Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ROBERTO ESPINA, escritor, actor, director, mimo, titiritero. Nació en Buenos Aires en el año
1926, actualmente vive en Río Ceballos, Córdoba.
En 1951 participa junto a otros jóvenes de la fundación del Teatro Escuela Fray Mocho, cuyo
conductor e inspirado creador fue Oscar Ferrigno.
En 1956 crea el Teatro Los Comediantes de la Ruta, con el cual recorre el país realizando
espectáculos y dictando cursos y conferencias.
Este andar itinerante no le abandonará nunca. Desde esas primeras presentaciones con
Fray Mocho a sus últimas apariciones en El Viaje de un teatrante serán muchos kilómetros.
Y entre función y función surgirá su obra literaria.
Entre sus obras se destacan: La República del Caballo Muerto; El té se enfría; Las Zorrerías;
La Vaca Blanca; Pepe el Marinero; Historia del Gato y los Ratones; La carpa de Trufaldino, El
Sueño del Juicio.
ÍNDICE
Jorge Villegas
1
INTRODUCCIÓN
2
los porteros,
las escobas
y las veredas.
Vaya uno a saber…
Sería como ponerse a averiguar
el por qué ciertos pájaros
se entretienen
en hacernos creer
que son una mano que anda por el cielo
o una hoja llevada por el viento
o un punto perdido en los espacios infinitos.
Son cosas que despiertan sospechas.
Sí, sospechas!
Por qué no decirlo?
Decir, por ejemplo…
Denunciar!
Preguntar!
Preguntar:
Qué secreto acuerdo,
qué ocultas intenciones
han llevado a los pingüinos
a vestir eternamente de frac.
Son los pingüinos los que plagian
a ciertos magistrados
o los magistrados quienes…?
Es difícil saberlo con certeza,
pero no podemos dejar de abrigar cierta sospecha.
Y quién, quién
puede llegar a comprender
el estremecimiento
de ciertas manzanas
manzanas de ciertas regiones del planeta,
el estremecimiento que se les produce
al sentir en su tersa piel
3
el roce, el contacto
de una mariposa nocturna?
Y no se ha dicho tantas veces
que el amor de esa fruta
está entre ella y el paladar?
Entonces…
para qué preocuparnos
en pasar el dedo
sobre la superficie de los muebles
para llegar a saber
cuánta tierra se ha acumulado?
No, no y no!
Hay tareas que no pueden realizarse,
no pueden llevarse a cabo
sin pagar su justo precio.
No hemos entregado
en pago tantas veces
pedazos de uñas,
cabellos,
alguna bolita de cera
acumulada pacientemente
en la cavidad de nuestros oídos…?
Tarea que, si fuéramos abejas
podríamos realizar
sin mayores esfuerzos.
Pero
cuánta buena voluntad,
cuánta abnegación,
cuánto desprendimiento,
altruismo, diría yo,
albergan estos sobrehumanos gestos!
Lo atroz
es…
que se nos pida de pronto
4
nuestra camiseta de frisa,
nuestro cepillo de dientes,
o la cuchara de plata
que heredamos de la abuela
o ese retrato de familia
con marco dorado a la hoja.
NO!
Es necesario
tener más condescendencia…
Condescendencia es la palabra.
Es necesario ser condescendiente.
Lo exige la convivencia.
Hay que aprender a conjugar
el verbo T O L E R A R
en toda circunstancia
de espacio, tiempo y lugar:
yo tolero,
tú toleras,
él tolera,
nosotros toleramos,
vosotros toleráis,
yo toleraría
si tú me toleraras.
Como tú me toleras
yo te tolero.
Todo puede ser tolerado.
Quién dice que NO?
Pues a los extremistas
yo no los tolero,
ni a ellos
ni a los
fanáticos
absolutistas
puristas
5
dentistas
carlistas
sufragistas
sindicalistas
espartanos
dolicocéfalos y
bosquimanos.
Y no hablemos de los Rotarianos,
esos que organizan
almuerzos y cenas…
Esto tenía que haber sido,
tendría que ser…
pero resulta que…
Sin embargo
vamos a comenzar!
Roberto Espina
6
LA REPÚBLICA
DEL CABALLO MUERTO
- El Propietario
- Ser o no ser
- Los buenos modales
7
EL TITIRITERO:
8
Personajes: A y B. (A está parado, o entra en escena feliz, y goza de los encantos del lugar.
Llega B y, sorprendido de hallarse con A, le observa, lo huele, lo toca, y finalmente, lo
increpa)
9
A: ¿Y en este?
B: Tampoco.
A: ¿Y en este?
B: ¡Tampoco! Usted no puede estar en ningún lugar. Todos los lugares son míos.
A: ¿Entonces me tengo que ir?
B: Se tiene que ir...
A: Entonces... adiós.
B: Adiós, señor.
A: Adiós... (no se mueve)
B: ¿Y?... ¿qué espera?, ¿se va o no se va?
A: ¡Ay!, es que me gusta tanto este lugar.
B: Pero usted se tiene que ir.
A: Me tengo que ir... ¡que pena!; este lugar suyo es tan hermoso.
B: ¿Le parece hermoso?
A: Si. ¡Lo felicito!, ¡es un hermoso lugar!
B: Pero usted se tiene que ir.
A: Me tengo que ir.
B: ¿Y qué espera para irse?
A: Y si yo no me fuera... ¿usted que me haría?
B: Yo lo mataría.
A: ¡Ay, me mataría!
B: Si... y con un puñal.
A: ¿Y dónde me lo va a clavar?
B: En la región abdominal.
A: ¡Ay que lindo!, me gustaría tanto morir en este lugar...
B: ¡Voy a buscar el puñal! (sale)
A: Yo amo este lugar.
B: (Vuelve con el puñal) ¡Aquí está el puñal!
A: ¿Me lo va a clavar?
B: Se lo voy a clavar...
A: ¡Ay!
B: ¡Lo maté!
A: Me mató; estoy completamente muerto.
B: (Deja el puñal y levanta a A, intenta llevárselo).
A: ¿Qué hace usted?, ¿dónde me lleva?
B: Lo llevo al cementerio.
A: ¿Porqué al cementerio?
B: Para meterlo en un pozo negro.
A: No, yo me quiero quedar en este lugar.
B: No señor, yo me lo llevo.
A: Entonces, no me muero.
B: Usted está, tiene que estar muerto.
A: ¡No y no!, yo no me muero. Yo me quiero quedar en este lugar.
B: No, yo me lo llevo (forcejean hasta que A logra zafarse y se pone a llorar
en un rincón). No llore usted que no puedo soportar las lágrimas.
A: ¡Desalmado!... ¡Hombre sin sentimientos!... ¡Cruel!... ¡Inhumano!... ¡Despiadado!...
¡Profanador!... (llora)
10
B: (Al escuchar a A, se conmueve y rompe a llorar. Lloran a coro) ¡Me ha
conmovido!, ¡tiene usted razón!, he sido muy injusto con usted, ¡déme un
abrazo!
A: (Rehúsa perdonarlo, pero ante la insistencia de B, cede. Se abrazan)
B: No me guarde rencor. Perdone, reconozco que he sido cruel. Quiero
lavar mis culpas... ¡Le regalo este lugar!
A: ¿Me lo regala?
B: Sí, es todo suyo.
A: ¿Me puedo parar en cualquier lado?
B: Puede pararse donde quiera.
A: (Se va parando en diversos lugares) ¿Aquí?
B: ¡Sí!
A: ¿Y aquí?
B: ¡Sí!
A: ¿Y aquí?
B: ¡También!, voy a buscar papel y lapicera para hacer las escrituras.
A: ¡Ay!, que en mi no quepo de felicidad.
¡Ay!, que en mi no quepo de tanta alegría.
¡Ay!, soy propietario de una propiedad.
B: (Sale a buscar lo dicho)
A: ¡Soy feliz!, ¡soy feliz porque tengo un bien raíz! (Baila y canta la canción
del propietario)
B: (Vuelve con las escrituras) Tome, éste es el título de propiedad.
A: (Toma en silencio las escrituras y comienza a leerlas. B lo observa y luego
se queda parado en un rincón. Se acerca a B en silencio.. y le dice) Usted,
¿qué hace parado en este lugar?.
B: Y... estoy parado.
A: Usted no puede estar parado en este lugar.
B: ¿Por qué?
A: Porque este lugar es mío...
B: Entonces, me voy a sentar.
A: Tampoco se puede sentar.
B: Entonces me voy a acostar.
A: Tampoco se puede acostar.
B: Entonces voy a caminar.
A: Tampoco puede caminar.
B: Entonces voy a correr.
A: Tampoco puede correr. En este lugar no puede estar, porque yo soy el dueño de este
lugar.-
TELÓN
11
Presentador: El diálogo se llama “Ser o no Ser”. Está “uno” de los habitantes de la
República del Caballo Muerto compungido, triste, en un rincón. Llega el “otro” por detrás.
Se le acerca...
12
Otro: No, no soy, no soy... ¡no!...
Uno: ¡No grites!, si no sos, ¿por qué tenés miedo?, ¿eh?
Otro: No tengo miedo.
Uno: Ah, ¿no tenés miedo?
Otro: ¡No!
Uno: Confesas que no tenés miedo.
Otro: No, no tengo miedo.
Uno: Mh... ¿Ves?
Otro: ¿Qué?
Uno: ¡Sos!
Otro: No, ¡no soy!
Uno: Sí, ¡te descubrí!
Otro: No soy, no soy.
Uno: Vamos, confesa.
Otro: ¡No!, no soy, no soy, no soy... (Llora)
Uno: Pero hombre, si yo también he sido un tiempo.
Otro: Vos... ¡fuiste!
Uno: Sí... ¿y quien no lo ha sido alguna vez?
Otro: ¡Vos fuiste!
Uno: Te digo que sí, pero ya no soy.
Otro: ¡Fuiste!
Uno: Pero ya no soy te digo.
Otro: ¡Fuiste!
Uno: ¡No grites!
Otro: Así que fuiste.
Uno: Y... sí...
Otro: ¿Sí?
Uno: ¿Y quien no ha sido alguna vez?
Otro: Ahhh...
Uno: Decime, te descubrí, ¿eh?
Otro: ¿Cómo?, ¿qué?
Uno: Vamos, conmigo no es necesario fingir, yo te comprendo.
Otro: ¡Así que fuiste!
Uno: Ya te lo he dicho.
Otro: ¿Y nunca lo confesaste?
Uno: Y... no.
Otro: ¿Por qué no lo confesaste?
Uno: Y... tenía.
Otro: ¡Miedo!
Uno: Mh, un poco.
Otro: ¡Traidor!
Uno: ¿Quién?
Otro: ¡Vos!
Uno: ¿Yo?
Otro: ¡Sí!
Uno: ¡No!
Otro: ¡Te denunciaré!
13
Uno: ¿A mí?
Otro: ¡A vos!, que fuiste, sos y serás.
Uno: No, yo fui. ¡Pero vos sos!; yo no soy ni seré.
Otro: ¡Te denunciaré!
Uno: ¡Ah!, ¿sí?
Otro: ¡Sí!
Uno: ¡Yo te denunciaré a vos que sos!; yo fui, pero vos sos.
Otro: Yo no soy.
Uno: Sí que sos.
Otro: Vos fuiste, sos y serás.
Uno: Yo fui... ¡fui!, pero ya no soy, no soy, no soy ni seré jamás.
Otro: ¡Vos fuiste, sos y serás!
Uno: ¡Sssshhhh...!; silencio... alguien viene.
Otro: Ahhh... silencio...
Uno: Que no nos vean juntos... separémonos.
Otro: Sí... pero vos ¿no vas a decir nada?
Uno: Y vos, ¿te vas a callar?
Otro: Nos callaremos.
Uno: Nos callaremos.
Otro: ¡Adiós!, no vas decir nada, ¿eh?
Uno: Nada... silencio...
Otro: ¿Nos habrán oído?
Uno: ¿Viste?, la culpa es tuya por haber gritado.
Otro: Vos gritaste primero, ¿oíste?
Uno: ¿Qué?
Otro: ¡Nos espían!
Uno: No tengas miedo, es el viento.
Otro: ¿El viento?... ¡ah!
Uno: Sí... ¡valor!...
Otro: ¡Valor!
Uno: ¿Habrá sido el viento?
Otro: Sí, separémonos.
Uno: Adiós...
Otro: Adiós...
Uno: ¿No vas a decir nada?
Otro: No... ¿y vos?
Uno: Yo tampoco.
Otro: Adiós...
Uno: Adiós...
TELÓN
14
(Llegan dos actores en opuestas direcciones y se saludan con gran amabilidad)
15
A: Será de los dos, pero yo he sido primero. Por lo tanto, tengo el privilegio.
B: Usted habrá sido el primero, pero mi gusto es más grande que el suyo...
(Pausa)
A: Bien, le concedo que el gusto sea suyo.
(Pausa. Ambos se alejan; B reacciona)
B: Faltaba más. Es suyo.
A: Permítame que le diga que es suyo.
B: Concédame el honor de aceptar que es suyo.
A: Yo se lo entrego con el mayor gusto.
B: Yo gusto entregárselo a usted.
A: Me disgustaría que usted no aceptara no tener el gusto.
B: ¿Le disgustaría?, el disgusto sería mío.
A: ¡No!, el disgusto es mío y el gusto es suyo.
B: A la inversa, señor.
A: Yo tengo el disgusto.
B: El gusto, señor.
A: ¡El disgusto!
B: ¡El gusto!... ¡o lo mato!.
A: Usted no me matará.
B: Sí que lo mataré (saca un revolver)
A: ¡Ay!, me...
B: ¿Por qué grita?
A: Porque usted me quiere matar (corre por la escena).
B: ¿Por qué corre?
A: Para que usted no me mate.
B: Sí, yo lo voy a matar.
A: ¡Ay!, ¡me quiere matar! (Corre, se detiene). ¡Un momento!
B: ¿Qué?
A: ¿Qué está usted haciendo?
B: Lo estoy persiguiendo.
A: ¿Para qué?
B: Para matarlo.
A: (Sale corriendo) ¡Aaaaayyy!… (corre para el lado opuesto)
B: ¡Un momento!
A: ¿Qué?
B: ¿No está usted cansado?
A: Sí, estoy cansado (hace demostraciones de cansancio)
B: Yo también estoy cansado (hace lo mismo)
A: Hemos corrido mucho.
B: Lo invito a descansar.
A: Sentémonos aquí.
B: Yo prefiero descansar sentado.
A: Se equivoca, mejor se descansa parado.
B: Se equivoca, mejor sentado.
A: ¿Cómo se le ocurre?, ¡mejor parado!
B: ¡Sentado!
A: (Se ríe) Pero no... ja, ja, ja... ¡parado!
16
(Ríen los dos. B reacciona de pronto)
B: ¿De qué se ríe?
A: De usted.
B: ¿De mi?
A: Sí, de usted que descansa sentado.
B: Si usted se ríe de mi, yo lo voy a matar.
A: El que lo va a matar a usted soy yo.
(Saca el revolver)
B: Yo, a usted...
A: Yo, a usted... (se disparan dos tiros)
B: Estoy muerto.
A: Yo estoy más muerto que usted.
B: Yo estoy más.
A: Yo...
B: Yo...
(Quedan ambos en el suelo)
TELÓN
17
18
Hoy comeremos gallina…
M. - Se me voló la gallina.
M. - Si no trabajas no comes.
P. - ¡María! ¡María!
19
M. - ¿Qué?
M. - ¡Marido! ¡Marido!
En dónde te me has metido.
Lo busco
rebusco
por todos lados
y no lo puedo encontrar.
20
que me llegue a resultar.
Hay quien de susto enmudece
un truco voy a emplear.
(AL PÚBLICO)
Juan- Parece que he descubierto el secreto y la manera
de que haya paz en el hogar.
Mi mujer está en silencio.
21
DIÁLOGO DE ALGUIEN QUE SE BUSCA
En un espacio despojado, exento de todo elemento, está parado “B”, observa al otro
personaje señalado como “A”.
“A” se agita, activase de un modo extraño, desplazándose por la escena. Diversos son sus
estados de ánimo, diversas son a la vez sus actitudes, conductas. Se sospecha que busca
algo.
“A” de pronto se detiene, advierte a “B” que la observa, expresa cierto desagrado,
malestar que le impide retomar su quehacer, mas ahora sintiéndose observada, esto
agrega a su accionar un tono incómodo, quisquilloso, en cierto grado de acumulación
estalla, decide enfrentar a “B”, le interroga, increpa:
B.- ¿A mí…?
A.- ¡Exactamente!
22
Estoy aquí parado mirando lo que usted hace.
A.- ¿Nada?
B.- Nada…
A.- Le parece que estoy haciendo nada, que me desvivo, agito, ando por nada?
B.- Sinceramente sí; no he podido saber qué es lo que a usted le agita tanto.
A.- Bah… Con gente como usted uno pierde el tiempo, mejor que vuelva a lo mío.
(“A” retoma su agitado quehacer, hasta que el malestar que le ocasiona la presencia de
“B”, que continúa impertérrito observándola, parado en el mismo lugar, la hace estallar
descontrolada)
A.- Se puede saber hasta cuándo va a seguir allí parado, mirándome, como un idiota
que no entiende nada.
A.- ¡¿Qué no me ha faltado… cuando se atrevió a decirme que estoy haciendo nada?!
¡Nada! ¿Eso es para usted este desvivirme buscándome?
A.- ¡Exactamente! Cosa que a usted parece no importarle un pito, no darle la menor
trascendencia.
Por qué no se retira y me deja sola, deja de estorbarme y hacerme perder el
tiempo?
(“B” permanece mudo, como paralizado, “A” lo mira, aumenta su furia y decide partir,
irse)
23
(“A” comienza a salir, pero “B” la llama, la detiene)
B.- ¡Señora… ó señorita…, usted no tiene por qué irse! Finalmente, siento que el que
tiene que retirarse soy yo.
B.- Pues…
B.- Dije que para salir a buscarme, antes tendría que perderme.
A.- ¿Qué le pasa? Por qué grita de ese modo, se olvida que soy una dama.
B.- (Confundido, idiota, desorientado) No, No… Pido mil disculpas, usted es una dama,
una dama que se busca y yo la miraba, miraba como se estaba buscando y yo
idiota, estúpido como soy no podía entender su desvelo. Usted es una dama que
se busca.
¿Hace mucho que…?
A.- Toda la vida, desde que tomé conciencia. Desde que tuve la revelación de mi
inexistencia.
24
(Se miran, breve, denso silencio en el que ambos sienten que están ante una certidumbre.
“B” lentamente dice:)
(“B” gira avergonzado, está de espaldas a “A” y monologa, mientras “A” desaparece de
escena como una sombra o fantasma)
B.- ¡Oh! Qué ciego he estado, qué ciego y torpe… mediocre… infame… inútil… Pero yo
prometo que…
(“B” gira en busca de “A” ausente, al tener la evidencia de esta ausencia, comienza a
buscarla del mismo modo, con la misma fiebre con que “A” se buscaba a sí misma.
Reaparece “A” y al encontrarlo en estas faenas le interroga:)
A.- ¡Qué!
A.- ¿A quién?
B.- A usted.
25
B.- ¿Va qué?
B.- Qué?
A.- Que no ha puesto usted el suficiente empeño, la debida voluntad? Tal vez no le
interesa tanto, lo suficiente hallarme.
B.- Así que para usted esto es un entretenimiento. Esto en lo que yo me juego la vida,
a usted la entretiene. Un juego, un simple juego.
A.- Basta de tonteras y empiece a buscarme. Búsqueme con pasión, con desenfreno,
paciencia, perseverancia, constancia, empecinado, astuto, sutil, desesperado,
esperanzado, pero búsqueme sin reposo, hágame sentir que existo.
26
A.- Búsqueme, búsqueme.
B.- Lo logramos.
27
SINTON Y NISON
EL POZO
Abrió la boca
y se sentó a esperar
a que salieran las palabras.
Sintón y Nisón
Oriundos originarios de “No hay con si no hay sin”. Supieron tener pacientes y singulares
diálogos que me he propuesto traducir, a pesar de advertírseme no sé que alerta
sentidos, de la sin razón de los mismos.
I DIÁLOGO:
28
Nisón: Es verdad, tienes razón.
Sintón: ¿Entonces?...
Nisón: ¿Entonces qué?...
Sintón: Pregúntame…
Nisón: ¿Qué?
Sintón: Lo que quieres saber.
Nisón: ¿Qué quiero saber?...
Sintón: Ya lo habíamos dicho.
Nisón: ¿Qué habíamos dicho?
Sintón: ¿Ya lo has olvidado?
Nisón: ¿De qué me he olvidado?
Sintón: De lo que querías saber.
Nisón: ¿Qué quería saber?
Sintón: Ya no te acuerdas. Empecemos de nuevo, tú llegas, me ves y preguntas, haces tu
pregunta.
Nisón: ¿Te parece?
Sintón: Si, anda y vuelve a entrar.
Nisón Sale, se reconstruye la escena inicial, en que Sintón cava y Nisón llega y pregunta:
Sintón: ¿Qué es esto Nisón?
Nisón: Una pala Sintón.
Sintón: ¿Qué hago con la pala Nisón?
Nisón: Con la pala cavas Sintón.
Sintón: ¿Qué cavo Nisón?
Nisón: Un pozo, un pozo… Veo que cavas un pozo Sintón.
Sintón: Nisón, ¿Entonces?
Nisón: ¿Entonces?... Esto ya nos ha ocurrido antes, Sintón.
Sintón: Si ya nos ha ocurrido y nos seguirá ocurriendo, mientras tú no seas capaz de
encontrar la pregunta que nos saque de esta situación, Nisón.
Nisón: Puedes tener razón, pero no tienes por qué enojarte y hablarme en ese tono.
Sintón: Tienes razón, mira mejor te voy a dar un ejemplo de cómo deberías preguntar.
Toma la pala, tú harás de Sintón y yo llego como debería llegar Nisón y preguntar.
Nisón toma la pala y hace la acción de cavar. Sintón ha salido y dice:
29
Sintón: ¿Estás listo Nisón?
Nisón: Si Sintón…
Sintón: No, debes llamarme Sintón, yo ahora soy Nisón y tú Sintón.
Nisón: Yo hago de Sintón y tú de Nisón…
Sintón: Si, ¿podemos comenzar Sintón?
Nisón: Si Nisón… podemos.
Nisón hace la pantomima o acción de cavar el pozo, llega Sintón y pregunta:
Sintón: ¿Para qué cavas ese pozo Sintón?
Nisón: Se detiene, mira a Sintón y dice: Porque me mandó Sintón.
Sintón: Sintón eres tú.
Nisón: Sí, es verdad.
Sintón: Dime entonces para qué cavas ese pozo.
Nisón: Y…
Sintón: ¿No lo sabes?...
Nisón: Sinceramente, con la pura verdad debo decirte Sintón.
Sintón: No me digas Sintón. Sintón ahora eres tú y yo soy Nisón.
Nisón: Cierto… Pues debo decirte Nisón, que no sé para qué cavo este pozo.
Sintón: Así que te dedicas Sintón a hacer cosas sin razón ni sentido. Cavas y no sabes para
qué…
30
RIGUROSA DEMOSTRACIÓN CON Y POR
DIMINUTAS HORMIGAS
REALIZAN ENSAYOS
EXPLICANDO
LA COMUNICACIÓN
Porque ustedes han de saber
que
la línea del Ecuador
posee
el grosor necesario y
suficiente
como para permitir que
dos hileras de hormigas
que se desplazan en sentidos
opuestos, puedan andar
en forma cómoda y holgada
sin causarse estorbos ni
molestia alguna.
31
¤ Una hormiguita
y
¤ otra hormiguita
y
¤ otra hormiguita
con sus patitas
suman tres (3) hormiguitas
¤+¤+¤=3
Como las hemos sumado, ellas tres, suman 3 hormiguitas con sus patitas.
Pero no sumadas son:
¤ ¤ ¤
Una otra y otra hormiguita
Sumadas eran tres (3)
Pero no sumadas separadas
son una – una y una hormiguita
Que van – se dirigen – encaminan hacia
Allá
Ahora vamos a encontrarnos con otras tres (3) que como tampoco están sumadas
resultan ser:
¤ ¤ ¤
una una y una
Allá
Hormiguitas que van todas ellas hacia la dirección que indican sus cabezas.
Podemos afirmar entonces, que gracias o debido a que ellas llevan rumbos opuestos van a
encontrarse a cruzarse inevitablemente.
32
Porque ustedes han de saber que, la línea del Ecuador, posee el grosor necesario y
suficiente, como para permitir que dos hileras de hormigas, que se desplazan en sentidos
opuestos, puedan andar en forma cómoda y holgada sin causarse estorbos ni molestia
alguna.
Sol Naciente
S
Línea del Ecuador
Cuando están casi a punto de… o en elñ instante de cruzarse, las dos columnas de
hormiguitas.
- Dijimos que inevitablemente habría de llegar ese momento.
Una de las hormiguitas, la primera de las que avanzan hacia Occidente, se lamenta,
expresa un malestar o preocupación.
Occidente Oriente
¤ ¤ ¤
¤ ¤ ¤
33
Para facilitar la comprensión de este hecho o suceso comunicativo vamos a enumerar a
las hormiguitas. Digamos que la que expresó su malestar o preocupación es la N-1, le
siguen la N-2 y la N-3, al frente tenemos las números 4 -5 y 6.
34
Se estaba a punto y en peligro, de que todo pudiera derivar a un diálogo estéril entre la
hormiguita que señalamos con el N-5 y el N-6, pero la palabra “prioridades” devolvió un
orden en el que el hormiguero es decir, la necesidad colectiva de hormiguero pasó a ser lo
primordial.
La hormiguita que señalamos con el N-1. (Señalamiento muy atinado). Resultó ser la
intérprete – queriéndolo o no, conciente o inconcientemente - la voz de una necesidad
colectiva; con su lamento interpretó una necesidad de su especie.
Volviendo nosotros hacia algo que dijimos al principio, tornando nuestros sentidos a las
primeras imágenes en las que nos referimos al sumar y no sumar. Tenemos que ahora sí
presenciamos y somos testigos de una suma real y profunda, Ya no son dos grupos, ni
tampoco una y otra hormiguita solitaria, sino que seis (6) que pueden llegar a ser muchas
más, a ser infinitas.
hormiguero
.
(Como ya no las vemos, debemos borrarlas. Queda frente a nosotros tan solo el agujero.)
agujero
.
¿Dónde están?
¿Qué harán?
¿De qué se ocupan ahora?
Nos podemos llenar de interrogantes, interrogantes que han de poblar nuestros cerebros
al igual que infinitas hormiguitas metidas en nuestras mentes.
35
Se han metido ellas en el hormiguero, un punto que se nos hace infinito en su
profundidad en la que cabe un misterio, el suspenso de lo desconocido.
Hasta aquí hemos llegado, mas, es imposible saber, hemos tocado el límite frente al cual
debemos detenernos, extraer las debidas conclusiones y resignarnos como simples
mortales que somos ante lo insondable, ante lo desconocido, ante el misterio, todo el
misterio que late en este punto en que se han metido los seres que intentamos conocer,
escudriñar…
Nos queda comos saldo positivo las conclusiones que seamos capaces de extraer, frente a
este punto que nos mira, mientras nosotros vivimos el engaño de creer estar mirándolo.
Por el contrario las de la parte inferior van de oriente a occidente (o vienen). Llevan la
misma dirección o rumbo en que el sol hace su periplo en torno de nuestro planeta tierra.
Vean ustedes ahora esta inevitable reflexión, frente a este cuadro que nos está
permitiendo tener una visión global del fenómeno. ¿Vamos a descubrir qué?
Que gracias y debido a la oposición, al sentido contrario que llevan, a esta divergencia de
destino, se torna inevitable el que tengan que cruzarse; ineludiblemente un encuentro, un
enfrentamiento. Porque si las unas como las otras hormiguitas fueran, se encaminaran
hacia oriente, muy difícil, tal vez imposible que se nos diera la posibilidad de un
36
encuentro. Una similar situación se viviría si todas ellas hubieran decidido encaminarse en
dirección contraria, es decir hacia occidente.
NOTA:
Es un deber señalar una falencia, que se hizo notar en toda esta exposición.
Nadie mencionó “Las Antenas”, las hormiguitas poseen antenas. ¿Por qué se las ignoró?
¿Es que acaso se han atrofiado y ya no se las utiliza? Nace aquí un nuevo
cuestionamiento. ¿Qué pasó, qué se quiso hacer con las antenas?
Moraleja:
y buscamos, ávidos.
ansiosos
desesperados
Sustitutos
Sustitutos Distrayentes.
Se trata al fin
de volver a “Afinar”
nuestras antenas Trinitarias.
37
38
PEQUEÑA FARSA DEL:
MONIGOTE
PERSONAJES
- El Monigote
- Caballero A
- Caballero B
- Caballero C
- Caballero D
- Ciudadano Desesperado
- Ciudadana Histérica
- Marido Furioso
- El señor Titiritero
Poniéndose a mirar
sentado
En un elegido centro.
39
Primer Diálogo de dos sombras.
A - Es necesario traerlo.
B - ¿Traer a quién?
¿A quién hay que traer?
A – A él, hay que traer a él.
¡Mira! (observan lo que pasa)
(Se desliza nube negra espesa por la altura que se supone cielo)
B- La hemos alejado.
Tengo deseos de bailar y de cantar.
A- Deberíamos hacer una marcha.
B- Y un baile, una danza.
40
(Ambos cantan y bailan)
Se fue
Se ha ido.
Ya no está aquí
La llevó el viento
Cuanto contento
Soplo soplido
De nuestras tripas
Se fue se ha ido
Ya no está aquí
Param pam pam
Param pim pim (bis)
Ahora son otros dos monigotes pequeños los que traen, cargan un gran monigote.
El gran monigote es de estructura rígida, máscara grotesca que hace todos los esfuerzos y
tensiones para provocar miedo, terror y hasta posible pánico.
Los cargadores del monigote lo dejan sobre el proscenio, descansan sus fatigadas
humanidades y comentan.
C- ¿Hasta cuándo?
D- Hasta que lo pidan, lo reclamen.
C- Lo de la nube no fue suficiente.
D- Casi, casi resulta.
C- Una nube más grande…
D- Sí y con rayos.
C- Rayos y truenos. ¡Bum! ¡Bum!
D- Con efectos lumínicos
Param Pam Pam
Param Pim Pim
Se fue se ha ido
Ya no está aquí
Ya va a volver
Ya va a venir
(Ríen juntos burlones)
C- Parémoslo aquí…
41
D- Las condiciones están maduras.
C- Yo manejaré sus brazos.
D- Yo me ocupo de sus discursos.
C- Ensayemos.
D- Por allí viene un ciudadano desesperado, oigamos lo que dice.
C- Ocultémonos.
CIUDADANO DESESPERADO: Necesitamos un líder, alguien que nos proteja y nos guíe, que
nos defienda de los peligros que nos acechan.
(Hasta ahora no ha visto al fantoche, sale)
EL FANTOCHE MANIPULADO POR D Y C: Sí… hija mía, he llegado. Ustedes me han traído.
Aquí estoy.
MARIDO FURIOSO: Fue él, seguro que fue él, la furia me posee.
Soy un marido furioso.
Toma, toma y toma.
Por faltarle a mi mujer.
MARIDO FURIOSO: Te tocó y lo confiesas, hay para ti también. Toma, toma, hay
garrotazos para los dos.
CIUDADANA HISTÉRICA: ¡Hay! ¡Hay! ¿Qué he hecho yo? Por qué me castigas. Marido.
Marido, estás ciego. Te ciegan los celos.
(Al público) ¡Qué maravilla! ¡Está celoso y me pega, me pega porque me ama!
(Salen, queda solo el fantoche, llegan C y D que antes habían puesto pies en polvorosa.
42
Miran por todos lados, constatando que no hay peligro en el entorno comienzan a hablar)
C- Ya pasó la tormenta.
D- Tenemos que llevarlo a otro lugar.
C- Mejor esconderlo por un tiempo.
D- ¿Y si lo vendemos?...
C- ¿A quién le puede interesar?
D- A algún titiritero.
C- Habría que repararlo, darle una mano de pintura. Hacerle algunos cambios.
A- ya lo trajeron.
B- Sí, parece que anduvo por aquí.
A- Puede que vuelva.
B- Hay que salir a buscarlo.
A- Sí, el que busca encuentra.
(Se va desmayando el canto, se marchita en el vacío del escenario, donde las luces
declinan)
“TRANSITORIO FINAL”
Provisorio
EPÍLOGO
(Traen C y D el Monigote, que gana el centro del escenario, aureolado por música que ha
de ser interrumpida cuando el monigote inicie su discurso)
43
DISCURSO DEL MONIGOTE
¡Ciudadanos
y ciudadanas!
Niñitas y niñitos
Animalitos domésticos
y silvestres
renitas y pajaritos
yo como conductor conducido
les digo.
Que el señor titiritero
es quien ha armado
este juego
No me tiren con tomates
ni tampoco con repollos
tampco huevos podridos
Aquí estoy porque me han traido
Ahora voy a cantar
y cantando me despido
Param Pam Pam
Param Pim Pim
Ya he llegado
Ya estoy aquí
Se fue, se ha ido
Ya va a volver
Ya va a venir
Param Pam Pam
Param Pim Pim
FINAL REAL
44
Necesito eso sí, textos nuevos.
Si entre ustedes hubiera un autor
capaz de tejer otras historias.
El monigote es mío
lo he comprado, en una tienda de trastos viejos.
lo hallé tirado.
45
46
PRÓLOGO DE OSOBUCO
El endemoniado dueño
de las ardientes cavernas
y al terminar la huesuda,
la de la cita postrera.
47
¡Atención! que ya se empieza...
OSOBUCO SOBERBIO
Finge la escena frente de augusta casa mirando hacia un gran jardín. En toda la
arquitectura se entretienen cornisas, escalinatas, columna, puertas, ventanas y otras
menudencias, creando conjunto que podría suponerse algo así como ambiente
neogrecorromano.
ESCENA 1
_______________________________________________________
¡Oh! Sueño...
(Dígase tantas veces como el actor sea capaz de hacerlo sin aburrirse ni aburrir:)
48
jamás podré soportarlo.
ESCENA 2
_______________________________________________________
(Como alada criatura llega la hija, joven y bella, élitro de luminosa inocencia.)
DESDÉMONA
GENERAL
DESDÉMONA
49
GENERAL
DESDÉMONA
Lo que de mí te separa
nunca podré yo apreciarlo,
también noble oficio es,
hacer muebles o zapatos,
y ningún zapatero deja
sus hijos abandonados
para marchar a matar
inocentes seres humanos.
GENERAL
DESDÉMONA
50
cesa ese llanto y demuestra
con altivez y firmeza
que eres digna hija de la estirpe nuestra.
Muy pronto estaré de vuelta.
ESCENA 3
(EI espacio lo llena una marcha militar que resuena cada vez más débil, lo que hace
suponer que se aleja. Con pasos tristes, como vestida en penas, entra al caserón. En ese
momento asoma, casi danzante y feliz un poeta. Si, nada más ni nada menos que un joven
y bello poeta.)
POETA
(Desdémona, que había entrado en su casa, asoma ahora por la ventana mientras
acomoda unas flores en el alféizar. Hay un banco de piedra junto a la ventana sobre el cual
él se arrodilla.)
DESDÉMONA
(Pasa ella) ¡Oh! dioses por qué tan duros
habéis sido con mi vida,
ponerme en trance tan cruel
sentir que el amor me llama
y no poder ir hacia él.
POETA
Por qué no quieres mirarme
¿ni a mis palabras contestas?
¿Acaso ya no me quieres?
¿qué es lo que de mí te aleja?
DESDÉMONA
No, no es que ya no te quiera...
51
POETA
¿Por qué entonces me esquivas
como si fuera un extraño?
DESDÉMONA
Es un imposible amarnos.
POETA
¡Cómo! qué poder secreto
tiene esa maléfica palabra
que me ha quitado el habla
y nublado el pensamiento.
DESDÉMONA
A mí tanbien me espanta
más pronunciarla debo.
POETA
¡Huyamos lejos... huyamos lejos!
donde podamos vivir nuestro sueño.
DESDÉMONA
POETA
Entonces me hundiré en la noche
en las sombras buscaré consuelo,
envuelto entre oscuros mantos
por espesas tinieblas
se apagarán mis pasos.
(Se va el poeta. Ella abandona la ventana y corre atraída hacia donde él, ya ausente.)
DESDÉMONA
Oh! se ha ido, se ha ido.
52
Oh! desesperación;
sola quedo en esta casa
sola yo y mi gran dolor.
POETA
53
Debo llevarla conmigo,
si me ama he de obligarla
y que emprendamos la huida ...
¡Qué es esto! por mi vida,
¿está desmayada o muerta?
(Muere, cayendo sobre el banco. Quedan los dos cuerpos acostados, tomados de la
mano. Corto espacio de silencio, determinado por el sonido del crescendo de la marcha
militar que acompañó la partida del General, ahora antecede al regreso. Al entrar a
escena sus ojos se desorbitan espantados de ver el cuadro que representan su hija junto
al poeta, los dos caídos sobre el banco de mármol)
ESCENA 4
_______________________________________________________
GENERAL
¡Horror! ¡Espanto! ¿qué veo?
mi horrible presentimiento,
mi hija junto a un villano.
Liviana como su madre,
casquivana, ¡alma ligera!
Demonio, te desafío,
¡salí, que quiero pelearte!
54
(Llegado a un estado de locura, prensado por el dolor que anonada su alma, grita con el
soberano orgullo de Edipo, mas una dantesca risotada anuncia la aparición inusitada de
Lucifer, y mientras éste ríe y mira como corresponde a un Diablo, demoníacamente, el
Generalísimo se encoge como tola ordinaria.)
GENERAL
¡El diablo! ¿a qué has venido?
¿Quién te ha llamado?
LUCIFER
A ti te vengo a buscar
viejo tunante estrafalario.
GENERAL
¡No! no puedes llevarme,
tan sólo estaba bromeando.
Llévate a este poeta infame,
que estará lleno de pecados.
A mí el calor me hace daño…
LUCIFER
Daño es el que has hecho tú
a estos dos enamorados,
y yo como Diablo que soy
debo este mal castigarlo.
GENERAL
LUCIFER
Las medallas no reviven
a los dos enamorados.
Quien al amor se opone
ha hecho pacto con el diablo.
GENERAL
¡Oh! no, estas equivocado.
LUCIFER
Con tus gritos destemplados
55
me sacas de las Casillas
hoy en el infierno anuncian
Osobuco soberbio a la parrilla.
GENERAL
¡No! te prometo hacerme un santo.
LUCIFER
Vamos General, no grites,
tus promesas son en vano.
Vamos al infierno. ¡Vamos!
GENERAL
¡Oh, no ... no ... no .. !
(El General gritando y llorando y el Diablo incorruptible, como de los que ya no quedan,
tomaron pasaporte para el infierno.
En escena quedan los cuerpos de los enamorados, luego de una pausa se inicia una suave
melodía. Envuelto en ella emerge un personaje que representa la muerte, despierta
mientras tanto con muestras de asombro y desconcierto el poeta.)
POETA
¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy?
qué amanecer tan extraño...
DESDEMONA
En un lejano país,
y hace mucho tiempo,
me parece haberte visto.
POETA
Tu voz es música dulce
que en otras horas soñadas
tengo yo que haber oído.
MUERTE
Son tan jóvenes…
¿cómo no lo han de ser?
Acaban de ser nacidos.
56
Ellos de su pasado
no podrán recordar nada
es ley que caiga al olvido
sobre las cosas pasadas,
para que puedan amarse
sin estorbos ni fantasmas.
No se impacienten,
yo soy aquella que a todos espera:
la de la cita postrera.
Cuando en el infierno almuerzan:
Osobuco a la parrilla.
Todos los diablos se alegran.
Entonces puede el amor
renacer sobre la tierra.
EPÍLOGO
_______________________________________________________
Público:
Tan paciente y respetable
aquí esta historia termina.
TELÓN
57
DRAMATIS PERSONAE
UN SERENO POLICÍA
UN LADRÓN INQUIETO
LUCÍA, SU ENAMORADA
SU PADRE, UN USURERO
LUCIFER
58
PRÓLOGO
(Preferiblemente cantado, más que preferible, casi indispensable, al igual que el epílogo que debe ser
también cantable).
La avaricia y el horror,
el amor y la virtud
estarán jugando aquí
una misteriosa alquimia.
59
puede triunfar la avaricia
como vencer el amor.
Atención que ya se inicia.
¡Atención! ¡Mucha atención!
ESCENA 1
________________________________________________________
Es de noche, noche cálida y lunosa, métase la luna por donde venga bien o a
gusto o preferencia.
Todo debe indicar que estamos en la hora propicia para que se desplacen sere-
nos policías, ladrones furtivos y enamorados clandestinos, aficiones o profesiones
que en muchos aspectos se asemejan.
Estamos con la noche que ya señalamos frente; o el frente muestra una
augusta casa señorial que ostenta y habla de la riqueza que suele acumular la pro-
fesión de la usura; acumula por lo tanto este frente todo tipo de ornamentos entre
balcones, puertas, rejas, en un estilo arquitectónico que se puede definir como
"nuevo riquísimo exhibicionista ostentoso" o "Nuevoriquísimo ostentoso
exhibicionista”.
Por delante de esta casa neoseñorial pasa pegando sus característicos pitidos,
pitando a intervalos, el serenísimo y calvo policía nocturno para dejar constancia de
que anda y andando vigila el sueño de los contribuyentes o abonados.
Apenas pasado el sereno policía, asoma a la manera como lo saben hacer los
cacos o rateros, un ladrón nocturno, lleno de temores y despertando todo tipo de
sospechas, no cabiendo duda alguna sobre qué tipo de inquietudes lo mueven o
agitan, el robar, el apoderarse de chucherías ajenas.
Ajeno a estos sucesos el sereno policía continúa soplando y haciendo sonar a
intervalos regulares su pitido -sonido que pone un cierto escalofrío o cosquilleo en
la médula espinal del ladronzuelo -. Es una parte de los placeres del oficio, este cos-
quilleo.
Valiéndose de sus mañas artes o artimañas entra el ladrón en casa del avaro, al
tiempo que llega o asoma mezcla de bailarín y gato enamorado un galán, el galán de
nuestra historia que mira y suspira, suspira y mira y finalmente llama con dulces
tonos melosos a su amada.
ANSELMO
Lucía… Lucía
(Pausa preocupante)
60
mientras esperándote estoy
bajo la noche infinita?
¿Acaso ya has olvidado
las promesas convenidas?
Lucía, Lucía
¿En tu lecho estás dormida?
EI tiempo de pies alados
me hace temer que perdamos
esta hora tan propicia.
¡Acude, dulce Lucía
que las sombras nos cobijan!
ANSELMO
¿Por qué retardas el acudir a la cita?
¡Lucía! ¡Oh luz que su rostro envía!
LUCÍA
Anselmo, embelesada y sumida, mientras
esperándote estaba
arrullada por tu voz
quedé en sueños detenida
que dormir no necesito
desde que en sueño tan bello
has transformado mi vida.
ANSELMO
Baja ya dulce Lucía
baja pronto de tu alcoba
es necesario que pronto
emprendamos la partida.
LUCÍA
EI temor de hacer sufrir
al propio autor de mis días
me retiene aquí en mi cuarto
me hace ser indecisa
no quiero causar dolor
a aquel que me dio la vida.
ANSELMO
¡Oh, te suplico Lucía
que más tiempo no perdamos!
Una barca hay en el puerto
aguardando nuestra huida.
61
LUCÍA
Anselmo ¿por qué tan duro es
el amar sobre esta tierra?
ANSELMO
Son cosas para las cuales
nunca explicación tendremos.
Tu padre que nunca duerme
pues con un ojo descansa
y con el otro vigila
por temor a que le roben
su fortuna mal habida
me temo que se despierte
y acabe nuestra alegría.
AVARO
¡Socorro, socorro, me han robado!
(Que puede repetirse en los tonos y las veces que estime necesario el intérprete, mientras
su director se lo permita o recomiende). (Sale el ladrón que es el mismo que en la casa
había entrado anteriormente. Lleva consigo un cofre de regular tamaño del que cuelgan
collares y brillante pedrería. Llega detrás de él, el avaro a los gritos terriblemente desespe-
rado.)
AVARO
¡Me han robado, socorro! ¡Me han robado! ¡Justicia, justicia!
Agárrenlo que se lleva mi fortuna. ¡Ay, que me roba la vida!
LUCÍA
Pobre padre, le han robado,
me da pena abandonarlo.
¿Qué hacer, dioses míos? ¿Qué hacer?
Oh, terrible cupido
¿seguir mi corazón
o cumplir con mi deber?
ANSELMO
No hay tiempo ya que perder, huyamos
antes que vuelva,
la calle está libre ahora.
62
LUCÍA
No, no puedo ser tan cruel,
destino tan inclemente
que pone a prueba tan dura
mi corazón inocente.
ANSELMO
El corrió tras su pasión
que es oro acumulado,
nosotros vamos ahora
mi sueño a navegar
hacia el mundo donde van
los que están enamorados.
(Sale la pareja de enamorados y por el lado opuesto entra a los gritos el avaro)
AVARO
¡Justicia, justicia! ¿Para qué pago mis impuestos? Nadie acude a mi
llamado. Me han robado. ¡Socorro! Me han robado. Que agarren al
ladrón, que la lepra le devore las manos.
(Los vecinos comienzan a reaccionar con gritos y arrojando objetos al pobre avariento,
cuando este intercambio llega a su máxima expresión, llega pitando mas sin perder sere-
nidad, el sereno policía.)
POLICÍA
¿A qué se debe este escándalo? ¿Que es lo que aquí está pasando?
AVARO
Sucede que me han robado.
POLICÍA
¿Le han robado?
AVARO
Sí, me han robado.
POLICÍA
¿Dónde le han robado?
AVARO
En mi casa
POLICÍA
¿En su casa le han robado?
63
AVARO
Sí, no perdamos más tiempo, hay que salir a apresarlo.
POLICÍA
¿A quién quiere apresar usted?
AVARO
Al ladrón que me ha robado.
POLICÍA
¿Quién le ha robado?
AVARO
¡Un ladrón!
POLICÍA
¿Usted sospecha que era un ladrón?
AVARO
¡Por mis barbas!
POLICÍA
Serénese y explíqueme con calma su situación.
¿Cómo era el ladrón?
AVARO
Feo, terriblemente feo.
POLICÍA
Bien. ¿Cómo vestía?
AVARO
Mal, de ladrón.
POLICÍA
Vestía... ¿y usted? Antes que nada debo ocuparme de usted, por
ruidos molestos a altas horas de la noche. Vestimenta indecorosa.
Falta de respeto a la autoridad. Por todo ello tendrá la pena que el
código otorga en estos casos.
AVARO
¡Maldición!
POLICÍA
Ahora mantenga la calma y explíqueme por donde entró y salió el ladrón.
64
AVARO
Entró por esta puerta que siempre tengo cerrada y salió por…
(Observa que están abiertas de par en par las hojas del ventanal)
¡Oh ... Oh ... ! ¡Mi hija! ¡También se robó a mi hija! El que ha entrado en
esta casa no pudo ser un ladrón. No, el Diablo es quien me ha robado, tan
solo el Diablo pudo haber sido. ¿Cómo pudo abrir la puerta y llevarse a mi
hija? EI Diablo es quien me ha robado, esto es obra de Lucifer. Sólo él
pudo haber sido.
DIABLO
Pequeño gusanito, tiemblas. Ahora te envuelve el terror.
AVARO
Perdón diablito querido, he perdido la razón.
DIABLO
Hoy me has faltado al respeto,
me has tratado de ladrón.
AVARO
No, no quise decir eso… Estaba haciendo una broma.
DIABLO
Muchas veces me has llamado
de tu alma dueño soy,
hoy es un alma más pura
la que tu señor codicia.
Sólo calmaré mi furia
con el alma de tu hija
y además tendrás que darme
la mitad de tu fortuna.
AVARO
¡Oh! Diablito querido
¿cómo te podré pagar?
65
De mi desgracia te burlas.
Ya mi fortuna y mi hija
quien sabe donde andarán
ambas cosas he perdido
¿cómo te voy a pagar?
DIABLO
¿Te olvidas que soy el Diablo
y que los puedo encontrar?
AVARO
¡Oh, diablito querido!
¿Los puedes encontrar?
DIABLO
Dejame ahora pensar…
AVARO
Y mi cofrecito... ¿no lo ves?
DIABLO
No me interrumpas... La veo junto a un apuesto galán, están ena-
morados...
van tomados de la mano ... no hacen más que suspirar.
Tenemos que esperar.
AVARO
Esperar… ¿Qué es lo que hay que esperar? ¿A que se gaste mi dinero?
DIABLO
A que se desenamoren.
No hay amor que dure mucho
esa es mi tranquilidad.
AVARO
No, no podemos esperar.
Dices que hueles a amor,
la pasión que más consume.
Adiós mi platita, adiós.
No, no podemos esperar
yo quiero tener mi oro... mi oro.
DIABLO
66
Te he dicho que no puedo, tenemos que esperar.
AVARO
Se gastarán todo mi dinero
tienes que traerlos ahora ...
¡Ay, me falta el aire, me ahogo!
Quiero mi dinero, mi dinero.
Si no puedes traerlos
me voy a morir de pena.
¡Ay! Me muero, me muero.
DIABLO
Has mencionado a la muerte
y la muerte tal vez pueda
cómo no se me ha ocurrido antes
la muerte puede traerlos.
AVARO
¿Dónde está mi oro? ¿Dónde lo han metido? Se lo gastaron todo,
degenerados, viciosos...
67
(Se refugia junto al diablo)
DIABLO
¿Dónde han metido el oro? ¡Respondan!
AVARO
Lagarto barbilindo, responde o te arrancaran las uñas y los pelos.
DIABLO
Estoy esperando. ¿Por qué no contestan?
AVARO
Diablito, tortúralo, que nos diga dónde está el dinero. Quémale las
pestañas y los bigotes.
DIABLO
Siguen enamorados, no podemos tocarlos. Muerte, llévatelos antes de
que haga una barbaridad.
AVARO
No, no se lleve a mi hija.
DIABLO
Separarlos no podemos. ¡Llévatelos, huesuda!
AVARO
Yo sí puedo.
(EI avaro extrae un puñal o cuchillo con el que se dispone a cortar la mano del galán.)
(Espantado).
DIABLO
¡No! ¡Imbécil ignorante! no podemos tocarlos, se estrellarían los
planetas,
esos malditos poetas
han dicho que el mundo gira
sobre el eje del amor.
AVARO
No, que no se lleve a mi hija.
68
DIABLO
A qué lloras por tu hija
una simple y vil ramera,
¿acaso no ha sido ella
autora de tu desventura llevándose
tu honra
además de tu fortuna?
AVARO
Es verdad diablito
soy el ser mas desgraciado
todo lo he perdido
que se la lleve por mala.
AVARO
¡Oh! Es... una ilusión... un sueño, una alucinación lo que estoy viendo.
Aquí, frente a mí de nuevo. ¿Cómo has vuelto? Sería demasiado cruel que
no fueras más que un espejismo. Un sueño que se desvanecerá al intentar
tomarlo. Tengo miedo, miedo de tocarte, de acercar mis manos que te
desean y de pronto no seas cierto. Te toco, no te toco. ¿Debo o no debo
acariciarte cofrecito, abrazarte contra mi pecho?
DIABLO
¿A dónde vas gusanito?
AVARO
¿Qué pasa? ¿Qué es lo que deseas?
DIABLO
69
La mitad de tu fortuna, esa ha sido la condena.
AVARO
No diablito querido, no, mi oro no,
no puedes quitarme mi oro.
DIABLO
¿A qué llamas oro tuyo? ¿No quieres pagar tu deuda? ¿Quieres que me
enfurezca?
AVARO
No, no puedo separarme de lo que me da la vida y razón de mi existencia.
DIABLO
Ya se agota mi paciencia
has firmado tu sentencia
ahora me llevo todo
a ti junto con tu oro
a mis oscuras cavernas.
AVARO
¿Junto con mi oro?
AI infierno pero con mi oro
eso si, al infierno los dos juntitos
con mi oro, si, al infierno,
pero con mi oro
los dos juntitos en el infierno
uno y otro para siempre en el infierno ...
DIABLO
¡ja, ja, ja, ja! los meteré en un caldero
a cocinarlos a fuego lento
hasta volverlos sustancia destilada
esencia de la avaricia
que luego haré beber
a mis futuras víctimas.
(Salen el Demonio y lo que con él se !leva y surgen en escena los enamorados traídos por la
muerte.)
LA MUERTE
No se inquieten
no pierdan la paciencia
yo soy aquella que a todos espera
70
la de la cita postrera
ellos de su pasado no podrán recordar nada
acaban de ser nacidos
es ley que caiga el olvido
sobre las cosas pasadas
para que puedan amarse
sin estorbos ni fantasmas.
LUCÍA
Hace mucho, mucho tiempo
yo recuerdo haberte visto.
ANSELMO
T u belleza se me hace
también algo conocido.
LUCÍA
Es posible que en algún sueño
algún sueño que he tenido
estuvo un ser como tú
haciendo que yo soñara
esto que ahora yo vivo.
ANSELMO
Todo resulta tan nuevo
y a la vez tan conocido
desde siempre se me ocurre
te recuerden mis sentidos.
LA MUERTE
Ellos han regresado
a vivir una vida nueva
pues
cada vez que un avaro se condena
el amor renace
y la vida se renueva.
Ustedes no se impacienten
yo soy aquella que a todos espera
cuídense de la avaricia
vieron cómo a los avaros
el demonio se los lleva
si quieren ir al infierno
ya saben como se llega
acumulando fortuna que es disfrazada pobreza
aquí termina esta historia
les dejo la moraleja
la avaricia a los mortales
71
al infierno se los lleva.
EPÍLOGO
_____________________________________________
TELÓN
72
73
EL PAYASO Y EL PAN
Una historia sólo para tontos
RELATOR:
Se me ha ocurrido que es necesario e importante, casi indispensable, que yo les presente, les explique
algo sobre la vida y el carácter de los personajes que van a participar en este juego, el anunciado juego
“EL PAYASO Y EL PAN”! Un minuto de tolerante paciencia y los traeré ante ustedes para presentárselos.
(PAUSA) Sí, es necesario que yo les cuente algo sobre sus vidas. Nos va a ayudar a entender el por qué
de muchas cosas.
Aquí están. Este es Fenelón (LO MUESTRA), el payaso Fenelón. Y este otro es William Fox and Foster.
Obsérvenlos ustedes bien. Son algo diferentes, algo bastante distintos; casi diría que no se parecen en
nada. Alguien - no recuerdo quien - di jo que “a cierta edad todos somos culpable de la cara que
tenemos". Y William Fox and Foster tiene esta cara, una cara que el mismo se hizo…
William Fox and Foster nació y vivió durante años en un país, un hermoso país llamado "EL PAIS DE LOS
CEREZOS”, fue ciudadano, fue habitante, un feliz habitante del país de los Cerezos. El amaba a su
hermoso país, no lo hubiera cambiado por nada del mundo. Pero un día… un día, no se sabe bien que
personalísimas razones lo llevaron a decidir un viaje, un largo viaje que lo alejó de su país natal, de su
amado rincón natal. Partió hacia una gran ciudad. Su plan, su objetivo era el de ganar dinero, de un "
self-made man", ser un V. I .P., en fin, un hombre de capital, de prestigio. Pienso y digo, pero no estoy
del todo seguro; lo realmente seguro es que se propuso hacer fortuna. Canalizó, organizó su vida hacia
ese preciso objetivo: ganar dinero. Al llegar a la gran ciudad se instaló en una humilde pensión, organizó
sus días, sus horas, sus minutos, todas sus energías hacia el claro objetivo. Se hizo un severo plan de
vida, evitando con ejemplar voluntad, todo lo que pudiera apartarlo o ir contra su soñada meta.
74
Los amigos que no le fueron útiles, las reuniones o asociaciones en que no se tratara de negocios y,
sabre todo, evitó con heroica, titánica entereza, esa pasión humana que tanto consume, que produce
tanto gasto y desgaste el amor.
Fue un ciudadano ejemplar de la gran ciudad: no fumaba, no bebía, se lavaba él mismo su única muda
de ropa, planchaba su humilde pero pulcro traje. No llegó nunca a formarle rodillera a sus pantalones.
Fue un ciudadano ejemplar. En las escuelas, los educadores en las clases de moral o educación cívica,
en los discursos, lo ponían como ejemplo de vida a los niños y a los alumnos. Sus frases se acunaron en
las mentes de maestros y discípulos:
- Orden y progreso.
- El ahorro es la base de la fortuna.
- Quien guarda, tiene.
- Dime con quién andas y te diré cuanto ganas.
Pero… estoy cometiendo un muy lamentable olvido. Es necesario que ustedes sepan, antes que nada,
que William Fox and Foster amaba a su país, lo amaba con todo el amor de que era capaz. Creo que
esto ya lo dije, pero lo que no dije aún es que el deseaba volver a su pare. En cuanto hubiera cumplido
el plan que se había propuesto, regresaría. Más, para regresar al País de los Cerezos no existían mapas,
ni guías, ni brújulas, ni compañías de turismo, ninguno de los medios usuales por los que la gente sabe
orientarse. No, nada. Para volver a ese país existía una única manera, una singular y única forma. En el
tiempo en que florecían los cerezos, mediante el olfato, por el vaho perfumado de las flores, podía
guiarse y regresar, sí, regresar guiado por el perfume de los cerezos. Esta era la única manera.
Y ahora continuemos. Volvamos a hablar de William Fox and Foster, que lo teníamos en a ciudad
ganando dinero.
Pasó el tiempo - no se cuánto - el suficiente, el que necesitó emplear para acumular la suma, la cantidad
de dinero que lo convertiría en un hombre de fortuna. Se dispuso a regresar. Había llegado el día, el
calendario indicaba el tiempo en que debían florecer los cerezos en su amado país. Por la noche
preparó sus maletas, ordenó todas sus cosas, acomodó el dinero y se acostó a esperar la mañana,
75
teniendo todo en orden. El señalado día amaneció radiante. Mister William se levantó más temprano
que de costumbre, casi diría que no durmió en toda la noche, que estuvo desvelado esperando.
Fue hacia la ventana abierta de par en par. Era el día largamente esperado había un no se qué de
jubiloso en el aire. Cantaban los pajaritos, hasta las cucarachas de la pensión parecían correr jubilosas,
felices. Había llegado el día, el tiempo propicio para volver a su amado país. Como quien se dispone a
realizar algo transcendente, así como si realizara un rito, una ceremonia, se paró frente a la ventana e
intensamente concentrado, aspiro, aspiro todo el aire que le permitieron sus cavidades pulmonares.
Pero… aunque todos los detalles habían sido previamente observados y cuidados, con gran sorpresa,
mezcla de desesperación y espantoso presentimiento, no olió el perfume de los cerezos.
Le costó reordenar su mente y sus sentidos ante tan inesperada y desconcertante situación. Pensó
muchas cosas e hizo otras tantas. Repitió la operación varias veces. Pero… lo cierto, lo terrible era que
no olía los cerezos. “Tal vez mi ventana no sea el lugar más favorecido como para que llegue el perfume
de los cerezos. Subiré a la terraza, a los techos del edificio." Así pensó y así lo hizo. Subía a los techos,
anduvo por los tejados, trepó a los edificios más altos. Aspiró hasta agotarse, desesperado, con
vehemencia… y no, no olía ni el más leve olor, ni el más fugaz perfume a cerezos. “Es posible que el aire
viciado de la ciudad, los gases tóxicos, apaguen el perfume de los cerezos… Saldré hacia el campo, hacia
los bosques.” Así meditó y así lo hizo. Llegado al campo corrió y respiró hacia todos los rumbos, con
toda la intensidad que le era posible. Cayó finalmente vencido por la desesperación, la desesperanza,
ante la evidencia de que agotadas todas las posibilidades, todas las maneras, no olía, no percibía ni el
más fugaz, el más tenue perfume de cerezos.
Padeció. Sí, fue espantoso convencerse de que había perdido la facultad de oler los cerezos, de que
ya nunca volvería a su amado país.
Cayeron algunas hojas más del calendario y ya algo recuperado del fatal golpe, se fue reintegrando
nuevamente a la vida de la gran ciudad, a sus empresas. Descubrió de pronto que si bien su olfato había
perdido la capacidad de oler cerezos, en cambio si sabía advertirle el más sutil olor – bueno o malo - de
cualquier negocio. Continuó así su destino de V.I.P., de hombre de empresa cada vez más próspero y
poderoso. No podemos afirmar que sea feliz, ya que quedó en su alma una marca muy profunda de
nostalgia que se fué transformando en odio, en rencor por la vida que le jugó tan mala pasada. Y por los
cerezos, de los cuales no quiere ni oír hablar.
Y esta es la cara actual de William Fox and Foster, un ex habitante del país de los Cerezos…
76
………………………………………………………………………………………………………
EL MONSTRUITO
Corresponde ahora que hablemos de Fenelón, el payaso Fenelón. Fenelón fue protagonista de un
episodio muy singular, casi fabuloso. No se si ustedes recuerdan o han leído en los periódicos, o les han
contado la historia del Monstruito que comía rabanitos.
Es así:
Una vez cundió la noticia de que había surgido sobre la tierra un monstruito - así se lo llamó al principio
- un monstruito que se comía todos los rabanitos. Como les cuento, comía rabanitos y con tal
voracidad que terminó con toda la existencia de rabanitos. Sí, se comió todos los rabanitos. Los
terráqueos tuvieron que resignarse a no comer rabanitos. Alguien pedía una ensalada de rabanitos y
se contestaba: "No hay, señor, se los comió el monstruito". Esto afectó un poco a quienes gustaban
regalarse con esta hortaliza, pero en general fue motivo de burlas y comentarios risueños. Como el
rabanito no es nada que sea fundamental en la vida, nadie se preocupó de perseguir o molestar a ese
monstruito.
Pero, pero – inmediatmente surgió un pero – pues comenzaron a desaparecer los pájaros. El planeta
se fue quedando sin pájaros. Como ustedes están imaginando, el monstruito se los comía y se los
comió. Esto afectó o repercutió algo más. Algunos amantes de los pájaros hicieron causa común con
los que extrañaban los rabanitos; algunos poetas también se unieron, juntaron sus voces a las de
aquellos que se rebelaban por la falta de una tierna pechuga o una pata de gallina. Pero al tiempo no
quedó más que un proyecto de acta fundamental de una sociedad y algunas esporádicas reuniones o
manifestaciones relámpago, ¿Qué importancia vital, fundamental tienen los pájaros? Sin pájaros
también se vive.
77
Mas, después de los pájaros le llegó el turno a los árboles. Bosques enteros desaparecían en las fauces
del monstruito. Aquí, en este punto, el problema tomó derivaciones insospechadas. Porque si bien se
sumaron al coro de voces que protestaban reclamando rabanitos, pidiendo protección a las aves, las
de los defensores de los árboles, también en este punto se oyó la voz de un grupo - pequeño al prin-
cipio - que simpatizaba y defendía al monstruito, adjudicándole no sé que secreta inteligencia, al hacer
desaparecer los árboles, que finalmente no resultaron más que un estorbo para la planificación de
ciudades modernas.
78
“No, nuestro monstruo no se equivoca: es infalible”.
Por allí andaban, exprimiendo sus cerebros para justificar y salvar al monstruo, cuando de pronto la
voracidad, su voracidad, pareció perder todo orden y sentido. El monstruo comía de todo, un
general, un jubilado, un pordiosero, una corista, un rentista, una humilde vendedora de violetas. El
monstruo comía y la humanidad toda se sumergía en un enorme pánico colectivo. La unía un sólo
sentimiento común: el terror al monstruo. El terror unió a la humanidad.
Desde ese momento, unida como nunca lo había estado, y después de linchar a un pequeño número
de fanáticos histéricos que aún seguían defendiendo al monstruo, se organizó para combatir al
enemigo común. La humanidad unida, de acuerdo, elevaba sus gritos:
“Muera el monstruo”.
“Unidos venceremos”
Se inició la lucha con todas las fuerzas, con todos los medios, mas el monstruo seguía devorando sin
distinción alguna entre seres, cosas, animales o plantas. Las armas hasta entonces conocidas por el
hombre, no servían de nada, mas bien resultaba un nutritivo alimento. Se perfeccionaban las armas,
se construían edificios fortificados, refugios, pero todo era en vano. Se llegaron a hacer construc-
ciones especiales donde se realizaban grandes congresos. Reunidos los seres más capaces, más
dotados, deliberaban sabre las formas, técnicas, armas, tácticas para combatir al monstruo.
Pero este llegaba de pronto y como quien se come un pastel con todo el relleno, se devoraba el
edificio con todas eminencias en su interior. Se llegó a un punto, a un estado de cosas, en que ya no
se vivía sino para combatir al monstruo. Todas las energías, todas las labores estaban orientadas
79
hacia ese único, determinado fin. Ya nadie pensaba hacia otra cosa. Técnicos, científicos, hombres de
armas, industriales, economistas, se desvelaban organizando la actividad humana para capacitarla en
la lucha contra el monstruo.
Un día, en uno de esos importantes congresos de celebridades, apareció Fenelón - El payaso Fenelón
- y luego de hacer un gran esfuerzo para vencer la timidez, dijo:
Se hizo un silencio en el que todos los ojos buscaban el rostro, la cara que correspondía a esa voz y todos
los ojos se encontraron con el rostro sonrojado de Fenelón. Lo miraron, vieron esa cara, ese aspecto que
ustedes ya conocen.
Fenelón, a pesar de no haber obtenido el consentimiento de los importantes señores, se dirigió hacia el
lugar en que estaba apostado el monstruo y con sus secretas armas lo enfrentó. ¿Que sucedió
exactamente? Exactamente no lo se. Pero se cree, se comenta, se hicieron conjeturas de que se acercó
bailando, luego cantó algo, Ie contó alguna ingenua historia y el terrible monstruo se fue achicando,
achicando, achicando…
80
Se dice, parece ser que el monstruo se convirtió en una pulga amaestrada con la que él, Fenelón, juega a
veces y hace números de acrobacia.
Pero todo esto en un comienzo no lo supo nadie y la humanidad siguió durante mucho tiempo fabricando
armas y afanándose como si el monstruo existiera todavía. Fenelón logró entrar nuevamente en una de
esas importantes reuniones de eminentes sabios, militares y técnicos y en un momento de grave silencio –
que eran los más – porque ya no sabían cómo ni de qué hablar, dijo: “El monstruo ya no existe. Yo lo he
hecho desaparecer “. Al momento lo volvieron a expulsar tanto o más indignados que la vez anterior.
No pasó mucho tiempo, cuando un día se tuvo que llegar a la conclusión de que realmente el monstruo
había desaparecido. Costó mucho, muchísimo llegar a esta conclusión tan dramática.
Fue espantoso reconocerlo, tener que reconocerlo, pero todo lo demostraba: era trágicamente cierto. EL
MONSTRUO YA NO EXISTIA. Un terrible escalofrío que luego derivó en una enorme cólera colectiva, se
apoderó del congreso pleno. “Si el monstruo ya no existe… ¿que haremos?". Durante años, durante vidas
enteras, no habían aprendido otro oficio que el de combatir monstruos. Y ahora ya no había monstruos.
Medallas ganadas en esa labor, cabezas calvas y enormes, desarrolladas de tanto pensar en el monstruo,
condecoraciones y distinciones merecidas por tareas, empresas, planes para combatir al monstruo, títulos…
todo ya vacío de sentido. ¡Oh! Desesperación.
Por común acuerdo llegaron a determinar que el nuevo monstruo, el enemigo de la sociedad, era Fenelón…
Y desde ese entonces lo están persiguiendo como a un feroz enemigo de la sociedad, del bienestar social,
como un alterador del Sagrado Orden.
……………………………………………………………………………………………………
Y ahora le llega el turno a la historia de "EI Payaso y el pan", y con lo que llevan sabido,
comprenderán por qué nunca podrían llegar a entenderse dos personajes protagonistas de
dos historias tan distintas, dos personajes como William Fox and Foster y el payaso
81
Fenelón. Sí, es que cada uno tiene una particularísima manera de ver la vida...
Personajes, más que pocos: (Por orden de aparición) Bermicheli. Fenelón. William Fox and
Foster.
Fenelón: -Ustedes ya saben quien soy, pero debo decirlo para evitar cualquier
equivocación y porque existe gente que no entiende sino después de mucho repetirle las
cosas. Yo soy el payaso Fenelón y vean qué desgraciado soy. Don Bermicheli es mi patrón.
¡Qué profunda es mi tristeza! Yo quiero ser cantor y él dice que no, que no, que no, que
debo ocuparme de la limpieza. Mas, cuando puedo, yo me escapo a la laguna donde hay
una rana muy talentosa y que enseña canciones como ésta:
82
Bermicheli (Enlrando): - ¿Dónde se habrá metido este payaso bandido? ¡Fenelón! (Lo
busca por todos los rincones, Fenelón entra y choca con Bermicheli) ¿Dónde estabas
metido?
Fenelón: - La visitaba.
Fenelón: - Cantaba.
Bermicheli: - ¿Cantaba?
Fenelón: - Cantaba.
Fenelón (Entra con la escoba y limpia.): -Yo con todo mi talento, tener que estar haciendo
esto. (Barre y se queja. Luego se detiene.)
Bermicheli: - ¡FeneIón! (Fenelón barre ligero.) ¡Fenelón! (Fenelón Corre a su lado.)
Fenelón: - Sí, patrón.
Bermicheli: - Escucha con atención. Yo me voy a ausentar.
Fenelón: - ¿Ausentar?
Bermicheli: - Tengo que ir a la ciudad.
83
Fenelón: - A la ciudad.
Bermicheli: - Cuando vuelva quiero encontrar…
Fenelón: - Quiere encontrar…
Bermicheli: - Todo hecho, cumplido, terminado…
Fenelón: - Terminado…
Bermicheli: -Esta es la lista de los mandados. (Saca una lista y lee.)
EI león bien peinado, con agua y jabón. EI elefante elegantemente bañado. A la jirafa la
saca de paseo por la plaza. Reposo y comida para el oso. La foca que juegue a la
pelota. Fenelon, ¡a trabajar! Ahora yo me voy a la ciudad. ¡A trabajar!
Fenelón: - A trabajar.
Bermicheli: - Y nada de cantar.
Fenelón: -Y nada de cantar. (Sale Bermicheli) Y nada de cantar... y nada de cantar... León Peinetón,
la plaza con jirafa, elefante elegante, oso reposa, foca con pelota, la cebra blanca y negra, la pulga, la
culebra... (Sale.)
Saca el cartel que dice: “Circo Bermicheli” y coloca uno más grande y en colores que dice
“William Fox and Foster – Circuscope – Estéreo Color”. Vuelve a entrar Fenelón barriendo.
Fenelón: -No tengo que cantar, hay que trabajar... (Ve a W.F.F.) ¡Oh!
84
W.F.F.: -Famoso, glorioso y poderoso.
W.F.F.: - ¡Basta de barrer! ¡Afuera esa escoba! Tu trabajo será un gran placer.
Fenelón: - ¿Cantar?
W.F.F.: - Sí.
W.F.F.: - No vendrá.
Fenelón (Llora): - ¡Oh! ¿Qué voy a hacer ahora? ¿Dónde voy a ir?
Fenelón: - ¿Cantar?
Fenelón: - Me da vergüenza.
85
Fenelón: - Bueno, pero usted no me mire.
W.F.F: - Está muy bien. Ahora vas a cantar algo que yo te voy a enseñar.
W.F.F.: - ¡Oh! Tienes que poder. Vas a ser famoso, glorioso, poderoso. Radio, cine, teatro,
televisión...
Fenelón intenta cantar y no puede. Va perdiendo fuerza como un juguete que queda sin
cuerda.
Fenelón: - ¿Un pan? (W.F.F. saca un pan.) ¡Oh, qué lindo pan! (Intenta tomarlo.)
86
Fenelón: - Déjame sentir el olor. (Lo huele.) Déjame tocarlo. (Lo toca.) Probar una miguita
chiquitita, como la que comen los pajaritos.
W.F.F.: - Voy a buscar a la policía, al ejército, a la aviación. Eres un rebelde, un enemigo del progreso,
un reaccionario conservador, un cáncer de la civilización. (Sale.)
Fenelón (Solo.): - Oh, fue a buscar de todo... ¿Qué puedo hacer? Me voy a esconder en cualquier
lugar donde no me pueda encontrar. Yo me voy para allá. Ustedes si les pregunta, digan que me fui
para allá. ¡Oh, si me llegara a agarrar! No le digan par favor donde estoy: Adiós, me voy, me voy para
allá. Si llega a venir digan que me fui para allá. Me voy para allá. Adiós.
Reaparece el Relator.
Relator: - Adiós, Fenelón. Esta es la tonta historia del payaso y el pan. Si ustedes no Ie dicen a William
Fox and Foster hacia donde fue Fenelón, difícil es que lo pueda encontrar. Y así Fenelón podrá seguir
aprendiendo canciones que le enseña doña Rana y otra serie de tonterías que no sirven para nada...
TELÓN
87