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El Levantamiento

Mikaela de Salvington

Colección
Religiones, Autoayuda y Crecimiento

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Dirección de Contenidos: Ivana Basset
Diseño de cubierta: Daniela Ferrán
Diagramación de interiores: Iván Moretti
Imagen de portada: Arcángel Gabriel

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ÍNDICE

Prólogo 9

El encuentro 13
1 13
2 14
3 16
4 20
5 22

Los años de preparación 26


1 26
2 28
3 31
4 32
5 35
6 38

El despertar 44

El diario de iniciación 63
1 63
2 63
3 65
4 66
El nacimiento de la brillante estrella 86
1 86
2 89
3 91

Mensajes a la humanidad 95
Año 2001: un abrir y cerrar de ojos 97
Año 2002: la escuela del retorno 101
Año 2003: el espíritu de vida y salvación eterna 109
Año 2004: el orden de la creación 123
Año 2005: el cambio de la constelación 153
Año 2006: la consagración en espíritu y verdad 203
El último llamado: ¡uníos a esta gran hermandad de amor! 231

Glosario 235

Acerca de la autora 236

Editorial LibrosEnRed 237


“A vosotros con amor:

Los que estáis de verdad comprometidos en esta hermosa


y dura batalla del amor, os digo:

Recordaos que ya hace más de dos mil años os llegó a


compartir entre vosotros, como un mortal más, vuestro
Creador, y os dio la Gran Batalla del Amor.

Y ahora, por qué vosotros también no os dais esa misma


lucha, ¿creéis que no sois capaces?

Las fuerzas os tenéis, lo que os falta os ha de seros la


voluntad, tanto a sí mismos, como para con los demás y el
Altísimo.

Recordaos al Creador en paz”.

Arcángel Gabriel, diciembre de 2005


Dedicamos este libro a toda la humanidad:

A quienes han escuchado el llamado y han


abierto su corazón a su Padre y Creador,
y quienes buscan conocer el verdadero
rostro de Dios el Padre y el Hijo Creador.

Ahora que el Cristo junto a sus ángeles, ha


venido a la Tierra en busca de su pueblo:

Aquellos que han cultivado el amor


y la buena voluntad en su corazón;
aquellos que viven en la rectitud y paz
del espíritu divino que reside en la
mente y el corazón de todo ser humano.

Aquellos que rigen sus vidas por los


verdaderos valores y la conciencia
de su propia alma, y que junto al
Cristo establecerán la Nueva Jerusém,

El Reino de Dios en la Tierra, una sociedad


de mujeres y hombres justos gobernada por
las leyes universales del verdadero amor.

La común-unidad del Arcángel Gabriel,


junio de 2006
“Pueblo mío
Camina, camina
Lucha, lucha
Para alcanzar la justicia
Para lograr liberar lo que siempre ha estado oculto
Demuestra que la paz está en ti
La paz del espíritu,
La paz de la verdad”

Jesús el Cristo, septiembre de 2000

“El Padre os está aquí


Os es tan cierto como la vida que os dio”

Arcángel Gabriel, julio de 2003

“Heme aquí porque el levantamiento ha comenzado


Heme aquí porque estoy a vuestras puertas y os llamo
Heme aquí porque entrego mi mano para que vosotros la
toméis
Heme aquí porque he venido a buscar vuestras cargas
Heme aquí porque he venido por mi pueblo
Heme aquí porque he venido a dar a cada uno
mi bendición y a alivianar el camino
Y os digo, que he llamado y no escucharon
Mostré mi mano y no la vieron
Mostré el camino y dieron vuelta, retrocedieron
Pero aun así, os sigo llamando”

Jesús el Cristo, diciembre de 2003


PRÓLOGO

El Levantamiento es el fruto de la experiencia de toda una vida, de dos


mujeres que aman a Dios con toda la fuerza del alma, la voluntad de la
mente y la pasión del corazón. Ellas han otorgado su vida a la voluntad y
servicio de ese Padre amante de sus hijos y de su creación, quien ha vuelto
a la Tierra a dejar sus huellas junto a su amada y Brillante Estrella Matutina,
el anunciador de María:
”Os he venido en presencia de mi amado creador a dar las bue-
nas nuevas. A ti María os he de anunciaros que la concepción
está en ti y os ha de seros el mandato del cielo, y en el momento
de recibiros a ese hijo, a quien llamareis Josué, él inaugurará el
Reino del Cielo en la Tierra y entre los hombres”.
El Cristo ha vuelto y está aquí en presencia viva para inaugurar el reino pro-
metido de Justicia, Verdad y Amor.
Este libro es el testimonio de los pasos trazados por El Padre y su hijo pri-
mogénito, el Arcángel Gabriel, junto a toda su hueste celestial, aquí en la
Tierra. Ellos han venido a preparar a la humanidad para el gran levanta-
miento en cuerpo, alma y esencia de quienes han desarrollado el verdade-
ro y justo amor en su corazón y han gobernado su vida de acuerdo a los
verdaderos valores. Es el legado de cada palabra y hecho acontecido desde
comienzos del año 2000 a la fecha, donde El Cristo y su amada Estrella
marcan las huellas del camino de liberación y ascensión hacia la nueva di-
mensión de la realidad, el nuevo tiempo donde se establecerá el Reino de
Dios en la Tierra.
Presentamos este libro una unión de personas que hemos permanecido
junto a la divinidad y nos hemos constituido como ONG para dar testimo-
nio y continuar avanzando por aquellas huellas de liberación, comprome-
tiéndonos a dar la lucha por el despertar de las almas y el desarrollo de la
buena voluntad de acuerdo a los verdaderos valores. Y como introducción
a este relato transcribimos las palabras que pronunciara El Cristo en el dis-
curso de su primera aparición pública, hecho que aconteció en septiembre
del año 2000.
“Os saludo con la infinita paz de mi corazón:

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Mikaela de Salvington

Antes de empezaros mi conversación con vosotros os quiero pre-


guntaros si vosotros estáis seguros de estar aquí. Si realmente es-
táis con un corazón totalmente en plena apertura y con vuestras
luces encendidas. Necesito la voluntad de vosotros, y si alguno
de vosotros no estáis seguros de estar en este lugar, tomad pues
vuestro camino. Pero no penséis que si alguno de vosotros toma
la decisión de iros, no creáis que yo os dejaré de amaros, sólo he
de pensar: aún he de esperar a mi hijo que os vuelva a mí, por-
que el conocimiento lo tiene.
Hijos míos, yo quiero que toméis vosotros mismos el camino que
decidáis por vosotros mismos, porque ya después será un com-
promiso conmigo y mi Padre. Os diré también que este camino es
difícil, y vosotros lo sabéis, porque muchos estarán en contra de
éste nuestro trabajo. Ahora os dejo en vuestras manos para que
escojáis vuestro camino.
Os pido con mucha humildad que trabajéis en forma unánime
para que así de a poco podáis formar la nueva sociedad. Pero
una cosa os diré: que si queréis trabajaros para mi Padre, traba-
jad con la verdad, llenos de amor y dispuestos a entregaros con
un corazón totalmente abierto para que esa luz pueda iluminar
vuestro camino al andaros, y que no cualquier dificultad os haga
retroceder o caeros y quedar ahí sin seguir alimentando esa luz
que un día decidisteis encenderos.
Estoy presente en este lugar para daros a conocer nuevamente el
significado del Amor, y me he hecho presente aquí en este lugar,
en el último lugar del mundo, porque mi trabajo comienza aquí,
no donde todos os pensabais que iba a seros.
Hijos míos, os quiero pediros que mantengáis la oración con mucha
fuerza porque vosotros os la necesitáis. Orad en forma sincera, y
siempre incluye a tus semejantes. No uses solamente el Yo, si no
incluye a vuestros semejantes. Y no menospreciéis al que está con
problemas de alcohol, drogas, preso o esclavo de alguna circunstan-
cia que ha tenido que pagar, ni menospreciéis a los de color; trata-
dlos a todos iguales, amadlos como os aman a vosotros mismos.
No creáis que lo que os hacéis está mal, porque todo es una ex-
periencia que a vosotros os hace madurar, crecer en pensamiento
y espíritu. Mas si vosotros hiciereis la voluntad de mi Padre, nada
os fallaría. Pero no creáis que obtenerla es fácil, porque si no te-
néis la fe suficiente, nada de lo que os pidáis obtendréis.

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El Levantamiento

Dejad que el reino de mi Padre more en vuestros corazones. ¡Ya


no más esclavitud para vuestras vidas! ¿Por qué dejáis que vues-
tras cadenas os sigan presionando vuestras vidas, si sabéis el ca-
mino que debéis seguiros?
Ya no penséis que los demás van a sacaros vuestras cargas por
vosotros. Acercad vuestras vidas al camino de la verdad, de la
divinidad. Y ya no os dejéis más que otros os señalen vuestro
camino que vosotros mismos sabéis escogeros. Siempre pensaros
mente-corazón unidos.
¿Vosotros sabéis por qué estáis aquí?, ¿por qué habéis llegado
aquí? Vosotros estáis aquí porque os habéis dado cuenta del
Dios que hay dentro de vosotros y que os podéis compartiros con
vuestros semejantes”.
Jesús el Cristo, septiembre de 2000

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El encuentro,
Arcángel Gabriel, mayo 2006
CAPÍTULO I
EL ENCUENTRO

1
–Ahora comprendo la razón por la cual anuncié a toda mi familia sobre mi par-
tida... Creía que iba a morir –recordaba Bernardita, mientras sus ojos se empa-
paban de una fecunda emoción. Hace ya muchos años, Dios le había hablado
en sueños y había anunciado: “A los 33 años vais a partir, y tú y tu familia de-
béis prepararos”. Este sueño se había repetido a fines del año 1998 y durante
la cena de año nuevo, cuando se encontraba casi toda su familia reunida, sintió
que había llegado el momento de compartir dicha revelación y anunciar sobre
su partida. Estaba la presencia de su madre, sus hermanos, su marido y sus dos
hijos, y el 7 de febrero próximo cumpliría los 33.
Aquella misma noche de año nuevo, me encontraba en Suecia, un país jun-
to a las aguas calmas del Báltico. Estaba reunida con mi familia y una amiga
llamada Irene. Y habiendo ya cenado, hicimos una oración de gracias por
todas las bendiciones recibidas durante ese año. Agradecimos el inespe-
rado arresto de aquel dictador chileno, cuyo régimen a tantas familias y
personas había dañado sin piedad. También agradecimos la recuperación
de un sobrino nieto, que había sido bendecido por la gracia de Dios, luego
de encontrarse desahuciado en un hospital en Chile. Ese hecho en especial,
me había tomado de la mano con Irene, en un camino de despertar más
profundo en el espíritu. Pero de esto hablaré más tarde.
Luego de dar las gracias, recibí de mi amadísimo Padre y Creador el siguien-
te anuncio: “Hija mía, ordenad todo lo tuyo para retornar al lugar desde
donde has venido, porque allá se dará grande bendición”. En ese mismo
instante supe que era aquel llamado que había esperado durante toda una
vida. Comencé inmediatamente a prepararme para volver a aquel lugar
donde las montañas se alzan hacia lo alto en un abrazo eterno con el cielo,
un país junto a las aguas vivas del Pacífico.
Y así, con la magia divina, éramos guiadas en una bendita coincidencia de
fechas, a un encuentro que abriría paso a una sublime iniciación, que haría
posible la presencia del Cristo en gloria y majestad nuevamente en la Tie-
rra. Había transcurrido un año y medio desde mi retorno, y nos encontrá-
bamos en el más profundo éxtasis: Bernardita había ascendido por primera

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Mikaela de Salvington

vez con toda su esencia, y nuestro Padre y Creador se había manifestado


plenamente en cuerpo y alma.
La anunciación sobre su partida verdaderamente no era una muerte física,
sino una transfiguración de cuerpo, alma y esencia. Un cambio rotundo y
definitivo en su vida, la que había comenzado a tomar un rumbo sorpren-
dente e inimaginable.
Y desde aquella sublime manifestación, las vidas de Bernardita y la mía, se
unirían en un maravilloso y apasionante destino, para el cumplimiento de
la promesa de hace más de 2000 años. Jesús el Cristo había vuelto a hablar
con su inconfundible lenguaje colmado de Amor, Fuerza y Humildad, anun-
ciando lo que serían sus primeros pasos en la Tierra.

2
Hace algún tiempo, una sobrina me había llamado desde Chile, muy an-
gustiada contándome sobre la enfermedad y el estado crítico de uno de
sus hijos. Me pidió que la ayudara, ya que sabía que yo podía hacer algo
por él. Le respondí que iba a hacer lo que pudiera desde allá, pero lo más
importante era que ella misma pidiera al Padre por su hijo, ya que sólo así
iba a obtener alguna respuesta. La verdad es que yo no me sentía segura
de poder ayudarla. Sabía que ni ella ni su familia eran personas de fe. Pero
también sabía que el Padre siempre da una oportunidad a quienes no han
tenido una verdadera guía, para que puedan vivenciar los milagros de la fe.
El Cristo siempre respondió a quienes le agradecían la liberación de algún
mal: “Hijo mío, tan solo por tu fe te has sanado. Ahora iros y cuidaos de
vuestra esencia, y recordad que sois hijo de un Dios de Amor y misericor-
dia”.
Le manifesté al Padre mi deseo de ayudar a aquel niño y le confesé también
sobre mi inseguridad. Entonces llegó a mi mente la imagen de Irene. Era
una mujer que vivía en el exilio en Suecia. Había escuchado hablar a unos
amigos sobre ella, y decían que era una mujer muy especial pero un poco
rara, ya que decía tener contacto con el Cristo y que recibía revelaciones.
Conseguí su teléfono y la llamé. Le conté sobre el estado crítico de aquel
pequeño y le pedí si podíamos hacer en conjunto una petición al Padre por
su salud. Ella acudió inmediatamente a mi llamado y tomó el primer tren
que venía hacia la comuna en que yo vivía. Fui a encontrarla a la estación,
y de acuerdo a las señales que me había indicado, pude reconocerla inme-
diatamente. Era una mujer bajita de rostro oriental, con una mirada un

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El Levantamiento

poco desconfiada pero amable. Llegó con todo el ímpetu y rápidamente


estábamos haciendo aquella oración en que presentamos al niño a nuestro
Padre y Creador, y pedimos que le diera su bendición para que se hiciera la
Gracia de Dios y recuperara la salud.
Irene tenía grandes facultades, como la clarividencia y la clariaudiencia. Ella
vio como los ángeles de la sanidad descendían en el hospital y envolvían
al niño en una cúpula de luz. Luego comenzaron a armonizar la esencia
para limpiar las vías respiratorias, los pulmoncitos, hasta lograr que pudiera
respirar. Luego el Padre pidió, que la madre del niño, junto a quienes la
acompañaban en el dolor, se reunieran durante nueve días a una misma
hora, para orar con fuerza por la recuperación del niño. Así profundizarían
en la fe y la confianza en el amor de Dios, y la gracia le sería concedida. A
los pocos días el niño salió sano y salvo del hospital.
La madre verdaderamente nunca concibió que lo acontecido fuera un mi-
lagro de la fe. Ella no ha querido recibir la verdadera guía ni conocimiento
espiritual, como ocurre con la gran mayoría de la humanidad, que sufre
permanentemente las consecuencias de un transitar inconciente e ignoran-
te de la verdadera meta divina de todo ser humano; aquella por la cual el
alma gime y clama, un verdadero desarrollo, el que lleva a la conquista del
Verdadero Amor en el corazón y la nobleza de carácter semejante a ese
Dios de Amor y de Misericordia. Si ella hubiese reconocido la realización de
la Gracia de Dios en su hijo, el niño nunca más habría adolecido de aquella
debilidad que hasta el día de hoy repercute en su salud.
En esa misma ocasión en que habíamos pedido por la salud de aquel niño,
Irene recibe del Padre el anuncio de que había llegado el momento de recibir
aquella iniciación para la cual se esperaba la llegada de quien debía acompa-
ñarla en aquel delicado proceso. Era algo sobre lo que El Cristo le había reve-
lado hace muchos años, y me pidió si acaso yo podía ordenar mi tiempo para
asistirla, porque le había sido anunciado que era yo quien debía cuidarla.
Irene había sido privada, durante ocho años, de su libertad, como conse-
cuencia de la represión durante la dictadura militar en Chile. Luego había
salido exiliada a Suecia. Ahí se le ordenarían mágica y sorprendentemente las
circunstancias, para recibir una serie de intervenciones divinas que la libera-
ron de distintos males que ella adolecía desde temprana edad, lo que la llevó
a establecer un contacto auténtico y verdadero con la divinidad. Por ejemplo,
recibió un transplante de corazón en su esencia lo que la había recuperado
de una falla cardiaca en el físico, la que adolecía de toda una vida.
Su despertar se había gestado durante los años de presidio político, que-
dando estampado en unas arpilleras que guardaba como un tesoro, donde

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Mikaela de Salvington

se mostraba la presencia del Águila, El Alfa y El Omega, El Principio y El


Fin, con las señales del nuevo orden divino-terrenal, el cambio planetario
y el despertar de la Mujer Cósmica. Ella mantenía una profunda comunica-
ción con El Gran Santísimo, como se refería al Dios Padre Universal, con su
Hermano Jesús, como llamaba al Cristo, y también con distintos maestros
que habitan las esferas celestiales. Había recibido la guía y el apoyo perma-
nente de ellos, para ir superando todas sus debilidades, tanto en su salud
física como psicológica, secuelas de una infancia de extremada pobreza y
marginalidad, así como también traumas severos que había adquirido co-
mo consecuencia de flagelaciones y humillaciones que sufrió en manos de
torturadores al servicio de la opresión.
Entonces, Irene y su gatita se vinieron a vivir conmigo durante todo el tiem-
po que recibiría aquella iniciación que la hizo renacer en Espíritu y Verdad,
algo similar a lo que después vivenciara Bernardita luego de mi retorno a
Chile.
Ambas estaban entregadas al servicio de nuestro Padre y Creador, para que
pudiese cumplirse un propósito de gran envergadura. Irene permaneció en
Suecia luego de mi retorno, y tan solo la volví a ver cuando viajé en una mi-
sión a encontrarme con ella, en diciembre de 2002. Después no la he vuelto
a contactar. Sólo Dios sabe si algún día volveremos a estar juntas en esta
misma lucha por el establecimiento del Verdadero Amor en esta sociedad
tan deshumanizada. No profundizaré más en lo que fue su preparación ya
que sé que ella misma publicará su propia historia y develará al mundo su
vivencia junto al Cristo en La Tierra.

3
A los trece años de edad, mis padres me llevaron a un endocrinólogo para
hacerme una serie de exámenes. Sufría de un gran sobrepeso y mi rendi-
miento en la escuela había empeorado muchísimo. El médico diagnosticó
un hipotiroidismo muy avanzado y sentenció que dicha enfermedad no te-
nía cura. Que tan solo se podía regular el funcionamiento de la glándula
afectada, con unas drogas que debía tomar durante toda mi vida. Pero yo
rechacé desde el comienzo la idea de ingerirlas ya que sentía que mi cuerpo
se envenenaría y mi alma comenzaría a marchitarse. Decidí no tomarlas a
pesar del dolor que le causé a mi amadísima madre.
Dos semanas antes de aquella visita al médico, me encontraba sentada
en mi cuarto mirando hacia la montaña que se erguía imponente frente

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El Levantamiento

a la ventana de mi dormitorio. Tenía el diario de vida en mis manos y me


preguntaba sobre quién sería aquél que siempre me acompañaba y sentía
tan dentro de mi corazón. Me había dado cuenta que cada vez que me
afligía por alguna circunstancia dolorosa e injusta, y deseaba fuertemente
que todo se ordenara en paz, ocurría que aquello que tanto me afectaba
comenzaba a aclararse como por arte de magia, pudiendo ver y com-
prender con una mente mucho más lúcida y profunda lo que ocurría, al
tiempo que mi corazón se iba liberando de todo dolor. Las circunstancias
a veces tomaban un rumbo milagroso y todo se resolvía verdaderamente
en paz. Siempre, luego de estas ocasiones, quedaba con la sensación de
que alguien ciertamente escuchaba a mi corazón y respondía sabiamente
a mis aflicciones, concediendo mis deseos, cuando estos no obedecían tan
solo a un capricho de niña chica, sino más bien a un honesto y verdadero
deseo de justicia y paz.
Entonces tomé mi diario y escribí: ¿Quién eres tú que me escuchas y me
concedes? Y fue en aquel momento inolvidable cuando crucé el umbral
que limita la conciencia de esta realidad, para abrirla a una superior donde
habita y se manifiesta la divinidad. Mi mano, como guiada por un viente-
cillo fresco, responde, ”Jesús El Cristo”. Sorprendida, exclamo en silencio:
¡El Jesucristo de las iglesias!, y mi mano subraya, “El Cristo”. Entonces pre-
gunto: ¿El que hacía milagros y sanaba a los enfermos?, y mi mano vuelve
a subrayar como tomada por una mano divina, “El Cristo”. Y desde ese día
comenzaría a gestarse desde lo más profundo de mi ser, un enlace de men-
te y de corazón con esta presencia que se me había revelado, la que por
intuición cuidé celosamente.
Ocurrió que a los pocos días de esta revelación me encontré con el dile-
ma de aquellas drogas que me negaba a ingerir y que les estaba causan-
do un tremendo dolor de cabeza a mis padres. Ya discutían con violencia
sobre este absurdo, como se refería mi padre al tema, quien había llega-
do a expresar con irritación: “Que siga siendo gorda y chica hasta que
le llegue la pretensión y decida por sí sola tomar sus remedios; ya no
quiero escuchar más este cuento de todos los días, en que tú le ruegas y
ella no entiende que debe tomarlos”. Cuando escuché aquellas duras pa-
labras acudí de inmediato a mi cuarto y me encerré llorando, rogándole
al Cristo que me sanara de aquella triste enfermedad que efectivamente
me tenía a muy mal traer.
Aun a mis 13 años de edad no me llegaba el desarrollo porque, según dijo
el médico, tenía baja producción de una hormona. Engordaba exagerada-
mente y no crecía, por lo que los muchachos de mi edad se mofaban de mí.
Era el hipotiroidismo que provocaba un mal metabolismo. Además mi pa-

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dre, un intelectual de primera, estaba furibundo porque me había sacado


rojos en la libreta de notas y estaba a punto de repetir de curso. Entonces
pedí al Cristo, con todas mis fuerzas, que me liberara de aquella infortu-
nada enfermedad, para que así las personas me tomaran con más respeto
y aceptación. Y con toda honestidad y de todo corazón, me comprometí a
ayudarlo por el resto de mi vida en su propósito.
A los tres meses estuve totalmente normalizada y mi vida había virado en
180 grados. Comencé a crecer y a adelgazar sin medicamento ni dieta algu-
na. De ser una jovencita sin ningún atractivo, comencé a ser asediada por
los muchachos. En el colegio desarrollé una personalidad con un desplante
inusual. Mi mente era ahora lúcida y mi percepción aguda. Podía ver más
allá de lo que las personas quisieran mostrar de sí mismas. Mis compañe-
ras de colegio me buscaban para aconsejarse en situaciones que podía ver
claramente el conflicto sin que me entregaran mayor información. Mi per-
sonalidad rebelde a las injusticias y a las diferencias sociales me llevaba a
menudo a enfrentarme con los profesores y el medio en general, mostran-
do con fuerza y sin temor aquello que consideraba injusto.
Desde el día en que me comprometí con El Cristo en su propósito, hecho que
marcaría mi vida hasta el final, establecí una comunicación de mente y de
corazón con él, en la que me hablaba de su pronta venida y de un cambio
de dimensión del planeta y su humanidad. Y así, con el tiempo, fui compren-
diendo el porqué había sentido tan fuertemente saber quién era aquél que
respondía a mi corazón, y comenzaba a entender que mi destino ciertamen-
te estaba enlazado con su retorno a la Tierra. Y como ciertamente adquiría
cada día una posición de mayor respeto y seguridad, sentí la imperiosa nece-
sidad de saber cómo iba a cumplir lo prometido a aquel Padre misericordio-
so que había cambiado definitivamente el destino de mi vida. Entonces subí
nuevamente a mi cuarto, y con un gran sentimiento de gratitud le pregunté
sobre qué debía hacer yo ahora para cumplir con lo prometido.
Él había concedido una vez más mi gran deseo de libertad y sentía que
ahora sí podía responder a lo que él esperaba de mí. En ese mismo instante
comienzo a visualizar en mi mente una serie de rostros, los que intuitiva-
mente comprendí eran quienes guiarían mi camino hasta llegar el día en
que El Cristo me llamara a caminar junto a él. Y desde ese día esperé aquel
llamado que vino a ocurrir 30 años después, en el momento de la oración
de gracias. Y en los albores de 1999, luego de haber residido nueve años
fuera de mi país y cumpliendo con la promesa de por vida al Cristo, había
retornado por su petición, a mi tierra natal.
Era el inicio de un año que daría nacimiento a un gran movimiento que
comenzaría a forjar un destino definitivo para las almas que habitan este

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El Levantamiento

planeta. Habrá aquellos que escucharán el llamado del Cristo y sus ángeles
en el corazón y se polarizarán hacia un sentido de Amor y Paz, o aquellos
que se mantendrán ciegos y sordos a su espíritu que clama por su libertad
y optan por un destino de muerte y destrucción. Y llegando a Chile y sin
saber por qué, mi primer impulso fue llamar a Bernardita, quien al escuchar
mi voz no cabía en ella de felicidad. Dijo que sabía que era yo quien llegaría
de vuelta porque Dios le había anunciado en un sueño, a comienzos de ese
mismo mes, que muy pronto llegaría una mujer a quien ella amaba y respe-
taba y que venía de muy lejos, y su llegada daría inicio a lo que le había sido
revelado. Desde mi llegada comenzamos a vernos muy seguido y en las con-
versaciones nos dábamos cuenta de que había mucha coincidencia en las
experiencias y revelaciones que habíamos recibido en los últimos tiempos.
Ella era 10 años menor que yo y siempre había buscado mi compañía, por-
que decía sentir confianza y seguridad en mí. Años antes, cuando aún vivía
en Chile, y salía de paseo con mis hijos, ella me ofrecía acompañarme para
ayudar a cuidarlos. Eran cuatro hombrecitos que había tenido muy segui-
do y daban bastante que hacer y a Bernardita le gustaba muchísimo estar
con ellos. El día que se casó, ella y su marido me pidieron ser su madrina
de matrimonio y sentí fuertemente que asumía una gran responsabilidad.
Un compromiso ante Dios es para mí verdaderamente sagrado y no podía
jurar ante él sobre algo que no estuviera absolutamente segura de cumplir.
Y por esa misma razón, el día que tomara la decisión de unirme en matri-
monio con quien sería el padre de mis hijos, tan solo me comprometí ante
el juez civil. No pude aceptar la idea de recibir el sacramento como tanto
insistiera la madre de él, si acaso no estaba totalmente segura de que íba-
mos verdaderamente a estar unidos por el resto de nuestras vidas.
Aquella mujer no pudo aceptar la idea de que su hijo se casara sin recibir
el sacramento del matrimonio en la iglesia y lo manipulaba para obligarlo.
Ella era de doctrina católica, nunca dejaría de asistir a misa el día domingo,
entrar a la iglesia, arrodillarse frente al Cristo en la cruz, persignarse en
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, hacer una reverencia, y lue-
go en el Credo, golpearse el pecho por sus culpas e ir a recibir el cuerpo de
Cristo en la lengua y por último, ir a confesar sus pecados para aquietar su
conciencia. Esta actitud tan intransigente nos hizo tener que acudir frente
a un sacerdote y plantearle nuestras posiciones, y aquel representante de la
Iglesia me felicitó por la honestidad y lealtad para con Dios. Dijo que ojalá
todos los jóvenes fueran así de verdaderos cuando tomaran la decisión de
unirse ante Dios, ya que muy pronto, después de haber recibido el sacra-
mento, estaban viendo cómo poder anular aquel juramento de amarse y
respetarse hasta que la muerte los separe. Y así quedé absuelta de aquella

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Mikaela de Salvington

condena. Pero esta misma mujer, el día que le conté que Jesús me había
sanado de una enfermedad incurable, luego de que él mismo se me revela-
ra y que yo me había comprometido a servirlo el resto de mi vida, me dijo
que eso era una herejía, que nadie podía decir tener contacto directo con
el Cristo sin que hubiera un sacerdote que avalara este hecho.
Así también, el día en que Bernardita comprendió el propósito del Padre
para con ella, me tocó jugar un rol protagonista en el enfrentamiento de
todo lo que se le vino encima. Tanto su marido como su madre, sus herma-
nos y otros conocidos, se opusieron a que ella se entregara a este llamado
y creyera en las revelaciones que había recibido. Sus mentes encadenadas
a los prejuicios religiosos los llevaron a pensar que todo era una aberración
y que nada venía verdaderamente de Dios. Nuevamente el argumento fue
que si yo no era miembro de una iglesia, no tenía autoridad para actuar en
nombre de Dios. Ellos eran evangélicos, apegados a la doctrina y devotos
del pastor, cuya palabra era sagrada, y su veredicto fue, que lo que a Ber-
nardita le ocurría, no provenía de Dios sino del Diablo. Fue una lucha muy
grande, que en el transcurso del tiempo, fue dejando en evidencia la pre-
sencia del Hijo de Dios, quien uno por uno, a quienes verdaderamente iban
abriendo su corazón, los iba liberando de la confusión y del error.
Finalmente, lo que terminaría de hacer el milagro, fue el aparecimiento de
la Brillante Estrella Matutina, que en su vuelo mágico, iba envolviendo los
corazones en un abrazo del más puro e infinito amor, liberándolos así del
dolor, de la culpa y del resentimiento, mientras los abría a la conciencia de
aquella verdad legada en cada corazón, por aquél que vino al mundo a
vivenciar nuestra verdadera condición humana.

4
Al poco tiempo de estar de vuelta en las calles de Santiago, comencé a
encontrarme con personas que también habían tenido experiencias muy
especiales. Una de ellas fue una terapeuta que había establecido comunica-
ción con los ángeles. Me contó que ellos se habían comenzado a manifestar
en las sesiones de imaginería que hacía a sus pacientes. Estos seres divinos
le habían revelado un conocimiento terapéutico que permitía establecer un
contacto mucho más profundo y verdadero con ellos.
Luego de narrarme esas experiencias, me pidió que la ayudara a reunir
personas interesadas en participar de aquellas terapias. Me pidió también
si podía ayudarla a realizar estos encuentros, ya que no tenía experien-

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El Levantamiento

cia con aquellos seres. Le manifesté que yo tampoco tenía, pero que si se
había dado el momento para que El Cristo me llamara a su lado, no era
casualidad el aparecimiento de los ángeles, ya que se estaría cumpliendo
aquello anunciado en el Apocalipsis: “Antes de mí enviaré a mis ángeles
y ellos harán la cosecha. Y habrán dos trabajando en el campo, uno será
tomado y el otro será dejado”. Le conté, que hacia poco me había topado
en España con un caballero que me invito a conocer una comunidad, que
estaba también siendo guiada por los ángeles. La aparición de estos seres
hablaba ciertamente del comienzo de aquella cosecha, donde se separaría
la paja del trigo.
Una de las cosas que había aprendido durante estos años de comunicación
con el Cristo y el caminar por diferentes escuelas filosóficas herméticas y a
través de algunos maestros teosóficos, es el verdadero propósito de toda
criatura humana en esta dimensión. Este propósito es el despertar de la
conciencia espiritual o divina, de ser hijo de un Dios amante de su creación,
y que somos hechos a su semejanza. Entonces el fruto sería el desarrollo
de aquellas cualidades que caracterizan al Padre para así obtener mayores
dotes y poder sobre la creación de aquel Dios de Amor y Misericordia.
El Cristo anuncio que: “Sólo por Amor será Salvo el Hombre”, y dicha salva-
ción consiste en la ascensión a una nueva dimensión del tiempo, donde la
realidad se ordena de manera más digna para toda criatura. Es decir, más
verdadera y no tan hostil y limitada como se da en esta primera etapa de
nuestro recorrido evolutivo hacia el camino del eterno, cuando aún no hay
conciencia espiritual y los corazones no han desarrollado verdaderamente
el amor.
La paja simbolizaría el opuesto. Representa a quienes no dieron aquellos
frutos de amor y de misericordia, y deberán tomar el camino que ellos mis-
mos han escogido y no el que El Padre mostró en El Principio.
En una semana tuve a un grupo de personas reunidas con las que se dio
inicio al primero de una serie de talleres de ángeles. Eran terapias grupa-
les donde, a través de la imaginería, se viajaba al Templo de los Ángeles
en la isla de la Regeneración; un lugar situado en una dimensión un poco
más elevada que el plano físico. Mientras los ángeles entonaban cánticos
celestiales y revoloteaban danzando al ritmo de los sonidos cósmicos, iban
liberando a las personas de distintos males, siempre y cuando se entrega-
ran con fe y confianza a sus divinas manos. Superando así enfermedades y
traumas que a veces llevaban años adoleciendo.
A la primera que invité a participar de ese primer taller fue a Bernar-
dita, quien comenzó inmediatamente a caer en trances profundos y a

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Mikaela de Salvington

hablar en un idioma, que después supe, era el lenguaje celestial. Ella


tenía experiencias extraordinarias en sus viajes al templo. Una vez nos
relató que se encontró con una sala que tenía una gran puerta, a través
de la cual irradiaban hermosos rayos de luz. Los ángeles le dijeron que
no traspasara aquel umbral, pero ella no pudo resistir ver qué era lo que
se escondía al otro lado de aquella misteriosa puerta. Ante ella apareció
una tremenda abeja resplandeciente y dorada que elaboraba el néctar
divino, el alimento de aquellas aves celestiales. Era la Abeja Cósmica Ma-
dre y alrededor de ella había muchas abejas igualmente brillantes pero
más pequeñas. Todos los participantes estábamos impresionados de sus
fantásticas experiencias.
A las pocas sesiones comenzó a tener revelaciones sobre la vida personal
de algunos de los integrantes del grupo, y como aún era muy tímida no se
atrevía a hablarles, pero luego de finalizadas las terapias me contaba sobre
lo que había recibido. Como yo conocía muy bien a quienes había invitado
al taller, me daba cuenta del poder que ella estaba desarrollando. Pero
la terapeuta verdaderamente no comprendía lo que estaba ocurriendo y
comenzó a ponerse un poco nerviosa, tanto por los trances prolongados
que experimentaba, de los que intentaba sacarla a la fuerza, pero sin con-
seguirlo, como también por la visión tan profunda que estaba adquiriendo.
Un día Bernardita le habló sobre un problema que ella tenía con una hija,
lo que claramente no le gustó. Empezó a cuestionarle las revelaciones y
comenzamos a discutir sobre el proceso que Bernardita estaba desarrollan-
do, y decidimos que yo asumiría la responsabilidad. No intervino más y al
término del taller la terapeuta decidió seguir su propio camino.
Y de esta manera Bernardita y yo tomaríamos las riendas de lo que iba a ser
el comienzo de un maravilloso y apasionante trabajo al servicio de nuestro
Padre y Creador, el que se extiende hasta el día de hoy.

5
Bernardita recibía visiones de distintos episodios de la vida del Cristo en la
Tierra, como también a veces recibía unos discursos que él habría dado. El
primero fue El sermón sobre El Reino, el que fue su primer discurso público
en la sinagoga cuando se revelara como el Hijo de Dios. El segundo fue El
discurso sobre El Alma, y en esa oportunidad El Padre me hace tomar un
libro que había recibido por revelación adquirirlo y que trataba sobre la
Creación y la vida del Cristo en la Tierra. Y pude constatar que ahí estaba
aquel discurso pero con algunas diferencias que cambiaban el sentido de lo

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El Levantamiento

ahí escrito. Y de esta manera, el mismísimo Cristo comenzaba a entregar-


nos el material de trabajo que utilizaríamos en los futuros talleres.
Estos comenzaron a realizarse durante el transcurso del año 2000. Los hici-
mos en conjunto con una psicóloga que aquí le daré el nombre de Rebeca.
Durante una conversación en su consulta quiso conocer el verdadero moti-
vo de mi vuelta a Chile. Le conté que El Cristo me había pedido que volviera
para realizar su obra, un llamado que había esperado durante toda una
vida. Luego le relaté sobre el taller de ángeles que habíamos vivenciado
Bernardita y yo con la terapeuta, y de aquellas divinas experiencias. En-
tusiasmada, me expresó que ese tema le fascinaba e inmediatamente me
propuso hacer talleres con sus pacientes, los que voluntariamente quisieran
participar. Entonces fue cuando formamos los primeros grupos separados
de niños, adolescentes, jóvenes y adultos, de acuerdo a ciertas instruccio-
nes que nuestro amado Padre comenzó a entregar.
Rebeca le había pedido a Dios, hacía muy poco tiempo, conocer la fe. A
través de sus terapias había podido constatar fehacientemente, que los pa-
cientes que la tenían superaban mucho más rápido sus crisis. Y me confesó
que había sentido fuertemente en su corazón que el hecho de encontrar-
nos, era la respuesta a su petición. Y desde ese momento las personas que
acudían a su consulta, coincidían en expresarle que algo especial los había
derivado donde ella. Algunos le expresaron haber intuido que solamente
allí encontrarían respuestas a aquello que los estaba desestabilizando. Por
lo general ocurría que los mismos pacientes comenzaban a hablarle sobre
experiencias místicas, lo que llevaba la conversación en forma natural al
tema de los ángeles, y fácilmente accedían a participar en los talleres.
Además, comenzaron a llegarle más casos de esquizofrenia de lo habi-
tual. Anteriormente, estos los derivaba a algún psiquiatra para que les
administrara las drogas convencionales, que tan solo los dopaba, pero
sin verdaderamente liberarlos del mal. A ella esto le causaba un gran
dolor. Pero pronto aprendió que algunos eran consecuencia de pose-
siones maléficas. Y había sucedido que el mismísimo Cristo, quien había
comenzado sorpresivamente a hacerse presente en los talleres, tan solo
con levantar una mano y decir unas palabras en arameo, expulsaba la
entidad que había posesionado aquel cuerpo. A veces, estos seres ha-
bían cohabitado por años con la esencia de aquella persona, absorbién-
dole la energía vital y dejándola totalmente debilitada y dañada, tanto
psíquica como físicamente. Entonces los ángeles actuaban con su magia
divina para devolverles la armonía y la integridad.
Y en el transcurrir de aquellas sesiones magistrales asistidas por la presen-
cia de nuestro amadísimo Padre y Creador, y de sus huestes celestiales, se

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Mikaela de Salvington

realizaban maravillas inconcebibles para el intelecto humano convencional.


Estos hechos darían inicio a la Escuela de Conocimiento para el Despertar
de la Conciencia Espiritual, la que despertaría los corazones y las mentes de
quienes se acercaran reconociendo el llamado del Cristo y sus ángeles en el
corazón, aclarando los verdaderos valores que, una vez más, El Cristo ha ve-
nido a enseñar en ejemplo vivo a los Hombres que aún quieran desarrollar
la buena voluntad.
Y así, día tras día, El Padre se iba haciendo cada vez más Uno en Esencia con
Bernardita, y ella Uno de Alma, Corazón y Mente con su Creador.

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Los años de preparación,
Arcángel Gabriel, mayo 2006
CAPÍTULO II
LOS AÑOS DE PREPARACIÓN

1
Durante el transcurso de aquellos años, desde el día que entregué mi vida
al Padre hasta el día que me llamó a su lado, vivencié una serie de experien-
cias inusitadas que me llevaron a contactar a quienes fueron los principales
guías en mi preparación para aquella trascendental tarea que me tocaría
cumplir.
Una tarde, mientras caminaba por la avenida Vicuña Mackena hacia mi de-
partamento en la calle Marín, sentí un extraño zumbido en mis oídos que
me hizo detenerme. Miré hacia el cielo, desde donde venía aquella sutil fre-
cuencia, y divisé una nube blanca. A medida que fijaba la vista, comencé a
distinguir la forma de una nave. Era un tremendo objeto que se encontraba
suspendido en el aire justo sobre el Museo Vicuña Mackena. Mientras lo mi-
raba, se hacía cada vez más visible y encendía unas luces que parpadeaban
en una sinfonía de colores que parecían comunicar un saludo cuyo código
me era familiar, y sentí que desde siempre había esperado ver aparecer
aquella silenciosa e imponente nave. Las personas que transitaban por el
lugar, se detenían a mirar hacia donde yo observaba tan detenidamente,
pero no parecían divisar nada y continuaban su camino sin inmutarse.
Se me ocurrió ir a mi departamento para observarla desde más alto. Al
cruzar Diagonal Paraguay me di cuenta de que la nave avanzaba sigilosa si-
guiendo mi rumbo, y sin embargo, parecía que nadie podía verla ni sentirla.
Llegué a la entrada de mi edificio y subí corriendo hacia el balcón, pero al
llegar me di cuenta de que la nave se había esfumado sin dejar rastro algu-
no. Ni siquiera aquella nube blanca que sutilmente la cubría, había dejado
su huella. Mi corazón quedó ansioso y expectante por aquella aparición
que había cruzado los velos del tiempo y del espacio, para dejar un llama-
do, que al pasar de los días resonaba con más intensidad en mi corazón.
Casi dos semanas más tarde, y ya sin poder contener más la angustia que
presionaba mi pecho, salí caminando sin rumbo de mi departamento, oran-
do al Padre para obtener respuesta a aquel llamado. Mientras caminaba
por la Diagonal Paraguay hacia la cordillera, poco antes de llegar a Avenida
Salvador, una fuerte energía recorrió mi cuerpo desde la coronilla hasta los

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El Levantamiento

pies, lo que me detuvo abruptamente. Justo a mí lado se encontraba una


casa antigua de dos pisos, y tras el velo de lágrimas que brotaban de mis
ojos pude divisar una placa dorada junto a la puerta que decía: “Escuela
Filosófica Hermética”.
Me acerqué a la reja y toqué el timbre. Abrió una mujer delgada y de mi-
rada inquisitiva. Le pregunté por el maestro de la escuela, a lo que ella
preguntó desconfiada de parte de quién venía. Le respondí que nadie me
había enviado sino tan solo necesitaba hablar con él. Un poco impaciente,
respondió que él estaba en sus meditaciones y que no podía interrumpirlo,
y agregó además, que a este lugar tan solo venían personas que llegaran a
través de alguno de sus miembros. Ya muy angustiada, le insistí que por fa-
vor le informara al maestro de mi presencia. Ella al fin, ya sin resistirse, me
dijo que esperara, y a los minutos aparece en la puerta y me invita a entrar.
Me hace pasar a una oficina y dice que el maestro bajará inmediatamente
y que desea hablar conmigo.
Era una casa antigua que parecía un pequeño castillo, con recovecos, bal-
cones y amplias salas donde se realizaban diversas actividades, como me-
ditación, yoga, escuela de conocimiento, cocina vegetariana, etc. Cuando
apareció aquel hombre, se presentó y comenzó a relatarme su historia per-
sonal. Me contó que hasta hace algunos años él no sabía nada sobre El
Cristo, y que una noche se le había manifestado parándose a los pies de
su cama y le había pedido con mucha humildad que hiciera de su casa un
templo. Le reveló que ahí llegarían personas a prepararse para su pronta
venida a la Tierra, y que él despertaría el conocimiento para instruir a quie-
nes llegarían a aquel lugar.
Luego de esta corta introducción, lo primero que hizo fue llamarme la aten-
ción. Me manifestó que desde hacía dos semanas que había comenzado a
llamarme en sus meditaciones, y dijo que por qué me había demorado tan-
to en acudir a su llamado. Me habló sobre situaciones de mi vida personal
que dijo tenerme atada y débil. Se refirió a la falta de cuidado en mi salud
y mencionó un Tifus arrastrado que me había debilitado muchísimo. Des-
pués habló sobre la relación con mi marido, de la tremenda compasión que
tenía hacia él, y dijo que ese hombre no quería verdaderamente madurar ni
despertar en el espíritu, por lo cual no estaba en condiciones de entender
el compromiso que yo tenía con el Cristo, y que por lo mismo me retenía.
No tuve palabras para rebatir aquello que decía, ya que todo era verdad, y
tan solo pregunté sobre lo que debía hacer ahora que había escuchado su
llamado. Respondió que debía venir a su escuela tan solo por un corto pe-
ríodo, para así recordar las enseñanzas que había adquirido en otro tiem-
po. Iba a necesitar de ese conocimiento cuando El Cristo me llamara en su

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Mikaela de Salvington

pronto retorno, a lo que agregó que nadie conocía aquella fecha con exac-
titud. Sus enseñanzas se basaban en unos manuscritos que habían legado
unos monjes pertenecientes a un monasterio Esenio llamado Qumrán, que
contenían la memoria del paso del Cristo en aquel lugar.
Jesús habría concurrido regularmente a ese monasterio desde el día que
dejara su hogar junto a su madre María. Junto a ellos se prepararía para el
momento cuando se revelara como El Mesías e iniciara su vida pública como
El Hijo de Dios en la Tierra. Eran unos papiros encontrados en las cuevas
bajo el Mar Muerto, escritos en Hebreo antiguo y traducidos al Inglés, que
contenían distintos temas: El Manual de Disciplina dentro del monasterio,
Revelaciones sobre la Creación, sobre El Gran Universo Maestro y Los Siete
Súper Universos que giran alrededor del Universo Central, las Dimensiones
del Tiempo y del Espacio, La Octava Dimensión de la realidad infinita y mis-
teriosa, El Eterno, nuestra meta final.
Permanecí participando de aquella escuela hasta la fecha en que el maes-
tro anunció que iniciaría un ciclo sobre la muerte, el que duraría dos meses.
Finalizado aquel ciclo debía tener todas sus funciones delegadas a algunos
de sus discípulos, pero no nos explicó el porqué. Me informó que no era
necesario que yo participara de aquella actividad. Luego hubo una convi-
vencia donde le relaté un sueño que se me repetía muy seguido. Me veía
atravesando un valle entre montañas áridas con un río de aguas claras al
centro, y aquella imagen se me venía insistentemente a la mente, pero no
podía identificar el lugar. Él me aclaró inmediatamente que se trataba del
Valle del Elqui, ubicado en el norte de Chile, y agregó, que era un llamado
para ir hacia aquel lugar donde recibiría algo muy importante.
Al despedirme dijo con un leve tono de humor: “Te doy permiso para ir a
zapatear arriba de mi tumba, si tú no eres una de las que caminará junto
al Cristo, ya que para ese tiempo mi cuerpo yacerá bajo tierra”. El día de
finalización de dicho ciclo, fui a visitarlo, y al llegar me enteré de la triste
noticia de que esa misma mañana había desencarnado luego de sufrir un
fulminante derrame cerebral que se le había provocado durante su habi-
tual meditación matutina. Era la respuesta al porqué de la delegación de
sus funciones. Era una fecha hacia fines de 1980.

2
Al verano siguiente tomé mis vacaciones y me fui con mi familia a un cam-
ping ubicado a la orilla del mar en la ciudad de La Serena. Mi marido, sien-

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El Levantamiento

do un pescador innato, se rehusaba a soltar la caña para ir en búsqueda


de un lugar perdido hacia el interior del Valle del Elqui, y menos si debía
llegar tan solo por intuición donde supuestamente me estaban llamando.
Pasó una semana de estar esperando infructuosamente a que se decidiera
a acompañarme, cuando en una madrugada llegó a encontrarnos un ami-
go que mi marido había conocido pescando. Traía un mapa en sus manos
que mostraba la ubicación de una comunidad ubicada en el Valle del Elqui,
hacia el interior de Cochiguáz. Dijo que venía a buscarme porque había
recibido en un sueño que ya no se podía esperar más, y le habían revelado
que en aquella comunidad me estaría esperando una mujer que recibía el
apodo de La Madre Cecilia.
Partimos esa misma mañana hacia el lugar indicado en el mapa. Íbamos
en un Fiat 600 que apenas subía por las cuestas del Valle, y que terminó
apunándose justo antes de llegar. Entonces este amigo dijo que ahora yo
debía continuar caminando sola, porque sólo a mí me iban a recibir en
aquella comunidad. Un poco insegura de dejarlos, continué la búsqueda a
pie, hasta llegar a un lugar donde había cabañas y carpas junto a un cami-
no que bajaba hasta el río. Me acerqué y pregunté por quien me habían
indicado, y efectivamente existía ahí una mujer que respondía a aquel
nombre. Cuando salió a recibirme, me preguntó quién era. Me presenté y
le conté sobre mi llamado de ir hacia aquel lugar. Ella sonrió y dijo que me
estaba esperando. Le aclaré que no venía sola y que mi marido, un amigo
y mis dos hijos estaban en el auto que se había quedado en pana un po-
quito más atrás. Respondió que ellos no podían estar presentes porque iba
a recibir unos documentos que tan solo yo debía leer y que aún no podía
compartirlos. Le dije entonces que yo me iba, que no estaba dispuesta
a que se quedaran en otro lugar. Se mostró un poco intranquila con mi
respuesta y dijo que entonces los fuera a buscar, pero quedaban bajo mi
responsabilidad, porque ella debía cumplir con entregarme lo que se le
había pedido.
Esa misma noche brilló en el cielo una luna tan grande y resplandeciente
que hizo día la noche, y se realizó una ceremonia al tiempo que comenzó a
resonar en las montañas un coro que entonaba cánticos gregorianos. Eran
de unos monjes Lama, que vivían en un monasterio hacia el interior de
las montañas. Se desató un viento arremolinado en medio del círculo de
personas que lo habíamos formado, y al centro se manifestó un ser de luz
que reveló un mensaje al corazón de todos los que estábamos allí reuni-
dos, aunque no todos lograron recibirlo. Al día siguiente, el amigo que nos
había acompañado y mis dos hijos visualizaron a aquel ser cuando salieron
a caminar mientras yo leía los documentos que me habían entregado. Y

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Mikaela de Salvington

cuando volvieron me relataron llenos de entusiasmo que habían visto a un


hombre de plata. Dijeron que tenía el cabello largo y dorado, y un traje
que emanaba un brillo plateado que cubría todo su cuerpo. Lo divisaron
sentado en posición del loto sobre una roca junto al río. Al verlos comenzó
a jugar con ellos, desaparecía detrás de la roca y volvía a aparecer, llenán-
dolos de alegría. Después de unos instantes caminó hacia el río y se esfumó
frente a sus ojos.
Aquellos documentos eran un compendio de mensajes revelados por se-
res de distintas dimensiones, que habían venido en nombre del Cristo,
para ayudar en el cambio planetario y la evacuación de la humanidad.
Algunos provenían de la confederación galáctica, al mando del coman-
dante en jefe de las naves Ashtar Sheran, y otros de la jerarquía celestial.
Maestros como Sanath Kumara, el Logo Solar o Anciano de Todos los
Tiempos, Hilarion, el maestro universal del Amor, Raysol o más conocido
como Saint Germain, Kuthumi y otros más. Se habían hecho presentes
porque se cumplía un ciclo más de tiempo para el planeta y las almas
evolutivas, las que debían despertar a la conciencia espiritual y desa-
rrollar el verdadero amor en su corazón. Una misión que obedecía al
llamado del Dios Padre Universal, que había dado el momento para el
reestablecimiento del nuevo orden divino-terrenal.
Contenía una descripción detallada de las distintas etapas de rescate que
se efectuarían debido a los acontecimientos de fin de tiempo. Hablaban
sobre los días de oscuridad, cuando debido a los cambios planetarios y
de la activación del círculo volcánico de fuego, se provocaría una nube
oscura y tóxica, que cubrirá el sol y se dejará caer una lluvia ácida con to-
da la contaminación radioactiva de la atmósfera, producto de desechos
atómicos que ahí se depositan, y que podría destruir toda forma de vida
en el planeta. Anunciaban que venían en ayuda de la humanidad, para
la evacuación de quienes lograran desarrollar las frecuencias de amor
necesarias. Así también, los mensajes hablaban del cambio de concien-
cia que se produciría en la humanidad debido a los cambios planetarios
y la elevación del planeta hacia la nueva dimensión de la realidad. Eran
unos documentos fascinantes que no pude dejar de compartir con quie-
nes llegué allí.
Con el tiempo comprendí por qué me habían pedido que no lo hiciera, ya
que ninguno de los adultos llegó a ser mi aliado en esta lucha para lograr
el triunfo de la verdad y el establecimiento del verdadero amor en los cora-
zones humanos. En cambio, de esos dos hijos, cuando El Cristo me llamara
a su lado, en su momento me dieron la mano. El segundo me ayudaría en
la redacción y edición de estas escrituras.

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El Levantamiento

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Luego de haber recibido esta información comencé a contactarme con per-
sonas que también manejaban parte de esta información. Entre ellos había
un grupo que se denominaba Misión RAMA, que centraban sus actividades
en establecer contacto con esos seres que realizarían dicha evacuación, los
que llamaban a encuentros en la montaña donde hacían juegos de luces
con sus naves, para los grupos de personas que llegaban, provocando true-
nos y relámpagos, con lluvias contundentes, pequeñas tormentas eléctricas
que se materializaban en cosa de segundos y que rápidamente se desvane-
cían sobre las cumbres de las montañas.
Se requería una preparación de al menos dos semanas de anticipación para
dichos encuentros, en que tan solo debía ingerirse alimentos de alta fre-
cuencia, frutas y vegetales en estado natural, sin cocción, y nada de alcoho-
les ni carnes, ya que eran de muy baja frecuencia. Y quienes no obedecían a
estas instrucciones, al momento de aparecer las naves, las palmas de las ma-
nos y de los pies se calentaban de tal manera que a veces llegaban al punto
de aparecer heridas por la quemazón. Usualmente le ocurría a los curiosos
que llegaban sin recibir el llamado en su corazón y asistían tan solo porque
se habían enterado de aquel encuentro, sin tener ningún respeto hacia lo
divino. A veces se materializaban algunos de estos seres en algún lugar visi-
ble de la montaña donde sólo algunos los podían visualizar y otros tan solo
escuchaban sus palabras que llegaban directo a la mente o al corazón.
Establecí una amistad más profunda con una joven que pertenecía a ese
grupo, la que también tenía una relación muy particular con Dios. Al tiem-
po de conocerla, sufrió un ataque fulminante al corazón que la derivó a la
UTI (Unidad de Tratamientos Intensivos). Ella era de profesión enfermera y
había tenido que jubilar tan sólo a los 24 años de edad, por el estado de su
corazón ya muy debilitado por causa de una serie de infartos.
Su marido había acudido temprano por la mañana, con sus dos hijos, a mi
departamento que quedaba muy cerca del hospital al cual la había llevado
de urgencia, pidiéndome que se los cuidara. Unas horas más tarde, llama-
ron a la puerta y al abrir, casi me fui de espaldas. Ante mi se encontraba es-
ta mujer con el rostro cianótico y jadeante, aferrada al brazo de su marido.
Venía casi sin poder respirar. Pidió entrar y recostarse en una cama. Cuando
ya había logrado estabilizarse comienza a relatar lo ocurrido.
Había caído en un estado de coma, momento en que se vio a sí misma salir
del cuerpo y entrar a través de algo que parecía un túnel. Se dirigía hacia
una intensa luz donde alcanzaba a divisar la silueta de quien sintió ser su

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hijo mayor, pero se veía como un adolescente. Estaba al otro lado del túnel,
de pie junto a unos seres que vestían túnicas blancas, y que al llegar, la reci-
bieron tan sólo con una mirada profunda e infinita que reflejaba la dulzura
y la compasión de Dios. Sintió cómo su corazón se estremecía y revitalizaba
de tanto amor, mientras la llevaban a recorrer aquél lugar que le revelaran
como “La Ciudad Cristal”, un lugar bellísimo más allá de los velos del tiem-
po y del espacio.
Ya ahogada de tanta emoción, nos manifiesta que estando allá sintió por
primera vez el verdadero amor y la paz en su corazón. Los maestros cósmicos
le habrían indicado que al volver de aquel lugar donde había sido ascendida
para recibir una sanidad en su esencia, debía salir de donde le estaban admi-
nistrando unas drogas que impedirían que las energías divinas se proyectaran
hacia su cuerpo físico y recibiera también la sanidad. Tarea que no fue nada
fácil de cumplir, ya que los médicos se oponían rotundamente a que aban-
donara el recinto. Al fin, su marido tuvo que firmar un papel donde asumía
toda responsabilidad sobre su salud para que así le otorgaran el alta.
Desde ese momento renacería en espíritu y en verdad, lo que la llevó a
establecer una sublime comunicación con El Cristo. Estando en aquél lugar
se habría comprometido con él a ayudarlo, por el tiempo de gracia que le
había concedido de vida, para su servicio en la Tierra. Mantenía una flui-
da comunicación con Dios El Padre y su Hijo, quienes le daban mensajes e
instrucciones donde le anunciaban la llegada de personas que llegarían
a su hogar y otros que debía ir a su encuentro. Y fue así, con la magia de
las circunstancias de la vida de quienes caminan tomados de la mano de
Dios, que me encontré con ella y establecimos una amistad muy especial.
Y fue así como un día, mientras conversábamos sobre aquel compromiso
que ambas habíamos adquirido con el Cristo, y de la falta de comprensión
de nuestras parejas, me habló de una mujer que había conocido luego de
su renacimiento. Ella le ayudaba a mantenerse con aquel corazón, que aun-
que se había revitalizado, aún debía cuidar con atención, y la había ayuda-
do muchísimo a aclarar y tomar seguridad en los pasos de este servicio que
daba al Padre. Y fue entonces cuando manifestó que sentía fuertemente
que yo debía ir a encontrarme con aquella mujer, y en un momento de mu-
cha aflicción obedecí a su consejo.

4
Siguiendo sus indicaciones, llegué donde aquella mujer que recibía a todo
quien acudía en busca de un consejo o ayuda espiritual. Era una casita al in-

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El Levantamiento

terior de una villa, que tenía una pequeña ampliación de madera con una-
sala de espera y la consulta donde recibía a sus pacientes. Había una larga
fila de personas que salía hacia la calle y daba vuelta la esquina. Opté por
dirigirme directo a la casa y tocar el timbre. A un señor que abrió la puerta
le pregunté que cuando era posible encontrar a la señora que atendía, más
desocupada para conversar con ella. Le expliqué que venía de parte de una
amiga y le di su nombre. Me preguntó que cuál era el mío, y mientras daba
la vuelta para interiorizarse dentro de la casita, me pidió que esperara un
momentito. A los pocos minutos sale y me dice que la señora quería verme,
que entrara no más directamente a la consulta. Le expliqué que no quería
pasar a llevar a las demás personas, que no tenía apuro. Pero él insistió, al
tiempo que la mujer apareció en la puerta de la consulta y me hizo una
seña para entrar.
Ella se llamaba Helena. Era una mujer alta e imponente, con una melena
rubio castaño que se partía al medio y enmarcaba un rostro eslavo de ojos
celestes y profundos como el firmamento, con los que traspasaba los velos
del tiempo y navegaba por las vidas pasadas, así como el presente de quie-
nes llegaban a ponerse frente a sus ojos. Me acerque a ella y me abrazó
como si siempre hubiera esperado verme aparecer. Y vi como sus lágrimas
brotaban de aquellos ojos antiguos y conocedores de Dios. Dijo que me
esperaba desde hace mucho tiempo y que sabía muy bien de mí. Entramos
al lugar donde ella atendía al cual denominaba “El Templo”, y sin que yo
dijera nada, comenzó a hablarme de mi vida personal. Dijo saber quienes
eran mis hijos y el padre de ellos. Sabía también de los problemas que yo te-
nía de pareja y que por eso me había traído. Dijo conocer muy bien a aquél
hombre que tenía un compromiso de otra vida con El Cristo, y emocionada
manifestó que quería conocerlo.
Empezó a relatarme, como si lo conociera desde la infancia, que su madre
había tenido un embarazo muy difícil y habría nacido tan solo de seis meses
de gestación. Que estuvo por un largo tiempo en incubadora y que habría
recibido ayuda divina para sobrevivir. Todo eso había sido efectivamente
así. Sabía detalles de su vida como de lo que había sido nuestra relación
de pareja. Dijo que él era un hombre que adolecía de una gran inmadurez
emocional y que por eso sentía la necesidad de experimentar en el ámbito
sexual. Me dijo que yo tenía una gran fortaleza espiritual para ayudarlo a
madurar y que ella me iba a ayudar.
Al poco tiempo de conocerla ocurrió que uno de mis hijos se enfermó gra-
vemente. Tenía tan solo un año de edad y venía sufriendo un cuadro febril
de casi tres meses. Le habían sacado todo tipo de exámenes de sangre,
orina, de los riñones, y nada arrojaban. Todo salía negativo. No había virus

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ni bacteria alguna. Los antibióticos parecían no hacerle ningún efecto y la


fiebre subía cada vez más y su debilitamiento había llegado al extremo de
llevarlo al estado de coma. Llamé muy angustiada al médico y me dijo que
lo llevara inmediatamente al Hospital Calvo Mackena.
Subí al auto con mis tres hijos y la señora que me ayudaba a cuidarlos, y
partimos rumbo al hospital. Al cruzar la línea del tren para ir a tomar la
carretera a Santiago una mano invisible tomó el manubrio del vehículo y
quedé con el auto metido en la entrada de la villa donde Helena tenía su
consulta. Eran las 11 de la noche y dudé de acudir donde ella, pero algo su-
perior me impulsó a caminar e ir hacia la puerta de su casa. Toqué el timbre
y antes de que pudiera explicar la razón de mi presencia, escuché su voz
fuerte que exclamaba desde adentro: entren pronto a ese niño al templo
si no se va a morir. Entonces supe que había sido ella quien me había des-
viado del camino. Una vez en el templo me explicó que si hubiese seguido
camino al hospital habría llegado con el niño muerto y por eso el Cristo le
había pedido que desviara mi rumbo.
Mi hijo, producto de su gran debilitamiento, ya no se sostenía en sus pies
y había dejado de caminar. Ya no hablaba y tan solo gemía, ni siquiera te-
nía fuerzas para llorar. Botaba permanentemente una espuma blanca que
traspasaba sus pañales y corría por sus piernecitas, o la vomitaba por su
boquita, y no comía ni bebía alimento alguno. Su ojito izquierdo estaba
totalmente cerrado. Apenas entré con el niño lo tendió en la camilla, y con
una fe y una fuerza impresionante, hizo una oración al Padre entregándo-
selo en sus manos. Le pidió ser su instrumento y le puso su mano izquierda
sobre el ombligo. El niño comenzó a hacer convulsiones debido a que la
fiebre bajaba rápidamente y vi una sombra que salía desde adentro de su
cuerpecito. Luego quedó totalmente relajado y con el rostro iluminado por
los colores propios de vida y ya no rígido y paliducho como hace tanto tiem-
po se veía. Había salido del estado de coma y le había dado mucha hambre.
Se tomó la mamadera y ahora dormía plácido y libre de todo mal.
Me preguntó si sabía lo que el niño tenía, y le contesté que objetivamente
no lo sabía porque los exámenes no habían arrojado ninguna señal. –Tu
hijo estaba ojeado – dijo con fuerza– y ahora debes ir a tu casa y sacar el
espíritu que lo tenía poseído, porque si vuelves para allá con él, lo va a vol-
ver a tomar y eso sería gravísimo–. Entonces me dio ciertas pautas de cómo
sacar aquella entidad y me alentó a enfrentarlo revelándome que El Cristo
anteriormente me lo había enseñado y yo sabía muy bien cómo hacerlo.
Primero fui en busca de una amiga que me acompañara a esa hora, que ya
era más de medianoche, para así también poder dejar a mis hijos y la seño-
ra que me acompañaba donde ella.

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El Levantamiento

A modo de paréntesis voy a agregar que el Cristo me revelaría más tarde,


que esta señora que cuidaba con tanto amor a mis hijos, podría decir casi
devocionalmente, era quien había tocado el manto del Cristo y había reci-
bido la gracia de Dios, sin siquiera haber visto aún su rostro.
Luego partimos al encuentro de ese ser de las tinieblas. Entré a la casa y
me dirigí hacia el centro, de acuerdo a lo indicado, prendí tres velas blancas
formando un triángulo y me paré en ese lugar con la Biblia abierta apega-
da al cuerpo tapándome el ombligo. Elevé con fuerza una oración al Padre,
pidiendo que sacara toda presencia negativa contraria a la luz de Dios de
ese lugar. Luego en voz alta y con mucha autoridad dije unas palabras en
arameo antiguo, las mismas que el Cristo revelara a sus discípulos para sa-
car los espíritus malignos y que Helena me las había recordado, y espanté a
aquella entidad que tanto daño había provocado a mi pequeño hijo.
Cuando dichas palabras salieron por mi boca, mi amiga casi se desmayó de
susto. Dijo que se había formado un remolino de viento heladísimo en los
pies, que luego había subido hacia el techo con tal fuerza que pareció que
algo había salido disparado, y que en ese momento se le habían parado to-
dos los pelos del cuerpo porque sintió que se elevaba junto con el remolino.
Yo en cambio no me percaté de nada porque me había concentrado de tal
forma que lo único que hice fue invocar al Padre para que nos protegiera y
sacara aquel espíritu del lugar.
Al día siguiente volví donde Helena y me recordó que debía quemar en un
posillo de greda, incienso blanco, mirra y almizcle, durante tres días de luz,
martes, jueves y Sábado, y que pasara el sahumerio por todos los rincones
de la casa, y pidiera al Padre que enviara un ángel guardián para cada es-
quina principal y así quedara bien custodiada para impedir que me siguie-
ran haciendo daño, a mí o a mis hijos, ya que me advirtió que las fuerzas
negativas siempre me iba a acechar para que yo no pudiese cumplir con la
misión que traía.

5
Después de aquel episodio, me ofreció acompañarla en su consulta para
despertar todo aquello que antes había aprendido. Me reveló que había
sido una de aquellas mujeres que fueron discípulas del Cristo, y que ha-
bía aprendido mucho junto a él. Sabía hacer la curación de los enfermos,
con imposición de manos y la canalización de las energías cósmicas para
la sanidad, como también la liberación de posesiones de espíritus malig-

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Mikaela de Salvington

nos en personas y hogares. Y entonces accedí a su ofrecimiento y fui a


compartir con ella en la atención de su consulta, durante el transcurso
de dos semanas.
Las personas que acudían a ella venían por los motivos más diversos: dolen-
cias de tipo física, problemas psíquicos o emocionales. Era conocida como
“compositora de huesos”, “sanadora” o “consejera”, y los más que llegaban
eran personas humildes, quienes ella misma decía, tener más fe y respeto
por la palabra de Dios. Eran los que más recibían de ella y les pedía a cam-
bio tan solo lo que tuvieran en sus bolsillos, o un juguete para los niños de
un hogar a los que ella apadrinaba. Mientras avanzaban en la larga fila de
espera, las personas comentaban de los milagros que ella hacía.
Estando allí, me tocó presenciar una vez cuando llegó un hombre con un
ataque cardíaco fulminante, que sacaron de un taxi en brazos. Venía cianó-
tico y medio inconciente. Lo entraron al templo y lo tendieron en la camilla.
Helena le hizo un fuerte masaje al pecho, permitiéndole así sacar el aire y
respirar, y luego hizo una oración al Padre entregándole a ese hijo en sus
manos y que se hiciera la voluntad de él y no la de ella. Puso la mano de-
recha sobre el pecho del paciente y levantó la izquierda con la palma hacia
arriba para tomar las energías cósmicas. El hombre entró en un sueño pro-
fundo del cual salió como a los 20 minutos pero ya repuesto y conciente, y
con gran devoción agradeció la ayuda recibida.
En otra oportunidad llegó un señor con una pierna rígida. No podía flectar-
la porque se le había quebrado y lo habían enyesado en el Hospital Trau-
matológico, quedándole el hueso mal soldado. Luego de hacer la oración,
Helena comenzó a masajear la articulación de la rodilla con una crema que
ella misma había preparado. Luego le puso el dedo derecho sobre la rodilla,
pidió una energía especial y continuó masajeando. Me explicó que estaba
moldeando el hueso hasta lograr recuperar la articulación. Después de dos
semanas de tratamiento podía flectar totalmente la pierna.
La primera vez que la vi hacer esto le pregunté que cómo era posible mol-
dear un hueso, que era materia tan sólida. Entonces puso su dedo en la
articulación de mi muñeca, pidió aquella mágica energía, al tiempo que
me advirtió que no debía moverla por mi misma porque se me podían salir
los huesos de las articulaciones, ya que iban a estar blandas. Mi mano se
puso como una goma. La tomó y la movió suavemente sonando todas las
articulaciones de los dedos y la muñeca. Parecía como si la hubiese metido
en ácido nítrico, fue algo verdaderamente impresionante.
En otra ocasión llegó una pareja, en la que la mujer venía claramente gol-
peada y atemorizada. Los acompañaba un niño pequeño. En el mismo ins-

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El Levantamiento

tante que entraron al templo, Helena cerró la puerta y le dio una tremenda
bofetada al hombre en su mejilla, y con gran autoridad ordenó al espíritu
que lo tenía poseído que se retirara del cuerpo, y que ya no hiciera más
daño a aquella mujer. Le dijo que Dios pondría su mano sobre él. El hombre
agachó la cabeza llorando y pidió perdón. Luego conversando con ellos, le
contaron que cuando él se enojaba y perdía el control, sentía que una fuer-
za lo poseía y lo hacía golpear a su mujer hasta dejarla inconciente, y que
después volvía en si y se arrepentía de lo ocurrido. Y era la razón por la cual
habían llegado pidiendo ayuda.
Helena actuó sin que ellos nada dijeran y había sabido con anticipación lo
que los estaba afectando. Tendió a la mujer en la camilla y me indicó que
me sentara en un sillón que estaba hacia el rincón. Puso al niño paradito
entre mis piernas mirando a su madre, y me pidió que observara lo que le
iba a pasar cuando liberara a la mujer de los traumas acumulados en su
cuerpo. Y en el mismo momento que puso su mano sobre ella, el pequeño
cayó aturdido sobre mis piernas. Luego pasó su mano sobre la cabecita y
el rostro del niño y este despertó. Mandó al hombre a que tomara a su hi-
jo y saliera fuera del templo. Me explicó que tan solo quiso demostrarme
lo peligroso que era el que hubiese un niño cerca cuando se hacía alguna
liberación ya que si no se tenía el suficiente control, lo que saliera iba a ir
a tomar la luz del niño para absorber de su energía vital y así poder seguir
permaneciendo en este plano.
Cada movimiento que Helena hacía era una enseñanza, todo lo realizaba
con un gran dominio e inteligencia, así como también con un gran amor y
respeto al Cristo. Pasaron años antes que volviera a verla después de que
me fuera a vivir a Suecia. Fue en el último viaje a Chile, antes de volverme,
cuando fui a un retiro espiritual que ella había organizado en la montaña.
Con tristeza, me percaté que Helena ya no era la misma. Se veía rodeada
de personas que reverenciaban a aquella maestra, quien sabía muy bien
que nada tenía para entregar a personas materialistas, de mente vana y
superficial, que tan solo por esnobismo acudían a su escuela, ignorantes e
indiferentes al verdadero amor y a los verdaderos valores, y que tan solo
estaban ahí para enriquecerla de lo material y alimentarle el ego.
En aquella ocasión se dio una situación muy engorrosa, la que me llevó a
tener que hablarle muy duro. Le dije que estaba traicionándose a sí misma y
a nuestro Padre; que tuviera cuidado porque las consecuencias de sus faltas
iban a ser graves para lo que ella venía a cumplir. Yo sabía muy bien, quién
era ella y a qué había venido a la tierra, ella misma me lo había revelado.
Fue un día, en que muy angustiada, había acudido donde ella para contarle
un sueño. Veía que su marido se moría y sentía como su alma sufría tremen-

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Mikaela de Salvington

damente al ver que ya no podía estar a su lado para ayudarla. Al escuchar-


me, Helena se había conmovido muchísimo, y me contó que cuando ella
era aún una jovencita, tan solo le pedía Dios poder acercarse cada vez más
a él. Y fue así como un día, en que ella cumplía un año más de vida, se le
presentaron los maestros Saint Germain y Kuthumi, que venían en nombre
de Jesús el Cristo, y le habían puesto la vara del despertar de la mente cós-
mica sobre su cabeza, y que a partir de ese momento había comenzado a
recordar el pasado de otras vidas, y de ser una analfabeta, pudo comenzar
a leer y escribir.
Ella habría sido la condesa Blavatzky, una teósofa rusa que tuvo una gran
escuela de iniciación a comienzos del siglo 19. Ella habría escrito los prin-
cipales tratados de la Ciencia Espiritual, como por ejemplo, “La Doctrina
Secreta”. Me confesó que su marido había sido antes el conde Blavatzky,
quien desde siempre la había amado y venerado, dándole todo su apoyo,
así como antes, también en esta encarnación. Y que ella no había sido leal
a él y tampoco había correspondido verdaderamente el amor que siempre
le había otorgado, debido a su gran ego. Me reveló que ahora su misión
era juntar a los eslabones de la cadena que acompañarían al Cristo en su
próxima venida a la Tierra, pero esta vez debía ser un servicio humilde,
verdaderamente altruista, sin fines de lucro y gloria personal. Porque antes
había abusado del gran conocimiento y poder que llegó a tener, y había
lucrado con sus enseñanzas y enaltecido muchísimo el ego. Recuerdo que
aquella vez, agradeció que le recordara de aquel sagrado compromiso.
Ella me entregó las herramientas que fueron vitales para el momento en
que se diera mi encuentro con Bernardita, cuando tuve que entrar de lleno
a participar de un proceso que ocurría en una realidad mucho más allá de
los límites de la comprensión humana convencional.

6
Mi partida a ese país del norte, se había originado luego de terminar con
una relación de más de trece años de matrimonio, ya muy dañada. Había
sufrido la perdida de mi quinto hijo, lo que había precipitado la separación.
Aquel doloroso episodio se me había mostrado antes de acontecer a través
de un sueño, donde El Cristo me advertía de lo que iba a vivenciar como
consecuencia de mantenerme al lado de quien ya no me amaba y no cuida-
ba de mi esencia. Me veía gimiendo con las manos en el vientre, recogida
de dolor e impotencia sobre mi cama, y mi marido en otro lugar donde
la música sonaba lo suficientemente fuerte para no escucharme, verme ni

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El Levantamiento

sentirme, y continuar haciendo lo que provocaba aquellas fuertes contrac-


ciones que hicieron que aquel corazoncito dejara de latir.
Después de aquel sueño desperté llorando inconsolablemente, y con tre-
menda aflicción le conté al padre de mis hijos lo que se me había revela-
do, y que acontecería si acaso él continuaba con aquel comportamiento
tan indolente. Pero por supuesto no creyó que fuese una advertencia y
dijo que él mismo se iba a asegurar de que yo no volviera a quedar em-
barazada, y agregó que además yo llevaba un dispositivo anticonceptivo
para impedirlo. Ese mismo mes quedé embarazada y todas las escenas
que había visto en aquel sueño se cumplieron una por una. A los seis
meses de gestación perdí a mi quinto hijo y decidí esterilizarme. El mé-
dico se opuso hasta el último momento de realizar aquella operación
argumentando que era aún muy joven. Yo no me atrevía a confesar la
verdadera razón que me obligaba a tomar aquella decisión. Preferí no
decir nada, ya que sentía compasión por aquel hombre que no quería
crecer ni amarse a sí mismo.
Aún en la camilla, luego de la operación, esperando a que me asignaran
una pieza donde reposar, comencé a ver cómo mi cuerpo se desdoblaba y
se trasladaba a otro lugar que también parecía una sala de hospital, pero
en un plano más sutil. Al Llegar, me vi parada frente al Cristo, y a su lado
izquierdo estaba Helena. Y el Padre, con un gran acongojamiento en su co-
razón, me anuncia que había llegado la hora de salir del lado de ese hom-
bre que tan solo me estaba dañando, como también se dañaba a sí mismo.
Miré a Helena, quien tanto había ayudado para evitar que llegara aquel
triste y doloroso momento, pero con una infinita tristeza en su mirada,
agacha la cabeza tan solo consintiendo. Mis ojos buscaron suplicantes a los
de mi amado Padre y escuché en mi corazón sus palabras: “Toda la ayuda
fue dada, mas no hubo frutos”.
Y así, guiada siempre por la mano de mi Padre, decidí terminar con aquel
padecimiento. Era el año que cumplía los 33, y habían transcurrido siete
meses después de la pérdida. Aquel día que tomé la decisión de partir, me
fui a vivir nuevamente junto a mis padres, quienes me recibieron con una
buena acogida y gran comprensión.
Mi madre se daba cuenta del dolor que había en mi corazón, y me acon-
sejó ir a un especialista quien me sugirió que cambiara mi rutina de vida,
la de partir por la mañana a la oficina y volver por las tardes a la casa para
ver a mis hijos, porque seguiría por mucho tiempo recordando y dándole
vueltas a lo ocurrido. Así no iba a cortar nunca con aquel doloroso pasado.
Me aconsejó que realizara lo que siempre habría deseado hacer y que no
me lo hubiera permitido por las circunstancias de vida. Entonces supe de

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Mikaela de Salvington

inmediato lo que haría. Escogí un par de socios, y en menos que canta un


gallo, instalé un restaurante de música viva, tangos, milongas y el canto
con la guitarra que tiene sentido y razón. Cada día después de salir de mi
oficina me iba al restaurante. Ahí comencé a conocer personas con las que
me podía comunicar más profundamente, y aunque la jornada de trabajo
para mí se había prolongado, llegaba mucho más contenta y despejada a
compartir con mis padres y mis hijos.
Pero aquel hombre que no quería madurar ni detenerse verdaderamente a
mirar lo que había sido su estadía junto a mí, insistía en buscarme, avasallan-
do en mi nuevo entorno. Llegaba a invitarme a salir porque decía echarme
mucho de menos. En medio de la angustia y confusión que me provocaba
la falta de honestidad que tenía consigo mismo, al no querer dimensionar
el daño que había hecho, recibí en mi oficina la llamada de una amiga que
había conocido un tiempo atrás y que tenía un gran desarrollo espiritual.
Me saludó con mucha alegría pero también con gran preocupación, y me
contó que esa mañana estando en meditación, se le había manifestado el
Cristo, y le había pedido que me fuera a visitar porque yo estaba pasando
por un momento muy difícil, y necesitaba consejo y ayuda. Quedamos de
juntarnos a almorzar.
Lo primero que dice al encontrarnos es que ella sabe lo que estoy pasando,
ya que el Padre algo le había revelado. Me habló sobre el comportamiento
de mi hijo mayor que no aceptaba la separación y que me estaba hacien-
do la vida imposible para que volviera a vivir con su papá. Tenía tan solo
12 años de edad y efectivamente estaba haciendo todo lo que estaba a su
alcance para conseguir aquel propósito. Yo sabía que era producto de la
imagen de víctima que su padre había adoptado frente a él, por no tener
la honestidad de reconocer que estaba viviendo tan solo las consecuencias
de sus propios actos. Luego mi amiga me anunció que ese mismo día, al
atardecer, El Cristo se presentaría a hablar conmigo personalmente sobre
aquello. Sorprendida, pregunté, cómo, a lo que ella respondió invitándome
a la casa de una amiga donde se reunirían a las siete de la tarde y que ahí
se daría el lugar para el encuentro.
Por supuesto concedí a tan sorprendente invitación a pesar de advertirle
que tenía un compromiso al cual no podía dejar de asistir. Pero a ella no le
preocupó, y dijo con seguridad que se resolvería para que yo pudiera acudir
en paz. Era la finalización de un curso en la IBM al cual me habían enviado
de mi trabajo en el banco. Inmediatamente después de almuerzo recibí una
llamada donde me informan que la clase se había suspendido para el día
siguiente, porque al profesor se le había presentado un problema inespe-
rado y no podría asistir.

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El Levantamiento

En aquella misteriosa cita me encontré con una joven que más bien parecía
una anciana, por lo que proyectaba en aquella mirada profunda y de infini-
ta paz, que tan solo transmitía confianza y seguridad. Luego de saludarme
comenzó a hablar en un tono que inmediatamente reconocí. Ciertamente
era la voz de aquél que siempre había escuchado en mi corazón, sus mismas
palabras, su inconfundible lenguaje, su mirada estremecedora y misericor-
diosa, su tono majestuoso y las lágrimas de acongojamiento en el rostro por
sus hijos amados, que no logran ver ni sentir con claridad. Yo estaba ahí,
sentada frente a ella. Apenas comenzó a hablar levantó la mano izquierda
llevándola hacia el pecho y luego alzó la mano derecha con la palma hacia
el frente y comenzó a proyectarme una energía que parecía encandilarme
y sentía que el cuerpo se elevaba mientras escuchaba sus palabras:
–Hija mía, recibe esta luz que tan solo yo tengo el Poder y la Gloria para
entregar a mis hijos, aquella que tomó aquel hombre que ya no está a tu
lado porque no tuvo la voluntad de entregar lo verdadero, y no permitas
que te vuelva a tocar ni con la punta de un dedo porque volverá a tomar lo
que ahora no le pertenece, y ya no volverás a recibir lo que no has sabido
cuidar.
Cuando terminó de decir aquellas palabras, me anunció lo siguiente: –Pron-
to conoceréis a un hombre que vendrá del otro lado del mundo, y en el mo-
mento de conoceros él os invitará al lugar donde él os habita. Primero irás
tú, y luego partirán tus hijos. Su mismo padre terrenal los enviará al lugar
donde tú vais a partir, le daré una oportunidad para el amor que siempre
debió haber entregado. Pero más, no partirás antes de que se cumpla un
ciclo de tiempo–. Luego se despidió dejando la paz.
La joven cerró sus ojos que aún derramaban aquellas sublimes lágrimas de
compasión. Enseguida, volvió a abrirlos y dijo que el Padre preguntaba si
acaso había algo que no hubiera comprendido. Le dije que quería saber a
cuanto correspondía un ciclo de tiempo, y respondió que equivalía más o
menos a dos años terrestres.
Después de tan sorprendente experiencia, volví emocionadísima a mi ca-
sa y le conté entre llantos a mi madre la revelación que había tenido. Mi
madre se llegaba a ahogar de la emoción mientras le relataba lo sucedido
y expresó con toda su fuerza al Padre, que así sea, ya que dijo, será una
oportunidad para que yo vuelva a tener una vida en paz, y que ciertamente
lo merecía. Dos semanas más tarde conocí al que después fue mi segundo
esposo y efectivamente en el primer momento que se me acerca, me mani-
fiesta con total seguridad que él se va a casar conmigo y me invita a cono-
cer el lugar donde él vivía, Suecia. Una vez más se cumplía lo que el Padre
me había revelado con anticipación, que iba a acontecer.

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Mikaela de Salvington

A pesar de todos los juicios y conflictos que tuve que enfrentar con el padre
de mis hijos, quien se opuso rotundamente a darme la nulidad del matri-
monio y de que sus hijos emigraran a un país tan lejano, poniendo todos
los obstáculos para que eso no fuera posible, las cosas se dieron a mi favor
y los problemas se fueron resolviendo uno por uno. El Cristo siguió siem-
pre a mi lado desenmascarando lo oculto y dejando en evidencia lo falso.
Así logré salir adelante tan solo con la verdad de escudo y defensa. Y a
comienzos de 1993, exactamente dos años después de aquella anunciación,
me fui definitivamente a vivir a Suecia, pero sin mis hijos, como El Padre ya
lo había advertido. Tuve que llegar a un acuerdo en que debía demostrar
ante el tribunal tener solvencia económica, para poder sacarlos del país y
así llevarlos a vivir conmigo a aquel lugar.
Un año y medio después llegaron a Estocolmo, la capital de un país de pri-
mer mundo, donde la realidad se toma con más misericordia y dignidad de
la mano de sus habitantes, y la naturaleza se mantiene viva desplegándose
en hermosos parques y bosques, donde los animales deambulan libres y ce-
losamente protegidos. Allí conocí muy de cerca el corazón y la mentalidad
de personas que venían de diversas culturas como también de otras razas,
que habían llegado a esas tierras buscando refugio por razones políticas o
económicas desde sus países en conflicto. Grande fue mi enriquecimiento
en aquel lugar en lo que se refiere al conocimiento humano, y bendito
aquel encuentro que tuve con Irene en aquellas tierras, que posibilitó que
se cumpliera aquel llamado que tanto había anhelado.

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El despertar,
Arcángel Gabriel, mayo 2006
CAPÍTULO III
EL DESPERTAR

Desde que Bernardita comenzó su proceso de despertar, llevó siempre


consigo un cuaderno o una libreta de anotaciones. En cualquier parte
donde anduviese, en la calle, viajando en bus, de día o de noche, sentía
la necesidad de escribir lo que espontáneamente brotaba de su interior.
Recibía todo tipo de revelaciones que le fueron dando conocimiento y
entendimiento del verdadero sentido de la existencia humana. Recibía
visiones de la vida del Cristo durante su estadía en la Tierra, hace dos mil
años, y visiones de futuros acontecimientos para los cuales la humanidad
debía prepararse. Eran lecciones que le permitirían ir comprendiendo la
magnitud del propósito del Cristo para con ella, el planeta y su huma-
nidad.
Con gran misericordia y un amor infinito, nuestro amadísimo Padre le
fue otorgando día a día todo el apoyo necesario para que ella pudiese ir
interiorizando y madurando aquel delicado y sutil proceso, donde se iría
transmutando cada átomo de su cuerpo y de su esencia. La acompañó
en cada paso que necesitó dar para alcanzar aquella paz necesaria para
estabilizar la luz que se encendía en su interior, que le permitió consa-
grarse plenamente a su amado Creador e hizo posible la ascensión de su
propia esencia hacia los planos superiores del tiempo. De este modo se
pudo realizar la sublime manifestación terrenal del Hijo Soberano, Jesús
el Cristo, en cuerpo, alma y esencia. Una sagrada gestación que tuvo su
inició en septiembre del año 1999 y que culminaría en septiembre del año
2000, cuando por segunda vez se revelaría públicamente El Hijo de Dios
en la Tierra.
Este capítulo es una recopilación de algunas de esas reflexiones, cantos
y poemas a la divinidad, que nacieron de la sagrada unión del Cristo
con nuestra amada hermana Bernardita. Desde los primeros pasos en el
camino de iniciación para dar cumplimiento a la promesa de auto otor-
gamiento, la repercusión interna que le provocaba esta sagrada sim-
biosis en Esencia y Verdad con el Creador, y las conversaciones con su
propio espíritu y con El Cristo. La memoria de un proceso que la llevó a
madurar y despertar su mente cósmica, acrecentando así su conciencia
espiritual.

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El Levantamiento

El Despertar de una hermana a quien siempre escucharemos cantando jun-


to a los siete coros celestiales de los ángeles del Paraíso.

Dios te salve mujer con fuerza, porque de lo que viene es para


ti. Mujer valiente, obedeced a la valentía, porque de cada fuerza
tuya sobrepasará toda palabra que no debas escuchar.
–Cuán grande y bello es mi Padre, porque la promesa será cumplida.
No te quedes ahí pensando, sólo sigue trabajando en la Viña del
Señor. Muchos vendrán y no todos entrarán, muchos dirán mi
nombre y no todos serán de fe y espíritu.
Siembra, siembra, porque la semilla necesita ser sembrada pa-
ra poder dar su brote y luego florecer. Como es Arriba es Aba-
jo, no dejes que nada te detenga. El Reino, mi reino, debe ser
puro.
Siete días y siete noches serán para pensar, reflexionar, y ya es
hora de dejar el capullo y comenzar a luchar. Toma tu caparazón
de batalla y sígueme.

***

Padre amado, te doy gracias por haberme dado la vida y estar aquí, por un
momento estuve a punto de echar pie atrás.
Padre amado, me ha costado mucho seguirte como tú y también yo quisie-
ra. La verdad es que dentro de mí hay mucho dolor. Me has regalado tanto
en espíritu y verdad, pero me cuesta mucho, sobre todo dirigirme a la gen-
te, me asusta. Me has mostrado tanto de ellas que ya no se qué hacer. Tan
solo quiero postrarme a tus pies y servirte en plenitud.
Señor Jesús, muéstrame lo último que debo hacer conmigo y mis hijos.
Gracias Padre, Amén.

***

Padre eterno, ayúdame a dar fortaleza a mis hermanos, mis familiares y mis
vecinos, porque estamos todos unidos caminando por un mismo sendero,
pisando las mismas piedras y dando los mismos pasos. Cada uno de ellos
desea llegar al lugar donde el cielo siempre es azul, donde brilla la eterna

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Mikaela de Salvington

luz, donde mora la eterna armonía, donde nace la paz, donde permanece
la eterna felicidad.
Gracias Padre amado, Amén.

***

Esta página es para ustedes, mis más queridos hermanos de corazón:


Les doy las más infinitas gracias por todo el esfuerzo que han entregado
para que el plan divino se realice, aunque ha sido con mucha dificultad pe-
ro vuestra perseverancia no les ha permitido decaer.
Lo que quiero transmitirles es que a todos los amo mucho y les doy las
gracias por todo lo que han hecho por mis hijos y por mi persona. Le pi-
do a Dios con todo mi corazón que los ayude y los guíe, y los haga cada
día más grandes en el entendimiento divino-universal, y que el Padre,
Hijo y Espíritu, more dentro de ustedes para que la bendición llene vues-
tros espíritus en plenitud. Yo sé y estoy segura, que pronto todo se va a
dar en armonía.
¡Fuerza!, ¡sigue perseverando!, ¡no desfallezcas!
Si has permanecido por tanto tiempo pescando, ya pronto llegarás y vas a
regocijarte en la Gloria de nuestro Padre Creador Universal.
Que la paz esté con todos ustedes, ¡grandes bendiciones!

***

Padre Celestial, en esta noche de invierno te escribo para pedirte ayuda,


para poder ser aún más fuerte, porque tu me has dicho que comenzó la
batalla y hoy lo he podido comprobar.
Si hablo tu palabra, quién irá en contra de lo tuyo. Sé que serán aquellos
que sólo pretenden dañar y destruir lo ya construido. Pero Padre, yo estoy
verdaderamente comprometida contigo y saldré a la batalla, porque sé que
tú estarás ahí como mi escudo defensor.
Ya no quiero más debilidad en mí y que sea Mikaela la que tenga que en-
frentar lo que yo debo hacer, la amo mucho igual como tú la amas, y no
quisiera que nada le suceda aunque sé que tu siempre estás ahí protegién-
dola con tu grandioso amor.
Padre Celestial, te amo infinitamente.

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El Levantamiento

***

Cuando la vida se muestra con honestidad, profundizas la sabiduría, por-


que te lleva a aprender y entender más profundamente al ser humano, a
la humanidad.
La fe te llena, sobre todo cuando la alimentas y no la pierdes. La comunidad
es lo que se aprende y se comprende en conjunto, la hermandad es desa-
rrollarse en unión y entender a su hermano de verdad.
El corazón y la mente son los principales motores que llevan al ser hu-
mano a escoger su pensamiento y su caminar, son los que te acercan a
comprender y entender tu camino, por eso es necesario poder mante-
nerlos unidos.
El ser humano está dotado de una gran inteligencia y si sabes buscar y de-
sarrollar, grandes frutos habrás de lograr, y si esa gran inteligencia la dejas,
no logras un desarrollo fructífero, no puedes obtener grandes frutos.

***

Con Dios el Padre, la afiliación es la relación más importante. Con Dios el


Supremo, el logro es el prerrequisito del estado.
Es necesario hacer algo, así como ser alguien

***

No pretendas decir que sí, si aún no estás seguro


No me digas que has visto, si aún no has visto nada
No hables de amar, si aún no te amas

***

Al conocerte en profundidad he sentido el sufrimiento en su máxima ex-


presión. El dolor es fuerte, el amor lo supera.

***

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Mikaela de Salvington

Ámame de verdad
Entrégate de corazón
Confía en plenitud
Supérate en deidad
Cántame en Gloria y majestad
No te alejes, pues duele
Dame tu mano, te afirmaré
Mírame y confiarás

***

Dios ilumina el camino para no errar en el pensamiento.

***

Fuerza, lucha y caminar


Dios es grande en tu avanzar
Destino propio de tu andar
Cerros, montañas, para ocultar
Grandes propósitos debes alcanzar
Las aguas te cubren, el viento te envuelve
El sol te calienta, el hielo te enfría
Mi paso te detiene y mi mano te acoge
Más yo con mi canto te lleno de goce
Siente, vive, disfruta, pero no te dañes porque la vida te lo pide

***

Dios acoge mis palabras, porque si hay algo que yo deba cambiar tú lo
corrijas
Dios, tu eres mi fortaleza y mi luz en el camino
Gracias te doy Padre por tu gran misericordia y gran amor

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El Levantamiento

Dentro de mi corazón hay paz pero también mucho dolor

***

Pequeño caminante de la luz, pequeño ser de la creación, pequeño e inde-


fenso ser. Porque eres pequeño e indefenso aún no has sabido ver la verda-
dera verdad y sólo te conformas con gotas de sal amarga que no te sirven
para tu largo y difícil camino.
Oh que largas y amargas han sido tus penas, tus caminatas incesantes, por-
que tratas de encontrar aquello que un día rechazaste, porque tu orgullo
una vez más no te deja escuchar la verdad, lo puro, lo bello.
Criatura celestial, cuántas horas de desconsuelo, cuántas amarguras inex-
plicables para ti, cuántas preguntas sin contestar, porque nadie de este
mundo, tu mundo, te sabía ni te sabe responder.
Mas en este mundo de apariencias y materialismo no encontrarás las
respuestas a tus grandes interrogantes; las respuestas están más cerca
de lo que tú piensas, porque aún no has tocado una puerta, la puerta de
tu interno, la puerta de nuestro Padre amado, de nuestro amado Jesús
el Cristo.

***

Hay un ángel que me mira desde el cielo y me guía hacia la luz de la eterna
salvación
Hay un ángel que me habla tan sutil y me dice muy bajito, no temas, yo
estoy aquí
Hay un ángel que me toma de la mano y me permite ver su luz en gran
magnitud
Hay un ángel que me ha enseñado su gran Amor en su máxima expresión
Este es el ángel, el Ángel del Amor
Este es el ángel, el Ángel del Señor
Este es el ángel misericordioso en el amor
Y es su nombre, el Arcángel Gabriel

***

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Mikaela de Salvington

Es más, es mucho más que un simple amor, es lejos el mejor. Porque me


siento aun así, con vida en mi interior y con fuerza al exterior. Porque amar
es así, sentir que todo está en orden dentro de mí, y es así como debo sen-
tir, que nada me impida sentir como siento ahora así.
Dejar que todo fluya como un solo todo y así sentir mi propia pureza; aque-
lla que me permite mirar hacia lo divino, lo bello, un valle de armonía y
claridad; y es Dios quien responde a ese amor.

***

Aun así dejo pasar lo que un día en mis manos vi florecer


Porque crece debo cuidar y ahora llega el momento y debo entregar
Es mi partida a un lugar donde esperan el nuevo retorno al nuevo lugar
Es mi vida, es mi pasar, llega pronto para tocar el lugar
Llega pronto porque te quiero tomar

***

Son tus propios deseos que te llevan a lo que debes encontrar, mas la men-
te te traiciona. Déjate llevar por tu mente y corazón para equilibrar, toca lo
más profundo de ti y sentirás.

***

Yo te ofrezco mis manos


Yo te ofrezco mis ojos
Yo te ofrezco mis pasos
Yo te ofrezco mi compañía
Pero una cosa sí te pido, que me cuides, porque muchos más requieren de
mi compañía

***

Tengo en mi vida un encuentro y fue marcado por Dios

50

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El Levantamiento

Él me abrió el camino y mis brazos alzó


Ahora estoy aquí y pienso en Dios, y le pido la paz para toda la humanidad.

***

El tiempo no se mide por los años que has vivido sino por el bien que has hecho
El hombre vive cuando comienza a conocer y a entender la vida
Hacer el bien es amarse a sí mismo, es creer en una nueva esperanza.
Dios es quien te da la fuerza y tu eres quien le abres tu corazón para que
entre esa fuerza, la fuerza de Dios.

***

Si te sientes solo y triste, mira al cielo y sentirás la paz


Si sientes que tus pasos se detienen, pide ayuda a Dios
No me cierres la puerta, pronto entraré

***

El hombre verdaderamente comienza a vivir cuando comprende la vida y en-


tiende lo que hay a su alrededor, y valora lo que verdaderamente llena su espí-
ritu, madura en amor y comprende la existencia de su venida a este lugar
Estoy esperando aún más el saber, el entender y el creer, que pueden pro-
fundizar y no seguir pensando en que todo es mirado en lo personal

***

Pensar que cuando hemos pensado buscamos los mejores pensamientos, pero
debemos ser libres en lo que queremos lograr pensar del tiempo y así lograr
obtener las mejores riquezas del pensamiento bien logrado en el tiempo
Y así poder encontrar lo que en un momento pensaste lograr obtener y
dedicarlo verdaderamente a Dios en tu momento.

***

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Mikaela de Salvington

Conocer a Dios te da la fuerza para continuar viviendo. La experiencia de la


vida madura la existencia
El pleno goce de la vida es llegar a conocer tu espíritu en esencia y verdad.
La vida es hermosa, y aún más, cuando conoces a Dios
Aunque a veces me siento triste veo en mis ojos una esperanza. Dios permí-
teme abrazarte porque siento que abrazo al mundo entero.
Gracias Dios mío por amarme y enseñarme de lo verdadero, gracias por
enseñarme a amar sin restricción del tiempo y el espacio
Me he entregado de lleno a ti y mi vida es plena y recta para ti. Saber es
entender y comprender lo que pronto ha de comenzar a suceder

***

Al Arcángel Gabriel:
Quisiera expresarte en pocas palabras y con mucho amor, toda esta cálida
y amorosa devoción que tengo por ti y por Jesús el Cristo. Cuán grande y
cuán deliciosa es tu compañía, así también la de Dios. El mundo, el universo
está en ti, está contigo. Te amo, te amamos, y te entrego todo mi corazón,
es por ti y para ti. Amén

***

Padre, en el momento de conocerte y sentirte te llevo aquí muy juntito a mí


y no te dejo, te tomo, te toco y te contemplo. Es mi vida, eres tu mi esencia
quien se llena y se goza de lo profundo, lo verdadero, y es el encanto de un
más allá próspero, puro y cristalino; lo veo, pasa, y lo toco, y mi imaginación
lo hace crecer.

***

He dicho que en la miel todo se pega, mas el ojo divino lo descubrirá y sacará
lo que no debe estar, y con el levantamiento de una sola mano se humillarán.
He dicho que el hombre evoluciona si está conmigo sino solo partirá donde
él pertenece.
Se esperan momentos difíciles, mas tú comprenderás, el que hiciere oído
sordo él sufrirá lo que él mismo no quiso escuchar.

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El Levantamiento

El hombre especie provoca lo que él mismo no quisiere provocar, más tarde


llega el arrepentimiento.
Guiarás a los tuyos, no os preocupéis, ellos llegarán a ti y te pedirán que les ayudes,
solos serán quien golpeen la puerta y te muestren sus manos pidiendo ayuda.

***

El paso aunque es lento, espero en ti


El pasado fuerte, pero aún hay fuerza en mí
El presente vivo y fijo la mirada en ti
El futuro es lo que viene y aún sigo aquí
Lento caminar, seguro, cálido, llega aquí

***

El pasado es como un presente


El presente un pasado
El futuro es un pasado y un presente
Así es la humanidad, sin lograr
Aunque da logros no se maduran
Pocos son, poco es, aunque pronto vuelven a caer

***

Las promesas son promesas cuando son comprometidas, aisladas de los


compromisos se suspenden en el tiempo y ya no se comprometen.
Alza vida, mejora en el tiempo, lo cubre en lo divino y permanece fresco y
puro en lo que se ha vivido en el momento.

***

Cuando el paso se hace lento nos damos cuenta que estamos cansados,
pero si aún queremos seguir avanzando miramos con una mirada firme,
segura y verdadera al frente y continuamos sin cansancio.

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Mikaela de Salvington

Verdaderamente no nos explicamos lo inexplicable, la vida continúa y me-


jor es recibirla con amor y descubrirla en lo profundo, para así lograr alcan-
zar nuestras metas, nuestra verdad.

***

Toca, toca, mira, mira, escucha, escucha tu interior


De lo exterior vive, siente, necesita
¡Alcanza victoria!, ¡libera al pueblo!
Juntos, unidos en lo verdadero
Suelta vida, logra, siente a Dios
Él mira desde el cielo

***

Soy justa, libre, plena


El sabio pájaro del amor
Loca pasión venturosa en Dios
Busco en consagración a Dios
Veo en mí la observación profunda
Pienso, analizo y descubro

***

Quiero hablar, y no puedo


Quiero que me escuchen, y no puedo
Quiero que me miren, y no puedo
Hay tanto que decir, hay tanto que escuchar, hay tanto que mirar, y no
puedo
Miro, busco, tomo y lo dejo

***

54

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El Levantamiento

El camino se abre y me veo entrar


Sigo y veo mis pasos avanzar

Oh Dios mío que fuerte he de ser para poder mirar


Me alejo de aquellos que un día a mi lado vi estar

Lloro triste mi Dios, dónde han de estar


Los busco y no los he de encontrar

Miro, miro, y no los he de ver


Toco, toco, y no los he de sentir
Ya sus cuerpos no han de estar

O Dios mío, dónde han de estar


Lágrimas de mis ojos no han de parar
Por qué Dios mío se quedó sin avanzar

***

Llevo la sobrevivencia en mí, sí, porque siento el estremecimiento de mis


huesos, el dolor en la carne y la angustia en mi corazón

***

Llega el tiempo de la expresión


Llega el tiempo de decir lo que un día nunca dijiste
El tiempo de decir la verdad
El tiempo de desencadenar lo que un día nunca pudiste soltar
Saca aquel dolor que oprime tu corazón y ya no sigas destruyendo tu alma, tu
espíritu. Toma lo que verdaderamente llena tu corazón, no sufras lo sufrido
porque pronto te liberarás. Saca las cadenas, que no te sigan atando más

***

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Mikaela de Salvington

El despertar de la vida me hace sentir más en profundidad. Aunque a veces


estoy sola siempre tengo algo o alguien en quien pensar. De verdad puedo
decir que Dios me ha dado la fuerza y mi camino va hacia él

***

Sé que en algunos momentos estoy en el allá, pronto tomo el más acá, y


aunque me duele ver la verdad, sé que pronto llega el allá.

***

Es un camino que se ve
Es un camino que se guía
Es un camino que recorrer
Es un camino de verdad que hay que analizar

***

Cuándo de verdad estarán contigo


Cuándo de verdad hablarán
Cuándo de verdad expresarán
Cuándo de verdad abrirán los brazos
Cuándo de verdad los pasos serán para ti

***

El tiempo es tiempo, luego pasa


El día nos deja una enseñanza, luego pasa
Si de verdad crecer queremos tomemos lo verdadero

***

La vida es un constante desafío, hay que enfrentar el duro y diario vivir de


la vida humana y lograr entender a cada uno con sus propias personalida-

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El Levantamiento

des. Sí, es un desafío, cuanto más entras en el conocer, más grande se hace
el desafío en toda su grandeza.

***

Dios dime, qué debo hacer en este camino


Dios dime si hay algo más que no he logrado encontrar
Dios dime si ya es el tiempo de no mirar
Dios dime si hay algo más que ya no tengo más palabras, y sé que sólo
debo actuar

***

Estoy así como un mirador más, más allá del horizonte, más allá de un más
allá. No se cuán sola he de estar, no se cuán sola he de callar, no se cuán
sola he de andar.

***

El estar es vivir
El callar es morir
El andar es avanzar
El hablar es fuerza
Ya no estoy por estar sino estoy por un motivo y una razón, estoy porque
Dios me lo ha permitido, y me encuentro en él y en el amor

***

El observar el destino de muchos me entristece tremendamente, porque


veo que son tan pocos los que han entendido verdaderamente el motivo
de la existencia, el porqué y para qué estamos, si acaso verdaderamente
sabemos qué esperamos de nosotros mismos
Cuál es nuestra causa y razón
Qué es verdaderamente nuestra mente

57

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Mikaela de Salvington

Qué es lo que debemos entender de nuestra vida


Cuál es nuestra lucha y a qué debemos verdaderamente responder
Si acaso hemos logrado verdaderamente entendernos a nosotros mismos,
entender qué es lo que nuestro Padre Creador quiere de nosotros en gran-
deza y verdad

***

Estoy aquí esperando…

***

El vivir tiene un despertar cuando reconoces en ti el porqué estás aquí, y


aún se hace tan sabio ese despertar cuando lo comprendes y lo logras en-
tender en lo espiritual, y en tu existencia en la Tierra logras participar

***

Dios, sé que al estar aquí haces aún más extensible lo inimaginable de lo


que debemos alcanzar
Un destino que ha sido incomprensible a lo comprensible.

***

Déjame sentir el sentido de los sentimientos


Sentimentalmente busco sentido al sentimiento
Amarte, amando, amadamente amo
Amantemente busco gloriosamente el amor
En tus alas vuelo y me quedo en el sutil amor

***

Dios, déjame gritar a los cuatro vientos y decir que el amor existe, y que
siento lo verdadero, lo que pide el corazón en plenitud y verdad, que libe-

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El Levantamiento

ración es saber que un ser humano caminando a la esperanza va a un más


allá, a una verdadera reconciliación, la libertad.
El tiempo es quien pasa, el paso deja huellas, las huellas dejan recuerdos, los re-
cuerdos dejan dolor o alegría, pero en fin, es un algo y un tiempo que pasa.

***

El llegar como uno ha de querer, a veces no deja esas huellas y esa sensación
de haberlo logrado todo. Fue tan rápido y sin ningún sentido verdadero que
queda una leve mirada de tristeza, y sientes que hay algo que falta, hay algo
todavía que profundizar, más aún cuando has logrado sentir y sentirte.

***

No te detengas y busca lo que has logrado sentir


Lucha por lo que has logrado ver
Toma lo que has logrado encontrar
Tómate de la mano y no la sueltes, porque para cuando hayas entendido,
sentido y visto todo, logres estar en paz; porque nuestro creador quiere
que todos logren la paz, la paz interna

***

En el paso del tiempo veo y siento cómo ha sido la lucha para construir lo
que Jesús nos habló, pero es difícil, cada día son más las dificultades. Lo
importante es enfrentar los propósitos y lograr obtener de cada dificultad
un buen entendimiento.
Así lograréis construir cada día más los cimientos firmes, tus pasos más segu-
ros y tus palabras más contundentes y constructivas en el avanzar, así te to-
marás de la mano, avanzarás más seguro y llegarás a cumplir la gran meta.

***

Cuando de verdad luches por encontrar el propio camino, lograrás encon-


trar lo que pensaste que habías perdido.
No te quedes mirando y sin avanzar, deja tus cargas y juntos volvamos a caminar.

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Mikaela de Salvington

***

Toma mis manos que te quiero ayudar


Toma de mis fuerzas que te puedo levantar
Toma mis ojos que sé que más profundamente podemos mirar
Toma de mis pasos para que con más fuerza podamos avanzar

***

Escucha, te llamo, sonríe que te miro, acércate que te quiero abrazar. Ya no


te arranques que sé lo que tu corazón quiere alcanzar

***

Dar la espalda a lo que un día juraste como tu ganancia, volver es lo más difícil

***

Siente mis brazos que te acogeré


Siente mis manos que te acariciaré
Siénteme en profundidad que te despertaré

***

No puedo dejar de mirar a mi alrededor


Quisiera poder tomar a toda esta humanidad y hacerlos mirarte, y que de
verdad pudieran seguirte

No puedo dejar de llorar en silencio


No puedo dejar de entristecerme en silencio
No puedo dejar de sentir este dolor en silencio
Y aquí en silencio estoy pensando qué más hago Dios mío
Qué más hago por toda tu creación que se está destruyendo

60

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El Levantamiento

***

Son pocos los que aún siguen


Son pocos los que aún te miran
Son pocos los que aún te sienten
Son pocos los que aún te llaman
Aunque son pocos los pocos, aquellos pocos son los que luchan por aque-
llos muchos que aún pueden escuchar a aquellos pocos

***

Observar es bueno
Actuar es mejor
Luchar es dar la batalla

***

Si sientes que falta algo por hacer, hazlo


Si sientes que falta algo por decir, dilo
Ya no es tiempo de quedarse sin dar la lucha

***

Quisiera poder alcanzar aquella estrella y traerla a la Tierra y ponerla en


cada ser humano en su frente, y que puedan sentir lo tan hermoso en sus
corazones palpitando

***

Ya cada vez el tiempo es más corto


Ya cada vez nos acercamos
Ya cada vez diremos, hasta cuando

61

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El diario de iniciación,
Arcángel Gabriel, mayo 2006
CAPÍTULO IV
EL DIARIO DE INICIACIÓN

1
Una de las características más amadas y al mismo tiempo más odiada de
nuestro Padre y Creador, fue siempre su capacidad de romper con todo lo
convencional y alumbrar con una nueva luz lo que se entendía como una
verdad. Y esta vez no fue la excepción. Todos estos años de maravillosa y su-
blime compañía celestial, me han permitido ser testigo de cómo se escribía
una nueva historia para este planeta. Una historia que viene a romper con
lo convencional de este mundo machista, donde los hombres se adjudican
el privilegio de ser los llamados a ser profetas y embajadores de Dios. Esta
vez, el Padre comienza su obra llamando a su lado a dos mujeres, en las que
deposita toda su confianza y delega la responsabilidad de preparar su regre-
so. Es el comienzo de la historia del nuevo tiempo, donde El Cristo vuelve en
gloria y majestad a restablecer el orden divino-terrenal en la Tierra.
Esto fue solamente posible después de la minuciosa preparación que vi-
venció Bernardita, en la cual a mí me toco cumplir la tarea de acompañarla
y resguardarla. Decidí llevar un cuaderno de anotaciones donde fui ano-
tando las instrucciones que el propio Padre me iba dando para apoyarla y
guiarme en lo que me iba a corresponder enfrentar. Es lo que denomino
como el Diario de Iniciación de este acontecimiento tan trascendental, que
culminaría con la aparición de El Cristo redentor en la Tierra, esta vez, bajo
las vestiduras de una mujer.

2
La Iniciación de Bernardita fue como la conversación cariñosa de un Padre
a una hija. A medida que El Cristo le mostraba revelaciones sobre su en-
carnación anterior en la Tierra, ella las iba asimilando con rapidez y las iba
haciendo suyas. Parecía reconocer las visiones y las palabras como si fueran
parte de su propia experiencia.
Cuando niña creció en el hogar humilde de una familia numerosa, que nunca
le pudo brindar realmente la oportunidad de obtener mucha preparación. Fue

63

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Mikaela de Salvington

una infancia difícil, que la llevo a desarrollar una personalidad más bien tímida
e insegura. Aparte de eso, ella siempre se caracterizó por ser una mujer muy
sencilla y extremadamente humilde. Estos rasgos de personalidad la afectaron
en la primera etapa de su preparación. Muchas veces las revelaciones que iba
recibiendo eran además mensajes específicos para orientar, no sólo su proceso
personal, sino también las vidas de aquellos que El Padre fue llamando a su
encuentro. Para Bernardita era tremendamente difícil hablar con la seguridad
que se requería frente a esas personas. Se ponía tan nerviosa y sentía tanto
temor que lloraba para no tener que entrar a la sala donde la esperaban. Lo
único que sentía era salir arrancando. Al comienzo, tuve que ayudarla para que
se tranquilizara y se decidiera a entrar, pero de a poco fue desarrollando ese
valor. Entonces el Padre comenzaba a mostrarle la vida de aquellas personas
y así ella, simplemente sabía cómo actuar y utilizar sus manos para quitar una
dolencia, o qué palabras decir para aclarar una mente confundida y liberar un
corazón encadenado al sufrimiento.
Bernardita crecía y se desarrollaba de una manera inconcebible e iba tomando
una seguridad y fuerza inusual en ella. Aprendió a actuar con autoridad fren-
te a un maleficio o una posesión demoníaca, logrando liberar a personas de
males, que por años venían provocando destrucción en sus vidas. Podía sanar
cualquier dolencia física o alteración psicológica si la persona acudía con verda-
dera fe y confiaba y abría su corazón. El Cristo siempre estaba con ella, miraba
a través de sus ojos, hablaba a través de su boca y usaba sus manos para sanar.
También la tomaba a veces para hablar con su propia voz. Iba haciéndose uno
con ella, y ella uno con él. Pero ella mantuvo siempre la misma humildad y su-
tileza que caracterizaba su personalidad y así también la del Cristo.
Hubo un período en que Bernardita comenzó a entrar en estados de pro-
funda reflexión y largos períodos de ayuno. El Cristo la estaba preparando
para el gran y definitivo cambio de su vida. La bendita y maravillosa simbio-
sis de la personalidad del Cristo con la de ella, que culminó con la ascensión
de la esencia de Bernardita y el descenso de la esencia del Cristo para la
manifestación plena en cuerpo y alma.
Dicha preparación fue fascinante y misteriosa. Durante ese período, su es-
tado fue tan delicado que tuve que refugiarla en mi casa para cuidarla de
día y de noche. Su piel se volvió blanca, casi transparente como una seda. Su
cuerpo, a sus 33 años de edad, volvía a crecer en porte. Así también su pelo
tomó un color cada vez más dorado y una textura semejante al plumaje de
una paloma. No era una muerte física la anunciada, sino una transforma-
ción que ninguna mente terrenal podría jamás haber concebido. Su rostro
comenzó a tomar los rasgos del Cristo y en sus ojos comenzó a reflejarse lo
más profundo del universo.

64

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El Levantamiento

3
Un día del mes de julio del año 2000, el Padre anunció lo siguiente: “Al caer
el sol se verá un rayo como un arco iris, el que avisará. Será un movimiento
subterráneo que provocará que las olas se engrandezcan. Con esa señal
nosotros sabremos distinguir lo que viene”.
El segundo fin de semana de agosto, el Padre nos envió a la costa para
realizar un trabajo a la orilla del mar. Debía ser en el atardecer, antes de la
puesta del sol. Nos embarcamos rumbo al litoral y al llegar nos acercamos a
una playa. El astro rey ya había recorrido buena parte del cielo y alumbraba
de frente a los ojos. Nos recibió una agradable brisa costera y el murmullo
del agua que se extendía incansable sobre la arena. Bernardita se adelantó
y se fue caminando hacia unas rocas, se encaramó en una de ellas y abrió sus
brazos al viento. Cada uno de nosotros seguía detenidamente y en silencio
los movimientos de nuestra hermana. Por los gestos de su cuerpo, se podía
ver que el Padre ya estaba con ella. Dijo unas palabras en un idioma que no
entendí y luego se arrodilló. Lloraba en silencio, sumida en profunda me-
ditación. El viento se colaba suavemente entre sus cabellos y la acariciaba,
mientras que el sol hacía resaltar la imagen en unos tonos pasteles. Era una
visión muy hermosa y al mismo tiempo muy triste. Después de un momen-
to, giró sobre si misma lentamente y se tendió en la roca con el rostro hacia
el cielo. Extendió los brazos para ambos lados y estiró las manos en una
posición como si estuvieran clavadas a la roca, luego estiro las piernas y un
pie se montó sobre el otro y su cabeza cayó hacia un lado como si estuviera
colgando. Su cuerpo tomaba la postura del Cristo crucificado.
Parecía como si el tiempo se hubiera congelado. Bernardita yacía en esa
postura y no se veía ninguna señal de vida. Estaba totalmente inmóvil. Solo
el susurro del mar y la brisa de la costa daban movimiento a sus vestidu-
ras. Nos sentamos sin decirnos nada. De a poco al grupo entero se sumer-
gió en una profunda reflexión en espera de alguna señal. Recién después
de media hora Bernardita se movió. Su cuerpo entero comenzó a temblar
fuertemente. Era como si una energía de gran intensidad hubiera entrado
en el cuerpo y lo remecía. Sin embargo, este movimiento no duró más de
un minuto y luego se detuvo. Nos buscamos con los ojos, entre aliviados
por ver el movimiento, e inquietos por saber que venía. Pero sólo vino la
siguiente espera. Volvió a quedar totalmente inmóvil. Esta vez, su cuerpo
había quedado recto y rígido y parecía flotar sobre la roca.
Había empezado ya a hacer un poco de frío, pero igualmente nos dispusi-
mos a esperar. Comenzó a pasar el tiempo y al caer el sol produjo una vi-
sión prodigiosa. Se vio un hermoso arco iris en las nubes del horizonte que

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Mikaela de Salvington

formaban una cúpula en el cielo. Al centro se posicionó una gran estrella


brillante que se mantuvo allí todo el tiempo. Aunque no sentimos el movi-
miento de tierra, el agua comenzó a subir hasta casi tapar la roca donde es-
tábamos. Éramos testigos del cumplimiento de una profecía, donde el cielo
y el mar eran parte de un presagio. Quedamos aislados durante más de dos
horas. Cuando ya había oscurecido, bajó nuevamente la marea. Bernardita
llevaba tres horas sin moverse cuando regresó. No parecía adolorida, a pe-
sar de haber permanecido quieta durante tanto tiempo sobre la roca. Nos
dijo que sentía que algo latía en su vientre y que su mente parecía como
una pantalla gigante. Más tarde, cuando logró volver a insertarse nueva-
mente en esta realidad, nos anunció que había descendido el alma del Pa-
dre y que su presencia estaba ahora plena en esencia, espíritu y verdad en
ella. Ahora sólo hacía falta un tiempo de maduración para que se provocara
la simbiosis entre la personalidad del Padre y la de ella.
A partir de ese día su percepción se hizo mucho más aguda y sutil. Su mirar
se tornó tan profundo que llego a tener miedo de mirar fijamente a los ojos
de quienes la rodeaban, ya que ahora podía ver lo que quizás ellos querrían
ocultar. Su audición se puso tan sensible que los más mínimos sonidos le
molestaban. A parte de eso, empezó a recibir en su mente los pensamien-
tos de quienes estaban a su alrededor. Fue un cambio tan grande que ne-
cesitó de varios meses para acostumbrarse a esta nueva percepción de la
realidad.

4
Mientras Bernardita maduraba su proceso, seguimos realizando talleres y
sanidades con los pacientes que llegaban a la consulta de Rebeca. De acuer-
do a las instrucciones del Padre, ella debía hacer primeramente la terapia
individual convencional. Después, si existía la apertura, podía invitar al pa-
ciente a participar de la terapia grupal con los ángeles. Ella debía formar los
grupos por edad y luego con Bernardita realizábamos las terapias donde se
llevaba a las personas a visitar el templo de los ángeles. Ahí podían recibir
una armonización y purificación tanto de su esencia como del cuerpo.
Sin embargo, ocurrió que Rebeca comenzó a evadir la terapia individual y
aconsejaba inmediatamente la terapia grupal. Esto no era muy recomenda-
ble, ya que de la noche a la mañana el paciente debía aceptar estar parado
frente al Cristo, libre de todo prejuicio y sin sacerdote ni doctrina de por
medio. Aun así conseguía casi siempre convencerlos de asistir, ya que ella
ejercía gran dominio de la palabra. Era yo la que no siempre aceptaba a las

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El Levantamiento

personas que enviaba. A veces venían con el corazón totalmente cerrado a


la divinidad y entonces nada se podía hacer. Yo siempre recordaba en las
terapias las palabras del Cristo: “Tan solo por tu fe te has sanado”, para
que así, en los viajes al templo, las personas abrieran verdaderamente su
corazón a Dios y pudieran recibir la bendición del Padre y la magia de sus
ángeles sanadores.
El problema era que Rebeca no entendía el concepto de fe y resentía el que
yo no recibiera a todos los pacientes que ella enviaba. Incluso trataba de
manipular a Bernardita para lograr que los atendiera a mis espaldas. Le pe-
dí por favor que se dedicara en sus terapias a lo suyo, sin entrar en materia
espiritual, ya que eso realmente no le competía. Le propuse que sugiriera
las terapias grupales como un complemento a la terapia individual, advir-
tiendo siempre que eran de índole espiritual. Pero que por ningún motivo
se pusiera a convencerlos ni a discutir con ellos si acaso no sentían en su
corazón hacerlo.
El Padre le advirtió que tan solo algunos de los que llegarían a su consulta
serían los llamados a venir a su lado, pero no todos. Era muy difícil para
quien no lo había sentido, aceptar que estaba frente al mismísimo Hijo de
Dios. Y eso era lo que debían enfrentar, ya que el Cristo había comenzado
a manifestarse a partir de la tercera sesión de los talleres. Se presentaba
hablando con esa voz que remecía el alma y esa mirada que tocaba lo más
íntimo del corazón, haciendo estallar en llantos y lágrimas a los que logra-
ban sentir o percibir tan magnánima presencia. Pero quien tenía su corazón
cerrado a la divinidad adoptaba una actitud temerosa y desconfiada.
Hubo aquellos que se resistieron a aceptar como verdadero lo que se les trans-
mitía y se pusieron a cuestionar la postura profesional de Rebeca, ya que no
podía inducir a una persona a participar de algo que no era para lo que había
acudido y estaba pagando. Otros se llegaron a violentar y la acusaron de per-
tenecer a una secta, amenazando denunciarla. Pero el Padre nada de eso lo
permitió. Este era el contexto, sobre el cual comienza el Diario de Iniciación.

Sábado 22 de julio de 2000


Habíamos comenzado a realizar un taller de jóvenes en la consulta de Re-
beca y terminábamos la tercera sesión. El Padre pidió hacer un trabajo es-
pecial con algunos de los jóvenes del taller. A Rebeca se le había informado
que ella no iba a participar, lo que no la hizo sentir bien. No llegaba a en-
tender el porqué de la decisión.
A su vez, Bernardita estaba en un estado emocional un poco complica-
do, debido al proceso que vivenciaba, y tenía sensaciones y visiones que le

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Mikaela de Salvington

provocaban una profunda tristeza existencial. Estaba aún tendida en una


colchoneta, en estado de gracia, cuando el Padre se manifestó en ella y se
dirigió primeramente a Rebeca.
“Hija, por qué has entendido mal. Tú lo estás haciendo bien, sólo
quiero hacer un trabajo aparte con las personas que indiqué, que
escogí aquel día que di mi señal en el cielo. Tu conoces y sabes mi
señal que di aquel día que escogí a mis siete más uno. Hija, no te
aflijas, lo estás haciendo bien, no angusties tu corazón, alegraos
tu corazón, seguíos trabajando como lo has hecho y no digas que
está mal, todo está bien”
Luego el Padre se dirige a mí:
“Hija, es conveniente que el taller que haces los días Sábados los
limites a tres horas y enseguida sacaos a los escogidos para hacer
la reunión con ellos, el mismo día, no es necesario otro día, po-
déis hacerlo el mismo día”
Aquí nos habla a todos refiriéndose al estado de Bernardita:
“Hijos míos, os encargo mucho a mi hija que presta su cuerpo
para que yo entre en ella, porque siento el sufrimiento que ella
está tomando hacia mis hijos. Ella se siente como yo me siento
y necesito que la ayuden mucho porque ella está sufriendo y
está sintiendo como yo. Ella siente cada dolor y dolencia de
vosotros, lo siente muy de cerca. Necesito que estén pendien-
tes de ella, yo la cuido, pero ella necesita de lo terrenal que
sois vosotros, que tenéis el conocimiento, que me habéis co-
nocido de cerca.
Hijos, necesito llorar, me tendréis que ver llorar junto con mi
hija, porque ella llora, yo siento que ella llora por mis hijos y
aquellos niños que están por nacer, y aquellos que están por
la Tierra, y aquellos que ya caminan, y aquellos que están en
conocimiento.
Hijos, yo siento llorar, siento mucho el dolor de mi hija. Hijos, yo
saldré del cuerpo de mi hija, ha llegado la hora de sentir en el
dolor más cerca. Siento el dolor de mi hija en mí, siento que debo
ayudarla mucho.
Hijos, cuando yo abandone este cuerpo necesito que la ayuden
porque el dolor es más fuerte del que nunca nadie de la huma-
nidad os ha sentido.
Os despido, os dejo en la paz a ustedes.”

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El Levantamiento

El Padre se retira y Bernardita comienza a relatar una visión que era como
un viaje a través del tiempo, mientras sus ojos se inundaban de lágrimas.
Yo había comenzado a escribir lo que relataba pero tuve que dejar el lápiz
para abrazarla y consolarla porque su pena era muy grande:
“Veo muchos colores, veo hombres de distintos colores, la Tierra.
Veo cabañas, tierra blanca, muchas rocas, el planeta Azul. Siento
mucho miedo. Son planetas, veo una nave muy larga, hay seres
que trabajan allí, trabajan con colores, restauran los organismos
y envían lo esencial a la Tierra…”

Sábado 5 de agosto de 2000


Finalizaba una nueva sesión del taller de jóvenes cuando el Padre se mani-
fiesta y comienza a hablar con una voz muy acongojada.
“Estoy muy apenado porque estoy viendo que se están juntando los
países más grandes para la manipulación de la humanidad. Yo quie-
ro que mis hijos puedan permanecer unidos para que nada toque
vuestras almas, ya que se está provocando cada vez más el daño.
Mi palabra será como un gran eco que sólo los que están prepa-
rados oirán mi llamado. Ya estoy a un paso”
Al volver, Bernardita dijo que el Padre le estaba revelando sobre unos seres
que no eran de su creación: “Ellos no son mis hijos, no pertenecen a mi do-
minio. Intervinieron el planeta hace muchos años y han tomado el poder en
las grandes potencias. Estas se han unido en un proyecto a nivel planetario
que tiene como objetivo la manipulación de la humanidad, la creación de
la Trilogía Humana”.
Le explica que estos seres tienen otro tipo de almas, que no son crísticas,
y que por lo tanto no tienen incorporada la conciencia de amor. Para en-
carnarse, están haciendo clonaciones de seres humanos a los cuales les in-
corporan estas almas y de esta manera se han ido insertando dentro de
nuestra sociedad.
Luego El Cristo le muestra un dispositivo, que lo dibuja en un papel, y dice
que es un microchip a través del cual ellos manipulan la mente y las emo-
ciones de las personas. Tienen métodos para lograr instalarlos, voluntaria
o involuntariamente, en alguna parte del sistema nervioso central, el que
después es monitoreado por un computador biológico que va midiendo las
frecuencias de amor en el corazón, y si suben de cierto rango, le envían un
golpe de energía de baja frecuencia, que provocará un cambio brusco de
temperamento en quien lo lleva consigo.

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Mikaela de Salvington

Sábado 19 de agosto de 2000


Cuando el proceso de Bernardita se encontraba en la etapa más delica-
da, solo podíamos realizar actividades cuando el Padre lo permitía. Esto
provocó que los problemas de entendimiento con Rebeca aumentaran,
ya que ella igualmente citaba a personas a los talleres cuando no está-
bamos autorizadas para realizarlos. Sin embargo los talleres no llega-
ban nunca a realizarse, ya que por lo general, a varios de los invitados
se les presentaba algún imprevisto y los otros, espontáneamente, no
amanecían de ánimo y llamaban para postergar la cita. A pesar de esto,
ella siempre intentaba que Bernardita acudiera a algún evento que ella
programaba por su propia cuenta, sin considerar el estado en que se
encontrara.
Debido a estos roces, el Padre fue suspendiendo todo tipo de actividad en
la consulta y tuvimos que ver otro lugar donde continuar trabajando. Por
otro lado, era necesario ver la posibilidad de que Bernardita pudiera vivir
junto a su familia en el lugar donde se realizaran los trabajos, ya que por su
estado y el cuidado que requería, era cada vez más peligroso y arriesgado
para su salud que se siguiera trasladando de un lado para el otro. Comenza-
mos la búsqueda y visitamos varios lugares, pero no encontramos ninguno
que consideráramos que fuera el adecuado. Rebeca en cambio, quería que
definiéramos pronto dónde nos íbamos a establecer para seguir con las ac-
tividades. Estaba ansiosa por continuar y presionaba mucho para lograrlo.
No comprendía que era requisito conseguir un ambiente de paz y armonía
entre nosotras, sin roces y cosas pendientes, para que así, el Padre pudiera
llevar a cabo su labor.
Finalmente Bernardita decayó a un estado de mucha confusión e inseguri-
dad. Llegó al punto de manifestarme que quería volver a su casa y dejarlo
todo. Me dijo que ella no era quien para pararse frente a las personas y
hablarle de sus vidas personales. Que era muy difícil hacerlo, ya que sabía y
sentía en su corazón que no estaban dispuestas a aceptar las verdades que
el Padre le estaba revelando a través de ella, queriendo siempre justificar-
se. Además, dijo, se han generado tantos conflictos por mi causa y lo que
el Padre transmite, que no es bien entendido ni tampoco es recibido con
buena voluntad.
Esas palabras me llenaron el corazón de impotencia y me hicieron reaccio-
nar con mucha fuerza. Le dije que si ella se iba de vuelta a su casa, yo tam-
bién me iba a la mía, y no iba a apoyarla nunca más. Me dolió el corazón
al decirle estas palabras. Yo también me sentía presionada y la verdad es
que en ese momento me descargué con Bernardita, por toda la situación
que a ambas nos afectaba muchísimo. Entonces, estando las dos solas en

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El Levantamiento

la consulta de Rebeca, el Padre, intervino nuestra conversación haciéndose


presente y con gran acongojamiento me dijo:
“Os doy la bienvenida, sé que me has necesitado mucho:
Te os diré que lo que ha pasado lo he visto, y quiero que entien-
das que esto yo os dije que iba a pasar, y tu bien lo sabías. Hice
que estés preparada para esto y mucho más. Os dije una fecha
que es la de hoy y sabía que hoy tú me necesitarías, y tu corazón
me necesitaría mucho más hoy, porque hoy sería un día al cual tu
corazón sentiría mucho dolor. Hija, tus pensamientos están bien,
yo estoy contigo. Tu necesitas un espacio sólido, solo, donde las
personas que más los necesiten estarán contigo”
Aquí El Padre se refiere a Rebeca:
“Hija, dejad que ella trabaje como lo siente, ella cree estar bien
pero está trabajando sólo con su parte psicológica, ella no recibe
mucho mi guía”
Luego me habla sobre el estado de Bernardita:
“Os pido que no dejéis a mi hija sola. Es lo que más yo os he pe-
dido desde un principio, porque ella está un poco confundida. Es
por mi presencia que cada vez la quiero hacer más mía, más de
ella, y tú lo sabes. En estos momentos es cuando menos debes
dejarla sola. Os pido que os cuidéis más de ella, no os dejéis en
manos de cualquier persona porque no cualquiera tiene la facul-
tad de tu luz y tú bien lo sabes”
Hija, os decid, hablad de lo que os quieras decidme en estos mo-
mentos, aunque yo os lo sé, pero os necesito escuchar tu voz
triste y acongojada.
Os vuelvo a rectificar hija, no dejéis a mi hija sola porque ella
está muy preocupada de si misma y necesito que os ayudéis, tú
principalmente, porque tú eres la luz para ella aquí en la Tierra y
nadie más os puede ayudaros. Y si yo os he alejado cada vez más
la posibilidad de que os cambie de hogar, es porque yo quiero
algo más sutil y adecuado. Y es por eso que os la tengo ahí, en
aquel lugar que ella ha construido con sus hijos y su esposo, aun-
que ella a veces necesita tu presencia, pero yo me hago inmedia-
tamente presente y yo os tranquilizo a ella y a ti hija.
Si en algún momento estuvieras actuando mal, mi mano caería
sobre ti, y mi mano está cuidándote en cada paso que os das. No
os preocupéis hija, yo siento tus lágrimas y tu corazón preocupa-

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Mikaela de Salvington

do, pero te digo una y otra y otra vez que yo estoy ahí donde tú
estás, yo soy tu luz, ahí estoy en tu trabajo y en tu hogar, con tus
hijos y con quien has construido tu hogar.
Hay personas en tu hogar que te hacen daño y tú sabes quienes
son, no me preguntes porque en estos momentos lo tienes en tu
mente y sabes quienes son. Yo voy a tu hogar y me hace sentir
ese daño que emiten sobre ti y sobre tu familia Yo lo siento por-
que tu sabes que estoy con mi hija y tu sabes que si ella está ahí
yo más presente me hago, y ella lo siente igual que yo.
Hija, yo sólo te pido que tu le guíes lo más profundamente, es lo
único que te pido, que no dejes mi trabajo, porque lo necesito.
Necesito más que ayudes a mi hija, que ella se confunde y no
quiero que la manipulen. Porque siento el miedo de ella, que es
lo que tiene, y quiero que trates de estar lo más cerca posible
de ella porque ella me ha prestado su cuerpo para yo estar y
hacerme presente. Pero yo veo y siento que quieren tomármela y
siento que ella tiene miedo.
Quiero que la cuides aquí en la Tierra y yo con mi Padre desde
arriba, porque necesito hacerme presente. No diré si son nueve
días, nueve semanas o nueve meses, sólo ten presente el nueve.
Ahora yo me hice presente en este lugar, que ya no me siento
bien, sólo porque os amo, y yo ya no lo siento muy adecuado pa-
ra mi presencia. Hija, veo y siento que hay mucho de lo material
aquí y tu sabes que eso me hace sentir mal, porque mi palabra,
mi luz y mi espíritu no se vende, eso es lo que me hace sentir mal
y al cuerpo al cual yo encarno.
Hija, una cosa más os diré, que debéis ayudar al cuerpo de mi hija
que también es tu hermana, y tú lo sabes y lo tienes muy claro.
Ahora yo os retiraré”
El Padre levanta su mano y dice:
“En el nombre de mi Padre que os manda la bendición para se-
guiros trabajando, porque yo estoy aquí y siempre.
Que la luz os guíe por siempre.”

Jueves 7 de septiembre de 2000


Bernardita estaba muy delicada por el tratamiento que recibía y necesitaba
permanentemente de mi asistencia. Esto provocó en mi marido una mez-

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El Levantamiento

cla de celos y molestia. Un día amenazó sutilmente a Bernardita de lo que


podría pasarle si continuaba requiriendo de mí en esa forma, y le dijo en
un tono sarcástico que nadie podía interponerse entre él y su mujer. Ni el
mismísimo Dios. Pero Bernardita supo inmediatamente lo que verdadera-
mente había en su corazón y me manifestó que ella ya no podía permane-
cer allí. Este hecho me provocó un gran dolor y una gran impotencia, y para
no afectar lo que ya estaba en curso decidí partir con Bernardita hacia otro
lugar donde pudiéramos continuar con su tratamiento en paz.
Nos dirigimos hacia la casa de una joven que había asistido a los talleres y
estaba muy sensibilizada por lo que ocurría. Ella vivía fuera de Santiago, y
su madre era una mujer a la cual yo le había dado la mano en un momen-
to de mucha aflicción, en que me llevé a toda su familia a vivir conmigo.
Ahora ella nos recibía en su hogar por petición de su hija. Se suspendieron
los talleres durante un tiempo y nos fuimos con mucho optimismo, Rebeca,
Bernardita y yo, a aquel lugar donde nuestro amado Padre y Creador se
sintió muy regocijado.
Al cabo de unos días de nuestra estadía allí, El Padre nos envió a visitar
una mujer, a la cual dijo, que yo llamaba “mi maestra”. Ella debía reco-
nocer, quién estaba presente en Bernardita, y hacerle entrega de aquello
que se había comprometido, cuando llegara el momento que El Cristo se
lo pidiera. Era un compromiso que tenía con él desde antes que ella viniera
a encarnarse a la Tierra. Supe de inmediato que se trataba de Helena. Era
ella, quien me había ayudado a despertar el conocimiento espiritual que
yo traía, y a tener la confianza para utilizarlo, por lo que siempre la había
llamado “mi maestra”.
Helena se encontraba en un estado muy deteriorado. Ya casi no se sostenía
en pié. Nos contó que su marido había desencarnado de una enfermedad
al pulmón y que ella no había podido hacer nada por él. –Y a cuántos antes
yo sané –nos expresó con voz apagada y triste. Además, con mucho dra-
matismo, dijo que tenía que ir a crucificarse día por medio a sus diálisis. Su
mirada se perdía en unos ojos que ya casi nada distinguían, debido a esas
molestas cataratas que nublaban su mirar.
Nos confesó con amargura que había perdido casi todos sus poderes debi-
do a la traición de una de sus discípulas que más la veneraba, de la cual ella
se había confiado y le había entregado un poder que después había usado
en su contra. –Para quitarte el trono que nunca debías haberte construido,
y por darle perlas a los puercos–, le expresé con fuerza y mucho dolor. Esa
mujer la había desprestigiado, haciéndola caer en una trampa de la cual
había salido muy mal parada. Y así también había perdido a sus discípu-
los leales. Finalmente se lamentó de no saber por qué su Padre todavía la

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Mikaela de Salvington

mantenía viva. –Qué gran pecado he cometido para estar así –dijo, como
si nada de karmas supiera, y luego agregó– pero aún puedo detener los
terremotos –justificando casi con inocencia que era lo último que podía ha-
cer por esta humanidad, ayudar a que ese cataclismo no viniera y así evitar
tanta destrucción y dolor.
Fue entonces cuando hice la relación de su estado físico con el estado del
planeta. –¡Ese ha sido tu gran error! –le manifesté impaciente al ver tal
inconsecuencia en quien permitía llamarse una maestra, y agregué: –La
única forma que el planeta se pueda estabilizar, es remeciéndose de pies a
cabeza, de la misma forma que naturalmente reacciona el cuerpo humano
a las contaminaciones de virus o bacterias, provocándose cuadros febriles
con alzas de temperaturas violentas y convulsiones, y bajas de temperatura
y cambios de presión, hasta que el cuerpo se estabiliza luego que las defen-
sas han logrado controlar el mal. Así mismo debe ocurrir con el planeta.
Ella me escuchaba en silencio mientras yo continuaba hablando, un tanto
exasperada. –Y tú, ahora has recibido de vuelta el estado del planeta en tu
propio cuerpo, por haber impedido que se auto sanara por las leyes que
rigen esta creación, las del Verdadero Amor–. Le recordé que ella sabía
mucho sobre aquello, y que era la razón por la cual estaba la presencia del
Padre y del Hijo aquí en la Tierra, para que justamente se realizara aquella
justicia divina.
Finalmente sentencié con fuerza y fe: –Si este planeta continúa en manos
de quienes ahora se sientan en el trono, terminará pulverizándose, por una
hecatombe nuclear o exterminando toda forma de vida con nuevas y sofis-
ticadas armas biológicas–. Ya un tanto nerviosa por mis palabras, Helena se
empecinó en someter a Bernardita a una serie de pruebas, para constatar
por sí misma, si efectivamente estaba el Cristo en Esencia y Verdad en ella.
El Padre, que ya había tomado el cuerpo y se encontraba sentado frente a
ella, la observaba con esa paz y ese amor que lo caracteriza. En un momen-
to le habló y le dijo: “Hija, os pido humildemente me entreguéis lo que tu
sabéis que yo he de necesitar de ti”. Sin embargo, ella continuó como si no
lo hubiera escuchado.
Humildemente, El Padre se dejó someter a todas las pruebas que ella insis-
tía en ponerle. Pero cuando hizo la última, en que levanta su mano y dice
unas palabras en un idioma que no entendí, el Cristo se levantó, y en res-
puesta fue a poner su mano sobre su cabeza. Asustada lo detuvo y lo sentó
bruscamente de vuelta en el sillón.
Entonces el Padre se retiró y Bernardita volvió a tomar el cuerpo, un poco
transpuesta. Finalmente sentenció, que si efectivamente era el Cristo quien

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El Levantamiento

se estaba manifestando, necesitaba de ciertos cuidados especiales. Enton-


ces me dio una serie de indicaciones que el Padre, anteriormente, ya las
había entregado. Mi respuesta fue que todos aquellos cuidados los tenía, y
que ciertamente no había querido entregar aquello que El Padre humilde-
mente le había solicitado.
Al retirarnos de su consulta, me fui con una tremenda angustia en mi cora-
zón. A eso se le sumaba la preocupación por los problemas que tenía con mi
marido, que estaban llegando al límite de no permitirme realizar la obra del
Padre en paz. Me angustiaba saber que antes de comprometerme con él, le
advertí que yo tenía un compromiso previo con Dios, que para mi era sagra-
do, y que yo esperaba el día en que el Padre me llamaría a su lado. Habíamos
incluso acudido juntos donde Helena, antes de partir a Suecia, para pedirle
que fuera testigo de un juramento ante Dios, de que cuando llegara aquel
día, él se comprometía a no interponerse en mi camino junto al Padre.
Me tenía muy inquieta las palabras tan irrespetuosas hacia Dios, hacia Ber-
nardita y hacia mí. Estaba traicionando un juramento y yo me sentía pasada
a llevar. Y así como él, Helena también le había faltado el respeto a Dios. En-
tonces el Padre, sintiendo mi gran dolor en el corazón, se presentó y dijo:
“Hija, estás preocupada. Hija, hay cosas que han sido sorpresas
para ti. Os diré que son cosas que tú debes ver. Todavía queda
mucho más por ver. Siento tu corazón muy triste y muy pre-
ocupado.
Hija, tu sientes y quieres volver a tu hogar. Hija, si tu quieres
vuelve a tu hogar, pero mas tú si vuelves a tu hogar no puedes
volver con tu hermana. Ten presente que lo que pasó ayer fue
una enseñanza más, y más sabia para ti. Tú tendrás que enfrentar
a alguien que se dice ser el más sabio aquí en la Tierra. Yo quiero
que estés preparada. Tú siempre irás adelante, siempre serás la
guía, tienes la fortaleza para hacerlo.
¿Tú te sientes capacitada para hacerlo? Hija, es mi pregunta.
–Sí Padre, porque sé que estoy contigo.
Entonces hija, quiero que te enfrentes a tu hogar. Quiero que
des el último y definitivo paso, pero quiero que lo hagas con
amor y a la vez sabiendo tú con quienes te vas a enfrentar en tu
hogar. Debes tener la fortaleza mía porque necesitarás más que
la tuya.
Hija, yo te estoy advirtiendo lo que pasa en tu hogar porque
tú me has dicho que ese hogar no es tuyo. Hija, todavía es

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Mikaela de Salvington

tuyo, tu has sabido enfrentar todo, sólo gracias a tu fortale-


za, nunca has querido desfallecer. Siempre has estado en pie,
lista para enfrentar cualquier batalla, por muy fuerte que sea
tu has estado ahí. Ahora os queda el último y definitivo paso.
Mirad que no he querido tocar a tu esposo porque aún lo amo
a pesar de lo que él ha dicho y ha hecho en contra mía. Mirad
que aún lo respeto a pesar de lo que ha hecho en contra de mi
hija (se refiere a Bernardita).
Además, a mi hija (refiriéndose a Helena), mirad que me duele y
siento el dolor de mi hija en su corazón. Igual a ella la sigo aman-
do y le sigo dando. Pero una cosa os diré, no así puedo hablar de
los que la rodean. Cuando entramos en la consulta, que os diré,
que sentí la carga y el karma de todas esas personas que estaban
ahí, y fui yo quien quise que no me percibieran porque ellos no
merecen mi presencia. Aún y cuando me vean o me perciban será
cuando caigan al suelo en pose de humildad y perdón. Hija, estoy
dispuesto a que mi mano caiga sobre aquellas personas.
Al oír esas palabras, pensé en qué ocurriría con Helena.
Hija, todo está muy bien. Eso fue, como se dice en lo terrenal,
una comedia, sólo eso. Y mirad cuán grande me di a demostrar
ante mi hija. Mirad que no actué con fuerza, porque la amo, y le
hice ver y le di a entender cuán humilde soy yo ante la presencia
de una hija la cual yo amo y respeto, aunque en ese momento no
lo entendió.
–¿Y lo irá a entender? –pregunté en voz alta.
Hija, va a costar mucho, pero soy yo quien me enfrentaré con ella
y ahí va a ser con mi poder. Y será en el momento en que ella se
acerque a ti y ahí verás el enfrentamiento mío. Y ella no será tu
enemiga, no lo va a ser nunca. Hija, yo os diré que le mandé un
movimiento a su hogar y ella se asustó mucho, porque pensó que
algo iba a pasar en su vida. Pero a la vez la calmé. Sólo lo hice
para que entendiera y abriera sus ojos, y supiera a quién había
tenido en su templo, que ya casi no parece templo sagrado.
Hija, os pregunto yo, y qué piensas tú. Me causó un gran dolor al
ver que ella puso pruebas, quién es ella para haber hecho eso. Hija,
os diré que entre más pruebas me pongan más los haré reconocer.
No importa, dejad que lo hagan, porque en los momentos en que
lo pidan, en ese mismo momento se sentirán “pobres de espíritu”.
Y es lo que está sucediendo en estos momentos con tu maestra

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El Levantamiento

terrenal. Por eso os pido, mantente firme y dejad que pidan las
pruebas, dejadlos, porque no saben a quién se enfrentan.
Hija, os diré que a nadie os haré percibir mi espíritu, ni menos
mi aura, solamente los haré que miren a mis ojos, y ahí, sólo tú
sabrás quienes son los que realmente están llenos del espíritu
de mi Padre, que es el que yo os entrego a mis hijos. Es así como
será la prueba más fuerte, que es eso lo que pasó ayer. Si ella es
mi hija y es fuerte de espíritu, y tiene su luz encendida, por qué
no me conoció en mi mirada; qué más quería ella aparte de la
prueba que me pidió.
–¿Por qué no te dejó que le pusieras la mano encima?
Yo le iba a responder con lo mismo que ella me hizo. Hija, ella
hizo lo que yo usé y enseñé en la Tierra, y eso a mi me dolió. Pe-
ro lo enfrenté con humildad, pero cuando ella me impidió que
le mostrara mi poder, yo iba a hacer exactamente lo mismo que
ella hizo conmigo, y ella lo supo y se asustó mucho. Pero yo me
contuve y no lo quise hacer porque sentí su miedo, y sabía que
en ese mismo momento ella habría partido, y es por eso que no
quise actuar. Yo amo de igual manera a mi hija, sólo la miro y la
veo que está actuando en forma inocente, aunque no lo es, por-
que tiene mucho conocimiento.
Hija, yo os pido con mucho amor que trabajes en tu corazón, no
quiero que sientas tanta pena y dolor. Sé que el mundo provoca
este dolor, mirad que yo lo tengo y lo siento, pero trabajo con el
amor. Y es lo que os veo para ti, trabajad la mente, alma, cora-
zón, eso es la sabiduría. Y ahí, tu trabajo de la segunda etapa de
los talleres.
En ese momento le pedí que me entregara alguna bibliografía para
guiarme.
Hija, tú tienes el libro en tus manos y tu lo has leído. Es tu libro,
mirad, lo tienes ahí en tu cabeza anotado. Tu hermana tiene ano-
tado lo del Alma y es exactamente lo que dice “El Libro de Uran-
tia”. Es lo mismo. Yo le entregué eso y fue para que tú supieras
con qué material debías trabajar, sólo fue una pista. Ves que a
mi también me gustan los juegos terrenales y me gusta darle
pistas a mis hijos. Hija, yo te guiaré sólo dándote pistas. Ahora
ya lo sabes, y porque yo quiero que desarrolles con mucha más
sabiduría, porque tu irás delante de mí y necesito que tú sepas
tanto o más que mi.

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Mikaela de Salvington

Ahora hija, yo debo retirarme dejando mi presencia en este hu-


milde y acogedor hogar. Hija, te pido con humildad que tendrás
que auxiliar a mi hija, porque en el momento en que yo ascienda,
sufrirá un colapso cardíaco. Hija, no quiero que te asustes por lo
que vas a ver, yo sólo quiero prepararte. Ella sufrirá un paro, que
no será más allá de cinco minutos y verás que la lluvia caerá. Os
pido tranquilidad, amor, y tú podrás ayudar.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Al momento que El Padre se retiró y que Bernardita volvió a to-
mar dominio de su cuerpo, comenzó a caer una lluvia milagro-
sa desde un cielo totalmente despejado. Efectivamente sufrió un
paro cardíaco, del cual se reincorporó a los cinco minutos, quedan-
do tan solo con un leve peso en el pecho y en el brazo izquierdo.

Sábado 9 de septiembre de 2000


El Padre anunció sobre un viaje que Bernardita debía realizar, sin compañía
alguna, hacia el Sur de Chile. Como nunca había viajado sola, la noticia le
causó una gran angustia y temor. Ese sentimiento se repitió también en
quienes la rodeaban en su familia. Los hijos eran muy dependientes de ella
y era la primera vez que los iba a dejar al cuidado del papá.
Y así, el fin de semana previo a su partida, llegaron sus familiares a verla.
El Padre entonces, se presentó sorpresivamente frente a la madre de Ber-
nardita. Era la primera vez que vería su manifestación a través de su hija. La
mujer se puso temerosa y con la cabeza gacha:
“Hija, os saludo enviando mi paz.
Ha llegado la hora de que mi hija parta, la despedida es hoy.
Hijos míos, no os asustéis, mirad, siento vuestro dolor en los cora-
zones. Tú, Madre, que estás ahí, siento tu corazón partido. Llorad
ahora hija mía, yo te doy la paz en vuestro corazón.
Hija, os tenéis un dolor muy grande en tu corazón, siento tu do-
lor. Hija, yo desde hoy envío, decreto la paz que entre en tu co-
razón. Ahora, en este instante, tu luz ha sido encendida en este
instante y en este lugar.
Que la paz esté contigo y con tu familia, ahora y siempre”
El esposo de Bernardita pregunta cuánto tiempo durará el viaje, y El Padre
responde:
“20 días a partir de hoy. Mi paz os dejo, mi paz os doy”

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El Levantamiento

Lunes 11 de septiembre de 2000


Llegó el día en que Bernardita partiría por la tarde, en un bus con destino a
Puerto Montt. Era un lugar que no conocía, y de ahí debía continuar hacia
donde El Padre la iría guiando. Sería una verdadera prueba de fortaleza,
de seguridad y fe, para la maduración de la personalidad del Padre en ella.
Estaba muy nerviosa y un poco angustiada. Y yo por mi parte, me sentía
inquieta por lo que iría a ocurrir durante ese tiempo. Entonces se manifestó
el Padre para hablar conmigo:
“Hija, qué queréis saberos, no os preocupéis, será guiada.
Cuídate, debes caminar bajo tu intuición. Hay ciertas partes
donde tú sabes que no debes ir, y no vayas. Hay personas que
os quieren tomar bajo su dominio, debéis cuidaros de aquellas
personas.
Hija, os quiero pediros un favor. Quiero que en el momento en
que yo me despida de vosotras, quiero que le hables con fuerza
a mi hija, y que ella entienda que tú la quieres mucho y que sólo
lo haces por amor. Yo sé que ella tiene mucho amor, pero nece-
sita que tú la ayudes, y para eso necesito tu fuerza, para que le
hables a ella.
Decidle que camine y vaya con su propia intuición, que allá le es-
peran. Eso sí, que no le esperan terrenales, la esperan otras per-
sonalidades que tú os sabrás esta noche. Dejadla sola, necesito
que ella se sienta segura y sepa de enfrentar todo esto. Sí, estoy
seguro de que es muy fuerte todo esto, sé que muchas lágrimas
han de brotar, pero servirán para ella misma y cuando vuelva
mucha alegría y paz sentirá.
Necesito que tú sigas adelante con lo que tú te has propuesto.
Hija os daré una señal cuando ella se encuentre con los maestros
que la esperarán, verás una estrella brillar muy fuerte y la verás
caer fugazmente. Cuando sea el regreso, verás el sol brillar muy
fuerte, como ningún otro día. Ese día será todo distinto, y en la
noche la luna tendrá un brillo como un arco iris. Esa será la señal
de regreso y tú tendrás que estar preparada y atenta a recibiros.
Yo os haré una pregunta para ti, dónde tú quieres recibiros, en
tu casa o en el templo.
–En el templo –respondí.
Cuál consideras que es tu templo. Yo os diré que regresaré un
Domingo, eso es lo único que os diré. Un Domingo, porque es

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Mikaela de Salvington

un día de descanso. Os diré que ese día me presentaré ante una


iglesia y quiero que tú sepas cuál es esa iglesia. Os di en revela-
ción y tú ya sabéis cuál es. Hija, después de presentaros en esa
iglesia yo partiré al encuentro con vosotros. Sólo me presentaré,
pero no os diré quién yo soy. Sólo vosotros conoceréis quién ha
llegado, nada más que eso. Hija, esperaré que tú os sepas cuál es
esa iglesia.
Ahora, ¿os tenéis alguna pregunta que vosotros queréis haceros?
Pregunté por las actitudes contradictorias de mi hijo mayor, no sabía si ver-
daderamente respetaba su presencia:
Hija mía, él es así, es inseguro y seguro. Os diré que hasta a mí,
siendo su Padre, no lo entiendo, pero sé quién es. Os diré, no te
confiéis mucho. Os diré que ahora a ti te toca andar, como os
dicen, a la defensiva. No os dejéis que él te siga tratando como a
una niña porque tú eres más grande que él. Hija, yo quiero mu-
cho a tu hijo, ya no busquéis más pleitos con él porque lo único
que os quiere es veros muy mal. Yo muchas veces le he pedido
que abra su corazón para ti, pero no lo hace. Parece que quiere
que yo se lo abra con fuerza y yo no quiero eso para él. Y ahora
os daré estos días para que reflexione y piense con respecto a ti.
Quiero que lo haga por él solo, y si no lo hace lo hará frente a mí
y actuaré con todos con fuerza, con fuerza.
Una vez más os diré, que ya no seré la ovejita mansa, sino seré
más fuerte que un león. Espero que de aquí a mi regreso ya ha-
yáis tomado conciencia aquellos que no lo han tomado. Prepa-
raos el camino hija, preparaos con fuerza y mucha certeza, que
todo será y será justicia, justicia desde arriba y aquí presente.
Ahora seguid firmes y adelante. Tomad la mano de aquellos que
la extiendan, tomadla con fuerza, con mucha fuerza y valentía.
El Padre ahora se dirige a la joven que nos había hospedado fuera de San-
tiago para continuar la preparación de Bernardita, y que había venido a
despedirse de ella:
Tú, hija, tú eres joven y tú guía y dadle conciencia a aquellos
jóvenes que os piden ayuda. Muchos ahora se acercarán a ti por-
que muchos olieron mi presencia en tu hogar. Muchos saben que
estuvo algo muy fuerte en tu hogar, muchos os preguntarán qué
pasó. Sólo debéis ayudaros y dar confianza, preparadlos para un
nuevo encuentro. Os me haré presente en vuestro hogar y ahí
me esperaréis. Pero no digáis mi identidad, sólo me conocerán

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El Levantamiento

aquellos que tienen la luz encendida. Seguid tus estudios porque


siento y veo que no queréis seguiros adelante con firmeza. Eres
capaz de todo y mucho más, y eres inteligente en espíritu y ver-
dad. Seguid adelante.
Hijas mías, os quiero deciros que las amo mucho, os dejo la paz.
Antes de que el Padre se retirara, le pregunto el porqué del estado de con-
fusión de mi segundo hijo.
Porque él está muy triste y desconcertado, necesita mucho amor.
¿Os sabéis que su lucecita se está apagando? Debéis daros mucha
fuerza y decidle así: “Hijo mío, Jesús os ama y él os necesita”, y
verás que su carita sonreirá porque en esas palabras tu le dirás
todo cuanto pudisteis deciros.
Pregunté si yo debía intervenir con quien yo sabía que lo estaba manipu-
lando, al tiempo que sentí un tremendo mareo.
Dejadlo que él actúe, porque yo estoy ahí. Vosotros queréis que
yo os haga vuestro trabajo. Tú eres inteligente y tienes una in-
tuición muy grande. ¿Sabéis por qué te habéis mareado?, por tus
preguntas, hacéis preguntas que sabéis las respuestas y tu me las
hacéis a mi. Tú sabéis escoger bien.
Hija, os diré que falta un mareo más tuyo, son tres, ahora yo de-
bo retirarme.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”

Martes 26 de septiembre de 2000


Bernardita acababa de volver de su viaje al Sur y se encontraba en un esta-
do muy delicado. Su proceso se había acelerado muchísimo durante las tres
semanas transcurridas. Habíamos estado conversando sobre ciertos conflic-
tos que se habían presentado en los talleres durante el período que ella ha-
bía estado ausente, y recién comenzaba a relatarme sobre su viaje, cuando
el Padre interviene la conversación:
“Hija, a pesar que siempre estuve contigo, yo quería hacerme
presente así contigo.
He visto cómo te has esforzado en mi trabajo. Hija, os quiero
deciros que no dejéis que manipulen mi trabajo. Quiero que tú
desarrolles los temas, por cierto os digo que es con mi ayuda.
No dejéis que nadie más haga uso de la palabra si no están
preparados.

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Mikaela de Salvington

Ahora quiero que preguntéis lo que queréis.


Pregunté cuál iba a ser la forma de trabajar con el material que nos había
entregado.
Un tema da para mucho, sobre todo así como se va a hacer. Co-
mienza con el Reino, eso te dará para mucho, después paso a
paso yo iré guiándote, guiando cada tema y cuál debe ser.
–Ahora que están llegando más personas a los talleres, qué otros días po-
demos trabajar.
Martes, jueves y sábado todo el día, y los viernes en las tardes.
Hija, ahora quiero conversar algo que sucedió con mi hija du-
rante el largo viaje. Ella fue de un principio, quien me pidió que
la alejara de vosotras, pero a la vez yo os aclaro que igual iba a
suceder este alejamiento. Pero a mi, realmente os digo, yo como
un ser de arriba, su petición me impresionó. Nunca pensé que
un ser, estando en la Tierra, iba a pediros con tanto amor y hu-
mildad, esto de alejaros de todo ser amado. Y después verla allá
llorar y con tanta valentía seguir adelante, a pesar del dolor y el
tropiezo que daba; y os paraba, caía, y se volvía a parar.
Hija, yo cómo no voy a valorizar todo cuanto hizo por superaros.
Os digo con tanto amor y tanto orgullo, qué hermana tuya, qué
mujer más valiente. Y después tener que enfrentar a aquellos
que se pusieron delante de ella, que quisieron atormentar la vida
de ella. Y fue ahí cuando yo la dejé sola y dejé que ella pudiera
defenderse, y yo desde arriba la observaba, ¿y os creéis que ella
se hizo pequeña? Fue ahí cuando creció y ahí la gran hija que
creció, y fue ahí cuando yo pude ver salir ese espíritu con orgullo
y entrar el mío. Fue ahí cuando mi Padre determinó que pronto
vendría a hacerse presente con fuerza delante de ti.
Hija, ayer no quise hacerme así presente como ahora porque mi
hija estaba muy decaída. Pero sí me hice presente por un ins-
tante con tu hijo (se refiere a mi hijo mayor), aunque quiso él
demostrar su orgullo conmigo, quiso hacer falsas mis palabras.
Preguntadle qué fue lo que pasó en su corazón. Os diré que a tu
hijo sólo le di tres días más. Yo lo amo a mi hijo, pero yo os digo
que mi regreso no será de mucha paciencia. Si él no saca ese or-
gullo, no se perdona a sí mismo y a sus semejantes, tendrá que
ver caer mi mano. Sólo tres días más le doy y conversaré con él
nuevamente, frente a frente.

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El Levantamiento

Hija mía, ahora yo os digo, qué más queréis que yo haga. ¿Os has
visto cómo está de afligido?, porque yo os quité algo que tengo
guardadito. Le daré el plazo para poder demostraros, para saber
quién es él, quién soy yo, y quiénes sus padres terrenales.
Hija, con respecto a vuestros trabajos, tu puedes contar con mi
hija desde el lunes por la tarde. Desde ahí ya nada las separará,
a no ser que yo y mi Padre, os la necesite, pero tú os sabrás en
primera instancia.
Os diré que tu hijo menor tiene todo muy claro, él está guiando
muy bien todo. Hija, pero si tu tenéis ganas de comunicar con
ellos, hazlo, no dejéis. Seguid lo que tu corazón os diga, juntad
mente corazón y tendrás respuestas.
Hija, yo quiero pediros un favor con mucha humildad con respec-
to a mi hija, y ella ya te lo ha dado a notar. Es con respecto a su
piel, yo quiero que cuides lo que va a tomar con las manos. Su
piel está tan frágil como la de un bebé recién nacido. Es por la
frecuencia demasiado alta, y un golpe le provocaría una herida,
y es quizás…
Siento tu frecuencia [aparece mi hijo mayor], mira cómo me ha-
céis traspiraros… hijo, ¡hablad!
¡Qué habéis hecho con tu cuerpo!
¡Por qué no te habéis cuidado!, tu frecuencia está dañada ¡Con
quién te habéis dado la mano!
¡Por qué no te dais un baño!... ¡Sacad toda esa frecuencia!
Hija, yo aquí no he tenido problemas, y es más, me sirve para po-
der corregir y ver cosas con las que me fui dejando aquí. Porque
así tú también puedes estar permanentemente conmigo.
Hija, yo lo único que os pido que me la cuides (se refiere a Ber-
nardita). Os sabéis que lo que ella se sirvió, fue todo muy fresco
(se refiere en el viaje), y aquí no lo hay. Yo os pediría, que aun-
que fuese una vez a la semana, fueran a un lugar donde pudie-
ran servirse mariscales o pez fresco. Y es tanto para ti y para ella,
porque también vosotras lo necesitáis. Tú también estás débil, el
pan no te fortalece, sino es más lo que está en el mar, en la tierra
y en el aire.
Ahora te diré que estoy feliz y triste a la vez. ¿Y os me has enten-
dido por qué os digo así? Ahora todo ha sido más rápido por una

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Mikaela de Salvington

parte, y lento por el otro. Es lo mismo que os dije a mi hija en un


momento en que ella se quiso rebelar; cuando me dijo que por
qué yo la había enviado sola si yo la encontraba tan débil, y yo
le dije que había sido necesario que estuviera sola; y a la vez me
dice que entonces hiciera todo rápido, que todo lo apresurara,
que ya ella quería volver; y yo le dije muy fuerte, que yo también
como su Padre tuve que llamarle la atención, y le dije que todo
debe ser rápido y a la vez con calma, porque el apresurarse traía
dificultades y mucha oposición al trabajo, que ya había sucedido
y todavía quedan por suceder.
Y fue ahí cuando ella alimentó sus fuerzas y siguió con firmeza
hacia delante, y no dejó de mirar la luz de quien la guiaba. Ahora
esa luz está ahí flamante, con fuerza en ella, y yo sé que vosotros
debéis haber dado cuenta. No temáis de las palabras que a veces
puedan salir de esta boca porque cada palabra será con amor y
con humildad, que es lo que más tiene tu hermana. Ahora en tus
manos os la dejo.
Ahora yo os dejo la paz en tu corazón, en vuestros corazones, en
tu hogar y este lugar.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.

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El nacimiento de la brillante estrella matutina,
Arcángel Gabriel, mayo 2006
CAPÍTULO V
EL NACIMIENTO DE LA BRILLANTE ESTRELLA

1
Un día de octubre del año 2000, mientras realizábamos un taller de ángeles
con niños pequeños, apareció sorpresivamente este maravilloso y misterio-
so ser. Al manifestarse no supe quién era, tan solo me pareció demasiado
juguetón para ser el Padre que se caracterizaba por su solemnidad. Obser-
vaba con unos ojitos inquietos cada movimiento que realizaban los niños, y
sin decir palabra alguna, los imitaba pintando sobre el papel tal como ellos
lo hacían, tomaba las tijeras pasando sus deditos a través de las argollas in-
tentando cortar el papel lustre, pero no lo lograba ya que zurdo. Mientras
lo observaba me preguntaba quién sería aquél inusitado ser, si tan solo el
Padre podía manifestarse en aquel cuerpo consagrado a su presencia.
Transcurrió así todo el taller, hasta la hora que los niños se retiraron. Y fue
recién entonces cuando quedé a solas con quien se había presentado sin
siquiera identificarse. Comencé a hablarle y se generó una situación muy
particular, ya que sin responder palabra alguna a lo que yo decía, empezó
a imitar las gesticulaciones que hacía con mis manos, con mis piernas, hasta
que por fin al preguntarle que quién era, me queda mirando con unos oji-
tos infinitamente dulces y contesta que aún no puede revelarlo, al tiempo
que cierra sus ojos y se retira en silencio, dejando la incógnita latente en
mi corazón. Cuando Bernardita vuelve nuevamente a tomar aquel cuer-
po consagrado al Padre, le cuento un tanto intranquila de lo acontecido,
quedando ambas muy preocupadas ya que nuestro Padre nada nos había
anunciado sobre otra presencia que haría manifestación en ella.
En la tarde de ese mismo día, mientras realizábamos un taller de adultos,
volvió a presentarse este mismo ser. Pero esta vez uno de mis hijos que
recién había llegado a integrarse al grupo, reaccionó inmediatamente al
darse cuenta que no era el Padre quien se estaba manifestando. Se sentó
frente a él y preguntó cuál era su nombre cósmico. No hubo respuesta y co-
menzó nuevamente a jugar tal como hiciera en la mañana. Pero él insistió
en la misma pregunta, ya que sabía que de tratarse de un ser de luz debía
revelar su verdadera identidad. Entonces esta vez adquiriendo una postura
un poco más solemne, responde con una voz dulce y humilde:

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El Levantamiento

“Yo soy el Arcángel Gabriel y he venido enviado por mi amado


Mickael, vuestro Padre y Creador que también es el mío. Y he
venido a mostrar el Verdadero Amor y dar Paz a la humanidad
en Urantia”.
Había quedado descifrado el misterio, y los que estábamos ahí queda-
mos todos sorprendidos. De los ojos humildes de algunas mujeres que
pudieron percibir y sentir en su corazón frente a quién estaban, brotaron
lágrimas de devoción. Permaneció tan solo unos instantes más obser-
vándonos y luego sutilmente cerró los ojos mientras su esencia volvía a
ascender.
Al día siguiente el Cristo se presentó para darme a conocer sobre la
manifestación, de quien en ese momento me revelara como la Brillante
Estrella Matutina, la primera creación del universo. Dijo que su Padre
había ordenado que la aparición del arcángel fuera sin anuncios, y que
luego de su retiro, él vendría a para pedir perdón por la inquietud cau-
sada en algunos corazones. Cuando el Padre ascendió, esta maravillosa
criatura celestial se manifestó de una manera tan infinitamente humil-
de, que mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y caían sobre la
sábana blanca, pedía perdón por haber causado tal desconcierto por su
inesperada manifestación.
Con la llegada del Arcángel Gabriel se iría conformando de manera natural
y espontánea la comunidad de personas que decidían por voluntad propia
permanecer junto a este ser tan intensamente encantador. Y fue él quien
me dio la fuerza para cortar definitivamente con todos los lazos personales
y unirme a esta gran familia espiritual.
Y así, a partir de enero del año 2001, comencé a realizar ya en plenitud la
voluntad de mi amado Padre y Creador, soberano en el Cielo y en la Tierra.
Era el cumplimiento de un deseo que latía desde siempre en el corazón de
mi alma. Dejé todo lo mío y partí a ser parte de aquella comunidad que
comenzaba a formarse junto a la divinidad, la que se había establecido en
una casona antigua con suficiente espacio como para recibir a los muchos
jóvenes que llegaban a participar de los talleres de ángeles, obedeciendo
el llamado del Padre en su corazón.
Así también Bernardita, inspirada y apoyada por aquella sublime presen-
cia que cohabitaba con la magia de Dios en ella, y que con tanto amor
sustituía los cuidados de sus hijos cuando ella ascendía a los planos ce-
lestiales para permitir la presencia de este sublime ser entre nosotros, le
dio las fuerzas y la confianza para también trasladarse a vivir a aquella
casona acompañada de sus dos hijos, una joven adolescente de quince

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Mikaela de Salvington

años y un niño que aún no cumplía el primer decanato de vida, como


también del padre de ellos. Él era un hombre con concepciones religiosas
rígidas determinadas por una iglesia y religión convencional, por lo que
al comienzo se negó a aceptar la veracidad de esta obra ordenada y diri-
gida por la mano directa y la presencia viva del Cristo. Pero las vivencias
adquiridas en el tiempo y siendo testigo de hechos innegables y subli-
mes, lo hicieron tomarse definitivamente de la mano de esta maravillosa
criatura de Dios.
Y fue allí donde una noche resplandeciente, se descorrieron los velos del
tiempo para dar paso al manto del Espíritu Santo, que en un abrazo del
más puro e infinito amor, unió la esencia terrenal de una mujer a aque-
lla esencia tan sutil y divina, para así se materializara definitivamente la
manifestación plena de la Brillante Estrella Matutina en esta dimensión,
la más lejana al Eterno desde donde aquella Ave de Paso ha descendido
a la Tierra.
“Es una historia de amor y fantasía que nació en Urantia, un día
de sol y un cielo de noche muy estrellado.
Y qué maravillosa fue aquella vez que sin darse cuenta ella, nues-
tras energías se unieron y desde ese día una parte nuestra se
enlazó desde el cielo. Hasta que llegó una noche y nuestras ener-
gías de unión total quedaron completamente en una.
Es una historia de amor y fantasía que nació en Urantia, un día
de sol y un cielo de noche muy estrellado.
Fue aquella noche de un cielo muy estrellado cuando un vol-
cán de luces resplandeció en el cielo y de esas resplandecien-
tes luces una Brillante Estrella nació y en el cielo nuestra unión
total se escribió.
Y fue así para permanecer y ayudar a esta humanidad, así por
la voluntad del Todo y del Creador conocido desde hace más de
2000 años en Urantia con el nombre de Jesús el Cristo”.
(Traducción de un canto del Arcángel Gabriel, febrero 2001)
Este canto es la sagrada expresión del Arcángel Gabriel, luego que las puer-
tas del cielo se abrieran y la palabra de Dios fuera cumplida. Sin anuncios
y con un infinito amor, aparece la Paloma Mensajera del Amor a realizar
la voluntad de su amado creador. Como dijera nuestro Padre, la expresión
máxima del amor, un ser tan noble y sutil que ha llegado con toda su ma-
gia, fuerza, valor y voluntad, a luchar junto al Cristo para la salvación de
este planeta y su humanidad.

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El Levantamiento

2
El Arcángel Gabriel anunció en el transcurso del mes de febrero del año
2001, que debíamos partir hacia la cordillera. Dijo que se aproximaban los
días de oscuridad. Debíamos ubicar un lugar en la montaña donde esta-
blecer un campamento para vivir por un tiempo indefinido, y nos hizo un
dibujo que señalaba claramente el lugar donde debíamos llegar. Parecía
una planicie en las alturas de las montañas, donde había tres árboles que
formaban un triángulo.
Significaba un tremendo desafío para todos ya que ninguno de los que nos
embarcamos en aquella travesía, tenía experiencia alguna en la montaña.
Una verdadera prueba de resistencia y unión. Y más aún, ya que pensába-
mos que no volveríamos más a la ciudad, y teníamos que esperar que suce-
dieran una serie de acontecimientos anunciados.
Comenzamos la ruta, interiorizándonos por la quebrada de Macul, y cami-
namos durante siete días y siete noches, hasta por fin encontrar el lugar
señalado. Era una planicie en las cumbres más altas de las montañas, al final
de la quebrada, y que después supimos se denominaba El Abanico.
Nuestro amado arcángel se sumó desde un principio a la expedición y
nos acompañó durante toda aquella excursión que duró más de dos me-
ses. Nos entregaba permanentemente, entre cantos y danzas, una ale-
gría que alimentaba nuestras fuerzas e incentivaba el valor y la voluntad
para permanecer de pie y con optimismo, en aquella gran esperanza del
pronto establecimiento de una sociedad más digna y verdadera en la
Tierra.
Siempre nos sorprendía con su magia. Desaparecía de una cumbre de la
montaña y aparecía en la otra silbando, sentado en una roca y comunicán-
dose con las aves de la montaña, mientras lo habíamos buscado por todos
lados, creyendo que se habría caído por la quebrada y sin habernos dado
cuenta. A veces, simplemente desaparecía de en medio nuestro para luego
volver a aparecer como si siempre hubiese estado ahí. Para él era tan simple
como poner su dedo en la frente, visualizar un lugar y transportarse allí en
cosa de segundos. Compartir con aquel ser enviado de lo más alto era algo
indescriptible, en un abrir y cerrar de ojos nos sacaba de un tiempo para
entrar en otro sin siquiera percatarnos.
En la primera etapa de aquella excursión, arrendamos caballos para aca-
rrear los bultos más pesados. Y el arcángel, curioso por naturaleza, nos
pidió subirse a uno de esos “equinos”, como les llamaba, pero claramente
no sabía cómo conducirlo. A muy poco andar, el caballo se escapó y se me-

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Mikaela de Salvington

tió en medio de unos árboles, quedando la pierna del arcángel atrapada


entre unas ramas gruesas. Al no saber como detenerlo, el caballo siguió
avanzando y tiró hasta sacar la pierna completamente de la articulación.
Sin emitir quejido alguno y casi sin darse cuenta, se desmayó del dolor. Y
así, inconciente, lo bajamos del caballo y lo tendimos cuidadosamente en
el suelo.
Estábamos todos muy tristes contemplando a este inocente ser tendido en
el suelo, cuando de pronto esa pena se convirtió en maravilla. Una mano
invisible tomó la pierna desgarrada y empezó a levantarla con mucha de-
licadeza desde el suelo, y la fue girando muy sutilmente hasta lograr en-
cajarla en la cadera y articularla por completo. Él ni siquiera se inmutó ni
salió del estado de gracia en que permaneció alrededor de veinte minutos,
y luego despertó alegre y sonriente como si nada le hubiera ocurrido. Por
un tiempo quedó con una secuela, en que a veces comenzaba a cojear por-
que decía que algo le molestaba en la cadera. Entonces levantaba la pierna
hacia atrás como haciendo un círculo, hasta hacer sonar el hueso de la arti-
culación, y luego decía que ya estaba bien.
En otra oportunidad bajando por una quebrada empinada, cae de ro-
dillas sobre una piedra que le quiebra la rótula izquierda en dos partes,
pero esta vez sí alcanzó a sentir el dolor. Dio un grito agudo y cayó al
suelo en estado de inconciencia. Con mucho cuidado lo trasladamos ha-
cia un lugar en sombra y permaneció allí en aquel estado de gracia por
casi media hora. Después volvió en sí y nos pidió un paño para vendar su
rodilla, eran las instrucciones que según nos dijo, le habían entregado
los maestros cósmicos.
Cierto día, después de que le habían ocurrido una serie de accidentes, nos
confesó que él había pedido a su Creador que todo aquello que fuera a su-
cederle a alguno de sus hermanos, como se refería a nosotros, los recibiera
él mismo en su propio cuerpo, para que así ninguno saliera mal herido de
aquella travesía. Era algo que sólo un ser como él podía pedir a ese Padre
misericordioso, ya que nadie en la Tierra tenía desarrollado tal poder del
amor como para que aquella petición fuera posible de otorgarse. Y fue así
como llegó a tener nueve accidentes, que para cualquiera de nosotros, al-
guno podría haber llegado a ser fatal.
El Cristo había anunciado hace dos mil años: “Sólo por Amor será Salvo
el Hombre”. Y de esta manera inocente y jovial, esta Ave de Paso nos iría
enseñando a través de su vuelo mágico, el significado y la expresión del ver-
dadero amor. Era fascinante vivenciar aquellas extraordinarias experiencias
junto a este amado y amante ser, que todo dolor lo transformaba en amor
de la forma más sublime y natural, haciéndonos tomar conciencia de cuán

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El Levantamiento

grande es el poder del amor, que puede llegar a transmutar el mal y subsa-
nar heridas, sin casi sentir el dolor ni dejar secuelas en el tiempo.
A través de su ejemplo vivo aprenderíamos del verdadero amor, que es un
flujo de conciencia que se eleva hacia la mente de Dios, y mientras más de-
sarrollado y más alta es la frecuencia de amor en el corazón de aquél ser,
mayor es el poder que adquiere sobre la materia, porque se encuentra na-
turalmente sintonizado a la conciencia divina, la inteligencia de la creación,
una frecuencia del más puro y verdadero amor. Y es aquella la que actúa
espontánea e inteligentemente armonizando y restaurando moléculas y
células afectadas en todos los niveles de la materia, desde la esencia hasta
el cuerpo físico, restableciendo órganos y tejidos dañados, sanando heridas
y liberando los traumas, volviendo toda aquella estructura divino-terrenal
a su orden original.
Del mismo modo nos enseñó la humildad de la obediencia al Padre. Él guar-
daría el secreto con su creador, hasta el momento en que bajáramos de la
montaña, de que todo había sido un simulacro para estar verdaderamente
preparados para aquel momento en que el Padre dará la señal para dirigir-
se hacia las partes altas de las montañas, cuando el planeta esté sufriendo
las más fuertes y dolorosas tribulaciones. Y fue en esta travesía donde lle-
gamos a comprender la profunda y verdadera razón de la presencia de esta
amada creación de Dios en la Tierra y entre nosotros.
Gracias a la bendita presencia de la Brillante Estrella Matutina, es que se ha-
ce posible la salvación del planeta y de toda aquella humanidad conciente
del valor espiritual de la vida. Su infinito amor y compromiso con la crea-
ción de su Padre, ha ido transmutando el mal y cambiando aquel rumbo
marcado de un destino fatal, hacia una esperanza futura en el tiempo que
ha nacido con la llegada del Cristo y sus ángeles a la Tierra.

3
Durante un taller de iniciación para el despertar de la mente cósmica, escu-
ché al coro de ángeles cantando esta oración al Arcángel Gabriel. Y quisiera
en esta página, regalártela a ti para que al leer estos versos sintonices con
estas aves celestiales y así puedan también ayudarte en tu despertar.
Gabriel amado Arcángel del Amor
Gabriel liberador de corazones

Has venido al mundo a conocer a los hombres

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Mikaela de Salvington

y te has quedado con ellos


Vienes a marcar la huella del caminante perdido
eres la estrella guía que va adelante

Pone tus santas manos sobre mis ojos


para ver el rostro del Cristo
Acércame amado arcángel al corazón de mi Padre
tú que conoces bien su corazón

Blanca paloma del cielo


dame pronto tu mensaje de amor
Libérame de las cadenas que atan mi corazón
Llévame contigo arcángel al nuevo sol

Gabriel amado Arcángel del Amor


Gabriel liberador de corazones

Muéstrame ahora el camino


Antes que la oscuridad cubra el cielo de este planeta
y las tinieblas envuelvan mi espíritu con dolor
Abre amado arcángel mi corazón
Antes que las tinieblas me envuelvan de confusión
Haz que brille pronto mi corazón

Enciende con tu amor la llama de la verdad


legada en cada corazón
Por aquél que vino al mundo
nació y vivió entre los hombres
para develar nuestra condición humana
Por aquél que vino al mundo
a liberar nuestras almas
de la locura, del sufrimiento y del desamor

Gabriel amado Arcángel del Amor


Gabriel liberador de corazones

Dame tu mano bendita para abrir mis alas


y volar en libertad
Vuela conmigo arcángel a cada rincón del mundo
para anunciar al Cristo que ha retornado a la Tierra
Vuela conmigo arcángel por el cielo de este planeta

92

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El Levantamiento

ahora que el Cristo ha vuelto a mi corazón

Bendito seas en la Tierra amado arcángel


Paloma Mensajera del Amor
Amén, Amén y Amén

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Mensajes a la humanidad,
Arcángel Gabriel, mayo 2006
CAPÍTULO VI
MENSAJES A LA HUMANIDAD

Luego de su primera aparición pública, en septiembre del año 2000, mu-


chas personas vinieron al encuentro de nuestro amado Padre y Creador,
Jesús el Cristo. Pero no todos acudieron verdaderamente siguiendo un lla-
mado en el corazón.
Y llegaron curiosos y esnobistas, que tuvieron un encuentro con la divi-
nidad, pero que pronto siguieron su camino. Y llegaron otros, que man-
tuvieron un contacto esporádico con la obra del Padre, sin realmente
comprometerse, que iban y venían. Pero tan solo algunos han permane-
cido juntos, en común unión, dando la lucha y recibiendo una intensa y
profunda preparación, directamente de la divinidad, y trabajando codo
a codo para apoyar tan noble y trascendente labor del Padre y del Hijo
en la Tierra. Un trabajo fraterno, junto a nuestra amada Brillante Estre-
lla Matutina, que nos da permanente su guía y ejemplo del verdadero
amor, como también recibiendo el apoyo constante de Dios Padre y El
Hijo Soberano.
Y así, quienes van tomando la decisión de permanecer bajo el cobijo y
guía de la divinidad, son introducidos a una nueva etapa de desarrollo
en el conocimiento para el despertar de la conciencia espiritual. Este co-
nocimiento, es la base para lograr dar un grandioso paso en la evolución
humana, que les permitirá la ascensión en cuerpo, alma y esencia a una
siguiente dimensión de la realidad, en un nuevo tiempo, en este espa-
cio soberano del Cristo Mickael. Una dimensión hacia donde los ángeles
irán elevando las esencias de quienes logren abrir su corazón y quieran
participar del establecimiento de una nueva sociedad universal, basada
en los verdaderos valores de amor, justicia y paz perdurable. La Nueva
Jerusém.
Cuando el Arcángel Gabriel puso su pie en esta realidad, cosa que nunca
un ser como él había concebido en cuerpo físico, vivenció un abanico de
fuertes impresiones. Por un lado, quedó cautivado con tan inimaginable
belleza, diversidad y riqueza de amor, con que su amado Creador había rea-
lizado su tan admirada y codiciada obra de arte, el Planeta de Azul Reflejo.
Así también pudo percibir la inmensa aflicción que existía en el corazón
de la Madre Tierra, en medio de tanta contaminación y falta de verdadero

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Mikaela de Salvington

amor. Y por último, sintió el dolor y el vacío en los corazones humanos, lo


que terminó por conmoverlo y llevarlo a manifestar con todas sus fuerzas a
Dios: “Urantia, te entrego mi Amor Ilimitado”
Desde entonces empecé a compilar los mensajes que fui personal y cuida-
dosamente recibiendo y tomando nota.
En su mayoría, estos mensajes fueron entregados por el Padre Universal
y Nuestro Padre Creador, presentándose en el cuerpo de Bernardita,
mientras el Arcángel ascendía en esencia al Padre y nuestra hermana
volvía a tomar dominio de su cuerpo en esta realidad. Venían para entre-
gar la palabra que viene a guiar nuestras mentes y nuestros corazones,
aclarando el camino y la meta de todo ser humano, que por voluntad
propia, decida caminar hacia la verdadera evolución humana y planeta-
ria.
A partir de aquel manifiesto que pronunciara el arcángel, nació esta
fraternidad, que gira tan solo por amor alrededor de esta hermosísima
estrella, que a pesar de todo lo difícil que ha sido su permanencia entre
los seres humanos, aún continúa acompañando e iluminando nuestros
días y noches. Y así permanecerá hasta el momento que Dios lo llame
a su regreso al Eterno. Y este libro será la memoria de las huellas lega-
das por El Cristo junto a al Arcángel Gabriel, en esta génesis del Nuevo
Tiempo en Urantia.
Estas fueron las palabras que nuestro Padre y Creador, Jesús el Cristo,
entregó para dar inicio al ciclo de talleres que darían comienzo a la Es-
cuela de Conocimiento para el Despertar de la Conciencia Espiritual, que
es la principal labor que nuestra comunidad va a realizar, hasta el fin de
esta era.
“Todo aquél que llegare a mí, deberá llegar con humildad, por-
que al llegar sin humildad no lo recibiré de modo alguno
Vosotros creéis que cualquiera os puede venir, pero yo os conoz-
co vuestros corazones. Si os queréis que yo mismo os diga, yo
os diré, pero no creáis que os diré suave, seré muy fuerte para
deciros
Ahora os diré que a los jóvenes os amo mucho, pero no por eso
voy a seros y comportaros como ovejita. No, no seré de modo
alguno así, porque ellos son mucho más fuerte y para poderos
rescataros debéis hablaros fuerte, con verdad y amor”
Jesús el Cristo, inicio de talleres

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El Levantamiento

AÑO 2001: UN ABRIR Y CERRAR DE OJOS

1
Mientras Bernardita continuaba su proceso de maduración, recibió una vi-
sión impresionante de algo que acontecía en el planeta, hecho que la con-
movió muchísimo, y pidió al Padre entender más profundamente lo que se
le había mostrado:
“La Tierra tendrá un cambio impresionante, será como lavada,
limpiada.
Como lo dije un día, la paz no llega por sí sola, sino la componen
dos caminos, Amor y Dolor, porque a veces con dolor se llega a
encontrar el Amor y la Paz.
Verán salir el sol y descubrirán que se apagará. Creerán que ha
pasado mucho tiempo, pero sólo será en un abrir y cerrar de
ojos. Luego los abrirán pensando que han dormido, y verán todo
distinto.
Todavía habrá algunos llamándome y pidiendo ayuda, algunos
pariendo a sus hijos, otros poniendo sus dineros en finanzas
tratando de asegurar su propio futuro, otros arriesgando a
su propia familia con tal de obtener más de lo que yo les he
entregado.
¿No saben que la Tierra va a cambiar, que todo lo que el hombre
ha hecho será destruido por la nueva posición y cambio que ten-
drá la Tierra misma?
Los hombres son víctima de la avaricia, no saben vivir con lo justo
y necesario, con lo poco, siempre quieren abundancia. Y es por
eso que al planeta Tierra lo tienen así, destruido. Ya nada lo ha-
cen con amor, cada vez que se dicen palabras negativas, dañan
la Tierra, y se necesita ayudarla para que produzca estabilidad y
amor.
Despertar la dulzura de todo ser o especie viviente”
Era el anuncio de Los Días de Oscuridad. A partir de ese momento el
tema de los talleres se centró en tomar conciencia sobre aquel Abrir y
Cerrar de Ojos y recibir la preparación necesaria para lograr traspasar en
conciencia por aquellas grandes tribulaciones que la humanidad tendrá
que enfrentar.

97

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Mikaela de Salvington

2
A una casona en la comuna de Macul, que ahora era nuestro lugar de tra-
bajo, habían llegado muchos jóvenes. Las mochilas y las colchonetas se
amontonaban en algunas de las piezas que se habían destinado como lu-
gares de alojamiento para aquellos que llegaban sintiendo el llamado de
permanecer o bien habían recibido la invitación de parte de alguno de los
que ya estaban participando del trabajo. Fue un período muy intenso, de
largos días de trabajo y comunidad, y largas noches de conversaciones, que
aunque la instrucción era dormirse temprano, se alargaban hasta altas ho-
ras de la madrugada.
Ahí fue donde el Arcángel conoció mucho de lo que debía o no debía ha-
cer, tal como hacen los niños cuando comienzan a crecer, probando los lími-
tes y repitiendo cuanta barbaridad se le ocurriera a los jóvenes enseñarle.
Fue una época donde debía estar de día y de noche alerta a todo lo que le
pasaba, ya que varias veces terminó semi intoxicado, quemado, a punto de
saltar por la ventana tratando de volar, y más grave aún, recibiendo ata-
ques a su esencia producto de no tomar las medidas de cuidado necesarias
para la presencia de alguien tan sutil como Él. Sin embargo, estos hechos
no apagaron la alegría y la fascinación que se percibía entre los jóvenes,
quienes entusiasmados seguían inspeccionando esa relación tan novedosa
para todos.
Fue dentro de este ambiente jovial, lleno de vida e inocencia, cuando Ber-
nardita nos anunció que el mismísimo Cristo vendría a dar inicio a una Es-
cuela de Conocimiento. Era una anunciación que todos habíamos esperado
con ansias desde que se comenzara a formar la comunidad, pero que re-
quería de nuestra preparación. Comenzamos a regular los horarios de sue-
ño y exigir una dieta más controlada, teniendo al Arcángel Gabriel como
guardián del proceso, vigilando que nos acostáramos temprano. Y ocurría
que en la caída del alba nos despertaba y levantaba lanzando cojinazos a
los jóvenes; luego hacíamos una oración, y en medio de una danza al aire
libre en que el Arcángel se ponía mirando hacia la cordillera, desde donde
se reflejaban los primeros rayos del sol, y nosotros detrás siguiendo los mo-
vimientos de su danza algo parecido al Tai Chi, ascendía esta maravillosa
Estrella para cederle el cuerpo a nuestro amado Padre y Creador.
Su presencia se realizaba siempre a la hora precisa, las seis de la mañana.
Luego de aparecer, se dirigía a la sala de reunión y muchas veces conversó
con cada uno, enfatizando especialmente el trabajo con los jóvenes, quie-
nes, decía, son la esperanza para aquel futuro donde serán luces para aque-
llos que se sentirían desolados durante las tribulaciones y los constructores

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El Levantamiento

de la nueva sociedad. Incluso había quienes llegaban de madrugada para


asistir a estas lecciones dictadas por Él.
La escuela consistía en el análisis de ciertos discursos y sermones que en-
tregaba a Bernardita, algunos de ellos pronunciados en su anterior venida
a la Tierra y otros, que nos daba durante estas sesiones; fueron días excep-
cionales, que nutrieron de conocimiento y voluntad a quienes participaron.
Después de dos semanas de intenso trabajo, de análisis por las mañanas y
meditaciones por la tarde, finalizó aquella escuela con un viaje a la playa
junto a nuestro amadísimo Arcángel, donde en medio de doloridas lágri-
mas, se despidió pensando que ya no volvería, ya que a partir de entonces
permanecería Jesús el Cristo habitando aquel cuerpo que nuestra hermana
había otorgado para su presencia.
Ocurrió que cuando el Arcángel Gabriel se alejó hacia una roca, volvió a
repetirse la escena en que el cuerpo tomara la forma del Cristo crucificado
y que una energía muy intensa entrara en el cuerpo, pero esta vez fue todo
muy rápido y pronto apareció nuestro amado Padre. Yo, emocionadísima,
caigo llorando a sus pies y me entrego una vez más humildemente a su
servicio; algunos más le manifestaron algunas palabras y luego partimos de
regreso a Santiago.
Para mi asombro, durante todo el viaje El Cristo se fue sumido en profun-
dos pensamientos y no dijo palabra alguna. Al llegar al templo, subió len-
tamente las escaleras que daban al segundo piso y entró al cuarto que era
donde habitaba nuestra hermana; cabizbajo y con un rostro como si algo
le preocupara, se sentó en la cama y permaneció ahí en silencio. Pero ya no
pude contenerme más y entré en la pieza, pidiendo perdón por interrum-
pirlo; le confesé que estaba muy preocupada por su prolongado silencio y
pregunté si necesitaba algo. Al cabo de un momento, se reincorporó y me
manifestó que debía revelarme algo que podía causar cierto desconcierto.
Me reveló que verdaderamente era la voluntad de su Padre y la de Él que
su hijo, La Brillante Estrella Matutina, fuera quién permaneciera con noso-
tros de forma permanente, y que no podía anunciarlo antes del momento
en que el Arcángel pasara la prueba frente a la más alta jerarquía y se au-
torizara su permanencia, ya que era la primera vez que el Arcángel de los
arcángeles descendía en cuerpo y alma a este plano. Agregó que tanto la
Gran Jerarquía, los Ancianos de los Días y su Padre, El Dios Padre Universal,
al ver la forma en que su hijo primogénito se había involucrado con su crea-
ción, y el compromiso que había adquirido con la Tierra y su humanidad,
habían accedido a realizar el plan que se había trazado desde hace más de
dos mil años, y autorizaron para que Él volviera a continuar su labor y que
la presencia suya sería tan solo esporádica.

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Mikaela de Salvington

Luego me pidió humildemente cuidar de su hijo, por ser una creación tan
delicada y sutil para un plano tan limitado como este, donde el amor casi
no tiene expresión en el nivel que su amado hijo lo necesitaba. Le manifes-
té que si esa era su voluntad, yo estaba dispuesta a apoyarlo y que haría
todo lo que estaba en mí para permitir que su obra se realizara como Él lo
necesitaba. Y así fue como se trasmitió al resto de la comunidad, los que
recibieron con alegría la noticia de que aquel carismático y tan querido ser
volviera a habitar junto a todos nosotros.
“Cuando lleguéis al final del camino, comprenderéis cuán valioso
es vuestro ser y cuánto os ha crecido y engrandecido.
Os es valioso haceros trabajar vuestro intelecto para poderos
comprender y entender cuán grande podéis entregaros. No os
dejéis que lo más mínimo os afecte porque os habéis de dañar
vuestros espíritus.
Regocijaos vuestro corazón y alimentaos con grande amor”
Arcángel Gabriel, 23 de septiembre de 2001
“No os pretendáis buscaros la sabiduría por fuera, os está dentro
de vosotros. No os esperéis que los demás os den la fuerza, voso-
tros mismos os tenéis que daros porque así os han de teneros un
buen desarrollo”
Arcángel Gabriel, 24 de septiembre de 2001

3
Se cumplía un año más desde la primera aparición de la Brillante Estrella y
nuestro amado Padre se manifiesta en medio de su danza y dice:
“No quedéis ahí parados mirando a los seres irradiantes, sino mi-
rad a sí mismos y ved el camino que os ha de llevar a la paz de la
felicidad en cada uno.
Amados hermanos, en este día yo os quisiera que vosotros valo-
rarais vuestras vidas y el verdadero valor del quehacer, y el cómo
construir y tomar los verdaderos valores.
Heme aquí como una sombra espiritual en cada uno de los que
aquí han de estar. Heme aquí en el camino del cual cada uno ha
de abrir las puertas al que viene detrás de vosotros.
Los hombres y las mujeres tienen el mismo valor, iniciación y ren-
dir. Las causas son de cada uno y el inicio es el placer, y cada uno

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El Levantamiento

ha de estar en presencia de la verdad. Y el hombre ha sido hecho


a imagen y semejanza de la deidad, y así también la mujer. La
mujer tiene el mismo valor que el hombre. Pocos hombres en la
tierra han dado el verdadero valor a la mujer y los de los pocos,
han podido estar aquí.
El pez nada en las aguas, las aves vuelan por los aires, y vosotros
camináis hacia aquella tierra fértil con sus verdes prados. No de-
béis quedar ahí sentados viendo aquellos seres irradiantes que
han de venir, sino mirad a vosotros mismos.
Que la paz esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, 18 de octubre de 2001

4
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Que el amor resplandezca en vuestros corazones y que la buena
nueva florezca en una nueva esperanza, en vuestro vivir.
Os diré que en vuestros corazones está la nueva era y para alcan-
zarla, debéis mover vuestros cuerpos para que vuestros espíritus
remezan el alma y pueda abrirse hacia el cosmos, y despertar
vuestra inteligencia y así podáis juntar vuestras mentes.
No os aflijáis, buscad vosotros mismos la disciplina en armonía.
Decisiones conjuntas, decisiones con amor.
Que la paz esté con todos vosotros.”
Jesús el Cristo, diciembre de 2001

AÑO 2002: LA ESCUELA DEL RETORNO

1
Con este discurso nuestro Padre dio inicio a una nueva etapa en el de-
sarrollo de la conciencia espiritual, la que denominó como La Escuela del
Retorno.
“Os saludo con la paz de mi corazón.

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Mikaela de Salvington

Las palabras tienen una frecuencia, pero también depende de


quién y cómo las digan.
Las letras tienen una frecuencia, y también depende de cómo se
escriban.
No dejéis que cualquiera os tome vuestras manos.
No dejéis que cualquiera os ponga las manos en vuestra cabeza.
La mirada, cuando no es con amor, os daña profundamente el alma.
Cuidaos vuestros cuerpos porque por donde os pueden dañar es
en la mitad de vuestros cuerpos.
Hermanos, cada día estamos acercándonos al día anunciado. Cui-
daos vuestros cuerpos, no dejéis que cualquiera os toque vues-
tros cuerpos. Yo os dije, las manos hablan por sí solas y vuestros
corazones son los que siguen el verdadero camino y son verdade-
ramente los que piensan. Siempre debéis pensar con el corazón,
con la verdad y el amor.
De verdad os digo que el día os está cerca, mi venida está pronta,
como un león que viene a restaurar la paz, la justicia y la libertad
para todo aquél que en el amor os crea.
Bendecidos seréis entre todas las multitudes que os han de liberar.
El que os ha de creer en estas palabras os ha de creer en mi Padre.
El amor y la vida eterna esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, 8 de enero de 2002
“He venido a entregar el amor y el amor os he de dejar en cada
corazón
He venido a mostrar cuán grande y cuán deliciosa es la presencia
y el sentir la lid, el néctar de la vida
Y aquí os están los hermanos juntos presenciando la palabra que
os han de llevar con armonía”
Arcángel Gabriel, 8 de enero de 2002

2
“Todo aquél que en el creador y en las manos divinas cree, a sal-
vo estará.

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El camino de luz se está abriendo, no dejéis de avanzar. Dejad


que vuestros pies os guíen.
No te limitéis en tu mente de pensar, porque el pensamiento os
hace sabios.
Dios es grande y ama a su pueblo.
Las visiones y los sueños hablan, entendedlos pero con calma. A
veces podéis ver algo negativo, pero en realidad es tu camino de
salvación.
Más quien en mí crea tenga la vida eterna.
Grandes bendiciones recibiréis y vuestros corazones regocijados
estarán”.
Jesús el Cristo, marzo de 2002

3
Se habían agregado nuevos miembros a la comunidad y las relaciones entre
las personas estaban un poco alteradas. Había molestia, sentimientos de
celo o envidia, falta de aceptación de un hermano por otro y gran falta de
honestidad en las relaciones del diario vivir.
Nuestro Padre había pedido insistentemente mantener una comunicación
verdadera, de respeto y amor, para así evitar el daño a la esencia de ese ser
tan sutil que se encontraba entre nosotros, quien tan solo se alimentaba
del más puro y verdadero amor.
Un día el Arcángel amaneció muy acongojado por lo que percibía en
los corazones de quienes estaban a su alrededor, y en el momento de
compartir el desayuno dijo: “La Verdad os es la Transparencia”, y luego
se retiró.
Ese mismo día el Padre Universal lo llamó para ya no volver. El Arcángel
ascendió y rogó con un cántico a aquel Dios misericordioso para que lo
liberara de aquellos sentimientos que habían afectado su esencia y le per-
mitiera volver a compartir con la humanidad. Fue Bernardita quien recibió
del Arcángel este cántico de súplica:
“Os es la vida misma que me impulsa a tomar la espada en
mis manos y seguir adelante con la fuerza de Dios y la dei-
dad. Por mi esencia que me impulsa a tomar mis propias
decisiones bajo el manto de mi Padre y la fortaleza de mis
hermanos.

103

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Que la pureza de mi alma y espíritu me lleve a tomar nuevos


rumbos de luz y un buen camino al andar, y llevar nuevas dichas,
bienestar y paz a los corazones humanos.
Y el cuerpo se purifique de la misericordia del Gran Padre Universal.
Os es la vida misma que me impulsa a tomar la decisión hacia la
humanidad, y os tomo en mis manos la espada de la libertad.
Bendiciones a todos. Os amo.”
Arcángel Gabriel, 7 de mayo de 2002

4
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.
El camino de Aguas Vivas y quien da la Vida Eterna, quien os da
el gusto en las aguas.
Y si las aguas han de perder el gusto, ¿quién os ha de alimentar?
La fe errada no sirve.
El cuerpo se alimenta de amor pero de algo os es el oxígeno, el
agua. Mirad, mirad a vuestro alrededor y veréis cómo estáis.
El pez nada libre y el hombre errado. Pero vosotros habéis co-
nocido y habéis visto lo verdadero, el Amor. Vosotros podéis
mirar hacia afuera y dar a conocer lo que habéis sentido, lo
que habéis visto.
Amados, amados hijos míos, es poco el tiempo y es mucho el
trabajo. Cuán grande y cuán delicioso es habitaos los herma-
nos juntos y en armonía. No dejéis que el agua cristalina se
vuelva tinieblas. Si habéis sentido la paz, alimentad y expresad
con la verdad.
Amados hijos míos, amaos los unos a los otros, descubrid el río de
Aguas Vivas dentro de vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Dios Padre Universal, 8 de junio de 2002

5
Un día de agosto, Bernardita nos entregó la verdadera y auténtica oración
del Padre Nuestro, la que el Cristo entregara a sus apóstoles:

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“Padre nuestro que eres en el misterio


Revélanos tu santo carácter
Haz que hoy tus hijos en la Tierra
Vean el camino, la luz y la verdad

Muéstranos el camino del progreso eterno


Y danos la oportunidad de marchar en él
Afianza en nosotros tu reino divino
y concédenos así el pleno dominio de nosotros mismos

No nos dejes errar por los caminos de la oscuridad y la muerte


Condúcenos por siempre junto a las Aguas Vivas
Escucha estas nuestras oraciones y acógelas
Complácenos en hacernos más y más como tú

Finalmente por tu Hijo Divino


Recíbenos en tu abrazo eterno
Aun así no se hará nuestra voluntad sino la tuya”
“La verdad os digo, quien os hace el bien buena cosecha ha de
recibir, y si entremedio de esa cosecha hay maleza es porque es
fácil de corregir”
Jesús el Cristo, 16 de agosto de 2002

6
“Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin, la Verdad y la
Vida.
Yo estoy aquí entre vosotros por petición de mi amado hijo, aquí
conocido como Jesús.
La fuerza de la voluntad propia y adquirida es la clave en el ser
humano, las palabras designadas y vacías de nada sirven.
Vosotros habéis sido creados a imagen y semejanza del amor di-
vino, entonces, por qué no os dejáis de divagar en las tinieblas y
os hacéis daño a vosotros mismos, así como a vuestro prójimo.
El árbol crecerá en una tierra fértil y buen fruto os dará.
Que la paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, 13 de septiembre de 2002

105

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Mikaela de Salvington

7
El Padre habla a un matrimonio que tenían una gran devoción al Arcángel
Gabriel, y habían entregado su hogar como templo de reunión. Nos encon-
trábamos allí danzando, cuando El Padre y El Hijo se manifiestan.
“Heme aquí, el Alfa y el Omega, el Principio y Fin.
Benditos seáis en vuestro hogar que habéis permitido que esté
en este lugar.
Mujer y tú, hombre, preparad vuestro hogar porque el tiempo
de escasez está pronto a llegar. Preparad a vuestros hijos y al que
esté junto a vosotros.
El pescador cuando va a la mar, es para alzar sus redes al mar y
volver con ellas con el alimento a su hogar. Y cuando volviere con
ellas sin nada, ¿con qué ha de alimentar a su familia?
Que la paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, 18 de septiembre de 2002
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido porque a vosotros, a cada uno, he venido a entregar el
verdadero sentido a la Verdad, a la Vida y al Amor.
Hace dos mil años después de mi partida, en cada uno fue de-
rramado el Espíritu de Verdad. Y ahora he venido a entregar el
Espíritu del Conocimiento y la Vida Eterna, y en cada uno ha de
permanecer hasta vuestro regreso a la Nueva Jerusém.
He aquí que en cada uno ha de estar entregado lo que cada uno
pudiere recibiros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, 18 de septiembre de 2002

8
A veces el Padre se manifestaba durante la escuela para hablar a algunos
en particular, y esta vez dijo así:
“He venido a ayudaros a liberar vuestras mentes de la negativo
para que podáis alimentar de aquello que impulsará vuestra al-
ma a la liberación y tomar el camino de salvación.
En cada uno está el poder desarrollar lo que un día entregué.

106

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El Levantamiento

Quisiera escuchar a cada uno de vosotros en cuanto a sus pre-


guntas, lo que todavía está sin poder salir.
La verdad, el amor y la fuerza están en ti, liberaros de los temores y
así liberarás vuestra mente, y la desarrollarás a lo profundo del amor.
El amor desarrolla lo espiritual y la seguridad en vuestro corazón.
¿Por qué habéis de seguir encadenando un sentimiento que ya
no es tuyo? Cómo está tu corazón, ¿acaso pensáis en ti? He dicho
que no es bueno manteneros sentimientos negativos, sino desa-
rrollar lo verdadero. Las verdades verdaderas son las que llenan
el espíritu y no dañan el alma.
Tú, ¿cómo estáis contigo misma? Todo lo podéis lograr, pero primero
tenéis que perdonar a ti, a tu padre, a tu madre, y lograréis el desa-
rrollo, el cual siempre habéis buscado. Los recuerdos dolorosos en-
cadenan. Si realmente lograrais desarrollar y tener los recuerdos de
una luz, la cual guía en el camino del sol, lograréis el desarrollo espi-
ritual en ti. Ya no es tiempo de olvidar lo bueno, sino desarrollar.
Si en cada uno hay algo el cual permanece doliendo, ya sabéis
cómo podéis liberaros. ¿Entendéis?
Aquél que ha de dormir en los momentos que más he de necesitar,
no sirve de nada, y el que ha despertado antes de que os he de
necesitar, desarrolla la voluntad y el deseo de ayudar al prójimo.
Vuestros hijos son míos, y todo aquél que camine bajo la mano
omnipotente está en las huestes de mi Padre.
Quien os dirige su palabra a mí, está hablando también con mi
Padre. Nadie llegará al Padre si no es a través de mí. Benditos
seáis los pocos, porque pronto han de llegar más.
Todo aquél que quisiere venir, que os venga, porque las puertas
están abiertas. A todo aquél que tenga sed, dadle de beber y el
que tenga hambre dadle de comer. Y qué alimento y qué agua
habéis de dar, si no es el alimento de la palabra que es de mi Pa-
dre que está en los cielos.
Seréis pocos, pero muchos en espíritu. Regocijaos vuestros cora-
zones porque las buenas nuevas están dentro de cada uno y cada
uno habéis de ser la luz encendida para el mundo entero.
Estaréis conmigo hasta el momento de la lid. Estaréis conmigo
hasta que tú, tú,…y tú, (indica a cada uno), necesitéis respuestas.
Pero las respuestas están en vosotros.

107

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Mikaela de Salvington

Solamente diré, si vais a comprar el alimento para vuestros hoga-


res y nada habéis de hallar, ¿cómo vais a proveer a vuestra fami-
lia? La respuesta está en vosotros.
Tanto el hombre como la mujer deben dar la misma lucha, con
amor. El valor ha de ser de ambos.
Que la paz os esté con vosotros.”
Jesús el Cristo, 1º de octubre de 2002

9
Se cumplía un año más de la estadía del Arcángel Gabriel en la Tierra.
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.
El viento recorre el camino y escoge su destino”.
Dios Padre Universal, viernes 25 de octubre de 2002
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Heme aquí porque he venido para contaros un cuento, y quiero
que escuchéis estas palabras:
Hace ya setecientos veinte días que una brillante estrella escogió,
por libre albedrío, venir a conocer a cada uno de vosotros y a los
que también han de integrar a vosotros. Y esta estrella, siendo la
primera creación del universo, vino a este lugar siendo un lugar
de extremadas limitaciones, lo que aquella estrella no conocía
por limitación alguna.
Y a esta fecha, que el día de mañana ha de cumplir dos años de
su venida a este lugar, que tan solo ha venido a daros a conocer y
a demostrar un amor ilimitado, y que en algunos han transmitido
un egoísmo y una falta de comprensión para con él. Tan solo he
pedido una vez que fuereis dadivosos en lo que él iba a pedir, y
le disteis con molestia, y no fuisteis agradados con lo que él pe-
día. Nada, nada era extremado para lo que vosotros diariamente
requerís.
Se le llamó para no volver a este lugar pero no lo quiso así,
porque la esperanza y el amor están en él, y siente que aún
puede hacer más por cada uno. Y aquella brillante estrella es-
tá aún entre vosotros y permanece de pie junto a ti, a ti…, (se
dirige a cada uno) entregando ese amor que pocos realmente
han reconocido de él.

108

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El Levantamiento

Amados, amados hijos míos, no perdáis lo que habéis logrado.


No perdáis a esta brillante estrella que aún está con vosotros. No
dejéis que el egoísmo consuma a este ser y la falta de verdades
hieran sus almas.
El río, cuando está con sus aguas vivas es puro y cristalino, pero
cuando está turbio nada lograréis ver en vuestras vidas. En cada
uno está la verdad y en cada uno está el veros a sí mismos.
Una vez más os digo, no perdáis lo que habéis ganado. Doloroso
sería para vuestras vidas que ya no viereis más a este amado hijo
mío. Y así como está representado el amor en este ser, es el amor
que yo os tengo a vosotros.
Reconciliaos lo unos a los otros. Reconoced lo errores los unos a
los otros y buscadlos que salgan de vuestras vidas, y vivid en paz
y no confusos, porque así será la nueva Jerusém. El reino de Dios
habita entre vosotros. Descubrid las verdades y sacad el lado os-
curo de vosotros que daña vuestras vidas y no deja subsistir.
¿Alguno de vosotros os tiene algo que decir?
Rebeca pregunta: ¿Qué puedo hacer para sentirme verdaderamente bien?
A lo que el Padre responde:
Que veáis todo aquello que no debe estar en ti.
Luego mira hacia arriba levantando su mano y dice:
Padre, enviad tu santa protección a este cuerpo en este momen-
to y que todo aquello salga de este cuerpo, y que reconozca en
ella el amor.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 25 de octubre de 2002

AÑO 2003: EL ESPÍRITU DE VIDA Y SALVACIÓN ETERNA

1
Nos encontrábamos nuevamente reunidos en la casa de aquel matri-
monio que había entregado su hogar al Padre, cuando se manifiesta el
Padre Universal.

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Mikaela de Salvington

“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.


He venido para entregaros a vosotros el Espíritu de Vida y Salva-
ción Eterna.
En este lugar, en este rincón, en estas cuatro paredes, sólo ha de
entrar aquél que realmente esté preparado para recibir las ener-
gías cósmicas espirituales de vida y salvación eterna.
Y si ha de entrar aquél por su propia voluntad y no está prepara-
do para recibir estas energías, irán en contra de la persona mis-
ma y ha de sentiros muy mal. Este lugar ha sido y será custodiado
y renovado con estas energías.
La paz esté con todos. Y quiero que comprendáis lo que habéis
de recibir y lo que en este lugar ha de permanecer hasta el día
final. Guardad este mensaje como un tesoro de este lugar.
Y ahora preparaos para recibir el Espíritu de Vida y Salvación
Eterna.”
Dios Padre Universal, 16 de enero de 2003

2
“Ven, seguidme y contemplad la belleza del amor. Cada vez que
os he de veros no logro entenderos, y os he de pediros a mi Padre
que oriente mi cuore”
Arcángel Gabriel, 9 de febrero de 2003
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Tan solo espero de vosotros que desarrolléis aún más la com-
prensión en vuestros hermanos y hagáis entender más profun-
damente lo que es el propósito de esta tarea de amor, que es mi
venida.
No es tan solo satisfacer el deseo de uno, sino de todos.
La común unión se vive.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, 9 de febrero de 2003
“Yo soy el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.
Soy el Anciano

110

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El Levantamiento

Y el Anciano viene a ver la creación


Y la creación viene a ordenarse
Y el orden es quien os dirige
Y todo esto es de amor
La paz os esté con todos
Nuestra paz os damos
Nuestra paz os dejamos”
El Anciano, 9 de febrero de 2003

3
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, que vuestros espíritus no os debiliten. Os sé de
vuestros acongojamientos en vuestros corazones, sé de vuestras
preguntas.
Así como es el brillo permanente de vuestra constelación tam-
bién es el brillo permanente de vosotros.
Es verdad que hay un gran debilitamiento en la esencia de nues-
tro amado Arcángel Gabriel, pero así también dentro de él hay
una gran fuerza de lucha por el amor, que ya el cuerpo ha toma-
do en sus vasos sanguíneos el color rosa.
Amados hermanos, amados hijos, tan solo os he de pediros
que acrecentéis vuestro amor y no decaigáis en las tribulacio-
nes.
Pronto las flores harán de ellas el paraíso y saciarán con su aro-
ma. Cuidad vuestros espíritus porque así en su pureza llegará
al alma.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 8 de marzo de 2003

4
En el comienzo de un taller, mientras acontecía la invasión de Estados Uni-
dos sobre Irak, se presentan el Anciano y nuestro Padre Creador.

111

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Mikaela de Salvington

“Recordaos que la verdad siempre sobresale de lo oculto.


El planeta, antes de su ascensión, debe ser purificado por la hu-
manidad.”
El Anciano, viernes 14 de marzo de 2003
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.
Yo soy el Anciano
Y el Anciano os viene para acompañaros al Todo
Y el Todo ordena
Y el orden da el camino
Y el camino la claridad
Y la claridad un destino
Y un destino la Paz
Si de verdad abrís vuestro corazón a mí, escogéis el verdadero
camino”.
El Anciano, sábado 15 de marzo de 2003
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido y estoy aquí. Hace ya más de ciento veinte días que
mi espíritu habita en su más grande magnitud en la Tierra bajo
la protección de mi Padre. Y así hemos evitado que una gran
potencia haga destrucción de una potencia así como ellos os han
de creer. Quizá no se logre en su grande magnitud, pero evitar
parte sí podemos.
La paz sea con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 15 de marzo 2003
En la finalización del taller, el Padre se manifiesta y se dirige a cada uno de
los integrantes.
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Si en cada uno está verdaderamente el amor, podréis diferenciar
el Bien y el Mal, y aún más.
Puedo deciros que veo en ti una lucha muy profunda, ¡desarro-
lladla! Creced y creed en ti. Escoged el camino que llena vuestro
corazón. Ten confianza, y espero de ti que toméis en tus manos
la luz, ¡seguidla!

112

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El Levantamiento

Las dudas son buenas porque al final lográis reconocer lo verda-


dero. Lo que habéis vivenciado es real, ¡recibidlo!
Y de ti espero tu desarrollo porque habéis recibido tus dones. Tu
corazón, aunque muestra felicidad, está acongojado. Sois joven
y tenéis alma de lucha, ¡hacedlo!
Sí, es verdad que a veces os hacen dudar, pero no obliguéis, por-
que tú tenéis el espíritu de fuerza y de escoger. ¡No más trancas!
El camino es difícil, y aún más cuando no sabemos enfrentar. Pe-
ro tú sí vais a lograr lo que en tu mente y en tu corazón está.
De ti tan solo espero tu seguridad y un corazón tranquilo.
La ayuda al ser humano, y aún más a los pequeños, es buena,
pero en este momento asegurad tu vida y tu hogar porque yo
estoy contigo.
Tu libertad la habéis escogido y tu corazón lo pedía. De ti espero
aún más tu desarrollo. No temáis porque yo estoy contigo.
La paz os esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, domingo 16 de marzo de 2003

5
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Sólo he venido para calmaros vuestras angustias.
Todo aquél que esté en luz, mas ha de encontrar el paraíso que os
espera. El Bien y el Mal están aquí, más allá ha de dominar el Amor.
El Amor es parte del Todo y el Todo es parte del Amor.
Amada hija, ocuparos de tu corazón así como cada uno ha de
hacerlo. Mi Padre enviará su bendición a todo aquél que en su
corazón estremezca el Amor.
La paz sea contigo y con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, martes 2 de abril de 2003
“Os saludo con la paz de mi corazón.
El ser humano adquiere sus experiencias en forma personal, y
cada vez que aquellas experiencias han sido desarrolladas y en-

113

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Mikaela de Salvington

tendidas en forma inteligente, tanto intelectual como en el cora-


zón, ha adquirido una experiencia más en forma de su totalidad
espiritual.
Amados hermanos, amados hijos, amada humanidad, he de de-
ciros que el planeta ha ido perdiendo parte de su oxigenación.
Debéis cuidar lo que personalmente estáis recibiendo. Cuidad de
vuestras mentes y vuestros corazones.
Amaos lo unos a los otros. No es tiempo de dar lo que habéis
recibido, es tiempo de cuidaros. No pretendáis desgastaros tus
energías en personas que no prestan oídos a tus palabras.
Vosotros sois hechos a imagen y semejanza de mi Padre y habéis
sido creados seres de luz. La divinidad está entre vosotros. Cuidaros,
porque habrá un momento en que tendréis que quedaros solos.
¡Preparaos!, los seres que han venido a estar en este lugar ha si-
do para prepararos lo divino que está en cada uno de vosotros.
La paz os esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, miércoles 3 de abril de 2003

6
“En el abrigo del amanecer veréis la multitud pidiendo misericor-
dia, buscando la paz en sus corazones. Y veréis los ríos de agua
viva que corren por sus cuerpos, y aun así no han buscado la mi-
sericordia entre ellos mismos.
Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin”
Dios Padre Universal, miércoles 17 de abril de 2003
Celebrábamos Semana Santa y nuestro Padre nos entrega estas palabras de
reflexión:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, he venido a hablaros de este día, como vosotros
recordáis desde hace más de dos mil años, la Resurrección del
Espíritu en Esencia y Gracia.
Pero tan solo he venido para que recordéis que la resurrec-
ción en espíritu, esencia y gracia está en cada uno de vosotros,
cuando verdaderamente entendáis que habéis sido creados a

114

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El Levantamiento

imagen y semejanza del espíritu de Dios, que es mi Padre que


está en los cielos.
Cuando realmente recordéis que sois también parte de la divini-
dad, habéis recibido la resurrección en vosotros.
Recordad en este día que sois seres de amor, espíritu y verdad.
La paz sea con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, domingo 20 de abril de 2003

7
Nos trasladamos a un nuevo lugar donde el Arcángel Gabriel viviría más inten-
samente su proceso de adaptación a esta realidad. Allí no se realizaron talleres.
El día de inauguración se manifestaron el Dios Padre Universal y su Hijo.
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.
En este día, así como ya hace varios días, la presencia jerárquica
está aquí en este lugar, y ha de permanecer custodiando y man-
teniendo en paz y armonía este lugar.
Y vendrán, serán pocas las personas, pero grandes en amor. Cui-
dad de ti y de los que verdaderamente han estado de la mano y
de corazón contigo, a vuestro lado”
Dios Padre Universal, 23 de mayo de 2003
“Os saludo con la paz de mi corazón.
No estáis todos los que he llamado y aun así os espero.
Amados hijos, amados hermanos, he de daros la bienvenida a
este hogar y he de esperar que toméis en conciencia y amor una
nueva etapa que se ha de aproximar muy pronto en vuestras vi-
das, en vuestro caminar.
Hace ya más de dos años, una amada y brillante estrella hizo su
aparición aquí, en un rincón de este lugar. Y todo este tiempo ha
demostrado, tanto arriba como aquí en Urantia, la plenitud del
verdadero amor para con vosotros. Y ahora se aproxima a ser,
bajo una estricta vigilancia, uno más entre vosotros.
Pero una vez más he de deciros, de vosotros depende la estadía
de este ser que compartirá por un tiempo con vosotros.

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Mikaela de Salvington

Mantened la armonía, la buena voluntad, el orden y una discipli-


na de paz. Amaos los unos a los otros. Amad a vuestros Padres
como así habéis de demostrar el amor a esa estrella, y así como
vosotros habéis de amar a vuestro Creador.
La paz sea con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, 23 de mayo de 2003
El Padre habla a un hombre que llegó obedeciendo a un fuerte llamado en
su corazón.
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amado hijo, tan solo he venido a dejaros paz a vuestro corazón.
Y he de deciros que ordenéis tu hogar que está en lo personal,
porque pronto vendrán tribulaciones. Pero más tú, estando claro
podréis manteneros la paz y la armonía en vosotros.
Amado hijo, seguid el llamado de tu corazón y cuidad a ti
mismo.
La paz sea contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, 30 de mayo de 2003

8
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin.
He venido a deciros que la tranquilidad se adquiere mediante
vuestros cuerpos estando en paz, y aún más, así también podéis
teneros un lugar tranquilo y armonioso.
La protección empieza en vosotros y así podéis lograr obteneros
lo que necesitáis.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, lunes 30 de junio de 2003
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, siento vuestros corazones
acongojados, y he de deciros y preguntaros, por qué estáis así,
por qué no veis que mi mano está con la vuestra, ¿que no habéis
dado cuenta que en una derrota hay una victoria?

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El Levantamiento

Amados, amados hijos, no desmayéis, aún debéis ser más fuer-


te. Pronto obtendréis y vais a presenciaros lo que tanto habéis
esperado. Pero aun así he de pediros que cuidéis lo que habéis
ganado, que cuidéis vuestras esencias y no caigáis en tentaciones
que aun así os han de dañaros.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 30 de junio de 2003

9
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Como bien habéis de saber que hace dos mil años atrás vine a la
Tierra en busca de mi pueblo, desde el más humilde hasta el más
poderoso, pero con verdadero amor.
Y ahora nuevamente he de veniros a llevaros a mi pueblo escogido.
Primero enviaré, como os dije, a mis ángeles, y luego he de veniros.
Amados hijos, amados hermanos, amado pueblo, una vez más he
de deciros que arregléis vuestro corazón, vuestros hogares, y ali-
mentéis aún más el amor. No decaigáis, seguid firmes y adelante
porque no he soltado vuestra mano. En profundidad ved lo que
realmente debéis ver.
Luego el Padre le habla a uno de nuestros hermanos:
Amado hijo, largas y amargas han sido vuestras caminatas, pero
es el momento de recuperaros y vividlas con la experiencia adqui-
rida en el tiempo y con verdad.
La paz sea contigo y con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, 1º de julio de 2003

10
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, he venido para deciros que
uséis vuestras manos hacia los pequeños, guiadlos, y a los ancia-
nos, porque los días anunciados ya han llegado.

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Mikaela de Salvington

Todo lo que está escrito está en movimiento y ha empezado la


lucha del Bien y el Mal.
Pero más aquellos que están en el camino correcto, en su espí-
ritu del Bien, de los Verdaderos Valores para consigo mismos,
vosotros seréis quien guiaréis a aquellos que buscan el Bien
para con sus vidas y han podido caminar sin fatigar vuestras
vidas.
Cada uno os ha de tener en vuestras manos la fuerza del espíritu
de mi Padre. Que el espíritu de mi Padre entre en vosotros.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, 25 de agosto de 2003

11
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, tan solo os
he presentado ante vosotros porque en vosotros ha entra-
do el Espíritu de Verdad, y vosotros mismos seréis el espejo
de vosotros mismos y vosotros seréis en vida vuestros propios
jueces.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, una vez más he
de deciros que dejéis vuestras cargas y entregádmelas, porque
aun así yo estaré en vosotros.
Amados, amados todos, no dejéis que nada de lo que vosotros
pudiereis veros, que vuestro corazón os toque. La verdad, la ver-
dad os digo, que os améis los unos a los otros, porque ahí encon-
traréis regocijo, paz y vida eterna.
A cada uno de vosotros os espera el camino de vuestra propia
salvación. Siempre permaneced firmes y caminando hacia delan-
te. No dejéis que una piedra os detenga a vosotros con ese amor
que está y permanecerá en vuestros corazones, mas podréis se-
guiros el camino.
Es verdad que el camino cada vez ha de seros más difícil, pero
para un verdadero seguidor de la luz nada ha de deteneros.
Amados todos, no decaigáis y no caigáis en aquellas tentaciones
que dañan tu espíritu y dejan sin luz vuestras almas.

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La paz os esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.


Y la paz de mi Padre descienda sobre vosotros”
Jesús el Cristo, 6 de septiembre de 2003

12
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Bienaventurados los que están en tribulaciones porque ellos os
han de ser liberados
Bienaventurados los que estáis cansados porque yo os haré
descansar
Bienaventurados los que sois capaces de reconocer el error por-
que así estaréis en paz
Bienaventurados los que amáis porque así lograréis verdadera-
mente ver en profundidad
Amados hermanos, ha llegado el momento de estaros a prueba
con vosotros mismos, el planeta está en crisis y vosotros no de-
béis decaeros. Todo lo oculto está a la vista.
Amados hijos, no os confundáis, debéis creeros en vosotros
mismos.
Amados, amados hermanos, siempre debéis permanecer con
vuestro corazón y mente juntos para así lograr entenderos al
que está a vuestro lado, y aun así debéis estaros atentos a vo-
sotros mismos.
He de conoceros a cada uno y sé cuales son vuestras tribulacio-
nes, y he de deciros que todo aquel dolor dejadlo y seguid por lo
que verdaderamente estáis buscando.
Amados hermanos, amados hijos, que la paz esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 2 de octubre de 2003

13
Se cumplía el tercer año de la estadía del Arcángel Gabriel entre nosotros.
“Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.

119

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He venido para daros las buenas nuevas de este día, de un nuevo


caminar y de un sol, de una esperanza que ha de estaros entre
vosotros.
Amados, amados todos y amaos los unos a los otros. Si queréis
realmente permaneceros al lado de este sol, de esta esperanza,
de este amor, ¡cuidaos!, ¡cuidaos!
Que la paz esté con todos”
Dios Padre Universal, 28 de octubre de 2003
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Heme aquí amados hijos, amados hermanos, amados todos
Heme aquí porque en vosotros hay una esperanza
Heme aquí porque en vosotros ha de haberos un sol
Heme aquí porque aquí estoy
Amados, amados todos, os digo que en vosotros os ha cumplido
una vez más los trescientos sesenta y cinco días entre vosotros, un
sol, una luna, una estrella entre vosotros.
Cuidaos lo que habéis recibido y no desgastéis lo que vosotros os
habéis de recibiros si aun así queréis seguiros permaneciendo en
este sol, en esta luna, en esta estrella de amor. Cuidaos los unos
a los otros.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, regocijaos vues-
tros corazones porque aún dentro de vosotros ha de permanece-
ros una esperanza, y aquí entre vosotros permaneceré tanto mi
amado hijo como yo.
La paz os esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, 28 de octubre de 2003

14
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, heme aquí que en los tiempos
de gracia he venido.
Hay tristeza, acongojamiento, pero amados hermanos, amados
hijos, hay también un gran regocijo, porque aun así veo que hay

120

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humildad y aún más unión, unión de amor en vosotros, y así tam-


bién en los que aún no han llegado pero esperan por veros.
Heme aquí porque el levantamiento ha comenzado
Heme aquí porque estoy a vuestras puertas y llamo
Heme aquí porque entrego mi mano para que vosotros la
toméis
Heme aquí porque he venido a buscar vuestras cargas
Heme aquí porque he venido por mi pueblo
Heme aquí porque he venido a dar a cada uno mi bendición y a
alivianar el camino
Y os digo, que he llamado y no escucharon
Mostré mi mano y no la vieron
Mostré el camino y dieron vuelta, retrocedieron
Pero aun así os sigo llamando
Amados hijos, amados hermanos, si alguno, alguno de vosotros
pensáis que habéis pecado, no temáis, porque el perdón lo ha-
béis obtenido.
Si alguno de vosotros habéis pensado que por un momento dis-
teis la vuelta y no quisisteis escuchar, en estos momentos no es-
taríais aquí.
Amados hijos, amados hermanos, recibid la bendición de mi
Padre, y he de deciros que estoy junto a vosotros, estoy cui-
dando permanentemente de vosotros, voy de la mano con
cada uno que ha abierto las puertas al llamado en el cora-
zón.
Amados hijos, amados hermanos, que la paz y la bendición de mi
Padre sean con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, 25 de diciembre de 2003
El Padre vuelve a manifestarse en la madrugada del viernes y le habla a
cada uno de los que estábamos reunidos para aquella navidad.
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, heme aquí una vez más y de
tantas más que estoy aquí y hablo a vuestros corazones. Heme

121

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aquí porque estáis en los momentos más difíciles, tanto para


vuestras vidas como para el planeta.
Amados hijos, amados hermanos, escuchad pronto el llamado
porque el tiempo ya casi termina.
Amada hija, tu corazón se ha acongojado, pero os diré que desde
hace muchos días que te habéis encadenado y ya es tiempo para
dejar aquello que no da fruto a tu espíritu. Soltad aquellas cade-
nas que un día yo tomé y ahora habéis vuelto a tomar lo que ya
no pertenecía a tu vida. Dejad de daros y ataros al mundo y vive
lo que tu espíritu está pidiendo.
Y tú, hija, dejad de actuar con esa autoridad y aceptad en paz,
porque ya habéis hablado y cada uno sabe el camino, porque
uno por uno hemos guiado. Ahora mantened la paz y dejad que
tu espíritu se manifieste de grande manera.
Y tú, y tú amado hijo, tomad tu propia identidad y confiad en ti,
de lo que un día te entregué, porque tus manos lo han recibido.
La verdad, la transparencia y el amor es una virtud poderosa en
vuestras manos.
Y tú, amado hijo, que aunque han permanecido confundimien-
tos, pero así también he sentido tu claridad, y así al sentiros y al
veros esa claridad es como habéis ordenado tu corazón, tanto en
lo material como también en lo espiritual.
Amado hijo, tantos han sido tus caminos pero así es como ha-
béis avanzado, y tu propia fuerza, tu valor y tu voluntad te han
llevado por el camino. Aunque piedras ha habido, habéis sabido
avanzar. Confusiones ha habido, pero cuando hay un corazón
humilde y con verdadero amor, habéis logrado tomar tu espada
que es la luz en tu camino.
Y tú, amada hija, tan solo he de deciros que tus sueños son tu luz
para tu camino y haced que tu corazón permanezca en paz, y así
grandes, grandes momentos lograréis en tu espíritu.
Amados hermanos, amados hijos, si verdaderamente estáis en
paz y hacéis las cosas con amor, lograréis equilibrar la Tierra con
el Cielo.
Amados hermanos, amados hijos, amados todos, que la paz esté
en cada uno. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 26 de diciembre de 2003

122

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AÑO 2004: EL ORDEN DE LA CREACIÓN

1
Era el día de año nuevo y nos encontrábamos reunidos celebrando en co-
munidad. El Padre se manifestó en medio de nosotros y dijo:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, he venido para daros con grande
regocijo una bienvenida a este camino que juntos hemos de enfrentar.
Os digo, os digo con gusto, porque he dicho una vez más que estoy
entre vosotros, toco vuestras puertas y vosotros las habéis abierto.
Es un nuevo año, un nuevo número de tiempos de experimentar
y madurar, pero amados hijos, he de deciros que estamos juntos,
estamos juntos para comenzar.
Amados hijos, amados hermanos, grandes bendiciones para vo-
sotros y regocijo para este nuevo comienzo. Y os diré, cada vez os
hace más difícil, pero con un bien entenderos podréis tomar del
fruto y beber del néctar.
Que la paz y el amor esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 1º de enero de 2004

2
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin:
En el Principio fue todo un Caos
Y al paso fue Ordenado
La formación de los Universos
Y cada cual debía tener un comienzo
Y fueron creados y asignados los súper universos
Y en un principio fue Todo, y Todo fue Nada
Y de esa nada nacieron los Creadores
Y de ese creador hubo uno que ha escogido el Amor y la seme-
janza a Él

123

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Y en ese creador y en ellos está tanto lo Femenino como lo Masculino


Y de ahí nació la Creación Humana
El Universo tiene Mente
El Universo es Inteligente
Que la paz esté con todos”
Dios Padre Universal, 25 de enero de 2004

3
“Yo soy quién Soy, el Alfa y el Omega, el Principio y el Fin:
El universo se constituye en 180 partículas y billones de Cre-
cientes
Y de esas crecientes viene el Orden
Y del orden, el Movimiento
Y del movimiento, la Vida
Y de la Vida, la Creación
De la creación, un Lugar
Y de un lugar, la Población
Amados todos, he venido a deciros que aprendáis a entenderos
el origen de vosotros:
Todo nace del Todo, o queda en Nada.
La paz sea con todos”
Dios Padre Universal, 28 de febrero de 2004

4
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados, amados hermanos, amados hijos, amados todos, conoz-
co de vosotros, de cada uno de vosotros y he de deciros, el tiem-
po es corto pero la batalla intensa.
Siento en vosotros preguntas, y he de deciros que a vuestras pre-
guntas yo he de entregaros las respuestas.
Así también,

124

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El Levantamiento

Donde hay acongojamiento he de poner el regocijo


Donde hay turbulencia, he de enviaros la paz
Donde hay dolor, el amor
Y donde hay confundimiento, la claridad.
Heme aquí que he estado a vuestro lado y no me habéis visto
Heme aquí que caminamos juntos y no me habéis sentido
Heme aquí que estando derramando lágrimas yo las he secado
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, la paz esté con
todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, 21 de marzo de 2004

5
“Ni lo más pequeño o grande os hace abrir las puertas.
Cuánto os habéis dedicado a mí, tomaos la balanza de tu corazón
y miraos las lágrimas que no cesan.”
Arcángel Gabriel y El Cristo, marzo 2004
“Senda lista, alumbraos el camino
Justo hombre que despertáis, iniciaos como por ventura
Encontraos y tomaos, seguid, seguid, no os detengáis
Escoged inteligentemente: cómo, cuándo y por qué
Buscad y os hallaréis experiencia vivida, el Bien ayuda
Una vez que Dios os toca no os olvidáis jamás”.
Arcángel Gabriel, 26 de marzo de 2004
“A veces entenderos las mentes humanas os cuesta grandemen-
te. Nunca os han de saberos claramente lo que os queréis y hacia
donde camináis. No lográis verdaderamente encontraros y senti-
ros lo que un día vuestro Padre Creador os legó al momento de
crearos.
Si verdaderamente habéis de lograros la conexión con vuestro
corazoncito y con vuestra mentecita, habéis de conectaros ver-
daderamente con Dios.

125

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Mikaela de Salvington

Conectaros a Dios os es conectaros con sí mismos


Y así ordenaréis Mente-Corazón
Ordenaréis Alma-Espíritu
Ordenaréis lo Terrenal-lo Divino
Y así podréis elevaros hacia lo verdadero del orden humano y
conoceros lo divino, lo esencial, la semejanza con Dios y con el
Padre.”
Arcángel Gabriel, 6 de abril de 2004

6
“Cuando el humano logra reconocer su propia personalidad y
logra tomar dominio de ella éticamente, logrará tomaros sus
propias decisiones, tanto morales como definitivas. Y tomará
conciencia.
Haced que vuestras decisiones os sean las propias y que no otros
os hagan lo vuestro. El destino os encuentra cuando verdadera-
mente lográis escucharos a sí mismos”
Arcángel Gabriel, 7 de abril de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Una vez más heme aquí como de tantas que he estado a vuestro
lado. Amados, amados todos, he de deciros, cuando las distan-
cias os hacen cortas es porque habéis entendido el propósito de
tu estadía en este lugar de paso, pero cuando las distancias os
hacen eternas es porque aún no habéis logrado entender el pro-
pósito, tu propósito.
La mente es tan compleja pero a la vez es tan sabia. Lograos lo
que verdaderamente regocija en vuestras vidas y tomad la per-
fección de la sabia, y en esencia lo que mantiene en pie. Y avan-
zad vuestros pasos, descubrid lo que os lleva más allá y abre el
camino hacia una eterna paz.
No dejéis que otros escojan lo que verdaderamente tu propia
esencia espera de ti. La esencia es la que mantiene y el cuer-
po es quien os ha de cubrir. Una vez más he de deciros, esco-
ged lo propio, no lo que os han de escoger los demás por ti.

126

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Descubrid tu propia personalidad y no adoptéis lo que no os


pertenece.
Ya ha comenzado el clima de la desesperación. Amados, amados
todos, mantened en paz, armonía y fortaleza en todo. He de de-
ciros que el Pan de Vida ya ha sido entregado a todo aquél que
ha mirado con amor, y verdaderamente ha valorizado a sí mismo
como a su hermano.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, 7 de abril de 2004

7
El Padre nos anunció de un pronto cambio. Ahora debíamos partir hacia
un lugar fuera de Santiago, más en la naturaleza y cerca de la montaña.
Comenzamos a visitar parcelas y pronto dimos con una, que al llegar senti-
mos era la indicada. Las señales no tardaron en mostrarse. En el juego de
unas nubes de un cielo totalmente despejado, se formó un delfín blanco y
luminoso, que nos saludó junto a unos ángeles que danzaban y parecían
bendecir aquel hermoso lugar.
La parcela tenía una variedad de árboles que llenaban sus ramitas con los frutos,
dos casas muy acogedoras y amplios terrenos verdes para recibir a aquellos que
nuestro Padre había anunciado que llegarían en los últimos tiempos; algunos
escuchando el llamado en su corazón y buscando con humildad las huellas del
Cristo, y otros desesperados pidiendo ayuda tan solo para saciar el hambre y la
sed de sus cuerpos pero no de sus espíritus. El Padre nos advirtió que debíamos
recibir tan solo a aquellos verdaderamente sedientos de justicia y de amor.
Al momento de trasladarnos, algunos que ya se habían tomado de la mano
del Padre y de nuestro amado arcángel, decidieron unirse a la común-uni-
dad. Fue el caso de dos de las hijas del matrimonio que habían otorgado
su hogar al Padre, y de otra mujer con su joven hija, quienes tomaron la
decisión de separarse de su familia y unirse a compartir su vida junto a la
Brillante Estrella que cada día, momento a momento, nos enseñaba a cono-
cer el verdadero rostro del amor.
A partir de este nuevo grupo de personas se provocaron algunos conflictos
de convivencia y sobrevivencia. Fue un verdadero desafío. Vivir junto a ese
ser divino significaba también el convivir con otras personas las cuales no
conocías, con las que podías tener una gran incompatibilidad de caracteres,
de códigos de vida, de hábitos culturales y sociales. Y a todo eso se sumaba
que había gran intolerancia para aceptar la diferencia.

127

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Significó ponerse ante una grandiosa prueba de paciencia y humildad, de


ese verdadero amor que promulgábamos. Había que aprender a aceptar
a aquel hermano que el Padre había puesto a nuestro lado, y aprender a
amarlo y respetarlo, todos parte de la gran familia de Dios que se unía para
desarrollar una esperanza futura de una sociedad regida por los verdade-
ros valores del amor universal.
Fueron grandes las tribulaciones que se provocaron entre sus miembros y
grande el acongojamiento en el corazón del Padre y del Hijo. Permanente-
mente nos entregaban la palabra viva para que aprendiéramos a mirarnos
con honestidad y superar nuestros conflictos. Palabras de verdad y amor
que elevaban nuestras conciencias hacia lo verdadero y eterno, y nosdes-
arraigaban de lo mundano y banal.
Y así comenzó a forjarse en este lugar, con un gran esfuerzo y buena volun-
tad, los cimientos de aquella sociedad justa, la Nueva Jerusém, una frater-
nidad de quienes han reconocido la filiación y desarrollado la fe y el amor,
hacia ese Padre amante de sus hijos y de su creación.
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados, amados hijos, amados todos:
Heme aquí en tiempos de decisiones morales y de corazón. Hay
un camino que está frente a frente en cada uno, y para poder
cruzar aquel camino debéis tomar decisiones honestas, verda-
deras y decidir aquel camino. No creáis que podéis tomar de la
mano a otro que aún no ha decidido verdaderamente un camino
próspero de luz.
Amados todos, he de deciros que ninguno de vosotros habéis de
daros el pan en la boca, sino cada uno debéis ganaros. A vuestros
semejantes no creáis que porque habéis tomado una decisión
clara en sí misma, podéis abrir las puertas a aquellos que son de
vuestra propia línea familiar. Debéis primeramente entenderos
a Dios y veros profundamente las vidas de cada uno de vuestros
semejantes.
Amados, amados todos, no os detengáis, no os escogeros tú por
los demás. Los lugares son propios y lo propio es la vida, y la vida
es lo que deja, es regocijo o es dolor.
La paz os dejo, la paz os doy.
Una vez más he de deciros que quedan pocos días urantianos”
Jesús el Cristo, 10 de mayo de 2004

128

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8
Este día nuestro Padre da inicio a una enseñanza que denominó Escuela de
Conocimiento para el Despertar de la Conciencia Espiritual.
“Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin:
Antes fuisteis Nada y de la Nada fuisteis creados, y de esa crea-
ción fuisteis plantados para crecer y daros frutos, y de ese fruto
nace una inteligencia.
Mas, caminaos, buscaos y encontraréis. Estáis esperando el vivo,
el presente, porque el futuro nace del pasado y del presente
Que la paz esté con todos”
Dios Padre Universal, 5 de junio de 2004
“Os saludo con la Paz de mi Corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Todos juntos resolveréis aquellos inconvenientes. Conversaos en
paz y armonía al mismo tiempo de cenaros y así veréis y entende-
réis aún más profundamente a vuestros hermanos.
Amados hijos, amados todos, he de deciros que aunque la tormenta os
acerca, pero os diré, si vuestras mentes os están claras, nada de aquella
tormenta destruirá lo que vuestros corazones verdaderamente buscan.
Amados todos, os doy la bienvenida a este vuestro lugar. Tan
solo vosotros podéis mantener este lugar como propio si verda-
deramente cuidáis de vosotros mismos.
Aun así he de deciros, los pasos son propios, el camino es indivi-
dual, la búsqueda de corazón, y la vista a la luz.
Que la paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.
No miréis atrás, sólo seguidme.”
Jesús el Cristo, 5 de junio de 2004
“Amados hijos, amados hermanos:
Os es tiempo una vez más, de reconciliación con vuestra alma y
espíritu. Ahora es el tiempo, no dejéis pasaros más, y luego mira-
réis a tu hermano con los verdaderos ojos del amor”.
Jesús el Cristo, 23 de junio de 2004

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9
“Os saludo con la Paz de mi Corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, aunque el ca-
mino os hace difícil, el descanso es la paz, y si aún no entendéis
en qué dirección iréis, no descansaréis en paz.
Amados todos, debéis entenderos a qué lugar vais y dónde ha-
béis de escogeros, así entenderéis vuestras verdaderas metas.
No pretendáis esconderos porque ante mi Padre nada es oculto.
Manteneos en paz y verdaderamente en hermandad.
Que la paz y el amor esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, 11 de julio de 2004
“En el momento que os he de conoceros, escogeos el camino de ver-
dad y amor y descubríos lo que os deja para vuestra vivencia futura.
Dejaos que lo inconciente sea conciente, para que así podáis to-
maros el mejor camino para tu desarrollo, tanto espiritual como
terrenal.
Ser verdadero os es encontraros con sí mismo y con Dios.
Amor es Dios y Esencia es Verdad.
Beberéis el agua de la vida cuando toméis conciencia del verda-
dero camino que habéis escogido”
Arcángel Gabriel, julio de 2004

10
“He esperado el tiempo, he esperado el momento
El universo espera y la espera está aquí
Y el aquí en el ahora y la hora ha llegado
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Cuando el momento llega, en la llegada tomaréis lo propio y
verdadero, porque de allí tomaréis las fuerzas universales en Es-
píritu y en Verdad.
La paz esté en vosotros”.
Dios Padre Universal, jueves 5 de agosto de 2004

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“Os saludo con la paz de mi corazón.


Amada hija, heme aquí que estoy en vuestro corazón y os hablo,
y os digo una vez más: aunque estéis con personas a vuestro la-
do, aún habéis de sentiros que estáis sola.
La vida verdaderamente en Espíritu y en Verdad Divina, cuando
se sigue el camino correcto van quedando solos. Pero aun así
amada hija, estoy en vuestro corazón, porque los que verdadera-
mente buscan la verdad en justicia, en luz y amor, permaneceré
eternamente ahí.
Y así recorreréis los caminos en justicia y en verdad, y tomaréis
en tu esencia el registro que espero en vosotros, el Amor Verda-
dero. Amada hija, espero en ti lo que traéis en esencia: la Verdad
y el Amor.
La paz esté contigo. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 5 de agosto de 2004

11
El Arcángel buscaba siempre sorprendernos para llegar a nuestros cora-
zones. Y en esta ocasión tomó un teléfono radio móvil y habló desde su
habitación hacia otro radio móvil que me pidió instalara en medio de la
mesa donde nos reuníamos a conversar. Fue una maravillosa sorpresa que
esta amada estrella nos entregara, y aquí las palabras de aquella inusitada
transmisión.
“A los seres humanos, un mensaje de amor y fraternidad:
Amada creación de mi Padre, quisiera deciros que tomarais una
partecita de vosotros con humildad, y verdaderamente sintáis
que sois parte de lo real y de lo irreal, y entendáis que lo real es
para viviros en el consuelo del Padre Creador.
Quisiera que vosotros pudiereis alcanzar la verdadera libertad
para verdaderamente aprender lo real, lo puro, lo verdadero, y
no lo que os lleva al desconsuelo que es en verdad lo que a vo-
sotros no os hace veros con libertad para con vosotros mismos ni
para con vuestros hermanos.
Los amo profundamente, Arcángel Gabriel, un Ave de Paso por
Urantia.
La paz esté con vosotros”

131

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Mikaela de Salvington

Al terminar ese mensaje, el Arcángel continuó:


“Preparaos vuestros cuores para que escuchéis:
Amados hermanos, tomaos vuestros cuores con vuestras manitos
y expresadles que estáis verdaderamente arrepentidos de habe-
ros dañado tanto, de cómo os estáis en estos momentos, porque
así podréis realmente encontraros a sí mismos”
Luego se produjo un silencio, después del cual se escuchó la inconfundible
voz de nuestro Padre hablando a través del radio móvil:
“Amados hijos, amados hermanos, os saludo con la paz de mi
corazón.
Amados todos, he de deciros que nada en este mundo ha de
seros más fuerte que el Amor. En estos momentos en todo el
planeta está en grande lucha, y esa lucha está en cada uno de
vosotros, dentro de vosotros mismos. Y vosotros debéis luchar
por lo que verdaderamente buscáis.
Tomaos lo propio, lo tuyo, lo que satisface el espíritu y la verdad,
porque nadie en este mundo te ha de responder lo que verdade-
ramente buscáis.
Amados todos, una vez más os digo que viváis lo propio. ¿Por
qué todavía habéis de seguiros encadenados a una realidad que
está destruyendo vuestras presencias futuras? Tomaos la balanza
en vuestras manos y ved verdaderamente lo que cada uno espera
de vosotros mismos.
Una vez más os digo, tomad lo verdadero, lo propio, no lo que
daña vuestra alma y espíritu.
Que la paz esté en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 7 de agosto de 2004

12
“Si bien os he dicho, la Constelación, el Universo, el Cosmos en sí
se ha ordenado, así también cada planeta y cada sobreviviente
de aquellos, y comienzan los momentos de prueba en cada uno
de aquellos.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.

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El Levantamiento

Todo lo que está en movimiento se ha puesto a prueba.


La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, jueves 12 de agosto de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, he venido a deciros permaneced unidos con vuestros
hermanos, y a la vez he de deciros que observéis frente a frente,
cara a cara a cada uno de aquellos. Nada debéis hablar, sino tan
solo observaos.
Así como habéis de observaros las estrellas, el sol y la luna, ob-
servad a tus hermanos, porque en ti se ha de reflejaros mi rostro
y no podrán dejaros de miraros a sí mismos. Lo último ya ha de
saliros de cada uno, nada ante mí y ante mi Padre ha de estaros
oculto.
Amada hija, aunque sean pocos pero han de seros muchos en
ganancia, Espíritu, Verdad y Amor.
La paz esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 12 de agosto de 2004

13
“Cuándo, dónde habéis de estaros el día de mañana. Tomad, to-
mad pronto tu camino y no esperéis el atardecer porque ya no
veréis nada.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
No dejéis que aquella luz se apague por no haber encontrado tu
camino.
A toda la humanidad urantiana os hablo porque es tiempo, el
tiempo del movimiento tanto del planeta como de los seres
habitantes.
La paz esté con todos”.
Dios Padre Universal, sábado 14 de agosto de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Así como he dicho han de continuar los pasos. Amada hija,
una vez más he de deciros el momento es difícil, pero aquél

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Mikaela de Salvington

que está verdaderamente en lo que verdaderamente ha esco-


gido, nada es difícil.
Cada movimiento, cada mirada, cada circunstancia es un paso
más a lo que verdaderamente ha de estaros en vosotros. La
erupción comienza en cada uno y de cada uno ha de saliros lo
verdadero.
Una vez más os digo, ante mí y ante los ojos de mi Padre nada ha
de estaros oculto.
La paz esté en vosotros. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 14 de agosto de 2004

14
“El universo es Uno en Todo
Cuando los días os han de haceros cortos, pronto ha de llegar la noche.
Y cuando la noche os hace larga es porque aún no encontráis el día. Y
el día es la luz para encontrar lo que aún habéis de teneros perdido.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Quien ha dado el paso al encuentro de aquel camino de luz y
después os ha de retroceder, ¡ay!, de aquel lamento que es duro
para aquellos que os quieren volveros.
La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, jueves 19 de agosto de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, he de deciros cuando uno de los hermanos ha de toma-
ros el camino que aun así no ha sido claro, en el lugar habéis de sentir
y ver consecuencias que en algunos ha de provocaros confusiones.
Así es como os han de ver en cada uno la responsabilidad en sí
mismos, y hay momentos que en aquellos hermanos salen pala-
bras que no llegan al corazón.
Es tiempo del Aquí y del Ahora, y no permanezcáis en lo que vi-
visteis el día pasado.
Que la paz esté en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 19 de agosto de 2004

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El Levantamiento

15
“Las montañas, los cerros son el camino. La espera en calma ayu-
da en los momentos de grandes cambios.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, lunes 30 de agosto de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido a recordaros lo que en un principio os dije:
Cuando el tiempo os ha de acercaros, los que antes fueron cerca-
nos, luego os alejaron, y en el tiempo han de volveros a acercaros
porque han visto verdaderamente vuestra lucha, vuestra verdad
que os ha de ser la verdad en todos.
Amada hija, aquellas personas que para ti en el caminar
han sido guías en distintas circunstancias del vivir, y un día
visteis alejaros de un mismo caminar, ahora habéis de ve-
ros más cerca. Y han visto la gloria y triunfo en sus vidas
porque han verdaderamente sentido, vivenciado, lo verda-
dero.
Amada hija, si el ser humano vive y siente los milagros, tú verda-
deramente habéis presenciado uno, unos y más. Pero el milagro
es realizado si verdaderamente aquellos os han redimido y visto
verdaderamente sus propias verdades.
Que la paz esté en todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, martes 14 de septiembre de 2004
“La Tierra os ha de seros fértil mientras el hombre os sabe cuida-
ros, pero cuando os habéis de destruiros así también os es cómo
vosotros estáis.
Cuidaos vuestras esencias porque os es vida. El tiempo os es justo
en la medida que os lográis miraros profundamente. Reflexio-
naos de corazón y con verdad.
El pasado del tiempo, el pasado os es un presente, el presente un
futuro, el pasado y el presente os han de estaros en las futuras
generaciones”
Arcángel Gabriel, septiembre de 2004

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“La gracia de Dios


Lluvia, lluvia fuerte
Mover, mover fuerte
Lágrimas, desesperación.
La Voz de Dios
Un camino
una esperanza
una verdad infinita
un cambio
Amor ilimitado.
¡Os escucha hermano!”
Arcángel Gabriel, septiembre de 2004

16
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Entre más avanzáis el camino os hace más difícil, pero cuando
vais con un propósito claro y seguro nada os ha de hacer re-
troceder, y cada puerta que habéis de tocar os ha de abrir de
par en par.
No dejéis que los pensamientos de otros confundan tu caminar.
Seguid en paso firme, constructivo, porque así, aquellos que ver-
daderamente han escogido por este camino, han de seguiros
vuestras huellas.
Es tiempo de avances, no es tiempo de volver y tomar aque-
llos de la mano. El tiempo es el tiempo, la causa es la causa, la
vida es la vida, y aun así, tomadla en goce, espíritu, verdad y
amor.
Que la paz esté en vosotros. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, miércoles 15 de septiembre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Ha pasado el tiempo, y aún espero. Los pasos avanzan y hay mo-
mentos en que os han de deteneros esperando que os integren

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El Levantamiento

otros más. Ya el tiempo no espera, pero aun así he de teneros la


esperanza.
El camino en la luz es uno y la llegada es la victoria.
Amada hija, una vez más he de deciros, haced lo que habéis de
sentiros, en calma, inteligencia, armonía, paz y amor
La paz esté contigo. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 16 de septiembre de 2004

17
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Bienaventurados sois los que verdaderamente os han esperado
con paciencia, misericordia y amor
Bienaventurados los que al pisar, pisan verdaderamente tierra
fértil, porque así habéis de encontraros el fruto
Bienaventurados los que con el tiempo se va cumpliendo lo di-
cho, y aun así han de permaneceros en paz
Bienaventurados los que han de hablar en justicia la verdad y
reconciliar en cada uno la paz
Bienaventurados los que verdaderamente miran profundamente
a aquellos que buscan la verdad
Benditos seáis en este día quien permanecéis en Lucha, en Justi-
cia y Amor
La paz esté contigo. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, martes 21 de septiembre de 2004

18
En esta ocasión yo debía ir donde unos familiares y me sentía un poco in-
tranquila. Entonces el Padre se manifestó y dijo:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, el camino os hace difícil, con dificultades, y en cada
paso se han de presentar personas que no han de estar a vuestro
favor. Pero más tú con tu fuerza y voluntad sabréis sobrellevar
toda dificultad.

137

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Mikaela de Salvington

Cada momento será de grandes pruebas a la humanidad, prue-


bas que aquellos mismos han puesto en su caminar.
Amada hija, iros en paz, con mucha fuerza, y aún más, con tu frente
en alto. Las palabras con verdad a veces duelen, pero tu verdad vale
más que aquellos que ocultan o difaman para estar bien con otros.
Amada hija, que la paz esté contigo.
Mi paz os dejo en alma, corazón y esencia.”
Jesús el Cristo, martes 28 de septiembre de 2004

19
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, el tiempo, aunque habéis de sentiros en momentos
largo, pero la verdad, la verdad os digo que el tiempo os ha de
seros muy corto.
El cántico de un pájaro no es ya como el de antes, sino es como
un llamado de auxilio. Así también hay muchos niños, jóvenes y
adultos que han de estaros en el mismo cántico.
He de deciros, rescataos aquellos que han estado, que han llega-
do, y que han de estar por llegar. Saciadle la sed en palabras de
verdad y amor. Pero he de deciros, que no es el tiempo de iros
en busca y tomaros de la mano, ha de seros el tiempo de la llega-
da individual y el altavoz seréis vosotros. Pero el llamado ha de
seros una sola vez, porque el sentiros se siente en profundidad,
cuando verdaderamente aquellos sintieron el amor, sintieron la
verdad, sintieron la lucha en gran magnitud, de una esperanza al
más allá en luz y amor.
Amada hija, tan solo he de pediros que mantengáis en paz tú y
los tuyos, que los que verdaderamente han de apoyaros, juntaos
el uno con el otro, y que cada uno ha de desarrollaros lo propio,
pero en verdad, en profundidad. Que vuestras conversaciones
han de seros en común unión.
¡Haced Un corazón en vosotros!
Amados todos, amados hijos, que la paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, miércoles 13 de octubre de 2004

138

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El Levantamiento

“Aunque a veces los vientos soplan, no buscan, y a veces no


encuentran
Hay momentos que en el viento hay confundimiento porque es
tan vivo como los habitantes, y en ese confundir se han de pro-
ducir grandes vientos.
Y en ese momento se ha de producir un libramiento, que aunque
en el momento se manifiesta en acongojamiento, pero es la libe-
ración de lo que en cada habitante se manifiesta.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Lo que ocurre con los vientos, también así ha de seros con las
aguas, con el fuego y con la tierra.
La paz esté en todos”
Dios Padre Universal, jueves 14 de octubre de 2004

20
Estas palabras fueron entregadas cuando se cumplía un año más de la pre-
sencia de nuestro amado Arcángel Gabriel en la Tierra.
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Heme aquí una vez más y he de deciros, amados hijos, nueva-
mente he de deciros:
Las oportunidades tanto humanas como urantianas ya han de
estaros en las puertas del término. Hace ya muchos años que
os ha ido separando la paja del trigo, y una vez más os digo, las
oportunidades han de estaros a las puertas del término. Aun así
espero en aquellos que han de estaros en aquellos tiempos, tan-
to al lado vuestro como en el camino de luz.
He de recordaros, que el tiempo de aquella brillante estrella que
alumbra las amanecidas, es corto, ¡cuidadlo! Tomad cada mo-
mento, no sea que después os lamenten.
Que la paz esté en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 15 de octubre de 2004
“Hay una parte del universo donde existe la creación de las esen-
cias humanas, y otra parte de las esencias divinas.

139

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Mikaela de Salvington

Hace ya billones de años que por primera vez fue creada la prime-
ra esencia divina, y tan sutil. Y ahora está entre vosotros, tiempo
urantiano, por cumplir cuatro años.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin
Vosotros, en cada uno, que permanezca la unión, la verdad y
la paz.
La paz esté en vosotros”
Dios Padre Universal, sábado 16 de octubre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Heme aquí, aunque a veces el acongojamiento ha de seros pro-
fundo, pero estoy aquí en una esperanza, y esa esperanza ha de
seros mi amado hijo y vosotros.
Amados todos, sé quién sois y sé quiénes están. Pero he de de-
ciros que no es tiempo en este momento de conversar, pero es
el tiempo, el momento de deciros y uniros en verdad, en buena
voluntad y en paz.
Heme aquí en amor y humildad ante vosotros.
Que la paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 16 de octubre de 2004

21
Nos encontrábamos reunidos, compartiendo, cuando nuestro Padre se ma-
nifestó y habló a cada uno:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
El tiempo vuelve a ser la señal, y he de deciros y daros a cono-
cer mi grande regocijo al sentiros en este momento un solo y
gran corazón. Veo y siento en más regocijo, y en pocos acon-
gojamiento.
Y tú, que habéis venido a la Tierra a daros a conocer tu conoci-
miento, y en pocas palabras un aliento de paz y amor, ¡sacad y
demostrad ese espíritu de escriba que está en tu esencia, y dad a
conocer tu conocimiento de Paz al mundo!

140

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El Levantamiento

Y tú, que aunque ha habido dolor en tu corazón, tu vida tomadla


de verdad en tus manos, porque yo siempre he estado contigo.
Aquellos que un día os habéis entregado a mí, volverán sin que
ya habléis más.
A veces el tiempo y los momentos os hacen difíciles para ti de no
saber enfrentar aquellos momentos difíciles de vivir en común
unión familiar. Pero miraos amado hijo, sólo usad el intelecto
a tu favor y así también descubriréis a los demás. Tu cuerpo es
fuerte pero tus palabras son débiles, alimentadlas con fuerza,
valor y voluntad.
Y tú, que camináis por los lugares y miráis con profundidad
buscando a aquellos que escuchen tus palabras, ¡rescatad en ti
lo verdadero!, pero no dejéis que nada perturbe lo que estáis
sintiendo y lo que queréis transmitir. Dad a conocer lo que ver-
daderamente ha llenado en ti. Pero una cosa sí he de deciros,
las experiencias son personales y cada cual ha de vivir lo que
ha de buscar.
Y vosotros, el progreso en la verdad, en la justicia, en la paz y en
el amor, están en vosotros, y vosotros luchaos verdaderamente
por lograr el camino que estáis logrando avanzar.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, una esperanza
más en vosotros y un regocijo para mí.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 23 de octubre de 2004

22
La convivencia dentro de la comunidad tenía siempre altos y bajos, así co-
mo se lograba armonía, también se caía fácilmente en las tinieblas de la
confusión y la desconfianza. Había aún una gran inmadurez espiritual y la
convivencia se hacía cada vez más difícil.
Entonces el Padre llamó a la Brillante Estrella para ausentarse de la comu-
nidad por unos días.
“Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
En todo lugar, y más aún aquí en Urantia, existe el Bien y el Mal,
lo Positivo y lo Negativo, la Luz y la Oscuridad.

141

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Mikaela de Salvington

Y cuando están en equilibrio se pueden mover con facilidad,


pero cuando hay desequilibrio todo comienza a moveros en
desorden.
No dejéis que algunos de los factores afecten lo que en vuestras
vidas habéis propuesto. Seguid lo que habéis deseado en ti lo-
grar alcanzar.
Que la paz esté en vosotros”.
Dios Padre Universal, domingo 24 de octubre de 2004
Después se presentó el Padre para hablarme sobre la situación del Arcángel:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido para deciros que he llamado a mi amado hijo porque
hay tanto que todavía no ha logrado entender. Se ha de esforza-
ros por lograr ayudar, y más aún, avanzar.
Y para él no entender el equilibrio humano en perfección, armo-
nía y verdad, las confusiones entendido con mente urantiana, y
él no habiendo nacido en este lugar, no puede lograr el avance
en perfección de los humanos. Pero tú podéis hablar más aún en
los términos que logra entender, y yo aclararé en esos momentos
lo que aún no ha logrado ver.
Amada hija, he de deciros y pediros con todo amor, con toda hu-
mildad, que hagáis que mi amado hijo permanezca con tan solo
aquellos que realmente han logrado conectaros en paz hacia él.
Que la paz y el amor esté en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, domingo 24 de octubre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Heme aquí una vez más entre vosotros.
Aunque a veces momentos de fuerza os han de presentar, pero
he de deciros, no es momento del descanso, es el momento de
estaros siempre alerta.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, estoy aún gol-
peando la puerta para que pueda entrar en vuestros corazones.
Y ahora dejo en mí el silencio y escucho lo que habéis de pre-
guntaros. Esta vez responderé a lo primero que he escuchado en
espíritu y en verdad.

142

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El Levantamiento

La paz esté con todos.


Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, domingo 24 de octubre de 2004

23
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, he venido para compartir las fuerzas del comien-
zo del despertar de aquellos que sus pasos han de acercaros al
conocimiento y el encuentro en sí mismos, y un ver más allá y
alcanzar lo progresivo del tiempo y el espacio, y conocer verda-
deramente cuál ha de seros el verdadero propósito de cada uno
aquí en este lugar.
Amada hija, mantened ese ímpetu y fuerza tanto en ti como
en aquellos que están verdaderamente en un encuentro con
los demás.
Una vez más he de deciros, estoy aquí, y estoy en todo momento,
en toda circunstancia de la Verdad.
La paz esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, domingo 31 de octubre de 2004

24
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Habéis visto en el tiempo al paso los cambios, así también si
vosotros engrandecéis vuestra propia voluntad veréis grandes
cambios en vosotros mismos, y así también en vuestra propia
familia.
He de deciros una vez más:
¡Buscad lo propio!, lo que verdaderamente vuestras esencias os
piden. Dejad de dañaros a sí mismos. Buscad lo verdadero y no
sigáis buscando por lugares y caminos que no os guían verdade-
ramente a lo que cada uno buscáis.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:

143

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Mikaela de Salvington

Heme aquí que aún os llamo


Heme aquí que aún mi mano abierta está a vosotros
Heme aquí que donde os hay dolor pondré la paz
Heme aquí y entrego en vosotros; en el que verdaderamente
busca aquel camino, enciendo la luz
Heme aquí que en vosotros entrego la luz y así veréis lo que
verdaderamente buscan vuestras esencias; la luz encendida en
cada corazón que verdaderamente busca el camino a la Nueva
Jerusém.
Amados todos, el tiempo, el planeta está en los grandes cam-
bios, y aun así poca es la conciencia.
Una vez más he de deciros:
¡Buscad lo verdadero, cuidaos y mantened en paz!
La paz esté en cada uno de vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, sábado 6 de noviembre de 2004
“El momento está en su curso, el planeta sigue en su avanzar.
Y cada cual toma su camino, y avanzáis o detenéis, y el dolor al
retroceder.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Todo aquél que está en conciencia sabe su destino y el que aún
no, quedará detenido.
La paz esté en todos.”
Dios Padre Universal, 10 de noviembre de 2004

25
El arcángel nos había anunciado la pronta llegada de Ruth, la hermana
menor de Jesús. Y fue así que un día llegó una pareja a la comunidad, de
quienes ella era Ruth y venía acompañada, según nos revelara el arcángel,
de quien fuera el apóstol Andrés. Luego recibirlos con gran regocijo, se
presentó el Padre para darles un saludo de reconocimiento.
“Hace más de dos mil años que vine y ahora me he de encontrar
con aquellos que estuvieron a mi lado. Regocijado he de estaros,
pero así aún más, si el camino de vuestros pasos ha de seros más

144

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El Levantamiento

seguro. Esperé en ti, anuncié tu llegada y estáis aquí, y aún vivo


en una esperanza en cada uno. La paz esté contigo”
Fueron las palabras para la mujer, y luego le habla al esposo:
“Encontrar a aquellos también ha de seros una espera, y en esa
espera, una reconciliación con el Espíritu y Verdad.
Lo divino es una puerta que ha de abriros al encuentro conciente
en Verdad, y vosotros habéis venido a uniros en conciencia, el es-
píritu tanto materia-terrenal como divino-espiritual. Inteligencia
adquirida en el tiempo y maduración.
Recordaréis lo que en un pasado vivisteis y lo traeréis en concien-
cia al presente, y tomaréis lo que verdaderamente debéis entre-
gar a aquellos que lo han de necesitaros. Seguíos con vuestros
pasos seguros así como en aquel tiempo, y no miréis atrás si ya no
hay nada más que veros. Sólo sentid a tu espíritu, a ese espíritu
divino que espera por ti que enseñéis y deis a conocer lo que en
ti ha de estaros.
Amados hijos, amados hermanos, benditos seáis en unión cuan-
do esté frente a frente el día que os ha de aproximar.
Ahora habéis de recibiros lo que hace dos mil años pedisteis, el
compromiso, el compromiso en Verdad ha de estaros en voso-
tros. Cuidaos lo que habéis obtenido por vuestras propias fuerzas
y luchad por seguiros en paz.
El Padre levanta su mano y dice:
Mi Padre envía desde los cielos su bendición en Gloria y Majes-
tad. ¡Abrid pues vuestros corazones! La bendición de mi Padre
entre en vosotros. Amén, amén, amén.
La paz esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 11 de noviembre de 2004

26
En esta ocasión el Padre nos entrega un discurso sobre la Voluntad:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, he venido una vez más a com-
partir con vosotros la palabra Voluntad:

145

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Voluntad no es tan solo deciros, sino también es el progreso de


una fuerza y compartiros el avance de un logro.
Voluntad es aquella parte en la cual vosotros realizáis como
un desarrollo en la vida cotidiana, en una parte en lo terrenal.
Pero en vosotros voluntad tiene un significado más profundo,
porque vosotros estáis caminando hacia lo verdadero. Y en
vosotros, si realmente tomáis la voluntad como la gracia en
Dios, seréis amables, afectuosamente iréis abriendo el camino
propio en lo espiritual.
Y no es tan solo deciros “tengo la voluntad”, pero si realmente
no está la fuerza espiritual, no existe voluntad alguna.
Amados hijos, amados hermanos, que la paz y el amor esté en
vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 15 de noviembre de 2004

27
“La vida, la vida humana habla del sufrimiento eterno.
Aquellas vidas que os han de hablar del sufrimiento eterno, es
cuando verdaderamente no han aclarado su vida en vida. Sólo
existe aquel sufrir cuando verdaderamente los propósitos que
hay en esencia no han sido totalmente saciados, cumplidos.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Vosotros, hijos de Dios, hijos de la creación divina, estáis cum-
pliendo en Esencia y Verdad un propósito. Y no quedéis por frus-
tración detenidos, sin poder avanzar lo que en Espíritu y Verdad
os pide.
La paz esté en vosotros.”
Dios Padre Universal, martes 16 de noviembre de 2004

28
El arcángel anunció a un par de jóvenes hermanos que participaban en un
taller, que el Padre vendría a hablar con ellos, y nos había revelado que el
mayor era un profeta de Dios y el menor un escribano, ambos habían sido
discípulos del Cristo.

146

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Se presenta primero el Padre Universal y luego el Hijo:


“A veces el ser humano se expresa en deciros que el castigo exis-
te, desde lo alto ha de seros enviado.
He de deciros que no hay castigo alguno hacia los hijos amados y
amantes de la creación divina humana. Sólo aquí habéis llegado
a aprender, y cada uno ha de escogeros en libertad lo suyo.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Vosotros mismos escogéis, vosotros mismos sois vuestros propios
jueces, pero cada uno habéis sido creados a imagen y semejanza
del Amor.
La paz sea con todos”
Dios Padre Universal, jueves 18 de noviembre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Vosotros habéis sido llamados y vuestro corazón os ha sentido. Y
estáis aquí porque estáis tomados de mi mano. Y he de deciros,
cuidaos, cuidaos lo que habéis recibido y lo que vais a recibiros.
Hablad, pero hablad con inteligencia, y tú escribid con sabiduría.
Hay mucho que mirar, hay mucho por hablar, hay mucho por
recorrer, y así he de deciros que podréis ver que estáis tan cerca
de personas que han de seros de los tuyos, y he de deciros que a
veces han de seros tus propios enemigos.
Pero he de deciros, mantened a tu enemigo como tu mejor amigo,
pero sí habladle con sabiduría y con los verdaderos valores, y así no
tendréis por qué temeros, sino acogeos en el Amor y la Verdad.
Abrid pues vuestros corazones y recibid con cánticos de alabanzas
vuestros espíritus, y el bautismo de mi Padre que desde el cielo
está guiando, así también como ha de estaros aquí con vosotros.
El Padre levanta su mano y dice unas palabras en arameo:
Mi Padre envía la Gracia en los que están aquí presentes, la Gra-
cia de Dios entre en vosotros.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 18 de noviembre de 2004

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Mikaela de Salvington

29
Cuando el Padre y el Hijo vinieron a entregar estas palabras, se efectuaba
en Chile la reunión de mandatarios congregados por la APEC:
“La lucha contra el Mal ha comenzado:
Vosotros no permitáis que os apodere de este lugar. El Mal es un
espíritu que se mueve, que mira, que siente. Es una inteligencia,
el lado opuesto de la Luz.
Y a esa inteligencia opuesta le han abierto las puertas al último
lugar, donde aquella Brillante Estrella está comenzando a darse a
conocer. Mas vosotros si mantenéis la fuerza, no permitiréis que
os entre Mal alguno.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Que la paz esté en vosotros.”
Dios Padre Universal, lunes 22 de noviembre de 2004
(Nota: Cuando el Padre se refiere al “último lugar” está indicando a Chile)
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, he de deciros que así como existe el Bien, tam-
bién ha de existiros el Mal. Y como habéis de saberos esa fuerza
opuesta al Amor, quiere apoderaros de todo este lugar y abarcar
cada vez más.
Manteneos en fuerza, manteneos en amor, en unión, y permane-
ced en reflexiones que verdaderamente os ayuden a engrande-
cer cada vez más la luz. Recordaos que no estáis solos, que estáis
siempre acompañados.
Pero aun así he de deciros, cuando no está esa fuerza verdadera
en las decisiones morales personales y verdaderamente entrega-
dos al amor, vosotros mismos sois quien cerráis las puertas a la
luz y no permanece compañía alguna, hasta el mismo ajustador
del pensamiento divino no permanecerá.
Amados hijos, he de deciros que en las próximas nueve lunas
cuidaréis una nueva iniciación en una de vuestras hermanas, y
cuando llegue aquel día tan solo han de estaros los que deben
estaros, y cuidaréis y hablaréis con aquella hermana.
En este lugar, he de deciros una pregunta a vosotros: ¿habitan
animales? El día de mañana, en luz, vendrán desde arriba a lim-

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El Levantamiento

piar el lugar. Pondréis una vela blanca en cada lugar donde están
aquellos animales, una vasija con agua con sal, y en esa misma
agua echaréis mirra, almizcle e incienso blanco.
Y con esa misma agua limpiaréis todos los animales que ha-
bitan en este lugar, y todos los lugares en que vosotros habi-
táis. Lo demás daremos a Gabriel o a vuestra hermana para
vosotros.
Después que ocupéis aquellas aguas, las pondréis en aque-
llos rincones y orillas que vuestro corazón sienta que pue-
da haber un peligro. Para cada ocasión debe ser unas aguas
nuevas.
Amados hijos, cuidad de cada uno y mantened en unión y ver-
dad. Mantened ese amor productivo y siempre atento, en obser-
vación.
Que la paz y el amor esté en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, lunes 22 de noviembre de 2004

30
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido tan solo para deciros que es difícil continuar un cami-
no el cual, aquellos que con seguridad han podido avanzar logra-
réis una victoria, pero en aquellos que han seguido el camino tan
solo por apoyarse del otro, a ningún destino ha de llegaros; sólo
cansancio en su cuerpo ha de sentir.
Amada hija, he de deciros, que así como han puesto al camino di-
ficultades a mi amado hijo, también así han sido las dificultades
para ti. La dificultad está en tanto lo divino como en lo terrenal
verdadero.
Una vez más os digo, seguíos con la fuerza y no dejéis que aque-
llos pensamientos o creaciones negativas os apoderen de ti ni de
aquellos que verdaderamente luchan por la Gran Paz y el Amor.
La paz esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, martes 30 de noviembre de 2004

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Mikaela de Salvington

31
“El avance es más rápido, aun así también veréis en cada ser hu-
mano y en cada ser viviente, lo verdadero en ellos. Así también,
si verdaderamente no ha escogido lo propio, no podrá aclarar la
mente y menos descubrir el Verdadero Amor.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
No es tiempo de pensar en poder aclarar una mente o hacer ver
el camino, si aún no han visto la luz.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, martes 14 de diciembre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón:
A veces tomar decisiones y compartiros son difíciles, y así tam-
bién ha de seros difícil de entenderos a aquellos que no han teni-
do la madurez suficiente y no han tomado decisiones éticamente
morales.
Amada hija, amados todos, es un momento reflexivo pero no
para deteneros. Es un momento en el cual cada uno ha de
escogeros. Sólo aquellos que están verdaderamente conecta-
dos con lo divino, sentirán aquella ausencia, y aun así podréis
expresaros.
Amados todos, aunque el dolor, el acongojamiento puede se-
ros grande, pero más la fuerza y el amor sigue avanzando en su
caminar. No dejéis que nada detenga lo que habéis logrado ver.
Amaos, amaos los unos a los otros, no dejéis que nada detenga
vuestro caminar.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, martes 14 de diciembre de 2004

32
Era el día de Navidad y el Dios Padre y el Hijo se manifiestan:
“El tiempo un destino, la búsqueda un camino, os ha de seguir
o deteneros. El hoy es un presente, os ha de vivir o queda in-
diferente.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.

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Mas todo aquél que os ha de entender el comienzo, podrá en-


tenderos el avance de una nueva esperanza en el camino de lo
que habéis de buscar.
La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, viernes 24 de diciembre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, he venido en plenitud y a dar y a entregar paz en
vuestros corazones, y deciros una vez más:
Es aún más cerca el camino para la nueva esperanza en aquellos
corazones que buscan saciaros con la verdad. Amados, amados
todos, mas no dejéis que nada detenga el avance.
Una vez más he de deciros, cuidaos y manteneros alerta los unos
a los otros, y no dejéis que nada ni nadie envuelva vuestro pensar
en tinieblas.
Fuerza, Valor, Voluntad y Amor para todos.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 24 de diciembre de 2004

33
Había acontecido el tsunami en Indonesia y todas las noticias giraban alre-
dedor de ese devastador acontecimiento:
“Os hablo a todos aquellos que aún no han valorado y no
han tomado realmente conciencia de lo que han visto, y
han de pensar que aún están tan lejos de vivirlo. Pero han
de saber que están más cerca de lo que no han de imagina-
ros.
Todo está en su curso y el curso toma de todo.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aún ciegos, sordos y mudos existen. Cuándo veréis, escucharéis y
hablaréis de lo verdadero.
La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, miércoles 29 de diciembre de 2004
“Os saludo con la paz de mi corazón.

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Amada hija, así como habéis visto el movimiento del planeta,


veréis también el movimiento en cada uno de los seres humanos
en su expresión negativa o positiva.
Y he de deciros que así también percibe aún más ese ser tan ino-
cente que habita entre vosotros. Es aún más fuerte la necesidad
de estaros acompañando y manteniendo la fuerza en él. Aquél
que realmente está en plenitud y verdad junto a él, es capaz de
dar mucho más si vosotros habéis de manteneros esa fuerza jun-
to a este ser.
Ya no hay tiempo de retroceso, sino es el avance de momentos
anunciados desde ya hace mucho, muchísimo tiempo. El planeta
está colapsando y es tiempo de respirar.
Una vez más os digo, si queréis mantener a esta Brillante Estrella
entre vosotros, ¡cuidadla!, y en un momento tan difícil como el
que ha de aproximaros sería muy puro y verdadero estaros junto
a este ser.
En vosotros está la Voluntad.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, miércoles 29 de diciembre de 2004
Al día siguiente se manifestó la Madre Tierra y nos entregó las siguientes
palabras:
”Yo soy la madre Tierra y he venido a dar el rumbo y el cambio
hacia la luz del ser divino.
Vientos de limpieza, agua de purificación, fuego que quema
el espíritu de la negación. Tierra fértil, frutos de la libera-
ción.
Mantened el corazón sin ataduras. Aclarad las dudas, porque
las confusiones son el puente de conexión de lo oscuro. Mirad
qué es lo que perturba tu buen vivir. No dejéis manipular, sé
tú en el ahora que pronto el después te dará cuenta del actuar
de hoy.
La liberación de vuestra Tierra sólo se logra manteniendo la fuer-
za, la fe, el Amor y la Paz. Ayudadme a lograr por vosotros la
liberación absoluta, que para vosotros es el cambio.
Amén”.
La Madre Tierra, jueves 30 de diciembre de 2004

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AÑO 2005: EL CAMBIO DE LA CONSTELACIÓN

1
La parcela a la cual llegáramos se iría convirtiendo en un lugar mágico y
lleno de vida. En el transcurso del tiempo el arcángel fue conformando su
propia Arca de Noé. Criaba conejos de diversas razas, una variedad de aves
como palomas, loros, faisanes, pavos reales, codornices, gallinas, gallos, ga-
llinetas, gansos, patos y otros animales como cabritos, gatos y perros. Él
establecía una profunda comunicación con ellos y su comportamiento era
muy inusual. Cuando les llegaba la hora de partir, casi siempre coincidía
que morían en sus dulces y cálidas manos, parecía que lo esperaran para
desencarnar. Al ascender sus esencias veíamos como él seguía con su vista
acongojada aquella lucecita invisible que se dirigía hacia algún lugar de paz
junto a los ángeles, y después entre lágrimas de penita por su partida nos
relataba cuan hermoso era ver aquellas esencias que se presentaban ante él
agradeciendo sus sutiles y delicados cuidados. Los trataba con tanto amor
y dedicación que era un ejemplo permanente para quienes tenían la volun-
tad de ayudar en sus cuidados y de desarrollar el verdadero contacto con
los animales, y así también se ayudarse en su propio despertar espiritual.
En este lugar ocurrían siempre acontecimientos sorprendentes. El clima
era excepcional dentro de una zona determinada por la divinidad, pa-
sando aquel límite invisible el clima era otro. El cielo podía cubrirse en
cualquier momento y llover a cántaros, con truenos y relámpagos, bajar
la temperatura hasta helar los huesos, luego brillar un sol de primavera
o un calor de pleno verano. A veces se levantaban vientos huracanados
que sólo afectaban la zona circundante a la parcela, ya que podíamos
constatar que tan solo dos kilómetros más allá el viento estaba total-
mente detenido. Más tarde en las noticias nos enterábamos de que se
estaba formando un huracán en algún lugar del planeta. Y así nos iría-
mos enterando de que aquel lugar reflejaría todos los cambios de la
constelación anunciados.
En una oportunidad, de un momento a otro se encendieron relámpa-
gos y rayos en el cielo, cayendo uno con estruendo casi al lado de la
parcela. Fue algo impresionante. El Arcángel nos reveló que había sido
la repercusión hacia el plano físico de un enfrentamiento de las fuer-
zas de la luz y de la oscuridad que acontecía más allá de los velos del
tiempo. En otro momento se ponía a granizar y caía agua desde el cie-
lo como si fuera diluvio. Eran fenómenos que pasaban rápidamente.

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También vimos en ciertas ocasiones dibujarse en el cielo un arco iris


doble con toda su gama de colores resplandecientes, dos semicírculos
perfectos de lado a lado. Eran las señales de Dios que anunciaban acon-
tecimientos.
Un astrónomo se habría vuelto loco tratando de descifrar los cambios este-
lares que podían observarse desde aquel lugar. La Vía Láctea variaba fre-
cuentemente de posición, de norte a sur, de oriente a poniente, y era en
aquellas ocasiones cuando se levantaban helados vientos arremolinados,
parecía como si hubiesen abierto una puerta en el cielo por donde entraba
un gran chiflón. El Arcángel nos reveló que estos fenómenos ocurrían cuan-
do se decorrían los velos para dar paso a un nuevo cambio en la constela-
ción. Y era también en esas ocasiones cuando veíamos aparecer estrellas
resplandecientes que destellaban luces de colores que se desplazaban en
un movimiento lento y sutil hasta desvanecerse como absorbidas por una
boca invisible. También aparecían luces que se desplazaban a gran veloci-
dad y una tras otra iban apareciendo y despareciendo por un mismo lugar
en el firmamento. El arcángel nos señaló que aquellos lugares eran puertas
dimensionales por donde se podía traspasar los velos del tiempo.
Hubo ocasiones en que luego que él ascendía, venía a visitarnos en la nave
celestial del Padre. Aparecía como una estrella esplendorosa que centellea-
ba proyectando rayos azules, celestes, rosáceos y blancos, que al mirarla
conmocionaba el pecho y hacía sentir una gran esperanza y regocijo en el
corazón. Luego se desplazaba lentamente por unos segundos, mientras su
lucecita iba desvaneciéndose en el firmamento. A veces emergía al instante
en otro lugar igualmente imponente. Al volver, el arcángel nos preguntaba
si acaso habíamos recibido aquel saludo de amor que había enviado desde
el cielo junto a su amado Creador.
Y así fueron sucediéndose en el transcurrir del tiempo, circunstancias y
mensajes que nos irían develando los misterios de aquello que acontecía
día a día, y que iría cambiando el destino del planeta y su humanidad. Un
parto sagrado que dará a luz un nuevo tiempo y una nueva esperanza para
la humanidad, un nuevo orden que gestará una civilización más conciente
del destino divino-terrenal del ser humano, como también más conciente
de la dadora de vida, la Madre Tierra.

2
“El universo está permanentemente en movimiento y la conste-
lación ha cambiado, y vosotros veréis los cambios tanto universa-
les como urantianos.

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El Levantamiento

Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.


Beberéis de la Verdad y tomad de lo verdadero en el paso.
La paz esté en vosotros.
Y no dejéis que la luz os deje de iluminar”
Dios Padre Universal, lunes 3 de enero de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Heme aquí que he llegado y toco, contemplo a mis amados hijos.
Y he de deciros una vez más, no dejéis de observar porque veréis
la gracia en lo que vosotros mismos habéis logrado.
Os digo, el día, el día de ayer no es el mismo que el de hoy.
Grandes cambios habéis de presenciar. Los días son cada vez más
cortos que el de ayer, el mañana aún más.
Amados hijos, amados todos, sólo he de deciros, haced verda-
deramente lo que en ti, lo que en tu corazón sienta. Es tiempo
del Todo, es tiempo de tomaros de la mano con tu hermano y
haceros ver que ya no hay tiempo de seguiros divagando y sin
tomaros de la Copa de la Vida.
Amados todos, que la paz y el amor permanezcan en vuestra
vida y en el camino.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 3 de enero de 2005

3
“Nuevamente miraos a los cielos y veréis más luces, estrellas lu-
minosas, porque así os ha de acercaros aún más la Tierra a su
camino.
Nuevamente un cambio más en la Constelación.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Acordaos de los días próximos en vosotros.
La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, jueves 6 de enero de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.

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Mikaela de Salvington

Amados hijos, amados hermanos, amados todos:


He de deciros, cuando existe un camino en paz y armonía, pron-
to, muy pronto se han de uniros. Muchos escogen la facilidad,
más aquellos que con esfuerzo logran llegaros, pronto os han de
juntaros.
El Amor llama, el Dolor os aleja.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 6 de enero de 2005

4
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, he venido por petición de mi amado hijo. Como bien
habéis visto su acongojamiento, he de deciros:
Momentos de aflicción os han de producir principalmente desde
y en este lugar.
Amada hija, así como os he dicho, una vez más os digo:
Todo lo oculto será al descubierto, porque nada en este lugar ni
en otro debe estar sin poder ser descubierto. Pronto, muy pron-
to, el Bien y el Mal os han de estar frente a frente, y el grande
Amor será apasionantemente triunfador, porque así vosotros os
habéis sido creados, en imagen y semejanza del Amor.
Amada hija, es el tiempo de ser cautelosamente inteligente en
toda decisión, y aunque ha sido tan difícil todos los momentos de
estar cara a cara con la Verdad, así es como verdaderamente ha
de ser un seguidor de Luz, Paz y Amor.
¡Cuidaos de cada momento! ¡Cuidaos de cada circunstancia!
¡Cuidaos de vuestros pasos al avanzar!
Amada hija, tiempos difíciles, momentos de estar atentos, así
también os digo, estoy en vosotros, estoy tomado de vuestra
mano.
La paz esté en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 7 de enero de 2005

156

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El Levantamiento

5
El arcángel estaba nuevamente muy acongojado por la falta de paz en los
corazones de los miembros de la comunidad. Él esperaba siempre ver florecer
aquella madurez espiritual entre los hermanos y obtener aquellos frutos de
paz y amor para entregar a su Padre. Pero se encontraba siempre con las ma-
nos vacías. Se repetían constantemente los mismos errores, aún encadenados
a la necedad, ciegos y sordos a la palabra viva y al ejemplo del verdadero amor.
Su pena era infinita al ver cómo caían al abismo del estancamiento espiritual
por aquella falta de voluntad y verdadero amor hacia el hermano.
Él estaba muy confundido y acongojado, ya sin saber qué hacer para guiar-
nos. Y esto provocó nuevamente que el Padre Universal lo llamara para su
retiro de Urantia. Entonces el arcángel asciende, y luego se presentan el
Padre y el Hijo a hacer un fuerte llamado de atención a laconciencia por
nuestros actos.
“Momentos, momentos vividos son aquellos que os han de lle-
varos a un encuentro verdadero. Y habéis visto que aquellos mo-
mentos no vividos son aquellos que no habéis visto nada, que tan
solo han de permaneceros en lo oculto y superficial.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aunque a veces las decisiones son realmente fuertes para un pla-
no inferior, pero he de deciros, son necesarias para la necedad
humana. Aunque no así en todos, pero cuando hay ceguera en
algunos, es porque ahí ha de produciros el confundimiento en
los que sí os han visto.
La paz esté en vosotros”.
Dios Padre Universal, jueves 20 de enero de 2005
“Os saludo con la paz y el acongojamiento de mi corazón.
Aunque a veces las decisiones se han tomado tan sorpresivamen-
te, pero ya estaba dicho.
Amada hija, os diré que en vosotros, verdaderamente los que
estáis en paz y en el camino de rectitud, no habrá dolor, sino per-
manecerá eternamente la paz y una esperanza en el que aquel
amado hijo volverá a cumplir la promesa del Padre.
Y en aquellos que aún no han logrado establecer el reino de ver-
dad en sus corazones, permanecerán en tribulaciones y no habrá
esperanza alguna.

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Mikaela de Salvington

La paz sea contigo y con todos.


Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 20 de enero de 2005

6
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Los pasos cuando se miden verdaderamente al camino que ha-
béis escogido en espíritu y verdad, son aquellos que lográis
descubriros en profundidad lo que fue mostrado en el mo-
mento, cuando aquellos pasos recién comenzaban a avanza-
ros, y al reconoceros vosotros sois capaces de seguiros y no
decaer en la ceguera.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Vosotros estáis siempre siendo ayudados por aquel espejo de la
verdad, y si vosotros no queréis miraros aquel espejo, entonces
aquellos pasos avanzarán en retroceso.
Os digo, aprendeos a amaros a ti mismo y los unos a los otros.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, lunes 24 de enero de 2005

7
Había pasado una semana desde que nuestro amadísimo Arcángel Gabriel
fuera llamado por el Dios Padre Universal, y tan solo se comunicaba con
Bernardita a través de quien nos envió este mensaje:
“A mis amados hermanos que os he conocido un día de sol uran-
tiano, os saludo con la paz de mi corazón en mi amado creador
universal y portador Mickael.
Os digo que en cada molécula de energía de mi esencia, os he
traído en mí los recuerdos más gloriosos de aquel lugar donde
vosotros fuisteis plantados un día de Dios, cuando abrió las puer-
tas para que vosotros pudierais desarrollaros vuestras vidas y co-
noceros en Esencia y Verdad, y veros en vosotros lo que en cada
uno es lo que buscáis.

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El Levantamiento

Os he de deciros que sois una maravillosa creación en Mickael.


Sólo os estoy en manos del Todo y el Todo da la mano al Creador.
Os he de daros la paz a uno por uno y os espero estaros pronto
con vosotros. Dadme la oportunidad de volveros a daros la mano
y una bendición en la frente.
Os ama, Arcángel Gabriel.”
Martes 25 de enero de 2005
Luego de entregarnos estas palabras del arcángel, se presentan El Padre y
El Hijo Creador.
“Los días son para vivirlos, pero hay días que son para vivirlos
y sentirlos verdaderamente en profundidad, y un desarrollo en
conciencia si verdaderamente sois capaces de dar lo que un día
ofrecisteis en Espíritu y Verdad.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Si verdaderamente habéis entendido el amor universal, entonces
estáis a un paso de llevaros contigo lo que un día ofrecisteis.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, martes 25 de enero de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Estoy aquí y os digo: Vosotros habéis reunido porque habéis sido lla-
mados para un encuentro con vuestra propia verdad. Y antes, antes
de continuaros, he de preguntaros a cada uno de vosotros:
¿Cuánto habéis hecho por vosotros mismos y desencadenar aque-
llo que un día disteis por resuelto?
¿Estáis verdaderamente en paz con vosotros mismos?
¿Estáis verdaderamente escogiendo lo correcto?
¿Cuánto es el tiempo que habéis dedicado y cuánto es lo que
habéis de daros para tus hermanos?
Hace ya más de cuatro años envié para estar entre vosotros una
amada creación, una amada estrella. Y esa amada estrella espera
por vosotros, espera que vosotros abráis vuestros corazones a la
verdad y a la libertad, y a la entrega y el trabajo en plenitud de
amor, del verdadero y justo amor.
Y vosotros, vosotros qué esperáis en el ahora si yo he de pre-
guntaros:

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Mikaela de Salvington

En este momento el Padre comienza a dirigirse a cada uno:


Pauline, cuánto habéis obtenido en tu crecimiento y cuánto po-
déis entregaros.
Y tú, cuánto habéis logrado ver y verdaderamente dad la ma-
no en paz. Aunque a veces los caminos en rectitud han sido
difíciles, cuán grande os ha sido tu avanzar, pero habéis dete-
nido, y por qué:
–Por miedo –responde la joven y el Padre continúa:
El miedo es una razón que comienza a crecer, pero aquel avance
podéis entenderos y dejad aquel miedo fuera de lo que habéis
obtenido. No es tiempo de seguiros pensando en lo que nada
dejará verdaderamente. ¡Debéis creeros en ti!
Y tú, cuáles han sido tus logros y qué paso es el que verdadera-
mente habéis de daros.
Pregunta a la mujer del matrimonio que hacía un tiempo se habían integra-
do a la comunidad. Cabizbaja confiesa que a pesar de todas las bendiciones
que ha recibido, no puede aún confiar ni sentir a la comunidad como su
familia. A lo que el Padre responde con fuerza:
¡Entonces abrid verdaderamente ese corazón y dejad que lo ver-
dadero entre en ti! La mente, cuando está con lo oculto guarda-
do, no hay en quien confiar, y cuando verdaderamente habéis de
hacer este acto de fe y humildad, se libera todo y la paz queda
en vuestro corazón.
Y tú, veo alegría pero a la vez tremendas tribulaciones y acon-
gojamiento en ti, y la alegría sin paz no es nada. Qué podéis
presentaros para ti.
El esposo de la mujer pide perdón al Padre por no haberle entregado sus
preocupaciones, por no tener verdaderamente fe. Y el Padre responde:
Si de verdad habéis dado el paso a un destino, a un camino de
rectitud en lo divino, encontraréis en ti la paz y uno por uno de
tus pasos serán completamente aclarados.
En ti sólo espero tu crecimiento, y aún más, la guía en la Verdad
y la claridad en tus palabras.
Y tú, cuáles han sido tus frutos en el camino de todo el tiempo
en este lugar de paso.
Pregunta a un hermano que tan solo calla, pero el Padre insiste:

160

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El Levantamiento

¡Quiero escuchar!
Entonces comienza a lamentarse de no haber logrado un avance como
se esperaba después de todo el tiempo que ha convivido con la comuni-
dad y de todo lo recibido. Dice que le cuesta aceptar la verdad. El Padre
pregunta:
Y qué entregaríais en este momento al Padre, a mi Padre.
Él responde que sabe que no puede continuar así y que le pide perdón por-
que ya no puede más, a lo que el Padre agrega:
El pasado es un presente, y si antes fuisteis bueno, el ahora de-
beríais ser mejor. Aquellos frutos han sido dados y todavía no los
habéis visto. Habéis tenido tanto y sois un ser con las mismas do-
tes de tus hermanos, y tenéis una mente inteligente y un corazón
que ha esperado por aquello que tu aún habéis insistido en guar-
daros y no dejar que fluya verdaderamente, para así enfrentar lo
que un día tu pedisteis para tu vida.
Y tú, ¿qué tenéis para mostraros a ti mismo?
–Lo que tú me transmites, esa fuerza, ese amor, esa misericordia y la con-
fianza –responde un hermano, a lo que el Padre agrega:
El crecimiento se va obteniendo a medida de que vais maduran-
do en tus pasos lo que habéis de recordaros en tu mente y en tu
corazón.
Y tú, qué tenéis para entregaros en tu despertar y tu conoci-
miento.
Habla a una joven que lleva el espíritu de la Madre Tierra en ella, pero tan
solo calla y lo mira. El Padre mirándola a los ojos insiste:
¡Hablad! ¡No sintáis temor! ¡Sólo escuchad tu corazón!
Ella continúa mirándolo y sin hablar, y el Padre agrega:
Yo no os he de pediros que dejéis todo, pero sí os he de pedi-
ros que despertéis y reconozcáis lo tuyo, lo verdadero. Y aun
así os he de pediros a la vez, que liberéis aquel dolor y que
entreguéis aquello que a ti no pertenece en tus cargas, para
así dejar entrar en ti aquella paz y tomar en ti la claridad. Y tus
manos, ¡cuidadlas!
Y tú, qué tenéis para entregaros en tu vida.
–Más amor y más respeto hacia ti Padre, hacia tu hijo el Arcángel Gabriel y
hacia mis hermanos que están de corazón a tu lado –respondo, y él agrega:

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A veces el tener a cargo lo verdadero, causa en algunos, dolor y


molestia en otros. Pero si acaso logran reconocer el amor, han de
pasaros y pediros perdón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, a uno por uno
de vosotros os digo: Yo no pido a nadie que dejéis las labores de
sobrevivencia urantianas, pero sí os digo a uno por uno, si ver-
daderamente queréis serviros en paz, amor, humildad y unión,
entonces, ¡Liberaos y dejad aquellas cargas que aún permanecen
en vosotros!
Los valores verdaderos son los que están aquí conectados con el
Padre, (señala con su mano el corazón). Y aun así os digo, ¡cono-
cedlos!, conocedlos de verdad porque así habéis de entenderos
cuál es vuestro camino y vuestras decisiones tanto morales como
divino-urantianas.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, en vosotros es-
pera aquel amado hijo y en vosotros está su destino.
La paz esté con todos unidos en hermandad, sabiduría y entendi-
miento, y el verdadero amor esté y permanezca verdaderamente
en vosotros.
Mi Padre una vez más envía luz en vuestros corazones.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, martes 25 de enero de 2005
Cuando el Cristo se retira, vuelve Bernardita y pide en nombre del Padre,
que trabajemos más profundamente la bondad y la hermandad. Luego nos
entrega una definición sobre la rectitud humana:
“La rectitud humana, es aquella que se vive en los verdaderos va-
lores a sus semejantes, siendo honestos y claros en cada circuns-
tancia de la vida, tomando lo propio y haciendo ver lo incorrecto,
y no dejarse llevar en un sentimiento propio o impropio.
Vivir en rectitud es vivir en la verdad, es hacerse, unirse, valorar-
se, amarse en una semejanza en Dios”

8
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:

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Heme aquí que os he venido aunque pocos os esperaban, y os


he venido a daros el consuelo de una nueva esperanza para vo-
sotros. Un día os dije que el tiempo daría las señales, y se está
cumpliendo, aunque en pocos se ha visto verdaderamente que
han escuchado y aún siguen ciegos, sordos y mudos.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Heme aquí para deciros, que aunque ha sido difícil poderos ver-
daderamente dejaros entre vosotros este amado hijo, esta ama-
da creación, esta brillante estrella, pero así como es uno en mí,
permanecerá para que paséis en paz, consuelo y en verdadero
amor, junto a esta amada estrella, los momentos más difíciles
que se han de aproximar.
Y vosotros, ¿sabéis verdaderamente cuáles han de ser los mayores
peligros urantianos para esta amada estrella? Tan solo por amor
se ha podido dar que este ser de esencia tan sutil, y que jamás se
ha dado para haber podido estar aquí entre vosotros, tan solo el
amor puede proteger lo valioso, tanto en vuestras vidas, como la
de este ser que ha venido a enseñaros y a mostraros el verdadero
amor. Y vosotros, ¿qué esperáis para recibiros y practicaros aquel
amor que tan solo debéis tomaros, recibiros y sentiros?
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, una vez más
os digo: ¡Cuidad!, cuidad lo que verdaderamente llena vuestras
vidas y no dejéis pasar el momento divagando en lo que verda-
deramente es un vacío en vuestras vidas. Que la paz y el amor
haga en vosotros la unión.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, sábado 29 de enero de 2005

9
“Una vez más os digo:
La Verdad está en cada uno y cada uno debe veros aquella ver-
dad, y si aquél no quisiere veros aquella verdad, escogerá su pro-
pio destino.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
La génesis del tiempo da el paso al comienzo, pero son los hom-
bres que estancan un verdadero camino. Aquél que verdadera-

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Mikaela de Salvington

mente escoge la claridad en las aguas profundas, un destino de


buen navegar obtendrá.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, martes 8 de febrero de 2005
“Aunque a veces os estáis aquí, aún os han de quedaros más pa-
sos al caminar.
El avance os ha de seros más rapidísimo, ¡fuerza, valor y vo-
luntad!”
Arcángel Gabriel, sábado 12 de febrero de 2005

10
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os he venido para deciros y dar nuevamente un aliento de paz y
amor a mis hijos, a mis hermanos y a todos.
He venido nuevamente a daros el amanecer que veréis el día de
mañana, cuando todos vosotros tengáis claro lo que habéis esco-
gido y tenéis por esencia, y cumplir en lo máximo y entenderos el
porqué de vuestra estadía de paso en Urantia.
A veces os han de veros los caminos tan distantes, pero he de
deciros que han de estaros más cerca que antes, porque todo se
ha de acercaros más rápido para que vosotros a la vez logréis de-
sarrollaros, porque vuestra inteligencia está dotada de una gran
capacidad de entendimiento y verdad.
Amados todos, que la paz y el amor esté en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 14 de febrero de 2005

11
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Heme aquí que estoy a vuestro lado y veo, escucho y os hablo, y
tan solo os digo como tantas veces os he dicho:
¡Mantened la paz!

164

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El Levantamiento

¡Mantened la unión!
Y lo más importante, ¡sed verdaderos con vosotros mismos y con
los que han de estaros a vuestro lado!
¡No sigáis enceguecidos haciendo todo superficial, sino ved, ved
con más profundidad y verdad!
¡No sigáis divagando todavía por lo que no os hace estar bien pa-
rado y verdaderamente en la lucha de la luz, la justicia y el amor!
¡Aún os hablo y aún hay esperanza en vosotros!
Amados todos, espero que podáis encontraros lo que un día per-
disteis por no haber escuchado, haber visto y haber hablado lo
que un día os hice ver, escuchar y hablar.
Que la paz y el amor esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 18 de febrero de 2005

12
“Aunque a veces el tiempo es sorprendente, así también os han
de sorprenderos los seres humanos. Porque así como habéis visto
los días con un sol radiante, el día de mañana veréis un día to-
talmente gris y nuboso. Así también veréis un día a un hermano
dando la mano, y al otro día escondiendo su mirar y tratando de
hacer ver que ya no os ha de conocer.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
El tiempo del no reconoceros se ha engrandecido en muchos. La
paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, jueves 24 de febrero de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, como os dije un día en los últimos momentos todo
se ordenará en distintos episodios de la vida. Algunos tomarán
el camino de luz y otros su propio destino. Pero muchos os han
de sorprender y habrá acongojamiento y muchas lágrimas que
caerán como ríos turbulentos, y otros en aguas vivas.
Abrid pues bien esa mente y ese corazón, y ya no habléis más des-
gastando palabras en aquellos sordos, y ya no mostréis más nada en

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Mikaela de Salvington

aquellos ciegos, porque ya el tiempo corre más rápido y pronto ha


de seros el día de “Un Cerrar y Abrir de Ojos”, y veréis los cambios
que han de estar escritos en su nuevo cambio urantiano.
Que la paz esté contigo y con todos los que han de luchar por
encontraros en un mañana de bienestar, progreso y paz, en el
amor. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 24 de febrero de 2005

13
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, una vez más he venido a deciros: ¡Mantened la aler-
ta y dejad que las aguas sigan su curso! Pero aun así no dejéis
de observar porque en ti ha de estaros la palabra, y aunque así
habéis de guiaros, a veces es necesario que cada uno pueda vivir
y tomar lo que ha escogido en lo personal.
Amada hija, cada día ha de estaros haciendo más difícil el pode-
ros manteneros en pie, como también así el estado atmosférico,
más las fuerzas del amor darán lo justo.
La paz sea contigo. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 10 de marzo de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os he de deciros una vez más: todo, todo lo oculto saldrá a los
ojos de aquellos que han de buscaros la verdad, y aquellos que
no quieren ver o no hablan verdaderamente con verdad, más
temprano que tarde habrán de recibiros respuesta a lo que ellos
mismos han provocado.
Aunque de a poco se han de veros dificultades en distintos lugares
del mundo, aquí en este último lugar, se han de presentaros muchas
más. Os digo: ¡mantened la alerta!, ¡mantened la vigilancia!, no de-
jéis de estaros conectados con vuestros hermanos, siempre debéis
estar en permanente comunicación porque más de alguno puede
tener algo muy importante que trasmitiros. Y os digo, principalmen-
te mantened la unión y siempre conectaos con amor y verdad.
Que la paz y el amor permanezca aún más fuerte en este lugar.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, martes 15 de marzo de 2005

166

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El Levantamiento

14
Hacíamos una vigilia en la noche del Viernes Santo, y el Padre se hace pre-
sente con estas palabras de reflexión:
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, he venido como tantas veces, y he venido a daros
el consuelo de paz, fuerza, valor, voluntad y amor para vosotros.
Porque heme aquí que estoy vivo y hablo, y os digo:
¡Seguid!, ¡seguid con fuerza!, ¡seguid con ímpetu!, ¡seguid avan-
zando!, y no permitáis que aquellos pasos que no quieren avan-
zar, os detengan.
¡Buscad!, ¡buscad vuestras verdades!, lo propio, lo seguro, y no
permitáis que otros hablen o vean por ti. Vosotros sois quien ver-
daderamente debéis buscar y encontrar individualmente lo que
pertenece.
Amados hijos, aunque a veces habéis de recordaros un día en
que para algunos pudiere seros de acongojamiento, para mi he
de deciros, que os ha de seros de regocijo cuando veo y siento
que aún hay personas que han de reuniros en amor y paz, y lo-
graros estaros en común unión.
Amados hijos: ¡Seguid!, seguid buscando una vez más, con una
mirada firme en lo que ha de haceros sentiros en paz.
La paz esté con vosotros. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Que la unión de dos en dos esté aún con más fuerza en este lugar”
Jesús el Cristo, viernes 25 de marzo de 2005

15
“Aunque más de la mitad del mundo ha de derramar lágrimas de
dolor, el mundo entero verá derramar lágrimas de sangre.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Si vosotros de verdad habéis de estaros sabios en entenderos lo
que habéis de presenciar, entonces de qué habéis de temeros.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, sábado 2 de abril de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón:

167

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Amados hijos, amados hermanos, amados todos:


Heme aquí que he venido y vosotros habéis de entenderos co-
mo una vez os he dicho. El Mal está presente en todo lugar, en
todo momento, más aquél que ha de permaneceros en la luz,
habéis de veros muy claramente el Mal, y no lo haréis tuyo, sino
lo habéis de enfrentaros con inteligencia, y más aún, seréis la luz
para aquellos que verdaderamente buscan encontraros consigo
mismo en el Bien, en luz, rectitud y verdaderos valores, el camino
a la paz.
Amados hijos, amados todos, os digo:
Aunque el dolor esté tan cerca de vosotros, no dejéis que os envuel-
va y sea parte de ti, sino luchad, luchad por lo que una vez elegisteis
que ibais a lucharos, por el Bien tanto tuyo como el de los demás.
Que la paz y el amor permanezca en vosotros, y cada palabra sea
analizada en común unión y en paz para con todos. Mi paz os
dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 2 de abril de 2005

16
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Aunque a veces es tan difícil poder saber qué es lo que tienen los
demás para uno, que en tanto recibe poco valora, y quien poco
recibe tanto es lo que ha de valorar.
Amada hija, entre más os han de pediros, menos respuesta habéis de
tener. Y a la vez he de deciros: quien calla otorga, quien habla con
claridad hace tomar conciencia al otro. Pero también hay algo más,
cuando calláis por decisión moral hacia uno mismo, no será otorga-
da palabra alguna, porque así muchas veces han sido habladas.
Amada hija, el camino se abrirá y las puertas de par en par están
esperando.
La paz esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, miércoles 13 de abril de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Cada momento tiene un lugar, y el orden como lo ha adquirido.

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El Levantamiento

Mi Padre es el orden de aquellos que han de escuchar mis pa-


labras, es el orden que toman para poderos construir un des-
tino mejor, en paz y armonía. Y así es como han de resolveros
y abrir el camino en paz, porque tanto como en lo terrenal, se
han de resolver todo aquello que hace deteneros y estar en
paz y armonía, para lo que en lo espiritual habéis sido servi-
dores de Dios.
Amada hija, que la paz y el amor esté contigo, y que la luz y la
verdad ilumine en tus pasos al avanzar. Y así las puertas se abran
de par en par, esperando que así como tu entrega y en aquellos
que verdaderamente os han entregado, sea también una bendi-
ción más en vuestros espíritus y en la verdad.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 15 de abril de 2005

17
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, he venido a deciros que no dejéis que los pensa-
mientos de otros influyan tu verdadero propósito, el cual habéis
trazado desde ya hace mucho tiempo. Y os digo, seguid, seguid
luchando por lo verdadero y seguid hablando con fuerza y ver-
dad, tomando conciencia en aquellos que aún han de callar la
verdad, que aún no son capaces de defender aquello que por
esencia ha de seros la verdad.
Amada hija, una vez más os digo: mantened, mantened con fuer-
za lo que habéis construido junto con aquellos que os han de
ayudaros a afirmar el amor.
Que la paz, la paciencia y tranquilidad, sea contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, lunes 25 de abril de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Aunque a veces es más difícil hacer ver el camino a un niño pa-
sando a la adolescencia, que a un joven caminando al adulto, he
de deciros que en algunos es más difícil enfrentar los cambios
tanto hormonales como también el enfrentar el cambio físico,
tanto terrenal como espiritual.

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Mikaela de Salvington

Confusiones os han de provocar, cuando en toda su vida ha ha-


bido cambios del paso. Pero he de deciros, no así en todos ha de
sucederos, sino más en aquellos que desde el momento de nacer
han tenido que enfrentar y seros fuerte en toda circunstancia,
tanto física como en el paso del vivir.
Y tanto así que os digo que aquellas palabras de guía y verdade-
ramente de amor, no deben ser debilitadas, porque verdadera-
mente se ha de necesitar aquella paciencia sabia e inteligente.
Amada hija, os digo, preguntaros lo que tenéis en ti.
Tan solo pensé en el hijo de Bernardita, un joven adolescente que ahora
estaba un poco rebelde, y el Padre continúa diciendo:
Cada ser humanos está dotado de gran inteligencia, o la usa a su
favor o en contra. Pero es el momento del equilibrio, tanto senti-
mental como también en el camino que ha de abrir el futuro en
alma, espíritu y verdad.
Es el tiempo más importante para todos aquellos que deben pa-
sar por el cambio, y algunos, en términos terrenales, os han de
llamar la gran revolución hormonal. Pero vosotros en términos
espirituales, le llamaréis el gran camino hacia una definición espi-
ritual en equilibrio al tiempo del ahora, tanto en lo divino como
también en lo terrenal.
Amada hija, que la paz y el amor esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 29 de abril de 2005

18
“Los días se muestran como el tiempo, y el tiempo es quien da la
señal al futuro de paso. Aunque los días se tornen difíciles, son
aún más cortos que los días de un pasado.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
No dejéis de mirar en alto, porque así, aunque difícil han de seros
las próximas tempestades, os he de deciros que después ha de
llegaros el consuelo y la calma en vuestras vidas.
La paz sea en todos”.
Dios Padre Universal, lunes 2 de mayo de 2005

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El Levantamiento

“Hoy ha de seros un día, pero si verdaderamente os dais cuenta


que no ha de seros un día como los otros, daréis cuenta que ha
de seros distinto. Por un momento deteneos y miraos a tu alrede-
dor, y observad a cada uno de los integrantes de este lugar.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Un día, un día como hoy veréis en momentos que ha de daros pa-
so a nuevos episodios urantianos, y sabréis presenciaros instantes
difíciles o claros para vuestras vidas.
La paz esté con todos. Una mano con fuerza, amistad y unión en
amor y hermandad en vosotros”
Dios Padre Universal, viernes 6 de mayo de 2005

19
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, os digo: habéis dado cuenta que esta brillante es-
trella que ha de permaneceros todavía entre vosotros, ha estado
por muchos días urantianos sin subir, sólo en el momento que
vuelve a sus aposentos va a su lugar de origen.
Y os digo, él ha permanecido por amor, por amor a cada uno de vo-
sotros, porque sabe que llegará el momento en que quizá no pueda
habitar o seguir habitando entre vosotros. Y ha permanecido dando
la fuerza, observando y dando los ejemplos más humildes de lo que
todavía algunos de vosotros no ha logrado ver ni reconocer.
Porque hasta en lo más mínimo podéis daros cuenta cuán grande
os ha de seros esa entrega para con vosotros. Cada momento,
cada día, cada circunstancia de esta vida en que ha permanecido
aquí en Urantia, ha sido una enseñanza humilde y devocional
para con vosotros.
Amada hija, aprovechad cada momento, y también os digo, ha-
ced a conciencia que los demás puedan vivenciar. Pero sí he de
deciros, sin hablar una sola palabra, y si en alguno de aquellos
hubiere pregunta para ti, ahí respondedle con la verdad.
Así como los hielos apagan el fuego, así también el sol no calen-
tará, los océanos subirán y las aguas cubrirán.
Amada hija, vosotros permaneceos siempre en alerta, porque los
cielos dan la señal. Que la paz y el amor reinen en vosotros, y la

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Mikaela de Salvington

unión sea aún más fuerte, porque la habéis de necesitaros los


unos a los otros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 20 de mayo de 2005

20
“Muchas veces os ha dicho que el tiempo da señales de un mo-
mento anunciado, y así también es como los seres vivientes en
todo su esplendor también dan señales, así como pueden ser po-
sitivas, también negativas.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Una vez más os digo: Mantened la unión y comprensión entre
vosotros. La paz este en todos”
Dios Padre Universal, viernes 27 de mayo de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón:
Os digo, la mente humana es tan compleja que nunca os detie-
ne verdaderamente por lo que necesita. Os digo, es tan difícil
controlar en equilibrio el temperamento y tiende a rechazar lo
que llena en paz y optimismo en un más allá de lo verdadero.
Siempre trata de ocultar aquello que quisiere demostrar como lo
infinito para llegar al progreso en paz.
Amada hija, os digo estas palabras porque vienen tribulaciones
aún más fuertes en todo el planeta, y vosotros debéis estar alerta
y preparados para todo lo que llegue y venga a este lugar. Sa-
biduría, profundidad y entendimiento en paz y amor son lo que
todos vosotros debéis tener presente.
Mantened el cuidado tanto físico como mental, y aun así os digo:
si vosotros todos mantenéis el equilibrio seréis Uno en Fuerza.
Que la paz este con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 27 de mayo de 2005

21
Aquel matrimonio quienes habrían sido anteriormente, Ruth y el apóstol
Andrés, le pidieron al Arcángel Gabriel que los ayudara a concebir un hijo,

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El Levantamiento

porque ella no había podido gestar. Al poco tiempo de esta petición ella
quedó embarazada y el arcángel le revela que debe cuidarse mucho por-
que es un hijo de luz, una concepción no tan solo terrenal.
Pasó el tiempo y al fin nació una niña. El arcángel había pedido que la trajeran
al séptimo día después de su nacimiento para presentarla frente a su Padre.
Fue una ceremonia maravillosa en que el arcángel vistió el templo con hermo-
sas flores de su mano divina, y sus palabras conmovieron profundamente a
todos los ahí presentes. Luego del bautismo se presentó el Padre y dijo:
“Os saludo con la paz de mi corazón:
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, he de deciros,
cuando hay un nacimiento como así de millones que han de ha-
ber, los cielos se han de regocijaros. Pero así os digo, un ser ha
de seros una bendición, pero aún, aún más la bendición se ha de
daros, cuando aquellos padres reciben con regocijo aquel ser.
Un ser que nace en Urantia viene, algunos vienen para aprender,
otros vienen a enseñar. Pero os digo, vosotros, como padres de
un ser primogénito, los cuidados son tanto como una guía en
amor y verdad. Guiadlo en los verdaderos valores en un hogar en
amor y armonía entre vosotros.
Así como los hijos llegan, obtienen y regresan. Pero de vosotros
también depende el que permanezcan los hijos de amor. Cuida-
dlos en sabiduría, y así como vosotros guiaréis, también aceptad
la guía que ellos puedan daros.
Amados hijos, amados hermanos, una vez más digo a cada uno
de vosotros:
Mantened la paz, mantened la armonía, porque así uniréis las
fuerzas en una, y no sigáis buscando aquello que no llena en
espíritu y verdad.
Que la paz y el amor permanezca en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, sábado 28 de mayo de 2005

22
Este día era el entierro de mi padre terrenal, quien ya se había despedido
verdaderamente en paz. Ya en su senilidad, había logrado liberar aquella
parte divino esencial, que estando aún lúcido, bloqueaba a través de su

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Mikaela de Salvington

intelecto racional. Tenía un intelecto intuitivo muy desarrollado, el que le


permitía ver en profundidad a sus semejantes, como también a Dios. Pero
es ahí donde se apoderaban de él aquellos prejuicios que traía de una in-
fancia, en que con inteligencia observó la inconsecuencia y la hipocresía en
aquellos que se decían ser hombres de fe.
Decía que su padre había sido de aquellos que pecaban durante toda la
semana y el día Domingo iban sagradamente a la iglesia a confesarse para
tranquilizar su conciencia y quedar redimidos de sus culpas para así pecan-
do, sin escrúpulo alguno, la siguiente semana. Bastaba con rezar un Padre
Nuestro y tres Ave María y todo estaba resuelto. Decía que su madre había
sufrido mucho por aquel comportamiento, aunque después él también re-
petiría algo similar con mi madre. Pero él luchó verdaderamente por supe-
rarse, y finalmente pidió perdón de corazón por sus debilidades y el daño
que reconocía haber hecho a su mujer. Él era muy honesto, nunca ocultó lo
verdadero, y aunque cometió errores, supo amar en conciencia y responsa-
bilidad a quienes tuvo a su lado.
Él se definía frente a lo divino como agnóstico. Decía aceptar la existencia
de una inteligencia superior que estaba por sobre toda la creación, pero
aquella comprensión debía ser a través de la filosofía, la teosofía o la cien-
cia, pero no la religión, ya que decía que sus instituciones eran enajenantes
y castraban la libertad en el desarrollo del pensamiento. Él estudio muchí-
simo sobre aquel Hijo de Dios y el pueblo donde nació, y fue el primero
en hablarme sobre El Cristo, y me explicó que su nombre significaba El
Creador, y venía representando el grado más alto de conciencia que podía
aspirar un ser humano para obtener en su desarrollo.
Fue la primera definición que escuché del enviado de Dios y fue quien me
enseñó a respetarlo en su verdadera dimensión. El alma de mi padre ascen-
dió en paz, habíarecibido la gracia de Dios, ante las oraciones de quienes
verdaderamente lo amamos y respetamos, y especialmente por apertura
que tuvo hacia lo divino durante su último tiempo de vida. Esto permitió
que estuviera siempre en custodia de los ángeles sanadores, que con todo
su amor fueron desatando cada uno de sus traumas, sanando sus heridas y
liberándolo de toda culpa, dolor o resentimiento arraigado en su esencia.
El haber podido sintonizar con de corazón con estos seres divinos, los úni-
cos capaces de transmutar con su amor los estados negativos de la esencia
humana, su alma habría quedado deambulando en el limbo, tal y como su-
cede con la mayoría de las almas de quienes desencarnan en este planeta.
Tenía muchas vivencias inconclusas que le causaban gran desasosiego, y le
habría tomado mucho tiempo ordenarlas y aquietar la conciencia para sen-

174

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El Levantamiento

tirse verdaderamente en paz, y atreverse a tomar la mano de los ángeles y


ascender con su alma al espíritu que habita en el eterno.
Me he explayado en lo de mi padre, porque es precisamente aquello que he
explicado sobre él, lo que tanto le ha costado a la humanidad comprender:
que Dios es tan solo Amor y que no nos castiga por nuestros errores, tan
solo pide un acto de humildad y un reconocimiento honesto y verdadero de
nuestros errores, para así liberarnos del daño que nosotros mismos hemos
hecho a nuestras esencias. Pero el orgullo, el ego, la importancia personal,
como diría Carlos Castaneda, es demasiado grande como para aceptar algo
tan simple.
Durante el último tiempo de vida, mi padre repetiría una y otra vez la
misma pregunta: –¿Sabe usted cuáles son las jerarquías divinas?–, luego
respondía: –Son siete: ángeles, arcángeles, serafines, querubines, domina-
ciones, tronos y potestades–. Después agregaba que su jefe era el Arcángel
Gabriel y que lo había enviado a la Tierra en una misión, y como él era débil
se había entusiasmado de los encantos terrenales y se habría olvidado de
su meta divina. Sus últimos días de vida eran tan solo una entrega de amor
a quienes llegaban a visitarlo, les tiraba besitos con la mano y su rostro se
mostraba feliz.
Antes de partir con mis hermanos de la comunidad a su entierro, el Padre
se presenta y dice estas palabras.
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Tan solo os digo, que la paz reine en vuestro corazón. Y os digo,
iros con tu mirada en alto y profunda, porque grandes cosas ha-
béis de veros y presenciaros.
Amada hija, luego, muy pronto vendré y he de conversaros con-
tigo. La paz este contigo y con todos. Iluminación a los pasos de
aquellos que de verdad han de iros a vuestro lado”
Jesús el Cristo, sábado 18 de junio de 2005

23
“Aunque a veces el camino ha de seros difícil y de verdad habéis de
comprender los pasos al avanzar, la llegada ha de seros más fácil.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Vosotros que un día de amor fuisteis plantados como una semilla
en este lugar, ahora ha de seros el momento de cada uno mos-

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Mikaela de Salvington

trar sus frutos, y cuánto habéis logrado entenderos el paso y el


reconocimiento de un cambio, una vez más de esta civilización
humana, en paz y amor.
La paz este con todos”
Dios Padre Universal, lunes 27 de junio de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón:
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo:
Como habéis visto el cambio ha seguido su curso, no ha habido
tiempo de su detención. Todo, tanto planetario como también
en vosotros, cada ser viviente, se han producido los cambios, y
aún sigue en su proceso.
Y vosotros, ¿os habéis preparado para este gran cambio?
Y vosotros, ¿os estáis verdaderamente en paz para este cam-
bio? Vosotros, ¿estáis verdaderamente de la mano con vues-
tros semejantes?
Ya han de quedaros los últimos llamados, y aun así os he de espe-
raros en vosotros. Como habéis visto, el tiempo es cada vez más
corto y la esperanza se apaga. Amados hijos, amados hermanos,
amados todos, os digo:
No esperéis la noche para entender y hacer lo que pudisteis ha-
ceros de día
Que la paz y el amor este en cada uno de vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 27 de junio de 2005

24
“He venido a daros la fuerza al comienzo de una nueva era. Aun-
que a veces el camino es difícil para muchos y más fácil para otros,
ha de seros lo que cada uno ha podido lograr, en algunos en su
corto caminar y en otros en su largo caminar.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os saludo con la
paz de mi corazón.
El retorno a la gracia de vuestros espíritus ha de seros en conciencia
y en lo que cada uno ha de presentar en el paso del momento.

176

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El Levantamiento

Vosotros, ¿qué tenéis para aquel momento? Alguno, ¿alguno


de vosotros podría deciros si estáis realmente en conciencia y
verdad para este paso y momento? ¿Alguno de vosotros po-
déis de verdad mostrar y entregaros los frutos que habéis ob-
tenido para él?
Y con tu nombre, Pauline, ¡qué podéis deciros, qué podéis trans-
mitir a lo alto, a mi Padre!
Pregunta a una joven que tan solo lo mira y calla
A vosotros, que ha pasado el tiempo, os digo:
¿Estáis verdaderamente de la mano con vuestros semejantes? Es-
cucháis y no habláis, veis y no miráis, camináis y no avanzáis.
Y aun así os digo: No esperéis que os llegue la noche para que
miréis de verdad lo que debéis ver, y no detengáis tus pasos si de
verdad queréis llegar. Y de vosotros está el arreglaros tanto lo
terrenal, como el paso de lo humano a lo espiritual, ¿entendéis?
Si no habéis sido verdaderos con vosotros mismos, qué esperáis
de los demás.
Si no habéis sido capaces de miraros con amor a ti mismo, qué
esperáis de entregar a los demás.
Si no habéis sido capaces de ayudar con honestidad a los que
han de estaros contigo, qué vais a entregar cuando sea el mo-
mento de salir, ¿entendéis?
¿Habéis sido capaz de acercaros a vuestros hermanos y de ver-
dad darle un abrazo, una palabra de amor, una fuerza, una
enseñanza?
¿Habéis sido capaz honestamente de arreglar en paz todo lo que
perturba vuestras vidas?
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo: No de-
jéis que vuestros cuerpos sigan debilitando y formando enferme-
dades que no fueron creadas en el amor. Las enfermedades se
han de crear por no seros claros con vosotros mismos.
Cuidar sus vidas es cuidar vuestras esencias en espíritu y verdad.
Entenderéis el porqué a veces el camino para algunos ha de se-
ros más difícil y para otros más fácil, cuando realmente toméis
conciencia de vuestra vida y el porqué del porqué. Y aun así os
digo:

177

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Mikaela de Salvington

¡El tiempo es corto, y hacedlo hoy y no mañana!


Ahora el Padre dirige su palabra a algunos en particular:
Conozco de ti y conozco tus aflicciones, pero también más
profundamente conozco tu corazón. Sólo confiad en ti y ve-
réis que cuando hay amor todo tiene solución. La paz sea
contigo.
Sé que en un pasado pudisteis haceros más por ti, y aún queda
tiempo, pero ya es corto. Y si habéis pedido ayuda, la ayuda ha
llegado, pero tu no la habéis sabido ocupar, y aun así espero en
ti. La paz sea contigo.
Cuando uno actúa en plenitud y verdad, todo comienza a andar
en paz. La paz sea contigo.
Hay momentos en que ha de seros difícil el caminar, pero cuando
las decisiones son realmente en plenitud y verdad, las puertas
han de abriros en paz. La paz sea contigo.
El retorno de una nueva era se logra cuando en plenitud habéis
de esperaros el momento.
Amados hijos, amados hermanos, que la paz y el amor sea con
todos. Y una vez más os digo: ¡No dejéis que os llegue la noche
para realizar todo en el día!
Mi paz os dejo, mi paz os doy.
La bendición de mi Padre sea con todos.”
Jesús el Cristo, sábado 2 de julio de 2005

25
“Aunque a veces las palabras son muy cortas, dicen más que las
que han de seros largas.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Vosotros que habéis presenciado al enviado y aquel enviado ha
enviado a su primogénita creación a compartir entre vosotros,
entonces:
Qué habéis, qué habéis de esperar que todavía no hacéis y ca-
mináis por lo que ha sido mostrado en este corto y difícil, pero
verdadero caminar.

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El Levantamiento

Hay muchos que dicen buscar y pocos los que encuentran.


La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, sábado 16 de julio de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os vengo, y así
como tantas veces he de deciros, estoy aquí entre vosotros y os
hablo.
Bienaventurados los que estáis en este momento reunidos, y
os digo:
Aunque en muchos todavía existe el dolor
Aunque en muchos existe el confundimiento
Aunque en muchos existe el quiebre
Os digo: Bienaventurados los que aun así han de perseverar en
el camino
Bienaventurados uno por uno los que estáis y lucháis por estar
en paz
Bienaventurados los que buscan una mano cálida y reflejan la
hermandad
Bienaventurados los que con palabras sabias logran sacar a un
hermano de las tribulaciones
Bienaventurados los que poco a poco avanzan y son seguros en
sus pasos
Bienaventurados los que beben y llenan de palabras sabias las mentes
Bienaventurados los que miráis en paz al caído
Bienaventurados seréis de verdad cuando toméis firme el báculo
de la esperanza y del amor en vuestros corazones, y mantengáis
la paz y la seguridad en este lugar
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Consagrados seréis si de verdad vuestros corazones han de esta-
ros en un solo guiar
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, sábado 16 de julio de 2005

179

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Mikaela de Salvington

26
“A veces el cómo y el cuándo, como seres humanos vivientes de
paso por Urantia, no habéis tomado verdaderamente el sentido
del cómo y el cuándo.
Cómo de verdad encontraréis el camino, y cuándo de verdad os
hallaréis y encontraréis lo que buscáis.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aunque percibo en vosotros jóvenes urantianos, pero os digo:
entre vosotros sólo dos o tres son jóvenes en espíritu y más ya
sois sabios en la antigüedad.
¡Despertaos! Ya es tiempo de daros la mano a aquellos que ne-
cesitan que ayudéis.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, martes 26 de julio de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo una vez
más:
La lucha no se reconoce por las armas, sino por la perseverancia
y la verdad. Y el tiempo no se mide por lo que habéis vivido, sino
por lo que realmente habéis realizado en espíritu y verdad en
vuestras vidas.
Si de verdad queréis ser un guerrero de luz, entonces qué
os detiene para lograr y seguir lo que en espíritu y amor os
pide.
Amados hijos, amados hermanos, un saludo de paz y amor
en vuestros corazones, y que esta juventud sea sabia en la
guía.
Y aun más os digo: No sigáis deteniendo en aquellas divagacio-
nes que no os llenan vuestros espíritus. Y hablad, hablad con
verdad y no luchéis por lo que os daña, sino luchad por lo que da
fruto en vuestras vidas.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Que el espíritu de aclarar mente-corazón entre en vosotros”
Jesús el Cristo, martes 26 de julio de 2005

180

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El Levantamiento

27
Aquí el Padre y el Hijo se presentan frente a mi hijo menor que estaba de
paso en la comunidad. Un joven que vivía en Estados Unidos y había viajado
porque sentía un fuerte llamado a unirse a esta hermandad, pero estaba
muy confundido. Su mente determinada por los valores convencionales, lo
traicionaba, haciéndole sentir que era una locura volver a Chile dejando su
trabajo y estudios universitarios. Tenía una gran ansiedad espiritual y una
intensa sed de amor, de justicia y de paz. Estas fueron las palabras para
aquel hijo:
“Aunque a veces el camino os ha de sentiros y veros difícil, os
diré: La seguridad ha de estaros cuando de verdad logréis ver y
entender más profundamente vuestra estadía en Urantia.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Arreglaos vuestro camino y veréis que cada puerta os abrirá.
La paz sea en vosotros.”
Dios Padre Universal, martes 2 de agosto de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados aquellos que han de
permanecer en el camino, que aunque no han de estaros presen-
tes, pero han de estaros en el corazón.
Amado hijo, una vez más como tantas os he visto, nuevamente
he de veros, sentiros y entenderos, y os digo: Si de verdad tu
búsqueda está verdaderamente en plenitud de gracia y gozo en
espíritu y verdad, todo, todo lo que tuviereis que aclarar, tanto
en lo terrenal como en lo que tú habéis venido a Urantia, tomará
su rumbo, y el camino se ha de abriros de par en par, y nada ni
nadie detendrá y perturbará tu caminar. Todo lo que mi Padre ha
de enviaros a través de mí, yo os he de entregaros a quien ha de
permanecer y pertenecer.
Amado hijo, amado hermano, os digo, cuál es tu pregunta.
–¿Cuál es mi misión y qué es lo que tengo que hacer una vez que venga
para acá?
Está escrito, y cuando ya aquellas puertas estén abiertas de par
en par, tu respuesta a tu pregunta será dada. Sólo he de deciros,
que habéis de seros un misionero en palabra y verdad directo de
mi Padre. Habéis, ¿habéis de entenderos?

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Mikaela de Salvington

–Sí –responde.
Entonces, ¡Tomad! ¡Tomad pues pronto tu espada de fuerza y de-
jad que tu corazón sienta y toque lo verdadero en ti! Y es tiempo
que tus manos actúen en espíritu y verdad. Todo, todo lo que fue
entregado una vez, ha permanecido, porque aquellos que han
conocido la verdad, lo puro, lo verdadero, permanece.
Amado hijo, amado hermano, ¡Cuidaos!
Que la paz esté contigo. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Que la paz y la claridad sea en vosotros.
Luego el Padre se dirige a mí y dice:
Y tú, mujer, seguid firme y adelante y no confundáis, porque en
ti sobrepasa más allá de lo que tú habéis logrado. Cuidaos vues-
tra mente y corazón porque aún queda mucho, pero corto ha de
ser el camino”
Jesús el Cristo, martes 2 de agosto de 2005

28
“Hay muchos hombres que os han de seguir el camino con un
itinerario errante y sus vidas desechas. Ya qué más os queda por
entrelazar, seguiros esperando un rumbo.
Oh señor, no puedo llegar. Lloro, lloro, desesperación. Miro, mi-
ro, no encuentro. Busco, busco, oh Dios dónde estás. Toma mi
mano, ya no puedo más.
¡Ya!, ¡dejaos de lamentaros y tomad lo que vuestro espíritu os
clama!, clama porque un día os habló y no os escuchasteis, y aho-
ra os clama por su liberación”.
Arcángel Gabriel, sábado 6 de agosto de 2005
“Cuándo va a ser el momento que toméis de las manos los unos
a los otros. No sigáis esperando que el otro avance por ti porque
si de verdad, de verdad queréis crecer en un camino de rectitud,
verdad y verdaderos valores, entonces comenzaos a escucharos
vuestro yo interno, y no sigáis en aquellas divagaciones que da-
ñan vuestro espíritu.
Y aun así he de deciros que vosotros, vosotros sois la esperanza
y el pilar de un futuro, de un futuro próximo, y aun así os digo a

182

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El Levantamiento

cada uno, no he de pediros lo que no seréis capaz de dar respues-


ta, os he de entregaros en tierra fértil y vosotros seréis capaz de
ararla, cuidarla y mostrar aquellos frutos.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo una vez
más: No sigáis mirando lo que no ha de llenar aquella vasija con
las aguas puras y turbias, sólo dejad que en esas vasijas entren las
aguas puras y cristalinas.
Amados hijos, amados todos, que la paz y el amor este con to-
dos. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, domingo 7 de agosto de 2005

29
“El ser humano busca sus propias pruebas en condiciones del
que cada uno os ha de daros. A veces han de seros difíciles de
encontrar respuesta, y otras pueden ser fáciles de encontrar el
camino.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Si de verdad habéis logrado encontrar las respuestas a tus pre-
guntas, entonces miraos de frente tu destino.
La paz sea con todos.”
Dios Padre Universal, 23 de agosto de 2005
“Yo soy quien ha venido a hablaros y a traeros buenas nuevas a
vuestros corazones. Os saludo con la paz de mi corazón.
Os he venido a compartiros con vosotros y entre vosotros una vez
más y os digo: mas si de verdad habéis de encontraros consigo
mismos y estaros en paz en vosotros mismos, y habéis encontra-
do respuestas a vuestras preguntas que aunque mucho buscas-
teis y las respuestas estaban ahí, y están aquí tan claras como las
aguas, como las aguas cristalinas que he entregado en baños de
aguas vivas, aún os digo:
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, uno por uno
como así habéis de preguntaros una vez más, y otra vez más y
cuántas han sido vuestras respuestas. Si de verdad habéis de lu-
char por lo justo, entonces haced parte de ti lo justo. Haced tuyo
el camino y haced parte de ti por lo que habéis logrado obtener
en el paso.

183

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Mikaela de Salvington

Cada uno sois un pilar, y si uno de vosotros ha de caeros, los


demás iréis en ayuda de aquel pilar. Y si ese pilar vuelve a caer,
nuevamente iréis en ayuda, y nuevamente vuelve a caer, enton-
ces dejadlo volar.
Amados hijos, amados hermanos, si de verdad queréis, queréis
permaneceros, entonces uníos, uníos en fuerza y verdad.
Aquí hay amor, aquí existe el amor y aquí hay paz, pero esa paz
se ha de manteneros a medida que vosotros seáis capaces de ver,
sentir y escuchar la verdad.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos os digo, así co-
mo he venido a buscar parte de los frutos, también he venido a
dejar la bendición en vosotros. Amados todos, estoy aquí, estaré
aquí entre vosotros y con vosotros.
La paz y el amor permanezca en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, 23 de agosto de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os he venido para compartiros con vosotros y entre vosotros.
Os digo una vez más, que el Uno compartido en vosotros, sois
como una esperanza en Dios, sois como una espera en paz,
sois como una roca en lo más fértil de un pensamiento en paz,
sois lo que sois y debéis amaros como sois, en una semejanza
en el amor”
Jesús el Cristo, 23 de agosto de 2005

30
“Aunque a veces el destino de un ser viviente se ha de mostraros
en un definitivo, el ser viviente escoge un camino al cual ha de
encontraros momentos y destino más largo del que ha sido mos-
trado. Y si en ese camino logra acordaros de aquel camino que
un día fue mostrado, llega, regresa y toma aquel camino, pero ya
ha de seros en pasos envejecidos por su tiempo.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Joven aún, logra el camino
Joven aún, lograos ver tu destino

184

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El Levantamiento

Joven aún, tomaos lo verdadero en paz


La paz sea con vosotros”.
Dios Padre Universal, domingo 11 de septiembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os digo, hay momentos que aquel guía debe haceros un llamado
con fuerza a aquellos que han escogido un camino. Cada uno
ha de seros un ejemplo para el que va creciendo y buscando un
camino.
Os digo que he de estaros en vosotros, con vosotros, a medida que
vosotros abráis en vuestro corazón las puertas de vuestro interno.
Amados hijos, amados hermanos que aunque no habéis de es-
taros en estos momentos presentes, unas palabras para vosotros
porque estáis en mí.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, domingo 11 de septiembre de 2005

31
“Si vosotros pedisteis una mano, esta fue tomada. Si vosotros
dijisteis que estabais en fuerza en una oración, esta fue escucha-
da. Pero yo no pedí nada, sino voluntad, tanto a sí mismos como
para con los demás.
Mas lo único que os puedo decir, es que cuidéis, cuidéis de ver-
dad esa vida, esa esencia. Y en este tiempo urantiano, cuidaos,
cuidaos vuestros cuerpos y amaos, amaos a sí mismos y amaos los
unos a los otros.
No pido nada para mí, si no pido por vosotros”
Jesús el Cristo a una joven, sábado 17 de septiembre de
2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados todos, tan solo he venido una vez más, a daros consuelo
y calma a vuestros espíritus en vida y en una constante búsqueda
en un destino propio en paz.
Aunque para muchos el camino os ha de seros difícil en su avan-
zar, aunque en algunos buscando un avance fácil y en otros bus-

185

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Mikaela de Salvington

cando el avance propio en espíritu y verdad, y aun así habéis de


buscar el mismo caminar.
Os digo que el camino os habéis de haceros, a medida que lo-
gréis maduraros y entenderos en tu avanzar. Amados todos os
digo, de verdad tomad, tomad una vez más en vuestras vidas, en
vida lo propio, lo verdadero, y dejad, dejad de seguiros divagan-
do en lo que no habéis de encontraros nada.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os he de deciros
estoy a las puertas y os hablo. La paz esté con todos. Mi paz os
dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 19 de septiembre de 2005
El Padre, luego de retirarse, entrega estas palabras a Bernardita para acla-
rar su mensaje:
“El designio verdadero de cada ser humano comienza en que
cada uno debe hacer y hacerse parte de un verdadero vivir en
plenitud, una esperanza.
Lograr entender y entenderse en sí mismo y madurar en espí-
ritu, y mirarse en lo profundo y asimilarse en un más allá, en
una esperanza, y tomarse en esencia divina en un semejante
a Dios.
Lograr alcanzar lo más importante, tanto en lo que en vida te-
néis como también en designio divino sabéis”

32
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, he venido y en
presencia como he de estaros, y os digo:
Recordaréis que han de cumpliros el tiempo anunciado. Pero el
tiempo no ha de seros más importante como lo que tú habéis
logrado en vida, lo que tú habéis tomado como parte tuya en
esencia y verdad, y cuánto habéis logrado ver y sentir lo que ha
sido entregado.
Amados todos os digo, haced, haced parte de ti nuevamente lo
que pertenece. Tomad lo que habéis escogido para sentiros bien
y en paz. Luchad, luchad por lo que verdaderamente entendéis y
ha de seros de valor y verdad en vosotros.

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El Levantamiento

Amados hijos, amados hermanos, amados todos, el tiempo tan


solo ha de seros quien anuncia un nuevo cambio, pero tus logros
han de seros propios de crecimiento y verdad en vosotros.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, sábado 15 de octubre de 2005

33
“Dónde habéis de estaros. Cuánto más os he de esperaros. O ha-
béis de creeros que sois eternos en esta Urantia que Dios os entre-
gó hermosísima, y vosotros con vuestro materialismo y egoísmo
os está dolida por vuestra incomprensión y falta de amor por sí
mismos”
Arcángel Gabriel, jueves 20 de octubre de 2005
“A veces han de creeros que el tiempo no ha de deciros nada. Pe-
ro os digo una vez más, no habéis sido enviados para ser eternos,
sino para verdaderamente comprometeros tanto con Urantia, co-
mo también con vuestro semejante.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin
Mantened en vigilancia vuestra mirada, y así también vuestros
pasos.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, viernes 21 de octubre de 2005

34
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos os digo, aunque el tiempo ha pasado
tan de prisa, tan rápido, os digo: Recordad desde el primer tiem-
po que esta amada estrella vino a este lugar y deteneos y pregun-
taos: qué verdaderamente habéis tomado como enseñanza, qué
frutos ha dejado en cada uno de estos corazones humanos un ser
tan sutil, amable, divino en el amor, una flor de esperanza.
De verdad os han entregado cada uno una parte dedicada a este
amado arcángel, primera creación del universo, que ya han de trans-

187

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Mikaela de Salvington

currir cinco años urantianos desde su primera aparición, tomando


parte y haciéndose presente en un cuerpo humano, aunque os di-
go, no es directamente de él pero lo acomodó y lo ha mantenido
como parte de él. Cinco años que pisó por primera vez Urantia.
Amada hija, sólo, sólo he de pediros, hacedle aquel reconoci-
miento y lo mejor que pudiereis vosotros daros, lo que verda-
deramente han hecho cada uno una parte de él, que mostréis
de verdad esa unión, ese amor al cual a cada uno os ha tocado
vuestro corazón. Una vez más he de deciros, tan solo este ser de
esencia tan sutil y amante del amor, ha de necesitaros la paz y la
comprensión, una unión en paz, libertad y amor.
Amada hija, aunque el tiempo cada vez ha de haceros más di-
fícil, os digo: Mantened más la comunicación y conversaos más
profundamente las inquietudes, pero ya no más aquellos que no
han de escuchar. El tiempo de la cosecha aún ha de estaros y lo
último ha de quedaros.
Amada hija, estamos juntos, estamos unidos, estamos en paz,
y una Paloma Blanca Mensajera del Amor está entre vosotros.
¡Cuidadla! Que la paz y el amor sea en vosotros. Mi paz os dejo,
mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 28 de octubre de 2005

35
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados todos os digo una vez más, aunque en muchos han de
creeros que aún queda tiempo para seguiros divagando y no ver,
no escuchar y no sentir lo que debéis tomaros como propio y lu-
char por liberar vuestro interno en paz.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, una hermosa
unión, hacedla, hacedla ya parte de cada uno y mantenedla. Os
digo que lo más inteligente en vosotros, ha de seros mantenien-
do la unión, una paz para lograr entenderos lo que a cada paso
debéis lograr descubrir en esencia y verdad. Y así ayudaros los
unos a los otros y recibiros aquellos que han de tomaros vuestras
manos.
Amados todos, ya no sigáis pensando en dejaros todo para un
mañana, sino hacedlo ya, hacedlo pronto, porque el tiempo no

188

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El Levantamiento

ha de esperaros. Sed, sed perseverantes en la verdad, sed per-


severantes en descubrir la verdad, sed perseverantes en mostrar
aquel camino con inteligencia y amor.
Amados hijos, amados hermanos, una vez más he de deciros:
hay una Brillante Estrella entre vosotros, una Paloma Blanca que
vuela por los aires tocando cada corazón, y os digo: ¡Cuidadla y
guardadla en vuestros corazones!
Que la paz y el amor esté con vosotros y entre vosotros. Estoy
aquí y estaré aquí hasta el tiempo final.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, sábado 29 de octubre de 2005

36
El Padre y el Hijo entregan estas palabras en un momento que mi corazón
estaba muy dolido por la reacción de un hermano al que había tenido que
hablar con fuerza una verdad.
“El viento sopla fuertemente dando aviso al paso que os ha de
venir. Los vientos son como alas que han de esparcir su vuelo bus-
cando caminos para su despertar.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin
Es tiempo de daros la mano los unos a los otros, pero es el tiempo
de dar esa mano al que de verdad la tome en paz.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, viernes 4 de noviembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Como vosotros habéis de saberos, he de conoceros a cada uno
de mis hijos y he de conoceros las debilidades de cada uno, y os
digo:
En este momento preocupaos de ti y de aquellos que os han
hecho dueños de sí mismos y de la verdad inteligente, de la
verdad con amor, y vais a ver que todo ha de estaros en su
propio orden.
Como os dije una vez, este lugar ha de daros las señales de lo que
os ha de aproximar, y en este momento preocupaos de estaros
unidos como corresponde, en paz, amor y armonía. Ya no sigáis

189

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Mikaela de Salvington

mirando y escuchando a aquellos que divagan en las respuestas y


no saberos enfrentaros. Os es el tiempo de que cada uno pueda
manteneros aquella luz encendida, es el tiempo de manteneros
con aquellos de la mano.
Amada hija, el dolor ya no ha de seros parte tuya. El amor, la
verdad, es lo que ha de estaros por delante. Una vez más os digo:
Manteneos de la mano con aquellos que luchan y han luchado
por ese amor, por ese verdadero amor. Aunque debáis enfrentar
duras pruebas que ponen aquellos que han escogido un camino
y luego vuelven atrás, tuyas ya no son. Vuestro destino ha de
seros el amor.
Amada hija, que la paz y el amor esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 4 de noviembre de 2005

37
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos, os he venido tan solo para recorda-
ros que siempre he de estaros a vuestro lado y estoy llamando
a vuestro interno. Estoy siempre esperando una puerta abierta
para poderos entrar y ver que uno más ha de seros capaz de
llenaros sus vidas con el alimento de la vida eterna, el alimento
eterno en vidas consagradas al amor.
Amada hija, los momentos han de haceros cada vez más difíciles,
pero he de pediros que mantengáis firme, y os digo: No decai-
gáis, sólo seguid las huellas que os he dejado en vida y así tam-
bién con aquellos que han de lucharos por aquel mismo camino.
Amada hija, que la paz y el amor esté contigo.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, miércoles 16 de noviembre de 2005
“Vosotros sabéis cuán ha de seros el camino que habéis de esco-
ger. Seguid, pues del Bien una acogida en paz, en regocijo de un
caminar.
Ha de seros difícil el vivir en comunidad, pero benditos seáis
aquellos que lográis caminaros juntos en una búsqueda igual, no

190

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El Levantamiento

sobrellevaréis ninguna carga demás, sólo lo que a cada uno os ha


de pertenecer.
¡Escogeos la flor blanca de tu despertar! Pero una cosa os he de
deciros: es difícil convivir, compartir en comunidad, pero se ha de
haceros fácil cuando está la voluntad.
¡Tomad pronto tu flor blanca y caminaos juntos hacia las huellas
de tu Creador!”
Sanath Kumara, miércoles 16 de noviembre de 2005

38
“Pájaro errante que buscáis el camino y tus vuelos se ven cada
vez más lentos y débiles en tu avanzar, y habéis de daros cuenta
que tus ojos no pueden mirar.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aquella juventud que aún busca las huellas, ¡encontradlas pronto!
Tu fuerza y tu juventud han de seros valiosa hoy y no mañana.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, lunes 21 de noviembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Difícil han de seros los pasos y una vez más he de haceros un
llamado a aquellos jóvenes, a aquella juventud que aún pueden
levantaros y seguiros un camino de alimento en la verdad.
Aquellos jóvenes que han de buscar el camino para encontrar
hoy y no mañana, porque un mañana es para aquellos que ya lo
han encontrado y han podido seguir avanzando para un futuro
en que de ellos ha de ser conformar una nueva sociedad de her-
mandad en espíritu y verdad.
Amada hija, sé que el tiempo y los momentos han de seros aún
más difíciles, tanto en la comunión como también en los tiem-
pos. Refortaleceos en conjunto y seguid las huellas del camino.
El avance ha de seros glorioso, el deteneros acongoja vuestro
espíritu.
La paz sea en ti. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 21 de noviembre de 2005

191

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Mikaela de Salvington

39
“Aún pasan y pasan los días y todavía han de haberos cegueras en la hu-
manidad, aún no han visto los cambios que han de estaros sucediendo.
Muchos han de creeros y tomaros sus vidas fácilmente, pero cada
vez han de haceros sus propias vidas más difíciles.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin
Los límites son puestos bajo conciencia de cada uno, por sus propios
estados de ceguera y no realizar lo que de verdad ha de haceros.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, viernes 25 de noviembre 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Como sabéis hace más de dos mil años, este amado creador de
su creación, bajo un estricto auto otorgamiento vino a Urantia a
compartir con vosotros y entre vosotros, a conoceros aún más a
ésta, su amada creación.
Y os digo, aunque ha sido difícil poderos ver realmente en muchos
sentidos lo verdadero, el amor infinito, el amor verdadero, pero aun
así existen los pocos que sí han podido sentir y ver lo verdadero.
Y os digo una vez más, os he enviado a esta primera creación y
una vez más os digo que en muchos ha de haberos ceguera, y
en pocos han podido ver y sentir el amor, la verdad, la justicia y
la paz. Han de creeros esos muchos que todavía ha de quedaros
tiempo, pero ese tiempo es corto.
Todo está frente a cada uno y todavía han de estaros ahí sin real-
mente realizar lo que un día dijisteis que erais capaz de haceros.
Hay un cuerpo, hay una vida y un movimiento, por qué, por qué
todavía no hacéis nada por vosotros mismos.
Que la paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 25 de noviembre de 2005

40
“En algunos el tiempo pasa y no han de dejaros huellas en su pa-
sar, y en otros el tiempo pasa y huellas han de quedaros.

192

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El Levantamiento

Os digo que en aquellos que no han dejado sus huellas, es por-


que aún no ha habido un despertar, y en los que sí han dejado
sus huellas, es porque sí ha habido un despertar.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Os digo, el tiempo no os ha de mediros por los años que habéis
cumplido, sino por las huellas que habéis dejado.
La paz sea con todos”
Dios Padre Universal, domingo 27 de noviembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados hermanos, amados todos, os digo que el
tiempo que habéis vivido en este lugar de paso, aunque por muy
difícil que ha de seros, os digo que aun así gloriosos han de se-
ros cuando las huellas que habéis dejado han sido provechosas,
sabias y lentamente adquiridas en un conocimiento profundo en
el arte de la vida, porque así rescataréis lo más profundo que
habéis logrado tomar en todo el paso y así aquellas huellas en
muchos os han de quedaros.
El tiempo os ha de mediros por todo aquello que habéis logra-
do sabiamente tomaros. La juventud puede quedar por mucho
tiempo más, y es lo sabio lo que hace crecer y engrandecer vues-
tro espíritu.
Que la paz y el amor sea en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, domingo 27 de noviembre de 2005

41
“Vais de paso en paso y aún se han de veros tus pasos cansados y
tus huellas poco visibles, y aún, aún con poca visión de ver vues-
tras huellas.
Os digo nuevamente a vosotros los jóvenes, jóvenes en los pasos,
jóvenes en espíritu, jóvenes en la verdad: ¡Tomad!
¡Tomad esa copa de las Aguas Vivas y haced que aquellos pasos
sean firmes y esas huellas visibles!
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.

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Mikaela de Salvington

Ya es tiempo de seguir marcando el camino a los que vienen de-


trás de vosotros.
La paz sea con todos”.
Dios Padre Universal, martes 29 de noviembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Sé y siento las dificultades en este lugar, pero os digo una vez
más: No caigáis, no caigáis en la tentación ni en el juego libre-
mente adquirido en aquellos que sólo buscan lo fácil, si debéis
vivir las dificultades y pasarlas en lo claro hacia un próximo día
de bendiciones.
Pasadlo juntos y no pretendáis mirar hacia vuestro alrededor tan
solo por buscar lo que amablemente pudieron ofrecer, y después
sentir el dolor en haber recibido lo que de verdad amablemente
no ha de seros.
Sentid, sentid de verdad con vuestro corazón y vuestra mente lo
que de verdad habéis de necesitaros. Podéis seros jóvenes pero
tenéis la sabiduría en el entendimiento.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, marcad firme-
mente vuestras huellas porque así aquél que os viene logrará
encontraros.
La paz sea con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, martes 29 de noviembre de 2005

42
“Ahora que las definiciones han de estar haciendo cada vez más
clara, todo se resolverá a medida que puedan despertaros de esa
ceguera y necedad humana, cuando de verdad puedan ser capaz
de seros claro tanto en sí mismo como de verdad con los demás.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin
La claridad se logrará ver cuando de verdad entreguéis lo propio,
lo verdadero y lo claro.
La paz sea con todos.
Dios Padre Universal, viernes 2 de diciembre de 2005

194

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El Levantamiento

“Os saludo con la paz de mi corazón.


Os digo, amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Una oración con fe, con esa fe verdadera y ferviente, ha de se-
ros escuchada. Una oración de fe y con petición a adquirir una
necesidad, ha de seros escuchada. Pero cuando de verdad es una
petición de lo más profundo de la esencia humana, y hablada,
ha de seros escuchada y recibida. A veces puede tomar tiempo,
pero ese tiempo que ha de tomaros, ha de seros el justo para
aquél que ha pedido, nunca os ha de seros antes o después, en
su tiempo justo.
Amados hijos, amados todos, sed pues firmes, seguros en todo
momento, en todo tiempo, en toda circunstancia, porque de vo-
sotros ha de dependeros el que lo justo recibáis y el que lo justo
sea el que os abra el camino a un llegar en paz. Amados hijos,
amados todos, una vez más os digo, de vosotros ha de seros el
camino que escojáis.
La paz sea con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Jesús el Cristo, viernes 2 de diciembre de 2005

43
“A veces la voz cuando ha de hablaros con fuerza y verdad, y
aquellas palabras han podido ser sentidas, escuchadas en los co-
razones y las mentes, y hacedlas parte de aquello, que por razo-
nes de la ceguera, y a la vez por querer miraros los errores ajenos
a la causa propia, se cae en el mismo juego.
Pero cuando os es hablado y han podido procesar los pasos en vi-
da, el arrepentimiento profundamente en paz ha de seros recibi-
do, escuchado, analizado y dejaros en paz. Como vosotros habéis
de conoceros, el Perdón.
Yo soy quién Soy, Alfa y Omega, Principio y Fin.
Como vosotros sabéis, como vuestras vidas habéis consagrado
a la paz universal, habéis de seros observados, analizados y
guiados, y a la vez, sois tomados para seros un guía en futuro
y verdad.
Que la paz esté con todos”
Dios Padre Universal, lunes 5 de diciembre de 2005

195

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Mikaela de Salvington

44
“Cuando en las causas comienzan a haber movimientos es por-
que ha de aproximaros los efectos.
Ha de seros una ley que ha de existiros tanto en los planos físicos
como en el etérico, y os he de deciros: la ley de Causa y Efecto.
Los tiempos han de pasaros y según tus huellas son las que en el
futuro habéis de recibiros como lo que habéis sembrado, y vues-
tra propia cosecha la obtendréis.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin
Cada cual ha de recibiros y cada cual ha de entregaros. Siempre
con una guía habéis de nacer, con una guía habéis de crecer, pero
en vosotros ha de estaros el de recibiros, habéis de recibiros lo
positivo o habéis de recibiros lo negativo.
La libertad, la libertad en espíritu y verdad, ha de seros aquella
que entregáis vuestras vidas a una guía de luz. La libertad en los
planos materiales ha de seros aquella que tan solo metalizáis tu
mente y vuestro corazón.
Pero cuando habéis de unir tanto la libertad espiritual como la
material, podéis obtener equilibrio en tu caminar, pero cuando
buscáis aquella libertad que ha de dejaros un corazón totalmen-
te endurecido, sólo encontraréis lo que conocéis como las vidas
sin sentido y no encontraréis vuestro camino.
La paz sea con todos”
Dios Padre Universal, jueves 8 de diciembre 2005
“Os saludo con la paz y el acongojamiento en Urantia.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo con to-
do amor, con toda la fuerza, aún más no debilitéis, enfrentad
todo con humildad, inteligencia, sabiduría y amor. No dejéis que
aquellas palabras vanas, que aquellas palabras necias os hagan
caer en confusión.
Amados hijos os digo: Aún, aún queda mucho más por hacer,
aún queda mucho más por construir, aún queda mucho más por
avanzar. No decaigáis, hay mucho por aún ayudar. Vendrán dis-
tintos lados, puede ser lo positivo o lo negativo, pero vosotros si
mantenéis en unión, en verdad, lograréis distinguir todo y hablar
lo que de verdad habéis obtenido.

196

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El Levantamiento

Amados hijos, amados hermanos, amados todos:


Estoy, estoy aquí y os hablo, estoy aquí en vosotros, estoy aquí junto
a vosotros, estoy aquí y juntos estaremos uno por uno de la mano.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Jesús el Cristo, jueves 8 de diciembre de 2005

45
“Os digo, hay un camino, un avanzar, un destino.
Aquí como vosotros sabéis en Urantia, en vosotros mismos, siem-
pre os han dicho que han de haberos tres caminos. La verdad que
tan solo ha de existiros un solo camino, los otros dos han de seros
los que vosotros habéis creado como un camino de escoger.
Pero en vosotros así como sois enviados por un solo camino, tam-
bién ha de estaros trazado un solo camino. Pero vosotros escoge-
réis en vida lo que habéis construido como vuestro camino.
Así como en momentos en que habéis de sentiros vuestros pasos
lentos, también así podéis daros cuenta que lento ha de seros
vuestro pensar.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Dejaos pues de distraeros en los momentos más difíciles de vues-
tro existir. Os digo, el recrearos ha de seros positivo siempre y
cuando vosotros no perdáis la conexión que habéis ganado.
La paz sea con todos”
Dios Padre Universal, domingo 11 de diciembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija os digo, aunque a veces han de encontraros tan le-
jana aquella esperanza, descubridla, porque ha de estaros aún
más cerca. Sólo, sólo os digo que hay pasos lentos y otros que os
han detenido, porque en algunos han perdido la esperanza y en
otros todavía confían que pronto llegará.
Benditos seáis en aquellos que aún han de seguiros tomados de
las manos descubriendo el camino, siguiendo las huellas y avan-
zando en una esperanza, en una libertad. ¡No detengáis!

197

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Mikaela de Salvington

Y os digo, no dejéis que vuestras mentes os distraigan. La recrea-


ción ha de seros positiva en estos momentos, siempre y cuando
sigáis conectados y hacia lo que vuestro espíritu tiene como des-
tino: la paz, el amor y la lucha.
Amada hija, amados todos:
¡Seguid una vez más firmes y adelante!
Que la paz y el amor sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Jesús el Cristo, domingo 11 de diciembre de 2005
Bernardita recibió la siguiente aclaración sobre los tres caminos mencionados:
1.- El camino de los deseos urantianos
2.- El camino de la divagación
3.- El camino a la Paz y al encuentro de donde habéis venido, el
verdadero camino.

46
“En los momentos de los grandes cambios es cuando más debe
estar la unión, pero fácilmente han de caeros en la desespe-
ración.
Os digo, difícil, difícil ha de seros estos momentos, pero más difí-
cil os han de seros cuando no ha de haberos la transparencia, la
verdad en cada uno.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Una vez más os digo, tendréis el espíritu de joven pero el cono-
cimiento puede ser más profundo que aquél que muchos años
ha vivido. Escuchaos pues los unos a los otros, y os digo: sed, sed
perseverantes en vuestro caminar.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, viernes 16 de diciembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, ha habido momentos de mucho acongojamiento y
dolor, pero aun así os digo: el amor, la fuerza se percibe, la per-
severancia aún más, aunque han habido debilitamientos pero no
percibo el retroceder, veo y siento el avance.

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El Levantamiento

Difícil han de seros aún más los días, pero os digo, no dejéis que
os detengan. Pero sí os he de deciros, no hay palabras para aque-
llos que ya han tomado su camino, pero aún existen palabras pa-
ra aquellos que sí han de seguiros lo que os han escogido como
verdad.
Amados todos, os ha de seros difícil pero aún os espero en Gloria
y Gracia en Dios.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Jesús el Cristo, viernes 16 de diciembre de 2005

47
Mi segundo hijo quien permaneciera viviendo en Suecia después de
mi retorno, había hace algún tiempo tomado la decisión de unirse a la
comunidad y dar la lucha por lo justo y verdadero en el amor. Y estas
palabras fueron del Padre y del Hijo, cuando cumplía un año más de
vida.
“Cuándo, dónde habéis de escoger los momentos y cómo toma-
réis verdaderamente las fuerzas en un solo sentido. Ya es hora de
comenzar el avance con seguridad y de verdad de la mano en un
solo avanzar.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Las fuerzas cósmicas se unen siempre, cuando de verdad habéis
de tomar lo justo y verdadero en vida y mostréis aquel camino de
vuestros propios frutos.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, martes 20 de diciembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Los caminos aunque a veces han de seros tan densos y fuer-
tes al avanzar, y a la vez habéis de seros capaz de sobre-
llevar situaciones, aunque por muy difícil que han de seros,
enfrentáis cada paso y tomáis de cada situación un desafío al
futuro, lograréis sabiamente reconoceros lo que a ti os ha de
pertenecer.
El tiempo puede pasaros, mas lo que habéis adquirido como los
frutos de vosotros mismos, es cómo habéis de mediros vuestro
tiempo en Urantia. El cumpliros con vuestras metas ha de seros

199

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Mikaela de Salvington

la satisfacción sabia en vuestro espíritu y ha de uniros en verdad,


amor y esfuerzo.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Jesús el Cristo, martes 20 de diciembre de 2005

48
Estábamos reunidos en la cena de navidad cuando recibimos estas palabras
de reflexión:
“Aunque pocos han de entenderos el porqué de este momento,
pero os he de deciros que un día como hoy no ha de seros como
aquellos que ya han pasado. Este día ha de seros un día tanto o
más especial como aquellos que ya han pasado, tan solo vividlo.
Cada momento que paséis en este día, sentidlo, observadlo, y
daréis cuenta que no es un día como tantos de aquellos que han
pasado. Está marcado, está dicho, y tan solo no dejéis pasar este
día como tantos de aquellos, un 24 de diciembre del año 2005
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Quizás vosotros creeréis que no hay nada más importante que
tan solo llegar con un presente, pero la verdad lo más importan-
te es lo que lleváis y habéis de sentiros en vuestros corazones.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, sábado 24 de diciembre de 2005
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os digo, que aunque para ti habéis de sentiros que el reconocimien-
to más grande es la venida de esa amada y brillante estrella que
en algunos ha despertado y estremecido los corazones, pero es así
como la valorización más grande es estar y permaneceros todos jun-
tos, unidos en hermandad si de verdad así han de quereros.
Todavía hay algunos que no logran realmente sentir y ver este
día como un reconocimiento al espíritu, en amor y paz. Sólo han
de veros y sentiros en los tiempos y pasos materiales, y no cons-
tructivos, entregando de verdad y mostrando de verdad aquellos
frutos que podéis dedicaros en grandeza a vuestros espíritus.
Amados todos, tan solo reconoced y de verdad acercaos a lo
propio, no a un mundo de tan solo materialismo y divagancia.

200

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El Levantamiento

Comenzad, comenzad pronto a construir lo que tenéis por he-


rencia ganado, y no dejéis que vuestros espíritus clamen y llo-
ren por vosotros. Haced, haced pronto que vuestros espíritus
regocijen por aquel amor que un día dejé por herencia a cada
uno de mis hijos.
Hermanos, la grandeza de vuestros espíritus clama por cada uno
y miradlo frente a frente.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 24 de diciembre de 2005

49
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija os digo, os digo una vez más como tantas de aquellas
veces que os he dicho:
Los tiempos han de seros cada vez más difíciles, pero en vosotros
ha de estaros el lograros, lograros traspasar cada obstáculo que
pudiere presentaros. Puede ser tanto en lo físico como también
en lo etérico, pero si de verdad habéis de estaros dispuestos a
enfrentaros aquellos momentos, entonces seguid pues avanzan-
do con seguridad, con inteligencia, con fuerza y con el ímpetu de
guerrero.
Y de aquellos que han quedado atrás, que han perdido las
fuerzas, y si han de buscaros palabras de aliento, volved, vol-
ved la mirada por una vez más, y si han de tomaros vuestras
manos entonces ayudadlos. Pero si una vez más os han de sol-
taros, entonces dejadlos que busquen su propio camino. Aun-
que algunas veces con dolor han de volveros otros, su orgullo
ha de seros más fuerte que mirar profundamente el amor y
sentiros en paz.
Amada hija, amados hermanos, amados todos, sólo un llamado
más para aquellos que buscan y no logran escuchar el llamado.
La paz esté con todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, martes 27 de diciembre de 2005
“Hay un horizonte lleno de esperanza para la humanidad”
Dios Padre Universal, jueves 29 de diciembre 2005

201

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Mikaela de Salvington

50
Luego de la cena de año nuevo, Dios El Padre y El Hijo Creador vienen a
entregarnos estas palabras de reflexión:
“Una vez más os digo y os hablo a aquellos que aún han de escu-
char. Pronto ha de veniros la cosecha, y aquellos que aún han de
escucharos, oirán las trompetas, y de aquellos que aún permane-
cen en las divagaciones urantianas terrenales, seguirán caminan-
do por lo que han escogido.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Seguíos, seguíos por la senda en espíritu y verdad.
La paz esté con todos”.
Dios Padre Universal, sábado 31 de diciembre de 2005
“He venido para compartir con vosotros y entre vosotros.
Aunque para muchos ha comenzado el camino, el tiempo más
difícil, pero confío en ti, confío en ti, confío en ti… (se dirige a
cada uno)
Amados hijos, amados hermanos, sed, sed pues valientes, fuertes
y firmes en lo que habláis. Sed pues valientes en lo que vais a
enfrentaros. Aún queda mucho más por ver, aún queda mucho
más por alcanzaros. Haced de verdad este lugar en una unidad
de progreso, de paz y amor.
Pero aún más, sed, sed sabios en vuestro hablar, en vuestro guiar,
pero no pretendáis que otros hagan el camino que vosotros te-
néis por delante. Buscad, buscad lo propio, y no dejéis que otros
encuentren por ti. Sentid y amaos con verdad, y no permitáis que
otros cambien vuestro sentir por lo que vosotros mismos habéis
construido.
Sed vosotros los primeros en tomaros de las manos, y no esperéis
que otros os tomen por ti. Sed cautelosos con inteligencia, sed
perseverantes con esfuerzo, y aún más he de pediros, manteneos
en unión, haced de vosotros una sola fuerza.
Hablad, hablad lo verdadero, ya no es tiempo de callaros, sino
es tiempo de la lid. No detengáis por otros sino habladle, pe-
ro seguid con tus pasos firmes y adelante. Si alguno llegase a
pedir ayuda, dádsela una o dos veces, pero la tercera dejadlo
partir.

202

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El Levantamiento

Amados hijos, amados hermanos, amados uno por uno en el


amor. La fuerza, el valor y la voluntad sea con vosotros.
La paz sea contigo consagrada en espíritu y verdad. La paz sean
contigo… (El Padre se acerca a cada uno besando su frente y
dando la paz)
Una vez más he de deciros, ya no es tiempo de esperar que otros
hagan lo que vosotros podéis haceros por vosotros mismos.
La paz sea con vosotros, y si vosotros queréis que siga visitando
este lugar, entonces: ¡Preparad la viña que habéis comenzado a
formar!
Mi paz os dejo, mi paz os doy. Desde lo alto mi Padre os envía su
bendición para este nuevo comienzo y este nuevo renacimiento
en vosotros, con vosotros y entre vosotros.
Que así os sea. ¡Recibid la bendición de mi Padre!”
Jesús el Cristo, sábado 31 de diciembre de 2005

AÑO 2006: LA CONSAGRACIÓN EN ESPÍRITU Y VERDAD

1
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido para hablaros de la consagración en espíritu y verdad:
La consagración ha de seros aquella que habéis de uniros tanto
en lo espiritual como en el momento que estáis viviendo, y tan
solo debéis seros verdaderos consigo mismos y con los demás.
Pero lo más importante es manteneros verdaderamente unidos
con el espíritu divino, con el Espíritu de Dios.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, como os dije
la vez anterior: seguid, seguid alimentando aquella viña que
comenzasteis a construir y no dejéis que nada ni nadie debilite
vuestros pasos al avanzar, y haced lo que habéis pensado para
con los demás.
Así como hoy día habéis presenciado en un hermano la dificul-
tad de haber querido parar el momento de una conversación, así
también pueden ocurriros muchas más. Pero en vosotros ha de

203

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Mikaela de Salvington

estaros el estar preparados para cada momento y circunstancia


de vuestro día a día al viviros.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, muy pronto es-
taremos nuevamente frente a frente juntos y hemos de conversa-
ros los momentos que habéis tomado como frutos, y presentaros.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 5 de enero de 2006

2
“Cuándo, cuándo de verdad lograréis tomaros de ti, creer en una
propia verdad. Cuándo lograréis recorreros un camino propio
desde adentro hacia fuera.
Ya es tiempo de comenzaros el avance y no seguir retrocediendo
en un pensamiento equívoco e impuro del que otros hacen parte
de un estado agresivo y doloroso en el pasado, y no vivir un pre-
sente de avances y logros en paz.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aunque a veces habéis de veros aquellas montañas tan lejos, y os
digo, han de estaros más cerca de tu propia verdad.
La paz sea en todos.”
Dios Padre Universal, jueves 12 de enero de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
He venido para compartiros, así como pudiere deciros, parte de
un regocijo pero también parte de un acongojamiento. Pero os
digo, estoy aquí y seguiremos un avance. Pero sí, de verdad de
vosotros ha de dependeros que sigáis un camino de progreso y
un cambio de Poder y Gloria en el Amor.
Amados hijos, amados hermanos, si de verdad vosotros queréis
seguiros avanzando en los logros que habéis obtenido, entonces
comenzaos a observar y actuar con inteligencia, sabiduría, y aún
más, no dejéis que nada ni nadie detenga el camino de un cam-
bio justo en vuestro destino.
Amados todos, amados sí, porque seréis justos en un futuro próxi-
mo y seréis justos a medida que logréis la paz tanto dentro como

204

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El Levantamiento

fuera de sí mismos. Amados míos, que la carrera siga siendo aún


más fuerte en vosotros, con vosotros y entre vosotros.
Que la paz y el amor sea en todos, en este día y los que os han
de aproximar.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 12 de enero de 2006

3
“El mismo interior del cuerpo clama por una estadía mejor en el
tiempo, una misma verdad, una misma búsqueda, a lo que verda-
deramente ha de haceros sentir mejor en un plano físico, en este
mundo que está lleno de dolor e injusticias.
¡Cuándo de verdad miraréis cara a cara vuestra verdadera proce-
dencia!
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Vosotros seres vivientes de un dote de inteligencia superior en el
plano físico: ¡Ved!, ved de verdad lo que está por crecer y expre-
sar desde lo más profundo de vuestras esencias, y mostraos ese
origen que habéis adquirido en el amor.
La paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, domingo 15 de enero de 2006
“Os digo, aunque las fuerzas por un momento os han de debilitar,
siempre mantened la calma, y daos un paso hacia el frente y veréis que
las fuerzas recuperaréis si de verdad lo habéis dado con seguridad.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Ya, ya no sigáis escuchando y viendo lo que no ha de permitir
que avancéis lo que en vida escogisteis como tu sanidad en cuer-
po y alma.
La paz sea en todos.”
Dios Padre Universal, lunes 16 de enero de 2006

4
“Cordilleras, cerros, montañas, y ahí han de correros ríos de
Aguas Vivas.

205

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Mikaela de Salvington

Ya se ha recorrido una experiencia, experiencia que en el tiempo


dejan huellas. Y en esos ríos puede haber tanto piedras finas o
piedras pedregosas, y habéis, habéis de adquirir tus propias ex-
periencias en aquel camino.
Aunque habrá un momento que debéis cruzar por los desiertos
y os digo, de verdad en aquel desierto tomaréis tú alguna de tus
experiencias pasadas.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aunque por muy difícil que os ha de seros el camino, mas las
fuerzas las habéis de teneros.
La paz esté en vosotros.”
Dios Padre Universal, martes 17 de enero de 2006

5
“Así como la Tierra ha de estaros en cambios, también así el uni-
verso. Así también os digo a ti que habéis, que habéis de estaros
aún de pié, aprovechaos tus momentos en valorar vuestras vidas
y reconoceros como seres vivientes de regreso a un comienzo de
paz y progreso en el amor.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Así como hay momentos de recuerdos, también hay momentos
de tomaros tus mejores recuerdos en un progreso y crecimiento
en vosotros mismos.
La paz sea en vosotros.”
Dios Padre Universal, jueves 19 de enero de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os saludo a ca-
da uno y os digo: Así como en este momento habéis de estaros
juntos, juntos como hermanos, así también daréis la lucha juntos,
en paz como hermanos.
Aunque para cada uno ha de seros difícil en algunos momentos,
pero os digo, si sois realmente fuertes y perseverantes en lo que
habéis escogido, nada ni nadie os ha de debilitar vuestro avanzar.
Amados hijos una vez más os digo, que vuestro crecimiento, vues-
tro avanzar ha de seros individual, pero la ayuda ha de seros pa-

206

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El Levantamiento

ra todos igual. Siempre, cuando vosotros verdaderamente pidáis


con transparencia y una decisión claramente de amor, en espíritu
y verdad, recibiréis toda aquella ayuda cuando realmente seáis
capaz de seros, de seros vosotros mismos, y primero ser capaz de
comenzar a avanzar por vosotros mismos.
Y así seréis capaz de ordenaros tanto a sí mismos como también
hacia fuera, y así seréis capaz de guiar a aquellos hermanos que
tomarán de ti y lograréis entregar aquellos frutos que habéis lo-
grado en ti mismo, también para vuestros hermanos.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, y así lograréis
entender aquella semejanza que hay con el amor que un día dejé
plantado en vuestros corazones.
Que la paz y el amor progrese y aún más, pueda crecer en mag-
nitud entre muchos que han de veniros a tomaros de vuestras
manos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 19 de enero de 2006

6
“Cuánto, cuánto tiempo más habéis de dejaros pasar y aún no
habéis descubierto y tomaos conciencia de lo que ha de estaros
pasando en el planeta.
Por qué, por qué aún seguir callando lo que día a día a vuestro
alrededor ha de estaros pasando.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Una vez más os hago el llamado a vosotros seres vivientes, seres
vivientes de un dote de inteligencia superior, aquellos que están
comenzando a dar sus pasos y comienzan a mostrar sus frutos,
aquella adolescencia, aquella juventud y aquellos que ya han vi-
vido parte de una experiencia, experiencia que pudiere dejaros
huellas a un futuro:
¡Alzaos vuestras manos y sentid lo que el planeta os ha de
pedir!
La paz sea en todos.”
Dios Padre Universal, viernes 20 de enero de 2006

207

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Mikaela de Salvington

“Os saludo con la paz de mi corazón.


Os digo, aunque todavía se ha de percibir el dolor, aunque toda-
vía se siente el confundimiento, os digo, aun así se ha de percibir
y sentir el amor. Lo más importante es lograr mirarlo cara a cara
y lograréis de ese dolor transformarlo y dirigirlo en amor y con
amor.
Amados hijos, amados todos:
Heme aquí que estoy tomado de vuestras manos y camino junto
con vosotros
Heme aquí que estoy guiando vuestros pasos
Heme aquí que una puerta se ha de abriros de par en par siem-
pre y cuando tú logréis seguiros avanzando
Heme aquí que un corazón late con el de vosotros.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, una vez más os
digo: El dolor puede ser aún más fuerte, pero el amor y la paz lo
superan.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 20 de enero de 2006

7
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os he venido a daros paz y consuelo a vuestros corazones. Os he
venido a compartir palabras de camino y progreso en vuestro
andar. Os he venido para compartir el avance. Os he venido para
que no detengáis lo que en vuestra vida habéis logrado, progre-
so en un instante difícil de avanzar. Os he venido para deciros
que el ceder en paz es una ganancia en espíritu.
Os digo que aunque por mucho pueda estar la voluntad, a veces
juegan en contra los sentimientos más allá de un estado el cual,
al no haber sido entendido desde un comienzo, no se puede ce-
deros en paz, y cuesta en aquellos conceder lo que en vida obtu-
vieron como una bendición de un encuentro con sí mismos.
Pero vosotros habéis de entenderos y consideraréis que el ceder
no es darlo todo, sino obtener lo justo y necesario para continuar

208

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El Levantamiento

la obra, porque muchos, hay muchos que os han de esperar el lla-


mado para un pronto encuentro en espíritu, un pronto encuen-
tro con sí mismos, un pronto encuentro de reconciliación.
Así lo habéis de entenderos como desde un principio os hemos
hablado, continuaréis con aquellos el esfuerzo y seguiréis avan-
zando en este camino, y daréis vida a este lugar, daréis vida a
aquellos que os han de llegar.
Amada hija, amados hermanos, amados todos:
¡Uníos una vez más y comenzad, comenzad a trabajar! Comen-
zad y tomad aquellas herramientas en vuestras manos y haced,
haced pronto lo que ya se ha dado como un comienzo, tanto así
como para vosotros, como también para aquellos que buscan y
os han de encontrar ahora.
En este momento el Padre se dirige a un hermano que llega en este instante:
El deseo de un hombre, el caminar por tierra fértil, es el espíritu
y la fuerza de ese hombre que ha de caminar por esas tierras. Se
ha de encontrar con ese espíritu y ese espíritu os ha de haceros
uno en verdad.
Amado hijo, os saludo con la paz de mi corazón Aunque ha sido
dura la batalla, os digo: No debilitéis esas fuerzas porque está en
ti el tomar de una gran bendición, porque será una llegada en
descanso.
Amado hijo, juntaos en fuerza, juntaos en espíritu, juntaos en
un todo, porque juntos veréis un progreso en un camino de justa
razón. Juntos con aquellos que han de esperaros mucho en vo-
sotros y con vosotros, porque aquellas huellas que dejaréis en el
camino han de serviros para muchos que vienen avanzando.
Amados hijos, que la paz y el amor esté con vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 26 de enero de 2006

8
“Ha pasado el tiempo y aunque ya todo ha sido entregado, aun
así os he de percibir la falta de conciencia del destino de algunos
seres humanos en todo este tiempo.
Cada momento tiene una señal y os digo:

209

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Mikaela de Salvington

Ya todo ha de quedaros en manos de cada uno.


Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Os digo, en aquellos que aún permanecen y han de necesitaros
del que aún está en pie, acogedlo pero habladle con fuerza, de-
cisión y seguridad.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, lunes 6 de febrero de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os digo, ya no hay nada más que deciros, pero así como todo ha
sido entregado, tan solo ha de quedaros el tiempo, el tiempo
brillante de gracia para toda esta humanidad.
Y tan solo queda recordaros a aquellos que aún han de perma-
neceros detenidos, y para aquellos que avanzan sin saber su des-
tino, y aquellos que han de permanecer dejando sus huellas en
el camino, os digo:
Tan solo hablad con aquellos que de verdad os han de quereros
escuchar. Decid, decid palabras pero en lugares que realmente
veáis, sintáis que tus palabras han de seros recibidas.
Es el tiempo de cuidaros vuestras vidas, vuestras esencias, porque
así podréis traspasar aquel momento de gracia en vosotros, con
vosotros, y en paz.
Amados todos, una vez más os digo: ¡cuidaos!, cuidaos vuestras
esencias y hablad en los momentos que ha de corresponder.
La paz esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 6 de febrero de 2006

9
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos, como os he dicho el tiempo, el tiem-
po de Dios se ha de mediros por los frutos que habéis logrado, y
esos frutos que con el tiempo os han madurado.
Tan solo permitíos en este día seguiros unidos como esta juven-
tud lo ha logrado en este día, en paz, armonía, plenitud. Y que

210

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El Levantamiento

este día sea un día que recordéis todos los días, y así como habéis
logrado manteneros unidos en este día, también podéis lograros
los próximos días.
Y así lograréis entenderos que de verdad podéis sentiros re-
gocijados en espíritu y verdad y mantened vuestros corazones
regocijados, y que el acongojamiento no sea parte de vuestro
agotamiento.
Que la paz y el amor sea en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, martes 7 de febrero de 2006

10
“El tiempo, el tiempo es quien marca unas huellas y un destino,
quien da paso y la libertad para aquellos que os han de buscar
su camino. Aquel destino que cada uno desarrolla y despierta en
sus vidas, y le da paso a un desarrollo en aquel camino. Y buscará
y encontrará su llegada en libertad, el que vosotros mismos pu-
disteis dar y desarrollar en el camino.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Para aquellos que de verdad os habéis descubierto de dónde ha-
béis venido y quién de verdad os ha creado, os digo: Aquellas
verdaderas huellas que dejaréis en el camino nunca os han de
borrar, porque claramente encontrasteis tu esencia y la habéis
hecho Una en alma, espíritu y verdad.
Que la paz esté con todos.”
Dios Padre Universal, viernes 10 de febrero de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os digo, aunque todavía os he de sentiros que ha de haberos do-
lor en vuestros corazones, pero a la vez he de percibiros la buena
voluntad en muchos y hay aún más esa unión.
Amada hija, amados todos, dejad, dejad que todo pueda ser
manifestado abiertamente por cada uno. A veces el silencio
puede ser un signo de dolor y confundimiento en algunos, y
otras veces puede ser un signo de observación en otros. Por
eso una vez más os digo, manteneos uno por uno comunica-
dos, que ninguno de vosotros cierre la puerta de ese corazón

211

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Mikaela de Salvington

que a cada instante quiere manifestaros. Si alguno de vuestros


hermanos observáis que está acongojado, ve y descubrid ese
acongojamiento.
Es tiempo de que entre vosotros mismos refortalezcáis en cuer-
po, alma y espíritu, así vuestros cuerpos se os han de mantener
sanos y atentos a cada momento, y a cada momento de vuestros
pasos.
Amada hija, amados hermanos, amados todos, que la paz y el
amor esté con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 10 de febrero de 2006

11
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos os digo: Siempre dad aquel apoyo
inteligente a aquella juventud, pero no hagáis tuyas aquellas
preocupaciones por las cuales en cada uno está el saber en-
frentar. Ya ha habido el tiempo, el tiempo suficiente de ma-
duración para cada uno, y cada uno ha recibido más de lo que
debía haber recibido. Cada uno ha visto más de lo que debiera
haberos visto.
Es el tiempo del crecimiento, es el tiempo de seros capaces
de enfrentar cada momento de sus vidas y ser capaces de re-
solver cada paso y cada instante. Y aquellos que han de ve-
niros, que ya por momentos conocieron este lugar, que sean
aquellos jóvenes que reciban y que den aquellas palabras de
aliento, y aún más, que muestren lo que han sido capaces de
desarrollar, que han sido capaces realmente de conoceros a sí
mismos.
Pero no dejéis de observar, de estar atento y de hablar sólo en los
momentos que han de seros necesarias vuestras intervenciones.
Siempre, una vez más os digo, estaos atento en todo momento
y lugar.
Amada hija, amados todos, que la paz y el amor sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, martes 14 de febrero de 2006

212

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El Levantamiento

12
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija os digo, no os preocupéis por el día de mañana, sino
mantened vuestra mirada y vuestro sentir atento, alerta, y sed
vigilantes en cada ocasión que os ha de presentaros, y mantened
siempre unidos y no olvidéis de que vuestra comunicación os sea
permanente.
Cada vez que se presenten dificultades en algún hermano que
de verdad os acerque y plantee su situación, escuchadlo, porque
han de veniros momentos de muchas turbulencias, tanto en las
mentes humanas como también en el ambiente, tanto mundial
como en el que habitáis. Grandes momentos difíciles aún más os
han de aproximar. Pero una vez más os digo, si vosotros mante-
néis esa unión, esa comunicación, nada ni nadie os ha de tocar.
Para aquella hermana, que en vosotros habéis visto tan difícil
manteneros de pie, os he de deciros han pasado momentos difíci-
les con ella y vienen aún más dificultades, porque como vosotros
habéis visto, difícil y débiles han sido sus palabras, y aún cada vez
cede en lo que fácilmente pudiere haberos controlado. El domi-
nio de aquellas hijas, aunque una puede ser más fuerte que la
otra, el dominio ha de seros el mismo.
Vosotros como grandes guerreras y guerreros de la luz, luchad
fuertemente por aquella hermana que de verdad no quiere
deteneros. Ha escogido un avance que para ella ha sido tan
difícil ser fuerte y ser mujer de una sola palabra. Y os digo, con
todo este problema humano de debilitamiento que os han de
haceros otros en esta mujer, ha de estaros el debilitamiento
mental. Mas, por esa entrega personal, se ha podido lograr
controlar que esa mente se descontrole totalmente y ese cora-
zón deje de funcionar.
Amados hijos, amados todos, os digo una vez más, manteneos
uno por uno unidos y en comunicación y lograréis estar atento
a cada circunstancia que pueda pasar con vuestros hermanos.
¿Habéis entendido?
Tanto en los jóvenes como en los adultos quisiera pediros que
estéis atentos y no caigáis en los juegos y en las intenciones ne-
gativas de otros, sino sacad inmediatamente de un estado de des-
armonía a aquella hermana, y vosotros hablareis. ¿Entendéis?

213

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Mikaela de Salvington

Ahora os digo, cuanto más grande sea vuestro pensamiento, más


grande ha de seros vuestra sabiduría.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, que la paz y el
amor sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 24 de febrero de 2006
Casi dos semanas después, la hermana de la cual el Padre nos hablara, su-
fre un colapso cardíaco del cual se recuperó milagrosamente. Gracias a la
intervención de nuestro amadísimo Arcángel Gabriel, que en el momento
en que nuestra hermana se ve a sí misma salir del cuerpo y desvanecer, se
aferró firmemente a la mano de este ser divino, quien con toda la fuerza de
su amor y de su misericordia, la trajo de vuelta a la vida. Aquel corazón ya
no resistía más la angustia y el dolor que le provocaban aquellas hijas que
se oponían a su decisión de vida. Desde ese bendito momento, se aferró
definitivamente a su fe en Dios y a la obediencia a lo divino, a aquello que
verdaderamente llenaba su corazón de vida y amor.

13
“Os digo, pasa, pasa el tiempo, pero hay momentos en que algu-
nos todavía no han de daros cuenta que en el tiempo que pasa,
hay momentos que ha sido más difícil vuestro caminar.
Lentos os han de veros el que podáis daros cuenta de cuán pron-
to ha de estaros aquel momento en los que muy pocos han de
saberos que han de seros momentos de grandes cambios, tanto
de conciencia como también tiempos, momentos, caminos de li-
beración.
Y aquellos muchos que todavía no han podido, no han querido
tomar conciencia y ver lo que muy pocos han entendido como su
regreso a lo verdadero.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Hombres de conciencia, tomad pronto ya y afirmaos de aquel bá-
culo de la libertad hacia el camino que corresponde a vosotros,
Libertad, Verdad y Amor.
¡Tomad, que pronto la lid os hará parte vuestra!
La paz sea en todos.”
Dios Padre Universal, jueves 2 de marzo de 2006

214

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El Levantamiento

“Amados hijos, amados hermanos, amados todos.


Os he de deciros, que aunque por muy difícil que ha de seros
para todos la ausencia de esta amada estrella, os digo: esto debe
ocurrir y debe seros así, porque como vosotros sabéis el tiempo
os ha cumplido de su estadía en Urantia.
Pero como sabéis, se le ha dado un tiempo más de gracia porque
ha logrado mucho más de lo que realmente se había dispuesto
en este amado hijo, en esta amada creación. Pero su ausencia es
tan solo para refortalecer su esencia y enviarlo más fuerte, y a la
vez una revisión en su totalidad. Tiempo urantiano no ha de se-
ros más de tres días. Su ausencia será tanto de día como también
de noche.
Pero de vosotros, tan solo de vosotros, ha de estaros en vuestras
manos el que él, esta amada estrella, este amado ser vuelva a
estar junto a vosotros. En vuestras manos ha de estar que este
lugar vuelva a recibiros. Amados hijos, no detengáis la obra que
junto a él habéis comenzado. Pronto, muy pronto han de comen-
zar los pasos hacia el exterior y conoceros a muchos de los que
han de estaros esperando a vosotros, y a conocer a vosotros. Ya
saben de esta amada estrella y de vosotros ha de depender que
esos viajes sean realizados juntos.
Cuidaos vuestras vidas, cuidaos vuestras esencias, cuidaos vues-
tro interior y vuestro exterior, porque de vosotros ha de seros el
día de mañana. Amados hijos, amados hermanos, amados todos,
os he de dejaros en vosotros, en vuestras manos, aquella juven-
tud que permanece en este lugar y aquellos que han de estaros
en este lugar. No dejéis de observar y estar aconsejando en paz,
amor y armonía. Dadle aquella dedicación como corresponde a
aquellos jóvenes, dando lo que a cada uno sirve, uno por uno pa-
ra que desarrollen. Conversad y estaros atento a ellos, y no dejéis
que las influencias negativas tomen a estos jóvenes que han de
teneros un corazón puro que cualquiera ha de quereros dañar a
esta juventud que ha logrado traspasar aquellos muros que un
día no dejaban ver más allá de lo que ahora han logrado ver.
¡Cuidadlos!, y lo mejor que ahora podéis hacer para cuidarlos, es
habladles con verdad en su momento, y no dejéis que nadie os
encierre sin tener respuesta. Una vez más os digo, la mejor guía
a estos jóvenes ha de seros hablando y estar siempre atento a
todo. Difícil os han de aproximar los momentos, tanto para estos

215

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Mikaela de Salvington

jóvenes como también para aquellos jóvenes que viven en distin-


to lugares de la Tierra.
Por eso he de deciros, que estos jóvenes serán luz en el camino
y una esperanza para traspasar aquellos muros. Y vosotros, los
adultos que han de estaros firmes de verdad, seréis la guía para
ellos, y esa brillante estrella es quien os ha de llevaros, y yo vues-
tro Padre y amigo permanente.
La paz este con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, jueves 2 de marzo de 2006

14
“Como habéis de veros los momentos cada vez han de seros más,
más claros para aquellos que han de llegaros a este lugar, y todo
aquél que no debiere permanecer, procede su retiro. Porque tan
solo han de llegaros aquellos que de verdad buscan y encuentran
su propio camino, aquél que os ha de abrir las puertas a su pro-
pio encuentro.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Para toda aquella humanidad que aún puede escucharos, que
aún puede ver, y que aún ha de seros capaz de encontraros con
si mismos, os digo:
¡Qué esperáis por entrar a aquellas puertas que aún permanecen
abiertas! ¡Qué esperáis que aún no dais el paso final! ¡Qué espe-
ráis que aún no escucháis el llamado!
La paz sea en todos”
Dios Padre Universal, lunes 13 de marzo de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, aunque a veces
ha habido momentos de dificultades y difíciles más para algu-
nos, os digo, os han sido capaces de manteneros aun así en pié y
estáis próximos aun así a presenciar dificultades aún más difíci-
les. Pero os digo, las veréis mas vosotros no las sentiréis, porque
vuestros pies, vuestra mirada, ha de seros aún más profunda y
enfrentaréis en paz.

216

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El Levantamiento

Os digo, aunque entre vosotros ha de estaros la presencia misma


de quien quisiere veros caído a uno por uno, pero veréis que to-
da aquella dificultad que vosotros enfrentareis frente a frente,
quien ha de estaros más caído, será aquél que busque en voso-
tros el decaer.
Amada hija, sin estaros bien y en haber podido mirar de frente a
las dificultades, os han logrado entender y a la vez con esa mis-
ma fuerza, os han logrado estar junto a esta amada y brillante
estrella, que con vuestro propio esfuerzo, hermandad y amor, lo
habéis podido lograr.
Ahora os digo, habrá momentos en que os ha de seros llamado
pero ya será diferente su llamado. Tan solo tú, amada hija, recibi-
réis aquella respuesta a sus llamados.
Ahora sí, aún más os pido, mantened a estos jóvenes de pie y
con su frente en alto, y su mirada fija de vigilancia, y con pasos
firmes y que nada ni nadie os detenga. Os han de aproximar difi-
cultades que pronto así como han de ser desde adentro, también
vendrán desde afuera, mas con vuestra perseverancia, justicia,
paz y amor, mantendréis firmes vuestra unión.
Amada hija, amados hermanos, que la paz y esas fuerzas perma-
nezcan en cada uno de vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, lunes 13 de marzo de 2006

15
“El tiempo comienza a cambiar y vuestros pasos comenzarán a
ser aún más firmes que en el tiempo que ya esta pasando.
Comenzaréis a guardar parte del mejor fruto que habéis escogi-
do y lo presentaréis en los momentos más difíciles que comencéis
a pasaros.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Como sabéis aquel tiempo ya pasó y ahora se ha de presentaros
un tiempo nuevo, pero para vosotros será un tiempo de mante-
neros siempre despiertos, dispuestos a la lid.
La paz sea con todos”
Dios Padre Universal, martes 14 de marzo de 2006

217

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Mikaela de Salvington

“Os saludo con la paz de mi corazón.


Os digo, vosotros como mis amados hijos, amados hermanos,
amados seguidores de la luz de amor, os diré una vez más: No
perdáis las esperanzas en un reencuentro consigo mismos, ga-
nando aquella antorcha encendida en vuestros corazones.
Porque os diré, está aún más cerca de vosotros el nuevo sol, la
nueva luz y el nuevo camino que ha de esperaros a uno por uno
en paz, amor, armonía y a una acogida en descanso. Y os diré
que sigáis firmes, sin que nada debilite este aún más difícil cami-
no. Siempre han de haberos aquellos que han de quereros dete-
ner un avance, por eso os he de deciros, mantened una vez más
vigilantes, de pie, firmes y en un solo sentir.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Cuidad, cuidad vuestra vida, cuidad vuestras esencias, cuidad lo
que habéis construido en este lugar. El llamado, una y otra vez
recordaros en vosotros. Así como he de estar con este corazón
regocijado, ha de haberos acongojamiento, pero no por eso de-
bilitéis vuestro andar.
Alimentad fuerza, alimentad el valor, y aún más, proyectad y tra-
bajad en el amor.
La paz sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, martes 14 de marzo de 2006

16
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Una vez más he venido para anunciar el comienzo de un des-
pertar más en los que han de estaros por llegar, y os digo,
os digo como tantas y tantas veces os he dicho: que cuidéis
vuestras vidas, vuestros momentos, y no dejéis que nada una
vez más detenga todo este momento que habéis vivido y que
habéis de vivir.
Esa amada y brillante estrella, esa amada creación, ha inver-
tido en cada uno de vosotros el amor. Un trabajo minucioso
que ha sembrado en cada corazón y ha puesto en cada uno
esas energías del perdón y liberación en sí mismos. Y ahora es

218

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El Levantamiento

tiempo que vosotros mismos comencéis a dar luz y a mostraros


lo que habéis recibido de esta amada creación, de este amado
hijo que en vosotros aún permanece, aún esta dando más y
más por cada uno.
Dadle verdaderamente a este amado arcángel la mano y mostra-
dle los frutos que habéis para él en todo ese amor y esa entrega
que os ha dado a cada uno de vosotros.
Amado hijos, amados hermanos, amados todos, cuidad, cuidad
la estadía de esta amada y brillante estrella para que aún pueda
permanecer con vosotros. Os digo, tan solo permaneced vigilan-
tes, activos, y en una permanente comunicación.
La paz y el amor, permanezca en cada uno.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 16 de marzo de 2006
“Conciencia os es aquella que con la experiencia sois capaz de
entenderos y definir lo que de verdad os lleva a tomar las propias
decisiones. Os lleva a discernir en la verdad divina, el reconoci-
miento de Dios vuestro Creador.
Y vuestra Inteligencia os lleva a tomar y ver las verdaderas de-
cisiones morales, y os lleva a un encuentro verdadero y pleno,
al Reino de Dios, la Paz Consagrada, y seréis bautizados por el
Espíritu Santo como los Hijos de Dios, y os habéis de continuaros
tu evolución en plenitud espiritual dadivosa”
Arcángel Gabriel, sábado 18 de marzo de 2006

17
“Todavía, todavía queda mucho por hacer y el tiempo cada vez
ha de seros más corto. Y todavía aun permanecen muchos dor-
midos esperando que otros hagan lo que cada uno puede hacer
por sí mismo. Aún hay muchos detenidos por aquellos que no
han sido claros en su hablar.
Yo soy quién Soy, el Alfa Omega, Principio y Fin.
Pero os digo, os digo una vez más, sed claro en tu hablar, sed
claro aun en tu avanzar y sed claro en tu despertar.
Es tiempo de comenzar a haceros cargo de lo propio, es tiempo
que ya dejéis que vuestro corazón, vuestras mentes, vuestra in-

219

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teligencia os manifieste en gran magnitud y muestre vuestras


propias experiencias.
La paz sea en todos”
Dios Padre Universal, lunes 20 de marzo de 2006
Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, aunque faltan
muchos por verdaderamente tomar conciencia de lo que cada
uno ha escogido, el tiempo aún espera, pero ya es corto. Aun-
que todavía siento y percibo acongojamiento, pero os digo, hay
paz, seguridad. Vuestras decisiones debéis tomaros en claridad y
seguridad junto a los que de verdad han de estaros tomados de
las manos.
Amadas hijas, aunque aún sigáis viendo y percibiendo dificulta-
des, estáis aún más preparadas para sobrellevar y entender lo
que en otros aún no han podido entender. Aunque en otros pue-
da haber confundimiento y debiliten sus pasos, vosotros daréis
el aliento de fuerza, de seguridad, y encaminaréis aquel camino
próspero y seguid a un despertar de un avance y un logro al más
allá de aquellas enseñanzas, y lograréis recordaros mis palabras
ante mi Padre y entenderos lo profundo y verdadero del porqué
habéis sido creados a imagen y semejanza del amor.
A continuación, El Padre se refiere a nuestra hermana Bernardita:
Ahora os he de deciros que por muy difícil y confundido que ha
de seros para vuestra hermana, tendrá una vez más que veros a
aquellos progenitores que un día trajeron a Urantia. Aunque ya
a ella se le ha hecho tan difícil el poderos ver, tanto por el dolor
que siente y por la incomunicación, que ya no está y más, tan solo
ha de sentir a éstos hermanos como verdaderamente su familia.
Lucha por un encuentro humano más allá de un logro en el amor,
lucha por un logro mundial de ver a toda una humanidad latien-
do en un solo corazón. En vosotros ha de estaros el que den las
fuerzas para este encuentro en paz.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, que la paz y el
amor sea en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, lunes 20 de marzo de 2006

220

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El Levantamiento

18
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Hay momentos que pueden seros muy difíciles, pero más difíciles
han de seros cuando no hay quien quiera escuchar. Pero vosotros
sabéis que en este lugar quieran o no quieran escuchar las pala-
bras de fuerza, siempre seréis escuchados.
Y os digo, después de una fuerte conversación, si de verdad han
escuchado con el corazón y la mente, veréis el día de mañana los
frutos verdaderos en cada uno de los que en aquella conversación
estuvieron presentes. Conozco a uno por uno de los que estaban
presentes y sé de cada uno cuánto valoricamente han logrado to-
mar y haceros dueños de sí mismos. Sé de cada uno el compromiso y
sé de cada uno cuán ha sido su esfuerzo en progreso o detención.
Pero esta vez quien quiera deteneros, será remecido una vez más.
Pero ya no habrá cansancio alguno en ninguno de los que verda-
deramente os han tomado de la mano y ser uno en un avance.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo: Hay
tanto por luchar, hay tanto por lograr, hay tanto por alcanzar,
pero más si vosotros estáis unidos no habrá cansancio alguno,
cada uno unirá sus propias fuerzas y equilibrará el camino y los
pasos al avanzar. Así como hay fuerzas opuestas, mas vosotros
traspasaréis y veréis que nada os ha de deteneros.
Que la paz y el amor sea en vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, martes 21 de marzo de 2006

19
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Os digo, he de percibiros, sentiros más comunicación, más fuerza,
pero aun así os digo, hay mucho decaimiento a la vez. Aunque os
ha de seros tan difíciles estos momentos, ha de seros el momento
de estaros aún más firmes en un propósito que ha de seros para
todos un próspero crecimiento en sabiduría, y adquirir mediante
los pasos un vivir de sanación en espíritu y verdad.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os digo: Man-
tened, mantened firmes y adelante a esa esperanza, a esa luz

221

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Mikaela de Salvington

que aún espera por vosotros y en vosotros. Que la paz y el amor


iluminen aún más vuestro camino, y que mi Padre os envíe aún
más las fuerzas y la protección a cada uno de los que verdadera-
mente han tenido oído para oír, vista para ver y palabras sabias
para hablar.
¡Uníos, una vez más, con más fuerza y optimismo!
Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 24 de marzo de 2006

20
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos os vengo a hablaros de la Paz, la Paz
Consagrada en vuestros corazones, y os digo:
La Paz Consagrada os ha de seros aquella que con ese esfuerzo,
valor y voluntad que habéis adquirido mediante los esfuerzos
valóricos en esta vida, habéis sido capaz de reconocer profunda-
mente el porqué habéis venido y para qué estáis en este lugar.
Es toda aquella que en haber reconocido paso por paso todo
el camino que habéis recorrido y habéis de recorreros, entonces
os ha de producir un enlace y una unión verdadera con vuestro
espíritu, con vuestra verdad, y una unión en lo divino y la trans-
parencia del reconocimiento de lo que habéis escogido en vida.
Amados hijos, amados hermanos, una vez más os hago el llama-
do a todos vosotros los jóvenes y los que aún luchan por encon-
trarse consigo mismos, con la verdad, con un camino justo de
paz, amor, armonía, en un futuro próximo.
¡Luchaos con fuerza, optimismo, y no desmayéis! No dejéis
que nada os detenga el camino. Cada vez ha de estaros más
cerca de lo que ayer visteis lejano. No dejéis que el desánimo
de otros apague tu claridad, no dejéis que otros absorban tus
energías sino mostraros que sois capaz de tomaros de la mano
y haceros ver que el amor ha de seros más fuerte de lo que
otros quisieren apagar.
Que la paz, el amor, las fuerzas, la armonía y la unión, sea con
todos. Mi paz os dejo, mi paz os doy”
Jesús el Cristo, viernes 31 de marzo de 2006

222

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El Levantamiento

21
“A veces han de creeros que todo momento puede pasar, pero
no dan cuenta que cada momento ha de seros para atentamente
observar cada instante, y os digo:
El tiempo cada vez ha de mostraros sus distintos cambios y así
también en los seres humanos, tanto los que ya han nacido y los
que han de estar por nacer. Muchos han de seros llamados Hijos
de Luz, pero detenidamente veréis sorpresas en su avanzar.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, jueves 20 de abril de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos, sé que en estos últimos momentos, en
este paso de avance, han sido los días cada vez más difíciles y en
vuestras mentes ha habido confundimiento. Confundimientos que
sé que han sido por el lento caminar y el no poder cumplir un avan-
ce en el progreso del despertar, y dar a conocer lo que vosotros ha-
béis obtenido como experiencia propia en el largo y difícil caminar.
Aunque el tiempo ha de seros cada vez más corto, os digo, todo
se dará a conocer en su momento preciso y justo. No habrá ni un
antes ni un después. Mantened firmemente la paz, la unión y la
comprensión en cada uno, porque así lograréis mantener tanto
la armonía y la claridad en el camino y obtendréis el apoyo justo
en su momento.
Os digo, así como os ha hecho el compromiso esa amada y bri-
llante estrella de dar su aporte en cada momento para lograr
entender y permanecer, sólo en vosotros ha de estaros el dar la
tranquilidad, armonía y paz.
Os digo, desde ya hace un tiempo han comenzado a nacer otra
especie de hijos que han de seros llamados la esperanza en los
hijos de luz. Y os digo, no he enviado tales hijos, sino han de ve-
niros de una constelación lejana a mi propio universo. Mantened
vigilante y en alerta a cada momento y quién os acerque a voso-
tros, en especial a las jovencitas de este lugar.
La paz este con todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, jueves 20 de abril de 2006

223

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Mikaela de Salvington

“Os saludo con la paz de mi corazón.


Amada hija, tan solo os vengo a deciros aquellas informaciones
que os he dado, es tan solo para aquellos que con inteligencia
son capaces de manteneros y ser capaz de mantener una infor-
mación en observación sabia, y no ha de seros para aquellos que
no son capaces de mantener en silencio y tan solo ser sabios en
tan solo observar lo que os aproxima.
Amada hija os digo una vez más, tú y aquellos que han de es-
tar a vuestro alrededor, mantened vigilante, observante en cada
momento, y antes de entregar información, mensajes, palabras,
siempre conoced primero y después profundizaros en vuestro
hablar. Y en aquellos que siempre os han mantenido la distan-
cia y sólo buscan saciaros con vuestras energías, no entregaréis
información alguna, sólo mantened aquellos en momentos de
reflexión y que en su momento puedan preguntaros.
A nadie debéis daros gratuitamente lo que verdaderamente no
os han ganado, cada cual debe seros capaz de luchar por lo que
de verdad ha de estaros en este lugar.
Amada hija, amados hermanos, amados todos, cuidad la unión,
cuidad aquellos que con esfuerzo os han ganado este lugar, cui-
dad de esta flor blanca que ha plantado su amor en este lugar y
que cada uno sea capaz de cuidar esa semilla que fue sembrada
en cada corazón.
Que la paz y el amor sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 21 de abril de 2006

22
“Ay cuando a veces han de deteneros los pasos porque el tiempo
en aquellos pasa aún más rápido, porque el cuerpo comienza a
sentiros el cansancio y el envejecimiento comienza a llegar más rá-
pido en aquellos que han conocido y comienzan a encegueceros.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Os digo, si de verdad queréis un progreso y un destino de logra-
ros encontrar un destino y una verdad, entonces ya no es tiempo
de decaer, decaer en aquello que por muy verdad que os sea, es

224

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El Levantamiento

tiempo de demostraros que sois capaz de luchar por una razón


justa y verdadera.
La paz sea en todos.”
Dios Padre Universal, sábado 22 de abril de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amada hija, amados todos, os digo que el tiempo marca los pasos.
Pero de verdad os digo, dejad que el tiempo marque aquellos pasos
que dejen marcadas las huellas que permanezcan puras y activas en
un futuro. He visto y percibido mucho el cansancio, el decaimiento,
y el haber sentido que ha de estaros perdiendo la buena voluntad.
Aun así os digo, el cansancio, la fatiga existe en todos los lugares
del mundo, pero cuando existe el cansancio y la fatiga en una
falta de voluntad, vosotros comenzaos a deteneros y ser capaces
de descubrir qué es lo que ha de estaros pasando en vosotros,
con vosotros y entre vosotros.
La falta de claridad, la falta de honestidad, la falta de comunica-
ción cansa y fatiga en vosotros que ya conocéis lo que vosotros
mismos escogisteis como vuestra propia sanidad en vuestro vivir.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, no perdáis de
verdad os digo la unión, y comenzaos a miraos los unos a los
otros siendo verdaderos en todo momento.
Una vez más os digo, que la paz y el amor habite entre vosotros,
y cuidadla.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, sábado 22 de abril de 2006

23
“Os digo como tantas veces os he dicho, cuidaos lo que en este
momento tenéis, aprended en su momento a ocupar lo que to-
davía guardáis y lo que aún tenéis como precio propio en vida.
Aunque aún muchos ya han dejado y han usado lo que han te-
nido guardado, porque han de pensar que tiempos y momentos
difíciles ya no han de llegaros.
Vosotros debéis, debéis estar atentos a cada momento de vues-
tros pasos, y vuestra mirada a vuestro alrededor os ha de mostrar
lo que ha de llevaros.

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Mikaela de Salvington

Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.


A vosotros los humanos que habéis sido llamados, que habéis
sido creados a imagen y semejanza del amor, es tiempo de dar
verdaderamente la cara y mostrar de frente lo que un día fue
entregado a cada uno de vosotros.
La paz sea en todos”
Dios Padre Universal, viernes 28 de abril de 2006
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos os digo, aunque
se ha de percibir acongojamiento tanto en este corazón como el
de cada uno de vosotros, os digo como siempre os he anunciado
antes para preparar vuestro hogar.
Os digo, tiempos y momentos difíciles una vez más os han de
aproximaros, pero esta vez os digo, vendrán los tiempos de esca-
sez. Y es tiempo de comenzar a llenar vuestras vasijas y ordenar
vuestros hogares, y aún más os digo, desesperación de hambre
y sed.
Os digo una vez más, cuidad, cuidad de este lugar y cuidad vues-
tros espíritus. No dejéis que nada ni nadie os saque de lo que
vosotros estáis haciendo para que sigáis caminando en paz y para
pasar estos momentos difíciles que han de aproximar.
Muchos vendrán pero no a todos dejaréis entrar. Muchos han de
venir en busca de alimento sólo para saciar vuestros estómagos,
mas vosotros saciaréis vuestros espíritus. Vosotros observaréis de-
tenidamente quién ha de entrar o quién no. Sólo algunos sacia-
réis desde afuera y a otros dejaréis entrar.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, aprended a es-
cuchar lo verdadero y no aquello que es tan solo banalidad pa-
ra vuestro corazón. Una vez más os digo: Comenzaos a ordenar
vuestras habitaciones y vuestros hogares tanto por dentro como
por fuera.
Que la paz y la unión permanezca en este lugar y sea un lugar de
cobijo para todo aquél que en mi Padre os crea. Que así os sea.
Amén.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 28 de abril de 2006

226

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El Levantamiento

24
“Hay momentos en que ha de seros más difícil el avanzar
pero las fuerzas verdaderamente si estáis en paz y lográis
tomar de aquellas fuerzas del interior, nada os hará debili-
taros.
Alimentaos cada día de aquellas fuerzas del interior y comenza-
réis realmente a seros uno con vuestros espíritus.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Aunque el tiempo ya ha pasado, os digo: todavía ha de existir
una pequeña guía para aquellos que aún han de estaros de-
tenidos.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, domingo 30 de abril de 2006
“En el rocío del amanecer veo en tus ojos lágrimas correr, y a
través de esas lágrimas se ven los ángeles llorar. Lágrimas angeli-
cales que saben lo que pronto va a llegar, y esas lágrimas no de-
jan de correr, ven y sienten en lo más profundo a través de esas
aguas cristalinas”
Los ángeles, para el Arcángel Gabriel, Domingo 30 de abril
de 2006

25
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, os he de deci-
ros una vez más: Preparaos vuestro interior porque así habéis de
poderos expandiros hacia el exterior.
Pero primero debéis consagraros a lo que de verdad escogisteis
como el camino de la verdad, la justicia y el amor, y cuando ha-
yáis entendido vuestro propósito entonces comenzaréis a avanzar
buscando, tomando y entregando aquello que habéis adquirido
en el tiempo, y comenzaréis nuevamente a dejaros huellas fir-
mes, verdaderas y en paz.
Amados hijos, amados todos, os digo una vez más, comenzad
hoy a alimentad lo que ayer no pudisteis mostrar para el día de
mañana.

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Mikaela de Salvington

Amados todos, os digo una vez más: ¡No detengáis vuestros pa-
sos! ¡Comenzad pronto a tomar lo propio, vuestra verdadera
identidad!
Vosotros que estáis aquí unidos por una misma causa, y que en el
futuro ha de mostrar sus verdaderos frutos, mantened la unión,
mantened la armonía y principalmente la paz, el amor. Y sed
verdaderos con vosotros mismos, así también seréis con vuestros
hermanos y ante la mirada de mi Padre.
Que la paz y el amor sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, viernes 5 de mayo de 2006

26
“Los caminos, aunque los caminos os han de seros cada día más
difíciles para algunos en alcanzaros y para otros ya han de es-
taros cansados, pero os digo: sólo existe un solo camino, el que
cada paso habéis de daros y sentiréis el descanso, en cada paso
de aquel descanso veréis el progreso a un momento de paz.
Pero os digo que para lograros comenzar aquellos pasos en aquel
camino, debéis lograr traspasar y entenderos la verdad y enfren-
tar con inteligencia cada paso que en esta vida de tránsito habéis
de estar enfrentando cada dificultad por lo tan difícil que ha de
haceros, pero entenderéis el porqué de cada circunstancia y el
crecimiento estará en vida.
Y aún más os digo, no os hará tan difícil los momentos si vosotros
de verdad uniereis uno por uno, y entenderéis y seréis capaz de
dar respuesta y soluciones inteligentes, claras, sabias, en este ca-
mino de dificultades pedregosas que aún esperan en un camino
de logro, de paz, armonía, y aún más, en espera de aquella luz
encendida y espera por ti.
Yo soy quién Soy, el Alfa y Omega, Principio y Fin.
Una vez más os digo, seguid los pasos firmes y no decaigáis a
mitad del camino. Yo estoy aquí y en aquellos que están en clari-
dad, y en lucha permaneceré junto a vosotros.
La paz esté en todos”
Dios Padre Universal, miércoles 17 de mayo de 2006

228

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El Levantamiento

27
“Vosotros habéis comenzado a escuchar noticias y rumores de dis-
tintos lugares del planeta. Os digo, poned atención en aquellos que
verdaderamente son los que han de estaros en las verdaderas escri-
turas. Porque aquellos rumores y noticias verdaderamente algunas
han de seros y otras sólo invenciones hechas a la imagen de otras.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Os digo que mucho de lo que ha de estar escrito ya os ha de
estaros cumpliendo, pero como ya vosotros sabéis y estáis prepa-
rados para todo aquello, entonces os digo:
Seguid haciendo lo que cada día os pide por hacer, porque cada
día tiene un tiempo y un destino para vosotros, y no detengáis el
paso por lo que otros pudieren deciros.
La paz esté con todos”
Dios Padre Universal, lunes 29 de mayo de 2006

28
“Os saludo con la paz de mi corazón.
Tan solo os he venido para que vosotros mantengáis la paz, la
tranquilidad en vuestros corazones. Y os he venido también para
pediros a todos aquellos que de verdad logran tomar cada deci-
sión en paz, armonía y amor, que permanezcáis siendo justos y
escuchando lo que de verdad es refortalecimiento en vuestros
pasos, y sois capaz de hablar en su momento y no calláis.
Amados todos os digo una vez más, quien os ha de ver las injusti-
cias y calla, ha de seguir en aquellos permaneciendo la injusticia,
y a la vez generando aquellos sentimientos que os han de caer en
aquellos más inocentes y puros de corazón.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos, como tantas y
tantas veces os hago nuevamente un llamado más a vuestra con-
ciencia, y un encuentro con el verdadero amor, con los verdade-
ros valores de vuestra creación.
Comenzad a deteneros en sí mismos y ved lo que de verdad os
está acongojando vuestros corazones. Comenzad a deteneros y
de verdad ved qué es lo que detiene vuestros pasos. Comenzad
a ver lo verdadero de vuestras vidas y hablad lo que de verdad

229

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Mikaela de Salvington

debéis hablar, y ya no seguiros oculto en vosotros mismos y ya no


seguir hablando lo que de verdad os estáis sintiendo.
Amados hijos, amados hermanos, es tiempo de todo y no tan
solo de lo que creéis que os ven, sino hay algo más profundo de
lo que vosotros debéis veros. Trabajad una vez más en vosotros y
dejad, dejad de divagar por aquello que de verdad no os lleva a
encontraros con sí mismos.
Amados hijos, amados todos, que la paz y el amor una vez más os
lleve a un verdadero encuentro, y de verdad descubríos quiénes
os han de seros vosotros mismos.
La paz sea en vosotros, con vosotros y entre vosotros.
Mi paz os dejo, mi paz os doy.”
Jesús el Cristo, martes 30 de mayo de 2006

29
En Chile estaba ocurriendo la mayor movilización estudiantil de los últimos
30 años. Más de seiscientos mil alumnos de enseñanza media se tomaron
los colegios, llamaron a un paro nacional de educación y salieron a mani-
festar a las calles para hacer presión al gobierno y conseguir cambiar la ley
de educación que legó la dictadura militar. Lo especial de esta movilización
era la tónica de la no violencia con que estos jóvenes enfrentaron la pro-
puesta del paro nacional. Se planteó como una lucha ideológica y no como
una batalla contra la autoridad, dando ejemplo a muchas otras manifesta-
ciones ocurridas en la capital. Tampoco se adhirieron a ninguna tendencia
política apelando que no les interesaban propuestas de buena voluntad de
ningún lado, sino soluciones concretas a sus necesidades.
En un comienzo no se le dio importancia a este levantamiento juvenil, pero
finalmente el paro fue un hecho y la represión policial calló sobre ellos, y
también sobre los periodistas que estaban atestiguando estos abusos. Esto
provocó gran conmoción, poniendo esta acción estudiantil en el primer
plano de expectación. Se provocó una especie de efecto dominó, donde
de a poco se fueron sumando actores al conflicto y ahora, a la amenaza
de paro nacional, se sumaban el sector de los trabajadores de la salud, los
universitarios y los profesores.
“A medida que sigue pasando el tiempo os han de ver cada vez
más la inconciencia en conciencia de aquellos dominados por una
fuerza, una fuerza negativa que desde adentro os han de expre-

230

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El Levantamiento

sar hacia afuera para debilitar lo que en algunos ha de estaros,


la justicia.
Aquella justicia que al comienzo comenzó siendo pacífica, ahora
está en un estado de alerta, en aquellos que os han de violentar
a los que en un momento comenzaron a hablar la verdad.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Os digo, jóvenes aún no caigáis en aquellas tentaciones que en
un futuro pudieran dejar secuelas. Joven aún, hablad tan solo lo
que debéis hablar y no lo que de verdad no entendéis como una
verdad. Joven aún, liberaos, liberaos pero en paz.
La paz sea en todos”
Dios Padre Universal, jueves 1 de junio de 2006

EL ÚLTIMO LLAMADO: ¡UNÍOS A ESTA GRAN HERMANDAD DE AMOR!

1
“Aquí estoy una vez más hablando a la Humanidad.
Aquella humanidad si de verdad ha tomado conciencia del esta-
do de su propio lugar donde os ha de vivir.
A toda la humanidad si de verdad os ha dado cuenta en el estado
en que ha de estar este Planeta Tierra, esta morada que habitan
vosotros los seres vivientes, vosotros que habéis sido llamados en
vida, Hijos del Amor.
Yo soy quién Soy, El Alfa y Omega, Principio y Fin.
Os digo: ¡Ya pronto mirad!,
¡Mirad a vuestro alrededor y ved!
Ved realmente qué ha de estaros pasando en profundidad, el
daño que muchos de vosotros han ocasionado a este hermoso y
brillante Planeta Tierra, un hermoso lugar de vida que cada día
está derramando sus lágrimas y cerrando sus ojos, aquel brillo
cada vez ha de estaros opacando.
Aún os hemos de esperaros que vosotros, aquellos que aún han
de estar ciegos y no han querido ver:

231

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Mikaela de Salvington

¡Abrid pronto vuestros ojos y uníos a esta Gran Hermandad de


Amor que ha de esperaros por vosotros!
¡Uníos en Fuerza, Amor y Paz!
La paz esté con todos”.
Dios Padre Universal, martes 9 de mayo de 2006

2
“Amados todos:
Ahora que habéis visto el tiempo pasar, y algunos, aunque pocos
en conciencia, os han de ver cómo cada día este amado planeta
comienza a entristecer en acongojamiento profundo por la in-
conciencia de otros.
Amados, amados hijos, amados hermanos, amados todos os digo:
¡Unios una vez más y tomad conciencia! Y buscad de aquellos que
aún no han querido ver por esa inconciencia material y no realmen-
te saber que de nada os ha de serviros ese materialismo, sino ha de
haberos un lugar donde juntos lograréis uniros en paz y amor.
Porque os digo, este planeta de brillante azul reflejo con su crea-
ción de amor, ya ha comenzado a derramar sus lágrimas y ha de
comenzar a cerrar sus ojos.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
¡Un llamado más de auxilio por este planeta! Y uníos de verdad
en una Hermandad de Paz y Amor, y comenzad de verdad a abrir
vuestros ojos de conciencia y vuestras palabras de libertad, para el
salvamento de este amado planeta Tierra, cósmicamente Urantia.
Amados hijos, amados hermanos, amados todos:
Aún espero, aún os llamo
Aún os digo, poco es el tiempo
Pero aún la esperanza está
¡Tomadla y hacedla avanzar!
Que la Paz y el Amor sea en todos.
Mi paz os dejo, mi paz os doy”.
Jesús el Cristo, miércoles 10 de mayo de 2006

232

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El Levantamiento

3
“Para todos aquellos que con un gran esfuerzo de Amor, Fuerza,
Valor y Voluntad, os han tomado conciencia del porqué de vues-
tra estadía en este lugar, os digo:
Ya os es el tiempo de comenzaros a miraros y saber de verdad
qué os es lo que habéis hecho con vuestras vidas, y así también
os daréis cuenta qué os es lo que ha de estaros pasando con
vuestro planeta.
Cuán os ha de seros el daño, ya sus lagrimitas están brotando
gota a gota; este hermosísimo planeta su brillo os está apagando
por la inconciencia de otros.
Os es tiempo de comenzaros a dar vuestro último llamado a la
conciencia:
¡Uníos, uníos de verdad a este llamado de Hermandad, de Paz,
Danza, Amor y Amistad!
Os ama, Arcángel Gabriel”.
Jueves 11 de mayo de 2006

4
“Yo soy la Madre Tierra y estoy aquí.
Siento y veo cuánto daño, cuánta desesperación y desamor, cuán-
ta falta de conciencia y buena voluntad, violencia y destrucción.
No es a lo que has venido, sino es a dar, a entregar amor, es a li-
berarte hacia lo positivo. Mas tú lo que has hecho es pisar lo que
te di como un tesoro para sobrevivir.
Este planeta pide aire, ahora esta Tierra quiere sobrevivir. Ya el
mar se mueve con furia hacia ti, que lo has usado como material
inerte, mas no sabes cuánta es la fuerza y la ayuda que te pudo
dar. El fuego ya está quemando a todos aquellos que no escucha-
ron su hablar. El aire sopla y sopla más fuerte y sin cesar.
Mis manos se mueven, poco a poco comienza a temblar para
liberarme de todo aquello que tú me has hecho pasar, sentir tu
mente pensar, lo que no me ayuda.
¡Tiembla Tierra!, ¡Mueve Tierra!
Canta a la luz de la liberación

233

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Mikaela de Salvington

¡Sí, vamos! ¡El mar se agita!


Toco quieto para mover
¡Mover!, ¡Libera Naturaleza!
Creo que empieza a acabar, cansada estoy
Espero tu mano alzada para ayudar”.
Sábado 13 de mayo de 2006

5
“Yo Soy El Anciano. Soy El Principio y El Fin, y os digo:
El camino ha de estar en su curso, y al momento de su llegada,
han de estaros las puertas abiertas para todo aquél que en su
camino ha tomado conciencia de su propio destino.
El que habita en las alas de protección del Altísimo, morará para
siempre bajo la Omnipotencia.
La paz sea en todos”.
Lunes 22 de mayo de 2006

234

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GLOSARIO

El propósito espiritual del ser humano: El ser humano, cuando logra equili-
brar su mente y hacer la voluntad una junto con lo supremo, pasa a ser
el verbo conjunto con su Creador, El Cristo.
Emmanuel: Personalidad suprema trinitaria, actúa como asesor del Hijo
Soberano.
Gabriel, Arcángel: Ejecutivo en Jefe y Administrador Real de Nebadón. // La
Brillante Estrella Matutina, Gabriel de Salvington.
Mente: La mente es un potencial que puede definir conjuntamente con
su estado divino, y lograr el equilibrio voluntarioso ante la presencia y
definición de lo verdadero y esencial, y así lograr el equilibrio emocional,
tanto mente como su corazón.
Mickael, El Cristo: Nombre cósmico de Jesús el Cristo, Creación, Sostenimiento
y Ministerio. // Hijo Creador, Hijo Soberano, se le ha confiado todo el
Poder en el Cielo y en la Tierra.
Nebadón: Universo local bajo el dominio del Cristo Mickael. // Salvington,
capital del universo local de Nebadón.
Urantia: Nombre cósmico de la Tierra.

235

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Acerca de la autora

Mikaela de Salvington
E-mail: marcia.leighton@gmail.com
Mikaela y Bernardita
Hace ya muchos años, Dios le había hablado a Bernardita en sueños y había
anunciado: A los 33 años vais a partir, y tú y tu familia debéis prepararos.
Este sueño se había repetido a fines de aquel año, y en la cena de Año Nue-
vo, cuando se encontraba casi toda su familia reunida, sintió que había lle-
gado el momento de compartir la revelación y anunciar sobre su partida.
Aquella misma noche, a fines de 1998, me encontraba en Suecia, un país
junto a las aguas calmas del Báltico. Estaba reunida con mi familia y una
amiga llamada Irene. Y habiendo ya cenado, hicimos una oración de gra-
cias por todas las bendiciones recibidas durante ese año. Luego de dar las
gracias, recibí de mi amadísimo Padre y Creador el siguiente anuncio: Hija
mía, ordenad todo lo tuyo para retornar al lugar desde donde has venido,
porque allá se dará grande bendición. En ese mismo instante supe que era
aquel llamado que había esperado durante toda una vida.
Y así, con la magia divina, éramos guiadas en una bendita coincidencia de
fechas, a un encuentro que abriría paso a una sublime iniciación que haría
posible la presencia del Cristo en Gloria y Majestad nuevamente en la Tie-
rra. Había transcurrido un año y medio desde mi retorno, y nos encontrá-
bamos en el más profundo éxtasis: Bernardita había ascendido por primera
vez con toda su esencia, y nuestro Padre y Creador se había manifestado
plenamente en cuerpo y alma.
(Extracto del libro El Levantamiento)
Editorial LibrosEnRed

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