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INTRODUCCIÓN:
Una mesa es un simple mueble doméstico, pero con una mirada profunda podemos decir que es
un símbolo del hogar y de la familia.
La mesa es el centro de nuestras reuniones, de nuestros encuentros, de nuestras comidas, es la
base donde nos apoyamos. No existe un hogar donde no haya una mesa, por más precaria que
sea.
Recordemos que Jesús también usó una mesa y la santificó con su presencia.
Junto vamos a meditar sobre estas experiencias en torno a la mesa y dejemos que la presencia,
las actitudes y las enseñanzas de Jesús se vayan dando en torno a ellas.
La mesa es el lugar donde comparto mi presencia, el mismo pan, la misma comida. Sentarnos a la
mesa es donde nos ponemos junto a otros y frente a otros, no podemos evitar rozarnos y mirarnos
de frente, no podemos evitar pedir ayuda cuando necesitamos que nos pasen algo de la mesa.
Sentarnos bien a la mesa es la posibilidad de diálogo, de reencuentro, de perdón, de poner las
cosas en común.
Muchas veces nos sentamos a la mesa y hacemos memoria de anécdotas, de seres queridos que
ya no están, de historias nuestras y ajenas
Alrededor de la mesa se exige respeto, escucha, aceptación, ceder lugar, servicio. No se puede
estar a la mesa enojado, triste, enemistados. El que se siente así, nunca quiere estar en la mesa
porque se siente incómodo.
La mesa de la familia:
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La mesa donde todos quieren hablar o donde todo el tiempo se habla de los demás
La mesa de las discusiones inútiles, estériles o superficiales
La mesa de los amigos donde los temas más importantes son el trabajo, el fútbol, la
política
La mesa de Jesús
Es la mesa de los afectos: ¡Cuánto he deseado comer esta pascua con ustedes!
Le decimos a los de alado: Que lindo es estar juntos en el camino de Jesús, y lo saludamos
La mesa de las enseñanzas: “Ámense los unos a los otros como yo los he amado”… Entre
ustedes también deben lavarse los pies unos a otros
Se muestra como signo la palangana y la toalla
La mesa para todos: “Tomen y coman esto es mi cuerpo…Tomen y beban esta es mi sangre”
Se muestra a todos PAN Y VINO
Invitamos a todos a pasar por la mesa de Jesús y pedir que bendiga nuestras mesas, nuestras
familias, sane nuestros vínculos, sane nuestras heridas, causadas por discusiones, separaciones,
falta de escucha, violencia, y todo aquello que desgasta nuestras familias.
Mientras pasamos por la mesa de Jesús nos dirigimos a la plaza donde vamos a recordar al Señor
en el Huerto de los olivos mientras rezamos unos salmos.
Escena: después que pase toda la gente Jesús y los apóstoles se levantan y se dirigen a la plaza
mientras se canta y se reza.
Escena: Jesús se dirige a un lugar y se pone en actitud de oración, los apóstoles se sientan, se
acuestan y se duermen.
Para vivir este momento: contemplemos al Señor y recordemos sus palabras, sus gestos, sus
sentimientos.
El monte de los olivos: Jesús ha experimentado aquí la última soledad, toda la tribulación del ser
hombre. Aquí, el abismo del pecado y del mal ha llegado hasta el fondo del alma. Aquí se
estremeció ante la muerte inminente. Aquí lo besó el traidor, aquí todos los discípulos lo
abandonaron. Aquí Él ha luchado por mí
Jesús se para y se dirige a los apóstoles: “Quédense aquí, mientras yo voy allí a orar”... les
pido que se queden conmigo, acompáñenme, recen, recen.
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Oren: nos pide Jesús que oremos, para no caer en la tentación: ¿Qué tentación? La tentación de
superarlo todo con nuestras propias fuerzas, la tentación de desánimo, de bajar los brazos, de
perder la paciencia, de dejar la iglesia, de quitarse la vida, de dejar hacer lo bueno y verdadero,
dejar de servir, de esperar, de dialogar, de escuchar.
¿Hay situaciones en la que vives o sientes y sabes que no es voluntad de Dios? Sé sincero, abrí tu
corazón a su voluntad, a su palabra y oramos juntos
Jesús se arrodilla y ora intensamente:“Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí
velando conmigo”…
Seguramente alguna vez viviste esta experiencia del monte de los olivos, porque viviste los mismos
sentimientos de Jesús. Soledad, tristeza, angustias, abandono, impotencia, cansancio. Pero,
¿cómo lo has resuelto? El Señor venció orando y confiando plenamente en su Padre, y vos ¿cómo
enfrentas estas situaciones, que haces con ellas, a quien recurrís, donde buscas tu consuelo, tu
fortaleza?... ¿Quién es tu acompañante espiritual, tu compañero en la fe?
Nosotros también queremos recibir ese cariño y consuelo de Dios, por eso hagamos un gesto.
Todos necesitamos de esta ayuda divina en todo momento, pidamos como Jesús, recemos con él
y como él.
Después de esta oración hecha con fe, le apoyamos la mano, el brazo en el hombre o abrazamos
a alguien, aunque no conozca y le deseo la paz del Señor
¿Simón duermes?... ¿No has podido quedarte despierte ni siquiera una hora?
Recordamos la carta del apóstol san Pedro: “sean sobrios estén despiertos, porque el diablo como
león rugiente ronda buscando a quien devorar”
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Jesús nos enseña con su vida: la no violencia en todas sus formas, el silencio, el dominio de sí, la
serenidad, la confianza en la verdad.
Judas no aceptaba la forma en que Jesús quería liberar al pueblo. Judas prefirió el negociado, el
soborno, la violencia.
4° ESTACIÓN:“El juicio de Jesús”. Apuntar con el dedo. ¡Que gesto tan incómodo! Que feo que
alguien nos apunte con el dedo. Es así cuando nuestras actitudes niegan a Jesús.
Gesto: En el piso del aula nombres: familia, alumnos, profesores, preceptores, directivos.
Los invitamos a mirar en la pantalla el juicio de Jesús: estemos atentos a los valores y antivalores
de este juicio.
Serenidad
Claridad y rectitud de conciencia
Autoridad y coherencia de vida
Dominio de sí, de sus palabras y carácter
Verdadero y respetuoso
Sabe hablar en el momento oportuno y también sabe escuchar aunque hiere lo que le
dicen.
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Movida de masas bajo amenazas
En aquel entonces se definía la situación de Jesús. Salvando las distancias, los contextos y la
cultura.
Aquí en este lugar se define la situación de la comunidad
Pidamos al Señor por nuestros alumnos, por el equipo directivo junto al Representante Legal y
todos los que ocupan cargos decisivos en esta institución.
Escena: Jesús solo ante Pilato. Leer unos versículos del relato según San Juan
Su santidad emérito Benedicto XVI nos habló en sus escritos de la dictadura del relativismo: la
verdad es construida por el sujeto y relativa a las circunstancias.
Hoy miramos una vez más esta escena de Jesús ante Pilato y nos preguntamos cómo Pilato ¿Qué
es la verdad?
¿Dónde está la verdad?... ¿Puedo alcanzar la verdad, puedo vivirla?... ¿me animo a proponer la
verdad como criterio para nuestras familias, para nuestros alumnos y la sociedad?
Aquí se van terminando las palabras, ante esta escena que nos hace recorrer como en tira de
imágenes, por distintas situaciones de maltrato y violencia que se dan a lo largo y a lo ancho de
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nuestro país. ¿Por qué tanta violencia, tanta bronca, tanta inhumanidad? Hasta dónde puede llegar
nuestra maldad, nuestra pasión desordenada.
“En Jesús se aparece lo que es propiamente el hombre. En él se manifiesta la miseria de todos los
golpeados y abatidos. En su miseria se refleja la inhumanidad del poder humano, aplasta de esta
manera al impotente. En él se refleja lo que llamamos pecado: en lo que se convierte el hombre
cuando le da la espalda a Dios y toma en sus manos por cuenta propia el gobierno del mundo”.
(Cf. Jesús de Nazaret Benedicto XVI pag. 233) NINGUN SISTEMA POLÍTICO, SOCIAL Y
ECONÓMICO; NIGUNA IDEOLOGÍA LIBERA AL HOMBRE, SOLO JESUCRISTO.
Y yo no me resistí, ni me hice atrás. Ofrecí mis espaldas a los que me golpeaban, mis
mejillas a los que tiraban mi barba. Mi rostro no oculté a sus insultos y salivazos. Pues
Yahvé habría de ayudarme para no fuese insultado
“Ofrezco mi espalda a los que me golpean, mis mejillas a quienes me arrancan la barba, y no
oculto mi rostro ante las injurias y los salivazos”.
“El Señor Dios está de mi parte, y por eso no me molesta las ofensas, por eso puse mi cara
dura como una piedra, y yo sé que no quedaré defraudado”.
Aquí tienen al hombre: Miramos a Jesús coronado de ESPINAS, con el manto rojo y la caña en su
mano.
Recordamos sus palabras: conviértanse, el Reino de Dios está cerca… el Reino de Dios es justicia,
paz y libertad.
Señor, reina en nuestros corazones, en nuestras vidas, en nuestras familias. Danos tu gracia y
envíanos a extender tu Reino, siendo solidarios, verdaderos, justos, honestos, hombres y mujeres
valientes, llenos de fe, esperanza y caridad.
Gesto: alguien saca la corona de Jesús y comienza a repartir espinas como compromiso de
extender el Reino de Jesús. Una forma de reparar todas las ofensas que hacemos al Señor
Recordamos también aquella mujer que pensaba: “con solo tocar su manto quedaré curada”
Cuantos necesitamos ser sanados por el poder de Jesús. Llevamos el manto rojo del Señor y lo
hacemos Señor de nuestras almas.
Llevamos también la caña del Señor, para apoyarnos y confiar más en Dios, dejarnos guiar y
conducir por él. Él es nuestro pastor, es nuestra fortaleza, nuestro baluarte, donde estamos
seguros.
“Aunque cruce por oscuros caminos no temeré ningún mal porque tú estás conmigo, tu
vara y tu bastón me infunden confianza”
7° ESTACIÓN:“Jesús carga con la cruz” Patio de Ciclo Básico. En círculo contemplamos la cruz.
“Dice Pilato: aquí tienen a su Rey. Ellos gritaron: ¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale! Entonces se lo
entregó para que fuera crucificado…”
“Tomaron a Jesús y él cargando con su cruz, salió hacia el lugar llamado Calvario…”
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“El cargó sobre sí, todas nuestras dolencias. Y por sus llagas hemos sido sanados…”
Jesús se comprometió enserio con la causa del hombre, llegó donde nadie, llegó hasta la
humillación, el desprecio. Como solemos decir, el único que se jugó de verdad con palabras y
obras. Y todo eso lo hizo por vos, por mí y por todos
Jesús cargó la Cruz con libertad
Jesús cargó la cruz con amor
Jesús cayó bajo el peso de la cruz
Jesús se dejó ayudar cuando sus fuerzas ya no daban
Jesús se solidarizó con el camino cuesta arriba del hombre sufriente y humilde
Jesús sí, le puso el hombro.
Jesús nos enseña que el que quiera llevar la carga puede hacerlo con la fuerza de Dios.
Jesús nos enseña que ninguna dificultad puede detenernos cuando en verdad queremos hacer la
voluntad de Dios
8° ESTACIÓN:“María la madre de Jesús, ayuda a llevar la cruz” Patio de Ciclo Básico: invitamos a
las madres a cargar la cruz.
La cruz de la soledad
La cruz de la incomprensión de sus hijos
La cruz de la impotencia de no saber qué hacer con los chicos cuando se ponen rebeldes
La cruz de no poder llevar a toda su familia a la Iglesia
La cruz de no sentirse valorada en su entrega y quehaceres domésticos
La cruz de no tener todo lo necesario para vivir.
La cruz de asumir toda la carga de la familia.
La cruz de no poder dar todo lo que reclama la familia.
Llevar la cruz, es hacernos cargo de lo que más nos cuesta, es estar o ir donde nadie quiere, es ir
contra la corriente, es romper el esquema de lo fácil y cómodo, es cuestionar al poderoso, es
probar nuestras fuerzas, nuestra fe, nuestra esperanzas.
Llevar la cruz es ser guardián del hermano, es cargarse la familia al hombro, es cargarse el pueblo,
el trabajo, al necesitado, al que me ofende. Es permanecer cuando todos se van. Es querer a la
familia, a mi pueblo, a mis alumnos, a mi iglesia a pesar de sus debilidades y pecados.
Llevar la cruz es soportar todas las adversidades de la vida, sin quejarme, sin criticar, sin culpar, es
ponerle el pecho, el corazón, la cabeza, las manos, los pies, el hombro, en fin todo nuestro ser y
seguir caminando.
Llevar la cruz es hacer la diferencia de aquel que no negocia el evangelio.
Llevar la cruz es jugarse por lo justo, noble y verdadero
Llevar la cruz es morir a uno para el bien de muchos.
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11° ESTACIÓN:“Una mujer limpia el rostro de Jesús”En el multiuso proyectamos imágenes de
servicios
1Cor 1, 18-23
“El mensaje de la cruz es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan –para
nosotros– es fuerza de Dios… 19Mientras los judíos piden milagros y los griegos van en busca de
sabiduría, 23 nosotros, en cambio, predicamos a un Cristo crucificado, escándalo para los judíos y
locura para los paganos, 24 pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados, tanto
judíos como griegos. 25 Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la
debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres.”
Comparto con todos palabras que surgen al mirar la cruz. Muchas de ellas dichas por gente
sencilla de nuestra comunidad.
La cruz es fortaleza, salvación, paz, valor, coraje, redención, entrega, sacrificio, sanación,
consuelo, victoria.
Solo quien ha pasado por la experiencia de la Pascua puede decir semejante cosa, solo quien
experimentó la compañía del Señor en su dolor, puede mirar así la cruz.
Los que no han recibido la gracia de la pascua solo ven en la cruz, fracaso, dolor, muerte,
resentimiento, tristeza, agonía, soledad, abandono.
Nosotros nos unimos a la expresión de San Pablo, para nosotros la cruz es fuerza de Dios. Fuerza
sin la cual es imposible asumir los desafíos de la vida, fuerza que levanta y anima. Fuerza que
sana a los enfermos y consuela a los tristes.
Muchas de nuestras madres, como siempre la valoramos, viven su Cruz a la luz de la Resurrección
del Señor. Y damos gracias por eso, porque es un testimonio claro y convincente. Aquí el amor
deja de ser un sentimiento y es un don, una virtud, una actitud, una búsqueda, un estilo de vida.
Aquí el amor se asemeja al de Jesús que ama aún en el dolor.
En esta escena como no recordar también a la madre del Señor. El primer testimonio de fortaleza y
amor. Que ella nos cubra con su manto nos tenga siempre agarrados de su hijo Jesús.
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Bendición final