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Prevención del delito mediante el diseño ambiental/Barrios Urbanos

Introducción

¿Cómo se materializa la violencia?

La violencia es un problema social, incluye el maltrato de los niños, la violencia juvenil, la


violencia de la pareja, la violencia sexual y el maltrato de los ancianos, se produce en los
hogares, en las calles y otros espacios públicos, en los lugares de trabajo y en instituciones
gubernamentales y privadas. Los actos delictivos surgen de la combinación de dos elementos
destacables; las decisiones voluntarias tomadas por quien lo comete, y una serie de factores o
circunstancias en que las personas toman dichas decisiones

A. El modelo ecológico

El llamado modelo ecológico clasifica los factores de riesgo que inciden en la violencia en
cuatro grupos o niveles de influencia. En primer lugar, existen factores individuales como el
acervo biológico o educacional; en segundo lugar están los factores relacionales, a saber, el
tipo de relaciones que una persona mantiene con las demás (padres, hermanos, pareja,
compañeros, etc.). En un tercer grupo de factores, presentes al nivel comunitario, se
incluyen todas las características de la comunidad en la que vive la persona y que repercuten en
su comportamiento.

Un último grupo de factores relativos a la estructura de la sociedad incluye aspectos como


el nivel general de pobreza en el país y la tolerancia de la sociedad ante la violencia, del
mismo modo, la violencia puede ser instrumental o emocional. La diferencia entre estas
dos clases de violencia es que la primera constituye un medio para conseguir un objetivo
diferente, en tanto que la segunda es un fin en sí misma, es decir, la violencia puede
emanar de una decisión racional, como en el modelo de delito de Becker, o de una serie
de factores de riesgo que predisponen a las personas a incurrir en ese tipo de
comportamiento.

B. Territorialidad

Principios de diseño afectan a elementos del entorno construido que van desde la pequeña
escala (como el uso estratégico de los arbustos y otra vegetación, parques, camellones, etc.)
para los objetivos generales, incluyendo la forma de construcción de un barrio urbano de todo
y la cantidad de oportunidades para los “ojos en la calle “.

Según lo establecido por Newman, el espacio defendible debe contener dos componentes. En
primer lugar, un espacio defendible debe permitir a la gente ver y ser visto de forma continua. 

En segundo lugar, las personas deben estar dispuestas a intervenir o denunciar delitos cuando
se produzcan. Al aumentar la sensación de seguridad en los lugares donde viven y trabajan las
personas, se alienta a las personas a tomar el control de las áreas y asumir un papel de la
propiedad. 

Jacobs desarrolló el concepto de que la delincuencia se maximiza cuando las personas no


interactúan de manera significativa con sus vecinos, ella sintió que el camino ciudades estaban
siendo diseñados y construidos significó que el público en general no podría desarrollar el
marco social necesario para la auto-vigilancia efectiva.

Esta vigilancia natural se produce mediante el diseño de la colocación de elementos y


características físicas, las actividades y las personas de tal manera que se maximice la visibilidad
entre los usuarios del espacio público. 

Las estrategias mencionadas anteriormente no pueden cumplirse sin la ayuda de la comunidad


y requiere de toda la comunidad en el lugar para hacer el ambiente un lugar más seguro para
vivir.

C. Vulnerabilidad

Con lo anteriormente señalado, podemos englobar que el concepto de seguridad referente a la


aspiración de vivir libre de riesgos, y que esta no puede estar alejada del concepto de
vulnerabilidad, la vulnerabilidad es parte de la naturaleza humana y se manifiesta en la
fragilidad de nuestra cotidianidad. Todos estamos expuestos a sufrir alteraciones en nuestro
cuerpo a causa de conductas ilícitas, accidentes o enfermedades.

Además de este tipo de vulnerabilidad primaria que es la vulnerabilidad física, hay otro que se
sitúa en el ámbito de las desigualdades y se refiere a la vulnerabilidad por la situación
socioeconómica de las personas. Más allá de que nuestra naturaleza que nos exhibe frágiles y
vulnerables hay otro tipo de vulnerabilidad que artificialmente se ha armado para convertir en
todavía más vulnerables a quienes por naturaleza ya lo somos. En el segundo caso estarían las
personas con capacidades diferentes, las mujeres, los niños y los ancianos solo por mencionar
algunos que por el simple hecho de "ser" tienen ciertas características que les son propias a
partir de las cuales se les sitúa en desventaja y riesgo real mayor.

La seguridad humana tiene un significado integral; no es otra cosa que la protección de la vida y
de la libertad. Se traduce y materializa en la protección de las personas a través de la puesta en
marcha de sistemas e instituciones que facilitan a los seres humanos las condiciones y
posibilidades para vivir con dignidad, las personas deben tener seguridad frente a los actos de
terceros, también ante las alteraciones de su entorno y, desde luego, frente al uso arbitrario del
poder 

Para desarrollar la interacción de los usuarios con el entorno debemos conocer a nuestros
usuarios y las características que les identifican para ser capaces de trasladar dichas
características al sistema y proporcionarle interfaces suficientemente usables y accesibles, y
adaptadas a sus modelos mentales. 
Los criterios fundamentales para agrupar los usuarios en diferentes perfiles difieren en función
del proyecto. El perfil de usuario, responde a criterios de tipos de usuarios en cuanto a sus
capacidades y habilidades con características similares. Mientras que la segunda clasificación,
los roles, está orientada a las funcionalidades del sistema.

Seguir el diseño de un sistema centrado en el usuario impone poner mucho énfasis para poder
identificar las peculiaridades, intereses, necesidades y expectaciones de quienes habitan el
espacio.

1.- Las infancias en el espacio público

Las niñas y niños se desarrollan física y socialmente en la ciudad, sin embargo pocas veces son
incluidas las infancias en la vida cotidiana del espacio público. 

En Ciudad de México, según cifras de INEGI de 2018 en su Encuesta Nacional de la Dinámica


Demográfica (ENADID), el 23,5% de la población son infantes de menos de 15 años, casi un
cuarto de la ciudadanía; y cuentan con pocos espacios, casi nulos, para su recreación y
desarrollo dentro de la ciudad.

2.- Las mujeres en el espacio público

En cuanto a la  caracterización de los espacios públicos con énfasis en la variable del género,
éstos no son neutrales.  Si se atiende a quienes generan mayor visibilidad en los espacios
públicos y a los intereses que responden, es posible observar que, hasta el día de hoy, dichos
espacios están poblados en mayor parte por varones, adultos jóvenes en edad productiva,
heterosexuales y de la clase social y color de piel que la sociedad considera adecuados.

En su carácter simbólico, la presencia de los varones está subrayada por los nombres de calles y
plazas o de las instituciones que tienen en su mayoría nombres masculinos.Ello nos hace
percatarnos de que existe una definición estrecha de lo público y que los espacios pertenecen a
un determinado género.

3.- Adultos mayores

Al momento de diseñar espacios públicos parece que nos olvidamos de ciertos sectores de la
población y sus características.

El entorno se ha creado bajo un patrón humano, mental y antropológico perfecto el cual solo
cubre a un porcentaje mínimo de la población. Estos entornos no contemplan los procesos y
etapas por los que pasa un ser humano desde la niñez hasta la vejez, los cuales son
indispensables para el diseño de espacios desde la accesibilidad hasta la medida del mobiliario.
4.- Personas con Capacidades Diferentes

Los espacios mal diseñados o con poco estudio hacia estos grupos pueden resultar en un
objeto urbano o arquitectónico deficiente, sin que este cumpla su cometido, además de que no
solo limita el libre transitar de estas personas sino que también afecta su desarrollo, generado
en vez de una propuesta que resuelva una necesidad la cual es habitar y transitar, genera más
problemáticas, además para poder tomar papel en esto y evitar que sucedan primeramente
debemos ser conscientes de dónde y a quiénes afecta, luego primeramente empezando por
respetar los reglamentos y normas, pensando en que no solo hay que cumplir un programa y
por último generar espacios más accesibles e inclusivos que no dejen a nadie fuera.

Un error muy frecuente en este sentido es no considerar que no todas las personas funcionan
de la misma manera, debido a sus diferencias de tamaño, altura, peso, fuerza o facilidad de
movimiento, razón por la cual pueden requerir que el entorno urbano y arquitectónico se
acomode a sus diversas peculiaridades.

Conclusiones

Información empírica sobre medidas de prevención para reducir el delito y la violencia:

En líneas generales, las medidas de prevención del delito y la violencia pueden ser de tipo
situacional o social. En el primer caso se busca reducir las situaciones en las que pueden darse
el delito y la violencia. Esto se consigue en algunos casos reduciendo el número de lugares en
que estos fenómenos pueden ocurrir con poca probabilidad de que el infractor sea capturado.
Un ejemplo de lo anterior es la eliminación de espacios oscuros y aislados en un vecindario,
práctica comúnmente conocida como prevención del delito mediante la adecuación del
entorno

Prevención situacional:

En un número marcadamente menor de intervenciones se procura reducir las situaciones que


pueden dar origen a actos delictivos o violentos. Al modificar el diseño de los espacios públicos,
alumbrando calles oscuras o suprimiendo sitios donde ocultarse, mantener a los potenciales
delincuentes ocupados en actividades más positivas (como actividades deportivas y culturales y
reducir la oferta de estupefacientes y armas, estas intervenciones se encaminan a disminuir el
número de casos y situaciones en que suelen darse el delito y la violencia.

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