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Roig i Munar, F. X.1, 2, Rodríguez-Perea, A.2, Pons Buades, G. X. 2 & Martín Prieto, J. Á.2
(1) Consultor ambiental del Consell Insular de Menorca, Plç. Biosfera 5, 07703, Maó, Menorca, E-mail:
xiscoroig@telefonica.net
(2) Departament de Ciències de la Terra. Universitat de les Illes Balears. Carretera de Valldemossa Km 7,5 Palma de
Mallorca, E-mail: arperea@uib.es
Resumen
Las medidas de gestión aplicadas en los litorales arenosos, lejos de estar en consonancia con
la conservación de las playas y dunas, se han concebido como gestión de servicios, creación,
estabilización y ampliación de playas. Se han obviado las gestiones sostenibles encaminadas a la
calidad del espacio natural y a su conservación geoecológica, primando con ello los intereses
económicos sobre los ambientales, generándose graves impactos ecológicos. El presente trabajo
compara diferentes métodos de gestión de playas en Menorca y Mallorca (Islas Baleares, España) y
los valora ecológica y económicamente.
Palabras clave: Gestión litoral; valoración geoecológica y económica; conservación del medio
ambiente, impactos asociados, Islas Baleares (España).
Abstract
The administration measures applied in the sandy coasts, far from being in consonance with
the conservation of beaches and dunes, have been conceived as administrations of services,
creation, stabilization and growth of beaches. Sustainable administrations are not guided to the
quality of the natural spaces. Their geoecologic conservation has been obviated. Economic interests
have prevailed over the environmental ones, what has generated serious ecological impacts. The
present work compares different methods of management of Menorca and Mallorca beaches
(Balearic Islands, Spain) and values them ecological and economically.
Key words: coastal management; ecological and economical values; environmental conservation,
impacts, Balearic Islands (Spain).
INTRODUCCIÓN
Debido a la fuerte ocupación del litoral arenoso que se ha dado en los espacios turísticos, se
han producido en ellos múltiples transformaciones de los procesos naturales. Estas transformaciones
se producen, bien por interrupciones de los mecanismos naturales de defensa, que posibilitan el
funcionamiento de los ecosistemas litorales (Brown y McLachlan, 1990), o bien por la generación
de nuevos espacios arenosos mediante la creación de playas artificiales, la estabilización o la
ampliación de las existentes, todo ello ligado a la oferta de servicios más cercana. Estos procesos
han modificado notablemente el paisaje tradicional, dando lugar a cambios drásticos en sus
características naturales y a procesos de artificialización que se repiten de forma globalizada por los
espacios turísticos. Las técnicas de gestión aplicadas sobre estos litorales arenosos se han basado,
casi exclusivamente, en la prestación servicios y en satisfacer su demanda, olvidando la gestión
correcta del recurso. Algunas de tales prestaciones, como la limpieza mecánica o los servicios
temporales, aparentemente inocuas, han agravado de forma puntual, pero continuada, los procesos
erosivos del sistema. La erosión de la playa conduce, demasiado a menudo, a actuaciones de
regeneración de playas, que obvian en muchos casos tanto las partes emergidas de los sistemas
playa-duna como las sumergidos (Servera, 1997), así como la necesidad real de actuaciones de
regeneración y genera una auténtica dependencia de estas actuaciones de regeneración artificial
(Rodríguez-Perea et al., 2000). En otros casos, las actuaciones, justificadas por necesidades
socioeconómicas, han provocado la rotura y degradación de estos valiosos y frágiles sistemas
naturales. En numerosas ocasiones se tiende a alterar la playa para acomodarla a una economía
turística en vez de considerarla como recurso natural (Nordstrom et al., 2002). También ocurre que
los problemas de gestión se abordan con una perspectiva localista, ignorando la influencia decisiva
de los agentes y fuerzas que han intervenido en el transporte de sedimento dentro del amplio
sistema litoral. Como consecuencia, se pueden solucionar localmente algunos problemas, mientras
otros se acentúan.
Las técnicas llamadas blandas expuestas en el presente trabajo están condicionadas por los
agentes naturales que actúan sobre la playa (disponibilidad de sedimento, régimen de viento, estado
.
geomorfológico y ambiental del sistema, entre otras…). Se trata de procesos de recuperación más
lentos, pero más duraderos, que los de regeneración artificial y que requieren adecuarse a las
características de cada unidad de intervención. Estos métodos sólo pueden ser aplicados en espacios
donde se conserve un mínimo de calidad ambiental y morfológica del sistema playa-duna. A
diferencia de los métodos de regeneración artificial, no permiten la nueva creación de playas en
espacios no arenosos, pero sí favorecen la ampliación de las superficies y volúmenes de las playas
existentes. La diferencia entre cada método viene condicionada por la calidad de las arenas y por las
consecuencias ambientales asociadas. Se presentan a continuación, algunas de las técnicas blandas
utilizadas en la gestión de playas y dunas de las islas de Menorca y Mallorca (Islas Baleares,
España) con una valoración de los volúmenes sedimentarios obtenidos y los costes económicos y
geoambientales asociados. A continuación se explicitan algunas de estas intervenciones realizadas
en las Islas Baleares.
La limpieza mecánica ha sido uno de los factores erosivos que más han acelerado los
procesos de desestructuración de los sistemas playa-duna (Roig Munar, 2004). Las restricciones en
la limpieza mecánica, tanto en periodicidad, como en las áreas de actuación, son un factor
importante para la restauración natural de los primeros cordones dunares, más concretamente, son
decisivos para la recuperación de las neomorfologías de playa y su vegetación asociada, así como
para la recuperación de los taludes de foredune. Los resultados obtenidos a lo largo de cinco años de
actuación, o de no actuación, en cuatro sistemas playa-duna de Menorca han sido la recuperación
de 12.207 m2 con una potencia media de 0,36 m de morfologías y vegetación dunar pionera,
equivalente a un volumen de 879 m3 de arena con morfologías recuperadas. Con el paso del tiempo,
dichas neoformas, han sido colonizadas y se han convertido en morfologías de mayor magnitud,
estabilizando taludes erosionados, y dando continuación al perfil teórico de playa. La limpieza
limitada a las zonas de reposo, evita la actuación sobre toda la superficie de playa, zona de batida y
pie de duna. Ello facilita el desarrollo de la cobertura vegetal, permite la acumulación de sedimento
y la formación de geomorfologías perdidas. El impacto ambiental de estas actuaciones es nulo y su
coste económico anual ronda los 0,05 €/ m3 recuperado (Tabla 1).
En playas eminentemente urbanas se usan pantallas de tablillas de madera con porosidad del
50%, reutilizables cada período invernal. Una vez retiradas estas instalaciones se realiza un proceso
de nivelación de playa, o bien, en algunas playas con importantes ganancias volumétricas, estas
actúan como espacios de acumulación sedimentarios, a modo de almacén, con un efecto “nodriza”
de playas próximas, garantizando de este modo una calidad en el sedimento aportado y sin impactos
ambientales asociados. Los costes unitarios anuales varían en función de la técnica, siendo estos
entre 0,51 €/ m3 en el caso de cañizos o espartina (que son permanentes) a 17,46 €/ m3 en los casos
de tablillas (coste de instalación y retirada). El impacto ambiental es nulo en todos los casos (Tabla
1).
La simple colocación de estacas unidas mediante cuerdas para impedir el paso de usuarios
hacia el interior de los sistemas dunares ha permitido una recuperación lenta pero progresiva, de
morfologías dunares y vegetación asociada. Esta técnica favorece el sellado de neo-blowouts y la
colonización vegetal natural de los pequeños senderos indiscriminados sobre el sistema dunar. El
respeto hacia esta técnica por parte de los usuarios se ha estimado entorno al 98%, según aforos
realizados en tres playas de Menorca. Las ganancias volumétricas no superan espesores de 0,30 m
pero favorecen de forma acelerada y progresiva la colonización vegetal y la creación de morfologías
asociadas. Los costes anuales son bajos, entorno el 0,25 €/m3 y el impacto ambiental asociado es
nulo (Tabla 1).
Fotografía 2. Uso de restos de Posidonia oceanica como técnica de interferencia eólica del
sistema dunar de S’Olla (Es Mercadal, Menorca, Islas Baleares). Se precia como el primer espacio
colonizado pertenece al lugar de deposición de los restos de Posidonia oceanica sobre el inicio de
un canal de deflación.
Uso de bermas de Posidonia oceanica en la playa emergida
Fotografía 3. Nivelación de las superficies de playa emergida sobre las bermas de Posidonia
oceanica en el sistema playa-duna de Sant Tomàs (Menorca, Baleares)
En los sistemas litorales urbanos o que no posean morfologías dunares asociadas en las que
no haga falta el uso de Posidonia oceanica como pantallas de interferencia eólica, como es el caso
de las calas, los restos vegetales de dicha Posidonia oceanica pueden ser reservados mediante
depósitos en áreas cercanas a la playa para su posterior revertido a la zona de swash. La devolución
de los restos de Posidonia oceanica, una vez acabada la temporada turística, a la zona de swash
acelera de forma artificial la creación de bermas naturales de acumulación y la protección natural de
.
playa, aportando el sedimento intercalado en su retirada. El coste anual por m3 es elevado, 95,06 €,
y el impacto ambiental asociado es puntual (Tabla 1), temporada estival, y bajo. Los elevados costes
económicos responden a la valoración del uso de maquinaria pesada en su retirada y posterior
revertimiento.
En el caso de playas eminentemente urbanas, especialmente en las calas, que son sistemas
condicionados por procesos mixtos litorales y torrenciales, la recuperación del perfil de verano de la
playa no suele producirse a tiempo o no es suficiente para la explotación turística de la playa. En
estas ocasiones pueden realizarse trasvases de arena desde las barras sumergidas adosadas a la zona
de swash hacia la playa emergida, acelerando de forma artificial su incorporación a la playa
emergida, y mediante un posterior proceso de nivelación de las acumulaciones sobre la superficie
de playa. El coste anual por metro cúbico recuperado es de 3,2 € y su impacto ambiental bajo (Tabla
1), ya que, en realidad, sólo estamos acelerando el adose natural de las barras.
En el caso de las Islas Baleares, debido a la incidencia de temporales sobre las playas, las
últimas regeneraciones artificiales de playa tuvieron lugar en el 2001. A partir de estos episodios, se
produjo una importante presión empresarial reclamando la urgencia de una restitución inmediata de
las playas, ya que las principales erosiones coincidieron con importantes enclaves turísticos parcial
o totalmente urbanizados. El resultado final fue la decisión de extraer arena procedente de un
yacimiento submarino como zona de préstamo para las playas (Banyalbufar, costa norte de
Mallorca). Las particularidades del litoral balear, concretamente de sus playas, hacen que esta
técnica sea doblemente agresiva. En las Islas Baleares, el aporte de sedimentos de la red fluvial es
muy bajo, siendo la principal fuente de sedimento los aportes bioclásticos de las praderas de
Posidonia oceanica: la composición media del sedimento de las playas se sitúa en torno al 70% de
bioclastos (Jaume y Fornós, 1992) para Mallorca y en un 81.8% para Menorca (Gómez-Pujol et al.,
2001). El primero de los impactos asociados a esta técnica se produce en la zona sumergida: al tener
que extraerse el sedimento desde una batimetría inferior al límite de la pradera de Posidonia, el
sedimento extraído contiene gran cantidad de fango. Este fango se pierde, tanto de modo accidental,
como por rebose, durante el transporte hacia su destino, dando lugar a su deposición sobre la
pradera o a un aumento de la turbidez de la columna de agua. El segundo de los riesgos asociados a
esta técnica, se produce cuando el sedimento aportado a la playa es removilizado por nuevos
temporales e incluso por el oleaje de buen tiempo. El contenido en finos del nuevo sedimento tiene
consecuencias negativas para las áreas próximas de la pradera de Posidonia, ya que puede enterrar
sus matas por turbidez y sobresedimentación, ahogando de este modo la planta que inicia un
proceso de putrefacción del rizoma, con las consecuencias ambientales consiguientes. Ya desde otro
punto de vista, el sedimento alóctono añadido a la playa, difiere bastante del original. Díez y Ferrer
(2004) en su estudio de la bahía de Alcudia (Mallorca) demostraron que el porcentaje medio de
gravas en la zona de Can Picafort, que se caracteriza por presentar arenas medias y finas, era del
32.98 %. Así mismo, el porcentaje de bioclastos disminuyó de un 89% hasta un 76.1% después de
la regeneración (Jaume y Fornós, 1992). Los litoclastos presentan valores superiores a un 40% en
localizaciones afectadas directamente por la regeneración. El impacto de esta técnica es por tanto
elevado tanto sobre la playa emergida, como sobre la playa sumergida, sobre la pradera de
.
Posidonia y en la zona de extracción, pero el coste anual por metro cúbico no supera los 3,40 €/m3
(Tabla 1).
CONCLUSIONES
Se han analizado las dos formas principales de actuación sobre el litoral arenoso de las islas
Baleares: aquellas que, más lentas, actúan con y a favor de la naturaleza y aquellas que se utilizando
técnicas más agresivas –la regeneración artificial de playas-, son más rápidas, pero que en la
mayoría de los casos no producen resultados positivos a medio y largo plazo. Uno de los principales
argumentos para preferir un método sobre el otro obedece fundamentalmente a la rapidez de la
actuación. Una de las primeras cuestiones que debería plantearse siempre que se acomete una
intervención de este tipo, sería la de demostrar que económica y ecológicamente es mayor el
beneficio social y ambiental que los perjuicios que se producen, es decir, que el dinero invertido en
estos proyectos generan beneficios a la sociedad mayores que si fuesen invertidos en otros
proyectos más sostenibles (protección del litoral, regeneración dunar, planes de gestión, etc.).
Otro punto interesante a tener en cuenta, es que tras una regeneración artificial no suele
haber un plan de gestión adecuado. Simplemente se drena sedimento sobre la playa, se amplía la
superficie de esta y no se toman medidas de retención o fijación. En este sentido creemos necesario
intentar complementar diferentes métodos, es decir, si ha de haber regeneración artificial, primero o
simultáneamente ha de hacerse restitución dunar, revegetación, etc.
En definitiva, podríamos concluir que las experiencias con técnicas naturales o blandas, no
agresivas con el medio, desde un punto de vista socioeconómico:
1. Resuelven los problemas erosivos, aunque a velocidades propias de los procesos
naturales.
En cuanto al análisis de costes, puede observarse en la Tabla 1 que el coste anual mínimo
corresponde a las restricciones en la limpieza mecánica de la playa, mientras que el coste anual
máximo resulta de la retirada y recolocación de los restos de Posidonia oceanica en playas
urbanas. También presentan costes bajos, del mismo orden de magnitud que las restricciones a la
limpieza, el uso de restos de Posidonia oceanica como barrera eólica y la utilización de cordones
disuasorios en las morfologías dunares. Las trampas de interferencia eólica pueden resultar
competitivas, en playas urbanas, donde otros métodos no puedan ser usados. Su coste presenta
fuertes variaciones entre las que deban instalarse anualmente o las que puedan permanecer en la
playa a lo largo de periodos plurianuales. La regeneración artificial, si bien presenta un coste
relativamente bajo por metro cúbico y año, debe ser descartada como método de recuperación por
su impacto ambiental muy elevado y por la calidad que ofrece al sistema.
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