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Seguimos caminando

Ángela Tipán LLasag

No puedo estar en contra de la protesta social, peor aún desde mi condición étnica, soy Kichwa Panzaleo,
mis padres y abuelitos han sido dirigentes, han liderado luchas por el acceso al agua, a la tierra, por un
trato digno. Para que hoy, yo pueda expresarme, acceder a la educación y trabajar ha sido el resultado de
las luchas por la reivindicación de los derechos de los indígenas. Ningún gobierno nos ha regalado los
derechos, todo ha sido el esfuerzo y la resistencia de las comunidades, pueblos y nacionalidades.

Existe una nueva generación que se identifica como los hijos del levantamiento, nuevos actores, nuevos
liderazgos. Creo firmemente que los escenarios son distintos, existimos más profesionales de pueblos y
nacionalidades indígenas, afroecuatorianos y montubios que estamos en capacidad de generar propuestas
de políticas públicas para mejorar la calidad de vida de nuestras comunidades. Es hora de pasar de la
protesta a la propuesta, es hora de que el movimiento indígena genere espacios donde los jóvenes y sobre
todo mujeres puedan aportar.

Es junio de 2022 y el gobierno enfrenta un nuevo paro convocado por la CONAIE para el cumplimiento de
10 puntos, ¿se justifica esta nueva paralización del país? ¿La situación de los pueblos y nacionalidades
realmente amerita un llamado de atención para el Gobierno? La respuesta es si, al analizar algunos
indicadores, se evidencia que la pobreza por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) a nivel nacional en el
2021 fue 31,1% pero si analizamos por etnia, la población montubia e indígena presentan los porcentajes
más altos de pobreza por NBI con el 61% y 52,3% respectivamente.

A penas el 45,6% de los hogares indígenas cuentan con acceso a servicios básicos a diferencia del 72,6% de
los hogares mestizos. Si revisamos indicadores laborales la realidad es la misma apenas el 15,1% de los
indígenas tienen empleo adecuado, mientras los mestizos llegan al 35,2%.

Eso solo por mencionar algunos indicadores, la situación para los pueblos y nacionales no ha mejorado,
aún existen brechas sociales. Ningún país prospera cuando hay tanta inequidad. Es un llamado de atención
a todas las funciones del Estado, no solo al gobierno, y exigir la implementación de políticas públicas con
diferentes enfoques, entre ellos la interculturalidad tal como lo menciona la Constitución de la República
del Ecuador.

La mayoría de análisis se han concentrado en atacar los actos de violencia, y sí hay que condenar todo tipo
de violencia desde la estructural hasta la física, la que atenta contra los bienes de familias que quizá
corrieron con mejor suerte y tienen un pequeño negocio. Condeno todo tipo de violencia sobre todo la
que se ejerce sobre la niñez ecuatoriana porque es violento que en Ecuador el 23,01% de menores de 5
años se encuentren en situación de desnutrición crónica y si analizamos por etnia el 40,71% de los niños y
niñas indígenas se encuentran en esta condición.

En este escenario es urgente elevar el nivel de debate desde el movimiento indígena, las organizaciones
sociales, el gobierno, los GAD, la academia, la sociedad civil ¿realmente debemos discutir los subsidios a
los combustibles? Quizá sea una propuesta con más popularidad, pero si realmente queremos un cambio
estructural debemos exigir que esos recursos sean asignados a políticas públicas para la niñez ecuatoriana,
estamos a tiempo, el Gobierno tiene la obligación de generar políticas de Estado para mejorar la calidad
de vida de la población ecuatoriana, esto no será posible sino cerramos las brechas sociales.

#Runamikanchik

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