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INTERVENCION ECOLOGICA
Para la identificación de las alteraciones cognitivas en la vida diaria es
necesario realizar una evaluación integral, teniendo en cuenta los diferentes
contextos en donde se desempeña una persona, con la finalidad de obtener
información esencial para la evaluación y la rehabilitación y que conduzca a la
validez ecológica, es decir, hacer referencia al hecho de tomar en cuenta el
ambiente de la persona como factor importante de influencia en otras esferas
(Chaytor, Schmitter-Edgecombe & Burr, 2006; Grieve & Gnanasekaran, 2009).
Este enfoque está enmarcado dentro de la teoría general de sistemas. La
metodología utilizada en el enfoque ecológico parte de la observación
naturalística, es decir, de la observación del ambiente, del entorno donde se
desarrolla el individuo. De esta manera, para estudiar los procesos básicos
dentro de la socialización (p. ej., el control del comportamiento de los niños),
hay que observarlos en el ambiente real donde ocurren. El ambiente ecológico
se concibe como un conjunto de estructuras concéntricas en la que cada una
está contenida en la siguiente, y se les ha denominado microsistema,
mesosistema, exosistema y macrosistema (Centro de Investigación para la
Infancia y la Familia, 2004).
Microsistema
Éste es un patrón de actividades, roles y relaciones interpersonales que se
experimentan en un entorno determinado con características físicas y
materiales particulares. Un entor- no es un lugar en el que las personas
interactúan cara a cara, como el hogar, la escuela o el parque. Los factores de
la actividad, el rol y la relación interpersonal constituyen los elementos o
componentes del microsistema. (Bronfenbrenner, 1979).
Mesosistema
El mesosistema comprende las interrelaciones entre los diversos
microsistemas en los que la persona en desarrollo participa activamente (las
relaciones entre hogar, escuela, vecinos). Por lo tanto, se trata de un conjunto
de microsistemas que se forma o amplía cuando la persona en desarrollo entra
en un nuevo entorno.
Exosistema
Un exosistema se refiere a uno o más entornos que no incluyen a la persona
en desarrollo como participante activo, pero en los cuales se producen hechos
que afectan lo que ocurre en el entorno de la persona en desarrollo, o que se
ven afectados por lo que ocurre en ese entorno. En el caso de un niño, un
ejemplo de exosistema es el lugar de trabajo de sus padres. El niño no
participa de manera activa en este tipo de sistema, pero repercuten en él los
cambios, como sería el caso del cambio de horario laboral de los padres.
Macrosistema
El macrosistema se refiere a las correspondencias, en forma y contenido, de
los sistemas de menor orden (micro, meso y exo). Los esquemas de los
sistemas varían para los distintos grupos socioeconómicos, étnicos, religiosos y
de otras subculturas, reflejando sistemas de creencias y estilos de vida
contrastantes, que a su vez ayudan a perpetuar los ambientes ecológicos
específicos de cada grupo. En el nivel del macrosistema se ubican las
creencias de una cultura, las leyes que regulan una sociedad, los mitos y los
valores que se aprecian en un determinado grupo social. En él también residen
los mensajes que se transmiten en los medio de comunicación social, los
estereotipos y lo que es valorado como deseable respecto a lo que se
considera una “buena familia”.
La evaluación e intervención neuropsicológica en la epilepsia debe apoyarse en
el modelo anteriormente explicado con objeto de mejorar la calidad de vida del
paciente en su vida cotidiana. En la intervención neuropsicológica participan
diversos actores de acuerdo con la edad y el nivel de desarrollo del paciente
(personal docente, compañeros, familiares, compañeros de trabajo, etc.), por lo
que la posición del neuropsicólogo le da la posibilidad de moverse entre
diferentes niveles, desde el microsistema, el mesosistema y, de manera
indirecta, el exosistema.
Objetivo de la intervención ecológica
1. Mejorar la calidad de vida mediante un abordaje integral.
2. Conocer la sintomatología de manera más extensa.
3. Pautas de evaluación y rehabilitación neuropsicológica integral.
4. Guía para el trabajo con personas que tienen dificultades cognitivas
similares. 5. Estrategias de intervención para cada persona, considerando las
características individuales y el contexto en donde se desempeña.
6. Poner en práctica estrategias que le ayuden a tener un mejor desempeño en
su vida cotidiana.
Rol de la familia y/o cuidador
Hoy en día ha crecido el interés por investigar y trabajar, además, con las
familias que padecen el proceso de la pérdida o la limitada recupera- ción de
las funciones de un ser querido. Este interés no solamente surge debido al
papel que ejercen los familiares como apoyo en todo el proceso de recupera-
ción, sino también porque cada uno de los integrantes de la familia se ve
afecta- do en los niveles emocional y social.
En años más recientes, la familia ha cumplido con un papel de mayor
participación en la selección de los objetivos terapéuticos y la búsqueda de
estrategias para el manejo del paciente en casa, ya que los familiares son
quienes conocen las necesidades y el funcionamiento intrafamiliar (Sohlberg y
Mateer, 2001). También se ha establecido el valor del apoyo social (grupos de
apoyo) y de la necesidad de preservar una adecuada dinámica familiar para
aumentar las posibilidades de afrontamiento y adaptación del individuo
afectado y sus familiares a la nueva situación.
Lo que distingue a las familias que funcionan bien es su capacidad para
afrontar los desafíos de la vida de manera eficaz. La flexibilidad en el manejo
de los roles dentro de la dinámica familiar y la capacidad para la búsqueda de
recursos materiales y humanos es esencial a la hora de afrontar la enfermedad
y sus discapacidades (Rolland, 1984).
Para poder llevar a cabo una rehabilitación en óptimas condiciones, no sólo es
necesaria la voluntad del paciente y su buen estado anímico, sino con- tar con
su medio familiar. Como sabemos que la familia padece a su manera el
problema, hay que conocer las características del cambio, cómo lo viven y qué
hacen para sobrellevarlo. Al respecto, Kleiman (1988) hace un primer análisis
desde la conceptua- lización y el significado de la enfermedad para el sujeto
afectado, su familia y su medio social: cómo construye cada uno el significado
de la enfermedad.
Conocerlo ayudará a comprender por qué el enfermo y su familia reaccionan
ante la enfermedad tal como lo hacen. Kleiman habla de tres conceptos de la
enfermedad:
1. La enfermedad como experiencia para el sujeto que la padece; vivencia
subjetiva de su enfermedad; cómo vive el proceso; cómo responde a los
síntomas que lo incapacitan; cómo piensa él que lo perciben la familia y la
sociedad.
2. La enfermedad como alteración biológica que pasa por un proceso de
cambios fisiológicos no controlados por quien los sufre.
3. La enfermedad como reflejo de ciertas condiciones sociales a las que está
sometida la población.
Considerando todo lo expuesto anteriormente, muchas familias soportan un
alto nivel de estrés que a veces es incluso mayor que el que sufren los pro-
pios pacientes (Brooks, 1991). Es una carga emocional que perdura en el
tiempo, se vuelve crónica y puede llegar a incrementarse.
Red de apoyo
En un proceso de rehabilitación es muy importante la red de apoyo
teniendo en cuenta todo lo que la rodea como pueden ser los
aspectos emocionales que influyen en el paciente, dentro de los
cuales se manejan aspectos importantes tales como los cuidadores o
personas que se encuentran alrededor del paciente proporcionando
un apoyo y acompañamiento, cumpliendo uno de los roles más
sustanciales en un proceso de rehabilitación debido a que, en gran
manera, del cuidador depende el estado de ánimo del paciente