Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
5
Electricidad.
UNIDAD UNO: MAGNETISMO.
El magnetismo fue descubierto hace más de 2,000 años por los griegos, cuando observaron que el hierro
atraía cierto tipo de piedras. Puesto que esta piedra se encontró por primera vez en la Ciudad de Magnesia, en
el Asia Menor, se le dio el nombre de magnetita. Más tarde, cuando se descubrió que esta piedra se alineaba
espontáneamente en la dirección Norte a Sur al suspenderla de un cordel, se le llamó piedra de guía o imán. La
magnetita constituye un imán natural que atrae a los materiales magnéticos.
La piedra imán es un imán natural descubierto por los griegos en Asia Menor, hace más de 2,000 años.
Aunque hay una relación estrecha entre las fuerzas eléctricas y magnéticas, las dos son totalmente diferentes.
Las fuerzas magnéticas y las fuerzas electrostáticas no tienen ningún efecto una sobre otra en tanto no haya
movimiento. Pero, si el campo de fuerza de cualquiera de ellas se pone en movimiento, entonces sucede algo
que origina la interacción de ambas fuerzas. Puesto que el electrón es la partícula más pequeña de la materia,
se partió de ello para formular una teoría que explique la relación existente entre la electricidad y el
magnetismo. Se trata de la teoría electrónica del magnetismo.
Se sabe que el electrón tiene una carga negativa y que esta carga produce un campo de fuerza que está
dirigido desde todas partes hacia el electrón. Por otra parte, según se estudia en física, una carga en rotación
produce un campo magnético. Por consiguiente, debido a su rotación orbital, el electrón también tiene un
campo magnético. Este campo se extiende en círculos concéntricos alrededor del electrón. Así pues, las líneas
electrostáticas de fuerza y las líneas magnéticas de fuerza, al encontrarse en cualquier punto, son
perpendiculares entre sí. Los dos campos combinados constituyen un campo electromagnético.
En realidad, los únicos metales naturalmente magnéticos son el hierro, el níquel y el cobalto. Por otra parte,
puesto que todos los materiales contienen electrones, se podría preguntar por qué no todas las cosas tienen
propiedades magnéticas. La respuesta es que en los átomos, los electrones orbitales que tienen un spin
opuesto tienden a formar parejas, de modo que sus campos magnéticos se oponen, anulándose mutuamente.
Lo anterior no quiere decir que los elementos que tienen un número impar de electrones sean magnéticos.
Esto podría suceder, si se lograran aislar los átomos, pero por lo general, los átomos, al combinarse para
formar moléculas, se disponen de la manera más apropiada para tener, en total, 8 electrones de valencia y al
hacerlo, en la mayor parte de los materiales, los spines de los electrones orbitales anulan los campos
eléctricos.
Sin embargo, en el hierro, níquel y cobalto, este proceso no se realiza de una manera tan ordenada. Cuando los
átomos de dichos metales se combinan, se convierten en iones y comparten sus electrones de valencia del tal
modo que muchas de las órbitas de los electrones no se anulan, sino que se suman. Esto produce en el metal
regiones llamadas dominios magnéticos, o moléculas magnéticas. Estas moléculas magnéticas se
comportan como pequeños imanes.
Aunque el hierro, el níquel y el cobalto son los únicos materiales naturalmente magnéticos, existen procesos
controlados de fabricación para obtener compuestos con buenas propiedades magnéticas.
Los materiales naturalmente magnéticos reciben el nombre de ferromagnéticos, debido a que todos se
comportan como el hierro, por lo que se refiere al magnetismo.
Puesto que los materiales magnéticos contienen moléculas magnéticas, podría pensarse que siempre se
comportan como imanes. Sin embargo, no es el caso, porque en circunstancias normales, las moléculas
magnéticas están dispersas y orientadas al azar, de manera que los campos magnéticos de las moléculas se
anulan mutuamente. Se considera entonces que el metal está desmagnetizado.
Si todas las moléculas estuvieran dispuestas de manera tal que aparentaran en la misma dirección, los campos
de fuerza se sumarían. El material entonces se consideraría magnetizado. Si absolutamente todas las
moléculas estuviesen alineadas, se produciría un campo magnético interno. Pero si sólo algunas de las
moléculas estuviesen alineadas, se produciría un campo magnético débil. Así pues, un material magnético
puede ser magnetizado parcialmente.
Puesto que la misma Tierra es una enorme masa giratoria, también produce un campo magnético. La Tierra se
comporta como si tuviera un imán de barra que pasa por su centro, con un extremo cerca del polo geográfico y
el otro cerca del polo sur.
Para establecer reglas acerca de la forma en que un imán actúa sobre el otro se asignan polaridades a los
extremos de los imanes. Las polaridades reciben el nombre de norte (N) y sur (S).
El extremo norte de un imán se determina suspendiendo el imán de un cordel para que gire libremente.
El extremo del imán que señale hacia el polo magnético norte de la Tierra es el polo N del imán. El otro
extremo del imán recibe el nombre del polo S. El imán siempre se alineará en esta forma. La razón de esto se
da más adelante.
Puesto que un imán se alineará con el polo N hacia el norte, lo podemos usar para determinar direcciones.
Una brújula consta de un pequeño imán ligero, que gira libremente y sin dificultad alguna se mantiene
alineada con el polo norte magnético de la Tierra. Independientemente de cómo se haga girar la brújula, la
aguja siempre señalará al Norte.
Puesto que un imán siempre se alinea con el polo norte magnético de la Tierra, se supone que existen ciertas
leyes específicas que rigen los efectos magnéticos; éstas son las leyes de atracción y repulsión. Las leyes de
atracción y repulsión que se aplican en el magnetismo son las mismas que las de las cargas eléctricas, excepto
que se usan los conceptos de polaridades N y S en lugar de negativo y positivo. Las leyes son: polos
semejantes se repelen, polos distintos se atraen.
Como puede verse por la atracción y repulsión de los polos magnéticos, existen fuerzas que se originan en los
polos magnéticos y producen estos efectos, pero éstos no se producen solamente en los polos. La fuerza
magnética, de hecho, rodea al imán, en un campo. Esto se puede comprobar cuando se hace mover una brújula
alrededor de un imán de barra. En cualquier posición con respecto a la barra, un extremo de la aguja indicará
hacia el polo opuesto de la barra.
Se puede usar la brújula para verificar la distancia a que se extiende el campo magnético del imán. Retirando
lentamente la brújula, se llegará a un punto en el cual la aguja de la brújula ya no está sujeta a la influencia del
campo magnético del imán, sino que nuevamente la influencia será al polo magnético norte de la Tierra.
La existencia de las líneas de fuerza se puede demostrar rociando limaduras de hierro sobre una superficie
plana y luego colocando un imán de barra sobre ellas. Las limaduras de hierro se orientarán siguiendo las
líneas de fuerza y dan una imagen del campo magnético o espectro magnético. A las líneas de fuerza se les
llama también líneas de flujo.
Cuando dos imanes se aproximan, sus campos actúan recíprocamente. Las líneas magnéticas de fuerza no se
cruzan. Este hecho determina la forma en que habrán de actuar los campos entre sí.
Si las líneas de fuerza van hacia la misma dirección, se atraerán y se unirán al aproximarse. Por eso los
polos diferentes se atraen.
Si las líneas de fuerza van hacia direcciones opuestas, no se pueden combinar. Y, puesto que no se pueden
cruzar, ejercen una fuerza opuesta entre sí. Por eso los polos semejantes se repelen.
La interacción de las líneas de flujo también se puede demostrar mediante limaduras de hierro.
Las líneas de flujo magnético pueden pasar a través de todos los materiales, aun de los que no tienen
propiedades magnéticas. No obstante, algunos materiales ofrecen cierta resistencia al paso de las líneas de
fuerza. A esta propiedad se le llama reluctancia. Los materiales magnéticos tienen muy poca reluctancia a las
líneas de flujo. Por consiguiente, las líneas de flujo tienden a pasar a través de un material magnético, aun
cuando su trayectoria resulte más larga. Gracias a esta característica, los materiales magnéticos son útiles
como blindaje para proteger los objetos encerrados en ellos contra las líneas de fuerza magnéticas. Por ello se
utilizan en la fabricación de los relojes antimagnéticos.
Los materiales magnéticos se usan como blindaje para proteger un reloj de los campos magnéticos. El blindaje
se magnetiza sólo temporalmente. Las líneas de flujo no pueden llegar a este mecanismo de reloj
Puesto que un electrón produce su propio campo magnético, debido al spin que tiene, se podría pensar que, al
haber exceso de electrones en un objeto, se produciría un campo magnético. Sin embargo, también en el caso
de cargas estáticas, los electrones con spines opuestos forman parejas, anulándose en este proceso sus efectos
magnéticos. Por consiguiente, la electricidad estática no produce un campo magnético.
Por otra parte, los electrones que se mueven a lo largo de un conductor, sujetos a la fuerza que origina el flujo
de la corriente, no pueden formar parejas con los de spin opuesto. Por el contrario, como todos fluyen en la
misma dirección, sus campos magnéticos tienden a sumarse.
En 1819, Hans Christian Oersted, al observar la forma en que un conductor con corriente influía en una
brújula, descubrió que la corriente eléctrica produce un campo magnético.
Se puede usar la regla de la mano izquierda para determinar la dirección del campo magnético. Si se cierran
los dedos alrededor del conductor y el pulgar señala la dirección del flujo de la corriente eléctrica, entonces
los dedos indicarán la dirección del campo magnético.
Fig. 1
Cuanta más corriente pase por un conductor, más intenso será el campo magnético. Así como el campo
magnético, las líneas de flujo son más densas cerca del alambre y se apartan una de la otra al alejarse de éste.
El campo, pues, es más intenso cerca del conductor y es más débil al aumentar la distancia.
El número de líneas de fuerza por unidad disminuye en proporción inversa a la distancia al conductor.
Por ejemplo, a un centímetro del conductor, la densidad de fuerza es la mitad de lo que sería a medio
centímetro de distancia.
Fig. 2
Si se aproximan dos conductores en los cuales la corriente fluye en direcciones opuestas sus campos
magnéticos tenderán a oponerse entre sí, ya que las líneas de flujo van en direcciones opuestas. Las líneas de
flujo no se pueden cruzar y los campos tienden a separar los conductores uno del otro.
Cuando se aproximan dos conductores recorridos por corrientes que fluyen en la misma dirección, los campos
magnéticos se suman, ya que las líneas de flujo llevan la misma dirección. Las líneas de flujo se unen y forman
trayectorias cerradas alrededor de ambos conductores y los campos tienden a acercarlos. Las líneas de flujo
de ambos conductores se suman para originar un campo magnético más intenso. Tres o cuatro conductores
juntos en esta forma, originarían un campo magnético aún más intenso.
Fig. 3
Fig. 4
Fig. 5
Si el alambre se tuerce para formar una espira, los campos magnéticos producidos alrededor del conductor se
orientarán de tal manera que todos entrarán en la espira por un lado y saldrán por el otro. En el centro de la
espira las líneas de flujo se comprimen para crear un campo más denso y, por consiguiente, más intenso. Esto
determina los polos magnéticos: el norte se encuentra en el lado del que salen las líneas del flujo y el sur en el
lado por el que entran.
Fig. 6
Fig. 7
Ley de Ampere:
La relación cuantitativa entre la corriente eléctrica y el campo magnético, viene dada por la Ley de Ampere,
que es la ley básica que gobierna la producción de un campo magnético por una corriente eléctrica. La Ley de
Ampere establece que el campo magnético producido por una corriente, es directamente proporcional a dicha
corriente eléctrica, e inversamente proporcional a la longitud que tengan que recorrer las líneas de campo
magnético. En términos magnéticos, la Ley de Ampere se expresa de la siguiente forma:
Amperes - vuelta
H = Intensidad de campo magnético expresado en
metro
I = Intensidad de corriente eléctrica en Amperes.
Para concentrar el campo magnético producido por una corriente eléctrica que circula por un conductor, el
conductor se devana en forma de una bobina. Cuando esto sucede, se suman los campos magnéticos que
rodean las vueltas de la bobina y con ello, se incrementa la intensidad de campo magnético, tal y como se
muestra en la siguiente figura.
P
Un solenoide genera un campo magnético con las mismas propiedades que tienen los imanes naturales, tal y
como se muestra en la siguiente figura.
N S
Fig. 9
La cuantificación del campo magnético en un solenoide se determina también por la Ley de Ampere, sólo que
en este caso:
NxI
H
donde: N = número de espiras del solenoide.
Puede decirse que la intensidad de campo magnético (H), es una medida del esfuerzo que realiza una
corriente para crear un campo magnético. El total de líneas de campo magnético producidas por la corriente
eléctrica al circular por una bobina, tiende a distribuirse de manera uniforme dentro de la sección transversal
del solenoide.
Según se ha indicado anteriormente, un solenoide es un circuito formado por un conductor enrollado en hélice
y que tiene la característica de que al ser recorrido por una corriente continua produce un campo magnético
cuyas líneas de inducción son similares a las de un imán recto. Las líneas de inducción son curvas cerradas
que en la parte central del solenoide son paralelas.
Según las fórmulas demostradas anteriormente, la inducción magnética producida en diversos puntos en el
interior del solenoide (y también fuera de él) es proporcional a la intensidad de la corriente y al número de
vueltas del solenoide por unidad de longitud.
La densidad de flujo magnético se define como la distribución de las líneas de campo magnético sobre la
sección transversal de un material.
La figura12 muestra un núcleo rectangular con una bobina de “N” vueltas montadas en una de sus columnas.
Si el núcleo es de hierro o de otro metal similar (níquel, cobalto, etc.), conjuntamente llamados materiales
ferromagnéticos, prácticamente todo el campo magnético producido por la corriente permanecerá dentro del
núcleo, de tal manera que las líneas de campo magnético se distribuirán de manera uniforme en el área o
sección transversal del núcleo ferromagnético.
Fig. 12
Supóngase que al núcleo rectangular mostrado en la figura 12, se le hiciera un corte exactamente en donde se
indica el área o sección transversal, y se separaran las columnas para poder observar las líneas de campo
magnético en el interior del material. Si esto fuera posible, se vería lo siguiente:
Fig. 13
La densidad de flujo magnético es la cantidad de líneas de campo magnético por metro cuadrado. Para definir
la cantidad de líneas de campo magnético se utiliza la unidad de flujo que es el Weber (Wb). Entonces, la
densidad de flujo magnético, son los webers por metro cuadrado. En el SI (Sistema Internacional) un weber
por metro cuadrado es igual a una tesla. En otras palabras, las unidades de densidad de flujo magnético, son
las Teslas (T).
La densidad de flujo magnético producido en un material, depende de dos factores, los cuales son:
B = H
ó
∅
B=
𝐴
Donde:
∅ = Flujo magnético expresado en Weber (Wb)
A = Área de sección transversal expresada en m2
Tabla de unidades:
Área
Flujo magnético.
𝐿í𝑛𝑒𝑎𝑠
1 Tesla = 1 x 104 Gauss = 6.452 x 104
𝑝𝑙𝑔𝟐
Problemas.
1.- Calcular el valor del flujo y la densidad de flujo en los sistemas restantes.
∅ B
CGS
Inglés
2.- Calcular el valor del flujo y la densidad de flujo en los sistemas restantes.
∅ B
CGS
Inglés
3.- Calcular el valor del flujo y la densidad de flujo en los sistemas restantes.
∅ B
CGS
Inglés
4.- Calcular la densidad de flujo en los tres sistemas si el flujo es igual a ∅ = 8 x 105 Maxwell y el área es A =
0.85 plg2
∅ B
S.I.
CGS 8 x 105
Inglés
∅ B A
CGS
Inglés
Se llama electroimán todo dispositivo que contiene hierro en torno del cual pasan espiras conductoras por las
que se puede hacer circular una corriente eléctrica.
Al hierro se le llama núcleo del electroimán y a las espiras por las que pasa la corriente se les llama bobina o
solenoide.
Una bobina muy larga permite obtener en la región central una inducción magnética casi uniforme.
Cuando el núcleo es recto, un solenoide uniforme da polaridad norte en un extremo y sur en el otro. Cuando el
núcleo es en herradura, se hace el enrollamiento en una de las ramas de la herradura en un sentido y en la otra
en sentido contrario, para producir un polo norte en una rama y un polo sur en la otra.
La permeabilidad magnética de un material, puede definirse como la facilidad que presta dicho material para
que en él se establezca un campo magnético.
Los materiales que tienen más facilidad de que en ellos se establezca un campo magnético, son los llamados
materiales ferromagnéticos, entre los cuales se encuentran el hierro, el níquel, el cobalto y algunas de sus
aleaciones.
Para entender el comportamiento de los materiales ferromagnéticos es necesario conocer algo acerca de su
estructura.
Los átomos de estos materiales tienden a tener sus campos magnéticos estrechamente alineados unos con
otros.
Dentro de un metal existen muchas pequeñas regiones llamadas “dominios”. En cada dominio, todos los
átomos tienen sus campos magnéticos alineados en la misma dirección, así, cada dominio dentro del material
actúa como un pequeño imán permanente.
La razón para que un bloque de hierro aparezca magnéticamente neutro, es la gran cantidad de minúsculos
dominios están orientados al azar dentro del material, tal y como se muestra en la siguiente figura.
Fig. 16
Cuando se aplica un campo magnético exterior a este material, los dominios tienden a orientarse en la
dirección de dicho campo, creando un flujo magnético en el material, el cual a su vez hace que nuevos
dominios cambien su orientación incrementando la intensidad del campo magnético.
Este proceso de retroalimentación positiva hace que este tipo de materiales alcancen permeabilidades mucho
mayores que la del aire.
Fig. 17
Como puede observarse de la figura anterior, un material ferromagnético aumenta y concentra el flujo
magnético que produce una corriente eléctrica.
Los materiales que tienen la propiedad de ser repelidos por un imán fuerte se dice que tales materiales son
diamagnéticos (los materiales diamagnéticos más comunes son: el bismuto metálico, el hidrógeno, el helio y
los demás gases nobles, el cloruro de sodio, el cobre, el oro, el silicio, el germanio, el grafito, el bronce y el
azufre) y la propiedad recibe el nombre de diamagnetismo. Por otra parte, se dice que los materiales que son
atraídos débilmente por un imán poderoso son paramagnéticos (algunos materiales son: aluminio,
magnesio, titanio y wolframio).
El valor de la permeabilidad magnética de un material se determina tomando como base la permeabilidad del
espacio libre, a la cual se le denomina o, y su valor es:
o = 4 x 10-7 H/m
Como puede observarse, las unidades de la permeabilidad magnética son Henry por metro.
Se llama permeabilidad relativa de un material a la relación que existe entre su propia permeabilidad y la del
espacio libre:
r
o
La permeabilidad relativa sirve para comparar la facilidad con que se pueden magnetizar los diferentes
materiales con respecto al espacio libre. Por ejemplo, los aceros utilizados en máquinas modernas tienen una
permeabilidad relativa de 2000 a 6000 y aún más.
Esto significa que para una cantidad dada de corriente, en una pieza de acero, se establecerá un flujo 2000 a
6000 veces mayor que en una superficie igual de aire (la permeabilidad del aire es prácticamente igual a la del
espacio libre).
Antes del descubrimiento de Faraday, se generaba energía eléctrica en un circuito mediante acción química
como, por ejemplo, en una pila seca o en un acumulador. El descubrimiento de Faraday en 1831 fue la
generación de una fuerza electromotriz (tensión eléctrica) debido al movimiento relativo entre un campo
magnético y un conductor de electricidad.
A esto lo denominó Faraday Tensión eléctrica “inducida” porque sólo se presentaba cuando había movimiento
relativo entre el conductor y un campo magnético sin contacto “físico” real entre ellos.
En 1845 Neumann cuantificó este enunciado en forma de una ecuación en la cual la magnitud de una fuerza
electromotriz generada (FEM) es directamente proporcional a la rapidez de cambio de los eslabonamientos de
flujo:
(Sistema inglés) E x 10 8 volts (V)
t
(SI) E= volts (V)
t
En las cuales es el flujo en líneas o maxwells (sistema inglés) o en webers (sistema SI)
t es el tiempo en segundos en el cual se enlazan líneas
E es el voltaje promedio generado por un conductor
Adviértase que en el sistema inglés hay 10-8 volt segundos/línea, mientras que en el sistema SI hay 1 Vs/Wb.
Fig. 18 Conductor de longitud “l" que se mueve a través de un campo magnético B para generar una FEM
Las direcciones de voltaje y la corriente inducidos en el conductor, tienen una relación definida con el cambio
en el eslabonamiento de flujo que las induce. Esta relación se enuncia mediante la Ley de Lenz:
Henrich Lenz, en 1833 informó que la “acción electrodinámica de una corriente inducida se opone por igual a
la acción mecánica que la induce”. Se debe notar que la Ley de Lenz es, en realidad, una extensión del principio
de Le Chatelier. Éste último establece que las fuerzas naturales existen en un equilibrio de modo que se
oponen a cualquier cambio del equilibrio. La tercera ley del movimiento de Newton se deriva igualmente de
ese principio: A cada acción, hay una reacción igual y opuesta. Además, en la Ley de Lenz está implícita la ley
de la conservación de la energía, ya que se necesita energía mecánica para producir energía eléctrica mediante
la acción electromagnética. Así, sólo cuando una fuerza supera la resistencia es cuando se gasta la energía.
En todos los casos de inducción electromagnética, un voltaje inducido hará que fluya una corriente en un
circuito cerrado en dirección tal que su efecto magnético se oponga al cambio que la produce.
El enunciado anterior de la Ley de Lenz implica (1) una causa y (2) un efecto que se opone a una causa. La
causa implicada no es necesariamente el movimiento del conductor que resulta de una fuerza mecánica, sino
un cambio en los eslabonamientos de flujo. El efecto implicado es una corriente, debida a un voltaje inducido,
cuyo campo se opone a la causa.
Así, en todos los casos de inducción electromagnética, siempre que se tiene un cambio en el flujo, se induce un
voltaje que tiende a establecer una corriente en dirección tal que se produzca un campo que se oponga al
cambio en el flujo que enlaza las vueltas (bobinas) del circuito.
Es un aparato eléctrico estático, empleado para transferir energía eléctrica de un circuito de corriente alterna
a otro, sin cambiar de frecuencia. Esta transferencia generalmente va acompañada por un cambio de voltaje y
de corriente, manteniendo valores de potencia constantes entre entrada y salida.
Cuando se energiza el primario con Corriente Alterna, se produce un flujo magnético en el mismo, el cual se
transmite al otro bobinado o secundario, por medio del núcleo. Esto da a lugar a que se genere en esta bobina,
otra fuerza electromotriz que dependerá de factores como la cantidad de vueltas de ambos bobinados , la
relación de transformación, la tensión aplicada en el primario, etc.
Si el transformador genera una tensión en el secundario menor que la del primario, se trata de un
transformador de bajada, en caso contrario se le llama de subida, y si da exactamente la misma tensión en
primario y secundario, entonces su nombre es “de relación 1 a 1”, de paso, o de enlace,(este tipo de
transformadores se usa generalmente para aislar circuitos, y para estabilizarlos por medio del cambiador de
derivaciones)
En el caso de que el número de espiras del primario fuese igual que el secundario, la tensión que se induce en
el secundario seria aproximadamente igual a la aplicada al primario .El flujo que se producirá en el primario
será proporcional a la tensión aplicada a la bobina y al número de espiras de la misma.
Por otro lado, la tensión que se induce en el secundario es proporcional al flujo común y al número de espiras
del mismo.
En caso de que el número de espiras del secundario sea mayor que la del primario, la tensión que
obtendremos a la salida del transformador será mayor que la de la entrada. Esto nos indica que tanto para el
primario como para el secundario, el número de espiras es directamente proporcional a la tensión.
Usualmente se considera primario a aquél bobinado que se le aplica más tensión, y esto se debe a que la
mayoría de los transformadores son usados para reducir la tensión eléctrica para alimentar cargas de menor
tensión que la que llega del suministro eléctrico. Pero también existen casos a nivel industrial en los que se
necesita un transformador individual o de poca potencia para alimentar equipos de mayor tensión que el
suministro eléctrico, en tal caso la salida del transformador (el secundario) va a tener mayor tensión. Como un
transformador puede ser elevador y reductor a la vez, es incorrecto referirse únicamente como primario y/o
secundario a cualquiera de sus bobinados, esto dependerá de cuál de ellos alimente a la carga y cual reciba el
suministro eléctrico a transformar para tal caso. Por otro lado, denominaremos “Bobinado de Alta” al de
mayor tensión, y bobinado de Baja al de menor.
Ambos bobinados están aislados eléctricamente uno del otro, pero conectados de forma magnética a través de
un núcleo de hierro.
Para hacer más sencillo el estudio del transformador se considera al mismo como si fuera ideal, esto es, sin
ningún tipo de pérdidas que se puedan dar tanto en los circuitos eléctricos (efecto Joule), como magnéticos (
corrientes parásitas , histéresis, dispersión de flujos, etc).