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-¡No me dejes! -Exclamó mientras sostenía con todas sus fuerzas su cuerpo inerte,
evitando que ambos cayeran por la grieta que se abría a sus pies. Nuevamente
intentó cargar su peso para alejarlo del incipiente peligro, pero una vez más sus
debilitadas fuerzas le fallaron. Con un grito de impotencia sintió el suelo temblar bajo
sus pies, al tiempo que veía una enorme bocanada de humo escaparse de la boca
de aquel coloso de piedra. Otra violenta sacudida provocó que sus rodillas
golpearan el suelo mientras el inmóvil cuerpo caía sobre ella.
El suelo sobre el que se encontraban derribados de pronto se levantó, ocasionando
que sus maltrechos cuerpos rodaran por la pendiente y se precipitaran
peligrosamente cerca de la grieta que ahora era mucho más grande. Como pudo
logró asirse del borde de la roca y detuvo la caída de ambos. A lo lejos, logró
distinguir en medio del caos que los rodeaba, que alguien gritaba su nombre.
Desgarrando su garganta en un grito, llamó a la voz.
Poco después varias personas llegaron a auxiliarlos, con sumo cuidado lograron
ponerlos a ambos sobre suelo firme. Ella se inclinó sobre su inconsciente
compañero y tomando su cabeza entre sus brazos intentó hacerlo reaccionar.
-Tenemos que darnos prisa -Con delicadeza la tomó del hombro. Ella solo negó con
la cabeza mientras continuaba susurrando cariñosas palabras.
Con un casi imperceptible quejido, los ojos azules se abrieron poco a poco. Una
sombra se cernía sobre ellos.
-…a -Los labios se movieron sin poder pronunciar ninguna palabra, mientras un
hilillo de sangre escapaba por ellos.
-Shhh… Tranquilo, tranquilo. Aquí estoy. -Acunó su cabeza entre sus brazos,
mientras con cuidado acariciaba la pálida mejilla.
Su mirada suplicaba en silencio por perdón. Cada vez era más visible el velo que
comenzaba a cubrirla.
-Todo va a estar bien, todo va a estar bien. -Repetía en una dolorosa letanía,
intentando negarse a sí misma lo que estaba sucediendo.
-Q-quiero que vivas, por favor, vive y sé feliz… - El débil susurro por fin pudo brotar
de la garganta.
-Sí, seremos felices juntos. Viviremos juntos y felices por muchos años más.
-Te juro que no hay nada que desee más en el mundo, pero al menos en esta vida
no podrá ser posible. Por favor, continúa con tu camino, aunque ya no esté más a tu
lado, sigue adelante hasta el día en que nuevamente nos volvamos a encontrar… -
Las pocas fuerzas que aún le quedaban, se agotaron provocando que la mano que
sostenía la de ella fuera perdiendo su agarre hasta que se soltó por completo.
Un quedo suspiro y la amenazante sombra devoró por completo el brillo de los ojos
azules. Su alma ya había dejado ese cuerpo.
-¡No! ¡Por favor! ¡No me dejes!, ¡Quédate a mi lado! ¡Quédate conmigo! ¡No me
dejes! -Gritó la joven aferrándose a los inertes brazos.
Un terremoto mucho más violento que los anteriores sacudió todo el volcán. El suelo
crujió furiosamente al tiempo que comenzaba a hundirse bajo sus pies. Ella intentó
aferrarse al frío regazo sin embargo en cuestión de segundos se sintió arrancada de
él y lanzada hasta el extremo opuesto. Con un golpe secó sus brazos y piernas
recibieron el impacto de la caída sobre la piedra. Trabajosamente logró inclinarse
sobre el naciente borde dónde se hallaba y gritó en desesperación. Su salvador y su
amado se encontraban sobre una porción de roca que se hundía cada vez más.
Presurosamente tendió sus brazos para ayudarlos a ambos a salir de ahí.
-No tiene caso, yo tampoco tengo salvación. -Le dijo al tiempo que se quitaba la
capa mostrando una extraña marca negruzca que abarcaba casi todo su hombro
izquierdo.
-No me hagan esto, por favor. No me abandonen. -Rogó mientras luchaba con los
brazos que la forzaban a alejarse
-Nunca te dejaremos, aunque no estemos contigo siempre velaremos por ti y te
protegeremos. Ahora por favor, vete de aquí.
-¡No! ¡No me dejen! ¡Por favor! -Imploraba mientras era prácticamente arrastrada
montaña abajo.
Apenas habían logrado alejarse lo suficiente del volcán, cuando un nuevo seísmo
estremeció la tierra mientras que del coloso de fuego escapaban ríos de lava. En
cuestión de segundos toda la ladera había sido sepultada bajo la masa volcánica.
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Capítulo I: El día en que todo empezó.
Continuará…