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Este documento discute por qué meditamos y cuál es el camino a seguir para encontrar significado último. Explica que no podemos encontrar satisfacción absoluta o significado último solo a través de la producción o el consumo, sino que debemos comenzar por nosotros mismos. Además, señala que la meditación cristiana no es una forma de anestesia, sino un camino hacia la luz y la vida a través de la repetición de una palabra para trascender el pensamiento y la imaginación, yendo más allá de nuestras propias limitaciones hacia nuestro
Este documento discute por qué meditamos y cuál es el camino a seguir para encontrar significado último. Explica que no podemos encontrar satisfacción absoluta o significado último solo a través de la producción o el consumo, sino que debemos comenzar por nosotros mismos. Además, señala que la meditación cristiana no es una forma de anestesia, sino un camino hacia la luz y la vida a través de la repetición de una palabra para trascender el pensamiento y la imaginación, yendo más allá de nuestras propias limitaciones hacia nuestro
Este documento discute por qué meditamos y cuál es el camino a seguir para encontrar significado último. Explica que no podemos encontrar satisfacción absoluta o significado último solo a través de la producción o el consumo, sino que debemos comenzar por nosotros mismos. Además, señala que la meditación cristiana no es una forma de anestesia, sino un camino hacia la luz y la vida a través de la repetición de una palabra para trascender el pensamiento y la imaginación, yendo más allá de nuestras propias limitaciones hacia nuestro
¿Por qué meditamos? Supongo que ninguno de nosotros meditaría a no ser que se nos ocurriera que vivir es algo más que "ser productores o consumidores". Todos sabemos que no podremos encontrar un significado último si sólo producimos o consumimos. Entonces, buscamos ese significado último. Llegamos a la meditación con una intuición inequívoca que nos dice que, así como no podemos encontrar una satisfacción absoluta en lo que producimos o consumimos, tampoco podremos encontrar un último significado fuera de nosotros mismos. Tenemos que comenzar por nosotros mismos. En nuestra sociedad, muchas personas, al enfrentarse con el problema de la existencia, del vivir y del significado, buscan refugio en el olvido. ¿Conocen ustedes la expresión estar "completamente drogados"? También Marx, una de las personalidades más influyentes en la sociedad en la que vivimos, consideraba la religión como el "opio de los pueblos". En cierto sentido, bajo ciertas circunstancias, podemos encontrar en la religión una suerte de anestesia: como una manera de sentirnos reconfortados o, tal vez, en un estado de inconsciencia. Sin embargo, la meditación cristiana no tiene nada que ver con la anestesia. Por el contrario, es el camino a la luz y a la vida. El mensaje de Cristo es un mensaje revitalizador e iluminador. Es el sendero de la mente desinteresada, que no se distrae con las cosas pasajeras, sino que se compromete cada vez más profundamente con lo que permanece, con lo que es eterno. Nuestro espíritu es inmortal; es eterno en Dios. Comprender esto es suficiente desde un punto de vista intelectual, e incluso como convicción religiosa. Pero el llamado del cristianismo -como el de cualquier doctrina verdaderamente espiritual- es abrirnos a nuestro propio espíritu eterno. Es decir, a estar abiertos a nuestro propio arraigamiento en lo Eterno para comenzar a peregrinar hacia la plenitud de la luz y de significado. ¿Cuál es entonces el camino? El camino es el de la pobreza y de la simplicidad. Permítanme recordarles nuevamente el camino de la meditación. Siéntense y permanezcan inmóviles; cierren sus ojos y comiencen a repetir su palabra maranatha. Repítanla deliberada pero relajadamente, fiel pero serenamente. Cuatro sílabas, cada una de ellas igualmente acentuada: ma-ra-na-tha. Repetimos la palabra porque el camino es una peregrinación que nos conduce más allá de nosotros mismos y de nuestras propias limitaciones. Para ello, debemos trascender el pensamiento y la imaginación. La palabra es el camino, el vehículo que nos conduce hacia adelante. El desafío de la meditación es el de comprometerse con la disciplina de repetir la palabra y continuar repitiéndola mientras aprendemos a ser pacientes y a esperar, sabiendo que el camino hacia adelante es el que nos lleva hacia nuestro propio centro. El camino hacia la riqueza es el camino de la pobreza. El camino a la iluminación es el camino de la oscuridad. Tenemos que transitarlo cada vez más disciplinada y fielmente. Comprendan esto: el camino es simple, no es complicado. Además, es seguro. Sólo necesitamos retornar a él diariamente, sin demandas ni mediciones materialistas de éxito. Simplemente, fidelidad; simplemente, pobreza de espíritu; dedicando nuestro tiempo cada mañana y cada tarde, no a lo pasajero, sino a lo que permanece, a nuestro propio espíritu vivo y lleno de luz en Dios.
Atmafulness | Alma Plena: Meditación, oración y autoconocimiento. Una guía práctica espiritual completa: Técnicas prácticas para meditar en forma sincera. Buscando la Conciencia
Reflexiones sobre vivir en compasión: Despertar nuestra pasión y vivir con el corazón abierto Inspiradas en dinámicas profundas de conexión interna y plenitud