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Introducción
A. El modelo ecológico
El llamado modelo ecológico clasifica los factores de riesgo que inciden en la violencia en
cuatro grupos o niveles de influencia. En primer lugar, existen factores individuales como el
acervo biológico o educacional; en segundo lugar están los factores relacionales, a saber, el
tipo de relaciones que una persona mantiene con las demás (padres, hermanos, pareja,
compañeros, etc.). En un tercer grupo de factores, presentes al nivel comunitario, se
incluyen todas las características de la comunidad en la que vive la persona y que repercuten en
su comportamiento.
B. Territorialidad
Principios de diseño afectan a elementos del entorno construido que van desde la pequeña
escala (como el uso estratégico de los arbustos y otra vegetación, parques, camellones, etc.)
para los objetivos generales, incluyendo la forma de construcción de un barrio urbano de todo
y la cantidad de oportunidades para los “ojos en la calle “.
Según lo establecido por Newman, el espacio defendible debe contener dos componentes. En
primer lugar, un espacio defendible debe permitir a la gente ver y ser visto de forma continua.
En segundo lugar, las personas deben estar dispuestas a intervenir o denunciar delitos cuando
se produzcan. Al aumentar la sensación de seguridad en los lugares donde viven y trabajan las
personas, se alienta a las personas a tomar el control de las áreas y asumir un papel de la
propiedad.
C. Vulnerabilidad
Además de este tipo de vulnerabilidad primaria que es la vulnerabilidad física, hay otro que se
sitúa en el ámbito de las desigualdades y se refiere a la vulnerabilidad por la situación
socioeconómica de las personas. Más allá de que nuestra naturaleza que nos exhibe frágiles y
vulnerables hay otro tipo de vulnerabilidad que artificialmente se ha armado para convertir en
todavía más vulnerables a quienes por naturaleza ya lo somos. En el segundo caso estarían las
personas con capacidades diferentes, las mujeres, los niños y los ancianos solo por mencionar
algunos que por el simple hecho de "ser" tienen ciertas características que les son propias a
partir de las cuales se les sitúa en desventaja y riesgo real mayor.
La seguridad humana tiene un significado integral; no es otra cosa que la protección de la vida y
de la libertad. Se traduce y materializa en la protección de las personas a través de la puesta en
marcha de sistemas e instituciones que facilitan a los seres humanos las condiciones y
posibilidades para vivir con dignidad, las personas deben tener seguridad frente a los actos de
terceros, también ante las alteraciones de su entorno y, desde luego, frente al uso arbitrario del
poder
Para desarrollar la interacción de los usuarios con el entorno debemos conocer a nuestros
usuarios y las características que les identifican para ser capaces de trasladar dichas
características al sistema y proporcionarle interfaces suficientemente usables y accesibles, y
adaptadas a sus modelos mentales.
Los criterios fundamentales para agrupar los usuarios en diferentes perfiles difieren en función
del proyecto. El perfil de usuario, responde a criterios de tipos de usuarios en cuanto a sus
capacidades y habilidades con características similares. Mientras que la segunda clasificación,
los roles, está orientada a las funcionalidades del sistema.
Seguir el diseño de un sistema centrado en el usuario impone poner mucho énfasis para poder
identificar las peculiaridades, intereses, necesidades y expectaciones de quienes habitan el
espacio.
Las niñas y niños se desarrollan física y socialmente en la ciudad, sin embargo pocas veces son
incluidas las infancias en la vida cotidiana del espacio público.
En cuanto a la caracterización de los espacios públicos con énfasis en la variable del género,
éstos no son neutrales. Si se atiende a quienes generan mayor visibilidad en los espacios
públicos y a los intereses que responden, es posible observar que, hasta el día de hoy, dichos
espacios están poblados en mayor parte por varones, adultos jóvenes en edad productiva,
heterosexuales y de la clase social y color de piel que la sociedad considera adecuados.
En su carácter simbólico, la presencia de los varones está subrayada por los nombres de calles y
plazas o de las instituciones que tienen en su mayoría nombres masculinos.Ello nos hace
percatarnos de que existe una definición estrecha de lo público y que los espacios pertenecen a
un determinado género.
Al momento de diseñar espacios públicos parece que nos olvidamos de ciertos sectores de la
población y sus características.
El entorno se ha creado bajo un patrón humano, mental y antropológico perfecto el cual solo
cubre a un porcentaje mínimo de la población. Estos entornos no contemplan los procesos y
etapas por los que pasa un ser humano desde la niñez hasta la vejez, los cuales son
indispensables para el diseño de espacios desde la accesibilidad hasta la medida del mobiliario.
4.- Personas con Capacidades Diferentes
Los espacios mal diseñados o con poco estudio hacia estos grupos pueden resultar en un
objeto urbano o arquitectónico deficiente, sin que este cumpla su cometido, además de que no
solo limita el libre transitar de estas personas sino que también afecta su desarrollo, generado
en vez de una propuesta que resuelva una necesidad la cual es habitar y transitar, genera más
problemáticas, además para poder tomar papel en esto y evitar que sucedan primeramente
debemos ser conscientes de dónde y a quiénes afecta, luego primeramente empezando por
respetar los reglamentos y normas, pensando en que no solo hay que cumplir un programa y
por último generar espacios más accesibles e inclusivos que no dejen a nadie fuera.
Un error muy frecuente en este sentido es no considerar que no todas las personas funcionan
de la misma manera, debido a sus diferencias de tamaño, altura, peso, fuerza o facilidad de
movimiento, razón por la cual pueden requerir que el entorno urbano y arquitectónico se
acomode a sus diversas peculiaridades.
Conclusiones
En líneas generales, las medidas de prevención del delito y la violencia pueden ser de tipo
situacional o social. En el primer caso se busca reducir las situaciones en las que pueden darse
el delito y la violencia. Esto se consigue en algunos casos reduciendo el número de lugares en
que estos fenómenos pueden ocurrir con poca probabilidad de que el infractor sea capturado.
Un ejemplo de lo anterior es la eliminación de espacios oscuros y aislados en un vecindario,
práctica comúnmente conocida como prevención del delito mediante la adecuación del
entorno
Prevención situacional: