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Este pequeño libro, claro e inteligente,

enfoca un problema hondamente humano:


cóm
cómo dar sentido
sentido a la vid
vida. Cuan
Cuando
do som
somos
jóvenes, parece que tuviéramos a nuestra
disposición todo el tiempo del mundo. En los
primeros años de febril actividad, la
educación personal, el matrimonio y la
carrera profesional llenan por completo
nuestra existencia. Pero, tarde o temprano,
todos comenzamos a plantearnos las
preguntas esenciales: ¿qué estamos haciendo
de nuestra vida? Una sensación molesta e
inquietante nos quita el sueño. ¿Qué es lo
que nos falta?

Gran bestseller en los Estados Unidos, Cuando


nada te basta permaneció más de siete meses
entre los libros más vendidos según The New
York Times.  Harold Kushner es autor además
de otros dos libros notables, Cuando
Cuando la ge
gent
ntee .
buena sufre y ¿Quién necesita a Dios?

22.088 ¡2 9   7 8 9 5 0 0 417211
Harold Kushner
C u a n d o Na da
T e Ba s t a
Harold Kushner
C uando N a da
Te Ba s t a

 / • X 
En memoria de mis padres,
JULrUS KUSHNER (1900-1984) y
SARAH HARTMAN KUSHNER (1905-1976),
que viven aún en mi recuerdo.

Emccc Editores S.A.


Alsina 2062 - Buenos Aires, Argentina
E-mail: ed itorial@emece.com.ar 
http: // www.emece.coni.ar 

Título original: When Alt Yon 've Ever W amed Un 't Enough
Traducción:  Raquel Albor noz
Copyright © 1986, Harold Kushner
©  Emecé Editores S.A., 19 96

Diseño de tapa: Eduardo Ruiz


Fotocromía de tapa:  Moon PatrolS.R.L.
3a impresión: 3-000 ejemplares
Impreso en Printing Books,
Gral. Díaz 1344, Avellaneda, abril de 2002

Reservados todos los derechos, Qu eda rigurosame nte prohibida,


sin la autorización escrita de los titulares del “Copyright”,
 baj o las sa nc ion es es tab lec ida s en las leyes, la r ep ro du cc ió n
 pa rci al o fota l de est a o br a p o r cu alq ui er m ed io o pr oc ed im ien to ,
incluidos la reprograffa y el tratamien to informá tico.

IMPRESO EN LA ARGENTINA / PRINTED IN ARGENTINA


Queda hecho el depósito que previene la ley 11.723
I.S.B.N.: 950-04-1721-9

 Alrededor de un tercio de mis pacientes no


padece una neurosis definible en términos clí
nicos sino más bien sufre por la insensatez y
futilidad de su vida. Esto puede denominarse
la neurosis general de nuestros tiempos.
Cari Jung
 El hombre moderno en busca de su alma

¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!


Eclesiastés 1:1
 Alrededor de un tercio de mis pacientes no
padece una neurosis definible en términos clí
nicos sino más bien sufre por la insensatez y
futilidad de su vida. Esto puede denominarse
la neurosis general de nuestros tiempos.
Cari Jung
 El hombre moderno en busca de su alma

¡Vanidad de vanidades, todo es vanidad!


Eclesiastés 1:1

Harold Kushner
C uando Na da
T e Ba s t a
Harold Kushner
C uando Na da
T e Ba s t a

UNO

¿Qué era lo que tenía que hacer


yo con mi vida?
UNO

¿Qué era lo que tenía que hacer


yo con mi vida?

Si a cualquier persona se le pregunta qué es más im


portante para ella, ganar dinero o dedicarse a su fa
milia, casi todos responderán  familia sin vacilación.
Pero si observamos cómo esa misma persona invierte
su tiempo y sus energías, comprobaremos que no vive
de acuerdo con sus ideales. Ese hombre se ha dejado
convencer dé que, si se va más temprano a trabajar
por la mañana y vuelve más cansado por la noche,
está demostrando cuánto quiere a su familia porque
se desvive para brindarle todos los bienes materiales
que se publicitan.
Si a cualquier individuo le preguntamos qué sig
nifica más para él —o ella—, contar con la aprobación
de los extraños o con el afecto de los seres queridos, no
podrá siquiera comprender por qué le hemos formula
do tal pregunta. Obviamente, los seres más importan
tes para él son los de su familia y sus amigos íntimos.
Sin embargo, ¿cuántos de nosotros hemos sofocado la
espontaneidad de nuestros hijos por temor a lo que
pudieran pensar vecinos o desconocidos? ¿Cuántas
veces hemos descargado sobre las personas que tenía
mos más cerca el enojo por lo que alguien nos hizo en
el trabajo? ¿Y cuántos nos hemos vuelto irritables en
casa porque estábamos haciendo dieta para ser más
atractivos ante los ojos de gente que no nos conoce lo
suficiente como para ver más allá de las apariencias?
Preguntémosle a cualquiera qué pretende de la
vida, y probablemente nos responderá: «Lo único que
quiero es ser feliz». Y yo le creo. Creo que la mayoría
de la gente aspira a ser feliz, que todos se empeñan al

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Si a cualquier persona se le pregunta qué es más im
portante para ella, ganar dinero o dedicarse a su fa
milia, casi todos responderán  familia sin vacilación.
Pero si observamos cómo esa misma persona invierte
su tiempo y sus energías, comprobaremos que no vive
de acuerdo con sus ideales. Ese hombre se ha dejado
convencer dé que, si se va más temprano a trabajar
por la mañana y vuelve más cansado por la noche,
está demostrando cuánto quiere a su familia porque
se desvive para brindarle todos los bienes materiales
que se publicitan.
Si a cualquier individuo le preguntamos qué sig
nifica más para él —o ella—, contar con la aprobación
de los extraños o con el afecto de los seres queridos, no
podrá siquiera comprender por qué le hemos formula
do tal pregunta. Obviamente, los seres más importan
tes para él son los de su familia y sus amigos íntimos.
Sin embargo, ¿cuántos de nosotros hemos sofocado la
espontaneidad de nuestros hijos por temor a lo que
pudieran pensar vecinos o desconocidos? ¿Cuántas
veces hemos descargado sobre las personas que tenía
mos más cerca el enojo por lo que alguien nos hizo en
el trabajo? ¿Y cuántos nos hemos vuelto irritables en
casa porque estábamos haciendo dieta para ser más
atractivos ante los ojos de gente que no nos conoce lo
suficiente como para ver más allá de las apariencias?
Preguntémosle a cualquiera qué pretende de la
vida, y probablemente nos responderá: «Lo único que
quiero es ser feliz». Y yo le creo. Creo que la mayoría
de la gente aspira a ser feliz, que todos se empeñan al

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máximo para serlo. Compran libros, asisten a clases, mos obtenido lo que pretendíamos. Si el concepto que
cambian su estilo de vida en un esfuerzo siempre tenemos de nosotros mismos depende de nuestra po
constante por alcanzar ese bien tan difícil de definir pularidad y de la opinión que merezcamos ante los
que es la felicidad. Pero a pesar de todo eso sospe ojos de otra gente, siempre estaremos sujetos a esa
cho que la mayoría de la gente, casi todo el tiempo otra gente. Y un día cualquiera, ellos podrán sacamos
no lo es. la alfombra sobre la cual estamos parados.
¿Por qué es tan ilusoria esa sensación de felicidad Recuerdo haber leído la historia de mi muchacho
tanto para las personas que encuentran lo que quie que se fue de su casa para buscar fama y fortuna en
ren en la vida como para las que no lo hallan? ¿Por Hollywood. Tres eran las ilusiones que lo alentaban al
qué algunas personas, que tienen tantos motivos para partir: ver su nombre en luces de neón, comprarse un
ser felices, sienten íntimamente que algo les falta? Rolls-Royce y casarse con la ganadora de algún con
¿Querer ser feliz es pedirle demasiado a la vida? ¿No curso de belleza. A los treinta años había alcanzado
será que la felicidad, como la juventud eterna o el mo las tres metas, pero era un hombre deprimido, inca
vimiento perpetuo, es un fin inalcanzable por más que paz de realizar un trabajo creativo pese a (o tal vez de
nos esforcemos en alcanzarlo? ¿O acaso es posible bido a ) que sus sueños se habían hecho realidad. A los
que el hombre sea feliz pero lo que sucede es que ha treinta, ya no tenía más miras. ¿Qué le quedaba por
equivocado el camino? hacer el resto de su existencia?
Oscar Wilde cierta vez escribió: «En este mundo En los últimos tiempos, varios autores han men
sólo existen dos tragedias. Una es no obtener lo que cionado «el fenómeno del impostor», refiriéndose a la
deseamos, y la otra es obtenerlo». Lo que él trataba de sensación de muchas personas para quienes su éxito
advertimos es que, por mucho que nos afanemos por es inmerecido, el miedo a que algún día alguien los de
hacer las cosas bien, el éxito no nos dejará satisfechos. senmascare y así se sepa que son unos farsantes. A
Cuando llegamos a ese punto, después de sacrificar pesar de todos los atavíos exteriores del éxito, se sien
tantas cosas en aras del éxito, comprendemos que no ten huecos por dentro. Nunca pueden sentarse a des
era eso lo que queríamos. Los que tienen dinero y po cansar y disfrutar de sus logros porque necesitan un
der saben algo que tú y yo desconocemos y que hasta triunfo atrás de otro, precisan una reafirmación cons
no nos átreveríamos a creer si alguien nos lo dijera. tante por parte de la gente que los rodea para acallar
El dinero y el poder no satisfacen ese hambre indefini la voz interior que no cesa de decirles: «Si ellos te co
ble del alma. Hasta los ricos y poderosos anhelan algo nocieran como yo, sabrían que eres un mentiroso».
más. Nos enteramos de los problemas de familia que  Así, la mujer que soñaba casarse con un prestigio
aquejan a ricos y poderoso, los vemos representados so médico y vivir en una hermosa casa de un barrio
en obras de ficción por la televisión, pero jamás recibi elegante puede ser que encuentre al hombre deseado
mos el mensaje. Por el contrario, pensamos que si no y la casa de sus sueños, pero a lo mejor no entiende
sotros tuviéramos todo lo de ellos seríamos felices. por qué todas las mañanas se pregunta si la vida no es
Por mucho que nos esforcemos en ser del agrado de más que eso. Sale a almorzar con las amigas, trabaja
los demás, y aunque lo logremos, nunca pensamos en obras de beneficencia, tal vez ponga una boutique
que ha llegado el momento de descansar porque he con la esperanza de que, si llena sus días también lle

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máximo para serlo. Compran libros, asisten a clases, mos obtenido lo que pretendíamos. Si el concepto que
cambian su estilo de vida en un esfuerzo siempre tenemos de nosotros mismos depende de nuestra po
constante por alcanzar ese bien tan difícil de definir pularidad y de la opinión que merezcamos ante los
que es la felicidad. Pero a pesar de todo eso sospe ojos de otra gente, siempre estaremos sujetos a esa
cho que la mayoría de la gente, casi todo el tiempo otra gente. Y un día cualquiera, ellos podrán sacamos
no lo es. la alfombra sobre la cual estamos parados.
¿Por qué es tan ilusoria esa sensación de felicidad Recuerdo haber leído la historia de mi muchacho
tanto para las personas que encuentran lo que quie que se fue de su casa para buscar fama y fortuna en
ren en la vida como para las que no lo hallan? ¿Por Hollywood. Tres eran las ilusiones que lo alentaban al
qué algunas personas, que tienen tantos motivos para partir: ver su nombre en luces de neón, comprarse un
ser felices, sienten íntimamente que algo les falta? Rolls-Royce y casarse con la ganadora de algún con
¿Querer ser feliz es pedirle demasiado a la vida? ¿No curso de belleza. A los treinta años había alcanzado
será que la felicidad, como la juventud eterna o el mo las tres metas, pero era un hombre deprimido, inca
vimiento perpetuo, es un fin inalcanzable por más que paz de realizar un trabajo creativo pese a (o tal vez de
nos esforcemos en alcanzarlo? ¿O acaso es posible bido a ) que sus sueños se habían hecho realidad. A los
que el hombre sea feliz pero lo que sucede es que ha treinta, ya no tenía más miras. ¿Qué le quedaba por
equivocado el camino? hacer el resto de su existencia?
Oscar Wilde cierta vez escribió: «En este mundo En los últimos tiempos, varios autores han men
sólo existen dos tragedias. Una es no obtener lo que cionado «el fenómeno del impostor», refiriéndose a la
deseamos, y la otra es obtenerlo». Lo que él trataba de sensación de muchas personas para quienes su éxito
advertimos es que, por mucho que nos afanemos por es inmerecido, el miedo a que algún día alguien los de
hacer las cosas bien, el éxito no nos dejará satisfechos. senmascare y así se sepa que son unos farsantes. A
Cuando llegamos a ese punto, después de sacrificar pesar de todos los atavíos exteriores del éxito, se sien
tantas cosas en aras del éxito, comprendemos que no ten huecos por dentro. Nunca pueden sentarse a des
era eso lo que queríamos. Los que tienen dinero y po cansar y disfrutar de sus logros porque necesitan un
der saben algo que tú y yo desconocemos y que hasta triunfo atrás de otro, precisan una reafirmación cons
no nos átreveríamos a creer si alguien nos lo dijera. tante por parte de la gente que los rodea para acallar
El dinero y el poder no satisfacen ese hambre indefini la voz interior que no cesa de decirles: «Si ellos te co
ble del alma. Hasta los ricos y poderosos anhelan algo nocieran como yo, sabrían que eres un mentiroso».
más. Nos enteramos de los problemas de familia que  Así, la mujer que soñaba casarse con un prestigio
aquejan a ricos y poderoso, los vemos representados so médico y vivir en una hermosa casa de un barrio
en obras de ficción por la televisión, pero jamás recibi elegante puede ser que encuentre al hombre deseado
mos el mensaje. Por el contrario, pensamos que si no y la casa de sus sueños, pero a lo mejor no entiende
sotros tuviéramos todo lo de ellos seríamos felices. por qué todas las mañanas se pregunta si la vida no es
Por mucho que nos esforcemos en ser del agrado de más que eso. Sale a almorzar con las amigas, trabaja
los demás, y aunque lo logremos, nunca pensamos en obras de beneficencia, tal vez ponga una boutique
que ha llegado el momento de descansar porque he con la esperanza de que, si llena sus días también lle

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nará el tremendo vacío de su alma. Empero, por mu tengo que hacer con mi vida?» «¿Cómo debo vivir de
cha que sea la actividad que despliegue, jamás se sa modo que mi paso por este mundo sea algo más que
cia su hambre interior. un breve fogonazo de existencia biológica que habrá
Nuestras almas no están sedientas de fama, con de desaparecer para siempre?».
fort, riqueza ni poder. Esas gratificaciones crean casi El director de un museo entomológico de Gales
tantos problemas como los que resuelven. Nuestras me mostró una vez la «polilla sin boca», una variedad
almas están sedientas de sentido. Lo que anhelan es de oruga que pone sus huevos y luego se convierte en
la sensación de que hemos aprendido a vivir de mane una mariposa que carece de sistema digestivo. Como
ra tal que nuestra existencia sea importante, de modo no tiene forma de ingerir alimentos, a las pocas horas
que el mundo sea al menos un poco distinto por el he muere. La naturaleza ha creado este ser sólo para que
cho de que nosotros hayamos transitado por él. se reproduzca y continúe la vida de la especie. Una
Cuando estaba leyendo el libro El hombre moder vez lograda su misión, no hay motivo para que siga vi
no en busca de su alma, de Cari Jung, vanos de sus viendo, y por ende se lo programa para morir. ¿Acaso
párrafos me sorprendieron por lo profundos. Me die nosotros somos así? ¿Nuestro único objetivo es tener
ron la impresión de que un hombre que había vivido hijos para perpetuar la raza humana? Y luego de ha
antes de que yo naciera me conocía más que yo mis berlo hecho, ¿es nuestro destino desaparecer y hacer
mo. El primero de esos pasajes decía: «Alrededor de lugar a la nueva generación? ¿O es que nuestra vida
un tercio de mis pacientes no padece una neurosis tiene otro designio aparte de la simple existencia?
definible en términos clínicos sino más bien sufre por Con nuestra desaparición, ¿el mundo va a perder algo
la insensatez y futilidad de su vida. Esto puede deno o sólo estará menos abarrotado? Tal como Jung supo *
minarse la neurosis general de nuestros tiempos». captarlo, éstas no son unas meras preguntas abstrac
Tuve que reconocer que tenía razón. Sus palabras tas para tratar en una reunión social. Son, por el con
son tan vigentes para nuestra época como lo fueron trario, temas acuciantes, que si no podemos respon
para los años de 1920 y 1930, cuando los escribió. Lo der nos sumirán en el desaliento y la melancolía.
que nos frusta y nos impide ser felices es que nuestras Una tarde vino un hombre a visitarme a mi ofici
vidas carezcan de sentido. na. El día anterior me había llamado para pedirme
¿Qué encierra la vida aparte del mero hecho de una entrevista porque quería conversar conmigo so
existir, comer, dormir, trabajar y procrear hijos? ¿So bre una cuestión religiosa. Por la índole de mi trabajo,
mos iguales a los animales salvo en la capacidad de yo ya sé que una «cuestión religiosa» puede significar
cuestionamos el sentido de la vida? Es muy difícil dar desde por qué Dios permite que exista el mal en el
respuesta a este interrogante, pero más difícil aún es mundo hasta dónde se deben ubicar los padres del no
evitar responderlo. Quizá podamos postergar unos vio en una ceremonia nupcial. Charlamos durante
años la respuesta, mientras éstamos ocupados con de-, unos minutos acerca de su infancia, la educación reli
cisiones vinculadas con la educación o el matrimonio. giosa que había recibido, y luego me contó el motivo
En esas primeras décadas, otras personas tienen más de su preocupación.
influencia sobre nuestra vida que nosotros mismos. «Hace quince días fui por primera vez al entierro
Pero tarde o temprano habremos de planteamos: «¿Qué de un hombre de mi edad. No era muy amigo de él,

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nará el tremendo vacío de su alma. Empero, por mu tengo que hacer con mi vida?» «¿Cómo debo vivir de
cha que sea la actividad que despliegue, jamás se sa modo que mi paso por este mundo sea algo más que
cia su hambre interior. un breve fogonazo de existencia biológica que habrá
Nuestras almas no están sedientas de fama, con de desaparecer para siempre?».
fort, riqueza ni poder. Esas gratificaciones crean casi El director de un museo entomológico de Gales
tantos problemas como los que resuelven. Nuestras me mostró una vez la «polilla sin boca», una variedad
almas están sedientas de sentido. Lo que anhelan es de oruga que pone sus huevos y luego se convierte en
la sensación de que hemos aprendido a vivir de mane una mariposa que carece de sistema digestivo. Como
ra tal que nuestra existencia sea importante, de modo no tiene forma de ingerir alimentos, a las pocas horas
que el mundo sea al menos un poco distinto por el he muere. La naturaleza ha creado este ser sólo para que
cho de que nosotros hayamos transitado por él. se reproduzca y continúe la vida de la especie. Una
Cuando estaba leyendo el libro El hombre moder vez lograda su misión, no hay motivo para que siga vi
no en busca de su alma, de Cari Jung, vanos de sus viendo, y por ende se lo programa para morir. ¿Acaso
párrafos me sorprendieron por lo profundos. Me die nosotros somos así? ¿Nuestro único objetivo es tener
ron la impresión de que un hombre que había vivido hijos para perpetuar la raza humana? Y luego de ha
antes de que yo naciera me conocía más que yo mis berlo hecho, ¿es nuestro destino desaparecer y hacer
mo. El primero de esos pasajes decía: «Alrededor de lugar a la nueva generación? ¿O es que nuestra vida
un tercio de mis pacientes no padece una neurosis tiene otro designio aparte de la simple existencia?
definible en términos clínicos sino más bien sufre por Con nuestra desaparición, ¿el mundo va a perder algo
la insensatez y futilidad de su vida. Esto puede deno o sólo estará menos abarrotado? Tal como Jung supo *
minarse la neurosis general de nuestros tiempos». captarlo, éstas no son unas meras preguntas abstrac
Tuve que reconocer que tenía razón. Sus palabras tas para tratar en una reunión social. Son, por el con
son tan vigentes para nuestra época como lo fueron trario, temas acuciantes, que si no podemos respon
para los años de 1920 y 1930, cuando los escribió. Lo der nos sumirán en el desaliento y la melancolía.
que nos frusta y nos impide ser felices es que nuestras Una tarde vino un hombre a visitarme a mi ofici
vidas carezcan de sentido. na. El día anterior me había llamado para pedirme
¿Qué encierra la vida aparte del mero hecho de una entrevista porque quería conversar conmigo so
existir, comer, dormir, trabajar y procrear hijos? ¿So bre una cuestión religiosa. Por la índole de mi trabajo,
mos iguales a los animales salvo en la capacidad de yo ya sé que una «cuestión religiosa» puede significar
cuestionamos el sentido de la vida? Es muy difícil dar desde por qué Dios permite que exista el mal en el
respuesta a este interrogante, pero más difícil aún es mundo hasta dónde se deben ubicar los padres del no
evitar responderlo. Quizá podamos postergar unos vio en una ceremonia nupcial. Charlamos durante
años la respuesta, mientras éstamos ocupados con de-, unos minutos acerca de su infancia, la educación reli
cisiones vinculadas con la educación o el matrimonio. giosa que había recibido, y luego me contó el motivo
En esas primeras décadas, otras personas tienen más de su preocupación.
influencia sobre nuestra vida que nosotros mismos. «Hace quince días fui por primera vez al entierro
Pero tarde o temprano habremos de planteamos: «¿Qué de un hombre de mi edad. No era muy amigo de él,

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pero trabajábamos juntos, hablábamos de vez en a la terapia para que nos ayude a llenar el vacío y dar
cuando, teníamos hijos de la misma edad. Este mu solidez a nuestra vida. No siempre recordamos que el
chacho se murió de repente un fin de semana. Sé posi sentido originario y literal de la palabra «psicotera
tivamente que los que fuimos al sepelio pensábamos pia» es «el cuidado y la cura del alma». Personalmente
“Bien podría haber sido yo”. Eso sucedió hace quince yo he recibido el beneficio de la terapia en ciertos mo
días. Ya le pusieron un reemplazante en la oficina, y mentos de mi vida en que me abrumaban los problemas
me he enterado de que la mujer se muda a otra ciu y necesitaba que alguien de afuera, un experto, me hi
dad, para vivir con sus padres. Hace dos semanas él ciera ver que ciertas cosas que yo hacía iban en mi
trabajaba a cinco metros de mi escritorio, y ahora es propio perjuicio. Necesitaba que alguien me dijera
como si nunca hubiera existido. Como cuando uno que estaba evitando enfrentar algunas verdades.
arroja una piedra al río: durante unos instantes se  Además, he utilizado los conocimientos de la psicolo
forman ondas en el agua, pero luego el agua queda gía y^la psicoterapia para ilustrar mis sermones y
como antes, y la piedra ya no está más. Casi no he dor para aconsejar a atribulados miembros de mi feligre
mido desde aquel día, rabino. No puedo dejar de pen sía. Sé positivamente que la terapia tiene valores,
sar que lo mismo podría ocurrirme a mí, que en algún pero son valores de adaptación a lo que es, y no una vi
momento por cierto me ocurrirá, y que a los pocos días sión de un mundo que aún no existe. El terapeuta
nadie me recordará, como si jamás hubiese existido, puede desentrañar algunas de la marañas emociona
¿Es que la vida de un hombre no debe ser algo más les en que nos hemos enredado, eliminar ciertos obs
que eso?» táculos que nos impiden alcanzar la felicidad. Puede
Si un árbol se desploma en el bosque y no hay na hacemos menos desdichados, pero no puede hacernos
die cerca para oírlo, ¿acaso hace ruido? Si una perso felices. En el mejor de los casos, puede llevamos a fo
na vive y muere y nadie se percata de ello, si el mundo  jas cero en una situación emocionalmente negativa,
continúa su curso habitual, ¿esa persona estuvo real desbloquear nuestra capacidad de tener una vida ple
mente viva? Estoy convencido de que el motivo de na y trascendente, pero nada más. Cuando alguien
nuestros desvelos no es tanto el miedo a la muerte acude a mí con sus angustias personales, trato de de
como el temor a que nuestra vida no haya tenido tras  jar en claro que no soy un terapeuta, o sea que no pue
cendencia en el mundo, que dé lo mismo que hayamos do tratarlo como lo hace un profesional, pero sí estoy
existido, o no. Por ricos que seamos en bienes materia en condiciones de brindarle algo que no ofrece el tera
les, lo que anhelamos es un sentido de trascendencia. peuta: una definición de lo que es vivir bien o mal;
libertad para juzgar sus actos e indicarle que algo
anda mal en el sentido moral, no sólo en un plano fun
Por más que tengamos todos los bienes deseados, po cional, y que sería aconsejable emprender otro curso
demos sentimos vacíos. Quizás hayamos llegado a la de acción.
cúspide de nuestra profesión, y a pesar de todo sinta Ttengo presente un viejo refrán yiddish: «Para el
mos que algo nos falta. Aunque todo el mundo nos en gusano que habita en el rábano, todo el mundo es un
vidie, a lo mejor notamos la ausencia de una verdade rábano». Es decir, si nunca hemos conocido otra alter
ra plenitud en nuestra vida. Por eso solemos recurrir nativa, damos por sentado que la única forma de vivir
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pero trabajábamos juntos, hablábamos de vez en a la terapia para que nos ayude a llenar el vacío y dar
cuando, teníamos hijos de la misma edad. Este mu solidez a nuestra vida. No siempre recordamos que el
chacho se murió de repente un fin de semana. Sé posi sentido originario y literal de la palabra «psicotera
tivamente que los que fuimos al sepelio pensábamos pia» es «el cuidado y la cura del alma». Personalmente
“Bien podría haber sido yo”. Eso sucedió hace quince yo he recibido el beneficio de la terapia en ciertos mo
días. Ya le pusieron un reemplazante en la oficina, y mentos de mi vida en que me abrumaban los problemas
me he enterado de que la mujer se muda a otra ciu y necesitaba que alguien de afuera, un experto, me hi
dad, para vivir con sus padres. Hace dos semanas él ciera ver que ciertas cosas que yo hacía iban en mi
trabajaba a cinco metros de mi escritorio, y ahora es propio perjuicio. Necesitaba que alguien me dijera
como si nunca hubiera existido. Como cuando uno que estaba evitando enfrentar algunas verdades.
arroja una piedra al río: durante unos instantes se  Además, he utilizado los conocimientos de la psicolo
forman ondas en el agua, pero luego el agua queda gía y^la psicoterapia para ilustrar mis sermones y
como antes, y la piedra ya no está más. Casi no he dor para aconsejar a atribulados miembros de mi feligre
mido desde aquel día, rabino. No puedo dejar de pen sía. Sé positivamente que la terapia tiene valores,
sar que lo mismo podría ocurrirme a mí, que en algún pero son valores de adaptación a lo que es, y no una vi
momento por cierto me ocurrirá, y que a los pocos días sión de un mundo que aún no existe. El terapeuta
nadie me recordará, como si jamás hubiese existido, puede desentrañar algunas de la marañas emociona
¿Es que la vida de un hombre no debe ser algo más les en que nos hemos enredado, eliminar ciertos obs
que eso?» táculos que nos impiden alcanzar la felicidad. Puede
Si un árbol se desploma en el bosque y no hay na hacemos menos desdichados, pero no puede hacernos
die cerca para oírlo, ¿acaso hace ruido? Si una perso felices. En el mejor de los casos, puede llevamos a fo
na vive y muere y nadie se percata de ello, si el mundo  jas cero en una situación emocionalmente negativa,
continúa su curso habitual, ¿esa persona estuvo real desbloquear nuestra capacidad de tener una vida ple
mente viva? Estoy convencido de que el motivo de na y trascendente, pero nada más. Cuando alguien
nuestros desvelos no es tanto el miedo a la muerte acude a mí con sus angustias personales, trato de de
como el temor a que nuestra vida no haya tenido tras  jar en claro que no soy un terapeuta, o sea que no pue
cendencia en el mundo, que dé lo mismo que hayamos do tratarlo como lo hace un profesional, pero sí estoy
existido, o no. Por ricos que seamos en bienes materia en condiciones de brindarle algo que no ofrece el tera
les, lo que anhelamos es un sentido de trascendencia. peuta: una definición de lo que es vivir bien o mal;
libertad para juzgar sus actos e indicarle que algo
anda mal en el sentido moral, no sólo en un plano fun
Por más que tengamos todos los bienes deseados, po cional, y que sería aconsejable emprender otro curso
demos sentimos vacíos. Quizás hayamos llegado a la de acción.
cúspide de nuestra profesión, y a pesar de todo sinta Ttengo presente un viejo refrán yiddish: «Para el
mos que algo nos falta. Aunque todo el mundo nos en gusano que habita en el rábano, todo el mundo es un
vidie, a lo mejor notamos la ausencia de una verdade rábano». Es decir, si nunca hemos conocido otra alter
ra plenitud en nuestra vida. Por eso solemos recurrir nativa, damos por sentado que la única forma de vivir
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es la nuestra, con toda su carga de frustraciones. Lle ñas más dichosas son las que procuran ser siempre
gamos a creer que en la vida siempre ha habido embo amables, serviciales y confiables, que la felicidad en
tellamientos de tránsito y contaminación ambiental. tra en sus vidas mientras ellas están ocupadas ha
La psicoterapia puede ayudamos a enfrentar el hecho ciendo todas esas cosas. No se es feliz con sólo perse
de que el mundo en que vivimos es un rábano, puede guir la felicidad: ésta es siempre un subproducto, no
quitamos las fantasías idealistas, puede ensañamos el objetivo principal. La felicidad es como una maripo
a adaptamos mejor a este mundo, y por ende sentir sa; cuanto más la perseguimos, más lejos vuela y se
nos menos desengañados por él. Lo que no puede es esconde. Pero si no le damos caza, si dejamos la red y
internamos en un mundo que nunca hemos visto ni nos ocupamos de actividades más productivas, se nos
probado. La psicología tal vez nos enseñe a ser norma acercará por detrás y se posará en nuestro hombro.
les. Pero es preciso buscar en otra parte la ayuda ne
cesaria para volvemos humanos.
La posibilidad de que la vida tenga sentido es un Para citar a Jung una vez más: «Pasamos por alto el
interrogante religioso, no porque tenga que ver con la hecho esencial de que para alcanzar las metas que pre
fe ni con la concurrencia al templo, sino porque se re mia la sociedad debemos renunciar a una parte de nues
fiere a valores fundaméntales. Es una cuestión reli tra personalidad. Muchos aspectos de la vida que de
giosa porque nos plantea qué queda por hacer cuando bían haberse experimentado yacen en el desván de los
uno ya ha aprendido todo lo que hay por aprender, y viejos recuerdos». Al leer esa frase tuve la sensación
resuelto todos los problemas que se pueden resolver. de estar frente a una verdad que siempre supe en lo
La religión centra su mira en la diferencia que hay en íntimo, pero jamás me atrevía a reconocer. Sólo aho
tre el ser humano y las demás especies, y en la bús ra, pisando ya los cincuenta, me siento preparado
queda de un objetivo lo suficientemente importante como para enfrentarla. Al igual que mucha gente, ha
como para que nuestra vida adquiera sentido por el bía adquirido una gran eficiencia en ciertos aspectos
mero hecho de que adhiramos a dicho propósito. de mi trabajo, pero a costa de distorsionar mi perso
La Declaración de la Independencia nos garanti nalidad. Mi familia, mi propio sentido de la integridad
za el derecho de procurar la felicidad, pero como se habían pagado el precio, pero la sociedad me gratifi
trata de un documento político y no religioso, no nos caba tanto, que yo no me daba cuenta de lo que hacía.
advierte sobre las frustraciones que pueden sobreve Las palabras elogiosas de la gente sofocaban esa voce-
nir al tratar de ejercitar dicho derecho, ya que la bús cita interior que me advertía que estaba dejando algo
queda de la felicidad no es un fin aconsejable. Uno no de lado.
adquiere la felicidad por el solo hecho de perseguirla. Recuerdo las innumerables noches en que me
Se es feliz cuando se lleva una vida plena de senti dejé convencer de que asistir a una reunión de trabajo
do. Las personas más felices que conocemos proba (por tercera vez en la misma semana) era más impor
blemente no sean las más ricas y famosas, ni las que tante que estar en casa con mi familia, y que el comité
más se empeñan en ser felices leyendo artículos sobre no podía funcionar sin mí. (Sólo años más tarde, un
el tema o plegándose siempre a las últimas modas. pastor amigo mío me dijo: “Dios pude usarte pero Él
Por el contrario, tengo la impresión de que las perso- no te necesita”.) Pienso en cuántas veces concedí en

22 23
es la nuestra, con toda su carga de frustraciones. Lle ñas más dichosas son las que procuran ser siempre
gamos a creer que en la vida siempre ha habido embo amables, serviciales y confiables, que la felicidad en
tellamientos de tránsito y contaminación ambiental. tra en sus vidas mientras ellas están ocupadas ha
La psicoterapia puede ayudamos a enfrentar el hecho ciendo todas esas cosas. No se es feliz con sólo perse
de que el mundo en que vivimos es un rábano, puede guir la felicidad: ésta es siempre un subproducto, no
quitamos las fantasías idealistas, puede ensañamos el objetivo principal. La felicidad es como una maripo
a adaptamos mejor a este mundo, y por ende sentir sa; cuanto más la perseguimos, más lejos vuela y se
nos menos desengañados por él. Lo que no puede es esconde. Pero si no le damos caza, si dejamos la red y
internamos en un mundo que nunca hemos visto ni nos ocupamos de actividades más productivas, se nos
probado. La psicología tal vez nos enseñe a ser norma acercará por detrás y se posará en nuestro hombro.
les. Pero es preciso buscar en otra parte la ayuda ne
cesaria para volvemos humanos.
La posibilidad de que la vida tenga sentido es un Para citar a Jung una vez más: «Pasamos por alto el
interrogante religioso, no porque tenga que ver con la hecho esencial de que para alcanzar las metas que pre
fe ni con la concurrencia al templo, sino porque se re mia la sociedad debemos renunciar a una parte de nues
fiere a valores fundaméntales. Es una cuestión reli tra personalidad. Muchos aspectos de la vida que de
giosa porque nos plantea qué queda por hacer cuando bían haberse experimentado yacen en el desván de los
uno ya ha aprendido todo lo que hay por aprender, y viejos recuerdos». Al leer esa frase tuve la sensación
resuelto todos los problemas que se pueden resolver. de estar frente a una verdad que siempre supe en lo
La religión centra su mira en la diferencia que hay en íntimo, pero jamás me atrevía a reconocer. Sólo aho
tre el ser humano y las demás especies, y en la bús ra, pisando ya los cincuenta, me siento preparado
queda de un objetivo lo suficientemente importante como para enfrentarla. Al igual que mucha gente, ha
como para que nuestra vida adquiera sentido por el bía adquirido una gran eficiencia en ciertos aspectos
mero hecho de que adhiramos a dicho propósito. de mi trabajo, pero a costa de distorsionar mi perso
La Declaración de la Independencia nos garanti nalidad. Mi familia, mi propio sentido de la integridad
za el derecho de procurar la felicidad, pero como se habían pagado el precio, pero la sociedad me gratifi
trata de un documento político y no religioso, no nos caba tanto, que yo no me daba cuenta de lo que hacía.
advierte sobre las frustraciones que pueden sobreve Las palabras elogiosas de la gente sofocaban esa voce-
nir al tratar de ejercitar dicho derecho, ya que la bús cita interior que me advertía que estaba dejando algo
queda de la felicidad no es un fin aconsejable. Uno no de lado.
adquiere la felicidad por el solo hecho de perseguirla. Recuerdo las innumerables noches en que me
Se es feliz cuando se lleva una vida plena de senti dejé convencer de que asistir a una reunión de trabajo
do. Las personas más felices que conocemos proba (por tercera vez en la misma semana) era más impor
blemente no sean las más ricas y famosas, ni las que tante que estar en casa con mi familia, y que el comité
más se empeñan en ser felices leyendo artículos sobre no podía funcionar sin mí. (Sólo años más tarde, un
el tema o plegándose siempre a las últimas modas. pastor amigo mío me dijo: “Dios pude usarte pero Él
Por el contrario, tengo la impresión de que las perso- no te necesita”.) Pienso en cuántas veces concedí en

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trevistas de asésoramiento en horarios convenientes poca amistad verdadera en la vida del norteameri
para la otra persona, pero que a mí me significaban cano de hoy.
tener que saltar la cena. Hace irnos años me invitaron  Y lo más lamentable es que la sociedad aplaude
a disertar ante una promoción de egresados de un se este desatino, nos honra por nuestro éxito económico,
minario rabínico. A esos jóvenes que estaban a punto nos alaba por nuestra abnegación. «Para alcanzar las
de iniciar su ministerio, les dije: «Habrá viernes por la metas que premia la sociedad debemos renunciar a
noche en que obligarán a su familia a comer de prisa una parte de nuestra personalidad». Las fuerzas de la
para poder ustedes llegar a horario al templo y hablar sociedad no permiten que el hombre sea un ser ínte
del sábado como un día que debe dedicarse por entero gro porque les es más útil cuando una parte de él se
a la familia. Habrá ocasiones en que dejen en su casa a desarrolla en exceso. Al igual que los perros de caza a
un hijo enfermo, o un hijo que está estudiando para una los que se entrena para que cobren la presa y la traigan
prueba, para correr a hablar al grupo juvenil del tem en la boca sin darles un mordisco, nos hemos vuelto
plo acerca de los valores religiosos. Habrá domingos útiles a la sociedad a costa de negar nuestros instin
en que cancelarán un paseo familiar para oficiar en tos más saludables.
un funeral, en el cual elogiarán al muerto por haber
sido un hombre que nunca permitió que el trabajo in
terfiriera con las obligaciones que lo ataban a su fami Este libro no da recetas para lograr la fama y la felici
lia. Y lo peor de todo es que, cuando procedan así ni si dad. Eso se puede hallar en muchos otros textos. Tra
quiera se percatarán de lo que hacen». ta, en cambio, sobre cómo tener éxito, aunque no en el
Una vez leí una entrevista que le hacían a uno de sentido en que suele asignársele a la palabra, sobre la
los más prominentes consignatarios de automóviles forma de ser humano, de sentirse más importante
del país. Cuando se le preguntó cuál era el secreto de que una polilla que vive un instante para después mo
su éxito, respondió: «A todo el que entra en mi salón rir. Enseña a saber si hemos vivido como corresponde,
de ventas lo trato como si fuera mi mejor amigo. Ave si no hemos malgastado nuestra existencia. Hablare
riguo cuáles son las cosas que le gustan, en qué tra mos sobre el modo de dar sentido a nuestra vida, para
baja, y sea cual fuere su respuesta, finjo un gran inte tener la certeza de que no la hemos derrochado y'que el
rés. Me muestro tan cautivado por todo lo suyo, que el mundo va a ser distinto por el mero hecho de que ha
hombre no puede menos de desear comprarme un yamos transitado por él. Es un libro escrito por un hom
auto». Estas palabras me hicieron pensar en lo triste bre que ha llegado a la edad madura que intenta
que es tener que ganarse la vida de esa forma: fin transmitirte algunas cosas que sabe ahora, pero que
giendo que a uno le agradan todas las personas hasta desearía haber sabido cuando era más joven.
el punto de olvidar lo hermoso que es disfrutar de la  Al escribir esta obra me ha animado el deseo de
compañía de otro como un amigo, no sólo como un com ayudar a la gente a superar una suerte muy sutil de tra
prador en potencia. La emoción buscada ex profeso gedia; el hastío, la sensación de futilidad y falta de
reemplaza a la emoción genuina, hasta que llega un propósito de la propia vida. Se trata de un mal muy
momento en que uno ya no sabe ni lo que siente. Tal peligroso porque no siempre nos damos cuenta de que
vez sea por eso que hay tanta falsa amabilidad y tan lo padecemos, y porque nos ataca furtivamente. Nos
trevistas de asésoramiento en horarios convenientes poca amistad verdadera en la vida del norteameri
para la otra persona, pero que a mí me significaban cano de hoy.
tener que saltar la cena. Hace irnos años me invitaron  Y lo más lamentable es que la sociedad aplaude
a disertar ante una promoción de egresados de un se este desatino, nos honra por nuestro éxito económico,
minario rabínico. A esos jóvenes que estaban a punto nos alaba por nuestra abnegación. «Para alcanzar las
de iniciar su ministerio, les dije: «Habrá viernes por la metas que premia la sociedad debemos renunciar a
noche en que obligarán a su familia a comer de prisa una parte de nuestra personalidad». Las fuerzas de la
para poder ustedes llegar a horario al templo y hablar sociedad no permiten que el hombre sea un ser ínte
del sábado como un día que debe dedicarse por entero gro porque les es más útil cuando una parte de él se
a la familia. Habrá ocasiones en que dejen en su casa a desarrolla en exceso. Al igual que los perros de caza a
un hijo enfermo, o un hijo que está estudiando para una los que se entrena para que cobren la presa y la traigan
prueba, para correr a hablar al grupo juvenil del tem en la boca sin darles un mordisco, nos hemos vuelto
plo acerca de los valores religiosos. Habrá domingos útiles a la sociedad a costa de negar nuestros instin
en que cancelarán un paseo familiar para oficiar en tos más saludables.
un funeral, en el cual elogiarán al muerto por haber
sido un hombre que nunca permitió que el trabajo in
terfiriera con las obligaciones que lo ataban a su fami Este libro no da recetas para lograr la fama y la felici
lia. Y lo peor de todo es que, cuando procedan así ni si dad. Eso se puede hallar en muchos otros textos. Tra
quiera se percatarán de lo que hacen». ta, en cambio, sobre cómo tener éxito, aunque no en el
Una vez leí una entrevista que le hacían a uno de sentido en que suele asignársele a la palabra, sobre la
los más prominentes consignatarios de automóviles forma de ser humano, de sentirse más importante
del país. Cuando se le preguntó cuál era el secreto de que una polilla que vive un instante para después mo
su éxito, respondió: «A todo el que entra en mi salón rir. Enseña a saber si hemos vivido como corresponde,
de ventas lo trato como si fuera mi mejor amigo. Ave si no hemos malgastado nuestra existencia. Hablare
riguo cuáles son las cosas que le gustan, en qué tra mos sobre el modo de dar sentido a nuestra vida, para
baja, y sea cual fuere su respuesta, finjo un gran inte tener la certeza de que no la hemos derrochado y'que el
rés. Me muestro tan cautivado por todo lo suyo, que el mundo va a ser distinto por el mero hecho de que ha
hombre no puede menos de desear comprarme un yamos transitado por él. Es un libro escrito por un hom
auto». Estas palabras me hicieron pensar en lo triste bre que ha llegado a la edad madura que intenta
que es tener que ganarse la vida de esa forma: fin transmitirte algunas cosas que sabe ahora, pero que
giendo que a uno le agradan todas las personas hasta desearía haber sabido cuando era más joven.
el punto de olvidar lo hermoso que es disfrutar de la  Al escribir esta obra me ha animado el deseo de
compañía de otro como un amigo, no sólo como un com ayudar a la gente a superar una suerte muy sutil de tra
prador en potencia. La emoción buscada ex profeso gedia; el hastío, la sensación de futilidad y falta de
reemplaza a la emoción genuina, hasta que llega un propósito de la propia vida. Se trata de un mal muy
momento en que uno ya no sabe ni lo que siente. Tal peligroso porque no siempre nos damos cuenta de que
vez sea por eso que hay tanta falsa amabilidad y tan lo padecemos, y porque nos ataca furtivamente. Nos

quita la alegría de vivir, y cuando nos damos cuenta vida?». En ocasiones la respuesta era un categórico  sí
de lo que ocurre, ya es demasiado tarde para solucio y otras veces un desganado no.  Empero, tuve que
narlo. Este libro se propone ayudarte a superar el plantearme el interrogante con una asiduidad y una
miedo a que vamos a vivir y después morir, y que tan insistencia desconocidas. Vi que tenía que decidir
to le da al mundo que vivamos como que dejemos de cómo quería invertir las energías y el tiempo limita
existir. dos con que cuento, por qué cosas deseaba que me re
Comencé a escribir un libro totalmente distinto cordaran. Los errores que cometí y las lecciones que
en el que relataba los problemas de otra gente y daba aprendí al tratar de resolver esos interrogantes cons
muchos consejos sobre la forma de resolverlos. Al cabo tituyen el fundamento de esta obra.
de un tiempo me di cuenta de que faltaba algo. Enton El segundo hecho que me conmovió fue que murió
ces comprendí que debía partir de mi experiencia, de mi padre poco antes de cumplir los ochenta y cuatro
mis problemas y mi confusión, y no de los de otras per años, obligándome a encarar el tema de la mortali
sonas. Tenía que ser un libro muy personal, pero no dad, tanto la suya como la mía. Me vi forzado a reco
debía dedicarme a hablar sobre la búsqueda de tras nocer que hasta la vida más larga y fructífera en al
cendencia en abstracto, sino sobre mi propia búsque gún momento toca su fin. De pronto me veía en la
da, con todos sus errores y desilusiones. necesidad de determinar cuáles, de los muchos logros
Tres cosas me sucedieron en estos últimos cinco de mi padre, morían con él, y cuáles perduraban confi
años que me han hecho reformular mi modo de enca riéndole cierto grado de inmortalidad. Debido a su fa
rar la vida. Primero, la muerte de un hijo mío de catorce llecimiento yo pasaba a ser la generación mayor, y era
años a causa de un mal incurable, me llevó a relatar hora de ponerme a pensar qué aspectos de mi existen
en un libro cómo hice para sobrevivir al dolor. Lo es cia serían imperecederos, manteniendo vivo mi re
cribí por una necesidad profunda de contar la histo cuerdo.
ria, sin esperar que lo leyese más que un reducido nú Por último, cuando ya había empezado a escribir
mero de amigos íntimos. Para mi gran sorpresa (y la este libro, cumplí cincuenta años. De chico, nunca le
de dos editores que me lo habían rechazado), se con tuve miedo a la vejez como le sucede a tanta gente. Al
virtió en un best-seller internacional. Pese a los años fin y al cabo, provengo de la tradición judía que vene
transcurridos, sigo recibiendo cartas de agradeci ra la madurez y la sabiduría más que el vigor juvenil.
miento de personas que se sintieron alentadas y re Los cuarenta me parecían una edad apropiada para dar
confortadas con su lectura. El éxito de la obra me sig sermones acerca de enfrentar la vida, pero ya cincuenta
nificó cierto grado de fama y de fortuna, me tuvo era la ancianidad puesto que me ubicaba más cerca
terriblemente ocupado durante varios años, deterioró del ocaso de la vida que de sus albores. Por mucho que
mi salud al tiempo que me traía aparejados proble hubiera leído antes, no me sentía preparado para
mas con mi familia y toda otra actividad mía no vincu afrontar la sorpresa de haber llegado a los cincuenta.
lada con el libro. Pero, fundamentalmente, me obligó  Y sin embargo fue muy fácil. Ahora me siento más
a dilucidar los efectos deseables —y los que no lo asentado, comprendo mejor quién soy. A los treinta
eran— de todo ese esplendor. Acada instante me pre —incluso a los cuarenta— todavía me planteaba
guntaba: «¿Realmente es esto lo que pretendo de la cómo habría de ser mi vida. A los treinta, mi mujer y

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quita la alegría de vivir, y cuando nos damos cuenta vida?». En ocasiones la respuesta era un categórico  sí
de lo que ocurre, ya es demasiado tarde para solucio y otras veces un desganado no.  Empero, tuve que
narlo. Este libro se propone ayudarte a superar el plantearme el interrogante con una asiduidad y una
miedo a que vamos a vivir y después morir, y que tan insistencia desconocidas. Vi que tenía que decidir
to le da al mundo que vivamos como que dejemos de cómo quería invertir las energías y el tiempo limita
existir. dos con que cuento, por qué cosas deseaba que me re
Comencé a escribir un libro totalmente distinto cordaran. Los errores que cometí y las lecciones que
en el que relataba los problemas de otra gente y daba aprendí al tratar de resolver esos interrogantes cons
muchos consejos sobre la forma de resolverlos. Al cabo tituyen el fundamento de esta obra.
de un tiempo me di cuenta de que faltaba algo. Enton El segundo hecho que me conmovió fue que murió
ces comprendí que debía partir de mi experiencia, de mi padre poco antes de cumplir los ochenta y cuatro
mis problemas y mi confusión, y no de los de otras per años, obligándome a encarar el tema de la mortali
sonas. Tenía que ser un libro muy personal, pero no dad, tanto la suya como la mía. Me vi forzado a reco
debía dedicarme a hablar sobre la búsqueda de tras nocer que hasta la vida más larga y fructífera en al
cendencia en abstracto, sino sobre mi propia búsque gún momento toca su fin. De pronto me veía en la
da, con todos sus errores y desilusiones. necesidad de determinar cuáles, de los muchos logros
Tres cosas me sucedieron en estos últimos cinco de mi padre, morían con él, y cuáles perduraban confi
años que me han hecho reformular mi modo de enca riéndole cierto grado de inmortalidad. Debido a su fa
rar la vida. Primero, la muerte de un hijo mío de catorce llecimiento yo pasaba a ser la generación mayor, y era
años a causa de un mal incurable, me llevó a relatar hora de ponerme a pensar qué aspectos de mi existen
en un libro cómo hice para sobrevivir al dolor. Lo es cia serían imperecederos, manteniendo vivo mi re
cribí por una necesidad profunda de contar la histo cuerdo.
ria, sin esperar que lo leyese más que un reducido nú Por último, cuando ya había empezado a escribir
mero de amigos íntimos. Para mi gran sorpresa (y la este libro, cumplí cincuenta años. De chico, nunca le
de dos editores que me lo habían rechazado), se con tuve miedo a la vejez como le sucede a tanta gente. Al
virtió en un best-seller internacional. Pese a los años fin y al cabo, provengo de la tradición judía que vene
transcurridos, sigo recibiendo cartas de agradeci ra la madurez y la sabiduría más que el vigor juvenil.
miento de personas que se sintieron alentadas y re Los cuarenta me parecían una edad apropiada para dar
confortadas con su lectura. El éxito de la obra me sig sermones acerca de enfrentar la vida, pero ya cincuenta
nificó cierto grado de fama y de fortuna, me tuvo era la ancianidad puesto que me ubicaba más cerca
terriblemente ocupado durante varios años, deterioró del ocaso de la vida que de sus albores. Por mucho que
mi salud al tiempo que me traía aparejados proble hubiera leído antes, no me sentía preparado para
mas con mi familia y toda otra actividad mía no vincu afrontar la sorpresa de haber llegado a los cincuenta.
lada con el libro. Pero, fundamentalmente, me obligó  Y sin embargo fue muy fácil. Ahora me siento más
a dilucidar los efectos deseables —y los que no lo asentado, comprendo mejor quién soy. A los treinta
eran— de todo ese esplendor. Acada instante me pre —incluso a los cuarenta— todavía me planteaba
guntaba: «¿Realmente es esto lo que pretendo de la cómo habría de ser mi vida. A los treinta, mi mujer y

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yo planificábamos la familia, pensábamos en tener hi


 jos. No había completado aún la etapa de aprendiz en
mi carrera puesto que trabajaba como rabino adjunto
en una comunidad suburbana. Alos treinta y cinco me
consumía el desasosiego; me tironeaba por un lado el
trabajo y por el otro la familia. A los cuarenta, me ne
gaba a aceptar el hecho de que algunos de mis sueños
más caros jamás habrían de concretarse. Me rebelaba
contra la injusticia de la vida. Pero ahora que tengo DOS
cincuenta siento que los principales interrogantes
de mi existencia han hallado su respuesta, algunas de
ellas satisfactorias y otras no tanto. Tengo la esperan El libro más peligroso
za de que la vida aún me depare sorpresas. Espero no de la Biblia
haber dejado de crecer. Pero las tormentas y las incer-
tidumbres que me aquejaban de joven parecen haber
amainado.
La necesidad de trascendencia no es de carácter
biológico como lo es la necesidad de aire o de alimento.
Tampoco es psicológica como la necesidad de ser acep
tado y sentir autoestima. Se trata de una carencia re
ligiosa, una sed fundamental que padece el alma. Por
eso es que debemos acudir a la religión para saciarla.

28
yo planificábamos la familia, pensábamos en tener hi
 jos. No había completado aún la etapa de aprendiz en
mi carrera puesto que trabajaba como rabino adjunto
en una comunidad suburbana. Alos treinta y cinco me
consumía el desasosiego; me tironeaba por un lado el
trabajo y por el otro la familia. A los cuarenta, me ne
gaba a aceptar el hecho de que algunos de mis sueños
más caros jamás habrían de concretarse. Me rebelaba
contra la injusticia de la vida. Pero ahora que tengo DOS
cincuenta siento que los principales interrogantes
de mi existencia han hallado su respuesta, algunas de
ellas satisfactorias y otras no tanto. Tengo la esperan El libro más peligroso
za de que la vida aún me depare sorpresas. Espero no de la Biblia
haber dejado de crecer. Pero las tormentas y las incer-
tidumbres que me aquejaban de joven parecen haber
amainado.
La necesidad de trascendencia no es de carácter
biológico como lo es la necesidad de aire o de alimento.
Tampoco es psicológica como la necesidad de ser acep
tado y sentir autoestima. Se trata de una carencia re
ligiosa, una sed fundamental que padece el alma. Por
eso es que debemos acudir a la religión para saciarla.

28

La búsqueda de una vida plena es uno de los temas re


ligiosos más antiguos. Desde las primeras épocas, la
religión ha procurado relacionar al hombre con Dios,
y con su prójimo, para que pueda compartir con otros
sus momentos de regocijo y de dolor. No bien los seres
humanos empezaron a comprender que la vida es algo
más que la mera supervivencia, se volcaron a la reli
gión como modo de poder alcanzar una vida mejor. En
el judaismo, cristianismo y algunos de los credos
orientales suele hacerse referencia a la religión como
El Camino, la senda que conduce a vivir en armonía
con el universo.
Pero hoy en día nos sumimos en el desaliento
cuando tratamos de hallar una guía en las páginas de
nuestras tradiciones religiosas. Allí encontramos ase
veraciones sabias, que a menudo no compartimos. Se
nos habla de la existencia de un Dios que rige el uni
verso y nos revela su voluntad. Se nos promete felici
dad si cumplimos sus designios, y una gran desdicha
si nos apartamos de su senda. Quisiéramos creer en
eso, pero nos cuesta mucho porque a veces la expe
riencia se empeña en contradecirlo. La Biblia parece
escrita para creyentes que ya oyen a las claras la voz
de Dios, y no para el atribulado hombre moderno,
para el escéptico, el dubitativo, el confundido. Las
personas que tienen fe siempre aconsejan: «Lee la Bi
blia porque allí encontrarás todas las respuestas».
Sin embargo, al hombre inquieto, al que está en la
búsqueda, le parece un libro remoto, que nada tiene
que ver con el motivo de sus preocupaciones. El tema-

31
La búsqueda de una vida plena es uno de los temas re
ligiosos más antiguos. Desde las primeras épocas, la
religión ha procurado relacionar al hombre con Dios,
y con su prójimo, para que pueda compartir con otros
sus momentos de regocijo y de dolor. No bien los seres
humanos empezaron a comprender que la vida es algo
más que la mera supervivencia, se volcaron a la reli
gión como modo de poder alcanzar una vida mejor. En
el judaismo, cristianismo y algunos de los credos
orientales suele hacerse referencia a la religión como
El Camino, la senda que conduce a vivir en armonía
con el universo.
Pero hoy en día nos sumimos en el desaliento
cuando tratamos de hallar una guía en las páginas de
nuestras tradiciones religiosas. Allí encontramos ase
veraciones sabias, que a menudo no compartimos. Se
nos habla de la existencia de un Dios que rige el uni
verso y nos revela su voluntad. Se nos promete felici
dad si cumplimos sus designios, y una gran desdicha
si nos apartamos de su senda. Quisiéramos creer en
eso, pero nos cuesta mucho porque a veces la expe
riencia se empeña en contradecirlo. La Biblia parece
escrita para creyentes que ya oyen a las claras la voz
de Dios, y no para el atribulado hombre moderno,
para el escéptico, el dubitativo, el confundido. Las
personas que tienen fe siempre aconsejan: «Lee la Bi
blia porque allí encontrarás todas las respuestas».
Sin embargo, al hombre inquieto, al que está en la
búsqueda, le parece un libro remoto, que nada tiene
que ver con el motivo de sus preocupaciones. El tema-

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rio de la Biblia no le satisface, y las respuestas que buenos como los malos, somos iguales ante los ojos di
ella ofrece no tienen relación con los interrogantes vinos. Independientemente de la forma de vida que
que él se plantea. Entonces esa persona se siente peor uno lleve, nuestro destino es envejecer, morir y pronto
al comprobar que algo que ha sido tan útil para otros, ser olvidados. No interesa qué clase de vida llevemos.
a él no le sirve de nada. La tradición judía nos relata que cuando los sabios
No obstante, uno de sus libros difiere de todos los se reunieron para establecer los preceptos, para deci
demás por su carácter insólito tanto que, si fuera más dir cuáles de los antiguos libros formarían parte de la
difundido, podría llegar a ser el más peligroso de la Biblia y cuáles dejarían de lado, se produjo un arduo
Biblia. Se trata del Eclesiastés, un libro pequeño —ape debate en relación con el Eclesiastés puesto que para
nas unas doce páginas— escondido al final de la edi muchos resultaba ofensivo. No sólo no querían in
ción hebrea donde muchos lectores jamas alcanzan a cluirlo en la Biblia, sino prohibirlo de plano por temor
descubrirlo. Sin embargo, la psrsona que lo encuentra y a que condujera a la herejía a lectores jóvenes e incau
lo lee. se queda maravillada por las cosas que dice. No tos. Sin embargo, los sabios superaron la turbación
hay nada que se le asemeje en todas las Escrituras. que les producía el erotismo del Cantar de los canta
Es obra de un hombre enojado, cínico y escéptico, que res y el ambiente de Los mil y una noches que prevale
tiene dudas acerca de Dios y cuestiona el imperativo ce en el Libro de Ester, y también aceptaron el escep
de hacer el bien. «¿Qué provecho saca el hombre de ticismo del Eclesiastés.
todo el trabajo con que se afana debajo del sol.», pre ¿Qué es este libro que tanto perturbó a los sabios
gunta en las primeras líneas. «Una generación va y de antaño y sorprende al lector moderno? Es una obra
otra generación vienen, más la Tierra permanece difícil de leer y comprender. Si bien posee un único ca
para siempre». (Eclesiastés 1,4). «Porque lo que suce rácter dominante, no tiene trama ni se desarrolla en
de a los hombres lo mismo sucede a las bestias; es de él un tema. El autor salta de una materia a otra, y a
cir, como mueren éstas, así mueren aquéllos. De modo veces se contradice en una misma página. Algunas ci
aue ninguna preeminencia tiene el hombre sobre la tas de ese libro te resultarán conocidas: «No hay nada
bestia; porque todo es vanidad» (Ecl. 3,19). «Hay jus nuevo bajo el sol»; «Hay un momento para todo, un
tos que perecen en su justicia; también inicuos hay tiempo de nacer y un tiempo de morir»; «El sol tam
que prolongan la vida en su maldad. No seas excesi bién se asoma». Pero el libro, como obra total, no es
vamente justo ni te hagas sabio en demasía. ¿Por que sencillo.
querrías perderte?» (Ecl. 7:15-16). No es mucho lo que se sabe acerca del autor. No
¿Hay alguien más en la Biblia que hable asi. Vir conocemos su nombre ni sabemos cuándo vivió. De
tualmente todas las páginas de la Biblia insisten en la bido a que él se describe como descendiente del Rey
importancia de nuestros actos, por pequeños que es David y gobernante de Jerusalén, se le atribuye la au
tos sean. Se nos dice que Dios se fija en lo que come toría al Rey Salomón, al hombre más sabio de la Bi
mos con quién dormimos, en qué forma ganamos y blia. La tradición judea sostiene que Salomón es au
gastamos el dinero. El Eclesiastés, por el contrario, tor de tres libros bíblicos. Cuando era joven y estaba
nos asegura que en realidad Dios no se preocupa por enamorado, escribió los poemas de amor del Cantar
nada de eso, que tanto los ricos como los pobres, los de los cantares. Cuando maduró y se dedicó a ganarse

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rio de la Biblia no le satisface, y las respuestas que buenos como los malos, somos iguales ante los ojos di
ella ofrece no tienen relación con los interrogantes vinos. Independientemente de la forma de vida que
que él se plantea. Entonces esa persona se siente peor uno lleve, nuestro destino es envejecer, morir y pronto
al comprobar que algo que ha sido tan útil para otros, ser olvidados. No interesa qué clase de vida llevemos.
a él no le sirve de nada. La tradición judía nos relata que cuando los sabios
No obstante, uno de sus libros difiere de todos los se reunieron para establecer los preceptos, para deci
demás por su carácter insólito tanto que, si fuera más dir cuáles de los antiguos libros formarían parte de la
difundido, podría llegar a ser el más peligroso de la Biblia y cuáles dejarían de lado, se produjo un arduo
Biblia. Se trata del Eclesiastés, un libro pequeño —ape debate en relación con el Eclesiastés puesto que para
nas unas doce páginas— escondido al final de la edi muchos resultaba ofensivo. No sólo no querían in
ción hebrea donde muchos lectores jamas alcanzan a cluirlo en la Biblia, sino prohibirlo de plano por temor
descubrirlo. Sin embargo, la psrsona que lo encuentra y a que condujera a la herejía a lectores jóvenes e incau
lo lee. se queda maravillada por las cosas que dice. No tos. Sin embargo, los sabios superaron la turbación
hay nada que se le asemeje en todas las Escrituras. que les producía el erotismo del Cantar de los canta
Es obra de un hombre enojado, cínico y escéptico, que res y el ambiente de Los mil y una noches que prevale
tiene dudas acerca de Dios y cuestiona el imperativo ce en el Libro de Ester, y también aceptaron el escep
de hacer el bien. «¿Qué provecho saca el hombre de ticismo del Eclesiastés.
todo el trabajo con que se afana debajo del sol.», pre ¿Qué es este libro que tanto perturbó a los sabios
gunta en las primeras líneas. «Una generación va y de antaño y sorprende al lector moderno? Es una obra
otra generación vienen, más la Tierra permanece difícil de leer y comprender. Si bien posee un único ca
para siempre». (Eclesiastés 1,4). «Porque lo que suce rácter dominante, no tiene trama ni se desarrolla en
de a los hombres lo mismo sucede a las bestias; es de él un tema. El autor salta de una materia a otra, y a
cir, como mueren éstas, así mueren aquéllos. De modo veces se contradice en una misma página. Algunas ci
aue ninguna preeminencia tiene el hombre sobre la tas de ese libro te resultarán conocidas: «No hay nada
bestia; porque todo es vanidad» (Ecl. 3,19). «Hay jus nuevo bajo el sol»; «Hay un momento para todo, un
tos que perecen en su justicia; también inicuos hay tiempo de nacer y un tiempo de morir»; «El sol tam
que prolongan la vida en su maldad. No seas excesi bién se asoma». Pero el libro, como obra total, no es
vamente justo ni te hagas sabio en demasía. ¿Por que sencillo.
querrías perderte?» (Ecl. 7:15-16). No es mucho lo que se sabe acerca del autor. No
¿Hay alguien más en la Biblia que hable asi. Vir conocemos su nombre ni sabemos cuándo vivió. De
tualmente todas las páginas de la Biblia insisten en la bido a que él se describe como descendiente del Rey
importancia de nuestros actos, por pequeños que es David y gobernante de Jerusalén, se le atribuye la au
tos sean. Se nos dice que Dios se fija en lo que come toría al Rey Salomón, al hombre más sabio de la Bi
mos con quién dormimos, en qué forma ganamos y blia. La tradición judea sostiene que Salomón es au
gastamos el dinero. El Eclesiastés, por el contrario, tor de tres libros bíblicos. Cuando era joven y estaba
nos asegura que en realidad Dios no se preocupa por enamorado, escribió los poemas de amor del Cantar
nada de eso, que tanto los ricos como los pobres, los de los cantares. Cuando maduró y se dedicó a ganarse

32 33

la vida, volcó su sabiduría práctica en el Libro de los valecía en el resto de la Biblia. En ese momento pensé
proverbios. Al envejecer expresó en sus escritos el ci que Eclesiastés era como yo, un joven idealista, ene
nismo que encontramos en el Eclesiastés. Algunos migo de la mentira y la necedad, alguien que desafia
eruditos afirman que, de no haber sido el Rey Salo ba la pompa y la simulación.
món el autor, los sabios no lo habrían incorporado a la  Ahora que he llegado a la edad que probablemente
Biblia. tenía el Eclesiastés cuando escribió su libro, me doy
Hasta el nombre, Eclesiastés (en hebreo, Kohélet) cuenta de lo mal que entendí sus palabras a los die
es oscuro. No sabemos de nadie que haya llevado ja cisiete años. Me miré en el espejo de su libro y vi re
más ese nombre. Gramaticalmente se asemeja más a flejada su propia imagen, la de un adolescente idea
un título que a un nombre personal (lo cual no debería lista. Pero él no era un adolescente sino un hombre
asombramos ya que los autores de la antigüedad casi maduro, triste y amargado. Supe captar el placer con
nunca le ponían su nombre a la obra), y se cree que que se desenmascaraba una religión falsa, pero como
significa «el que convoca a una asamblea, el que con era demasiadojoven no advertí el terror que tan eviden
grega a la gente». Quizás haya sido un maestro, un te me resulta ahora, cada vez que lo releo. Se trata de
sabio, que se ganaba la vida preparando a los hijos de un libro escrito por un hombre muy asustado.
los ricos para enfrentar los problemas prácticos de la Eclesiastés no es sólo un transmisor de sabiduría,
vida. De hecho el libro, a pesar de todo su pesimismo, más sincero y franco que los demás. No es sólo un ene
tiene el tono del hombre que desea compartir su ex migo de la mentira y de la hipocresía: es un hombre
periencia con los jóvenes, no sólo para instruirlos sino con un tremendo miedo a morir sin haber primero
también para formularles una advertencia. aprendido a vivir. Tiene la sensación de que no impor
 Ya sea que el verdadero autor haya sido, o no, el Rey ta nada de lo que haya hecho ni vaya a hacer en el fu
Salomón (el lenguaje parecería corresponder a un pe turo, porque algún día morirá y pasará al olvido como
ríodo posterior), todo indica que el hombre que cono si no hubiese existido. Y no sabe qué hacer con ese te
cemos como Eclesiastés era un individuo sensato, de mor a morir sin dejar huellas.
mediana edad —o mayor aún— que enfrentaba el mie «Conforme sucede al insensato, así también a mí
do a envejecer y morir sin haber hallado el sentido de me va a suceder. ¿Para qué, pues me he hecho más sa
su vida. Da la impresión de buscar con desesperación bio que los demás? Esto también es vanidad porque
algo que le dé un valor perpetuo a su existencia. del sabio, lo mismo que del insensato, no habrá me
 Yo descubrí este libro aproximadamente a los die moria para siempre; puesto que en los días venideros
cisiete años, y me gustó de entrada. Me fascinó el co ya hará mucho que todo habrá sido olvidado. ¿Y cómo
raje y la honestidad que ponía de manifiesto el autor sucede que muere el sabio? Así como el insensato»
al atacar la ortodoxia de su época, al señalar la hi (Ecl. 2,15-16).
pocresía y la falsedad de tantos actos que se consi En su libro nos cuenta la historia de su vida. Nos
deraban piadosos en sus tiempos. Me fencantaron las habla de sus logros y sus frustraciones, de todas las
agudas observaciones sobre la vida, los comentarios formas en que intentó tener éxito y dar trascendencia
cínicos acerca de la naturaleza humana, por ser tanto a su vida, de por qué la pregunta “¿qué significa a la
más profundos y certeros que el tono piadoso que pre larga -todo esto?”nunca halló respuesta. Se ha dicho

34 35
la vida, volcó su sabiduría práctica en el Libro de los valecía en el resto de la Biblia. En ese momento pensé
proverbios. Al envejecer expresó en sus escritos el ci que Eclesiastés era como yo, un joven idealista, ene
nismo que encontramos en el Eclesiastés. Algunos migo de la mentira y la necedad, alguien que desafia
eruditos afirman que, de no haber sido el Rey Salo ba la pompa y la simulación.
món el autor, los sabios no lo habrían incorporado a la  Ahora que he llegado a la edad que probablemente
Biblia. tenía el Eclesiastés cuando escribió su libro, me doy
Hasta el nombre, Eclesiastés (en hebreo, Kohélet) cuenta de lo mal que entendí sus palabras a los die
es oscuro. No sabemos de nadie que haya llevado ja cisiete años. Me miré en el espejo de su libro y vi re
más ese nombre. Gramaticalmente se asemeja más a flejada su propia imagen, la de un adolescente idea
un título que a un nombre personal (lo cual no debería lista. Pero él no era un adolescente sino un hombre
asombramos ya que los autores de la antigüedad casi maduro, triste y amargado. Supe captar el placer con
nunca le ponían su nombre a la obra), y se cree que que se desenmascaraba una religión falsa, pero como
significa «el que convoca a una asamblea, el que con era demasiadojoven no advertí el terror que tan eviden
grega a la gente». Quizás haya sido un maestro, un te me resulta ahora, cada vez que lo releo. Se trata de
sabio, que se ganaba la vida preparando a los hijos de un libro escrito por un hombre muy asustado.
los ricos para enfrentar los problemas prácticos de la Eclesiastés no es sólo un transmisor de sabiduría,
vida. De hecho el libro, a pesar de todo su pesimismo, más sincero y franco que los demás. No es sólo un ene
tiene el tono del hombre que desea compartir su ex migo de la mentira y de la hipocresía: es un hombre
periencia con los jóvenes, no sólo para instruirlos sino con un tremendo miedo a morir sin haber primero
también para formularles una advertencia. aprendido a vivir. Tiene la sensación de que no impor
 Ya sea que el verdadero autor haya sido, o no, el Rey ta nada de lo que haya hecho ni vaya a hacer en el fu
Salomón (el lenguaje parecería corresponder a un pe turo, porque algún día morirá y pasará al olvido como
ríodo posterior), todo indica que el hombre que cono si no hubiese existido. Y no sabe qué hacer con ese te
cemos como Eclesiastés era un individuo sensato, de mor a morir sin dejar huellas.
mediana edad —o mayor aún— que enfrentaba el mie «Conforme sucede al insensato, así también a mí
do a envejecer y morir sin haber hallado el sentido de me va a suceder. ¿Para qué, pues me he hecho más sa
su vida. Da la impresión de buscar con desesperación bio que los demás? Esto también es vanidad porque
algo que le dé un valor perpetuo a su existencia. del sabio, lo mismo que del insensato, no habrá me
 Yo descubrí este libro aproximadamente a los die moria para siempre; puesto que en los días venideros
cisiete años, y me gustó de entrada. Me fascinó el co ya hará mucho que todo habrá sido olvidado. ¿Y cómo
raje y la honestidad que ponía de manifiesto el autor sucede que muere el sabio? Así como el insensato»
al atacar la ortodoxia de su época, al señalar la hi (Ecl. 2,15-16).
pocresía y la falsedad de tantos actos que se consi En su libro nos cuenta la historia de su vida. Nos
deraban piadosos en sus tiempos. Me fencantaron las habla de sus logros y sus frustraciones, de todas las
agudas observaciones sobre la vida, los comentarios formas en que intentó tener éxito y dar trascendencia
cínicos acerca de la naturaleza humana, por ser tanto a su vida, de por qué la pregunta “¿qué significa a la
más profundos y certeros que el tono piadoso que pre larga -todo esto?”nunca halló respuesta. Se ha dicho

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que el Eclesiastés es el libro ms personal de la Biblia. blemas en consagrar todo su tiempo al placer. Al fin y
Los profetas y otros autores bíblicos en ocasiones al cabo, para los jóvenes el tiempo es eterno; les que
también nos hablan sobre su vida y sus experiencias, dan tantos años por delante que pueden darse el lujo
pero ninguno comparte con nosotros sus temores más de malgastar algunos. Pero, a medida que va enveje
profundos como lo hace Eclesiastés. ciendo y el tiempo adquiere más valor para él, com
 Al parecer, fue un hombre de muchos talentos. En prende que una vida de placer ininterrumpido es sólo
su juventud se dedicó a hacer dinero, y da la impre una forma de escapar al desafío que implica darle un
sión de que lo logró. «Híceme, pues, obras grandes; me sentido a la existencia. Divertirse puede ser la sal de
edifiqué casas; planté para mí viñas. De manera que la vida pero no el objetivo principal, porque cuando el
engrandecí y aumenté mi gloria más que todos los placer se acaba, no nos deja nada de valor eterno.
que fueron antes de mí en Jerusalén» (Ecl. 2,4-9). La edad, que en un momento fue para él una venta
Pero la vida le enseñó que la riqueza no es la res  ja sobre la gente mayor, se ha vuelto su enemiga. Ecle
puesta. Sabe que puede perder su dinero tan fácil siastés se da cuenta de que se le está acabando el tiem
mente como lo adquirió. O que puede morir, y lo here po, y así lo refleja en estas líneas memorables: «Para
dará alguien que no trabajó para reunirlo. Ha visto a todo hay una sazón oportuna; y hay un tiempo deter
hombres ricos malgastar su fortuna, o los ha visto en minado para todo asunto debajo del cielo: tiempo de
fermarse y pasar sus últimos años en una miseria nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo
que todo su dinero no pudo aliviar. de cosechar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiem
«Hay un mal que he visto debajo del sol, y que po de lamentarse y tiempo de regocijarse». (Ecl. 3,1-4).
pesa dolorosamente sobre el género humano: es el El autor ha alcanzado la mediana edad y comienza a
caso de un hombre a quien Dios le ha dado riquezas y sospechar que han quedado atrás los buenos momen
haberes y honra, de modo que no le falta nada de cuanto tos, que la mayoría de las cosas agradables ya le han
pueda desear; y con todo Dios no le concede la facu l sucedido, y que lo que queda por delante es sólo el
tad de gozar de ello, sino que algún extraño lo dis tiempo de llorar. Joanne Greenberg escribió un cuen
fruta. ¿Vanidad es esto y pesar muy doloroso! Aun to corto, «Las cosas en su momento», título tomado del
que aquel hombre haya engendrado cien hijos, y aunque Eclesiastés. En él habla de cómo un grupo de personas
viviera muchos años, si su alma no se hartare del bien, llegó a enterarse de que el gobierno secretamente nos
¡digo que más feliz que él es el niño que nace muerto y cobra impuestos por nuestro tiempo del mismo modo
carece de sepultura!» (Ecl. 6,1-3). que grava nuestros ingresos. (Después de todo, el tiem
 Al igual que muchos jóvenes ricos, Eclesiastés se po es oro.) Cuanto más valioso es tu tiempo, más ocu
dedicó al placer, a la bebida, a probar todos los entre pado estás. Por eso la gente ocupada nunca parece te
tenimientos que pueden comprarse con dinero. “Me ner tiempo, por eficiente que sea. Los personajes de la
dije: ¡Ven, pues, yo te probaré con la vida alegre! Nun historia secuestran un cargamento de tiempo de un
ca negué a mis ojos cosa alguna de cuantas desea depósito gubernamental con el fin de prolongarle la
ban... Mas he aquí que esto era también vanidad. De vida a un querido maestro que está por morir. Pero
la risa dije que era locura; y de la vida alegre : ¿Qué para Eclesiastés no hay forma de robar tiempo para
hace ésta?” (Ecl. 2: 1, 10, 12). De joven, no tiene pro prolongar sus días.

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que el Eclesiastés es el libro ms personal de la Biblia. blemas en consagrar todo su tiempo al placer. Al fin y
Los profetas y otros autores bíblicos en ocasiones al cabo, para los jóvenes el tiempo es eterno; les que
también nos hablan sobre su vida y sus experiencias, dan tantos años por delante que pueden darse el lujo
pero ninguno comparte con nosotros sus temores más de malgastar algunos. Pero, a medida que va enveje
profundos como lo hace Eclesiastés. ciendo y el tiempo adquiere más valor para él, com
 Al parecer, fue un hombre de muchos talentos. En prende que una vida de placer ininterrumpido es sólo
su juventud se dedicó a hacer dinero, y da la impre una forma de escapar al desafío que implica darle un
sión de que lo logró. «Híceme, pues, obras grandes; me sentido a la existencia. Divertirse puede ser la sal de
edifiqué casas; planté para mí viñas. De manera que la vida pero no el objetivo principal, porque cuando el
engrandecí y aumenté mi gloria más que todos los placer se acaba, no nos deja nada de valor eterno.
que fueron antes de mí en Jerusalén» (Ecl. 2,4-9). La edad, que en un momento fue para él una venta
Pero la vida le enseñó que la riqueza no es la res  ja sobre la gente mayor, se ha vuelto su enemiga. Ecle
puesta. Sabe que puede perder su dinero tan fácil siastés se da cuenta de que se le está acabando el tiem
mente como lo adquirió. O que puede morir, y lo here po, y así lo refleja en estas líneas memorables: «Para
dará alguien que no trabajó para reunirlo. Ha visto a todo hay una sazón oportuna; y hay un tiempo deter
hombres ricos malgastar su fortuna, o los ha visto en minado para todo asunto debajo del cielo: tiempo de
fermarse y pasar sus últimos años en una miseria nacer y tiempo de morir; tiempo de plantar y tiempo
que todo su dinero no pudo aliviar. de cosechar; tiempo de llorar y tiempo de reír; tiem
«Hay un mal que he visto debajo del sol, y que po de lamentarse y tiempo de regocijarse». (Ecl. 3,1-4).
pesa dolorosamente sobre el género humano: es el El autor ha alcanzado la mediana edad y comienza a
caso de un hombre a quien Dios le ha dado riquezas y sospechar que han quedado atrás los buenos momen
haberes y honra, de modo que no le falta nada de cuanto tos, que la mayoría de las cosas agradables ya le han
pueda desear; y con todo Dios no le concede la facu l sucedido, y que lo que queda por delante es sólo el
tad de gozar de ello, sino que algún extraño lo dis tiempo de llorar. Joanne Greenberg escribió un cuen
fruta. ¿Vanidad es esto y pesar muy doloroso! Aun to corto, «Las cosas en su momento», título tomado del
que aquel hombre haya engendrado cien hijos, y aunque Eclesiastés. En él habla de cómo un grupo de personas
viviera muchos años, si su alma no se hartare del bien, llegó a enterarse de que el gobierno secretamente nos
¡digo que más feliz que él es el niño que nace muerto y cobra impuestos por nuestro tiempo del mismo modo
carece de sepultura!» (Ecl. 6,1-3). que grava nuestros ingresos. (Después de todo, el tiem
 Al igual que muchos jóvenes ricos, Eclesiastés se po es oro.) Cuanto más valioso es tu tiempo, más ocu
dedicó al placer, a la bebida, a probar todos los entre pado estás. Por eso la gente ocupada nunca parece te
tenimientos que pueden comprarse con dinero. “Me ner tiempo, por eficiente que sea. Los personajes de la
dije: ¡Ven, pues, yo te probaré con la vida alegre! Nun historia secuestran un cargamento de tiempo de un
ca negué a mis ojos cosa alguna de cuantas desea depósito gubernamental con el fin de prolongarle la
ban... Mas he aquí que esto era también vanidad. De vida a un querido maestro que está por morir. Pero
la risa dije que era locura; y de la vida alegre : ¿Qué para Eclesiastés no hay forma de robar tiempo para
hace ésta?” (Ecl. 2: 1, 10, 12). De joven, no tiene pro prolongar sus días.

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 Al comprender que es un hombre ocioso, que va entonces, esforzarse en ser sabio? El rico pierde su
dejando atrás los años de placer desenfrenado, co fortuna al morir, pero el sabio puede perder su sabi
mienza a aprender, movido por el deseo de encontrar duría incluso antes.
sentido a la vida. El lector percibe entonces un tono Queda una posibilidad. Uno tiene la sensación de
apremiante en su búsqueda. Ya no pregunta: «¿Qué que Eclesiastés vacila en aceptarla por temor a que, si
sentido tiene la vida?» sólo por curiosidad juvenil, sino le falla, tenga que perder toda esperanza y llegar a la
que se plantea: «¿Qué sentido tiene mi vida?», porque conclusión de que realmente la vida carece de sentido.
empieza a entrever la posibilidad de que su vida ter Desesperado, se juega la última carta: acude a Dios.
mine pronto, y que no haya tenido la menor trascen  Voy a ser piadoso, se dice. Cumpliré con los preceptos
dencia. Cuando su afán lo conduce a callejones sin de mi religión y buscaré la paz y tranquilidad que se
salida, no reacciona con desilusión sino con una cre les promete a los puros de corazón. Como le ocurre a
ciente desesperanza. Lo más frustrante es saber que muchos hombres y mujeres de su edad, al dejar atrás
la muerte puede presentarse demasiado pronto, y bo una vida de luchas y conflictos, cuando tienen ante
rrar todo lo que uno trató de conseguir en la vida. sí un futuro incierto, Eclesiastés se vuelve religioso,
Se propone entonces poner a prueba el adagio po encuentra tiempo para todas las actividades del alma
pular: «El sabio tiene los ojos en su cabeza, pero el in que nunca pudo emprender por estar demasiado
sensato anda en tinieblas» (Ecl. 2,14). Pero lo que ad ocupado.
vierte es que si el sabio efectivamente ve con más Pero eso tampoco le da resultado. Muy pronto ad
claridad, lo que ve es la futilidad de la vida. Cuanto vierte que ni la más profunda piedad lo protege de la
más sabio es, más percibe la injusticia, la tragedia. muerte y el olvido. Por recta que haya sido su vida, no
Ha alcanzado una edad tal que ya vislumbra la som puede negociar con Dios, no puede decirle: «Mira qué
bra de la muerte que lo acecha. ¿Que valor tiene cual valiosa y admirable ha sido mi vida. ¿Acaso no convie
quier cosa que haga si no me sirve para librarme de la ne a tus mejores intereses que yo siga viviendo en vez
muerte y el olvido? ¿Qué diferencia hay en que yo sea de morir y ser olvidado?».
sabio y mi prójimo insensato, que yo sea honesto y él ¿Es que entonces no hay respuesta? ¿Nuestra ne
malvado, si de todos modos nuestras vidas concluirán cesidad de trascendencia no es más que una expre
de la misma manera? Ambos moriremos y seremos ol sión de deseos, la arrogancia suprema de una especie
vidados. Y toda mi sabiduría y mis obras de bien mori que en realidad no difiere de la «polilla sin boca»?
rán conmigo. ¿Es que se nos pone sobre la Tierra un breve instante,
Si la riqueza y el placer, por ser tan transitorios, lo necesario para mantener viva la especie y luego
no le dieron a la vida del Eclesiastés un sentido perdu ceder el lugar a la nueva generación, para que a su
rable, ¿qué podemos decir de la erudición? La mente tumo ésta también se reproduzca y muera? ¿Acaso
humana es muy frágil. Y no sólo la muerte, sino Dios ha plantado en nosotros un hambre imposible de
también la vejez, la senilidad, pueden hacer desa saciar, una sed de sentido y trascendencia?
parecer los conocimientos adquiridos. Es probable Eclesiastés escribió su libro hace cientos de años
que Eclesiastés haya visto a sus maestros envejecer para transmitirnos sus desencantos, para aconsejar
e ir perdiendo sus brillantes facultades. ¿Para qué, nos que no debemos desperdiciar nuestro limitado
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 Al comprender que es un hombre ocioso, que va entonces, esforzarse en ser sabio? El rico pierde su
dejando atrás los años de placer desenfrenado, co fortuna al morir, pero el sabio puede perder su sabi
mienza a aprender, movido por el deseo de encontrar duría incluso antes.
sentido a la vida. El lector percibe entonces un tono Queda una posibilidad. Uno tiene la sensación de
apremiante en su búsqueda. Ya no pregunta: «¿Qué que Eclesiastés vacila en aceptarla por temor a que, si
sentido tiene la vida?» sólo por curiosidad juvenil, sino le falla, tenga que perder toda esperanza y llegar a la
que se plantea: «¿Qué sentido tiene mi vida?», porque conclusión de que realmente la vida carece de sentido.
empieza a entrever la posibilidad de que su vida ter Desesperado, se juega la última carta: acude a Dios.
mine pronto, y que no haya tenido la menor trascen  Voy a ser piadoso, se dice. Cumpliré con los preceptos
dencia. Cuando su afán lo conduce a callejones sin de mi religión y buscaré la paz y tranquilidad que se
salida, no reacciona con desilusión sino con una cre les promete a los puros de corazón. Como le ocurre a
ciente desesperanza. Lo más frustrante es saber que muchos hombres y mujeres de su edad, al dejar atrás
la muerte puede presentarse demasiado pronto, y bo una vida de luchas y conflictos, cuando tienen ante
rrar todo lo que uno trató de conseguir en la vida. sí un futuro incierto, Eclesiastés se vuelve religioso,
Se propone entonces poner a prueba el adagio po encuentra tiempo para todas las actividades del alma
pular: «El sabio tiene los ojos en su cabeza, pero el in que nunca pudo emprender por estar demasiado
sensato anda en tinieblas» (Ecl. 2,14). Pero lo que ad ocupado.
vierte es que si el sabio efectivamente ve con más Pero eso tampoco le da resultado. Muy pronto ad
claridad, lo que ve es la futilidad de la vida. Cuanto vierte que ni la más profunda piedad lo protege de la
más sabio es, más percibe la injusticia, la tragedia. muerte y el olvido. Por recta que haya sido su vida, no
Ha alcanzado una edad tal que ya vislumbra la som puede negociar con Dios, no puede decirle: «Mira qué
bra de la muerte que lo acecha. ¿Que valor tiene cual valiosa y admirable ha sido mi vida. ¿Acaso no convie
quier cosa que haga si no me sirve para librarme de la ne a tus mejores intereses que yo siga viviendo en vez
muerte y el olvido? ¿Qué diferencia hay en que yo sea de morir y ser olvidado?».
sabio y mi prójimo insensato, que yo sea honesto y él ¿Es que entonces no hay respuesta? ¿Nuestra ne
malvado, si de todos modos nuestras vidas concluirán cesidad de trascendencia no es más que una expre
de la misma manera? Ambos moriremos y seremos ol sión de deseos, la arrogancia suprema de una especie
vidados. Y toda mi sabiduría y mis obras de bien mori que en realidad no difiere de la «polilla sin boca»?
rán conmigo. ¿Es que se nos pone sobre la Tierra un breve instante,
Si la riqueza y el placer, por ser tan transitorios, lo necesario para mantener viva la especie y luego
no le dieron a la vida del Eclesiastés un sentido perdu ceder el lugar a la nueva generación, para que a su
rable, ¿qué podemos decir de la erudición? La mente tumo ésta también se reproduzca y muera? ¿Acaso
humana es muy frágil. Y no sólo la muerte, sino Dios ha plantado en nosotros un hambre imposible de
también la vejez, la senilidad, pueden hacer desa saciar, una sed de sentido y trascendencia?
parecer los conocimientos adquiridos. Es probable Eclesiastés escribió su libro hace cientos de años
que Eclesiastés haya visto a sus maestros envejecer para transmitirnos sus desencantos, para aconsejar
e ir perdiendo sus brillantes facultades. ¿Para qué, nos que no debemos desperdiciar nuestro limitado
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tiempo como lo hizo él, en la ilusión de que la riqueza,


la sabiduría, el placer o la piedad volverían importan
te nuestra vida. Nos cuenta su historia con creciente
desesperación al comprobar que todas las alternati
vas conducen a un camino muerto, y que cada vez le
quedan menos años y menos opciones. Pero no escribe
el libro sólo para aventar su frustración ni para depri
mirnos, porque a la larga encuentra una respuesta. TRES
Sin embargo, esa respuesta sólo tiene sentido para la
persona que ha padecido sus mismas desilusiones.
Por eso es que nos la ofrece al final de su relato, y no al La soledad que trae aparejada
principio.
Cuenta la leyenda que un hombre salió a pasear el velar sólo por uno mismo
por el bosque y se perdió. Daba vueltas y más vueltas
tratando de hallar la salida, pero no la encontraba. De
pronto vio a otro caminante y se llenó de alegría. «¿Po
dría indicarme el camino de regreso al pueblo?», le
pregunta, Y el otro le responde: «No puedo, porque yo
también estoy perdido. Lo que sí podemos hacer es
ayudarnos el uno al otro diciéndonos qué caminos ya
probamos sin resultado, hasta que juntos encontre
mos el de salida».
Para poder comprender las conclusiones de Ecle
siastés es preciso que lo acompañemos por los falsos
senderos y los caminos sin salida de que nos habla.
Cuando hayamos aprendido, como lo tuvo que hacer
él, con tanto dolor y frustración, cuáles son los cami
nos que no conducen a nada, estaremos mejor prepa
rados para hallar, y seguir, aquel que sí nos sirve.

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tiempo como lo hizo él, en la ilusión de que la riqueza,
la sabiduría, el placer o la piedad volverían importan
te nuestra vida. Nos cuenta su historia con creciente
desesperación al comprobar que todas las alternati
vas conducen a un camino muerto, y que cada vez le
quedan menos años y menos opciones. Pero no escribe
el libro sólo para aventar su frustración ni para depri
mirnos, porque a la larga encuentra una respuesta. TRES
Sin embargo, esa respuesta sólo tiene sentido para la
persona que ha padecido sus mismas desilusiones.
Por eso es que nos la ofrece al final de su relato, y no al La soledad que trae aparejada
principio.
Cuenta la leyenda que un hombre salió a pasear el velar sólo por uno mismo
por el bosque y se perdió. Daba vueltas y más vueltas
tratando de hallar la salida, pero no la encontraba. De
pronto vio a otro caminante y se llenó de alegría. «¿Po
dría indicarme el camino de regreso al pueblo?», le
pregunta, Y el otro le responde: «No puedo, porque yo
también estoy perdido. Lo que sí podemos hacer es
ayudarnos el uno al otro diciéndonos qué caminos ya
probamos sin resultado, hasta que juntos encontre
mos el de salida».
Para poder comprender las conclusiones de Ecle
siastés es preciso que lo acompañemos por los falsos
senderos y los caminos sin salida de que nos habla.
Cuando hayamos aprendido, como lo tuvo que hacer
él, con tanto dolor y frustración, cuáles son los cami
nos que no conducen a nada, estaremos mejor prepa
rados para hallar, y seguir, aquel que sí nos sirve.

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Si pudieras vivir sin restricciones, si te estuviese per


mitido obrar como quisieras, ordenarle a cualquiera
que cumpliese tu voluntad, ¿eso te haría feliz? ¿Serías
capaz de utilizar todo es poder de manera de que tu
vida adquiriera un significado perdurable?
Uno de los clásicos de la literatura mundial —el
poema dramático Fausto, de Goethe—, la historia de
un hombre que vende su alma al diablo, gira en tomo
de este interrogante. El doctor Fausto —el héroe del
poema— es un científico y erudito de mediana edad
que ha abandonado toda esperanza de encontrarle
sentido a la vida. Lo asalta el temor de llegar al fin de su
existencia sin haber experimentado nunca lo que es
estar realmente vivo. Por eso hace un trato desespe
rado con el diablo: promete entregarle su alma en el
más allá a cambio de apenas un instante sobre la tie
rra que le haga exclamar: «Este momento es tan gra
tificante que desearía prolongarlo para siempre».
Goethe se pasó la vida entera escribiendo el Faus
to. Quería que fuese su mayor afirmación acerca del
sentido de la vida, la más perdurable obra literaria
que le diera sentido a su propia vida. Comenzó a escri
birla a los veinte años, la dejó luego de lado para enca
rar otros proyectos, la retomó a los cuarenta (podemos
suponer que esto fue parte de su propia reacción ante
la certeza de haber alcanzado la mediana edad), y la
terminó poco antes de morir, a los ochenta y tres años.
Si bien no se puede saber a ciencia cierta qué sentía el
Goethe anciano al redactar una línea en particular,
resulta fascinante ver cómo cambian, desde el princi-

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Si pudieras vivir sin restricciones, si te estuviese per
mitido obrar como quisieras, ordenarle a cualquiera
que cumpliese tu voluntad, ¿eso te haría feliz? ¿Serías
capaz de utilizar todo es poder de manera de que tu
vida adquiriera un significado perdurable?
Uno de los clásicos de la literatura mundial —el
poema dramático Fausto, de Goethe—, la historia de
un hombre que vende su alma al diablo, gira en tomo
de este interrogante. El doctor Fausto —el héroe del
poema— es un científico y erudito de mediana edad
que ha abandonado toda esperanza de encontrarle
sentido a la vida. Lo asalta el temor de llegar al fin de su
existencia sin haber experimentado nunca lo que es
estar realmente vivo. Por eso hace un trato desespe
rado con el diablo: promete entregarle su alma en el
más allá a cambio de apenas un instante sobre la tie
rra que le haga exclamar: «Este momento es tan gra
tificante que desearía prolongarlo para siempre».
Goethe se pasó la vida entera escribiendo el Faus
to. Quería que fuese su mayor afirmación acerca del
sentido de la vida, la más perdurable obra literaria
que le diera sentido a su propia vida. Comenzó a escri
birla a los veinte años, la dejó luego de lado para enca
rar otros proyectos, la retomó a los cuarenta (podemos
suponer que esto fue parte de su propia reacción ante
la certeza de haber alcanzado la mediana edad), y la
terminó poco antes de morir, a los ochenta y tres años.
Si bien no se puede saber a ciencia cierta qué sentía el
Goethe anciano al redactar una línea en particular,
resulta fascinante ver cómo cambian, desde el princi-

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pió al fin de la historia, las expectativas del personaje queremos saber hasta dónde podemos llegar por
principal acerca de la vida. nuestros propios medios.
En la primera parte de la obra, el Fausto de me Luego las cosas cambian. En vez de tomar la vida
diana edad retratado por el joven Goethe quiere expe como un torneo, y la victoria como un fin, comenza
rimentar todo, vivir sin límites. Desea leer todos los li mos a ver el éxito como el medio necesario para llegar
bros, hablar todos los idiomas, probar la totalidad a un fin. Ya no nos preguntamos: «¿Hasta dónde pue
de los placeres. Anhela ser como Dios en su facultad de do ascender?» sino: «¿Qué clase de vida me deparará
trasponer las limitaciones humanas. El diablo le conce el ascenso?». La joven bonita ya no usa los hombres
de lo que ambiciona: dinero, poder político, la capaci para medir el grado de su popularidad y empieza a pre
dad de viajar a cualquier parte y ser amado por cual guntarse si esos hombres serían buenos maridos y pa
quier mujer de su agrado. Fausto hace todo, pero aún dres, qué clase de familia podría formar con ellos. El
no es feliz. Por enorme que sea la fortuna que adquie empeñoso ejecutivo se preocupa menos por escalar
ra, por muchas mujeres que logre seducir, sigue ha posiciones dentro de su empresa y más por traducir
biendo en su interior una sed insaciable. su éxito en una vida que lo gratifique.
En la última parte de la obra, Goethe ha sobrepa  Yo supongo que ése fue el camino que recorrió el
sado ya los ochenta, y Fausto ha envejecido con él. En Eclesiastés. Al principio se dedicó a ganar dinero por
lugar de ganar batallas y conquistar a hermosas mu que era inteligente y ambicioso, y eso es exactamente
 jeres, Fausto se dedica a construir diques para recupe lo que hace la gente con ambiciones. Si bien no nos da
rar tierras del mar con el fin de que allí pueda radicar mayores detalles, al parecer amasó una gran fortuna
se —y trabajar— más gente. En vez de emular a un Dios cuando aún era joven. «Híceme pues obras grandes;
poderoso, que todo lo ve y todo lo domina, se convierte me edifiqué casas; planté para mí viñas. Hice para mí
en un Dios de creación que separa las aguas de la tie  jardines y vergeles en los cuales planté árboles fruta
rra firme, que planta jardines y pone allí a hombres les de toda especie.... Compré siervos y siervas; tam
para que los cuiden. Por primera vez en la vida, Faus bién tuve posesiones de ganado mayor y menor, más
to puede decir: «Este momento es tan gratificante que que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
desearía prolongarlo para siempre».  Asimismo amontoné para mí plata y oro, y el tesoro
De jóvenes ambicionamos el éxito por el éxito mis especial de los reyes y las provincias» (Ecl. 2, 4-8).
mo. Queremos medir nuestra propia capacidad. Un Da la impresión de haber logrado todo lo que pue
hombre vende su casa y se muda a otra ciudad, obli de anhelar un hombre. Es sumamente rico e inteli
gando a su familia a adaptarse a un nuevo ambiente, gente. ¿Por qué, entonces, sigue pensando que algo le
nuevos colegios, sólo porque un ascenso laboral lo jus falta? ¿No será que esa clase de éxito contiene las se
tifica. Un deportista posterga su ingreso en la escuela millas de su propio fracaso? ¿Por qué ese afán cons
de posgrado para probar suerte en un equipo profesio tante de ser siempre el primero nos gratifica en nues
nal. No es seguro que estos cambios traigan apareja tros años jóvenes pero nos conduce inevitablemente al
dos un beneficio económico, pero nos cuesta mucho re desencanto en la vejez?
sistir el desafío. Lo que nos tienta no son tanto las Si el objetivo de nuestra vida es «ganar», por fuer
gratificaciones del éxito como el éxito en sí mismo: za tendremos que ver a los demás como competidores,
44 45
pió al fin de la historia, las expectativas del personaje queremos saber hasta dónde podemos llegar por
principal acerca de la vida. nuestros propios medios.
En la primera parte de la obra, el Fausto de me Luego las cosas cambian. En vez de tomar la vida
diana edad retratado por el joven Goethe quiere expe como un torneo, y la victoria como un fin, comenza
rimentar todo, vivir sin límites. Desea leer todos los li mos a ver el éxito como el medio necesario para llegar
bros, hablar todos los idiomas, probar la totalidad a un fin. Ya no nos preguntamos: «¿Hasta dónde pue
de los placeres. Anhela ser como Dios en su facultad de do ascender?» sino: «¿Qué clase de vida me deparará
trasponer las limitaciones humanas. El diablo le conce el ascenso?». La joven bonita ya no usa los hombres
de lo que ambiciona: dinero, poder político, la capaci para medir el grado de su popularidad y empieza a pre
dad de viajar a cualquier parte y ser amado por cual guntarse si esos hombres serían buenos maridos y pa
quier mujer de su agrado. Fausto hace todo, pero aún dres, qué clase de familia podría formar con ellos. El
no es feliz. Por enorme que sea la fortuna que adquie empeñoso ejecutivo se preocupa menos por escalar
ra, por muchas mujeres que logre seducir, sigue ha posiciones dentro de su empresa y más por traducir
biendo en su interior una sed insaciable. su éxito en una vida que lo gratifique.
En la última parte de la obra, Goethe ha sobrepa  Yo supongo que ése fue el camino que recorrió el
sado ya los ochenta, y Fausto ha envejecido con él. En Eclesiastés. Al principio se dedicó a ganar dinero por
lugar de ganar batallas y conquistar a hermosas mu que era inteligente y ambicioso, y eso es exactamente
 jeres, Fausto se dedica a construir diques para recupe lo que hace la gente con ambiciones. Si bien no nos da
rar tierras del mar con el fin de que allí pueda radicar mayores detalles, al parecer amasó una gran fortuna
se —y trabajar— más gente. En vez de emular a un Dios cuando aún era joven. «Híceme pues obras grandes;
poderoso, que todo lo ve y todo lo domina, se convierte me edifiqué casas; planté para mí viñas. Hice para mí
en un Dios de creación que separa las aguas de la tie  jardines y vergeles en los cuales planté árboles fruta
rra firme, que planta jardines y pone allí a hombres les de toda especie.... Compré siervos y siervas; tam
para que los cuiden. Por primera vez en la vida, Faus bién tuve posesiones de ganado mayor y menor, más
to puede decir: «Este momento es tan gratificante que que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén.
desearía prolongarlo para siempre».  Asimismo amontoné para mí plata y oro, y el tesoro
De jóvenes ambicionamos el éxito por el éxito mis especial de los reyes y las provincias» (Ecl. 2, 4-8).
mo. Queremos medir nuestra propia capacidad. Un Da la impresión de haber logrado todo lo que pue
hombre vende su casa y se muda a otra ciudad, obli de anhelar un hombre. Es sumamente rico e inteli
gando a su familia a adaptarse a un nuevo ambiente, gente. ¿Por qué, entonces, sigue pensando que algo le
nuevos colegios, sólo porque un ascenso laboral lo jus falta? ¿No será que esa clase de éxito contiene las se
tifica. Un deportista posterga su ingreso en la escuela millas de su propio fracaso? ¿Por qué ese afán cons
de posgrado para probar suerte en un equipo profesio tante de ser siempre el primero nos gratifica en nues
nal. No es seguro que estos cambios traigan apareja tros años jóvenes pero nos conduce inevitablemente al
dos un beneficio económico, pero nos cuesta mucho re desencanto en la vejez?
sistir el desafío. Lo que nos tienta no son tanto las Si el objetivo de nuestra vida es «ganar», por fuer
gratificaciones del éxito como el éxito en sí mismo: za tendremos que ver a los demás como competidores,
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como una amenaza a nuestra felicidad. Para que no escándalo para que los destituyeran y así dejaran va
sotros «ganemos», ellos tienen que «perder». El fracaso cantes sus puestos. Jamás se había percatado de que
del prójimo se vuelve entonces un ingrediente indis abrigara esos pensamientos, pero la preocupación por
pensable para nuestro triunfo. En una situación de «progresar» le había hecho considerar a esos compa
competencia —como podría ser un partido de béis ñeros suyos como obstáculos que le impedían alcan
bol— sólo se puede ganar si alguien pierde. La perso zar la felicidad, o sea que su éxito dependía del fraca
na que se empeña en triunfar comprueba que debe so de ellos. Durante años esos sentimientos no le
oponerse siempre a los demás. Si él asciende, los otros dejaron hacerse verdaderamente amigo de sus cole
deben caer, y esta actitud tiene sus consecuencias. gas y valorar la pequeña congregación que dirigía. Se
He aquí dos historias verídicas a modo de ilustra estaba volviendo un hombre amargo, solitario y celo
ción. Un turista norteamericano se encontraba en la so. Sus sermones eran ásperos, con muy poco del
India el día en que se realizaba una peregrinación a amor y la alegría que debían transmitir. Echaba la
la cima de un monte sagrado. Miles de personas as culpa a los demás de su desdicha. Ahora en cambio ya
cenderían por la escarpada senda hasta la cumbre. El no es más competitivo y se ha hecho amigo de los otros
turista, que creía hallarse en buen estado físico por pastores. Acepta a sus fieles como personas dignas de
que hacía gimnasia y aerobismo, decidió participar. A su amor en lugar de verlos como símbolos de su estan
los veinte minutos había perdido el aliento y no podía camiento. Lo que ha cambiado no es nada de lo que lo
dar un paso más, mientras a su lado pasaban muje rodea sino, por el contrario, algo dentro de él a tal punto
res con bebés en brazos y frágiles ancianos con bas que ahora sabe que los años que le quedan de actividad
tón. «No entiendo», le comentó a su compañero indio. en el ministerio serán productivos y gratificantes.
«¿Por qué ellos no se cansan y yo sí?» El amigo le res Eclesiastés se empeñó en acumular dinero por
pondió: «Porque tú tienes el típico hábito nortea que para él la riqueza implicaba una vida llena de
mericano de tomar todo como una competencia. Con perspectivas, así nunca tendría que prescindir de algo
sideras la montaña como un enemigo y te propones por falta de medios para adquirirlo. Fausto ambicio
derrotarla. Naturalmente, la montaña se resiste y naba el éxito y la riqueza porque para él eran la clave
es más fuerte que tú. Para nosotros no es un adversa para dominar a los demás. Creía que, contando con
rio al que hay que vencer. El objeto de nuestro ascenso suficiente dinero e influencia, podría organizar su
es compenetramos de tal manera con la montaña, vida a su entera satisfacción, y por ende sería más fe
que ella misma nos ayuda a subir». liz. Hay dos falacias en este razonamiento.
Segunda historia. Un pastor amigo mío, algunos Primero, nadie puede tener nunca semejante po
años mayor que yo, me relató una vivencia íntima. der. El mundo es demasiado complejo como para que
Cuando por lo avanzado de su edad supo que ya nun uno pueda controlar todo lo que sucede. En su libro
ca se lo pondría al frente de una iglesia importante, se The March of Folly,   Barbara Tuchman analiza por
dio cuenta de una profunda transformación que se ha qué los países y sus dirigentes obran con insensatez
bía operado en él. Descubrió que ya no miraba a sus en ciertas circunstancias, cuando es obvio que su pro
colegas de grandes iglesias pensando cuándo se mori ceder es incorrecto. Una de las causas más habituales
rían o cuándo por fin se verían involucrados en algún del desatino (la corrupción de los emperadores roma
46 47
como una amenaza a nuestra felicidad. Para que no escándalo para que los destituyeran y así dejaran va
sotros «ganemos», ellos tienen que «perder». El fracaso cantes sus puestos. Jamás se había percatado de que
del prójimo se vuelve entonces un ingrediente indis abrigara esos pensamientos, pero la preocupación por
pensable para nuestro triunfo. En una situación de «progresar» le había hecho considerar a esos compa
competencia —como podría ser un partido de béis ñeros suyos como obstáculos que le impedían alcan
bol— sólo se puede ganar si alguien pierde. La perso zar la felicidad, o sea que su éxito dependía del fraca
na que se empeña en triunfar comprueba que debe so de ellos. Durante años esos sentimientos no le
oponerse siempre a los demás. Si él asciende, los otros dejaron hacerse verdaderamente amigo de sus cole
deben caer, y esta actitud tiene sus consecuencias. gas y valorar la pequeña congregación que dirigía. Se
He aquí dos historias verídicas a modo de ilustra estaba volviendo un hombre amargo, solitario y celo
ción. Un turista norteamericano se encontraba en la so. Sus sermones eran ásperos, con muy poco del
India el día en que se realizaba una peregrinación a amor y la alegría que debían transmitir. Echaba la
la cima de un monte sagrado. Miles de personas as culpa a los demás de su desdicha. Ahora en cambio ya
cenderían por la escarpada senda hasta la cumbre. El no es más competitivo y se ha hecho amigo de los otros
turista, que creía hallarse en buen estado físico por pastores. Acepta a sus fieles como personas dignas de
que hacía gimnasia y aerobismo, decidió participar. A su amor en lugar de verlos como símbolos de su estan
los veinte minutos había perdido el aliento y no podía camiento. Lo que ha cambiado no es nada de lo que lo
dar un paso más, mientras a su lado pasaban muje rodea sino, por el contrario, algo dentro de él a tal punto
res con bebés en brazos y frágiles ancianos con bas que ahora sabe que los años que le quedan de actividad
tón. «No entiendo», le comentó a su compañero indio. en el ministerio serán productivos y gratificantes.
«¿Por qué ellos no se cansan y yo sí?» El amigo le res Eclesiastés se empeñó en acumular dinero por
pondió: «Porque tú tienes el típico hábito nortea que para él la riqueza implicaba una vida llena de
mericano de tomar todo como una competencia. Con perspectivas, así nunca tendría que prescindir de algo
sideras la montaña como un enemigo y te propones por falta de medios para adquirirlo. Fausto ambicio
derrotarla. Naturalmente, la montaña se resiste y naba el éxito y la riqueza porque para él eran la clave
es más fuerte que tú. Para nosotros no es un adversa para dominar a los demás. Creía que, contando con
rio al que hay que vencer. El objeto de nuestro ascenso suficiente dinero e influencia, podría organizar su
es compenetramos de tal manera con la montaña, vida a su entera satisfacción, y por ende sería más fe
que ella misma nos ayuda a subir». liz. Hay dos falacias en este razonamiento.
Segunda historia. Un pastor amigo mío, algunos Primero, nadie puede tener nunca semejante po
años mayor que yo, me relató una vivencia íntima. der. El mundo es demasiado complejo como para que
Cuando por lo avanzado de su edad supo que ya nun uno pueda controlar todo lo que sucede. En su libro
ca se lo pondría al frente de una iglesia importante, se The March of Folly,   Barbara Tuchman analiza por
dio cuenta de una profunda transformación que se ha qué los países y sus dirigentes obran con insensatez
bía operado en él. Descubrió que ya no miraba a sus en ciertas circunstancias, cuando es obvio que su pro
colegas de grandes iglesias pensando cuándo se mori ceder es incorrecto. Una de las causas más habituales
rían o cuándo por fin se verían involucrados en algún del desatino (la corrupción de los emperadores roma
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nos y papas del medievo, las invasiones de Hitler a sin ellos nuestra existencia sería terriblemente triste.
Rusia, la intervención norteamericana en Vietnam) Un famoso antropólogo que pasó varios años estudian
es el concepto de que, si uno es suficientemente pode do a los chimpancés dijo una vez que «un chimpancé
roso, pude hacer lo que le viene en gana, incluso impo solo no es un chimpancé». Es decir, un chimpancé se
ner su voluntad. Lamentablemente uno tras otro de desarrolla como verdadero ejemplar de su especie sólo
bieron aprender que el poder abrumador no garantiza en compañía de sus congéneres. Encerrado en un zoo
el poder absoluto. lógico quizá sobreviva, pero nunca será plenamente
Segundo, la búsqueda de la riqueza y el poder y el él. Yo he venido observando a las personas en su hábi
ejercicio de dicho poder tienden a separarnos de nues tat natural casi tanto tiempo como el doctor Leakey
tros semejantes. A muchos no sólo los lleva a tomar la ha estudiado a los simios, y me atrevería a parafra
vida con ánimo de competencia en vez de cooperación, sear sus palabras: «Un ser humano aislado no es un
sino también les hace difícil la relación con el prójimo. ser humano». No podemos ser verdaderamente hu
Si amas a alguien únicamente porque esa persona siem manos en soledad. Las virtudes que nos humanizan
pre trata de complacerte, eso no es amor sino un modo sólo surgen de la forma en que nos relacionamos con
indirecto de amarte a ti mismo. El poder, al igual que nuestros semejantes.
el agua, emana de arriba y fluye hacia abajo, hacia El infierno no son «los otros». El infierno es haber
una persona en posición inferior. El amor sólo se da nos empeñado tanto en alcanzar el éxito que se ha de
entre dos seres que se consideran iguales, que se sa teriorado nuestra relación con los demás, a punto tal
tisfacen el uno al otro. Si uno ordena y el otro obedece, que sólo vemos los beneficios que ellos podrían brin
puede haber lealtad y gratitud, pero no amor. darnos. Pienso en Fausto, que vendió su alma para
 Vemos en la Biblia que el pecado de idolatría no es obtener un poder ilimitado, y sin embargo terminó
sólo reverenciar estatuas. También lo es considerar el tan solo pese a la magnitud de su poder. Para él, el in
trabajo de tus manos como si fuera divino, el adorarte fierno es la tristeza de tenerlo todo y saber que toda
a ti mismo como fuente suprema del valor y la creati vía le falta algo. (¿No será que todos pactamos con el
vidad. Un comentarista nos explica que, cuando el se diablo, que así conseguimos lo que queremos pero al
gundo mandamiento nos dice: «No te harás un ídolo», mismo tiempo perdemos una parte de nuestra alma?)
eso no significa: «No te harás un ídolo para ti», sino Imagino a Eclesiastés, rodeado de sirvientes en su lu
más bien: «No harás de ti mismo un ídolo». No te con  josa mansión, que se cuestiona, perplejo: «Si poseo
viertas en objeto de adoración creyendo que tienes po todo lo soñado, ¿por qué tengo la sensación de que
der para dominar el mundo y a las personas que lo algo me falta?». Pienso en Howard Hugues y Lyndon
habitan. Johnson, expertos en manejar a la gente según su vo
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, fundador del luntad, maestros en el arte de ejercer el poder, que ter
existencialismo —una escuela de pensamiento suma minaron solos y envejecidos, rodeados de sirvientes
mente individualista— escribió alguna vez que «el in pagos y buscadores de favores, preguntándose por
fierno son los otros». Sartre era un hombre muy lúci qué tan poca gente los quería.
do, pero para mí en esa ocasión dijo un tontería. Es La posibilidad de dominar a otras personas (em
probable que los demás nos compliquen la vida, pero pleados, compañeros, hijos) puede ser gratificante du
48 49
nos y papas del medievo, las invasiones de Hitler a sin ellos nuestra existencia sería terriblemente triste.
Rusia, la intervención norteamericana en Vietnam) Un famoso antropólogo que pasó varios años estudian
es el concepto de que, si uno es suficientemente pode do a los chimpancés dijo una vez que «un chimpancé
roso, pude hacer lo que le viene en gana, incluso impo solo no es un chimpancé». Es decir, un chimpancé se
ner su voluntad. Lamentablemente uno tras otro de desarrolla como verdadero ejemplar de su especie sólo
bieron aprender que el poder abrumador no garantiza en compañía de sus congéneres. Encerrado en un zoo
el poder absoluto. lógico quizá sobreviva, pero nunca será plenamente
Segundo, la búsqueda de la riqueza y el poder y el él. Yo he venido observando a las personas en su hábi
ejercicio de dicho poder tienden a separarnos de nues tat natural casi tanto tiempo como el doctor Leakey
tros semejantes. A muchos no sólo los lleva a tomar la ha estudiado a los simios, y me atrevería a parafra
vida con ánimo de competencia en vez de cooperación, sear sus palabras: «Un ser humano aislado no es un
sino también les hace difícil la relación con el prójimo. ser humano». No podemos ser verdaderamente hu
Si amas a alguien únicamente porque esa persona siem manos en soledad. Las virtudes que nos humanizan
pre trata de complacerte, eso no es amor sino un modo sólo surgen de la forma en que nos relacionamos con
indirecto de amarte a ti mismo. El poder, al igual que nuestros semejantes.
el agua, emana de arriba y fluye hacia abajo, hacia El infierno no son «los otros». El infierno es haber
una persona en posición inferior. El amor sólo se da nos empeñado tanto en alcanzar el éxito que se ha de
entre dos seres que se consideran iguales, que se sa teriorado nuestra relación con los demás, a punto tal
tisfacen el uno al otro. Si uno ordena y el otro obedece, que sólo vemos los beneficios que ellos podrían brin
puede haber lealtad y gratitud, pero no amor. darnos. Pienso en Fausto, que vendió su alma para
 Vemos en la Biblia que el pecado de idolatría no es obtener un poder ilimitado, y sin embargo terminó
sólo reverenciar estatuas. También lo es considerar el tan solo pese a la magnitud de su poder. Para él, el in
trabajo de tus manos como si fuera divino, el adorarte fierno es la tristeza de tenerlo todo y saber que toda
a ti mismo como fuente suprema del valor y la creati vía le falta algo. (¿No será que todos pactamos con el
vidad. Un comentarista nos explica que, cuando el se diablo, que así conseguimos lo que queremos pero al
gundo mandamiento nos dice: «No te harás un ídolo», mismo tiempo perdemos una parte de nuestra alma?)
eso no significa: «No te harás un ídolo para ti», sino Imagino a Eclesiastés, rodeado de sirvientes en su lu
más bien: «No harás de ti mismo un ídolo». No te con  josa mansión, que se cuestiona, perplejo: «Si poseo
viertas en objeto de adoración creyendo que tienes po todo lo soñado, ¿por qué tengo la sensación de que
der para dominar el mundo y a las personas que lo algo me falta?». Pienso en Howard Hugues y Lyndon
habitan. Johnson, expertos en manejar a la gente según su vo
El filósofo francés Jean-Paul Sartre, fundador del luntad, maestros en el arte de ejercer el poder, que ter
existencialismo —una escuela de pensamiento suma minaron solos y envejecidos, rodeados de sirvientes
mente individualista— escribió alguna vez que «el in pagos y buscadores de favores, preguntándose por
fierno son los otros». Sartre era un hombre muy lúci qué tan poca gente los quería.
do, pero para mí en esa ocasión dijo un tontería. Es La posibilidad de dominar a otras personas (em
probable que los demás nos compliquen la vida, pero pleados, compañeros, hijos) puede ser gratificante du
48 49

rante un tiempo, pero a la larga nos condena a la sole Tan distintas son las dos versiones que resulta lógico
dad. Cuando damos una orden se nos responde con nuestro desconcierto, ya que amor y poder son incom
obediencia y temor, pero ¿a qué persona le satisface patibles. Puedes amar a una persona y permitirle que
recibir únicamente temor y obediencia? ¿A quién le gus sea ella misma, o bien tratas de dominarla para en
ta que la gente le tenga miedo, que le obedezca de salzar tu propio ego, pero no se pueden adoptar am
mala gana y no libremente, por amor? bas actitudes al mismo tiempo. Si aprecias a alguien
Martin Buber, un importante teólogo de nuestro porque te permite salirte siempre con la tuya, porque
siglo, sostiene que la relación con el prójimo puede ser te hace sentir fuerte, eso no es amor: sólo ves en el
de dos formas. La primera sería «Yo-Ello», y se da otro la utilidad que te brinda. Si lo reemplazaras
cuando trato al otro como un objeto y sólo me interesa por otra persona igualmente complaciente, te daría lo
lo que hace esa persona. La segunda es «Yo-Tú» y me mismo. Querer a alguien porque es una prolongación
permite ver al otro como un sujeto, captar sus senti de tu voluntad no es un verdadero amor sino una for
mientos y necesidades como si fueran míos. Buber nos ma indirecta de amarte a ti mismo.
relata un incidente que lo llevó a ese postulado. Cuan  A veces percibimos más el poder de Dios que su
do era niño, sus padres se divorciaron y a él lo envia amor. Si le obedecemos por miedo, por no querer ofen
ron al campo a vivir con sus abuelos. Allí daba de co derlo o porque nos sentimos insignificantes para de
mer a los animales, limpiaba los corrales, cuidaba los safiarlo, entonces lo que El ha despertado en nosotros
caballos. Un día —Buber tenía a la sazón once años— es obediencia y no amor. Para amar y ser amados,
estaba con su caballo preferido. Le encantaba mon Dios tiene que permitimos elegir, ser nosotros mis
tarlo, darle de comer, bañarlo, y parecía que al animal mos. No se puede monopolizar todo el poder sin dejar
le agradaban las atenciones del niño. Cuando estaba nos nada. El convenio entre Dios y la humanidad no
acariciando al caballo en el cuello, una extraña sensa se basa sólo en la Ley que estipula el Todopoderoso.
ción se apoderó de Buber. Como quería tanto a ese Tiene que ser, por el contrario, un convenio que sus
animal, no sólo sintió el placer de acariciarlo sino que criban ambas partes con entera libertad.
llegó compenetrarse de lo que debía experimentar el Recuerdo muchos pasajes de las profecías de Oseas
caballo al sentirse acariciado por un chico. La alegría y Jeremías en los cuales Dios aparece como un marido
de ese momento, de poder trasponer los confines de la engañado por su mujer, párrafos tremendamente au
propia alma y captar la vivencia del otro, era mucho daces que casi lo pintan como un ser triste, que anhe
más gratificante que el placer de dominar a ese otro. la que alguien lo quiera y no sólo lo respeten por te
 Años más tarde, Buber basó toda su teología en ese mor, un Dios apenado porque no lo amamos después
sentimiento. de todo lo que hizo por nosotros. «Acuérdome de la ter
La Biblia nos muestras dos rostros del Todopode nura de tu juventud, del amor de tus desposorios,
roso. A veces nos presenta al Dios autoritario, el Dios cuando me seguiste por el desierto en una tierra que
del poder, que destruye Sodoma, que envía plagas so no se sembraba» (Jeremías 2, 2). «¿Por ventura he sido
bre Egipto, que parte las aguas del Mar Rojo. En otras yo un yermo para Israel, o una tierra de densas nie
ocasiones es un Dios tierno, de amor, que visita a los blas? ¿Por qué pues ha dicho mi pueblo: ¡Sacudimos el
enfermos y lleva una voz de aliento a los sometidos. yugo! ¡No volveremos más a ti!?» (Jeremías 2, 31).

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rante un tiempo, pero a la larga nos condena a la sole Tan distintas son las dos versiones que resulta lógico
dad. Cuando damos una orden se nos responde con nuestro desconcierto, ya que amor y poder son incom
obediencia y temor, pero ¿a qué persona le satisface patibles. Puedes amar a una persona y permitirle que
recibir únicamente temor y obediencia? ¿A quién le gus sea ella misma, o bien tratas de dominarla para en
ta que la gente le tenga miedo, que le obedezca de salzar tu propio ego, pero no se pueden adoptar am
mala gana y no libremente, por amor? bas actitudes al mismo tiempo. Si aprecias a alguien
Martin Buber, un importante teólogo de nuestro porque te permite salirte siempre con la tuya, porque
siglo, sostiene que la relación con el prójimo puede ser te hace sentir fuerte, eso no es amor: sólo ves en el
de dos formas. La primera sería «Yo-Ello», y se da otro la utilidad que te brinda. Si lo reemplazaras
cuando trato al otro como un objeto y sólo me interesa por otra persona igualmente complaciente, te daría lo
lo que hace esa persona. La segunda es «Yo-Tú» y me mismo. Querer a alguien porque es una prolongación
permite ver al otro como un sujeto, captar sus senti de tu voluntad no es un verdadero amor sino una for
mientos y necesidades como si fueran míos. Buber nos ma indirecta de amarte a ti mismo.
relata un incidente que lo llevó a ese postulado. Cuan  A veces percibimos más el poder de Dios que su
do era niño, sus padres se divorciaron y a él lo envia amor. Si le obedecemos por miedo, por no querer ofen
ron al campo a vivir con sus abuelos. Allí daba de co derlo o porque nos sentimos insignificantes para de
mer a los animales, limpiaba los corrales, cuidaba los safiarlo, entonces lo que El ha despertado en nosotros
caballos. Un día —Buber tenía a la sazón once años— es obediencia y no amor. Para amar y ser amados,
estaba con su caballo preferido. Le encantaba mon Dios tiene que permitimos elegir, ser nosotros mis
tarlo, darle de comer, bañarlo, y parecía que al animal mos. No se puede monopolizar todo el poder sin dejar
le agradaban las atenciones del niño. Cuando estaba nos nada. El convenio entre Dios y la humanidad no
acariciando al caballo en el cuello, una extraña sensa se basa sólo en la Ley que estipula el Todopoderoso.
ción se apoderó de Buber. Como quería tanto a ese Tiene que ser, por el contrario, un convenio que sus
animal, no sólo sintió el placer de acariciarlo sino que criban ambas partes con entera libertad.
llegó compenetrarse de lo que debía experimentar el Recuerdo muchos pasajes de las profecías de Oseas
caballo al sentirse acariciado por un chico. La alegría y Jeremías en los cuales Dios aparece como un marido
de ese momento, de poder trasponer los confines de la engañado por su mujer, párrafos tremendamente au
propia alma y captar la vivencia del otro, era mucho daces que casi lo pintan como un ser triste, que anhe
más gratificante que el placer de dominar a ese otro. la que alguien lo quiera y no sólo lo respeten por te
 Años más tarde, Buber basó toda su teología en ese mor, un Dios apenado porque no lo amamos después
sentimiento. de todo lo que hizo por nosotros. «Acuérdome de la ter
La Biblia nos muestras dos rostros del Todopode nura de tu juventud, del amor de tus desposorios,
roso. A veces nos presenta al Dios autoritario, el Dios cuando me seguiste por el desierto en una tierra que
del poder, que destruye Sodoma, que envía plagas so no se sembraba» (Jeremías 2, 2). «¿Por ventura he sido
bre Egipto, que parte las aguas del Mar Rojo. En otras yo un yermo para Israel, o una tierra de densas nie
ocasiones es un Dios tierno, de amor, que visita a los blas? ¿Por qué pues ha dicho mi pueblo: ¡Sacudimos el
enfermos y lleva una voz de aliento a los sometidos. yugo! ¡No volveremos más a ti!?» (Jeremías 2, 31).

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Dios es uno, y por tanto estará solo, a menos que haya generales, son más vulnerables, menos altaneros,
personas que lo amen. todo lo cual constituye un rasgo profundamente hu
Si nos consideramos hechos a imagen y semejan mano.
za de Dios, ¿cuál de las dos imágenes aspiramos a Debemos recorrer el mismo proceso de evolución
emular, la del Dios poderoso o la del benigno? que nuestros antepasados, no venerar más el poder y
Me inclino a creer que en la época en que se conci el éxito sino más bien idealizar la actitud de servicio
bió la Biblia y la cultura de la cual provenimos, los is y de amor. Mi maestro, Abraham Joshua Heschel, so
raelitas representaron a Dios según la imagen de los lía decir: «De joven yo admiraba a las personas inteli
déspotas del Cercano Oriente que ellos conocían: fa gentes. Ahora que soy viejo admiro a los bondadosos».
raones egipcios y reyes de imperios de Asiria y Babilo No tiene nada de malo alcanzar el éxito. Muchas
nia, monarcas supremos con facultad para dictar le iglesias, universidades, museos y centros de investi
yes o dejarlas en suspenso, para decidir sobre la vida o gación médica funcionan gracias a la generosidad de
la muerte de sus súbditos. Pero también quiero pen las personas prósperas que comparten con esas insti
sar que poco a poco su contacto con la religión comen tuciones el fruto de su éxito. No es criticable tener su
zó a madurar, que comprendieron que el poder no es ficiente poder como para influir sobre el curso de los
un bien absoluto, que quienes detentan un poder total acontecimientos. Por el contrario, los que se sienten
se vuelven crueles y arbitrarios, que inspiran miedo impotentes y frustrados son más peligrosos para la
pero nunca amor. Entonces no pudieron imaginar sociedad que los que tienen influencia y saben utili
más a un Dios así. En la historia de Noé y el diluvio, o zarla con criterio, porque son capaces de cometer ac
en la de Abraham en Sodoma, ya vemos que Dios cas tos desatinados con tal de dominamos. Pero sí hay
tiga a los hombres por su maldad para con los seme mucho de malo en tener como único propósito la bús
 jantes , no por dejar de adorarlo a El. Los profetas ha queda del poder y la riqueza de forma tal que nos aísle
blan de un Dios para quien es más importante que el de nuestros semejantes.
hombre sea bueno con su prójimo, y no que ofrezca sa Hay una historia detrás de la creación de los pre
crificios en su altar. La imagen del Dios del poder no mios Nobel, el máximo galardón que se confiere a re
se borra del todo, pero muy pronto queda eclipsada presentantes de las artes y las ciencias. Alfred Nobel,
por la del Dios que comparte con nosotros la tarea un químico sueco, amasó una fortuna inventando
de construir un mundo humano fundado en el amor de poderosos explosivos y vendiendo la fórmula a los go
los unos a los otros, tal como El nos ama. Dios no vela biernos para la fabricación de armamento. Un día
por sí mismo sino por el bienestar de los más desvalidos. murió el hermano de Nobel, y por error un periódico
Tanto en la Ley de Moisés como en los profetas, ya sea publicó la necrológica de Alfred. En la nota se le iden
en la Biblia hebrea como en el Nuevo Testamento cris tificaba como el inventor de la dinamita, el hombre
tiano, Dios muestra una preocupación especial por que se hizo rico y permitió que los ejércitos alcanza
los pobres y los que sufren, y cierto recelo por los ricos, ran un potencial mayor de destrucción. Nobel tuvo la
no porque sea bueno ser pobre ni porque ser rico sea oportunidad exclusiva de leer su propio obituario en
inmoral, sino porque los pobres y atribulados pare- vida, y de saber por qué cosas sería recordado. Fue tal
cén necesitar más de sus semejantes. En términos su consternación al comprobar que pasaría a la histo

52 53
Dios es uno, y por tanto estará solo, a menos que haya generales, son más vulnerables, menos altaneros,
personas que lo amen. todo lo cual constituye un rasgo profundamente hu
Si nos consideramos hechos a imagen y semejan mano.
za de Dios, ¿cuál de las dos imágenes aspiramos a Debemos recorrer el mismo proceso de evolución
emular, la del Dios poderoso o la del benigno? que nuestros antepasados, no venerar más el poder y
Me inclino a creer que en la época en que se conci el éxito sino más bien idealizar la actitud de servicio
bió la Biblia y la cultura de la cual provenimos, los is y de amor. Mi maestro, Abraham Joshua Heschel, so
raelitas representaron a Dios según la imagen de los lía decir: «De joven yo admiraba a las personas inteli
déspotas del Cercano Oriente que ellos conocían: fa gentes. Ahora que soy viejo admiro a los bondadosos».
raones egipcios y reyes de imperios de Asiria y Babilo No tiene nada de malo alcanzar el éxito. Muchas
nia, monarcas supremos con facultad para dictar le iglesias, universidades, museos y centros de investi
yes o dejarlas en suspenso, para decidir sobre la vida o gación médica funcionan gracias a la generosidad de
la muerte de sus súbditos. Pero también quiero pen las personas prósperas que comparten con esas insti
sar que poco a poco su contacto con la religión comen tuciones el fruto de su éxito. No es criticable tener su
zó a madurar, que comprendieron que el poder no es ficiente poder como para influir sobre el curso de los
un bien absoluto, que quienes detentan un poder total acontecimientos. Por el contrario, los que se sienten
se vuelven crueles y arbitrarios, que inspiran miedo impotentes y frustrados son más peligrosos para la
pero nunca amor. Entonces no pudieron imaginar sociedad que los que tienen influencia y saben utili
más a un Dios así. En la historia de Noé y el diluvio, o zarla con criterio, porque son capaces de cometer ac
en la de Abraham en Sodoma, ya vemos que Dios cas tos desatinados con tal de dominamos. Pero sí hay
tiga a los hombres por su maldad para con los seme mucho de malo en tener como único propósito la bús
 jantes , no por dejar de adorarlo a El. Los profetas ha queda del poder y la riqueza de forma tal que nos aísle
blan de un Dios para quien es más importante que el de nuestros semejantes.
hombre sea bueno con su prójimo, y no que ofrezca sa Hay una historia detrás de la creación de los pre
crificios en su altar. La imagen del Dios del poder no mios Nobel, el máximo galardón que se confiere a re
se borra del todo, pero muy pronto queda eclipsada presentantes de las artes y las ciencias. Alfred Nobel,
por la del Dios que comparte con nosotros la tarea un químico sueco, amasó una fortuna inventando
de construir un mundo humano fundado en el amor de poderosos explosivos y vendiendo la fórmula a los go
los unos a los otros, tal como El nos ama. Dios no vela biernos para la fabricación de armamento. Un día
por sí mismo sino por el bienestar de los más desvalidos. murió el hermano de Nobel, y por error un periódico
Tanto en la Ley de Moisés como en los profetas, ya sea publicó la necrológica de Alfred. En la nota se le iden
en la Biblia hebrea como en el Nuevo Testamento cris tificaba como el inventor de la dinamita, el hombre
tiano, Dios muestra una preocupación especial por que se hizo rico y permitió que los ejércitos alcanza
los pobres y los que sufren, y cierto recelo por los ricos, ran un potencial mayor de destrucción. Nobel tuvo la
no porque sea bueno ser pobre ni porque ser rico sea oportunidad exclusiva de leer su propio obituario en
inmoral, sino porque los pobres y atribulados pare- vida, y de saber por qué cosas sería recordado. Fue tal
cén necesitar más de sus semejantes. En términos su consternación al comprobar que pasaría a la histo

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ria como un mercader de la muerte y la devastación, el hábito de competir. No son capaces de conversar
que tomó su fortuna y la usó para crear la fundación que amistosamente conmigo. En su afán por impresionar
habría de premiar los mayores logros en diversos me, me cuentan todos sus éxitos y deslizan el nombre
campos útiles para la humanidad, y es por eso —no de personas importantes que conocen. En ocasiones
por los explosivos— que se le recuerda hoy en día. En comienzan un debate intelectual conmigo para de
su época de mayor «éxito», Nobel trabajaba contra la mostrarme que saben más que yo sobre mi materia.
vida. Felizmente pudo comprender lo negativo de su Cuando se dan esos casos, siempre me pregunto por
obra, y en los últimos años imprimió otro rumbo a qué serán tan competitivos, por qué invitan a alguien,
su existencia. a su casa y luego lo tratan como a un adversario al que
Últimamente han aparecido muchos libros que hay que desafiar. ¿No será que una parte del precio
giran en tomo al tema de querer ser siempre uno el que tuvieron que pagar para lograr el éxito, parte del
mejor. La idea que sugieren es que vivimos en un trato con el diablo si se quiere, es la necesidad de con
mundo tremendamente competitivo, donde la única vertir a los amigos en enemigos?
forma de triunfar es aprovechándose de las debilida Comprendo que las personas que pisan ya los
des de los demás. El reparo que tengo para con esos li cuarenta encuentren cierto atractivo en la moral del
bros no es sólo que disiento con la moral que propo propio interés, del egoísmo. Muchos tuvieron que pa
nen. De hecho, disiento, pero ¿por qué habría que sar sus primeros años en instituciones que no estaban
llamarle la atención a nadie? (El filósofo Nietzsche en condiciones de albergarlos, en abarrotados colegios
dijo en una ocasión que la moral es una conspira de doble escolaridad, en barrios sin terminar. Sus
ción de los corderos para convencer a los lobos de que años jóvenes fueron convulsionados por la guerra de
es malo ser fuerte.) La objeción que tengo contra esa  Vietnam. (Los bebés nacidos en 1948 cumplieron los
filosofía es que ni siquiera da resultado. Si sacas pro dieciocho años en 1966, cuando el reclutamiento mili
vecho de la gente, si la usas, si sospechas de todo el tar era más intenso.) Y si bien todos los adultos creen
mundo, alcanzarás tal grado de éxito que segura que su mundo es totalmente distinto del que vivieron
mente aventajarás a todos y los mirarás con des sus padres, esa generación tal vez tenga más motivos
dén. Pero ¿qué habrás logrado? Estar en la más ab para pensarlo. La tecnología, el ascenso social, el po
soluta soledad. derío de los Estados Unidos, la amenaza de una gue
En los últimos años he viajado bastante para dic rra nuclear, todo contribuyó a hacer la vida norteame
tar conferencias. He hablado en treinta y ocho estados ricana drásticamente distinta de la que les tocó a sus
y en seis países extranjeros. A menudo se me invita a padres en los años de la Depresión y la guerra. A los de
la casa de algún prominente miembro de la comuni esta generación se les dieron muchas alternativas y
dad antes de la charla, o bien después. La mayoría de muy pocas pautas para enseñarles a optar. Tuvieron
las veces mis anfitriones son muy amables, y la reu la sensación de que se les exigía pagar por los errores
nión, placentera. Pero otras veces me he sentido incó de otros. No es de extrañar, pues, que se hayan criado
modo, hasta que una noche descubrí el porqué. Algu en la creencia de que el gobierno es corrupto, la auto
nas personas han tenido que ser muy competitivas ridad no es digna de confianza, los empresarios son
para llegar a la cima, y una vez allí, les cuesta perder todos deshonestos y nadie se preocupa por el bienes-

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ria como un mercader de la muerte y la devastación, el hábito de competir. No son capaces de conversar
que tomó su fortuna y la usó para crear la fundación que amistosamente conmigo. En su afán por impresionar
habría de premiar los mayores logros en diversos me, me cuentan todos sus éxitos y deslizan el nombre
campos útiles para la humanidad, y es por eso —no de personas importantes que conocen. En ocasiones
por los explosivos— que se le recuerda hoy en día. En comienzan un debate intelectual conmigo para de
su época de mayor «éxito», Nobel trabajaba contra la mostrarme que saben más que yo sobre mi materia.
vida. Felizmente pudo comprender lo negativo de su Cuando se dan esos casos, siempre me pregunto por
obra, y en los últimos años imprimió otro rumbo a qué serán tan competitivos, por qué invitan a alguien,
su existencia. a su casa y luego lo tratan como a un adversario al que
Últimamente han aparecido muchos libros que hay que desafiar. ¿No será que una parte del precio
giran en tomo al tema de querer ser siempre uno el que tuvieron que pagar para lograr el éxito, parte del
mejor. La idea que sugieren es que vivimos en un trato con el diablo si se quiere, es la necesidad de con
mundo tremendamente competitivo, donde la única vertir a los amigos en enemigos?
forma de triunfar es aprovechándose de las debilida Comprendo que las personas que pisan ya los
des de los demás. El reparo que tengo para con esos li cuarenta encuentren cierto atractivo en la moral del
bros no es sólo que disiento con la moral que propo propio interés, del egoísmo. Muchos tuvieron que pa
nen. De hecho, disiento, pero ¿por qué habría que sar sus primeros años en instituciones que no estaban
llamarle la atención a nadie? (El filósofo Nietzsche en condiciones de albergarlos, en abarrotados colegios
dijo en una ocasión que la moral es una conspira de doble escolaridad, en barrios sin terminar. Sus
ción de los corderos para convencer a los lobos de que años jóvenes fueron convulsionados por la guerra de
es malo ser fuerte.) La objeción que tengo contra esa  Vietnam. (Los bebés nacidos en 1948 cumplieron los
filosofía es que ni siquiera da resultado. Si sacas pro dieciocho años en 1966, cuando el reclutamiento mili
vecho de la gente, si la usas, si sospechas de todo el tar era más intenso.) Y si bien todos los adultos creen
mundo, alcanzarás tal grado de éxito que segura que su mundo es totalmente distinto del que vivieron
mente aventajarás a todos y los mirarás con des sus padres, esa generación tal vez tenga más motivos
dén. Pero ¿qué habrás logrado? Estar en la más ab para pensarlo. La tecnología, el ascenso social, el po
soluta soledad. derío de los Estados Unidos, la amenaza de una gue
En los últimos años he viajado bastante para dic rra nuclear, todo contribuyó a hacer la vida norteame
tar conferencias. He hablado en treinta y ocho estados ricana drásticamente distinta de la que les tocó a sus
y en seis países extranjeros. A menudo se me invita a padres en los años de la Depresión y la guerra. A los de
la casa de algún prominente miembro de la comuni esta generación se les dieron muchas alternativas y
dad antes de la charla, o bien después. La mayoría de muy pocas pautas para enseñarles a optar. Tuvieron
las veces mis anfitriones son muy amables, y la reu la sensación de que se les exigía pagar por los errores
nión, placentera. Pero otras veces me he sentido incó de otros. No es de extrañar, pues, que se hayan criado
modo, hasta que una noche descubrí el porqué. Algu en la creencia de que el gobierno es corrupto, la auto
nas personas han tenido que ser muy competitivas ridad no es digna de confianza, los empresarios son
para llegar a la cima, y una vez allí, les cuesta perder todos deshonestos y nadie se preocupa por el bienes-

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tar del prójimo por más que así lo afirme. La música, • • •


las películas que ellos produjeron, todo habla de re
celos y desencanto. ¿Por qué no habría de preocupar En su libro  Passages,  Gail Sheehy entrevista a un
me de mí mismo, si es lo que hace todo el mundo? hombre que ha dejado a su mujer y se ha ido a vivir
Del mismo modo puedo llegar a entender por qué con una chica de dieciocho años que acaba de conocer.
un hombre de cuarenta y tantos años largos (ocasio Ese hombre dice: «Lo que me cuesta justificar es ha
nalmente también una mujer, aunque es menos fre ber abandonado a Nan (su ex esposa) porque no hizo
cuente), de pronto cambia de vida, comienza a darse nada de malo para merecerlo. Ella permanece aún en
todos los gustos, deja su casa de un barrio suburbano ese otro mundo en que nos criaron para llevar una
para mudarse a un apartamento con piscina y sauna, vida planeada... Lo que he aprendido ahora de la gen
vende su rural y compra un coupé sport, se tiñe el pelo te joven es que no existen ataduras». En otras pala
y se deja la barba (si no le crece con demasiadas ca bras, la felicidad es no tener compromisos, nadie a
nas). Es probable que esté harto de una vida de obli quien responder (que es el significado literal de «irres
gaciones, de tener que pagar hipotecas, de educar a ponsable»), nadie que traiga problemas ni trastornos.
sus hijos. El humorista Sam Levenson solía decir: El credo narcisista: «Yo no tengo por qué ocupar
«Cuando era chico me decían que tenía que obedecer a me de tus necesidades ni espero que tú te ocupes de
mis padres. Ahora que soy padre me dicen que tengo las mías. Cada uno se entiende con lo suyo» no se in
que hacer lo que quieren mis hijos. ¿Cuándo voy a po vento en eí siglo XX. Se trata de la formulación moder
der darme el gusto de hacer lo que yo quiero?» Conoz na de una actitud tan vieja como la humanidad. Fue
co a muchos hombres de mediana edad que se quejan de Caín quien dijo despreciativamente: «¿Acaso soy el
lo mismo, pero sin reírse. La actitud que asumen no es cuidador de mi hermano?». Pero con esas palabras no
para evadir responsabilidades. Lo único que preten quiso justificar el asesinato de Abel, sino el hecho de
den es disfrutar un poco de alegría y libertad en una no preocuparse por su bienestar: yo cuido lo mío y él
vida que está por completar ya sus dos terceras par lo suyo. ¿Y cuál fue el castigo para Caín? Se convirtió
tes, para ingresar en el último tercio, el acto final de la en un vagabundo sobre la faz de la Tierra. Nunca tuvo
obra. (Cuentan que una vez, un integrante de la legis un sitio que pudiera llamar su hogar, nadie que le
latura de Texas, que apoyaba el dictado de una ley por apoyara ni le diera solaz.
la cual se iban a prohibir ciertas prácticas sexuales,
dijo: «Puedo plantear tres objeciones contra la llamada
Nueva Moral: que va en contra de la ley de Dios, que En Casablanca, la película de todos los tiempos que
viola las leyes de Texas y que yo ya estoy demasiado más me gustó, el héroe —Rick interpretado por
viejo para disfrutarla».) Humphrey Bogart— aparece primero como un perso
Pero en mi opinión esta filosofía sigue siendo naje cínico, suspicaz, que sólo se preocupa por sí mis
mala, no en términos morales —algo que ofende a mo. En su vida no hay lugar para los sentimientos de
Dios—, pero sí engañosa, porque nos obliga a trabajar ternura. Cuando en el bar de su propiedad la Gestapo
con empeño pero nos lleva a otro destino que no era el arresta a un hombre y éste le pregunta: «¿Por qué no
que queríamos. me ayudaste?», Rick responde: «Yo no me juego por

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tar del prójimo por más que así lo afirme. La música, • • •
las películas que ellos produjeron, todo habla de re
celos y desencanto. ¿Por qué no habría de preocupar En su libro  Passages,  Gail Sheehy entrevista a un
me de mí mismo, si es lo que hace todo el mundo? hombre que ha dejado a su mujer y se ha ido a vivir
Del mismo modo puedo llegar a entender por qué con una chica de dieciocho años que acaba de conocer.
un hombre de cuarenta y tantos años largos (ocasio Ese hombre dice: «Lo que me cuesta justificar es ha
nalmente también una mujer, aunque es menos fre ber abandonado a Nan (su ex esposa) porque no hizo
cuente), de pronto cambia de vida, comienza a darse nada de malo para merecerlo. Ella permanece aún en
todos los gustos, deja su casa de un barrio suburbano ese otro mundo en que nos criaron para llevar una
para mudarse a un apartamento con piscina y sauna, vida planeada... Lo que he aprendido ahora de la gen
vende su rural y compra un coupé sport, se tiñe el pelo te joven es que no existen ataduras». En otras pala
y se deja la barba (si no le crece con demasiadas ca bras, la felicidad es no tener compromisos, nadie a
nas). Es probable que esté harto de una vida de obli quien responder (que es el significado literal de «irres
gaciones, de tener que pagar hipotecas, de educar a ponsable»), nadie que traiga problemas ni trastornos.
sus hijos. El humorista Sam Levenson solía decir: El credo narcisista: «Yo no tengo por qué ocupar
«Cuando era chico me decían que tenía que obedecer a me de tus necesidades ni espero que tú te ocupes de
mis padres. Ahora que soy padre me dicen que tengo las mías. Cada uno se entiende con lo suyo» no se in
que hacer lo que quieren mis hijos. ¿Cuándo voy a po vento en eí siglo XX. Se trata de la formulación moder
der darme el gusto de hacer lo que yo quiero?» Conoz na de una actitud tan vieja como la humanidad. Fue
co a muchos hombres de mediana edad que se quejan de Caín quien dijo despreciativamente: «¿Acaso soy el
lo mismo, pero sin reírse. La actitud que asumen no es cuidador de mi hermano?». Pero con esas palabras no
para evadir responsabilidades. Lo único que preten quiso justificar el asesinato de Abel, sino el hecho de
den es disfrutar un poco de alegría y libertad en una no preocuparse por su bienestar: yo cuido lo mío y él
vida que está por completar ya sus dos terceras par lo suyo. ¿Y cuál fue el castigo para Caín? Se convirtió
tes, para ingresar en el último tercio, el acto final de la en un vagabundo sobre la faz de la Tierra. Nunca tuvo
obra. (Cuentan que una vez, un integrante de la legis un sitio que pudiera llamar su hogar, nadie que le
latura de Texas, que apoyaba el dictado de una ley por apoyara ni le diera solaz.
la cual se iban a prohibir ciertas prácticas sexuales,
dijo: «Puedo plantear tres objeciones contra la llamada
Nueva Moral: que va en contra de la ley de Dios, que En Casablanca, la película de todos los tiempos que
viola las leyes de Texas y que yo ya estoy demasiado más me gustó, el héroe —Rick interpretado por
viejo para disfrutarla».) Humphrey Bogart— aparece primero como un perso
Pero en mi opinión esta filosofía sigue siendo naje cínico, suspicaz, que sólo se preocupa por sí mis
mala, no en términos morales —algo que ofende a mo. En su vida no hay lugar para los sentimientos de
Dios—, pero sí engañosa, porque nos obliga a trabajar ternura. Cuando en el bar de su propiedad la Gestapo
con empeño pero nos lleva a otro destino que no era el arresta a un hombre y éste le pregunta: «¿Por qué no
que queríamos. me ayudaste?», Rick responde: «Yo no me juego por

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nadie». Rick vive en medio de la crueldad que imperaba


en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y ha apren
dido que el único que sobrevive es el que vela por su
propia seguridad. La vida le había jugado una mala
pasada cuando cometió el «error» de preocuparse por
el bienestar del otro como si fuera el propio. Se vuelve
entonces un individuo que va siempre a lo seguro, que
no arriesga nada. Sin embargo, nota que algo le falta CUATRO
en la vida. Las circunstancian lo insensibilizaron,
pero al contemplar a los oficiales nazis estacionados
en Casablanca —hombres duros, poderosos, sin senti Cuando el sentimiento duele
mientos— se da cuenta de que no quiere ser como
ellos. demasiado
 A lo largo de la película exhibe momentos de de
cencia hasta que al final renuncia a la posibilidad de
huir y ser feliz en un acto de generosidad para con la
mujer amada. Ella se marcha a Inglaterra, y él queda
condenado a vagabundear por el norte de África. Al
igual que Fausto y el niño Martin Buber, la vida deja
de tener sentido para él si se preocupa únicamente
por sí mismo. Sólo cuando decide entregarse a los de
más su vida comienza a tener valor. Como Caín, Rick
Blaine se convierte en un paria, pero a diferencia de él
—que no se condenó a sí mismo al exilio por negarse a
cuidar de su hermano—, Rick se aleja de una existen
cia egoísta, y siente que vuelve espiritualmente al ho
gar cuando renuncia a la seguridad y las riquezas en
un acto de sacrificio. En cierto sentido va a tener me
nos que antes, pero en otro sentido —que se ha vuelto
más importante— se ha convertido en un hombre ín
tegro.

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nadie». Rick vive en medio de la crueldad que imperaba
en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y ha apren
dido que el único que sobrevive es el que vela por su
propia seguridad. La vida le había jugado una mala
pasada cuando cometió el «error» de preocuparse por
el bienestar del otro como si fuera el propio. Se vuelve
entonces un individuo que va siempre a lo seguro, que
no arriesga nada. Sin embargo, nota que algo le falta CUATRO
en la vida. Las circunstancian lo insensibilizaron,
pero al contemplar a los oficiales nazis estacionados
en Casablanca —hombres duros, poderosos, sin senti Cuando el sentimiento duele
mientos— se da cuenta de que no quiere ser como
ellos. demasiado
 A lo largo de la película exhibe momentos de de
cencia hasta que al final renuncia a la posibilidad de
huir y ser feliz en un acto de generosidad para con la
mujer amada. Ella se marcha a Inglaterra, y él queda
condenado a vagabundear por el norte de África. Al
igual que Fausto y el niño Martin Buber, la vida deja
de tener sentido para él si se preocupa únicamente
por sí mismo. Sólo cuando decide entregarse a los de
más su vida comienza a tener valor. Como Caín, Rick
Blaine se convierte en un paria, pero a diferencia de él
—que no se condenó a sí mismo al exilio por negarse a
cuidar de su hermano—, Rick se aleja de una existen
cia egoísta, y siente que vuelve espiritualmente al ho
gar cuando renuncia a la seguridad y las riquezas en
un acto de sacrificio. En cierto sentido va a tener me
nos que antes, pero en otro sentido —que se ha vuelto
más importante— se ha convertido en un hombre ín
tegro.

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Trato de recrear la imagen de nuestro mundo devuel


ta por un espejo, un mundo idéntioo pero contrastante,
como el negativo de una foto o un paisaje que se refle
 ja en un lago. Habría en ese mundo un sabio como
Eclesiastés, pero lo contrario de él. Ese hombre tam
bién nos relataría la historia de su frustrante afán por
hallar sentido a la vida en el segundo acto de su exis
tencia. Pero si bien Eclesiastés trató de encontrarlo
en la riqueza, el placer y la sabiduría, su mellizo del
otro mundo lo buscaría en la pobreza, el dolor y el re
chazo de la erudición.
El Eclesiastés de nuestro mundo procuró darle
valor a su vida luchando por conseguir dinero y poder,
y sufrió la desilusión de quedar aislado de sus seme
 jantes, de verlos como competidores, como obstáculos
que le impedían alcanzar el éxito. ¿No estaría uno
tentado de seguir exactamente el camino contrario,
de buscar un sentido trascendente a la vida prescin
diendo de los bienes materiales, renunciando a la ri
queza y el poder?
De hecho, algunos lo han sugerido. En los monas
terios cristianos y budistas se instaba a los monjes a
llevar una vida de voluntaria pobreza y humillación,
para escapar de la corrupción que entraña el afán de
acumular dinero. Hace aproximadamente un siglo, el
gran filósofo y psicólogo norteamericano William Ja
mes sostuvo que el modo de alcanzar la felicidad en la
vida nos exige privación. Afirmaba que las guerras se
libraban no tanto por motivos militares como psicoló
gicos, porque en todas las épocas el hombre ha experi-

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Trato de recrear la imagen de nuestro mundo devuel
ta por un espejo, un mundo idéntioo pero contrastante,
como el negativo de una foto o un paisaje que se refle
 ja en un lago. Habría en ese mundo un sabio como
Eclesiastés, pero lo contrario de él. Ese hombre tam
bién nos relataría la historia de su frustrante afán por
hallar sentido a la vida en el segundo acto de su exis
tencia. Pero si bien Eclesiastés trató de encontrarlo
en la riqueza, el placer y la sabiduría, su mellizo del
otro mundo lo buscaría en la pobreza, el dolor y el re
chazo de la erudición.
El Eclesiastés de nuestro mundo procuró darle
valor a su vida luchando por conseguir dinero y poder,
y sufrió la desilusión de quedar aislado de sus seme
 jantes, de verlos como competidores, como obstáculos
que le impedían alcanzar el éxito. ¿No estaría uno
tentado de seguir exactamente el camino contrario,
de buscar un sentido trascendente a la vida prescin
diendo de los bienes materiales, renunciando a la ri
queza y el poder?
De hecho, algunos lo han sugerido. En los monas
terios cristianos y budistas se instaba a los monjes a
llevar una vida de voluntaria pobreza y humillación,
para escapar de la corrupción que entraña el afán de
acumular dinero. Hace aproximadamente un siglo, el
gran filósofo y psicólogo norteamericano William Ja
mes sostuvo que el modo de alcanzar la felicidad en la
vida nos exige privación. Afirmaba que las guerras se
libraban no tanto por motivos militares como psicoló
gicos, porque en todas las épocas el hombre ha experi-

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montado la necesidad de poner a prueba su coraje y esa vida, y en la India muy pocos han seguido la senda
virilidad. En su ensayo «El equivalente moral de la de Gandhi. (Lo cual no me parece mal. Leer la biogra
guerra», James insinúa que las personas podrían al fía psicológica de Gandhi es encontrarnos con la gran
canzar la misma meta de una manera menos destruc deza espiritual del hombre, pero al mismo tiempo des
tiva practicando por propia voluntad la privación y cubrir la sensación de culpa y de ser indigno que le
el sacrificio, compitiendo para ver quién logra pres atormentaba, llevándolo a castigarse por medio del
cindir de más comodidades, quién soporta más la hambre y la privación. Los grandes hombres tienen
adversidad. derecho a exhibir peculiaridades dignas de su estatu
El más claro ejemplo de cómo se puede buscar el ra, y podemos admirar a Gandhi por sus logros y su
sentido de la vida renunciando a los placeres fue espiritualidad, sin tener que aceptar sus opiniones
Mahatma Gandhi, el padre espiritual de la India respecto a la comida, el sexo y el confort como guía
moderna. Cuando se entregó a la causa de la indepen para nuestra propia búsqueda.)
dencia de su pueblo, dejó de usar su atuendo de abo
gado, se puso una austera túnica de tela blanca y
comenzó a vivir y comer con sencillez. (En una oportu  Al sentirse libre para hacer su voluntad, el Eclesias-
nidad dijo que quien comía más de lo indispensable tés de nuestro mundo se dedicó a perseguir el placer.
para subsistir estaba privando a otro de su alimento, Miles de años más tarde Freud iba a sugerir que la
y el que tenía más ropa que la necesaria para cubrirse vida de una persona sana giraba en tomo a la búsque
se la estaba robando a algún semejante.) da del placer. Él sostiene que gran parte de la conduc
Sin embargo, en el siglo transcurrido desde que ta humana, como también la de otras criaturas vi
aparecieron los escritos de William James ha habido vientes, está marcada por el esfuerzo por aumentar el
más guerras que nunca, con su consiguiente saldo de gozo y reducir el sufrimiento. Obramos de otralforma
víctimas. La idea de demostrar el coraje viril renun que los animales sólo porque la idea que tenemos de lo
ciando a los placeres materiales no se ha populariza placentero —y de lo que no es—difiere de la de ellos.
do como sustituto de la lucha. Hasta los jóvenes que  Así, Eclesiastés se abandonó al alcohol, las mujeres y
desertaron de la universidad y de las empresas de sus las diversiones hasta que se dio cuenta de lo hueca
familias en la década de 1960 como modo de protesta que era su existencia. La diversión puede ser el postre
contra el énfasis que ponían sus padres en el éxito de la vida, pero nunca el plato principal. De vez en
material se han reintegrado a una carrera competiti cuando es agradable entretenerse un poco apartándo
va, aunque diversa. Las hipotecas y las responsabili se de la rutina cotidiana, pero si eso fuera lo único que
dades familiares producen ese efecto sobre las perso hiciéramos a diario, nos resultaría un fundamento de
nas. El único símbolo que subsiste del rechazo por el masiado frívolo como para asentar sobre él nuestra
cómodo estilo de vida de sus padres es que todavía vida.
prefieren los autos con caja de cambios y no con trans Pienso en tantos compañeros míos de la escuela
misión automática. secundaria a quienes envidiaba porque su vida me
Las órdenes monásticas occidentales cada vez re parecía mucho más divertida que la mía: los que ha
clutan menos adeptos que estén dispuestos a llevar cían deportes, los que tenían facilidad de palabra, los

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montado la necesidad de poner a prueba su coraje y esa vida, y en la India muy pocos han seguido la senda
virilidad. En su ensayo «El equivalente moral de la de Gandhi. (Lo cual no me parece mal. Leer la biogra
guerra», James insinúa que las personas podrían al fía psicológica de Gandhi es encontrarnos con la gran
canzar la misma meta de una manera menos destruc deza espiritual del hombre, pero al mismo tiempo des
tiva practicando por propia voluntad la privación y cubrir la sensación de culpa y de ser indigno que le
el sacrificio, compitiendo para ver quién logra pres atormentaba, llevándolo a castigarse por medio del
cindir de más comodidades, quién soporta más la hambre y la privación. Los grandes hombres tienen
adversidad. derecho a exhibir peculiaridades dignas de su estatu
El más claro ejemplo de cómo se puede buscar el ra, y podemos admirar a Gandhi por sus logros y su
sentido de la vida renunciando a los placeres fue espiritualidad, sin tener que aceptar sus opiniones
Mahatma Gandhi, el padre espiritual de la India respecto a la comida, el sexo y el confort como guía
moderna. Cuando se entregó a la causa de la indepen para nuestra propia búsqueda.)
dencia de su pueblo, dejó de usar su atuendo de abo
gado, se puso una austera túnica de tela blanca y
comenzó a vivir y comer con sencillez. (En una oportu  Al sentirse libre para hacer su voluntad, el Eclesias-
nidad dijo que quien comía más de lo indispensable tés de nuestro mundo se dedicó a perseguir el placer.
para subsistir estaba privando a otro de su alimento, Miles de años más tarde Freud iba a sugerir que la
y el que tenía más ropa que la necesaria para cubrirse vida de una persona sana giraba en tomo a la búsque
se la estaba robando a algún semejante.) da del placer. Él sostiene que gran parte de la conduc
Sin embargo, en el siglo transcurrido desde que ta humana, como también la de otras criaturas vi
aparecieron los escritos de William James ha habido vientes, está marcada por el esfuerzo por aumentar el
más guerras que nunca, con su consiguiente saldo de gozo y reducir el sufrimiento. Obramos de otralforma
víctimas. La idea de demostrar el coraje viril renun que los animales sólo porque la idea que tenemos de lo
ciando a los placeres materiales no se ha populariza placentero —y de lo que no es—difiere de la de ellos.
do como sustituto de la lucha. Hasta los jóvenes que  Así, Eclesiastés se abandonó al alcohol, las mujeres y
desertaron de la universidad y de las empresas de sus las diversiones hasta que se dio cuenta de lo hueca
familias en la década de 1960 como modo de protesta que era su existencia. La diversión puede ser el postre
contra el énfasis que ponían sus padres en el éxito de la vida, pero nunca el plato principal. De vez en
material se han reintegrado a una carrera competiti cuando es agradable entretenerse un poco apartándo
va, aunque diversa. Las hipotecas y las responsabili se de la rutina cotidiana, pero si eso fuera lo único que
dades familiares producen ese efecto sobre las perso hiciéramos a diario, nos resultaría un fundamento de
nas. El único símbolo que subsiste del rechazo por el masiado frívolo como para asentar sobre él nuestra
cómodo estilo de vida de sus padres es que todavía vida.
prefieren los autos con caja de cambios y no con trans Pienso en tantos compañeros míos de la escuela
misión automática. secundaria a quienes envidiaba porque su vida me
Las órdenes monásticas occidentales cada vez re parecía mucho más divertida que la mía: los que ha
clutan menos adeptos que estén dispuestos a llevar cían deportes, los que tenían facilidad de palabra, los

62 63

primeros en iniciar noviazgos formales. En aquella Hoy en día, después de beber su tercer café de la ma
época me daba la impresión de que su vida era una ñana, y frente a un cenicero rebosante de colillas, me
fiesta continua, una diversión detrás de otra. Ni ellos confiesa: «Sé que muchas mujeres me envidian porque
ni yo sabíamos en aquel entonces que una vida de pla voy a fiestas, salgo de vacaciones, no tengo responsabili
cer constante en los años juveniles inevitablemente dades. Ojalá pudiera hacerles entender cuánto las envi
conduce a la frustración con posterioridad. Quedan dio yo a ellas. Ojalá supieran que toda esta diversión
habilidades sin adquirir, hábitos que no se crean, lec muy pronto se vuelve insulsa, a tal punto que uno em
ciones acerca del mundo real que no se aprenden nun prende actividades que no le agradan sólo por hacer
ca si en esos años todo nos sale bien. algo. Con gusto cambiaría todo esto con tal de oír la
¿Nunca te has fijado en esas personas que, por el puerta de un auto que se cierra frente a casa, y pasos
hecho de haber sufrido una enfermedad relativamente familiares que suben de noche por la escalera».
grave en la infancia, de ahí en adelante cuidan mucho Si la búsqueda del placer que emprendió Ecle
de su salud? ¿O cómo el haber padecido estrecheces siastés no lo dejó satisfecho —como un copo de nieve
económicas le enseña a uno a cuidar el centavo? ¿O que es muy bello cuando cae a la tierra pero desapare
cómo los sufrimientos de la adolescencia sirven para ce en el instante en que tratamos de tomarlo con la
que uno se vuelva sensible y compasivo? Siguiendo mano—, ¿qué camino podría seguir el sabio de nues
la línea de pensamiento de Jung cuando afirma que tro mundo imaginario? ¿Existe la posibilidad de que
«sólo el médico herido es capaz de curar», ¿cómo pue encuentre el sentido de la vida tratando deliberada
de un joven a quien todo le ha resultado fácil aprender mente de sufrir? Por extraño que parezca, muchas
que es imprescindible tener paciencia, trabajar con personas adoptan precisamente esta actitud. Su la
afán y tolerar los errores de los demás? Tal vez sea mento, como el de Fausto, es: «Quiero saber que he vi
por eso que los más talentosos jugadores de fútbol vido», y la respuesta que reciben: «La única vida dig
no son luego buenos entrenadores: no saben enseñar na es la del sufrimiento y la del sacrificio. El único
a otros la forma de lograr lo que para ellos fue tan sen modo de ser feliz es no vivir para uno mismo, sino
cillo. La persona a la que todo le salió bien y sin es para los demás».
fuerzo en su juventud, ¿alguna vez aprenderá lo Conozco a algunas personas que asumieron el pa
importante que es la disciplina y el postergar las grati pel de mártires (o se las ingeniaron para que les fuera
ficaciones? asignado) dentro del ámbito de la familia o el trabajo,
Qué triste es que alguien haya vivido su momento que parecen no tener deseos propios salvo cumplir con
de esplendor en la escuela secundaria, y que a par la voluntad de otros. Se los ve a gusto sólo cuando al
tir de entonces todo se haya desbarrancado cuesta guien los explota o se aprovecha de ellos. Esto se da
abajo. Recuerdo una mujer de mi templo que, hace al con frecuencia entre las esposas de alcohólicos, droga-
gunos años, pudo salir de un matrimonio desastroso. dictos o jugadores empedernidos. También entre per
Era joven, bonita, tenía un buen empleo, pero quedó sonas de ambos sexos cuyos cónyuges les infligen ma
tan afectada en el plano emocional, que no quería los tratos físicos o psicológicos, que las castigan con los
apresurarse a iniciar otra relación. Desde hace un puños o de palabra. (Una vez fui a visitar a una mujer
tiempo lleva una vida de soltera sin compromisos. de mi feligresía que quería conversar sobre sus pro
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primeros en iniciar noviazgos formales. En aquella Hoy en día, después de beber su tercer café de la ma
época me daba la impresión de que su vida era una ñana, y frente a un cenicero rebosante de colillas, me
fiesta continua, una diversión detrás de otra. Ni ellos confiesa: «Sé que muchas mujeres me envidian porque
ni yo sabíamos en aquel entonces que una vida de pla voy a fiestas, salgo de vacaciones, no tengo responsabili
cer constante en los años juveniles inevitablemente dades. Ojalá pudiera hacerles entender cuánto las envi
conduce a la frustración con posterioridad. Quedan dio yo a ellas. Ojalá supieran que toda esta diversión
habilidades sin adquirir, hábitos que no se crean, lec muy pronto se vuelve insulsa, a tal punto que uno em
ciones acerca del mundo real que no se aprenden nun prende actividades que no le agradan sólo por hacer
ca si en esos años todo nos sale bien. algo. Con gusto cambiaría todo esto con tal de oír la
¿Nunca te has fijado en esas personas que, por el puerta de un auto que se cierra frente a casa, y pasos
hecho de haber sufrido una enfermedad relativamente familiares que suben de noche por la escalera».
grave en la infancia, de ahí en adelante cuidan mucho Si la búsqueda del placer que emprendió Ecle
de su salud? ¿O cómo el haber padecido estrecheces siastés no lo dejó satisfecho —como un copo de nieve
económicas le enseña a uno a cuidar el centavo? ¿O que es muy bello cuando cae a la tierra pero desapare
cómo los sufrimientos de la adolescencia sirven para ce en el instante en que tratamos de tomarlo con la
que uno se vuelva sensible y compasivo? Siguiendo mano—, ¿qué camino podría seguir el sabio de nues
la línea de pensamiento de Jung cuando afirma que tro mundo imaginario? ¿Existe la posibilidad de que
«sólo el médico herido es capaz de curar», ¿cómo pue encuentre el sentido de la vida tratando deliberada
de un joven a quien todo le ha resultado fácil aprender mente de sufrir? Por extraño que parezca, muchas
que es imprescindible tener paciencia, trabajar con personas adoptan precisamente esta actitud. Su la
afán y tolerar los errores de los demás? Tal vez sea mento, como el de Fausto, es: «Quiero saber que he vi
por eso que los más talentosos jugadores de fútbol vido», y la respuesta que reciben: «La única vida dig
no son luego buenos entrenadores: no saben enseñar na es la del sufrimiento y la del sacrificio. El único
a otros la forma de lograr lo que para ellos fue tan sen modo de ser feliz es no vivir para uno mismo, sino
cillo. La persona a la que todo le salió bien y sin es para los demás».
fuerzo en su juventud, ¿alguna vez aprenderá lo Conozco a algunas personas que asumieron el pa
importante que es la disciplina y el postergar las grati pel de mártires (o se las ingeniaron para que les fuera
ficaciones? asignado) dentro del ámbito de la familia o el trabajo,
Qué triste es que alguien haya vivido su momento que parecen no tener deseos propios salvo cumplir con
de esplendor en la escuela secundaria, y que a par la voluntad de otros. Se los ve a gusto sólo cuando al
tir de entonces todo se haya desbarrancado cuesta guien los explota o se aprovecha de ellos. Esto se da
abajo. Recuerdo una mujer de mi templo que, hace al con frecuencia entre las esposas de alcohólicos, droga-
gunos años, pudo salir de un matrimonio desastroso. dictos o jugadores empedernidos. También entre per
Era joven, bonita, tenía un buen empleo, pero quedó sonas de ambos sexos cuyos cónyuges les infligen ma
tan afectada en el plano emocional, que no quería los tratos físicos o psicológicos, que las castigan con los
apresurarse a iniciar otra relación. Desde hace un puños o de palabra. (Una vez fui a visitar a una mujer
tiempo lleva una vida de soltera sin compromisos. de mi feligresía que quería conversar sobre sus pro
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blemas matrimoniales. Me convidó con el peor café de los que pueden permitirse otros pueblos en sus pro
que haya probado en mi vida, una cucharadita de pol pias casas (mullidas butacas, aire acondicionado, mú
vo instantáneo mezclado con agua tibia del grifo, y sica estereofónica). Nos gusta comer, vestirnos y vivir
procedió a contarme los conflictos que tenía con el ma bien. Pero al mismo tiempo, como somos hijos espiritua
rido mientras yo fingía beber sorbos del brebaje. les de los puritanos que se afincaron en estas costas,
«Siempre me está denigrando. Lo que yo hago nunca sentimos un enorme cargo de conciencia al disfrutar
está bien para él. Ya no soporto que me critique. Creo de tanto confort. Dentro de nosotros una voz nos susu
que si llego a oír otra palabra de crítica me suicido. rra que no está bien llevar una vida tan regalada, y
¿Qué tal está el café, rabino? ¿Quiere otra tacita?») que debemos expiar esa culpa.
Esas personas se caracterizan por una falta total Para los puritanos, la vida era seria y triste, y
de autoestima. Piensan que no tienen derecho a hacer siempre estaba el pecado al acecho tratando de alejar
nada sólo porque les complace, sino que deben some al hombre de la buena senda. Fue así como dictaron
terse a cumplir con los deseos de otros. Alo mejor en su leyes que prohibían reírse el domingo, día del Señor.
 juventud alguien les enseñó —sus padres, o incluso Su mayor diversión era ir a la iglesia, sentarse en du
sus maestros de religión— que no valían nada, y han ros bancos de madera y escuchar interminables ser
llegado a creer que el único modo de justificar su exis mones acerca de los tormentos del infierno. (Alguien
tencia es convirtiéndose en un felpudo, para que los definió alguna vez al puritano como la persona que
demás lo pisoteen. Aparentan estar tristes por lo que aboliría las corridas de toros, pero no porque causen
tienen que sufrir, pero al mismo tiempo se resignan y sufrimiento al toro, sino porque dan placer a los es
no hacen nada por cambiar su situación. Es como si pectadores.)
creyeran que merecen padecer. Nosotros los norteamericanos hemos heredado es
Con frecuencia hemos oído que la religión propi tas dos tendencias y nunca aprendimos a conciliarias.
cia el sufrimiento. Se le dice a los hombres que es «la Tenemos períodos de darnos los gustos, sentir culpa y
cruz que deben cargar», la voluntad de Dios o el casti luego castigar nuestro cuerpo para compensar. Come
go que ellos mismos se han buscado con sus pecados. mos en exceso y luego nos ponemos a dieta. Vamos en
Se aconseja entonces amar el dolor f y hay quienes se auto hasta el buzón, que nos queda a dos cuadras, y
empeñan en acatar este precepto. después buscamos un gimnasio donde poder hacer
Estos casos son relativamente raros, desde luego; algo de ejercicio. Es como si sintiéramos una compul
son una forma extrema de manifestar un fenómeno sión interior a mortificarnos por el «pecado» de tener
mucho más habitual: la actitud de la persona que no se comodidades.
considera digna de vivir rodeada de comodidades. ¿Por qué una joven que lleva menos de un año ca
Este es uno de los puntos más paradójicos de la mo sada y adora a su marido tiene tanto problema en dis
dalidad norteamericana. Por un lado satisfacemos frutar del acto sexual? ¿Por qué no puede olvidar las
nuestros apetitos. Despilfarramos gran parte de los re advertencias que le hacía la madre cada vez que salía
cursos energéticos mundiales para darnos calor en in con un muchacho? ¿Por qué no logra superar la sen
vierno y estar más frescos en verano, mucho más de lo sación de culpa cada vez que vive una experiencia pla
necesario. Equipamos nuestros autos con más lujos centera?
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blemas matrimoniales. Me convidó con el peor café de los que pueden permitirse otros pueblos en sus pro
que haya probado en mi vida, una cucharadita de pol pias casas (mullidas butacas, aire acondicionado, mú
vo instantáneo mezclado con agua tibia del grifo, y sica estereofónica). Nos gusta comer, vestirnos y vivir
procedió a contarme los conflictos que tenía con el ma bien. Pero al mismo tiempo, como somos hijos espiritua
rido mientras yo fingía beber sorbos del brebaje. les de los puritanos que se afincaron en estas costas,
«Siempre me está denigrando. Lo que yo hago nunca sentimos un enorme cargo de conciencia al disfrutar
está bien para él. Ya no soporto que me critique. Creo de tanto confort. Dentro de nosotros una voz nos susu
que si llego a oír otra palabra de crítica me suicido. rra que no está bien llevar una vida tan regalada, y
¿Qué tal está el café, rabino? ¿Quiere otra tacita?») que debemos expiar esa culpa.
Esas personas se caracterizan por una falta total Para los puritanos, la vida era seria y triste, y
de autoestima. Piensan que no tienen derecho a hacer siempre estaba el pecado al acecho tratando de alejar
nada sólo porque les complace, sino que deben some al hombre de la buena senda. Fue así como dictaron
terse a cumplir con los deseos de otros. Alo mejor en su leyes que prohibían reírse el domingo, día del Señor.
 juventud alguien les enseñó —sus padres, o incluso Su mayor diversión era ir a la iglesia, sentarse en du
sus maestros de religión— que no valían nada, y han ros bancos de madera y escuchar interminables ser
llegado a creer que el único modo de justificar su exis mones acerca de los tormentos del infierno. (Alguien
tencia es convirtiéndose en un felpudo, para que los definió alguna vez al puritano como la persona que
demás lo pisoteen. Aparentan estar tristes por lo que aboliría las corridas de toros, pero no porque causen
tienen que sufrir, pero al mismo tiempo se resignan y sufrimiento al toro, sino porque dan placer a los es
no hacen nada por cambiar su situación. Es como si pectadores.)
creyeran que merecen padecer. Nosotros los norteamericanos hemos heredado es
Con frecuencia hemos oído que la religión propi tas dos tendencias y nunca aprendimos a conciliarias.
cia el sufrimiento. Se le dice a los hombres que es «la Tenemos períodos de darnos los gustos, sentir culpa y
cruz que deben cargar», la voluntad de Dios o el casti luego castigar nuestro cuerpo para compensar. Come
go que ellos mismos se han buscado con sus pecados. mos en exceso y luego nos ponemos a dieta. Vamos en
Se aconseja entonces amar el dolor f y hay quienes se auto hasta el buzón, que nos queda a dos cuadras, y
empeñan en acatar este precepto. después buscamos un gimnasio donde poder hacer
Estos casos son relativamente raros, desde luego; algo de ejercicio. Es como si sintiéramos una compul
son una forma extrema de manifestar un fenómeno sión interior a mortificarnos por el «pecado» de tener
mucho más habitual: la actitud de la persona que no se comodidades.
considera digna de vivir rodeada de comodidades. ¿Por qué una joven que lleva menos de un año ca
Este es uno de los puntos más paradójicos de la mo sada y adora a su marido tiene tanto problema en dis
dalidad norteamericana. Por un lado satisfacemos frutar del acto sexual? ¿Por qué no puede olvidar las
nuestros apetitos. Despilfarramos gran parte de los re advertencias que le hacía la madre cada vez que salía
cursos energéticos mundiales para darnos calor en in con un muchacho? ¿Por qué no logra superar la sen
vierno y estar más frescos en verano, mucho más de lo sación de culpa cada vez que vive una experiencia pla
necesario. Equipamos nuestros autos con más lujos centera?
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¿Por qué un ejecutivo de cuarenta y cuatro años ya no aguanto el doior, siento que mi cuerpo ha sido
sale de la pileta del hotel de Florida para llamar a su convenientemente sancionado por los gozos experi
oficina dos veces por día? ¿Por qué le remuerde la con mentados». (Nótese la separación que establecía en
ciencia el mero hecho de disfrutar de unas vacaciones, tre el cuerpo —que debía sufrir por sus pecados— y el
y por qué su esposa vive quejándose de la comida de espíritu que lo juzga y lo condena.) En los gimnasios
ese hotel de lujo? ¿Por qué otro hombre, que nació en de todo el país es muy habitual ver cartelitos que re
Europa, llegó a este país de niño y ahora es un próspe zan: «Sin dolor no se gana nada», o «Si no le duele es
ro empresario, hace abultadas donaciones a cualquier que no lo está haciendo bien». Contradecimos a Freud
obra de beneficencia que se promocione con la foto de no sólo al recibir de buen grado el sufrimiento sino al
un chico hambriento? ¿Acaso todos creemos en lo más buscarlo expresamente, por placer.
íntimo que está muy mal sentirse bien, que ninguna La ambivalencia puede ser incluso más profunda,
cosa placentera puede durar porque no la merece una de las brechas fundamentales que parten el alma
mos? de Occidente. Nuestra civilización proviene de dos raí
Creo que muchos buscan mortificarse como com ces, la griega y la judeocristiana. Al igual que todos los
pensación por el placer y el confort de sus vidas. Yo en pueblos anteriores al judaismo bíblico y al surgimien
una época hacía aerobismo hasta que un día tuve una to del cristianismo, los griegos eran paganos. El paga
distensión en la rodilla. Todas las mañanas salía a co nismo era algo más que simplemente adorar a mu
rrer entre cinco y siete kilómetros, con una remera chos dioses. Era la deificación de la naturaleza, el
que llevaba impresa una cita bíblica, Isaías 40,31, en considerar divino cualquier fenómeno natural. Para
la espalda. («Los que esperan a Jehová adquirirán los paganos, Dios se manifestaba en la lluvia, en las
nuevas fuerzas; se remontarán con alas como águilas; cosechas, en los ciclos del sol y las estaciones, y en la
correrán y no se cansarán; caminarán y no desfallece forma y fertilidad del cuerpo humano. En el fondo, los
rán.» No me sirvió de nada.) Miraba por las calles a dioses paganos eran amuletos para la fertilidad o para
otros aerobistas con el cuerpo brillosos de sudor, los hacer llover. Trazando un paralelo entre la lluvia que
ojos fijos hacia adelante, y en sus rostros la misma ex- fertiliza un campo y el semen masculino que vuelve fér
presión de determinación que seguramente ellos til a una mujer, los paganos organizaban desenfre
veían en mí. No había en nosotros nada de la esponta nadas orgías en la primavera para fomentar el cre
neidad exuberante que despliegan los niños al jugar, cimiento de los cultivos y el nacimiento de muchos
ni la gracia del verdadero atleta. Trotábamos con un bebés. En el otoño había más orgías para expresar
empecinamiento implacable, casi como de penitencia gratitud por las cosechas, y a veces en ocasión del
religiosa. Recuerdo que cuando mi cuerpo se quejaba, solsticio invernal para dar más fuerza al tenue sol de
yo lo animaba a proseguir diciéndome: «He cometido invierno. (Yo supongo que, cuando se quiere realizar
el pecado de ser complaciente con mi cuerpo. Anduve orgías, cualquier excusa vale.) La Biblia describe con
en auto en vez de caminar. Comí y bebí en exceso. Me desagrado la prostitución del culto en los templos de
he vuelto demasiado sedentario. Por consiguiente, Baal, el dios cananeo de la lluvia.
para expiar mis culpas, me mortifico con el aerobis En su forma más sofisticada, como la de la Grecia
mo, me someto a los aparatos de gimnasia, y cuando antigua, el paganismo se expresaba en la adoración

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¿Por qué un ejecutivo de cuarenta y cuatro años ya no aguanto el doior, siento que mi cuerpo ha sido
sale de la pileta del hotel de Florida para llamar a su convenientemente sancionado por los gozos experi
oficina dos veces por día? ¿Por qué le remuerde la con mentados». (Nótese la separación que establecía en
ciencia el mero hecho de disfrutar de unas vacaciones, tre el cuerpo —que debía sufrir por sus pecados— y el
y por qué su esposa vive quejándose de la comida de espíritu que lo juzga y lo condena.) En los gimnasios
ese hotel de lujo? ¿Por qué otro hombre, que nació en de todo el país es muy habitual ver cartelitos que re
Europa, llegó a este país de niño y ahora es un próspe zan: «Sin dolor no se gana nada», o «Si no le duele es
ro empresario, hace abultadas donaciones a cualquier que no lo está haciendo bien». Contradecimos a Freud
obra de beneficencia que se promocione con la foto de no sólo al recibir de buen grado el sufrimiento sino al
un chico hambriento? ¿Acaso todos creemos en lo más buscarlo expresamente, por placer.
íntimo que está muy mal sentirse bien, que ninguna La ambivalencia puede ser incluso más profunda,
cosa placentera puede durar porque no la merece una de las brechas fundamentales que parten el alma
mos? de Occidente. Nuestra civilización proviene de dos raí
Creo que muchos buscan mortificarse como com ces, la griega y la judeocristiana. Al igual que todos los
pensación por el placer y el confort de sus vidas. Yo en pueblos anteriores al judaismo bíblico y al surgimien
una época hacía aerobismo hasta que un día tuve una to del cristianismo, los griegos eran paganos. El paga
distensión en la rodilla. Todas las mañanas salía a co nismo era algo más que simplemente adorar a mu
rrer entre cinco y siete kilómetros, con una remera chos dioses. Era la deificación de la naturaleza, el
que llevaba impresa una cita bíblica, Isaías 40,31, en considerar divino cualquier fenómeno natural. Para
la espalda. («Los que esperan a Jehová adquirirán los paganos, Dios se manifestaba en la lluvia, en las
nuevas fuerzas; se remontarán con alas como águilas; cosechas, en los ciclos del sol y las estaciones, y en la
correrán y no se cansarán; caminarán y no desfallece forma y fertilidad del cuerpo humano. En el fondo, los
rán.» No me sirvió de nada.) Miraba por las calles a dioses paganos eran amuletos para la fertilidad o para
otros aerobistas con el cuerpo brillosos de sudor, los hacer llover. Trazando un paralelo entre la lluvia que
ojos fijos hacia adelante, y en sus rostros la misma ex- fertiliza un campo y el semen masculino que vuelve fér
presión de determinación que seguramente ellos til a una mujer, los paganos organizaban desenfre
veían en mí. No había en nosotros nada de la esponta nadas orgías en la primavera para fomentar el cre
neidad exuberante que despliegan los niños al jugar, cimiento de los cultivos y el nacimiento de muchos
ni la gracia del verdadero atleta. Trotábamos con un bebés. En el otoño había más orgías para expresar
empecinamiento implacable, casi como de penitencia gratitud por las cosechas, y a veces en ocasión del
religiosa. Recuerdo que cuando mi cuerpo se quejaba, solsticio invernal para dar más fuerza al tenue sol de
yo lo animaba a proseguir diciéndome: «He cometido invierno. (Yo supongo que, cuando se quiere realizar
el pecado de ser complaciente con mi cuerpo. Anduve orgías, cualquier excusa vale.) La Biblia describe con
en auto en vez de caminar. Comí y bebí en exceso. Me desagrado la prostitución del culto en los templos de
he vuelto demasiado sedentario. Por consiguiente, Baal, el dios cananeo de la lluvia.
para expiar mis culpas, me mortifico con el aerobis En su forma más sofisticada, como la de la Grecia
mo, me someto a los aparatos de gimnasia, y cuando antigua, el paganismo se expresaba en la adoración

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por la belleza y la simetría, que nos legó la arquitectu sus instintos. Los animales rechazan la comida en
ra del Partenón, las deslumbrantes estatuas de cuer mal estado; pueden dejar de comer o de aparearse por
pos femeninos y masculinos y una cosmovisión que si temor al castigo, pero no pueden abstenerse por pro
glos más tarde traduciría Keats en su Sobre una urna pia voluntad. Sólo los humanos (y a veces pienso que
 griega : no todos) son capaces de hacerlo. Aunque los paga
nos veían la divinidad en la satisfacción de los instintos
«La belleza es verdad; la verdad belleza; (Ernest Hemingway, el vocero moderno del paganis
 y eso es
es cuanto
cuanto en la Tierr
Tierraa sabéis,
sabéis, mo, en una oportunidad definió lo moral como aquello
 y otro saber no os falta» que después nos deja una sensación
sen sación de placer, y lo in
moral como lo que nos deja con desagrado), para la l a Bi
Pero la belleza no es necesariamente la verdad. Una blia la imagen de Dios reside en la facultad que tiene
persona hermosa puede ser egoísta, vanidosa, desleal. el hombre de controlar sus instintos.
instintos.
Un bello edificio puede ser un antro de corrupción. La
Biblia rechazó la idea de que la naturaleza que era di
vina y la belleza era la verdad: sólo la rectitud es la El paganismo al que se oponía la Biblia hebrea era el
verdad. El Libro de los Proverbios nos advierte que «el paganismo crudo y vulgar de los campesinos cana-
favor es engañoso y la hermosura es una vanidad, neos, cuya única preocupación consistía en hacer la
pero la mujer que teme a Jehová es la que será alaba guerra, plantar sembradíos y procrear hijos. Pero en
da» (31,30).
(31,30) . La naturaleza no es divin
divina.
a. Es parte de la los siglos que mediaron entre el Antiguo y Nuevo Tes
creación de Dios, y al igual que el resto de su obra, tamento, Israel fue conquistado por Alejandro Mag
puede ser bien o mal usada. no, quien trajo consigo el paganismo en su más sofisti
Podemos remontar el rechazo bíblico del paganis cada versión. La cultura griega no consistía en los
mo hasta el Paraíso terrenal, cuando Eva ve la fruta ritos de la fertilidad
fertilid ad ni la adoración de Baal. Era,
Era, por
prohibida como «algo bueno para comer y un placer el contrario, la filosofía de Platón y Aristóteles, la dra
para los ojos», y cede a su apetito
apeti to sin tomar en cuenta maturgia de Sófocles y Esquilo. Era su arquitectura,
su propio sentido del bien y del mal. Si tuviera que su arte, su escultura.
escultura. Así
A sí y todo, desde el punto de vis
resumir en una sola
s ola frase la tónica moral de la Biblia, ta bíblico, la cultura griega era sumamente errónea
diría: «No hagas lo que tienes ganas de hacer sino lo porque atribuía un carácter divino a la belleza y el
que el Señor te pide». La moral sexual bíblica, las nor placer, en lugar de considerarlos apenas como dos de
mas de ayuno de los hebreos, el acento que se pone en las creaciones menos importantes de Dios. Los grie
la caridad para con los pobres, son todos esfuerzos gos, por su parte, nunca pudieron comprender
comprend er la poca
para enseñar al hombre a superar sus «instintos na importancia que adjudicaban los judíos a la belleza fí
turales». Hasta el día de hoy, los judíos se abstienen sica. ¿Por qué no hacían más ejercicios? ¿Por qué no
de la comida, la bebida, y el sexo en el Yom Kippur, exhibían sus cuerpos para que q ue al gente los admirase?
el Día del Perdón, no para castigarse por sus propios ¿Por qué creían obedecer
o bedecer el mandato de Dios al arrui
pecados, ni para que Dios se apiade de ellos, sino
s ino como nar lo perfecto de Su creación cuando circuncidaban a
símbolo de capacidad que tiene el hombre de dominar sus hijos?
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por la belleza y la simetría, que nos legó la arquitectu sus instintos. Los animales rechazan la comida en
ra del Partenón, las deslumbrantes estatuas de cuer mal estado; pueden dejar de comer o de aparearse por
pos femeninos y masculinos y una cosmovisión que si temor al castigo, pero no pueden abstenerse por pro
glos más tarde traduciría Keats en su Sobre una urna pia voluntad. Sólo los humanos (y a veces pienso que
 griega : no todos) son capaces de hacerlo. Aunque los paga
nos veían la divinidad en la satisfacción de los instintos
«La belleza es verdad; la verdad belleza; (Ernest Hemingway, el vocero moderno del paganis
 y eso es
es cuanto
cuanto en la Tierr
Tierraa sabéis,
sabéis, mo, en una oportunidad definió lo moral como aquello
 y otro saber no os falta» que después nos deja una sensación
sen sación de placer, y lo in
moral como lo que nos deja con desagrado), para la l a Bi
Pero la belleza no es necesariamente la verdad. Una blia la imagen de Dios reside en la facultad que tiene
persona hermosa puede ser egoísta, vanidosa, desleal. el hombre de controlar sus instintos.
instintos.
Un bello edificio puede ser un antro de corrupción. La
Biblia rechazó la idea de que la naturaleza que era di
vina y la belleza era la verdad: sólo la rectitud es la El paganismo al que se oponía la Biblia hebrea era el
verdad. El Libro de los Proverbios nos advierte que «el paganismo crudo y vulgar de los campesinos cana-
favor es engañoso y la hermosura es una vanidad, neos, cuya única preocupación consistía en hacer la
pero la mujer que teme a Jehová es la que será alaba guerra, plantar sembradíos y procrear hijos. Pero en
da» (31,30).
(31,30) . La naturaleza no es divin
divina.
a. Es parte de la los siglos que mediaron entre el Antiguo y Nuevo Tes
creación de Dios, y al igual que el resto de su obra, tamento, Israel fue conquistado por Alejandro Mag
puede ser bien o mal usada. no, quien trajo consigo el paganismo en su más sofisti
Podemos remontar el rechazo bíblico del paganis cada versión. La cultura griega no consistía en los
mo hasta el Paraíso terrenal, cuando Eva ve la fruta ritos de la fertilidad
fertilid ad ni la adoración de Baal. Era,
Era, por
prohibida como «algo bueno para comer y un placer el contrario, la filosofía de Platón y Aristóteles, la dra
para los ojos», y cede a su apetito
apeti to sin tomar en cuenta maturgia de Sófocles y Esquilo. Era su arquitectura,
su propio sentido del bien y del mal. Si tuviera que su arte, su escultura.
escultura. Así
A sí y todo, desde el punto de vis
resumir en una sola
s ola frase la tónica moral de la Biblia, ta bíblico, la cultura griega era sumamente errónea
diría: «No hagas lo que tienes ganas de hacer sino lo porque atribuía un carácter divino a la belleza y el
que el Señor te pide». La moral sexual bíblica, las nor placer, en lugar de considerarlos apenas como dos de
mas de ayuno de los hebreos, el acento que se pone en las creaciones menos importantes de Dios. Los grie
la caridad para con los pobres, son todos esfuerzos gos, por su parte, nunca pudieron comprender
comprend er la poca
para enseñar al hombre a superar sus «instintos na importancia que adjudicaban los judíos a la belleza fí
turales». Hasta el día de hoy, los judíos se abstienen sica. ¿Por qué no hacían más ejercicios? ¿Por qué no
de la comida, la bebida, y el sexo en el Yom Kippur, exhibían sus cuerpos para que q ue al gente los admirase?
el Día del Perdón, no para castigarse por sus propios ¿Por qué creían obedecer
o bedecer el mandato de Dios al arrui
pecados, ni para que Dios se apiade de ellos, sino
s ino como nar lo perfecto de Su creación cuando circuncidaban a
símbolo de capacidad que tiene el hombre de dominar sus hijos?
70 71

ominaron la sociedad europea mfectando


mfectan do incluso lo
En la novela The Source, James Michener presen-p resen- ’ aás altos niveles de la Iglesia, los espíritus religa
ta uno de los típicos enfrentamientos entre griegos y os más sensibles le volvieron la espalda al^mundo^y
 judíos, ambien
ambientado
tado en el siglo 168
168 a.
a. C.,
C., poco
poco antes
antes del
del lindaron
lindaron órdenes
órdenes monásticas
monásticas basadas
basadas en los p eales
eal es
levantamiento de los macabeos. Jehubabel, jefe de la le pobreza y castidad. Una vez más parecía no haber
comunidad judía, pide una entrevista con Tarphon, ei érminos medios. El hombre se abandonaba a una
gobernador griego de esa región, para plantearle una áda de placeres sensuales y bienes de orden material,
material,
queja por una de las últimas leyes dictadas por el em em 3de lo contrario huía de ese mundo, con todas sus ten
perador.
perador. Se reúnen en el gimnasio, donde Tarphon es taciones
taciones pecaminosas, para enseñarle a su alma
taba haciendo ejercicios. El gobernador se halla total
mente desnudo, feliz de practicar gimnasia al sol. En  A s o m o s todos hijos del mundo moderno
moderno occiden
occidental,
tal,
contraposición, el representante judío aparece vesti formados bajo la influencia de la Biblia, la Iglesia^
Iglesia ^ la
do hasta tal punto que sólo se le ven los ojos y la nariz. cultura griega. Hemos heredado tanto el amor de los
Ninguno de los dos puede entender por qué el otro se griegos por el placer físico como la ambivalencia bíbli
ha vestido (o desvestido) así. Cada uno toma la cos ca respecto del mismo. El goce físico por un ^do nos
tumbre del otro como una suerte de blasfemia. resulta irresistible, y por el otro nos trae
En la época del Nuevo Testamento, la tierra de Is de culpa.
culpa. Nunca pudimos
pudimos decidirnos
decidirnos e n c u a t o al se ^
rael formaba parte del Imperio Romano, en el cual se  Aveces
 Aveces lo considera
consideramos
mos la clave de la felicidad,
felicidad, y, otr
confundía la cultura
cultur a griega con la habilidad política y veces, la causa de gran parte de la perversión que in
militar de los romanos. A los dirigentes religiosos de vade él mundo
mundo.. Contamos
Contamos chistes
chistes sobre el sexo Por^
Por^
los comienzos del cristianismo les repelía tanto la fla el tema nos pone muy nerviosos, y el humor es una d
grante sensualidad de los romanos —la desnudez, la las formas de dominar la ansiedad. Miramos pelícu
homosexualidad, los excesos en el comer y el beber —, las y compramos revistas para ver cuerpos desnudos
que llegaron a condenar todos los placeres físicos por pe pero lo hacemos con cierto resquemor
r esquemor —a algunos nos
caminosos. Establecieron una diferencia entre el alma pone incómodos tanta libertad sexual; otros rechaza
—que era pura, santa, incorpórea— y el cuerpo, al que mos la explotación de algo que debena practicarse en
consideraban burdo,
burdo, sujeto a la putrefacción, motivo de privado— porque espiritualmente somos hijos tanto
pecado. Por alguna razón el alma se encontraba atra
pada dentro de un cuerpo de arcilla durante su perma de Atenas como ded e Jerusalén.
Tampoco hemos resuelto el problema de la comi
nencia en la Tierra. Pero
P ero Dios quería que resistiera las da que obviamente significa para nosotros algo más
tentaciones de la carne y volviera a El piar
piaraa e inmacula
inmacul a que un mero sustento, el combustible para el cuerpo.
da. Los primeros cristianos reaccionaron frente a los La comida se ha vuelto un stabolo del amor tentoque
excesos de la vida romana —la relación sexual intras desde nuestras primeras horas de vida una mujer
cendente,
cendente, la ostentación de riqueza, la gula— con un ex nos demuestra el cariño dándonos de comer.comer. La comí-
tremismo propio, que los llevó a desconfiar de todo con da representa una gratificación.
gratificación. Cuando estemos
este mos solos
tacto
tact o sexual, toda riqueza,
ri queza, vino o comida nutritiva.
nutritiva. tristes o con miedo nos tranquilizamos llevándonos
 A comienzos de la Edad Media, cuando la vio v io algo a la boca. Sin embargo, la comida también repre
lencia, la lujuria y las ansias de bienes materiales
73
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ominaron la sociedad europea mfectando
mfectan do incluso lo
En la novela The Source, James Michener presen-p resen- ’ aás altos niveles de la Iglesia, los espíritus religa
ta uno de los típicos enfrentamientos entre griegos y os más sensibles le volvieron la espalda al^mundo^y
 judíos, ambien
ambientado
tado en el siglo 168
168 a.
a. C.,
C., poco
poco antes
antes del
del lindaron
lindaron órdenes
órdenes monásticas
monásticas basadas
basadas en los p eales
eal es
levantamiento de los macabeos. Jehubabel, jefe de la le pobreza y castidad. Una vez más parecía no haber
comunidad judía, pide una entrevista con Tarphon, ei érminos medios. El hombre se abandonaba a una
gobernador griego de esa región, para plantearle una áda de placeres sensuales y bienes de orden material,
material,
queja por una de las últimas leyes dictadas por el em em 3de lo contrario huía de ese mundo, con todas sus ten
perador.
perador. Se reúnen en el gimnasio, donde Tarphon es taciones
taciones pecaminosas, para enseñarle a su alma
taba haciendo ejercicios. El gobernador se halla total
mente desnudo, feliz de practicar gimnasia al sol. En  A s o m o s todos hijos del mundo moderno
moderno occiden
occidental,
tal,
contraposición, el representante judío aparece vesti formados bajo la influencia de la Biblia, la Iglesia^
Iglesia ^ la
do hasta tal punto que sólo se le ven los ojos y la nariz. cultura griega. Hemos heredado tanto el amor de los
Ninguno de los dos puede entender por qué el otro se griegos por el placer físico como la ambivalencia bíbli
ha vestido (o desvestido) así. Cada uno toma la cos ca respecto del mismo. El goce físico por un ^do nos
tumbre del otro como una suerte de blasfemia. resulta irresistible, y por el otro nos trae
En la época del Nuevo Testamento, la tierra de Is de culpa.
culpa. Nunca pudimos
pudimos decidirnos
decidirnos e n c u a t o al se ^
rael formaba parte del Imperio Romano, en el cual se  Aveces
 Aveces lo considera
consideramos
mos la clave de la felicidad,
felicidad, y, otr
confundía la cultura
cultur a griega con la habilidad política y veces, la causa de gran parte de la perversión que in
militar de los romanos. A los dirigentes religiosos de vade él mundo
mundo.. Contamos
Contamos chistes
chistes sobre el sexo Por^
Por^
los comienzos del cristianismo les repelía tanto la fla el tema nos pone muy nerviosos, y el humor es una d
grante sensualidad de los romanos —la desnudez, la las formas de dominar la ansiedad. Miramos pelícu
homosexualidad, los excesos en el comer y el beber —, las y compramos revistas para ver cuerpos desnudos
que llegaron a condenar todos los placeres físicos por pe pero lo hacemos con cierto resquemor
r esquemor —a algunos nos
caminosos. Establecieron una diferencia entre el alma pone incómodos tanta libertad sexual; otros rechaza
—que era pura, santa, incorpórea— y el cuerpo, al que mos la explotación de algo que debena practicarse en
consideraban burdo,
burdo, sujeto a la putrefacción, motivo de privado— porque espiritualmente somos hijos tanto
pecado. Por alguna razón el alma se encontraba atra
pada dentro de un cuerpo de arcilla durante su perma de Atenas como ded e Jerusalén.
Tampoco hemos resuelto el problema de la comi
nencia en la Tierra. Pero
P ero Dios quería que resistiera las da que obviamente significa para nosotros algo más
tentaciones de la carne y volviera a El piar
piaraa e inmacula
inmacul a que un mero sustento, el combustible para el cuerpo.
da. Los primeros cristianos reaccionaron frente a los La comida se ha vuelto un stabolo del amor tentoque
excesos de la vida romana —la relación sexual intras desde nuestras primeras horas de vida una mujer
cendente,
cendente, la ostentación de riqueza, la gula— con un ex nos demuestra el cariño dándonos de comer.comer. La comí-
tremismo propio, que los llevó a desconfiar de todo con da representa una gratificación.
gratificación. Cuando estemos
este mos solos
tacto
tact o sexual, toda riqueza,
ri queza, vino o comida nutritiva.
nutritiva. tristes o con miedo nos tranquilizamos llevándonos
 A comienzos de la Edad Media, cuando la vio v io algo a la boca. Sin embargo, la comida también repre
lencia, la lujuria y las ansias de bienes materiales
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senta la tentación (¿recuerdas a Eva?), la prueba de cuerpo y las cosas materiales, nunca podremos estar
que somos criaturas débiles de voluntad, que merecen en paz si no encontramos la forma de salir de esos ci
ser castigadas por
p or sus flaquezas. clos de autocomplacencia y mortificación, sexo y pu
Cuando nos dejamos llevar por el aspecto pagano dor, gula y dieta. ¿Cómo alcanzar la paz interior si
de nuestra alma, satisfacemos en demasía nuestros una parte de nosotros odia y desprecia la otra?
apetitos. Cuando nos aqueja el puritanismo, nos cas Permíteme compartir contigo uno de los pensa
tigamos. Nos ponemos a dieta, hacemos gimnasia mientos religiosos más profundos que conozco. En el
hasta el punto en que ésta deja de ser un placer; re Talmud,
Talmud, el libro que reúne la sabiduría de los rabinos
chazamos la idea de que el comer pueda llegar a ser de los primeros cinco siglos, leemos: «En el mundo que
una experiencia placentera. Así, lo convertimos en un vendrá, cada uno de nosotros tendrá que responder
inconveniente, en una necesidad desagradable como por las cosa buenas que Dios puso sobre la Tierra y
lo es el sexo para algunos. Llegamos a tolerar el pan que nos negamos a disfrutar». ¿No te parece
par ece una ase
con gusto a algodón y las verduras cuyo sabor no difie veración notable para que la hayan hecho dirigentes
re del plástico en que vienen envueltas porque nos pa religiosos? Nada de desprecio por el cuerpo y sus ape
rece que darle mucha importancia al sabor de los ali titos. En cambio, un sentido de veneración por los pla
mentos es una forma de gula. Inventamos comidas ceres de la vida que Dios creó para nuestro goce, una
rápidas y restaurantes al paso para que casi ni tenga forma de ver
ve r a Dios en el mundo a través de las expe
exp e
mos de comer. riencias placenteras. Desde luego, cualquier don pue
Debe quedar bien en claro que es imposible sen de ser mal utilizado, pero en tal caso la culpa sería
tirse satisfecho si uno está permanentemente en gue nuestra, no de Él. Hemos visto a personas que se
rra consigo mismo, si el cuerpo lucha contra la concien abandonan hasta tal punto a la comida, la bebida o
cia, si algunas veces nos consideramos pervertidos y el libertinaje que todo eso ya ni siquiera les causa
otras, mojigatos. Nos preguntamos: «¿Cómo debo vi placer. El jugador compulsivo, el mujeriego, llega a
vir?», y una vocecita interior nos grita «¡Disfruta!», un punto en que no disfruta más del alcohol ni de
mientras que otra nos aconseja: «¡Absténte!». Quere sus aventuras amorosas sino que sigue echando
mos divertimos pero no cesamos
cesamos de reprochamos: «¿Por mano de esos recursos para acallar el dolor, para
qué hago esto si sé que es frívolo?». Eclesiastés, quizás que desaparezca la necesidad. Empero, si se los uti
el primer autor bíblico que fue a la vez judío y griego, liza debidamente, todos esos apetitos pueden tomar
también escuchó ambas voces. Una le decía: «La vida se como regalos que Dios nos da para alegrarnos la
es corta; no la desperdicies. Disfruta mientras pue vida. (Hace poco descubrí una actitud similar en un
des porque nunca sabes hasta cuándo vas a vivir», convento católico que sólo aceptaba candidatas que
mientras que la otra lo amonestaba: «La vida es cor «comían bien, dormían
d ormían sin problemas y eran de risa
ta: no la derroches vanamente». Con razón se sentía fácil».)
confundido. Tomar el cuerpo y todo el mundo natural con
 Ya
 Ya sea que
que esta lucha
lucha interior
interior arranque
arranque de nues
nues desconfianza y desagrado es tanta herejía como re
tra herencia greco-judeo-cristiana, o (como en el caso verenciarlo indebidamente. La persona que busca
de Gandhi) de la ambivalencia oriental acerca del el sufrimiento porque cree merecerlo, porque supo-
74 75
senta la tentación (¿recuerdas a Eva?), la prueba de cuerpo y las cosas materiales, nunca podremos estar
que somos criaturas débiles de voluntad, que merecen en paz si no encontramos la forma de salir de esos ci
ser castigadas por
p or sus flaquezas. clos de autocomplacencia y mortificación, sexo y pu
Cuando nos dejamos llevar por el aspecto pagano dor, gula y dieta. ¿Cómo alcanzar la paz interior si
de nuestra alma, satisfacemos en demasía nuestros una parte de nosotros odia y desprecia la otra?
apetitos. Cuando nos aqueja el puritanismo, nos cas Permíteme compartir contigo uno de los pensa
tigamos. Nos ponemos a dieta, hacemos gimnasia mientos religiosos más profundos que conozco. En el
hasta el punto en que ésta deja de ser un placer; re Talmud,
Talmud, el libro que reúne la sabiduría de los rabinos
chazamos la idea de que el comer pueda llegar a ser de los primeros cinco siglos, leemos: «En el mundo que
una experiencia placentera. Así, lo convertimos en un vendrá, cada uno de nosotros tendrá que responder
inconveniente, en una necesidad desagradable como por las cosa buenas que Dios puso sobre la Tierra y
lo es el sexo para algunos. Llegamos a tolerar el pan que nos negamos a disfrutar». ¿No te parece
par ece una ase
con gusto a algodón y las verduras cuyo sabor no difie veración notable para que la hayan hecho dirigentes
re del plástico en que vienen envueltas porque nos pa religiosos? Nada de desprecio por el cuerpo y sus ape
rece que darle mucha importancia al sabor de los ali titos. En cambio, un sentido de veneración por los pla
mentos es una forma de gula. Inventamos comidas ceres de la vida que Dios creó para nuestro goce, una
rápidas y restaurantes al paso para que casi ni tenga forma de ver
ve r a Dios en el mundo a través de las expe
exp e
mos de comer. riencias placenteras. Desde luego, cualquier don pue
Debe quedar bien en claro que es imposible sen de ser mal utilizado, pero en tal caso la culpa sería
tirse satisfecho si uno está permanentemente en gue nuestra, no de Él. Hemos visto a personas que se
rra consigo mismo, si el cuerpo lucha contra la concien abandonan hasta tal punto a la comida, la bebida o
cia, si algunas veces nos consideramos pervertidos y el libertinaje que todo eso ya ni siquiera les causa
otras, mojigatos. Nos preguntamos: «¿Cómo debo vi placer. El jugador compulsivo, el mujeriego, llega a
vir?», y una vocecita interior nos grita «¡Disfruta!», un punto en que no disfruta más del alcohol ni de
mientras que otra nos aconseja: «¡Absténte!». Quere sus aventuras amorosas sino que sigue echando
mos divertimos pero no cesamos
cesamos de reprochamos: «¿Por mano de esos recursos para acallar el dolor, para
qué hago esto si sé que es frívolo?». Eclesiastés, quizás que desaparezca la necesidad. Empero, si se los uti
el primer autor bíblico que fue a la vez judío y griego, liza debidamente, todos esos apetitos pueden tomar
también escuchó ambas voces. Una le decía: «La vida se como regalos que Dios nos da para alegrarnos la
es corta; no la desperdicies. Disfruta mientras pue vida. (Hace poco descubrí una actitud similar en un
des porque nunca sabes hasta cuándo vas a vivir», convento católico que sólo aceptaba candidatas que
mientras que la otra lo amonestaba: «La vida es cor «comían bien, dormían
d ormían sin problemas y eran de risa
ta: no la derroches vanamente». Con razón se sentía fácil».)
confundido. Tomar el cuerpo y todo el mundo natural con
 Ya
 Ya sea que
que esta lucha
lucha interior
interior arranque
arranque de nues
nues desconfianza y desagrado es tanta herejía como re
tra herencia greco-judeo-cristiana, o (como en el caso verenciarlo indebidamente. La persona que busca
de Gandhi) de la ambivalencia oriental acerca del el sufrimiento porque cree merecerlo, porque supo-
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ne que es pecado disfrutar de la vida, está tan equiv o


cada como la otra, que sólo persigue el placer como
único objetivo de su existencia. Ambas llegarán a la
misma conclusión melancólica que Eclesiastés:
«¿Qué he ganado? Todo es vanidad».

CINCO

No sentir pena ni alegría

76
ne que es pecado disfrutar de la vida, está tan equiv o
cada como la otra, que sólo persigue el placer como
único objetivo de su existencia. Ambas llegarán a la
misma conclusión melancólica que Eclesiastés:
«¿Qué he ganado? Todo es vanidad».

CINCO

No sentir pena ni alegría

76

 Aproximadamente un año después de que apareciera


el libro que escribí acerca de la forma de enfrentar el
dolor, me invitaron a participar en una conferencia a
realizarse en el Randolph-Macon College de Ashland
(Virginia), titulada: «Cinco perspectivas religiosas
respecto del sufrimiento». Además de mí, que era el re
presentante judío, había un cristiano, un budista, un
musulmán y un hindú. El propósito era que cada uno
explicara, desde la perspectiva de su fe, por qué sufre
el ser humano y cómo enseña la religión a encarar el
dolor.
El representante hindú me explicó durante la cena
que a ellos no se les enseña a negar el dolor sino a su
perarlo. Así, cuando él padece un gran sufrimiento se
dice: «No permitiré que esto me afecte. Experimentaré
lo peor que pueda pasarme, pero lo superaré. Apren
deré el arte de la insensibilidad para trascender el do
lor». Todos hemos visto fotos de hindúes que caminan
sobre brasas ardientes o se acuestan sobre camas de
filosos clavos. Ellos hacen con el cuerpo lo que procu
ran hacer con el alma: enseñarle a no sentir el dolor.
El dolor es real, pero no nos afecta. Recuerdo haber
leído que G. Gordon Liddy, que adquirió notoriedad
con el caso Watergate, demostraba lo fuerte que era
pasando la mano sobre una llama encendida. Cuando
le preguntaban si no le dolía, respondía: «Por supues
to que sí, pero trato de no sentirlo».
Mi amigo hindú me dijo aquella noche: «Qué suer
te que tienes de haber perdido a un hijo siendo tú tan
 joven. Eso te permite aprender a triunfar sobre la

79
 Aproximadamente un año después de que apareciera
el libro que escribí acerca de la forma de enfrentar el
dolor, me invitaron a participar en una conferencia a
realizarse en el Randolph-Macon College de Ashland
(Virginia), titulada: «Cinco perspectivas religiosas
respecto del sufrimiento». Además de mí, que era el re
presentante judío, había un cristiano, un budista, un
musulmán y un hindú. El propósito era que cada uno
explicara, desde la perspectiva de su fe, por qué sufre
el ser humano y cómo enseña la religión a encarar el
dolor.
El representante hindú me explicó durante la cena
que a ellos no se les enseña a negar el dolor sino a su
perarlo. Así, cuando él padece un gran sufrimiento se
dice: «No permitiré que esto me afecte. Experimentaré
lo peor que pueda pasarme, pero lo superaré. Apren
deré el arte de la insensibilidad para trascender el do
lor». Todos hemos visto fotos de hindúes que caminan
sobre brasas ardientes o se acuestan sobre camas de
filosos clavos. Ellos hacen con el cuerpo lo que procu
ran hacer con el alma: enseñarle a no sentir el dolor.
El dolor es real, pero no nos afecta. Recuerdo haber
leído que G. Gordon Liddy, que adquirió notoriedad
con el caso Watergate, demostraba lo fuerte que era
pasando la mano sobre una llama encendida. Cuando
le preguntaban si no le dolía, respondía: «Por supues
to que sí, pero trato de no sentirlo».
Mi amigo hindú me dijo aquella noche: «Qué suer
te que tienes de haber perdido a un hijo siendo tú tan
 joven. Eso te permite aprender a triunfar sobre la

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pona y el sufrimiento. Ala mayoría de las personas no muertas pueden ser separadas de otras almas y no
se les presenta una oportunidad semejante hasta mu sentir dolor, pero las almas vivas y sensibles sufren
chos años después». Y prosiguió: «La muerte de un ser terriblemente.
humano no es algo trágico. Su alma retorna a la gran No es que me guste sufrir, pero me considero me
comente de la Vida, como una gota de agua vuelve al nos humano si soy capaz de tolerar la muerte de un
mar, que fue su origen. La muerte no causa sufri ser querido o de ver un noticiero en el que aparecen
miento. Por el contrario la vida es dolorosa puesto que niños hambrientos, sin sentirme afectado. Alo mejor,
el solo hecho de vivir nos vuelve vulnerables. Al termi los que viven en un país azotado por la pobreza, la
nar nuestro ciclo de existencia individual, nos rein mortalidad infantil, el hambre, las frecuentes inunda
corporamos a la comente de la Vida. La vida de tu ciones y los desastres naturales tienen necesidad de
hijo fue trágica pero no sólo porque estuviera enfer hacerse fuertes para resistir la amenaza constante
mo. Tbdo el mundo lleva una vida trágica y de dolor. Sin de las calamidades, de la misma manera que los médi
®flftbargo, su muerte le significó la paz, y lo mismo de cos procuran no ligarse afectivamente a los pacientes
bió haber sido para ti, pero sufres por esa costumbre graves que atienden. Sin embargo, creo que el precio
tuya de desear que todo te salga bien». Y concluyó: «Si que pagamos por esa clase de autoprotección es dema
bien eres un hombre inteligente, un buen escritor, to siado alto.
davía te falta aprender la mayor de las verdades: que Cuando trato de inmunizarme contra el peligro
en este mundo, los únicos que sufren son los que de de sufrir una pérdida (provocada por la muerte, el di
sean cosas que no pueden tener. Cuando hayas apren vorcio o por el simple hecho de que un amigo se mude
dido a no desear, habrás dominado el sufrimiento». a otra ciudad), y para ello me insensibilizo, estoy per
Lo miré con ojos de incredulidad. Era un hombre diendo una parte de mi alma. Cuando, en el afán de
que me gustaba mucho en el plano personal y a quien no amargarme, salto los artículos sobre temas angus
respetaba por su sinceridad religiosa. Empero, lo que tiantes como el hambre o la tortura y busco las pági
me estaba diciendo era exactamente lo contrario de lo nas de deportes, me estoy deshumanizando. Cuan
que yo creía. Respecto de la vida y de la muerte, su re do, para evitarme desilusiones, me resisto a ser feliz
ligión le enseñaba algo muy distinto de la mía’. Yo no diciéndome que la felicidad es ilusoria, me estoy vol
me consideraba afortunado por haber perdido un hijo. viendo menos hombre.
Tampoco había alcanzado la serenidad ni superado el Mi amigo hindú me hablaba de trascender el su
dolor. (Seguramente mi amigo habría dicho que mi frimiento, de aceptarlo y asumirlo en vez de luchar
maduración religiosa era aún incompleta.) Pese a que contra él. (En general, los credos orientales encaran
habían transcurrido varios años, seguía experimen la vida tendiendo a la fusión de los opuestos como for
tando la sensación de pérdida, aunque había aprendi ma de obtener una sensación de totalidad, mientras
do a vivir con ella. Más aun, tenía la certeza de que que la religión occidental agudiza el contraste entre,
 por fuerza yo debía sufrir. A diferencia de las células por ejemplo, hombre y mujer, divino y humano, bueno
muertas las del pelo, las uñas— que no sienten do y malo. Por ende, para el creyente oriental las líneas
lor cuando se las corta, las células vivas sangran y pa divisorias son mucho menos definidas.) Él no me ha
decen. Del mismo modo, las almas espiritualmente blaba de negar el dolor, como hacen tantos. Muchas
80 81
pona y el sufrimiento. Ala mayoría de las personas no muertas pueden ser separadas de otras almas y no
se les presenta una oportunidad semejante hasta mu sentir dolor, pero las almas vivas y sensibles sufren
chos años después». Y prosiguió: «La muerte de un ser terriblemente.
humano no es algo trágico. Su alma retorna a la gran No es que me guste sufrir, pero me considero me
comente de la Vida, como una gota de agua vuelve al nos humano si soy capaz de tolerar la muerte de un
mar, que fue su origen. La muerte no causa sufri ser querido o de ver un noticiero en el que aparecen
miento. Por el contrario la vida es dolorosa puesto que niños hambrientos, sin sentirme afectado. Alo mejor,
el solo hecho de vivir nos vuelve vulnerables. Al termi los que viven en un país azotado por la pobreza, la
nar nuestro ciclo de existencia individual, nos rein mortalidad infantil, el hambre, las frecuentes inunda
corporamos a la comente de la Vida. La vida de tu ciones y los desastres naturales tienen necesidad de
hijo fue trágica pero no sólo porque estuviera enfer hacerse fuertes para resistir la amenaza constante
mo. Tbdo el mundo lleva una vida trágica y de dolor. Sin de las calamidades, de la misma manera que los médi
®flftbargo, su muerte le significó la paz, y lo mismo de cos procuran no ligarse afectivamente a los pacientes
bió haber sido para ti, pero sufres por esa costumbre graves que atienden. Sin embargo, creo que el precio
tuya de desear que todo te salga bien». Y concluyó: «Si que pagamos por esa clase de autoprotección es dema
bien eres un hombre inteligente, un buen escritor, to siado alto.
davía te falta aprender la mayor de las verdades: que Cuando trato de inmunizarme contra el peligro
en este mundo, los únicos que sufren son los que de de sufrir una pérdida (provocada por la muerte, el di
sean cosas que no pueden tener. Cuando hayas apren vorcio o por el simple hecho de que un amigo se mude
dido a no desear, habrás dominado el sufrimiento». a otra ciudad), y para ello me insensibilizo, estoy per
Lo miré con ojos de incredulidad. Era un hombre diendo una parte de mi alma. Cuando, en el afán de
que me gustaba mucho en el plano personal y a quien no amargarme, salto los artículos sobre temas angus
respetaba por su sinceridad religiosa. Empero, lo que tiantes como el hambre o la tortura y busco las pági
me estaba diciendo era exactamente lo contrario de lo nas de deportes, me estoy deshumanizando. Cuan
que yo creía. Respecto de la vida y de la muerte, su re do, para evitarme desilusiones, me resisto a ser feliz
ligión le enseñaba algo muy distinto de la mía’. Yo no diciéndome que la felicidad es ilusoria, me estoy vol
me consideraba afortunado por haber perdido un hijo. viendo menos hombre.
Tampoco había alcanzado la serenidad ni superado el Mi amigo hindú me hablaba de trascender el su
dolor. (Seguramente mi amigo habría dicho que mi frimiento, de aceptarlo y asumirlo en vez de luchar
maduración religiosa era aún incompleta.) Pese a que contra él. (En general, los credos orientales encaran
habían transcurrido varios años, seguía experimen la vida tendiendo a la fusión de los opuestos como for
tando la sensación de pérdida, aunque había aprendi ma de obtener una sensación de totalidad, mientras
do a vivir con ella. Más aun, tenía la certeza de que que la religión occidental agudiza el contraste entre,
 por fuerza yo debía sufrir. A diferencia de las células por ejemplo, hombre y mujer, divino y humano, bueno
muertas las del pelo, las uñas— que no sienten do y malo. Por ende, para el creyente oriental las líneas
lor cuando se las corta, las células vivas sangran y pa divisorias son mucho menos definidas.) Él no me ha
decen. Del mismo modo, las almas espiritualmente blaba de negar el dolor, como hacen tantos. Muchas
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«La ilusión de que el mundo serájusto para con noso-


veces, cuando algo nos hace sufrir, fingimos no sentir tros porque somos buenos es como su^n er qu e el to™
dolor o tomamos algún remedio para paliarlo, sin tra no atacará porque somos vegetarianos».) EclesiasMs
tar de desentrañar su causa. Nadie nos habla nunca se buscó solo el sufrimiento al p e r m i t i r que lo afectara
sobre los perniciosos efectos colaterales que producen la imperfección del mundo. Su vida habna sido mucho
los calmantes, que disminuyen en nosotros la capaci más placentera si hubiese aprendido a encogerse de
dad de sentir. hombros ante el sufrimiento y la injusticia, diciendo.
Más de una vez me ha ocurrido que me llaman «Es una verdadera pena que el mundo sea asi pero
para celebrar un oficio fúnebre y advierto que los deu impacientándome no conseguiré cambiarlo. Enton-
dos se hallan realmente incómodos. Saben que debe ces ; p a r a q u é hacerme mala sangre.».
rían sentir algo —pena, dolor—, pero no sienten nada ’ Según esta filosofia, no debemos permitir que
porque no saben cómo hacerlo. No han aprendido el nada se vuelva tan importante para nosotros - e l tra
lenguaje de las emociones —salvo para expresar fas bajo el auto, la salud, la fam ilia - y asi estaremos m-
tidio o enojo—, y cuando necesitan manifestar algo les munizados contra el miedo a perderlo. En vez e e e
resulta imposible. Es muy común que, al reunirme var el nivel de lo que tenemos para equip^arlo con lo
con la familia en los minutos previos al sepelio, siem que ambicionamos, hay que bajar el nivel de las ambi-
pre haya una mujer de edad que llore y exclame: «¡Por ciones y conformarse con lo que uno tiene (o incluso
qué tuvo que pasarle esto a él, que era tan bueno!». « n o s ) . Así, en vez de frustración, sentiremos
 Y siempre hay algún hombre de cuarenta años, vesti
do con traje y chaleco, que protesta: «¿Nadie puede “ T u ra n te lÍS ^T n d a Guerra Mundial, los nazis
hacerla callar? ¿Por qué no le dan un sedante?». Lo apresaron a civiles inocentes por millones, y los envía-
cierto es que esa mujer es la única que está en su sano  X a c l p o s de concentración. Aquellos prisioneros
 juicio. Siente que le ha ocurrido algo muy doloroso, y para quienes el sentido de identidad dependía de su
reacciona. Los demás se han insensibilizado tanto, riaueza de su posición social o de sus empleos presti
son tan inexpertos en el idioma del dolor, que no com giosos eran más propensos a derrumbarse al quitár
prenden lo que les sucede. seles todo eso. Por el contrario, los que obtenían susen-
Mi amigo hindú me decía que la mejor manera de tido de identidad partiendo de su fe religiosa o de
transitar por una vida llena de incertidumbre y pade autoestima —y no de la opinión que tuvieran los de
cimiento era aceptarla y entregarse a ella, en lugar más sobre ellos— sobrellevaron mucho mejor las cir-
de resistirse, como el luchador oriental que usa la
fuerza y el peso de su adversario para vencerlo. Pero ^ E lT a lm u d afirma prácticamente lo mismo cuan
también trataba de decirme que, para no vivir eterna do dice’ «¿Quién es el rico? El que está contento con
mente apesadumbrado, había que reducir las propias fo que tie ne, Para medir la riqueza de un hombre no
expectativas. No esperes que la vida sea justa para nos fijemos en cuánto es lo que tiene, sino en cuanto
que no se te parta el corazón al ver la injusticia. El cri desea y no posee. El rico que, debidoa a^gun ape
men, la corrupción, los accidentes siempre han existi tito psicológico, piensa que necesita más, no es real
do y siempre existirán porque todo eso es parte de la
condición humana. (Un profesor mío solía afirmar: mente rico.
83
82
«La ilusión de que el mundo serájusto para con noso-
veces, cuando algo nos hace sufrir, fingimos no sentir tros porque somos buenos es como su^n er qu e el to™
dolor o tomamos algún remedio para paliarlo, sin tra no atacará porque somos vegetarianos».) EclesiasMs
tar de desentrañar su causa. Nadie nos habla nunca se buscó solo el sufrimiento al p e r m i t i r que lo afectara
sobre los perniciosos efectos colaterales que producen la imperfección del mundo. Su vida habna sido mucho
los calmantes, que disminuyen en nosotros la capaci más placentera si hubiese aprendido a encogerse de
dad de sentir. hombros ante el sufrimiento y la injusticia, diciendo.
Más de una vez me ha ocurrido que me llaman «Es una verdadera pena que el mundo sea asi pero
para celebrar un oficio fúnebre y advierto que los deu impacientándome no conseguiré cambiarlo. Enton-
dos se hallan realmente incómodos. Saben que debe ces ; p a r a q u é hacerme mala sangre.».
rían sentir algo —pena, dolor—, pero no sienten nada ’ Según esta filosofia, no debemos permitir que
porque no saben cómo hacerlo. No han aprendido el nada se vuelva tan importante para nosotros - e l tra
lenguaje de las emociones —salvo para expresar fas bajo el auto, la salud, la fam ilia - y asi estaremos m-
tidio o enojo—, y cuando necesitan manifestar algo les munizados contra el miedo a perderlo. En vez e e e
resulta imposible. Es muy común que, al reunirme var el nivel de lo que tenemos para equip^arlo con lo
con la familia en los minutos previos al sepelio, siem que ambicionamos, hay que bajar el nivel de las ambi-
pre haya una mujer de edad que llore y exclame: «¡Por ciones y conformarse con lo que uno tiene (o incluso
qué tuvo que pasarle esto a él, que era tan bueno!». « n o s ) . Así, en vez de frustración, sentiremos
 Y siempre hay algún hombre de cuarenta años, vesti
do con traje y chaleco, que protesta: «¿Nadie puede “ T u ra n te lÍS ^T n d a Guerra Mundial, los nazis
hacerla callar? ¿Por qué no le dan un sedante?». Lo apresaron a civiles inocentes por millones, y los envía-
cierto es que esa mujer es la única que está en su sano  X a c l p o s de concentración. Aquellos prisioneros
 juicio. Siente que le ha ocurrido algo muy doloroso, y para quienes el sentido de identidad dependía de su
reacciona. Los demás se han insensibilizado tanto, riaueza de su posición social o de sus empleos presti
son tan inexpertos en el idioma del dolor, que no com giosos eran más propensos a derrumbarse al quitár
prenden lo que les sucede. seles todo eso. Por el contrario, los que obtenían susen-
Mi amigo hindú me decía que la mejor manera de tido de identidad partiendo de su fe religiosa o de
transitar por una vida llena de incertidumbre y pade autoestima —y no de la opinión que tuvieran los de
cimiento era aceptarla y entregarse a ella, en lugar más sobre ellos— sobrellevaron mucho mejor las cir-
de resistirse, como el luchador oriental que usa la
fuerza y el peso de su adversario para vencerlo. Pero ^ E lT a lm u d afirma prácticamente lo mismo cuan
también trataba de decirme que, para no vivir eterna do dice’ «¿Quién es el rico? El que está contento con
mente apesadumbrado, había que reducir las propias fo que tie ne, Para medir la riqueza de un hombre no
expectativas. No esperes que la vida sea justa para nos fijemos en cuánto es lo que tiene, sino en cuanto
que no se te parta el corazón al ver la injusticia. El cri desea y no posee. El rico que, debidoa a^gun ape
men, la corrupción, los accidentes siempre han existi tito psicológico, piensa que necesita más, no es real
do y siempre existirán porque todo eso es parte de la
condición humana. (Un profesor mío solía afirmar: mente rico.
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 Yo escuché respetuosamente los concentos mas conyugales en las familias de mi congregación,
d Z ’e T   p ^ n o f l0$ C? !eS me re!iultar<Jnesclarece- que en ocasiones afectaba hasta un treinta por ciento
de los fieles de cierta edad en particular. He comprobado
eUos. Cuando y alld e^*1 los efectos del divorcio en los adultos y en los niños.
Los adultos sufren, pero en general sobreviven in
tactos. Si el cuarenta por ciento de los matrimonios
la ilusión, estamos renunciando a una parte de termina en divorcio, el ochenta por ciento de los divor
Dios en nosotros. Aceptar el crimen y l T c o ^ i l cios termina en una nueva unión, a menudo muy es
política como algo natural de la sociedad pq h
vencido demasiado « W n J Í table y gratificante. Y aun cuando ambos cónyuges no
vuelvan a casarse, es común que crezcan como perso
noame
unaa pgran cuota de angustia, >'pero <^ 
e g o m u c h o a m js
¿a qué precio’ Si nas luego de superar el sufrimiento inicial. No son po
cas las mujeres que afirman que el tener que vivir la
? 8 Tf Pecte a mi trabaJo porque experiencia de la separación, con la angustia econó
” fiPrj quedaré inmunizado contra el dolor mica que implica, con la sensación de ser rechazada,
Profundo, pero también perderé la oportunidad d t t fue doloroso, pero una vez que aceptaron el hecho se
me AI6 esperanza y una felicidad enor- sienten más fuertes, felices e independientes que nun
-. hombre <Jue, en el entierro pide ca. Muchas aprendieron, por necesidad, que eran más
que le administren un sedante a la mujer que llora al capaces de valerse por sí mismas de lo que suponían.
Igual que el padre sobreprotector que no le n S t e En vez de ser la mitad de una pareja, advirtieron que
se lastimé blcldeta P°r miedo a que se caiga y eran mujeres íntegras por sí mismas.
dirigida atraPar P°r una ansiedad mal Sin embargo, los niños pequeños suelen ser más
oingida. Ponemos la armadura nos impide sufrir vulnerables; no tienen tanta capacidad para volver a or
pero tampoco nos deja crecer,
denar su vida. Algunos de los defectos del divorcio son
ou í „0 j   ™Prescu*dible <JUe crezcamos. Ibda muier bien conocidos por todos; la sensación de no ser queri
dos, la culpa de haber sido los causantes de la separa
ción de los padres, la ausencia de modelos. Pero por lo
que yo he podido ver, el más pernicioso efecto del divor
a d S ^ t t S í E cio sobre las criaturas, y aun sobre sus amiguitos que no
han vivido una experiencia de divorcio pero han oído ha
n ellos, una nueva sensación de identidad Y blar tanto sobre el tema, va mucho más allá. Yo tengo
tener que cambiar de hábitos años más te r d fm L i miedo de que estemos criando una generación de jóve
nes que crecerán con miedo a amar, a entregarse por
Ser Yb m^ rf 010 IgUíJmente do>°™«. y necesario completo, porque han visto cuánto se sufre cuando una
relación de amor se destruye. Me temo que busquen en
d e a p r o ^ r s e ^ ^ — t 1 tonces la intimidad sin riesgos, el placer sin compromiso
afectivo importante. Tanto le temen a la desilusión que
se privarán de experimentar la alegría del amor.
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 Yo escuché respetuosamente los concentos mas conyugales en las familias de mi congregación,
d Z ’e T   p ^ n o f l0$ C? !eS me re!iultar<Jnesclarece- que en ocasiones afectaba hasta un treinta por ciento
de los fieles de cierta edad en particular. He comprobado
eUos. Cuando y alld e^*1 los efectos del divorcio en los adultos y en los niños.
Los adultos sufren, pero en general sobreviven in
tactos. Si el cuarenta por ciento de los matrimonios
la ilusión, estamos renunciando a una parte de termina en divorcio, el ochenta por ciento de los divor
Dios en nosotros. Aceptar el crimen y l T c o ^ i l cios termina en una nueva unión, a menudo muy es
política como algo natural de la sociedad pq h
vencido demasiado « W n J Í table y gratificante. Y aun cuando ambos cónyuges no
vuelvan a casarse, es común que crezcan como perso
noame
unaa pgran cuota de angustia, >'pero <^ 
e g o m u c h o a m js
¿a qué precio’ Si nas luego de superar el sufrimiento inicial. No son po
cas las mujeres que afirman que el tener que vivir la
? 8 Tf Pecte a mi trabaJo porque experiencia de la separación, con la angustia econó
” fiPrj quedaré inmunizado contra el dolor mica que implica, con la sensación de ser rechazada,
Profundo, pero también perderé la oportunidad d t t fue doloroso, pero una vez que aceptaron el hecho se
me AI6 esperanza y una felicidad enor- sienten más fuertes, felices e independientes que nun
-. hombre <Jue, en el entierro pide ca. Muchas aprendieron, por necesidad, que eran más
que le administren un sedante a la mujer que llora al capaces de valerse por sí mismas de lo que suponían.
Igual que el padre sobreprotector que no le n S t e En vez de ser la mitad de una pareja, advirtieron que
se lastimé blcldeta P°r miedo a que se caiga y eran mujeres íntegras por sí mismas.
dirigida atraPar P°r una ansiedad mal Sin embargo, los niños pequeños suelen ser más
oingida. Ponemos la armadura nos impide sufrir vulnerables; no tienen tanta capacidad para volver a or
pero tampoco nos deja crecer,
denar su vida. Algunos de los defectos del divorcio son
ou í „0 j   ™Prescu*dible <JUe crezcamos. Ibda muier bien conocidos por todos; la sensación de no ser queri
dos, la culpa de haber sido los causantes de la separa
ción de los padres, la ausencia de modelos. Pero por lo
que yo he podido ver, el más pernicioso efecto del divor
a d S ^ t t S í E cio sobre las criaturas, y aun sobre sus amiguitos que no
han vivido una experiencia de divorcio pero han oído ha
n ellos, una nueva sensación de identidad Y blar tanto sobre el tema, va mucho más allá. Yo tengo
tener que cambiar de hábitos años más te r d fm L i miedo de que estemos criando una generación de jóve
nes que crecerán con miedo a amar, a entregarse por
Ser Yb m^ rf 010 IgUíJmente do>°™«. y necesario completo, porque han visto cuánto se sufre cuando una
relación de amor se destruye. Me temo que busquen en
d e a p r o ^ r s e ^ ^ — t 1 tonces la intimidad sin riesgos, el placer sin compromiso
afectivo importante. Tanto le temen a la desilusión que
se privarán de experimentar la alegría del amor.
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do a Ios matrimonio pensando que si no les va bien se separa


llorado nn w sesenta. «Si nunca amé nunca he rán, puedo asegurarles casi con certeza que les va a ir
uorado... no toco a nadie ni nadie me toca a mí sov
una roca, una isla... la roca no siente dolor, la isla nun mal. Les agradezco que me hayan hecho el pedido con
sinceridad, que no deseen vivir hipócritamente. Pero
ca d e l^ e d 0PaT f ° r Hendin ha escrit° a« r- deben comprender que el compromiso matrimonial no
^dadpr“ o - » p ~ . es sólo la decisión mutua de dormir juntos, sino la pro
El compromiso afectivo serio es una cárcel Dormid mesa de tolerar todos los desencantos y frustraciones
limita nuestras perspectivas. Querer a otra persona que forman parte de cualquier relación entre dos se
nos vuelve vulnerables al desencanto y al rechazo res humanos imperfectos. Ya bastante difícil es que
T e n e r    hijos no es gratificante: es una carga y ^ L un matrimonio prospere aun cuando los cónyuges dan
onveniente. Hendin afirma que «hace veinte años la todo de sí, pero si una parte de ustedes se entrega a la
indiferencia y la incapacidad de sentir gozo eran ^ relación y la otra se queda fuera para juzgarla y deci
siderados signos de esquizofrenia. Hoy en día la trpn^ dir si todavía vale la pena , prácticamente no tienen
« . que la relación emotiva intensa tL T a p ^ d o S probabilidades de que les vaya bien».
Esos jóvenes estaban asustados porque habían
brcvMr!’ E M f   dhesapeS° es la mej°r forma de so- visto sufrir a otras persona cuyos matrimonios fueron
• En el trabajo, en nuestras diversiones in
duso en nuestra vida sexual pretendemos ser un fracaso. Tanto miedo tenían, que sólo estaban dis
máquinas que cumplen su función sin comprometerse puestos a entregar una pequeña parte de su afectivi
en el plano emocional. ^ e dad. Así, si la relación no florecía, no iban a sufrir tan
Un día vino a verme una pareja joven a mi oficina to al separarse. Pero el resultado casi inevitable sería
M  poco tiempo yo debía casarlos, pero como no los co‘ una relación frágil, tan «descapitalizada» en un senti
nocía bien, les pedí que fuesen a hablar conmigo para do emocional que, seguramente, estaba condenada a
conversar sobre los detalles de la ceremonia m f S malograrse.
Pienso en todas las cartas que he recibido de mu
bino t  5 rnonJent0 dado el muchacho me dijo: «Ra-
bmo atendría alguna objeción en hacer un pequeño  jeres que me cuentan que cuando contrajeron una en
cambio en el texto litúrgico? En vez ^ S L » fermedad grave, o cuando se enteraron que uno de sus
marido y mujer hasta que la muerte nos sepáre ^nr hijos padecía una seria afección, los maridos las ha
qué no dice “mientras dure el amor"? Hemos hablado bían abandonado. No creo que todos esos esposos y
mucho sobre esto, y los dos pensamos que si a l » * X   padres fueran hombres crueles e insensibles. Por el
contrario, sospecho que sufrieron profundamente por
¡K Yo letS S T ' -■ ££
respondí: «Claro que tengo objeciones v nn
la situación, pero como nadie les enseñó a convivir con
el dolor, no supieron manejarlo. Entonces, dominados
por el pánico, huyeron de una situación que los supe
eriste ef d ^ 6Se 0ambio* Ustedes y yo sabemos que raba emocionalmente. Tal vez algunos de ellos —como
existe el divorcio, y que en la actualidad muchos ma
tnmomos no duran hasta que uno de los c ó í ^ s mué-' la pareja que había ido a verme a la oficina— se casa
re. Pero permítanme decirles una cosa. Si e m ^ ^ n el ron pensando que el matrimonio les haría la vida
agradable, y cuando en cambio les presentó dolor e in-
86 
87

certidumbre, se justificaron pensando que ése no era una alternativa para sobreponerse a la desePe™ '
do a Ios matrimonio pensando que si no les va bien se separa
llorado nn w sesenta. «Si nunca amé nunca he rán, puedo asegurarles casi con certeza que les va a ir
uorado... no toco a nadie ni nadie me toca a mí sov
una roca, una isla... la roca no siente dolor, la isla nun mal. Les agradezco que me hayan hecho el pedido con
sinceridad, que no deseen vivir hipócritamente. Pero
ca d e l^ e d 0PaT f ° r Hendin ha escrit° a« r- deben comprender que el compromiso matrimonial no
^dadpr“ o - » p ~ . es sólo la decisión mutua de dormir juntos, sino la pro
El compromiso afectivo serio es una cárcel Dormid mesa de tolerar todos los desencantos y frustraciones
limita nuestras perspectivas. Querer a otra persona que forman parte de cualquier relación entre dos se
nos vuelve vulnerables al desencanto y al rechazo res humanos imperfectos. Ya bastante difícil es que
T e n e r    hijos no es gratificante: es una carga y ^ L un matrimonio prospere aun cuando los cónyuges dan
onveniente. Hendin afirma que «hace veinte años la todo de sí, pero si una parte de ustedes se entrega a la
indiferencia y la incapacidad de sentir gozo eran ^ relación y la otra se queda fuera para juzgarla y deci
siderados signos de esquizofrenia. Hoy en día la trpn^ dir si todavía vale la pena , prácticamente no tienen
« . que la relación emotiva intensa tL T a p ^ d o S probabilidades de que les vaya bien».
Esos jóvenes estaban asustados porque habían
brcvMr!’ E M f   dhesapeS° es la mej°r forma de so- visto sufrir a otras persona cuyos matrimonios fueron
• En el trabajo, en nuestras diversiones in
duso en nuestra vida sexual pretendemos ser un fracaso. Tanto miedo tenían, que sólo estaban dis
máquinas que cumplen su función sin comprometerse puestos a entregar una pequeña parte de su afectivi
en el plano emocional. ^ e dad. Así, si la relación no florecía, no iban a sufrir tan
Un día vino a verme una pareja joven a mi oficina to al separarse. Pero el resultado casi inevitable sería
M  poco tiempo yo debía casarlos, pero como no los co‘ una relación frágil, tan «descapitalizada» en un senti
nocía bien, les pedí que fuesen a hablar conmigo para do emocional que, seguramente, estaba condenada a
conversar sobre los detalles de la ceremonia m f S malograrse.
Pienso en todas las cartas que he recibido de mu
bino t  5 rnonJent0 dado el muchacho me dijo: «Ra-
bmo atendría alguna objeción en hacer un pequeño  jeres que me cuentan que cuando contrajeron una en
cambio en el texto litúrgico? En vez ^ S L » fermedad grave, o cuando se enteraron que uno de sus
marido y mujer hasta que la muerte nos sepáre ^nr hijos padecía una seria afección, los maridos las ha
qué no dice “mientras dure el amor"? Hemos hablado bían abandonado. No creo que todos esos esposos y
mucho sobre esto, y los dos pensamos que si a l » * X   padres fueran hombres crueles e insensibles. Por el
contrario, sospecho que sufrieron profundamente por
¡K Yo letS S T ' -■ ££
respondí: «Claro que tengo objeciones v nn
la situación, pero como nadie les enseñó a convivir con
el dolor, no supieron manejarlo. Entonces, dominados
por el pánico, huyeron de una situación que los supe
eriste ef d ^ 6Se 0ambio* Ustedes y yo sabemos que raba emocionalmente. Tal vez algunos de ellos —como
existe el divorcio, y que en la actualidad muchos ma
tnmomos no duran hasta que uno de los c ó í ^ s mué-' la pareja que había ido a verme a la oficina— se casa
re. Pero permítanme decirles una cosa. Si e m ^ ^ n el ron pensando que el matrimonio les haría la vida
agradable, y cuando en cambio les presentó dolor e in-
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certidumbre, se justificaron pensando que ése no era una alternativa para sobreponerse a la desePe™ '
el trato convenido, y en consecuencia, se marcharon. za, una manera de no sentir dolor. Hoy en día, debido
El doctor Hendin llama la atención sobre el con a la notable alza en el precio, la droga es el juguete de
traste que hay entre el cuento infantil del sapo que la hastiada clase media alta, pero no para aliviar el
cuando recibe el beso de la bella princesa se convierte dolor sino para eludir el aburrimiento, para experi
en príncipe, y la versión que vio una vez por televi mentar sensaciones con la vista, el oído y el tacto, por
sión, en el programa Pl a za S ésa m o : cuando la joven lo lo imposible que le resulta a esa gente tener ese tipo
besa, ella misma se transforma en sapo. La escena de experiencias en la vida r eal.
era divertida pero, ¿no les enseñará a nuestros niños Seguimos pensando que la culpa reside en lo que
que la entrega afectiva, el cariño, son peligrosos y hacemos, y que el remedio contra el aburrimiento con
pueden hacernos sufrir? siste en cambiar de trabajo, de pareja, de bam o En
Si pensamos que es necesario evitar el dolor para ocasiones es necesario un cambio, pero a menudo el
que la vida sea placentera, el riesgo es que nos volva problema está en nosotros que, por miedo a sufrir,
mos tan expertos en no sufrir que a la larga ya no sen optamos por una vida de chatura emocional. Cons
tiremos nada: ni amor, ni alegría, ni esperanza. Nos truimos para nosotros un piso afectivo debajo del cual
habremos anestesiado emocionalmente. Aprendere no vamos a caer —por temor a deprimimos—, y un te
mos a vivir dentro de un marco afectivo muy estrecho cho más allá del cual nunca habremos de subir porque
sabiendo de antemano que habrá muy escasos picos entonces el riesgo de caer sería demasiado grande, y
de gran felicidad a cambio de la certeza de que tampo luego nos preguntamos por qué nos sentimos tan en
co habrá momentos de gran depresión: ni el menor do cajonados. Nos inyectamos dosis de novocaína espiri
lor m tristeza; sólo una perpetua monotonía, un día gris tual para sobrellevar las tormentas de la vida sin sa
detras de otro. Debido al miedo que le tendremos al lir dañados, y después nos llama la atención sentimos
dolor, seremos tan expertos en el arte de la indiferen tan embotados.
cia que nada nos llegará en el plano de los afectos. Uno de los cuentos reunidos por los hermanos
En la época actual, lo que le quita sentido a nues Grimm, «Juan sin miedo», trata sobre un niño queja-
tra vida es el h a st ío.  Para muchos de nosotros, el tra más experimenta temor, pero se siente incompleto al
bajo es aburrido, el matrimonio, los amigos, también carecer de la dimensión emocional del miedo. Em
lo son. Dominados por una patética desesperación, re prende entonces aterradoras aventuras, se enfrenta
currimos a una película, un viaje de vacaciones, cual con brujas, fantasmas y dragones, pero jamás siente
quier forma de evasión para alegrar nuestra existen el menor estremecimiento. En su última aventura li
cia. Algunos se vuelcan a actividades potencialmente bera un castillo de un hechizo maligno, y en gratitud
destructivas —conducir a grandes velocidades, prac el rey le concede la mano de su hija. El héroe le advier
ticar deportes riesgosos— porque sólo en esas ocasio te a su novia que, si bien la ama, no está seguro de po
nes «se sienten vivos». Otros acuden a las drogas en der casarse con ella hasta tanto no haya completado
un vano intento por superar la chatura emocional de su misión de aprender a sentir miedo. En la noche de
la vida diaria. En la generación anterior, la droga era bodas, la esposa retira las mantas del lecho y arroja
el mecanismo de escape de las minorías y los guetos, sobre su marido un balde de agua fría llena de pececi-
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certidumbre, se justificaron pensando que ése no era una alternativa para sobreponerse a la desePe™ '
el trato convenido, y en consecuencia, se marcharon. za, una manera de no sentir dolor. Hoy en día, debido
El doctor Hendin llama la atención sobre el con a la notable alza en el precio, la droga es el juguete de
traste que hay entre el cuento infantil del sapo que la hastiada clase media alta, pero no para aliviar el
cuando recibe el beso de la bella princesa se convierte dolor sino para eludir el aburrimiento, para experi
en príncipe, y la versión que vio una vez por televi mentar sensaciones con la vista, el oído y el tacto, por
sión, en el programa Pl a za S ésa m o : cuando la joven lo lo imposible que le resulta a esa gente tener ese tipo
besa, ella misma se transforma en sapo. La escena de experiencias en la vida r eal.
era divertida pero, ¿no les enseñará a nuestros niños Seguimos pensando que la culpa reside en lo que
que la entrega afectiva, el cariño, son peligrosos y hacemos, y que el remedio contra el aburrimiento con
pueden hacernos sufrir? siste en cambiar de trabajo, de pareja, de bam o En
Si pensamos que es necesario evitar el dolor para ocasiones es necesario un cambio, pero a menudo el
que la vida sea placentera, el riesgo es que nos volva problema está en nosotros que, por miedo a sufrir,
mos tan expertos en no sufrir que a la larga ya no sen optamos por una vida de chatura emocional. Cons
tiremos nada: ni amor, ni alegría, ni esperanza. Nos truimos para nosotros un piso afectivo debajo del cual
habremos anestesiado emocionalmente. Aprendere no vamos a caer —por temor a deprimimos—, y un te
mos a vivir dentro de un marco afectivo muy estrecho cho más allá del cual nunca habremos de subir porque
sabiendo de antemano que habrá muy escasos picos entonces el riesgo de caer sería demasiado grande, y
de gran felicidad a cambio de la certeza de que tampo luego nos preguntamos por qué nos sentimos tan en
co habrá momentos de gran depresión: ni el menor do cajonados. Nos inyectamos dosis de novocaína espiri
lor m tristeza; sólo una perpetua monotonía, un día gris tual para sobrellevar las tormentas de la vida sin sa
detras de otro. Debido al miedo que le tendremos al lir dañados, y después nos llama la atención sentimos
dolor, seremos tan expertos en el arte de la indiferen tan embotados.
cia que nada nos llegará en el plano de los afectos. Uno de los cuentos reunidos por los hermanos
En la época actual, lo que le quita sentido a nues Grimm, «Juan sin miedo», trata sobre un niño queja-
tra vida es el h a st ío.  Para muchos de nosotros, el tra más experimenta temor, pero se siente incompleto al
bajo es aburrido, el matrimonio, los amigos, también carecer de la dimensión emocional del miedo. Em
lo son. Dominados por una patética desesperación, re prende entonces aterradoras aventuras, se enfrenta
currimos a una película, un viaje de vacaciones, cual con brujas, fantasmas y dragones, pero jamás siente
quier forma de evasión para alegrar nuestra existen el menor estremecimiento. En su última aventura li
cia. Algunos se vuelcan a actividades potencialmente bera un castillo de un hechizo maligno, y en gratitud
destructivas —conducir a grandes velocidades, prac el rey le concede la mano de su hija. El héroe le advier
ticar deportes riesgosos— porque sólo en esas ocasio te a su novia que, si bien la ama, no está seguro de po
nes «se sienten vivos». Otros acuden a las drogas en der casarse con ella hasta tanto no haya completado
un vano intento por superar la chatura emocional de su misión de aprender a sentir miedo. En la noche de
la vida diaria. En la generación anterior, la droga era bodas, la esposa retira las mantas del lecho y arroja
el mecanismo de escape de las minorías y los guetos, sobre su marido un balde de agua fría llena de pececi-
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tos. Él exclama: «Oh, mi querida esposa, ahora sí sé lo


que es temblar de susto», y se siente feliz.
¿A que se refiere esta extraña historia? Según la
interpreta Bruno Bettelheim, el cuento parecería in
sinuar que una persona no está preparada para la
vida adulta —independientemente de todo lo que haya
logrado en su existencia— hasta que no esté emocio
nalmente predispuesta al sentimiento. Nuestro héroe SEIS
es incapaz de sentir amor y alegría si aún es insensi
ble al miedo. Quizá sea un símbolo de todos los que
nos empeñamos tanto en no sufrir, que nos volvemos «Pero el insensato deambula
insensibles a todo sentimiento y, a diferencia del Juan en las tinieblas”
de la historia, ni siquiera sabemos lo que nos estamos
perdiendo.
tos. Él exclama: «Oh, mi querida esposa, ahora sí sé lo
que es temblar de susto», y se siente feliz.
¿A que se refiere esta extraña historia? Según la
interpreta Bruno Bettelheim, el cuento parecería in
sinuar que una persona no está preparada para la
vida adulta —independientemente de todo lo que haya
logrado en su existencia— hasta que no esté emocio
nalmente predispuesta al sentimiento. Nuestro héroe SEIS
es incapaz de sentir amor y alegría si aún es insensi
ble al miedo. Quizá sea un símbolo de todos los que
nos empeñamos tanto en no sufrir, que nos volvemos «Pero el insensato deambula
insensibles a todo sentimiento y, a diferencia del Juan en las tinieblas”
de la historia, ni siquiera sabemos lo que nos estamos
perdiendo.

Hace algunos años, los espectadores de cine de todas


las edades disfrutaron con la historia de E . T . ,  el ex
traterrestre. Al relatar las vicisitudes de una criatura
proveniente de una civilización más avanzada que ac
cidentalmente recala en la Tierra, muy pronto se con
virtió en una de las películas más deliciosas y renta
bles de los anales de la cinematografía. El filme
destaca la actitud de los niños, que sencillamente de
sean amar a E. T. y ser correspondidos por él, y la con
trapone a la de los científicos, que quieren darle caza
para estudiarlo. El conflicto existente entre los jóve
nes de espíritu libre y los adultos propensos a ejercer
su autoridad es tan viejo en el cine como el enfrenta
miento entre policías y ladrones o entre cowboys e in
dios. Pero en E . T   los villanos no son simplemente
adultos que tratan de imponer la ley: son científicos
que se proponen hacer desaparecer el amor en aras
del progreso de la ciencia.
Por una parte, la facultad de discernir ha sido
siempre la mayor gloria del hombre, definida por los
filósofos desde la época de Aristóteles como aquello
que nos diferencia de los animales. En las primeras
páginas de la Biblia, cuando aparece Adán dándoles
nombre a los animales, se rinde homenaje a su capaci
dad única de razonar, de distribuir las cosas en cate
gorías. Sólo el hombre puede utilizar su mente para
fabricar máquinas, para modificar el ambiente que lo
rodea, para escribir libros o sinfonías.
Pero por otra parte sabemos que. la razón tiene
sus límites. Si disecamos una rana obtendremos da-

93
Hace algunos años, los espectadores de cine de todas
las edades disfrutaron con la historia de E . T . ,  el ex
traterrestre. Al relatar las vicisitudes de una criatura
proveniente de una civilización más avanzada que ac
cidentalmente recala en la Tierra, muy pronto se con
virtió en una de las películas más deliciosas y renta
bles de los anales de la cinematografía. El filme
destaca la actitud de los niños, que sencillamente de
sean amar a E. T. y ser correspondidos por él, y la con
trapone a la de los científicos, que quieren darle caza
para estudiarlo. El conflicto existente entre los jóve
nes de espíritu libre y los adultos propensos a ejercer
su autoridad es tan viejo en el cine como el enfrenta
miento entre policías y ladrones o entre cowboys e in
dios. Pero en E . T   los villanos no son simplemente
adultos que tratan de imponer la ley: son científicos
que se proponen hacer desaparecer el amor en aras
del progreso de la ciencia.
Por una parte, la facultad de discernir ha sido
siempre la mayor gloria del hombre, definida por los
filósofos desde la época de Aristóteles como aquello
que nos diferencia de los animales. En las primeras
páginas de la Biblia, cuando aparece Adán dándoles
nombre a los animales, se rinde homenaje a su capaci
dad única de razonar, de distribuir las cosas en cate
gorías. Sólo el hombre puede utilizar su mente para
fabricar máquinas, para modificar el ambiente que lo
rodea, para escribir libros o sinfonías.
Pero por otra parte sabemos que. la razón tiene
sus límites. Si disecamos una rana obtendremos da-

93

tendremos una rana. Si d i s c o s C1° S’ Per° ya no mejores promedios de las universidades más afamadas,
<* probabie <»<* logremos u ^ a U e ' T v " ^ 6’ que manejaban un cúmulo de datos suministrados
-t a l vez que ganemos incjuso „ nCeclentffico por modernas computadoras, y sin embargo toma
Pero ya no tendremos „ „ Premio Nobel— ban decisiones equivocadas. Tfenían inteligencia, tenían
puchos, no tiene sentido paraíg° qU6  n° $ ama. Para información, pero les faltaba sabiduría, esa sensatez
de obtener información. E l PJ eCÍ°a ñn  instintiva para saber aplicar la información con que
f ico (saber, comprender) nuprÍP a>>’ 1hebreo contaban.
formación sobre aleo oh; P de S18nificar tener in-  Y la esencia de la sabiduría —les dije— consiste
embargo p a r e o d<!a‘gUle" ^ en conocer los límites de la inteligencia humana, en
entre analizar a u n a p e r s o n a qüe optar tener un sentido de veneración por los oscuros confi
rano, acercarnos lo necesario c r ?  ° ’ de lo con’ nes de la realidad en donde la razón no puede penetrar.
otro, en lugar de co m p r e n ^ m Para sentir al Si la educación esmerada les había desarrollado la
vista intelectual. 0 desde ^ punto de mente atrofiándoles el sentido de la humildad —sos
tuve— corrían el riesgo de ser «los mejores y más bri

Ss.'trsssrrr.'i''1"
llantes» de su generación, personas lúcidas como para
conducir pero no sensatas como para saber qué ca
mino debían seguir. Expresé mi esperanza de que los
el afán por hallar el sentido H» i ° ®la fiios°fia en que ingresaran en la facultad de medicina hubiesen
«entender- la vida pero no a v i v i t l T ' ^ T ' 3 ’ y   IIeg° a aprendido no sólo química y biología, sino también un
bros, escuchó todas las yó todos li- profundo respeto por el milagro de la vida y la comple
fue que el y  Io * “ aP™n-  jidad del cuerpo humano. Esperaba que supieran ya
filosofía. Tener una gran infn ? encuéntl*a en la que ciertos males no se curan con certeros diagnósti
de vivir es como sabeírn UchoT l T  •  f * *  1&fonna cos ni con aparatos sofisticados, sino sólo con una acti
aber tocado jamás una raqueta n f musica y no tud de amor y entrega. Sin humildad y respeto quizá
En junio de 1985 • * violín, terminaran practicando una especie de mecánica
a la promoción que r e ^ é s a b ílT p *> %»• la palabra automotriz sobre el cuerpo humano, pero jamás cura
 Alh dije que, si el promedio de l o ' ^ f l University. rían a nadie.
toe veintiuno y veintidós años l a ^ tenía en‘  Algunos harían carrera en el mundo de los nego
guerra de Vietnam hah« t m.ayor Parte de la cios. A ellos les advertí que podía llegar el día en que
eran demasiado chicos c o m n scurndo cuando ellos la inteligencia desprovista de sensibilidad, la mente
saba. Por eso sepurampnt para entender lo que na sin corazón, los llevara a tomar decisiones que hicie
frase «ios M , captabanla ironía de la ron sufrir innecesariamente a otras personas. En un
bras definíamos a los fW ín &n.tes>>*Con esas pala- caso así, el respeto por el alma humana debe ser siem
pre más importante que un balance financiero.
Después de haber visto adónde nos condujeron los
dirigentes talentosos, de haber presenciado otras ca
tástrofes, grandes y pequeñas, del siglo XX (desde ver
94
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gunos placeres de la vida son para que los experi


tendremos una rana. Si d i s c o s C1° S’ Per° ya no mejores promedios de las universidades más afamadas,
<* probabie <»<* logremos u ^ a U e ' T v " ^ 6’ que manejaban un cúmulo de datos suministrados
-t a l vez que ganemos incjuso „ nCeclentffico por modernas computadoras, y sin embargo toma
Pero ya no tendremos „ „ Premio Nobel— ban decisiones equivocadas. Tfenían inteligencia, tenían
puchos, no tiene sentido paraíg° qU6  n° $ ama. Para información, pero les faltaba sabiduría, esa sensatez
de obtener información. E l PJ eCÍ°a ñn  instintiva para saber aplicar la información con que
f ico (saber, comprender) nuprÍP a>>’ 1hebreo contaban.
formación sobre aleo oh; P de S18nificar tener in-  Y la esencia de la sabiduría —les dije— consiste
embargo p a r e o d<!a‘gUle" ^ en conocer los límites de la inteligencia humana, en
entre analizar a u n a p e r s o n a qüe optar tener un sentido de veneración por los oscuros confi
rano, acercarnos lo necesario c r ?  ° ’ de lo con’ nes de la realidad en donde la razón no puede penetrar.
otro, en lugar de co m p r e n ^ m Para sentir al Si la educación esmerada les había desarrollado la
vista intelectual. 0 desde ^ punto de mente atrofiándoles el sentido de la humildad —sos
tuve— corrían el riesgo de ser «los mejores y más bri

Ss.'trsssrrr.'i''1"
llantes» de su generación, personas lúcidas como para
conducir pero no sensatas como para saber qué ca
mino debían seguir. Expresé mi esperanza de que los
el afán por hallar el sentido H» i ° ®la fiios°fia en que ingresaran en la facultad de medicina hubiesen
«entender- la vida pero no a v i v i t l T ' ^ T ' 3 ’ y   IIeg° a aprendido no sólo química y biología, sino también un
bros, escuchó todas las yó todos li- profundo respeto por el milagro de la vida y la comple
fue que el y  Io * “ aP™n-  jidad del cuerpo humano. Esperaba que supieran ya
filosofía. Tener una gran infn ? encuéntl*a en la que ciertos males no se curan con certeros diagnósti
de vivir es como sabeírn UchoT l T  •  f * *  1&fonna cos ni con aparatos sofisticados, sino sólo con una acti
aber tocado jamás una raqueta n f musica y no tud de amor y entrega. Sin humildad y respeto quizá
En junio de 1985 • * violín, terminaran practicando una especie de mecánica
a la promoción que r e ^ é s a b ílT p *> %»• la palabra automotriz sobre el cuerpo humano, pero jamás cura
 Alh dije que, si el promedio de l o ' ^ f l University. rían a nadie.
toe veintiuno y veintidós años l a ^ tenía en‘  Algunos harían carrera en el mundo de los nego
guerra de Vietnam hah« t m.ayor Parte de la cios. A ellos les advertí que podía llegar el día en que
eran demasiado chicos c o m n scurndo cuando ellos la inteligencia desprovista de sensibilidad, la mente
saba. Por eso sepurampnt para entender lo que na sin corazón, los llevara a tomar decisiones que hicie
frase «ios M , captabanla ironía de la ron sufrir innecesariamente a otras personas. En un
bras definíamos a los fW ín &n.tes>>*Con esas pala- caso así, el respeto por el alma humana debe ser siem
pre más importante que un balance financiero.
Después de haber visto adónde nos condujeron los
dirigentes talentosos, de haber presenciado otras ca
tástrofes, grandes y pequeñas, del siglo XX (desde ver
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gunos placeres de la vida son para que los experi


que el país más culto de Europa se lanzaba al holo mentemos sin analizarlos ni entenderlos. Un per
causto hasta comprobar que nuestros científicos más
creativos contaminan el aire y el agua potable), he
mos aprendido a desconfiar de la inteligencia como eje
rector de la vida. Sigmund Freud nos hace notar que a
lo mejor creemos obrar según criterios lógicos, pero
que probablemente hacemos las cosas que hacemos nuestra vida en la oscuridad de la noche, y es proba
por motivos que no alcanzamos a comprender.
ble qu<^ tengamos que aprender
rmf^tra existencia como «insensatos», a abanuonar
n o s a emociones que no entendemos del todo ni podemos
Eclesiastés se propuso poner a prueba la veracidad controlar para vivir cómodos en la penumbra. Conoz-
del proverbio que había oído toda su vida: «El sabio co Cer só nas que le tienen tanto miedo a manifestar
tiene ojos en la cabeza pero el insensato deambula en las emociones como a otros los asustala
las tinieblas». Su deseo era confirmar que era verdad, amor el eozo la furia los atemorizan porque los hacen
saber a ciencia cierta que es mejor ser sabio que in "d e sc o ñ tr o la d o s . No se dan el lujo en*a™»m
sensato, instruido que ignorante. Necesitaba conven de entregarse al amor porque asi
cerse de que en la erudición encontraría la llave de la nio de sus emociones, y eso les da miedo- (La antigu
vida, que el destino de los incultos era errar eterna fábula de la caja de Pandora nos habla de una mujer,
mente sin rumbo. AI fin y al cabo, él era un hombre sa Pandorat a quien los dioses le entregar. u n a ^ a ce-
bio e instruido. ¿Le bastaría eso para evitar la muerte rrada con orden de no abrirla nunca. Por supuesto
y el olvido inexorables? ¿Qué diferencia había entre Pandora siente curiosidad y la abre, y toda c a
ser sabio o insensato? demonios quedan en libertad. Se me ocurre que>e * .
Pero llegó a la conclusión de que si el sabio tiene historia no tiene por qué ser un relato,de com üas
ojos para ver, lo que ve es la escasa utilidad de su sabi ¡eres nrovocaron trastornos al mundo. ¿No podna.ser
duría. Tal vez haya comprobado que las personas in
teligentes suelen cometer insensateces. Pensemos, si
no, en las connotaciones de la palabra «racionalizar», “ .S ts T s p tte e ^ ^ ^
que en realidad significa hacer algo mal y luego in
ventar excusas para justificarlo. No empleamos la
inteligencia para decidir qué es lo más acertado sino *mUC o deñ eUudaísmo como en el cristianismo exis-
para disculpamos por haber hecho lo que no convenía. te la tradición del «santo inocente», el individuo sim
Quizás haya visto a personas lúcidas valerse de ^e^sininstrucción, que sirve a Dios 0 ^ “
su intelecto para eludir un compromiso afectivo, como te, sin ponerse a pensar en lo que hace. Su actitud es
los científicos que pretendían «entender» a E. T. en especialmente valiosa porque nmguna b r era .nte
vez de amarlo. Si el sabio camina a plena luz y el in lectual se interpone entre el y su Dios. Una deOas^h
sensato en las tinieblas, ¿hay algunas cosas que se tonas más emotivas del cristianismo medieval es la del
arruinan al entrar en contacto con la luz? ¿Acaso al-
97
96

«Bufón de Nuestra Señora». El día de la festividad de sólo los irracionales, los «inocentes de Dios» son Ion
la Virgen, todos acudían a llevar obsequios a la Vir que tienen ojos para ver.
gunos placeres de la vida son para que los experi
que el país más culto de Europa se lanzaba al holo mentemos sin analizarlos ni entenderlos. Un per
causto hasta comprobar que nuestros científicos más
creativos contaminan el aire y el agua potable), he
mos aprendido a desconfiar de la inteligencia como eje
rector de la vida. Sigmund Freud nos hace notar que a
lo mejor creemos obrar según criterios lógicos, pero
que probablemente hacemos las cosas que hacemos nuestra vida en la oscuridad de la noche, y es proba
por motivos que no alcanzamos a comprender.
ble qu<^ tengamos que aprender
rmf^tra existencia como «insensatos», a abanuonar
n o s a emociones que no entendemos del todo ni podemos
Eclesiastés se propuso poner a prueba la veracidad controlar para vivir cómodos en la penumbra. Conoz-
del proverbio que había oído toda su vida: «El sabio co Cer só nas que le tienen tanto miedo a manifestar
tiene ojos en la cabeza pero el insensato deambula en las emociones como a otros los asustala
las tinieblas». Su deseo era confirmar que era verdad, amor el eozo la furia los atemorizan porque los hacen
saber a ciencia cierta que es mejor ser sabio que in "d e sc o ñ tr o la d o s . No se dan el lujo en*a™»m
sensato, instruido que ignorante. Necesitaba conven de entregarse al amor porque asi
cerse de que en la erudición encontraría la llave de la nio de sus emociones, y eso les da miedo- (La antigu
vida, que el destino de los incultos era errar eterna fábula de la caja de Pandora nos habla de una mujer,
mente sin rumbo. AI fin y al cabo, él era un hombre sa Pandorat a quien los dioses le entregar. u n a ^ a ce-
bio e instruido. ¿Le bastaría eso para evitar la muerte rrada con orden de no abrirla nunca. Por supuesto
y el olvido inexorables? ¿Qué diferencia había entre Pandora siente curiosidad y la abre, y toda c a
ser sabio o insensato? demonios quedan en libertad. Se me ocurre que>e * .
Pero llegó a la conclusión de que si el sabio tiene historia no tiene por qué ser un relato,de com üas
ojos para ver, lo que ve es la escasa utilidad de su sabi ¡eres nrovocaron trastornos al mundo. ¿No podna.ser
duría. Tal vez haya comprobado que las personas in
teligentes suelen cometer insensateces. Pensemos, si
no, en las connotaciones de la palabra «racionalizar», “ .S ts T s p tte e ^ ^ ^
que en realidad significa hacer algo mal y luego in
ventar excusas para justificarlo. No empleamos la
inteligencia para decidir qué es lo más acertado sino *mUC o deñ eUudaísmo como en el cristianismo exis-
para disculpamos por haber hecho lo que no convenía. te la tradición del «santo inocente», el individuo sim
Quizás haya visto a personas lúcidas valerse de ^e^sininstrucción, que sirve a Dios 0 ^ “
su intelecto para eludir un compromiso afectivo, como te, sin ponerse a pensar en lo que hace. Su actitud es
los científicos que pretendían «entender» a E. T. en especialmente valiosa porque nmguna b r era .nte
vez de amarlo. Si el sabio camina a plena luz y el in lectual se interpone entre el y su Dios. Una deOas^h
sensato en las tinieblas, ¿hay algunas cosas que se tonas más emotivas del cristianismo medieval es la del
arruinan al entrar en contacto con la luz? ¿Acaso al-
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«Bufón de Nuestra Señora». El día de la festividad de sólo los irracionales, los «inocentes de Dios» son Ion
la Virgen, todos acudían a llevar obsequios a la Vir que tienen ojos para ver.
gen. Se trataba de regalos caros: tapices tejidos a mano,
coronas con incrustaciones de piedras preciosas. Un
hombre pobre no tenía regalo para llevar ni dinero Eclesiastés no parece haber perdido nunca la fe en la
con que comprarlo, pero como era bufón se puso a de razón. Jamás se convierte en un místico ni cambia su
mostrar sus habilidades delante de la estatua de la escepticismo por un enfoque fundamentalista. Y des
 Virgen, para gran consternación de los circunspectos pués de todo, termina escribiendo un libro sobre la
espectadores. Como su ofrenda era del corazón, fue el materia. Pero parecería que dijera: «Lo he aprendido
mejor de los obsequios. todo. He llegado hasta donde me puede transportar la
Si vamos a pasar parte de la vida caminando en razón, p e r o n o m e ba s t a .  Necesito más. Necesito esa
las tinieblas, ¿lo haremos teniendo conciencia de los clase de verdad que no proporciona la razón, pero soy
peligros que nos acechan o caminaremos como «insen un hombre racional, lógico, y no sé dónde hallarla.
satos», sabiendo que no tenemos todas las respuestas Cuando los médicos y los filósofos me hablan de la
y que no siempre depende de nosotros que podemos vida y la muerte, encuentro un gran sentido en sus
encontrar el camino? En este siglo ha habido dos gue palabras. Pero entonces, ¿p or q u ési g o t en i en d o t a n t o 
rras mundiales e innumerables batallas menores, en m i edo a mor i r y desapa r ecer ?». Y uno intuye que si al
las que han muerto millones de personas. La mayoría guna vez halla la respuesta a esa pregunta, dicha res
de esas guerras fueron planificadas por hombres lúci puesta no tendrá sentido, al menos en un plano racional.
dos. No es de extrañar, pues, que luego de cada confla Hace muchos años murió un socio de mi padre en
gración nos sintamos desilusionados con la inteligen circunstancias particularmente trágicas, y yo asistí a
cia y la razón al ver adonde nos habían llevado. En los su entierro. La viuda y los hijos estaban rodeados de
últimos años se advierte un resurgir del fundamen- pastores y psiquiatras que procuraban aliviarles el
talísmo y el extremismo, una tendencia a lo irracio dolor. Ellos sabían las palabras que había que pro
nal, tanto en el cristianismo como en el judaismo y nunciar, pero de nada servían. Los deudos estaban
el islam. Se ven en los ámbitos universitarios a jó desconsolados. La viuda no cesaba de decir: «Ya sé
venes judíos de gorrito y muchachas con velo sobre el que usted tiene razón, pero eso nada cambia». Enton
rostro en el Medio Oriente. Si bien ambas actitudes ces llegó un hombre corpulento, de más de ochenta
representan un simbolismo muy distinto, son dos for años, un personaje legendario en la industria de los
mas de expresar repudio por el mundo moderno y sus  juguetes. Ese señor había escapado en su juventud de
valores, incluso la idea de que la mente humana, sin Rusia luego de ser torturado por la policía secreta del
la ayuda de Dios, puede descubrir la verdad. Hemos Zar. Cuando arribó a los Estados Unidos era analfa-.
visto por televisión el surgimiento de hombres con beto y no tenía un centavo, pero levantó una empresa
poderes de curación y evangelistas hasta un nivel sumamente próspera. Se lo conocía como un hombre
sin precedentes, y millones de personas parecen duro en la negociación, un competidor despiadado.
receptivas a su mensaje: que son «los mejores y más bri Pese a todo su éxito, jamás aprendió a leer ni escribir,
llantes» quienes andan en las tinieblas, mientras que de modo que sus empleados tenían que leerle la co
98 99

rrespondencia. En los círculos empresarios se corría rantistas medievales que jamás serían escuchados
la broma de que ese hombre podía hacer un cheque en serio por una feligresía de graduados universi
«Bufón de Nuestra Señora». El día de la festividad de sólo los irracionales, los «inocentes de Dios» son Ion
la Virgen, todos acudían a llevar obsequios a la Vir que tienen ojos para ver.
gen. Se trataba de regalos caros: tapices tejidos a mano,
coronas con incrustaciones de piedras preciosas. Un
hombre pobre no tenía regalo para llevar ni dinero Eclesiastés no parece haber perdido nunca la fe en la
con que comprarlo, pero como era bufón se puso a de razón. Jamás se convierte en un místico ni cambia su
mostrar sus habilidades delante de la estatua de la escepticismo por un enfoque fundamentalista. Y des
 Virgen, para gran consternación de los circunspectos pués de todo, termina escribiendo un libro sobre la
espectadores. Como su ofrenda era del corazón, fue el materia. Pero parecería que dijera: «Lo he aprendido
mejor de los obsequios. todo. He llegado hasta donde me puede transportar la
Si vamos a pasar parte de la vida caminando en razón, p e r o n o m e ba s t a .  Necesito más. Necesito esa
las tinieblas, ¿lo haremos teniendo conciencia de los clase de verdad que no proporciona la razón, pero soy
peligros que nos acechan o caminaremos como «insen un hombre racional, lógico, y no sé dónde hallarla.
satos», sabiendo que no tenemos todas las respuestas Cuando los médicos y los filósofos me hablan de la
y que no siempre depende de nosotros que podemos vida y la muerte, encuentro un gran sentido en sus
encontrar el camino? En este siglo ha habido dos gue palabras. Pero entonces, ¿p or q u ési g o t en i en d o t a n t o 
rras mundiales e innumerables batallas menores, en m i edo a mor i r y desapa r ecer ?». Y uno intuye que si al
las que han muerto millones de personas. La mayoría guna vez halla la respuesta a esa pregunta, dicha res
de esas guerras fueron planificadas por hombres lúci puesta no tendrá sentido, al menos en un plano racional.
dos. No es de extrañar, pues, que luego de cada confla Hace muchos años murió un socio de mi padre en
gración nos sintamos desilusionados con la inteligen circunstancias particularmente trágicas, y yo asistí a
cia y la razón al ver adonde nos habían llevado. En los su entierro. La viuda y los hijos estaban rodeados de
últimos años se advierte un resurgir del fundamen- pastores y psiquiatras que procuraban aliviarles el
talísmo y el extremismo, una tendencia a lo irracio dolor. Ellos sabían las palabras que había que pro
nal, tanto en el cristianismo como en el judaismo y nunciar, pero de nada servían. Los deudos estaban
el islam. Se ven en los ámbitos universitarios a jó desconsolados. La viuda no cesaba de decir: «Ya sé
venes judíos de gorrito y muchachas con velo sobre el que usted tiene razón, pero eso nada cambia». Enton
rostro en el Medio Oriente. Si bien ambas actitudes ces llegó un hombre corpulento, de más de ochenta
representan un simbolismo muy distinto, son dos for años, un personaje legendario en la industria de los
mas de expresar repudio por el mundo moderno y sus  juguetes. Ese señor había escapado en su juventud de
valores, incluso la idea de que la mente humana, sin Rusia luego de ser torturado por la policía secreta del
la ayuda de Dios, puede descubrir la verdad. Hemos Zar. Cuando arribó a los Estados Unidos era analfa-.
visto por televisión el surgimiento de hombres con beto y no tenía un centavo, pero levantó una empresa
poderes de curación y evangelistas hasta un nivel sumamente próspera. Se lo conocía como un hombre
sin precedentes, y millones de personas parecen duro en la negociación, un competidor despiadado.
receptivas a su mensaje: que son «los mejores y más bri Pese a todo su éxito, jamás aprendió a leer ni escribir,
llantes» quienes andan en las tinieblas, mientras que de modo que sus empleados tenían que leerle la co
98 99

rrespondencia. En los círculos empresarios se corría rantistas medievales que jamás serían escuchados
la broma de que ese hombre podía hacer un cheque en serio por una feligresía de graduados universi
por un millón de dólares, pero lo que más le costaba tarios. A su vez, para ellos éramos portadores de
era estampar su firma al pie. Acababa de salir de una un legalismo árido, capaz de ilustrar la mente pero
enfermedad, lo cual se le notaba en la cara y en los nunca llegar al alma. Los racionalistas creíamos
°J°s, y ella lloró con él, y todos percibimos que cambia que, si le explicábamos la religión a la gente, si le
ba el clima de la habitación. Ese hombre, que nunca demostrábamos que tenía sentido, la convencería
había leído un libro en su vida, hablaba con el lengua mos. Al fin y al cabo, trataríamos con personas in
 je del corazón y tenía en sus manos la llave que abría teligentes, sensatas. ¿Por qué no habrían de atender
las puertas del consuelo, que médicos y pastores no a la razón? Lo que no comprendíamos era que la fe,
podían abrir. al igual que el amor, la lealtad, la esperanza y mu
La' mente humana es grandiosa, quizá la prueba chas de las más importantes dimensiones de nues
más irrefutable de la mano de Dios en el proceso de tra vida, tiene su raíz en esa amplia zona oscura e
evolución. Si pensamos en que el ser humano nace irracional adonde no alcanza a llegar el intelecto
más débil y vulnerable que la mayoría de las otras humano.
especies, comprendemos que sólo aplicando nuestra  Adlai Stevenson escribió una vez:
inteligencia al mundo podremos sobrevivir. Los otros
animales tienen pieles y plumas, pero nosotros hemos «Lo que sabe un hombre a los cincuenta
aprendido a tejer ropa y calentar nuestros hogares. años, que no sabía a los veinte, es en su ma
Los otros animales han desarrollado impresionan yor parte imposible de comunicar. Todas las
tes músculos, pero nosotros construimos máquinas. observaciones acerca de la vida que se pueden
La mente humana ha inventado remedios y corazones transmitir, son tan conocidas por el hombre
artificiales para prolongar la vida. Ha escrito libros que de veinte que ha estado atento como por el de
logran volvernos más compasivos. Pero tiene sus lí cincuenta. Ya ha oído y leído todo, pero no lo
mites. Hay interrogantes, incluso algunos de los más ha vivido. Lo que sabe a los cincuenta que no
fundamentales, que es incapaz de responder. Como sabía a los veinte no son fórmulas ni formas
dijera Pascal, «El corazón tiene sus razones, que la ra de palabras sino de personas, lugares, accio
zón no alcanza a comprender». nes, un conocimiento no adquirido por medio
Cuando yo estaba en el seminario, el estudiantado de palabras sino a través del tacto, de la vis
se dividía en dos grandes grupos: los racionalistas, ta, del sonido, de las victorias, los fracasos,
que encaraban la tradición con el intelecto, como del desvelo, del amor: las experiencias y emo
algo que se puede entender y explicar, y los místicos, ciones humanas de esta Tierra, de sí mismo y
que enfocaban la misma tradición con el alma, porque de sus semejantes; y tal vez una fe muy ínfi
la consideraban algo imposible de explicar, algo que sólo ma y un poco de veneración por las cosas que
debe experimentarse. Yo era un fiel adepto de los ra uno no puede ver» (Citado por William Att-
cionalistas en aquella época. Mirábamos despreciati wood en su libro M a k i n g I t T h r ou gh M i d d l e  
vamente a los otros; los considerábamos como oscu A g l e ,  Atheneum, 1972, p.107).

100 101
rrespondencia. En los círculos empresarios se corría rantistas medievales que jamás serían escuchados
la broma de que ese hombre podía hacer un cheque en serio por una feligresía de graduados universi
por un millón de dólares, pero lo que más le costaba tarios. A su vez, para ellos éramos portadores de
era estampar su firma al pie. Acababa de salir de una un legalismo árido, capaz de ilustrar la mente pero
enfermedad, lo cual se le notaba en la cara y en los nunca llegar al alma. Los racionalistas creíamos
°J°s, y ella lloró con él, y todos percibimos que cambia que, si le explicábamos la religión a la gente, si le
ba el clima de la habitación. Ese hombre, que nunca demostrábamos que tenía sentido, la convencería
había leído un libro en su vida, hablaba con el lengua mos. Al fin y al cabo, trataríamos con personas in
 je del corazón y tenía en sus manos la llave que abría teligentes, sensatas. ¿Por qué no habrían de atender
las puertas del consuelo, que médicos y pastores no a la razón? Lo que no comprendíamos era que la fe,
podían abrir. al igual que el amor, la lealtad, la esperanza y mu
La' mente humana es grandiosa, quizá la prueba chas de las más importantes dimensiones de nues
más irrefutable de la mano de Dios en el proceso de tra vida, tiene su raíz en esa amplia zona oscura e
evolución. Si pensamos en que el ser humano nace irracional adonde no alcanza a llegar el intelecto
más débil y vulnerable que la mayoría de las otras humano.
especies, comprendemos que sólo aplicando nuestra  Adlai Stevenson escribió una vez:
inteligencia al mundo podremos sobrevivir. Los otros
animales tienen pieles y plumas, pero nosotros hemos «Lo que sabe un hombre a los cincuenta
aprendido a tejer ropa y calentar nuestros hogares. años, que no sabía a los veinte, es en su ma
Los otros animales han desarrollado impresionan yor parte imposible de comunicar. Todas las
tes músculos, pero nosotros construimos máquinas. observaciones acerca de la vida que se pueden
La mente humana ha inventado remedios y corazones transmitir, son tan conocidas por el hombre
artificiales para prolongar la vida. Ha escrito libros que de veinte que ha estado atento como por el de
logran volvernos más compasivos. Pero tiene sus lí cincuenta. Ya ha oído y leído todo, pero no lo
mites. Hay interrogantes, incluso algunos de los más ha vivido. Lo que sabe a los cincuenta que no
fundamentales, que es incapaz de responder. Como sabía a los veinte no son fórmulas ni formas
dijera Pascal, «El corazón tiene sus razones, que la ra de palabras sino de personas, lugares, accio
zón no alcanza a comprender». nes, un conocimiento no adquirido por medio
Cuando yo estaba en el seminario, el estudiantado de palabras sino a través del tacto, de la vis
se dividía en dos grandes grupos: los racionalistas, ta, del sonido, de las victorias, los fracasos,
que encaraban la tradición con el intelecto, como del desvelo, del amor: las experiencias y emo
algo que se puede entender y explicar, y los místicos, ciones humanas de esta Tierra, de sí mismo y
que enfocaban la misma tradición con el alma, porque de sus semejantes; y tal vez una fe muy ínfi
la consideraban algo imposible de explicar, algo que sólo ma y un poco de veneración por las cosas que
debe experimentarse. Yo era un fiel adepto de los ra uno no puede ver» (Citado por William Att-
cionalistas en aquella época. Mirábamos despreciati wood en su libro M a k i n g I t T h r ou gh M i d d l e  
vamente a los otros; los considerábamos como oscu A g l e ,  Atheneum, 1972, p.107).

100 101

Tal como sostiene Jung, que en la mediana edad


volvemos sobre nuestros pasos y llenamos los espa
cios que habíamos dejado en blanco mientras crecía
mos, actualmente yo suelo citar la tradición mística
del judaismo tanto como la racional. Una y otra vez
recurro a libros que no tuve la paciencia de leer en mis
años de estudiante. He llegado a apreciar el valor de
costumbres y ritos que «no tienen sentido». Hay un ci SIETE
clo de luz y tinieblas, de mente y emociones en mi
mundo interior como lo hay en el mundo que me ro
dea. A veces nuestra tarea consiste en arrojar luz ¿Quién le teme al temor de Dios?
sobre la oscuridad, en encontrar el sentido de las co
sas que suceden cerca de nosotros, en explicarlas.
Pero en otras ocasiones es menester aceptar la tinie-
bla, todo aquello que no podemos y quizá no debemos
explicar, como parte del mundo en que habitamos.
 Al final de la película, E. T. logra escapar de los
popes de la ciencia y la razón que lo persiguen, y se in
terna en la oscuridad para regresar a su hogar. Y a la
larga, nosotros también nos internamos en la penum
bra, y si hemos aprendido a vivir, no enfrentaremos el
momento como sabios ni como insensatos, sino con co
raje, sin temor.

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Tal como sostiene Jung, que en la mediana edad
volvemos sobre nuestros pasos y llenamos los espa
cios que habíamos dejado en blanco mientras crecía
mos, actualmente yo suelo citar la tradición mística
del judaismo tanto como la racional. Una y otra vez
recurro a libros que no tuve la paciencia de leer en mis
años de estudiante. He llegado a apreciar el valor de
costumbres y ritos que «no tienen sentido». Hay un ci SIETE
clo de luz y tinieblas, de mente y emociones en mi
mundo interior como lo hay en el mundo que me ro
dea. A veces nuestra tarea consiste en arrojar luz ¿Quién le teme al temor de Dios?
sobre la oscuridad, en encontrar el sentido de las co
sas que suceden cerca de nosotros, en explicarlas.
Pero en otras ocasiones es menester aceptar la tinie-
bla, todo aquello que no podemos y quizá no debemos
explicar, como parte del mundo en que habitamos.
 Al final de la película, E. T. logra escapar de los
popes de la ciencia y la razón que lo persiguen, y se in
terna en la oscuridad para regresar a su hogar. Y a la
larga, nosotros también nos internamos en la penum
bra, y si hemos aprendido a vivir, no enfrentaremos el
momento como sabios ni como insensatos, sino con co
raje, sin temor.

102

nagino a Eclesiastés como un hombre que se vuelve


iejo, que se va quedando sin tiempo, un hombre dema
ndo sincero como para negar sus temores, angustiado
or la posibilidad de morir sin haber hecho algo trascen-
ente en la vida. Por cierto, tuvo fortuna y placeres, pero
so es transitorio. Las riquezas pueden desaparecer aun
nvida de uno o bien escapársele de las manos en el mo-
íento de la muerte. Los ricos pueden estar solos o enfer-
íos, y todos los momentos de placer se esfuman al ins
ulte. Sabe que en definitiva tendrá que enfrentar
d I o las tinieblas, que ni la fortuna ni las diversiones
) protegerán. Y si alguien le pregunta qué hizo con su
ida, siendo que se le dieron tantas ventajas y oportu-
idades, ¿qué puede responder? ¿Que juntó dinero,
ue leyó cantidad de libros y fue a muchas fiestas? La
ida de una persona debería tener más sentido.
 A esa altura de su existencia, Eclesiastés es un hom-
re prudente, lo suficientemente instruido como para
aber que toda su erudición no alcanza para respon-
er la pregunta que lo obsesiona. Algún día escribirá
n libro procurando dar respuesta a este interrogan-
3, pero antes le queda otra senda por transitar. An-
ioso por hacer algo que esté bien  en un sentido perdu-
able, traspone los límites del saber con la intención de
egar a la lejana orilla adonde no puede conducirlo la
azón. Día a día se vuelve más viejo y frustrado y, tal
orno les sucede a muchas personas al envejecer, se
uelca en la religión. A partir de ese momento ya no
sndrá dudas: se entregará de lleno a cumplir la vo-
íntad de Dios.

105

El hombre no vive eternamente. Desde luego, ése nos deja con la sensación de que la teología no es co
nagino a Eclesiastés como un hombre que se vuelve
iejo, que se va quedando sin tiempo, un hombre dema
ndo sincero como para negar sus temores, angustiado
or la posibilidad de morir sin haber hecho algo trascen-
ente en la vida. Por cierto, tuvo fortuna y placeres, pero
so es transitorio. Las riquezas pueden desaparecer aun
nvida de uno o bien escapársele de las manos en el mo-
íento de la muerte. Los ricos pueden estar solos o enfer-
íos, y todos los momentos de placer se esfuman al ins
ulte. Sabe que en definitiva tendrá que enfrentar
d I o las tinieblas, que ni la fortuna ni las diversiones
) protegerán. Y si alguien le pregunta qué hizo con su
ida, siendo que se le dieron tantas ventajas y oportu-
idades, ¿qué puede responder? ¿Que juntó dinero,
ue leyó cantidad de libros y fue a muchas fiestas? La
ida de una persona debería tener más sentido.
 A esa altura de su existencia, Eclesiastés es un hom-
re prudente, lo suficientemente instruido como para
aber que toda su erudición no alcanza para respon-
er la pregunta que lo obsesiona. Algún día escribirá
n libro procurando dar respuesta a este interrogan-
3, pero antes le queda otra senda por transitar. An-
ioso por hacer algo que esté bien  en un sentido perdu-
able, traspone los límites del saber con la intención de
egar a la lejana orilla adonde no puede conducirlo la
azón. Día a día se vuelve más viejo y frustrado y, tal
orno les sucede a muchas personas al envejecer, se
uelca en la religión. A partir de ese momento ya no
sndrá dudas: se entregará de lleno a cumplir la vo-
íntad de Dios.

105

El hombre no vive eternamente. Desde luego, ése nos deja con la sensación de que la teología no es co
ha sido el punto de partida de la búsqueda de Eclesias- rrecta, como tampoco nada de este mundo. Si saca
tés, la roca contra la cual se estrellaron todas sus espe mos a Dios del panorama, si dejamos que los aconteci
ranzas. ¿De qué vale ser rico y sabio, si tanto los ricos mientos se encarguen de demostrarle a una persona
como los pobres, los sabios como los insensatos, es que las premisas fundamentales de sus vidas son fal
tán condenados a morir y ser olvidados? Pero Dios sí sas, todo el mundo le parecerá sin sentido. Pienso en
es eterno. Si nos vinculamos al Dios eterno y dedica los intelectuales idealistas de 1920 y 1930 que se en
mos la vida a su servicio, ¿no resolveríamos así la tregaron de corazón al Partido Comunista, que du
cuestión? ¿No conseguiríamos engañar a la muerte y rante años procuraron no notar su crueldad e hipocre
evitar esa sensación de futilidad que le quita sentido a sía. Cuando por fin tuvieron que enfrentar cómo era
toda nuestra lucha? Es así como Eclesiastés se lanza en verdad la causa que con tanto afán habían defendi
a realizar obras buenas, en la esperanza de que le sir do, sufrieron algo más que desencanto: fue la destruc
van para alcanzar la eternidad. ción de la base moral de sus vidas. (De hecho, un libro
Nunca nos cuenta por qué no le dio resultado. que trata sobre los ex comunistas desilusionados lle
Quizás es demasiado individualista como para acep va por título E l d i o s q u e f a l l ó) . En la novela de Camus
tar la perspectiva de desaparecer sin haberse consa L a p e s t e, el sacerdote Paneloux no cesa de repetirle a
grado a los valores eternos. Alo mejor halló hipocresía su feligresía que la epidemia de peste bubónica que
y maldad en los templos religiosos, y advirtió que los azota la ciudad es el castigo que Dios les manda por
seres aparentemente más piadosos podían ser des sus pecados, que Dios obra con sabiduría. Cuando,
preciables, con lo cual puso en tela de juicio el valor de poco después, un niñito fallece en medio de un gran
la piedad. En un momento dado (8,10) habla de haber sufrimiento, el propio padre Paneloux contrae la en
visto a los inicuos sepultado con honra mientras que fermedad y muere de inmediato, no tanto a conse
los virtuosos fueron olvidados. Tal vez haya estado cuencia de la plaga —sospechamos— sino por haber
demasiado viejo como para cambiar los hábitos de comprobado que los principios que habían regido su
escepticismo que lo acompañaron toda su vida. Cual vida eran falsos. Sin ese apoyo, ¿cómo podía vivir?
quiera haya sido la razón, muy pronto lo oímos decir: Su Dios le había fallado.
«No seas excesivamente justo ni te hagas el sabio en  A Eclesiastés también le falló su Dios. Había re
demasía; ¿por qué querrías destruirte? No quieras ser currido a Él en busca de seguridad, para librarse de
muy inicuo ni seas un insensato; ¿por qué has de mo la duda y el temor poniéndose a su servicio. Proba
rir antes de tu tiempo? Bueno es retener lo uno, sin blemente no haya sido culpa de él que no encontrara
dejar de tu mano lo otro» (7, 16-19). En otras pala lo que ansiaba en la religión, y por cierto no fue culpa
bras, que en tu vida alternen la piedad y el pecado, de Dios que Eclesiastés acudiera a la religión en bus
todo con moderación. La piedad sola, al parecer, no ca de algo que no debía. La culpa, si es que la hubo,
era la respuesta. puede haber estado en la naturaleza de la religión tal
Para uno es desolador que Dios le falle. Basar la como se la entendía en ese entonces.
propia vida en ciertas suposiciones y que luego éstas En la Biblia no se menciona la palabra «religión»:
se derrumben es una experiencia devastadora que el concepto es demasiado abstracto. La frase que más

106 107

se le acerca en sentido es «el temor de Dios». ¿Qué sig sarse una hora esperando un tren, sin nada para leer,
El hombre no vive eternamente. Desde luego, ése nos deja con la sensación de que la teología no es co
ha sido el punto de partida de la búsqueda de Eclesias- rrecta, como tampoco nada de este mundo. Si saca
tés, la roca contra la cual se estrellaron todas sus espe mos a Dios del panorama, si dejamos que los aconteci
ranzas. ¿De qué vale ser rico y sabio, si tanto los ricos mientos se encarguen de demostrarle a una persona
como los pobres, los sabios como los insensatos, es que las premisas fundamentales de sus vidas son fal
tán condenados a morir y ser olvidados? Pero Dios sí sas, todo el mundo le parecerá sin sentido. Pienso en
es eterno. Si nos vinculamos al Dios eterno y dedica los intelectuales idealistas de 1920 y 1930 que se en
mos la vida a su servicio, ¿no resolveríamos así la tregaron de corazón al Partido Comunista, que du
cuestión? ¿No conseguiríamos engañar a la muerte y rante años procuraron no notar su crueldad e hipocre
evitar esa sensación de futilidad que le quita sentido a sía. Cuando por fin tuvieron que enfrentar cómo era
toda nuestra lucha? Es así como Eclesiastés se lanza en verdad la causa que con tanto afán habían defendi
a realizar obras buenas, en la esperanza de que le sir do, sufrieron algo más que desencanto: fue la destruc
van para alcanzar la eternidad. ción de la base moral de sus vidas. (De hecho, un libro
Nunca nos cuenta por qué no le dio resultado. que trata sobre los ex comunistas desilusionados lle
Quizás es demasiado individualista como para acep va por título E l d i o s q u e f a l l ó) . En la novela de Camus
tar la perspectiva de desaparecer sin haberse consa L a p e s t e, el sacerdote Paneloux no cesa de repetirle a
grado a los valores eternos. Alo mejor halló hipocresía su feligresía que la epidemia de peste bubónica que
y maldad en los templos religiosos, y advirtió que los azota la ciudad es el castigo que Dios les manda por
seres aparentemente más piadosos podían ser des sus pecados, que Dios obra con sabiduría. Cuando,
preciables, con lo cual puso en tela de juicio el valor de poco después, un niñito fallece en medio de un gran
la piedad. En un momento dado (8,10) habla de haber sufrimiento, el propio padre Paneloux contrae la en
visto a los inicuos sepultado con honra mientras que fermedad y muere de inmediato, no tanto a conse
los virtuosos fueron olvidados. Tal vez haya estado cuencia de la plaga —sospechamos— sino por haber
demasiado viejo como para cambiar los hábitos de comprobado que los principios que habían regido su
escepticismo que lo acompañaron toda su vida. Cual vida eran falsos. Sin ese apoyo, ¿cómo podía vivir?
quiera haya sido la razón, muy pronto lo oímos decir: Su Dios le había fallado.
«No seas excesivamente justo ni te hagas el sabio en  A Eclesiastés también le falló su Dios. Había re
demasía; ¿por qué querrías destruirte? No quieras ser currido a Él en busca de seguridad, para librarse de
muy inicuo ni seas un insensato; ¿por qué has de mo la duda y el temor poniéndose a su servicio. Proba
rir antes de tu tiempo? Bueno es retener lo uno, sin blemente no haya sido culpa de él que no encontrara
dejar de tu mano lo otro» (7, 16-19). En otras pala lo que ansiaba en la religión, y por cierto no fue culpa
bras, que en tu vida alternen la piedad y el pecado, de Dios que Eclesiastés acudiera a la religión en bus
todo con moderación. La piedad sola, al parecer, no ca de algo que no debía. La culpa, si es que la hubo,
era la respuesta. puede haber estado en la naturaleza de la religión tal
Para uno es desolador que Dios le falle. Basar la como se la entendía en ese entonces.
propia vida en ciertas suposiciones y que luego éstas En la Biblia no se menciona la palabra «religión»:
se derrumben es una experiencia devastadora que el concepto es demasiado abstracto. La frase que más

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se le acerca en sentido es «el temor de Dios». ¿Qué sig sarse una hora esperando un tren, sin nada para leer,
nifica para ti esta expresión? ¿Evoca en tu mente la y sin aburrirse. Supongo que yo no entro en esa cate
imagen de una autoridad poderosa que habita en el goría, porque me hacía falta un libro para llenar esas
cielo, que nos impone su voluntad, qug amenaza con horas. Me acerqué al kiosco del aeropuerto. Práctica
aniquilamos si le desobedecemos? ¿Te hace pensar en mente el único libro que no ostentaba una mujer semi-
un Dios que conoce hasta tus pensamientos más re desnuda en la tapa era uno titulado E l j u i c i o m or a l en  
cónditos, que te castigará si cometes pecados? De ser el n i ño,  de Jean Piaget. Jamás había oído hablar de
así, eres como muchas otras personas que, a través de Piaget ni de su obra, pero como no me atraía la idea
los siglos, han creído que la religión se basa en el mie de abordar el avión con una publicación obscena decidí
do al castigo. La religión consiste en que Dios nos re comprarlo. Ese libro, créase o no, fue una de las fuer
compensa si acatamos su voluntad, y nos castiga si le zas que dio nueva forma a mi pensamiento, tanto que
desobedecemos. Eso creía la mayoría de la gente en la a veces me pregunto hasta qué punto mi vida habría
época de Eclesiastés. («Si guardáis mis mandamien sido distinta si ese día mi avión hubiese partido a ho
tos yo os daré las lluvias a sus tiempos para que la tie rario del aeropuerto de Nueva York.
rra dé su producto... y comeréis vuestro pan en abun Piaget era un psicólogo suizo apasionado por des
dancia y habitaréis seguros en vuestra tierra... Pero cubrir el mecanismo del desarrollo mental de los ni
si no quisiereis oírme ni cumplir con todos estos man ños. ¿A qué edad comienzan a adquirir el concepto de
damientos... traeré sobre vosotros el terror, la tisis y «mío» y «tuyo»? ¿Qué entienden acerca del tiempo y el
la fiebre, y sembraréis en balde vuestra semilla por espacio, lo verdadero y lo falso en las diversas edades?
que el fruto se lo comerán vuestros enemigos.» Levxti- Sus investigaciones se cristalizaron en una cantidad
co, 26.) Por eso era que Eclesiastés no hallaba satis de libros en los que trata sobre el proceso del pensa
facción cuando pretendía convertir la religión en la miento infantil.
piedra fundamental de su vida. Es probable que se E l j u i c i o m o r a l en e l n i ño   se ocupa del concepto
haya anticipado a sus tiempos al percibir que una infantil del bien y el mal, de lo permitido y lo prohibi
vida basada en la obediencia no era lo que buscaba. do. Piaget recogió los datos utilizando un método sim
pático y sencillo. Salía por las calles de Ginebra y,
cuando veía chicos que jugaban a las bolitas, se les
Debo introducir ahora el importante tema filosófico acercaba y formulaba tres preguntas:
de este capítulo partiendo de una anécdota personal.
En 1961 yo viajaba de Nueva York a Oklahoma y de ¿Qué edad tienes?
bía cambiar de avión en Chicago. Como el vuelo de ¿Cómo juegas a las bolitas?
Nueva York partió con retraso, perdí la conexión en ¿Cómo sabes que se juega así?
Chicago y tuve que esperar allí varias horas el próxi
mo avión. Acababa de terminar el libro que estaba le De ese modo registró la actitud del niño en las di
yendo, y tenía por delante dos horas de espera más versas edades, frente a las reglas de cualquier tipo,
otras dos de vuelo. Robert Louis Stevenson definió frente a la autoridad secular o religiosa, a lo grave que
una vez al intelectual como la persona que puede pa es quebrar las reglas y a los procedimientos para cam
108 109

biarlas. Piaget descubrió tres etapas en la evolución Piaget sugiere que estas actitudes frente al juego
se le acerca en sentido es «el temor de Dios». ¿Qué sig sarse una hora esperando un tren, sin nada para leer,
nifica para ti esta expresión? ¿Evoca en tu mente la y sin aburrirse. Supongo que yo no entro en esa cate
imagen de una autoridad poderosa que habita en el goría, porque me hacía falta un libro para llenar esas
cielo, que nos impone su voluntad, qug amenaza con horas. Me acerqué al kiosco del aeropuerto. Práctica
aniquilamos si le desobedecemos? ¿Te hace pensar en mente el único libro que no ostentaba una mujer semi-
un Dios que conoce hasta tus pensamientos más re desnuda en la tapa era uno titulado E l j u i c i o m or a l en  
cónditos, que te castigará si cometes pecados? De ser el n i ño,  de Jean Piaget. Jamás había oído hablar de
así, eres como muchas otras personas que, a través de Piaget ni de su obra, pero como no me atraía la idea
los siglos, han creído que la religión se basa en el mie de abordar el avión con una publicación obscena decidí
do al castigo. La religión consiste en que Dios nos re comprarlo. Ese libro, créase o no, fue una de las fuer
compensa si acatamos su voluntad, y nos castiga si le zas que dio nueva forma a mi pensamiento, tanto que
desobedecemos. Eso creía la mayoría de la gente en la a veces me pregunto hasta qué punto mi vida habría
época de Eclesiastés. («Si guardáis mis mandamien sido distinta si ese día mi avión hubiese partido a ho
tos yo os daré las lluvias a sus tiempos para que la tie rario del aeropuerto de Nueva York.
rra dé su producto... y comeréis vuestro pan en abun Piaget era un psicólogo suizo apasionado por des
dancia y habitaréis seguros en vuestra tierra... Pero cubrir el mecanismo del desarrollo mental de los ni
si no quisiereis oírme ni cumplir con todos estos man ños. ¿A qué edad comienzan a adquirir el concepto de
damientos... traeré sobre vosotros el terror, la tisis y «mío» y «tuyo»? ¿Qué entienden acerca del tiempo y el
la fiebre, y sembraréis en balde vuestra semilla por espacio, lo verdadero y lo falso en las diversas edades?
que el fruto se lo comerán vuestros enemigos.» Levxti- Sus investigaciones se cristalizaron en una cantidad
co, 26.) Por eso era que Eclesiastés no hallaba satis de libros en los que trata sobre el proceso del pensa
facción cuando pretendía convertir la religión en la miento infantil.
piedra fundamental de su vida. Es probable que se E l j u i c i o m o r a l en e l n i ño   se ocupa del concepto
haya anticipado a sus tiempos al percibir que una infantil del bien y el mal, de lo permitido y lo prohibi
vida basada en la obediencia no era lo que buscaba. do. Piaget recogió los datos utilizando un método sim
pático y sencillo. Salía por las calles de Ginebra y,
cuando veía chicos que jugaban a las bolitas, se les
Debo introducir ahora el importante tema filosófico acercaba y formulaba tres preguntas:
de este capítulo partiendo de una anécdota personal.
En 1961 yo viajaba de Nueva York a Oklahoma y de ¿Qué edad tienes?
bía cambiar de avión en Chicago. Como el vuelo de ¿Cómo juegas a las bolitas?
Nueva York partió con retraso, perdí la conexión en ¿Cómo sabes que se juega así?
Chicago y tuve que esperar allí varias horas el próxi
mo avión. Acababa de terminar el libro que estaba le De ese modo registró la actitud del niño en las di
yendo, y tenía por delante dos horas de espera más versas edades, frente a las reglas de cualquier tipo,
otras dos de vuelo. Robert Louis Stevenson definió frente a la autoridad secular o religiosa, a lo grave que
una vez al intelectual como la persona que puede pa es quebrar las reglas y a los procedimientos para cam
108 109

biarlas. Piaget descubrió tres etapas en la evolución Piaget sugiere que estas actitudes frente al juego
del sentido de autoridad en el niño. de las bolitas son un paradigma de nuestras actitudes
Los muy pequeños toman las reglas de un juego, y hacia todo tipo de leyes y de autoridad. Cuando somos
por extensión todas las normas que se les dan, como  jóvenes y débiles, imaginamos que las reglas emanan
emanadas de una autoridad incuestionablemente su de alguien que todo lo sabe. Acatándolas, demostra
perior. Así es cómo deben jugar/comportarse, yjamás mos gratitud por la guía que nos brindan. El niño
se les cruza por la mente hacer las cosas de otro modo. «bueno» no es necesariamente sensible y generoso,
Piaget les preguntaba: «¿Por qué tienes que hacerlo sino el dócil y obediente. En ese período, nos cuesta
así? ¿Y si jugaras de otra manera?» Los chicos lo mira admitir la idea de que otras personas, otras culturas,
ban con desconcierto. «De la otra forma está mal. Si otras religiones se rijan por otros principios que los
haces eso, no estás jugando a las bolitas.» Reglas son nuestros. Si nosotros tenemos razón y ellos son distin
reglas, y uno pasa a integrar el sistema aceptándolas tos, entonces deben estar equivocados. Nosotros so
y respetándolas. mos la norma; ellos son raros o exóticos porque comen,
 A medida que el niño crece y se aproxima a la ado visten y rezan de manera diferente. Usar aros en las
lescencia comienza a poner en tela de juicio esas re orejas es lo que hace la gente normal; usarlos colgados
glas, del mismo modo que cuestiona toda autoridad. de la nariz es estrafalario.
No es necesario que un adulto les sugiera nada, puesto Cuando el chico entra en la adolescencia ya no le
que él mismo se pregunta: «¿Por qué tengo que hacer interesa más ser «bueno» ni recibir siempre la aproba
lo así? Es mi juego; ¿acaso no puedo establecer las re ción de sus padres. Al igual que los niños observados
glas que se me antojan?». El niño atraviesa luego una por Piaget en la segunda etapa —los que deformaban
etapa irresponsable. Inventa cantidad de reglas ton el juego de las bolitas hasta que se daban cuenta de
tas —que a veces vuelven tan fácil el juego que ya no le que ya no les divertía—, los adolescentes cometen
divierte o bien lo hacen terriblemente difícil— antes cantidad de tonterías —al punto de causarse daño
de llegar a la conclusión de que tiene la facultad de ellos mismos o a otras personas en ocasiones— en el
hacer y cambiar las reglas, pero esas normas que in afán de demostrar que no se atienen a norma alguna.
venta deberán ser justas y sensatas porque de lo con Cualquiera que haya educado a adolescentes sabe
trario el juego ya no será entretenido. que éstos rechazan el buen consejo para no tener que
 A esa altura, sostiene Piaget, el chico pisa ya el um escuchar a los padres o a alguna otra autoridad. Esa es
bral de la madurez. Comprende que las reglas no vienen su idea de lo que es ser «libres».
«de arriba» sino que las establecen personas como él, Después, si tienen suerte, se convierten en adultos
que se las pone a prueba y se las perfecciona a través cuya definición de «lo bueno» va mucho más allá de la
del tiempo, y que también personas como él pueden mera obediencia: lo bueno significa entonces evaluar
modificarlas. Ser «bueno» ya no significa simplemente y modificar las reglas, utilizar sus facultades en aras
obedecer pautas. Ha llegado el momento de compartir la de la justicia.
responsabilidad de sentar y evaluar las reglas que ha Leí el libro de Piaget esa noche en el avión rumbo
brán de ser equitativas para todos, para que todos a Oklahoma, y volví a leerlo cuando llegué a casa.
tengamos el gusto de vivir en una sociedad justa. Comprendí que el autor no sólo describía el desarrollo
110 111

moral del alma humana sino que, quizá sin darse manos nunca tenían que dar explicaciones puesto que
biarlas. Piaget descubrió tres etapas en la evolución Piaget sugiere que estas actitudes frente al juego
del sentido de autoridad en el niño. de las bolitas son un paradigma de nuestras actitudes
Los muy pequeños toman las reglas de un juego, y hacia todo tipo de leyes y de autoridad. Cuando somos
por extensión todas las normas que se les dan, como  jóvenes y débiles, imaginamos que las reglas emanan
emanadas de una autoridad incuestionablemente su de alguien que todo lo sabe. Acatándolas, demostra
perior. Así es cómo deben jugar/comportarse, yjamás mos gratitud por la guía que nos brindan. El niño
se les cruza por la mente hacer las cosas de otro modo. «bueno» no es necesariamente sensible y generoso,
Piaget les preguntaba: «¿Por qué tienes que hacerlo sino el dócil y obediente. En ese período, nos cuesta
así? ¿Y si jugaras de otra manera?» Los chicos lo mira admitir la idea de que otras personas, otras culturas,
ban con desconcierto. «De la otra forma está mal. Si otras religiones se rijan por otros principios que los
haces eso, no estás jugando a las bolitas.» Reglas son nuestros. Si nosotros tenemos razón y ellos son distin
reglas, y uno pasa a integrar el sistema aceptándolas tos, entonces deben estar equivocados. Nosotros so
y respetándolas. mos la norma; ellos son raros o exóticos porque comen,
 A medida que el niño crece y se aproxima a la ado visten y rezan de manera diferente. Usar aros en las
lescencia comienza a poner en tela de juicio esas re orejas es lo que hace la gente normal; usarlos colgados
glas, del mismo modo que cuestiona toda autoridad. de la nariz es estrafalario.
No es necesario que un adulto les sugiera nada, puesto Cuando el chico entra en la adolescencia ya no le
que él mismo se pregunta: «¿Por qué tengo que hacer interesa más ser «bueno» ni recibir siempre la aproba
lo así? Es mi juego; ¿acaso no puedo establecer las re ción de sus padres. Al igual que los niños observados
glas que se me antojan?». El niño atraviesa luego una por Piaget en la segunda etapa —los que deformaban
etapa irresponsable. Inventa cantidad de reglas ton el juego de las bolitas hasta que se daban cuenta de
tas —que a veces vuelven tan fácil el juego que ya no le que ya no les divertía—, los adolescentes cometen
divierte o bien lo hacen terriblemente difícil— antes cantidad de tonterías —al punto de causarse daño
de llegar a la conclusión de que tiene la facultad de ellos mismos o a otras personas en ocasiones— en el
hacer y cambiar las reglas, pero esas normas que in afán de demostrar que no se atienen a norma alguna.
venta deberán ser justas y sensatas porque de lo con Cualquiera que haya educado a adolescentes sabe
trario el juego ya no será entretenido. que éstos rechazan el buen consejo para no tener que
 A esa altura, sostiene Piaget, el chico pisa ya el um escuchar a los padres o a alguna otra autoridad. Esa es
bral de la madurez. Comprende que las reglas no vienen su idea de lo que es ser «libres».
«de arriba» sino que las establecen personas como él, Después, si tienen suerte, se convierten en adultos
que se las pone a prueba y se las perfecciona a través cuya definición de «lo bueno» va mucho más allá de la
del tiempo, y que también personas como él pueden mera obediencia: lo bueno significa entonces evaluar
modificarlas. Ser «bueno» ya no significa simplemente y modificar las reglas, utilizar sus facultades en aras
obedecer pautas. Ha llegado el momento de compartir la de la justicia.
responsabilidad de sentar y evaluar las reglas que ha Leí el libro de Piaget esa noche en el avión rumbo
brán de ser equitativas para todos, para que todos a Oklahoma, y volví a leerlo cuando llegué a casa.
tengamos el gusto de vivir en una sociedad justa. Comprendí que el autor no sólo describía el desarrollo
110 111

moral del alma humana sino que, quizá sin darse manos nunca tenían que dar explicaciones puesto que
cuenta, nos estaba dando pautas sobre la historia de les bastaba con decretar; y la gente los seguía.
los dos grandes centros de autoridad de nuestros pue Después, casi al mismo tiempo que los súbditos
blos: la política y la religión. comenzaron a cuestionar el derecho divino de los re
¿Acaso la historia dél gobierno humano no se ase yes y a pretender que se les diera participación en el
meja al relato de Piaget sobre el chico que jugaba a las gobierno, también empezaron a replantearse el dere
bolitas? Al principio había gobernantes absolutos y cho divino de Dios como tal. Veían la Biblia como un
súbditos obedientes. Los monarcas ostentaban el po documento redactado por hombres y no dictado por
der de redactar las leyes y exigir su cumplimiento, de Dios. Se interpretaba que ciertas leyes y costumbres
recaudar los gravámenes que creyeran convenientes. eran producto de las circunstancias culturales y eco
Las únicas virtudes cívicas eran la lealtad hacia el nómicas de quienes las establecieron, pero que no prove
gobernante, el ser un ciudadano respetuoso de la ley, nían directamente de Dios. Los hombres ya no querían
prestar servicio en el ejército y pagar los impuestos. considerarse «fieles servidores», sino ser hijos de Dios
La gente obedecía a su rey no porque lo amara —¿cómo que habían alcanzado la madurez. Cuando surgió la
podía amarlo si apenas lo conocía?— ni porque lo cre democracia política en Europa y América, el hombre
yera bienintencionado, sino porque le temía. comenzó a hacer valer su derecho de «voto» inclusive
Luego hubo revoluciones contra el poder despóti en las cuestiones de la fe y la moral.
co de los soberanos que a menudo produjeron períodos Siempre me fascinó el impacto que el ambiente
de caos y excesos en los que muchas víctimas inocen norteamericano produjo sobre las tradiciones protes
tes sufrieron por una aplicación arbitraria de la justi tantes, católicas y judías que trajeron a estas costas
cia, y que corresponderían a la segunda etapa de Pia los inmigrantes europeos. El autoritarismo religioso
get, la del adolescente. Ese caos revolucionario dio tuvo que ceder ante el credo norteamericano de que:
origen a la democracia, la idea de que todos deben «Éste es un país libre y a mí nadie me va a indicar lo
participar en la confección de las leyes de modo que que debo hacer». Las iglesias que optaban por el con
éstas reflejen la voluntad del conjunto. trol local, «democrático» —bautistas, congregaciona-
¿Y cuál ha sido la historia de la religión, las for listas, unitarios— se arraigaron más que aquellas do
mas como hemos entendido a Dios en el transcurso de minadas por una jerarquía centralizada, que habían
las generaciones? En una época a Dios se lo repre sido tan poderosas en el viejo continente. Los católicos
sentaba como monarca absoluto, Rey de Reyes. Él nos norteamericanos se sentían en su derecho de desobe
indicaba cómo vivir, y nosotros éramos buenos en la decer las enseñanzas de sus dirigentes y así y todo se
medida en que le obedeciéramos y acatáramos su pa guían considerándose buenos y leales católicos. Los
labra. Dios nos premiaba por nuestra veneración in  judíos dejaron de lado la ortodoxia para abrazar la voz
cuestionable y nos castigaba cuando nos portábamos de la reforma, o bien reaccionaron contra los conser
como servidores infieles. Todas las comunidades te vadores enseñando que a la religión la hace el pueblo,
nían sus dirigentes religiosos que hablaban en nom y no la imponen los jerarcas. Al igual que los niños que
bre de Dios y conocían su voluntad, y los fieles debían  jugaban a las bolitas en las calles de Ginebra, las co
por fuerza obedecerlos. Dios y sus representantes hu munidades religiosas dejaron de ser criaturas dóciles,
112 113

atravesaron por un período adolescente de rechazo el hombre recto y un castigo para el malvado, porque iba
moral del alma humana sino que, quizá sin darse manos nunca tenían que dar explicaciones puesto que
cuenta, nos estaba dando pautas sobre la historia de les bastaba con decretar; y la gente los seguía.
los dos grandes centros de autoridad de nuestros pue Después, casi al mismo tiempo que los súbditos
blos: la política y la religión. comenzaron a cuestionar el derecho divino de los re
¿Acaso la historia dél gobierno humano no se ase yes y a pretender que se les diera participación en el
meja al relato de Piaget sobre el chico que jugaba a las gobierno, también empezaron a replantearse el dere
bolitas? Al principio había gobernantes absolutos y cho divino de Dios como tal. Veían la Biblia como un
súbditos obedientes. Los monarcas ostentaban el po documento redactado por hombres y no dictado por
der de redactar las leyes y exigir su cumplimiento, de Dios. Se interpretaba que ciertas leyes y costumbres
recaudar los gravámenes que creyeran convenientes. eran producto de las circunstancias culturales y eco
Las únicas virtudes cívicas eran la lealtad hacia el nómicas de quienes las establecieron, pero que no prove
gobernante, el ser un ciudadano respetuoso de la ley, nían directamente de Dios. Los hombres ya no querían
prestar servicio en el ejército y pagar los impuestos. considerarse «fieles servidores», sino ser hijos de Dios
La gente obedecía a su rey no porque lo amara —¿cómo que habían alcanzado la madurez. Cuando surgió la
podía amarlo si apenas lo conocía?— ni porque lo cre democracia política en Europa y América, el hombre
yera bienintencionado, sino porque le temía. comenzó a hacer valer su derecho de «voto» inclusive
Luego hubo revoluciones contra el poder despóti en las cuestiones de la fe y la moral.
co de los soberanos que a menudo produjeron períodos Siempre me fascinó el impacto que el ambiente
de caos y excesos en los que muchas víctimas inocen norteamericano produjo sobre las tradiciones protes
tes sufrieron por una aplicación arbitraria de la justi tantes, católicas y judías que trajeron a estas costas
cia, y que corresponderían a la segunda etapa de Pia los inmigrantes europeos. El autoritarismo religioso
get, la del adolescente. Ese caos revolucionario dio tuvo que ceder ante el credo norteamericano de que:
origen a la democracia, la idea de que todos deben «Éste es un país libre y a mí nadie me va a indicar lo
participar en la confección de las leyes de modo que que debo hacer». Las iglesias que optaban por el con
éstas reflejen la voluntad del conjunto. trol local, «democrático» —bautistas, congregaciona-
¿Y cuál ha sido la historia de la religión, las for listas, unitarios— se arraigaron más que aquellas do
mas como hemos entendido a Dios en el transcurso de minadas por una jerarquía centralizada, que habían
las generaciones? En una época a Dios se lo repre sido tan poderosas en el viejo continente. Los católicos
sentaba como monarca absoluto, Rey de Reyes. Él nos norteamericanos se sentían en su derecho de desobe
indicaba cómo vivir, y nosotros éramos buenos en la decer las enseñanzas de sus dirigentes y así y todo se
medida en que le obedeciéramos y acatáramos su pa guían considerándose buenos y leales católicos. Los
labra. Dios nos premiaba por nuestra veneración in  judíos dejaron de lado la ortodoxia para abrazar la voz
cuestionable y nos castigaba cuando nos portábamos de la reforma, o bien reaccionaron contra los conser
como servidores infieles. Todas las comunidades te vadores enseñando que a la religión la hace el pueblo,
nían sus dirigentes religiosos que hablaban en nom y no la imponen los jerarcas. Al igual que los niños que
bre de Dios y conocían su voluntad, y los fieles debían  jugaban a las bolitas en las calles de Ginebra, las co
por fuerza obedecerlos. Dios y sus representantes hu munidades religiosas dejaron de ser criaturas dóciles,
112 113

atravesaron por un período adolescente de rechazo el hombre recto y un castigo para el malvado, porque iba
para integrar luego una comunidad de adultos libres dirigida a personas en sus primeros períodos de desa
que exigen se les permita participar en la confección rrollo moral. La Biblia bien puede ser la palabra de
de las leyes que regirán su vida. Dios, pero no su última palabra porque lo que es limi
Piaget señala que lo que él hace no es simplemente tado no es la capacidad de Dios para expresarse sino
mostrarnos una variedad de opciones, esquemas al la capacidad del hombre para comprenderlo. La reli
ternativos de conducta moral. Las últimas etapas son gión que insiste en afirmar que ser «bueno» significa
mejores, de un comportamiento más moral que las «obedecer ciegamente» es una religión que pretende
primeras, del mismo modo que la vida de un adulto es que seamos eternamente niños.
más plena y madura que la del niño. Por encantador He conocido a personas para quienes la religión
que sea un pequeño, hay algo en él que está incomple era la única fuerza rectora de sus vidas, y que sin em
to. En ese sentido, la democracia no es sólo una pre bargo me hacían dudar de que esa clase de religión
ferencia occidental —como lo son el fútbol y las ham fuera buena para ellas. Algunas tenían una tremenda
burguesas— sino que representa una forma más obsesión con el pecado, un miedo eterno a violar in
acabada, más moral de organización social que la dic voluntariamente algún precepto, a haber hecho algo
tadura. Los esquemas de vida detrás de la Cortina de que ofendiera a Dios y les hiciera perder su amor. En
Hierro, por ejemplo, donde el gobierno controla todo y otros advertía una actitud de «ahora Dios va a ver que
el pueblo vive con un constante temor a sus autorida bueno y abnegado soy, y a lo mejor así consigo que me
des, son objetivamente menos morales porque repre ame». Para algunos judíos, el sábado en vez de ser
sentan una etapa de desarrollo menos madura, más un día de serenidad y paz espiritual se convierte en un
infantil. Esas primeras etapas pueden ser apropia suplicio por el temor de estar cometiendo algo prohi
das para un niño o aun para un joven que desea vivir bido. Conozco a cristianos que no pueden mirar una
con sus padres, y que otros se ocupen de decidir por él. propaganda de televisión sin obsesionarse por haber
Pero algo le falla a la persona que nunca supera esos tenido pensamientos lujuriosos respecto de algunas
conceptos y esquemas infantiles a medida que va cre modelos o que creen pecar de soberbios cada vez que
ciendo. alguien los elogia por ser tan buenos ejemplos para la
 Y es aquí donde Piaget nos imparte sus enseñan comunidad. Y el espíritu que prevalece es siempre
zas, no sólo respecto de la mente del niño sino tam «ahora Dios va a saber que soy bueno y por lo tanto
bién del futuro de la religión y la búsqueda de una me amará». Tengo la impresión de que todas estas in
vida trascendente. De él aprendemos que l a o b ed i en -   terpretaciones de la religión son incompletas, y que
c i a n o es n ec esa r i a m e n t e l a m áx i m a v i r t u d r el i g i o sa . no permiten crecer a la persona.
La religión que define su credo como la obediencia a Una parte de nosotros desea seguir siendo siem
sus preceptos es adecuada para los niños y las perso pre niño. Cuando Peter Pan entona la canción en la
nas inmaduras, y puede haberlo sido para la humani cual habla de no querer crecer ni asumir responsabili
dad en su conjunto cuando la civilización no había dades de adulto, los niños del público —que no ven la
madurado. No importa que leamos en la Biblia: «Así hora de ser mayores— piensan que Peter Pan es raro,
habla el Señor» ni que prometa una recompensa para pero los padres lo entienden perfectamente (por su
114 115

puesto, fue un adulto quien escribió la obra original ^ gratitud de nuestra parte, nos están haciendo un flaco
otro adulto quien le agregó esa canción). Una parte dé^j favor. Precisamente en eso le fallaba la religión a
atravesaron por un período adolescente de rechazo el hombre recto y un castigo para el malvado, porque iba
para integrar luego una comunidad de adultos libres dirigida a personas en sus primeros períodos de desa
que exigen se les permita participar en la confección rrollo moral. La Biblia bien puede ser la palabra de
de las leyes que regirán su vida. Dios, pero no su última palabra porque lo que es limi
Piaget señala que lo que él hace no es simplemente tado no es la capacidad de Dios para expresarse sino
mostrarnos una variedad de opciones, esquemas al la capacidad del hombre para comprenderlo. La reli
ternativos de conducta moral. Las últimas etapas son gión que insiste en afirmar que ser «bueno» significa
mejores, de un comportamiento más moral que las «obedecer ciegamente» es una religión que pretende
primeras, del mismo modo que la vida de un adulto es que seamos eternamente niños.
más plena y madura que la del niño. Por encantador He conocido a personas para quienes la religión
que sea un pequeño, hay algo en él que está incomple era la única fuerza rectora de sus vidas, y que sin em
to. En ese sentido, la democracia no es sólo una pre bargo me hacían dudar de que esa clase de religión
ferencia occidental —como lo son el fútbol y las ham fuera buena para ellas. Algunas tenían una tremenda
burguesas— sino que representa una forma más obsesión con el pecado, un miedo eterno a violar in
acabada, más moral de organización social que la dic voluntariamente algún precepto, a haber hecho algo
tadura. Los esquemas de vida detrás de la Cortina de que ofendiera a Dios y les hiciera perder su amor. En
Hierro, por ejemplo, donde el gobierno controla todo y otros advertía una actitud de «ahora Dios va a ver que
el pueblo vive con un constante temor a sus autorida bueno y abnegado soy, y a lo mejor así consigo que me
des, son objetivamente menos morales porque repre ame». Para algunos judíos, el sábado en vez de ser
sentan una etapa de desarrollo menos madura, más un día de serenidad y paz espiritual se convierte en un
infantil. Esas primeras etapas pueden ser apropia suplicio por el temor de estar cometiendo algo prohi
das para un niño o aun para un joven que desea vivir bido. Conozco a cristianos que no pueden mirar una
con sus padres, y que otros se ocupen de decidir por él. propaganda de televisión sin obsesionarse por haber
Pero algo le falla a la persona que nunca supera esos tenido pensamientos lujuriosos respecto de algunas
conceptos y esquemas infantiles a medida que va cre modelos o que creen pecar de soberbios cada vez que
ciendo. alguien los elogia por ser tan buenos ejemplos para la
 Y es aquí donde Piaget nos imparte sus enseñan comunidad. Y el espíritu que prevalece es siempre
zas, no sólo respecto de la mente del niño sino tam «ahora Dios va a saber que soy bueno y por lo tanto
bién del futuro de la religión y la búsqueda de una me amará». Tengo la impresión de que todas estas in
vida trascendente. De él aprendemos que l a o b ed i en -   terpretaciones de la religión son incompletas, y que
c i a n o es n ec esa r i a m e n t e l a m áx i m a v i r t u d r el i g i o sa . no permiten crecer a la persona.
La religión que define su credo como la obediencia a Una parte de nosotros desea seguir siendo siem
sus preceptos es adecuada para los niños y las perso pre niño. Cuando Peter Pan entona la canción en la
nas inmaduras, y puede haberlo sido para la humani cual habla de no querer crecer ni asumir responsabili
dad en su conjunto cuando la civilización no había dades de adulto, los niños del público —que no ven la
madurado. No importa que leamos en la Biblia: «Así hora de ser mayores— piensan que Peter Pan es raro,
habla el Señor» ni que prometa una recompensa para pero los padres lo entienden perfectamente (por su
114 115

puesto, fue un adulto quien escribió la obra original ^ gratitud de nuestra parte, nos están haciendo un flaco
otro adulto quien le agregó esa canción). Una parte dé^j favor. Precisamente en eso le fallaba la religión a
nosotros, sobre todo en momentos difíciles, añora qué|| Eclesiastés. La religión auténtica no debería acceder
alguien nos abrace, que nos cuide y nos diga que noli a esos reclamos nuestros («Esto es demasiado difícil.
nos preocupemos, que todo va a salir bien. No pocas | Dime cómo debo obrar para no tener que pensa rlo.»)
veces veo a un enfermo en un hospital, un hombre que | Por el contrario, debe inducimos a madurar, a des
puede ser un ejecutivo, una mujer acostumbrada a to- :í  prendemos de las actitudes infantiles. La religión de
mar decisiones, que sufren una regresión y se vuelven i  bería incluso alentamos a desafiar sus propios pre
infantiles. Una parte de nosotros desea que alguien se v ceptos, pero no por una impaciencia adolescente sino
haga cargo de las cosas que nos cuesta hacer, que nos re- í como personas mayores, con una conciencia informa
leve de la responsabilidad. Un monje español del me da. («Alentar» es una excelente palabra. La religión
dievo escribió en su diario: «Confío en ir al cielo después no debería brindamos respuestas sino alentamos
de mi muerte porque nunca he tomado una decisión pro para que encontremos nuestro propio camino.)
pia. Siempre he cumplido órdenes de mis superiores, de Mi tarea de rabino sería mucho más sencilla si
modo que si he errado, el pecado es de ellos, no mío». procurara que mis fieles me obedecieran al pie de la
En la misma línea, el psicólogo Erich Fromm, lue letra, del mismo modo que en mi labor docente sería
go de emigrar a los Estados Unidos proveniente de la mucho más fácil que mis alumnos anotaran y memo-
 Alemania nazi, procuró comprender cómo un pueblo rizaran todo lo que les indico, sin cuestionarme ja
culto como el alemán permitió el acceso al poder de más. Sin embargo, en ambos casos estaría estafando
un individuo como Hitler. En su libro E l m i e d o a l a l i -   a personas que acuden a mí para que las oriente. El
b e r t a d   sugiere una explicación. A veces, sostiene, los ser humano se asemeja más a una planta a la que hay
problemas de la vida son tan abrumadores, que nos de que nutrir, que a un recipiente vacío al que hay que
sesperamos y creemos que nunca habremos de solu llenar de conocimientos. A los n i ños  se les puede pedir
cionarlos. Si en ese momento alguien se nos acerca y obediencia. «¡No juegues con eso!» es una advertencia
nos dice con una voz que inspira confianza: «Sígueme más conveniente que una conferencia acerca de los peli
sin hacer preguntas, haz todo lo que te digo y te saca gros de encender un fuego o lo malo que sería romper
ré de este brete», muchos nos sentiríamos tentados de una antigua reliquia. Pero debemos dejar de tratar a
aceptar. Cuando la vida se vuelve difícil, anhelamos los adultos como si fiieran aún niños, en nombre de la
que nos digan: «No te preocupes, que yo me encargo religión. En última instancia, la moral tiene que ir
de todo. Lo único que pretendo de ti es tu eterna grati mucho más allá de la mera obediencia.
tud y tu obediencia».
Ese deseo de trasladarle los problemas a otra per
sona cuando la vida se toma complicada es el niño El temor de Dios realmente puede ser el comienzo de
que habla desde nuestro cuerpo adulto. Cuando la re la sabiduría y la piedra basal de nuestra vida, tal
ligión accede a ese deseo, cuando los dirigentes reli como la Biblia no cesa de repetir. Pero cuando habla
giosos nos mantienen en una situación de depen mos del «temor de Dios» no queremos decir tenerle
dencia infantil, pidiéndonos obediencia y exigiendo miedo a Dios. No se trata de un «temor» en él sentido
116 117

que le asignamos actualmente a la palabra, sino de adulto, de asumir la responsabilidad do tu vltllt. ¿Q11iti*
res sentirte pleno, quieres tener la aonHiidÓH <lo <|IIN
puesto, fue un adulto quien escribió la obra original ^ gratitud de nuestra parte, nos están haciendo un flaco
otro adulto quien le agregó esa canción). Una parte dé^j favor. Precisamente en eso le fallaba la religión a
nosotros, sobre todo en momentos difíciles, añora qué|| Eclesiastés. La religión auténtica no debería acceder
alguien nos abrace, que nos cuide y nos diga que noli a esos reclamos nuestros («Esto es demasiado difícil.
nos preocupemos, que todo va a salir bien. No pocas | Dime cómo debo obrar para no tener que pensa rlo.»)
veces veo a un enfermo en un hospital, un hombre que | Por el contrario, debe inducimos a madurar, a des
puede ser un ejecutivo, una mujer acostumbrada a to- :í  prendemos de las actitudes infantiles. La religión de
mar decisiones, que sufren una regresión y se vuelven i  bería incluso alentamos a desafiar sus propios pre
infantiles. Una parte de nosotros desea que alguien se v ceptos, pero no por una impaciencia adolescente sino
haga cargo de las cosas que nos cuesta hacer, que nos re- í como personas mayores, con una conciencia informa
leve de la responsabilidad. Un monje español del me da. («Alentar» es una excelente palabra. La religión
dievo escribió en su diario: «Confío en ir al cielo después no debería brindamos respuestas sino alentamos
de mi muerte porque nunca he tomado una decisión pro para que encontremos nuestro propio camino.)
pia. Siempre he cumplido órdenes de mis superiores, de Mi tarea de rabino sería mucho más sencilla si
modo que si he errado, el pecado es de ellos, no mío». procurara que mis fieles me obedecieran al pie de la
En la misma línea, el psicólogo Erich Fromm, lue letra, del mismo modo que en mi labor docente sería
go de emigrar a los Estados Unidos proveniente de la mucho más fácil que mis alumnos anotaran y memo-
 Alemania nazi, procuró comprender cómo un pueblo rizaran todo lo que les indico, sin cuestionarme ja
culto como el alemán permitió el acceso al poder de más. Sin embargo, en ambos casos estaría estafando
un individuo como Hitler. En su libro E l m i e d o a l a l i -   a personas que acuden a mí para que las oriente. El
b e r t a d   sugiere una explicación. A veces, sostiene, los ser humano se asemeja más a una planta a la que hay
problemas de la vida son tan abrumadores, que nos de que nutrir, que a un recipiente vacío al que hay que
sesperamos y creemos que nunca habremos de solu llenar de conocimientos. A los n i ños  se les puede pedir
cionarlos. Si en ese momento alguien se nos acerca y obediencia. «¡No juegues con eso!» es una advertencia
nos dice con una voz que inspira confianza: «Sígueme más conveniente que una conferencia acerca de los peli
sin hacer preguntas, haz todo lo que te digo y te saca gros de encender un fuego o lo malo que sería romper
ré de este brete», muchos nos sentiríamos tentados de una antigua reliquia. Pero debemos dejar de tratar a
aceptar. Cuando la vida se vuelve difícil, anhelamos los adultos como si fiieran aún niños, en nombre de la
que nos digan: «No te preocupes, que yo me encargo religión. En última instancia, la moral tiene que ir
de todo. Lo único que pretendo de ti es tu eterna grati mucho más allá de la mera obediencia.
tud y tu obediencia».
Ese deseo de trasladarle los problemas a otra per
sona cuando la vida se toma complicada es el niño El temor de Dios realmente puede ser el comienzo de
que habla desde nuestro cuerpo adulto. Cuando la re la sabiduría y la piedra basal de nuestra vida, tal
ligión accede a ese deseo, cuando los dirigentes reli como la Biblia no cesa de repetir. Pero cuando habla
giosos nos mantienen en una situación de depen mos del «temor de Dios» no queremos decir tenerle
dencia infantil, pidiéndonos obediencia y exigiendo miedo a Dios. No se trata de un «temor» en él sentido
116 117

que le asignamos actualmente a la palabra, sino de adulto, de asumir la responsabilidad do tu vltllt. ¿Q11iti*
respeto y veneración. El miedo es una emoción negati res sentirte pleno, quieres tener la aonHiidÓH <lo <|IIN
va, opresora, que nos mueve a querer huir de aquello por ñn has aprendido a vivir? Entonces doj» do dtwll'l
que nos atemoriza, o bien a desear destruirlo. Provoca “Hice todo lo que me pediste” y comienza a decir: "A ti
fastidio hacia la persona que nos asusta y nos hace puede o no gustarte, pero yo lo he pensado mucho y
enojar con nosotros mismos al vernos tan vulnera creo que esto es lo correcto”».
bles. Obedecer a Dios por miedo es servirlo sólo con La verdadera religión no debería ordenamos:
una parte de nuestro ser. «¡Obedece! ¡Acata la ley! ¡Reproduce el pasado!», sino
El temor reverente tiene apenas alguna semejan que debería alentamos a crecer, a ser audaces, inclu
za con el miedo. Nos provoca una sensación de respe so a tomar decisiones erróneas en algún momento
to, de estar frente a alguien o algo mucho más podero para que así podamos aprender de nuestros errores.
so que nosotros. El temor reverente es un sentimiento Para el adulto de fe, Dios no es la autoridad que cons
positivo. A diferencia del miedo que nos da deseos de tantemente le indica lo que debe hacer. Dios es el poder
escapar, el temor reverente nos impulsa a acercarnos. divino que lo impulsa a madurar, a crecer, a atrever
En vez de sentir fastidio por nuestra propia debilidad, se. Dios no le dice, como a un niño: «Estoy mirándote
valoramos algo que es muy superior a nosotros. Si nos para cerciorarme de que no hagas nada indebido»,
paramos en la cima de un monte junto a un precipicio sino más bien: «Lánzate a un mundo desconocido, bus
y miramos abajo, sentimos miedo y ganas de salir ca tu propio camino y, pase lo que pasare, quiero que
cuanto antes de ese lugar. Si nos paramos en un sitio sepas que estaré contigo». Como un padre que se sien
seguro, en la cumbre de una montaña, y miramos ha te orgulloso cuando sus hijos logran un éxito por
cia abajo, lo que sentimos es admiración y deseo de mérito propio, Dios es lo suficientemente sensato como
permanecer allí eternamente. para complacerse cuando ve que maduramos, y no
 Al concluir su fase mística, Eclesiastés bien pue cuando adoptamos una actitud de dependencia con
de haberle dicho a Dios: «¿Qué más quieres de mí? Me respecto a El.
he arrastrado, te he ofrecido una obediencia absolu
ta, he hecho todo lo que me pediste. ¿Por qué, enton
ces, no me diste esa sensación de plenitud, esa prome La religión auténtica no quiere personas obedientes
sa de eternidad que yo buscaba?». Y tal vez Dios le haya sino personas íntegras. ¿Qué es la integridad? La pala
respondido: «¿Acaso crees que a mí me gusta ver que bra «íntegro» significa entero, indiviso, completo. Vivir
te arrastras? ¿Sinceramente piensas que soy tan inse con integridad quiere decir averiguar quién es uno, y ser
guro como para necesitar que tú te rebajes para así esa persona siempre. La religión no espera que seamos
sentirme importante? Ojalá los hombres dejaran de perfectos. Eso no sólo sería imposible y nos llevaría al
citar las palabras que le dirigí a la raza humana en su fracaso inevitable, sino que además sería casi antirreli
infancia, y escucharan lo que intento decirles hoy De gioso. Si fuéramos perfectos jamás podríamos aprender,
los niños, y de los que espiritualmente son como niños, crecer ni cambiar. No nos haría falta la fe, y debido a
espero acatamiento, pero lo que tú llamas “obediencia nuestra perfección, seríamos tan grandes como Dios.
absoluta” es tu incapacidad de comportarte como un Empero, la religión puede pretender que seamos ínte

118 119

gros en otro sentido: no perfectos sino constantes. El sempeño. Es, por el contrario, un fuego purificador
que le asignamos actualmente a la palabra, sino de adulto, de asumir la responsabilidad do tu vltllt. ¿Q11iti*
respeto y veneración. El miedo es una emoción negati res sentirte pleno, quieres tener la aonHiidÓH <lo <|IIN
va, opresora, que nos mueve a querer huir de aquello por ñn has aprendido a vivir? Entonces doj» do dtwll'l
que nos atemoriza, o bien a desear destruirlo. Provoca “Hice todo lo que me pediste” y comienza a decir: "A ti
fastidio hacia la persona que nos asusta y nos hace puede o no gustarte, pero yo lo he pensado mucho y
enojar con nosotros mismos al vernos tan vulnera creo que esto es lo correcto”».
bles. Obedecer a Dios por miedo es servirlo sólo con La verdadera religión no debería ordenamos:
una parte de nuestro ser. «¡Obedece! ¡Acata la ley! ¡Reproduce el pasado!», sino
El temor reverente tiene apenas alguna semejan que debería alentamos a crecer, a ser audaces, inclu
za con el miedo. Nos provoca una sensación de respe so a tomar decisiones erróneas en algún momento
to, de estar frente a alguien o algo mucho más podero para que así podamos aprender de nuestros errores.
so que nosotros. El temor reverente es un sentimiento Para el adulto de fe, Dios no es la autoridad que cons
positivo. A diferencia del miedo que nos da deseos de tantemente le indica lo que debe hacer. Dios es el poder
escapar, el temor reverente nos impulsa a acercarnos. divino que lo impulsa a madurar, a crecer, a atrever
En vez de sentir fastidio por nuestra propia debilidad, se. Dios no le dice, como a un niño: «Estoy mirándote
valoramos algo que es muy superior a nosotros. Si nos para cerciorarme de que no hagas nada indebido»,
paramos en la cima de un monte junto a un precipicio sino más bien: «Lánzate a un mundo desconocido, bus
y miramos abajo, sentimos miedo y ganas de salir ca tu propio camino y, pase lo que pasare, quiero que
cuanto antes de ese lugar. Si nos paramos en un sitio sepas que estaré contigo». Como un padre que se sien
seguro, en la cumbre de una montaña, y miramos ha te orgulloso cuando sus hijos logran un éxito por
cia abajo, lo que sentimos es admiración y deseo de mérito propio, Dios es lo suficientemente sensato como
permanecer allí eternamente. para complacerse cuando ve que maduramos, y no
 Al concluir su fase mística, Eclesiastés bien pue cuando adoptamos una actitud de dependencia con
de haberle dicho a Dios: «¿Qué más quieres de mí? Me respecto a El.
he arrastrado, te he ofrecido una obediencia absolu
ta, he hecho todo lo que me pediste. ¿Por qué, enton
ces, no me diste esa sensación de plenitud, esa prome La religión auténtica no quiere personas obedientes
sa de eternidad que yo buscaba?». Y tal vez Dios le haya sino personas íntegras. ¿Qué es la integridad? La pala
respondido: «¿Acaso crees que a mí me gusta ver que bra «íntegro» significa entero, indiviso, completo. Vivir
te arrastras? ¿Sinceramente piensas que soy tan inse con integridad quiere decir averiguar quién es uno, y ser
guro como para necesitar que tú te rebajes para así esa persona siempre. La religión no espera que seamos
sentirme importante? Ojalá los hombres dejaran de perfectos. Eso no sólo sería imposible y nos llevaría al
citar las palabras que le dirigí a la raza humana en su fracaso inevitable, sino que además sería casi antirreli
infancia, y escucharan lo que intento decirles hoy De gioso. Si fuéramos perfectos jamás podríamos aprender,
los niños, y de los que espiritualmente son como niños, crecer ni cambiar. No nos haría falta la fe, y debido a
espero acatamiento, pero lo que tú llamas “obediencia nuestra perfección, seríamos tan grandes como Dios.
absoluta” es tu incapacidad de comportarte como un Empero, la religión puede pretender que seamos ínte

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gros en otro sentido: no perfectos sino constantes. El sempeño. Es, por el contrario, un fuego purificador
desafío de una religión auténtica no es que seamos que nos ayuda a libramos de todo lo que no es nues
perfectos sino maduros, íntegros en todo momento, tro, todo lo que nos impide ser como queremos. Las
que logremos la plenitud de nuestra individualidad. primeras palabras de Dios a Abraham: «Abandona tu
En mi condición de padre y profesor de adolescen tierra, tu ciudad natal, la casa de tu padre, y sígueme
tes, sé lo rápidos que son los jóvenes para denunciar a la tierra que te enseñaré», pueden significar: «Sí
la hipocresía en sus mayores, sus dirigentes políticos gueme y obedéceme sin hacer preguntas», o bien:
y religiosos. Uno de los motes más descalificantes que «Despréndete de toda influencia que te impida con
le adjudican a una persona es el de «falsa» o «farsan vertirte en la persona que puedes ser, de modo que
te», el que dice cosas que después no hace, el que afir pueda surgir el verdadero Abraham».
ma creer en ciertos principios pero luego no vive de ¿Cómo es una persona íntegra? En yiddish hay
acuerdo con ellos. No voy a salir en defensa de la hipo una palabra intraducibie que la define a la perfec
cresía, pero a veces me pregunto por qué los jóvenes ción: mensch. El mensch  es la persona que Dios tenía
se indignan tanto más con esas incoherencias que con en mente cuando dispuso que el hombre debía evolu
otros temas igualmente serios (por ejemplo con la cionar: un ser honesto, confiable, lo suficientemente
crueldad hacía el débil, con la apropiación de bienes maduro como para haber dejado de lado la ingenui
ajenos). Yo supongo que el motivo es que la hipocresía dad sin volverse cínico, un hombre que es capaz de
y la integridad son asuntos muy importantes para aconsejarnos para beneficio de nosotros, no de él. Esa
ellos durante sus años de formación. La adolescencia persona no actúa por miedo ni con el deseo de causar
es una época muy voluble. Un joven puede ser muy una buena impresión sino con una profunda seguri
aplicado y respetuoso en un momento, y al rato mos dad interior en sus convicciones. No es santo ni per
trarse impaciente y alborotado. Puede ser sumamen fecto, pero sí un hombre que se ha desprendido de
te idealista una tarde en que va a visitar un asilo o re toda falsedad y egoísmo hasta quedar sólo con lo más
cauda dinero para combatir el hambre en el mundo, y puro de su ser. Un mensch   es íntegro, y se identifica
tremendamente egoísta media hora más tarde con sus plenamente con su Dios.
amigos. Por definición, los adolescentes atraviesan  A través de mi vida he conocido muchas personas
por un período en el cual procuran saber quiénes son, íntegras, que producen una notable impresión. Irra
y les da mucho fastidio ser tan variables. Me imagino dian confianza, una sensación de paz que se obtiene
que tienen la necesidad de creer que al cabo de unos cuando uno ya sabe quién es y lo que quiere. A diferen
años habrán resuelto esas indefiniciones. Alo mejor cia de los que viven con miedo de haber ofendido a
soy incoherente e inestable, pero a los veinte años voy Dios, el hombre íntegro se preocupa por vivir de
a ser maduro, y tendré la misma personalidad día acuerdo con sus propios altos ideales, y no por saber si
tras día. Por eso es que les molesta tanto advertir que ha agradado u ofendido a Dios. Sin embargo, en pre
algunas personas mayores y respetadas no son aún sencia de ellos uno tiene la sensación de que Dios tie
íntegras. ne razones para sentirse complacido.
La religión no es un padre regañón ni es un bole Durante varios años el padre Robert F. Drinan
tín escolar en el cual se nos califica por nuestro de fue diputado en el Congreso por mi distrito electoral.

120 121

Era un lúcido defensor de la justicia social. Como se


trataba de un sacerdote católico que había sido deca
gros en otro sentido: no perfectos sino constantes. El sempeño. Es, por el contrario, un fuego purificador
desafío de una religión auténtica no es que seamos que nos ayuda a libramos de todo lo que no es nues
perfectos sino maduros, íntegros en todo momento, tro, todo lo que nos impide ser como queremos. Las
que logremos la plenitud de nuestra individualidad. primeras palabras de Dios a Abraham: «Abandona tu
En mi condición de padre y profesor de adolescen tierra, tu ciudad natal, la casa de tu padre, y sígueme
tes, sé lo rápidos que son los jóvenes para denunciar a la tierra que te enseñaré», pueden significar: «Sí
la hipocresía en sus mayores, sus dirigentes políticos gueme y obedéceme sin hacer preguntas», o bien:
y religiosos. Uno de los motes más descalificantes que «Despréndete de toda influencia que te impida con
le adjudican a una persona es el de «falsa» o «farsan vertirte en la persona que puedes ser, de modo que
te», el que dice cosas que después no hace, el que afir pueda surgir el verdadero Abraham».
ma creer en ciertos principios pero luego no vive de ¿Cómo es una persona íntegra? En yiddish hay
acuerdo con ellos. No voy a salir en defensa de la hipo una palabra intraducibie que la define a la perfec
cresía, pero a veces me pregunto por qué los jóvenes ción: mensch. El mensch  es la persona que Dios tenía
se indignan tanto más con esas incoherencias que con en mente cuando dispuso que el hombre debía evolu
otros temas igualmente serios (por ejemplo con la cionar: un ser honesto, confiable, lo suficientemente
crueldad hacía el débil, con la apropiación de bienes maduro como para haber dejado de lado la ingenui
ajenos). Yo supongo que el motivo es que la hipocresía dad sin volverse cínico, un hombre que es capaz de
y la integridad son asuntos muy importantes para aconsejarnos para beneficio de nosotros, no de él. Esa
ellos durante sus años de formación. La adolescencia persona no actúa por miedo ni con el deseo de causar
es una época muy voluble. Un joven puede ser muy una buena impresión sino con una profunda seguri
aplicado y respetuoso en un momento, y al rato mos dad interior en sus convicciones. No es santo ni per
trarse impaciente y alborotado. Puede ser sumamen fecto, pero sí un hombre que se ha desprendido de
te idealista una tarde en que va a visitar un asilo o re toda falsedad y egoísmo hasta quedar sólo con lo más
cauda dinero para combatir el hambre en el mundo, y puro de su ser. Un mensch   es íntegro, y se identifica
tremendamente egoísta media hora más tarde con sus plenamente con su Dios.
amigos. Por definición, los adolescentes atraviesan  A través de mi vida he conocido muchas personas
por un período en el cual procuran saber quiénes son, íntegras, que producen una notable impresión. Irra
y les da mucho fastidio ser tan variables. Me imagino dian confianza, una sensación de paz que se obtiene
que tienen la necesidad de creer que al cabo de unos cuando uno ya sabe quién es y lo que quiere. A diferen
años habrán resuelto esas indefiniciones. Alo mejor cia de los que viven con miedo de haber ofendido a
soy incoherente e inestable, pero a los veinte años voy Dios, el hombre íntegro se preocupa por vivir de
a ser maduro, y tendré la misma personalidad día acuerdo con sus propios altos ideales, y no por saber si
tras día. Por eso es que les molesta tanto advertir que ha agradado u ofendido a Dios. Sin embargo, en pre
algunas personas mayores y respetadas no son aún sencia de ellos uno tiene la sensación de que Dios tie
íntegras. ne razones para sentirse complacido.
La religión no es un padre regañón ni es un bole Durante varios años el padre Robert F. Drinan
tín escolar en el cual se nos califica por nuestro de fue diputado en el Congreso por mi distrito electoral.

120 121

Era un lúcido defensor de la justicia social. Como se


trataba de un sacerdote católico que había sido deca
no de una facultad de Derecho antes de entrar en el
Parlamento, su palabra era escuchada con respeto
cada vez que se discutían cuestiones morales o éticas.
Pero cuando desde Roma se ordenó que los sacerdotes
no podían ocupar cargos políticos, Robert Drinan ter
minó su período legislativo y no se postuló para su OCHO
reelección. Un periodista le preguntó si no había con
siderado la posibilidad de desafiar la orden de no in
tervenir en política, y respondió: «No, no; jamás po  Vete y come tu pan con regocijo
dría hacer eso». Algunos pensaron que cumplía su
voto de obediencia, que no se permitía pensar por sí
mismo cuando un superior le daba una orden, pero yo
lo entendí de otra manera. Para mí, lo que estaba di
ciendo era que él sabía quién era, que el hecho de ser
 jesuita era la esencia de su identidad, que todo lo de
más —por grato que fuere— era secundario. No esta
ba dispuesto a hacer nada que contradijera esa esen
cia. Si hubiese intentado ser jesuita de a ratos y
legislador en otros momentos, habría perdido esa sen
sación de integridad que sobreviene cuando uno es
siempre la misma persona. Allí residía el secreto de su
fuerza. Como la fotografía que está levemente fuera
de foco, habría dos imágenes de él, separadas una de
la otra, de modo que jamás podríamos visualizarlo
con claridad.
Si tenemos esto en claro, podemos avanzar desde
las últimas preguntas que se hacía Eclesiastés hasta
el comienzo de la respuesta que halló. Eclesiastés re
currió a la religión para que ésta lo ayudara a dar un
sentido perdurable a su vida. Pero como la religión de
su época exigía acatamiento en vez de autenticidad,
no podía volverlo un hombre íntegro. Podía hacerlo
«bueno» en el sentido de obediente, pero no era eso
lo que él buscaba. Le pedía a Dios algo más, y como no
cejó en su propósito, al final lo encontró.

122
Era un lúcido defensor de la justicia social. Como se
trataba de un sacerdote católico que había sido deca
no de una facultad de Derecho antes de entrar en el
Parlamento, su palabra era escuchada con respeto
cada vez que se discutían cuestiones morales o éticas.
Pero cuando desde Roma se ordenó que los sacerdotes
no podían ocupar cargos políticos, Robert Drinan ter
minó su período legislativo y no se postuló para su OCHO
reelección. Un periodista le preguntó si no había con
siderado la posibilidad de desafiar la orden de no in
tervenir en política, y respondió: «No, no; jamás po  Vete y come tu pan con regocijo
dría hacer eso». Algunos pensaron que cumplía su
voto de obediencia, que no se permitía pensar por sí
mismo cuando un superior le daba una orden, pero yo
lo entendí de otra manera. Para mí, lo que estaba di
ciendo era que él sabía quién era, que el hecho de ser
 jesuita era la esencia de su identidad, que todo lo de
más —por grato que fuere— era secundario. No esta
ba dispuesto a hacer nada que contradijera esa esen
cia. Si hubiese intentado ser jesuita de a ratos y
legislador en otros momentos, habría perdido esa sen
sación de integridad que sobreviene cuando uno es
siempre la misma persona. Allí residía el secreto de su
fuerza. Como la fotografía que está levemente fuera
de foco, habría dos imágenes de él, separadas una de
la otra, de modo que jamás podríamos visualizarlo
con claridad.
Si tenemos esto en claro, podemos avanzar desde
las últimas preguntas que se hacía Eclesiastés hasta
el comienzo de la respuesta que halló. Eclesiastés re
currió a la religión para que ésta lo ayudara a dar un
sentido perdurable a su vida. Pero como la religión de
su época exigía acatamiento en vez de autenticidad,
no podía volverlo un hombre íntegro. Podía hacerlo
«bueno» en el sentido de obediente, pero no era eso
lo que él buscaba. Le pedía a Dios algo más, y como no
cejó en su propósito, al final lo encontró.

122

Tal vez recuerdes la historia del capítulo dos, acerca del


hombre que se perdió en el bosque, que se encontró con
otro caminante y éste le dijo: «Yo también estoy perdido.
Lo que podemos hacer es ayudamos el uno al otro di-
ciéndonos qué caminos ya probamos sin resultado, has
ta que juntos hallemos el de salida».
 Allí empezamos. Acompañamos a Eclesiastés en
sus cinco sendas muy transitadas, todas ellas sin retor
no: el camino del egoísmo, el de renunciar a los placeres
del cuerpo, el de la sabiduría, el de evitar todo senti
miento para eludir el dolor y el camino de la piedad y la
entrega a la religión. El anciano criterioso que escribió el
libro empieza hablándonos de sus desilusiones. Ni la ri
queza, ni la sabiduría, ni la piedad le dieron la satisfac
ción de saber que su vida tenía valor sobre esta tierra ni
en el más allá. Sin embargo, no escribió sólo para aven
tar su frustración ni para convencemos de que la vida
carece de sentido, porque a la larga Eclesiastés encuen
tra una respuesta y nos la hace saber con estas palabras:
‘Vete, pues; come tu pan con regocijo, y bebe
tu vino con alegre corazón puesto que ya ha mu
cho que Dios se complace con tus obras. Sean tus
ropas en todo tiempo blancas, y nunca falte el un
güento sobre tu cabeza. Goza de la vida con tu
mujer, a quien amas, todos los días de tu vida de
vanidad que Dios te ha dado debajo del sol. Todo
cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus
fuerzas porque no hay obra, ni empresa, ni ciencia,
ni sabiduría en el sepulcro adonde vas” (9, 7-10).

125

Es una extraña respuesta, máxime viniendo de tros, que nos lleva a planteamos interrogantes tales
Tal vez recuerdes la historia del capítulo dos, acerca del
hombre que se perdió en el bosque, que se encontró con
otro caminante y éste le dijo: «Yo también estoy perdido.
Lo que podemos hacer es ayudamos el uno al otro di-
ciéndonos qué caminos ya probamos sin resultado, has
ta que juntos hallemos el de salida».
 Allí empezamos. Acompañamos a Eclesiastés en
sus cinco sendas muy transitadas, todas ellas sin retor
no: el camino del egoísmo, el de renunciar a los placeres
del cuerpo, el de la sabiduría, el de evitar todo senti
miento para eludir el dolor y el camino de la piedad y la
entrega a la religión. El anciano criterioso que escribió el
libro empieza hablándonos de sus desilusiones. Ni la ri
queza, ni la sabiduría, ni la piedad le dieron la satisfac
ción de saber que su vida tenía valor sobre esta tierra ni
en el más allá. Sin embargo, no escribió sólo para aven
tar su frustración ni para convencemos de que la vida
carece de sentido, porque a la larga Eclesiastés encuen
tra una respuesta y nos la hace saber con estas palabras:
‘Vete, pues; come tu pan con regocijo, y bebe
tu vino con alegre corazón puesto que ya ha mu
cho que Dios se complace con tus obras. Sean tus
ropas en todo tiempo blancas, y nunca falte el un
güento sobre tu cabeza. Goza de la vida con tu
mujer, a quien amas, todos los días de tu vida de
vanidad que Dios te ha dado debajo del sol. Todo
cuanto hallare que hacer tu mano, hazlo con tus
fuerzas porque no hay obra, ni empresa, ni ciencia,
ni sabiduría en el sepulcro adonde vas” (9, 7-10).

125

Es una extraña respuesta, máxime viniendo de tros, que nos lleva a planteamos interrogantes tales
él. ¿Acaso se ha dado por vencido? ¿Lo único que se le como: “¿Para qué vivimos?” Por eso la muerte de un
ocurre es aconsejamos que comamos y bebamos por niño es dramática, no así la de un renacuajo».
que quién sabe cuánto tiempo habremos de vivir? No Si la lógica te indica que la vida es un mero acci
lo creo. «Come tu pan con regocijo y bebe tu vino con dente sin sentido —dice Eclesiastés al final de su li
alegre corazón» se asemeja mucho a «come, bebe y di bro—, no renuncies a la vida. Renuncia a la lógica. Es
viértete», pero partiendo de él, me parece que esas pa cucha esa vocecita interior que te instó a plantearte
labras significan algo distinto, algo así como: he anali la pregunta en primer lugar. Si la lógica te dice que a la
zado todas las pruebas y llegado a la conclusión de larga nada es distinto porque todos morimos y desa
que nada es eterno, ’lbdo es vanidad. Los seres huma parecemos, entonces n o v i v a s a l a l a r g a .  En vez de ca
nos nacen y mueren igual que las flores y los insectos. vilar acerca del hecho de que nada perdura, acéptalo
Tbdo me lleva a pensar que la vida no tiene sentido. Pero como una verdad en la vida, y aprende a encontrarle
algo en mi interior me impide aceptar este razona sentido a lo transitorio, a las alegrías que perecen.
miento. La mente me dice que las pruebas sobre la in  Aprende a disfrutar dél momento, aunque no dure
sensatez de la vida son abrumadoras: la injusticia, la para siempre. Más aún, gózalo porque es sólo un mo
enfermedad, la muerte repentina, el hecho de que ios mento que no habrá de durar. Los momentos de nues
asesinos queden impunes mientras la gente recta pe tra existencia pueden ser eternos sin que sean perpe
rece en la pobreza. La mente me aconseja abandonar tuos. ¿Acaso no puedes cerrar los ojos y rememorar
la búsqueda de la trascendencia porque no existe. algo que sucedió durante un instante muchos años
Tbda mi experiencia apunta en esa misma dirección. atrás? Quizás haya sido un paisaje espectacular, una
Pero dentro de mí surge algo que desautoriza a la conversación que te quedó grabada. En cierto sentido
mente, que no le presta atención a las pruebas. Algo me no duró mucho, pero en otro sentido vivió todos esos
dice que, pese a todo, la vida humana debe tener sen- años, tanto que aún lo recuerdas. Esta es la única cla
tido. Y ese presentimiento, dice Eclesiastés, es lo que se de eternidad que nos brinda este mundo. ¿Eres capaz
me humaniza y me diferencia de un animal. de cerrar los ojos y evocar la imagen de una mujer que
Una vez, un amigo mío intentó convencerme de amaste pero que ya ha muerto? ¿Puedes rememorar
que el tema de por qué Dios permite que exista el su voz, sentir sus caricias? Está demostrado que, si
mal es improcedente porque nosotros definimos el m^l una persona aprende a vivir, puede engañar a la muerte
desde un punto de vista humano, no desde la perspec y vivir más de los años que tema predestinados.
tiva de Dios. «Si los sapos escribieran teología, segu
ramente preguntarían por qué un Dios todopoderoso
y bueno no creaba más pantanos y más mosquitos». Yo Cuando cesamos de buscar la gran respuesta que le dé
le respondí: «Sí, pero dejas de lado el punto principal: una trascendencia eterna a la vida y en cambio nos
los que escriben teología no son los sapos sino los dedicamos a llenar cada día con momentos que nos gra
hombres. Los sapos no cuestionan el sentido de la tifiquen, hallaremos la única respuesta posible a la
vida; los hombres sí, porque hay una dimensión divi duda sobre el sentido de la vida. La vida no consiste
na, un trocito de imagen de Dios en cada uno de noso en escribir grandes libros, en amasar fortunas ni reu-
126 127

, nir un énorme poder, sino en amar y ser amado. Es | con su cuota de sentido. En resumidas cuentas,, ése es •
Es una extraña respuesta, máxime viniendo de tros, que nos lleva a planteamos interrogantes tales
él. ¿Acaso se ha dado por vencido? ¿Lo único que se le como: “¿Para qué vivimos?” Por eso la muerte de un
ocurre es aconsejamos que comamos y bebamos por niño es dramática, no así la de un renacuajo».
que quién sabe cuánto tiempo habremos de vivir? No Si la lógica te indica que la vida es un mero acci
lo creo. «Come tu pan con regocijo y bebe tu vino con dente sin sentido —dice Eclesiastés al final de su li
alegre corazón» se asemeja mucho a «come, bebe y di bro—, no renuncies a la vida. Renuncia a la lógica. Es
viértete», pero partiendo de él, me parece que esas pa cucha esa vocecita interior que te instó a plantearte
labras significan algo distinto, algo así como: he anali la pregunta en primer lugar. Si la lógica te dice que a la
zado todas las pruebas y llegado a la conclusión de larga nada es distinto porque todos morimos y desa
que nada es eterno, ’lbdo es vanidad. Los seres huma parecemos, entonces n o v i v a s a l a l a r g a .  En vez de ca
nos nacen y mueren igual que las flores y los insectos. vilar acerca del hecho de que nada perdura, acéptalo
Tbdo me lleva a pensar que la vida no tiene sentido. Pero como una verdad en la vida, y aprende a encontrarle
algo en mi interior me impide aceptar este razona sentido a lo transitorio, a las alegrías que perecen.
miento. La mente me dice que las pruebas sobre la in  Aprende a disfrutar dél momento, aunque no dure
sensatez de la vida son abrumadoras: la injusticia, la para siempre. Más aún, gózalo porque es sólo un mo
enfermedad, la muerte repentina, el hecho de que ios mento que no habrá de durar. Los momentos de nues
asesinos queden impunes mientras la gente recta pe tra existencia pueden ser eternos sin que sean perpe
rece en la pobreza. La mente me aconseja abandonar tuos. ¿Acaso no puedes cerrar los ojos y rememorar
la búsqueda de la trascendencia porque no existe. algo que sucedió durante un instante muchos años
Tbda mi experiencia apunta en esa misma dirección. atrás? Quizás haya sido un paisaje espectacular, una
Pero dentro de mí surge algo que desautoriza a la conversación que te quedó grabada. En cierto sentido
mente, que no le presta atención a las pruebas. Algo me no duró mucho, pero en otro sentido vivió todos esos
dice que, pese a todo, la vida humana debe tener sen- años, tanto que aún lo recuerdas. Esta es la única cla
tido. Y ese presentimiento, dice Eclesiastés, es lo que se de eternidad que nos brinda este mundo. ¿Eres capaz
me humaniza y me diferencia de un animal. de cerrar los ojos y evocar la imagen de una mujer que
Una vez, un amigo mío intentó convencerme de amaste pero que ya ha muerto? ¿Puedes rememorar
que el tema de por qué Dios permite que exista el su voz, sentir sus caricias? Está demostrado que, si
mal es improcedente porque nosotros definimos el m^l una persona aprende a vivir, puede engañar a la muerte
desde un punto de vista humano, no desde la perspec y vivir más de los años que tema predestinados.
tiva de Dios. «Si los sapos escribieran teología, segu
ramente preguntarían por qué un Dios todopoderoso
y bueno no creaba más pantanos y más mosquitos». Yo Cuando cesamos de buscar la gran respuesta que le dé
le respondí: «Sí, pero dejas de lado el punto principal: una trascendencia eterna a la vida y en cambio nos
los que escriben teología no son los sapos sino los dedicamos a llenar cada día con momentos que nos gra
hombres. Los sapos no cuestionan el sentido de la tifiquen, hallaremos la única respuesta posible a la
vida; los hombres sí, porque hay una dimensión divi duda sobre el sentido de la vida. La vida no consiste
na, un trocito de imagen de Dios en cada uno de noso en escribir grandes libros, en amasar fortunas ni reu-
126 127

, nir un énorme poder, sino en amar y ser amado. Es | con su cuota de sentido. En resumidas cuentas,, ése es •
disfrutar los alimentos y sentarse a tomar sol en vez : el consejo que nos da Eclesiastés porqué así lo apren
de almorzar a las disparadas para correr de vuelta a : dió él por propia experiencia. Aunque ponía el máxi
la oficina. Es gozar con la belleza de los momentos efí mo dé empeño, no hallaba el secreto de la vida, pero
meros, los atardeceres, las hojas que cambian de co pese a sus sucesivos fracasos, algo le decía que la vida
lor, los raros instantes de una verdadera comunica merecía vivirse. Advertía la futilidad, la-injusticia de
ción humana. Es paladearlos en lugar de dejarlos de tantas situaciones que se dan sobre la Tierra, pero al
lado porque estamos muy ocupados, y lamentamos mismo tiempo presentía que, por frustrante que pare
porque no duran hasta que tenemos tiempo como ciese, la vida nos brinda demasiadas posibilidades
para experimentarlos. Eclesiastés se pasó casi toda la como para no tener sentido, aunque él jamás lo encon
vida buscando la gran soluciónala gran respuesta al trase. Y finalmente lo halló, no en pocas cosas grandes
gran interrogante, y al final se dio cuenta de que des sino en mil pequeñas.
perdiciar tantos años en busca de la respuesta era Un famoso jugador de fútbol americano fue entre
como tratar de comer una sola comida suculenta de vistado en vísperas de un encuentro por la Supercopa.
modo de no volver a sentir hambre nunca más. No «Si éste es el partido final, el más importante —dijo—,
hay una sola respuesta, sino muchas: el amor, la ale ¿cómo es que va a jugarse otro el año que viene?» Del
gría de trabajar, los placeres simples de la comida y la misino modo, nosotros podríamos pensar: «Si pudié
ropa limpia, las pequeñas cosas que suelen perderse ramos hacer hoy algo que solucionara para siempre el
en la búsqueda de la gran solución, pero que emergen problema de la vida, ¿para qué necesitaríamos el ma
sólo cuando dejamos de poner tanto afán. Cuando , ñana?». La vida no se resuelve de una sola vez sino
lleguemos a esa etapa de la vida en que no podamos que es un desafío que hay que enfrentar a diario.
lograr tantas cosas pero seamos más capaces de dis Nuestra misión no es hallar una única respuesta sino
frutarlas, habremos obtenido la sabiduría que fi encontrar el modo de lograr que cada día sea una ex
nalmente halló Eclesiastés al cabo de tantos sinsa periencia humana.
bores. Cuando los hijos de Israel abandonaron Egipto,
Dios quiso impresionarlos con un milagro espectacu
lar para que nadie volviera a dudar más de su provi
Corita Kent, la artista gráfica que antes fuera monja, dencia. Partió las aguas del Mar Rojo con el fin de que .
dice en uno de sus pósters: «La vida es una sucesión pudieran cruzar los israelitas. Luego volvió a unirlas
de momentos. Vivir cada uno es alcanzar el éxito». No para que en ellas se ahogaran los perseguidores egip
hemos entendido bien lo que es aprovechar la vida si cios. Una vez del otro lado, el pueblo entonó cánticos
creemos que vamos a solucionar nuestros problemas de alabanza y prometió una eterna lealtad a Dios. El
de una vez para siempre amasando una gran fortuna, plan divino tuvo éxito aproximadamente unas cua
adquiriendo conocimientos o buscándonos un cónyu renta y ocho horas. Tres días después la gente estaba
ge conveniente. Es imposible resolver para siempre el cansada, con.sed. Tbdos se quejaron a Moisés por la
probléma de vivir. Sólo podemos encararlo día tras falta de agua y alimento, lamentándose de haberse
día, en una lucha constante por llenar cada jornada embarcado en esa empresa. Dios comprendió enton
129

ces que, por portentoso que sea un milagro, no resuel por lo que puede suceder mañana. Ha aprendido qwo
, nir un énorme poder, sino en amar y ser amado. Es | con su cuota de sentido. En resumidas cuentas,, ése es •
disfrutar los alimentos y sentarse a tomar sol en vez : el consejo que nos da Eclesiastés porqué así lo apren
de almorzar a las disparadas para correr de vuelta a : dió él por propia experiencia. Aunque ponía el máxi
la oficina. Es gozar con la belleza de los momentos efí mo dé empeño, no hallaba el secreto de la vida, pero
meros, los atardeceres, las hojas que cambian de co pese a sus sucesivos fracasos, algo le decía que la vida
lor, los raros instantes de una verdadera comunica merecía vivirse. Advertía la futilidad, la-injusticia de
ción humana. Es paladearlos en lugar de dejarlos de tantas situaciones que se dan sobre la Tierra, pero al
lado porque estamos muy ocupados, y lamentamos mismo tiempo presentía que, por frustrante que pare
porque no duran hasta que tenemos tiempo como ciese, la vida nos brinda demasiadas posibilidades
para experimentarlos. Eclesiastés se pasó casi toda la como para no tener sentido, aunque él jamás lo encon
vida buscando la gran soluciónala gran respuesta al trase. Y finalmente lo halló, no en pocas cosas grandes
gran interrogante, y al final se dio cuenta de que des sino en mil pequeñas.
perdiciar tantos años en busca de la respuesta era Un famoso jugador de fútbol americano fue entre
como tratar de comer una sola comida suculenta de vistado en vísperas de un encuentro por la Supercopa.
modo de no volver a sentir hambre nunca más. No «Si éste es el partido final, el más importante —dijo—,
hay una sola respuesta, sino muchas: el amor, la ale ¿cómo es que va a jugarse otro el año que viene?» Del
gría de trabajar, los placeres simples de la comida y la misino modo, nosotros podríamos pensar: «Si pudié
ropa limpia, las pequeñas cosas que suelen perderse ramos hacer hoy algo que solucionara para siempre el
en la búsqueda de la gran solución, pero que emergen problema de la vida, ¿para qué necesitaríamos el ma
sólo cuando dejamos de poner tanto afán. Cuando , ñana?». La vida no se resuelve de una sola vez sino
lleguemos a esa etapa de la vida en que no podamos que es un desafío que hay que enfrentar a diario.
lograr tantas cosas pero seamos más capaces de dis Nuestra misión no es hallar una única respuesta sino
frutarlas, habremos obtenido la sabiduría que fi encontrar el modo de lograr que cada día sea una ex
nalmente halló Eclesiastés al cabo de tantos sinsa periencia humana.
bores. Cuando los hijos de Israel abandonaron Egipto,
Dios quiso impresionarlos con un milagro espectacu
lar para que nadie volviera a dudar más de su provi
Corita Kent, la artista gráfica que antes fuera monja, dencia. Partió las aguas del Mar Rojo con el fin de que .
dice en uno de sus pósters: «La vida es una sucesión pudieran cruzar los israelitas. Luego volvió a unirlas
de momentos. Vivir cada uno es alcanzar el éxito». No para que en ellas se ahogaran los perseguidores egip
hemos entendido bien lo que es aprovechar la vida si cios. Una vez del otro lado, el pueblo entonó cánticos
creemos que vamos a solucionar nuestros problemas de alabanza y prometió una eterna lealtad a Dios. El
de una vez para siempre amasando una gran fortuna, plan divino tuvo éxito aproximadamente unas cua
adquiriendo conocimientos o buscándonos un cónyu renta y ocho horas. Tres días después la gente estaba
ge conveniente. Es imposible resolver para siempre el cansada, con.sed. Tbdos se quejaron a Moisés por la
probléma de vivir. Sólo podemos encararlo día tras falta de agua y alimento, lamentándose de haberse
día, en una lucha constante por llenar cada jornada embarcado en esa empresa. Dios comprendió enton
129

ces que, por portentoso que sea un milagro, no resuel por lo que puede suceder mañana. Ha aprendido qwo
ve el problema de la fe durante más de un par de días, el miedo nos impide ser felices, que la risa oh un romo*
del mismo modo que una suculenta comida no nos dio excelente para libramos del temor. Y quiere dejar
quita el hambre para siempre. Entonces Dios cambió nos sus enseñanzas.
de táctica. En vez de obrar un milagro grandioso cada En un mundo en que no todos son capaces do ha
generación, envió a los israelitas el maná para comer, cer grandes obras y alcanzar un éxito notable, Dioa
agua para beber y sombra fresca para poder descan nos ha dado la capacidad de encontrar grandeza en lo
sar. A medida que la gente «comía su pan con regoci cotidiano. El almuerzo puede ser una apresurada re
 jo» sentía la bondad de Dios en pequeños milagros carga de combustible —el equivalente a las paradas
cotidianos que volvían la vida más tolerable. Así como en boxes que hacen los autos de carrera—, pero tam
treinta minutos de gimnasia por día son mejores para bién puede ser una oportunidad para saborear el mi
nuestro organismo que seis horas de agotamiento una lagro que la tierra, las semillas y la imaginación hu
vez por mes, una sucesión de pequeñas experiencias mana son capaces de obrar sobre nuestras papilas
diarias de vida reconfortará más nuestra alma que gustativas. Sólo tenemos que ser lo suficientemente
una única vivencia religiosa sobrecogedora. sagaces como para saber reconocer el milagro, y no
Recuerdo haber leído un reportaje que se le hacía pasar corriendo a su lado sin percatamos de él en
a una mujer de los montes de Kentucky, en el cual se nuestra búsqueda de «algo importante». Es probable
le pedía que pasara revista a su vida y reflexionara que la adolescente que fantasea con su noviecito nos
sobre todo lo que había aprendido. Con el típico toque provoque una sonrisa. Seguramente ella piensa que
de nostalgia que tiñe toda evocación del pasado, la an lo que está viviendo es lo más maravilloso de la histo
ciana respondió: «Si pudiera volver a vivir, me daría el ria humana, pero nosotros sabemos que sólo son sus
lujo de cometer más errores. Sería más simple, toma glándulas que maduran en tiempo, y que al cabo de
ría menos cosas en serio... Comería más helados y me seis meses la niña no va a saber por qué le gustaba
nos habas. Tal vez tendría más problemas reales, pero tanto ese chico. Sin embargo, es conmovedor ver que
menos problemas imaginarios. Yo soy de esas perso alguien se pone tan contento con una carta, un llama
nas que encaran la vida con seriedad, hora tras hora, do telefónico, con una sonrisa. Bien podemos envi
día tras día. He sido de esas que nunca iban a ningu diarle a esa niña la capacidad de regocijarse con las
na parte sin llevar un termómetro, una bolsa de agua cosas comunes. La vida plena, verdaderamente hu
caliente, un paraguas. Si pudiera volver atrás, viaja mana, no se basa en unos pocos momentos excelsos
ría más liviana». sino en muchos, muchos pequeños. Sólo es necesario
«Vete a comer t u p a n   con regocijo.» «Más h e l a d o s y   dejar que esos instantes se acumulen y adquieran su
menos habas.» Menos acaudalada e instruida que real importancia.
Eclesiastés, la mujer de Kentucky siente, igual que él, En una oportunidad un rabino le comentó a uno
que ha desperdiciado demasiados años acatando con de sus fieles: «Usted siempre parece tener prisa. ¿Por
sejos inadecuados, y no quiere seguir cometiendo el qué corre tanto?». El hombre le contestó: «Persigo el
mismo error. Se da cuenta de la forma en que uno éxito, la realización personal, la gratificación por mis
arruina los placeres de la vida al preocuparse tanto desvelos». Y el rabino le dijo entonces: «Su respuesta
130 131

es' válida si da por sentado qué todas esas compensa vital? Cuando nos preguntan: «¿Usted qué hace?»,
ces que, por portentoso que sea un milagro, no resuel por lo que puede suceder mañana. Ha aprendido qwo
ve el problema de la fe durante más de un par de días, el miedo nos impide ser felices, que la risa oh un romo*
del mismo modo que una suculenta comida no nos dio excelente para libramos del temor. Y quiere dejar
quita el hambre para siempre. Entonces Dios cambió nos sus enseñanzas.
de táctica. En vez de obrar un milagro grandioso cada En un mundo en que no todos son capaces do ha
generación, envió a los israelitas el maná para comer, cer grandes obras y alcanzar un éxito notable, Dioa
agua para beber y sombra fresca para poder descan nos ha dado la capacidad de encontrar grandeza en lo
sar. A medida que la gente «comía su pan con regoci cotidiano. El almuerzo puede ser una apresurada re
 jo» sentía la bondad de Dios en pequeños milagros carga de combustible —el equivalente a las paradas
cotidianos que volvían la vida más tolerable. Así como en boxes que hacen los autos de carrera—, pero tam
treinta minutos de gimnasia por día son mejores para bién puede ser una oportunidad para saborear el mi
nuestro organismo que seis horas de agotamiento una lagro que la tierra, las semillas y la imaginación hu
vez por mes, una sucesión de pequeñas experiencias mana son capaces de obrar sobre nuestras papilas
diarias de vida reconfortará más nuestra alma que gustativas. Sólo tenemos que ser lo suficientemente
una única vivencia religiosa sobrecogedora. sagaces como para saber reconocer el milagro, y no
Recuerdo haber leído un reportaje que se le hacía pasar corriendo a su lado sin percatamos de él en
a una mujer de los montes de Kentucky, en el cual se nuestra búsqueda de «algo importante». Es probable
le pedía que pasara revista a su vida y reflexionara que la adolescente que fantasea con su noviecito nos
sobre todo lo que había aprendido. Con el típico toque provoque una sonrisa. Seguramente ella piensa que
de nostalgia que tiñe toda evocación del pasado, la an lo que está viviendo es lo más maravilloso de la histo
ciana respondió: «Si pudiera volver a vivir, me daría el ria humana, pero nosotros sabemos que sólo son sus
lujo de cometer más errores. Sería más simple, toma glándulas que maduran en tiempo, y que al cabo de
ría menos cosas en serio... Comería más helados y me seis meses la niña no va a saber por qué le gustaba
nos habas. Tal vez tendría más problemas reales, pero tanto ese chico. Sin embargo, es conmovedor ver que
menos problemas imaginarios. Yo soy de esas perso alguien se pone tan contento con una carta, un llama
nas que encaran la vida con seriedad, hora tras hora, do telefónico, con una sonrisa. Bien podemos envi
día tras día. He sido de esas que nunca iban a ningu diarle a esa niña la capacidad de regocijarse con las
na parte sin llevar un termómetro, una bolsa de agua cosas comunes. La vida plena, verdaderamente hu
caliente, un paraguas. Si pudiera volver atrás, viaja mana, no se basa en unos pocos momentos excelsos
ría más liviana». sino en muchos, muchos pequeños. Sólo es necesario
«Vete a comer t u p a n   con regocijo.» «Más h e l a d o s y   dejar que esos instantes se acumulen y adquieran su
menos habas.» Menos acaudalada e instruida que real importancia.
Eclesiastés, la mujer de Kentucky siente, igual que él, En una oportunidad un rabino le comentó a uno
que ha desperdiciado demasiados años acatando con de sus fieles: «Usted siempre parece tener prisa. ¿Por
sejos inadecuados, y no quiere seguir cometiendo el qué corre tanto?». El hombre le contestó: «Persigo el
mismo error. Se da cuenta de la forma en que uno éxito, la realización personal, la gratificación por mis
arruina los placeres de la vida al preocuparse tanto desvelos». Y el rabino le dijo entonces: «Su respuesta
130 131

es' válida si da por sentado qué todas esas compensa vital? Cuando nos preguntan: «¿Usted qué hace?»,
ciones están más adelante, y que es necesario correr contamos en qué trabajamos, no qué h o b b i e s nos
  apa
; pára darles caza. Pero ¿no sería posible que viniesen sionan ni qué hacemos en nuestro tiempo libre.
detrás y que, cuanto más corre usted, más difícil les  Yo trabajo porque tengo una familia que mante
resulte a ellas alcanzarlo?». ¿Acaso no puede ser que ner pero también porque para mí es una forma de es
Dios tenga muchos regalos hermosos para nosotros tar en contacto con la gente y sentirme útil. Ha habido
-—comida sabrosa, bellos atardeceres, flores en pri momentos en mi vida de clérigo en qué, en el término
mavera—•pero que nunca nos encuentre en casa para de veinticuatro horas, me ha tocado hablar ante un
entregárnoslos porque hemos salido a perseguir la fe grupo de adultos, presidir una boda, asistir a una reu
licidad? nión profesional y realizar un oficio religioso en un en
El consejo de Eclesiastés de buscar muchas res tierro. Esta última es, de todas las actividades, la más
puestas pequeñas a lo Iárgo de la vida, y no una sola penosa, y sin embargo, no sé por qué en cierto sentido
grande, lo lleva a señalarnos otra fuente de realiza- me siento bien cuando oficio un responso. Durante
cióií personal: el trabajo. Trabaja con afán, nos dice, muchos años no pude entender esa sensación, tanto
no sólo para recibir premios y ascensos, sino porque que suponía que debía haber algo de perverso en mí
dé ese modo te sentirás competente. Algo se corroe en por el hecho de disfrutar de esos momentos. Pero ahor
el alma de las personas que no se preocupan por la ca ra comprendo que én esas tristes circunstancias me
lidad de su labor, cualquiera sea ésta. No podemos siento comprometido, que mi presencia allí cambia en
darnos él lujo de ser chapucéros con nuestro trabajo algo las cosas. No me agrada rezar un responso cuan
porque el precio espiritual que se paga es muy alto: a do ha muerto una persona joven y preferiría no tener
la larga terminamos desvalorizándonos* que hacerlo tan a menudo, pero es gratificante sentir
Si ese entusiasmo por hallar placer en cada mo me desafiado a realizar algo difícil, y poder hacerlo.
mento lo aplicamos no sólo a nuestro tiempo de ocio Creo que eso debe haber tenido en mente Eclesiastés
sino también al trabajo, lograremos una nueva pleni cuando prácticamente nos dice: «Aunque sepas que tu
tud en la vida. El novelista Wallace Stegner dijo nna trabajo no te hará ganar el premio Nobel ni te volverá
vez que, desde la época del Paraíso, cuándo a Adán y rico y famoso, de todos modos puede darle sentido a tu
Eva se los condenó por su desobediencia a ganarse el vida si lo tomas en serio y pones en él todo tu empeño».
pan con el sudor de su frente, hasta las puertas de Si tenemos suerte, podemos obtener gozo de nues
 Auschwitz donde un cartel rezaba «El trabajo libera», tro quehacer. Algunos saben desde pequeños a qué
el trabgyo siempre ha sido desprestigiado. Freud afir van a querer dedicarse en la vida, y logran realizarse
maba que el amor y el trabajo son lás dos actividades en su vocación. También con suerte, otros emprenden
que la persona madura debe realizar eficientemente. ya de grandes una carrera de su agrado. Es el caso de
Trabajamos porque nos hace falta él dinero pero tam la mujer que decide esperar hasta que sus hijos crez
bién por otras razones. ¿Cuántos casos conocemos de can para dedicarse a la profesión que siempre anheló,
humildes trabajadores que se sacan la lotería, y pese o del ejecutivo que deja de soñar con ser rico y podero
a que se convierten en millonarios siguen levantándo so y resuelve ganarse el sustento con la jardinería, que
se a las seis para ir a su empleo porque lo consideran ha sido siempre su pasión, o el del contador que abre

132 133

un restaurante y no sufre por tener que levantarse al mular cosas sino más bien despojamos de todo el oro
alba porque ha logrado ser su propio patrón, en vez de pel, todo lo que no es auténtico. En ocasiones, para ser
es' válida si da por sentado qué todas esas compensa vital? Cuando nos preguntan: «¿Usted qué hace?»,
ciones están más adelante, y que es necesario correr contamos en qué trabajamos, no qué h o b b i e s nos
  apa
; pára darles caza. Pero ¿no sería posible que viniesen sionan ni qué hacemos en nuestro tiempo libre.
detrás y que, cuanto más corre usted, más difícil les  Yo trabajo porque tengo una familia que mante
resulte a ellas alcanzarlo?». ¿Acaso no puede ser que ner pero también porque para mí es una forma de es
Dios tenga muchos regalos hermosos para nosotros tar en contacto con la gente y sentirme útil. Ha habido
-—comida sabrosa, bellos atardeceres, flores en pri momentos en mi vida de clérigo en qué, en el término
mavera—•pero que nunca nos encuentre en casa para de veinticuatro horas, me ha tocado hablar ante un
entregárnoslos porque hemos salido a perseguir la fe grupo de adultos, presidir una boda, asistir a una reu
licidad? nión profesional y realizar un oficio religioso en un en
El consejo de Eclesiastés de buscar muchas res tierro. Esta última es, de todas las actividades, la más
puestas pequeñas a lo Iárgo de la vida, y no una sola penosa, y sin embargo, no sé por qué en cierto sentido
grande, lo lleva a señalarnos otra fuente de realiza- me siento bien cuando oficio un responso. Durante
cióií personal: el trabajo. Trabaja con afán, nos dice, muchos años no pude entender esa sensación, tanto
no sólo para recibir premios y ascensos, sino porque que suponía que debía haber algo de perverso en mí
dé ese modo te sentirás competente. Algo se corroe en por el hecho de disfrutar de esos momentos. Pero ahor
el alma de las personas que no se preocupan por la ca ra comprendo que én esas tristes circunstancias me
lidad de su labor, cualquiera sea ésta. No podemos siento comprometido, que mi presencia allí cambia en
darnos él lujo de ser chapucéros con nuestro trabajo algo las cosas. No me agrada rezar un responso cuan
porque el precio espiritual que se paga es muy alto: a do ha muerto una persona joven y preferiría no tener
la larga terminamos desvalorizándonos* que hacerlo tan a menudo, pero es gratificante sentir
Si ese entusiasmo por hallar placer en cada mo me desafiado a realizar algo difícil, y poder hacerlo.
mento lo aplicamos no sólo a nuestro tiempo de ocio Creo que eso debe haber tenido en mente Eclesiastés
sino también al trabajo, lograremos una nueva pleni cuando prácticamente nos dice: «Aunque sepas que tu
tud en la vida. El novelista Wallace Stegner dijo nna trabajo no te hará ganar el premio Nobel ni te volverá
vez que, desde la época del Paraíso, cuándo a Adán y rico y famoso, de todos modos puede darle sentido a tu
Eva se los condenó por su desobediencia a ganarse el vida si lo tomas en serio y pones en él todo tu empeño».
pan con el sudor de su frente, hasta las puertas de Si tenemos suerte, podemos obtener gozo de nues
 Auschwitz donde un cartel rezaba «El trabajo libera», tro quehacer. Algunos saben desde pequeños a qué
el trabgyo siempre ha sido desprestigiado. Freud afir van a querer dedicarse en la vida, y logran realizarse
maba que el amor y el trabajo son lás dos actividades en su vocación. También con suerte, otros emprenden
que la persona madura debe realizar eficientemente. ya de grandes una carrera de su agrado. Es el caso de
Trabajamos porque nos hace falta él dinero pero tam la mujer que decide esperar hasta que sus hijos crez
bién por otras razones. ¿Cuántos casos conocemos de can para dedicarse a la profesión que siempre anheló,
humildes trabajadores que se sacan la lotería, y pese o del ejecutivo que deja de soñar con ser rico y podero
a que se convierten en millonarios siguen levantándo so y resuelve ganarse el sustento con la jardinería, que
se a las seis para ir a su empleo porque lo consideran ha sido siempre su pasión, o el del contador que abre

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un restaurante y no sufre por tener que levantarse al mular cosas sino más bien despojamos de todo el oro
alba porque ha logrado ser su propio patrón, en vez de pel, todo lo que no es auténtico. En ocasiones, para ser
tener que presentarse todos los días en una oficina. íntegros hay que renunciar al gran sueño.
La clave de la felicidad es que podamos hallar placer El sueño es la visión que tenemos de jóvenes — tal
en nuestro trabajo, saber que estamos utilizando vez imbuida por nuestros padres o maestros, tal vez
nuestra capacidad —no derrochándola— y que se re producto de nuestra propia imaginación— de que va
conocen nuestros méritos. mos a ser personas realmente especiales. Soñamos
Es terriblemente frustrante saber que uno es ca con ser famosos, soñamos con que nuestro matrimo
paz de hacer algo y que nadie se lo pida, o creer que nio será perfecto y nuestros hijos ejemplares. Si des
uno puede hacerlo y no tener nunca la oportunidad de pués no resulta así, nos sentimos fracasados. Jamás
comprobarlo. Así, el notable atleta decide entrenarse seremos felices mientras sigamos comparando nues
durante dos años para las Olimpíadas, no porque vaya tros logros con aquel sueño. Nunca estaremos cómo
a obtener un beneficio económico sino porque necesita dos con nosotros mismos si no nos damos cuenta de
poner a prueba sus condiciones en el más alto nivel de que ya somos seres especiales. Si vivimos con una ac
competición. La frustración del deportista profesional titud verdaderamente humana, si comemos nuestro
que tiene un jugoso contrato pero debe permanecer el pan con regocijo, no nos resulta imprescindible ser ri
banco, así como la empleada que recibe un excelente cos y famosos. Ser una persona realmente humana es
sueldo aunque no tenga mucho que hacer, atestiguan un logro mucho más importante. En su libro L a s es t a -  
que el ser humano trabaja no sólo por dinero sino ci ones e  11 l a, v i d a d e u n h o m b r e ,  el doctor Daniel Le-
para dar sentido a su existencia. vinson sostiene que la adultez ofrece la posibilidad de
Cabe hacer notar que no nos referimos únicamente librarse de «la tiranía del ideal» y alcanzar un éxito
a las actividades rentadas. Muchas veces nos aboca asentado en bases más reales. «Cuando un hombre ya
mos a labores de voluntarios para obtener esa sensa no experimenta la necesidad de ser sobresaliente es
ción de ser útiles que no nos da nuestro empleo fijo. cribe— tiene más libertad para ser él mismo y para
 Así, un operario fabril entrena a un pequeño equipo trabajar de acuerdo con sus deseos y sus talentos».
deportivo y conoce la satisfacción que da el poder en El Talmud dice algo admirable: «Una hora en este
señar y aconsejar. La secretaria canta en el coro de su mundo es mejor que toda la eternidad en el mundo
templo o colabora como telefonista en centros de aten por venir». ¿Qué significa esto? Yo lo interpreto así.
ción para casos críticos, donde obtiene la sensación de cuando hayamos aprendido la forma de vivir, ya no
que hay gente que depende de ella. Mi sinagoga, al necesitaremos buscar recompensas en el más allá. Ya
igual que numerosas iglesias y organizaciones cívicas no preguntaremos qué sentido tiene ser rectos porque
de todo el país, ofrece oportunidades para que los vo el hecho de llevar una vida íntegra será la recompen
luntarios presidan comisiones, organicen colectas o sa. La persona que ha descubierto los placeres senci
den charlas, y así ellos sienten que están dando un llos de la existencia, la persona rica en amistades, la
uso útil a sus talentos ocultos. que disfruta de la comida sabrosa y de la luz del sol,
 A veces es necesario ser menos para poder ser no necesita afanarse en la búsqueda de otra clase de
más. Para ser una persona íntegra no es preciso acu éxito.
134 135

Cuentan que en una fábrica hubo una vez un pro- ‘


un restaurante y no sufre por tener que levantarse al mular cosas sino más bien despojamos de todo el oro
alba porque ha logrado ser su propio patrón, en vez de pel, todo lo que no es auténtico. En ocasiones, para ser
tener que presentarse todos los días en una oficina. íntegros hay que renunciar al gran sueño.
La clave de la felicidad es que podamos hallar placer El sueño es la visión que tenemos de jóvenes — tal
en nuestro trabajo, saber que estamos utilizando vez imbuida por nuestros padres o maestros, tal vez
nuestra capacidad —no derrochándola— y que se re producto de nuestra propia imaginación— de que va
conocen nuestros méritos. mos a ser personas realmente especiales. Soñamos
Es terriblemente frustrante saber que uno es ca con ser famosos, soñamos con que nuestro matrimo
paz de hacer algo y que nadie se lo pida, o creer que nio será perfecto y nuestros hijos ejemplares. Si des
uno puede hacerlo y no tener nunca la oportunidad de pués no resulta así, nos sentimos fracasados. Jamás
comprobarlo. Así, el notable atleta decide entrenarse seremos felices mientras sigamos comparando nues
durante dos años para las Olimpíadas, no porque vaya tros logros con aquel sueño. Nunca estaremos cómo
a obtener un beneficio económico sino porque necesita dos con nosotros mismos si no nos damos cuenta de
poner a prueba sus condiciones en el más alto nivel de que ya somos seres especiales. Si vivimos con una ac
competición. La frustración del deportista profesional titud verdaderamente humana, si comemos nuestro
que tiene un jugoso contrato pero debe permanecer el pan con regocijo, no nos resulta imprescindible ser ri
banco, así como la empleada que recibe un excelente cos y famosos. Ser una persona realmente humana es
sueldo aunque no tenga mucho que hacer, atestiguan un logro mucho más importante. En su libro L a s es t a -  
que el ser humano trabaja no sólo por dinero sino ci ones e  11 l a, v i d a d e u n h o m b r e ,  el doctor Daniel Le-
para dar sentido a su existencia. vinson sostiene que la adultez ofrece la posibilidad de
Cabe hacer notar que no nos referimos únicamente librarse de «la tiranía del ideal» y alcanzar un éxito
a las actividades rentadas. Muchas veces nos aboca asentado en bases más reales. «Cuando un hombre ya
mos a labores de voluntarios para obtener esa sensa no experimenta la necesidad de ser sobresaliente es
ción de ser útiles que no nos da nuestro empleo fijo. cribe— tiene más libertad para ser él mismo y para
 Así, un operario fabril entrena a un pequeño equipo trabajar de acuerdo con sus deseos y sus talentos».
deportivo y conoce la satisfacción que da el poder en El Talmud dice algo admirable: «Una hora en este
señar y aconsejar. La secretaria canta en el coro de su mundo es mejor que toda la eternidad en el mundo
templo o colabora como telefonista en centros de aten por venir». ¿Qué significa esto? Yo lo interpreto así.
ción para casos críticos, donde obtiene la sensación de cuando hayamos aprendido la forma de vivir, ya no
que hay gente que depende de ella. Mi sinagoga, al necesitaremos buscar recompensas en el más allá. Ya
igual que numerosas iglesias y organizaciones cívicas no preguntaremos qué sentido tiene ser rectos porque
de todo el país, ofrece oportunidades para que los vo el hecho de llevar una vida íntegra será la recompen
luntarios presidan comisiones, organicen colectas o sa. La persona que ha descubierto los placeres senci
den charlas, y así ellos sienten que están dando un llos de la existencia, la persona rica en amistades, la
uso útil a sus talentos ocultos. que disfruta de la comida sabrosa y de la luz del sol,
 A veces es necesario ser menos para poder ser no necesita afanarse en la búsqueda de otra clase de
más. Para ser una persona íntegra no es preciso acu éxito.
134 135

Cuentan que en una fábrica hubo una vez un pro- ‘


blema de robo. Como a diario desaparecían objetos de
valor, se contrató a una empresa de seguridad para
que registrara todos los días a cada empleado, al aban
donar el edificio. La mayoría de los empleados acepta
ron que se les revisaran los bolsillos y las bolsas en
que llevaban su almuerzo. Pero hubo un hombre que
todos los días pasaba por el portón empujando una ca n u e v e

rretilla llena de desperdicios, y el exasperado guardia


tenía que estar media hora escarbando entre restos
de papeles, colillas de cigarrillos y tacitas de plástico Por qué no le tengo miedo
usadas, para comprobar si en medio de todo eso no iba
algo de valor. Nunca encontró nada, pero un día el a la muerte
guardia se hartó e increpó al hombre. «Yo sé que usted
anda en algo turbio, pero por más que le registro la ca
rretilla nunca encuentro nada que valga la pena ro
bar, lo cual me vuelve loco. Dígame qué se trae entre
manos y le prometo no denunciarlo.» El operario se
encogió de hombros y respondió: «Es muy sencillo:
robo carretillas».
Si para nosotros lo único en la vida es correr en
pos del placer y la recompensa, hemos entendido mal
lo que es vivir. Con una frustración cada vez mayor se
guiremos buscando el éxito día tras día, como el guar
dia de seguridad que revisaba la basura de la carreti
lla mientras perdía de vista lo más importante.
Cuando hayamos aprendido a vivir, la vida mis
ma será la recompensa.

136
Cuentan que en una fábrica hubo una vez un pro- ‘
blema de robo. Como a diario desaparecían objetos de
valor, se contrató a una empresa de seguridad para
que registrara todos los días a cada empleado, al aban
donar el edificio. La mayoría de los empleados acepta
ron que se les revisaran los bolsillos y las bolsas en
que llevaban su almuerzo. Pero hubo un hombre que
todos los días pasaba por el portón empujando una ca n u e v e

rretilla llena de desperdicios, y el exasperado guardia


tenía que estar media hora escarbando entre restos
de papeles, colillas de cigarrillos y tacitas de plástico Por qué no le tengo miedo
usadas, para comprobar si en medio de todo eso no iba
algo de valor. Nunca encontró nada, pero un día el a la muerte
guardia se hartó e increpó al hombre. «Yo sé que usted
anda en algo turbio, pero por más que le registro la ca
rretilla nunca encuentro nada que valga la pena ro
bar, lo cual me vuelve loco. Dígame qué se trae entre
manos y le prometo no denunciarlo.» El operario se
encogió de hombros y respondió: «Es muy sencillo:
robo carretillas».
Si para nosotros lo único en la vida es correr en
pos del placer y la recompensa, hemos entendido mal
lo que es vivir. Con una frustración cada vez mayor se
guiremos buscando el éxito día tras día, como el guar
dia de seguridad que revisaba la basura de la carreti
lla mientras perdía de vista lo más importante.
Cuando hayamos aprendido a vivir, la vida mis
ma será la recompensa.

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Un amigo mío, un clérigo por quien siento gran respe


to, me planteó un día un problema. Un médico de cua
renta y dos años, que acudía a su templo, había sido
internado con un tumor cerebral inoperable. «No sé
por qué —decía mi amigo—, pero no voy a visitarlo.
Es un hombre que me cae bien, lo estimo, sé que a él le
encanta que vaya a verlo, pero siempre encuentro al
gún pretexto para no ir, lo cual me hace sentir muy
mal.» Yo le respondí: «Creo que comprendo lo que te
sucede: te pones demasiado en su lugar. Lo ves enfer
mo y moribundo y piensas que dentro de un año po
drías ser tú quien estuviera allí. Se me ocurre que le
tienes miedo a la muerte —no es nada para avergon
zarse; les sucede a muchos—, y te resulta imposible
ver a una persona de tu edad que está por morir».
«¿Y cómo se supera ese miedo?» Le contesté que yo
no estaba dispuesto a morir aún, que esperaba vivir mu
chos años más, pero que no le tenía miedo a la muerte
porque me sentía satisfecho con lo que había realizado
en la vida. Tenía la sensación de no haberla malgasta
do, sino por el contrario, de haber hecho lo posible por
ser un hombre íntegro. Le señalé que él podía sentir las
mismas cosas con respecto a sí mismo, a su vida y su tra
bajo, porque ya había logrado humanizar su existen
cia. Sólo cuando uno pierde el miedo él mismo a la muer
te puede decir que realmente vive con plenitud.
Creo que lo que nos causa temor no es el mero
hecho de morir sino algo mucho más trágico: la posi
bilidad de no haber vivido nunca, de llegar al fin de
nuestros días sin saber para qué se vive.

139

De todos los temores que nos acosan —desde el zan, aquellas que únicamente los humanos pueden
Un amigo mío, un clérigo por quien siento gran respe
to, me planteó un día un problema. Un médico de cua
renta y dos años, que acudía a su templo, había sido
internado con un tumor cerebral inoperable. «No sé
por qué —decía mi amigo—, pero no voy a visitarlo.
Es un hombre que me cae bien, lo estimo, sé que a él le
encanta que vaya a verlo, pero siempre encuentro al
gún pretexto para no ir, lo cual me hace sentir muy
mal.» Yo le respondí: «Creo que comprendo lo que te
sucede: te pones demasiado en su lugar. Lo ves enfer
mo y moribundo y piensas que dentro de un año po
drías ser tú quien estuviera allí. Se me ocurre que le
tienes miedo a la muerte —no es nada para avergon
zarse; les sucede a muchos—, y te resulta imposible
ver a una persona de tu edad que está por morir».
«¿Y cómo se supera ese miedo?» Le contesté que yo
no estaba dispuesto a morir aún, que esperaba vivir mu
chos años más, pero que no le tenía miedo a la muerte
porque me sentía satisfecho con lo que había realizado
en la vida. Tenía la sensación de no haberla malgasta
do, sino por el contrario, de haber hecho lo posible por
ser un hombre íntegro. Le señalé que él podía sentir las
mismas cosas con respecto a sí mismo, a su vida y su tra
bajo, porque ya había logrado humanizar su existen
cia. Sólo cuando uno pierde el miedo él mismo a la muer
te puede decir que realmente vive con plenitud.
Creo que lo que nos causa temor no es el mero
hecho de morir sino algo mucho más trágico: la posi
bilidad de no haber vivido nunca, de llegar al fin de
nuestros días sin saber para qué se vive.

139

De todos los temores que nos acosan —desde el zan, aquellas que únicamente los humanos pueden
miedo a la oscuridad que tenemos de niños hasta la realizar. Y por contraste, el peor de los infiernos no es
aprensión por las serpientes—, ninguno es compara el lugar del fuego y el azufre, lleno de diablitos con tri
ble con el miedo de haber derrochado nuestra existen dentes. El infierno más espantoso es darse cuenta de
cia. He asistido a muchas personas en su lecho de que uno pudo haber sido un ser íntegro, y ya es dema
muerte, y la mayoría ansiaba poder prolongar su siado tarde. Que pudo haber experimentado la satis
vida. No deseaban separarse de sus seres queridos, facción de amar, de ser generoso y recto, de controlar
pero no los asustaba la muerte porque se les había los propios instintos en vez de que éstos lo dominen a
dado la oportunidad de vivir y habían usado bien su uno, y jamás lo hizo.
tiempo. Los únicos que se atemorizaban ante la pers «¿Quién subirá al monte del Señor y quién podrá
pectiva de dejar este mundo eran los que consideraban estar en su lugar santo? El que tiene manos limpias y
que habían desperdiciado sus días. Rogaban a Dios corazón puro» (Salmo 24). «Subir al monte del Señor»
que les diera unos años más para poder vivirlos mejor. no necesariamente significa irse al cielo al morir
No se me ocurre peor castigo que ése para una vida (aunque probablemente en su sentido original se refi
malgastada, y ninguna recompensa por una vida bien riese a visitar el Templo de Jerusalén). Subir al monte
llevada que la satisfacción de saber que uno supo del Señor puede querer decir alcanzar una dimensión
aceptar el desafío que implica vivir con plenitud. verdaderamente humana en esta vida, vivir «con ma
Cuenta la historia que un hombre egoísta e inmo nos limpias y corazón puro» de modo de experimentar
ral falleció, y al instante se halló en un mundo lumi esa sensación de «estar en su lugar santo». Si logra
noso, de música suave, rodeado por siluetas vestidas mos eso, la muerte no nos aterrará.
de blanco. «¡Nunca me imaginé una cosa así!», pensó. Hace muchos años vi una escena de televisión que
«Seguramente Dios se compadeció de un canalla sim me quedó grabada. Un hombre y una mujer jóvenes
pático como yo.» Se volvió hacia una de las figuras de están parados junto a la baranda de un trasatlántico
blanco y le dijo: «Amigo, tengo algo que festejar. Te in en su viaje de luna de miel. Conversan sobre lo pro
vito a tomar una copa». La figura respondió: «Si te re fundo que es el amor que los une, y el muchacho con
fieres a bebidas alcohólicas, acá no hay.» «¿Con que fiesa: «Si tuviera que morir mañana, sentiría que he
no? Bueno, ¿por qué entonces no jugamos una partida tenido una vida plena porque te conocí». «Yo siento
de naipes?» «Lo siento, pero aquí tampoco se juega.» exactamente igual», agrega ella. Se besan, se alejan
«Ah. ¿Y qué hacen todo el día?» «Leemos salmos. Hay de la baranda y el público puede ver el nombre del bu
una clase de estudios bíblicos todas las mañanas y un que estampado en uno de los salvavidas: TITANIC.
grupo de oración por la tarde.» «¡Salmos! ¡Estudios Si en los tiempos bíblicos la gente envejecía tal
bíblicos el día entero! El cielo no es como me habían como el hombre de hoy (hay razones para suponerlo
contado.» En ese momento la silueta de blanco agre puesto que el salmo 90 habla de que el común de las
gó: «Veo que no comprendes. Nosotros estamos en el personas vive hasta los setenta años), yo imagino a
cielo; tú estás en el infierno.» Eclesiastés entre los cuarenta y los cincuenta, tal vez
Según insinúa la historia, el cielo es haber apren más cerca de los cincuenta. Es decir, que había llega
dido a hacer y disfrutar de las cosas que nos humani do a la misma altura de la vida en que estoy yo ahora,

140 141

y comienza a temer que ya le quede poco tiempo. De he He aquí algunos ejemplos de este proceso mental
De todos los temores que nos acosan —desde el zan, aquellas que únicamente los humanos pueden
miedo a la oscuridad que tenemos de niños hasta la realizar. Y por contraste, el peor de los infiernos no es
aprensión por las serpientes—, ninguno es compara el lugar del fuego y el azufre, lleno de diablitos con tri
ble con el miedo de haber derrochado nuestra existen dentes. El infierno más espantoso es darse cuenta de
cia. He asistido a muchas personas en su lecho de que uno pudo haber sido un ser íntegro, y ya es dema
muerte, y la mayoría ansiaba poder prolongar su siado tarde. Que pudo haber experimentado la satis
vida. No deseaban separarse de sus seres queridos, facción de amar, de ser generoso y recto, de controlar
pero no los asustaba la muerte porque se les había los propios instintos en vez de que éstos lo dominen a
dado la oportunidad de vivir y habían usado bien su uno, y jamás lo hizo.
tiempo. Los únicos que se atemorizaban ante la pers «¿Quién subirá al monte del Señor y quién podrá
pectiva de dejar este mundo eran los que consideraban estar en su lugar santo? El que tiene manos limpias y
que habían desperdiciado sus días. Rogaban a Dios corazón puro» (Salmo 24). «Subir al monte del Señor»
que les diera unos años más para poder vivirlos mejor. no necesariamente significa irse al cielo al morir
No se me ocurre peor castigo que ése para una vida (aunque probablemente en su sentido original se refi
malgastada, y ninguna recompensa por una vida bien riese a visitar el Templo de Jerusalén). Subir al monte
llevada que la satisfacción de saber que uno supo del Señor puede querer decir alcanzar una dimensión
aceptar el desafío que implica vivir con plenitud. verdaderamente humana en esta vida, vivir «con ma
Cuenta la historia que un hombre egoísta e inmo nos limpias y corazón puro» de modo de experimentar
ral falleció, y al instante se halló en un mundo lumi esa sensación de «estar en su lugar santo». Si logra
noso, de música suave, rodeado por siluetas vestidas mos eso, la muerte no nos aterrará.
de blanco. «¡Nunca me imaginé una cosa así!», pensó. Hace muchos años vi una escena de televisión que
«Seguramente Dios se compadeció de un canalla sim me quedó grabada. Un hombre y una mujer jóvenes
pático como yo.» Se volvió hacia una de las figuras de están parados junto a la baranda de un trasatlántico
blanco y le dijo: «Amigo, tengo algo que festejar. Te in en su viaje de luna de miel. Conversan sobre lo pro
vito a tomar una copa». La figura respondió: «Si te re fundo que es el amor que los une, y el muchacho con
fieres a bebidas alcohólicas, acá no hay.» «¿Con que fiesa: «Si tuviera que morir mañana, sentiría que he
no? Bueno, ¿por qué entonces no jugamos una partida tenido una vida plena porque te conocí». «Yo siento
de naipes?» «Lo siento, pero aquí tampoco se juega.» exactamente igual», agrega ella. Se besan, se alejan
«Ah. ¿Y qué hacen todo el día?» «Leemos salmos. Hay de la baranda y el público puede ver el nombre del bu
una clase de estudios bíblicos todas las mañanas y un que estampado en uno de los salvavidas: TITANIC.
grupo de oración por la tarde.» «¡Salmos! ¡Estudios Si en los tiempos bíblicos la gente envejecía tal
bíblicos el día entero! El cielo no es como me habían como el hombre de hoy (hay razones para suponerlo
contado.» En ese momento la silueta de blanco agre puesto que el salmo 90 habla de que el común de las
gó: «Veo que no comprendes. Nosotros estamos en el personas vive hasta los setenta años), yo imagino a
cielo; tú estás en el infierno.» Eclesiastés entre los cuarenta y los cincuenta, tal vez
Según insinúa la historia, el cielo es haber apren más cerca de los cincuenta. Es decir, que había llega
dido a hacer y disfrutar de las cosas que nos humani do a la misma altura de la vida en que estoy yo ahora,

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y comienza a temer que ya le quede poco tiempo. De he He aquí algunos ejemplos de este proceso mental
cho, los años que le esperan son menos que los que ya a que me refiero.
dejó atrás, y aún no está seguro  de haber hecho nada de Cuando cumplí los cuarenta y cinco años comencé
valor en la vida. Quizá revisa su pasado y se lamenta a dar menos clases y sermones y me dediqué a escribir
por todas las oportunidades que desaprovechó. libros, como una forma de transmitir mis ideas a la
 A veces ejemplifico esta actitud con la teoría del gente, aun no estando físicamente con ella. Hasta ese
«café instantáneo». Cuando abrimos un frasco de café momento, sólo me había ocupado de la palabra habla
nos servimos cucharadas generosas porque el conte da, y ya sabemos que las palabras se esfuman no bien
nido es mucho y nos parece que vamos usando de a uno las pronuncia. Sin darme cuenta, empezaba a
poco, pero cuando estamos por llegar al fondo y vemos sentir la necesidad de expresarme a través de un me
que no es tanto el café que queda, lo medimos más. dio más permanente.
Tanto, que procuramos utilizar hasta el último grani Después de cumplir los cuarenta, un amigo mío
to del frasco. Creo que con el tiempo adoptamos un cambió la denominación de su estación de servicio que
enfoque similar. Los jóvenes piensan que van a vivir antes se llamaba Garaje Maple, y le puso Garaje Al Jo
eternamente; dan por sentado que tienen todo el nes, que era su propio nombre. Al igual que yo, reaccionó
tiempo del mundo, y por eso «invierten» su tiempo en ante la certeza de haber alcanzado la mediana edad
actividades que no pagan dividendos hasta bien en con el deseo de ver su nombre impreso en algo perma
trado el futuro. Aceptan puestos mal remunerados nente, no sólo en palabras orales.
porque están haciendo su aprendizaje en el mundo En enero de 1984 Paul Tsongas, senador por mi
del trabajo. Se ponen de novios con personas con las estado natal, Massachusetts, anunció que se retiraba
que —saben— nunca se casarán porque están desa de la política y no se presentaba ese año a reelección.
rrollando su capacidad para relacionarse con una Tsongas era una estrella en ascenso. Contaba con un
pareja. inmenso apoyo para desempeñarse en un segundo pe
Pero a medida que envejecemos, cuando el frasco ríodo, y se lo mencionaba a menudo como posible can
de café ya está por la mitad, empezamos a darle más didato a la vicepresidencia, incluso a la presidencia.
importancia al tiempo porque sabemos que no nos va Pocas semanas antes de hacer el anuncio, se había
a durar para siempre. Dejamos de hacemos preguntas enterado de que padecía una clase de cáncer linfático
de jóvenes (¿Hasta dónde ascenderé?) —preguntas que que no se podía curar pero sí tratar, y que proba
se responden en términos de éxito y competitividad _, blemente no lo afectaría en su capacidad física ni re
y comenzamos a formulamos interrogantes que aco duciría su expectativa de vida. La enfermedad no lo
saban a Eclesiastés (¿Qué habré conseguido? ¿Qué obligó a abandonar el Senado, pero sí lo hizo enfren
quedará de mí?), interrogantes que se responden so tar el hecho de que no iba a vivir eternamente. Quizá
bre la base de experiencias compartidas con nuestros no podría realizar las cosas que siempre quiso; por
semejantes. Un signo de madurez es cuando dejamos de eso, se planteó qué era lo que siempre había querido
plantearnos: «¿Qué me deparará la vida?» y comen hacer en el limitado tiempo que había tenido. La ma
zamos a preguntarnos: «¿Qué estoy haciendo con mi yoría de nosotros trata de eludir esa pregunta; Paul
vida?». Tsongas, mientras aguardaba la respuesta de su mé

142 143

dico, tuvo que encararla y decidió que lo que más an ción, o más. He dejado mi huella en otra gente, y he lle
y comienza a temer que ya le quede poco tiempo. De he He aquí algunos ejemplos de este proceso mental
cho, los años que le esperan son menos que los que ya a que me refiero.
dejó atrás, y aún no está seguro  de haber hecho nada de Cuando cumplí los cuarenta y cinco años comencé
valor en la vida. Quizá revisa su pasado y se lamenta a dar menos clases y sermones y me dediqué a escribir
por todas las oportunidades que desaprovechó. libros, como una forma de transmitir mis ideas a la
 A veces ejemplifico esta actitud con la teoría del gente, aun no estando físicamente con ella. Hasta ese
«café instantáneo». Cuando abrimos un frasco de café momento, sólo me había ocupado de la palabra habla
nos servimos cucharadas generosas porque el conte da, y ya sabemos que las palabras se esfuman no bien
nido es mucho y nos parece que vamos usando de a uno las pronuncia. Sin darme cuenta, empezaba a
poco, pero cuando estamos por llegar al fondo y vemos sentir la necesidad de expresarme a través de un me
que no es tanto el café que queda, lo medimos más. dio más permanente.
Tanto, que procuramos utilizar hasta el último grani Después de cumplir los cuarenta, un amigo mío
to del frasco. Creo que con el tiempo adoptamos un cambió la denominación de su estación de servicio que
enfoque similar. Los jóvenes piensan que van a vivir antes se llamaba Garaje Maple, y le puso Garaje Al Jo
eternamente; dan por sentado que tienen todo el nes, que era su propio nombre. Al igual que yo, reaccionó
tiempo del mundo, y por eso «invierten» su tiempo en ante la certeza de haber alcanzado la mediana edad
actividades que no pagan dividendos hasta bien en con el deseo de ver su nombre impreso en algo perma
trado el futuro. Aceptan puestos mal remunerados nente, no sólo en palabras orales.
porque están haciendo su aprendizaje en el mundo En enero de 1984 Paul Tsongas, senador por mi
del trabajo. Se ponen de novios con personas con las estado natal, Massachusetts, anunció que se retiraba
que —saben— nunca se casarán porque están desa de la política y no se presentaba ese año a reelección.
rrollando su capacidad para relacionarse con una Tsongas era una estrella en ascenso. Contaba con un
pareja. inmenso apoyo para desempeñarse en un segundo pe
Pero a medida que envejecemos, cuando el frasco ríodo, y se lo mencionaba a menudo como posible can
de café ya está por la mitad, empezamos a darle más didato a la vicepresidencia, incluso a la presidencia.
importancia al tiempo porque sabemos que no nos va Pocas semanas antes de hacer el anuncio, se había
a durar para siempre. Dejamos de hacemos preguntas enterado de que padecía una clase de cáncer linfático
de jóvenes (¿Hasta dónde ascenderé?) —preguntas que que no se podía curar pero sí tratar, y que proba
se responden en términos de éxito y competitividad _, blemente no lo afectaría en su capacidad física ni re
y comenzamos a formulamos interrogantes que aco duciría su expectativa de vida. La enfermedad no lo
saban a Eclesiastés (¿Qué habré conseguido? ¿Qué obligó a abandonar el Senado, pero sí lo hizo enfren
quedará de mí?), interrogantes que se responden so tar el hecho de que no iba a vivir eternamente. Quizá
bre la base de experiencias compartidas con nuestros no podría realizar las cosas que siempre quiso; por
semejantes. Un signo de madurez es cuando dejamos de eso, se planteó qué era lo que siempre había querido
plantearnos: «¿Qué me deparará la vida?» y comen hacer en el limitado tiempo que había tenido. La ma
zamos a preguntarnos: «¿Qué estoy haciendo con mi yoría de nosotros trata de eludir esa pregunta; Paul
vida?». Tsongas, mientras aguardaba la respuesta de su mé

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dico, tuvo que encararla y decidió que lo que más an ción, o más. He dejado mi huella en otra gente, y he lle
helaba en la vida, aquello a lo que no renunciaría, era gado a un punto de la vida en que ya no me es impres
la posibilidad de estar con su familia y ver crecer a sus cindible dejar huellas en nadie. Tfengoexpectativas para
hijos. Mucho más importante era hacer eso que dictar el último tramo de mi existencia, por largo o breve que
leyes para su país o que su nombre apareciera en los pueda ser, porque por fin ya sé quién soy y cómo hay
libros de historia. Comprendió que, cualquier grado que encarar la vida. Transito sin miedo por este valle
de inmortalidad o de vida eterna debía enraizarse en de sombras, no sólo porque ahora Dios está conmigo
eso, no en sus éxitos legislativos. sino porque me guió hasta este punto. Tbdos vamos a
Luego de haber tomado la decisión, un amigo le morir, pero el único remedio para curar el temor a la
escribió para felicitarlo por darles prioridad a los te muerte es saber que uno ha vivido con plenitud.
mas que más lo merecían. «En su lecho de muerte, na En el capítulo anterior vimos cómo Eclesiastés
die se lamenta por no haber podido pasar más tiempo llegaba a la misma conclusión que el senador Tson-
en su trabajo», le decía. Eclesiastés, que se sentía gas. Una vida rica no se consigue con unos pocos he
atormentado por el mismo miedo de no haber hecho chos grandiosos sino con infinidad de actos pequeños.
todo lo que debía, lo dijo primero: «Vete pues; come tu El desafío no consiste en elevamos de la mediocridad
pan con regocijo y bebe tu vino con alegre corazón... cotidiana por medio de un esfuerzo sobrehumano sino
Goza de la vida con tu mujer, a quien amas, todos los en encontrar algo verdaderamente humano para ha
días de tu vida que Dios te ha dado...». Paul Ikongas cer cada día de la vida. Cuando tomamos conciencia
tenía cuarenta y tres años cuando tomó la decisión. de que no tenemos tiempo para todo, que si amonto
Si tuviera miedo de morir porque estadísticamen namos infinidad de cosas en veinticuatro horas nos
te sé que he superado ya los dos tercios de vida o por agotamos, que las tareas que emprendemos siempre
que veo más gente de mi edad que tiene una muerte quedan incompletas, que las personas que nos rodean
súbita, tendría que vivir los años que me quedan do no pueden llegar a conocemos bien porque siempre
minado por el terror. estamos corriendo, ¿cuáles son los puntos no negocia
El filósofo Horace Kallen escribió a los setenta y bles de nuestra vida? ¿Qué es lo que consideramos im
cinco años: «Hay personas cuya vida está marcada prescindible hacer para tener la certeza de haber vivi
por el miedo a la muerte, y personas que son capaces do como corresponde? Luego de analizar a Eclesiastés
de experimentar la satisfacción de vivir. Las primeras y nuestra propia vida, hemos identificado tres ele
viven muriendo; las últimas, mueren viviendo. Sé que mentos:
el destino puede poner fin a mis días mañana mismo,
pero para mí la muerte es una contingencia sin impor Entregarse a los demás.
tancia. Cuando me llegue, tengo intención de morir  Aceptar el dolor como parte de la propia vida.
viviendo». Saber que uno ha importado.
 Yo no le tengo miedo a la muerte porque sé que
he vivido, porque amé y fui amado. Recibí desafíos en Necesitamos entregamos íntimamente a las po
mi vida personal y profesional, y si bien no saqué un cas personas que nos acompañan permanentemente
puntaje perfecto, mis calificaciones fueron de aproba en la vida. Esto no lo podemos reemplazar teniendo

144 145

infinidad de amigos intrascendentes con quienes Uno de los ensayos más notables de los últimos
dico, tuvo que encararla y decidió que lo que más an ción, o más. He dejado mi huella en otra gente, y he lle
helaba en la vida, aquello a lo que no renunciaría, era gado a un punto de la vida en que ya no me es impres
la posibilidad de estar con su familia y ver crecer a sus cindible dejar huellas en nadie. Tfengoexpectativas para
hijos. Mucho más importante era hacer eso que dictar el último tramo de mi existencia, por largo o breve que
leyes para su país o que su nombre apareciera en los pueda ser, porque por fin ya sé quién soy y cómo hay
libros de historia. Comprendió que, cualquier grado que encarar la vida. Transito sin miedo por este valle
de inmortalidad o de vida eterna debía enraizarse en de sombras, no sólo porque ahora Dios está conmigo
eso, no en sus éxitos legislativos. sino porque me guió hasta este punto. Tbdos vamos a
Luego de haber tomado la decisión, un amigo le morir, pero el único remedio para curar el temor a la
escribió para felicitarlo por darles prioridad a los te muerte es saber que uno ha vivido con plenitud.
mas que más lo merecían. «En su lecho de muerte, na En el capítulo anterior vimos cómo Eclesiastés
die se lamenta por no haber podido pasar más tiempo llegaba a la misma conclusión que el senador Tson-
en su trabajo», le decía. Eclesiastés, que se sentía gas. Una vida rica no se consigue con unos pocos he
atormentado por el mismo miedo de no haber hecho chos grandiosos sino con infinidad de actos pequeños.
todo lo que debía, lo dijo primero: «Vete pues; come tu El desafío no consiste en elevamos de la mediocridad
pan con regocijo y bebe tu vino con alegre corazón... cotidiana por medio de un esfuerzo sobrehumano sino
Goza de la vida con tu mujer, a quien amas, todos los en encontrar algo verdaderamente humano para ha
días de tu vida que Dios te ha dado...». Paul Ikongas cer cada día de la vida. Cuando tomamos conciencia
tenía cuarenta y tres años cuando tomó la decisión. de que no tenemos tiempo para todo, que si amonto
Si tuviera miedo de morir porque estadísticamen namos infinidad de cosas en veinticuatro horas nos
te sé que he superado ya los dos tercios de vida o por agotamos, que las tareas que emprendemos siempre
que veo más gente de mi edad que tiene una muerte quedan incompletas, que las personas que nos rodean
súbita, tendría que vivir los años que me quedan do no pueden llegar a conocemos bien porque siempre
minado por el terror. estamos corriendo, ¿cuáles son los puntos no negocia
El filósofo Horace Kallen escribió a los setenta y bles de nuestra vida? ¿Qué es lo que consideramos im
cinco años: «Hay personas cuya vida está marcada prescindible hacer para tener la certeza de haber vivi
por el miedo a la muerte, y personas que son capaces do como corresponde? Luego de analizar a Eclesiastés
de experimentar la satisfacción de vivir. Las primeras y nuestra propia vida, hemos identificado tres ele
viven muriendo; las últimas, mueren viviendo. Sé que mentos:
el destino puede poner fin a mis días mañana mismo,
pero para mí la muerte es una contingencia sin impor Entregarse a los demás.
tancia. Cuando me llegue, tengo intención de morir  Aceptar el dolor como parte de la propia vida.
viviendo». Saber que uno ha importado.
 Yo no le tengo miedo a la muerte porque sé que
he vivido, porque amé y fui amado. Recibí desafíos en Necesitamos entregamos íntimamente a las po
mi vida personal y profesional, y si bien no saqué un cas personas que nos acompañan permanentemente
puntaje perfecto, mis calificaciones fueron de aproba en la vida. Esto no lo podemos reemplazar teniendo

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infinidad de amigos intrascendentes con quienes Uno de los ensayos más notables de los últimos
charlamos de deportes o de cocina. Así como «un chim años en el campo de la sociología se titula E l l a m en t o  
pancé solo no es un chimpancé», el hombre no puede ser d e l a m a d r e d e P o r t n o y , escrito por Pauline Bart. Allí
auténticamente humano sin una relación estable con se relata que una joven asistente social debió entre
varios semejantes. Y debe compartir con ellos su vida vistar a una mujer de cincuenta años a quien acaba
entera, no sólo una porción de su tiempo y de sí mismo. ban de internar en un hospital, afectada de una seria
Supongo que es por esa razón que las mujeres su depresión. La mujer padecía un caso extremo del «sín
peran mejor que los hombres el trauma emocional drome'del nido vacío». Sus hijos habían crecido, se ha
que implica el divorcio o la viudez. La mujer tiende a bían ido de la casa, y ella no podía desempeñar el úni
buscar amistades íntimas con quienes comparte todo co papel que le daba sentido a su vida. Tan profunda
su ser. Los hombres suelen tener conocidos, socios co era su depresión que fue necesario hospitalizarla.
merciales, compañeros para jugar al b o w l i n g , perso Pero lo fascinante de la entrevista es que «la señora
nas con quienes comparten apenas una parte de sí. de Portnoy» (la madre cariñosa pero rechazada) no se
Cuando mi libro anterior se convirtió en un bestse  siente cómoda con las preguntas de la asistente so
ller, tuve la oportunidad de abandonar el ministerio y cial. No quiere hablar sobre lo desagradecidos que son
dedicar todo mi tiempo a ser escritor y conferenciante. sus hijos, y en cambio prefiere interrogar ella a la mu
Tal posibilidad me ofrecía fama, viajes y mayores in chacha. «¿Está casada?» «¿Por qué eres tan flaca?»
gresos económicos por un trabajo emocionalmente «¿Vives sola?» «¿Tá misma cocinas?» «Tendrías que
menos comprometido. Preferí permanecer con mis cuidarte más, comer más fruta, disfrutar del aire li
feligreses, en parte porque por esencia soy rabino, bre. Tbma, te convido con un chocolate.»
pero en gran medida porque intuí que necesitaba sen Cuando se le pide que hable sobre su vida, «la se
tirme rodeado siempre por las mismas personas. ñora de Portnoy» se muestra apática. Suspira, se en
Como disertante iba a conocer a mucha gente a la que coge de hombros, habla sin el menor ánimo. Pero
 jamás habría de volver a ver. Daría mi charla, recibi cuando puede invertir la situación y entrevistar ella a
ría aplausos y me iría de la ciudad. Si era un buen ora la asistente, cobra animación. No le entusiasma la po
dor, quizá lograría decir algo que a esa gente le queda sibilidad de que sus hijos vayan a visitarla ni de con
ra, que recordara a través de los años, pero no tendría seguir un permiso parar volver a su casa los fines de se
una relación estrecha ni continua con ninguno. En mi mana, pero la perspectiva de salir de compras con la
condición de rabino, suelo casar a muchachas que he trabajadora social, de ayudarla a elegir un vestido
visto crecer desde que nacieron. Aconsejo a familias nuevo, la llena de alegría.
que conozco desde hace años, con las que he comparti «La señora de Portnoy» necesita alguien a quien
do multitud de momentos felices y amargos. Así como brindar cuidados maternales porque ésa es la única
nuestro cuerpo necesita aire y alimento, nuestra forma que conoce de ser útil. Precisa estar rodeada de
alma precisa relacionarse con otras personas, no es personas que la necesiten y agradezcan sus consejos.
tar rodeada siempre por extraños. Como solía decir Cuando el último hijo se independizó, la mujer se sin
uno de mis maestros: «Uno no aprecia lo que recibe, tió «despedida» del único empleo que conocía. Quince
sino lo que comparte». o veinte años antes de la edad habitual en los hom
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bres se encuentra jubilada contra su voluntad de to nos costó construir. Cuando eso ocurra, sólo el que
infinidad de amigos intrascendentes con quienes Uno de los ensayos más notables de los últimos
charlamos de deportes o de cocina. Así como «un chim años en el campo de la sociología se titula E l l a m en t o  
pancé solo no es un chimpancé», el hombre no puede ser d e l a m a d r e d e P o r t n o y , escrito por Pauline Bart. Allí
auténticamente humano sin una relación estable con se relata que una joven asistente social debió entre
varios semejantes. Y debe compartir con ellos su vida vistar a una mujer de cincuenta años a quien acaba
entera, no sólo una porción de su tiempo y de sí mismo. ban de internar en un hospital, afectada de una seria
Supongo que es por esa razón que las mujeres su depresión. La mujer padecía un caso extremo del «sín
peran mejor que los hombres el trauma emocional drome'del nido vacío». Sus hijos habían crecido, se ha
que implica el divorcio o la viudez. La mujer tiende a bían ido de la casa, y ella no podía desempeñar el úni
buscar amistades íntimas con quienes comparte todo co papel que le daba sentido a su vida. Tan profunda
su ser. Los hombres suelen tener conocidos, socios co era su depresión que fue necesario hospitalizarla.
merciales, compañeros para jugar al b o w l i n g , perso Pero lo fascinante de la entrevista es que «la señora
nas con quienes comparten apenas una parte de sí. de Portnoy» (la madre cariñosa pero rechazada) no se
Cuando mi libro anterior se convirtió en un bestse  siente cómoda con las preguntas de la asistente so
l l e r , tuve la oportunidad de abandonar el ministerio y cial. No quiere hablar sobre lo desagradecidos que son
dedicar todo mi tiempo a ser escritor y conferenciante. sus hijos, y en cambio prefiere interrogar ella a la mu
Tal posibilidad me ofrecía fama, viajes y mayores in chacha. «¿Está casada?» «¿Por qué eres tan flaca?»
gresos económicos por un trabajo emocionalmente «¿Vives sola?» «¿Tá misma cocinas?» «Tendrías que
menos comprometido. Preferí permanecer con mis cuidarte más, comer más fruta, disfrutar del aire li
feligreses, en parte porque por esencia soy rabino, bre. Tbma, te convido con un chocolate.»
pero en gran medida porque intuí que necesitaba sen Cuando se le pide que hable sobre su vida, «la se
tirme rodeado siempre por las mismas personas. ñora de Portnoy» se muestra apática. Suspira, se en
Como disertante iba a conocer a mucha gente a la que coge de hombros, habla sin el menor ánimo. Pero
 jamás habría de volver a ver. Daría mi charla, recibi cuando puede invertir la situación y entrevistar ella a
ría aplausos y me iría de la ciudad. Si era un buen ora la asistente, cobra animación. No le entusiasma la po
dor, quizá lograría decir algo que a esa gente le queda sibilidad de que sus hijos vayan a visitarla ni de con
ra, que recordara a través de los años, pero no tendría seguir un permiso parar volver a su casa los fines de se
una relación estrecha ni continua con ninguno. En mi mana, pero la perspectiva de salir de compras con la
condición de rabino, suelo casar a muchachas que he trabajadora social, de ayudarla a elegir un vestido
visto crecer desde que nacieron. Aconsejo a familias nuevo, la llena de alegría.
que conozco desde hace años, con las que he comparti «La señora de Portnoy» necesita alguien a quien
do multitud de momentos felices y amargos. Así como brindar cuidados maternales porque ésa es la única
nuestro cuerpo necesita aire y alimento, nuestra forma que conoce de ser útil. Precisa estar rodeada de
alma precisa relacionarse con otras personas, no es personas que la necesiten y agradezcan sus consejos.
tar rodeada siempre por extraños. Como solía decir Cuando el último hijo se independizó, la mujer se sin
uno de mis maestros: «Uno no aprecia lo que recibe, tió «despedida» del único empleo que conocía. Quince
sino lo que comparte». o veinte años antes de la edad habitual en los hom
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bres se encuentra jubilada contra su voluntad de to nos costó construir. Cuando eso ocurra, sólo el que
das las obligaciones que daban sentido a su vida, y por puede tomar a otra persona de la mano será capaz de
eso se siente inútil como el trabajador que ha alcanza sonreír.
do cierta edad y se ve obligado a retirarse de su em Para ser plena y auténticamente humanos debemos
pleo. Por eso también reacciona de esa forma cuando quitamos la armadura con que nos protegemos para
aparece la asistente social. Lo que quiere transmitir transitar por el mundo. Es menester aceptar el dolor
es: «Si de veras deseas ayudarme, no me propongas porque de lo contrario nunca nos atreveremos a sentir
tareas para entretenerme. La única manera de ayu amoF ni esperanza. Si nos volvemos insensibles a todo,
darme es que me permitas adoptarte como hija, incluso al dolor, jamás vamos a conocer la felicidad que
preocuparme por ti, darte consejos. Sé hacerlo muy menciona Eclesiastés como una de las mayores gratifi
bien, necesito hacerlo y, a juzgar por tu aspecto, se caciones de la vida. En la medida en que nos proponga
guramente saldrías beneficiada. Entonces, deja ya mos que las cosas tengan un final feliz, seguiremos sien
ese anotador, párate erguida, no uses tanto maquilla do niños que se enojan porque Dios no accede a sus
 je, ponte ropa de colores más alegres y llévame a tu deseos ni los complace en cada capricho. No voy a elogiar
casa, así me doy el gusto de cocinarte una sabrosa aquí el sufrimiento, pero sí sé que sirve para quitamos
sopa de gallina. Ya vas a ver que las dos seremos más ilusiones falsas acerca de cómo debería ser el mundo.
felices». Recuerdo que cuando asesinaron a John Kennedy,
Una vida sin gente, sin las mismas personas to Daniel Patrick Moynihan comentó con los ojos llenos
dos ios días, gente que nos pertenezca, que nos necesi de lágrimas: «Si uno es irlandés, una de las primeras
te, podrá ser muy rica en otras cosas, pero en térmi cosas que aprende es que, tarde o temprano, este
nos humanos, no es vida. mundo lo hará sufrir». Fue una de las primeras ense
Un día estaba yo sentado en la playa observando ñanzas que extraje también de la historia judía, y que
a dos criaturas, un niño y una niña, que jugaban en desgraciadamente tuve que aprender en el marco per
la arena. Construían con empeño un enorme castillo sonal durante la breve vida de mi hijo Aarón. No envi
de arena, con portones, torres, foso y pasillos inter dio a los que llegan a los cuarenta sin haber padecido
nos. Justo cuando estaban por terminarlo, vino una nunca una enfermedad grave o alguna otra desgracia,
ola y lo derribó. Yo pensé que los chicos echarían a llo porque sé que tarde o temprano algo les ocurrirá. Lo
rar desconsolados, pero me sorprendieron. Se levan que me preocupa es que sepan aceptarlo porque nun
taron tomados de la mano riéndose, buscaron un sitio ca tuvieron que vivirlo. El lenguaje del dolor, del
más apartado de la orilla y empezaron a edificar otro sentirlo todo, es un compendio de todos los lenguajes,
castillo. Comprendí entonces que esos pequeños me y lo aprendemos mejor de jóvenes. Las paperas o la va
habían enseñado una gran lección. Tbdas las cosas de ricela no son divertidas a ninguna edad, pero si hay
nuestra vida, las complicadas estructuras en la que que pasarlas, es preferible que sea de niños, cuando
volcamos tanto tiempo y energías, se alzan sobre ci nuestro organismo está desarrollando la capacidad de
mientos de arena. Lo único perdurable es el vínculo inmunizarse.
con nuestros semejantes. Tarde o temprano vendrá ¿Por qué tantos jóvenes que al parecer tienen tan
una ola y echará por tierra con todo lo que tanto tas cosas por que vivir se suicidan cada año? ¿Por qué

148 149

hay «epidemias» de suicidios juveniles, a menudo en Sin embargo, debemos aprender que el sufrimien
bres se encuentra jubilada contra su voluntad de to nos costó construir. Cuando eso ocurra, sólo el que
das las obligaciones que daban sentido a su vida, y por puede tomar a otra persona de la mano será capaz de
eso se siente inútil como el trabajador que ha alcanza sonreír.
do cierta edad y se ve obligado a retirarse de su em Para ser plena y auténticamente humanos debemos
pleo. Por eso también reacciona de esa forma cuando quitamos la armadura con que nos protegemos para
aparece la asistente social. Lo que quiere transmitir transitar por el mundo. Es menester aceptar el dolor
es: «Si de veras deseas ayudarme, no me propongas porque de lo contrario nunca nos atreveremos a sentir
tareas para entretenerme. La única manera de ayu amoF ni esperanza. Si nos volvemos insensibles a todo,
darme es que me permitas adoptarte como hija, incluso al dolor, jamás vamos a conocer la felicidad que
preocuparme por ti, darte consejos. Sé hacerlo muy menciona Eclesiastés como una de las mayores gratifi
bien, necesito hacerlo y, a juzgar por tu aspecto, se caciones de la vida. En la medida en que nos proponga
guramente saldrías beneficiada. Entonces, deja ya mos que las cosas tengan un final feliz, seguiremos sien
ese anotador, párate erguida, no uses tanto maquilla do niños que se enojan porque Dios no accede a sus
 je, ponte ropa de colores más alegres y llévame a tu deseos ni los complace en cada capricho. No voy a elogiar
casa, así me doy el gusto de cocinarte una sabrosa aquí el sufrimiento, pero sí sé que sirve para quitamos
sopa de gallina. Ya vas a ver que las dos seremos más ilusiones falsas acerca de cómo debería ser el mundo.
felices». Recuerdo que cuando asesinaron a John Kennedy,
Una vida sin gente, sin las mismas personas to Daniel Patrick Moynihan comentó con los ojos llenos
dos ios días, gente que nos pertenezca, que nos necesi de lágrimas: «Si uno es irlandés, una de las primeras
te, podrá ser muy rica en otras cosas, pero en térmi cosas que aprende es que, tarde o temprano, este
nos humanos, no es vida. mundo lo hará sufrir». Fue una de las primeras ense
Un día estaba yo sentado en la playa observando ñanzas que extraje también de la historia judía, y que
a dos criaturas, un niño y una niña, que jugaban en desgraciadamente tuve que aprender en el marco per
la arena. Construían con empeño un enorme castillo sonal durante la breve vida de mi hijo Aarón. No envi
de arena, con portones, torres, foso y pasillos inter dio a los que llegan a los cuarenta sin haber padecido
nos. Justo cuando estaban por terminarlo, vino una nunca una enfermedad grave o alguna otra desgracia,
ola y lo derribó. Yo pensé que los chicos echarían a llo porque sé que tarde o temprano algo les ocurrirá. Lo
rar desconsolados, pero me sorprendieron. Se levan que me preocupa es que sepan aceptarlo porque nun
taron tomados de la mano riéndose, buscaron un sitio ca tuvieron que vivirlo. El lenguaje del dolor, del
más apartado de la orilla y empezaron a edificar otro sentirlo todo, es un compendio de todos los lenguajes,
castillo. Comprendí entonces que esos pequeños me y lo aprendemos mejor de jóvenes. Las paperas o la va
habían enseñado una gran lección. Tbdas las cosas de ricela no son divertidas a ninguna edad, pero si hay
nuestra vida, las complicadas estructuras en la que que pasarlas, es preferible que sea de niños, cuando
volcamos tanto tiempo y energías, se alzan sobre ci nuestro organismo está desarrollando la capacidad de
mientos de arena. Lo único perdurable es el vínculo inmunizarse.
con nuestros semejantes. Tarde o temprano vendrá ¿Por qué tantos jóvenes que al parecer tienen tan
una ola y echará por tierra con todo lo que tanto tas cosas por que vivir se suicidan cada año? ¿Por qué

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hay «epidemias» de suicidios juveniles, a menudo en Sin embargo, debemos aprender que el sufrimien
familias felices, en comunidades prósperas, o sea que to es parte de la vida. Se nos tiene que enseñar que el
estos actos no son necesariamente producto de situa dolor no va a durar para siempre, y que no necesaria
ciones de miseria pero que igual dejan tremendamen mente debe ser intolerable. Los adolescentes deben
te dolidas a las familias? Más que ninguna otra trage saber que los corazones afligidos, tal como los huesos
dia, el suicidio provoca en todos un sentimiento de quebrados, duelen muchísimo, pero que a la larga se
culpa. ¿Qué pude haber hecho yo para impedirlo?, nos curan, y que la vida sigue su curso. Alas personas que
preguntamos. No obstante, esos casos se dan cada tienen un pasado vergonzoso a punto de ser revelado
vez con mayor frecuencia en todo el país. Tanto las ci hay que tranquilizarlas diciéndoles que no sólo existe
fras como las historias que hay detrás de cada uno son la condena sino también el perdón, que el mundo está
realmente dramáticas. habitado por personas y que Dios ama y perdona has
¿Qué lleva a las personas mayores a quitarse la ta al más imperfecto y pecador de nosotros. Podemos
vida, a menudo cuando se enteran de que padecen una soportar mucho más de lo que nos creemos capaces,
grave enfermedad? Se me ocurre que en algo tiene que como lo atestigua toda experiencia humana. Para
ver la actitud que asume nuestra sociedad frente al do ello, lo único que hay que aprender es a no temerle al
lor. Desde el principio se nos dice que para cada clase de dolor. Aprieta los dientes mientras te duele, pero no nie
dolor hay una píldora que lo cura. En esencia, lo que se gues el sufrimiento ni te sientas apabullado por él. Al
nos promete es una vida sin sufrimiento. Cuando com gún día el dolor se habrá ido, y tú seguirás estando allí.
probamos que no es así, esa incapacidad nuestra de ma
nejar las emociones fuertes —en especial el dolor— nos
aturde, nos hace sentir indefensos, lo cual no nos gusta El elemento final que nos permite afirmar: «He vivi
nada. Cuando algo nos afecta y no logramos eliminar do, y mi vida importó», es saber que uno contribuyó
el dolor, no sabemos qué hacer con él. Aveces lo nega para que algo cambiara. Yo sospecho que fue por eso
mos, hacemos de cuenta que no existió o que no nos que Paul Tsongas eligió dedicar el tiempo a sus hijos
hace mella («las uvas estaban verdes»). Y cuando no en vez de al Senado. En política, sólo podía causar un
podemos engañarnos porque seguimos sufriendo, nos mínimo impacto duradero. En su hogar, su influencia
desconcertamos. Como nunca aprendieron a convivir sería cuantiosa y permanente.
con el dolor, algunas personas consideran que la única En el que es, quizás, el mejor estudio psicológico
escapatoria es renunciar a la vida. La enfermedad realizado acerca de las etapas que atraviesa el hombre
mental es una forma de huir del sufrimiento que oca en su crecimiento, L as estaci ones en l a vi da de un h om- 
siona la realidad. El alcoholismo crónico frecuente   (Knof, 1978), el doctor Daniel Levinson nos habla
br e 
mente es un intento por aliviar el dolor. Pero lo más sobre el papel decisivo que juegan los mentores. Un
trágico de todo es el suicidio de una persona que es hombre joven que se inicia en su carrera se beneficia
amada, que tiene talento y muchas cosas por las que rá enormemente si cuenta con un mentor, un benefac
vivir, pero se olvida de todo eso cuando contempla el tor de más edad aunque no tan viejo como para ser una
futuro y ve que le tiene preparado más dolor del que es figura paterna; alguien que conozca la profesión y le
capaz de soportar. enseñe la forma de practicarla, una persona prestigiosa

150 151
hay «epidemias» de suicidios juveniles, a menudo en Sin embargo, debemos aprender que el sufrimien
familias felices, en comunidades prósperas, o sea que to es parte de la vida. Se nos tiene que enseñar que el
estos actos no son necesariamente producto de situa dolor no va a durar para siempre, y que no necesaria
ciones de miseria pero que igual dejan tremendamen mente debe ser intolerable. Los adolescentes deben
te dolidas a las familias? Más que ninguna otra trage saber que los corazones afligidos, tal como los huesos
dia, el suicidio provoca en todos un sentimiento de quebrados, duelen muchísimo, pero que a la larga se
culpa. ¿Qué pude haber hecho yo para impedirlo?, nos curan, y que la vida sigue su curso. Alas personas que
preguntamos. No obstante, esos casos se dan cada tienen un pasado vergonzoso a punto de ser revelado
vez con mayor frecuencia en todo el país. Tanto las ci hay que tranquilizarlas diciéndoles que no sólo existe
fras como las historias que hay detrás de cada uno son la condena sino también el perdón, que el mundo está
realmente dramáticas. habitado por personas y que Dios ama y perdona has
¿Qué lleva a las personas mayores a quitarse la ta al más imperfecto y pecador de nosotros. Podemos
vida, a menudo cuando se enteran de que padecen una soportar mucho más de lo que nos creemos capaces,
grave enfermedad? Se me ocurre que en algo tiene que como lo atestigua toda experiencia humana. Para
ver la actitud que asume nuestra sociedad frente al do ello, lo único que hay que aprender es a no temerle al
lor. Desde el principio se nos dice que para cada clase de dolor. Aprieta los dientes mientras te duele, pero no nie
dolor hay una píldora que lo cura. En esencia, lo que se gues el sufrimiento ni te sientas apabullado por él. Al
nos promete es una vida sin sufrimiento. Cuando com gún día el dolor se habrá ido, y tú seguirás estando allí.
probamos que no es así, esa incapacidad nuestra de ma
nejar las emociones fuertes —en especial el dolor— nos
aturde, nos hace sentir indefensos, lo cual no nos gusta El elemento final que nos permite afirmar: «He vivi
nada. Cuando algo nos afecta y no logramos eliminar do, y mi vida importó», es saber que uno contribuyó
el dolor, no sabemos qué hacer con él. Aveces lo nega para que algo cambiara. Yo sospecho que fue por eso
mos, hacemos de cuenta que no existió o que no nos que Paul Tsongas eligió dedicar el tiempo a sus hijos
hace mella («las uvas estaban verdes»). Y cuando no en vez de al Senado. En política, sólo podía causar un
podemos engañarnos porque seguimos sufriendo, nos mínimo impacto duradero. En su hogar, su influencia
desconcertamos. Como nunca aprendieron a convivir sería cuantiosa y permanente.
con el dolor, algunas personas consideran que la única En el que es, quizás, el mejor estudio psicológico
escapatoria es renunciar a la vida. La enfermedad realizado acerca de las etapas que atraviesa el hombre
mental es una forma de huir del sufrimiento que oca en su crecimiento, L as estaci ones en l a vi da de un h om- 
siona la realidad. El alcoholismo crónico frecuente   (Knof, 1978), el doctor Daniel Levinson nos habla
br e 
mente es un intento por aliviar el dolor. Pero lo más sobre el papel decisivo que juegan los mentores. Un
trágico de todo es el suicidio de una persona que es hombre joven que se inicia en su carrera se beneficia
amada, que tiene talento y muchas cosas por las que rá enormemente si cuenta con un mentor, un benefac
vivir, pero se olvida de todo eso cuando contempla el tor de más edad aunque no tan viejo como para ser una
futuro y ve que le tiene preparado más dolor del que es figura paterna; alguien que conozca la profesión y le
capaz de soportar. enseñe la forma de practicarla, una persona prestigiosa

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que se interese por él. El —o la— joven que encuentra contador o el operario fabril que cuentan a un emplea
tal mentor tiene más posibilidades de prosperar. do nuevo los secretos del trabajo, puesto que una de
En su libro, más adelante Levinson analiza el las satisfacciones más perdurables que hay es produ
proceso desde el punto de vista del mentor: cir un efecto en otra persona, cambiarle la vida aun
que más no sea en algo pequeño pero vital. Enseña
«Ser mentor de jóvenes adultos es una de las mos porque nos hace falta compartir. Erik Erikson
relaciones más gratificantes para un hombre en escribió una vez que un gran desafío para el que ha
su adultez media. La satisfacción más caracterís llegado a la mediana edad es optar entre la generati-
tica del mentor reside en contribuir al desarrollo vidad y el estancamiento, entre seguir dejando una
de los jóvenes, en ayudarlos a poder llevar a cabo huella o sentarse a esperar la muerte. La incapacidad
sus ilusiones... Esta tarea se encara no sólo por de generar puede ser la causa de que una persona se
altruismo: el mentor también piensa en sí mismo. preocupe excesivamente por sí misma, por su salud,
Hace un uso productivo de sus conocimientos en su fama, sus memorias, sus sinsabores. Y agrega
la mediana edad. Aprende de cierta forma que de Erikson: «Por su conformación, el hombre necesita
otro modo le sería imposible. Se mantiene en con ser necesitado, ya que de lo contrario puede padecer
tacto con las fuerzas de la energía juvenil que hay la deformación mental de la autoabstracción. La capaci
en el mundo y dentro de sí. Necesita que alguien dad de generar se expresa en la paternidad, pero tam
sea receptor de su sabiduría, tanto como el recep bién en el trabajo y en el pensamiento creativo». (Erik
tor necesita de él.» son, I n si g h t a n d R esp o n sa b i l i t y , Norton, 1964. P. 130).
Cuando tendría cuarenta y ocho años di un paso
fundamental tendente a la reestructuración de mi tiem Si consideramos la vida como un bien limitado —un
po y mi quehacer. Convencí a mis superiores para que cierto número de años para vivir equis cantidad de la
me quitaran algunas responsabilidades y nombraran tidos antes de que nuestro corazón se detenga—, cada
un segundo rabino para que compartiera conmigo la día o año que pasa nos acerca más al momento final.
labor pastoral. Esto lo hice por dos razones. Primero, No es de extrañar entonces que la idea de envejecer
con el fin de tener más tiempo para escribir, dar char nos llene de consternación. (Al personaje central de
las, y para estar con mi familia. Segundo, para gozar un cuento que leí una vez se le preguntaba por qué ha
de la oportunidad de ser mentor de un colega más jo blaba tan poco. Ella responde que cada uno nace con
ven, así como yo había tenido la suerte de que me diri una cantidad fija de palabras que debe pronunciar
gieran cuando comencé mi ministerio. Quería poder durante su vida; y cuando las ha usado todas, muere.)
pasarle a alguien los conocimientos del oficio, ver que Pero supongamos que pudiéramos ver la vida no
mis consejos le servían para madurar. Mi hija estaba a como el uso de un recurso limitado sino como una acu
punto de irse a estudiar afuera y, tal como «la señora de mulación de tesoros. Cada amigo nuevo que hiciéra
Portnoy», necesitaba a alguien a quien guiar. mos, cada verdad que aprendiéramos o experiencia
Lo mismo nos sucede a todos. Tbdos enseñamos, que viviésemos nos haría más ricos. Mi vida actual es
no sólo el profesor en el aula, sino también el experto más rica de lo que era hace cinco o diez años gracias a
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• • •
que se interese por él. El —o la— joven que encuentra contador o el operario fabril que cuentan a un emplea
tal mentor tiene más posibilidades de prosperar. do nuevo los secretos del trabajo, puesto que una de
En su libro, más adelante Levinson analiza el las satisfacciones más perdurables que hay es produ
proceso desde el punto de vista del mentor: cir un efecto en otra persona, cambiarle la vida aun
que más no sea en algo pequeño pero vital. Enseña
«Ser mentor de jóvenes adultos es una de las mos porque nos hace falta compartir. Erik Erikson
relaciones más gratificantes para un hombre en escribió una vez que un gran desafío para el que ha
su adultez media. La satisfacción más caracterís llegado a la mediana edad es optar entre la generati-
tica del mentor reside en contribuir al desarrollo vidad y el estancamiento, entre seguir dejando una
de los jóvenes, en ayudarlos a poder llevar a cabo huella o sentarse a esperar la muerte. La incapacidad
sus ilusiones... Esta tarea se encara no sólo por de generar puede ser la causa de que una persona se
altruismo: el mentor también piensa en sí mismo. preocupe excesivamente por sí misma, por su salud,
Hace un uso productivo de sus conocimientos en su fama, sus memorias, sus sinsabores. Y agrega
la mediana edad. Aprende de cierta forma que de Erikson: «Por su conformación, el hombre necesita
otro modo le sería imposible. Se mantiene en con ser necesitado, ya que de lo contrario puede padecer
tacto con las fuerzas de la energía juvenil que hay la deformación mental de la autoabstracción. La capaci
en el mundo y dentro de sí. Necesita que alguien dad de generar se expresa en la paternidad, pero tam
sea receptor de su sabiduría, tanto como el recep bién en el trabajo y en el pensamiento creativo». (Erik
tor necesita de él.» son, I n si g h t a n d R esp o n sa b i l i t y , Norton, 1964. P. 130).
Cuando tendría cuarenta y ocho años di un paso
fundamental tendente a la reestructuración de mi tiem Si consideramos la vida como un bien limitado —un
po y mi quehacer. Convencí a mis superiores para que cierto número de años para vivir equis cantidad de la
me quitaran algunas responsabilidades y nombraran tidos antes de que nuestro corazón se detenga—, cada
un segundo rabino para que compartiera conmigo la día o año que pasa nos acerca más al momento final.
labor pastoral. Esto lo hice por dos razones. Primero, No es de extrañar entonces que la idea de envejecer
con el fin de tener más tiempo para escribir, dar char nos llene de consternación. (Al personaje central de
las, y para estar con mi familia. Segundo, para gozar un cuento que leí una vez se le preguntaba por qué ha
de la oportunidad de ser mentor de un colega más jo blaba tan poco. Ella responde que cada uno nace con
ven, así como yo había tenido la suerte de que me diri una cantidad fija de palabras que debe pronunciar
gieran cuando comencé mi ministerio. Quería poder durante su vida; y cuando las ha usado todas, muere.)
pasarle a alguien los conocimientos del oficio, ver que Pero supongamos que pudiéramos ver la vida no
mis consejos le servían para madurar. Mi hija estaba a como el uso de un recurso limitado sino como una acu
punto de irse a estudiar afuera y, tal como «la señora de mulación de tesoros. Cada amigo nuevo que hiciéra
Portnoy», necesitaba a alguien a quien guiar. mos, cada verdad que aprendiéramos o experiencia
Lo mismo nos sucede a todos. Tbdos enseñamos, que viviésemos nos haría más ricos. Mi vida actual es
no sólo el profesor en el aula, sino también el experto más rica de lo que era hace cinco o diez años gracias a
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• • •
lo que he madurado y a todo lo que me ha enriquecido
durante ese lapso. El segundo marido de Agatha Dice el Talmud que todos deberíamos hacer tres cosas
Christie fue el arqueólogo Lord Mallowan. Cuando en la vida: tenerunhijo, plantarun árbol y escribir un
una vez le preguntaron a la novelista cómo era estar libro. Los tres casos son formas de invertir nuestra
casada con un arqueólogo, ella respondió: «Maravillo energía creativa en algo que va a perdurar después de
so. Cuanto más vieja me vuelvo, más se interesa él nuestra muerte, y representan lo que hay de mejor
por mí». No es necesario ser arqueólogo para sentir de
ese modo. A medida que vamos envejeciendo nos vol n° S°La°sensación más gratificante que me proporcionó
vemos más interesantes como personas porque la ex el éxito de mi libro anterior no fue el beneficio eco
periencia enriquece. nómico que me reportó el hecho de haber sido.traduci
Un amigo mío sugirió una vez que la vida es como do a nueve idiomas ni que se hubiera convertido en un
un buen vino, cuyo sabor mejora con el correr de los bestseller  en tres países extranjeros: las novelas¡poli
años. Yo le dije que lo que no me agradaba de esa ima ciales y las biografías con abundancia de chismes ob
gen era que, con cada sorbo que bebemos, nos queda tienen incluso mejores resultados. Lo que mas me
menos vino. Prefiero comparar la vida con un buen li gratifica es ir a dar una charla a una ciudad donde no
bro: a medida que avanzamos en su lectura, entende conozco a nadie, y que al terminar se me acerquen
mos más el sentido del autor. Los personajes alcanzan ocho o diez personas y me digan: «Su libró me cambio
a desarrollarse plenamente, y comienza a desentra la vida. De no haberlo leído no habría podido sobre
ñarse el significado de todo lo que ocurre en los prime
ros capítulos. Y cuando llegamos al final, advertimos * t a vez más en el autor del Eclesias-
el sentido de unidad de la obra. tés Tanto miedo tenía que la muerte le quitara sentí-
La vida, si se quiere, es una obra de arte que reali do a su vida, que le costaba disfrutar de las cosas Pla
zamos poniendo un especial esmero en cada detalle, de centeras de su existencia. No sabemos si llegó a tener
modo que al concluirla nos enorgullecemos al contem hijos, pero sí que plantó á r b o l e s y jardines que la.gen
plar el producto terminado. ¿Cómo puede un plástico te^podría disfrutar cuando él ya no existiera. Y desde
pintar un cuadro o modelar una estatua, sabiendo que luego escribió un libro que sigue brindándonos ense
terminará en manos de un comprador desconocido, sin ñanzas miles de años después. ¿ Q u e mayor satisfa -
que haya forma de saber cuánto placer le va a propor ción, qué otra promesa de inmortalidad podna anhe-
cionar su nuevo propietario? ¿Cómo puede un autor es lar una persona?
cribir un libro que será leído por extraños que viven a
cientos de kilómetros, y no saber nunca qué impresión
les causó? Cuando hallemos la respuesta a esos inte
rrogantes habremos comprendido por qué una perso
na se dedica con tanto afán a vivir, a dar plenitud a su
existencia, sabiendo de antemano que en algún mo
mento su vida va a concluir, y que sólo quedará su re
cuerdo en la mente de otras personas.
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lo que he madurado y a todo lo que me ha enriquecido
durante ese lapso. El segundo marido de Agatha Dice el Talmud que todos deberíamos hacer tres cosas
Christie fue el arqueólogo Lord Mallowan. Cuando en la vida: tenerunhijo, plantarun árbol y escribir un
una vez le preguntaron a la novelista cómo era estar libro. Los tres casos son formas de invertir nuestra
casada con un arqueólogo, ella respondió: «Maravillo energía creativa en algo que va a perdurar después de
so. Cuanto más vieja me vuelvo, más se interesa él nuestra muerte, y representan lo que hay de mejor
por mí». No es necesario ser arqueólogo para sentir de
ese modo. A medida que vamos envejeciendo nos vol n° S°La°sensación más gratificante que me proporcionó
vemos más interesantes como personas porque la ex el éxito de mi libro anterior no fue el beneficio eco
periencia enriquece. nómico que me reportó el hecho de haber sido.traduci
Un amigo mío sugirió una vez que la vida es como do a nueve idiomas ni que se hubiera convertido en un
un buen vino, cuyo sabor mejora con el correr de los bestseller  en tres países extranjeros: las novelas¡poli
años. Yo le dije que lo que no me agradaba de esa ima ciales y las biografías con abundancia de chismes ob
gen era que, con cada sorbo que bebemos, nos queda tienen incluso mejores resultados. Lo que mas me
menos vino. Prefiero comparar la vida con un buen li gratifica es ir a dar una charla a una ciudad donde no
bro: a medida que avanzamos en su lectura, entende conozco a nadie, y que al terminar se me acerquen
mos más el sentido del autor. Los personajes alcanzan ocho o diez personas y me digan: «Su libró me cambio
a desarrollarse plenamente, y comienza a desentra la vida. De no haberlo leído no habría podido sobre
ñarse el significado de todo lo que ocurre en los prime
ros capítulos. Y cuando llegamos al final, advertimos * t a vez más en el autor del Eclesias-
el sentido de unidad de la obra. tés Tanto miedo tenía que la muerte le quitara sentí-
La vida, si se quiere, es una obra de arte que reali do a su vida, que le costaba disfrutar de las cosas Pla
zamos poniendo un especial esmero en cada detalle, de centeras de su existencia. No sabemos si llegó a tener
modo que al concluirla nos enorgullecemos al contem hijos, pero sí que plantó á r b o l e s y jardines que la.gen
plar el producto terminado. ¿Cómo puede un plástico te^podría disfrutar cuando él ya no existiera. Y desde
pintar un cuadro o modelar una estatua, sabiendo que luego escribió un libro que sigue brindándonos ense
terminará en manos de un comprador desconocido, sin ñanzas miles de años después. ¿ Q u e mayor satisfa -
que haya forma de saber cuánto placer le va a propor ción, qué otra promesa de inmortalidad podna anhe-
cionar su nuevo propietario? ¿Cómo puede un autor es lar una persona?
cribir un libro que será leído por extraños que viven a
cientos de kilómetros, y no saber nunca qué impresión
les causó? Cuando hallemos la respuesta a esos inte
rrogantes habremos comprendido por qué una perso
na se dedica con tanto afán a vivir, a dar plenitud a su
existencia, sabiendo de antemano que en algún mo
mento su vida va a concluir, y que sólo quedará su re
cuerdo en la mente de otras personas.
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DIEZ

Una pregunta que queda


respuesta
DIEZ

Una pregunta que queda


respuesta

«De todos mis pacientes en la segunda mi


tad de su vida —o sea de más de treinta y cinco
años—, no ha habido ni uno solo cuyo problema
no fuese en última instancia poder encarar la
vida desde una perspectiva religiosa. Puede ase
gurarse que todos enfermaron porque habían per
dido aquello que las religiones de todas las épocas
brindan a sus fieles, y ninguno de los que se cu
raron lo hicieron sin haber recuperado antes
sus creencias religiosas.»
C. G. Jung,
E l h o m b r e m o d e r n o en b u sc a d e u n a l m a  

Si hubiera habido psiquiatras en Jerusalén hace dos


mil quinientos años, Eclesiastés podría haber ido a
ver a uno, y decirle: «Soy desdichado porque siento que
algo me falta. Me considero menos bueno de lo que de
bería ser. Tengo la sensación de estar desperdician
do tiempo y talentos. Quiero mantenerme fiel a los
principios que yo mismo me fijo, y a veces casi lo con
sigo, pero nunca del todo. G'reo que con todas las ven
tajas que me han dado, he malgastado mi vida». Y el
terapeuta le habría dicho: «Usted se exige demasia
do. Sea realista: No se fije ideales tan altos. Al fin y al
cabo, usted es sólo humano». Eclesiastés se habría
marchado del consultorio sintiéndose incluso más
disgustado consigo mismo por no ser capaz de en
contrar alivio en las bienintencionadas palabras del
profesional.

159

Pero seguramente habría sido un consejo inapro que trasciende la vida, y eso para mí es mucho más
«De todos mis pacientes en la segunda mi
tad de su vida —o sea de más de treinta y cinco
años—, no ha habido ni uno solo cuyo problema
no fuese en última instancia poder encarar la
vida desde una perspectiva religiosa. Puede ase
gurarse que todos enfermaron porque habían per
dido aquello que las religiones de todas las épocas
brindan a sus fieles, y ninguno de los que se cu
raron lo hicieron sin haber recuperado antes
sus creencias religiosas.»
C. G. Jung,
E l h o m b r e m o d e r n o en b u sc a d e u n a l m a  

Si hubiera habido psiquiatras en Jerusalén hace dos


mil quinientos años, Eclesiastés podría haber ido a
ver a uno, y decirle: «Soy desdichado porque siento que
algo me falta. Me considero menos bueno de lo que de
bería ser. Tengo la sensación de estar desperdician
do tiempo y talentos. Quiero mantenerme fiel a los
principios que yo mismo me fijo, y a veces casi lo con
sigo, pero nunca del todo. G'reo que con todas las ven
tajas que me han dado, he malgastado mi vida». Y el
terapeuta le habría dicho: «Usted se exige demasia
do. Sea realista: No se fije ideales tan altos. Al fin y al
cabo, usted es sólo humano». Eclesiastés se habría
marchado del consultorio sintiéndose incluso más
disgustado consigo mismo por no ser capaz de en
contrar alivio en las bienintencionadas palabras del
profesional.

159

Pero seguramente habría sido un consejo inapro que trasciende la vida, y eso para mí es mucho más
piado. Un hombre como Eclesiastés necesita ponerse convincente que la lógica o la filosofía».
altas miras. Para que su vida adquiera sentido debe Creo que tiene razón, pero no ha llegado hasta lo
tener la convicción de haber sido llamado para cosas más profundo. Casi ha logrado responder el interrogan
importantes. Tbdos nos sentimos mejor cuando se nos te en términos de instintos y sentimientos imprecisos,
plantean importantes exigencias morales. Más con pero le queda una gran pregunta' por contestar: «¿Quién
veniente habría sido que le hubiese dicho que Dios lo necesita a Dios?». «¿Podemos hallar el verdadero sen
iba a perdonar por no haber logrado sus propósitos, en tido de la vida sin referimos a Dios?» A Eclesiastés lo
vez de sugerirle que renuncie a su afán y se fije objeti ha desilusionado la religión organizada, así como el
vos más modestos. placer, la riqueza y la sabiduría. Por eso trata de cons
Un día se le preguntó a un muchacho de clase me truir un cimiento para su vida, sin ayuda de nadie, y
dia por qué había huido de su casa para ingresar en la casi lo consigue. Cuando nos aconseja que comamos
Iglesia de la Unificación, y el joven respondió: «De lo nuestro pan con regocijo, subraya sus palabras agre
único que habla mi padre es de entrar en la universi gando: «puesto que ya ha mucho que Dios se complace
dad y conseguir un buen empleo. El reverendo Moon en tus obras». ¿Acaso Dios no tiene un papel más im
me pide que lo ayude a salvar al mundo». Así como en portante para representar que simplemente obser
tendemos mal la paternidad cuando les facilitamos varnos y aprobar nuestros actos desde afuera? Ecle
demasiado las cosas a nuestros hijos, también tene siastés ha sido para nosotros un guía útil, pero le faltó
mos un concepto erróneo sobre la naturaleza humana el último paso que debemos dar. Sin ese paso, la bús
si creemos que ayudamos a las personas cuando no queda del sentido de la vida sólo nos proporcionará
esperamos mucho de ellas. «Sólo humano» no es un preferencias personales y expresiones de deseos. Da
pretexto que justifica la indolencia, el descuido ni el un valiente vuelco en su fe al comprobar que la vida
egoísmo. Ser persona es algo grandioso, y Dios nos humana carece de sentido, pero en realidad salta ha
hace el mayor de los cumplidos cuando nos exige cosas cia la fe en sí mismo. ¿Cuál será el fundamento de su
que no le pide a ninguna otra criatura viviente. Será fe, la base del sentido de su existencia, cuando él ya no
difícil ser bueno dadas todas las tentaciones que exis esté en el mundo para afirmarla?
ten en el mundo, pero mucho peor es que a uno le di  Y frente a ese interrogante, ¿la respuesta es Dios
gan que no tiene condiciones para ser bueno, y por lo Cuando sugerimos que Dios es la respuesta, ¿real
tanto se lo disculpa por no hacer el intento. mente hay un Ser en el cielo? Trivializamos la religión, y
Eclesiastés preguntaba: «¿Qué es lo que le da im lo único que logramos es que a los hombres pensantes
portancia a mi vida, lo que la convierte én algo más les cueste tomarla en serio. El tema no es la existen
que un fenómeno pasajero?». Y tuvo que reconocer: cia de Dios sino el cambio que Dios puede provocar en
«No encuentro una respuesta, pero instintivamente nuestra vida. Cuando pensamos que hay un Ser en lo
siento que la vida humana va más allá de la mera alto que lleva cuenta de todos nuestros pecados, que
existencia biológica. Cuando disfruto en mi trabajo o prepara una libreta de calificaciones sobre nuestra
con mi familia, cuando amo o soy amado, cuando soy conducta moral, estamos dándole a la religión un cariz
generoso y considerado, tengo la sensación de algo basado en el miedo y las falsas expectativas.
160 161

¿Qué hace Dios para elevar nuestras vidas por en ¿Recuerdas la historia del José de la Biblia?
Cuando tema diecisiete años, sus celosos hermanos lo
Pero seguramente habría sido un consejo inapro que trasciende la vida, y eso para mí es mucho más
piado. Un hombre como Eclesiastés necesita ponerse convincente que la lógica o la filosofía».
altas miras. Para que su vida adquiera sentido debe Creo que tiene razón, pero no ha llegado hasta lo
tener la convicción de haber sido llamado para cosas más profundo. Casi ha logrado responder el interrogan
importantes. Tbdos nos sentimos mejor cuando se nos te en términos de instintos y sentimientos imprecisos,
plantean importantes exigencias morales. Más con pero le queda una gran pregunta' por contestar: «¿Quién
veniente habría sido que le hubiese dicho que Dios lo necesita a Dios?». «¿Podemos hallar el verdadero sen
iba a perdonar por no haber logrado sus propósitos, en tido de la vida sin referimos a Dios?» A Eclesiastés lo
vez de sugerirle que renuncie a su afán y se fije objeti ha desilusionado la religión organizada, así como el
vos más modestos. placer, la riqueza y la sabiduría. Por eso trata de cons
Un día se le preguntó a un muchacho de clase me truir un cimiento para su vida, sin ayuda de nadie, y
dia por qué había huido de su casa para ingresar en la casi lo consigue. Cuando nos aconseja que comamos
Iglesia de la Unificación, y el joven respondió: «De lo nuestro pan con regocijo, subraya sus palabras agre
único que habla mi padre es de entrar en la universi gando: «puesto que ya ha mucho que Dios se complace
dad y conseguir un buen empleo. El reverendo Moon en tus obras». ¿Acaso Dios no tiene un papel más im
me pide que lo ayude a salvar al mundo». Así como en portante para representar que simplemente obser
tendemos mal la paternidad cuando les facilitamos varnos y aprobar nuestros actos desde afuera? Ecle
demasiado las cosas a nuestros hijos, también tene siastés ha sido para nosotros un guía útil, pero le faltó
mos un concepto erróneo sobre la naturaleza humana el último paso que debemos dar. Sin ese paso, la bús
si creemos que ayudamos a las personas cuando no queda del sentido de la vida sólo nos proporcionará
esperamos mucho de ellas. «Sólo humano» no es un preferencias personales y expresiones de deseos. Da
pretexto que justifica la indolencia, el descuido ni el un valiente vuelco en su fe al comprobar que la vida
egoísmo. Ser persona es algo grandioso, y Dios nos humana carece de sentido, pero en realidad salta ha
hace el mayor de los cumplidos cuando nos exige cosas cia la fe en sí mismo. ¿Cuál será el fundamento de su
que no le pide a ninguna otra criatura viviente. Será fe, la base del sentido de su existencia, cuando él ya no
difícil ser bueno dadas todas las tentaciones que exis esté en el mundo para afirmarla?
ten en el mundo, pero mucho peor es que a uno le di  Y frente a ese interrogante, ¿la respuesta es Dios
gan que no tiene condiciones para ser bueno, y por lo Cuando sugerimos que Dios es la respuesta, ¿real
tanto se lo disculpa por no hacer el intento. mente hay un Ser en el cielo? Trivializamos la religión, y
Eclesiastés preguntaba: «¿Qué es lo que le da im lo único que logramos es que a los hombres pensantes
portancia a mi vida, lo que la convierte én algo más les cueste tomarla en serio. El tema no es la existen
que un fenómeno pasajero?». Y tuvo que reconocer: cia de Dios sino el cambio que Dios puede provocar en
«No encuentro una respuesta, pero instintivamente nuestra vida. Cuando pensamos que hay un Ser en lo
siento que la vida humana va más allá de la mera alto que lleva cuenta de todos nuestros pecados, que
existencia biológica. Cuando disfruto en mi trabajo o prepara una libreta de calificaciones sobre nuestra
con mi familia, cuando amo o soy amado, cuando soy conducta moral, estamos dándole a la religión un cariz
generoso y considerado, tengo la sensación de algo basado en el miedo y las falsas expectativas.
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¿Qué hace Dios para elevar nuestras vidas por en ¿Recuerdas la historia del José de la Biblia?
cima del nivel de la mera existencia? Por un lado nos Cuando tema diecisiete años, sus celosos hermanos lo
manda, nos impone un sentido de obligación moral. vendieron como esclavo. José, que había sido el prefe
Nuestra vida es importante porque estamos sobre la rido de su padre, pasó de una vida cómoda y regalada
Tierra no sólo para comer, dormir y reproducimos, a tener que soportar una existencia de sinsabores y
sino para cumplir con la voluntad divina. penurias. Durante veinte años soñó con el momento
El ser humano tiene necesidad   de ser bueno, de de poder vengarse. Tbleró la soledad, la injusticia,
que se lo considere capaz de tener una conducta mo imaginando cómo debía hacer para que sus hermanos
ral. Y Dios nos demuestra que nos toma en serio cuan se arrastraran delante de él implorándole clemencia.
do espera de nosotros un comportamiento moral. Nos La sola idea le causaba un placer infinito.
sentimos poco auténticos cuando no somos fieles a  Y un día ocurrió. Se produjo una hambruna en la
nuestra naturaleza moral. Tal vez sea por esto que, tierra de Canaán y sólo en Egipto se podían obtener gra-
cuando los niñitos rompen un objeto o hacen algo in nos. José se había convertido en ministro de agri
debido, no se quedan satisfechos hasta que no se los cultura del faraón, a cargo de la distribución de los
castiga. Quizá no sea agradable que a uno lo regañen cereales, y en esas circunstancias los hermanos se
o le impongan disciplina, pero mucho peor es vivir en un presentaron ante él. José los reconoció, no así ellos a
mundo al que no le interesa si uno se porta bien o mal. él. Había llegado el momento que soñara durante
Tal vez sea por esto también que a muchos les gustan veinte años. Los tenía en sus manos, podía vengarse
los sermones «de fuego y azufre», en los cuales el pas de ellos por la forma en que lo habían hecho sufrir. No
tor los reprende por ser réprobos y pecadores: los re obstante, cuando comenzó a infligirles tormentos acu
conforta saber que Dios y sus ministros esperan de sándolos de espías, amenazando con transformar en
ellos una conducta excelsa. No es fácil extinguir la lla esclavo a uno de ellos, algo extraño le sucedió: se dio
ma de Dios que llevamos en el alma, y volvemos in cuenta de que no sentía tanto placer. Había gozado
sensibles a la necesidad íntima de humanizamos. imaginando cómo los torturaría, pero llegado el caso,
Hasta los soldados de la SS de Hitler debían recibir no era capaz de disfrutarlo. No le gustaba la clase de
periódicamente «sermones» para que no se dejaran persona en que se estaba convirtiendo. El, que odiaba
influir por su instinto de compasión. a sus hermanos por ser crueles y despiadados, no podía
comportarse con la misma crueldad. Descubrió enton
ces que en el alma humana no sólo entran los celos y la
Por naturaleza tenemos necesidad de ser caritativos y venganza. Al tratar de desmentir su propia naturaleza
generosos tanto como necesitamos comer y dormir. se puso cada vez más incómodo, hasta que por fin pro
Cuando comemos en exceso y no practicamos suficiente rrumpió en llanto y le contó a sus hermanos quién era.
ejercicio nos sentimos achacosos, y no sólo en el plano
físico sino también en nuestra personalidad. Lo mismo
nos ocurre cuando somos egoístas y deshonestos. Per Es probable que el egoísmo, el cinismo, la desconfian
demos el contacto con nuestro ser más íntimo; olvida za hacia los demás no sólo sean inmorales porque
mos lo bien que uno se siente cuando obra con bondad. ofenden a Dios sino también malsanos y destructivos

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para nuestra personalidad- En 1984 se realizó un sino el principio de la colaboración. Las plantas y los
¿Qué hace Dios para elevar nuestras vidas por en ¿Recuerdas la historia del José de la Biblia?
cima del nivel de la mera existencia? Por un lado nos Cuando tema diecisiete años, sus celosos hermanos lo
manda, nos impone un sentido de obligación moral. vendieron como esclavo. José, que había sido el prefe
Nuestra vida es importante porque estamos sobre la rido de su padre, pasó de una vida cómoda y regalada
Tierra no sólo para comer, dormir y reproducimos, a tener que soportar una existencia de sinsabores y
sino para cumplir con la voluntad divina. penurias. Durante veinte años soñó con el momento
El ser humano tiene necesidad   de ser bueno, de de poder vengarse. Tbleró la soledad, la injusticia,
que se lo considere capaz de tener una conducta mo imaginando cómo debía hacer para que sus hermanos
ral. Y Dios nos demuestra que nos toma en serio cuan se arrastraran delante de él implorándole clemencia.
do espera de nosotros un comportamiento moral. Nos La sola idea le causaba un placer infinito.
sentimos poco auténticos cuando no somos fieles a  Y un día ocurrió. Se produjo una hambruna en la
nuestra naturaleza moral. Tal vez sea por esto que, tierra de Canaán y sólo en Egipto se podían obtener gra-
cuando los niñitos rompen un objeto o hacen algo in nos. José se había convertido en ministro de agri
debido, no se quedan satisfechos hasta que no se los cultura del faraón, a cargo de la distribución de los
castiga. Quizá no sea agradable que a uno lo regañen cereales, y en esas circunstancias los hermanos se
o le impongan disciplina, pero mucho peor es vivir en un presentaron ante él. José los reconoció, no así ellos a
mundo al que no le interesa si uno se porta bien o mal. él. Había llegado el momento que soñara durante
Tal vez sea por esto también que a muchos les gustan veinte años. Los tenía en sus manos, podía vengarse
los sermones «de fuego y azufre», en los cuales el pas de ellos por la forma en que lo habían hecho sufrir. No
tor los reprende por ser réprobos y pecadores: los re obstante, cuando comenzó a infligirles tormentos acu
conforta saber que Dios y sus ministros esperan de sándolos de espías, amenazando con transformar en
ellos una conducta excelsa. No es fácil extinguir la lla esclavo a uno de ellos, algo extraño le sucedió: se dio
ma de Dios que llevamos en el alma, y volvemos in cuenta de que no sentía tanto placer. Había gozado
sensibles a la necesidad íntima de humanizamos. imaginando cómo los torturaría, pero llegado el caso,
Hasta los soldados de la SS de Hitler debían recibir no era capaz de disfrutarlo. No le gustaba la clase de
periódicamente «sermones» para que no se dejaran persona en que se estaba convirtiendo. El, que odiaba
influir por su instinto de compasión. a sus hermanos por ser crueles y despiadados, no podía
comportarse con la misma crueldad. Descubrió enton
ces que en el alma humana no sólo entran los celos y la
Por naturaleza tenemos necesidad de ser caritativos y venganza. Al tratar de desmentir su propia naturaleza
generosos tanto como necesitamos comer y dormir. se puso cada vez más incómodo, hasta que por fin pro
Cuando comemos en exceso y no practicamos suficiente rrumpió en llanto y le contó a sus hermanos quién era.
ejercicio nos sentimos achacosos, y no sólo en el plano
físico sino también en nuestra personalidad. Lo mismo
nos ocurre cuando somos egoístas y deshonestos. Per Es probable que el egoísmo, el cinismo, la desconfian
demos el contacto con nuestro ser más íntimo; olvida za hacia los demás no sólo sean inmorales porque
mos lo bien que uno se siente cuando obra con bondad. ofenden a Dios sino también malsanos y destructivos

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para nuestra personalidad- En 1984 se realizó un sino el principio de la colaboración. Las plantas y los
estudio en Duke University Medical Center para animales no sobreviven derrotando a sus, vecinos al
analizar la relación que existe entre el «comporta competir por luz y alimento, sino aprendiendo a con
miento tipo A» (la persona impaciente, empeñosa, vivir con ellos de forma que todos puedan prosperar.
sumamente competitiva) y los trastornos cardíacos. Dios es la fuerza que nos impulsa a superar el egoísmo
La hipótesis era que las personalidades del tipo A son y tender una mano al prójimo. Dios nos eleva, del mis
más propensas a tener problemas de presión y en las mo modo que el sol hace crecer los árboles. Dios nos
coronarias que el hombre medio. En cambio, lo que se incita a ser mejores de lo que éramos al comienzo.
averiguó es que algunas personalidades del tipo A go Hace muy poco, un matrimonio amigo mío se en
zaban de mejor salud que el promedio del país, y al teró de que su hijo de veintiún años padecía de cáncer
parecer necesitaban de los desafíos y de la compe en los huesos. Tuvieron que llevarlo a un hospital de
tencia para desarrollarse. Empero, aquellos que eran Seattle, distante cuatro mil quinientos kilómetros,
competitivos y agresivos porque consideraban que en un intento desesperado por hacerlo tratar con una
todo el mundo es mentiroso y por ende hay que mentir terapia nueva. Cuando se conoció esta mala noticia,
y ser deshonestos para que nadie se aproveche de comenzaron a suceder cosas insólitas. 'Ibdo el mundo
uno, demostraron estar permanentemente tensos y se puso en campaña para recaudar fondos con el fin
no llevarse bien con sus semejantes, todo lo cual se re de financiar el viaje. Uno de los mejores hoteles de
flejaba en su presión sanguínea. Seattle invitó al matrimonio a alojarse allí, sin costo
 Así como por la constitución del cuerpo humano alguno, mientras el hijo estuviese internado. En los
hay ciertas comidas y ciertas clases de actividad restaurantes no les querían cobrar. Intervino el go
que nos resultan más saludables que otras, creo que bernador de Massachusetts para que el seguro de sa
Dios conformó el alma humana de modo que ciertos ti lud se hiciera cargo de los gastos de un tratamiento
pos de conducta nos beneficiasen más que otros. Los que para algunos era totalmente experimental. Uno
celos, el egoísmo, la desconfianza envenenan el alma; podría preguntarse: «¿Por qué Dios permite que un
la honestidad, la generosidad y la alegría la restau chico de veintiún años enferme de cáncer?». Yo me incli
ran. Literalmente nos sentimos mejor cuando hemos no a plantearme: «¿Qué es lo que induce a la gente a
hecho lo posible por ayudar a alguien. reaccionar frente a la tragedia con semejante genero
Dios es la respuesta al interrogante: «¿Por qué sidad, sí no Dios?». El escéptico y el agnóstico explican
tengo que ser recto y honesto si a mi alrededor veo a la existencia del mal negando el papel que desempeña
asesinos que quedan impunes?». La respuesta es Dios, Dios en las cuestiones humanas. Pero, ¿cómo explican
no porque Él vaya a intervenir para castigar al malo y el bien? Justifican el crimen y la crueldad, pero ¿qué
premiar al bueno, sino porque ha hecho el alma humana me dicen de la bondad, el coraje, el sacrificio, si no re
de manera tal que sólo una vida de bondad y rectitud conocen que Dios actúa sobre nosotros como el sol sobre
nos brindan una profunda paz de espíritu. la flor, haciéndola crecer y mostrar lo más bello de sí?
El biólogo Lewis Thomas dijo una vez que la gran Dios nos da una esperanza que ningún agente hu
ley de la naturaleza que rige para todos los organis mano puede brindarnos. En el plano humano rige la
mos vivientes no es la supervivencia de los más aptos ley que dice que todo lo que puede salir mal, saldrá

164 165

mal. Pero en el plano divino existe una ley contraria: compañeros eran partidarios del candidato demócrata,
todo lo que se puede poner en orden, mejorarse, tarde
para nuestra personalidad- En 1984 se realizó un sino el principio de la colaboración. Las plantas y los
estudio en Duke University Medical Center para animales no sobreviven derrotando a sus, vecinos al
analizar la relación que existe entre el «comporta competir por luz y alimento, sino aprendiendo a con
miento tipo A» (la persona impaciente, empeñosa, vivir con ellos de forma que todos puedan prosperar.
sumamente competitiva) y los trastornos cardíacos. Dios es la fuerza que nos impulsa a superar el egoísmo
La hipótesis era que las personalidades del tipo A son y tender una mano al prójimo. Dios nos eleva, del mis
más propensas a tener problemas de presión y en las mo modo que el sol hace crecer los árboles. Dios nos
coronarias que el hombre medio. En cambio, lo que se incita a ser mejores de lo que éramos al comienzo.
averiguó es que algunas personalidades del tipo A go Hace muy poco, un matrimonio amigo mío se en
zaban de mejor salud que el promedio del país, y al teró de que su hijo de veintiún años padecía de cáncer
parecer necesitaban de los desafíos y de la compe en los huesos. Tuvieron que llevarlo a un hospital de
tencia para desarrollarse. Empero, aquellos que eran Seattle, distante cuatro mil quinientos kilómetros,
competitivos y agresivos porque consideraban que en un intento desesperado por hacerlo tratar con una
todo el mundo es mentiroso y por ende hay que mentir terapia nueva. Cuando se conoció esta mala noticia,
y ser deshonestos para que nadie se aproveche de comenzaron a suceder cosas insólitas. 'Ibdo el mundo
uno, demostraron estar permanentemente tensos y se puso en campaña para recaudar fondos con el fin
no llevarse bien con sus semejantes, todo lo cual se re de financiar el viaje. Uno de los mejores hoteles de
flejaba en su presión sanguínea. Seattle invitó al matrimonio a alojarse allí, sin costo
 Así como por la constitución del cuerpo humano alguno, mientras el hijo estuviese internado. En los
hay ciertas comidas y ciertas clases de actividad restaurantes no les querían cobrar. Intervino el go
que nos resultan más saludables que otras, creo que bernador de Massachusetts para que el seguro de sa
Dios conformó el alma humana de modo que ciertos ti lud se hiciera cargo de los gastos de un tratamiento
pos de conducta nos beneficiasen más que otros. Los que para algunos era totalmente experimental. Uno
celos, el egoísmo, la desconfianza envenenan el alma; podría preguntarse: «¿Por qué Dios permite que un
la honestidad, la generosidad y la alegría la restau chico de veintiún años enferme de cáncer?». Yo me incli
ran. Literalmente nos sentimos mejor cuando hemos no a plantearme: «¿Qué es lo que induce a la gente a
hecho lo posible por ayudar a alguien. reaccionar frente a la tragedia con semejante genero
Dios es la respuesta al interrogante: «¿Por qué sidad, sí no Dios?». El escéptico y el agnóstico explican
tengo que ser recto y honesto si a mi alrededor veo a la existencia del mal negando el papel que desempeña
asesinos que quedan impunes?». La respuesta es Dios, Dios en las cuestiones humanas. Pero, ¿cómo explican
no porque Él vaya a intervenir para castigar al malo y el bien? Justifican el crimen y la crueldad, pero ¿qué
premiar al bueno, sino porque ha hecho el alma humana me dicen de la bondad, el coraje, el sacrificio, si no re
de manera tal que sólo una vida de bondad y rectitud conocen que Dios actúa sobre nosotros como el sol sobre
nos brindan una profunda paz de espíritu. la flor, haciéndola crecer y mostrar lo más bello de sí?
El biólogo Lewis Thomas dijo una vez que la gran Dios nos da una esperanza que ningún agente hu
ley de la naturaleza que rige para todos los organis mano puede brindarnos. En el plano humano rige la
mos vivientes no es la supervivencia de los más aptos ley que dice que todo lo que puede salir mal, saldrá

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mal. Pero en el plano divino existe una ley contraria: compañeros eran partidarios del candidato demócrata,
todo lo que se puede poner en orden, mejorarse, tarde  Adlai Stevenson. (En Princeton, universidad donde
o temprano se mejorará. Dios es la respuesta a este había estudiado Stevenson, el alumnado se volcaba
interrogante: «¿Qué sentido tiene que trate de arre por Eisenhower). Pero lo que más recuerdo de la elec
glar el mundo si los problemas del hambre, la guerra ción de 1952 no es que ganó Eisenhower y perdió Ste
y el odio son tan rebeldes que ni siquiera puedo aspi venson, sino que al poco tiempo falleció Robert Taft.
rar a solucionarlos en lo más mínimo durante toda mi Para toda una generación, el senador Robert
vida?». Dios nos asegura, como no puede hacerlo mor Taft, de Ohio, había simbolizado la conciencia del
tal alguno, que lo que no logramos en esta vida se Partido Republicano, la personificación de sus princi
completará después, y en parte debido a todo lo que pios como una alternativa frente al New Deai. Su am
hicimos en vida. Los seres humanos habitan apenas bición fue siempre llegar a ser presidente del país tal
unos pocos años sobre la Tierra, pero la voluntad de como lo había sido su padre, William Howard Taft.
Dios es eterna. Eclesiastés se planteaba qué sentido Debido al deterioro de la imagen de los demócratas al
tenía hacer el bien, si después de que morimos que cabo de veinte años en el poder, con una guerra impo
dan sepultados en el olvido nuestros buenos actos. La pular como la de Corea, 1952 parecía ser su año. Pero
respuesta es que las buenas obras nunca están de ese verano el Partido Republicano prefirió la figura de
más y jamás se olvidan. Lo que no se consigue en una Eisenhower, un héroe de guerra para millones de ve
vida, se logrará cuando una vida se junte con otra. teranos, para el pueblo entero. Taft murió poco des
 Así, personas que nunca se han conocido colaboran en pués de asumir Eisenhower.
procurar que ocurran cosas buenas, porque el Dios Recuerdo que en ese momento me costó mucho
eterno les da a sus actos una medida de eternidad. aceptar que un hombre como Taft pudiera gozar de
 Yo me he parado en las Rocallosas canadienses y buena salud como para realizar la campaña presi
he contemplado las gargantas que cortan en la roca dencial en el verano de 1952, y morir de un cáncer
los ríos de montaña. Asimple vista da la impresión de fulminante pocos meses después. Comencé entonces
que no hay nada más duro en la tierra que la piedra, y a intuir que alguna relación había entre el sueño de su
nada más fácil de desviar que el agua. Sin embargo, a vida que se derrumbaba y el quebrantamiento de
través de los siglos el agua ha ganado siempre la bata su salud poco después.
lla al horadar y modificar la roca. Una gota de agua no ¿Cómo se puede seguir viviendo cuando uno ve que
es más fuerte que la piedra, pero todas juntas contri toda su vida ha sido un fracaso? Cuando no nos queda
buyeron para lograr la victoria final. más remedio que admitir que aquello que siempre
De todas las dudas que aquejaban a Eclesiastés, perseguimos está fuera de nuestro alcance, que ya so
¿para cuáles Dios podría haber sido la respuesta? mos demasiado viejos como para fijarnos otro objetivo
En el otoño de 1952 yo era un alumno de segundo año de vida, y no tenemos nada que nos aliente a prose
de la Universidad de Columbia. Si bien no tenía edad guir en nuestros últimos años, ¿qué sentido tiene seguir
aún para votar, seguía con interés la elección presi viviendo? Si el móvil de tu vida fue siempre ser una
dencial. Pese a que Dwight Eisenhower era en esa buena esposa y madre, y por razones ajenas a tu vo
época presidente de Columbia, la mayoría de mis luntad te encuentras viuda o divorciada, o si tus hijos
166 167

te han salido distintos de lo que querías, ¿dónde ha impone su patrón, ya no son útiles, y por ende prácti
mal. Pero en el plano divino existe una ley contraria: compañeros eran partidarios del candidato demócrata,
todo lo que se puede poner en orden, mejorarse, tarde  Adlai Stevenson. (En Princeton, universidad donde
o temprano se mejorará. Dios es la respuesta a este había estudiado Stevenson, el alumnado se volcaba
interrogante: «¿Qué sentido tiene que trate de arre por Eisenhower). Pero lo que más recuerdo de la elec
glar el mundo si los problemas del hambre, la guerra ción de 1952 no es que ganó Eisenhower y perdió Ste
y el odio son tan rebeldes que ni siquiera puedo aspi venson, sino que al poco tiempo falleció Robert Taft.
rar a solucionarlos en lo más mínimo durante toda mi Para toda una generación, el senador Robert
vida?». Dios nos asegura, como no puede hacerlo mor Taft, de Ohio, había simbolizado la conciencia del
tal alguno, que lo que no logramos en esta vida se Partido Republicano, la personificación de sus princi
completará después, y en parte debido a todo lo que pios como una alternativa frente al New Deai. Su am
hicimos en vida. Los seres humanos habitan apenas bición fue siempre llegar a ser presidente del país tal
unos pocos años sobre la Tierra, pero la voluntad de como lo había sido su padre, William Howard Taft.
Dios es eterna. Eclesiastés se planteaba qué sentido Debido al deterioro de la imagen de los demócratas al
tenía hacer el bien, si después de que morimos que cabo de veinte años en el poder, con una guerra impo
dan sepultados en el olvido nuestros buenos actos. La pular como la de Corea, 1952 parecía ser su año. Pero
respuesta es que las buenas obras nunca están de ese verano el Partido Republicano prefirió la figura de
más y jamás se olvidan. Lo que no se consigue en una Eisenhower, un héroe de guerra para millones de ve
vida, se logrará cuando una vida se junte con otra. teranos, para el pueblo entero. Taft murió poco des
 Así, personas que nunca se han conocido colaboran en pués de asumir Eisenhower.
procurar que ocurran cosas buenas, porque el Dios Recuerdo que en ese momento me costó mucho
eterno les da a sus actos una medida de eternidad. aceptar que un hombre como Taft pudiera gozar de
 Yo me he parado en las Rocallosas canadienses y buena salud como para realizar la campaña presi
he contemplado las gargantas que cortan en la roca dencial en el verano de 1952, y morir de un cáncer
los ríos de montaña. Asimple vista da la impresión de fulminante pocos meses después. Comencé entonces
que no hay nada más duro en la tierra que la piedra, y a intuir que alguna relación había entre el sueño de su
nada más fácil de desviar que el agua. Sin embargo, a vida que se derrumbaba y el quebrantamiento de
través de los siglos el agua ha ganado siempre la bata su salud poco después.
lla al horadar y modificar la roca. Una gota de agua no ¿Cómo se puede seguir viviendo cuando uno ve que
es más fuerte que la piedra, pero todas juntas contri toda su vida ha sido un fracaso? Cuando no nos queda
buyeron para lograr la victoria final. más remedio que admitir que aquello que siempre
De todas las dudas que aquejaban a Eclesiastés, perseguimos está fuera de nuestro alcance, que ya so
¿para cuáles Dios podría haber sido la respuesta? mos demasiado viejos como para fijarnos otro objetivo
En el otoño de 1952 yo era un alumno de segundo año de vida, y no tenemos nada que nos aliente a prose
de la Universidad de Columbia. Si bien no tenía edad guir en nuestros últimos años, ¿qué sentido tiene seguir
aún para votar, seguía con interés la elección presi viviendo? Si el móvil de tu vida fue siempre ser una
dencial. Pese a que Dwight Eisenhower era en esa buena esposa y madre, y por razones ajenas a tu vo
época presidente de Columbia, la mayoría de mis luntad te encuentras viuda o divorciada, o si tus hijos
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te han salido distintos de lo que querías, ¿dónde ha impone su patrón, ya no son útiles, y por ende prácti
llar las fuerzas para enfrentar el futuro? Si tu mayor camente no existen como personas. Pero así como el
ambición fue tener más éxito que tu padre, ganar más ser humano sólo ve lo que tiene ante sus ojos, Dios ve
dinero y alcanzar un nivel más alto que él, y de pronto dentro del corazón, y no sólo nos perdona por nuestros
te das cuenta de que jamás lo lograrás, ¿cómo haces fracasos sino que ve éxitos en donde nadie los ve, ni si
para vivir con los pedazos rotos de aquel sueño? quiera nosotros mismos. Sólo Dios puede reconocer
Entre otras cosas, Dios es la respuesta al interro nos mérito por las palabras injuriosas que no pronun
gante de cómo se puede seguir viviendo cuando uno ciamos, por las tentaciones que resistimos, por la
toma conciencia de que su vida ha sido un fracaso. paciencia y la bondad en la que muy pocos han repa
«Porque el hombre mira a los ojos, pero Dios mira al rado. El solo hecho de ser humano, de tratar de vivir
corazón» (I Samuel 16, 7). La sociedad humana secu con integridad, nos eleva ante sus ojos.
lar, el hombre sin Dios, sólo puede juzgar por los re Dios podría haberle dicho a Robert Taft en 1952,
sultados, por los logros. ¿Ganamos o perdemos? ¿Lo como también a Paul Tsongas en 1984: «Está visto que
conseguimos o fallamos? ¿Obtuvimos réditos o pérdi no vas a ser presidente. Tampoco lo serán la mayoría
das? Empero, únicamente Dios puede juzgamos por de tus semejantes. Mira, en cambio, los verdaderos lo
lo que somos, no sólo por lo que hemos hecho. En una gros de tu vida pública y tu vida personal. Eso debería
sociedad secular, sólo los actos tienen valor, y por ende bastarte para sentir que has triunfado. El hecho de
la gente vale en la medida que haga cosas, en que sea que no te hayan designado candidato no debería frus
productiva. Cuando alguien muere o queda lisiado a trarte. Perder la fe porque sólo has obtenido una par
consecuencia de un accidente, ¿cómo calculamos el te y no todo lo que ambicionabas en la vida, o no saber
daño que padeció? Nos basamos en el poder adquisiti valorar tus victorias debido a esta sola derrota: eso se
vo que perdió. Los adolescentes y los ancianos constitu ría un fracaso».
yen un problema para nuestra sociedad porque viven, Eugene Borowitz escribió:
respiran y comen, pero no son productivos. No hacen 
nada. La educación universitaria es bien vista no por «No previmos la posibilidad de un fracaso
que engrandezca nuestro espíritu ni nos ayude a com profundo o duradero. Nunca creimos que nues
prender mejor la vida sino porque sirve para alcanzar tras mejores ideas pudieran ser tan pequeñas,
un mayor poder adquisitivo. Por eso es que Eugene nuestros planes tan inadecuados, nuestros de
Borowitz dice que «nos da miedo envejecer por el te seos, perversos. Por cierto no esperábamos que, al
mor a nos ser más útiles, a no poder realizar cosas que obrar con rectitud, pudiéramos también produ
demuestren nuestra valía ante los demás. Equipara cir un mal, en ocasiones tan tremendo que pare
mos el valor con nuestro desempeño». ce superar todo lo bueno que hemos hecho. El
Cuando no podemos evaluar a las personas según resultado no es sólo una desazón moral sino una
el criterio de Dios, empleamos un criterio humano: época en la cual, en medio de la mayor opulen
¿Son útiles ? La mujer que ya no es atractiva y ha pa cia y libertad que jamás se han disfrutado, el
sado la etapa en que podía procrear, y el hombre que más común problema psiquiátrico que nos aqueja
no puede superar el monto mínimo de ventas que le ya no es culpa sino la depresión. Al tomar con

168 169

ciencia de nuestros fracasos, dejamos de creer en algo el mundo nuestro y el de ellos, en vez de acaparar
te han salido distintos de lo que querías, ¿dónde ha impone su patrón, ya no son útiles, y por ende prácti
llar las fuerzas para enfrentar el futuro? Si tu mayor camente no existen como personas. Pero así como el
ambición fue tener más éxito que tu padre, ganar más ser humano sólo ve lo que tiene ante sus ojos, Dios ve
dinero y alcanzar un nivel más alto que él, y de pronto dentro del corazón, y no sólo nos perdona por nuestros
te das cuenta de que jamás lo lograrás, ¿cómo haces fracasos sino que ve éxitos en donde nadie los ve, ni si
para vivir con los pedazos rotos de aquel sueño? quiera nosotros mismos. Sólo Dios puede reconocer
Entre otras cosas, Dios es la respuesta al interro nos mérito por las palabras injuriosas que no pronun
gante de cómo se puede seguir viviendo cuando uno ciamos, por las tentaciones que resistimos, por la
toma conciencia de que su vida ha sido un fracaso. paciencia y la bondad en la que muy pocos han repa
«Porque el hombre mira a los ojos, pero Dios mira al rado. El solo hecho de ser humano, de tratar de vivir
corazón» (I Samuel 16, 7). La sociedad humana secu con integridad, nos eleva ante sus ojos.
lar, el hombre sin Dios, sólo puede juzgar por los re Dios podría haberle dicho a Robert Taft en 1952,
sultados, por los logros. ¿Ganamos o perdemos? ¿Lo como también a Paul Tsongas en 1984: «Está visto que
conseguimos o fallamos? ¿Obtuvimos réditos o pérdi no vas a ser presidente. Tampoco lo serán la mayoría
das? Empero, únicamente Dios puede juzgamos por de tus semejantes. Mira, en cambio, los verdaderos lo
lo que somos, no sólo por lo que hemos hecho. En una gros de tu vida pública y tu vida personal. Eso debería
sociedad secular, sólo los actos tienen valor, y por ende bastarte para sentir que has triunfado. El hecho de
la gente vale en la medida que haga cosas, en que sea que no te hayan designado candidato no debería frus
productiva. Cuando alguien muere o queda lisiado a trarte. Perder la fe porque sólo has obtenido una par
consecuencia de un accidente, ¿cómo calculamos el te y no todo lo que ambicionabas en la vida, o no saber
daño que padeció? Nos basamos en el poder adquisiti valorar tus victorias debido a esta sola derrota: eso se
vo que perdió. Los adolescentes y los ancianos constitu ría un fracaso».
yen un problema para nuestra sociedad porque viven, Eugene Borowitz escribió:
respiran y comen, pero no son productivos. No hacen 
nada. La educación universitaria es bien vista no por «No previmos la posibilidad de un fracaso
que engrandezca nuestro espíritu ni nos ayude a com profundo o duradero. Nunca creimos que nues
prender mejor la vida sino porque sirve para alcanzar tras mejores ideas pudieran ser tan pequeñas,
un mayor poder adquisitivo. Por eso es que Eugene nuestros planes tan inadecuados, nuestros de
Borowitz dice que «nos da miedo envejecer por el te seos, perversos. Por cierto no esperábamos que, al
mor a nos ser más útiles, a no poder realizar cosas que obrar con rectitud, pudiéramos también produ
demuestren nuestra valía ante los demás. Equipara cir un mal, en ocasiones tan tremendo que pare
mos el valor con nuestro desempeño». ce superar todo lo bueno que hemos hecho. El
Cuando no podemos evaluar a las personas según resultado no es sólo una desazón moral sino una
el criterio de Dios, empleamos un criterio humano: época en la cual, en medio de la mayor opulen
¿Son útiles ? La mujer que ya no es atractiva y ha pa cia y libertad que jamás se han disfrutado, el
sado la etapa en que podía procrear, y el hombre que más común problema psiquiátrico que nos aqueja
no puede superar el monto mínimo de ventas que le ya no es culpa sino la depresión. Al tomar con

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ciencia de nuestros fracasos, dejamos de creer en algo el mundo nuestro y el de ellos, en vez de acaparar
nosotros mismos. No podemos siquiera hacer el toda la vida para nosotros. Lo que importa en última
bien que está a nuestro alcance porque el fracaso instancia es saber valorar los placeres cotidianos,
nos convenció de que todo lo que hacemos carece la comida, el trabajo, el amor y la amistad, y tomar
de valor. Si la religión pudiera enseñarle a la so los como un encuentro con lo divino, un encuentro
ciedad secular a aceptar el fracaso sin quedar pa que nos enseña que no sólo Dios es verdadero sino que
ralizada, a buscar el perdón sin mitigar nuestro también nosotros lo somos. Estas cosas son las
sentido de la responsabilidad, podríamos vencer que importan.
el desaliento que se abate sobre nuestra civiliza Según la tradición judía, en otoño celebramos el
ción... Si la religión lograra devolver el sentido de s u k k o t , la Fiesta de los Tabernáculos. En parte es el an
la dignidad personal a nuestra sociedad, afianza tiguo festival de la cosechas que se remonta a las épo
ría los cimientos sobre los que debe descansar la cas en que los israelitas eran agricultores y expresa
esperanza de reconstruir la moral de nuestra civi ban su agradecimiento en otoño, luego de levantar los
lización.» (<J o u r n a l o f E c u m e n i c a l S t u d i es ,  verano sembrados. En realidad, es el prototipo del Día de Ac
de 1984). ción de Gracias típicamente norteamericano. Y en
parte es también una conmemoración a Dios por la
Dios nos redime de la sensación de fracaso porque protección que brindó al pueblo de Israel durante los
nos ve como ningún ojo humano puede vemos. Algunas cuarenta años transcurridos en el desierto, en el paso
religiones enseñan que Dios conoce hasta el último de dé Egipto a la tierra prometida.
nuestros malos pensamientos y secretos vergonzosos. Festejamos el s u k k o t    levantando una pequeña
 Yo prefiero pensar que Dios posee tal capacidad de construcción anexa a nuestras casas, con unas tablas
vemos que conoce mejor que nadie nuestras angus y ramas, e invitamos allí a nuestros amigos a beber
tias y dolores, las cicatrices que llevamos en el cora vino y comer finta. El s u k k o t   es la celebración de la
zón porque queríamos ser mejores y el mundo nos en belleza de las cosas efímeras, el pequeño rancho tan
rostra que jamás podremos serlo. vulnerable ante el viento y la lluvia (el nuestro se de
¿Acaso importa la clase de vida que yo lleve? ¿Qué rrumba siempre al segundo día) que suele desmante
diferencia hay en que yo sea una persona honesta, fiel larse al concluir la semana; los frutos maduros que se
y bondadosa? Al parecer no hay diferencia alguna en pudren si no se los come de inmediato; los amigos que
lo relativo a mi cuenta bancaria ni a mis posibilidades quizá no estén con nosotros todo el tiempo que desea
de obtener fama y fortuna. Pero tarde o temprano ríamos; y en los climas nórdicos, la belleza de las ho
aprendemos, tal como le pasó a Eclesiastés, que no son  jas que cambian de color al iniciar el proceso por el
ésas las cosas que valen. Lo que importa es que sea cual mueren y se caen de los árboles. La celebración
mos fieles a nosotros mismos, a nuestra naturaleza es en otoño, cuando el verano ya ha terminado y las
humana que requiere cosas tales como rectitud y bon noches refrescan con los primeros susurros del in
dad, que se distorsiona si no nos preocupamos por vierno. El s u k k o t   llega para anunciamos que el mun
ellas. Lo que importa también es aprender a compar do está lleno de cosas buenas y hermosas, comida y
tir la vida con el prójimo, que podamos cambiar en vino, flores y atardeceres, paisajes otoñales y buena

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ciencia de nuestros fracasos, dejamos de creer en algo el mundo nuestro y el de ellos, en vez de acaparar
nosotros mismos. No podemos siquiera hacer el toda la vida para nosotros. Lo que importa en última
bien que está a nuestro alcance porque el fracaso instancia es saber valorar los placeres cotidianos,
nos convenció de que todo lo que hacemos carece la comida, el trabajo, el amor y la amistad, y tomar
de valor. Si la religión pudiera enseñarle a la so los como un encuentro con lo divino, un encuentro
ciedad secular a aceptar el fracaso sin quedar pa que nos enseña que no sólo Dios es verdadero sino que
ralizada, a buscar el perdón sin mitigar nuestro también nosotros lo somos. Estas cosas son las
sentido de la responsabilidad, podríamos vencer que importan.
el desaliento que se abate sobre nuestra civiliza Según la tradición judía, en otoño celebramos el
ción... Si la religión lograra devolver el sentido de s u k k o t , la Fiesta de los Tabernáculos. En parte es el an
la dignidad personal a nuestra sociedad, afianza tiguo festival de la cosechas que se remonta a las épo
ría los cimientos sobre los que debe descansar la cas en que los israelitas eran agricultores y expresa
esperanza de reconstruir la moral de nuestra civi ban su agradecimiento en otoño, luego de levantar los
lización.» (<J o u r n a l o f E c u m e n i c a l S t u d i es ,  verano sembrados. En realidad, es el prototipo del Día de Ac
de 1984). ción de Gracias típicamente norteamericano. Y en
parte es también una conmemoración a Dios por la
Dios nos redime de la sensación de fracaso porque protección que brindó al pueblo de Israel durante los
nos ve como ningún ojo humano puede vemos. Algunas cuarenta años transcurridos en el desierto, en el paso
religiones enseñan que Dios conoce hasta el último de dé Egipto a la tierra prometida.
nuestros malos pensamientos y secretos vergonzosos. Festejamos el s u k k o t    levantando una pequeña
 Yo prefiero pensar que Dios posee tal capacidad de construcción anexa a nuestras casas, con unas tablas
vemos que conoce mejor que nadie nuestras angus y ramas, e invitamos allí a nuestros amigos a beber
tias y dolores, las cicatrices que llevamos en el cora vino y comer finta. El s u k k o t   es la celebración de la
zón porque queríamos ser mejores y el mundo nos en belleza de las cosas efímeras, el pequeño rancho tan
rostra que jamás podremos serlo. vulnerable ante el viento y la lluvia (el nuestro se de
¿Acaso importa la clase de vida que yo lleve? ¿Qué rrumba siempre al segundo día) que suele desmante
diferencia hay en que yo sea una persona honesta, fiel larse al concluir la semana; los frutos maduros que se
y bondadosa? Al parecer no hay diferencia alguna en pudren si no se los come de inmediato; los amigos que
lo relativo a mi cuenta bancaria ni a mis posibilidades quizá no estén con nosotros todo el tiempo que desea
de obtener fama y fortuna. Pero tarde o temprano ríamos; y en los climas nórdicos, la belleza de las ho
aprendemos, tal como le pasó a Eclesiastés, que no son  jas que cambian de color al iniciar el proceso por el
ésas las cosas que valen. Lo que importa es que sea cual mueren y se caen de los árboles. La celebración
mos fieles a nosotros mismos, a nuestra naturaleza es en otoño, cuando el verano ya ha terminado y las
humana que requiere cosas tales como rectitud y bon noches refrescan con los primeros susurros del in
dad, que se distorsiona si no nos preocupamos por vierno. El s u k k o t   llega para anunciamos que el mun
ellas. Lo que importa también es aprender a compar do está lleno de cosas buenas y hermosas, comida y
tir la vida con el prójimo, que podamos cambiar en vino, flores y atardeceres, paisajes otoñales y buena

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compañía con quien compartirlos, pero eB preciso que


disfrutemos todo en ese mismo instante porque sabe
mos que no habrá de durar. Es el momento de «comer
nuestro pan con regocijo y beber el vino con alegre co
razón» no pese al hecho de que la vida no es eterna,
sino precisamente por eso mismo. Es el momento de
ser felices con los seres queridos porque hemos llega
do a comprender que es más importante disfrutar del
presente que angustiarse por el futuro. Es el momen
to de festejar porque por fin sabemos en qué consiste
la vida y cómo hay que hacer para volverla más plena.
El texto bíblico que se sugiere leer en las sinagogas
durante la Fiesta de los Tabernáculos es, casualmen
te, el libro de Eclesiastés.

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