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UNIVERSIDAD ARTURO MICHELENA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS


DIRECCIÓN DE POSTGRADO
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA.

CRIMEN Y EDAD

Autores: Montilla Azuaje Deyanira

San Diego, mayo 2018.


A lo largo del tiempo, podemos observar a nivel mundial como la
globalización, la posmodernidad, el neoliberalismo y la ruptura del estatuto del
trabajo ha traído consigo situaciones de desintegración social. Aunado a ello,
abundan grandes indicadores como son la exclusión social, la pobreza, una
justicia ineficiente y lenta, una distribución de la riqueza que no se equipara con la
realidad y obliga a sus ciudadanos a que vivan de igual forma, existiendo una
educación totalmente imperfecta que no ayuda en el desarrollo de la población.
Esto, ha traído consecuencias alteraciones del ámbito social, donde se ha perdido
la identidad y como resultado hemos tenido un crecimiento en las economías
informales, lo cual ha ayudado a que aumenten los índices de criminalidad. Esta
investigación, nos llevara a tocar puntos como es el siguiente:

LOS ADOLESCENTES INFRACTORES Y EL FACTOR EDAD EN LA COMISIÒN DE


DELITOS.

En los últimos tiempos, hemos vivido crisis estructurales que han estado
signadas por la fragmentación y exclusión social, agudización y ampliación de la
pobreza, la disolución social, así como nuevas normativas de socialización y
además altos niveles de conflictividad y violencia. Hoy día, estamos frente a una
sociedad cada vez más heterogénea, con mecanismos de poder muy diversos y
donde las distancias sociales entre los incluidos y los no incluidos ya no son de
grado sino que emergen como categorías diferentes; es lo que se denomina una
sociedad dual. En donde el hombre común, se torna desarraigado en su propia
tierra y queda librado a su propia suerte en una sociedad donde la primacía es la
ley de supervivencia del más apto, y a su vez el Estado en cuanto a sus funciones
de protección y de seguridad social, hace que el ciudadano quede expuesto a
toda suerte de enajenaciones, a ser victimizado por la violencia urbana, o por
diversas formas de deterioro y de malestar.
Es así, como lo señala Puebla María: Estos tipos de fenómenos, impactan
con especial énfasis en los sectores más desprotegidos, entre ellos a los pobres,
los niños y adolescentes, y mucho más si estos son captados por el sistema penal
que agudiza la exclusión y el deterioro social. Expresa esta autora, que los niños
en esta situación son los más vulnerables para ser escogidos y cometer crímenes
donde son utilizados para ejecutar modalidades tales como el sicariato,
secuestros entre otros delitos. Esto se debe a que han sido individuos propensos a
ser dañados quedando estos fuera tanto de servicios esenciales tales como la
educación, salud, fuera de su núcleo familia y fuera de su comunidad. Es allí,
donde comienzan a ser socializados en un escenario callejero, donde deambulan
y comienzan por cometer delitos de hurtos esto como estrategias de sobrevivencia
por nombrar uno de los delitos más sencillos.

Por otra parte, este tipo de delitos es muy usual que lo cometan jóvenes de
edades comprendidas entre los 16 dieciséis años en adelante, es superior a los
individuos de mayor edad. Estos, utilizan ya más violencia para constreñir a su
víctima y donde oponga resistencia pierde la mayoría de veces su vida. En este
tipo de delitos, se debe instrumentar políticas de prevención ya que según
estudios realizados delinquen más jóvenes que adultos y a su vez lo cometen más
varones que hembras; además, la conducta delictiva se relaciona también con la
carencia de ciertas habilidades de pensamiento y con ciertos estilos de
funcionamiento personal o rasgos de personalidad. Estas diferencias, en tasas de
delincuencia entre jóvenes y adultos y entre hombres y mujeres han existido
siempre en cualquier tipo de sociedad humana con pocas variaciones.

Señala Garrido, autor español en su obra: La edad, es un factor modulador


de la delincuencia de primer orden. Muchos delincuentes inician sus carreras
delictivas a edades muy tempranas, aunque muchos otros las abandonan con el
paso del tiempo. Además señala, que los sujetos más jóvenes delinquen mucho
más que uno de mayor edad. En todos los países, la mayoría de los criminales
detenidos y controlados por el sistema de justicia son jóvenes, la edad media se
sitúa entre los dieciséis y veintidós años, este criterio guardada relación con la
anterior autora mencionada en esta línea de investigación. A su vez, señala
Garrido que la edad media de encarcelamiento se halla entre los 18 o 20 años y
también a los 30 años.

Investigaciones realizadas por este autor, nos indica que se han asociado
una serie de patrones de conducta antisocial al proceso evolutivo de la edad y nos
dice que entre 1 y 5 años aparecen en los niños las primeras conductas
socialmente desaprobadas, que tiene que ver con incidentes en casa, rabietas,
agresión a los hermanos o algún pequeño robo en el hogar. A partir del inicio de la
escolarización y hasta los 12 doce años disminuyen las conductas desaprobadas
por los adultos. Es allí, cuando nos damos cuenta que los niños van adquiriendo
patrones de conducta y comienzan a obedecer las instrucciones de los adultos. De
los 13 trece a los 18 dieciocho se opera, en general un aumento de la cantidad
variedad de las conductas antisociales. Aparecen fenómenos como la rebeldía,
que es propia de todos los jóvenes, pero que en algunos casos puede adquirir
ciertas características violentas, a partir de la pre adolescencia y a medida que los
jóvenes se acercan a los 18 dieciocho.

A la edad de 18 dieciocho años, el número de individuos que participa en


actividades delictivas juveniles, esta se va tornando paulatinamente menos. Pero
aquellos que la llevan a cabo aumentan progresivamente su gravedad, a la vez
que ya la edad penal. Aumenta, por tanto, la probabilidad de ser detenidos y
castigados por el sistema de justicia y es cuando se está iniciando la carrera
delictiva. En otro sentido, es infrecuente establece el autor que a partir de los 20
veinte a los 30 treinta años se produce un cese de las actividades delictivas de
muchos jóvenes. Es muy infrecuente que alguien se inicie en esas actividades a
partir de esas edades. Por el contrario, ocurre que en individuos con edades de 30
treinta años opera una estabilización personal que los aleja de la delincuencia.

Garrido señala, que existe la reincidencia en cometer los delitos y esto se


debe al inicio temprano en las actividades delictivas. Puede por otra parte, llegarse
a una serie de conclusiones según lo planteado por el autor que un 90 % de los
varones y un 60% de las hembras participan en una actividad delictiva, pero la
mayoría dejan de hacerlo por propia iniciativa, sin que nunca hayan sido detenidos
por la policía. Un 12 % se puede definir como delincuentes habituales y un 5%
continúa una carrera criminal adulta. En total, un 43% de los varones por hacer
referencia en los países americanos continúa una carrera criminal adulta. En total,
un 43% de los varones de esos americanos tienen expediente policial.

También expresa Garrido en su obra, que el factor edad en todas las


sociedades del mundo tiene su punto álgido de delincuencia y criminalidad
alrededor de los 16 dieciséis y 18 dieciocho años, esto lo podemos tomar como
primer orden. Un segundo orden, seria señalar a los delincuentes que existen en
la sociedad postindustrial delinquen algo más tarde que una sociedad pre-
industrial; y en tercer orden los factores demográficos prevén un descenso en el
número de adolescentes entre el año 1990 y 2020. Esto si no se logra compensar
por otros sucesos, se puede esperar una reducción de la delincuencia; por otra
parte señala el autor que los delitos cometidos por los adolescentes son iguales de
graves que los cometidos por los adultos. Algunas veces son iguales de violentos,
cometen los delitos con armas.

Para concluir expresa el autor, cuando más temprano comienzan más


intensidad delictiva tienen cuando llegan a adultos; ningún factor es encubridor de
otros factores, ningún factor correlativo a la edad explica la delincuencia mejor que
la misma.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

(Cita número 2)

Garrido Vicente. MANUALES PRINCIPIOS DE CRIMINOLOGÍA. Editorial Tirant


lo Blanch. Valencia-España, 2001. Pág. 290, 291, 293.

(Cita número 1)

Puebla María Daniela. LOS ADOLESCENTES INFRACTORES. Editorial Duarte


Quiroz Córdoba- Argentina, 2003. Pág. 218, 219, 220.

P.D. PIDO DISCULPAS, SE QUE EN ESTA PARTE NO LLEVA EL NÙMERO DE


PÁGINAS. PERO SE ME OLVIDO COMO SE HACE.

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