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ESTUDIO

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La promesa
del mesías OBJETIVO

Que los oyentes conozcan y comprendan la gran bendición del Mesías


prometido y entregado a la humanidad como el más grande regalo, y sean
persuadidos al encuentro de su salvación.

“¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el


brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca;
no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, más sin atractivo para que le
deseemos. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados”.

ISAÍAS 53: 1 – 5

INTRODUCCIÓN.

Las expresiones más comunes que mueven a las personas para dar
regalos, suelen ser motivadas por momentos o circunstancias especiales como
cumpleaños, navidad, felicitaciones por logros obtenidos, premios al mérito o al buen
comportamiento, etc. Pero ¿a quién le motiva dar un regalo a alguien sin merecerlo,
ya sea por su mala conducta o por su descuido o rebeldía? Tal es la situación del
mundo sin Cristo sumergido en la muerte y condenación: Efesios 2:1 “Y él os dio vida
a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”.

Jesucristo, nuestro Mesías prometido y enviado, es el gran regalo dado a la


humanidad, conozcamos esta promesa de salvación:

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CONOZCAMOS AL MESÍAS

a. El Ungido. Mesías, término que proviene del hebreo Mashiaj (del verbo
mashaj, “ungir”), “ungido”. Así que el significado básico de la palabra es “el ungido”.
Jesús mismo lo declaró en S. Lucas 4:18, “El Espíritu del Señor está sobre mí, por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a
los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a
poner en libertad a los oprimidos”.

De tal modo que, así como los reyes del Antiguo Testamento eran ungidos
para que su condición (humana) recibiera la autoridad (divina) para cumplir con
su reinado, como es el caso de David de cuyo linaje surge la bendición del Mesías
prometido, también Jesús es declarado como el ungido de Dios, aunque ya no para
un reino terrenal sino para el reino de los cielos.

b. Enviado. Él no sólo fue el ungido de Dios para la salvación del mundo,


sino también Enviado que es la segunda connotación de la palabra Mesías, aunque
aparentemente implícita pero que Jesús se encargó de hacerla explicita en cada una
de las acciones de su ministerio, corroborando y reconociéndose como el enviado
(humano) del padre (divino) S. Juan 12:44 – 46 “Jesús clamó y dijo: El que cree en mí,
no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he
venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.”

ENTENDAMOS SU PROPÓSITO

a. La salvación del mundo. S. Juan 3:17 “Porque no envió Dios a su Hijo al


mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. El propósito
central del Mesías es sin duda la salvación de este mundo que se encuentra perdido
por el pecado y condenado a la muerte eterna como lo expresa el apóstol Pablo en
Romanos 6:23, “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva (regalo) de Dios
es vida eterna en Cristo (Mesías) Jesús Señor nuestro”.

b. La redención de la humanidad. El Mesías se convirtió en la ofrenda por el


pecado del hombre para salvarlo y redimirlo (liberarlo) totalmente de la influencia de
satanás, y no sólo ofrendó su vida por el pecado del hombre, sino también se enfrentó
al dominio del diablo derrotándolo en el sacrificio del calvario.

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Colosenses 2:14 – 15 “anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando
a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos
en la cruz”.

DISFRUTEMOS LA PROMESA

El aceptar a Cristo como nuestro Señor y Salvador es el comienzo de una vida


bendecida por muchas promesas fieles y verdaderas que fortalecen a las personas,
de tal manera que dejamos de ser esclavos de la maldición del pecado, gracias al
rescate tan maravilloso provisto por el Mesías prometido que tomó nuestro lugar en
la cruz, librándonos de la condenación y la muerte eterna.

CONCLUSIÓN

Cada vez que escuchemos o leamos la palabra Cristo o Jesucristo, ésta nos
debe recordar que toda la humanidad tenemos todavía la bendición y oportunidad
de disfrutar al Mesías como el regalo más grande que podamos poseer, ya que en Él
se encuentra la salvación que nos libra del pecado y toda clase de maldición, y que
nos prepara para la vida eterna cuando hayamos terminado nuestra carrera de la vida
terrenal.

El Mesías ahora es, Señor, tanto de los seres vivos, como de todas las cosas
creadas y tenemos la confianza inquebrantable en la firme esperanza que ha de venir
y reinar sobre todo el universo, como el Rey de reyes y Señor de señores.

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