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CURSO BUDISMO VIA EMAIL TEXTOS

¿PUEDE EL ZEN RESOLVER LOS PROBLEMAS DE LA VIDA?

Extracto del libro GOTAS DE DHARMA , Rev. Seinan Aray

Comentarios del maestro Mumon Savoy Roshi

Todas aquellas circunstancias de vida que llamamos


problemas están originadas por la mente. Las circunstancias ciertamente existen, pero el problema o,
mejor dicho, el concepto de problema, existe solo en nuestra mente como un constructo psíquico. Es
desde este artefacto mental que provienen las nociones de éxito y fracaso, libertad y esclavitud riqueza
o pobreza que atormentan nuestras vidas haciéndonos miserables. Pero antes de ver si el zen está o no
calificado para resolver algo en nuestras vidas y basándonos en este principio del problema como
constructo mental, debemos entender que si las circunstancias existen, pero el problema no, en cada
una de ellas está en nuestras manos tomarla como un problema o como algo muy diferente. En realidad,
no son las cosas que nos suceden, sean estas buenas o malas, las que en si mismas constituyen un
problema sino mas bien, la forma en que las vemos y el concepto que tenemos de ellas. Para ilustrarlo
mejor veamos la siguiente situación. En una fiesta de cumpleaños un miembro de la familia que traía el
pastel accidentalmente lo deja caer al suelo. Algunos de los presentes se rieron, otros se quedaron
atónitos y otros se enojaron. Ahora bien, veámoslo detenidamente, si fueran las circunstancias las que
definen nuestro estado mental todos los presentes deberían haber sentido lo mismo y reaccionado de la
misma forma dado que el hecho observado era el mismo, pero sucedió todo lo contrario. Cada uno de
ellos actuó de acuerdo con su propia condición de mente y personalidad. He aquí uno de los principios
de la atención sutil. ¿ Cuál es la enseñanza? ¨No podemos confiarle nuestra estabilidad mental o
emocional al medio que nos rodea y esto incluye a cosas, eventos y personas¨ En todo momento
nosotros podemos elegir que pensar y que hacer frente a cada situación. Podemos elegir ser impulsivos
o reflexivos, podemos reír o enojarnos, podemos tomar partido o permanecer neutrales y todo esto está
definido por la mente y esta a su vez, estará guiada por nuestros pensamientos.

En cambio, si lo que buscamos es liberación habremos llegado al lugar correcto en el momento


correcto para ser sometidos al rigor del zen que con su tinte pálido y minimalismo intelectual, chacara
nuestra cabeza contra la pared las veces que sea necesario hasta que entendamos que no somos nada
que valga la pena sufrir y que somos los únicos responsables de nuestro destino. Definitivamente, el zen
no resuelve la problemática de la vida, sino que viene a responder a la necesidad interna de resolver el
conflicto que se produce cuando el mundo es de una forma y nosotros queremos que sea de otra. Es en
esta puja de poder que se define el carácter de un practicante. Las personas comunes sin ninguna
sabiduría viven sus vidas en lucha permanente por el poder. Pero para aquellos practicantes que han
logrado una condición ética y espiritual la iluminación se define a sí misma en su interior. En cada
decisión y actitud que ellos tomen estará su infierno o su liberación.

El zen no está para cambiar al mundo nos cambia a nosotros desde adentro hacia afuera. Los sabios
del pasado comprendían empíricamente muchas de las verdades que recién hoy las neurociencias
empiezan a comprender. Cuando nos sentamos frente al muro estamos solos con nosotros mismos,
nadie está allí para ser culpado por lo que nos pasa. Por otro lado, es igualmente importante entender
que nada debemos hacer con la vida y la libertad de otros. Si una hormiga pasa justo frente a nosotros
no deberíamos perturbarla en su camino.

Si la situación presente no está bajo nuestro control, de nada sirve ocuparse de ella. El practicante
despierto estará siempre atento a este importante principio de la práctica.

En el budismo no existen milagros ni salvadores que los hagan para nosotros. En el zen somos
enteramente responsables de nosotros mismos y a nadie deberíamos culpar por lo que nos pasa. Si algo
está mal con nuestras vidas seremos nosotros mismos los que la pongamos en orden y no dios o los
ángeles. Cuando llamamos a algo o a alguien ¨problema¨ le estamos dando realidad, lo estamos
construyendo en nuestra mente. En el preciso momento que lo admitimos, cuando lo aceptamos y
consideramos como tal es que este se vuelve un tema que debería ser resuelto. Es en ese momento que
lo que deseamos y lo que sucede realmente entran en conflicto. ¿Cuál es entonces la propuesta del zen?

Bien primero debemos distinguir lo que sucede, luego establecer si eso que pasa está o no dentro de
nuestro poder de decisión o nos excede y luego tomar una actitud definida y firme. La práctica nos
impele a independizar nuestras emociones de las situaciones que vivimos. Para un verdadero
practicante del zen no hay culpables ni inocentes en ninguna situación. La ecuanimidad es la regla con
que los Budhas miran al mundo. Las preferencias y juicios de valor ético no son parte del budismo zen.

Aquellos que se acerquen al zen por primera vez deben entender que ninguno de los valores aprendidos
en la escuela la iglesia o el hogar son válidos a la hora de practicar zen. Ellos deben estar dispuestos a
reordenar sus vidas incorporando la practica a su rutina diaria y fundamentalmente a liberarse de la idea
de que el zen está en el mundo para resolver los problemas de la gente. Esa es una visión estrecha y por
que no decirlo, errónea que debería evitarse si es nuestro deseo completar el camino. pero ¿ si el zen no
resuelve los problemas de la vida entonces para que sirve? Aquellos que llegan al zen esperando alguna
mejoría en su condición social, laboral o económica prontamente dejan la práctica. el zen no hará esto
por nadie. Pero si en cambio, ellos pacifican su mente por medio de la reflexión, entrenan su mente
mediante la disciplina y acrecientan su sabiduría por medio de la meditación obtendrán mucho mas que
limosnas. ¿Porque deberíamos conformarnos con las migajas si tenemos un festín completo servido
justo delante de nosotros? Si alguien practica zazen con regularidad y abandona toda preocupación por
cambiar el mundo a su antojo, prontamente alcanzara la liberación de toda inquietud nacida del deseo
irracional de querer que sus caprichos se hagan realidad. ¨ No juzgues al mundo, déjalo en paz¨ esto es
todo. Si pudiéramos hacer esto, nada mas seria requerido y todos nuestros problemas desaparecerían
en un instante. El zen no los resolverá porque el zen se trata de la realidad y no de la ilusión. Mi maestro
me dijo una vez: el diablo llego una vez con la intención de comprar mi alma, pero no pudo pagar el
precio¨ me tomo mucho tiempo entender el significado de sus palabras

A cada momento somos soberanos de nuestra vida y somos libres de poner el precio a nuestras vidas. Ni
el hombre mas pobre del mundo no tiene algo para compartir con el prójimo. Un gesto, una sonrisa, un
acto desinteresado, su cuerpo y su condición son de hecho, un ejemplo para el mundo y una enseñanza
para aquellos que estén atentos y anden sus días con los ojos abiertos.

Budha no es religión, ni es un compendio de escrituras complejas, no es una explicación ni la


respuesta a nuestras preguntas y por lo tanto nadie es tan pobre como para no tener ni siquiera un
minuto de su vida para mirar el mundo y dejar de querer cambiarlo, esta sería la mayor caridad. La
sabiduría de Budha es justamente el despego y es ese desapego el que se constituye como nirvana al
permanecer en el ámbito espiritual. Nosotros practicantes del dharma deberíamos prestar mucha
atención a esta enseñanza.

EL ZENDO: VOLVER AL HOGAR, VOLVER AL SILENCIO

Entrar al zendo es entrar a nuestro propio interior. Es desnudarse por completo. Allí sentados no
tenemos ni nombre ni rango y no podemos escapar de nosotros mismos ni aplacar nuestra angustia
saliendo a hacer deporte o algunas compras. No podemos pelearnos con otros ni culparlos por lo que
nos pasa. No hay excusas. Esto asustaría a cualquiera, pero a pesar de eso, no deja de ser una gran
oportunidad de ver más profundamente dentro nuestro y saber ¨que¨ somos no sin antes saber ¨como¨
somos.

Nadie debería practicar el zen buscando una mejora para su vida, pero esto es inevitable al principio y
no está ni bien ni mal. Nadie llega al zendo porque está feliz. Viene porque su vida está haciendo agua
en algún punto o simplemente está cansado de sufrir. Aquellos que están bien y vienen para estar mejor
jamás alcanzan la verdadera practica porque corren tras los beneficios y pronto desaparecen. Pero esos
que están sufriendo permanecen. Sin embargo, sucede que muchos de ellos a penas se sienten un poco
más aliviados de su carga, se van. Pero, hay entre ellos unos pocos que siempre están allí. Ellos no saben
porque, pero se quedan. No están demasiado convencidos de nada, pero algo los sostiene en su
práctica. Sin sentirse devotos, actúan como devotos. Si alguien se lo preguntara no sabrían decir que es.
Ninguno de ellos lo sabe, pero tampoco se lo preguntan demasiado y no lo notan hasta que alguien le
pregunta ¿por qué estás aquí?

El maestro Lao tse nos dice: Quienes desean conocer toda la verdad, disfrutan realizando los trabajos
y servicios que les llegan. Cuando los han acabado, disfrutan limpiándose y alimentándose.

Cuando se han cuidado a sí mismos, vuelven al maestro para instruirse. El camino simple conduce a la
paz, a la virtud y a la abundancia¨.

Dojo es la palabra japonesa para designar un lugar apto para pulir el espíritu humano. Pero en un dojo
de zen, no solo se hace zazen, también hay trabajo manual, canto de sutras, lecturas y deberes
prescriptos para los miembros. Sin llegar a tener la disciplina de un monasterio, los zendos o dojos de
zen cumplen perfectamente su dharma de instruir a todos en las formas de la práctica y nunca
deberíamos pensar que son más o menos que un templo. Dondequiera que haya práctica, allí hay un
templo sin importar que sea debajo de un árbol o al costado del rio o el mar. En realidad, no se necesita
mucho. Un maestro con cinco estudiantes ya son una sangha activa. ¿Quién dice que una escuela es
mejor que otra porque tenga más gente? Esta es una idea errónea.

Pero ¿Cuáles son las formas que deberíamos seguir dentro del dojo? Bien, primero hay que ser asiduo a
la práctica, la regularidad es fundamental. Luego hay que ser puntual, no podemos llegar tarde a las
sesiones o trabajos. Después tenemos que comprometernos con el grupo de practica y trabajar juntos.
Cuando todos se sientan uno se sienta. Cuando todos trabajan, uno trabaja y si todos descansan uno
descansa. Zen es olvidarse de sí mismo y no existe mejor forma de hacerlo que seguir un cronograma de
practica al pie de la letra. Esto requiere de foco, atención y disciplina. Nada podría ser más benéfico hoy
en día que esto. La mayoría de la gente vive para satisfacer sus deseos. El filósofo griego Platón dijo: “El
sabio querrá estar siempre con quien sea mejor que él” Aquellos que aspiran al logro de la vía de Budha
deberían buscar la compañía de los sabios maestros y practicantes sinceros

En un dojo, las actividades son lo importante y no aquello que gusta o disgusta a las personas. Aquellos
que buscan la vía deberían poco a poco, ir dejando todas esas ataduras y caprichos de lado. Esto puede
hacerse muy fácilmente si se practica en grupo dentro de una sangha.

La relación con el maestro debe ser fluida pero distante. Cercana pero formal. El maestro no está allí
para tener predilección por unos y menosprecio por otros, esa no sería una conducta zen. Juntar las
manos en gassho al llegar al dojo y saludar a todos es lo que corresponde. Para tener una entrevista con
el maestro debemos pedir audiencia y esperar a ser recibidos. Esto se hace por intermedio del monje
principal o encargado del dojo que sea responsable de esas tareas. Generalmente es un miembro
antiguo de la comunidad. Claro que, si fuera una charla informal, podríamos preguntar sin mayores
requerimientos. Debemos recordar que el maestro no es un guía de turismo, está allí para ayudarnos a
practicar y esclarecer nuestra mente y no nuestra curiosidad. No podemos preguntarle cualquier
tontería. Debemos preguntar sobre la práctica. Generalmente ellos están abiertos a responder, pero eso
no significa que podamos preguntarle todo en todo momento. Debemos además saludarlo con las
manos juntas en gassho y nunca llamarlo por su nombre sino usando las palabras sensei, osho san, roshi
sama o simplemente maestro. Esto es muy apropiado y es, además, muy apreciado. Las cosas que
hacemos y decimos dicen mucho de nosotros. Cuando hablamos de otros decimos más de nosotros que
del otro. Lo que seamos capaces de hacer nos determina.

En América y Europa he visto gente que les resulta imposible llamar a los monjes por su nombre de
dharma. Es algo muy extraño como el ego actúa en ellos. Los maestros jamás se molestan por esto. Ellos
conocen las limitaciones que el ego le impone a las personas y las entienden. Después de todo, alguna
vez también pasaron por la misma experiencia y saben bien que, con la práctica, estas limitaciones se
superan una a una. Pero como practicantes del dharma, debemos recordar siempre que, donde está la
forma esta también el espíritu y que los hábitos si hacen al monje. En el zen la forma hace a la práctica y
no hay practica más allá de la forma.

Jamás entramos a un zendo como desconocidos, como ajenos o extranjeros. Todos estamos de
regreso al hogar donde nuestros padres fundadores nos esperan día tras día por milenios. Por eso en los
templos todas las mañanas se hacen postraciones para los más de cien patriarcas existentes en la
tradición.

En zazen el propio cuerpo es el templo. La mente original es el maestro y el propio espíritu es el


estudiante. Nadie mas está allí. Solo nosotros. A nadie tenemos que contentar. No hacemos nada para
obtener la aprobación de otros. Estamos solos, pero en compañía de todos los seres existentes en los
tres tiempos y los seis reinos. Pero solo nosotros podemos hacer el camino; nadie puede caminar o
comer por nosotros. Ese es nuestro trabajo.

Por otro lado, es de vital importancia guardar silencio. Esto no quiere decir que no se pueda hablar o
que esté prohibido. Nada de eso. Silencio es hablar cuándo se debe y callar cuando es apropiado, es
estar en paz con todos en todo momento. Además, implica no hacer ruido. Silencio no solo es no hablar
sino cuidar el silencio de otros. Cuando hacemos ruido rompemos el silencio de alguien. Si andamos por
ahí haciendo ruido al caminar o cerrar las puestas, aunque no digamos una palabra, no estamos
haciendo silencio. Hay países en los que invadir el espacio de silencio de otros es considerado una falta.
ZAZEN ES LA PRACTCA ESENCIAL DEL ZEN

¿Por que debemos practicar?

En aquellos días de invierno, estábamos viviendo cerca de la ciudad de Nariwa, en un templo llamado
Unsen ji, que estaba en medio de la montaña a kilómetros del pueblo más cercano. Todas las tardes
solíamos sentarnos con Mumon a tomar un te caliente con un pequeño dulce en los sillones de caña que
estaban junto a un ventanal desde donde teníamos una estupenda vista de las montañas nevadas. En
esas ocasiones, siempre teníamos conversaciones de dharma, nunca hablábamos de otras cosas, aun
cuando teníamos que resolver cuestiones difíciles en nuestro país como mi viaje de regreso que se vio
postergado por causa de la pandemia. Así y todo, con una mente preocupada, pudimos completar lo
que habíamos pensado para mi viaje y aunque tenía un millón de preguntas para él, tenía que ir
despacio.

Mientras tomábamos el té le dije: quisiera que me explicaras más sobre la práctica de zazen, me refiero
al aspecto profundo de sentarse.

Mira, me dijo, El practicante que esta siempre atento, ve. Aquel que anda descuidado, pierde la visión.
Los atentos cualquier cosa que ven, la dejan ir. Cualquier cosa que oyen, la dejan ir. Tu tienes que mirar
siempre tu mente pura, libre de ataduras de forma y apariencia, eso es zen. Todo los demás son
cuentos.

¿Qué es entonces la práctica de Budha? le dije

La mente no sabe de estar sentado o parado, no entiende de distinciones ni categorías. Esa es la


verdadera sentada de zazen.

Es algo muy simple, Ver esto que te digo directamente es como escuchar el sonido de una flauta sin
orificios, o de un laúd sin cuerdas o ver un gato jugando con un trozo de cuerda, ¿entiendes? Podría
también compararse a sentir una hoja cayendo de un árbol en el otoño. Si escucharas esta prédica con
sus oídos todavía no habrías traspasado la puerta, pero si pudieras oírla con sus ojos ya habrías realizado
el camino por completo. Y aunque estuvieras haciendo cualquier cosa eso que harías seria zen¨

Todo aquello que somos en términos de vida, todas nuestras miserias y alegrías todo lo que sabemos
e ignoramos como también todo aquello que podríamos ser, vivir y aprender esta ya en la mente desde
el principio y es por eso mismo que debemos practicar la atención sutil y penetrar profundamente
nuestra mente y hallar nuestra naturaleza de Budha. Para esto debemos despertar el prajña interno
mediante el proceso de oír, reflexionar practicar y realizar.

Zazen es la estrella del budismo. Sin ello, todos los sutras y koans son puros cuentos. En la escuela zen
soto la práctica de zazen es conocida con el nombre de shikantaza que quiere decir solo sentarse. A
diferencia del zazen que se practica en la escuela Rinzai en donde se hace con el fin de alcanzar la
iluminación, en el zen soto, se hace bajo el principio de que shikantaza en si misma es la iluminación.

Shikantaza es natural, directo, sin procesos evolutivos, no es gradual ni abrupto. El cuerpo y la mente
en su estado natural son el campo del despertar. Si un pájaro puede volar es debido a su naturaleza de
pájaro. Si están sentados en zazen es sin dudas, gracias a su naturaleza de Buddha. ¿Para qué estar
buscando algo más? Todo esta concebido por la mente de Budha que es infinita. El tiempo y el espacio,
la materia y la energía, el cuerpo y la mente, los seres y el universo son esencialmente lo mismo.

La naturaleza búdica existe en todas las cosas, pero no se manifiesta sin la debida practica. Para
nosotros, zazen es la expresión de la real naturaleza de Budha y en él se cumplen todos los preceptos de
la vida budista. En la práctica de zazen se actualiza la iluminación intrínseca del cuerpo y la mente
presentes. Todos los dharmas se cumplen de forma espontánea y mil koans son resueltos sin siquiera
haber oído hablar de ellos. Zazen es la confirmación de la naturaleza de Budha en nuestra vida diaria.
Cuando alguien se levanta en la mañana, hace sanpai, lava su cara y se sienta en zazen, establece el
despertar de la naturaleza búdica en el mundo. No solo para si mismo sino especialmente para el bien
de todos los seres infinitos.

El maestro Lao Tse nos dice: ¿Piensas que el universo está agitado?

Ve al desierto por la noche y contempla las estrellas. Esta práctica deberá dar respuesta a la pregunta. La
persona superior dispone su mente como el universo dispone las estrellas en el cielo. Conectando su
mente con el origen sutil, la calma.

Una vez calmada, ésta se expande de manera natural y, al final, su mente se vuelve tan vasta
inconmensurable como el cielo nocturno¨

Las personas hacen cualquier cosa por fama y dinero, pero no mueven un solo dedo por el dharma y
esperan que Budha los salve ¿No es esto un absurdo? Aquellos que no ven y andan a oscuras no creen
que el Budha es su propia mente y así desperdician su preciosa vida buscando la falicidad en cosas que
no perduran. Los sabios en cambio no andan de aquí para allá buscando esto y aquello, ellos no buscan
los placeres del lujo y la opulencia ni ejercen su dominio sobre otros. Los sabios son invisibles a los ojos
de los necios y ególatras que solo ven sus ombligos, los sabios son serenos, apacibles y viven muy
intensamente sus vidas sin que esto se vea a simple vista. En zazen no le demostramos nada a nadie.
Dios no está allí mirando lo que hacemos y hablando francamente a los Budhas no les importan nuestras
cosas por considerarlas sin valor o intrascendentes. Zazen es el momento de la vida en el que somos
nosotros mismos sin artilugios ni disfraces. Es el momento en que no valemos nada de nada y en donde
nuestro yo se reduce a la nada. Pero si es así ¿Por qué es tan importante para el zen? Las personas no
valen por su posición social, su dinero su fama o conocimiento sino por el tiempo que el universo les ha
dedicado. Así como el universo nos dedica sus recursos nosotros en retribución le dedicamos tiempo al
dharma y ¿Por qué? Porque esa es la forma en que todo ese cuidado y tiempo recibido se justifica. No
hay logros de ningún tipo. No hay premios ni castigos por nada. Solo sentarse es la máxima dimensión
de la práctica. hay personas que pasan años de lucha persiguiendo sus sueños para luego no poder
disfrutarlos porque ellos no son disfrutables en absoluto. Debemos recordar siempre que las razones de
la felicidad son más efímeras que el mundo en que vivimos y cuando todos nuestros logros sean
convertidos en cenizas este mundo estará aun allí girando. Cuando ni una gota de nuestra sangre fluya y
el último aliento sea extraído de nuestro cuerpo el mundo todavía estar allí girando.
ZAZEN: LA FORMA DE LA PRACTICA

LA PRACTICA DE SHIKANTAZA, SOLO SENTARSE

Shikantaza significa estar simplemente sentado. No se medita sobre ningún objeto, pensamiento o
imagen. No se usan mantras ni oraciones. Se concentra la atención y la actividad principalmente en la
espiración, de manera que tiende a establecerse un ritmo lento de respiración abdominal en que la
espiración es notoriamente más prolongada que la inspiración. Esto debe hacerse de modo gradual sin
forzar ni apresurar el ejercicio.

Simplemente estar sentado; no reflexionar sobre ningún tema; sencillamente respirar sin forzar los
pensamientos, permitir que fluyan, no detenerse en ellos, dejar que aparezcan y se vayan. Los
pensamientos van y vienen, depurando el contenido superfluo del inconsciente, hasta que la mente,
entra en un estado de atención más sutil.

Como se explicó en los capítulos anteriores, el Zen es una escuela del Budismo Mahayana que surgió
en la India, aunque fue en China donde adquirió el verdadero impulso que la hizo popular. la palabra zen
proviene de la palabra sánscrita Dhyāna que significa literalmente “meditar”. Luego, ya en china se la
conoció como Chan y fue finalmente en Japón que se la llamo Zen.

Esta escuela intenta apartarse de la teoría y la racionalidad en el intento de acceder a la sabiduría a


través de la experiencia. Con el paso del tiempo se crearon varias escuelas con diferentes enseñanzas y
métodos de meditación, pero una de las más conocidas y practicadas en nuestra cultura es el zazen,
caracterizada por la postura del buda sentado en la posición del loto, sentado con la espalda erguida y
las piernas cruzadas de forma que cada pie queda ubicado encima del muslo opuesto.

En la meditación se intenta lograr un estado de atención profunda y constante. En la meditación zen el


pensamiento simplemente se liberará, esto quiere decir que ni se piensa ni se deja de pensar; no se fija
ni se rechaza, sino que se deja pasar, como las nubes en el cielo que se desplazan sin ningún obstáculo.
Este estado de contemplación tranquilo y atento, le permite a los practicantes descubrir su propia
naturaleza “búdica”

LA ROPA Y EL AMBIENTE:

Para hacer la practica debemos usar ropa suelta y cómoda. Para los principiantes se recomienda usar
ropa oscura y sin brillo y para los más antiguos esta prescripto el uso de un kimono negro o gris
dependiendo de la sangha y del maestro. En cuanto al espacio una habitación tranquila o un rincón
alejado de ruidos, sin mucha luz, ni muy oscura que nos quedemos dormidos y con una temperatura
agradable ni demasiado fría ni tan caliente, sería suficiente para comenzar. Es requerido encender un
incienso a Budha o al maestro antes de sentarse en zazen.
LA POSTURA DE ZAZEN

LAS PIERNAS:

Para las piernas existen cuatro posturas que son las más aceptadas: la postura de loto completa (la
más compleja de realizar) que requiere acostumbramiento o gran elasticidad del cuerpo, la postura de
loto medio, que también requiere acostumbramiento, la birmana y por último la seiza o de rodillas al
estilo japonés. En estas posturas se usa un cojín o zafu para ayudar la postura de caderas y espalda.

La postura de loto es con las piernas cruzadas con ambas plantas de los pies mirando hacia arriba y
apoyadas sobre su pierna contraria y con las rodillas apoyándose en el suelo.

La postura de medio loto similar a la anterior, pero con una pierna en el piso.

La birmana con ambos pies en el piso, en paralelo y plegados lo más posible al cuerpo.

La Seiza que puede practicarse sentado de rodillas sobre los talones.

En el caso de tener algún impedimento físico que les impidiera cruzar las piernas, está perfectamente
aceptado usar un banco o silla evitando el uso del respaldo.

En la medida que puedan, siéntense en la postura del loto o del medio loto en caso de que no. Hay
diversas posiciones adecuadas para la meditación sentada y aprobadas para el zen. Lo principal es que
mantengan la espalda recta, ya que optimiza el funcionamiento del diafragma en la respiración zen.
Coloquen las manos con las palmas abiertas una sobre otra en el regazo, con la boca cerrada, y
presionen levemente su lengua contra el paladar.

CABEZA Y CUELLO

Una vez colocado el cuerpo en la postura, es muy importante mantener el cuerpo derecho, el cuello y
la espalda siempre erguidas. Es ideal que tu barbilla baje un poco para levantar la parte posterior del
cuello y empujar hacia arriba la parte de arriba de la cabeza. Es importante no ponerse muy rígido y
tampoco muy relajado al momento de hacer esta postura, simpre tienen que buscar estar equilibrio
mientras estén sentados. La boca siempre tiene que permanecer cerrada durante la meditación; no
puede haber presión en los dientes, pero tampoco pueden estar separados, así como la lengua tiene que
estar pegada contra el paladar.

LOS OJOS

Los ojos tienen que permanecer abiertos o semicerrados durante toda la meditación. Esto hace que el
practicante no se duerma o no sueñe despierto. Sin fijar la mente en nada en particular, hay que
mantener la vista a 45 grados más o menos a un metro de distancia. Hay quienes afirman que es a
medio metro e incluso hubo escuelas en el pasado que miraban la punta de la nariz. En la actualidad se
toma la distancia de medio metro a un metro como correcta. Con esto conseguirán que sus ojos se
mantengan descansados, estarán entreabiertos y sin tensión. El practicante se tiene que sentar justo al
frente de una pared para evitar cualquier distracción. En la escuela Soto zen la práctica se hace mirando
al muro al estilo Bodhidharma mientras que, en la escuela Rinzai se hace mirando al centro de la sala
como en los tiempos de Budha. Demás esta decir que ambas son correctas y válidas para la práctica y
realización del dharma budista.

MANOS Y BRAZOS

La colocación de las manos durante Zazen es exactamente la misma para las posturas de loto
completo, medio loto, postura birmana y silla. Esta postura de las manos tiene por nombre el Mudra
cósmico o también, Hokkaijoin en japones y se hace de la siguiente forma: Primero, pongan su mano
izquierda sobre la derecha, y las palmas se giran cara el cielo. Ahora, hagan un óvalo tocando las puntas
de los pulgares a fin de que ellos se toquen entre sí y formen una línea recta. Mirándolos desde el
frente, los pulgares deben describir una línea plana sin ir hacia abajo o hacia arriba en forma de pico de
montaña. Las puntas de los pulgares deben tocarse sutilmente entre sí, no deben presionar con fuerza.
Las dos muñecas deben reposar sobre los muslos; el borde de las manos debe reposar contra el vientre.
Man tengan los hombros siempre relajados.

LA TENSION MUSCULAR

Durante zazen la tensión muscular debe estar equilibrado. Si estamos tensionados el cuerpo
prontamente se fatiga y la mente se sobresalta. Pero si estamos muy relajados, caemos en estados de
ensoñación. Para lograr este equilibrio hay que estar muy atentos al cuerpo revisándolo periódicamente
para relajar o energizar aquellas partes que lo requieran. La eutonía del cuerpo se corresponderá
gradualmente con la serenidad y fortaleza de la mente dándonos un nuevo estado de espíritu.

Mantener el cuerpo relajado es esencial para la práctica del desapego. ¿Por qué? Bien, el principio de
esto es muy simple. Cuando el cuerpo actúa la mente lo sigue. Si hacemos algo con nuestro cuerpo la
mente tiende a hacer lo mismo. Si nuestro cuerpo esta relajado, nuestra mente también lo estará.
Relajar el cuerpo, dándole el todo justo y necesario, manteniéndolo en balance hace que nuestra mente
entre en balance y armonía. Esto se debe a que cuerpo y mente son desde siempre uno y no dos. Relajar
el cuerpo es soltar las ataduras mentales que lo tienen aprisionado. Cuando nos sentamos en zazen el
cuerpo no esta ni demasiado rígido ni demasiado relajado, está en su tono justo. Esta es la manera en
que los sentidos se sosiegan andando por la vida mas suelto y relajado.

LA RESPIRACION

El tipo de respiración que se aplica en la meditación Zen, no se compara con ninguna otra, y esto es lo
más importante de esta meditación. Si buscan respirar de manera correcta, tendrán que conseguir la
postura correcta. Mientras haces meditación, la respiración debe ser natural sin tratar de hacerla mas
lenta o mas rápida, siempre por la nariz y la boca tiene que estar siempre cerrada. Durante la inhalación
el abdomen se extiende hacia el frente con una tensión normal, sin exagerar ni forzar. Respiren
rítmicamente, al principio cuente las inhalaciones y las exhalaciones hasta diez, luego empiecen de
nuevo desde uno. Este ejercicio ayuda mucho al principio. Con el tiempo y la práctica y una vez
alcanzada la actitud de mente correcta, este conteo inicial puede ser dejado de lado. Durante la
inhalación se deberá enderezar la espalda de modo que este alineada y sin tensiones innecesarias, ni
muy tensa ni demasiado floja.

Durante la exhalación se contrae levemente la parte baja del abdomen hacia adentro, empujando
levemente hacia abajo. Esto genera un estado de atención mucho más intensa. Este punto es de gran
importancia porque es donde reside la mayor fuerza y, al mismo tiempo, la zona más sensible y
fundamental para mantener la postura justa y equilibrada.

LA ACTITUD DE ESPIRITU

Al iniciar la práctica de zazen es importante no promover ataduras de ningún tipo. Zazen es soltar las
amarras y permanecer unido a si mismo todo el tiempo. No hay viajes a otros planos, ni se ven colores ni
angelitos. Zen no es atarse a las cosas es soltarlas poco a poco. No es una nueva forma de posesion o
atadura a las que estamos acostumbrados. En zazen no se analiza la mente, no es psicoanálisis, no se
resuelven problemas, no se piden bendiciones, no se reza, no se analizan textos ni se reflexiona sobre
nada. No se visualizan deidades, no se repiten mantras, ni se usan los nombres de los Budhas. Todo eso
carece de valor para el zen. En zazen solo se observa la existencia de este cuerpo y mente aqui y ahora
sin intervenir con ellos de ninguna forma.

En sus inicios tanto como en su desarrollo e infinitud, zazen es atención a la postura, la respiración y la
actitud mental permitiendo que los pensamientos sigan su curso, sin luchar contra ellos, solo tomar
distancia de ellos, simplemente dejarlos pasar, de esta forma ellos invaden cada vez menos la
meditación.

Con el tiempo y la práctica, zazen se vuelve pura atención. Esa pura atención no tiene foco ni objeto en
que fijarse. Nada hay que atender ni en que fijar nuestra mente. Los pensamientos, la respiración y el
entorno en que estamos, pasan sin más, así como son así se dejan ser. Nada que resolver o atrapar
dentro de nosotros mediante la atención. Así zazen se vuelve idéntico a la iluminación. En las siguientes
notas se explicará con más detalle los diferentes tipos de atención que existen y como practicarlas.

Enviado el 6 de junio 22

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