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Las creaciones intelectuales constituyen el objeto de protección jurídica siempre y cuando seam

susceptibles de ser usadas dentro de una compensación económica o monetaria, por lo que, en
suma, el bien jurídico protegido, es la opción de poder conseguir beneficios a través de la
materialización o concretización de la creación intelectual, más no de la apropiación de las
ganancias o utilidades directas de la propiedad intelectual en cuestión.

Las marcas parten de la idea de ser un elemento diferenciador mediante el cual se distingue o se
identifica a los consumidores, con lo cual se logra su intervención en la identidad de un producto,
servicio, bien o establecimiento, a través de la cual se logra su asociación con todo un conjunto de
creencias propias de las relaciones comerciales, conllevando ello a formar una percepción de
naturaleza intangible, para posteriormente pasar a ser tangible con los signos distintivos que se
puedan establecer como propias de dicha marca, se funge así como una imprescindible
herramienta de activación de interés mediante un efectivo intercambio de información.

Ello también responde a una clara necesidad de interacción comercial social, estableciendo para
tales fines ciertos elementos que van a determinar la significación del producto, por lo que se
comunica el significado, mediante el cual se busca la fidelización con lo que se ofrece, a lo que se
refiere o su origen, siendo ellos aspectos funcionales al proceso de asociación, y a la esperada
protección jurídica y legal dentro del proceso de construcción de la marca.

Siendo, además, que las marcas conllevan toda una implicancia en campos más allá del comercial,
como el de la psicología, sociología, markenting, comunicación y también en el ámbito jurídico,
resulta necesario informar y argumentar todo cuanto sea necesario para la correcta asimilación del
tema.

Por lo cual, es necesario establecer, aquellas nociones previas que nos van a dar luz sobre el
sistema marcario y aquellos factores que influyen para la constitución y registro de una, siendo
igual de importante el tratamiento que conlleva la definición legal de la marca, siendo que importa a
aspecto como bien inmaterial e intangible, su aptitud de distinción con respecto a otras y derivada
de la regla de especialidad, lo que lo dota de una clasificación sumamente necesaria, aunado a los
signos distintivos que ella deberá de contener para que de esta manera establecer de una forma
realmente efectiva la individualización e identificación respecto a otras.

En relación al nombre comercial, este tiene la principal función de distinguir a la empresa que
fabrica o comercializa los productos o aquella que presta los servicios, mientras que la marca, en
cambio, distingue los productos o servicios que fabrica, comercializa o presta dicha empresa.
Resultan por tanto signos distintivos de gran importancia para las empresas, ya que identifican a
empresarios que se diferencian de sus competidores, sirven para captar clientes, centrar la
notoriedad empresarial, empresa y cumplir la función de publicidad.

Los nombres comerciales no son constituidos necesariamente por palabras, estas pueden incluir
imágenes o diseños, por lo cual es de suma importancia asegurarse de que sean reconocidos y
protegidos, puesto que van a constituir activos muy relevantes y pueden tener un valor
considerable, siendo susceptibles a ser confundidos o asociados con otros nombres similares y
marcas parecidas de otras empresas.

La marca es, por tanto, un bien inmaterial y según su naturaleza, no cuenta con existencia
sensible, por ello, está compuesta de los dos elementos siendo, por un lado, la entidad inmaterial
sobre la que recae la protección y, por el otro, el instrumento a través del cual se manifiesta,
volviéndose tangible, el soporte que se emplea para recrear la existencia material del bien
inmaterial, lo que la hace perceptible. En consecuencia, la marca es un signo o medio, una realidad
intangible, para que los demás lo perciban es necesario que adquiera forma sensible, que se
materialice en un envase, en el propio producto o en las correspondientes expresiones
publicitarias.

La marca constituye todo aquello que significa y que se considera una unidad de sentido, en
principio fue un marcaje que identificaba el origen y la procedencia del producto, se determina
como un nombre o término, signo o diseño, o una combinación de ellos, que pretende identificar los
bienes o servicios de otros similares.

Implica, un vínculo entre los consumidores y productos, la cual va a connotar de manera


indefectible, una serie análoga de cualidades del producto o servicio que ha de esperar el
consumidor, llevando a ello a una expectativa que de forma posterior determinará la fidelidad de
esta con la marca.

Podemos afirmar que la principal función de la marca es la de diferenciación sobre las marcas de la
misma categoría o clase, según sea la especialización que se tenga, todo realizado desde una
perspectiva de especialización técnica o funcional, en clara analogía con el carácter inmaterial que
se le atribuye, en la elaboración de una definición legal de marca se debe emplear una expresión a
través de la cual se constituya una concepción universal de la marca como bien inmaterial que
deseamos representar.

En este sentido, las normas que regulan esta figura jurídica han optado mayoritariamente por
definir a la marca como un signo, el empleo de este término permite, con carácter general con el
cual se ha de abordar distintas manifestaciones. Con lo cual se enmarca un elemento con la
finalidad de representar a una institución jurídica que nos permite diferenciar un determinado
producto de otro.

La expansión de la economía de mercado permite a los empresarios ofrecer a los consumidores


una gran variedad de productos y servicios pertenecientes a una misma categoría, no obstante,
sus características, su calidad o su precio pueden ser distintos, razones por las cuales las
empresas recurren a las marcas para diferenciarlos.

Se contribuye una competencia dentro del mercado económico más efectivo a través del empleo
efectivo de las marcas por los interesados, puesto que el publico objetivo, va a orientar sus
expectativas a ciertos caracteres que conforman la identidad del producto, con lo cual ha de valorar
las alternativas presentes en el mercado y eligen entre las distintas opciones que se ponen a su
disposición. Por lo cual el consumidor es administrado de una herramienta qie le va a permitir
deliberar cómodamente las prestaciones que ofrecen los productos o servicios pertenecientes a
una misma clase, convirtiéndose en la memoria que guarda las impresiones que el consumidor se
ha creado respecto a ellos.

La capacidad que posea la marca para diferenciar los productos o servicios a los que se aplica
entre el universo de posibles competidores, contribuirá a proteger el derecho de exclusiva del
empresario y a que los consumidores puedan verse libres de engaños o confusiones, garantizando
a su vez un funcionamiento transparente del mercado. La importancia que reviste la aptitud
diferenciadora de la marca para un eficaz funcionamiento del sistema competitivo es tal, que ha
permitido el reconocimiento por parte de algunos sistemas de marcas del nacimiento del derecho
sobre la marca basado en el uso.

Por esta razón, al definir a la marca se debe exigir como requisito esencial que el signo o medio
que se emplee en su constitución sea ante todo apto para distinguir, lo que significa, desde una
perspectiva teórica que debe poseer una estructura que lo dote de capacidad intrínseca para
diferenciar unos productos o servicios.
Otro punto vital, es el del reconocimiento de la regla de la especialidad, como medida de aplicación
de la aptitud de distintiva, mediante la cual se configura los contornos del derecho, ya que con la
marca se van a otorga a su titular, así, con carácter general, del ejercido del derecho de exclusiva
el mismo que estará condicionado a que los productos o servicios frente a los que se quiera hacer
valer, no siendo posible que se presenten dentro de su misma especialidad marcas iguales o
semejantes a aquellos para los que se ha otorgado la protección.

El ejercicio de dicha prohibición, por parte del titular de la marca tiene un alcance limitado, en tanto
que éste no goza de un dominio absoluto del signo o medio, sino que su derecho está circunscrito
a la relación entre el signo y los productos o servicios que distingue y, en virtud de la misma, podrá
oponerse únicamente frente a signos o medios confundibles para productos iguales o semejantes.

Cuando las marcas gozan de una notoriedad relevante, esto producto del esfuerzo del titular
mediante publicidad, marketing o promoción, con lo cual se subsume el alta en la calidad de los
productos o servicios, estas deben de obtener una protección superior a la normal, ya que la marca
ya tiene una identidad establecida y que llega a ser fácilmente reconocida por los consumidores,
dicho grado superior de conocimiento lo hace merecedor de mejores condiciones de protección,
frente a los demás.

En relación al nombre comercial, se puede mencionar que es un medio identificador que distingue
a una empresa en el ejercicio de su actividad comercial, es decir, cuando existe un nombre
comercial del cual se viene haciendo uso, que es idéntico o similar a la marca que se pretende
registrar. Para lo cual Indecopi establece una serie de requisitos para el correcto establecimiento y
registro de un nombre comercial que no vulnere determinados derechos de terceros, siendo así, los
nombres comerciales son protegidos dentro del ámbito geográfico en el cual se produzca su
comercialización económica, siendo de este modo que la oposición solo corresponde ante la
intención de registrar una marce que resulte similar o idénticas a los signos distintivos propios de
su marca y marca comercial, cuando la intención sea producir mismo efectos comerciales dentro
de su zona de influencia económica.

Ahí es donde se presenta el llamado derecho de exclusividad, mediante el cual se otorga la


imposibilidad del registro de una marca o nombre comercial parecido, ya que de esta forma se
estará afectando la distinción que debe de existir entre marca de una misma especialidad, con la
finalidad de no provocar o propiciar escenarios en donde se produzcan riesgos de confusión en el
consumidor, pero siempre y cuando no se cuente con una trascendencia geográfica mayúscula, a
pesar de ser de un uso anterior, no se podrá alegar o presentar oposición al registro de la marca,
por tanto tal registro no podrá ser negado ante la circunstancia presentada.

Es de igual transcendencia la utilización o el empleo del nombre comercial, siendo necesario tal
empleo para su registro, más no basta para poder registrar tal nombre comercial, sino que no se
debe de afectar derecho adquiridos por terceros anterioridad al propio, ya que esto no será
registrado si con anterioridad ya existe el registro de un signo distintivo similares o idéntico, que
pertenezcan a un tercero titular, ya que esta similitud o parecido dada su existencia evocará el
riesgo de confusión entre los consumidores.

En tal supuesto, resulta irrelevante la determinación de ámbito territorial al cual pertenezca el


nombre comercial registrado, puesto que la publicidad que otorga el registro determina que éste
sea protegido en todo el territorio nacional. Aun cuando el registro del nombre comercial solicitado
para registro, no sea concedido, la marca o nombre comercial registrado que ha de propiciar la
negativa de registro, deberá de prevalecer la zona de influencia económica.

Otro punto igualmente relevante es el de la antigüedad, ya que en casos en el cual el solicitante del
registro asi como el que considera afectado su derecho y presente oposición., han de sustentar de
manera efectiva los argumentos la prevalencia de su derecho en el uso del nombre comercial en
cuestión, puesto que aquel que demuestre que este ha sido utilizado de manera efectiva con
anterioridad, obtendrá un mejor derecho de obtener el registro pretendido, convirtiéndose asi en
una marca perteneciente al titular con el empleo más anterior.

Aun así, se obtendrá denegatoria, en el caso de que el nuevo registrador demuestre la anterioridad
del empleo del nombre comercial, siempre y cuando se demuestra la influencia efectiva en buena
parte del territorio nacional, sin embargo, se procederá al registro del nombre comercial posterior,
sin perjuicio de que éste deba respetar el ámbito de protección del nombre comercial anterior.

Así, si el uso del nombre comercial posterior genera riesgo de error o confusión en la zona
geográfica de influencia económica del nombre comercial anterior, aun cuando prospere el registro
del nombre comercial posterior, en esa zona geográfica dicho nombre comercial este no podrá
emplearse.

Cuando un empresario realiza actividades empresariales en esta zona, se limita a esa zona,
es decir, a la protección geográfica del nombre comercial no registrado. Esto se debe a que
un nombre comercial no registrado no tiene significado legal, y aún así, la prueba del uso
anterior no puede lograr la denegación del registro de marca. En otras palabras, sólo los
nombres comerciales que sean ampliamente conocidos a nivel nacional pueden oponerse al
registro de marcas idénticas o similares a sus logotipos. Alternativamente, si el nombre
comercial es significativo fuera del campo, puede obtener protección oponiéndose a la
solicitud de marca. Esto significa que un nombre comercial no registrado conocido a nivel
nacional puede oponerse a una solicitud de registro de una marca idéntica o similar a su
logotipo, ya que la coexistencia de ambos podría generar un riesgo de confusión entre el
público consumidor.

Conclusiones

Cabe señalar que mediante el registro del nombre comercial y el registro público en forma
adecuada, se obtiene una amplia protección a nivel nacional. Por lo tanto, el registro de un
nombre comercial afectará directamente la protección de sus signos distintivos, ya que se
generarán inconvenientes en el caso de un nombre comercial no registrado. El registro
garantiza la seguridad jurídica. Tanto las marcas como los nombres comerciales constituyen
signos distintivos de distinta naturaleza, que servirán como herramienta básica de
conocimiento frente a los consumidores, conocimientos relacionados con la identidad y
personalización de un producto, sin embargo, la relación entre estas dos figuras jurídicas, el
derecho marcario, no Siempre habrá paz, ya que puede surgir un conflicto entre los dos
signos.

Por tanto, la función principal de una marca es diferenciar y realizar, al igual que informa a
una determinada fuente o fuente comercial, su papel es hacer público al consumidor una
conexión entre todos los productos o servicios pertenecientes a una misma categoría y los
productos a los que pertenecen. pertenecer. El titular, que es quien les colocó la marca en
virtud de sus derechos exclusivos. Si bien el uso de un nombre comercial debe demostrar el
uso, ya que es una característica inherente de la marca, una forma de hacerlo es verificar su
uso de manera verdadera, continua y válida. Sin embargo, dada la similitud y semejanza con
otros signos, no basta para justificar el uso, sino también la prioridad temporal y el riesgo de
confusión para la protección de un nombre comercial a nivel nacional, mientras se encuentre
en uso.
Además, para propiciar la seguridad jurídica consideramos que sería necesaria la constitutividad
del registro, a la par de aplicar a los registros de los nombres comerciales la figura de la
cancelación por falta de uso. Esto con la finalidad de evitar la permanencia injustificada de registros
sobre nombres comerciales que no se estén utilizando en el mercado y que puedan bloquear el
acceso a otros operadores.

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