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Tarea de

comprensión de
contenidos N°1

Grupo 39
Sub-grupo APEX FOICA
Docente: Natalia
Estudiantes:
Rosilene Aurilio de Souza Rio
Mariana Eyras Carraco
Concepto de comunidad y relación con las consideraciones profesionales que un
universitario debe tener en su llegada al territorio y su vinculación con los actores
comunitarios
Para relacionar dichos conceptos debemos partir de que si el universitario va a insertarse
en un determinado territorio, debe entender la dinámica de su espacio para integrarse
efectivamente en el cotidiano de los individuos, o sea entender la comunidad de forma
integral, como define muy bien Abramovay (2000).
“Un territorio representa una trama de relaciones con raíces históricas,
configuraciones políticas e identidades” 1.
Para Rebellato 2, ante el trabajo de campo, todo trabajador social vive una situación
ético-cultural que podríamos caracterizar como choque o contradicción. Se suele decir
que ese “choque cultural” tiene relación con el horizonte existencial universitario que
envuelve las experiencias vividas por éste. Se debe tener en cuenta toda la estructura de
la comunidad donde varios factores pueden haber influenciado, tales como: su origen
de clase, la situación generada por el propio statusquot profesional, la red de relaciones
y los códigos generados por pertenecer al mundo académico de la universidad donde
estudia.
También influye el conocimiento adquirido a lo largo de su formación y de la manera
por la cual éste fue adquirido; Ante la práctica de campo, experimenta una contradicción
entre la estructura de su personalidad y la realidad de los temas populares con los que va
a trabajar.
Hay muchas situaciones contrastantes en la interacción, especialmente si el universitario
se enfrenta a los sectores populares, con miseria, desempleo, pobreza extrema, lucha
permanente subsistencia o supervivencia, injusticia y explotación, machismo, relaciones
de poder, formas de vida, diferentes códigos lingüísticos, relaciones sociales,
expresiones culturales propias, etc.3
Así, más que un espacio geográfico pasivo a la acción humana, la concepción de
territorio involucra los lazos que se forman entre los actores que pertenecen al lugar:
individuos, asociaciones, empresas, grupos informales, entidades gubernamentales y no
gubernamentales, entre otros. A su vez, tienen gran peso las interacciones con el
ambiente externo, marcando un concepto amplio de comunidad.

Las formas como las conexiones establecidas por los actores sociales evolucionan,
marca los aspectos territoriales específicos, asignando a los espacios diferentes
dinámicas. Así, algunos espacios acumulan capacidades innovadoras y eficientes
arreglos de organización socio territorial, lo que les permite ser capaces de movilizar a
sus integrantes en torno a proyectos colectivos, obteniendo consenso y cohesión social.
Otros, sin embargo, inhiben estos procesos, en un ambiente que tiene una marca muy
fuerte de vínculos jerárquicos locales, lo que bloquea la ampliación del círculo de
relaciones sociales paralizando el avance social.

Así, el éxito de las comunidades depende, en alto grado, de la forma en que interactúan
sus componentes. Los territorios exitosos o competentes serían aquellos en los que la
población tiene acceso a los medios necesarios y suficientes para el desarrollo humano.
Todas estas constataciones fortalecen la visión de que una adecuada visión territorial
debe considerar los arreglos sociales formados por la comunidad local, sus
interrelaciones (internas y externas) y sus formas de sociabilidad.
1 Abramovay (2000) 2;3 Rebellato, José Luis. La contradicción en el trabajo de campo.
Montevideo. EPPAL; 1989.

Como se beneficia el dialogo entre el saber popular de una comunidad y el saber


académico

Acorde a la bibliografía consultada podemos decir que existe un inmenso beneficio


basado particularmente en el diálogo entre el saber popular y el saber académico; Para
ello debemos dejar un poco de lado la concepción semántica de la palabra extensión y
así poder adecuarla a la situación.
En este caso citaremos a Paulo Freire: "La primera preocupación que nos imponemos
al comenzar este estudio es someter la palabra extensión a un análisis crítico" (1,
p.17).

Una vez realizado dicho análisis comprendemos que la palabra extensión no es la más
adecuada para hacer referencia a lo que realmente buscamos transmitir, ya que la misma
no comprende de por si al ser humano como tal, sino que envuelve acciones que
transforman al ser humano en una "cosa" lo que niega como un ser de transformación en
el mundo. Es por esto que utilizaremos la palabra comunicación en su lugar ya que se
adecua de mejor manera al contexto, y la comunicación como tal está basada en el
diálogo, la interacción y dinámica social entre los individuos.

La combinación entre el saber académico y el saber popular se ve sumamente


enriquecida para ambas partes, ya que al compartir los conocimientos nos permite tener
nuevas perspectivas, así como reflexiones y conocimientos en general. Es de alguna
manera una retroalimentación de saberes bidireccional donde todos nos vemos
favorecidos.

En el caso de los estudiantes nos lleva más allá del campo teórico, lo que implica la
práctica en una primera instancia y la perspectiva interna y externa de la comunidad,
empatizar, conocer otra realidad, compartir y aprender. Todos estos conceptos son
básicos para una correcta formación a profesional y personal.
En cuanto a la comunidad el saber académico intentará estimular su protagonismo y dar
empoderamiento para que el nuevo conocimiento sea implementado de la manera que
les sea más favorable en su vida cotidiana.

Para resumir necesitamos a los demás para completarnos. De ahí la necesidad del
diálogo. No se puede entender el concepto de autonomía en Freire desvinculado del
concepto de diálogo.
Neutralidad de nuestras prácticas basadas en el punto de vista ideológico y nuestra
consideración sobre el mismo.

La Universidad como institución pública debe asumir el compromiso social y político


de estudiar y forjar mecanismos que favorezcan la transformación social a través del
desarrollo de una cultura de trabajo, basada en valores sólidos, para ello puede
beneficiarse si busca articular la extensión universitaria con el objetivo de: crear
espacios de diálogo entre el mundo académico y los actores sociales. Como resultado de
ese diálogo, ocurrirá un intercambio de conocimiento con y sobre el universo social.

En este intercambio de conceptos es factible que se produzca un choque cultural “una


contradicción entre lo que es la estructura de su personalidad y la realidad de los
sujetos populares con los que va a trabajar”1(1.p67).
Cada uno de nosotros tiene una concepción distinta, un lenguaje y una ideología
generalmente atribuidos al contexto en que nos desarrollamos y en muchas ocasiones
enfrentar el choque cultural de manera práctica implica reformular la propia identidad.

El profesional como todo ser humano lleva consigo una ideología arraigada desde sus
principios, al igual que la comunidad lo cual puede convertiré en cierto modo en un
obstáculo importante al momento de interactuar.
Por todo esto consideramos que lo más correcto sería que nuestras prácticas de
extensionistas y de intervención comunitarias fueran neutrales desde el punto de vista
ideológico pero no lo son ya que como todo ser humano existe un margen de
subjetividad importante que podemos intentar “pulir” por así decirlo pero que siempre
se encuentra presente.

1
Rebellato, José Luis. Ética y práctica social. Montevideo. EPPAL; 1989.

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