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TRABAJO PRÁCTICO PSICOLOGÍA

DEL DESARROLLO III


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Introducción

En el siguiente trabajo se hará un análisis y un desarrollo de los conceptos para tratar

la temática de “familias ensambladas y divorcio”, utilizando diversas fuentes de información

correspondientes al tema en cuestión.


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Marco teórico

La familia es considerada como un grupo de personas unidas por el parentesco, es la

organización más importante a la cual puede pertenecer el hombre y la mujer. Esta unión se

puede conformar por vínculos consanguíneos, por un vínculo constituido y reconocido legal,

o no, y socialmente, como es el matrimonio o la adopción.

Algunos autores afirman que la etimología de “Familia” surge de la palabra fames,

cuyo significado es “hambre”; y por otro lado, otros autores mencionan que se origina de la

palabra famulus, es decir “sirvientes”, por eso, muchos creen que la idea de familia surge a

raíz de los grupos de esclavos y sirvientes que respondían a un mismo amo. Sin embargo, el

origen de la palabra familia aún no se determina precisamente.

La familia es la organización social más general y asimismo la más importante para el

ser humano. Ya sea por vínculos sociales, legalmente consagrados o por vínculos sanguíneos,

el pertenecer a una agrupación de este tipo es sumamente importante en el desarrollo

psicológico y social del individuo.


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Desarrollo

Para comenzar a desarrollar la temática, nos parece importante destacar los diferentes

tipos de familia que se presentan hoy en día. Estas son muy diversas y presentan diferentes

estructuras:

1. Familia nuclear (biparental)

La familia nuclear es lo que conocemos como familia típica, es decir, la familia formada por

un padre, una madre y sus hijos. Las sociedades, generalmente, impulsan a sus miembros a

que formen este tipo de familias.

2. Familia monoparental

La familia monoparental consiste en que solo uno de los padres se hace cargo de la unidad

familiar, y, por tanto, en criar a los hijos. Suele ser la madre la que se queda con los niños,

aunque también existen casos en en que los niños se quedan con el padre. Cuando solo uno de

los padres se ocupa de la familia, puede llegar a ser una carga muy grande, por lo que suelen

requerir ayuda de otros familiares cercanos, como los abuelos de los hijos. Las causas de la

formación de este tipo de familias pueden ser, un divorcio, ser madre prematura, la viudedad,

etc.

3. Familia adoptiva

Este tipo de familia, la familia adoptiva, hace referencia a los padres que adoptan a un niño.

Pese a que no son los padres biológicos, pueden desempeñar un gran rol como educadores,

equivalente al de los padres biológicos en todos los aspectos.

4. Familia sin hijos


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Este tipo de familias, las familias sin hijos, se caracterizan por no tener descendientes. En

ocasiones, la imposibilidad de procrear de los padres lleva a éstos a adoptar a un hijo. En

cualquier caso, podemos perfectamente imaginar una unidad familiar en la que, por un

motivo u otro, no se haya querido o podido tener hijos. No hay que olvidar que lo que define

a una familia no es la presencia o ausencia de hijos.

5. Familia de padres separados

En este tipo de familia, que podemos denominar familia de padres separados, los progenitores

se han separado tras una crisis en su relación. A pesar de que se nieguen a vivir juntos deben

seguir cumpliendo con sus deberes como padres. A diferencia de los padres monoparentales,

en los que uno de los padres lleva toda la carga de la crianza del hijo sobre sus espaldas, los

padres separados comparten funciones, aunque la madre sea, en la mayoría de ocasiones, la

que viva con el hijo.

6. Familia ensamblada o compuesta

Esta familia, la familia compuesta, se caracteriza por estar compuesta de varias familias

nucleares. La causa más común es que se han formado otras familias tras la ruptura de pareja,

y el hijo además de vivir con su madre y su pareja, también tiene la familia de su padre y su

pareja, pudiendo llegar a tener hermanastros.

Se trata de un tipo de familia más común en entornos rurales que en los urbanos,

especialmente en contextos en los que hay pobreza.

7. Familia homoparental

Este tipo de familia, la familia homoparental, se caracteriza por tener a dos padres (o madres)

homosexuales que adoptan a un hijo. También puede haber familias homoparentales

formadas por dos madres, obviamente. Aunque esta posibilidad suscita un amplio debate

social, los estudios han demostrado que los hijos de padres o madres homoparentales tienen
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un desarrollo psicológico y emocional normal, como por ejemplo explica este informe de la

APA.

8. Familia extensa

Este tipo de familia, la familia extensa, se caracteriza porque la crianza de lo hijos está a

cargo de distintos familiares o viven varios miembro de la familia (padres, primos, abuelos,

etc.) en la misma casa. Si alguna vez habéis visto la famosa serie “El Príncipe de Bel Air”, se

puede ver como Will vive en casa de si tío, que adopta el rol de padre de éste. También puede

suceder que uno de los hijos tenga su propio hijo y vivan todos bajo el mismo techo.1

Las clasificaciones de familia que hemos nombrado anteriormente son las llamadas

“tradicionales” o las más frecuentes que podemos identificar. No obstante, en los últimos

años la sociedad fue cambiando y modificándose en muchísimos aspectos a pasos

agigantados, haciendo que las conformaciones de estas instituciones, como así también

muchos aspectos de la vida social, cambien a la par. Estos cambios dieron lugar a una gran

variedad de diferentes composiciones de familias.

Una vez explicado el concepto de familia nos adentraremos a explicar el concepto de

familia ensamblada. Se conoce como familia ensamblada, familia mixta o familia

reconstruida a un núcleo familiar en el cual uno o ambos progenitores tienen descendientes

fruto de una unión anterior. Es decir, se trata de una familia formada por uno o dos padres

divorciados, viudos o padres o madres solteras.

El origen de este término se remonta a la Argentina en 1987, cuando se promulgó la

ley de divorcio, reconociendo oficialmente esta figura en dicho país, donde los matrimonios

que estaban separados conformaban un grupo demográfico importante. Aunque se asume que

también lo sean en el resto del mundo occidental, las cifras respecto a las familias

1
Corbin, Juan Armando (2019)
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ensambladas son muy diversas. Esto se debe a que dependiendo de la legislación, pueden no

considerarse como tales a las segundas uniones no legalizadas, muy frecuentes en América

Latina, o a las madres y padres solteros que luego contraen matrimonio por primera vez.

Sin embargo, tanto en Europa como en EEUU las tasas de divorcio son significativas

(30% y 50% respectivamente), pero de los divorciados un altísimo porcentaje (75%) decide

volverlo a intentar con una nueva pareja.

Se ha defendido el uso del término que refiere a la nueva pareja de un padre

divorciado en español para combatir la connotación peyorativa que el sufijo –astro le da a un

padrastro o una madrastra, figuras que en el imaginario de la fábula infantil están además

vinculados con la maldad o el egoísmo. Dicha connotación no existe en el término inglés:

step- (como el stepfather o stepmother).

Por otra parte creemos que es un concepto que va avanzando con el tiempo y se va

visibilizando socialmente. Actualmente esta naturalizado y no está mal visto como hace unos

años atrás.

Cabe destacar que hay tantas formas de familia como familias en el mundo, ya que la

conformación de la familia es una cuestión sumamente personal o mejor dicho, depende de

cada caso y de la aceptación grupal. El cambio de paradigma social en el cual vivimos

actualmente cuestiona situaciones establecidas y no cuestionadas por décadas anteriores, y

permite la aceptación social y judicial a diversas formas de conformación familiar y

conyugal.

Otro tema que nos compete en el trabajo es el matrimonio, formando parte de uno de

los pilares más importantes y encontrados en la conformación de la familia


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El término matrimonio proviene del latín matrimonĭum. Se trata de la unión de un

hombre y una mujer que se concreta a través de determinados ritos o trámites legales. En los

últimos años, cada vez más países han aceptado el matrimonio entre personas del mismo

sexo, con lo que esta unión conyugal ha dejado de ser patrimonio de la heterosexualidad.

A partir de la definición del concepto de matrimonio se puede abarcar la temática de

separación conyugal y divorcio.

A través de este texto hemos podido analizar y estudiar las implicaciones que tiene un

divorcio en la vida de una persona, e incluso para su círculo más cercano.

El autor postula tempranamente que el mismo es un proceso traumático y a menudo

degradante. Con esto hace referencia al hecho de que es común que los cónyuges que están

por separarse intenten desquitarse para compensar la angustia y el abandono. Tanto así que

en la ”Escala de estrés” (1967) de Thomas Holmes y Richard Rahe, la cual se enlistan los

eventos que ante su estrés más colaboran en el desencadenamiento de enfermedades, el

divorcio fue ubicada en el segundo lugar, después de la muerte de un conyuge.

El proceso de duelo en un divorcio es común, ya que es fácil identificarlo y

relacionarlo con la muerte de un ser querido; la negación, ira, regateo, depresión y

resignación, son etapas del duelo que se pueden presentar en la separación. Sin embargo este

evento, no debe significar una completa derrota, ya que eventualmente con ayuda se podría

llegar a lograr la curación de heridas emocionales, lo cual permitiría el cierre del episodio. A

su vez en el texto se explica que la recuperación y el re-equilibrio se van a lograr

completamente cerca de los dos años posteriores al divorcio, y que es inclusivamente sano

sentir periodos de autocompasión y desprecio, para superar dicho momento.


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El autor también remarca otro acontecimiento importante en la transición del divorcio,

que es similar al de un fénix que surge de las cenizas. Esto se refiere a que posteriormente es

común que uno pueda llegar a revivir el sentido de autoestima, y es que para los

protagonistas, esta experiencia suele significar un crecimiento. Y que lo más probable es que

las personas divorciadas, posteriormente vuelvan a encontrar pareja.

A medida que la persona divorciada se torna cada vez más autoactualizada, su

personalidad nuevamente irradiara e inclusive será una mejora para su círculo más cercano,

quienes han transitado con la persona, la separación, ya que el “renacer” de esta persona,

puede servir de inspiración.

Es importante destacar que el ciclo evolutivo de la pareja no siempre es constante sino

que puede ser categorizado en diferentes etapas, estas están definidas por las características

individuales, familiares y sociales sobre las que se asienta su desarrollo. A través de la

experiencia, se puede afirmar que hay un porcentaje alto de parejas que no pueden desarrollar

estrategias que permitan seguir con el matrimonio posterior a alguna crisis en la que se

encuentre la pareja. Como consecuencia de una separación, se constituye una crisis que como

resultado suele traer una nueva realidad familiar, que en la mayoría de los casos suele ser más

compleja.

La ruptura de un matrimonio genera dolor en todos los miembros de una familia, y

afecta en especial a los hijos, si los hay. Es sumamente necesario que tanto los padres como

los hijos enfrenten tareas de adaptación a la nueva situación donde puedan “llorar las pérdidas

ocasionadas y hacer frente a los numerosos y radicales cambios”

El divorcio debe ser considerado como un proceso dentro de un modelo evolutivo de

crisis, donde la separación se da en diferentes niveles relacionados entre sí y transcurre en un

tiempo y un contexto determinado. El autor Bohannan distingue diferentes etapas que debe

llevar a cabo una pareja que está atravesando el arduo proceso de la separación, dentro de
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estas encontramos la etapa emocional, legal, económica, coparental, social y psíquico. Estas

son etapas que toda pareja debe pasar al llevar a cabo una ruptura.

Kaslow propone un modelo explicativo de las fases por las que se atraviesa durante

una ruptura:

A. Pre-divorcio: un periodo de deliberación y desaliento

Esta hace referencia al divorcio emocional, donde la relación comienza a deteriorarse

y aumenta la tensión que luego va a llevar a la ruptura.

El autor caracteriza algunos de los sentimientos que manifiestan las personas que

atraviesan por esta etapa: desilusión, insatisfacción, alienación, ansiedad, incredulidad,

desesperación, temor, angustia, ambivalencia, shock, vacío, enojo, caos, inadecuación, baja

autoestima, pérdida.

B. Divorcio: un periodo de compromisos legales.

El momento donde la separación se hace legítima y se regula el futuro de la relación.

Dentro de esta etapa podemos diferenciar el divorcio económico, a partir del cual se realiza el

reparto de los bienes compartidos, la regulación de las cuestiones de custodia (divorcio

coparental) está en el caso de tener hijos compartidos. Por último, el divorcio social donde

quienes formaban parte de la pareja deben realizar una reestructuración funcional y mostrarse

en su nueva situación frente a la familia y sus amistades.

C. Post-divorcio: un periodo de exploración y reequilibrio.

Esta última etapa incluye el divorcio psíquico, suele ser una de los momentos más

complicados ya que las personas deben aceptar la nueva condición de independencia

emocional y la elaboración psicológica de todos los efectos que trajo la ruptura.


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Es importante remarcar el hecho de que a la hora de abordar una separación se debe

tener en cuenta que no todas las parejas tienen un estilo conyugal por igual, si no que existen

diferentes formas de abordar una separación. Sin embargo, el abordaje que tenga cada pareja

del momento de la ruptura suele tener muchas coincidencias con el modo de relacionarse que

había tenido la pareja durante los años juntos ya que no se reinventa una nueva relación en el

momento de la separación.

La clínica demuestra que hay innumerables personas que mantienen una convivencia

con la que no están satisfechas ante la imposibilidad de tomar una decisión de ruptura. Para

explicar este fenómeno se pone especial énfasis en los obstáculos que impiden llevar a cabo

el proceso de la separación. Estos son matrimonios que están emocionalmente separados pero

físicamente unidos ya que no toman la decisión de llevar a cabo la ruptura

Es importante destacar la participación de los hijos en el proceso de ruptura de sus

padres, esta supone una serie de repercusiones que son importante destacar. La participación

de los hijos en estos casos no es siempre pasiva, en ciertos momentos del proceso adquieren

una postura activa que irá cambiando teniendo en cuenta la edad de ellos y cual es el rol

familiar que han adoptado.

Los hijos en función de la edad que tengan podrán manejar diferentes estrategias,

conscientes e inconscientes que los ayudarán a enfrentarse con esta nueva realidad que se

verán obligados a vivir.

Saposnek (1983) describe algunas de ellas:

*Ante el miedo a ser abandonados, los niños de todas las edades suelen intentar que

sus padres se reconcilien y vuelvan a vivir juntos. Un ejemplo para esto es el discurso de los

niños acerca de todos los cambios positivos que está ahora realizando su padre/madre luego

de la separación.
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*Tras la ruptura, las ansiedades ante las separaciones pueden expresarse mediante

dificultades para alejarse de uno y otro padre cada vez que se produce el intercambio

correspondiente a las visitas.

*Los niños pueden generar mayor conflicto entre los padres aumentando la tensión

entre ambos. Por ejemplo hablar de las nuevas salidas con otras personas que están ahora

teniendo su padre o su madre.

*Una forma más de garantizar el afecto de al menos uno de sus padres, es probándole

su lealtad mostrando su rechazo hacia el otro padre.

*En algunos casos pueden pretender evitar los conflictos intentando mantener una

difícil posición de neutralidad entre sus padres

*En niños mayores y adolescentes son posibles los intentos de manipular la ruptura

para obtener ventajas inmediatas.

Wallerstein, realizó un estudio longitudinal que tuvo una duración de diez a los donde

describió los sentimientos y las reacciones de los hijos en función de su edad. Se pueden

destacar los siguientes resultados:

*Niños en edad pre-escolar (de 2 a 4 años). Son los niños que presentan mayor

dificultad para comprender la complejidad de los sentimientos adultos y por ello tienden a

sentirse culpables o a temer ser abandonados. Pueden aparecer ansiedades para separarse,

conductas regresivas, problemas para dormirse, caprichos, etc.

*Primera etapa escolar (de 5 a 8 años). Son más conscientes de los motivos y razones

de los adultos. Suelen mostrar sentimientos de pérdida, rechazo y culpa. Ante los conflictos

de lealtades pueden reaccionar defensivamente llegando incluso a negar la relación con uno

de los padres. Son los niños que conservan más fantasías de reconciliación.
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*Segunda etapa escolar (de 9 a 12 años). Su mayor capacidad empática y de

comprensión hace que tiendan a identificar sus sentimientos con los de los padres. Pero ante

la angustia, la furia, el sufrimiento o el desamparo, pueden tomar partido por uno solo de

ellos para garantizarse al menos una protección. A la vez, asumen papeles adultos

convirtiéndose a sí mismos en protectores de uno de sus padres. Pueden aparecer síntomas

psicosomáticos.

*Adolescentes. Tienen más elementos cognitivos y más apoyos externos para

enfrentarse a la nueva situación, pero al mismo tiempo están más expuestos ante el conflicto

y, por tanto, tienen mayores posibilidades de verse implicados. El temor ante el der rumbe de

la estructura familiar contenedora que necesitan puede generar sentimientos de rechazo y

ansiedad al comprobar la vulnerabilidad emocional de sus padres.

Esta misma autora resalta una serie de "tareas psicológicas" esenciales que los hijos

deben realizar para superar el divorcio de sus padres. Básicamente tendrían que ser capaces

de comprender su significado y consecuencias, afrontar la pérdida y el enojo que les produce,

y elaborar las posibles culpas. El niño debe proseguir su vida cuanto antes, aceptar el carácter

permanente del divorcio y aferrarse a la idea positiva de que, a pesar de todo, es posible

"amar y ser amado".2

Familias ensambladas exitosas y su tratamiento terapéutico

John y Emily Visher, pioneros en el campo de las familias ensambladas, habiendo

ellos mismos conformado una con siete hijastros teorizan acerca de esta temática y sus

implicancias. La pareja es cofundadora de la Asociación de Familias Ensambladas de los

Estados Unidos.

2
Kaslow F. y Hyatt R. (1988)
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Ellos, como lo hace Maria Silvia Dameno, hablan de los aspectos importantes del

terapeuta, el cual, según ellos, debería inadvertidamente ejercer presión para que las

relaciones de convivencia entre los miembros de la familia se transformen en relaciones

cercanas.

Una de las diferencias principales entre las familias ensambladas y las otras es que las

primeras comienzan luego de muchas pérdidas y muchos cambios. Los hijos mayores

repentinamente pueden perder su lugar como hijos mayores y de pasar de ser 3 hermanos

quizás se pasa a ser 6 más dos adultos conviviendo en una casa. Esto puede producir

sentimientos de caos y confusión ya que, como dijimos anteriormente, uno se choca con

valores, maneras de vivir y de hacer las cosas en la casa muy diferentes a las de antes. Los

hijos suelen verse atrapados entre la ira y la hostilidad de los adultos.

El clima emocional, remarcan, suele ser más intenso en las familias ensambladas que

en las otras, particularmente al comienzo, antes de que todo se haya asentado y uno comience

a aceptar las nuevas relaciones que se deben desarrollar.

Las investigaciones demuestran que son las relaciones dentro de la familia las que

satisfacen las necesidades de adultos y niños, y no la forma de la familia.

De la terapia, la psicoeducación es una de las principales intervenciones, que ayudaría

a poder identificar y enfrentar situaciones determinadas dentro de la familia y, por otro lado,

ayudar a mejorar las habilidades comunicacionales.

Otro desafío es cómo entender y modificar la falta de aceptación social de las familias

ensambladas como una forma familiar positiva. La aceptación social es importante para la

posibilidad de lograrlas.
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Las diferentes características entre las familias ensambladas y las otras son las mismas

en cualquier país, excepto por el hecho de que en algunos países los chicos no van y vienen

de una casa a la otra, y que los padrastros tienen algunos derechos legales.

En la Argentina hay una tendencia a ser menos igualitarios que, por ejemplo, en los

Estados Unidos entre los hombres y las mujeres que son cabeza de familia, cosa que podría

agregar dificultades a la situación. La investigación indica que los padrastros necesitan entrar

de a poco y desarrollar relaciones sólidas con sus hijastros antes de estar en posición de

imponer reglas en la familia.

Según el texto “Dinámica de las familias ensambladas exitosas” escrito por Emily y

John Visher, las familias ensambladas exitosas pueden reconocerse “examinando el grado en

el cual han respondido a las exigencias y tareas que lleva consigo la transición entre las

culturas familiares previas y la cultura de la nueva ensamblada”. Estos autores, como muchos

otros, destacan la importancia que tiene para el funcionamiento de esta nueva unión familiar

el hecho de desarrollar un grado de pertenencia a la misma.

Las exigencias que las familias ensambladas deben superar son diversas, una de ellas

reside en que algunos de los miembros deben desarrollar un grado de pertenencia con

personas con las cuales no había ningún tipo de vínculo emocional y con quienes ahora se

convive.

En cada caso individual no todas las exigencias son las mismas ni tampoco

satisfechas, pero esto sucede en las familias de cualquier tipo, dado que cada persona supera

y se adapta a las situaciones a su ritmo, teniendo en cuenta la edad, cómo enfrentó la

situación y tantos otros factores.


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Algunas de las diferencias fundamentales propuestas por María Silvia Dameno en el

texto “Familias ensambladas”, comparando las familias ensambladas con familias de otro tipo

son:

1- Nacen de una pérdida: esto significa que, salvo en el caso de una persona sin hijos

que se una a un padre/madre, todos los integrantes del nuevo grupo familiar llegan a esta

familia después de la pérdida de una relación familiar primaria. Tanto adultos como chicos

sufren al tener que adaptarse a pérdidas y cambios. El tiempo de elaboración de este duelo es

diferente para cada uno de los integrantes de la nueva familia y muchas veces el mismo puede

haber sido elaborado por algunos de los implicados, pero no por todos. Los adultos deberán

recuperarse de haber perdido un compañero, un proyecto común, y de todas las pérdidas y

cambios que ocurren después de una separación, muerte o divorcio. Los hijos también sufren

la pérdida parental (aun en aquellos casos en los que el padre no conviviente los visita

regularmente) y deberán eventualmente renunciar a su fantasía de reunir a sus padres

nuevamente. También son muchos los cambios que de estas separaciones/muerte

experimentan los niños, quizás se mudan de casa, de lugar donde viven, de escuela, etc.

2. Los ciclos vitales son incongruentes: por ejemplo, una pareja comienza su relación

mientras el hijo de uno de ellos es adolescente o una persona sin hijos se encuentra

repentinamente a cargo de un púber. Esta incongruencia significa para estas familias tener

que conciliar necesidades muy diferentes, generalmente los padres biológicos crecen en el rol

parental al mismo tiempo que sus hijos con los cuales conviven desde su concepción. Cuanto

mayor sea este hijastro que no ha visto crecer, la expectativa de paternidad es menos realista

y cualquier rol que vayan a ocupar en el futuro lleva tiempo para desarrollarse.

3. Las relaciones padre-hijo preceden a las de la pareja actual y los vínculos con los

hijos son más intensos que con la nueva pareja, al menos al inicio. Esto genera
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frecuentemente conflictos entre los miembros de la pareja; el adulto que se une a una persona

con hijos, no suele sentir que la relación que su pareja tenga con él sea la primaria para esa

persona. Además, para aquel que se muda a la casa del otro los sentimientos de exclusión y

soledad son casi inevitables. La nueva pareja no comparte con el resto de los miembros de la

familia muchas tradiciones ni los recuerdos de una historia en común y debe esperar el

transcurrir del tiempo y vivencias compartidas para poder generarlas y sentirse "miembro de

pleno derecho".

4. La nueva familia deberá convivir con la presencia (real o virtual) de un ex-marido o

una ex-mujer. Aún aquel padre que nunca ve a sus hijos o que incluso ha muerto, es parte del

pasado de los chicos y éstos necesitan que se les permita tener un vínculo o recuerdos de él.

Esta situación puede ser difícil de tolerar para el padrastro o madrastra del chico (ver fotos,

cartas, atender por teléfono o recibir la visita del/la "ex"). Por otra parte, un padrastro no

aceptado por el padre biológico puede generar en el niño conflictos de lealtades.

5. Es bastante frecuente que cuando un divorciado o divorciada contrae nuevas

nupcias, su ex cónyuge trate de sabotear la nueva relación con una "quita de colaboración"

con los hijos o con el dinero. Esta situación es dañina para todos los involucrados y sobre

todo para los hijos cuando se los lleva a tomar partido. La nueva pareja formada a partir del

divorcio de los papás de un niño decidirá conjuntamente las reglas para ese hogar, lo que está

permitido y lo que no en esa casa y esto tendrá seguramente diferencias con el otro hogar del

niño. Es importante que todos los implicados entiendan que las reglas que cada uno de los

dos hogares que el chico tenga, no son ni mejores ni peores que las del otro hogar. Resultaría

en un problema pedirles que elijan una u otra como mejor.

6. Duplicación de la familia extensa: abuelos, tíos, primos etc. nuevos que deberán

conocerse y eventualmente definir algún tipo de vinculación, incluso pueden elegir no


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vincularse. La persona que se ha divorciado con hijos no sólo tiene un ex -cónyuge, sino

también una ex- familia política de la que no se separa del todo, ya que siguen siendo

parientes de sus hijos. A su vez al volver a casarse entrará en escena una nueva familia

política a la cual adaptarse ella e incluso sus hijos.

7. Las relaciones legales entre personas que conviven son ambiguas o a veces

inexistentes. Actualmente en Argentina la ley no da derechos a los padrastros o madrastras.

La carencia de un status legal hace que un padrastro no pueda autorizar una internación u

operación urgente, viajar con sus hijastros al extranjero, incluirlos en su cobertura médica,

firmar sus boletines escolares, etc. El vacío jurídico dificulta la integración y consolidación

de la familia creando situaciones de mucho sufrimiento para sus miembros.

A pesar de que obviamente existen enormes diferencias entre una familia y otra, las

principales estrategias de intervención propuestas por esta autora para estas diferencias

fundamentales planteadas serían:

1. En referencia al sentimiento de pérdida, es importante que el terapeuta que atiende

a estas familias pueda identificar y revalidar los sentimientos de pérdida que sus miembros

experimentan. Trabajar con los involucrados los duelos como tradicionalmente se trabajan en

Gestalt es útil ya que permite la expresión y manifestación de los sentimientos de tristeza y

enojo.

2.En cuanto a los ciclos vitales incongruentes, es importante que el terapeuta de lugar

a la expresión de las necesidades de todos sin establecer juicios de valor sobre las mismas.

Debe trabajar para que todos comprendan que las etapas evolutivas de cada uno son

diferentes, para que no haya discriminación de los miembros para así lograr una mayor

cohesión y unión familiar.


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3. Es importante tratar de fortalecer lo más posible el nuevo vínculo, sabiendo que el

grado de cohesión de la nueva familia básicamente va a depender del grado de cohesión de la

pareja. Justamente por ser más nuevo es importante destinar tiempo y energía para nutrir el

vínculo, dándose tiempo a solas y cuidando de sus necesidades como pareja. En una segunda

unión frecuentemente no hubo noviazgo, luna de miel ni el tiempo pre-niños del que dispone

una pareja tradicional. Generalmente las complicaciones de combinar los horarios de los

tuyos, los míos y los nuestros requieren de una planificación exhaustiva, también para que los

adultos puedan pasar tiempo con ellos. Es importante saber, en cuanto a la integración a los

padrastros o madrastras al nuevo hogar, que la intensidad de los vínculos no es algo que

pueda forzarse y que como cualquier otro sentimiento requiere tiempo para desarrollarse. A

esto se le suma que el padre o madre biológico dé su lugar a su nueva pareja en la relación

con sus hijos y le permita colaborar en su crianza en lugar de obstaculizarla. En la "fusión" de

dos organizaciones familiares es difícil que no se encuentren tradiciones diferentes, modos

distintos de hacer las mismas cosas. Lo más común es sentir que “mi” o “nuestro” modo es el

correcto y el del otro equivocado, y por ello la nueva pareja muchas veces deberá buscar

ayuda para poder encontrar un modo propio de hacer las cosas, o lograr un acuerdo.

4. Por más que no resulte tan simple, promover al desarrollo de una relación civilizada

entre los adultos involucrados en la crianza de los mismos niños es beneficioso para todos los

involucrados. La constante lucha de poder entre sus dos hogares no logra aumentar el amor

hacia uno de sus padres y su pareja en desmedro del otro, sino que llevan a disminuir su

confianza y autoestima. No es necesaria una relación amistosa sino simplemente "neutral"

para reducir el stress que significa para los hijos el conflicto de lealtades.

5. Poder ver que esta persona que ahora es el padre o madre de mis hijos no es lo que

fue alguna vez (mi pareja) es muy importante y va a depender de con cuán eficacia se han
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elaborado las pérdidas. En este aspecto el terapeuta debe estar especialmente atento a las

señales no verbales que denoten que la persona está funcionando con los parámetros de "allá

y entonces" más que los de aquí y ahora. En el caso contrario, resulta útil proponer una visión

acrítica del "otro hogar" de los hijos y no hablarles negativamente de su otro progenitor. Se

debe evitar que los chicos funcionen como "correo" de los mensajes de los adultos en las

luchas de poder de los mismos. Permitir a los hijos sentirse a gusto en sus dos hogares es

saber aprovechar los beneficios que una familia ensamblada proporciona. Como dice Visher,

"para un niño tener dos hogares es como tener dos nacionalidades: resulta sumamente

ventajoso salvo que los países entren en guerra".

6. La ampliación de la familia extensa, exige trabajar la aceptación de las diferencias,

la asunción de nuevos roles, la delimitación de los espacios personales, la clarificación del

límite de contacto y las proyecciones recíprocas. Para ello resultan sumamente útiles las

clásicas técnicas gestálticas de silla vacía y silla caliente, que permiten a las personas trabajar

en una sesión los conflictos con personas que no están presentes. Sólo cuando esta difícil

tarea de aceptación se ha logrado, la identidad de la nueva familia ensamblada está

consolidada. El reconocimiento que proviene de las familias de origen y de la sociedad en

general (vecinos, maestros, amigos, etc.) es lo que generalmente otorga a los miembros de la

nueva familia la sensación de constituirse como tales.

7. Llegar a soluciones acordadas frente a cualquier problema o situación determinada

suele ser positivo a largo plazo. Si se han desarrollado correctamente las estrategias

anteriores, se incrementan las posibilidades de acuerdos y se disminuyen las de pleitos.

Cuando a pesar de todo, las familias llegan a los tribunales lo más frecuente es que necesiten

de su terapia como espacio de descarga de sentimientos de tristeza y de ira que ocultan el

miedo y la impotencia, para lo cual la Gestalt provee herramientas múltiples.


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El rol del terapeuta con estas familias, dice Maria Silvia, es el de cualquier

coordinador grupal gestáltico: “proveer un espacio de expresión para los sentimientos y

necesidades de todos los miembros de la familia, promover la confrontación positiva entre

todos los integrantes y denunciar los medios utilizados para evitar el contacto tanto, de los

involucrados entre sí como de cada miembro con sus propias emociones. Deberá ser lo

suficientemente flexible como para evaluar en cada situación cuáles son las personas a incluir

en las sesiones y quiénes son, en cada caso, los que necesitan ser apoyados. Sobre ninguno de

estos temas hay leyes o fórmulas y dependerá de la experiencia de cada terapeuta ver a

quienes citar en cada caso y cuál es la prioridad a atender. Cuando el proceso terapéutico se

ha llevado adelante con eficacia, los protagonistas logran una expresión cada vez más afinada

de sus propias necesidades y de lo que esperan de los otros para satisfacerlas. Cada uno puede

discriminarse del resto y tomar conciencia de cuáles son las gratificaciones y frustraciones

que puede esperar de ellos”.

La autora pone énfasis también en algunas de las razones por las cuales le parece por

demás apropiado este enfoque para en trabajo con las familias en cuestión y ellas son su

flexibilidad de encuadre, trabajar con el aquí y ahora, estimular el cierre de situaciones

inconclusas y favorecer la expresión de sentimientos y emociones.

Las familias ensambladas exitosas, como explican Emily y John Visher en su texto

“dinámica de las familias ensambladas exitosas”, desarrollan correctamente los duelos, tienen

expectativas realistas para el futuro, nuevos rituales constructivos establecidos, relaciones

ensambladas satisfactorias y algo muy importante que permite todo lo demás, una vínculo de

profunda unión con la nueva pareja. 3

3
Visher, E. y Visher, J. (1993)
22

Podemos observar que a lo largo de las últimas décadas ha incrementado mucho los

formatos de familias ensambladas, de las más simples a las más complejas. Este un tema

interesante a investigar ya que ha puesto en jaque el concepto de familia nuclear modificando

así sus dinámicas, características, y concepciones. Las familias ensambladas es una cuestión

poco desarrollada acerca de sus consecuencias psicológicas y cómo esto influye tanto positiva

como negativamente en la vida de las personas.

Para comenzar a tratar el asunto, traemos algunas cifras para volcar el porcentaje de

familias ensambladas que existen en la Ciudad de Buenos Aires. Según La Encuesta Anual de

Hogares (EAH), contabilizó que más de 35.000 familias ensambladas que representan el 3%

del total hogares de la ciudad, el 5,8% de los hogares con núcleo completo y el 10,6% de los

hogares con núcleo completo que tienen hijos solteros menores de 25 años. Del total de

familias ensambladas el 52,9 % tienen solo hijos de parejas anteriores y el 47,1 % restante

tiene además hijos de la unión actual. Esto nos muestra el gran porcentaje que existe de

familias de estas características. También vemos la amplia cantidad de parejas que con sus

nuevos cónyuges forman hijos, ya que solo el 52,9% se quedan con los hijos de sus anteriores

parejas.

Por otro lado, es necesario mencionar a cerca de las cuestiones y conflictos que estas

nuevas dinámicas acarrean. A la hora de formar una nueva familia, y trayendo consigo una

anterior, se ponen en juego muchas variables que no pueden dejar de ser tomadas en cuenta.

Graciela E. Fernández en su texto "Familias ensambladas. Los hijos del otro, amores

contrariados." va a hacer referencia a estas cuestiones, describiendo a cada familia como una

cultura individual. Es por esto, que a la hora de formar una nueva familia, se ponen en juego

la cultura de la familia anterior de ambos cónyuges, y la nueva dinámica familiar. Graciela va

a decir "Cada familia es una cultura en sí misma. Cuando se conforma una pareja y esta

decide unirse para formar una familia, se produce la unión de dos culturas. Vemos muchas
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veces en las terapias de pareja las dificultades que trae congeniar distintos modos de pensar y

actuar."

No podemos dejar de tener en cuenta que muchas veces se trata de niños los que están

involucrados, que sin ser del todo conscientes de lo que sucede, forman ideas y actitudes que

van a tener gran impacto en su vida y en esta nueva familia.

Para remarcar esto citamos a la autora" Cooperen y no compitan. No se trata de

ganarle al otro una partida, si no de encontrar juntos la mejor forma de convivir, de resolver

la situación que se plantee, digamos la más viable. Las pautas que surjan de parte de los

adultos así dispuestos, es decir como compañeros de una travesía y no como adversarios de

una batalla, marcaran el rumbo y el devenir de la nueva familia. La negociación colaborativa

favorecera la integración familiar, la contención de sus miembros, el nacimiento de nuevos

vínculos. "
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Empresa
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Apéndice
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