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LA MEDIACIÓN COMO UNA ESTRATEGIA DE LA CULTURA DE PAZ

Dr. Paris Alejandro Cabello Tijerina1

SUMARIO: 1.- Introducción, 2.- El largo y sinuoso camino de la mediación como vía de pacificación social,
3.- La mediación como una estrategia de paz, 4.- Estrategias para la consolidación de la cultura de paz
en México, 5.- La mediación como herramienta irenológica de cambio cultural, 6.- Conclusiones, 7.-
Bibliografía.

1.- Introducción

La mediación es un método alternativo para la transformación pacífica de los conflictos


que ha sido utilizado desde la aparición de la humanidad, —aunque en un principio su
práctica se realizaba de una forma muy rudimentaria— y a lo largo de la historia,
encontramos diferentes personajes e instituciones que con su actuar beneficiaban la
convivencia pacífica regulando los conflictos que se suscitaban entre ellos, con lo que
contribuían en gran medida a la cohesión y pacificación social.

Conforme las sociedades fueron adquiriendo mayor complejidad, el uso y la práctica


de las vías de pacificación social como la mediación se vieron mermadas hasta casi
desaparecer; la responsabilidad de la impartición de la justicia recayó en el Estado,
quien monopolizó la resolución de los conflictos a través del procedimiento judicial
instaurándose así la actual cultura del litigio.

Una vez inmersos en la cultura del litigio, fuimos testigos de la sobresaturación de los
órganos jurisdiccionales, y como era de esperarse, los mismos, excedieron su
capacidad resolutoria, contrariando así, las características que debe tener la justicia, es
decir, que ésta sea pronta y expedita. De igual forma, las resoluciones emanadas de los
tribunales no siempre llegan a satisfacer las necesidades reales de las partes, además,
el difícil acceso a la justicia y el desconocimiento de la existencia de procedimientos
alternativos al judicial, configuran los elementos necesarios del conflicto de la

1
Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Nuevo León; Doctor en Intervención Social y
Mediación por la Universidad de Murcia, España; NTPC PROMEP y reconocido por el Sistema Nacional
de Investigadores con nivel 1; Profesor invitado en el máster de Mediación de la Universidad de Murcia,
España; Miembro del CA en formación de Métodos Alternos de Solución de Conflictos de la UANL e
investigador en el Centro de Investigación de Tecnología Jurídica y Criminológica de la Facultad de
Derecho y Criminología de la UANL. paris_cabello@hotmail.com
impetración de la justicia,2 entendiendo ésta como la búsqueda de alternativas de
solución a los problemas que se generan por motivo de la impartición de la misma.

Debido a esta crisis, ha surgido un movimiento que toma cada vez más fuerza y que
reclama: soluciones prontas y eficaces a los problemas que se generan en el seno de
las sociedades y que potencien la participación de la ciudadanía.

Es en el contexto de este movimiento en el que se circunscriben los esfuerzos de la


presente investigación, la cual pretende difundir a la mediación como método
alternativo para la transformación pacífica de los conflictos, misma que cumple con las
exigencias actuales de la sociedad para la administración de justicia.

Al considerar la mediación como una política social y que la misma sea implementada
como tal, se estaría beneficiando a una gran parte de las sociedades modernas, que
demandan procedimientos eficaces que gestionen los conflictos de manera positiva,
para devolver el rol activo a las partes en conflicto, y así cumplir con el paradigma
jurídico del siglo XXI que busca que sean las propias personas las que puedan resolver
sus conflictos.3

Por tal razón, la mediación se erige como una vía eficaz para la consecución y
fortalecimiento de una cultura de paz, porque auxilia a fundar un entorno pacífico,
ayuda a transformar los conflictos en ideas, fomenta el diálogo, la empatía, la
solidaridad, la no-violencia, la comprensión, la integración, la creatividad, la
participación y el consenso, elementos de carácter sine qua non de la Paz.

2.- El largo y sinuoso camino de la mediación como vía de pacificación social.

El origen de la mediación como forma pacífica de resolución de conflictos, tiene su


inicio muy probablemente desde los primeros años de la vida del ser humano, quién
por subsistencia requirió agruparse con otros de su misma especie; por consiguiente

2
Gorjón Gómez, Francisco J. y Steele Garza, José G., Métodos Alternativos de Solución de Conflictos.
Oxford University Press, México, 2012, p. 6.
3
Gorjón Gómez, Francisco Javier, ponencia pronunciada en la mesa redonda “Leyes de Mediación
Familiar a una Ley de Mediación. Implementación de la mediación en el marco de la creación de la ley
Nacional de Mediación del Estado Español” en las Segundas Jornadas Murcianas de Mediación, 26 de
Noviembre de 2010.
ha enfrentado a constantes conflictos derivados de esa interrelación. Por tal motivo, se
ha llegado a la conclusión que el hombre es conflictivo —no violento— por naturaleza.

En los primitivos grupos que éste conformaba, se empleaban ciertas normas que
debían acatar para mantener una convivencia “armónica” que garantizara la unión
entre ellos. Los diversos estudios de aborígenes de África, América, Oceanía, entre
otros, como el realizado por E. E. Evans-Pritchard y Meyer Fortes 4 nos permiten
conocer cómo funcionaban las primeras sociedades. Es decir, en cada época, en la
historia de la humanidad, se han “inventado” formas de solucionar los conflictos que
han sido la sintónica con las costumbres y creencias de ese momento, según lo ha
demostrado Foucault en sus libros La verdad y las formas jurídicas, Vigilar y castigar,
entre otros5; bajo esta perspectiva podemos identificar tres grandes métodos de
resolución de conflictos: la fuerza, el derecho y la palabra 6, y según que sociedades o
momentos históricos ha dominado la aplicación de uno u otro método 7.

Antes de la aparición del Derecho, los sistemas tradicionales para la solución de


conflictos se caracterizaban por el uso del diálogo, por tal motivo Debora Kolb 8 titula
un capítulo de una de sus obras relativa a los mediadores como “la segunda profesión
más vieja del mundo” y señala que, desde el primer instante en que alguien mantuvo
una disputa con su semejante, surgieron los mediadores para aconsejar el uso de la
razón por encima de las armas.

A través de la historia, grandes civilizaciones han procurado que los principios de


justicia y equidad constituyan los cimientos y pilares de las sociedades, es dentro de
este marco donde encontramos los métodos alternos para la transformación pacífica
de los conflictos. En un rápido repaso a través de esas civilizaciones, es importante
observar las culturas orientales, que tanto sus religiones como sus filosofías enfatizan

4
Andrade Sánchez, Eduardo, Teoría general del Estado, Oxford University Press, México, 2011, p. 19.
5
Suares, Marinés, Mediación, Conducción de disputas, comunicación y técnicas, Paidós, Buenos Aires,
2005, p. 45.
6
Redorta, Josep, Entender el conflicto, Barcelona, Paidós, 2007, pp. 196-200.
7
Redorta, Josep, “la justicia del futuro” en Simposio sobre Tribunales y Mediación. Nuevos caminos para
la Justicia. Comunicaciones, Barcelona, GEMME 18-19 de junio 2009, pp. 3-10.
8
Boqué Torremorrell, María Carme, Cultura de mediación y cambio social, Barcelona, Gedisa, 2003, p.
19.
el consenso social y moral, así como la búsqueda del equilibrio y la armonía que deben
reinar en las relaciones humanas9, han hecho de la mediación una práctica milenaria.

Esta peculiar tendencia de las culturas orientales, que Raimon Panikkar llama femenina
se caracteriza por ser centrípeta, hacia el interior, y cultiva la preferencia de realizar
una introspección y conocimiento de sí mismos, opuesto a la tendencia centrífuga del
plus ultra de las culturas de occidente caracterizadas por su propensión a la
imposición10. Estas tendencias de las sociedades orientales, han permitido instaurar el
conocimiento y la práctica de los métodos alternativos para la transformación pacífica
de los conflictos como parte de su cultura.

Sin duda, las filosofías religiosas desempeñaron un papel muy importante para la
conservación de esos sistemas informales de resolución de conflictos, que se habían
estado perdiendo dando paso al monopolio de la justicia por parte del Estado. Grupos
religiosos como los cuáqueros, cristianos, católicos, judíos, bogomiles, cátaros, husitas,
valdenses y menonitas, han establecido históricamente sus propios sistemas
alternativos para resolución de desavenencias11.

No es sino entrados en el siglo XIX y principios del XX, que estos sistemas informales de
resolución de conflictos practicados por comunidades de inmigrantes chinos y
congregaciones religiosas, permitieran la formalización de la mediación como método
para solucionar conflictos en los E.E.U.U., debido a los beneficios mostrados hacia la
saturada y lenta procuración de la justicia. Ya lo anunciaba Roscoe Pound en 1906, que
si persistía la gran acumulación de causas en los juzgados, el excesivo formalismo y la
burocratización del proceso, el sistema judicial colapsaría 12. La formalización de la
mediación y los otros métodos alternativos para la trasformación pacífica de los
conflictos, permitió a la impartición de la justicia adquirir un dinamismo que evitó su

9
Lapasió Campos, Lola y Ramón Marqués, Esther, “La mediación: historia y modelos”, en Miguel Ángel
Soria, Carlos Villagrasa e Inma Armadans, Mediación familiar. Conflicto: técnicas, métodos y recursos.
Bosch, Barcelona, 2008, p. 123.
10
Panikkar, Raimon, Paz e Interculturalidad, Herder, Barcelona, 2006, pp. 28 y 29.
11
Folberg, Jay y Taylor, Alison, Mediación, resolución de conflictos sin litigio, México, Limusa, 1996, p. 22.
12
Varela Wolff, Alberto Osvaldo y Varela, Fernando Óscar. Los medios alternativos para solucionar los
litigios, mediación y conciliación, XV Congreso Mexicano de Derecho Procesal, México, UNAM, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, 1998, p. 199-208. http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/2/745/14.pdf
colapso, e impulsó la renovación, actualización y adecuación de la misma, a los nuevos
requerimientos de las sociedades modernas.

Me he referido a la mediación como un método alternativo para la transformación


pacífica de los conflictos, fundado en la evolución de los estudios sobre los conflictos y
la paz, en vez de referirme solamente como un método alterno para la solución de
conflictos, término ampliamente difundido.

Ésta última terminología es la más común para aludirse a la mediación; la misma surge
en el contexto de las investigaciones funcionalistas de los conflictos, desde la década
de los años cincuenta, las cuales observan a los mismos como elementos negativos y
desestabilizadores, que deberán ser resueltos o solucionados, de ahí los términos de
solución y resolución.

Posteriormente, en la década de los setenta surge la terminología de gestión de


conflictos, en la cual se introduce una percepción más positiva de las situaciones
conflictivas13, situándolos como fenómenos naturales que pueden ser gestionados a
través de leyes, modelos o sistemas. Las críticas a ésta metodología consisten en que
los conflictos son parte de las acciones humanas y, como tales, no pueden ser
manejados de la misma forma que el conjunto de los elementos de la naturaleza 14.

A partir de la década de los noventa, se plantea el uso del término transformación de


conflictos, mismo que va más acorde con los presupuestos de una cultura de paz que
dicta la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
—UNESCO—, con esta nueva metodología se pretende reconstruir y reconciliar a las
partes conflictuadas por medio de actitudes y habilidades que ellas mismas poseen
como la colaboración, el diálogo, el reconocimiento, entre otras, mismas que denotan
un empoderamiento.

Por tanto, defino a la mediación como un método alternativo para la transformación


pacífica de los conflictos en el cual un tercero neutral e imparcial denominado
“mediador”, ayuda, guía y orienta a las partes denominadas “mediados” a que por sí

13
París Albert, Sonia, Filosofía de los conflictos. Una teoría para su transformación pacífica., Icaria
Antrazyt, Barcelona, 2009, p. 42.
14
Ibídem, p. 43.
solas y utilizando el diálogo como herramienta, colaboren entre sí, a través de técnicas
que potencian la participación y el empoderamiento de las mismas, para lograr que
elaboren una solución positiva que ponga fin a su conflicto, y con ello fortalecer el
tejido y el capital social, y a la instauración de una cultura de paz.

3.- La mediación como una estrategia de paz.

Uno de los objetivos que nos hemos trazado en esta investigación, es pretender
demostrar que la mediación cumple con los requisitos necesarios para ser
contemplada como un método o una vía que beneficia la construcción de una cultura
de paz.

Por tanto, debemos tener en cuenta la idea de paz que nos comenta Fisas, que puede
ser entendida como la transformación creativa de los conflictos, y sus palabras clave
son, el conocimiento, la imaginación, la comprensión, el diálogo, la solidaridad, la
integración, la participación y la empatía15.

De igual manera, la mediación es considerada una herramienta de paz que auxilia a


fundar un entorno pacífico, puesto que ayuda a transformar los conflictos en ideas, al
fomentar el diálogo, la empatía, la solidaridad, la no-violencia, la comprensión, la
integración, la creatividad, la participación y el consenso, elementos de carácter sine
qua non de la Paz.

Al situarnos en la construcción de un entorno pacífico, necesariamente tenemos que


contemplar los temas de conflicto, materia de estudio de los métodos alternativos
para la transformación pacífica de los conflictos, entre ellos, la mediación. El conflicto
es un elemento presente en toda relación humana, por tanto, si se pretende encontrar
estrategias que permitan la transformación creativa que hace alusión Fisas, es
necesario estudiar este fenómeno tan cotidiano como extraño, una de las ciencias que
aportan una metodología eficaz para el estudio del conflicto es la Polemología16,
entendida ésta como una ciencia del conflicto17.

15
Fisas, V., Cultura de paz y gestión de conflictos. Icaria Antrazyt-UNESCO, Barcelona, 2006. p. 374.
16
Bouthoul, Gastón, Tratado de Polemología, Ediciones Ejercito, España, 1984.
17
Corbetta, Juan Carlos, “Julien Freund: dialéctica del conflicto”, en Empresas Políticas, año III, número 5,
2o semestre 2004, p. 139.
La mediación, al ser transformadora de conflictos se convierte en una vía más para
alcanzar la paz, debido a que trasciende los objetivos de las partes en conflicto,
definiendo otros objetivos. Es claro que en dicho proceso de transformación es
indispensable la mediación, ya que el tercero neutral e imparcial se constituye como
un verdadero trabajador de conflictos, un real trabajador de paz18.

La mediación, así como los otros métodos alternativos para la transformación pacífica
de los conflictos, son formas participativas pues buscan que las partes tengan un rol
activo en el proceso y sean los protagonistas del mismo. Son formas democráticas pues
promueven que se hable y que sean escuchados y fomentan tanto en el proceso como
al término de éste, valores como la solidaridad y la cooperación 19, elementos que
auxilian a la construcción y mantenimiento de la cultura de paz.

Michael Renner menciona algunas acciones que se han tomado en consideración para
la construcción de la paz, y algunas de ellas son: la creación de instituciones para la
construcción y mantenimiento de la paz, sistemas de detección de conflictos,
mediación y resolución de conflictos, refuerzo de los sistemas legales internacionales
—tribunales internacionales, tribunales de guerra, etc.— y la investigación y educación
para la Paz20.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura,


propuso un Programa de Acción para el logro de una cultura de paz, que contempla
ocho medidas de acción que giran alrededor de la educación, el desarrollo económico
y social, el respeto a todos los derechos humanos, la igualdad entre hombres y
mujeres, la participación democrática, la tolerancia y la solidaridad, la libre circulación
de los conocimientos y de la información y por último, el fomento de la paz y la
seguridad internacional.

Los ejes rectores del Programa de Acción para el logro de una cultura de paz a modo
de recopilación son:21
18
Rozemblum de Horowitz, S., Mediación, convivencia y resolución de conflictos en la comunidad. GRAO,
Barcelona, 2007. p. 123.
19
Gorjón Gómez, F., y Sáenz López, K., Métodos Alternos de Solución de Controversias. Enfoque
educativo por competencias, Patria, México, 2009, p. 22.
20
Fisas, V., op. cit., nota 15, p. 319.
21
Ibídem, p. 392.
 Recuperar valores perdidos para que los individuos sean más responsables,
tanto en la esfera pública como en la privada y en lo local e internacional.
 Desarrollar una ética global para socializarnos en la humanidad, así como
nuevos elementos normativos.
 Mejorar, ampliar y universalizar los derechos humanos.
 Desacreditar y deslegitimar la guerra, la violencia y el uso de la fuerza.
 Potenciar el conocimiento y el diálogo entre culturas y religiones.
 Superar la mística de la masculinidad a través de la empatía, el afecto, la
ternura y la corresponsabilidad en el cuidado de los hijos.
 Satisfacer las necesidades básicas y las potencialidades de desarrollo y
decisión de las personas, en un modelo de desarrollo que no esté disociado
de su contexto humano y cultural.
 Fortalecer la sociedad civil.
 Atender el principio de sustentabilidad y cuidar el uso de los recursos
limitados.
 Actuar sobre las raíces de los conflictos, y no sólo sobre sus
manifestaciones.
 Mejorar la gobernabilidad democrática y aumentar la participación de la
ciudadanía.
 Desmilitarizar las políticas de seguridad, potenciar la prevención de los
conflictos e invertir en la construcción de la paz.
 Priorizar las inversiones educativas sobre las militares.
 Una nueva mirada a los conflictos y una educación sobre la forma de
regularlos y transformarlos positivamente.
 Educación para la crítica y la disidencia.
 Unos medios de comunicación más responsables en la formación de las
personas y menos transmisores de la violencia.

Una vez visto lo anterior, y al analizar los objetivos perseguidos por la cultura de la paz,
como el fomento de la tolerancia, la solidaridad, la participación activa de la sociedad,
la democracia, la equidad, la justicia, el arreglo pacífico de los conflictos, la
cooperación y la empatía; son elementos que pueden ser encontrados de igual manera
en las características esenciales de la mediación.

Implementando la mediación como política pública social, se contribuye a la formación


de una cultura cívica con actitudes basadas en la participación, la solidaridad y el
respeto mutuo. Promueve la convicción de que las personas puedan ser actores en la
resolución de sus conflictos, vincula la participación con la aceptación de puntos de
vista ajenos y diferentes, crea canales de diálogo que generan una red de integración
social ayudando a detectar de forma temprana los conflictos sociales 22.

La detección temprana o la prevención de los conflictos son elementos cruciales para


la estabilidad política de cualquier Estado, solo bastaría recordar los grandes conflictos
sociales acaecidos en el pasado, que motivaron el surgimiento de las políticas sociales.
Por tal motivo, entendemos prudente implementar el uso de la mediación así como de
los diversos métodos alternativos, como importantes vías hacia la construcción de
sociedades cada vez más pacíficas y participativas, con gran fortaleza en sus tejidos
sociales, económicamente más sostenibles y políticamente más estables.

4.- Estrategias para la consolidación de la cultura de paz en México.

Tratar de abordar en este apartado todas aquellas estrategias que se han instaurado
con la finalidad de contribuir al fortalecimiento de una cultura de paz en México, sería
infructuoso y objeto de otro estudio, por tanto, mencionaré grosso modo sólo algunas
estrategias que han ayudado a implantar y a consolidar una cultura de paz, teniendo
siempre en mente la idea de una paz imperfecta23, y completar la famosa frase de
Mahadma Ghandi quien comentaba que no había camino para la paz, la paz era el
camino, pero un camino inconcluso. Así, la paz dejaría de ser un objetivo teleológico,
para convertirse en un presupuesto que se reconoce y construye cotidianamente 24.

22
Proyecto de Mediación Comunitaria como Política Pública para la Participación Ciudadana, presentado
por la Asociación Respuesta para la Paz, en el Concurso de Buenas Prácticas en Dubai 2006. Disponible
en: http://habitat.aq.upm.es/bpal/onu06/bp0832.html
23
Muñoz, Francisco A., La paz imperfecta. Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de
Granada, 2008, p. 17.
24
Ídem.
Entre las estrategias empleadas en el proceso de construcción de la paz en México
podemos encontrar las siguientes:

El establecimiento de centros públicos y privados de resolución de conflictos

La creación de centros de justicia alternativa es una de las estrategias que han


auxiliado a la generación de capital social en la prevención de conflictos y ha n
facilitado el acceso a la justicia, un ejemplo claro de esta estrategia fue la apertura en
el año de de 1999 del primer centro de mediación municipal en México, más
concretamente el de San Pedro Garza García, Nuevo León 25, el cual se convirtió en
punto de inflexión para la apertura de los distintos centros en el país.

La creación de políticas públicas de acceso a la justicia a través de los


procedimientos alternativos.

El apartado anterior no hubiera sido posible sin la inclusión a la agenda pública de los
problemas que aquejaban a las comunidades en específico, la paz social, que dio como
fruto la elaboración de políticas públicas para la creación de los centros de justicia
alternativa.

El papel desempeñado por el Consejo para las Iniciativas Jurídicas de Latinoamérica de


la American Bar Association—LIALIC-ABA—, la Sección de Resolución de Controversias
de la propia ABA, la organización no gubernamental Freedom House y la Agencia
Estadounidense para el Desarrollo Internacional—USAID por sus siglas en inglés— fue
muy fructífero, al crear la estructura necesaria para el florecimiento de éstas políticas
públicas.

El desarrollo e implementación de programas de educación para la paz

Una de las estrategias más importantes para lograr la consolidación de la cultura de la


paz es el desarrollo e implementación de programas de formación educativa para la
paz y los valores.

25
Vázquez Gutiérrez, Reyna Lizeth, “La mediación municipal” en Mediación y Arbitraje. Leyes
comentadas y concordadas del estado de Nuevo León, Porrúa, México, 2005, p. 319.
La educación es, sin duda alguna, una de las principales columnas que sostendrán y
perpetuarán la cultura de paz, a través de ella podremos introducir de forma
generalizada los valores, herramientas y conocimientos que forman las bases del
respeto hacia la paz, los derechos humanos y la democracia26.

Para la UNESCO, la educación es punta de lanza de las actividades de promoción de


una cultura de paz. Cultura de paz y la educación mantienen así una interacción
constante, porque si la primera es la que nutre, orienta, guía, marca metas y
horizontes educativos, la segunda es la que posibilita la construcción de modelos y
significados culturales nuevos27.

En relación con lo anterior, la Secretaría de Educación Pública ha implementado


programas de capacitación en la resolución de conflictos, dirigidos a directivos
escolares y a integrantes de la comunidad docente, se han modificado del mismo
modo los currículos educativos, insertando temas específicos en la enseñanza de
valores, respeto a los demás, participación democrática y solución de conflictos 28.

De igual manera, instituciones de educación superior como la Universidad Autónoma


de Nuevo León, ha adquirido el compromiso y la responsabilidad social de impulsar,
difundir y consolidar la cultura de paz, a través de la culturización de los métodos
alternativos para la transformación pacífica de los conflictos, incluyéndolos en el
marco del programa de Formación General Universitaria, en donde los alumnos de las
67 carreras que imparte la Universidad, podrán incluir en su plan de estudios la
materia de métodos alternos de solución de controversias. Hay que resaltar que esta
materia forma parte del programa de estudios de la Facultad de Derecho y
Criminología desde el año 2000, así mismo, dentro de la oferta educativa de la facultad
encontramos la maestría y doctorado con reconocimiento de Programa Nacional de
Posgrados de Calidad —PNPC— en métodos alternos de solución de conflictos —la
cual ofrece un programa único en toda Latinoamérica—.

26
Janusz Symonides, Kishore Singh, Constructing a culture of peace: challenges and perspectives. An
introductory note. Apud Fisas, V., op. cit. nota 15, p. 374.
27
Tuvilla Rayo, José, Cultura de paz y educación. Manual de Paz y Conflictos. Universidad de Granada,
2004, p. 406.
28
Vázquez Gutierrez, Reyna Lizeth, “Estado y perspectivas de la Mediación Escolar en México y España”
en Estado del Arte de la Mediación, Thomson Reuters Aranzadi, Navarra, 2013, p. 329.
La modernización de la justicia

La cultura de paz ha despertado un gran interés en el ámbito jurídico que se puede


observar desde la creación de lineamientos internacionales y nacionales para su
regulación. En México a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América
del Norte —TLCAN— se constató la necesidad de modernizar sus sistemas jurídicos
para adecuarse a las nuevas exigencias que englobaban la firma de éste tratado.

Los primeros esfuerzos en cristalizarse fueron las reformas constitucionales de varios


estados, que permitieron la implementación de los MASC, entre los que destaca la
entidad federativa de Quintana Roo al ser la primera en incluir en su constitución
política a la mediación y la conciliación, como métodos alternativos para la solución de
conflictos en el año de 199729.

Punto determinante para la consolidación de la cultura de paz en México ha sido la


reforma del artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos
realizada el 18 de junio de 2008, que establece que las entidades federativas deberán
contar con leyes que prevean mecanismos alternativos de solución de controversias, lo
que originó que aumentaran en número las entidades federativas que regulan algún
método alternativo para la transformación pacífica de los conflictos.

Derivado de esta inercia modernizadora, el 28 de enero de 2011 se modificó el artículo


7º de la Ley General de Educación en su fracción VI, el cual establece uno de los fines
principales de la educación impartida por el Estado30 son:

“Promover el valor de la justicia, de la observancia de la Ley y de la


igualdad de los individuos ante ésta, propiciar la cultura de la legalidad, de
la paz y la no violencia en cualquier tipo de sus manifestaciones, así como el
conocimiento de los Derechos Humanos y el respeto a los mismos.”

La última modificación relevante al sistema jurídico mexicano puede ser observada en


la promulgación del Código Nacional de Procedimientos Penales del día 04 de marzo
de 2014 que además de unificar el procedimiento penal en el territorio nacional,
29
Gorjón Gómez, Francisco J., et al. Mediación y Arbitraje. Leyes comentadas y concordadas del estado
de Nuevo León, México, Porrúa, 2009, p. 46.
30
Vázquez Gutiérrez, Reyna L., op. cit., nota 26, p. 330.
permite la propuesta de creación de la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de
Solución de Controversias en Materia Penal, estructurando un sistema jurídico con
mayor dinamismo, efectividad y eficiencia a la hora de solucionar los conflictos
surgidos de las sociedades actuales.

5.- La mediación como herramienta irenológica de cambio cultural.

La Irenología31 es la ciencia que ha impulsado investigaciones que permiten la


transición de la cultura de la confrontación por una cultura de la colaboración, y la
mediación es una de las vías para lograr este cambio social.

El uso cada vez mayor de métodos alternativos para la transformación pacífica de los
conflictos como la mediación, evidencia la eficacia de los mismos en el manejo positivo
de los conflictos, transformándolos en ideas y áreas de crecimiento que fortalecen los
lazos y tejidos internos de las sociedades, creando un capital social que ayuda a la
disminución y prevención de los conflictos.

Por tanto, en el largo e incesante camino para lograr la paz, se requiere dotar a las
sociedades de habilidades, aptitudes y capacidades para el manejo de conflictos, la
formación de consensos y el diálogo, en razón de que son las mismas sociedades las
que se convierten en los artífices de éste camino.

Edificar la Paz requiere por ende que la misma se construya a través de medios
pacíficos, trasladando los instrumentos de paz para su preparación y perpetuación a
las comunidades32

La mediación al ser multidisciplinaria e interdisciplinaria, ayuda a construir desde


diversos ámbitos de aplicación, las estructuras necesarias que permiten un cambio
cultural y social. Una educación centrada no solo en la transmisión de conocimientos,
sino también en valores y resolución de conflictos, ayuda a construir sociedades con un
desarrollo social y sostenible, y permiten la disminución de desigualdades tanto
sociales como económicas; son sociedades donde se privilegia el respeto pleno de los

31
Vocablo compuesto por las palabras griegas eirene que significa paz y logos estudio o tratado.
32
Aiello de Almeida, María Alba, La Paz: camino para el cambio social., Ciudad Nueva, Buenos Aires,
2010, p. 32.
Derechos Humanos, la igualdad de género, la participación política entre otros factores
socio-estructurales, políticos y culturales que cimientan la Cultura de Paz 33.

Crear una cultura basada en el diálogo dialogal34 fortalece las estructuras sociales al
promover el pluralismo y fomentar la cooperación, la fraternidad, la colaboración, la
solidaridad y la empatía. El hecho que la sociedad misma sea la que por medio del
diálogo aborde y solucione sus conflictos proporciona un verdadero cambio, un nuevo
paradigma en el que se revaloriza y se reconoce a la sociedad como elemento
fundamental para el manejo positivo de los conflictos, con lo cual, se facilita el tránsito
de culturas violentas hacia culturas más participativas, democráticas y pacíficas.

Transitar hacia la cultura del diálogo significa poder trascender las fronteras
comunicacionales, es decir, ir más allá del decir o del hablar. Dialogar es conversar.
Dialogar es intercambiar. Dialogar es el arte de mostrar con todo nuestro ser lo que se
piensa, lo que se siente y lo que se desea. El diálogo es a la democracia como el
individuo a la sociedad. La ausencia de diálogo empobrece la convivencia y reduce la
posibilidad de un encuentro pacífico35.

El diálogo pues, es un elemento indispensable para la transformación social, por tanto


la adquisición por parte de las sociedades de aptitudes para el desarrollo del mismo, la
generación de consensos y la negociación, han permitido a lo largo de la historia la
edificación de un “mundo mejor”, personajes como Gandhi, Luther King y Nelson
Mandela, han logrado generar grandes cambios, utilizando el diálogo y la práctica de la
no violencia como herramientas.

Los anteriores son solamente algunos ejemplos del poder irenológico del diálogo; la
mediación al utilizar tan importante herramienta se convierte en un auxiliar en la
transformación tanto de los conflictos como de las personas, lo que puede conducir a
la transformación social. Por consiguiente, la mediación se orienta a la creación y

33
Basave, Nekane; Valencia, José y Bobowick, Magda, “Valores y actitudes: Cultura de Violencia y Paz”
en Superando la violencia colectiva y construyendo cultura de paz., Páez Rovira, Darío, et al,
Fundamentos, Madrid, 2011, p. 83.
34
Panikkar, Raimon, op. cit., nota 10, pp. 49-57
35
Pesqueira Leal, Jorge y Ortíz Aub, Amalia, Mediación Asociativa y cambio social., UNISON, México,
2010, p. 214.
mantenimiento de puentes entre las personas y de éstas con su comunidad de cara a
una nueva evolución conjunta36.

6.- Conclusiones.

Como hemos podido observar lo largo de esta investigación, el método alternativo


para la transformación pacífica de los conflictos denominado mediación es una de las
vías irenológicas más acordes con los principios pronunciados por la UNESCO para la
consecución de una cultura de paz, al fomentar la cooperación, la empatía, la
solidaridad, la participación activa de la sociedad, el diálogo, la igualdad y el respeto de
los derechos fundamentales del hombre.

Transitar de una cultura caracterizada por la confrontación hacia una cultura


caracterizada por el diálogo, no es tarea sencilla; se requieren esfuerzos titánicos pero
posibles; la construcción de sociedades más pacíficas deberá empezar desde el núcleo
básico de las mismas, es decir, las familias.

La paz inicia en el interior de las personas y sus semejantes más cercanos, al adquirir
aptitudes que nos ayuden a transformar positivamente nuestros conflictos, si estamos
bien con nosotros mismos, lo podremos estar con nuestras familias, vecinos,
organizaciones, hasta entre las naciones.

Para la instauración de una cultura de paz es necesario que se rechace la utilización de


la violencia, se procure la transformación pacífica de los conflictos, se construyan
estructuras necesarias para el respeto de todos los derechos humanos, impulse la
participación democrática, el desarrollo económico y social, y promueva la paz a través
de la educación, la comprensión, la tolerancia y la solidaridad.

La mediación promueve del arreglo pacífico de los conflictos; posibilita de que todas
las personas a todos los niveles desarrollen aptitudes para el diálogo, la negociación, la
formación de consenso; promociona la democracia, el desarrollo de los derechos
humanos y las libertades fundamentales, y el respeto y cumplimiento universales de
éstos; fortalece las instituciones democráticas y la garantía de la participación plena en
el proceso del desarrollo y la promoción del desarrollo económico y social sostenible.
36
Boque Torremorell, María Carme, op. cit., nota 8, p. 56.
La mediación con su alto poder pedagógico auxilia a la asimilación de valores que se
habían diluido a través del tiempo, empoderando a las personas en la resolución de
gran cantidad de conflictos, por tanto, no es raro que la misma haya sido considerada
como uno de los ejes de las reformas más importantes que se han implementado en
México en los últimos años.

Analizando los beneficios tangibles como los intangibles de la mediación, podemos


concluir que la misma es un instrumental básico para el cambio social y la construcción
de sociedades más pacíficas, en razón de lo anterior, se insta a promover políticas
públicas sociales que impulsen a este método alternativo; creen centros de
investigación sobre los conflictos y la paz; instauren programas de educación para la
paz; promuevan el respeto pleno de los derechos humanos y estrategias que permitan
el desarrollo político, económico y social, fundando un estado de bienestar que mejore
las condiciones de vida de todos los mexicanos.

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