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Fuente de los Cuatro

Ríos

La Fuente de los Cuatro Ríos (en italiano, Fontana dei quattro fiumi) se encuentra en el centro de
la Piazza Navona de Roma, delante de la iglesia de santa Inés en Agonía (construida según el
proyecto de Francesco Borromini). Fue diseñada y realizada por el escultor y arquitecto Gian
Lorenzo Bernini entre julio de 1648 y junio de 1651, por encargo del papa Inocencio X, en plena
época barroca, durante los años más fecundos de este artista. La Fuente de los Cuatro Ríos
sirve de extraordinario soporte de la copia romana de un obelisco egipcio, proveniente del Circo
de Majencio. Obra de arquitectura, además que de escultura, la fuente muestra un verdadero
artificio barroco al apoyar el obelisco sobre el vacío.
Fuente de los Cuatro Ríos

Fontana dei quattro fiumi

Autor Gian Lorenzo Bernini

Creación 1648-1651

Ubicación Piazza Navona, Roma, Italia

Estilo Barroco

Material Mármol blanco, travertino

Técnica Escultura

Coordenadas 41°53′56″N 12°28′23″E/ 4 1.898953, 12.473075 (h


ttp://tools.wmflabs.org/geohack/geohack.php?la
nguage=es&pagename=Fuente_de_los_Cuatro_
R%C3%ADos&params=41.898953_N_12.473075_
E type:forrest)

La fuente de Bernini coronada por el obelisco de Domiciano.

Cuatro colosales figuras, sentadas en poses contrastantes, personifican los grandes ríos de los
cuatro continentes: el Nilo, el Río de la Plata, el Danubio y el Ganges. La fuente, coronada por la
paloma del Espíritu Santo (emblema del papa Inocencio X), también se interpretó como un
símbolo del triunfo de la Iglesia en las cuatro partes del mundo. No tiene fundamenteo la
leyenda que asegura que Bernini quiso despreciar la fachada diseñada por Borromii para la
iglesia de santa Inés en Agonía con el gesto de ocultar su mirada que tiene el Río de la Plata, ya
que la iglesia se levantó en 1652, cuando la fuente ya estaba construida.

Encargo a Bernini

Se dice[¿quién?] que Bernini, para obtener el encargo de la realización de la fuente del papa
Inocencio X, regaló una maqueta de plata de la obra, de metro y medio de altura, a la cuñada del
papa, Olimpia Maidalchini, la cual, particularmente codiciosa, convenció al pontífice para que
concediera la obra a Bernini que, de esta manera, desplazó la competencia de Borromini.[1] ​El
origen de la historia parece remontarse al antiguo conflicto entre las familias del papa Urbano
VIII (Barberini), protector y admirador de Bernini, y de su sucesor, el papa Inocencio X (Pamphili),
que inicialmente intentó deshacerse de todo lo que de alguna manera recordara a su
predecesor, incluido Bernini, al cual le encargó, con una cierta malicia, el simple encargo de
proseguir la conducción del Acqua Vergine desde su punto terminal (la Fontana di Trevi) hasta el
lugar en el que se debía erigir la nueva fuente. Sin embargo, era conocida la influencia que la
poderosa cuñada ejercía sobre el papa, y el regalo fue una jugada inteligente que obtuvo el
resultado deseado. La evidente metáfora de la gracia divina que se derrama sobre los cuatro
continentes conocidos seguramente también contribuyó al favor del pontífice. Este episodio
parece que sirvió de base de la proverbial rivalidad entre los dos arquitectos.

El estudio de la maqueta de la fuente, realizada por Bernini al igual que de otras obras suyas,
demuestra que el artista imaginaba inicialmente una obra algo diferente de la que
posteriormente realizó. Las dimensiones y las proporciones de las distintas figuras eran más
reducidas, y algunos elementos que simbolizaban los cuatro ríos resultan diferentes de la
realización final. Los restos de color sobre la maqueta de madera hacen suponer que su
intención era realizar las figuras en bronce. La decisión final en favor del travertino comportó
también la modificación de las dimensiones de las estructuras de apoyo, ya que de otra manera
no habrían podido soportar el peso del obelisco.

Los gastos para la realización de la fuente fueron tan elevados que, para financiarlos, el papa
recurrió a un impuesto sobre el pan, con una reducción al mismo tiempo del peso estándar de la
barra. Este hecho desencadenó el odio del pueblo de Roma no tanto hacia el pontífice sino, más
bien, hacia la cuñada (ya bastante detestada), considerada responsable indirecta de este abuso
de autoridad.

Desde 1668 al menos consta que una reproducción en miniatura, en bronce dorado de la fuente
se encontraba en el despacho de Felipe IV (se cree que por deseo del papa Inocencio X, el
cardenal Girolamo Colonna la regaló al rey de España en 1664).[2] ​La reproducción se realizó
específicamente para el monarca español ya que se sustituyó el escudo de armas del Papa
Inocencio X por el del rey. Fue mutilada en el siglo xix y actualmente se encuentra en el Palacio
Real de Madrid.[3] [4]
​ ​

Descripción

La fuente se encuentra en el centro de la plaza, en el punto en el que hasta entonces había un


abrevadero, un simple estanque cuadrado para que bebieran los caballos. Se compone de una
base formada por un gran estanque elíptico al nivel de la pavimentación de la plaza, coronado
por un gran grupo de mármol, sobre cuya cima se eleva un obelisco egipcio (el Obelisco
Agonale[5] ​), una imitación de época romana hallada en 1647 en el circo de Majencio en la Vía
Apia. La colocación del obelisco sobre el grupo escultórico central reafirmó la validez de una
innovación que el propio Bernini había experimentado en 1643 con la realización de la Fuente
del Tritón, y que era contraria a todos los cánones arquitectónicos de la época: el monolito no se
apoyaba sobre un grupo central compacto, sino sobre una estructura hueca, que dejaba un vacío
en el centro y sobre la cual se apoyaban solo los bordes de la base del obelisco.

Las estatuas de mármol blanco que componen la fuente tienen una dimensión mayor de la
real.[6] ​Los desnudos representan las alegorías de los cuatro principales ríos de la Tierra, uno
por cada uno de los continentes entonces conocidos, que en la obra están representados como
gigantes de mármol que se sientan sobre la roca central de travertino (obra de Giovan Maria
Franchi de 1648): el Nilo (esculpido por Giacomo Antonio Fancelli en 1650), el Ganges (obra de
1651 de Claude Poussin), el Danubio (de Antonio Raggi de 1650) y el Río de la Plata[7] ​(de
Francesco Baratta de 1651).

El diseño de los cuatro colosos desnudos que sirven de alegorías de los ríos se remonta a la
antigüedad. Los gigantes de Bernini se mueven con gestos llenos de vida y con una incontenible
exuberancia expresiva. Sobre lo antiguo, sin embargo, prevalece la invención de lo caprichoso.
Así, el Danubio indica uno de los dos escudos de los Pamphili presentes en el monumento para
representar la autoridad religiosa del pontífice sobre todo el mundo; el Nilo se cubre el rostro
con un paño, en referencia a la oscuridad de sus fuentes, desconocidas hasta finales del siglo
xix; el Río de la Plata posee un saco desbordante de monedas de plata, que simbolizan el color
plateado de sus aguas; y por último el Ganges sostiene un largo remo que sugiere su
navegabilidad. El escultor busca un estudio más atento de los movimientos y de las
expresiones, que el artista varía al máximo.

Las alegorías de los ríos


El Río de la Plata.

El Ganges.
El Nilo.

El Danubio.
Uno de los dos escudos papales.

El otro escudo de Inocencio X.

En la fuente están representados siete animales, además de la paloma de bronce en la cima del
obelisco y de los delfines en el escudo de los Pamphili, diseminados por toda la fuente y en
estrecha relación, junto con las plantas, con las personificaciones de los ríos. En el lado
occidental, un caballo sale de la cavidad rocosa con las patas delanteras elevadas en el acto de
lanzarse a un galope desenfrenado sobre las llanuras del Danubio cubiertas de flores, que
coronan la cabeza del río; un grupo de chumberas y un cocodrilo (o un armadillo), que parece
sacado de un bestiario medieval,[8] ​surge desde la esquina septentrional, cerca del Río de la
Plata; en el lado oriental, un león sale, al igual que el caballo, de la cavidad rocosa para beber a
los pies de una palmera africana que se eleva hasta la base del obelisco; un dragón rodea el
remo sostenido por el Ganges; una serpiente de tierra se encuentra en la parte más alta, cerca
de la base del obelisco; y por último una serpiente de mar y un delfín (o un pez grande) nadan en
el estanque con las bocas abiertas, teniendo ambos la función de sumidero del agua.

Los animales de la fuente

El león.

El cocodrilo.
La serpiente de mar.

El caballo.

La serpiente de tierra.
El delfín.

El dragón.

Los árboles y las plantas que emergen del agua y que se encuentran entre las rocas están
también representados a una escala más elevada. Las criaturas animales y vegetales,
generadas por una naturaleza buena y útil, pertenecen a razas y a estirpes grandes y potentes. El
espectador, girando en torno a la imponente fuente, puede descubrir nuevas formas o detalles
que desde otra visual estaban escondidos o cubiertos por la masa rocosa. Bernini quiso inspirar
asombro en quien admira la fuente, componiendo un pequeño universo en movimiento a
imitación de la realidad natural.

Se trata de un paisaje en el que el elemento pictórico tiende a prevalecer, con la roca y el


desfiladero del que sale un animal selvático o sobre el cual hay una planta trepadora. Bernini
consiguió también obtener animadas sensaciones atmosféricas: un viento impetuoso golpea la
palmera y sacude sus hojas, que chocan contra la roca, moviendo también la crin del caballo y
dando la impresión de silbar entre los desfiladeros del acantilado. Una vez concluida la obra,
Bernini quiso dar color a las rocas, a la palmera, a las peonías y a los agaves, y aplicó pintura
dorada en varios puntos. Así, al ilusionismo del conjunto, se añadía una componente de color
todavía más acentuada.

Los escritores y poetas coetáneos (excluido el ofendido Borromini) expresaron su asombro por
una fuente tan extraordinaria, subrayando la impresión de lo caprichoso y en algunas partes
incluso de lo exótico que la escultura transmite a aquel que la observa. Bernini, más que en sus
otras fuentes, tiende a poner en valor el agua como el elemento esencial de la escultura; agua
que no cae a chorros, sino que brota de varios puntos de las rocas y se derrama en el gran
estanque de la base.

Condiciones actuales

La última restauración data de 2009, tras dos años de obras. La fuente estaba en pésimas
condiciones tanto por causas atmosféricas como por la gran cantidad de excrementos debidos
a la presencia de abundantes palomas en la plaza. Además de la limpieza de los mármoles, se
instaló un sistema, totalmente invisible para los visitantes, que emite pequeñas cargas
eléctricas para impedir que se acerquen los pájaros.

Leyendas sobre la fuente

Una leyenda, muy popular incluso en nuestros días, está relacionada con la rivalidad entre
Bernini y el otro gran maestro del barroco, Borromini. Afirma que la estatua del Río de la Plata
tiene elevado el brazo para protegerse del eventual derrumbe del campanario o de la cúpula de
la iglesia de santa Inés en Agonía; igualmente, la estatua del Nilo se cubriría el rostro para no
tener que verla (en realidad, esto se debe a que cuando se realizó no se conocían todavía sus
fuentes). Se trata de un evidente anacronismo histórico, porque la fuente fue realizada entre
1648 y 1651, mientras que la iglesia fue iniciada por Borromini después de 1652.[9] ​

Los cronistas de la época nos han transmitido además algunos ejemplos del carácter jocoso de
Bernini: el 12 de junio de 1651, día de la inauguración de la fuente, ante la presencia del papa
Inocencio X, tras haber descubierto su obra todos quedaron deslumbrados por la belleza de las
estatuas, pero la fuente no tenía agua. Bernini recibió las felicitaciones de todos, incluido el
papa, el cual no mencionó la falta de agua para no humillarlo y, solo cuando el pontífice estaba
haciendo girar la procesión para irse (un poco de mala gana), con un gesto de Bernini se abrió
finalmente la palanca que hizo brotar el agua, con gran admiración y satisfacción de todos.
También nos han llegado las palabras del papa, que dijo: «¡Caballero Bernini, con esta
amabilidad nos has aumentado diez años de vida!».

También en otra ocasión Bernini demostró su sentido del humor: muchos estaban preocupados
por la estabilidad del obelisco sobre la fuente y más de uno le hizo notar que su colocación era
un desafío al equilibrio natural, tanto que un día algunos de sus rivales difundieron el rumor de
que el obelisco estaba a punto de derrumbarse. Bernini llegó pronto, y, delante de la numerosa
multitud que se había reunido, fijó a la base del obelisco cuatro cuerdas delgadas que ató
solemnemente con clavos a los muros de las casas que rodean la plaza.

Véase también

Gian Lorenzo Bernini

Piazza Navona

Barroco

Fuentes de Roma

Pamphili

Referencias

1. La fuente proyectada por Borromini contemplaba un obelisco en cuya base cuatro grandes
conchas con máscaras arrojaban agua en un estanque. La simplicidad del proyecto, sin
embargo, no agradó particularmente al pontífice.

2. «Un bernini de Felipe IV en Barcelona» (https://arsmagazine.com/un-bernini-de-felipe-iv-en-ba


rcelona/) . Arsmagazine. Consultado el 27 de noviembre de 2021.

3. Fuente de los cuatro rios (https://www.youtube.com/watch?v=6Iy4PjZq2DY) , consultado el


24 de marzo de 2021.

4. Patrimonio Nacional [@PatrimNacional] (18 de septiembre de 2018). «Reproducción de la


Fuente de los Cuatro Ríos» (https://twitter.com/PatrimNacional/status/104196051596527
6160) (tuit). Consultado el 29 de marzo de 2021.

5. La definición de Agonale dada al obelisco, como a la iglesia de santa Inés en Agonía, deriva
del antiguo nombre de la plaza, llamada in Agone (del latín agones, «juegos») porque la
superficie de la plaza se usaba en la época romana como estadio para las competiciones de
atletismo.

6. En un documento conservado en el Archivo de Estado de Roma, el escultor Antonio Raggi,


autor del Danubio, «se compromete a hacer dicha estatua o río de una altura de veinte
palmos romanos si se enderezase», equivalentes a unos cuatro metros y medio.

7. En esta época no se conocían las dimensiones reales del río Amazonas.

8. Probablemente ni Bernini ni el escultor que lo realizó habían visto nunca un cocodrilo, y por
otra parte también podría ser la representación de un armadillo embalsamado, proveniente
de América del Sur, que conservaba Athanasius Kircher, el estudioso alemán con el que
Bernini mantenía un estrecho contacto.

9. AA.VV., Arti Visive: dal quattrocento all'impressionismo - protagonisti e movimenti, ATLAS,


2006, p. 313.

Bibliografía

VV.AA. (2006). Arti Visive: dal quattrocento all'impressionismo - protagonisti e movimenti (en
italiano). ATLAS.

Touring Club Italiano-La Biblioteca di Repubblica (2004). L'Italia: Roma (en italiano). Touring
editore.

Delli, Sergio (1985). Le fontane di Roma (en italiano). Roma: Schwarz & Meyer Ed.

Enlaces externos

Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia sobre Fuente de los Cuatro Ríos.

«La Fontana dei Fiumi» (http://roma.andreapollett.com/S3/romaft33i.htm) (en italiano).

«Bernini. Fontana dei Quattro Fiumi» (http://www.artleo.it/alarte/schede/bernini/bernini_fonta


na_fiumi.htm) (en italiano).

«Fontana dei Fiumi» (https://web.archive.org/web/20160304203031/http://www.laboratorioro


ma.it/Le%20mie%20passeggiate/12_Navona/Le%20Fontane.htm) (en italiano). Archivado
desde el original (http://www.laboratorioroma.it/Le%20mie%20passeggiate/12_Navona/Le%2
0Fontane.htm) el 4 de marzo de 2016.

Lonardo, Andrea. «Gian Lorenzo Bernini. La Fontana dei Quattro Fiumi a piazza Navona» (htt
p://www.gliscritti.it/approf/luogiub/pnavona170209.htm) (en italiano).
«Fontana dei Quattro Fiumi» (http://www.geometriefluide.com/pagina.asp?cat=bernini-gianlor
enzo&prod=fontana-fiumi-bernini) (en italiano).

«La rinascita della Fontana dei Quattro Fiumi» (https://italiaeoisagunt.blogspot.com/2009/03/


la-rinascita-della-fontana-dei-quattro.html) (en italiano).

Santucci, Francesca (25 de mayo de 2009). «La “Fontana di piazza Navona”» (http://www.baro
que.it/arte-barocca/arte-barocca-scultura.php?link=22) (en italiano).

«Navona. Fontana dei Quattro Fiumi» (http://www.ilsuonodellefontanediroma.com/scheda.ph


p?fontana=Navona.%20Fontana%20dei%20Quattro%20Fiumi@Piazza%20Navona) (en
italiano).

«Fontana dei quattro fiumi» (http://www.romasotterranea.it/fontana-dei-quattro-fiumi.html)


(en italiano).

Datos: Q655470

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ntana_dei_fiumi_(Rome))

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