. Akamaru se encontraba acostado en la alfombra, mientras que Kiba estaba hundido
en la comodidad de una silla. Shino entró, calmado.
−Llegas tarde.− dijo Kiba, con una taza de té en sus manos. Se encontraba sentado con una
inmensa comodidad, como si estuviera en su propia casa.
−Luces muy relajado Kiba.− dijo Shino, quien silenciosamente paso a sentarse. Mientras lo hacía,
una pequeña niña corrió desde otro cuarto, lanzándose sobre Akamaru.
−Akakiba! Akakiba!− dijo, mientras jalaba las orejas de Akamaru. El perro movió su cabeza, algo
fastidiado, pero entonces se acostó en el suelo y dejó que la niña continuara con lo que se
encontraba haciendo.
−Te digo que yo soy Kiba, y él es Akamaru.− sonaba como si no hubiera sido la primera vez que lo
había dicho.
La pequeña soltó un chillido de felicidad, riéndose como nunca.
−Akakiba y Kibamaru!
−Ahora estas mezclando los nombres. Ten piedad de mi, por favor Mirai...
El nombre de la pequeña era Mirai Sarutobi. Era la hija de Asuma Sarutobi.
−¿Por qué eres así? ¿Es por que la piel de Akamaru es blanca? ¿Eso te confunde?− murmuró Kiba,
lanzando una pensativa mirada hacia Mirai, quien se encontraba aplastando su cara contra la piel
de Akamaru.
Era verdad, Akamaru era completamente lo opuesto a su nombre. Kiba le había dado ese nombre
porque después de que comía la píldora de soldado que Kiba le daba, el color de pelaje de
Akamaru cambiaba.
Pero el pensamiento de Shino era diferente. Él creía que era debido a que Kiba y Akamaru iban
continuamente a jugar con Mirai, si no fuera así, ella ni siquiera recordaría sus nombres, pero los
recordaba. Quizás era debido a que Akamaru y Kiba son tan cercanos el uno al otro que ella a veces
no notaba la diferencia.
−Parece que aún no nota la diferencia, incluso cuando vienes a jugar con ella bastante.
−No me molesta.− murmuró. −Los pequeños siempre hacen eso...
−Es tío bichitos!− Mirai dijo de repente, señalando a Shino. Shino sintió una sensación dolorosa en
su interior, mientras Kiba, quien se encontraba incomodado hacía solo un segundo, ahora se
encontraba carcajeando a más no poder.
−Soy... Soy hermano mayor bichitos... Aún soy muy joven para ser tu tío...
−Kiba me dijo lo que pasaba...−una voz salio de la nada, viniendo detrás de Shino.
Shino volteó y miró a una mujer, con un brillante cabello negro. La mamá de Mirai, Kurenai
Sarutobi quien venía preparada con té y algo de comida. Kurenai había pasado ya por el embarazo
y el nacimiento de una bebé, y ahora se encontraba realizando trabajo en casa y el cuidado de la
bebé, pero para Shino, Kiba y Hinata, ella siempre sería su sensei, encargada del equipo 8. Shino y
Kiba pensaron que si querían preguntar algún consejo como para la última misión del equipo 8,
sería a ella...
−¿Un regalo para Hinata?−dijo Kurenai, dejando el plato en la mesa y sentándose. −¿No creen que
hubiera sido más apropiado preguntarle a Hanabi?
−No... bueno... digo... claro pero...− murmuró Kiba mientras alcanzaba su bocadillo favorito, carne
seca.
Hanabi era la hermana menor de Hinata. Comparada a la simple y no muy elegante Hinata, Hanabi
era completamente todo lo contrario. Elegante y extravagante en sus gustos.
−Pensamos que lo mejor sería no involucrar a su familia.− dijo Kiba, intentando hablar de forma
educada.
Últimamente Kiba intentaba de manera educada a Kurenai, más que nada debido a que se había
dado cuenta que no podría hablarle a su antigua maestra como si hubiera sido algún amigo
cualquiera.
−Y por supuesto, no estamos tan... familiarizados con ella...
Quizás tanto Kiba como Akamaru habían ido algunas veces a la casa de los Hy ūga, y habían visto a
Hanabi un par de ocasiones, pero a parte de eso, nadie conocía realmente a la hermana de Hinata.
Se sentiría incómodo ir a consultarle sobre regalos de bodas. Además, como Kiba dijo, si
involucraban a su familia, entonces habría la posibilidad de que la plática de los regalos llegara a
oídos de Hinata.
−Tienes razón...−Kurenai cruzó sus brazos y comenzó a pensarlo.
Mientras tanto, Kiba comenzó a masticar la carne seca con una intensa furia mientras murmuraba...
−El sentimiento mientras masticas es importante... El sentimiento...−como una especie de truco de
magia.
Había una razón por la cual Kiba había reaccionado al tema de Hanabi de forma tan extraña, Shino
sabía algo de ello. El incidente que ocurrió el día en que se enteraron de que la luna posiblemente
caería. Los recuerdos de aquellos días, en los que meteoritos caían hacia la tierra, en los que existía
el miedo de que el planeta había llegado a su fin, todos estos recuerdos permanecían frescos en la
mente de Shino. La mayor parte de la aldea ya había sido reparada a este punto, pero si pisabas a
las afueras de Konoha era inevitable ver las cicatrices que tal acontecimiento dejó. Sin importar
cuantos años pasaran, nadie podría restaurar todos los árboles que fueron aplastados por los
meteoritos. Los Shinobi se habían reunido para proteger la aldea de aquel peligro, y en medio de
este suceso, un equipo había sido preparado para rescatar a Hanabi, quién fue secuestrada por la
mente maestra detrás de todo eso. Era un equipo creado para encontrar el escondite de ese sujeto
y rescatar a Hanabi. Una misión como esta era especialidad de Kiba, debido a que era un usuario
con un gran sentido del olfato. Estaría lleno de confianza, diciendo cosas como que había sido
elegido debido a su conexión por Hinata, debido al equipo 8. Pero su nombre no fue elegido para
esa misión...
−¿Por qué no estoy en ella? Si queda perfecta para mí, podría encontrar a Hanabi inmediatamente.
Podría haber ayudado... Si hubiera querido encontrar el escondite de ese idiota para patear su
trasero lo hubiera hecho! Me hubiera gustado ayudar a detener la luna...− incluso ahora, Shino
podía recordar claramente el quejido de Kiba debido a ello. −Se acabó, se acabó! El mundo entero
se va a terminar!
Shino creía que Kakashi normalmente elegía a los equipos apropiados para los momentos
apropiados. Él era el sexto hokage, él tenía que tomar varias decisiones mientras pensaba en salvar
la vida de los demás, así que en vez de ponerlo en el equipo de rescate de Hanabi, lo puso en el
equipo de protección de la aldea. Su misión era simple. Encontrar y salvar a las personas enterradas
dentro de los escombros, resultado de los meteoritos. Era una misión importante que necesitaba de
el olfato de Kiba y Akamaru.
De igual forma, Shino fue posicionado en el equipo de protección, junto a Kiba. Fue gracias a sus
insectos que fue capaz de ir a lugares donde los perros no podrían. Mientras Shino y Kiba viajaban
por la aldea rápidamente, ellos se encargaban de salvar a la mayor cantidad de gente que no había
alcanzado refugio antes de que los meteoritos estrellaran.
Kiba jamás tomó refugio, en cambio, se quedó afuera para ayudar a esas personas que aún creían
que el mundo terminaría. Con gran esfuerzo y dedicación protegió a varios ninjas con sus nuevas
técnicas, pero para su mala suerte, el único que vio tales acciones de cerca fue Shino, quien se
encontraba normalmente a su lado. Decidió jamás contar nada sobre lo sucedido, pensando que
acciones como esas no deberían divulgarse al mundo.
-7-
La misión final, el inicio

-II-

Shino miraba atentamente mientras Kiba desgarraba su carne seca a sacudidas. Pensó que
era probable que el recuerdo de no haber sido elegido para la misión de rescate de Hanabi había
resurgido en su cabeza cuando ella fue mencionada. Sin embargo, Shino lo sabía... sabía que en los
momentos apropiados, Kiba resultaba ser un hombre bastante confiable y valiente, fue capaz de
proteger y salvar a un gran número de personas. Solo Shino sabía esas cosas. ¿Y no estaba bien
dejar las cosas de esa manera?
−Ahh... En vez de té, me hubiera gustado tomar un shōchū− . murmuró Kurenai, mientras ponía
varios bocadillos en su boca. Kurenai había sido famosa por amar el alcohol desde tiempo atrás.
Además de eso, ella adoraba los sabores fuertes, y bebía bastante sin duda. Era una bebedora con
experiencia. Para Shino era imposible imaginar 'la bebida' como una especie de hobby, debido a
que él jamás había llegado a tocar al menos una gota de alcohol. Tales bebidas no eran buenas
para él, ya que intoxicaban a los insectos, Shino evitaba todo aquello que tenía un aroma fuerte. Ya
sea comida, bebida o medicina, si el olor era fuerte o los ingredientes eran ferozmente agregados,
los insectos pagarían las consecuencias. Para usuarios de insectos, era algo como una situación de
vida o muerte. Debido a esto, Shino gustaba más de comer alimentos suaves tanto para humanos
como para insectos, como ensaladas.
−Hablando de alcohol. ¿Ustedes sabían esta historia?−dijo Kurenai mientras sus ojos cambiaron de
dirección, de Mirai y Akamaru a Shino y Kiba. −En los antiguos días, el clan Senju del bosque solían
dar 'Aguamiel' como un regalo de boda.
−¿Senju? Creo haber escuchado ese nombre en clase de historia...−Kiba movió su cabeza en modo
de confusión, rascando su barbilla. Shino sacudió su cabeza con exasperación.
−El primer y segundo Hokage...
−Oh si!! Pero claro que lo sabía!−Kurenai sonreía mientras los observaba.
−Verlos a ustedes dos trae memorias de aquellos días.− Ver el sonriente rostro de Kurenai puso a
Shino a pensar en aquellos días igual.
Honestamente, Kurenai siempre fue una maestra implacable. De mente fuerte era una palabra
algo grosera de usar, pero que quedaba perfectamente con su descripción, ella era
extremadamente buena kunoichi, con gran sensibilidad en genjutsu. Solía usar esas habilidades
durante el entrenamiento, Shino recordaba aquellos momentos con bastantes náuseas. Por
supuesto, esa era la forma en que ella mostraba su aprecio por ellos, preparándolos para las
situaciones duras de la vida. Era extraño pensar que alguien así se ablandara bastante al momento
de transformarse en madre.
−Mira la forma en que rascas aquella barba sin pena alguna, en ese entonces tu cara estaba
completamente limpia.−dijo Kurenai, sonriendo mientras apretaba las mejillas de Kiba.
−Oww!! Dwetentee Kuwenai-senswee!!− Kurenai parecía estar divertiéndose bastante. Quizás no
se había ablandado del todo...
−Así que sensei, ¿qué hay sobre la historia de el aguamiel del clan Senju?−Ahora mismo, ayudar a
un compañero no era su motivación. Él solo quería escuchar el resto de la historia.
−Oh si, el clan Senju del bosque, tal como en su nombre lo indica... Vivían en el bosque.− dijo
Kurenai, soltando las mejillas de Kiba. −Hay osos en los bosques, ¿cierto? Y ustedes saben cómo los
osos en ocasiones derriban colmenas enteras por algo de miel. La gente dice que los orígenes del
aguamiel vienen de aquellos panales que quedaban en el suelo y se mezclaban con el agua de
lluvia. Uno de estos fue encontrado por el clan Senju, y consideraron que era una maravillosa
bebida para ellos, algo que contenía los nutrientes naturales de la miel y que los hacía sentir llenos
de energía. Así que naturalmente, después de eso, la realización del aguamiel se transformó
lentamente en parte de su cultura.
−¿Y por qué lo entregaban como un regalo de bodas?
−Bueno, era debido a que en su tiempo, la receta del aguamiel no estaba perfeccionada, y era algo
muy raro beberla todos los días. Pero la razón más importante era por su valor nutricional. La teoría
era que la miel era abundante, así que aquellos que la bebieran compartirían su fertilidad. De
cualquier forma, todos nosotros sabemos que al fin y al cabo el alcohol es esencial en celebraciones
y festejos así.
−Pero, que yo sepa Naruto no toma alcohol...
−Naruto prefiere el ramen y el oshiruko...
Kurenai suspiró profundamente una vez que Shino y Kiba soltaron tales palabras.
−Los hábitos alimenticios de ese niño son tan sesgados.−Shino y Kiba se estremecieron al recordar
las veces que acudieron a casa de Naruto y no encontraban nada más que eamen en su cocina.
−Últimamente, dijo que había comenzado a comer frutas y verduras, pero eso solo consistía en
ocasionalmente comprar unos cuantos tomatitos.
−¿No debería estar muerto para este punto?−dijo Kiba confiado, considerando que no come nada
que no sea carne. Uno no podía evitar pensar que Hinata tendría que hacer algo.
−Pero bueno, de cualquier forma, el aguamiel puede ser utilizado como medicina, o para cocina
incluso. Si se trata de Hinata estoy segura que será capaz de hallar un buen uso. Además, no creo
que lo abra inmediatamente. ¿No sería una idea maravillosa y romántica que el día en que abra la
botella recuerde el maravilloso día de su boda?
−Ya veo, pensándolo de esa manera, un regalo de boda que ha sido mencionado en historias y
leyendas es algo realmente bueno sin duda!−dijo Kiba. −Además, es algo usado por el fundador de
la aldea. Es definitivamente algo perfecto para que yo regale, como futuro Hokage.
Kiba asentía la cabeza con los ojos cerrados, imaginándose como un futuro hokage. Shino por otro
lado, se encontraba pensativo. Algo lo molestaba... El aguamiel había sido una maravillosa idea,
proveniente de la amante del alcohol, Kurenai. Pero no era algo que Shino y Kiba hubieran
pensado por sí mismos. De todos modos, sin importar lo desinteresado que estaba Shino en el
alcohol, tenía un gran entendimiento básico de las variedades de bebidas y las tiendas y bares en
Konoha.
−Hey Shino, deberíamos apurarnos e ir a comprarlo!!− el espíritu de Kiba estaba en la cima, pero
Shino no recordaba haber visto aguamiel por la aldea...
Kurenai rápidamente respondió.
−No se encuentra a la venta.
−¿Eh?
−Si estuviera a la venta probablemente ya habría comprado uno. Encontrar una de esas por aquí es
bastante raro...
−Uhm Entonces... ¿Entonces qué hacemos!?
−El legendario aguamiel es algo que solo he podido probar una vez, hace mucho mucho tiempo.
Eso es todo lo que puedo decir.
−Oh no...− el rostro de Kiba lucía como si el fin del mundo estuviera a punto de llegar. De hecho,
Shino consideraba que lucía peor que cuando se enteró que la luna se estaba cayendo. Kiba
siempre se caracterizó por tener una amplia variedad de expresiones faciales...
−El aguamiel que bebí, me fue entregado por un mercante viajero. Fue bastante delicioso, así que
le pregunté de donde provenía. Pensaba que iría y lo compraría. Pero ¿saben cuál fue su respuesta?
−Kurenai pausó, su mirada se tornó sombría. −Dijo que lo compró en Soraku.
−¿Te refieres, a esos chicos del mercado negro...?
Soraku, era un grupo de ninjas renegados, inalcanzables por cualquier villa o país. La gente decía
que aquel lugar lucía completamente normal, pero que de hecho, era el hogar de un clan de
mercaderes ilegales. Era un lugar del cual nadie escuchaba ningún buen rumor, el tipo de lugar
donde uno encontraría armas literalmente prohibidas.
−Para ser más certera, aquel mercante me dijo que había obtenido el aguamiel de un apicultor que
vivía en Soraku.
−¿Así que tienen apicultores por allá?
−Bueno, los mercaderes que se establecieron ahí no vivirán solo de armas y dinero, tu sabes, debe
haber una comunidad que se encargue de la materia prima.− debido a que el mercader había
llegado a la aldea, eso significaba que había alguna forma de comunicarse con la comunidad
interna de aquel lugar. −Yo no fui capaz de encontrarlos, pero ustedes son el equipo 8,
especialistas en la cacería de gente, ¿no es así?− dijo Kurenai, con una traviesa sonrisa en su
rostro...
−Déjenoslo!!− dijo Kiba. −Tan pronto como Shino y Akamaru lleguemos ahí, será tan fácil como
comer un pedazo de pastel!− Kiba se levantó al final de su declaración, y Akamaru quien se
encontraba de sumiso con Mirai abruptamente igual se paró. Mirai observó cómo Akamaru se
alejaba de ella, y dijo en una tierna voz demostrando lo inexperta que es en despedirse.
−¿Shinomaru se esta yendo?
−Te digo que es Akamaru! Y ahora que lo pienso, ¿acabas de mezclar todos nuestros nombres
juntos!?− Shino observaba la misma situación de siempre, cuando entonces, Kurenai le señaló que
se acercara a ella. Una vez ahí, ella en voz baja le mencionó...
−Oye Shino... Kiba no tiene un buen sentido del juicio. Entiendes lo que dijo, ¿cierto?− Shino
silenciosamente asintió. −Si van para allá, cómprame una botella también.− Eso era todo lo que
ella quería decirle.
−No habrá ningún problema.
De rama a rama, ambos volaron alrededor de la variedad de árboles. Shino, Kiba y Akamaru, se
dirigieron hacia las afueras de la aldea para conseguir el regalo de bodas de Hinata. En cuestión de
tiempo, estarían a una montaña de distancia de Konoha.
Kiba vestía una chaqueta encima del mejorado chaleco de la hoja. Shino vestía su abrigo favorito
encima del chaleco, con la capucha cubriendo su cabeza. Era su vestimenta usual en las misiones.
En otras palabras, eran vestimentas que quedaban perfectamente como la última misión del equipo
8.
Los ahora mejorados chalecos ya no tenían un exceso de bolsillos como antes, favoreciendo el
movimiento de manera increíble. Era sorprendente lo ligeros que eran ahora los chalecos. Tal cosa
hubiera sido impensable durante los antiguos días. La señal de progreso en la tecnología era de
admirarse. Uno sentía que el tiempo pasaba rápidamente, la aldea, la gente y las cosas igual, todos
cambiaron uno por uno.
Pensar que había llegado a una edad donde podría sentir los tiempos cambiantes hizo que Shino se
sintiera algo triste. Y entonces pensó en la siguiente generación de Konoha, confirmada por Mirai.
−¿Acaso soy... tan viejo?−dijo Shino sin pensarlo.
Kiba lo miró sobre su hombro mientras saltaba en el aire. Akamaru ya se había adelantado, así que
solo eran ellos dos saltando los árboles. De cierta forma, parecía como si flotaran por el aire.
Ambos escogieron este método de transporte debido a que era mas rápido que correr por el suelo.
−No te sientas mal por algo como eso.−dijo Kiba con una gran sonrisa en su rostro... −Tío Bichitos.
−No me siento mal! Calla idiotamaru!
−Es Kibamaru!! No!! Tampoco es Kibamaru!
Ese era el tema de su conversación mientras saltaban por los árboles. El aroma a tierra y vegetación
era fuerte, los bichos se movían a todos lados. Era un día agradable con un clima claro. Hermosas
mariposas volaban en paz durante la mañana. Después de un momento de silencio, Shino abrió su
boca de nuevo...
−Aún no estoy tan viejo como para que me llamen tío, pero si así me dicen... entonces a ti también
deberían de llamarte así, tenemos la misma edad.
−Realmente te esta molestando.
−Claro que me molesta. ¿Realmente luzco tan viejo?− Kiba sonrió mientras Shino abría su
sentimientos.
−Bueno, solo mira esto. Comparado a cuando eramos niños, te has vuelto una persona más honesta.
−La sonrisa de Kiba hizo que Shino se molestara, y miró a otro lado.
−Por eso te pregunto, hemos estado juntos desde hace tiempo. ¿Realmente luzco tan viej...
−Realmente te lo estas tomando en serio, preguntarme dos veces! Ok! Ok! Ya entendí! No. Te ves
bien! Te ves bien para tu edad. Estas más alto que yo, y siempre estas todo silencioso, con lentes
oscuros todo el día, por supuesto te vas a ver... 'maduro'. Y pensándolo mejor, para una niña como
Mirai, todos hemos de lucir mayores.
−¿En serio? Entonces, ¿estoy bien?
−Eres persistente, mira... Ni siquiera tienes que usar lentes. Te has vuelto bastante apuesto. Incluso
más que la cara de tonto de Naruto, así que no te preocupes!− dijo Kiba abiertamente, para
después agregar −Claro, por supuesto cuando se trata de apariencia, entras en tercer lugar
después de Akamaru y yo.
−Después de Akamaru... Realmente no lo entiendo, es extraño...− Shino se quedó observando sin
remedio la cola de Akamaru desde la distancia...
-8-
La misión final, conclusión

-I-

−Es hora de comenzar. Es la última misión del equipo 8! Vamos chicos!−Kiba alzó su voz como si se
encontrara en una zona de guerra.
Luego de un largo viaje, Shino, Kiba y Akamaru finalmente llegaron a la entrada de Soraku.
Pasando por una puerta de estilo japonés, sostenida por grandes y gruesos pilares de color
escarlata. En tan solo un instante, cada uno de los miembros del equipo tragó saliva ante lo que
vieron extenderse frente a ellos. Incluso Kiba, que era bastante escandaloso, su coraje se
desvaneció de repente. El lugar estaba más allá de lo que habían imaginado.
Había innumerables edificios que se encontraban acurrucados juntos, paredes que se habían roto a
pedazos, carteles de las tiendas inclinadas con la pintura descolorida, y numerosas tiendas con
ventanas rotas, alineadas como si estuvieran tratando de competir entre ellas.
Por supuesto, no había nadie en la ciudad. Aquellas ruinas abandonadas llevaban bastante tiempo
así. El centro de la ciudad tenía una gran cantidad de edificios a los alrededores, una clara señal de
que una enorme cantidad de gente solía vivir ahí. Ni Kiba o Shino sabían como Soraku había
terminado en ese estado, o donde habían partido sus habitantes. Pero antes de comenzar con su
deber, se imaginaban las escenas que en algún pasado debió haber tenido aquel lugar, padres e
hijos debieron haber estado ahí. Hermanos, amigos, novios. No había duda de que en algún
pasado, aquella ciudad no fue diferente de lo que era Konoha.
Toda la vecindad se encontraba vacía, no había ni un pequeño sonido. Pero, eventualmente el
sonido del viento irrumpió el lugar. Ráfagas de viento que viajaban a través de ventanas rotas. El
viento que soplaba tan vanamente en la quietud parecía más bien como si el lugar intentara gritar.
Las vicisitudes de la vida. Fue el pensamiento de Shino. Pero... ¿Era realmente aceptable resumir la
situación con esa simple frase? dudó.
La vista lucía muy triste para esas palabras.
−Es un lugar desolado.− murmuró Shino. −¿Acaso alguien vive aquí?− la nariz de Kiba se movió
ligeramente.
−No hay error.− dijo. Kiba −Definitivamente hay gente aquí. De alguna forma.−Kiba caminó hacia
los edificios que yacían frente a él. −Por aquí.−Shino y Akamaru lo siguieron.
El interior del edificio estaba tan desolado como el exterior. Los dos hombres y el animal se
hicieron camino cuidadosamente por el largo y oscuro corredor. Mientras más avanzaban, más
complicado se tornaba el camino, era como un laberinto. Alguna clase de tubos se aferraban a las
paredes, aunque era difícil decir si llevaban agua o gas. A juzgar por la apariencia, parecía que el
edificio originalmente no había sido estructurado de esa manera, sino que se habían hecho varias
adiciones a lo largo de los años, que habían dado lugar a este tipo de revoltijo al lugar.
Ha de ser alguna forma de contrarrestar a los intrusos. pensó Shino, observando fijamente a las
paredes pintadas de colores diferentes.
−Apesta a moho.− comentó Kiba frente a él. −Este lugar es definitivamente depresivo.
Entonces.
−Bueno. miau. Lamento que sea así.−un gato salió de uno de los ductos de ventilación rotos.
−¿Pero qué...?−Kiba quedó sorprendido por la repentina aparición del gato.
Debido a que no fue capaz de sentirlo con su olfato. Akamaru se puso delante de él, a modo
defensivo, dejando salir un intenso ladrido. De igual forma, Shino se puso a la defensiva.
−Esas bandas. miau. ¿Ninjas de Konoha?−el gato hablaba, parecía que no había más como él en los
alrededores. Su pelaje era mayormente gris, con toques blancos en la punta de su nariz y en la
boca.
Los observaba fijamente con sus ojos brillantes.
−Uno apesta a perro. El otro a insecto. Y el otro es un perro.−después de observarlos, uno por uno,
el gato murmuró con tono abusivo. −¿En serio? Ustedes son unos buenos para nada!
A Kiba no le afectó el comentario. Se encontraba distraído debido a las habilidades de habla del
gato.
−Esto si es una sorpresa.−dijo −Sin olor alguno. Este gato sabe lo que hace.
−Los gatos ninja removemos nuestro olor cuando aseamos nuestros cuerpos. miau. Somos muy
diferentes a los gatos normales.
−Uno de esos gatos ninja, huh− Shino mantuvo su mirada en el gato. Lucía como cualquier otro
gato, incluso en los movimientos. La diferencia era el Kimono que vestía, y las palabras humanas
que usaba.
Soraku tenía un lado del que muchos no sabían, era un paraíso para gatos. Muchos de ellos habían
ido a vivir en aquella ciudad abandonada. Varios de ellos, gatos normales, incapaces de hablar,
pero entre ellos igual había algunos de esos milagrosos gatos ninja, quienes aprendieron a hablar
como humanos y a utilizar ninjutsu. Estos gatos habían otorgado sus servicios al mercado negro por
generaciones. Referirse a ellos como la autoridad no sería una exageración. Los gatos ninja incluso
cooperaban con gatos normales para que tanto en el día como en la noche, la vigilancia jamás se
detuviera. Y eso incluye lidiar con los intrusos.
Parecía que los tubos que se aferraban a las paredes y a los techos eran en realidad una vía secreta
para los gatos. Todo el edificio, no, toda la ciudad se encontraba probablemente igual. Quizá
habían fabricado toda la zona para que nadie fuera capaz de ir a cualquier lugar que estuviera
fuera del alcance de los gatos. Es gracias a ellos que esa zona se mantenía siempre segura. Sin
embargo, Shino y los demás habían llegado en su desesperada búsqueda de aguamiel. Sería
terrible si hubiera una especie de malentendido. De esa forma, Shino comenzó a hablar tan suave
como le fue posible.
−No somos personas de las que deban sospechar. Buscamos a alguien. Solo queremos información.
−Un hombre con anteojos oscuros, una larga chaqueta y una caperuza que cubre su rostro.
Claramente eres alguien de quien debo sospechar! miau.
−Tienes razón.− por alguna razón, Kiba concordó con el gato. Shino se sintió un poco irritado por
ello, por lo cual alzó su voz.
−No puedes sospechar de alguien solo porque viste capucha y anteojos. No soy alguien de quien
debas de sospechar. De hecho, deberían de sospechar de aquellos que intentan esconder su
naturaleza evitando lucir lo más sospechoso posible.
−Cálmate Shino.−dijo Kiba. −Gritarle al gato no nos ayudará en nada.
−En serio no puedo soportar tu olor a perro. miau. Me dan ganas de vomitar.
−¿Disculpa!? ¿Qué dijiste maldito gato!!?
−Calma, Kiba. Guarda la calma. Sigue mi ejemplo.
−Será mejor que se vayan, miau. Si no lo hacen, arrancaré cada parte de su cuerpo.
Atravesando por diversas provocaciones del gato ninja, Kiba finalmente perdió la paciencia.
−Heeeh, no importa. Tan solo amarrándote obtendremos la información que necesitamos.− Kiba
miró al gato con ojos penetrantes. Hizo crujir sus nudillos, giró su cuello, aflojó el cuerpo, y
entonces −Vamos Akamaru!!−Kiba y Akamaru se precipitaron hacia el gato.
−Humanos tontos. miau.− el gato miró hacia el techo, nada preocupado. Estiró su espalda, piernas
y la articulación de su propio cuello también.
−GYAN!−Akamaru soltó un agudo aullido y colapsó a lado de Kiba.
−¿Qué ocurre Akamaru? Esp- ¿Qué? Esto es...− Kiba colapsó junto a Akamaru, quien se encontraba
retorciéndose.
Ambos comenzaron a girar alrededor del suelo, soltando sonidos extraños. Parecía que habían
perdido la cordura, jalándose el cabello y golpeándose a sí mismos. Shino percibió los pequeños
atacantes que saltaron desde el cuerpo del gato.
−Pulgas. Enviaste pulgas a atacarlos. Tal como esperaba de algo que lleva el nombre de gato ninja.
Esto es completamente extraño. Supongo que has de llamarlo algo como Ninpō: Nomi Shuriken.
−N-No te pares a s-simplemente analiz-analizar calmadamente esta situación!− gritó Kiba.
−Rápido h-haz algo Shinoooooo!!− uno no podía evitar sentir comezón al ser cubierto por un gran
número de pulgas. Los gritos y aullidos de Kiba y Akamaru se escuchaban por todo el corredor.
Con tal de apuntarles, Shino se arrodilló en el suelo y realizó un sello de mano.
−Mushi Yose no Jutsu!−mientras lo hizo, un patrón de chakra azul con forma de telaraña emergió y
se extendió fuera de sus dedos como un ventilador.
Entonces, las pulgas que habían cubierto a Kiba y Akamaru saltaron hacia las redes de chakra
reuniéndose en su interior. La técnica de Shino había funcionado como su nombre lo sugería,
atrayendo a los insectos cerca del usuario y reuniéndolos en un solo lugar. Era una técnica
fundamental para el clan Aburame, que cada uno de sus miembros era capaz de realizar.
Originalmente utilizada para investigaciones ecológicas.
−Estamos salvados...−Kiba debió haber pasado por mucho dolor.
Intentaba relajar su alterada respiración mientras se levantaba. Akamaru parecía aún shockeado
por la experiencia, moviendo su cuerpo sin parar como lo haría si estuviera mojado.
−Y pensar que no pudieron contra mis pulgas. Hay un límite de qué tan patético uno puede llegar a
ser, ustedes llegan a otro nivel. miau.
−Maldito gato! No te atrevas a subestimarnos!− Kiba se abalanzó hacia el gato que solo los
observaba con calma. Lo sostuvo firmemente, pero de la nada, al segundo en que lo tocó el cuerpo
del gato se arrugó y se destrozó en piezas como si estuviera hecho de roca. −¿Pero qué?− Eran
crujientes trozos de comida para gatos. Pero él estaba ahí hace un momento... Acaso era.
−Un jutsu de sustitución.−murmuró Shino.
−¿Crees que este sea el momento para alabarlos?−Kiba había perdido la paciencia.
−Es momento de que se vayan. miau.− el gato habló desde el interior de un cuarto dentro del
pasadizo, sus ojos brillaban en la oscuridad. −Si continúan así, solo conseguirán que saque mis
garras.
−Ugh!! Que se joda!− gritó Kiba, irritado. −No podemos atrapar al gato, no podemos sacarle
información, ¿qué podemos hacer?
−Si información es lo que quieren, entonces cámbienla por matatabi. Pero eso es imposible, debido
a que ustedes no tienen nada. ¿Entienden ahora? En realidad apestas a perro, así que apúrate y
lárgate.
Así que de eso se trataba, el matatabi sería el boleto de entrada. Pero por supuesto, su oponente
era un gato después de todo.
−Esto esta mal Kiba.− dijo Shino. −A este punto, parece que no alcanzaremos a hacer nada. No
traemos nada de matatabi.− Shino se acercó hacía a Kiba, susurrando. −Debido a que las cosas se
tornaron así, tendré que usar a mis insectos para...
−Espera Shino. Déjamelo a mí.−Kiba sacó una píldora de soldado de uno de sus bolsillos y se la tiró
al gato. −Ok gato. Te daré esto. Hagamos un trato, una píldora de soldado por información sobre la
actual locación del apicultor.
−¿Crees que soy tonto? No es matatabi! miau.− el gato comenzó a caminar, parando cerca de la
pildora, comenzó a lamerla. Su rosada lengua saboreó y... −¿Qué? ¿Qué es esto? Tiene... ¿¡tiene
matatabi!?− el gato procedió a tumbarse en el suelo. Comportamiento de descanso típico de un
gato después de lamer matatabi.
−¿Qué te parece?− Kiba sonrió ampliamente. −Podemos negociar ahora, ¿cierto?
−¿De qué trata todo esto?−Shino preguntó. −¿Tus píldoras tienen matatabi?
−No, tienen inukekka, pero es similar al matatabi.−las píldora de soldado del clan Inuzuka estaban
dirigidas específicamente a los perros. Uno jamás pensaría que aquellas píldoras tendrían cosas
que a los gatos igual les agradan.
−Gnnnn...− el gato sonaba molesto, pero extasiado. −Y pensar que me estaría acurrucando aquí
con porquería de perro, miau. Mi orgullo no los perdonará...−rápidamente, el gato tragó la píldora
y salió corriendo.
−¿Qué? Hey!! No me robes!! Maldito gato asqueroso!− el gato huyó como... pues como un gato.
Kiba corrió hacia él a toda velocidad. −Espera!!− los gritos de Kiba hacían eco furiosamente a
través de los pasillos.
Shino y Akamaru observaban la espalda de Kiba mientras los tres perseguían al gato ninja.
Corrieron, dieron vueltas y giros. Un completo laberinto. Shino acababa de pasar por una curva
cuando de la nada vio a Kiba delante suyo, quieto. Shino, lleno de pánico se acercó a él.
−¿Qué ocurre Kiba, lo perdiste de vista?
Kiba no volteó ante la pregunta de Shino. Shino volteó delante suyo y vio a una mujer parada
frente a Kiba. El gato ninja se encontraba en sus brazos. Era una bella y joven mujer, con un lindo
cabello color nuez y dulces ojos. Su edad parecía la misma a la de ellos. Ambos se miraron el uno al
otro, como si se conocieran de algún otro lugar. La mujer notó la presencia de Shino, lo miró de
arriba a abajo.
−No soy nadie sospechoso.− Shino habló antes de que alguien dijera algo, precipitándose. −Soy
compañero de Kiba, aquí...−una vez que dijo eso, las expresiones faciales de la chica se relajaron.
−Oh, así que de eso se trataba. Llegaste corriendo tan de repente que me sorprendiste.− dijo la
chica mientras sonreía.
−Déjame ir, miau!− el gato intentaba safarse de los brazos de la chica, pero era incapaz de hacerlo.
Viendo eso, Shino preguntó.
−¿Eres la dueña de ese gato?
−Si. ¿Nuestro gato hizo algo? Escuché un griterío hace rato.−dijo sorprendida la chica.
−Estamos buscando a alguien.− dijo Shino. −Le dimos una píldora de soldado como pago, pero el
gato la tomó y corrió sin decirnos nada.
−Oh, ya veo. Siempre les digo que hagan negocios adecuadamente, que maleducado.
−Lo siento, pero no hago negocios con gente que apesta a perro! miau!
−¿Olor a perro?−la chico volteó hacía Kiba.
Shino volteó a examinar el estado de su amigo. Por alguna razón, Kiba permanecía parado como
una estatua, con la boca abierta.
−Lo siento mucho, nuestro gato ha sido realmente grosero.− dijo la chica. −Oh, mi nombre es
Tamaki. Somos dueños de la tienda de armas. Y este pequeño es Momo. Siempre está cuidándome.
−¿Así que Momo? Que chistoso, mi perro se llama Akamaru, Hahaha.−Kiba comenzó a decir cosas
sin sentido.
¿Qué era lo chistoso? Shino no podía comprender qué componente de ambos nombres hacía la
oración chistosa. Incluso Akamaru lucía confundido, al ver a su amo actuar como una persona
diferente frente a sus ojos.
−¿Así que eres un ninja usuario de perros?− preguntó Tamaki, mientras sus ojos brillaban. −Eso es
sorprendente.
Fue entonces que Kiba comenzó a actuar aún más raro que nunca. Mirando de un lado a otro,
recorriendo su cabello con su mano. Rascándose su barbilla.
−Bueno, no soy taaan sorprendente.− dijo. −Bueno, verás, sorprendente es una cosa diferente,
¿sabes? Ahora estoy en un nivel donde podría ser considerado al nivel de un Hokage, o algo así.
−¿Y qué hace una persona así en un lugar como este?−Tamaki preguntó, sorprendida.
Akamaru dejó caer su cabeza, soltando un quejido. Shino no dijo nada, tan solo hacía unos
momentos Kiba estaba gritando “Maldito gato asqueroso”. Shino se preguntaba ¿Qué diablos le
pasó a Kiba?
−Ya veo.−dijo Tamaki. −Están buscando al apicultor.
−Si, es para el regalo de boda de unos amigos.−dijo Kiba. −Pensábamos darles algo de aguamiel.
−Ohh... Muy buena elección.
Shino observaba a Kiba y a Tamaki mientras hablaban. De alguna forma, Kiba había llegado al
punto. Ambos se encontraban manteniendo una conversación entre ellos solos. Shino
silenciosamente acariciaba la cabeza de Akamaru, quien se sentía igual algo apartado. Akamaru
parecía molesto por algo, por lo que Shino lo acariciaba con tal de hacerlo sentir mejor. Shino no
podía creer que a pesar de ser un usuario de bichos, terminaría de alguna forma pasando mucho
tiempo con un perro y aprendiendo a leer su corazón.
−Los guiaré.
−¿Sabes dónde es? Estaríamos muy agradecidos!− parecía que la conversación de Kiba y Tamaki
había terminado, ella los guiaría.
−Es fácil perderse en esta ciudad.−dijo Tamaki con una sincera sonrisa.
Mientras ella y Kiba caminaban lado a lado. Shino y Akamaru silenciosamente los siguieron.
-8-
La misión final, conclusión

-II-

Caminaron por una ruta bastante compleja. Shino pensó que iban a salir, pero en vez de eso,
se adentraron en otro edificio, dirigiéndose por un pasillo que los llevó a un lugar con edificios
similares a los de afuera.
−Así que... Este apicultor.−dijo Kiba. −¿Qué clase de tipo es?
−Hmm.− respondió Tamaki. −Bueno, jamás le he visto el rostro.
−¿A qué te refieres?
−Jamás lo he conocido, pero sé donde se encuentra.
Shino continuó caminando mientras observaba la atmósfera armoniosa entre Kiba y Tamari que
caminaban juntos delante de él. Se encontraba muy agradecido por la guía. Si no hubieran pedido
ayuda a un residente de la ciudad, incluso con la nariz de Kiba y los insectos de Shino, el equipo la
habría pasado muy mal buscando su objetivo.
Estaban en la parte superior de los muros destruidos, en las grietas de escombros, tiendas interiores
con ventanas rotas. Shino podía sentir los ojos de numerosos gatos observándolos, escondidos.
Todos los gatos que hasta ahora se habían encontrado o andaban tirados en el suelo o lamiéndose
las patas, pero sobre todo, se encontraban alertas sobre las acciones de Shino, Kiba y Akamaru.
Mientras observaba los alrededores, un repentino pensamiento llegó a Shino. Esta ciudad
abandonada, y los gatos que vivían ahí... tomando el sol. Parecía como si un día, todos los humanos
hubieran desaparecido de la faz de la tierra. En ese lugar, las personas eran intrusos. Si no hubiera
sido por Tamaki y el gato ninja Momo, probablemente estarían ahora mismo rodeados.
Kiba hacía enormes y exageradas expresiones con sus manos y brazos mientras hablaba, risa era lo
único que salía de Tamaki. Shino continuó quieto, como normalmente lo hacía. Akamaru se
agachaba de las amenazantes miradas de los gatos mientras caminaba. De esa manera, los tres
eventualmente llegaron a las afueras de la ciudad. Mientras llegaban a ese punto, el número de
edificios colapsados, alineados el uno con el otro había disminuido hasta que solo una casa
quedaba. Una gruesa niebla descendía hacía ellos. Su campo de visión fue deteriorado.
No se trataba de ningún asunto trivial. Fue lo que Shino pensó, reuniendo su concentración.
Enfocándose completamente en mirar a sus alrededores. Frente a él, Kiba y Tamaki continuaban
con su conversación. Incluso aunque parecía que estaban a punto de llegar al lugar deseado, había
algo diferente en el humor de Shino, y de igual forma en el humor de aquellos dos.
Tamaki no se encontraba nada consternada con la niebla.
−¿Eh? Ahora que lo pienso. ¿No nos hemos conocido antes en Konoha? Recientemente me mudé
ahí. Aunque de cierta forma, aún vengo frecuentemente a visitar a mi familia. Pero si... Eso es todo,
bueno antes de eso, mi abuela se encontraba completamente desnuda cuando un grupo de gatos...
Oh miren, ya llegamos.−Tamaki se detuvo.
Mientras se preguntaba sobre el asunto de su abuela, Shino se detuvo también. Al llegar, uno podía
ver un bosque de bambú frente a ellos.
−Este bosque debería ser el lugar.− dijo Tamaki. Palabras muy ambiguas para alguien que dijo que
los guiaría.
−¿A qué te refieres con 'debería'?
−Bueno, pues... Es que nadie jamás lo ha conocido.
−¿Entonces cómo sabes que aquí vive?
−Denle un vistazo a esto.− Tamaki señaló un par de monumentos de piedra posicionados frente al
bosque de bambú. Observando la soga podrida amarrada alrededor de los monumentos.
−Las Deidades del Guardián Viajero.−murmuró Shino.
−Es correcto.− dijo Tamaki. −La gente viene aquí a colocar ofrendas, cosas como vegetales. Al día
siguiente, una vez que vuelven, las ofrendas se habrán ido y un pequeño contenedor con aguamiel
estará en su lugar. Y pues, a la persona que deja el aguamiel le llamamos 'El apicultor'.
−¿Por qué nadie ha intentado ir a verlo?− Kiba preguntó. Completamente sorprendido. −Digo, yo
estaría muriéndome de curiosidad con una persona así.
Bueno, algo de eso tenía razón. “Estaría”. Pero esto era Soraku. La posibilidad de que aquel que
viviera aquí no fuera cuerdo era del 200%. Siempre y cuando esa persona hiciera negocios justos
bajo la vigilancia de los gatos, entonces a nadie le importaría si ese viajero es una especie de
fugitivo.
−Como puedes notar por las Deidades del Guardián Viajero estas tierras son sagradas, y la gente
que vive en Soraku no se molesta en inspeccionarlas. No tenemos ningún asunto aquí después de
todo.− dijo Tamaki con una sonrisa. El hecho de que el apicultor viviera en tierras sagradas parecía
no molestar a nadie. Tal como lo esperado, la gente de Soraku tiene una forma única de pensar.
−Pero nosotros tenemos asuntos por aquí.− dijo Kiba. −No podemos sentarnos y esperar por quien
sabe cuántos días a que nuestras ofrendas sean cambiadas por aguamiel.
−De todas formas, no lo encontrarán. miau. Incluso los gatos se pierden en el bosque.−Momo soltó
una risa sádica.
−Somos ninjas. No nos perderemos.− Kiba dirigió esas palabras a Momo, y entonces volteó a
caminar hacía el bosque de bambú, rodeado de niebla.
Después de alejarse de Tamaki y Momo, el equipo hizo su camino por el bosque de bambú. Shino
volteó, mirando hacia atrás. El resto de la ciudad se había perdido de vista. Así que a eso se refería
Momo a perderse. Si este era el estado del lugar, no era sorprendente imaginarse porqué Tamaki,
Momo y los demás no se habían adentrado. De cualquier manera, debido a que buscaban a alguien
cuyo rostro era desconocido, sería un trabajo imposible de cumplirse si uno no tuviera altos
sentidos de ninja de percepción como Kiba y Shino. Este no era un lugar para alguien como Tamaki.
Pero, dicho esto. Era posible que tampoco fuera un lugar para un ninja. Esas estatuas fueron
colocadas ahí para separar el mundo en el que los humanos vivían y el mundo en que los 'dioses'
residían. En otras palabras, ahora mismo caminaban por territorio de dioses, no de humanos. Si de
por si, no podían ver bien debido a la niebla, Shino comenzó a darse cuenta que se volvió más
gruesa.
−Muy bien. Este debería ser un buen lugar para el primero.− dijo Kiba, lanzando un Kunai a un
bambú cercano. Lo hacía con tal de marcar un lugar cercano a la entrada del bosque, y lo haría de
nuevo, una y otra vez cubriendo una enorme distancia, todo con el propósito de evitar perderse.
De esta forma, les sería más fácil encontrar el camino de regreso sin muchas dificultades. −Primero,
lo intentaremos encontrar con mi nariz, entonces una vez que hayamos hecho eso, llamarás a tus
bichos y... Achú!− Kiba de la nada estornudó. −eh, que raro. Quizás aquella chica esta hablando de
mí.
−¿Te gustó verdad?−Shino, de la nada preguntó.
−¿Qué? No idiota! Nada de eso!− Kiba estaba completamente apenado, gritando con una voz más
alta de lo usual.
−¿Interrumpía tu romance?
−Ya te dije que no!
−Hinata se casará dentro de poco. Kiba, cuando te cases finalmente me quedaré solo. Cuando lo
hagas, déjame a Akamaru. El es el único que me entiende de verdad, sin decir ni una palabra.
−¿Disculpa? No tengo idea de lo que tratas de decir. ¿A qué te refieres a quedarte solo?−mientras
Kiba hablaba, confundido, Akamaru miró hacía su dueño y ladró. −¿Qué? Akamaru. Porque dices
esas cosas también! Deja mi barbilla fuera de esto!− incluso aunque había sido un simple ladrido,
parecía que había expresado una lista enorme de palabras.
El rostro de Kiba se torno rojo hasta en los oídos. ¿Estaba su cara así por furia? ¿O pena? Shino
silenciosamente pensó. Quizás ambas.
−Agh! Suficiente! Sigamos con nuestro camino y por favor, no entremos en conversaciones
estúpidas como estas!− gritó Kiba repentinamente. Volteó, mostrando su espalda a ambos.
Deteniéndose. −En serio. El aroma fuerte a bambú pone difíciles las cosas.− Lucía mucho mas
irritado que antes.
Pero a Shino le agradaba verlo así, era más entendible cuando actuaba de esa forma. Quizás, si
ahora lo encontraba agradable, cuando se conocieron por primera vez, hubieron un sin fin de
ocasiones en que su personalidad le irritaba, era completamente opuesta a la suya. Durante los
tiempos de descanso en la academia, Shino dejaba a sus insectos caminar sobre su escritorio,
mientras Kiba corría en los corredores y jugaba con otros compañeros, gritando. En clase, Shino
escucharía pacientemente al maestro, mientras que Kiba o estaría dormido, o se encontraría
molestando.
Para resumirlo, Kiba era un segundo Naruto, quizás... No, olvidenlo, Kiba estaba al nivel de Naruto
cuando se trataba de hacer travesuras, sin duda siempre fue un chico problemático. Y ahora, Shino
iba en misiones con aquel chico. ¿Cuándo fue que llevarse con Kiba se convirtió en algo natural? La
vida era imposible de entender. Por alguna razón, Shino pensaba eso en los viejos días mientras
caminaba.
Su foco de visión seguía deteriorada por la niebla. El escenario parecía no cambiar nunca, solo
bambú. Entonces Shino se dio cuenta que sus alrededores parecían como una pintura.
−Espera un minuto, esto es extraño.−Kiba comenzó a murmurar. −Esto no es olor a bambú. ¿Qué es
esto? Este aroma. Este dulce aroma.−Kiba volteaba, mientras su nariz se movía.
Por supuesto, no había forma en que Shino pudiera oler lo que Kiba había detectando. Era un
aroma bastante escaso. Sin embargo, Shino notó inmediatamente algo extraño justo en frente de
sus ojos.
−Kiba, mira eso.− Shino apuntó hacia un lugar donde se encontraba un tronco de bambú, con un
Kunai en él. Era el Kunai que Kiba había lanzado anteriormente. Ha pasado ya bastante rato desde
que eso pasó, no deberían verlo.
−¿Un genjutsu?
Sintiéndose nervioso, Shino cambió el flujo de chakra en su cuerpo, causando que sus insectos se
sintieran incómodos. Lo hacía con tal de romper el genjutsu, sin embargo, nada ocurrió. Sin duda
alguna, aquel kunai debería estar a una larga distancia detrás de ellos. Pero estaba justo al frente.
−Maldita sea. No podemos salir. ¿Qué es esto?− Kiba bajó su voz, sus ojos danzaban mientras
volteaba a todos lados. −¿Es el jutsu de mente astuta afectada?
−Se siente similar a la ilusión demoníaca de doble alrededor igual. Pero no es ninguna de ellas.
Habían sido entrenados por Kurenai, la mejor usuaria de genjutsu de Konoha. Para ser honestos,
ellos consideraban que eran las personas con más conocimiento genjutsu en la aldea. Por supuesto,
eso incluía igual el ser capaces de salir de ellas. Pero, jamás habían estado en un genjutsu como
este. Para empezar, si efectivamente era una ilusión, ahora mismo estaría cancelada. Lo que
significaba que se trataba de algo diferente. ¿Pero qué?
−No tenemos elección.− dijo Kiba. −Por ahora, tendremos que continuar usando el jutsu de doble
colmillo.− Kiba había encontrado una solución bastante simple. En vez de seguir caminando por
bambú, solo cortarían un camino recto. Shino silenciosamente asintió la cabeza. −Perfecto. Vamos
Akamaru!!− Kiba volteó. −¿Akamaru?− Kiba volteó de izquierda a derecha. Shino buscó también,
forzando a sus ojos a ver entre la niebla. Pero sin importar que tanto buscaran, a pesar de que
estaba ahí tan solo hace un momento, ahora Akamaru se encontraba desaparecido, sin dejar
siquiera un sonido o un rastro. −Esto no puede ser... Akamaru! Hey, Akamaru! ¿Q-Qué es esto? No
siento el aroma de Akamaru!− Kiba perdió la cabeza. Saltó a través de la niebla, aun gritando.
−AKAMARU! ¿Dónde estás? Responde! ¡Akamaru!
−Espera. Cálmate Kiba.− Shino corrió hacia el asustado Kiba. Mientras Kiba corría, llamando por
Akamaru, la niebla se tornó aún más gruesa. Quizás estaría cerca de ellos pero Shino no lo notaba
debido a la niebla. Shino corrió y corrió, pero jamás alcanzó a Kiba. Y entonces, de la nada, Kiba
desapareció de su vista.
−Shino, este aroma es demasiado fuerte.− la voz de Kiba flotó hacía él, en medio de la neblina.
−Quizás ya notaste que aroma es. Es el olor de la miel. Este dulce olor!! No hay error!
En ese momento, todo rastro de Kiba desapareció por completo.
−Kiba!
Innumerables kikaichū aparecieron alrededor de Shino. Levantó sus manos, mientras varios de esos
bichos salieron de su cuerpo, volando a todas direcciones. Algunos fueron al cielo, otros se
metieron en las profundidades de la tierra, y debido a su enorme cantidad, parecían igual de
gruesos que la niebla. Pero de alguna forma, los kikaichū que liberó no se comportaban de la forma
que Shino esperaba. Inmediatamente regresaron, reportando no haber visto nada.
−No puede ser.− intentó una segunda vez, y una tercera, sin importar que tantas veces los usó,
siempre fue el mismo resultado.
Los kikaichū volaban alrededor de todo el bosque de bambú, sin encontrar absolutamente nada.
Ver como los insectos se cruzaban de brazos puso a Shino en un frío sudor. Sus bichos respondían al
chakra. Para que ellos no encontraran a Kiba, quien estaba cerca hacía tan solo unos momentos era
algo completamente imposible. No se trataba de una simple niebla. Shino intentaba pensar.
Recordó las últimas palabras de Kiba, habló sobre un dulce aroma tornándose fuerte, y dijo que era
miel. Mencionó que Shino debía saber que era, lo que significaba que se trataba de un aroma
fuerte. Pero sin importar lo mucho que Shino enfocaba sus sentidos, no podía oler absolutamente
nada.
Sin embargo, mientras forzaba sus sentidos, sus esfuerzos dieron frutos de otra forma. Rodeado por
sus insectos, Shino se dio cuenta de algo en el ambiente. Miró hacía arriba y vio varias figuras
volando afuera de la niebla. Eran enormes comparados a los kikaichū. De color negro y amarillo.
Avispones que volaban en línea recta, apuntando hacia Shino. Inmediatamente usó sus insectos
para defenderse.
Su ejército de kikaichū tomó la forma de una espada negra, volando por el aire, dirigiéndose a
atacar. Una vez que lo hicieron, los avispones de la nada se derritieron en un extraño líquido. Y ese
líquido envolvió a los bichos de Shino.
−¿Qué es este liquido? ¿Esta técnica?− mientras el líquido llenaba a sus bichos, grandes gotas de
aquella sustancia cayeron en Shino también.−¿Miel?
El dulce aroma de la miel, mezclada en la niebla. Por primera vez, Shino era capaz de olerlo. Los
avispones atacaron a Shino de nuevo, y él volvió a usar a sus kikaichū. El bambú estorbaba... Si tan
solo tuviera algo de tiempo, podría moler todo el bambú en cuestión de segundos. Los avispones
atacaron, habilidosamente volando dentro y fuera del bambú, usándolo como escudo. Fue en ese
momento cuando Shino notó que algo más ocurría. Cerca a sus pies, la miel que había caído al
suelo empezaba a tomar forma de varios avispones. ¿Pero qué!? Fue lo que Shino pensó, mientras
los reformados avispones volaron hacía él, sus aguijones apuñalaron el cuello de Shino sin piedad.
Su cuerpo comenzó a balancearse de lado a lado. Eso no era un aguijón de avispón normal. Su
veneno estaba preparado para encargarse de uno o más ninjas al mismo tiempo. Todo apuntaba a
un usuario de insectos bastante habilidoso, un usuario de abejas y avispas. El apicultor. Justo antes
de que Shino descubriera el verdadero color de aquel enemigo a quién aún no han visto, su cuerpo
colapsó.
Después de un rato, el apicultor apareció desde lo más profundo de la niebla sin hacer ni un
sonido. Paso por paso, se acercó a Shino. Lucía extraño, su cara se encontraba cubierta por una
máscara ANBU con forma de abeja. Y no solo era el rostro, cada parte del apicultor a excepción del
rostro se encontraba cubierto de un enjambre de abejas. Parecía como si su cuerpo entero
estuviera hecho de ellas. Este era el apicultor de Soraku, cuyo rostro jamás ha sido visto.
Lentamente se acercó.
−El clan Aburame de Konoha.− murmuró, mientras miraba al caído Shino. Su voz era pasiva, pero
clara. Sonaba como un joven pero al mismo tiempo, como alguien frágil. Era una misteriosa voz
andrógina.
−Exacto.− Shino respondió desde atrás del apicultor. El Shino que había colapsado en el suelo era
solo un clon creado a base de cientos de insectos.
−Y creer que caí en algo como eso.− dijo el apicultor. −Eres alguien especial.− el apicultor no
mostraba ninguna especie de emoción.
Los insectos que pretendían ser Shino se unieron al resto de los kikaichū, y en tan solo un instante,
el apicultor fue rodeado por los insectos de Shino. Las abejas del apicultor se agitaron, sintiendo
que su amo se encontraba en peligro.
−Pero ¿por qué...− el apicultor preguntaba. −el veneno?− el apicultor hablaba de que Shino
debería haber sido afectado por los aguijones.
La verdad es que Shino efectivamente había sido picado, y dejó que eso ocurriera porque sabía que
el oponente nunca saldría si él no hubiera caído. Es por eso que Shino dejó que lo picaran, tenía la
suficiente confianza para hacerlo.
−Fui envenenado.− confirmó −Pero no fue un problema, esa cantidad de veneno no me afectará.−
gracias a los insectos dentro de su cuerpo, venenos de hasta cierto nivel podían ser neutralizados.
Shino en particular había estudiado a los pequeños rinkaichū usados por el ahora muerto miembro
de su clan, Torune Aburame. Y entonces crió a sus propios insectos para resistir el veneno. Ese era
el porqué para Shino era posible neutralizar venenos poderosos en tan solo un instante. Uno podría
decir que lo heredó de Torune, con quién se crió cuando era niño, había sido casi un hermano para
él.
−Vaya, parece que me has derrotado. He perdido.−dijo el apicultor, dándose cuenta que no podía
contraatacar. −Estás tras mi vida, supongo. Bueno, estoy contento de caer frente a un usuario de
insectos de tal habilidad.
−No. Solo quiero aguamiel. Solo dos botellas.− el lugar cayó en un gran silencio. Quizás por la
ausencia de Kiba ese silencio se sentía aún más.
−¿Vendrías a mi hogar?−dijo el apicultor.
-8-
La misión final, conclusión

-III-

Resultaba ser que el apicultor era originalmente un ninja de Iwagakure, quién había
encontrado un buen lugar para vivir en paz mientras simultáneamente huía de sus perseguidores.
En resumen, Shino había sido confundido por uno de aquellos perseguidores, y es por eso que fue
atacado.
−Kiba y Akamaru.− dijo Shino. −Un amante de los perros y su adorada mascota, ellos venían
conmigo. ¿Qué les ocurrió?
−No te preocupes, están a salvo. Probablemente solo anden vagando por la niebla.− respondió el
apicultor, mientras se dirigía a su hogar.
−Hace poco, ¿por qué me elegiste como tu primer enemigo?
−Porque si no te deshaces de un usuario de insectos primero, eso causará muchos problemas
después.
−Ya veo.− ambos continuaron hablando mientras caminaban, Shino pensaba que era una plática
bastante amena.
Shino tenía algunos conocimientos sobre un clan de usuarios de insectos en Iwagakure, que eran
capaces de manejar abejas, un clan que ahora se encontraba extinto. El apicultor era uno de los
descendientes de aquel clan.
−Aquí es.− se detuvo, y Shino pudo ver una pequeña casa apareciendo entre la enorme neblina
frente a ellos. Era una construcción simple con un techo de paja.
El jardín era más que nada el lugar de nacimiento de las abejas. Había una cesta de bambú a lado
del lugar. La atmósfera se sentía como uno de esos refugios ninja que uno escucha en las historias, y
de hecho, debido a que un fugitivo se encontraba viviendo ahí, un refugio era apropiado para
nombrar el lugar. Mientras Shino observaba el lugar, el apicultor le llevó aguamiel y se lo entregó.
El brillante y hermoso líquido ámbar se balanceaba gentilmente dentro de su contenedor.
−Gracias. ¿Cuánto costará?
−No necesito dinero.− respondió el apicultor, calmadamente. −No me sería de ningún uso incluso
si lo tuviera.
Parecía que llevaba mucho tiempo viviendo ahí, solo. Un estilo de vida auto-suficiente, sin
necesidad de dinero.
−Ya veo.− contestó Shino y puso en aguamiel dentro de un saco que el apicultor también le
entregó. −Esto me recuerda algo, estaría muy agradecido si me enseñaras el camino a la salida. La
neblina esta muy gruesa.
−No la hay.− el apicultor respondió sin siquiera dudarlo.
−¿A qué te refieres?
−No hay camino de vuelta. A eso me refiero.− el apicultor se sentó sobre una roca cercana,
mirando fijamente a Shino a través de su máscara. −Este bosque de bambú es un kekkei genkai.
Una vez que pisas en ella no puedes salir, te encontrarás constantemente perdido en una
interminable niebla.
−¿Y no puedes deshacer el jutsu?−preguntó Shino.
−Lo siento, pero no se puede deshacer. Es un jutsu que me até a mi mismo.−el apicultor no sonaba
muy triste por eso. Su voz era neutral, sin emociones, tal como siempre. Uno podría decir que era
una voz de calma, pero más bien era una voz completamente nula. −Por ejemplo, incluso si me
mataras el jutsu no terminaría.− el apicultor continuó, mirando hacía arriba. −Esta neblina fue
originalmente creada con ingredientes únicos para causar que los humanos se confundan y pierdan
su camino.
Shino miró hacia la neblina. Y pensar que tenía un ingrediente, ¿era realmente posible? Bueno, él
no podría decir que no lo era. No podía sentir alguna hostilidad viniendo del apicultor, ni de sus
abejas. Y no parecía que mintiera.
Shino recordó la historia misteriosa que alguna vez, escuchó de su padre, Shibi. “Kumogakure tenía
una misteriosa cascada. Era grande, -o eso fue lo que su padre le comentó- cayendo fuertemente y
emitiendo enormes olas de aerosol. Aparentemente, si uno se atrevía a enfrentar las cataratas, su
ser interior o su verdadero yo se reflejaría”. Era algo difícil de creer que un lugar así existiría. Por lo
cual, no era muy extraño que de igual forma existiera una neblina que causara que los humanos
perdieran su camino. No era un genjutsu, pero la niebla era la causante de todo.
Shino caminó hacia las afueras de la casa del apicultor. Una interminable neblina. Un interminable
bosque de bambú, bambú y más bambú. Este escenario continuaba sin algún final. En forma de
experimento, Shino caminó en linea recta, sus insectos volaban alrededor de él. Y de la nada, se
encontraba llegando a la casa del apicultor de nuevo. Lo intentó de nuevo, teniendo más cuidado,
solo para regresar y ver al apicultor aún sentado calmadamente en aquella roca.
Gracias a la composición de la niebla, ¿incluso mis insectos se pierden?
Sus insectos no podían ayudarlo, no había salida. No podía encontrar ni a Kiba o Akamaru. Estaba
en un gran problema. Pero Shino continuó investigando.
−Perdí el camino de mi vida y me encontré a mí mismo aquí.− dijo el apicultor. −Pero eso no
significa que este sea un mal estilo de vida. De hecho, siempre he querido vivir aquí. En este lugar
no hay nada más que el presente, no hay pasado, no hay futuro. Solo el ahora. Eso es más que
suficiente para mí.− las palabras del apicultor eran calmadas y lentas. −Siempre he estado huyendo
de peleas, del camino del ninja. Desde el comienzo, jamás pensé que la vida de un ninja quedara
conmigo. Pero fui nacido y criado dentro de un clan de usuarios de insectos. No tuve ninguna otra
opción mas que vivir como un shinobi. Ese es el porque lo abandoné todo, y huí a este lugar. No
tengo otro camino al que pueda vivir allá afuera, más que el de un ninja, lo único que me queda es
continuar perdido.− las palabras del apicultor lentamente desaparecían dentro de la pura y blanca
neblina. Shino lo escuchaba todo silenciosamente. −Todos estamos perdidos. No solo yo, también
los ninjas y mercaderes, hombres y mujeres, todos. Eso te incluye a ti, tu estás perdido. Es por eso
que no llegas a ningún lugar, te encuentras confundido, a través de niebla como esta.
−¿Quieres decir que yo también me encuentro perdido?− la boca de Shino se secó. Tragó saliva y
mantuvo su respiración.
Por alguna razón, memorias de Hinata y Kurenai llegaron a su mente. Recordó el tiempo que pasó
entrenando con Hinata. Recordó los días de misiones que pasó bajo la supervisión de Kurenai. Él
finalmente había hecho una amiga, Kurenai lograba entenderlo incluso con lo silencioso que era.
Pero... Hinata estaba ahora a punto de casarse, e incluso ahora se encontraba preocupada con las
preparaciones de aquel acontecimiento. Kurenai estaba ocupada, criando a su hija. Ambas
comenzaron a recorrer sus propios caminos, y Shino silenciosamente observaba sus espaldas. Jamás
volverían a ser el equipo 8 de nuevo. Jamás. Shino intentaba calmarse, pero su respiración se
dificultaba cada vez más. La niebla cubría sus pulmones.
¿A eso se refería con haberse perdido?
Hinata, Kurenai y todos, se encontraban partiendo a sus propios caminos, pero Shino era el único
que había sido dejado atrás. Sentía que no iba a ningún lugar. Se sentía como neblina flotante.
¿Acaso esos sentimientos eran creados debido a la niebla? No. No era eso. Siempre se había
sentido así. Desde antes de llegar a ese lugar. Siempre se sentía perdido. Y el sentimiento que tenía
en un rincón de su corazón, que ni siquiera él había notado, es que él quería regresar a esos días,
solo una última vez, cuando solo era el equipo 8.
−No habías notado que te sentías perdido, ¿Cierto?−dijo el apicultor, observando a Shino.
Shino se encontraba parado, atrapado en un solo lugar. No podía dar ni un simple paso hacia
adelante, sin importar que tanto lo intentaba, simplemente no podía llegar a la salida, así que ¿por
qué molestarse? No podía ver nada de todos modos.
−No tienes que empujarte a ti mismo hacia adelante.− dijo el apicultor. −Puedes simplemente
dejarlo todo y seguir hacia adelante. Todo estará bien.
Tanto la niebla, como las palabras del apicultor atravesaban a Shino.
Quizás sea lo mejor. pensó.
Si no podía ir hacia adelante, y no había nada esperándolo allá afuera, sería lo mismo. Se quedaría
en el mismo lugar a vivir sus días sin vivir una especie de cambio. El apicultor alzó su mano, hacia él.
Las abejas que lo cubrían volaron, revelando un brazo tan blanco como la leche.
−Si quieres, puedes quedarte aquí conmigo.
Shino observó la mano del apicultor, y entonces...
−Esta es la última misión del equipo 8. Vamos chicos!
Recordó las palabras de Kiba. Ese grito de guerra resonó dentro de su mente.
Es cierto, esta es la última misión del equipo 8 .
Por un instante, se sentía como si la oscuridad, rodeando la visión de Shino desapareciera de la
nada. Su confundida mente se torno clara. Por alguna razón, la niebla comenzó a retroceder.
−No puedo detenerme en un lugar como este. Tengo que apurarme e ir a la aldea. Tengo que
llegar a la boda de mi adorada amiga.
Debajo de sus lentes, los ojos de Shino se aclararon mientras miraba firmemente hacía el frente. En
ese momento, de la nada notó un cercano tronco de bambú con un kunai. Era sin error alguno, el
Kunai que Kiba había lanzado cerca de la salida. No lo había notado hasta ahora. Eso significaba
que... Shino volteó y sorprendentemente podía ver la entrada al bosque! Inclusive las estatuas. Era
definitivamente la entrada al lugar.
−La entrada. No. La salida es por ahí.−le dijo al apicultor.
−No veo nada, solo niebla.− respondió el hombre, volteando de lado a lado. Por el tono de aquel
hombre, parecía que genuinamente no podía ver la salida del lugar.
Shino finalmente había entendido la situación. Era algo bastante simple, la niebla causaba que los
humanos perdieran su camino. El jutsu usaba la niebla. La gente perdía el camino de su vida dentro.
No había ni presente ni futuro. Es por eso que no había nada más que un eterno presente ahí
dentro. De eso se trataba. Pero eso sería solo el caso si se estuviera corriendo del pasado y se tirara
el futuro por la borda. Tal como el apicultor había dicho, sin importar que tan buen ninja fuera, o
cuantos años se hayan vivido, cualquiera tiene momentos en su vida donde uno se siente perdido.
Pero para aquellos que siempre se mueven hacia adelante, creyendo en su futuro, la niebla no
causaba ningún efecto. Si firmemente, creabas tu propia esperanza y confianza en ti mismo,
entonces eventualmente encontrarías la salida.
Shino soltó una sonrisa. No podía evitar darse cuenta que en cierto sentido, la niebla era similar a la
vida.
−Ya veo, viste el monumento a las deidades del Guardián Viajero. Lo mejor será que te apures,
antes de que pierdas el camino de nuevo.− las palabras del apicultor no contenían ninguna
emoción. Pero había algo que llamaba la atención de Shino. La niebla cubriéndolos, el bosque sin
final de bambú, la pequeña casa solitaria, las abejas que lo rodeaban, la máscara ANBU que llevaba
puesta y en la que escondía su rostro.
Cada una de esas cosas parecía una especie de barrera que tenía el apicultor. Shino lo entendía
muy bien, debido a que Shino igual se escondía detrás de su chaqueta y capucha. Era un escudo
para protegerse a sí mismo, no físicamente, pero emocionalmente. Él entendía tan bien esos
sentimientos que dolía. Pero... Si dejaba la barrera abandonaría al apicultor, y eso no sería digno de
un ninja. Él era un compañero shinobi, alguien nacido como un usuario de insectos.
−Dijiste que vives el presente.− dijo Shino. −Pero no puedo evitar preguntarme si es la elección
correcta.− Probablemente es lo que Naruto diría. −¿Puede una persona vivir el presente mientras
huye de todo lo demás? ¿Alguién que se encuentra constantemente arrastrado por su pasado e
incapaz de ver su futuro, realmente esta viviendo el presente? Bueno, eso es lo que yo pienso.
−Realmente eres una gema.− el apicultor habló luego de escuchar a Shino. −Realmente
inesperado, pensé que eras un hombre silencioso, pero parece que tienes un lado de ti mismo que
ocultas bastante bien, tienes una gran pasión por dentro. Siento que acabo de ser regañado por un
profesor.
−¿Un profesor? aah~... Jamás lo había pensado, pero mi compañero es un chico problema después
de todo.− replicó Shino, mientras los rostros de sus compañeros llegaron a su mente. −Muchos de
mis compañeros fueron niños problemáticos. Uno se queda demasiado, uno es bastante glotón,
uno que otro bromista. Pero el que siempre se comportó educadamente fui yo. Pero ahora, cada
uno de mis compañeros se han convertido en adultos espléndidos. Vivieron el presente, sin huir, es
por eso que pudieron llegar al futuro.− Shino sostuvo la bolsa con el aguamiel. −Gracias por esto,
creo que me iré.
−¿Qué hay acerca de aquel chico y su perro? ¿Qué pasará si no consiguen salir?
−Él es más honesto consigo mismo que yo, no se perderá.− lleno de convicción, Shino volteó hacía
la salida y comenzó a caminar.
Una vez que Shino salió, el gran y cielo azul tocó su rostro. Puso sus manos en los bolsillos de su
chaqueta, y esperó frente al monumento. Una línea de hormigas marchaban cerca de su pie,
mientras los observaba para perder el tiempo. Después de un rato, escuchó una voz viniendo del
bosque.
−Yahoo! Finalmente encontramos la salida Akamaru!!−aquella voz fue acompañada por un ladrido
familiar. Kiba salió de ahí, cubierto en barro.
−Te tardaste, Kiba.
−¿Qué?− Kiba dio un salto hacia atrás, sorprendido cuando vio a Shino repentinamente
apareciendo frente a él.
−Sé que eres tú, debido al olor pero, ¿podrías al menos dar una pequeña advertencia antes de
aparecer de la nada!?
−Parece que la pasaste mal.
−No! Me fue perfectamente bien!−Kiba siempre intentaba actuar con dureza. Era fácil entenderlo.
Debió haberse perdido igual, en su propio camino.
Tal como Shino, Kiba probablemente había enfrentado sus preocupaciones y ansiedades para el
futuro. ¿De qué se habrá preocupado? ¿Qué clase de futuro le esperara? Shino se lo preguntaba...
−¿Te le confesarás a esa chica?
La cara de Kiba se tornó de un color escarlata.
−¿Q-Qué es esto!? ¿Por qué es que incluso tú te molestas en preguntarme sobre Tamaki!?
−Hmm... ¿Incluso yo?
Kiba era un libro abierto, nada discreto.
−Te equivocas. Sabes, Shino. Realmente no lo entiendes. No eres muy popular después de todo.−
Kiba desesperadamente intentaba sonar cool.
−¿Entonces qué va primero?
−Bueno, el primer paso es obviamente, tu sabes. Eso. Ehm... Cartas! Si. Intercambiar cartas es el
mejor lugar para empezar, ¿no?
−Eso creo.
−No. Definitivamente lo es. Los chicos populares siempre empiezan con cartas, ¿no Akamaru?−
que tan desesperado estaba Kiba como para pedirle ayuda a Akamaru quién solo volteó su mirada.
−Agh. Como sea, tenemos que encontrar aguamiel. La puesta de sol esta a punto de comenzar.
−Ya lo conseguí. Vayamos a casa.
−Estas bromeando ¿cierto? Yo no conseguí nada!
Shino volteó y comenzó a caminar de regreso a casa. Akamaru miro hacia Kiba, quien soltando un
ladrido, siguió a Shino.
−Espera un momento.− Kiba también los siguió. −Maldita sea! Primero Naruto, ahora tú, porque
siempre se llevan las mejores partes! Yo me esforcé mucho dentro de esa niebla también, ¿sabes!?−
parecía que el único que sabía por lo que Kiba pasó era Akamaru, quien por ahora mantenía sus
labios sellados, así que probablemente no diría nada. Shino pensaba eso.
−Hey Shino! Mira eso!− la neblina rodeando el bosque había desaparecido. De hecho, el bosque
de bambú no era tan grande. Era normal, como cualquier otro bosque. −¿Solo era eso!? ¿Por qué se
está aclarando ahora!? Estaba súper perdido ahí!
−Me alegra que encontraras la salida.
En ese momento Kiba miró a Shino, lo que vio lo sorprendió.
−Shino, esto es raro, tu casi nunca sonríes.
−¿De qué hablas Kiba?
−¿Huh?− Kiba comenzó a parpadear. −¿Estabas viendo cosas? Que raro.
−Tenemos que apurarnos, Kurenai-sensei nos espera.
−Que mal, realmente quería encontrar un regalo antes de que alguien más lo hiciera.
−Parece que tardamos bastante ahí adentro.
−Pero hey! Obviamente tenemos el mejor regalo de todos!
−Obviamente, tu, yo y Akamaru lo hemos logrado.
Después de un rato, los edificios de la ciudad abandonada aparecieron de nuevo. Ya no había
tantos gatos en el área. Probablemente habían decidido que Shino y los demás no eran una
amenaza. Eso, o los habían visto hablar con Tamaki y Momo y les dieron un sello de aprobación. Por
si acaso, Shino le pidió a uno de sus insectos que memorizara el complicado viaje de regreso. Una
vez que Kiba vio al insecto, lo entendió todo completamente.
−Siempre piensas en todo, gracias.
−Si lo seguimos llegaremos a la salida pronto.−siguieron al insecto por el camino, sin dudar jamás.
−Y con esto− Shino murmuró. −La última misión del equipo 8 ha concluido.− por alguna razón,
quería ser él quien dijera esas palabras. No quería que fuera alguien más.
−¿Por qué eres tu el que tiene que declarar eso? Sabes, esta misión no acaba hasta que hayamos
regresado a la aldea.
−Por supuesto.− Shino asintió. −Tenemos que regresar a la aldea y asegurarnos de asistir al inicio
del futuro de Naruto y Hinata.
−¿Qué tienes? Te has convertido en un verdadero poeta el día de hoy.
−¿De verdad?
Ambos continuaron hablando mientras caminaban. Shino recordó el día en que fue asignado en el
mismo equipo con Kiba.
−No creo que me lleve muy bien contigo, la razón es que...− Kiba no le dejó terminar esa oración.
Para ese entonces, él estaría lleno de ansiedad acerca del futuro. Cada día se sentía deprimido al
pensar en eso. Pero ahora, las cosas han cambiado. Ahora, Shino tenía un compañero en quien
confiaba más que nadie. Era un amigo que escuchaba lo que tenía que decir. Si fuera capaz de
decirle a su pasado ser, como serían las cosas en un futuro. ¿Qué clase de expresión pondría?
Probablemente pensaría que el futuro no era tan malo después de todo. Si había algo que Shino
sabía era que el presente no estaba para nada mal.
Incluso si caminaba diferente en un futuro, las memorias de este tiempo jamás desaparecerían.
Cuando se trataba de lo que yacía mas allá de sus memorias, o del futuro que esperaba por él,
Shino no tenía nada que temer.
La razón era...
Shino de repente recordó algo, y volteó a preguntarle a Kiba.
−Por cierto Kiba, dijiste que te estaban considerando como Hokage, ¿cuando será tu ceremonia de
inauguración?
−Cállate! Trabajaré duro para que eso pase.
La razón era... Estos lazos.
Los lazos con sus compañeros eran de por vida.
-Epílogo-
El clima perfecto para una boda

El clima estaba bastante claro aquel día. Bajo la mirada de los anteriores hokages, cuyos
rostros yacían esculpidos en la montaña, una gran cantidad de personas se reunió en el centro de la
aldea. Todos vestidos de manera formal, con vestimentas de estilo más adulto que nunca.
Kakashi corría frenéticamente en los alrededores mientras se encargaba de cada mínima cosa,
desde preparar el lugar hasta checar las medidas de seguridad. Después de todo, los invitados
incluían a Gaara el Kazekage, así como los demás Kages de las otras aldeas, Killer Bee de la nube, y
más.
Yamato se movía por todos lados, frenéticamente igual, bajo la supervisión de Kakashi, quien
acataba órdenes mientras seguía los consejos de la anterior hokage, Tsunade. Kakashi le había
pedido algunos favores a Yamato. Pero de alguna forma, antes de que Yamato se diera cuenta de
lo que ocurría, terminó siendo fusilado con varias tareas.
Kakashi había dicho “confiaré en ti” con una sonrisa, por lo cual Yamato no tuvo ningún
sentimiento en contra de ello, de hecho, su expresión facial era generalmente inmutable, tal como
su personalidad, siempre con un buen espíritu, llevando todas las tareas con una sonrisa. Tenía esa
expresión en su rostro debido a que Kakashi era un senpai al cual Yamato respetaba desde el fondo
de su corazón.
Lee y Gai llegaron con sus pesas, todos los demás quedaron en shock.
−¿Entrenando en un día como este?
Todos se medio escandalizaron. Nadie sabía que no habían traído las pesas para entrenamiento.
Tenten actuaba como si fuera un guarda espaldas molesto, escoltando a su equipo y asegurándose
de que se comportaran bien. Se quejaba sobre lo complicado que era cuidarlos, pero en lo
profundo de su corazón, ella se divertía.
Shikamaru le hablaba a Temari sobre algo. Parecía ser una complicada discusión sobre trabajo, el
rostro de ambos expresaba felicidad, sus ojos brillaban, de vez en cuando, su risa se mezclaba en el
aire. Llenos de sonrisas naturales, espontáneas, y viéndolos juntos uno pensaba que no quedaban
para nada fuera de lugar. Eran una increíble pareja.
Mientras los veía a los dos, Chōji sonrió. Estaba pensando en que no quería molestar la buena vibra
de aquellos dos, aunque había que resolver un dilema dentro de su cabeza ¿Cómo se encargaría de
comer las sobras de cada uno de los platos de los invitados? El pensaba que necesitaría un plan
secreto, una idea de Shikamaru, pero sin importar qué tanto pensó y pensó, ninguna estrategia
increíble se le ocurrió. Chōji se quedó en la idea de que simplemente empezaría el banquete de un
lado, y que poco a poco se dirigiría hacia el otro lado de la mesa, alcanzando cada uno de los platos
discretamente. Después de llegar a esta conclusión, soltó una sonrisa.
Hablando de buenas vibras, Ino y Sai estaban igual. Entraron al lugar tomándose de las manos.
Incluso cuando todos a su alrededor les gritaban “Huuy! Las cosas se están calentando!” ambos
lucían dichosamente felices.
Cerca de ellos, Kiba se encontraba preguntándole a Kurenai muchas cosas. Había llegado,
triunfantemente sujetando el aguamiel, presumiendo acerca de como “Habían traído algo para
Naruto, heredado directamente desde el clan Senju”. Pero en el fondo, parecía que el
conocimiento de Kiba sobre el tema era escaso, por lo cual molestaba a Kurenai con numerosas
preguntas sobre el tema.
Parecía que Kurenai se había decidido a darle una lección de historia, Kiba escuchó mientras ella
hablaba, anotando cosas en una libreta de notas, probablemente para usar esa información
después. Cerca, Mirai estaba bellamente vestida, montando a Akamaru y jugando con él.
Shino observaba, preguntándose a sí mismo si eso contaba como “Jugar al caballo”, si lo que estaba
montando en cuestión era un perro. Entonces, mientras miraba a Akamaru y a Kiba, Shino se
preguntó en qué momento sería más apropiado entregar el aguamiel. Era su carta del triunfo,
quizás debía ser reservado para el final, o quizás deberían de regalarlo primero. Era algo para
preocuparse. Debido a eso, Shino continuó pensando en ello silenciosamente.
Uno por uno, el lugar se llenaba cada vez más y más con numerosos rostros amistosos y familiares.
El dueño de Ichiraku Rāmen, Teuchi, llegó al igual que su hija Ayame quien era una atracción para
los clientes en la tienda de ramen.
Iruka estaba sobrecargado de emociones al momento en el que entró.
El clima de ese día era perfecto.
Sakura miró hacía el cielo, sola. Mientras lo hacía pensaba sobre cierta persona que se encontraba
bajo el mismo cielo en ese momento, continuando sus viajes. Solo pensar en ello hizo que sus
sentimientos se tornaran claros y brillantes, como el cielo sobre ella. Tenía alguien a quien enviarle
sus pensamientos, solo eso era suficiente para hacerla sentirse bien.
Era un hermoso día, como si los cielos mismos otorgaran su mejor bendición... Y... Por supuesto.
Los pensamientos de Hinata Hyūga viajaban mas allá del cielo.
−Neji...
Mirando a través de la ventana del cuarto de espera, ella podía observar el cielo completamente
azul, libre de nubes.
−Me me voy a casar.− susurró dentro de su corazón y volteó hacía el joven hombre que se
encontraba parado a lado de ella.
Tan solo mirar su intensa mirada, hizo que su corazón se detuviera por un instante. Incluso aunque
ella siempre lo había visto desde lejos, estar con él de esa manera hizo que su pulso se fuera por los
cielos, como aquel día en que lo conoció.
Los inquebrantables ojos de Naruto estaban concentrados en el monumento a los hokage, los
rostros de los anteriores líderes de la aldea esculpidos en piedra. O, para ser más exactos, se
encontraba observando el rostro de Minato Namikaze, su padre.
El ver su mirada hacia él, causó que Hinata se llenara de emoción, tanto que su pecho parecía a
punto de explotar.
−Justo ahora... en este instante...
Parada a lado de la persona que amaba le causaba un sentimiento de felicidad incomparable. Ella
estaba tan feliz, no esperaba siquiera expresarlo en palabras.
Este momento es una dicha. pensó Hinata, simple y honestamente.
Mientras lo hacía, quizás él notó que ella lo veía, porque los ojos de ambos se encontraron. El rostro
de Hinata se tornó rojo. Juguetearon por un rato, él terminó soltando igual una sonrisa apenado. Su
rostro serio se tornó en una expresión inocente, como la de un niño. Ella adoraba cada una de sus
expresiones faciales.
Su padre Hiashi y su pequeña hermana Hanabi entraron al cuarto, ya era tiempo.
Hinata tomó el brazo de Naruto, sujetándolo con firmeza.
Naruto Uzumaki y Hinata Hyūga.
Su ceremonia de bodas estaba dando inicio.

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