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La Revuelta del 2019 y sus Repercusiones en el Actual Proceso Constituyente: Tensiones y

Oportunidades

Christian Paredes Muñoz1

Introducción

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Antropólogo licenciado en Antropología de la Universidad Austral de Chile. Artículo presentado a la Revista de la
Comisión de Derechos Humanos del Colegio de Antropólog@s.
El dieciocho de octubre, o 18-O, como se ha consignado en los medios, tiene fuertes
consecuencias con el proceso gatillado el año 2019, profundizándose a lo largo de los meses
siguientes con grandes multitudes en las calles. Este movimiento en distintos momentos llegó a
contar millones de personas expresándose en las marchas, cacerolazos, redes del internet y
ocupación constante de los espacios urbanos, una Ola que sólo fue interrumpida de forma
gradual e intermitente desde marzo del año siguiente del 2020 por la llegada de la pandemia
global del corona virus y las restricciones sanitarias. Las tensiones más fuertes en este período,
se hallan asociadas al atropello de los derechos humanos, con la pérdida de vida de más de 40
personas, que además comprende vulneraciones en distintos niveles, cientos de personas heridas,
cuerpos abusados, y muchas otras personas detenidas sin pruebas o con cargos de delito
inexistentes. Todos estos antecedentes, siguen y están aún apareciendo. Por otra parte, las
oportunidades en el sentido del proceso constituyente se han manifestado porque el País se
encuentra a las puertas de un cambio constitucional, cuestión que antes del 18-O, eran
expectativas que estaban, o se venían frustrando desde hacía muchos años. En este contexto, se
instala un fuerte cuestionamiento social en el país y se ha estado reconociendo su vigencia y las
proyecciones en América Latina, considerando que varios países de la región protagonizaron
revueltas similares en el mismo tiempo y todavía, y que en términos genéricos reciben los
nombres de estallidos sociales. Conviene aproximarse a visualizar estos sucesos, como parte de
movimientos sociales, que venían larvando descontentos acumulados y que se cristalizan, con la
convergencia de ciertos acontecimientos relacionados, que conviene examinar y, también, con
los aprendizajes históricos que re-significan la relación del Estado y los sectores sociales
demandantes, frente a ciertos ejes que vale la pena abordar, como la desigualdad, los derechos
humanos y la justicia social.

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Desarrollo

A partir del golpe de Estado de 1973, la antigua constitución de 1925 queda intervenida, y el
presidente Allende tampoco alcanzaría a implementar su propuesta de una nueva Constitución.
Luego en el año 1980, la dictadura militar instala la que existe ahora, y que trae muchos
problemas. Ciertas repeticiones históricas en relación a los conflictos sociales son recurrentes,
donde el hilo conductor son las vulneraciones a los derechos humanos. Desde la matanza de
Santa María de Iquique (1907), que partió por las demandas de media hora de colación, se había
venido instalando en la cultura de los trabajadores y pobladores, el reclamo por mayores
derechos. Históricamente, los privilegios de los ricos son puestos en tela de juicio por las
desigualdades existentes. La voz del pueblo se repite y la represión también, con pérdidas de
vidas y violencia. En distintas sociedades, la opción de las multitudes ha sido luchar y pelear,
generando liderazgos y sensibilidad frente a lo que reconocemos como cuestión social. Los
sucesos de los países vecinos, suponen la aparición de un proceso regional supranacional con
características similares, con la fractura en la década de los 2000 de gobiernos progresistas, y una
profundización de la oligarquización del cono sur, como ejemplo Colombia, con una oligarquía
armada y una escalada de asesinatos de dirigentes sindicales. En estos escenarios, Chile, es el
“laboratorio neoliberal”, protagoniza un “estallido social”, donde queda expuesta la
precarización de la población frente a un Estado oligárquico, donde quienes gobiernan son los
que tienen el poder del dinero y distorsionan el interés general de la población en función de sus
propios intereses. Esta yuxtaposición histórica de las clases, ha ido tomando forma en la cultura
política, y la Constitución es un instrumento que ha estado buscando darle forma a un Estado que
impone un modelo, como lo fue la constitución de 1833, con una idea de la democracia
autoritaria al estilo de Portales que la posterior Constitución de 1925, intenta mejorar, siempre
con una idea de Estado oligárquico. En el transcurso del tiempo de los gobiernos liberales, entre
la revolución de 1891 y el 1920 explotaría la cuestión social, cuándo las masas sumidas en la
pobreza, se expresan a través del auge del movimiento obrero en las salitreras y con la aparición
de capas sociales mesocráticas en los sectores urbanos, que son parte del proceso de
fragmentación del orden social previo. Nuevos actores sociales aparecen avanzando el siglo XX,
como las mujeres y los centros de discusión, con figuras como Julieta Kirwood y Elena
Caffarena, que serán motores de transformación y demandas, como el voto femenino y demandas
laborales a mediados de siglo. Hay crisis del orden oligárquico y tendencia hacia el

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parlamentarismo. Aparecen protestas sociales y masacres. Entre las revueltas sociales más
importantes del siglo pasado está la huelga de la carne 2 en 1905, la matanza de Santa María 3 en
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1907, la revolución de la chaucha en 1949, y la batalla de Santiago 5 en 1957. Que fue una de
las 55 masacres perpetradas en el siglo XX, de las cuales en 19 participaron efectivos del
ejército, sin considerar el genocidio llevado a cabo durante la dictadura de Pinochet.

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Un domingo 22 de octubre de 1905, el llamado a manifestarse contra el impuesto a las carnes de Argentina, que
hacía imposible el consumo de ésta entre los más pobres, provocó una ola de manifestaciones que es tristemente
conocida como la “Semana roja”. Convocó a más de 12 mil manifestantes por la Alameda. Por tres días, miles de
manifestantes se volcaron contra la Moneda e incluso intentaron entrar a ella. La ciudad pasó a ser controlada por el
ejército que intentaba disolver a los manifestantes. Al mando de la acción, un militar que la historia recordará -
tristemente- por siempre: Roberto Silva Renard. Bajo su acción, más de 70 personas murieron sumándose a las
cercas que 180 víctimas de los días anteriores, sumando, además, más de 300 heridos.
(https://www.culturamapocho.cl/2019/04/24/la-huelga-de-la-carne-el-pueblo-en-la-alameda-y-la-represion-del-
estado/).
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Roberto Silva Renard continuaría su “carrera represiva”, escribiendo en 1907 una de las letras más penosas de la
historia nacional, una acción de las más cruentas en donde haya participado tanto el ejército, como el gobierno
chileno en contra del movimiento popular y obrero y que tuvieron como escenario la Escuela de Santa María de
Iquique, en donde miles de personas, trabajadores, mujeres y niños fueron cruelmente asesinados. (id.cit)
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El 12 de agosto de 1949 el gobierno decidió aumentar el precio del pasaje de la locomoción colectiva en $0,2 pesos
o 20 centavos («una chaucha»), pasando de $1,4 a $1, 6. Cuatro días más tarde, el 16 de agosto, los estudiantes
salieron a protestar en las calles de Santiago, apoyados por empleados y obreros. En ese tiempo 20 centavos era
plata. Fue un estallido popular que no tenía cabeza ni dirigentes visibles. La gente salió a la calle y las
movilizaciones prendieron como paja de trigo. La protesta incluyó a estudiantes y trabajadores –obreros, empleados
y dueñas de casa. (https://www.laizquierdadiario.cl/La-Revuelta-de-la-Chaucha-y-la-Batalla-de-Santiago-Las-otras-
revueltas-populares)
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Los Hechos de abril de 1957, ocurren por el alza de las tarifas de la movilización colectiva. Primero, en
Valparaíso y Viña del Mar. Luego, en Santiago, los estudiantes universitarios y secundarios, salen a la calle el 1º de
abril formando rondas, cantando y lanzando consignas contra la carestía. El martes 2 de abril de 1957, la noticia del
asesinato de Alicia Ramírez, alumna de la escuela de Enfermería de la Universidad de Chile, aumentó la
indignación. Poderosas marchas recorren las calles, el gobierno sacó tropas del ejército a la calle. Al mismo tiempo,
las autoridades ordenaron abrir las puertas de las cárceles: decenas de delincuentes salieron a quebrar vitrinas y
saquear tiendas y negocios del centro de Santiago. Desataron el caos, creando condiciones para una sangrienta
represión. Soldados y carabineros disparaban sus armas contra la gente desarmada, que se defendía con piedras. Un
“parte de guerra” calificó los sucesos como la “batalla de Santiago”. Informó que la situación estaba controlada y
que el “enemigo” tuvo 18 muertos y 500 heridos. (http://www.puntofinal.cl/564/batallasantiago.htm)

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1949. “Revolución de la Chaucha”

El Movimiento Social del 18-O del año 2019

La cultura estudiantil chilena, que venía cuestionando al modelo neoliberal que se había
instalado desde la dictadura y profundizado en la década de los noventa, lideró movimientos que
fueron complemento de otros sectores sociales y gremios, que también salieron a las calles
durante estos años, tales como los profesores, sindicatos y marchas sectoriales de algunos
gremios. En los noventa fueron protestas apagadas con represión y desinformaciones. En la
década siguiente, las protestas del año 2006 y el 2011 fueron más evidentes e impusieron las
demandas estudiantiles, (logrando notables liderazgos políticos hasta ahora como Camila
Vallejos, Gabriel Boric, Karol Cariola y otros), en un contexto social nacional que venía
acumulando bajos sueldos y mucha desigualdad. Estos procesos explotaron con mucha fuerza, en
especial en los dos gobiernos de la derecha con el mismo presidente. Aunque en los gobiernos de
la centro-derecha o concertación, como se designan, las desigualdades y descontentos no

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cesaron. El año 2019, fue significativo por el previo paro docente, que termina en medio de
grandes protestas estudiantiles, que cuestionan la “Ley de Aula Segura” y a la Ministra de
Educación Marcela Cubillos, hija de un ministro de la dictadura y exponente de la clase que se
mantiene en el poder y del círculo cercano a Pinochet. Estas protestas, que ya hacía meses que
venían siendo reprimidas, en especial en la comuna de Santiago, mediante la ocupación por parte
de carabineros hasta las mismas salas de clases, con la autorización del alcalde Felipe Alessandri,
en el caso del Instituto Nacional. Hacen parte del marco que, junto con el desgaste a nivel
nacional e impotencia de las clases trabajadoras por la desigualdad imperante, sumado al
constante conflicto con las comunidades Mapuche en el sur y los montajes policiales, permiten
comprender como explota la situación.

Las Mechas Prendidas

Salir al centro de Santiago por esos días, y ver apenas parte de la información noticiosa en los
medios era muy contrastante. Y la naturalización de la represión va a dar preámbulo a este
escenario, que es el eje central del movimiento de octubre del 2019, sumando las demandas
ciudadanas por el cambio de la Constitución.

No hay aún un acuerdo transversal respecto de cuáles son todas las raíces del movimiento, y se
han escrito una veintena de textos, acerca de la desigualdad estructural y como estaría siendo
hasta ahora su verdadero alcance, lo que sí sabemos que es un fenómeno social que será
largamente estudiado y que, ineludiblemente, será parte de los libros de historia. En agosto y
septiembre del 2019, había habido choques con la policía en el centro de Santiago, y en octubre
fue mucho más intenso. El día 16 y 17 los estudiantes de los liceos emblemáticos fueron
golpeados por los carabineros hasta en las estaciones del metro. El día 17 se agudizaron las
protestas, y comenzaron a saltar los torniquetes del metro, aunque el alza de los 30 pesos,
afectaba más a los no estudiantes, fue una chispa, que encendió las hogueras. El día 18 de
octubre, las calles son tomadas por estudiantes apoyados por las multitudes y familias que
salieron también para sumarse. Miles de personas, además, habían quedado en las calles, sin
contar con transporte de ningún tipo, y en la noche las calles estaban tomadas, esquina por
esquina con las barricadas, y con gigantescas hogueras encendidas. Quien debía atravesar la
Alameda, tenía que sumarse cruzando como pudiera, o buscar una salida por un paso bajo nivel.
Estas barricadas surgieron en otros barrios también, no solo de la periferia, y muchas estaciones

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de metro fueron inutilizadas, tanto por manifestantes, como por desinteligencias y montajes
policiales. El día 19, el gobierno declaró toque de queda y sacó a los militares a las calles, pero
las multitudes no hicieron caso y salieron a protestar con todo hasta la misma plaza Baquedano,
hoy Dignidad. Estas protestas con cacerolazos diarios, hasta las esquinas de las calles y
estaciones de metros, se alargaron por varias semanas. Y la versión de sectores de la derecha
buscó implantar la falacia, de que estas fueron acciones de infiltrados cubanos y venezolanos.
Para los que estuvimos ahí y/o pasaron esos días por el centro de Santiago o que salieron a las
calles en esa tarde y noche del 18 o el día 19 al centro con cacerolazos pueden contar otra
historia.

Millones de personas y multitudes luego de la explosión social en Santiago, salieron a las calles
en todas las ciudades de Chile. Valparaíso, Concepción, Temuco, Valdivia, Chiloé, Coyhaique,
Punta Arenas. En Puerto Montt la primera marcha masiva fue el domingo y hasta en Palena hubo
marcha esos días. La noticia del pueblo en las calles corrió como reguero de pólvora, también los
días posteriores se suma Arica, Antofagasta, Iquique, La Serena y Coquimbo. El costo fue
altísimo, como se ha señalado, sin embargo, nada de lo que ha ocurrido hasta ahora, con la
estrepitosa derrota en ambos plebiscitos, de la derecha y los partidos de la democracia
consensuada, habría ocurrido sin este movimiento. Los independientes han ganado espacios
cívicos y se ha logrado la participación de muchas personas que no votaban antes. Aún con el
descrédito hacia la política que la misma derecha y la clase política han desarrollado.

La Demanda Social para la nueva Constitución

Los carteles y Grafiti han sido cientos, y todos confluyen en los principios de Justicia, Igualdad,
Derechos y Calidad de Vida. Que permiten complementar otros muchos factores que se pueden
citar, a propósito de lo expresado en las calles que tienen relación con el clamor de cambio
constitucional. Valores expresados en carteles y consignas desde el 2019. Primero, las
Libertades Políticas, que dejan en evidencia los vacíos de la constitución de 1980, impregnada
de elementos que tiene que ver con la ley de seguridad interior del Estado, que restringen
libertades. El reclamo por el fin de las AFP, como ejemplo, denota también muchas otras
desigualdades sociales, muchas personas a lo largo del movimiento, fueron comprendiendo que
la constitución del 80´ fue pensada para conservar el statu quo de la dictadura y la protección de
los intereses de la propiedad privada y de particulares. Estas demandas por Justicia social

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denuncian la forma en que se fue implantando y naturalizando el poder del Estado militar y
empresarial, de manera que las libertades de las personas, para expresarse y estar en desacuerdo,
han sido sistemáticamente reprimidas, de modo que los gobiernos post dictatoriales de la ex
concertación y la derecha, siguieron perpetuando esas prácticas. Este es un elemento parte de la
causa del gran movimiento social de la protesta ciudadana que nos llevó al final, hasta donde
estamos ahora, llegando a la redacción de una nueva constitución que permita mayores libertades
políticas, que impida el abuso de las fuerzas armadas y policiales, promoviendo el respeto
irrestricto a los derechos humanos.

El cuestionamiento a la Justicia, es hasta el momento, de la mayor importancia, si es o no es


neutral, donde se instala otra vez, el concepto de “presos políticos” con el negacionismo desde el
Estado. Por otra parte, hay muchas personas, organizaciones y conglomerados políticos e
independientes que exigen la libertad de quienes llevan más de dos años detenidos/as sin que se
les pueda comprobar real participación en actos delictivos. Aspectos de este concepto de justicia,
que cuestionaron al ex-ministro de justicia Hernán Larraín, uno de los representantes de la
extrema derecha en el poder, y uno de los defensores de colonia dignidad, un enclave nazi de la
dictadura. En este sentido, el tema de la Igualdad frente a la justicia sigue siendo cuestionado; se
pone en evidencia el hecho de que ser acusado de derribar un letrero, deba tener prisión
preventiva, frente a un político acusado de fraude, o un uniformado sin castigo por disparar
contra civiles. En este sentido el principio de igualdad, refiere tanto a igualdad social, como a
igualdad frente a la justicia.

Las expectativas están puestas en los derechos, se espera que una nueva constitución, contenga
en su redacción aquellos aspectos del derecho que se viene reclamando en los movimientos
sociales que dicen relación con el acceso de hombres, mujeres, niñas y niños, a la educación, al
trabajo, a la vivienda con igualdad de ingresos y oportunidades de género. El ámbito de la
Calidad de Vida, es un aspecto central en la protesta social generalizada, desde todos los tiempos
y más ahora, cuándo se supone que hay mayor tecnología y globalización, siguen teniendo
acceso a mayor calidad de vida aquellos sectores privilegiados de la oligarquía que viven en
mejores barrios y espacios habitacionales, acceden a mejores instituciones educativas y
oportunidades laborales, no siendo el mérito sino la estratificación social la que sigue segregando
a la sociedad y sus capas sociales, dependiendo de factores materiales de ingreso y no por el

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desarrollo mediante el acceso adecuado a mejores condiciones que promuevan el derecho a
mejorar la calidad de vida.

Conclusiones

Se pueden identificar tensiones muy profundas, asociadas a la vulneración de las libertades


políticas y los derechos humanos. Se notan grandes desafíos frente a la forma de la redacción de
una nueva constitución y cómo se presentan oportunidades en el contexto de incorporar
elementos de mayor equidad y justicia social asociadas al proceso constituyente en el sentido de
que las personas tengan la posibilidad de mejorar las condiciones y la calidad de vida, elementos
que han sido parte de las consignas en el contexto del despertar social de la ciudadanía en Chile.

Aún perduran muchas dificultades, aún hay un sector de la oligarquía que no quiere perder sus
privilegios y justifica muchos contextos sociales de Injusticia y esto implica realizar un ejercicio
de deliberación y selección de contenidos constitucionales, en un proceso grupal, sobre todo
opinando como se ha hecho en los cabildos que surgieron después del 18-0, y exigir libertades.
Urge resolver problemas que persisten, sobre todo el atropello de los derechos humanos que
siguen perpetrando los agentes del Estado con anuencia más o menos velada de las autoridades
de gobierno que son las consecuencias del proyecto de sociedad neoliberal, que busca
implementar una Cultura Política Neutralizada, donde la constitución, que hay que cambiar,
propugna el Individualismo y la destrucción de los lazos comunitarios.

Hoy podemos explicitar posibles aprendizajes, tanto individuales como colectivos que dicen
relación con la participación ciudadana necesaria y la importancia de retornar a la votación
obligatoria. A lo largo de la historia, hemos visto cómo se han desarrollado los movimientos
sociales, que han reclamado antes y hasta ahora, mayores libertades políticas, menos desigualdad
social y mayor justicia social. Y ahora vemos como en el presente se ha instalado un nuevo
escenario político y social mediante el Movimiento Social del 18-O desde el movimiento social
estudiantil chileno, que ha permitido el inicio de un proceso irreversible donde el conjunto de la
sociedad o al menos su gran mayoría, está cuestionando al modelo neoliberal que se profundizó
luego de la dictadura, en la década de los noventa. Eso es muy importante, pues se han sumado

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otros sectores sociales y gremios, que también salieron a las calles durante estos años, tales como
los profesores, sindicatos que siempre habían estado siendo aplastados con la represión y las
desinformaciones. Las demandas que se hacen evidentes en los estudiantes y luego en otros
sectores de la sociedad en un contexto nacional que venía acumulando descontento y malestar
social con sentimientos de abuso y desigualdad de parte de aquellos actores que representan la
política, las clases privilegiadas (oligarquía) y el Estado. Esto aspectos, se deben comprender
mejor, en el marco de nuevas políticas sociales derivadas de la nueva Constitución, que aún no
sabemos cómo vendrán, pero esperamos que sean políticas sociales regidas por los principios con
compromiso de un Estado social que incorpore a todos los sectores que se han manifestado, y
que atienda en la práctica a la sociedad civil participativa y opinante, dejando al mercado fuera
de monopolizar aspectos de la vida que son parte de los derechos sociales. Así como los
principios que tiene que ver con el acceso a la justicia, la libertad y la posibilidad de acceder al
mejoramiento de la calidad de vida, sin tener que salir a protestar para conseguirlas año tras año,
y sin tener que arriesgar la vida por ello.

Referencias Bibliográficas

● https://www.culturamapocho.cl/2019/04/24/la-huelga-de-la-carne-el-pueblo-en-la-
alameda-y-la-represion-del-estado/

● https://piensachile.com/2005/10/18/la-huelga-de-la-carne/

● http://www.puntofinal.cl/564/batallasantiago.htm

● https://www.laizquierdadiario.cl/La-Revuelta-de-la-Chaucha-y-la-Batalla-de-
Santiago-Las-otras-revueltas-populares

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