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Introducción

Toda actividad cambia el cerebro, porque en eso consiste precisamente el aprendizaje, pero
hay algunas tecnologías que logran esto de una forma especialmente poderosa. La red es una
de estas tecnologías, que permiten cambiar el entorno material, producir objetos nuevos. El
internet nos ofrece gigantescas posibilidades, pero la rapidez con que se han implantado, y la
profundidad con que ha cambiado nuestra vida social, laboral y económica nos han impedido
comprender bien sus efectos. De esta manera transformando el modo como evoluciona
nuestro propio cerebro y la manera en la que percibimos el conocimiento.

Desarollo
Al estudiar el tema sobre la interacción continua entre la mente y la red, comenzamos a
comprender cómo esto afecta la memoria, la atención y la inteligencia. La administración de
información que el ordenador permite, nos obliga a reformular una parte del aprendizaje,
especialmente en lo que respecta a la memoria a largo plazo, que es la estructura básica de la
inteligencia. En ella están contenidos no solo los datos, sino también procedimientos,
habilidades, hábitos y escenarios emocionales.

Gary Small, profesor de psiquiatría y director del Centro para la Memoria y el


Envejecimiento de la UCLA, estudia los efectos del uso de los medios digitales en la mente y
el sistema nervioso. Afirmando que la exposición actual a la tecnología digital no solamente
ha cambiado la forma en que vivimos y nos comunicamos, sino que también está cambiando
rápidamente nuestro cerebro. La red capta nuestra atención únicamente para distraerla. Nos
centramos intensamente en el medio, en la pantalla, pero nos distrae el spam continuo de
mensajes y estímulos que compiten entre sí por atraer nuestra atención.

La interactividad de Internet nos ha proporcionado nuevas y poderosas herramientas para


obtener información, expresarnos y conversar con los demás. Durante el transcurso del día, la
mayoría de los que tenemos acceso a Internet; pasaremos al menos dos horas conectándonos
a él, si no más. Decenas de estudios realizados por psicólogos, neurobiólogos y educadores
han llegado a la misma conclusión, cuando nos conectamos a Internet, ingresamos a un
entorno que fomenta una lectura somera, un pensamiento apresurado, superficial y distraído.
El internet nos proporciona tanta información y a la vez con tanta facilidad, que no nos da la
oportunidad de crear algún tipo de razonamiento crítico. Convirtiéndonos así en ratones de
laboratorio que accionan constantemente palancas a cambio de migajas de reconocimiento
social o intelectual.

Conclusion
El Internet ha invadido nuestras vidas y, por supuesto, nuestro cerebro. Todos los días nos
enfrentamos a miles de piezas de información dispersa y desorganizadas que nos mantienen
viviendo por impulso. Ponemos los tweets en el mismo nivel de rigor y análisis que un
estudio cientifco realizado por profesionales. Lo que necesitamos es que delante de las
pantallas hayan personas inteligentes y lo más instruidas posible, para que no caigan en la
tentación de pensar que conectarnos a una máquina de razonamiento superior nos hace
automáticamente inteligentes.

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