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Hace un par de años atrás fui llamada para ser la maestra de seminario del barrio Sutiava y aunque

este no es un discurso sobre Seminario, mis jóvenes seminaristas han sido la fuente de inspiración
para hacerlo.

Sabía que ese primer año no sería nada fácil ni para mí ni para mis jóvenes ni para sus desvelados
padres que a diario despertábamos a las 4 de la madrugada y algunos haciendo recorridos
peligrosos entre 1 y 6 km para llegar a la capilla. ¿Fue fácil para ellos y sus padres? ¡NO! Pero sé
que recordaran en su mente y en su corazón las experiencias espirituales que juntos compartimos.
La fe, el carácter y la perseverancia formaran parte en la vida de estos jóvenes.

Al compartir esta mañana con ustedes esas experiencias quiero que sepan que mis jóvenes
seminaristas de los cuales hablaré no son perfectos, son jóvenes llenos de desafíos como todo
joven.

Muchos de ellos se desaniman, especialmente cuando les toca ser parte de los cambios. Esto pasó
con uno de ellos. Para la hnita Tellez este será su último año de Seminario y solo podrá decir que
estudió dos cursos o libros: Libro de Mormón y DyC.

Debido a un ajuste que se dio en el 2019 en los cursos de estudio de Seminario junto a Ven
Sígueme, se vio en la obligación de volver a estudiar y volver a repetir esos dos libros. Esa noticia
no fue agradable para ella. Pero ver las cosas desde una perspectiva diferente nos puede ayudar a
cambiar nuestra actitud al desánimo. Aun cuando no puedan cambiar las circunstancias en las que
vivan, trabajen o tengan que repetir una y otra vez un curso de estudio en Seminario como le pasó
a la hnita Tellez, siempre pueden cambiar su actitud.

Ahora ella podrá decir a generaciones futuras que formó parte de ese maravilloso cambio
profético. Su fe ha aumentado y ha adquirido mayor conocimiento espiritual, los demás jóvenes
del grupo saben que ella tiene mucho dominio de las escrituras.

Por otro lado, cuando llega el tiempo de los 10 minutos de lectura en la clase, pasa algo opuesto
pero muy especial. A una de mis jovencitas se le dificulta leer con fluidez. Ella no solo tiene que
superar los desafíos de un recorrido de 6 km para llegar a la capilla sino que tiene que leer frente a
los demás las escrituras. La hermanita Hernández sin saber nos ha enseñado a todos, el valor de la
fe en Jesucristo, su valentía, coraje y el no darse por vencida nos ha llenado de paciencia, amor y
empatía.

Escucharla leer y escuchar a los demás jóvenes corregir la pronunciación o ayudarla a pasar de una
palabra a otra con mucho respeto, es maravilloso y admirable.

Se requiere valor para leer frente a otros, cometer errores, corregirlos y seguir adelante y ella lo
hace, y lo hace porque sabe que está entre amigos.

En este bonito grupo de jóvenes no podía faltar aquel cuyo papá se graduó de Seminario y cuya
mamá resulta ser la maestra de SEMINARIO, para este joven ¡no hay escapatoria! pensaran
algunos.

Ese joven es mi hijo William, él memorizó todos los artículos de Fe desde que tenía 5 años y su
hermanita va por ese camino. No es perfecto, tiene su carácter! En él están puestos los ojos de
muchos miembros de la iglesia y de su familia que esperan sea un excelente misionero, lo cual
debe ser atemorizante y de mucho peso en sus hombros.

Como madre deseo lo mejor para él, pero sé que es mi responsabilidad como la de su padre, dejar
que brille con luz propia.

Nos toca enseñarle principios correctos, que ejerza su albedrío y que aprenda a ejercer su fe en
Jesucristo y en ese camino es posible que cometa errores como todo joven.

Dejemos de etiquetar a nuestros jóvenes y de pensar q serán como sus padres! Ellos tienen luz
propia, tienen el potencial para ser increíbles líderes, pero muchas veces se ven limitados por la
falta de apoyo de sus padres. No supongamos que nuestros hijos aprendan a amar el evangelio
por sí mismo, sin la ayuda de ustedes, ellos necesitan de la fe y dwl ejemplo de ustedes para
crecer. Es nuestra responsabilidad hablarles de Cristo, predicarles de Cristo, regocijarnos en Cristo,
para que sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados. 2 Nefi 25:26

Y por último y no menos importante está aquel joven al que le gusta el FREE FIRE, un juego que
forma parte de su rutina, al que dedica mucho tiempo y en el que muchas veces pierde la dulzura
de su carácter.

Roberto es el tipo de joven que puede poner un STOP a ese juego y que luego de la escuela sale en
su bicicleta para Seminario y llega puntualmente, disfruta de interactuar con amigos y no con una
pantalla por ese breve momento. Su habilidad con la tecnología le ha permitido realizar lecciones
de seminario en línea sin problemas.

A las hnitas Sánchez y a los hermanos Iglesia mi aprecio a ellos, mientras fue mi alumno Cristofer
no faltó a ni una clase, se graduó y hoy día tiene un llamamiento en mano para servir al Señor de
tiempo completo.

Como ven hermanos y hermanas tengo un maravilloso grupo de jóvenes, y como dijo ayer el Elder
Godoy: perfectos? No, dignos Si.

si este grupo de jóvenes que tienen sus desafíos pero priorizan una hora de su día para el estudio
de las escrituras, para aprender, para fortalecer su fe en Jesucristo a través de sus experiencias, les
testifico hermanos que todos podemos hacerlo.

En el nombre de Jesucristo, Amén.

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