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Coleccionismo.

El coleccionismo es una forma de ocio consistente en reunir, conservar y mostrar todo


tipo de objetos, pero también perseguía un fin propagandístico, como el caso de la
colección de libros realizada por los reyes Ptolomeos para su Museion, con el que
deseaban sacudirse parte del complejo de inferioridad heleno ante la cultura egipcia,
según Escolar (2001). Así mismo, y desde tiempo de los asirios se conoce un afán
coleccionista por motivos de conocimiento, lo que actualmente se llamarían motivos
científicos, caso del intento de reunir en Nínive todas las tablillas o copias de las mismas
existentes en el Imperio Asirio.1

Es en la Edad Moderna cuando los reyes, la Iglesia y los nobles comienzan a desarrollar
esta clase de ocio con el fin de reunir, rodearse y disfrutar de todo tipo de objetos, pero
especialmente en aquellos ejemplares bellos, raros o valiosos del mundo natural,
arqueológico, numismático, medallas u objetos de uso cotidiano, dándoles un fin para el
que nunca fueron concebidos.

Probablemente el primer coleccionismo nació con la invención de la escritura y la fijación


del conocimiento. El primer registros que se tiene de un deseo de reunir objetos, en aquel
caso tablillas de barro, lo realizó el rey asirio Asurbanipal cuando ordenó reunir en su
palacio todas las tablillas grabadas con textos existentes en su imperio. Pero este esfuerzo
no fue continuado por los imperios que sucedieron a los asirios. Los medos conquistaron
Nínive y arrasaron la ciudad con el palacio, la biblioteca y los colección de tablillas, pero
por estar hechas en barro la mayoría soportó las llamas. En el siglo VI a.C. los persas
tampoco tuvieron afán de coleccionar textos escritos, poseían archivos con un fin práctico,
pero no un intento de reunir todos los títulos posibles.1

Unos dos siglos después, filósofos como Platón en su Academia o Aristóteles en su Liceo
reunieron colecciones de libros para mejorar sus enseñanzas (Escolar, 2001). Sin embargo,
fueron los reyes helenísticos los que crearon las bibliotecas más grandes de su tiempo. En
principio perseguían el mismo fin que los asirios, reunir el conocimiento, mucho más
teniendo en cuenta que aquellos macedónicos debían gobernar en territorios
desconocidos para ellos, con religiones, lenguas y pueblos muy diferentes a los suyos y
poseer colecciones de libros con información útil para saber gobernar aquellos nuevos
reinos.3

Es durante el siglo XVI cuando se amplía el ámbito del coleccionismo a todo tipo de
objetos bellos, raros y valiosos. Son los reyes, la Iglesia y los nobles quienes realizan esta
labor, incluso compitiendo por la obtención de piezas extremadamente raras o
magníficamente conservadas. Pero con la caída del Antiguo Régimen, la llegada de la
burguesía y la decadencia de las antiguas aristocracias cuando esas colecciones son
compradas o donadas a los estados. De estas colecciones privadas nacerán muchos de los
museos actuales como El Prado, Louvre, el Ermitage o los Vaticanos.
El coleccionismo puede ser muy variado,2 pero hay algunos temas muy populares que han
creado un mercado propio en el que se compran, venden e intercambian objetos de la
colección.

Algunos tipos de coleccionismo:

Bibliofilia: coleccionismo de libros.


Calendofilia: coleccionismo de calendarios de bolsillo.
Cartofilia o deltiología: coleccionismo de postales.
Cervisiafilia: coleccionismo de todo lo relacionado con la cerveza.
Conquiliología: coleccionismo de conchas de moluscos.
Escripofiliaː coleccionismo de acciones y bonos antiguos.

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