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ROBERTO ESPINA

ROBERTO ESPINA, escritor, actor, director, mimo, titiritero. Nació en Buenos Aires en el año
1926, actualmente vive en Río Ceballos, Córdoba.
En 1951 participa junto a otros jóvenes de la fundación del Teatro Escuela Fray Mocho, cuyo
conductor e inspirado creador fue Oscar Ferrigno.
En 1956 crea el Teatro Los Comediantes de la Ruta, con el cual recorre el país realizando
espectáculos y dictando cursos y conferencias.
Este andar itinerante no le abandonará nunca. Desde esas primeras presentaciones con
Fray Mocho a sus últimas apariciones en El Viaje de un teatrante serán muchos kilómetros.
Y entre función y función surgirá su obra literaria.
Entre sus obras se destacan: La República del Caballo Muerto; El té se enfría; Las Zorrerías;
La Vaca Blanca; Pepe el Marinero; Historia del Gato y los Ratones; La carpa de Trufaldino, El
Sueño del Juicio.
ÍNDICE

- Presentación por Jorge Villegas 1


- Introducción por Roberto Espina 2
- La República del Caballo Muerto 7
El Propietario 9
Ser o no ser 12
Los Buenos Modales 15
- El Poeta y la gallina 18
- Diálogo de alguien que se busca 22
- Sintón y Nisón 28
- Las Hormiguitas 31
- El Monigote 39
- Osobuco soberbio a la parrilla 46
- Alocada Avaricia 58
- El Payaso y el Pan 73
Un hombre joven ingresa a una escuela. El hombre joven tiene recientes 84 años. El
hombre joven ingresa contento, sonriente. El ruido particular de los niños y adolescentes
en el recreo no parece molestarlo. El hombre joven está sereno, afable. Un rumor dice
que en breve, allí en el colegio, va a llevarse a cabo una función de La Vaca Blanca. Es ésta
una de las obras preferidas del hombre joven. Entonces quizá sea ésa la razón por la que
se encuentra allí. Allí es el norte de la ciudad, lejos de los bocinazos de la Rafael Núñez, y
cerca, muy cerca de “donde cagó el conejo”. El hombre joven está frente a un grupo
numeroso de alumnos-niños. Uno de ellos le explica quién fue Javier Villafañe. Otro va por
más y se anima con la biografía de un tal...Roberto Espina-los niños se ríen siempre con el
apellido del “ilustre” autor. Y entonces con ustedes el mismísimo... Roberto Espina!!!
Algarabía. Aplausos. Y...silencio la función ha comenzado.

Maestro y discípulo. Maestro y alumno. No hay enseñanza si no hay alumno. No hay


teatro sin espectador. Moraleja: no existimos sin el otro. El otro. Para quienes trabajamos
en la educación media el otro es ése nervioso quinceañero, un angustiado alumno de
sexto año o la mirada vivaz de ése enano pretencioso de adultez y que recién cumplió
doce. Ese que ríe y se hace preguntas con La Vaca Blanca, se sorprende con El Propietario,
busca respuestas con Ser o No ser, en fin...el otro es ése que nos completa el sentido, está
ahí. Es. Para esa comunidad de otros-entre los que estamos los docentes-van estos textos
de un joven autor capaz de sorprendernos y que nos llevará de su lúcida mano al
milenario encuentro de personas llamado Teatro. Una vieja asamblea donde lo lúdico, lo
poético y lo político se dan cita en el proscenio mismo de los acontecimientos. Serán estos
textos, estoy seguro, una herramienta maravillosa, bárbara en el peor de los sentidos,
ineficaz con todas las letras, bello en mayúsculas, este conjunto de obras de uno de
nuestros jóvenes más prominentes: Roberto Espina.

La función de La Vaca Blanca ha terminado. Caminamos con el hombre joven mirando


objetos artísticos hechos por los alumnos en una jornada dedicada al Arte. El hombre
joven camina tranquilo, no tiene apuro. Está feliz. De pronto se detiene. Le comento que
lo que está viendo son obras plásticas realizadas a partir de la obra cuentística de Horacio
Quiroga. Se detiene frente a una de ellas. La Mano Loca. Un collage de una extraña mano
está frente a nosotros. Me pregunta si puedo llamar al autor. Sí, le digo. Franco, grito,
vení. El autor de “la mano loca” viene desganado-en definitiva había terminado su obra y
no era tiempo de “reportajes”-. Te presento a Roberto Espina, le digo. Ambos se dan la
mano. Comienzan una extraña charla. Hablan de arte sin mencionar la palabra arte.
Hablan del mundo como si no estuviesen en él. Esos dos hombres jóvenes que se miran y
conversan sin saber casi nada uno del otro, lo hacen con honestidad, se miran al hablar. La
conversación dura quizá dos minutos. Sin saberlo, desde ése patio de Arguello Norte, una
soleada mañana de noviembre, ésos dos hombres acaban de hacer temblar la tierra.

Jorge Villegas

1
INTRODUCCIÓN

Esto tenía que ser, tendría que haber sido,


pero resulta que…
hay solicitudes, demandas, invasiones…
hay protestas, reclamos, etc., etc., etc.,
Hay quejas, demasiadas quejas,
quejas, más quejas y reclamos.
A veces es todo un bosque,
una multitud de árboles
que reclama
por las imitaciones
que hace de él el mar.
O los pájaros
que dicen
que nada tienen que ver
con los follajes,
los celajes
o las reverberaciones.
Es un dilema…
Existen quienes dicen o afirman
que por ser de madrugada,
los porteros de las casas de departamentos
salen a lavar las veredas.
Otros sostienen que no!
Que son ellos los que
con sus sonidos,
con el rumor de sus escobas
barriendo las veredas,
traen u producen el amanecer.
Es decir que
las madrugadas
no existirían
si no existieran

2
los porteros,
las escobas
y las veredas.
Vaya uno a saber…
Sería como ponerse a averiguar
el por qué ciertos pájaros
se entretienen
en hacernos creer
que son una mano que anda por el cielo
o una hoja llevada por el viento
o un punto perdido en los espacios infinitos.
Son cosas que despiertan sospechas.
Sí, sospechas!
Por qué no decirlo?
Decir, por ejemplo…
Denunciar!
Preguntar!
Preguntar:
Qué secreto acuerdo,
qué ocultas intenciones
han llevado a los pingüinos
a vestir eternamente de frac.
Son los pingüinos los que plagian
a ciertos magistrados
o los magistrados quienes…?
Es difícil saberlo con certeza,
pero no podemos dejar de abrigar cierta sospecha.
Y quién, quién
puede llegar a comprender
el estremecimiento
de ciertas manzanas
manzanas de ciertas regiones del planeta,
el estremecimiento que se les produce
al sentir en su tersa piel

3
el roce, el contacto
de una mariposa nocturna?
Y no se ha dicho tantas veces
que el amor de esa fruta
está entre ella y el paladar?
Entonces…
para qué preocuparnos
en pasar el dedo
sobre la superficie de los muebles
para llegar a saber
cuánta tierra se ha acumulado?
No, no y no!
Hay tareas que no pueden realizarse,
no pueden llevarse a cabo
sin pagar su justo precio.
No hemos entregado
en pago tantas veces
pedazos de uñas,
cabellos,
alguna bolita de cera
acumulada pacientemente
en la cavidad de nuestros oídos…?
Tarea que, si fuéramos abejas
podríamos realizar
sin mayores esfuerzos.
Pero
cuánta buena voluntad,
cuánta abnegación,
cuánto desprendimiento,
altruismo, diría yo,
albergan estos sobrehumanos gestos!
Lo atroz
es…
que se nos pida de pronto

4
nuestra camiseta de frisa,
nuestro cepillo de dientes,
o la cuchara de plata
que heredamos de la abuela
o ese retrato de familia
con marco dorado a la hoja.
NO!
Es necesario
tener más condescendencia…
Condescendencia es la palabra.
Es necesario ser condescendiente.
Lo exige la convivencia.
Hay que aprender a conjugar
el verbo T O L E R A R
en toda circunstancia
de espacio, tiempo y lugar:
yo tolero,
tú toleras,
él tolera,
nosotros toleramos,
vosotros toleráis,
yo toleraría
si tú me toleraras.
Como tú me toleras
yo te tolero.
Todo puede ser tolerado.
Quién dice que NO?
Pues a los extremistas
yo no los tolero,
ni a ellos
ni a los
fanáticos
absolutistas
puristas

5
dentistas
carlistas
sufragistas
sindicalistas
espartanos
dolicocéfalos y
bosquimanos.
Y no hablemos de los Rotarianos,
esos que organizan
almuerzos y cenas…
Esto tenía que haber sido,
tendría que ser…
pero resulta que…

Sin embargo
vamos a comenzar!

Roberto Espina

6
LA REPÚBLICA
DEL CABALLO MUERTO
- El Propietario
- Ser o no ser
- Los buenos modales

7
EL TITIRITERO:

Apreciadísimos espectadores: Aprovechando esta oportunidad y vuestra amable


disposición, voy a hacerles partícipe de una confidencia, enterándolos de una faceta de mi
personalidad que muy pocos o casi nadie conoce. Mi natural modestia y mi carácter
retraído han sido los factores que mas han influido para que esto que voy a revelarles se
mantuviera casi en absoluto secreto.-
Señoras y señores: Yo soy antropófago... perdón, quise decir “antropólogo”, y además
arqueólogo. Si, y para ser breve les revelaré que luego de pacientes y prolongadas
excavaciones llevo ya descubiertas dos grandes ciudades pertenecientes a civilizaciones
tan significativas como la griega y la egipcia. De todo esto, se sabe poco y nada, porque
soy enemigo de la publicidad, y como ustedes saben, muy modesto.
Una de estas ciudades, sobre la que estoy preparando una extensa conferencia ilustrada,
se llama La República del Caballo Muerto.
No voy a dar ubicación geográfica, no por temor a este respetable auditorio, sino a cierta
clase de gente que vive a la zaga de los genios o talentos, para apoderarse mediante el
plagio o el robo directo, del fruto de sus afanes.
La República del Caballo Muerto (que no les voy a decir en donde se encuentran sus
valiosísimas ruinas) cultivaba el rudimentario arte del teatro. Sí, hacían teatro, como
pueblo semibárbaro que eran, desconocían la televisión. Luego de largas horas y
pacientes estudios, he podido traducir varias piezas dramáticas. Les anticipo que algunas
de ellas podrían estar firmadas por Esquilo, Sófocles, tal es su calidad. Pero no voy a
mostrarles sino breves diálogos. A esto me obliga no poder contar con adecuados
intérpretes. El sindicato me ha impuesto a mediocres actores que van a tener ustedes que
soportar. Espero contar con vuestra comprensión y fina sensibilidad para descubrir las
virtudes del texto y salvarlo así del mal trato que estos limitados intérpretes le van a dar.
El primero se trata de un simple diálogo en una calle de la república del caballo muerto,
en donde se encuentran dos ciudadanos. Se titula El Propietario.
Así dialogaban los habitantes de la república del caballo muerto. Por suerte estas cosas ya
no ocurren, y los seres se entienden en otro nivel de sentimientos, pasiones e intereses, lo
que confirma que, evidentemente, evolucionamos.

8
Personajes: A y B. (A está parado, o entra en escena feliz, y goza de los encantos del lugar.
Llega B y, sorprendido de hallarse con A, le observa, lo huele, lo toca, y finalmente, lo
increpa)

B: Usted, ¿qué hace parado en este lugar?


A: (Feliz) Y... estoy parado.
B. Usted no puede estar parado en este lugar.
A: (Feliz y extrañado) ¿Por qué?
B: Porque yo soy el dueño de este lugar.
A: Entonces, me voy a sentar (A se sienta, B lo mira).
B: Tampoco puede estar sentado.
A: Entonces me voy a acostar.
B: Tampoco puede estar acostado.
A: Entonces me pongo a caminar.
B: Tampoco puede caminar.
A: Entonces me pongo a correr.
B: Tampoco puede correr. En este lugar, usted no puede estar. Yo soy el
dueño de este lugar.
A: Entonces me voy a otro lugar.
B: En ese lugar tampoco puede estar.

9
A: ¿Y en este?
B: Tampoco.
A: ¿Y en este?
B: ¡Tampoco! Usted no puede estar en ningún lugar. Todos los lugares son míos.
A: ¿Entonces me tengo que ir?
B: Se tiene que ir...
A: Entonces... adiós.
B: Adiós, señor.
A: Adiós... (no se mueve)
B: ¿Y?... ¿qué espera?, ¿se va o no se va?
A: ¡Ay!, es que me gusta tanto este lugar.
B: Pero usted se tiene que ir.
A: Me tengo que ir... ¡que pena!; este lugar suyo es tan hermoso.
B: ¿Le parece hermoso?
A: Si. ¡Lo felicito!, ¡es un hermoso lugar!
B: Pero usted se tiene que ir.
A: Me tengo que ir.
B: ¿Y qué espera para irse?
A: Y si yo no me fuera... ¿usted que me haría?
B: Yo lo mataría.
A: ¡Ay, me mataría!
B: Si... y con un puñal.
A: ¿Y dónde me lo va a clavar?
B: En la región abdominal.
A: ¡Ay que lindo!, me gustaría tanto morir en este lugar...
B: ¡Voy a buscar el puñal! (sale)
A: Yo amo este lugar.
B: (Vuelve con el puñal) ¡Aquí está el puñal!
A: ¿Me lo va a clavar?
B: Se lo voy a clavar...
A: ¡Ay!
B: ¡Lo maté!
A: Me mató; estoy completamente muerto.
B: (Deja el puñal y levanta a A, intenta llevárselo).
A: ¿Qué hace usted?, ¿dónde me lleva?
B: Lo llevo al cementerio.
A: ¿Porqué al cementerio?
B: Para meterlo en un pozo negro.
A: No, yo me quiero quedar en este lugar.
B: No señor, yo me lo llevo.
A: Entonces, no me muero.
B: Usted está, tiene que estar muerto.
A: ¡No y no!, yo no me muero. Yo me quiero quedar en este lugar.
B: No, yo me lo llevo (forcejean hasta que A logra zafarse y se pone a llorar
en un rincón). No llore usted que no puedo soportar las lágrimas.
A: ¡Desalmado!... ¡Hombre sin sentimientos!... ¡Cruel!... ¡Inhumano!... ¡Despiadado!...
¡Profanador!... (llora)

10
B: (Al escuchar a A, se conmueve y rompe a llorar. Lloran a coro) ¡Me ha
conmovido!, ¡tiene usted razón!, he sido muy injusto con usted, ¡déme un
abrazo!
A: (Rehúsa perdonarlo, pero ante la insistencia de B, cede. Se abrazan)
B: No me guarde rencor. Perdone, reconozco que he sido cruel. Quiero
lavar mis culpas... ¡Le regalo este lugar!
A: ¿Me lo regala?
B: Sí, es todo suyo.
A: ¿Me puedo parar en cualquier lado?
B: Puede pararse donde quiera.
A: (Se va parando en diversos lugares) ¿Aquí?
B: ¡Sí!
A: ¿Y aquí?
B: ¡Sí!
A: ¿Y aquí?
B: ¡También!, voy a buscar papel y lapicera para hacer las escrituras.
A: ¡Ay!, que en mi no quepo de felicidad.
¡Ay!, que en mi no quepo de tanta alegría.
¡Ay!, soy propietario de una propiedad.
B: (Sale a buscar lo dicho)
A: ¡Soy feliz!, ¡soy feliz porque tengo un bien raíz! (Baila y canta la canción
del propietario)
B: (Vuelve con las escrituras) Tome, éste es el título de propiedad.
A: (Toma en silencio las escrituras y comienza a leerlas. B lo observa y luego
se queda parado en un rincón. Se acerca a B en silencio.. y le dice) Usted,
¿qué hace parado en este lugar?.
B: Y... estoy parado.
A: Usted no puede estar parado en este lugar.
B: ¿Por qué?
A: Porque este lugar es mío...
B: Entonces, me voy a sentar.
A: Tampoco se puede sentar.
B: Entonces me voy a acostar.
A: Tampoco se puede acostar.
B: Entonces voy a caminar.
A: Tampoco puede caminar.
B: Entonces voy a correr.
A: Tampoco puede correr. En este lugar no puede estar, porque yo soy el dueño de este
lugar.-

TELÓN

11
Presentador: El diálogo se llama “Ser o no Ser”. Está “uno” de los habitantes de la
República del Caballo Muerto compungido, triste, en un rincón. Llega el “otro” por detrás.
Se le acerca...

Uno: ¿Vos sos?


Otro: ¿Eh?, ¿qué?... no, yo no soy.
Uno: Sí, sí que sos.
Otro: No, no... no soy.
Uno: ¡Sí que sos!, ¡no lo niegues!
Otro: Sí, ¡te lo niego!
Uno: Mh... ¡te descubrí!
Otro: ¿Qué?, ¿qué descubriste?
Uno: ¿Qué descubrí?
Otro: Sí, ¿qué descubriste?
Uno: ¡No te hagas el tonto!
Otro: No, no me gago el tonto.
Uno: Así que sos, ¿eh?

12
Otro: No, no soy, no soy... ¡no!...
Uno: ¡No grites!, si no sos, ¿por qué tenés miedo?, ¿eh?
Otro: No tengo miedo.
Uno: Ah, ¿no tenés miedo?
Otro: ¡No!
Uno: Confesas que no tenés miedo.
Otro: No, no tengo miedo.
Uno: Mh... ¿Ves?
Otro: ¿Qué?
Uno: ¡Sos!
Otro: No, ¡no soy!
Uno: Sí, ¡te descubrí!
Otro: No soy, no soy.
Uno: Vamos, confesa.
Otro: ¡No!, no soy, no soy, no soy... (Llora)
Uno: Pero hombre, si yo también he sido un tiempo.
Otro: Vos... ¡fuiste!
Uno: Sí... ¿y quien no lo ha sido alguna vez?
Otro: ¡Vos fuiste!
Uno: Te digo que sí, pero ya no soy.
Otro: ¡Fuiste!
Uno: Pero ya no soy te digo.
Otro: ¡Fuiste!
Uno: ¡No grites!
Otro: Así que fuiste.
Uno: Y... sí...
Otro: ¿Sí?
Uno: ¿Y quien no ha sido alguna vez?
Otro: Ahhh...
Uno: Decime, te descubrí, ¿eh?
Otro: ¿Cómo?, ¿qué?
Uno: Vamos, conmigo no es necesario fingir, yo te comprendo.
Otro: ¡Así que fuiste!
Uno: Ya te lo he dicho.
Otro: ¿Y nunca lo confesaste?
Uno: Y... no.
Otro: ¿Por qué no lo confesaste?
Uno: Y... tenía.
Otro: ¡Miedo!
Uno: Mh, un poco.
Otro: ¡Traidor!
Uno: ¿Quién?
Otro: ¡Vos!
Uno: ¿Yo?
Otro: ¡Sí!
Uno: ¡No!
Otro: ¡Te denunciaré!

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Uno: ¿A mí?
Otro: ¡A vos!, que fuiste, sos y serás.
Uno: No, yo fui. ¡Pero vos sos!; yo no soy ni seré.
Otro: ¡Te denunciaré!
Uno: ¡Ah!, ¿sí?
Otro: ¡Sí!
Uno: ¡Yo te denunciaré a vos que sos!; yo fui, pero vos sos.
Otro: Yo no soy.
Uno: Sí que sos.
Otro: Vos fuiste, sos y serás.
Uno: Yo fui... ¡fui!, pero ya no soy, no soy, no soy ni seré jamás.
Otro: ¡Vos fuiste, sos y serás!
Uno: ¡Sssshhhh...!; silencio... alguien viene.
Otro: Ahhh... silencio...
Uno: Que no nos vean juntos... separémonos.
Otro: Sí... pero vos ¿no vas a decir nada?
Uno: Y vos, ¿te vas a callar?
Otro: Nos callaremos.
Uno: Nos callaremos.
Otro: ¡Adiós!, no vas decir nada, ¿eh?
Uno: Nada... silencio...
Otro: ¿Nos habrán oído?
Uno: ¿Viste?, la culpa es tuya por haber gritado.
Otro: Vos gritaste primero, ¿oíste?
Uno: ¿Qué?
Otro: ¡Nos espían!
Uno: No tengas miedo, es el viento.
Otro: ¿El viento?... ¡ah!
Uno: Sí... ¡valor!...
Otro: ¡Valor!
Uno: ¿Habrá sido el viento?
Otro: Sí, separémonos.
Uno: Adiós...
Otro: Adiós...
Uno: ¿No vas a decir nada?
Otro: No... ¿y vos?
Uno: Yo tampoco.
Otro: Adiós...
Uno: Adiós...

TELÓN

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(Llegan dos actores en opuestas direcciones y se saludan con gran amabilidad)

A: ¿Para dónde va usted?


B: ¡Hola!, ¡tengo el mayor gusto de verlo!
A: El gusto es mío.
B: No señor, es mío.
A: Usted debe entender que el gusto es mío.
B: (Amable) Es mío...
A: Sea usted razonable, y reconozca que es mío.
B: Reconozco que es mío, porque soy razonable.
A: Usted no es razonable.
B: Sí que soy razonable.
A: ¡No!
B: ¡Si!
A: Si es razonable, comprenderá que el gusto es mío.
B: En todo caso, el gusto será de los dos.

15
A: Será de los dos, pero yo he sido primero. Por lo tanto, tengo el privilegio.
B: Usted habrá sido el primero, pero mi gusto es más grande que el suyo...
(Pausa)
A: Bien, le concedo que el gusto sea suyo.
(Pausa. Ambos se alejan; B reacciona)
B: Faltaba más. Es suyo.
A: Permítame que le diga que es suyo.
B: Concédame el honor de aceptar que es suyo.
A: Yo se lo entrego con el mayor gusto.
B: Yo gusto entregárselo a usted.
A: Me disgustaría que usted no aceptara no tener el gusto.
B: ¿Le disgustaría?, el disgusto sería mío.
A: ¡No!, el disgusto es mío y el gusto es suyo.
B: A la inversa, señor.
A: Yo tengo el disgusto.
B: El gusto, señor.
A: ¡El disgusto!
B: ¡El gusto!... ¡o lo mato!.
A: Usted no me matará.
B: Sí que lo mataré (saca un revolver)
A: ¡Ay!, me...
B: ¿Por qué grita?
A: Porque usted me quiere matar (corre por la escena).
B: ¿Por qué corre?
A: Para que usted no me mate.
B: Sí, yo lo voy a matar.
A: ¡Ay!, ¡me quiere matar! (Corre, se detiene). ¡Un momento!
B: ¿Qué?
A: ¿Qué está usted haciendo?
B: Lo estoy persiguiendo.
A: ¿Para qué?
B: Para matarlo.
A: (Sale corriendo) ¡Aaaaayyy!… (corre para el lado opuesto)
B: ¡Un momento!
A: ¿Qué?
B: ¿No está usted cansado?
A: Sí, estoy cansado (hace demostraciones de cansancio)
B: Yo también estoy cansado (hace lo mismo)
A: Hemos corrido mucho.
B: Lo invito a descansar.
A: Sentémonos aquí.
B: Yo prefiero descansar sentado.
A: Se equivoca, mejor se descansa parado.
B: Se equivoca, mejor sentado.
A: ¿Cómo se le ocurre?, ¡mejor parado!
B: ¡Sentado!
A: (Se ríe) Pero no... ja, ja, ja... ¡parado!

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(Ríen los dos. B reacciona de pronto)
B: ¿De qué se ríe?
A: De usted.
B: ¿De mi?
A: Sí, de usted que descansa sentado.
B: Si usted se ríe de mi, yo lo voy a matar.
A: El que lo va a matar a usted soy yo.
(Saca el revolver)
B: Yo, a usted...
A: Yo, a usted... (se disparan dos tiros)
B: Estoy muerto.
A: Yo estoy más muerto que usted.
B: Yo estoy más.
A: Yo...
B: Yo...
(Quedan ambos en el suelo)

TELÓN

17
18
Hoy comeremos gallina…

P. - Por lo que sospecho y veo


hoy se cocina cazuela
aquí yo traigo la olla.

M. - Esta es la leña para el fuego.

P. - Tengo un hambre que no veo.

M. - Se me voló la gallina.

P. - Gallina muerta no vuela.

M. - Si no trabajas no comes.

P. - Hasta aquí llega el aroma


de la olla que yo traje
ya debe de estar hirviendo.

M. - Lo que está hirviendo


es mi sangre
por verte tan haragán.

P. - Huelo a orégano y romero


no olvides de echarle sal
y ají de ese bien picante.

M. - Parece que no me entiendes


la gallina se ha volado
volverás cuando trabajes.

P. - Por más que miro hacia el cielo


no veo gallina alguna.

M. - Se fue y olvidó sus plumas


dáselas cuando la encuentres.

P. - Qué hago yo con tantas plumas


tendré que hacerme escritor.
Inspirado por el olor
y el hambre que me despierta
le haré un verso a la gallina.

P. - ¡María! ¡María!

19
M. - ¿Qué?

P. - Me estoy volviendo poeta.

M. - Eso Dios no lo permita.

P. - Hay una sola manera, si tú me


quieres salvar.

M. - Poeta ¡Ay! Qué desagracia


poeta no puede ser

P. - Entonces dame de comer, que ya empiezo a


escribir versos.

M. - Por los ángeles del cielo


ven a comer enseguida
no perdamos un momento.

P. - Sálvame mujer que siento


que estoy por escribir versos. (Salen)

M. - ¡Marido! ¡Marido!
En dónde te me has metido.
Lo busco
rebusco
por todos lados
y no lo puedo encontrar.

P. - Mi mujer me está buscando


ha andado por todas partes
soy un marido perdido
me llamo Juan Casualidad.

P. - Por allí vuelve parece


si me descubre y me agarra
adiós mi tranquilidad
con su lengua me atormenta
no deja nunca de hablar.

M. - Juan, Juan cuando te encuentre


todas me las pagarás
dejarme sola en las noches
siendo yo tan temerosa
Juanito Casualidad.

Juan- Tengo una idea que puede

20
que me llegue a resultar.
Hay quien de susto enmudece
un truco voy a emplear.

María- Traigo un garrote grandote


para darle lo que merece
cuando lo llegue a encontrar.

(APARECE JUAN DISFRAZADO DE FANTASMA, MARÍA EL VERLO SE PARALIZA, QUEDA


MUDA DE ESPANTO – SALE EL FANTASMA Y LLEGA JUAN)

Juan- Ya está muda


por lo visto
llegó el truco a resultar
María que gusto verte.
Qué paz es estar contigo.
¿Qué pasa que no me hablas?
Qué armonía hay en el aire.
Qué bello es verte callar.

(AL PÚBLICO)
Juan- Parece que he descubierto el secreto y la manera
de que haya paz en el hogar.
Mi mujer está en silencio.

(MARÍA SIGUE MUDA, PERO CON SU GARROTE COMIENZA A AZOTAR A JUAN)

Juan- ¡Ay María no me pegues!


Mi truco no ha resultado, pues tengo mujer callada,
no castiga con su lengua, pero lo hace con garrote.
Mi truco no ha resultado.
Soy un marido apaleado.

21
DIÁLOGO DE ALGUIEN QUE SE BUSCA

Del todo y la nada


Todos los colores
mezclados
dan el gris
en sentido contrario
el blanco
es la suma de todos los colores

PERSONAJES: “A” y “B”

En un espacio despojado, exento de todo elemento, está parado “B”, observa al otro
personaje señalado como “A”.
“A” se agita, activase de un modo extraño, desplazándose por la escena. Diversos son sus
estados de ánimo, diversas son a la vez sus actitudes, conductas. Se sospecha que busca
algo.
“A” de pronto se detiene, advierte a “B” que la observa, expresa cierto desagrado,
malestar que le impide retomar su quehacer, mas ahora sintiéndose observada, esto
agrega a su accionar un tono incómodo, quisquilloso, en cierto grado de acumulación
estalla, decide enfrentar a “B”, le interroga, increpa:

A.- A usted puede saberse, qué le pasa?

B.- ¿A mí…?

A.- Sí, con usted estoy avalando.

B.- Y… me pregunta qué me pasa?

A.- ¡Exactamente!

B.- A mí, exactamente, no me pasa nada.


¿Y a usted?

A.- Yo quiero saber por qué me mira.


Porque usted me está mirando, no me lo va a negar.
Hace rato que observo que usted me está mirando, está aquí parado mirándome.

B.- Correcto, eso es lo que estoy haciendo.

22
Estoy aquí parado mirando lo que usted hace.

A.- ¿Y qué es lo que ha visto que tanto le interesa?

B.- Como ver, lo que se dice ver, ver no he visto nada.

A.- ¿Nada?

B.- Nada…

A.- Le parece que estoy haciendo nada, que me desvivo, agito, ando por nada?

B.- Sinceramente sí; no he podido saber qué es lo que a usted le agita tanto.

A.- Bah… Con gente como usted uno pierde el tiempo, mejor que vuelva a lo mío.

(“A” retoma su agitado quehacer, hasta que el malestar que le ocasiona la presencia de
“B”, que continúa impertérrito observándola, parado en el mismo lugar, la hace estallar
descontrolada)

A.- Se puede saber hasta cuándo va a seguir allí parado, mirándome, como un idiota
que no entiende nada.

B.- Señora, yo no le he faltado.

A.- ¡¿Qué no me ha faltado… cuando se atrevió a decirme que estoy haciendo nada?!
¡Nada! ¿Eso es para usted este desvivirme buscándome?

B.- ¿Cómo ha dicho?

A.- Dije idiota.

B.- No, después.

A.- Después he dicho buscándome.

B.- ¿Usted se está buscando?

A.- ¡Exactamente! Cosa que a usted parece no importarle un pito, no darle la menor
trascendencia.
Por qué no se retira y me deja sola, deja de estorbarme y hacerme perder el
tiempo?

(“B” permanece mudo, como paralizado, “A” lo mira, aumenta su furia y decide partir,
irse)

A.- Si usted no se va, voy a ir a buscarme en otro lado.

23
(“A” comienza a salir, pero “B” la llama, la detiene)

B.- ¡Señora… ó señorita…, usted no tiene por qué irse! Finalmente, siento que el que
tiene que retirarse soy yo.

A.- ¿Entonces se va a ir? Se va a ir usted… y abandonarme. El único testigo de mis


afanes, se va. Está bien váyase, váyase si así lo prefiere.
Libérese de su responsabilidad. Ya le he dado el pretexto.
Su ego, su amor propio debe de sentirse herido. Usted es el típico ególatra, que no
piensa más que en sí mismo.
¿Es que usted no se busca?...
Nunca se ha buscado?

B.- Pues…

A.- Pues qué? Diga.

B.- Pues que para buscarme, antes tendría que perderme.

A.- ¡¿Qué ha dicho?!

B.- Dije que para salir a buscarme, antes tendría que perderme.

A.- ¿Quiere decir que yo soy una perdida?


¡Me ha llamado perdida!

B.- (Exasperado grita:) ¡No!...

A.- ¿Qué le pasa? Por qué grita de ese modo, se olvida que soy una dama.

B.- (Confundido, idiota, desorientado) No, No… Pido mil disculpas, usted es una dama,
una dama que se busca y yo la miraba, miraba como se estaba buscando y yo
idiota, estúpido como soy no podía entender su desvelo. Usted es una dama que
se busca.
¿Hace mucho que…?

A.- Mucho? Hace mucho que?...

B.- Que está en esto?

A.- En esto qué?

B.- En la búsqueda de usted.

A.- Toda la vida, desde que tomé conciencia. Desde que tuve la revelación de mi
inexistencia.

24
(Se miran, breve, denso silencio en el que ambos sienten que están ante una certidumbre.
“B” lentamente dice:)

B.- Entonces… usted… no existe?

A.- Exacto… Puntual ¿Comprende ahora mi tragedia?

B.- Trato, trato, me esfuerzo… pero…

A.- A usted, nunca le ha pasado algo semejante?

(“B” con pudor, vergüenza, complejo de inferioridad dice:)

B.- No… no me ha pasado… Disculpe que…

(“B” gira avergonzado, está de espaldas a “A” y monologa, mientras “A” desaparece de
escena como una sombra o fantasma)

B.- ¡Oh! Qué ciego he estado, qué ciego y torpe… mediocre… infame… inútil… Pero yo
prometo que…

(“B” gira en busca de “A” ausente, al tener la evidencia de esta ausencia, comienza a
buscarla del mismo modo, con la misma fiebre con que “A” se buscaba a sí misma.
Reaparece “A” y al encontrarlo en estas faenas le interroga:)

A.- ¿Qué está usted haciendo?

B.- No se da cuenta acaso que…

A.- ¿Qué? De qué tengo yo que darme cuenta? Se puede saber?

B.- Pues sepa que…

A.- ¡Qué!

B.- Que estoy afanado, desesperado buscándola.

A.- ¿A quién?

B.- A usted.

A.- A mí… me está buscando a mí.

B.- Exactamente eso.

A.- ¿Y cómo le va?

25
B.- ¿Va qué?

A.- Su búsqueda… Resulta?

B.- No, no la hallo por ninguna parte.


Por más que busco, rebusco y me afano, no logro saber dónde está.

A.- No será que…

B.- Qué?

A.- Que no ha puesto usted el suficiente empeño, la debida voluntad? Tal vez no le
interesa tanto, lo suficiente hallarme.

B.- Porque en lugar de criticar y juzgar no colabora conmigo. Me ayuda a encontrarla.

A.- No es mala idea. Puede resultar entretenido.

B.- Así que para usted esto es un entretenimiento. Esto en lo que yo me juego la vida,
a usted la entretiene. Un juego, un simple juego.

A.- Eso, juguemos al frío y caliente. No sea quisquillosa y susceptible.


Lo voy a ayudar a que me encuentre.

B.- ¿Usted quiere realmente?

A.- Realmente qué?

B.- Que la encuentre.

A.- Basta de tonteras y empiece a buscarme. Búsqueme con pasión, con desenfreno,
paciencia, perseverancia, constancia, empecinado, astuto, sutil, desesperado,
esperanzado, pero búsqueme sin reposo, hágame sentir que existo.

(“B” anda, se agita, busca, “A” detrás lo observa y guía)

B.- ¿cómo voy?

A.- Frío, Frío…

B.- ¿Y por aquí?

A.- ¡Se congela!

B.- ¡Por dónde, carajo!

26
A.- Búsqueme, búsqueme.

B.- Dígame algo.

A.- Tibio, tibio.

B.- Gracias, voy llegando.

A.- Caliente, caliente.


Requete caliente ¡Ay! se quema. Se quema. ¡Se quemó!

(“A” y “B” se abrazan. “B” agitado respira y exhala su parlamento)

B.- ¡Al fin, mierda!

A.- Al fin juntos.

B.- Lo logramos.

A.- Nos encontramos.

27
SINTON Y NISON
EL POZO

Abrió la boca
y se sentó a esperar
a que salieran las palabras.

Sintón y Nisón
Oriundos originarios de “No hay con si no hay sin”. Supieron tener pacientes y singulares
diálogos que me he propuesto traducir, a pesar de advertírseme no sé que alerta
sentidos, de la sin razón de los mismos.

I DIÁLOGO:

Se encontraba Sintón cavando un pozo, provisto o pertrechado de un simple instrumento


llamado pala de cavar.
Llega Nisón, lo mira y le pregunta.

Nisón: ¿Qué haces Sintón?


Sintón se detiene deja de cavar, mira a Nisón, le muestra la pala de cavar y le pregunta a
su vez:
Sintón: ¿Qué es esto Nisón?
Nisón: Una pala Sintón.
Sintón: ¿Qué hago con la pala Nisón?
Nisón: Con la pala cavas Sintón.
Sintón: ¿Qué cavo Nisón?
Nisón: Un pozo, un pozo… Veo que cavas un pozo Sintón.
Sintón: ¿Entonces?
Nisón: ¿Entonces?
Sintón: ¿Entonces qué?
Nisón: (Lo mira en silencio patitieso)
Sintón: ¿Qué es lo que quieres saber, que ya no sepas...? Nisón.
Nisón: Quiero saber para qué haces, cavas ese pozo, Sintón.
Sintón: Nisón, por allí deberías haber comenzado.
Nisón: ¿Por dónde Sintón?
Sintón: Por preguntarme para qué cavo este pozo.

28
Nisón: Es verdad, tienes razón.
Sintón: ¿Entonces?...
Nisón: ¿Entonces qué?...
Sintón: Pregúntame…
Nisón: ¿Qué?
Sintón: Lo que quieres saber.
Nisón: ¿Qué quiero saber?...
Sintón: Ya lo habíamos dicho.
Nisón: ¿Qué habíamos dicho?
Sintón: ¿Ya lo has olvidado?
Nisón: ¿De qué me he olvidado?
Sintón: De lo que querías saber.
Nisón: ¿Qué quería saber?
Sintón: Ya no te acuerdas. Empecemos de nuevo, tú llegas, me ves y preguntas, haces tu
pregunta.
Nisón: ¿Te parece?
Sintón: Si, anda y vuelve a entrar.
Nisón Sale, se reconstruye la escena inicial, en que Sintón cava y Nisón llega y pregunta:
Sintón: ¿Qué es esto Nisón?
Nisón: Una pala Sintón.
Sintón: ¿Qué hago con la pala Nisón?
Nisón: Con la pala cavas Sintón.
Sintón: ¿Qué cavo Nisón?
Nisón: Un pozo, un pozo… Veo que cavas un pozo Sintón.
Sintón: Nisón, ¿Entonces?
Nisón: ¿Entonces?... Esto ya nos ha ocurrido antes, Sintón.
Sintón: Si ya nos ha ocurrido y nos seguirá ocurriendo, mientras tú no seas capaz de
encontrar la pregunta que nos saque de esta situación, Nisón.
Nisón: Puedes tener razón, pero no tienes por qué enojarte y hablarme en ese tono.
Sintón: Tienes razón, mira mejor te voy a dar un ejemplo de cómo deberías preguntar.
Toma la pala, tú harás de Sintón y yo llego como debería llegar Nisón y preguntar.
Nisón toma la pala y hace la acción de cavar. Sintón ha salido y dice:

29
Sintón: ¿Estás listo Nisón?
Nisón: Si Sintón…
Sintón: No, debes llamarme Sintón, yo ahora soy Nisón y tú Sintón.
Nisón: Yo hago de Sintón y tú de Nisón…
Sintón: Si, ¿podemos comenzar Sintón?
Nisón: Si Nisón… podemos.
Nisón hace la pantomima o acción de cavar el pozo, llega Sintón y pregunta:
Sintón: ¿Para qué cavas ese pozo Sintón?
Nisón: Se detiene, mira a Sintón y dice: Porque me mandó Sintón.
Sintón: Sintón eres tú.
Nisón: Sí, es verdad.
Sintón: Dime entonces para qué cavas ese pozo.
Nisón: Y…
Sintón: ¿No lo sabes?...
Nisón: Sinceramente, con la pura verdad debo decirte Sintón.
Sintón: No me digas Sintón. Sintón ahora eres tú y yo soy Nisón.
Nisón: Cierto… Pues debo decirte Nisón, que no sé para qué cavo este pozo.
Sintón: Así que te dedicas Sintón a hacer cosas sin razón ni sentido. Cavas y no sabes para
qué…

30
RIGUROSA DEMOSTRACIÓN CON Y POR
DIMINUTAS HORMIGAS
REALIZAN ENSAYOS
EXPLICANDO
LA COMUNICACIÓN
Porque ustedes han de saber
que
la línea del Ecuador
posee
el grosor necesario y
suficiente
como para permitir que
dos hileras de hormigas
que se desplazan en sentidos
opuestos, puedan andar
en forma cómoda y holgada
sin causarse estorbos ni
molestia alguna.

31
¤ Una hormiguita
y
¤ otra hormiguita
y
¤ otra hormiguita
con sus patitas
suman tres (3) hormiguitas

¤+¤+¤=3

Como las hemos sumado, ellas tres, suman 3 hormiguitas con sus patitas.
Pero no sumadas son:

¤ ¤ ¤
Una otra y otra hormiguita
Sumadas eran tres (3)
Pero no sumadas separadas
son una – una y una hormiguita
Que van – se dirigen – encaminan hacia

Allá

Ahora vamos a encontrarnos con otras tres (3) que como tampoco están sumadas
resultan ser:

¤ ¤ ¤
una una y una

Que van – se dirigen – encaminan hacia:

Allá

Es decir hacia el sentido opuesto.

Hormiguitas que van todas ellas hacia la dirección que indican sus cabezas.

Podemos afirmar entonces, que gracias o debido a que ellas llevan rumbos opuestos van a
encontrarse a cruzarse inevitablemente.

Veamos ahora el fenómeno que se va a desencadenar a causa y consecuencia de este


hecho – El cruzamiento.

Avanzan estas dos columnas de hormiguitas, se desplazan en torno a nuestro planeta


tierra. Lo hacen por la línea del Ecuador.

32
Porque ustedes han de saber que, la línea del Ecuador, posee el grosor necesario y
suficiente, como para permitir que dos hileras de hormigas, que se desplazan en sentidos
opuestos, puedan andar en forma cómoda y holgada sin causarse estorbos ni molestia
alguna.

Sol Poniente N Planeta Tierra

Sol Naciente

S
Línea del Ecuador

Cuando están casi a punto de… o en elñ instante de cruzarse, las dos columnas de
hormiguitas.
- Dijimos que inevitablemente habría de llegar ese momento.

Una de las hormiguitas, la primera de las que avanzan hacia Occidente, se lamenta,
expresa un malestar o preocupación.

Occidente Oriente
¤ ¤ ¤
¤ ¤ ¤

Hormiguita que se lamenta Su lamento es oído o


percibido por ésta.

Ésta última hormiguita de la columna que va hacia Occidente interroga a la hormiguita


última de la columna que se dirige hacia Occidente, la interroga justo en el preciso
momento en que se están cruzando las dos columnas y ellas dos están frente a frente o
costado a costado.

33
Para facilitar la comprensión de este hecho o suceso comunicativo vamos a enumerar a
las hormiguitas. Digamos que la que expresó su malestar o preocupación es la N-1, le
siguen la N-2 y la N-3, al frente tenemos las números 4 -5 y 6.

Entonces todo sucede de la siguiente manera:

La hormiguita N-1 es la que se lamenta


La hormiguita N-3 la escucha he interroga a
La hormiguita N-4 Esta le pregunta a
La hormiguita N-5 Quien le pregunta a
La hormiguita N-6 esta le pregunta a
La hormiguita N-2 y ésta que es la vecina

Inmediata de la hormiguita que se ha lamentado interroga finalmente a la causante de


esta corriente de comunicación la hormiguita N-1.

N-2. - ¿Queremos saber hormiguita por qué te lamentas?

N-1. – Me lamento porque no tenemos hormiguero.


Responde la hormiguita N-1

Cunde la respuesta, es decir que se produce un reflujo, un regreso. La respuesta vuelve,


torna, regresa por el canal en que había llegado y genera los siguientes comentarios, en la
masa de hormiguitas que habiendo detenido su marcha estaban atentas a la espera de
noticias.

N-2. – Se lamenta porque no tenemos hormiguero.

N-3. – Carecemos de hormiguero.

N-4. - Hay un problema de hormiguero.

N-5. - Es lamentable que carezca de lo primordial.

N-6. - ¿Qué llamas lo primordial?

N-5. - ¡Carecer de hormiguero!

N-6. - Es cierto, pero no me grites.

N-5. - Es que m indigna.

N-6. - ¿La carencia o la sordera mía?

N-5. - Ambas cosas.

N-6. - Pero hay prioridades, en las carencias.

34
Se estaba a punto y en peligro, de que todo pudiera derivar a un diálogo estéril entre la
hormiguita que señalamos con el N-5 y el N-6, pero la palabra “prioridades” devolvió un
orden en el que el hormiguero es decir, la necesidad colectiva de hormiguero pasó a ser lo
primordial.

La hormiguita que señalamos con el N-1. (Señalamiento muy atinado). Resultó ser la
intérprete – queriéndolo o no, conciente o inconcientemente - la voz de una necesidad
colectiva; con su lamento interpretó una necesidad de su especie.

Volviendo nosotros hacia algo que dijimos al principio, tornando nuestros sentidos a las
primeras imágenes en las que nos referimos al sumar y no sumar. Tenemos que ahora sí
presenciamos y somos testigos de una suma real y profunda, Ya no son dos grupos, ni
tampoco una y otra hormiguita solitaria, sino que seis (6) que pueden llegar a ser muchas
más, a ser infinitas.

Esta suma realizada en torno al instinto, la intuición de un problema común a toda la


especie, las lleva y les permite enfrentar un objetivo, el tan necesitado objetivo de
construir juntas un hormiguero.

hormiguero
.

El hormiguero es un agujero, orificio, abertura, boquete, hundimiento, hoyo, paso, hueco,


brecha, vacío, cavidad o hendidura.

Hecho, construido, realizado el agujero, las hormiguitas sumadas, unidas, tienen ya su


hormiguero. Allí desaparecen, por lo cual ya no las vemos.

(Como ya no las vemos, debemos borrarlas. Queda frente a nosotros tan solo el agujero.)

agujero
.

¿Dónde están?
¿Qué harán?
¿De qué se ocupan ahora?

Nos podemos llenar de interrogantes, interrogantes que han de poblar nuestros cerebros
al igual que infinitas hormiguitas metidas en nuestras mentes.

35
Se han metido ellas en el hormiguero, un punto que se nos hace infinito en su
profundidad en la que cabe un misterio, el suspenso de lo desconocido.

Ya no las podremos ver aunque diéramos vuelta la página (o pizarrón)


Aunque intentemos ver por detrás, en el trasfondo, tampoco lograremos ver, ni saber
nada.

Hasta aquí hemos llegado, mas, es imposible saber, hemos tocado el límite frente al cual
debemos detenernos, extraer las debidas conclusiones y resignarnos como simples
mortales que somos ante lo insondable, ante lo desconocido, ante el misterio, todo el
misterio que late en este punto en que se han metido los seres que intentamos conocer,
escudriñar…
Nos queda comos saldo positivo las conclusiones que seamos capaces de extraer, frente a
este punto que nos mira, mientras nosotros vivimos el engaño de creer estar mirándolo.

punto que nos mira y pone final


.

Encerremos estas hormiguitas, a todas ellas, en un recuadro y que tenemos.


N
Occidente Oriente
¤ ¤ ¤
O ¤ ¤ ¤ E
Sol poniente Sol naciente
S

Tenemos ahora una visión de conjunto y se nos hace evidente ¿qué?


Pues nada menos que las hormiguitas de la parte superior van en dirección occidente a
oriente, es decir que se encaminan hacia donde sale o nace el sol – hacia el sol naciente.

Por el contrario las de la parte inferior van de oriente a occidente (o vienen). Llevan la
misma dirección o rumbo en que el sol hace su periplo en torno de nuestro planeta tierra.

Vean ustedes ahora esta inevitable reflexión, frente a este cuadro que nos está
permitiendo tener una visión global del fenómeno. ¿Vamos a descubrir qué?
Que gracias y debido a la oposición, al sentido contrario que llevan, a esta divergencia de
destino, se torna inevitable el que tengan que cruzarse; ineludiblemente un encuentro, un
enfrentamiento. Porque si las unas como las otras hormiguitas fueran, se encaminaran
hacia oriente, muy difícil, tal vez imposible que se nos diera la posibilidad de un

36
encuentro. Una similar situación se viviría si todas ellas hubieran decidido encaminarse en
dirección contraria, es decir hacia occidente.

NOTA:
Es un deber señalar una falencia, que se hizo notar en toda esta exposición.

Nadie mencionó “Las Antenas”, las hormiguitas poseen antenas. ¿Por qué se las ignoró?
¿Es que acaso se han atrofiado y ya no se las utiliza? Nace aquí un nuevo
cuestionamiento. ¿Qué pasó, qué se quiso hacer con las antenas?

Moraleja:

Parece ser que muchos


demasiados
andamos
con las antenas cagadas

y buscamos, ávidos.
ansiosos
desesperados
Sustitutos

Sustitutos Distrayentes.
Se trata al fin
de volver a “Afinar”
nuestras antenas Trinitarias.

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38
PEQUEÑA FARSA DEL:

MONIGOTE

PERSONAJES

- El Monigote
- Caballero A
- Caballero B
- Caballero C
- Caballero D
- Ciudadano Desesperado
- Ciudadana Histérica
- Marido Furioso
- El señor Titiritero

Un lugar desde donde mirar el mundo.


Un centro desde donde observar la vida.
La esfera cuyo centro está en rodas partes y su circunferencia en ninguna.

Poniéndose a mirar
sentado
En un elegido centro.

“El muñeco” EL MONIGOTE.

39
Primer Diálogo de dos sombras.

A - Es necesario traerlo.
B - ¿Traer a quién?
¿A quién hay que traer?
A – A él, hay que traer a él.
¡Mira! (observan lo que pasa)

(Se desliza nube negra espesa por la altura que se supone cielo)

B- (Observa espantado el desplazamiento de la nube negra.


Oscuro también es el silencio, la pausa que viven, muestran ambos personajes, mirando la
nube negra que pasa, se yergue sobre ellos como una amenaza.)

B- ¿Tú crees que va a caer?...


A- Puede ser que sí, puede ser que no, depende, depende…
B- De qué, de quién.
A- ¿De qué, de quién, qué?
B- Que caiga o que no caiga.
A- De ellos, depende de ellos.
B- ¿Quiénes son ellos?
A- Los que deciden, los que resuelven. Los que manejan la cosa.
B- Te das cuenta?
A- De qué.
B- Ya pasó, Ya no está.
A- Si me siento más aliviado.
B- Se respira otro aire.
A- Soplemos juntos.
B- ¿Para qué?
A- Para que se vaya lejos.
B- ¿Lejos a dónde?
A- A otro lugar. Soplemos.
B- Soplemos.

(Ambos respiran y soplan con concentrada dedicación a dúo)


A- Con más brío, con más fuerza.
Con más decidido empeño.
B- Se va… ya casi no se la ve.

(Ambos expresan su júbilo, aliviados, satisfechos por la hazaña cumplida)

B- La hemos alejado.
Tengo deseos de bailar y de cantar.
A- Deberíamos hacer una marcha.
B- Y un baile, una danza.

40
(Ambos cantan y bailan)

Se fue
Se ha ido.
Ya no está aquí
La llevó el viento
Cuanto contento
Soplo soplido
De nuestras tripas
Se fue se ha ido
Ya no está aquí
Param pam pam
Param pim pim (bis)

Aquí termina esta introducción a la historieta llamada “El Muñeco”

Ahora son otros dos monigotes pequeños los que traen, cargan un gran monigote.
El gran monigote es de estructura rígida, máscara grotesca que hace todos los esfuerzos y
tensiones para provocar miedo, terror y hasta posible pánico.

Viene cargado de chaperías y entorchados, supuestas, curiosas condecoraciones. Una


mano enguantada, la otra ausente, la reemplaza un garfio. (Recomiendo colgarle, corchos,
tapas de gaseosas, llaves, etc.)

Los cargadores del monigote lo dejan sobre el proscenio, descansan sus fatigadas
humanidades y comentan.

C- ¿Hasta cuándo?
D- Hasta que lo pidan, lo reclamen.
C- Lo de la nube no fue suficiente.
D- Casi, casi resulta.
C- Una nube más grande…
D- Sí y con rayos.
C- Rayos y truenos. ¡Bum! ¡Bum!
D- Con efectos lumínicos
Param Pam Pam
Param Pim Pim
Se fue se ha ido
Ya no está aquí
Ya va a volver
Ya va a venir
(Ríen juntos burlones)

C- Parémoslo aquí…

(Ambos levantan al fantoche, finalmente parado en un lateral al fondo. El monigote lleva


comandos que pueden ser manejados por los muñecos C ó D)

41
D- Las condiciones están maduras.
C- Yo manejaré sus brazos.
D- Yo me ocupo de sus discursos.
C- Ensayemos.
D- Por allí viene un ciudadano desesperado, oigamos lo que dice.
C- Ocultémonos.

CIUDADANO DESESPERADO: Necesitamos un líder, alguien que nos proteja y nos guíe, que
nos defienda de los peligros que nos acechan.
(Hasta ahora no ha visto al fantoche, sale)

CIUDADANA HISTÉRICA: (Entra cuando ha salido el ciudadano desesperado)


No, no y no… No se puede seguir así, necesitamos a alguien que…

(Al decir este parlamento descubre al fantoche)

CIUDADANA HISTÉRICA: ¡Oh! Es él, ha llegado al fin, nuestro salvador, libertador,


protector.

EL FANTOCHE MANIPULADO POR D Y C: Sí… hija mía, he llegado. Ustedes me han traído.
Aquí estoy.

MARIDO FURIOSO: ¿Quién te ha faltado? ¿Qué haces allí tirada en el suelo?


¡Dime quién ha sido y lo degüello! ¡Lo hago picadillo!

CIUDADANA HISTÉRICA: No sé, no sé qué pasó, me desmayé de emoción.


(El marido furioso ve el fantoche y contra él arremete)

MARIDO FURIOSO: Fue él, seguro que fue él, la furia me posee.
Soy un marido furioso.
Toma, toma y toma.
Por faltarle a mi mujer.

CIUDADANA HISTÉRICA: No, no le hagas eso, él tan sólo me tocó.

MARIDO FURIOSO: Te tocó y lo confiesas, hay para ti también. Toma, toma, hay
garrotazos para los dos.

CIUDADANA HISTÉRICA: ¡Hay! ¡Hay! ¿Qué he hecho yo? Por qué me castigas. Marido.
Marido, estás ciego. Te ciegan los celos.
(Al público) ¡Qué maravilla! ¡Está celoso y me pega, me pega porque me ama!

MARIDO FURIOSO: (Sin dejar de tirar garrotazos)


Vamos a casa allí hablaremos.

(Salen, queda solo el fantoche, llegan C y D que antes habían puesto pies en polvorosa.

42
Miran por todos lados, constatando que no hay peligro en el entorno comienzan a hablar)

C- Ya pasó la tormenta.
D- Tenemos que llevarlo a otro lugar.
C- Mejor esconderlo por un tiempo.
D- ¿Y si lo vendemos?...
C- ¿A quién le puede interesar?
D- A algún titiritero.
C- Habría que repararlo, darle una mano de pintura. Hacerle algunos cambios.

(Entre ambos comienzan a cargarlo y finalmente se lo llevan, lo sacarán de escena)

D- Hay que esconderlo, que nadie lo vea en este estado.


C- Sí, vamos, rápido, rajemos.

Entran, regresan los personajes A y B que conocimos al inicio de este juego.

A- ya lo trajeron.
B- Sí, parece que anduvo por aquí.
A- Puede que vuelva.
B- Hay que salir a buscarlo.
A- Sí, el que busca encuentra.

(Cantan juntos con tono melancólico, casi dolido)

A y B: Param Pam Pam


Param Pim Pim
Se fue, se ha ido
Ya no está aquí
Ya va a volver
Ya va a venir
Ya va a volver
Ya va a venir

(Se va desmayando el canto, se marchita en el vacío del escenario, donde las luces
declinan)

Emerge un cartel que dice:

“TRANSITORIO FINAL”
Provisorio

EPÍLOGO

(Traen C y D el Monigote, que gana el centro del escenario, aureolado por música que ha
de ser interrumpida cuando el monigote inicie su discurso)

43
DISCURSO DEL MONIGOTE

¡Ciudadanos
y ciudadanas!
Niñitas y niñitos
Animalitos domésticos
y silvestres
renitas y pajaritos
yo como conductor conducido
les digo.
Que el señor titiritero
es quien ha armado
este juego
No me tiren con tomates
ni tampoco con repollos
tampco huevos podridos
Aquí estoy porque me han traido
Ahora voy a cantar
y cantando me despido
Param Pam Pam
Param Pim Pim
Ya he llegado
Ya estoy aquí
Se fue, se ha ido
Ya va a volver
Ya va a venir
Param Pam Pam
Param Pim Pim

Canta todo el elenco a coro y desfila detrás el muñecote.

FINAL REAL

Palabras para el final que ha de decir “El Titiritero”


(Cuando terminan canto y desfile, el titiritero sale a enfrentar el público)

El Señor Titiritero: Como ustedes saben


lo sospechan
les han contado
Yo soy el responsable
El que maneja
Manipula.
“El Señor Titiritero”
He comprado este monigote
Lo llevo
Lo traigo
Lo manejo

44
Necesito eso sí, textos nuevos.
Si entre ustedes hubiera un autor
capaz de tejer otras historias.

Necesitamos otros cuentos.


El monigote los va ha representar
se los prometo yo “El Titiritero”

El monigote es mío
lo he comprado, en una tienda de trastos viejos.
lo hallé tirado.

Ahora yo soy el dueño


no olviden de traerme
otras historias
otros cuentos.

Que se refieran a los tiempos que vivimos


cuentos nuevos
cuentos nuevos…

45
46
PRÓLOGO DE OSOBUCO

Esta presentación debe hacerse en el tono y ritmo que corresponde a la pieza en su


totalidad lento, grave y meditativo.

Las cosas que aquí sucedan no nos deben


inquietar,
pues no le pasa a cualquiera lo que al pobre
General.
Que por su orgullo se condena.

Lo que surge de esta escena tiene un algo


de verdad,
hay más de un mortal que tiene
aunque no lleve galones
manías de militar.

Meditar sobre estas cosas


a nadie le viene mal,
y a aquél que no le importa
lo que pasa y pasará,
está diciéndole al Diablo,
que lo venga a visitar.

Es gran defecto la soberbia


más aún la vanidad;
los defectos que tenía
en excesiva medida,
este pobre General.

Para mostrar su condena,


de muy pocos personajes
tendremos necesidad.

Su hija que ha bautizado


con el nombre de Desdémona,
un joven que la enamora,
espirituoso poeta.

El endemoniado dueño
de las ardientes cavernas
y al terminar la huesuda,
la de la cita postrera.

47
¡Atención! que ya se empieza...

Las condenas (Historias con el Diablo, el amor y la muerte)

OSOBUCO SOBERBIO

Condena Ultra violenta


_____________________________________________________

Finge la escena frente de augusta casa mirando hacia un gran jardín. En toda la
arquitectura se entretienen cornisas, escalinatas, columna, puertas, ventanas y otras
menudencias, creando conjunto que podría suponerse algo así como ambiente
neogrecorromano.

La hora debe enterr que es el amanecer, pero un amanecer de pesadilla, un despertar de


noche mal dormida. Así parece haberle ocurrido al primer personaje que asoma por la
gran puerta y comienza a pasearse a lo héroe entre columnas. Mientras habla y gesticula…

ESCENA 1
_______________________________________________________

¡Oh! Sueño...

(Dígase tantas veces como el actor sea capaz de hacerlo sin aburrirse ni aburrir:)

¡Oh! sueño terrible sueño


dormido lo he padecido
sigo espantado despierto.
Pesadilla fue inspirada
parece por el infierno.

¡Oh! sueño maldito sueno


¿por qué olvidarlo no puedo?

Mi hija, mi amada hija,


soñé que estaba en amores
con un simple y vil villano.

¡Por mi honor! tamaña cosa

48
jamás podré soportarlo.

Mi hija sólo ha de ser


para un noble caballero
o un militar de alto grado.

¡Voto! al diablo que a la guerra


debo marchar al momento.

Jefe soy de un regimiento,


aguardan órdenes mías
tanques, tropas, fusiles, bombas.

Y aquí quedará mi hogar


con la hija de mis sueños
entre paredes guardadas.

Tesoro, inmenso tesoro


con celo debo cuidarla.

ESCENA 2
_______________________________________________________

(Como alada criatura llega la hija, joven y bella, élitro de luminosa inocencia.)

DESDÉMONA

¡Ay! padre, que pasa padre


padrecito del alma mÍa
que me llama tan de golpe
que me llamas tan de prisa
aquí esta tu querida hija.

GENERAL

¡Hija del alma! tu padre,


que a más de padre es soldado,
y por soldado le obligan
a abandonarte un momento
para cumplir los mandados.

DESDÉMONA

¡Oh! padre, por que no dejas


oficio tan poco grato.

49
GENERAL

Es un oficio muy noble


y no puedo abandonarlo.

DESDÉMONA

Lo que de mí te separa
nunca podré yo apreciarlo,
también noble oficio es,
hacer muebles o zapatos,
y ningún zapatero deja
sus hijos abandonados
para marchar a matar
inocentes seres humanos.

GENERAL

¡Hija! qué ideas las tuyas,


qué palabras has pronunciado.
Te olvidas del alto honor
de ser hija de un soldado.

Yo voy en busca de gloria


y no de un vulgar zapato.

DESDÉMONA

Perdón padre, soy muy niña


y el amor me hace imprudente.
GENERAL

Bien hija, dadme un abrazo


mi dulce niña inocente,
en el momento me marcho.

Cuando vuelvas te casaras


con un noble caballero
o un militar de alto grado.
Ten cuidado del amor
que te ofrezcan los villanos,
ten cuidado, ten cuidado ...

(La niña rompe en armonioso llanto mientras su padre la llena de mimos.)

Cesa ese llanto, mi niña

50
cesa ese llanto y demuestra
con altivez y firmeza
que eres digna hija de la estirpe nuestra.
Muy pronto estaré de vuelta.

(Besa a su hija y se marcha. Ella como saludando a lo lejos, mira.)

ESCENA 3

(EI espacio lo llena una marcha militar que resuena cada vez más débil, lo que hace
suponer que se aleja. Con pasos tristes, como vestida en penas, entra al caserón. En ese
momento asoma, casi danzante y feliz un poeta. Si, nada más ni nada menos que un joven
y bello poeta.)

POETA

Auroras de las mañanas,


luz suave de atardeceres
rayos de luna nocturna,
la luz de mi amor envidian.

(Desdémona, que había entrado en su casa, asoma ahora por la ventana mientras
acomoda unas flores en el alféizar. Hay un banco de piedra junto a la ventana sobre el cual
él se arrodilla.)

Dichoso vuelvo a mirarte


temiendo que me despierte
de sueño tan placentero,
descubriendo ser mentira
lo que soñé verdadero.

DESDÉMONA
(Pasa ella) ¡Oh! dioses por qué tan duros
habéis sido con mi vida,
ponerme en trance tan cruel
sentir que el amor me llama
y no poder ir hacia él.

POETA
Por qué no quieres mirarme
¿ni a mis palabras contestas?
¿Acaso ya no me quieres?
¿qué es lo que de mí te aleja?

DESDÉMONA
No, no es que ya no te quiera...

51
POETA
¿Por qué entonces me esquivas
como si fuera un extraño?

DESDÉMONA

Es un imposible amarnos.

POETA
¡Cómo! qué poder secreto
tiene esa maléfica palabra
que me ha quitado el habla
y nublado el pensamiento.

DESDÉMONA

A mí tanbien me espanta
más pronunciarla debo.

POETA
¡Huyamos lejos... huyamos lejos!
donde podamos vivir nuestro sueño.

DESDÉMONA

Si, ¿pero dónde iremos?


No, mi vida, no puedo,
mi padre ... mi padre
es por demás severo.

POETA
Entonces me hundiré en la noche
en las sombras buscaré consuelo,
envuelto entre oscuros mantos
por espesas tinieblas
se apagarán mis pasos.

Adiós, único amor primero,


en busca voy de consuelo,
cuando un amor se derrumba
sólo la paz de la tumba
puede otorgarnos el cielo.

(Se va el poeta. Ella abandona la ventana y corre atraída hacia donde él, ya ausente.)

DESDÉMONA
Oh! se ha ido, se ha ido.

52
Oh! desesperación;
sola quedo en esta casa
sola yo y mi gran dolor.

Para qué quiero la vida


¿qué es la vida sin amor?
mi padre nos mataría
si le contara mi amor,
mas, antes de que él nos mate,
sola me he de matar yo.

(Comienza a caminar hacia su habitación)

Veneno tengo en mi alcoba


que calmará mi dolor.

Quiero partir de este infierno,


buscar la paz de la tumba,
en la que yace mi amor.

(Vuelve con el frasco de veneno y se pasea por el jardín)

Adiós flores que he regado


con cariño y devoción,
adiós lindos pajarillos,
horas dulces que he vivido...

Adiós. Adiós. Adiós.

Para aliviar mis pesares


un beso pongo en tu boca,
mortal veneno, te tomo,
vuelve mis carnes de piedra,
mi triste vida deshoja.

(Bebe y comienza a caminar hacia el banco de mármol. Allí recita)

¿Por qué se oscurece el día?


¿es el invierno que llega?
¿Por qué mi cuerpo se enfría?
¡Oh! muerte qué triste eres,
¡Oh! muerte, mi blanca amiga.

(En cuanto queda tendida sobre el banco, vuelve su amado.)

POETA

53
Debo llevarla conmigo,
si me ama he de obligarla
y que emprendamos la huida ...
¡Qué es esto! por mi vida,
¿está desmayada o muerta?

Desdémona, mi alma, mi vida,


despierta mi amor, despierta.

Tarde... tarde he llegado,


qué blanca estás y que fría,
la paz que viertes dormida
a acompañarte me tienta.

Este frasco es de veneno,


veneno que ella ha tornado.
Llévame donde ella habita.
Acaso pueda la muerte
lo que no pudo la vida.

(Muere, cayendo sobre el banco. Quedan los dos cuerpos acostados, tomados de la
mano. Corto espacio de silencio, determinado por el sonido del crescendo de la marcha
militar que acompañó la partida del General, ahora antecede al regreso. Al entrar a
escena sus ojos se desorbitan espantados de ver el cuadro que representan su hija junto
al poeta, los dos caídos sobre el banco de mármol)

ESCENA 4
_______________________________________________________

GENERAL
¡Horror! ¡Espanto! ¿qué veo?
mi horrible presentimiento,
mi hija junto a un villano.
Liviana como su madre,
casquivana, ¡alma ligera!

(Se acerca a castigar grotescamente, pero al dar los primeros golpes…)

¡Hija! ¿Muerta? está muerta.


Demonios de los infiernos
que el Diablo se lleve todo,
destino cruel y cobarde
ésta es obra del demonio.

Demonio, te desafío,
¡salí, que quiero pelearte!

54
(Llegado a un estado de locura, prensado por el dolor que anonada su alma, grita con el
soberano orgullo de Edipo, mas una dantesca risotada anuncia la aparición inusitada de
Lucifer, y mientras éste ríe y mira como corresponde a un Diablo, demoníacamente, el
Generalísimo se encoge como tola ordinaria.)

GENERAL
¡El diablo! ¿a qué has venido?
¿Quién te ha llamado?

LUCIFER
A ti te vengo a buscar
viejo tunante estrafalario.

GENERAL
¡No! no puedes llevarme,
tan sólo estaba bromeando.
Llévate a este poeta infame,
que estará lleno de pecados.
A mí el calor me hace daño…

LUCIFER
Daño es el que has hecho tú
a estos dos enamorados,
y yo como Diablo que soy
debo este mal castigarlo.

GENERAL

¡Oh! no diablito querido


debes estar equivocado.
Yo he ganado mil medallas
como militar rentado.

LUCIFER
Las medallas no reviven
a los dos enamorados.
Quien al amor se opone
ha hecho pacto con el diablo.

GENERAL
¡Oh! no, estas equivocado.

LUCIFER
Con tus gritos destemplados

55
me sacas de las Casillas
hoy en el infierno anuncian
Osobuco soberbio a la parrilla.

GENERAL
¡No! te prometo hacerme un santo.

LUCIFER
Vamos General, no grites,
tus promesas son en vano.
Vamos al infierno. ¡Vamos!

GENERAL
¡Oh, no ... no ... no .. !

(El General gritando y llorando y el Diablo incorruptible, como de los que ya no quedan,
tomaron pasaporte para el infierno.

En escena quedan los cuerpos de los enamorados, luego de una pausa se inicia una suave
melodía. Envuelto en ella emerge un personaje que representa la muerte, despierta
mientras tanto con muestras de asombro y desconcierto el poeta.)

POETA
¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?
qué amanecer tan extraño...

Me parece ser ahora,


el héroe de un cuento antiguo.
Envuélvenos el misterio
como si fuéramos niños.

DESDEMONA
En un lejano país,
y hace mucho tiempo,
me parece haberte visto.

POETA
Tu voz es música dulce
que en otras horas soñadas
tengo yo que haber oído.

MUERTE
Son tan jóvenes…
¿cómo no lo han de ser?
Acaban de ser nacidos.

56
Ellos de su pasado
no podrán recordar nada
es ley que caiga al olvido
sobre las cosas pasadas,
para que puedan amarse
sin estorbos ni fantasmas.

No se impacienten,
yo soy aquella que a todos espera:
la de la cita postrera.
Cuando en el infierno almuerzan:
Osobuco a la parrilla.
Todos los diablos se alegran.
Entonces puede el amor
renacer sobre la tierra.

EPÍLOGO
_______________________________________________________

Público:
Tan paciente y respetable
aquí esta historia termina.

Quede entre ustedes el mensaje


con aires de moraleja
de la vanidad y la soberbia
es necesario cuidarse.

Pues el final ya se sabe


son las ardientes cavernas.

TELÓN

57
DRAMATIS PERSONAE

UN SERENO POLICÍA

UN LADRÓN INQUIETO

UN JOVEN ENAMORADO CON TENDENCIA A POETIZAR,


LLAMADO ANSELMO

LUCÍA, SU ENAMORADA

SU PADRE, UN USURERO

LUCIFER

LA MUERTE, LLAMADA TAMBIÉN LA HUESUDA

58
PRÓLOGO

(Preferiblemente cantado, más que preferible, casi indispensable, al igual que el epílogo que debe ser
también cantable).

Que ya comienza señores


que ya se inicia
la historia breve y concisa
de quien fue a dar al infierno
por su alocada avaricia,
atención que ya se inicia.

Esta historia han de jugarla


por orden de aparición.
Un sereno policía
un noctívago ladrón
un joven enamorado
que raptará por amor
su tierna y muy dulce amada
su padre que es usurero
un Diablo de largos cuernos
y la huesuda y macabra
dueña de los cementerios.

Que ya comienza señores


que ya se inicia
la historia breve y concisa
de quien por salvar su oro
a la muerte entregó a su hija.

La avaricia y el horror,
el amor y la virtud
estarán jugando aquí
una misteriosa alquimia.

Al iniciarse este juego


estarán los personajes
como rivales equipos
no hay lugar a confusión
cada personaje tiene
sus rasgos bien definidos.

Miren a quién apostar

59
puede triunfar la avaricia
como vencer el amor.
Atención que ya se inicia.
¡Atención! ¡Mucha atención!

Alerta estén los sentidos


que comienza la función.

ESCENA 1
________________________________________________________

Es de noche, noche cálida y lunosa, métase la luna por donde venga bien o a
gusto o preferencia.
Todo debe indicar que estamos en la hora propicia para que se desplacen sere-
nos policías, ladrones furtivos y enamorados clandestinos, aficiones o profesiones
que en muchos aspectos se asemejan.
Estamos con la noche que ya señalamos frente; o el frente muestra una
augusta casa señorial que ostenta y habla de la riqueza que suele acumular la pro-
fesión de la usura; acumula por lo tanto este frente todo tipo de ornamentos entre
balcones, puertas, rejas, en un estilo arquitectónico que se puede definir como
"nuevo riquísimo exhibicionista ostentoso" o "Nuevoriquísimo ostentoso
exhibicionista”.
Por delante de esta casa neoseñorial pasa pegando sus característicos pitidos,
pitando a intervalos, el serenísimo y calvo policía nocturno para dejar constancia de
que anda y andando vigila el sueño de los contribuyentes o abonados.
Apenas pasado el sereno policía, asoma a la manera como lo saben hacer los
cacos o rateros, un ladrón nocturno, lleno de temores y despertando todo tipo de
sospechas, no cabiendo duda alguna sobre qué tipo de inquietudes lo mueven o
agitan, el robar, el apoderarse de chucherías ajenas.
Ajeno a estos sucesos el sereno policía continúa soplando y haciendo sonar a
intervalos regulares su pitido -sonido que pone un cierto escalofrío o cosquilleo en
la médula espinal del ladronzuelo -. Es una parte de los placeres del oficio, este cos-
quilleo.
Valiéndose de sus mañas artes o artimañas entra el ladrón en casa del avaro, al
tiempo que llega o asoma mezcla de bailarín y gato enamorado un galán, el galán de
nuestra historia que mira y suspira, suspira y mira y finalmente llama con dulces
tonos melosos a su amada.

ANSELMO

Lucía… Lucía

(Pausa preocupante)

Lucía, ¿por que no acudes?


¿Es que acaso estás dormida

60
mientras esperándote estoy
bajo la noche infinita?
¿Acaso ya has olvidado
las promesas convenidas?
Lucía, Lucía
¿En tu lecho estás dormida?
EI tiempo de pies alados
me hace temer que perdamos
esta hora tan propicia.
¡Acude, dulce Lucía
que las sombras nos cobijan!

(Asoma Lucía por el ventanal ubicado en el piso alto)

ANSELMO
¿Por qué retardas el acudir a la cita?
¡Lucía! ¡Oh luz que su rostro envía!

LUCÍA
Anselmo, embelesada y sumida, mientras
esperándote estaba
arrullada por tu voz
quedé en sueños detenida
que dormir no necesito
desde que en sueño tan bello
has transformado mi vida.

ANSELMO
Baja ya dulce Lucía
baja pronto de tu alcoba
es necesario que pronto
emprendamos la partida.

LUCÍA
EI temor de hacer sufrir
al propio autor de mis días
me retiene aquí en mi cuarto
me hace ser indecisa
no quiero causar dolor
a aquel que me dio la vida.

ANSELMO
¡Oh, te suplico Lucía
que más tiempo no perdamos!
Una barca hay en el puerto
aguardando nuestra huida.

61
LUCÍA
Anselmo ¿por qué tan duro es
el amar sobre esta tierra?

ANSELMO
Son cosas para las cuales
nunca explicación tendremos.
Tu padre que nunca duerme
pues con un ojo descansa
y con el otro vigila
por temor a que le roben
su fortuna mal habida
me temo que se despierte
y acabe nuestra alegría.

(Al momento se escuchan gritos del avaro)

AVARO
¡Socorro, socorro, me han robado!

(Que puede repetirse en los tonos y las veces que estime necesario el intérprete, mientras
su director se lo permita o recomiende). (Sale el ladrón que es el mismo que en la casa
había entrado anteriormente. Lleva consigo un cofre de regular tamaño del que cuelgan
collares y brillante pedrería. Llega detrás de él, el avaro a los gritos terriblemente desespe-
rado.)

AVARO
¡Me han robado, socorro! ¡Me han robado! ¡Justicia, justicia!
Agárrenlo que se lleva mi fortuna. ¡Ay, que me roba la vida!

(Corren el ladrón y el avaro hacia supuestas calles fuera de la escena.)

LUCÍA
Pobre padre, le han robado,
me da pena abandonarlo.
¿Qué hacer, dioses míos? ¿Qué hacer?
Oh, terrible cupido
¿seguir mi corazón
o cumplir con mi deber?

ANSELMO
No hay tiempo ya que perder, huyamos
antes que vuelva,
la calle está libre ahora.

62
LUCÍA
No, no puedo ser tan cruel,
destino tan inclemente
que pone a prueba tan dura
mi corazón inocente.

ANSELMO
El corrió tras su pasión
que es oro acumulado,
nosotros vamos ahora
mi sueño a navegar
hacia el mundo donde van
los que están enamorados.

(Sale la pareja de enamorados y por el lado opuesto entra a los gritos el avaro)

AVARO
¡Justicia, justicia! ¿Para qué pago mis impuestos? Nadie acude a mi
llamado. Me han robado. ¡Socorro! Me han robado. Que agarren al
ladrón, que la lepra le devore las manos.

(Los vecinos comienzan a reaccionar con gritos y arrojando objetos al pobre avariento,
cuando este intercambio llega a su máxima expresión, llega pitando mas sin perder sere-
nidad, el sereno policía.)

POLICÍA
¿A qué se debe este escándalo? ¿Que es lo que aquí está pasando?

AVARO
Sucede que me han robado.

POLICÍA
¿Le han robado?

AVARO
Sí, me han robado.

POLICÍA
¿Dónde le han robado?

AVARO
En mi casa

POLICÍA
¿En su casa le han robado?

63
AVARO
Sí, no perdamos más tiempo, hay que salir a apresarlo.

POLICÍA
¿A quién quiere apresar usted?

AVARO
Al ladrón que me ha robado.

POLICÍA
¿Quién le ha robado?

AVARO
¡Un ladrón!

POLICÍA
¿Usted sospecha que era un ladrón?

AVARO
¡Por mis barbas!

POLICÍA
Serénese y explíqueme con calma su situación.
¿Cómo era el ladrón?

AVARO
Feo, terriblemente feo.

POLICÍA
Bien. ¿Cómo vestía?

AVARO
Mal, de ladrón.

POLICÍA
Vestía... ¿y usted? Antes que nada debo ocuparme de usted, por
ruidos molestos a altas horas de la noche. Vestimenta indecorosa.
Falta de respeto a la autoridad. Por todo ello tendrá la pena que el
código otorga en estos casos.

AVARO
¡Maldición!

POLICÍA
Ahora mantenga la calma y explíqueme por donde entró y salió el ladrón.

64
AVARO
Entró por esta puerta que siempre tengo cerrada y salió por…

(Observa que están abiertas de par en par las hojas del ventanal)

¡Oh ... Oh ... ! ¡Mi hija! ¡También se robó a mi hija! El que ha entrado en
esta casa no pudo ser un ladrón. No, el Diablo es quien me ha robado, tan
solo el Diablo pudo haber sido. ¿Cómo pudo abrir la puerta y llevarse a mi
hija? EI Diablo es quien me ha robado, esto es obra de Lucifer. Sólo él
pudo haber sido.

Este pueblo está embrujado.


Es un pueblo pecador,
habitado por demonios,
que el infierno los parió.

(Entre risotadas dantescas y mefistofélicas, rayos y centellas, emanaciones de azufre,


surge el rey de las cavernas. El sereno policía pierde su serenísima postura y sale que se las
pela, el avariento aterrado sólo atina a temblar y hacerse un pis.)

DIABLO
Pequeño gusanito, tiemblas. Ahora te envuelve el terror.

AVARO
Perdón diablito querido, he perdido la razón.

DIABLO
Hoy me has faltado al respeto,
me has tratado de ladrón.

AVARO
No, no quise decir eso… Estaba haciendo una broma.

DIABLO
Muchas veces me has llamado
de tu alma dueño soy,
hoy es un alma más pura
la que tu señor codicia.
Sólo calmaré mi furia
con el alma de tu hija
y además tendrás que darme
la mitad de tu fortuna.

AVARO
¡Oh! Diablito querido
¿cómo te podré pagar?

65
De mi desgracia te burlas.
Ya mi fortuna y mi hija
quien sabe donde andarán
ambas cosas he perdido
¿cómo te voy a pagar?

DIABLO
¿Te olvidas que soy el Diablo
y que los puedo encontrar?

AVARO
¡Oh, diablito querido!
¿Los puedes encontrar?

DIABLO
Dejame ahora pensar…

(Ceremonia del pensar)

Tu hija está en este momento...

AVARO
Y mi cofrecito... ¿no lo ves?

DIABLO
No me interrumpas... La veo junto a un apuesto galán, están ena-
morados...
van tomados de la mano ... no hacen más que suspirar.
Tenemos que esperar.

AVARO
Esperar… ¿Qué es lo que hay que esperar? ¿A que se gaste mi dinero?

DIABLO
A que se desenamoren.
No hay amor que dure mucho
esa es mi tranquilidad.

AVARO
No, no podemos esperar.
Dices que hueles a amor,
la pasión que más consume.
Adiós mi platita, adiós.
No, no podemos esperar
yo quiero tener mi oro... mi oro.

DIABLO

66
Te he dicho que no puedo, tenemos que esperar.

AVARO
Se gastarán todo mi dinero
tienes que traerlos ahora ...
¡Ay, me falta el aire, me ahogo!
Quiero mi dinero, mi dinero.
Si no puedes traerlos
me voy a morir de pena.
¡Ay! Me muero, me muero.

DIABLO
Has mencionado a la muerte
y la muerte tal vez pueda
cómo no se me ha ocurrido antes
la muerte puede traerlos.

(Ceremonia de invocar a la muerte.)

¡Huesuda! Dueña y señora.


Ama de los cementerios,
macabra amiga te llamo,
soy Lucifer el tremendo
que te invoca en esta noche
que necesidad tenemos
de combatir al eterno
enemigo común nuestro

Es una pareja joven


la que esta noche te ofrezco.
Tráelos callada amiga
con el frío de tus manos
con la niebla de tu aliento
petrifica sus sentidos
envuélvelos en tu invierno.

(Aparecen, surgen la pareja de enamorados, juntos, tomados de la mano. EI avaro va


hacia ellos reclamando su oro. No ha visto que detrás de ellos está la muerte. Esta se hace
evidente y el avaro retrocede, preso de espanto).

AVARO
¿Dónde está mi oro? ¿Dónde lo han metido? Se lo gastaron todo,
degenerados, viciosos...

(Al surgir de pronto fa muerte)

¡Oh, que miedo...!

67
(Se refugia junto al diablo)

Diablito, interrógalo, pregúntale por mi oro... mi cofrecito, pregúntale


dónde está.

DIABLO
¿Dónde han metido el oro? ¡Respondan!

AVARO
Lagarto barbilindo, responde o te arrancaran las uñas y los pelos.

DIABLO
Estoy esperando. ¿Por qué no contestan?

AVARO
Diablito, tortúralo, que nos diga dónde está el dinero. Quémale las
pestañas y los bigotes.

DIABLO
Siguen enamorados, no podemos tocarlos. Muerte, llévatelos antes de
que haga una barbaridad.

AVARO
No, no se lleve a mi hija.

DIABLO
Separarlos no podemos. ¡Llévatelos, huesuda!

AVARO
Yo sí puedo.

(EI avaro extrae un puñal o cuchillo con el que se dispone a cortar la mano del galán.)
(Espantado).

DIABLO
¡No! ¡Imbécil ignorante! no podemos tocarlos, se estrellarían los
planetas,
esos malditos poetas
han dicho que el mundo gira
sobre el eje del amor.

AVARO
No, que no se lleve a mi hija.

68
DIABLO
A qué lloras por tu hija
una simple y vil ramera,
¿acaso no ha sido ella
autora de tu desventura llevándose
tu honra
además de tu fortuna?

AVARO
Es verdad diablito
soy el ser mas desgraciado
todo lo he perdido
que se la lleve por mala.

(Sale la Muerte llevándose a los enamorados. También cabizbajo y derrotado, mordiendo


su furia sale el Diablo. Queda solo el avaro en un rincón llorando como un animalito
desprotegido, lastimado. Llega el caco. Trae consigo el cofre que se había llevado al
principio, lo deja con gesto de pesar y arrepentimiento junto al avaro. Este sigue llorando
con un llanto que inspira compasión y lástima. Ido el ladrón en habiendo dejado el
codiciado cofre alza su mirada el avaro y entre incredulidad y asombro, ve brillar detrás de
la cristalería de sus tristes lágrimas la imagen de su amado cofrecito y exclama el avaro.)

AVARO
¡Oh! Es... una ilusión... un sueño, una alucinación lo que estoy viendo.
Aquí, frente a mí de nuevo. ¿Cómo has vuelto? Sería demasiado cruel que
no fueras más que un espejismo. Un sueño que se desvanecerá al intentar
tomarlo. Tengo miedo, miedo de tocarte, de acercar mis manos que te
desean y de pronto no seas cierto. Te toco, no te toco. ¿Debo o no debo
acariciarte cofrecito, abrazarte contra mi pecho?

(Con temor y cautela se acerca al cofre y finalmente lo toca y llenándose de júbilo se


abraza a él a medida que se vuelve certeza real su materia.)

¡Oh! cofrecito, cofrecito, ¡Ay! me devuelves la vida, vuelve la sangre a mi


cuerpo, respiro mucho mejor, te guardaré bajo tierra donde nadie
te descubra, te esconderé donde nadie imaginárselo pueda.
Cofrecito, cofrecito. Tu y yo solitos.

(Surge entre gritos y risotadas Satanás.)

DIABLO
¿A dónde vas gusanito?

AVARO
¿Qué pasa? ¿Qué es lo que deseas?

DIABLO

69
La mitad de tu fortuna, esa ha sido la condena.

AVARO
No diablito querido, no, mi oro no,
no puedes quitarme mi oro.

DIABLO
¿A qué llamas oro tuyo? ¿No quieres pagar tu deuda? ¿Quieres que me
enfurezca?

AVARO
No, no puedo separarme de lo que me da la vida y razón de mi existencia.

DIABLO
Ya se agota mi paciencia
has firmado tu sentencia
ahora me llevo todo
a ti junto con tu oro
a mis oscuras cavernas.

AVARO
¿Junto con mi oro?
AI infierno pero con mi oro
eso si, al infierno los dos juntitos
con mi oro, si, al infierno,
pero con mi oro
los dos juntitos en el infierno
uno y otro para siempre en el infierno ...

(Tremenda carcajada de Lucifer llevándose a ambos elementos al infierno.)

DIABLO
¡ja, ja, ja, ja! los meteré en un caldero
a cocinarlos a fuego lento
hasta volverlos sustancia destilada
esencia de la avaricia
que luego haré beber
a mis futuras víctimas.

(Salen el Demonio y lo que con él se !leva y surgen en escena los enamorados traídos por la
muerte.)

LA MUERTE
No se inquieten
no pierdan la paciencia
yo soy aquella que a todos espera

70
la de la cita postrera
ellos de su pasado no podrán recordar nada
acaban de ser nacidos
es ley que caiga el olvido
sobre las cosas pasadas
para que puedan amarse
sin estorbos ni fantasmas.

LUCÍA
Hace mucho, mucho tiempo
yo recuerdo haberte visto.

ANSELMO
T u belleza se me hace
también algo conocido.
LUCÍA
Es posible que en algún sueño
algún sueño que he tenido
estuvo un ser como tú
haciendo que yo soñara
esto que ahora yo vivo.

ANSELMO
Todo resulta tan nuevo
y a la vez tan conocido
desde siempre se me ocurre
te recuerden mis sentidos.

LA MUERTE
Ellos han regresado
a vivir una vida nueva
pues
cada vez que un avaro se condena
el amor renace
y la vida se renueva.

Ustedes no se impacienten
yo soy aquella que a todos espera
cuídense de la avaricia
vieron cómo a los avaros
el demonio se los lleva
si quieren ir al infierno
ya saben como se llega
acumulando fortuna que es disfrazada pobreza
aquí termina esta historia
les dejo la moraleja
la avaricia a los mortales

71
al infierno se los lleva.

EPÍLOGO
_____________________________________________

La historia a ustedes presentada


ha llegado a su final
la intención que aquí nos trajo
creemos que se ha cumplido.
Ustedes han aprendido
como cae, se precipita
a arder en el fuego eterno
como se hace candidato
un avaro a los infiernos.

Así quedan advertidos


para que luego no digan
a la hora de saldar cuentas
"Ay diablito, no sabía
no entiendo por qué me llevan".
Que aquí se acaba señores
que aquí termina
la historia breve y concisa
de quien fue a dar al infierno
por su alocada avaricia.

De quien por salvar su oro


a la muerte entregó a su hija.
La historia en que el amor renace
y se condena la avaricia.
Señores aquí termina.

TELÓN

72
73
EL PAYASO Y EL PAN
Una historia sólo para tontos

El País de los Cerezos


y
El Payaso y el pan

RELATOR:
Se me ha ocurrido que es necesario e importante, casi indispensable, que yo les presente, les explique
algo sobre la vida y el carácter de los personajes que van a participar en este juego, el anunciado juego
“EL PAYASO Y EL PAN”! Un minuto de tolerante paciencia y los traeré ante ustedes para presentárselos.
(PAUSA) Sí, es necesario que yo les cuente algo sobre sus vidas. Nos va a ayudar a entender el por qué
de muchas cosas.

Aquí están. Este es Fenelón (LO MUESTRA), el payaso Fenelón. Y este otro es William Fox and Foster.
Obsérvenlos ustedes bien. Son algo diferentes, algo bastante distintos; casi diría que no se parecen en
nada. Alguien - no recuerdo quien - di jo que “a cierta edad todos somos culpable de la cara que
tenemos". Y William Fox and Foster tiene esta cara, una cara que el mismo se hizo…

William Fox and Foster nació y vivió durante años en un país, un hermoso país llamado "EL PAIS DE LOS
CEREZOS”, fue ciudadano, fue habitante, un feliz habitante del país de los Cerezos. El amaba a su
hermoso país, no lo hubiera cambiado por nada del mundo. Pero un día… un día, no se sabe bien que
personalísimas razones lo llevaron a decidir un viaje, un largo viaje que lo alejó de su país natal, de su
amado rincón natal. Partió hacia una gran ciudad. Su plan, su objetivo era el de ganar dinero, de un "
self-made man", ser un V. I .P., en fin, un hombre de capital, de prestigio. Pienso y digo, pero no estoy
del todo seguro; lo realmente seguro es que se propuso hacer fortuna. Canalizó, organizó su vida hacia
ese preciso objetivo: ganar dinero. Al llegar a la gran ciudad se instaló en una humilde pensión, organizó
sus días, sus horas, sus minutos, todas sus energías hacia el claro objetivo. Se hizo un severo plan de
vida, evitando con ejemplar voluntad, todo lo que pudiera apartarlo o ir contra su soñada meta.

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Los amigos que no le fueron útiles, las reuniones o asociaciones en que no se tratara de negocios y,
sabre todo, evitó con heroica, titánica entereza, esa pasión humana que tanto consume, que produce
tanto gasto y desgaste el amor.

Fue un ciudadano ejemplar de la gran ciudad: no fumaba, no bebía, se lavaba él mismo su única muda
de ropa, planchaba su humilde pero pulcro traje. No llegó nunca a formarle rodillera a sus pantalones.
Fue un ciudadano ejemplar. En las escuelas, los educadores en las clases de moral o educación cívica,
en los discursos, lo ponían como ejemplo de vida a los niños y a los alumnos. Sus frases se acunaron en
las mentes de maestros y discípulos:

- Orden y progreso.
- El ahorro es la base de la fortuna.
- Quien guarda, tiene.
- Dime con quién andas y te diré cuanto ganas.

Pero… estoy cometiendo un muy lamentable olvido. Es necesario que ustedes sepan, antes que nada,
que William Fox and Foster amaba a su país, lo amaba con todo el amor de que era capaz. Creo que
esto ya lo dije, pero lo que no dije aún es que el deseaba volver a su pare. En cuanto hubiera cumplido
el plan que se había propuesto, regresaría. Más, para regresar al País de los Cerezos no existían mapas,
ni guías, ni brújulas, ni compañías de turismo, ninguno de los medios usuales por los que la gente sabe
orientarse. No, nada. Para volver a ese país existía una única manera, una singular y única forma. En el
tiempo en que florecían los cerezos, mediante el olfato, por el vaho perfumado de las flores, podía
guiarse y regresar, sí, regresar guiado por el perfume de los cerezos. Esta era la única manera.

Y ahora continuemos. Volvamos a hablar de William Fox and Foster, que lo teníamos en a ciudad
ganando dinero.

Pasó el tiempo - no se cuánto - el suficiente, el que necesitó emplear para acumular la suma, la cantidad
de dinero que lo convertiría en un hombre de fortuna. Se dispuso a regresar. Había llegado el día, el
calendario indicaba el tiempo en que debían florecer los cerezos en su amado país. Por la noche
preparó sus maletas, ordenó todas sus cosas, acomodó el dinero y se acostó a esperar la mañana,

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teniendo todo en orden. El señalado día amaneció radiante. Mister William se levantó más temprano
que de costumbre, casi diría que no durmió en toda la noche, que estuvo desvelado esperando.
Fue hacia la ventana abierta de par en par. Era el día largamente esperado había un no se qué de
jubiloso en el aire. Cantaban los pajaritos, hasta las cucarachas de la pensión parecían correr jubilosas,
felices. Había llegado el día, el tiempo propicio para volver a su amado país. Como quien se dispone a
realizar algo transcendente, así como si realizara un rito, una ceremonia, se paró frente a la ventana e
intensamente concentrado, aspiro, aspiro todo el aire que le permitieron sus cavidades pulmonares.
Pero… aunque todos los detalles habían sido previamente observados y cuidados, con gran sorpresa,
mezcla de desesperación y espantoso presentimiento, no olió el perfume de los cerezos.
Le costó reordenar su mente y sus sentidos ante tan inesperada y desconcertante situación. Pensó
muchas cosas e hizo otras tantas. Repitió la operación varias veces. Pero… lo cierto, lo terrible era que
no olía los cerezos. “Tal vez mi ventana no sea el lugar más favorecido como para que llegue el perfume
de los cerezos. Subiré a la terraza, a los techos del edificio." Así pensó y así lo hizo. Subía a los techos,
anduvo por los tejados, trepó a los edificios más altos. Aspiró hasta agotarse, desesperado, con
vehemencia… y no, no olía ni el más leve olor, ni el más fugaz perfume a cerezos. “Es posible que el aire
viciado de la ciudad, los gases tóxicos, apaguen el perfume de los cerezos… Saldré hacia el campo, hacia
los bosques.” Así meditó y así lo hizo. Llegado al campo corrió y respiró hacia todos los rumbos, con
toda la intensidad que le era posible. Cayó finalmente vencido por la desesperación, la desesperanza,
ante la evidencia de que agotadas todas las posibilidades, todas las maneras, no olía, no percibía ni el
más fugaz, el más tenue perfume de cerezos.

Padeció. Sí, fue espantoso convencerse de que había perdido la facultad de oler los cerezos, de que
ya nunca volvería a su amado país.
Cayeron algunas hojas más del calendario y ya algo recuperado del fatal golpe, se fue reintegrando
nuevamente a la vida de la gran ciudad, a sus empresas. Descubrió de pronto que si bien su olfato había
perdido la capacidad de oler cerezos, en cambio si sabía advertirle el más sutil olor – bueno o malo - de
cualquier negocio. Continuó así su destino de V.I.P., de hombre de empresa cada vez más próspero y
poderoso. No podemos afirmar que sea feliz, ya que quedó en su alma una marca muy profunda de
nostalgia que se fué transformando en odio, en rencor por la vida que le jugó tan mala pasada. Y por los
cerezos, de los cuales no quiere ni oír hablar.

Y esta es la cara actual de William Fox and Foster, un ex habitante del país de los Cerezos…

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………………………………………………………………………………………………………

EL MONSTRUITO

Corresponde ahora que hablemos de Fenelón, el payaso Fenelón. Fenelón fue protagonista de un
episodio muy singular, casi fabuloso. No se si ustedes recuerdan o han leído en los periódicos, o les han
contado la historia del Monstruito que comía rabanitos.

Es así:
Una vez cundió la noticia de que había surgido sobre la tierra un monstruito - así se lo llamó al principio
- un monstruito que se comía todos los rabanitos. Como les cuento, comía rabanitos y con tal
voracidad que terminó con toda la existencia de rabanitos. Sí, se comió todos los rabanitos. Los
terráqueos tuvieron que resignarse a no comer rabanitos. Alguien pedía una ensalada de rabanitos y
se contestaba: "No hay, señor, se los comió el monstruito". Esto afectó un poco a quienes gustaban
regalarse con esta hortaliza, pero en general fue motivo de burlas y comentarios risueños. Como el
rabanito no es nada que sea fundamental en la vida, nadie se preocupó de perseguir o molestar a ese
monstruito.

Finalmente, sin rabanitos también se vive.

Pero, pero – inmediatmente surgió un pero – pues comenzaron a desaparecer los pájaros. El planeta
se fue quedando sin pájaros. Como ustedes están imaginando, el monstruito se los comía y se los
comió. Esto afectó o repercutió algo más. Algunos amantes de los pájaros hicieron causa común con
los que extrañaban los rabanitos; algunos poetas también se unieron, juntaron sus voces a las de
aquellos que se rebelaban por la falta de una tierna pechuga o una pata de gallina. Pero al tiempo no
quedó más que un proyecto de acta fundamental de una sociedad y algunas esporádicas reuniones o
manifestaciones relámpago, ¿Qué importancia vital, fundamental tienen los pájaros? Sin pájaros
también se vive.

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Mas, después de los pájaros le llegó el turno a los árboles. Bosques enteros desaparecían en las fauces
del monstruito. Aquí, en este punto, el problema tomó derivaciones insospechadas. Porque si bien se
sumaron al coro de voces que protestaban reclamando rabanitos, pidiendo protección a las aves, las
de los defensores de los árboles, también en este punto se oyó la voz de un grupo - pequeño al prin-
cipio - que simpatizaba y defendía al monstruito, adjudicándole no sé que secreta inteligencia, al hacer
desaparecer los árboles, que finalmente no resultaron más que un estorbo para la planificación de
ciudades modernas.

Y en este intermedio de disputas y razonamientos, alguien dotado de un singular poder de


observación y una clara lógica, hizo el siguiente comentario: Este monstruito debe haber crecido
mucho porque primero comía rabanitos, luego pájaros, ahora árboles. Entonces ya no puede ser un
monstruito… Desde ese momento ya no se habló del monstruito, sino del monstruo.
El monstruo seguía comiendo árboles y al terminar con ellos, su próximo alimento fueron los negros.
Devoraba gente de color, barrios, poblaciones enteras. Este hecho lo defendían. "Los negros son seres
inferiores. Este monstruo ha venido a cumplir una alta misión: ha venido a depurar la población
terrestre". Los defensores aumentaron en gran número. Sus filas realizaron grandes marchas,
manifestaciones de de todo tipo, apoyando al monstruo. Y vino a aumentar o agregar razones el
hecho de que el monstruo se ensañara con un barrio judío. Allí, en ese momento, tuvo origen hasta
una teoría filosófica, que afirmaba y daba profundísima razón de ser a la existencia del monstruo. Tuvo
hasta sus fundamentaciones de carácter sagrado, religioso. “Este monstruo lo envía la Sagrada
Providencia. Adoremos al monstruo”. Una parte de la humanidad vivía afligida, pero otra parte se
regocijaba por la existencia del monstruo. Le elevaban templos, se componían himnos, oraciones, le
ofrecían sacrificios en curiosos ritos.
Andaba de este modo la humanidad dividida entre quienes lo combatían y repudiaban y quienes lo
defendían y adoraban. Tiempos de grandes luchas, que duraron o volvieron a tomar otros rumbos el
día en que el monstruo se desayunó con un Papa… sí, he dicho un Papa, nada de con minúscula, papa
o rabanito… Sí, se comió al Papa. Cundió al principio un gran desconcierto entre los adoradores y
defensores del monstruo. No sabían como explicar este hecho, buscaron argumentos que pudieran
disculpar o absolver al monstruo:

“Habrá sido un error”.

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“No, nuestro monstruo no se equivoca: es infalible”.

“este Papa tenía rasgos negroides”.

“Y cierto oscuro origen semita”.

Por allí andaban, exprimiendo sus cerebros para justificar y salvar al monstruo, cuando de pronto la
voracidad, su voracidad, pareció perder todo orden y sentido. El monstruo comía de todo, un
general, un jubilado, un pordiosero, una corista, un rentista, una humilde vendedora de violetas. El
monstruo comía y la humanidad toda se sumergía en un enorme pánico colectivo. La unía un sólo
sentimiento común: el terror al monstruo. El terror unió a la humanidad.

Desde ese momento, unida como nunca lo había estado, y después de linchar a un pequeño número
de fanáticos histéricos que aún seguían defendiendo al monstruo, se organizó para combatir al
enemigo común. La humanidad unida, de acuerdo, elevaba sus gritos:

“Muera el monstruo”.

“Hay que combatir al monstruo”.

“Unidos venceremos”

Se inició la lucha con todas las fuerzas, con todos los medios, mas el monstruo seguía devorando sin
distinción alguna entre seres, cosas, animales o plantas. Las armas hasta entonces conocidas por el
hombre, no servían de nada, mas bien resultaba un nutritivo alimento. Se perfeccionaban las armas,
se construían edificios fortificados, refugios, pero todo era en vano. Se llegaron a hacer construc-
ciones especiales donde se realizaban grandes congresos. Reunidos los seres más capaces, más
dotados, deliberaban sabre las formas, técnicas, armas, tácticas para combatir al monstruo.

Pero este llegaba de pronto y como quien se come un pastel con todo el relleno, se devoraba el
edificio con todas eminencias en su interior. Se llegó a un punto, a un estado de cosas, en que ya no
se vivía sino para combatir al monstruo. Todas las energías, todas las labores estaban orientadas

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hacia ese único, determinado fin. Ya nadie pensaba hacia otra cosa. Técnicos, científicos, hombres de
armas, industriales, economistas, se desvelaban organizando la actividad humana para capacitarla en
la lucha contra el monstruo.

Un día, en uno de esos importantes congresos de celebridades, apareció Fenelón - El payaso Fenelón
- y luego de hacer un gran esfuerzo para vencer la timidez, dijo:

“Si ustedes me permiten… Yo sé como combatir al Monstruo.”

Se hizo un silencio en el que todos los ojos buscaban el rostro, la cara que correspondía a esa voz y todos
los ojos se encontraron con el rostro sonrojado de Fenelón. Lo miraron, vieron esa cara, ese aspecto que
ustedes ya conocen.

“¿Qué hace aquí este payaso? ¿Qué burla es ésta?”.

“¿Quién nos ha querido jugar una broma? “.

“Fuera, fuera del recinto”.

Lo expulsaron. Se ocuparon de hacerlo un par de guardianes grandotes y uniformados. Luego de hacer un


pequeño acto de desagravio, continuaron deliberando los honorables señores.

Fenelón, a pesar de no haber obtenido el consentimiento de los importantes señores, se dirigió hacia el
lugar en que estaba apostado el monstruo y con sus secretas armas lo enfrentó. ¿Que sucedió
exactamente? Exactamente no lo se. Pero se cree, se comenta, se hicieron conjeturas de que se acercó
bailando, luego cantó algo, Ie contó alguna ingenua historia y el terrible monstruo se fue achicando,
achicando, achicando…

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Se dice, parece ser que el monstruo se convirtió en una pulga amaestrada con la que él, Fenelón, juega a
veces y hace números de acrobacia.

Pero todo esto en un comienzo no lo supo nadie y la humanidad siguió durante mucho tiempo fabricando
armas y afanándose como si el monstruo existiera todavía. Fenelón logró entrar nuevamente en una de
esas importantes reuniones de eminentes sabios, militares y técnicos y en un momento de grave silencio –
que eran los más – porque ya no sabían cómo ni de qué hablar, dijo: “El monstruo ya no existe. Yo lo he
hecho desaparecer “. Al momento lo volvieron a expulsar tanto o más indignados que la vez anterior.

No pasó mucho tiempo, cuando un día se tuvo que llegar a la conclusión de que realmente el monstruo
había desaparecido. Costó mucho, muchísimo llegar a esta conclusión tan dramática.
Fue espantoso reconocerlo, tener que reconocerlo, pero todo lo demostraba: era trágicamente cierto. EL
MONSTRUO YA NO EXISTIA. Un terrible escalofrío que luego derivó en una enorme cólera colectiva, se
apoderó del congreso pleno. “Si el monstruo ya no existe… ¿que haremos?". Durante años, durante vidas
enteras, no habían aprendido otro oficio que el de combatir monstruos. Y ahora ya no había monstruos.
Medallas ganadas en esa labor, cabezas calvas y enormes, desarrolladas de tanto pensar en el monstruo,
condecoraciones y distinciones merecidas por tareas, empresas, planes para combatir al monstruo, títulos…
todo ya vacío de sentido. ¡Oh! Desesperación.
Por común acuerdo llegaron a determinar que el nuevo monstruo, el enemigo de la sociedad, era Fenelón…
Y desde ese entonces lo están persiguiendo como a un feroz enemigo de la sociedad, del bienestar social,
como un alterador del Sagrado Orden.

……………………………………………………………………………………………………

Y ahora le llega el turno a la historia de "EI Payaso y el pan", y con lo que llevan sabido,
comprenderán por qué nunca podrían llegar a entenderse dos personajes protagonistas de
dos historias tan distintas, dos personajes como William Fox and Foster y el payaso

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Fenelón. Sí, es que cada uno tiene una particularísima manera de ver la vida...

Utilería, muy poca: una escoba, un pan, dos carteles

Personajes, más que pocos: (Por orden de aparición) Bermicheli. Fenelón. William Fox and
Foster.

Los hechos a que vamos a referirnos transcurren en un circo.

Diremos, entonces, lugar de acción: Un circa. Su propietario actual es Don Bermicheli y,


según el orden que ha dispuesto el autor, es el primero que debe aparecer. Allí viene. Anda
buscando a Fenelón.
Bernicheli: -Yo soy el dueño de este circo. Sí, soy don Bermicheli. No vayan a suponer... ¡no,
no y no!, no supongan que yo represento… Yo soy, soy don Bermicheli. Aquí no es como
en el teatro donde a ustedes les ofrecen personajes representados. No, yo no represento.
Yo soy don Bermicheli, el dueño de este circo, este circo que lleva mi nombre. ¿Ustedes
saben leer? lean entonces. ¿Qué dice allí? "Gran circo Bermicheli". Así que no me miren
con ojos de espectadores de teatro; ya les he dicho que yo no soy ningún personaje
representado. Yo soy yo y hago lo que a mí se me antoja y no lo que a un autor se le pueda
ocurrir. Y ahora se me antoja buscar a Fenelón porque veo que todo está muy sucio y
Fenelón es el responsable de la limpieza. (Pasa la mano y huele las casas. Sale llamando)
¡Fenelón! jFenel´pnl
Entra Fenelón muy feliz.

Fenelón: -Ustedes ya saben quien soy, pero debo decirlo para evitar cualquier
equivocación y porque existe gente que no entiende sino después de mucho repetirle las
cosas. Yo soy el payaso Fenelón y vean qué desgraciado soy. Don Bermicheli es mi patrón.
¡Qué profunda es mi tristeza! Yo quiero ser cantor y él dice que no, que no, que no, que
debo ocuparme de la limpieza. Mas, cuando puedo, yo me escapo a la laguna donde hay
una rana muy talentosa y que enseña canciones como ésta:

Cri tu cri, cri tru cri,


cri tu crito,
debajo del agua
croaba un sapito,

Cri tu cri, cri tu cri,


cri tu criyo
por qué es que no llueve
o garúa finito?

Se escucha la voz de Bermicheli llamando desde el interior

Bermicheli: - ¡Fenelón! (Toca un pito.)

Fenelón: - Don Bernicheli me está buscando. Voy volando. (Sale.)

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Bermicheli (Enlrando): - ¿Dónde se habrá metido este payaso bandido? ¡Fenelón! (Lo
busca por todos los rincones, Fenelón entra y choca con Bermicheli) ¿Dónde estabas
metido?

Fenelón: - y, estaba, estaba…

Bermicheli: - ¿Dónde estaba?

Fenelón: - Estaba en la laguna, con doña Rana.

Bermicheli: - ¿Con doña Rana?

Fenelón: - La visitaba.

Bermicheli: - ¿A quién visitaba?

Fenelón: - Doña Rana.

Bermicheli: - ¿Y qué hacía con Doa Rana?

Fenelón: - Cantaba.

Bermicheli: - ¿Cantaba?

Fenelón: - Cantaba.

Bermicheli: - ¿Qué cantaba?

Fenelón: - Cri tu cri, cri tru cri, cri tu crito.

Bermicheli: - ¿Cri tu cri, cri tru cri, cri tu crito?

Fenelón: - Debajo del agua croaba un sapito.

Bermicheli: - Croaba un sapito. ¿Y quién limpia el circo? (Silencio) ¡Vaya a buscar la


escoba! (Sale Fenelón, triste.) ¡Corra! (Fenelón corre. Bermicheli rezonga.) La laguna, doña
Rana, cri tu cri, cri tu crito… Doña Rana.

Fenelón (Entra con la escoba y limpia.): -Yo con todo mi talento, tener que estar haciendo
esto. (Barre y se queja. Luego se detiene.)
Bermicheli: - ¡FeneIón! (Fenelón barre ligero.) ¡Fenelón! (Fenelón Corre a su lado.)
Fenelón: - Sí, patrón.
Bermicheli: - Escucha con atención. Yo me voy a ausentar.
Fenelón: - ¿Ausentar?
Bermicheli: - Tengo que ir a la ciudad.

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Fenelón: - A la ciudad.
Bermicheli: - Cuando vuelva quiero encontrar…
Fenelón: - Quiere encontrar…
Bermicheli: - Todo hecho, cumplido, terminado…
Fenelón: - Terminado…
Bermicheli: -Esta es la lista de los mandados. (Saca una lista y lee.)
EI león bien peinado, con agua y jabón. EI elefante elegantemente bañado. A la jirafa la
saca de paseo por la plaza. Reposo y comida para el oso. La foca que juegue a la
pelota. Fenelon, ¡a trabajar! Ahora yo me voy a la ciudad. ¡A trabajar!
Fenelón: - A trabajar.
Bermicheli: - Y nada de cantar.

Fenelón: -Y nada de cantar. (Sale Bermicheli) Y nada de cantar... y nada de cantar... León Peinetón,
la plaza con jirafa, elefante elegante, oso reposa, foca con pelota, la cebra blanca y negra, la pulga, la
culebra... (Sale.)

Entra William Fox and Foster.

W.F.F.: - Sí, soy yo el que ustedes sospechan…

Saca el cartel que dice: “Circo Bermicheli” y coloca uno más grande y en colores que dice
“William Fox and Foster – Circuscope – Estéreo Color”. Vuelve a entrar Fenelón barriendo.

Fenelón: -No tengo que cantar, hay que trabajar... (Ve a W.F.F.) ¡Oh!

W.F.F.: - ¡Good morning, Fenelón!

Fenelón: - Buen día, señor…

W.F.F.: - Mister Fox and Foster.

Fenelón: - Y mi nombre es…

W.F.F.: - El payaso Fenelón.

Fenelón: - ¡Oh! ¿Me conoce…?

W.F.F.: - El famoso payaso Fenelón.

Fenelón: - ¿Soy famoso?

W.F.F.: - Famoso y glorioso.

Fenelón: - ¿Famoso y glorioso?

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W.F.F.: -Famoso, glorioso y poderoso.

Fenelon: -No puedo seguir y perdóneme. Tengo que barrer.

W.F.F.: - ¡Basta de barrer! ¡Afuera esa escoba! Tu trabajo será un gran placer.

Fenelón: - Tengo que barrer.

W.F.F.: - ¡Nada de barrer! ¡Gloria, money, fama, poder. Es lo que te espera!

Fenelón: - Tengo que barrer.

W.F.F.: - Tienes que cantar, mostrar tu talento.

Fenelón: - ¿Cantar?

W.F.F.: - Sí. Te quiero oír.

Fenelón: - ¿Me quiere escuchar?

W.F.F.: - Sí.

Fenelón: - No, no puedo ahora. No quiere don Bermicheli.

W.F.F.: - Oh, don Bermicheli ya no vendrá

Fenelón: - ¿No vendrá?

W.F.F.: - No vendrá.

Fenelón: - ¿Nunca más?

W.F.F.: - Nunca más.

Fenelón (Llora): - ¡Oh! ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Dónde voy a ir?

W.F.F: - Te quedarás aquí a cantar, a cantar.

Fenelón: - ¿Cantar?

W.F.F.: - Sí, canta.

Fenelón: - Me da vergüenza.

W.F.F.: - Oh, canta…

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Fenelón: - Bueno, pero usted no me mire.

W.F.F.: - Oh, canta… Yo no te miro.

Fenelón: - Cri tu cri, cri tru cri…

W.F.F.: - Muy bien, muy bien.

Fenelón: - Pero si todavía no he terminado.

W.F.F: - Está muy bien. Ahora vas a cantar algo que yo te voy a enseñar.

Fenelón: - Usted me va a enseñar.

W.F.F.: - Sí, canta así:

Cri tu cri, cri tu cri


cri tu crate.
Qué rico es el chocolate
que fabrica don Tomás.

Fenelón: - ¿Quién es don Tomás?

W.F.F.: - Eso no tiene importancia.

Fenelón: - Yo nunca comí chocolate.

W.F.F.: - Tampoco interesa.

Fenelón: -No voy a poder…

W.F.F.: - ¡Oh! Tienes que poder. Vas a ser famoso, glorioso, poderoso. Radio, cine, teatro,
televisión...

Fenelón intenta cantar y no puede. Va perdiendo fuerza como un juguete que queda sin
cuerda.

Fenelón: -No puedo…

W.F.F.: - ¡Tú eres un rebelde!... ¡Canta o te voy a denunciar a la policía!


Fenelón: (Intenta nuevamente) - ¡Oh, no puedo! ¡No puedo!

W.F.F.: - Si cantás te doy un pan.

Fenelón: - ¿Un pan? (W.F.F. saca un pan.) ¡Oh, qué lindo pan! (Intenta tomarlo.)

W.F.F.: - No. Primero tienes que cantar.

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Fenelón: - Déjame sentir el olor. (Lo huele.) Déjame tocarlo. (Lo toca.) Probar una miguita
chiquitita, como la que comen los pajaritos.

W.F.F.: - No. Canta primero.

Fenelón (Intenta): - ¡No puedo! ¡No puedo!

W.F.F.: - Voy a buscar a la policía, al ejército, a la aviación. Eres un rebelde, un enemigo del progreso,
un reaccionario conservador, un cáncer de la civilización. (Sale.)

Fenelón (Solo.): - Oh, fue a buscar de todo... ¿Qué puedo hacer? Me voy a esconder en cualquier
lugar donde no me pueda encontrar. Yo me voy para allá. Ustedes si les pregunta, digan que me fui
para allá. ¡Oh, si me llegara a agarrar! No le digan par favor donde estoy: Adiós, me voy, me voy para
allá. Si llega a venir digan que me fui para allá. Me voy para allá. Adiós.

Reaparece el Relator.

Relator: - Adiós, Fenelón. Esta es la tonta historia del payaso y el pan. Si ustedes no Ie dicen a William
Fox and Foster hacia donde fue Fenelón, difícil es que lo pueda encontrar. Y así Fenelón podrá seguir
aprendiendo canciones que le enseña doña Rana y otra serie de tonterías que no sirven para nada...

TELÓN

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