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Color y Luz. Colorimetria
Color y Luz. Colorimetria
COLORIMETRÍA
Introducción
Más allá, fuera del espectro visible, quedan las frecuencias infrarroja y
ultravioleta; y más lejos aún, los rayos X, las microondas, las ondas de
radio, etc. (Por extensión, a veces se llama “luz” a cualquier radiación
electromagnética aunque nuestros ojos no puedan detectarla, p.ej. "luz
ultravioleta").
Luz y materia
Cuando la luz se encuentra con la
materia, se produce uno o varios de
los siguientes fenómenos: reflexión,
transmisión o absorción.
En el ejemplo del gráfico de arriba,
la luz incidente es parcialmente
absorbida por el cuerpo (de ahí su
cambio de color), así como
parcialmente reflejada y
parcialmente transmitida. Si
viésemos con más detalle lo que ocurre en realidad con la luz reflejada
(algo similar ocurruriría para la luz transmitida en un objeto translúcido),
nos encontraríamos con algo parecido a la imagen de abajo.
Cuanto más mate (menos brillante) sea una superficie, más cantidad de luz
incidente se difuminará en su superficie. Esto corresponde a la reflexión
superficial difusa. Con las mismas excepciones mencionadas en el párrafo
anterior, este tipo de reflexión tampoco modifica el color de la fuente de
luz, tan solo la dispersa.
Es en las capas internas del material donde se producen las absorciones y
reflexiones que finalmente definen su color. En este caso, la luz vuelve a la
superficie de modo siempre difuso y, salvo en el caso de un blanco ideal, la
energía de determinadas longitudes de onda habrá sido total o
parcialmente absorbida.
Cabinas de luces
Para que se verifique el proceso de visión de un objeto hacen falta tres
actores: la luz, el objeto y el observador. Cada uno de ellos ofrece variables
que afectan a nuestra percepción del color.
Con las cabinas de luces no podemos actuar sobre esas variables que
afectan al observador. Sin embargo, sí podemos fijar otros parámetros con
el fin de que el objeto se muestre ante nuestros ojos para su examen de una
manera óptima y constante. Estos parámetros incluyen el tipo de luz (luz
día, fluorescente, incandescente), la calidad de la luz (uniformidad,
intensidad, estabilidad), las condiciones del entorno (neutro, limpio, sin
brillos), así como la posición del objeto respecto a la fuente de luz y
respecto al observador.
El tipo de luz día artificial normalmente utilizado para los ensayos de color
es el D65 (temperatura de color de 6500K), excepto para la visión de
muestras de artes gráficas y fotografía, donde se recomienda la luz día D50
ó D5000 (5000K).
Otras iluminaciones (incandescente, fluorescente) reproducen situaciones
reales de la vida cotidiana, pero dejan zonas del espectro visible sin
iluminar o pobremente iluminadas, por lo que podemos obtener
conclusiones erróneas si las usamos como fuente prioritaria. Iluminaciones
distintas pueden llevar a conclusiones muy diferentes y hasta opuestas
cuando las muestras son “metaméricas”. El ejemplo de la ilustración no es
exagerado, pueden darse casos semejantes y aún más sorprendentes. Una
buena igualación de color debe resultar aceptable al menos bajo las tres
luces principales.
Colorímetros
Un colorímetro es un instrumento capaz de medir el color. La colorimetría,
por su parte, es la parte de la óptica que se ocupa del análisis de los colores.
Existen colorímetros específicamente diseñados y calibrados para
aplicaciones concretas. Por ejemplo, colorímetros de transmisión que, a
partir de una muestra líquida con un reactivo, pueden calcular la
concentración de algún componente químico (colorímetros de cloro, de
yodo, de amoníaco...). Otros colorímetros se emplean para el ajuste de
fuentes de luz o para la calibración de monitores.
Aquí, sin embargo, nos referimos a los colorímetros que ofrecen índices
generales de color para el control de productos opacos, tales como
pinturas, plásticos, impresos, metales, cerámicas, cosméticos o alimentos
Aunque también los espectrofotómetros sirven para medir colores, el
nombre “colorímetro” lo reservamos habitualmente para referirnos a los
colorímetros “triestímulo”. Esto significa que, al contrario que los
espectrofotómetros, los colorímetros no analizan la luz dividiéndola en 16
o más componentes, sino que separan de ella sus tres constituyentes
básicos: el rojo, el verde y el azul.
Geometrías de medición
En el apartado "Luz y materia" comentábamos que, al incidir sobre un
objeto opaco, una parte de la luz (más cuanto más brillante sea el objeto)
se refleja superficialmente de modo especular sin modificar su color: es lo
que constituye el brillo; otra cierta cantidad de luz (más cuanto más mate
que sea el objeto), se dispersará también superficialmente y sin cambio de
color: es la reflexión superficial difusa; y, por último, las capas internas del
material absorberán ciertas longitudes de onda y reflejarán otras al
exterior, asignando así el “color” al objeto: es la reflexión interna.
Iluminantes
Los iluminantes son luces teóricas ideales que representan fuentes de luz
reales (naturales o artificiales) de uso cotidiano. Se especifican mediante
curvas o tablas de valores y tienen la propiedad de ser, al contrario que las
luces reales, constantes.
Veamos ahora qué ocurre si estos mismos objetos, caracerizados por las
mimas curvas de reflectancia, se iluminan con un fluorescente tipo F11:
En este caso quizá no exista diferencia en la zona azul (ambas curvas
coinciden justo en el pico de emisión de la fuente en esta zona), y el valor
de Z sea de nuevo similar. En cambio, el pico de mayor energía se da a una
longitud de onda de la zona verde-amarilla en la que la curva 2 refleja más
que la curva 1, lo que afectará sobre todo al valor de Y. Además, el pico en
la zona roja será reflejado en mayor medida por la curva 1, y por tanto su
valor de X será mayor. Como consecuencia, para esta luz, a diferencia de lo
que ocurría para la luz día D65, el objeto 1 se verá más rojo, mientras que
el objeto 2 se verá más verde.
Este fenómeno puede producirse cuando ambos colores están formulados
con pigmentos de características difererentes, y no cuando las diferencias
de formulación son sólo cuantitativas. Los espectrofotómetros suelen
incluir en su software el cálculo del “índice de metamería” para valorar este
efecto al comparar dos colores.