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(Venecia, 1944) ha desarrollado una actividad amplia y diversa en los
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u ámbitos de la ftlosofia, la cultura y la política. Filósofo de formación y
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alcalde de Venecia en dos ocasiones, ha sido profesor de Estética en la
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revistas como AngeLus OVIH, COlltropimlO, Lavoratorio poLitico y Paradosso.
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~ Entre sus obras de tacan Pensiero negativo e razionalizzazione (1977),
Hombres p6stumos: La cultura vienesa deL primer novecientos (1980), EL ángeL
necesario (1986) o DeLIa cosa uLtima (2004).
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68 Capítulo 5
La perspectiva gnóstica: el habitar humano entre
el cielo y la tierra
76 Capítulo 6
Para acabar con ... belleza
7 Este texto tiene su origen en un seminario celebrado en
el Centro Sant'Apollinare de Fiesole. Las ponencias de
Massimo Cacciari han sido transcritas cuidadosamente por
Tonina Nasuto y revisadas por el responsable del centro.
A pesar de que el texto conserve voluntariamente cier-
to estilo "hablado", no está exento de dificultad debido a
la complejidad del tema que, en ocasiones, parece rozar la
contradicción. Por ello, debe tenerse presente aquello que el
propio Cacciari dijo al inicio de su exposición: "Desde sus
orígenes, la ciudad está 'investida' de una doble corriente de
'deseos': deseamos la ciudad como 'regazo', como 'madre',
y, al mismo tiempo, como 'máquina', como 'instrumento';
queremos que sea ethos en el sentido originario de mora-
da y estancia y, al mismo tiempo, un medio complejo de
funciones; le pedimos seguridad y 'paz'y, al mismo tiempo,
pretendemos que tenga unas eficiencia, eficacia y movili-
dad extremas. La ciudad esta sometida a preguntas contra-
.¡;¡ dictorias. Querer superar tales contradicciones es una mala
ii utopía. Al contrario, se requiere darle forma. La ciudad en su
~ historia es el experimento perenne para dar forma a la con-
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« tradicción, al conflicto".
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Capítulo 1
Polis y civitas:
la raíz étnica y la
concepción móvil
de la ciudad
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Lívio, Tito, Ab urbe condita (versión
castellana: Historia de Roma desde su
fundación, Editorial Gredas, Madrid,
1990-1997) [N. del T.J.
El recorrido se cierra con la famosa Constitución antoni- 13 en las ciudades musulmanas. De hecho, algunos historia-
niana de Caracalla de las primeras décadas del siglo III d. c., dores sostienen que el derecho de hospitalidad de las ciu-
en la que todos los hombres libres que viven dentro de los dades musulmanas -derecho por el cual durante siglos
límites del imperio pasan a ser cives romani, con indepen- éstas pasan a ser ciudades verdaderamente multiculturales
dencia de toda determinación étnico-religiosa, sean éstos y multiconfesionales en la cuenca mediterránea- deri-
africanos, de Asia Menor, españoles, galos, etc. va precisamente de la institución de la hospitalidad hacia
Antes de la influencia romana y de su dominio no el extranjero libre presente en las ciudades helenísticas, un
encontramos nada de todo esto en ninguna de las poleis extranjero que es totalmente tolerado y a quien se le reco-
griegas; por el contrario, en ellas prevalece el principio de nocen derechos personales, tradiciones propias y libertad de
"pertenezco a esta polis porque allí tiene la sede mi genos". culto, aunque sin el ejercicio de derechos políticos.
Obviamente, no se excluye la posibilidad de poder esta- Nos encontramos, pues, ante esta gran distinción que
blecer foedera, pactos entre ciudades (este hecho es fun- nos lleva a preguntarnos qué entendemos por ciudad:
damental para entender la historia de Grecia) pero cada ¿le otorgamos un valor fuertemente étnico o la entendemos
una de ellas se mantiene sustancialmente aislada a causa en el sentido de civitas? Al pensar en la democracia atenien-
del arraigo de estirpe y de género. Como consecuencia se; no debemos olvidar que ésta funcionaba sobre la base de
se produce el aislamiento de cada una de las polis respecto una idea étnica y religiosa, mientras que desde el punto de
del resto. Aunque existen las olimpiadas, las grandes fiestas, vista romano se trata de un producto artificial; es decir, en
las ciudades griegas permanecen como islas y sólo duran- Roma uno pasa a ostentar plenamente el título de ciuda-
te brevísimos períodos pueden federarse bajo la presión dano con todos los derechos simplemente porque acuerda
de acontecimientos extremos particularmente dramáticos someterse a unas leyes y obedecer ese régimen: concordia
-por ejemplo, a principios del siglo v a. C. por las guerras tiene este significado.
persas- o porque una de ellas asume la hegemonía, aunque Naturalmente, la sede de Roma, la Urbs, tiene un gran
por poco tiempo (la hegemonía de Atenas dura poquísi- valor simbólico; venerarla es uno de los deberes ineludibles
mo y la de Esparta todavía menos). Por tanto, a las ciudades del civis. Roma es el centro del imperio, el lugar donde se
griegas les resulta imposible dar vida a unidades federadas encuentran las grandes instituciones políticas (el Senado,
más amplias,justamente porque cada una de ellas no es una la República y más tarde el emperador), pero en Roma no
civitas y porque en ellas mismas no pueden absorber ni inte- vive una determinada estirpe o raza que, como tal, tenga el
grar lo distinto. mando; su primacía no tiene de ningún modo su origen en
Quien es libre en la polis, pero no pertenece al genos, razones como aquellas que hacían creer a un ateniense que
tiene la condición del meteco, del huésped, una condi- Atenas era realmente el núcleo, el valor fundamental, de la
ción muy similar a la que ostentaban judíos y cristianos Hélade.
14 Otra idea interesante, que nace precisamente en este con- 15
de África y de Asia, se confluye simultáneamente para per-
texto, es que en su esencia la ciudad es "móvil". Uno de los mitir que Roma expanda sus fronteras, para que el Imperio
epítetos más significativos de la época tardorromana es el romano no tenga límites espaciales ni temporales. Imperio
de Roma mobilis,justamente porque este dinamismo extre- no significa imperio policial, dominio ejercido con las
mo del propio mito de los orígenes le permite imaginarse armas; en la obra de Virgilio, "imperio sin fin" significa que
a sí misma y construir su propio mito a través de la síntesis Roma debe dar las leyes a todo el mundo, a todo el orbe; la
de los elementos más dispares. Todo el esfuerzo de Virgilio y Urbs debe convertirse en aquello que otorga las leyes, aque-
toda la ideología de Augusto se basan en la idea de los orí- llo que impone a todo el mundo la concordia por el some-
genes, y los orígenes de una ciudad siempre son su potissima timiento a la ley. En esta idea está implícito que aquello que
pars (tal como aparece en el Códice de Justiniano), su parte rige la civitas no es un fundamento originario, sino un obje-
más fuerte, porque el origen es aquello que funda la ciu- tivo: se vive en común porque por medio de la concordia
dad. Sin embargo, tal como los representa la ideología de que producen nuestras leyes podemos mirar a un gran fin:
Augusto, los orígenes de Roma se encuentran precisamen- Roma mobilis.
te en la confluencia de pueblos diversos; los propios latinos ¿No es justamente esto lo que copia la Iglesia? Ésa es la
no son los enemigos que son conquistados y sometidos. gran y eterna construcción del derecho romano, por ello
La promesa de Zeus a Juno consiste en que, si bien los tro- los padres de la Iglesia veían a Roma como algo providen-
yanos serán los vencedores, después serán a su vez absorbi- cial. En esencia, la estructura jurídica de la Iglesia es roma-
dos por la lengua y el nombre de los latinos. Es Eneas quien na, y no puede ser de otra manera.
se acerca a los etruscos para suplicarles su alianza. Se pro- La idea de que aquello que nos une, aquello que tene-
duce toda una confluencia de elementos diversos, de tra- mos en común, no tiene nada de originario, sino que es
diciones y lenguas diversas, y ésta es precisamente la civitas. solamente un fin, es algo grandioso. Esto no es otra cosa
Es por encontrarse bajo una misma idea, es más, bajo una que la "globalización": hacer de la orbis una urbs a fin de que
misma estrategia (más que una idea fundadora), por lo que el círculo mágico que encerraba y apresaba los límites de la
se mantienen unidos estos ciudadanos tan diversos; no por ciudad en las poleis coincida con el círculo del mundo en
su origen, sino por el objetivo común. La ciudad proyectada toda su dimensión espacial y temporal. Ésta es la gran idea
en su futuro reúne a los ciudadanos, no el pasado de la gens, romana que ha entrado en el ADN de Occidente, una idea
ni la sangre; los ciudadanos se reúnen para perseguir un fin, absolutamente inextirpable que se ha convertido precisa-
de ahí la Roma mobilis. Todo esto está claramente enunciado mente en la idea fundamental de la misma teología política
en el gran poema de Virgilio. implícita en el espíritu de las misiones, de la evangelización.
Pero, ¿cuál es el fin que hay que alcanzar? La respuesta es Como es natural, esta movilidad puede tener éxito sólo
el imperium sine fine. De los lugares más diversos, de Europa, si está asociada a la idea de civitas augescens, de ciudad que
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16 21 y en la sustancia. La cultura griega continuaba creyendo que
el propio logos -puesto que en su varios dialectos perte-
nece a e e gOlOS y lo caracteriza- era universal justamente
por estar "arraigado"; por estar tan unido a su propia sedes,
a su propio ethos (en el sentido anteriormente descrito).
Es decir, para los griegos el logos también tenía un signifi-
cado étnico y no era en absoluto un mero instrumento de
cálculo y de comunicación. Los helenos no tenían ninguna
idea instrumental del lenguaje y éste era lo que los carac-
terizaba frente a los bárbaros. Es imposible escindir ambos
aspectos: por un lado el ethos, por otro ellogos. Uno de los
elementos fundamentales del ethos griego es su lengua-
je, que tiene esas características de medida, articulación y
riqueza, y que es el único lenguaje que los griegos, sobre
todo durante el siglo v, sienten que es capaz de parresia
(de hablar franco, libre). El único logos capaz de producir
dialogos, donde el elemento dialógico del convencimiento
y de la persuasión resulta crucial.
En el resto de lenguas se percibía más bien un tono de
mando, de tiranía, de indistinción, como sucedía en la gran
tierra asiática, espacio geográfico de lo indistinto, una tierra
que no estaba organizada en poleis autónomas, celosas de
su propia autonomía y de los cultos propios de los que sen-
tían su especificidad. Bien es cierto que existía un Olimpo
común, pero no entenderíamos nada de la mitología griega
si no supiéramos cuán localizada estaba, cuán "territorializa-
da" estaba su forma (¿cuántas tumbas de Heracles había por
toda Grecia y cuántas del resto de héroes?). Esto era Grecia:
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una familia hecha de distinciones celosas, de diferencias,
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la guerra del Peloponeso.
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22 Tal como ya han explicado Cad Schmitt y otros autores, el Sobre la raíz de polis se ha dicho de todo. Giambattista
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nomos, la ley, que tiene una raíz terrenal (nomos es el pasto), Vico decía que el término estaba formado sobre la misma
es justamente la partición de la tierra. Originalmente la ley raíz de polemos (guerra), algo que más tarde han repetido
era aquel proceso por el cual se divide la tierra, el pasto. Cad Schmitt y tantos otros. Es cierto que la raíz de polis,
La tierra indistinta se articula y ello se hace sobre la base si es que es indoeuropea, indica pluralidad y multiplicidad,
de un logos. Está claro que el nomos terrenal debe respe- pero no es del todo seguro que tenga una raíz indoeuropea,
tar una justicia más alta: éste es el discurso de los filóso- mediterránea, semítica, mesopotárnica o acadia. Es sabido
fos (Heráclito, Empédocles y otros) que, sin embargo, lo que muchísimos términos griegos, sean toponímicos o no,
declinan siempre en polémica con su polis, con sus conciu- tienen una raíz que no es indoeuropea, sino mediterránea,
dadanos. Éstos no saben escuchar el logos, y por ellos perma- pelásgica, acadia. Probablemente también sea porque en
necen siendo in-fantes. acadio existen varios sustantivos con este étimo que indican
La muerte de Sócrates fue el gran pecado de la polis, que fortaleza, castillo, lugar fortificado.
condena al justo para defender su Constitución material.
A ojos del filósofo, de quien dice"escuchar el logos", el
nomos de la polis debería "armonizar con la divina Diké"
y, sin embargo, era exclusivamente terrenal. Esto es lo que
sucede en filosofia durante dos siglos, hasta llegar a Platón,
mientras que Aristóteles pasa página construyendo una
fenomenología de las Constituciones políticas. Pero no se
escucha a Platón hasta el punto de que se tome La República
como la suprema indicación de aquello que la polis debe-
ría ser para que funcionase con medida y justicia, algo
totalmente irreal respecto al funcionamiento de la polis
verdadera.
Además, el arraigo terrenal constituía una referencia sim-
bólica muy fuerte porque el genos y ellogos expresaban esos
mitos, esas tradiciones y esas costumbres. ¿Dónde aprendían
los griegos a leer y escribir sino en Homero y Hesíodo?
El testimonio de toda la filosofia griega es que la rela-
ción con la Diké cósmica, urania, es siempre incierta y
problemática.
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24---- Capítulo 2 25 hacia la universalidad. Pensamos que para tener dimen-
siones humanas la ciudad debe recordar de alguna mane-
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32 construcciones son macizas, dominan, son físicamente volu- 33 CapítuLo 4
minosas, grandes contenedores (imaginad la arquitectura de
las típicas ciudades industriales, la fascinación que ejerce en
todas partes la arquitectura-fábrica) cuya esencia consiste,
no obstante, en ser móviles, en dinamizar toda la vida. Son
La ciudad-
cuerpos que producen una energía movilizadora, desqui-
ciante y desarraigante. Estas presencias disuelven o ponen
territorio (o la
entre paréntesis las presencias simbólicas tradicionales que,
de hecho, se reducen al centro histórico. Es así como nace posmetrópoli)
el "centro histórico": mientras la ciudad se articula ya en
base a la presencia dominante y central de los elementos
de producción e intercambio, la memoria se convierte en
museo, dejando así de ser memoria, porque ésta tiene sen-
tido cuando es imaginativa, recreativa, de lo contrario se Hoy nos encontramos en una fase posterior. Mientras que
convierte en una clínica donde llevamos nuestros recuerdos. dichas presencias todavía articulaban el espacio en las metró-
Hemos "hospitalizado" nuestra memoria, así como nuestras poli, fundaban unas métricas bien reconocibles en la dia-
ciudades históricas, haciendo de ellas museos. léctica entre centro y periferia y constituían los criterios
dominantes del urbanismo clásico de los siglos XIX y xx (las
diferentes funciones productivas, residenciales y terciarias),
en la actualidad esta posibilidad está completamente superada.
La ciudad-territorio impide cualquier forma de programa-
ción de este género. Nos encontramos ya en presencia de un
espacio indefinido, homogéneo, indiferente en sus lugares,
donde los acontecimientos suceden sobre la base de lógicas
que ya no corresponden a ningún proyecto global unitario.
Como tales, dichos acontecimientos cambian con una rapi-
dez increíble: cierto es que la fábrica no era la catedral, pues
no tenía la estabilidad de los viejos centros de laforma urbis,
pero sí tenía cierta estabilidad. Ahora la rapidez de las trans-
formaciones impide que se conserven recuerdos del pasado
en el lapso de una generación. Esto comporta encontrarnos
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34 ya en una situación donde casa y no casa se conectan; mora- 35 estos territorios: por un lado, centros directivos, representati-
da y no morada son dos caras de la misma moneda. vos y terciarios a la manera occidental y, por otro, periferias
Aunque tiene su centro impulsor en Occidente, este pro- populares al modo occidental con tiempos de degradación
ceso alcanza ya todos los continentes. En 1950 había ochen- de pocos años, para acabar en bidonvilles. Otro modelo con-
ta y tres ciudades en el mundo con más de un millón de siste en la única ciudad, como en Japón, donde a lo largo de
habitantes, y de ellas cincuenta se encontraban en los países la costa no hay solución de continuidad desde el norte hasta
industrializados. En la actualidad, hay trescientas ciudades Hiroshima; la ciudad coincide con todo el territorio.
con más de un millón de habitantes y en su mayor parte se No cabe duda de que el territorio donde vivimos cons-
encuentran en los países pobres. En 2015 habrá treinta y tres tituye un desafio radical a todas las formas tradicionales de
ciudades con una población superior a los veinte millones la vida comunitaria. El desarraigo que produce es real.
de habitantes y veintisiete de ellas se encontrarán en los paí- Todas las formas terrenales tienden a disolverse en la red de
ses pobres. ¿Cómo estarán hechas? Si extrapolamos a partir las relaciones temporales (véase más adelante). No obstante,
de la situación actual, sería demasiado fácil preverlo: vastísi- para ello se hace necesario que el espacio asuma justamente
mas áreas arquitectónicamente indiferenciadas rebosantes de el aspecto de una forma a priori, equivalente y homogénea
funciones de representación, financieras y directivas con api- en todos sus puntos; es decir, que desaparezca la dimensión
lamientos alrededor de áreas periféricas residenciales, "gueti- del lugar, la posibilidad de definir lugares en el interior del
zadas" unas respecto de las otras, zonas comerciales de masas, espacio o caracterizar este último según una jerarquía de
"restos" de producción manufacturera. El conjunto, conec- lugares simbólicamente significativos.
tado por "acontecimientos" ocasionales, es independiente ¿Es posible vivir sin lugar? ¿Es posible habitar allí donde
de toda lógica urbanística y administrativa. Para las grandes no se producen lugares?
masas la "casa" será el miniapartamento estandarizado. Como ~
El habitar no se produce allí donde se duerme y de vez
rezaba una publicidad en Senegal: "Comprad nuestras casas "O
en cuando se come, donde se mira la televisión y se juega
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desarrollados (en África las burocracias públicas dan empleo a o nos paramos: es pausa; es algo análogo al silencio en una par-
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diez veces más personas que las que empleaban en el período ...
Ql titura. La música no se produce sin el silencio. El territorio
colonial), son consecuencia del proceso de megaurbanización -e
III posmetropolitano ignora el silencio; no nos permite parar-
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de dichas áreas, porque han destruido los recursos y las cul- ::J
'ü nos, "recogernos" en el habitar. No conoce, no puede cono-
turas locales y han multiplicado las rentas. Éste es el plan para ....
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cer distancias; éstas son su enemigo. En su interior todo lugar
36 parece destinado a acartonarse, a perder intensidad hasta
transformarse en nada más que en un pasaje, un momento
de la "movilización" universal.
Uno se encuentra en una ciudad que es y no es casa,
donde se está y no se está, una ciudad que se vive como una
contradicción. ¿Cuáles son las consecuencias? Afrontar el
problema con la idea de restaurar lugares, en el sentido tra-
dicional del término, es una forma regresiva y reaccionaria.
También se puede aplaudir el proceso en curso y su diná-
mica, el movimiento de disolución de los lugares imperio-
samente en la práctica. "Vivimos ya en el antiespacio; todos
nuestros asentamientos se mueven en el ciberespacio; debe-
mos imaginar nuestras casas como sensores" (son palabras
del arquitecto estadounidense William J. Mitchell en su libro
City <ifbits);2 sin embargo, este futurismo informático es la
otra cara de la postura conservadora reaccionaria que anhela
la restauración del ágora y de la poliso
Concretar semejante contradicción para poder vivirla y
comprenderla, y no sólo para padecerla y sufrirla, constituye
un problema teórico que hay que afrontar. Si seguimos sien-
do de los lugares, ¿cómo podemos no querer lugares? No
obstante, los lugares deseables ya no pueden ser los de la polis,
ni tampoco los de la metrópoli industrial; deben ser lugares
donde puedan verse representados los rasgos de la moviliza-
ción universal.
El cuerpo y el lugar
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Mitchell, William J., City eif bits: Space,
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.¡: Cambridge (Masso), 1995 [No del T.] o
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Massimo Cacciari La ciudad w
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45 Me refiero a la phisis en su sentido más propio ('física' viene
de phisis, 'naturaleza'). ¿Sería alguna vez concebible un espa-
cio-sin-lugar si, como resulta evidente, "resiste" ese lugar
absolutamente fundamental que es nuestro cuerpo?, ¿cómo
resolver este lugar en el continuum temporal?, ¿o cómo redu-
cirlo a una función meramente dependiente a partir de su
despliegue? Si somos lugar, ¿cómo podremos no buscar luga-
res? La filosofía del territorio posmetropolitano parece exi-
gir nuestra metamorfosis en almas puras, o en pura dinamis,
energía intelectual. Quizá nuestra alma sea realmente a-oikos,
sin casa, como el eros platónico, pero ... ¿nuestro cuerpo, la
razón de nuestro cuerpo? ¿No tiene el propio nómada que
ver de todos modos con el lugar? Va de un lugar a otro, no
se detiene en ninguno, pero siempre conoce lugares. ¿Y qué
representan sus grandes alfombras sino la casa, el lugar de
su casa, que lo sigue a cualquier parte y donde habitaba en
esencia? Puede que llegue un día -como ya ha sucedido en
las "profecías" de la ciencia ficción- en que nuestro cuerpo
sea transmisible como cualquier otra información. Entonces
quizá se resuelva el problema de su razón específica y, por
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tanto, del lugar y del habitar. Pero, ¿será ese hombre real-
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Q. mente superhombre en todo y para todo? Podemos imagi-
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nárnoslo en "transmisión" perenne, ¿pero no deberá "tomar
tierra" en algún punto, en algún momento? ¿Será perenne-
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de energía?, ¿o todavía tendrá que hacerlo en lugares? Pero,
¿qué lugares? Es evidente que este hombre nunca podrá
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reconocer como propios los lugares de los antiguos espacios
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..... urbanos ni los de las antiguas metrópolis.
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He aquí, pues, el gran y fascinante problema con el que se 47 Para estar a la altura de esta tarea urbanística es necesa-
miden todos quienes, con conciencia crítica y filosófica, rio enfrentarse a un problema filosófico fundamental, o al
afrontan la perspectiva del territorio posmetropolitano bajo menos localizarlo: ¿es posible eliminar el espacio mientras
los diversos perfiles administrativos, urbanísticos y arqui- sigamos siendo cuerpos?
tectónicos. Ninguna añoranza reaccionaria hacia la tierra Pedimos al mundo exterior que se disuelva en virtual
"bien fundada" de la Urbs; ninguna voluntad nostálgica de mientras seguimos siendo el lugar de nuestro cuerpo, miles
restaurar-recuperar los lugares de la antigua ciudad: esto sólo de millones de moléculas de las que nos componemos y
podría dar lugar a" "localismos" vernáculos, a una Heimatkunst, que tienen cierta forma espacial. ¿Cómo podemos hacer
un arte regional vacío e insensato. Pero, igualmente, ¡ninguna convivir el lugar que somos con la eliminación externa de
"huida hacia el futuro", ninguna ideología de lo "futurible"! todo lugar? Se trata de un problema esencial. Podría hacer-
Una tendencia similar hace que la arquitectura sea un juego se ciencia ficción inteligente, tal como hace Philip K. Dick:
puramente formal y que pierda toda potencia constructiva, en cuanto consiga transmitirme como un fax o como un
toda seriedad y responsabilidad. ¿Qué hacer entonces? correo electrónico, el problema estará resuelto.
En el espacio metropolitano todavía subsistía una jerar- Si pudiéramos tratar nuestro cuerpo como una informa-
quía precisa entre edificios o "contenedores" que desa- ción entre otras muchas, el problema estaría resuelto, puesto
rrollaban la función de ser cuerpos de referencia. Sobre el que ya somos dueños de la información, de su manipulación
"reloj" de estos cuerpos se recalcaba la métrica del conjunto. y su transmisión. Pero, ¿no es esto lo que está ocurriendo?
El urbanismo contemporáneo siempre se ha movido más ¿No está tratando la ciencia médica el cuerpo como un
o menos alrededor de la orientación que garantizaban los conjunto de informaciones? Mucha gente habla de biopo-
cuerpos, intentando racionalizar el uso del espacio alrededor lítica, de un tratamiento de la vida sobre la base de expecta-
de ellos. Todo cuerpo-edificio de referencia está llamado a ~
tivas y aparatos técnico-políticos, y esto, lejos de ser ciencia
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desarrollar una tarea definida, tiene unas cualidades y propie- Do ficción, constituye ya una realidad (la buena ciencia ficción
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dades específicas. Bajo este perfil, el espacio metropolitano ....Ql siempre ha tratado de ideas-límite y reguladoras de una
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no se diferencia sustancialmente del espacio urbano sino por '"oDo forma real); esta perspectiva es un hecho: tratamos ya nues-
el hecho de exceder todos sus viejos límites, lanzándose a lo ..!!! tro cuerpo técnica y políticamente como un conjunto de
largo de las directrices de su movimiento. ~ informaciones.
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Éstas son las contradicciones que obligan a ir más allá de ....o Debemos afrontar esta paradoja filosófica y estética.
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la metrópoli. Por un lado, su esencia consiste en la irradia- .... La energía que emana el territorio posmetropolitano es
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ción en un espacio como forma pura a priori; por otro, su .,:, esencialmente desterritorializante, antiespacial. Es cierto que
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su perfección. Se considera que toda métrica espacial cons- 49 más parece aumentar el deseo de movimiento físico y de
tituye un obstáculo que hay que salvar. La idea reguladora es ubicuidad). El espacio se venga, pues, inmovilizándonos
siempre la de una "angelópolis" absolutamente desarraigada. en las ciudades. Pero también se venga por otro rever-
Ésta es también la idea reguladora, o la ftlosofía de base, de so: las arquitecturas que se construyen por todo el mundo
las tecnologías informáticas; mejor dicho, para estas tecnolo- contrastan radicalmente con esta ansia de movimiento y
gías, la superación del vínculo espacial no representa más que de "espiritualización", y a menudo resultan de una pesa-
el primer paso hacia la superación también del vínculo tem- dez monumental extraordinaria. Se construyen cuerpos
poral, hacia la posibilidad de una forma de comunicación extremadamente rígidos, voluminosos y monovalentes. La
verdadera y completamente angelical (de hecho, los ángeles arquitectura tiene un anhelo paradójico y patético por el
se entienden entre sí sin mediación alguna, en la inmedia- simbolismo del edificio (en Berlín puede verse el triun-
tez del mero pensamien,to). Una forma tal de comunicación fo del énfasis y de lo monumental, más allá de la cualidad
hace que el espacio sea perfectamente indiferente y homo- específica de los contenedores particulares, como si hubie-
géneo. Éste no presenta ya ninguna"densidad" particular, ran querido construir la nueva Acrópolis o el parlamento
ningún "nodo" significativo y, naturalmente, el efecto de su de Estados Unidos de finales del siglo XVIII). Cuando inter-
eliminación consistirá en la perfecta transparencia y fiabili- viene a escala urbana, y con independencia de la calidad de
dad de las informaciones. De hecho, si éstas no encuentran uno u otro arquitecto, el lenguaje arquitectónico lo hace
ningún obstáculo, ya no deben ser "transportadas", ya no se con una ftlosofía que contradice totalmente esta tendencia
producirán malentendidos ni equívocos. El mito o la ideolo- a la movilización universal. A lo sumo, fueron los grandes
gía de la perfecta desterritorialización se ve acompañado por maestros de hace algunas generaciones quienes pensa-
el de una forma inmediata de comunicación, o mejor aún, ron unos edificios realmente transparentes, unos "pasajes".
de la total eliminación de los malentendidos. ~
Esto sucede por una razón esencial: la exigencia de fuertes
(5
Pero, desgraciadamente, ¡el espacio se venga de este deseo presencias, significativas y simbólicas, en el territorio pos-
-
Q.
..¿,
ni
"U
Espacios cerrados y espacios abiertos
......
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~
54 general capaz de "retomar terreno" en diversas formas del 55 se encontraban las funciones residenciales, industriales,
pasado, libre de todo arraigo fijo y terrenal? En otros térmi- etc. Todas estas lógicas típicas de la sistematización urba-
nos, ¿es el territorio posmetropolitano la negación de toda na y metropolitana han desaparecido. Pueden encontrarse
posibilidad de lugar, o bien podrán "inventarse" lugares pro- las mismas funciones en cualquier lugar, en particular si se
pios de la época en la que parece negarse su vitalidad? acentúa el gran problema de la reutilización de los viejos
La ciudad se encuentra en todas partes, luego ya no hay espacios industriales; pueden entonces encontrarse funcio-
ciudad.Ya no habitamos ciudades, sino territorios (¡entran nes riquísimas y centrales en la antigua periferia (véase el
ganas de utilizar uria etimología errónea! Territorio de terreo, caso de la fábrica Pirelli en Milán, donde puede aparecer ...
tener miedo, mostrar terror). La propia posibilidad de esta- ¡el teatro de la Scala!). Toda métrica tradicional ha desapa-
blecer los límites de la ciudad parece hoy inconcebible, recido por completo. No hay ningún proyecto urbanístico
o mejor aún, se ha reducido a un asunto puramente técnico- en base al cual se haga el teatro de la Scala en Sesto San
administrativo. Llamamos ciudad a esta "área" por razones Giovanni; temporalmente se ha determinado allí un vacío
absolutamente temporales. Sus límites no son más que un que debía llenarse y ha surgido la ocasión para hacerlo; en el
mero artificio. El territorio posmetropolitano constituye futuro podrá llenarse con un supermercado, con unas ofici-
una geografía de acontecimientos, una puesta en práctica nas, con una universidad, etc. No se sabe, no se puede saber,
de conexiones que atraviesan paisajes híbridos. El "límite" es imposible predecir qué es lo que llenará ese vacío.
del espacio posmetropolitano no viene dado más que por El desarrollo de la ciudad desde la metrópoli al territorio
el "confín" alcanzado por la red de las comunicaciones; no es, por tanto, programable, lo que constituye el drama de
a medida que la red se espacia, podemos decir que "salimos" todos los arquitectos y urbanistas. La dificultad no depende
de la posmetrópoli, pero es evidente que se trata de un de su incapacidad o de la voluntad política de los adminis-
"confín" sui géneris: existe sólo para ser superado. Éste se tradores, sino de la imposibilidad de programar, también
encuentra en crisis permanente. porque omite todo límite administrativo; todos los límites
En este sentido, puede decirse con una fórmula paradó- administrativos son ficticios, artificiales, pero continúan exis-
jica que vivimos en un territorio desterritorialízado. Habitamos tiendo y esto hace todavía más imposible una programación
unos territorios cuya métrica ya no es espacial; ya no cabe seria, porque de ningún modo es posible saber o calcular
ninguna posibilidad de definir, como sucedía en la metró- dónde, por ejemplo, acaban los límites de Florencia y dónde
poli antigua, los recorridos de difusión o de "delirio" según empieza Scandicci.
ejes espaciales precisos (aquí se encuentra el centro, aquí La pérdida de "valor simbólico" de la ciudad crece
la periferia). El modelo radial que parte del centro según proporcionalmente; asistimos, o nos parece que asistimos,
determinados ejes preveía que a medida que se salía del a un desarrollo sin objetivo; es decir, literalmente insensato, a
centro por vías bien definidas, casi antiguos canales, un proceso que no representa ninguna dimensión "orgánica".
....
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Se trata realmente de la metrópoli del intelecto abstracto, 57 impedimento, una condena. En efecto, pensamos en la felici-
dominado únicamente por el "fin" de la producción y del dad como en la ubicuidad, lo que resulta un gran problema,
intercambio de mercancías. Es absolutamente "natural" que pues nuestra mente razona ya en términos de ubicuidad por
el "cerebro" de un sistema tal considere todo elemento espa- un lado y, por tanto, vive el espacio como una condena; y,
cial como un obstáculo, un lastre inútil, un residuo del pasa- por otro, pedimos que la ciudad se organice en lugares y que
do que hay que "idealizar" y "volatilizar". Sin embargo, al además sean acogedores.
mismo tiempo y por la misma razón, esto provoca la impro- Pero, ¿cómo unos lugares acogedores, simbólicamen-
gramabilidad del c'onjunto. Nadie ostenta el poder sobre las te ricos, logran no constituir unos obstáculos espaciales?
conexiones entre las partes, sobre la lógica de las relaciones, Pedimos atravesar la ciudad en tiempo real y, sin embargo,
que constituye lo esencial. Domina el juego -por defini- queremos que sea bella. No es posible construir la cúpula
ción imprevisible-- de los intereses privados. La "ocupación" de Filippo Brunelleschi en un lugar determinado y que al
del territorio ya no conoce ningún nomos (pues nomos, ley, mismo tiempo sea atravesable al instante. Esto sólo puede
-no lo olvidemos- originalmente significaba subdivisión, ocurrir en una ciudad puramente virtual, desencantada,
reparto de un territorio,' un "pasto" [nomos] determinado). como aquella que se había pensado para los japoneses a las
puertas de Venecia: al desembarcar del aeropuerto, en lugar
de ir a la ciudad hubieran entrado en una especie de sala
Espacio y tiempo cinematográfica tridimensional para ver una película sobre
Venecia. Es cierto que una ciudad como Venecia se resis-
Quien haya estado en Tokio, en Sao Paulo o en Shanghái, te a transformarse en pura virtualidad, pero esto constituye
sabe que ya no tiene ningún sentido hablar de ciudad. un grandísimo problema, porque en la ciudad moderna el
Se trata de territorios y habitamos territorios cuya métrica ~
esfuerzo consistía ya en transformar la ciudad en lugar de
\5
ya no tiene ningún sentido espacial, sino, sólo en el mejor Q. paso (como sucedió con las transformaciones de todas las
de los casos, temporal. Hacemos todas nuestras cuentas en .......
'o
Ql grandes ciudades europeas a finales del siglo XIX) .
E
base al tiempo, no al espacio; ya nadie indica la distancia a la l/l
o Hoy tenemos la necesidad de transformaciones aún
Q.
que se encuentra una ciudad, sino el tiempo que se tarda en .!l! más radicales, porque la denunda de movilidad ha creci-
llegar a ella. El espacio se ha convertido únicamente en un .eo do tan desmesuradamente gracias a las nuevas tecnologías,
.-=o
obstáculo. Es cierto que el espacio se venga de esas métri- .... que han entrado en conflicto con el espacio, sobre todo allí
.-=
...
cas temporales nuestras, pues posee una inercia, como bien ....
Ql donde éste es resistente o bien no se ha transformado con
sabían los filósofos: no se puede erradicar del todo ni volar, -O anterioridad.
al menos por el momento, para cubrir pequeñas distan-
~'"
~
Además, en el espacio posmetropolitano las funciones
'ü
cias. La venganza del espacio es que lo sintamos como un ....'" asumen el aspecto de acontecimientos, también gracias a la
...
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58 rapidísima transformación del propio territorio: más que 59 civilización urbana.Y todavía continuamos pidiéndole a
ubicar una función, allí sucede algo, se construye un super- nuestra ciudad que nos ofrezca lugares de acogida, "largas
mercado, que es un acontecimiento, y en el transcurso de estancias", como si nuestra corteza cerebral hubiese desarro-
algunos años en el lugar del supermercado surge otro. llado estas formas de movilidad impetuosa, violenta, por un
De este modo, en Shanghái o en Tokio, más que edificios lado, pero, por otro, continuase existiendo la necesidad de
existen acontecimientos: se trata de un espacio para aconte- una casa, de protección en alguna zona profunda del cere-
cimientos organizado según medidas temporales y el terri- bro: una disociación que ya se ajusta a nuestra estructura
torio se presenta como una colación de acontecimientos. Se fisiológica.
trata de la última fase de la evolución metropolitana de la Pero, mientras tanto, el tiempo de la metrópoli contrasta
ciudad moderna, que irradia desde su centro y que es capaz dramáticamente con su organización espacial, con la "pesa-
de arrollar cualquier presencia antigua. dez" de sus edificios, con la masa de sus contenedores. Las
N o obstante, asistimos a un fenómeno que, en un masas de la metrópoli no se transforman en energía, sino
momento determinado, parece irreversible: esta expansión que, al contrario, la absorben, la consumen, exactamente lo
se vuelve cada vez más temporal, cada vez menos progra- contrario de lo que sucedía en la ciudad, donde se produ-
mada y gobernable. Cuanto más se dilata la "red nerviosa" cía una correspondencia entre los tiempos de las funcio-
metropolitana, más devora el territorio circundante, más nes, de los valores, de las relaciones y de la calidad de las
parece perderse su "espíritu"; cuanto más "potente" se hace arquitecturas, donde la arquitectura enriquecía, potenciaba
esta red, menos susceptible parece de ordenar y racionalizar la calidad del conjunto. Debemos volver a encontrar dicha
la vida que en ella se desarrolla. El intelecto metropolitano correspondencia, pero resulta imposible hacerlo volviendo
sufre una especie de "crisis espacial" que es perfectamente a proponer una forma urbís tradicional. Debemos "inventar"
análoga a la que sufre el Estado leviatán, el Estado moderno ~
correspondencias, analogías entre el territorio posmetro-
(5
con su soberanía determinada territorialmente. Los poderes Q. politano en el que vivimos y edificios, lugares donde poder
que determinan el crecimiento metropolitano se esfuerzan .......CII
'o
habitar; debemos "inventar" edificios que sean lugares, pero
E
cada vez más en "territorializarse", en "encarnarse" en un '"
oQ. lugares para la vida posmetropolitana, lugares que expresen
orden territorial, en dar vida a formas de convivencia legi- .!!! y reflejen el tiempo, el movimiento.
bles y observables espacialmente en el territorio. oS
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A los habitantes del territorio se les pide que reaccio- ....o
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nen con inmediatez, como un sistema nervioso "sano", con ... Un apunte: la polivalencia de los edificios
~
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III variación de los estímulos, con variación de una presencia -O111
'tJ "lJ
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·u o una forma con una velocidad que no tiene compara- 'ü Vivimos obsesionados por imágenes y mitos de velocidad
...
III
ción alguna con otro momento de la historia de nuestra ...111
y ubicuidad mientras que los espacios que construimos
...
"'
'u
u
60 insisten pertinazmente en definir, delimitar y confinar.
Necesitamos lugares donde habitar, pero éstos no pueden
ser espacios cerrados que contradigan el tiempo en el terri-
torio donde, nos guste o no, vivimos. ¡Qué enredo de difi-
cultades y problemas!
Por utilizar una metáfora procedente de la fisica con-
temporánea, el espacio metropolitano todavía era un
espacio de "relatividad limitada"; el del territorio posme-
tropolitano deberá ser un espacio de "relatividad general".
Aquí no sólo cualquier edificio debe poder servir como
cuerpo de referencia, sino que los cuerpos deben poderse
"de-formar" o transformar durante su movimiento. De este
modo, la distribución de la materia en este espacio mutará
constante e imprevisiblemente. El espacio global resulta-
rá de la interacción de sus diversos cuerpos: elásticos, "de-
formables", capaces de "acogerse" entre sí, de penetrar unos
dentro de los otros, como esponjas y moluscos. Cada uno
será polivalente, no sólo en cuanto que engloba diversas
funciones en sí mismo, probablemente "confinándolas" de
nuevo a su interior, apresándolas en sí mismo, sino en cuan-
to que está en relación íntima con lo diferente a sí mismo
en tanto que es capaz de reflejarlo. En un espacio tal, cada
parte es como una mónada que acoge en sí misma el todo,
que lleva en sí misma la lógica del todo: una individualidad
universal. En absoluto se trata de una operación completa-
mente ideológica de supresión del límite: cualquier cuerpo
presenta límites, so pena de anularseo Tampoco se trata de
confundir "anárquicamente" las relaciones entre los diver-
sos tiempos de los diversos lugares, sino que se trata más
bien de acordar sin confundir, haciendo que viva el todo,
la forma del todo en la cualidad de cada parte.
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60 N unca podremos sentirnos habitantes de lugares segre-
gados del conjunto del territorio; acabaremos sintiéndo-
nos todavía más alienados en lugares "protegidos" que en
un vagón del metro. Para sentirnos en casa no buscamos
lugares separados, cerrados ni protegidos, como tampoco
podremos habitar un tren, un automóvil, una estación, un
aeropuerto ... Quizá podremos habitar allí donde la perfec-
ción formal del lugar concuerde con la universalidad de las
informaciones que recibimos, allí donde lo individual nos
comunica lo universal. ¿Es posible imaginarlo? Debemos
proyectar nuestros edificios como asentamientos en el
antiespacio de la red informática, como nodos de la red,
polivalentes e intercambiables. Debemos construirlos como
sensores, casi interfaces de ordenador. Cuanto más rica y
compleja sea la información que recibamos, más móvil será
en el tiempo, menos "arraigada" estará en propiedades rígi-
das, más problemas nos suscitará su presencia, más respon-
derán estos problemas a la irrefrenable exigencia del habitar.
Pero nuestro habitar en este tiempo -el tiempo del
General Intellect y de la Movilización Universal- no es, y
~
nunca llegará a ser, la utopía del desarraigo total del tiempo
(5
Q. de toda métrica espacial y de la desencarnación de nuestra
.......1Il
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alma. Éstos son malos gnosticismos, hijos de una fe ingenua
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11I
O o, mejor aún, de una creencia supersticiosa en el "progre-
Q.
.!!! so tecnológico". Para el territorio posmetropolitano nece-
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sitamos esa architecturae scientia de la que ya hablaban los
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....O antiguos: capacidad de construir lugares adecuados al uso,
...
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lugares que correspondan a las exigencias y a los problemas
~
-O de nuestro tiempo.
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Entonces los políticos y los arquitectos deberían intentar
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....'" superar la monofuncionalidad, pensar en edificios realmente
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66 polivalentes. Sin embargo, todavía existen el hospital, la 67 civilis. De otro modo es imposible construir ayuntamien-
escuela, la universidad, el museo, el teatro y las oficinas del tos,juzgados, teatros, ni iglesias. En definitiva, es imposible
ayuntamiento: se continúa proyectando e interviniendo construir unos lugares que tengan valor simbólico en un
arquitectónica, política y urbanísticamente por separación, espacio posmetropolitano. Se necesita quizá comenzar a
creando cuerpos rígidos. Sólo el hecho de decir que el edi- proyectar en voz baja, modestamente, "yendo de paisano",
ficio debe ser plurifuncional, que debe servir a más usos, renunciar a las grandes pretensiones simbólicas que amena-
que debe ser utilizado por diferentes personas Uóvenes, zan a cada instante con caer en el ridículo e intentar com-
ancianos, gentes con diversos oficios) y para varias funcio- binar más funciones al construir edificios. No sabría decir
nes, haría que ese lugar fuera más coherente con la forma si esto da satisfacción a nuestra exigencia de lugares. Sé que
de vida actual. hoy vivimos en estas contradicciones estridentes, en estas
Por otra parte, ya en su momento, en Florencia o en disociaciones.
Venecia la residencia no fue nunca sólo tal, sino que tam-
bién era almacén, tienda y taller. La maravillosa plurifun-
cionalidad del monaster;io estaba mucho más adelantada
que las cosas que hacemos ahora: era hospital, hotel, lugar
de culto, estación, oficina de correos, mercado, escue-
la, universidad, todo ello junto. Como ya se ha observado,
nosotros, en cambio, hacemos de todo una clínica: la clíni-
ca para las obras de arte, para los estudiantes, otra para los
enfermos, para los apasionados de la ópera que van al teatro.
Todo es rígido en un territorio donde ya no hay ningún ~
(5
lugar. Por parte del público se necesitaría dotar a la ciudad c..
de valencias simbólicas; el político administrador responde .......
'o
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con teatros, universidades, hospitales, etc., y "sufrimos" lo '"oc..
ya construido, la ciudad existente, que ocupa espacio para .!!!
o
sus calles, sus aparcamientos y sus nuevos "contenedores", '-'
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tras los cuales ya no se encuentra la persona ni la comu- ....o
.¡:
nidad entre las personas, ya lo sumo existirán "comités" ...
....
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72 la civilización occidental se opondrán a la globalización". 73 técnico-económica es insostenible en el plano histórico y
No obstante, Huntington no niega que hasta ahora la glo- filosófico, pues sabemos que la Tecnica en sí misma es fun-
balización se haya llevado a cabo como occidentalización. damentalmente filosófica, es el producto de una visión del
Al contrario, subraya que hasta ahora todas las resisten- mundo, de siglos de filosofia, de teología, de cultura y de
cias que la globalización ha encontrado derivan del hecho civilización. Prueba de ello es, entre otras cosas, la diferente
de que ésta se presenta como occidentalización, de ahí las reacción suscitada por la globalización en diferentes con-
reacciones, en particular las del Islam. ¿Es posible pensar textos culturales. Parece que en los países islámicos, en cier-
una modernización que no sea occidentalización sabiendo tos países africanos, etc., la introducción de la racionalidad
que Occidente ya no tiene ningún significado geográfico técnico-científica puede producir un infarto a las formas
y que debemos entende,rlo solamente como dominio de culturales preexistentes, mientras que esto no ha ocurrido
la técnica, de la racionalidad técnico-científica totalmente en el Oriente asiático y en Japón, donde las culturas ante-
anónima e impersonal? A partir de Max Weber en adelan- riores han seguido de algún modo vivas dentro del proceso
te es necesario razonar de esta manera cuando se piensa en de occidentalización. Sus formas de cultura, de civilización
Occidente. Este Occidente se va globalizando. ¿Existe una y de religión, permitían esta simbiosis. De todos modos,
~
alternativa al dominio de la racionalidad técnico-científica ...
CIl aunque esto no quiere decir que la racionalidad occidental
:¡:;
que no sea occidental? ¿Es posible la escisión entre lo téc- ..!!!
>.
destruya las formas culturales precedentes, tampoco puede
nico-económico y la cultura? Desde un punto de vista his- o afirmarse que haya una separación de principios entre el
Qj
tórico y filosófico, es una necedad sostener la escisión, pues ·v aspecto cultural y el técnico-científico de una civilización.
Qj
c:
CIl
o
Vuelve aquí, en su figura más dramática, el problema de
las relaciones entre espacio y tiempo. Es decir, se cuestiona
c:
presupuesto cultural, filosófico y religioso. III
E
si es alcanzable un nuevo orden espacial desde el momento
~
Algunas corrientes reformistas presentes en el Islam han ..c:
...111 en que se admite la primacía del tiempo en nuestras exis-
intentado desesperadamente pensar una vía de moderni-
zación no occidental, escindiendo el aspecto técnico-eco-
-
1i
III
..c:
tencias, en nuestra experiencia vivida. En primer lugar,
no podemos dar por descontado que este triunfo del tiem-
Qj
nómico del cultural (internalizar la técnica, la racionalidad ro po no vaya a desplegarse hasta consecuencias extremas.
u
:¡:;
científica, el mecanismo de mercado de Occidente, sin Ul
·0
El ejercicio mental mediante el cual realmente el tiempo
c:
dejar de ser islámicos). No se ha conseguido en absoluto. bO puede incluir en sí mismo la experiencia espacial no es una
¿Deriva este trágico fracaso de los vicios originarios de la ~ pregunta vacía desde el punto de vista filosófico. Kant man-
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u
CIl
"'C:I
III colonización, del imperialismo, o de la incapacidad polí- el. tiene un dificilísimo equilibrio entre espacio y tiempo, pero
"'C:I ~
~
'ü tica, de la miopía cultural? Es cierto que una interpreta- CIl
el.
también en su obra acaba por reconocerse la primacía del
....
III
ción de la técnica y de la economía en clave meramente ....
III
tiempo, porque las formas del esquematismo -el eje de
74 la razón pura y de toda la fIlosofía kantiana que garantizan 75 permita su traducción en espacio, son necesarios ethos y
el paso de las categorías al fenómeno, permitiendo así la etnos, judaísmo. En la polémica de Rosenzweig en las con-
construcción de una ciencia de la naturaleza- son form.as frontaciones con el cristianismo, se afIrma precisamente
del tiempo; el esquematismo acaece en el tiempo, no en el que los cristianos tienen un espacio litúrgico aparente, pues
espacio. Más tarde, el tiempo domina la fIlosofía contem- para ellos la civitas peregrina, aunque se recalce, no tiene raí-
poránea; en Ser y tiempo, 3 Martin Heidegger reconoce que ces étnicas, no tiene un ethos: uno se hace cristiano,judío se
la única vía de acceso al ser es temporal, mientras que en su nace, dice con razón Rosenzweig.
obra el espacio se considera un producto, pura imagen de Si esta perspectiva para nosotros amaga el "infarto",
la temporalidad del Dasein, como si faltase alguna topolo- ¿cómo podemos remediarlo? Es verdad que la inserción de
gía. Desde este punto de vista, existe un fuerte nexo entre un tiempo litúrgico fuerte es una vía de salida. Sin embar-
el fIlósofo judío Franz Rosenzweig y Martín Heidegger, go, si tenemos en mente el esquema de Rosenzweig, no
como si el primero anticipara al segundo sosteniendo que la está de más recordar que este esquema se afIrma como algo
afIrmación prepotente del tiempo produce todo el conjun- propio del judaísmo, no del cristianismo. Es en este punto,
to de las nuevas y particulares experiencias espaciales.
Ésta podría ser una vía de investigación, no cabe duda.
.
la
Ql
y en otros pocos fundamentales, donde, tras varios acerca-
mientos al cristianismo, Rosenzweig se separa de él vien-
:¡:;
Para que el tiempo pueda abrirse a esas nuevas dimen- .!!! do la incompatibilidad de las dos vías. ¿Puede entonces la
>-
siones espaciales, es preciso que sea un tiempo particular. o liturgia contener el infarto? Parece indudable que el cris-
Qi
'ü
N o puede ser un tiempo kantiano, forma a priori, como tianismo considera la tierra como "espacio de misión" (por
-..
Qi
Ql
el espacio, indiferente y equivalente en todos sus instantes; utilizar una expresión de Rosenzweig) y que, por tanto,
c:
debe ser el tiempo litúrgico, que es discontinuo, constante- Ql
o sea verdaderamente en el sentido de la globalización. Hay
c:
mente "determinado", un tiempo re-cortado, nO indiferente la varias maneras y formas de entender esta tierra como "tie-
E
ni homogéneo. Como el espacio, el tiempo de Kant es una .=
.c: rra de misión", pero nO existe la posibilidad por parte de un
dimensión homogénea e indiferente en todos sus puntos;
el tiempo de Rosenzweig es el litúrgico, que afIrma que
-la
:.ola
.c:
cristiano de entender la tierra como ethnos (ésta fue la eter-
na polémica con Sergio Quinzio).4
Qi
un día es distinto a otro. Si se tiene una idea de tiempo de ni
u
:¡:;
este género, entonces ese tiempo puede combinarse COn
un espacio; de otro modo no. De lo contrario se reflexiona
'"
'o
c:
tlO
_3 _4
Heidegger, Martin, Sein und Zeit [1927], Sergio Quinzio (1927-1996) fue un
Vittorio Klostermann, Stuttgart, 1977 teólogo y exegeta italiano, autor de,
(versión castellana: Ser y tiempo, Trotta, entre otros, Un commento aUa Bibbia
~
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u Madrid, 2003) [N. del Tl. (Adelphi, Milán, 1972) [N. del T.l·
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76 - - - - Capítulo 6 77 edificios explicaran plenamente nuestra vida, su razones, de
otro modo lo bello es algo inaprensible e indefinible. En el
significado clásico de kalon había unos metros, unas medi-
Para acabar con ... das, unos cánones, un fundamento objetivo sólido, y no una
adhesión estética subjetiva. ¿Pertenece o no pertenece ese
belleza edificio a ese gran Lagos? ¿Respeta o no ese lagos que tras-
ciende toda obra particular? Una estatua o un templo eran
bellos si se correspondían con aquel canon que trascendía la
postura estética subjetiva.
Desde este punto de vista, nuestra ciudad es en cambio
Alguien se preguntará si en toda esta problemática urbams- la patria de la varietas. En los grandes tratados arquitectóni-
tica está todavía presente la exigencia de belleza que parece cos del siglo XVI (y más tarde en la construcción de la ciu-
haber caracterizado desde siempre la idea y la práctica del dad barroca) ya no se cumplen los cánones y toda norma
habitar. es artificial, convencional. En la ciudad entendida como
Mi respuesta es que es necesario entenderse bien con territorio, nuestra belleza se confia a la varietas. En absoluto
el término 'belleza', con sus significados. Las bellezas son podemos pensar en restaurar unas medidas, unas logoi, unas
muchas, como muchas son las formas de la ciudad. En la relaciones con valores canónicos. Nuestras normas, nuestras
actualidad estamos buscando un concepto de belleza que se medidas y métricas no pueden tener más que un carácter
ubica en una dimensión puramente estética (bello es aque- artificial, convencional. Es imposible remontar la corrien-
llo que gusta, que es agradable), pero la belleza no sólo tiene te y construir monumentos, pero la varietas puede ser una
este significado fenoménico estético. En el clasicismo no varietas que guste. El propio Lean Battista Alberti dice en
era así; para el griego antiguo kalon tema otro significado su obra De re aedificatoria: "Mirad que lo clásico no es aque-
distinto: significaba "mira cuán fuertemente está construi- llo que piensan los anticuarios".5 Lo clásico es también la
do", "mira cómo se tiene en pie", "mira qué bien está enrai- variedad de formas y puede ser concinnitas, un canto sinfó-
zado": esto explicaba el término, significaba todo aquello nico (cum cano: canto conjunto). La idea de la belleza como
que está formado, articulado, construido de un modo per- concinnitas aparece en los siglos xv y XVI. Debemos ir en esa
fecto, y que por ello puede perdurar. No se trataba de un dirección, experimentarla de nuevo.
juicio subjetivo, sino que debía emerger objetivamente.
Entonces, ¿qué queremos de nuestra ciudad?, ¿que sea bella
según este segundo significado? Para que pueda emer-
ger algo bello en esta acepción, se necesitaría que nuestros
_5
Alberti, Leon Battista, De re aedificatoria,
o Los diez libros de Arquitectura, Colegio
.¡: Oficial de Arquitectos ncnicos, Oviedo,
III
'ü 1975 [N. del T.].
u
III
U
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111
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japollés, 1981 Este libro está compuesto con las tipagrafias
Cortesía de la GaJerie Barbara Weiss, Bembo Redonda e Itálica de Monotype y
Berlin; fotografía: Wolfgang Günzel Whitney Mediana, Seminegra y Negra de
H&FJ.
Ciudad ell el lIJar, 1977
Museum Ludwig, Colonia; fotografía: La tripa está impresa en papel Munken
Wolfgang Günzel Pure de 120 g/m' para el texto y Magn
Satin de 115 g/m' para las ilustraciones.
Ciudad, 1977 En la cubierta se utilizó un cartoncillo
Museum Ludwig, Colonia; fotografía: gris de 300 g/m'
Wolfgang Günzel
Playa, 1982
Colección Deursche Bank; fotografía:
Krllst und Peters
Yamagucili, 1981-1997
Cortesía de la Galerie Francesca Pia,
Zúrich, y la GaJerie Barbara Weiss, Berlín;
fotografia: Wolfgang Günzel
Aparcamieuto, 1982
Colección privada, Fráncfort; fotografía:
Thomas Bayrle
UállJallJejim, 1976
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-¡: MMK Museul11 fur Moderne KUllSt,
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Fráncfort; fotografía: Wolfgang Günzel
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E Goetile-/lIstilllt, 1981
o Cortesía del artista; fotografia:
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Nave, 1982
o Colección privada. Cortesía de la
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Musellm of Contemporary Art, Los
Ángeles; fotografía: Wolfgang Giinzel
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ISBN 978-84-252-2331-0
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