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Zizek responde con preguntas

"Pedir lo imposible" recoge en una larga entrevista las reflexiones más actuales del filósofo
esloveno

En los últimos pensamientos misceláneos, Slavoj Zizek pretende contestar a diversas


cuestiones referidas, fundamentalmente, al estado del mundo (casi nada). Como buen
filósofo, en lugar de lanzarse a ofrecer una solución mágica o de probar con juegos
adivinatorios, las más de las veces se dedica a acotar el terreno, a comparar las diversas
posibilidades y a soltar decenas de preguntas posibles, mucho más afinadas que las que él
ha recibido.
Comienza planteando aquello de... "¿qué es hoy el bien común?". Responde con
reflexiones sobre el ecologismo, poniéndolo como ejemplo de propósito que nos compete
a todos. Asunto este último que recorre todo el libro, es decir, la globalización, La Tierra,
la síntesis de Occidente y Oriente (el editor es el coreano Yong-June Park). En un mundo
lleno de expertos, Zizek, con bagaje y experiencia, pone su punto de mira desde distintos
lugares del planeta. Estudia los fenómenos sociales emergentes y escucha a
personalidades influentes en los campos más acuciantes. Actúa como filósofo y hoy en día
eso únicamente da para trazar líneas posibles, aproximar el conocimiento del pasado con
los movimientos sociales del presente.
Desde una perspectiva de izquierdas, lacaniano y cinéfilo a partes iguales, critica tanto los
desastres del comunismo como las anomalías catastróficas que el sistema capitalista
genera: "El comunismo no es el nombre de la solución, sino el nombre del problema, el
problema de lo común en todas sus dimensiones".
Analiza con atención los intentos revolucionarios ocurridos en diversos puntos del planeta
durante los últimos años. A la vez que atestigua las tensiones en Oriente, sospecha que
"el éxito del capitalismo dirigido por los comunistas chinos es una inquietante señal de que
el matrimonio entre el capitalismo y la democracia está encaminándose al divorcio".
Además, pone su punto de mira en el actual estado del proletariado como ente que lo
posee todo (juguetes), pero a la vez nada (vacío existencial). Señalando que grandes
masas en el planeta viven absolutamente excluidas de la vida pública.
Presta su atención a otros temas como la propiedad intelectual en lucha con la extensión
de internet. Pero la política es lo que le compete con mayor ímpetu. Es de esos que
sospechan que la crisis de la izquierda aún no ha tocado fondo; y en esa visión
globalizadora es interesante su postura cuando comenta: "En Occidente deberíamos hacer
autocrítica por privilegiar el modelo individualista. Pero en Oriente hay que saber que,
cuando hablan de una sociedad armoniosa, a menudo lo que supone es legitimar la
represión". Uno se pregunta dónde están esos individualistas.
Suena un tanto infantil que por un lado niegue que el posmodernismo no signifique
americanización y que, por otra parte, lo que más le fascine de la globalización sea que
puede ver las películas que se hacen en Corea. Parece que desea encontrar algo positivo
en el mejunje actual, aunque resulta innegable que cuando hablamos de americanización
no solo nos debemos referir a los productos culturales, sino a los procedimientos
industriales, financieros e imperiales. De todas formas, como él mismo afirma: "En
tiempos de confusión como los actuales no necesitamos únicamente expertos, también
necesitamos gente con un pensamiento más radical para llegar a la verdadera causa de
los problemas". Si Zizek mantiene la honradez intelectual y es capaz de colocarse al
margen del poder, siempre será interesante leerlo por mucho que desvaríe o se aleje de
nuestros presupuestos. Al fin y al cabo, pocos pensadores se pueden mover tanto
epistemológica como espacialmente de la manera que él lo hace.

Zizek, Slavoj, "Pedir lo imposible", Akal, Madrid, 160 pp.

http://www.akal.com/libros/Pedir-lo-imposible/9788446040187

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