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EL ORGANISMO Y EL AMBIENTE

Efectos ambientales

El desarrollo de la sociedad humana está basado en el consumo de grandes


cantidades de energía de distinto tipo.

Esta energía se transfiere en los ecosistemas y permite mantener a todos los


seres vivos.

La mayor parte de la energía que usamos procede de los recursos naturales de


nuestro planeta, lo que puede originar serios problemas cuando se obtiene de
recursos no renovables; es decir, de recursos que una vez agotados no pueden
ser regenerados en lo absoluto, o aquellos para los que se requieren lapsos de
tiempo de muchísimas generaciones humanas para que se renueven.

La acción del ser humano sobre el ecosistema, con el fin de obtener energía,
suele provocar alteraciones en la biodiversidad. Estas alteraciones pueden
suceder en la variedad de organismos y ecosistemas en que estos viven,
incluyendo el número de especies distintas, la variedad genética dentro de cada
una de ellas, y la variedad de interacciones dentro de ecosistemas y entre ellos.

Aunque el crecimiento no destruya inmediatamente un ecosistema, la construcción


de carreteras, cercos o viviendas, puede obstruir o interrumpir los esquemas de la
vida silvestre, creando así fragmentación ecológica y desequilibrio, que tienen un
efecto durante un período de tiempo mayor. A pesar de que el ambiente es capaz
de adaptarse a las circunstancias naturales cambiantes, su modificación por el
desarrollo humano dificulta la recuperación del ambiente, tomando a menudo
décadas, en el mejor de los casos, para recuperar su equilibrio.

Las principales actividades humanas que causan pérdida de la biodiversidad son:

Alteración y destrucción de ecosistemas. Debido a la gran diversidad existente


en la selva tropical, este es uno de los ecosistemas más vulnerables a la creciente
intervención humana, la cual está dirigida a obtener madera, suelos agrícolas y
terrenos habitables.

La deforestación constituye la principal causa de destrucción de las áreas


naturales y, junto a la alta vulnerabilidad de las especies, combinada a la rápida
pérdida o degradación de sus hábitats, favorece en numerosos casos su proceso
de extinción.

Prácticas agrícolas. Ciertas prácticas agrícolas pueden afectar la diversidad


cuando se descuida minimizar sus efectos. En primer lugar, la agricultura causa un
gran impacto al convertir ecosistemas diversos en tierras de cultivo. Por otro lado,
los pesticidas pueden envenenar a muchos organismos además de crear su
acción. Finalmente, los monocultivos introducen una uniformidad tan grande en
extensas áreas que reducen enormemente la diversidad.

Caza, exterminio y explotación de animales. La caza de ciertos animales


considerados como una amenaza para el ganado, ha llevado a ciertas especies
hasta su exterminio. La caza indiscriminada también ha tenido los mismos efectos.
En la actualidad, el comercio de algunos animales exóticos, la captura de otros
con supuestas propiedades curativas (especialmente apreciadas en la farmacopea
china) y el turismo masivo, entre otros factores, amenazan a distintas especies.

Introducción de especies nuevas. Ya sea para actuar contra plagas o por


causas involuntarias, como el desplazamiento y el transporte de mercancías, el
ser humano actúa como un gran introductor de especies nuevas en ecosistemas
en los que, hasta entonces, no existían. Esto es especialmente peligroso en
lugares como las islas y los lagos antiguos, que suelen ser ricos en especies
endémicas, porque son lugares en los que la evolución se ha producido con muy
poco intercambio con las zonas vecinas debido a las evidentes dificultades
geográficas.

Contaminación de aguas y atmósfera. La contaminación local tiene efectos


pequeños en la destrucción de especies, pero las formas de contaminación más
generales, como el calentamiento global, pueden tener efectos muy dañinos.

La meta del manejo de la biodiversidad es lograr el equilibrio óptimo entre la


conservación de la diversidad natural y el avance sustentable de la vida humana.
Por ello, el objetivo de las estrategias es mantener un máximo de biodiversidad,
para lo cual es necesario conjugar los beneficios de la conservación de la
biodiversidad con los intereses de las personas.

El manejo de la biodiversidad es por ello un esfuerzo abocado a:

 proteger y utilizar sustentablemente la biodiversidad y los recursos biológicos,


asegurando una distribución equitativa y adecuada de los beneficios generados
por ella. En lo posible evitar la destrucción, degradación o conversión de hábitats y
ecosistemas.
 desarrollar instituciones (humanas, de infraestructura, financieras) adecuadas para
establecer áreas protegidas en las que se mantengan las funciones y procesos de
un ecosistema.

Efectos ambientales

El desarrollo de la sociedad humana está basado en el consumo de grandes


cantidades de energía de distinto tipo.

Esta energía se transfiere en los ecosistemas y permite mantener a todos los


seres vivos.
La mayor parte de la energía que usamos procede de los recursos naturales de
nuestro planeta, lo que puede originar serios problemas cuando se obtiene de
recursos no renovables; es decir, de recursos que una vez agotados no pueden
ser regenerados en lo absoluto, o aquellos para los que se requieren lapsos de
tiempo de muchísimas generaciones humanas para que se renueven.

La acción del ser humano sobre el ecosistema, con el fin de obtener energía,
suele provocar alteraciones en la biodiversidad. Estas alteraciones pueden
suceder en la variedad de organismos y ecosistemas en que estos viven,
incluyendo el número de especies distintas, la variedad genética dentro de cada
una de ellas, y la variedad de interacciones dentro de ecosistemas y entre ellos.

Aunque el crecimiento no destruya inmediatamente un ecosistema, la construcción


de carreteras, cercos o viviendas, puede obstruir o interrumpir los esquemas de la
vida silvestre, creando así fragmentación ecológica y desequilibrio, que tienen un
efecto durante un período de tiempo mayor. A pesar de que el ambiente es capaz
de adaptarse a las circunstancias naturales cambiantes, su modificación por el
desarrollo humano dificulta la recuperación del ambiente, tomando a menudo
décadas, en el mejor de los casos, para recuperar su equilibrio.

Las principales actividades humanas que causan pérdida de la biodiversidad son:

Alteración y destrucción de ecosistemas. Debido a la gran diversidad existente


en la selva tropical, este es uno de los ecosistemas más vulnerables a la creciente
intervención humana, la cual está dirigida a obtener madera, suelos agrícolas y
terrenos habitables.

La deforestación constituye la principal causa de destrucción de las áreas


naturales y, junto a la alta vulnerabilidad de las especies, combinada a la rápida
pérdida o degradación de sus hábitats, favorece en numerosos casos su proceso
de extinción.

Prácticas agrícolas. Ciertas prácticas agrícolas pueden afectar la diversidad


cuando se descuida minimizar sus efectos. En primer lugar, la agricultura causa un
gran impacto al convertir ecosistemas diversos en tierras de cultivo. Por otro lado,
los pesticidas pueden envenenar a muchos organismos además de crear su
acción. Finalmente, los monocultivos introducen una uniformidad tan grande en
extensas áreas que reducen enormemente la diversidad.

Caza, exterminio y explotación de animales. La caza de ciertos animales


considerados como una amenaza para el ganado, ha llevado a ciertas especies
hasta su exterminio. La caza indiscriminada también ha tenido los mismos efectos.
En la actualidad, el comercio de algunos animales exóticos, la captura de otros
con supuestas propiedades curativas (especialmente apreciadas en la farmacopea
china) y el turismo masivo, entre otros factores, amenazan a distintas especies.
Introducción de especies nuevas. Ya sea para actuar contra plagas o por
causas involuntarias, como el desplazamiento y el transporte de mercancías, el
ser humano actúa como un gran introductor de especies nuevas en ecosistemas
en los que, hasta entonces, no existían. Esto es especialmente peligroso en
lugares como las islas y los lagos antiguos, que suelen ser ricos en especies
endémicas, porque son lugares en los que la evolución se ha producido con muy
poco intercambio con las zonas vecinas debido a las evidentes dificultades
geográficas.

Contaminación de aguas y atmósfera. La contaminación local tiene efectos


pequeños en la destrucción de especies, pero las formas de contaminación más
generales, como el calentamiento global, pueden tener efectos muy dañinos.

La meta del manejo de la biodiversidad es lograr el equilibrio óptimo entre la


conservación de la diversidad natural y el avance sustentable de la vida humana.
Por ello, el objetivo de las estrategias es mantener un máximo de biodiversidad,
para lo cual es necesario conjugar los beneficios de la conservación de la
biodiversidad con los intereses de las personas.

El manejo de la biodiversidad es por ello un esfuerzo abocado a:

 proteger y utilizar sustentablemente la biodiversidad y los recursos biológicos,


asegurando una distribución equitativa y adecuada de los beneficios generados
por ella. En lo posible evitar la destrucción, degradación o conversión de hábitats y
ecosistemas.
 desarrollar instituciones (humanas, de infraestructura, financieras) adecuadas para
establecer áreas protegidas en las que se mantengan las funciones y procesos de
un ecosistema.
 Organismo y ambiente
 Si observas un paisaje desértico te preguntarás cómo sobreviven plantas y
animales en este lugar. Seguramente vas a basar tu respuesta en lo que
aprendiste sobre la teoría de selección natural, y dirás que este proceso
determina que las poblaciones se puedan adaptar a las condiciones
ambientales y se asegure así su éxito reproductivo.

 Existen distintos tipos de adaptaciones fisiológicas y morfológicas que


permiten a los organismos animales y vegetales adaptarse a las
condiciones de su hábitat.

 Frente a las variaciones de temperatura diarias, los animales endotermos,


como los roedores, evitan las altas temperaturas del día, reposando a la
sombra o enterrándose en el suelo. Por lo tanto, la mayor actividad de estos
animales se presentará durante la noche, cuando la temperatura es más
baja. Por otro lado, aquellos animales ectotermos, como los reptiles,
tendrán mayor actividad durante el día, pues su actividad depende de la
temperatura del medio.
 Un ejemplo del mecanismo de adaptación que opera frente a los cambios
estacionales, es el que presentan las aves o los mamíferos cuando llega el
invierno. En el caso de las aves se puede producir un aumento en la
cantidad de plumas, mientras que en el caso de los mamíferos se produce
un aumento en el pelaje. De esta manera, ambos animales aumentan su
capacidad de mantener la temperatura corporal minimizando las pérdidas
de calor al entorno.

 Recordemos que en invierno ciertos animales hibernan o migran a regiones


más cálidas durante el invierno, fenómenos que también son respuestas
adaptativas.

 Sin embargo, los animales no son los únicos que se adaptan a las
fluctuaciones de temperatura, ya que en muchas plantas, las partes aéreas
(hojas) mueren durante el invierno y pasan a un estado de latencia en el
cual solo las raíces permanecen vivas.

 Las adaptaciones más notables de las plantas ocurren en el desierto, ya


que las semillas poseen cubiertas muy rígidas que les permiten protegerse
de las intensas variaciones diarias de temperatura. En el momento en que
se producen precipitaciones, estas germinan con rapidez para crecer,
florecer y dejar nuevas semillas.

 Aquellas plantas con más resistencia al calor pueden sobrevivir gracias a


que son capaces de almacenar agua en sus tallos y sus hojas se han
modificado en forma de espinas, de modo que se disminuya la pérdida de
agua por evaporación. Además, poseen raíces muy profundas para captar
la humedad subterránea.

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