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Univerdad de Oriente

Núcleo de Anzoátegui

Escuela de Ciencias Administrativas

Departamento de Administración y Contaduría

GASTO PÚBLICO

Profesor: Bachiller:

Ángel Rodríguez Alejandra Lira

C.I 26.896.577
Gasto publico

El gasto público es la cantidad de recursos financieros, materiales y humanos que


el sector público representado por el gobierno emplea para el cumplimiento de sus
funciones, entre las que se encuentran de manera primordial la de satisfacer los
servicios públicos de la sociedad. El gasto público es un instrumento importante de
la política económica de cualquier país ya que por medio de este, el gobierno
influye en los niveles de consumo, inversión, empleo.

El gasto público es considerado la devolución a la sociedad de algunos recursos


económicos que el gobierno capto vía ingresos públicos, por medio de su sistema
tributario principalmente.

La forma de estructurar el gasto público es de gran importancia para la economía


en general, siendo un instrumento poderoso que afecta la economía, su manejo
causa origina diversos fenómenos que algunas veces son positivos y otras veces
son negativas para un país e incluso otros países que estén fuertemente
correlacionados económicamente.

El sector público aparte de realizar las funciones tradicionales de gobierno que


eran salvaguardar a sus ciudadanos a través del orden interno y externo, y
administrar la justicia; ha asumido otras funciones mucho más amplias valiéndose
para ello del gasto público.

Un aumento en el gasto público producirá un aumento en el nivel de renta


nacional, y una reducción tendrá el efecto contrario. Durante un periodo de
inflación es necesario reducir el gasto público para manejar la curva de la
demanda agregada hacia una estabilidad deseada. El manejo del gasto público
representa un papel clave para dar cumplimiento a los objetivos de la política
económica.

El gasto público se ejecuta a través de los presupuestos o programas económicos


establecidos por los distintos gobiernos. El gasto Publico es también uno de los
elementos que inciden en la política impositiva de un país y en el conocido déficit
fiscal.

Clasificación del gasto publico

Son diferentes los criterios que pueden utilizarse para clasificar los gastos
públicos. Los gastos reflejados en el presupuesto pueden ser objetos de varios
tipos de clasificación: la clasificación orgánica informa sobre el agente que realiza
el gasto. La clasificación económica agrupa los gastos según su naturaleza,
distinguiendo entre no financieros, que se dividen en: gastos corrientes, gastos de
capital y servicio de la deuda pública. La clasificación financiera agrupa los gastos
ordinarios y extraordinarios.

La clasificación funcional es la clasificación principal del gasto. Los recursos


financieros se asignan dentro de una estructura de programas en función de los

La clasificación económica permite conocer los capítulos, conceptos y partidas


específicas que registran las adquisiciones de bienes y servicios del sector
público. Con base a esta clasificación, el gasto programable se divide en gastos
corrientes y gastos de capital. Estos componentes a su vez se desagregan en
servicios personales, pensiones y otros gastos corrientes dentro del primer rubro,
y en inversión física y financiera dentro del segundo.

También suele clasificarse económicamente a los gastos productivos o


improductivos. Los productivos son aquellos que elevan el rendimiento global de la
economía, posibilitando mayor producción general del sistema (adquisición de
equipos productivos, construcción de viviendas, mejoramiento del transporte,
investigación científica, entre otros). Mientras que los gastos improductivos no
tienen esa cualidad (por ejemplo, los gastos de cobertura de los servicios públicos
esenciales, como ejército, justicia y policía).

La clasificación financiera es una de las más tradicionales, que sigue utilizándose


en la práctica. Agrupa los diferentes tipos de gasto de acuerdo a su periodicidad y
continuidad, o de acuerdo a la posibilidad de previsión de los mismos por parte del
estado.

Gastos programables

Es el agregado que más se relaciona que más se relaciona con la estrategia para
conservar la política fiscal requerida para contribuir al logro de los objetivos de la
política económica. Por otro lado resume el uso de recursos públicos que se
destinan a cumplir y atender funciones y responsabilidades gubernamentales, así
como a producir bienes y prestar servicios.

Gastos corrientes

Comprende las erogaciones destinadas a las actividades de producción de bienes


y servicios del sector público, los gastos por los pagos de intereses por deudas y
préstamos y las transferencias de recursos que no involucran una
contraprestación efectiva de bienes y servicios.

Los gastos corrientes muestran la distribución de los recursos corrientes hacia el


consumo público y las operaciones de distribución de rentas.
El gasto corriente se destina al pago de los servicios personales, las prestaciones
de seguridad social, la adquisición de los bienes materiales y los servicios que
requieren las dependencias y organismos públicos para el desarrollo de sus
funciones.

Dada la naturaleza de las funciones gubernamentales, el gasto corriente es el


principal rubro del gasto programable. En él se incluyen todas las erogaciones que
los poderes y órganos autónomos, la administración pública, así como las
empresas del estado, requieren para la operación de sus programas. En el caso
de los primeros dos, estos recursos son para llevar a cabo las tareas de legislar,
impartir justicia, organizar y vigilar los procesos electorales, principalmente. Por lo
que respecta a las dependencias, los montos presupuestados son para cumplir
con las funciones de: administración gubernamental; política y planeación
económica y social; fomento y regulación; y desarrollo social.

Gasto de Capital

Los gastos de capital son todas aquellas erogaciones del estado que significan un
incremento directo del patrimonio público. Pueden consistir en pagos emanados
de la adquisición de bienes de producción (maquinarias, equipos, entre otros), en
inversiones en obras publicas infraestructurales o en inversiones destinadas a
industrias claves (siderurgia, petroquímica, fabricación de equipo pesado, entre
otros), ya sea que estas sean motivo de explotación pública o privada, en cuyo
último caso la inversión se hace en forma de préstamo o aporte de capital.

El gasto de capital comprende aquellas erogaciones que contribuyen a ampliar la


infraestructura social y productiva, así como a incrementar el patrimonio del sector
público. Como gastos de defensa nacional, también se pueden mencionar la
construcción de hospitales, escuelas, universidades, obras civiles como
carreteras, puentes, represas, viaductos, tendidos eléctricos, plantas, entre otros;
que contribuyan al aumento de la productividad para promover el crecimiento que
requiere la economía.

Gastos Ordinarios

Son aquellos que suelen repetirse periodo tras periodo, y aparecen planificados y
estimados en los presupuestos anuales.

Gastos Extraordinarios

Los gastos extraordinarios surgen por situaciones irregulares, no previstas en la


planificación normal de las actividades gubernamentales, como por ejemplo las
catástrofes. Un gasto público puede no repetirse todos los años, pero si se ha
previsto su erogación durante el ejercicio presupuestario se considera como un
gasto ordinario, un ejemplo de este caso son los gastos que se destinan a las
elecciones de autoridades, que no acurren anualmente.

Gastos de Funcionamiento

Son gastos en la adquisición de bienes de consumo personales. El estado tiene


una compensación simultánea a los fines de la hacienda, en especial al
sostenimiento de los servicios públicos mediante el pago respectivo; el bien o
servicio mismo. Estos gastos no significan un incremento directo del patrimonio
nacional, pero contribuyen a la productividad general el sistema económico y son
tan necesarios como los gastos de inversión.

En consecuencia, estos gastos se pueden clasificar en dos renglones principales:

1. Gastos de consumo, que comprenden:

A. Bienes durables de consumo ( automóviles, muebles y enseres, entre


otros)
B. Bienes semidurables de consumo ( implementos de duración
generalmente inferior a un año)
C. Bienes de consumo perecederos ( alimentos, combustible, entre otros)

2. Gastos en servicios, que comprenden:


A. Sueldos y salarios, honorarios, entre otros
B. Prestaciones sociales.

Tanto los gastos de funcionamiento de consumo como los de servicio, son


indispensables para la prestación de los servicios públicos como los de inversión.
Su economicidad está subordinada a su racionalidad y suficiencia en la correcta
satisfacción de las necesidades públicas. Reducir excesivamente el gasto de
funcionamiento en beneficio del gasto de inversión, puede ser tan perjudicial como
el despilfarro y el gasto de inversión no planificado.

Gastos de Inversión

Los gastos de inversión son los efectuados en la adquisición de bienes durables:


a) intermedios, de duración superior a tres años (edificio, maquinaria y equipo,
entre otros) b) finales (obras de infraestructura económica y social). Se asimilan a
los de funcionamiento por la característica principal de que son de contrapartida
directa y personal. Pero se diferencian en que mientras los gastos de
funcionamiento retribuyen bienes de consumo y servicios personales prestados,
los de inversión retribuyen bienes de capital, de modo que aumentan el patrimonio
fiscal. los gastos de inversión retribuyen bienes de capital y, por consiguiente,
contribuyen a aumentar el capital del sector público de la economía.

Servicio de Deuda Pública

Son gastos de deuda pública los desembolsos del estado para amortizar el capital
prestado y pagar los intereses, por empréstitos internos o externos. Los intereses
de deuda pública son pagos de contrapartida y directa y personal; es la forma
como el ente público retribuye el servicio del capital prestado. Y los gastos de
amortización o reembolso del capital prestado, son devolutivos.

Gastos sin contrapartida directa y personal

Las transferencias o gastos sin contrapartida directa y personal son erogaciones


con fines de desarrollo o redistributivos de la renta nacional; de rentas
previamente sustraídas del mismo circuito económico, que pasan a los receptores
por conducto del presupuesto estatal, de modo que son estos quienes disponen
del ingreso respectivo para la inversión o el consumo.

Con los gastos de transferencia no se trata de compensar determinados servicios


o bienes directos, que se obtengan mediante el pago de su valor de cambio. Sin
embargo, se obtiene una utilidad social, así sea de forma indirecta. La
redistribución de la renta nacional que opera mediante las transferencias,
incrementa las disponibilidades monetarias de los receptores, quienes las gastan
en consumo o inversión pudiente variar la propensión fiscal, que la afecta.

Gastos Consuntivos

Estos gastos han de clasificarse por la finalidad que los justifica. Por otra parte,
también pueden distinguirse en ellos determinadas transferencias, según el gasto
a que sean destinados por sus beneficiarios o receptores: transferencias- inversión
o transferencia- consumo.

Los gastos consuntivos son transferencias de renta que hace el ente público a
otros circuitos económicos, distintos de donde se sustrajo previamente dicha
renta. Son transferencias internacionales con fines económicos, políticos o
sociales y revisten características de subvención, subsidio o auxilio.

Mientras que los demás gastos de transferencia simplemente redistribuyen la


renta, de modo que no se modifica el circuito económico (igual renta previamente
sustraída de tal circuito vuelve a él), los gatos consuntivos disminuyen la renta
nacional, afectan el circuito económico negativamente.

Gasto público en Venezuela


En todos los países, el Estado estructura un presupuesto anual de gastos para llevar
adelante las funciones básicas que le son inherentes. El financiamiento de dicho gasto es
imprescindible y la forma de ese financiamiento tiene efectos sobre la economía del país.
En este sentido, el gasto público se puede financiar con impuestos internos, con
endeudamiento o con mecanismos de devaluación de la moneda, así como con una
combinación de los anteriores.

La forma idónea de mantenimiento de una sana gestión fiscal es por la vía del cobro de
impuestos: en el mejor de los casos, la mayor cantidad de gasto público debe ser
financiada por impuestos generados por la propia economía. Cuando el gasto público
supera a los ingresos fiscales, estamos en presencia de un déficit fiscal.

Ahora bien, cuando un gobierno posee el control de las reservas internacionales


(incluyendo las del Banco Central y otros fondos), porque es propietario o controla la
mayor actividad generadora de divisas del país, los déficit fiscales pueden ser cubiertos
inmediatamente con una devaluación de la moneda.

La otra forma de financiar el gasto público es mediante la emisión de deuda interna o


externa. En el primer caso se produce un efecto de alza en las tasas de interés domésticas
del mercado financiero de deuda, producto de la colocación de estas nuevas emisiones,
afectando el costo y oferta de dinero para los agentes que participan en el mercado. En
caso de financiamiento externo del gasto público, no hay impacto sobre las tasas de
interés internas ni un impacto importante sobre la inflación; sin embargo, los potenciales
acreedores exigen un menú de medidas que garanticen el pago oportuno futuro de los
montos solicitados, es decir un plan que garantice la estabilidad macroeconómica.

Al no tener que cargar constantemente a los ciudadanos con mayores impuestos para
financiar más gasto público, el despilfarro de recursos limitados se hace más fácil. En
Venezuela el Estado ha mantenido una política fiscal irresponsable en la medida que
mayor gasto público deficitario se traduce en mayor deuda con acreedores en el exterior y
a lo interno (principalmente con el BCV).

El problema se concentra en que se trata de un gasto público improductivo, acompañado


de transferencia de rentas a grupos particulares con mecanismos poco transparentes.
También, subsidios generalizados como el del combustible y la electricidad, entre otros
bienes y servicios básicos, implican un mayor gasto público.

El déficit fiscal siempre podrá ser monetizado por el gobierno, vía banco central, a través
de la impresión de billetes por el monto que cubra la diferencia entre ingresos y gastos.
Cuando esto se hace sin el respaldo de las reservas internacionales y sin que dicha
expansión monetaria se corresponda con la cantidad de productos existentes en el
mercado, terminará generando inflación.

La inflación originada en la monetización del déficit es una manera de apropiarse de la


riqueza de los ciudadanos por parte de los gobernantes, ya que hace que el dinero en las
manos del consumidor compre menos bienes y servicios, mientras que el gobierno cumple
con los compromisos adquiridos. Es importante para todos vigilar que los presupuestos
del Estado estén equilibrados y también darle importancia y controlar en qué se gasta
nuestro dinero por parte de los burócratas. A la larga, es de nuestros bolsillos de donde
sale ese dinero, ya sea con impuestos o con inflación.

Esto no es nada novedoso; la historia nos muestra infinidad de casos de los que se deben
extraer lecciones y no repetir errores que tanto pesar causan a las sociedades.

En tiempos de la Revolución Francesa, específicamente en los años, los galos sufrían una
deuda y déficit enorme. En aquel momento, acordaron que la solución para estos
desequilibrios económicos era colocar más dinero en circulación, porque estimaban que la
actividad económica estaba estancada por falta de moneda circulante.

Dado este panorama, sucumbieron a la idea tentadora de emitir dinero para financiar
gasto público y empezaron a imprimir papel moneda sin respaldo, a lo que sumaron un
control oficial férreo a los precios de los bienes y servicios ¿Resultado? La emisión de
dinero se descontroló y después se percataron que era complejo detener todas las
consecuencias por estos excesos.

Esta creación de dinero de “la nada” trajo el desenlace que algunos temían y denunciaron
en ese momento: los precios de los bienes de consumo básico se incrementaron
descontroladamente. Las autoridades de la época no tardaron en culpar de
confabuladores a los que habían emigrado, a la indolencia de la burguesía, a la conducta
monopólica y egoísta de los comerciantes, a la falta de lealtad patriota y a otras tantas
causas más aberrantes.

Es historia repetida que mientras mayor sea la aceleración de la emisión del dinero, más
rápida será la pérdida de su poder adquisitivo Una moneda no respaldada en la
producción de bienes y servicios se parece más a una moneda falsa.

Como es costumbre, desde 2017, es insuficiente la información sobre el destino de los


recursos para el ejercicio fiscal 2022, establecidos en 62.379.454.806 bolívares digitales,
equivalentes a 13.437 millones de dólares según el tipo de cambio oficial a la fecha de su
anuncio
El pasado 10 de diciembre de 2021, la actual Ministra de Economía, Finanzas y Comercio
Exterior, presentó ante la Asamblea Nacional electa en 2020, la Ley de Presupuesto para
el ejercicio fiscal 2022, en conjunto con la Ley de Endeudamiento y el Plan Operativo
Anual. Sin embargo, una vez más, como ya es costumbre desde 2017, es insuficiente la
información, sin olvidar que la Ley no se publica desde ese mismo año.

El presupuesto 2022, se ubica en 62.379.454.806 bolívares digitales (cantidad aprobada en


un primer debate), equivalentes a 13.437 millones de dólares, según el tipo de cambio
vigente del Banco Central de Venezuela (BCV), a la fecha de su anuncio. Este monto
representa un incremento nominal de USD 5.320 millones (una variación de 65%) en
comparación con los recursos aprobados para el año 2021.

Según declaraciones oficiales, para este nuevo ejercicio económico 76,8% del presupuesto
estaría dirigido a la inversión social, porcentaje similar “al declarado” durante 2021
(76,4%). De esta proporción (76,8%), se dijo que 80% estaría destinado al sector
educación, y el restante 20% distribuido para el fortalecimiento del sistema de salud y de
la gran misión vivienda.

Considerando otro criterio de clasificación del gasto, se anunció que 7.777 millones de
bolívares digitales (1.667,7 millones de dólares) estarían destinados a sueldos y salarios
del sector público. Para bienes y servicios de la administración pública se destinarían
4.410 millones de bolívares digitales (951 millones de dólares), para protección social
(asignación de bonos), a través del sistema patria, irán 5.450,8 millones de bolívares
digitales (1.175 millones de dólares). Es importante recordar que gran cantidad de
personas reciben el pago de su pensión a través de este mecanismo. En abril de 2019,
según portales oficiales, la cifra de pensionados alcanzó los 4.545.447, los cuales en este
momento reciben un aporte mensual de 7 bolívares digitales, unos 1,5 dólares según tipo
de cambio oficial.

Respecto a las premisas presupuestarias no se ofrecieron detalles, solo se indicó que las
políticas que sustentan el presupuesto 2022 se enmarcan en la defensa de la moneda y
suprimir la inflación. La economía venezolana registra una inflación acumulada hasta
noviembre de 2021, según datos del BCV, de 631,08%

Se precisó que la recaudación tributaria a través del Servicio Nacional Integrado de


Administración Aduanera y Tributaria SENIAT pasó de representar 23% de los ingresos
fiscales en 2018 a representar 75% durante el 2021.
El documento remitido por la Comisión Permanente de Finanzas y Desarrollo Nacional de
la Asamblea Nacional, respecto a la aprobación de la Ley Especial de Endeudamiento para
el ejercicio económico financiero 2022, en el que se propone la aprobación de la
respectiva ley a cargo de la sala plenaria de la Asamblea Nacional.

El documento detalla como monto máximo aplicable para la contratación de proyectos,


18.146.281.389,00 bolívares digitales (USD 3.919,28 millones al cambio oficial del 15 de
diciembre de 2021), distribuidos de la siguiente manera:

Ministerio de Energía Eléctrica 32,96%,

Ministerio de economía y finanzas 16,52%,

Ministerio de Transporte Terrestre 14,13%,

Miniisterio de Industrias 12,19%,

Ministerio de Obras Publicas 5,47%,

Ministerio de Planificación 5,05%,

Ministerio de la Defensa 1,76%,

Ministerio de Atención a las Aguas 1,53%,

Presidencia y Gestión del Gobierno 1,30%,

Ministerio de Agricultura Urbana 0,68% y

Ministerio de Relaciones Interiores 0,05%.

Para servicios de la deuda pública se asigna un monto máximo de 3.960.605.169,00


bolívares digitales (USD 855,42 millones). Para reestructuración y refinanciamiento de la
deuda 3.536.062.049,00 bolívares digitales (USD 763,72 millones) y para necesidades
transitorias de la Tesorería Nacional (emisión de letras del tesoro) 90.000,00 bolívares
digitales (equivalentes a USD 19.438,45).

Así mismo, se declaró que se destinarán 5.662 millones de bolívares digitales (USD 1.221,4
millones) para honrar compromisos de deuda en el exterior. Esta “distribución”
representa un total de 23.301,3 millones de bolívares digitales (5.026,92 millones de
dólares), es decir, 37,35% del total presupuestado.

El presupuesto público, en conjunto con la Ley de endeudamiento, representa uno de los


instrumentos más importantes de la política fiscal y, en consecuencia, de la economía. La
transparencia en los presupuestos es crucial para garantizar el buen uso de los recursos,
por lo que se requiere que los gastos sean expresados según su clasificación institucional,
¿Quién gasta?; clasificación funcional, ¿para y en qué se gasta?; y la clasificación
económica, ¿gasto corriente o de capital? Así mismo, el presupuesto debe ser distribuido
de manera equitativa y justa, a los fines de atender las necesidades de la ciudadanía.

De igual manera, las fuentes que financian los gastos deben ser expresadas según su
origen (ramo), ordinarios, extraordinarios, tributarios y no tributarios; y aquellos que
provienen de la emisión de deuda. Todos estos aspectos son necesarios para garantizar la
sostenibilidad de las finanzas públicas.

La situación económica y social de Venezuela no es un hecho aislado, ha sido resultado de


diferentes factores, entre los que resaltan la opacidad y el manejo discrecional y sin
control de los recursos públicos. En consecuencia, tal y como lo establece la Constitución
Nacional, el presupuesto debe ser el resultado de una discusión abierta e inclusiva, que
garantice la asignación responsable, sostenible, eficiente y justa de los recursos. Los
venezolanos tienen derecho a conocer lo que ocurre con el dinero público, cómo afecta la
economía en general y su vida.

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