Está en la página 1de 2

CAMPO PETROLERO, POR LA CONTRALORIA GENERAL DE LA

REPUBLICA DE COLOMBIA

Según el proceso de producción del campo petrolero Cicuco-Boquete, las actividades de


protección ambiental evidencian un comportamiento paralelo al desarrollo de la normatividad
y al proceso de concientización presentado en el contexto nacional e internacional. El primero
se ubica entre los años 1956 y 1975, desde la exploración y explotación hasta la reversión del
campo a la Nación, por parte de la empresa concesionaria Colpet. Se generaron los mayores
impactos sobre los ecosistemas, debido a las técnicas y procedimientos que se utilizaron
durante la fase de exploración. Durante este lapso, la concesionaria generó residuos sólidos y
líquidos, industriales y domésticos, que fueron emitidos al ambiente sin ningún tipo de
tratamiento, dada la inexistencia de una política estatal ambiental que conciliara el desarrollo
económico con el uso racional de los recursos naturales e involucrara el cumplimiento de las
normas y estándares de calidad ambiental. El segundo periodo se inicia a partir de 1976,
cuando la estatal petrolera, Ecopetrol, comienza la explotación del campo, el cual fue recibido
a satisfacción sin exigirle al concesionario actividades o procesos de recuperación y
restauración de las áreas afectadas durante su explotación.

El Ministerio del Medio Ambiente inicio su gestión al suspender las actividades del campo por
los daños causados al complejo de ciénagas, algunos de ellos irreparables, levanta la
suspensión mediante acta de compromiso y pasa por alto su función principal, como autoridad
ambiental, de velar por un ambiente sano, de acuerdo con lo preceptuado en la Constitución
Nacional. El Ministerio ha desconocido su obligación de establecer técnicamente las
metodologías de valoración de los costos económicos del deterioro y de la conservación del
medio ambiente y de los recursos naturales renovables. Realiza actividades mensuales de
seguimiento y control sobre los vertimientos líquidos, en la que se otorga el permiso definitivo
al campo petrolero. El resultado de los análisis, reportados por Ecopetrol, toma como punto de
referencia directa el Decreto 1594 de 1984, y no tiene en cuenta las exigencias específicas de
vertimiento establecidas en las resoluciones por medio de las cuales se otorgó el permiso de
vertimientos. Así mismo, ha venido incumpliendo lo establecido en estas resoluciones en
cuanto al tipo de muestras que deben ser analizadas y a la manera como deben ser reportados
los resultados.

Una proyección del sistema de ciénagas, tiene en cuenta la dinámica hidrológica del complejo
y el tipo de sustrato, permite inferir que al llegar el verano se disminuyen la columna y el
espejo de agua, ocurre su aislamiento del río, y de sus procesos de descomposición de materia
orgánica, de la concentración de nutrientes y elementos químicos disueltos, de la rata de
evaporación, de la tasa de sedimentación, de la profundidad, entre otros aspectos. Para el caso
en estudio, la afectación causada a los cuerpos de agua por la explotación petrolera desde
1956, la actividad ganadera y agrícola, la falta de servicios públicos de los municipios aledaños
y el aporte de sedimentos y contaminantes del río Magdalena, puede resumirse en los
siguientes aspectos: Alteración de la hidrodinámica del complejo cenagoso, por la construcción
de vías y caminos de penetración sin las especificaciones técnicas adecuadas de las obras de
mitigación.

La compactación del terreno natural debido al tráfico de maquinaria pesada, utilizada en el


proceso de prospección e instalación de los pozos, se convirtió en una barrera para el flujo
superficial y subsuperficial de las aguas, ocasionando graves trastornos en la red de drenaje
natural del sector. Contaminación de los cuerpos de agua por el vertimiento directo de
hidrocarburos, de aguas aceitosas y por derrames accidentales de crudo, que alteran los
procesos de intercambio gaseoso (disminución de O2 disuelto), fotosíntesis y respiración, y
pueden provocar la disminución de las poblaciones o la desaparición de especies.
Contaminación del suelo por vertimiento de hidrocarburos y/o derrames de crudo,
afectándose su drenaje natural, al formarse una película aceitosa que impide la fijación de los
nutrientes, los cuales son arrastrados al aumentar la escorrentía, alterándose la capacidad de
intercambio catiónico y modificándose el pH, con severas repercusiones en los ciclos
fisiológicos de los organismos vivos. Alteración del uso de la tierra por actividades como la
ganadería y la agricultura, que ocasionan el taponamiento de caños con el fin de habilitar
nuevas áreas, y el uso de agroquímicos que generan residuos de sustancias que contaminan el
suelo y que posteriormente aportan a las aguas nutrientes que causan el proceso de
eutroficación.

Analizado el estado de los recursos naturales e identificada la problemática ambiental del


campo petrolero, se estimó los costos ambientales generados por acción de las entidades
administradoras y usuarios de los recursos naturales. Las características geográficas del área
evidencian la dependencia existente entre las comunidades asentadas y sus ecosistemas,
puesto que de allí derivan sus comportamientos culturales, sociales y productivos, así como
sus posibilidades de alcanzar niveles de vida aceptables. En consecuencia, es claro que toda
alteración negativa que sobre el complejo cenagoso se haya desarrollado a lo largo del tiempo
es la responsable de buena parte del deterioro de las condiciones de vida de la población del
lugar. Es, entonces, el desencadenamiento de impactos sinérgicos el problema más grave
derivado de la actividad petrolera continua sobre el complejo cenagoso, soporte de las
comunidades de los municipios de Cicuco y Talaigua, han venido percibiendo el
desmejoramiento progresivo de las condiciones para adelantar su actividad productiva, que es
básicamente la producción pesquera, con su consecuente afectación del ingreso familiar; sin
mencionar los perjuicios que en sus condiciones de salubridad han tenido que soportar. Dadas
las limitaciones, la metodología aquí aplicada no recoge en su totalidad el valor de los servicios
ambientales del ecosistema, ni pondera el deterioro ambiental por cada uno de los factores
causantes.

También podría gustarte