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HOMENAJEA
RICARDO ESCAVYZAMORA
l
Eulalia Hernández Sánchez
María Isabel López Martínez
(Eds.)
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O. Introducción
error, por las ra zo nes ya exp u es ta s en relación con el valor fu nda m en tal de ¡,1
De todos es co n ocid a la creen cia gen eraliza da de que los ante ced entes de la retó ri ca en la gé nesis de los estudios sobre el texto.
lin gü ísti ca del tex to se rem o ntan , por una parte, a los estudios sob re un tip o
de t exto con creto, esto es , el texto literario, y, por otra, a los estudi os en el
marco de una di sciplina parti c ular, la retó rica, que es "the oldest fo rm of
preo ccupati on with texts " , co m o señ alan Beaugrande y D ressler (1981 :14). l. La Retórica clásica
Todavía m ás, para Coseriu (2008:93), "la antigua retó ri ca se co rrespo n de co n
En lo que se refte re al lu ga r p reponderante de la retórica, si bien son mu chos
un con cep to de la lingüística del texto actual " . Este co n ve n cimiento está
los puntos de uni ó n entre esta y la teoría gramatical, la poéti ca, la ora toria v la
prese nte, por su repetida co nstan cia , e n casi todas las obras prin cip ales de los
moderna estilística (Bernárdez 1982:273-274 ; Enkvist 1985: 132), ha s,ido
especialistas d e la lingüística del texto. 1 Con todo, la heren cia de la riqueza
destacada fun damemalmente por el valor q u e con cede a las inte ncionalidades
cultural atesorada en la G recia y la R.oma clásicas no se limi ta lógica m en te, y
de sus produ ctores y a los íi nes persuasivos para los que estos constru yen sus
en lo que se r efiere al lenguaje, a la co nfigura ción de la disci plina retórica; lo
textos (entre otras ap o rtaciones, co mo seiiala n Bea uo-rande v Dressler
198]:15). P_e ro, so bre todo y e n prime r lugar, la re tó ri ca r~Jrese nta. la primera
q ue ocurre es que esta sup on e un antecedente direc to pa ra la lingüística del
tex to, de ahí la especial aten ción que en las páginas qu e sigu en le
c on si d e ra c ~on d el texto, o disc urso , co mo un todo suj eto a sólidas reglas de
d edicarem os. En realidad, nun ca a lo largo de la historia se abandonó la
co mposicion," u:u a;néntica "con ciencia de texto ", en palabras de Albaladejo
práctica de la retórica , al menos, ha sta el siglo XVIII, momento en que, según
Mayo rdomo y (,aroa Berno (1983: 220). Efectivamente, para la construcción
Lom as et al. (1993:20), pie rde su sec ul ar protagonismo , debido a la influ encia
de_ ~s te text~ to tal se . han c_onsiderado, tradicion almente, cin co partes, 0
cultural ti-an cesa que la hace desapa rece r de sus planes de estudio, ámbito
p!O<.esos, s~gun la :enmno logia empleada por Enkvist (1985:132), e n las q ue
cultural qu e modernam e nte ha ll egado a se r, c uriosamen te, el ce ntro de
se subd:vidia la reton ca: la inve nción (Ii1venáo), la disposició n (dispasitio) , la
nu evos movimientos teóri cos en es te campo , co m o la teorí;¡ de los top oi de
elocuCJon (elocu tw), la m emoria (m r:mo1ú) y la pronuncia ción
Anscombre y Ducrot (1983) o la nueva retórica impulsad a desde Lieja por el
(pronuntútio) . Así , una d efini ción comúnmente acepta da como la que se
Grupo ¡..t ( 1970) . en cuentra en la 1}-heron c:J <Id H erenniwn y qu e es recogida p o r Mortara
Por tanto, en relación con las aporta ciones del mundo grecolatino, las Garavelh (1 988:6:J ) sos ti ene q u e la invencio "es la capac idad de encon trar
re fle xiones ace rca del signifi cado y los p rimeros avance s e n la gramática argument~~ ve rdaderos o ve rosímiles qu e hagan convincente la ca usa"; la
resultan, desde lu ego, fundamentales para la historia d e las ideas lingüísti cas , ya dJsposJtJo es la ordenaCIÓn y la distribución de los arcrum entos"· la elocz 1cio
que represe ntan el punto de partida para los numerosos sistemas fi losófi cos'
" es e 1 uso _de, las palabras y de b s fras es oportunas de mbanera que se '
adapten a
qu e durante siglos han tratado de arrojar lu z, con mayor o m enor ac ierto, b m venn_o n ; la nwmona "es la presencia duradera de los argume n tos en la
sobre las dif1 cultades inh e rentes al an5 lisis lin güísti co . En este se ntido, e n un mente, asi com o de las palab ras y de su dispo sició n ", y la pronuntiatio "es la
interesante artículo , Bernabé (1998) se lame nta de q ue en casi to da s las capaodad de r egu lar de m anera agradabl e la voz, el aspecto, el gesto".
historias de la ling üística el punto de partida se ve claramente m edia tizado por O b via mente , y ello h ;~ sido se_iialado por muchos autores, so n !J eloc utio y la
la m agn itud que alcanzaron las figura s de Pla tón y Aristóteles. Desde lu ego, d1sposmo las q ue m as Jnteres ofrecen a la investi gación textual. 4 Así, ]a
au nque con menores pre tensio n es, noso tros habremos de cae r en el m ismo
3
Podría aven tura rse que la retórica clásica se configura como un sistema predictivo capaz de
proporciOnar pa utas de procesamiento adec uadas para fines concretos, pautas como las que
1 Véanse, por ejemplo, Weinrich (1976 :23-24), Petiifi y García Berrio ( 1978:82-83) , Dij k
anhelan va nos s1glos después gramáticas como la GGT y formalismos de esta índole.
(1978:9 y 19-20; 1980:36), Bernárdez (1982 :21) y Albaladejo Mayordomo y Ga rcía Berrio
Parecidas intencion es se revelan en los intentos de aplicar los modelos generativo-
( 1983:220 ). Asimismo, también desde fuera de la lingüística del texto han sido se11aladas estas
transformaCJonales a los textos literarios en el marco de la Textlinguistik europea. Este interés
rdacio nes con la retórica (Mortara Garavell i 198R:33 1; Cerny 1998:394).
am n:a tgualmente la labo r de int roducción de la lingüística del texto en España impulsada en
2 Desde su co nfiguración co mo «cie ncia del lenguaje» el estudio de la gramática fue
la decada de 1970 po r A. Ga rcía Berrio en la Universid ad de Murcia (Borreguero Zuloaga
competencia de los filósofos (Robins 1974: 83; Tusó n 1983:42). Además, la gramáti ca, como 2002 :85).
una de las di sciplinas que junto a la retó rica y la lógica conforman el triviwn medieval , se
' Sobre la importancia de la elowtio, véa nse Enkvist ( 1985 : 132) y Mortara Garavelli
integra a lo largo de los siglos en el marco de sistemas filosóficos más amplios. (1988:331), y en el caso de la dispositio, Petbl] y Ga rcia Berrio (1978:82-83) . Por o tra parte,
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Gérard Smitf1 A11teredw1es dt' la
dá.siws
elocutio "explora la relación entre los contenidos y su manifestación verbal", ha mantenido como fundamento principal de los tratados posteriores"
mientras que la dispositio "regula la distribución adecuada de los argumentos (Mm~tara Garavel~1 1988: 17-18). En la edición crítica que Bernabé hace de ]a
y las partes del discurso", de ahí las implicaciones para una teoría del texto. Retonca de Anstoteles, se nos dice que Platón desprecia esta disciplina (según
puec:e verse :n Gor.._f?J:Js) pero que, en cambio, "propone en el Fedro otra
El origen de la oratoria y la retórica 5 ha sido situado en Sicilia, probablemente
Rctonca de mdole muy distinta: una Retórica ideal en que una persona
en la segunda mitad del s. V a.C., cuando se cree que Córax y,
VIrtuosa . puede conducir a las almas hacia la verdad a través de un
posteriormente, su discípulo Tisias, fundaron la disciplina, basada en el
conocmuento preciso de las técnicas de deflnición" (p. 15) (véase asimismo
principio de la «verosimilitud», es decir, la demostración de lo que se cree que
Albaladejo Mayordomo 1989:24 y La borda Gil 1996:31 ). Como en tantos
es verdad, más que de lo que es realmente verdad, para cuya consecución
otros casos, Ari:tóteles supone una vuelta desde el mundo de las ideas al
había que estudiar las pruebas mediante las técnicas adecuadas. Paralelamente,
se desarrolla una corriente de corte pitagórico que, si bien persigue los .mundo . real. As1, en el Gnlo (comnuestot
hacia el aüo 36() a. e) -. , ':1·:1
1a ogo
JUVem1 con el que el autor tercia en la polémica entre Isócrates y Platón
mismos fines, sitúa su centro de interés en los «efectos>> que la palabra provoca
(Bobes et al, 1995: 155), el Estagirita aduce que "la Retórica 110 es ni ;nora! ni
sobre la audiencia a la que se dirige," concepto que será fundamental para la
mmo~·al en_s1,_ ~moque es, como la ~:ialéctica, un instrumento int,electual que
teoría del texto, ya que presupone la existencia de tipos diferentes de discurso
puede aplicarse a c:JVersos objetivos , lUJO de los cuales, el m:ís importante
en función de sus receptores. 7 Desde Sicilia, pues, la retórica pasará
como veremos, sera e] de la persuasión." Entre aquellos que teorizan sobre la
posteriormente a Atenas, en el marco de su sistema democdtico.
d1~Ciplma, podemos encontrar, pues, a un contemporáneo de Aristóteles,
Sin duda alguna, Aristóteles es una de las flguras más importantes en relación Isocrates,, bnllante orador que polemiza con Platón respecto a la importancia
con el nacimiento de la retórica, no sólo por el hecho de ser uno de los de ,la retonca (Bobcs ct al 1995:154), y que defiende un punto de vista más
primeros estudiosos reconocidos de la actividad verbal, sino también por la este~Jco en el ~u e son t~nidos en cuenta la elegancia de estilo y los problemas
importante sistematización de la disciplina retórica que lleva a c1bo, "que se de composJcJon, ~ulemas de que, como seiiala Hickey (1987:12), "sentó el
pnnnpw de que el habla es la base de la sociedad humana", lo que implica
que el ,ute de ;ublar ha de abarcar todo aspecto de la connmicación: razón,
Bobes el al. (1995:152) señalan también la importancia de estos conceptos para el
uso: _mugmacwn, etc.,. dt;jando al margen cuestiones como la veracidad, la
renacimiento de la retórica moderna, cuyo ejemplo más llamativo es el que representan los
JUSticia o la pni~enCJa. A est,e punto de vista Aristóteles opone un
estudios realizados por los miembros del citado Grupo f1 (Mortara Garavelli 1988:329),
conoum1ento ~1rotundo de las tecmcas del razonamiento retórico y de las
disciplina que comparte objetivos y métodos con la lingüística del texto y, por supuesto, con la
vanahles de caractcr de los oyentes
, . En .su Retóriel" (L 1
.b . ¡ , c1p.
-- 1) , Anstote
· ' 1es
estilística. Finalmente, Albaladejo Mayordomo (1989:45 y 119) vincula la dispositio a la
presen~a, pues, el ámbit~ de la disciplina. Esta se construye a partir del
estructura profunda textual y la elocutio a la estructura superficial textual, mientras que la
en~IJJ/c11J;J, q~1e l1llede dehmrse como el ''razonamiento retórico", ya que se
inventio proporciona los referentes necesarios para la construcción del texto retórico. Más
b,Jsa en premisas probables. Este se opone al silogismo, esto es, al
aún, estas operaciones suponen, para este autor, un logro teórico valiosísimo para explicar la
producción y la constitución de cualquier texto, no sólo el retórico.
P~relman Y Olbrechts-Tyteca (1989:37) afirman que "para los antiguos, el objeto de la
8
5 Para las cuestiones relativas al origen de la retórica y, dado que no es éste el objetivo de este
trabajo, hemos seguido de manera sucinta los manuales de Hickcy {1987), Albaladejo retonca era, ante todo, el arte de hablar en público de forma persuasiva; se refería, pues, al uso
Mayordomo (1989), Bobes el al. (1995) y Laborda Gil (1996), además de la introducción que de la lengua hablada, del discurso, delante de una muchedumbre reunida en la plaza pública,
ofrece Mortara Garavelli (1988) en su monografía. En todo caso, no están del todo claros los con el fin de obtener su adhesión a la tesis que se le presentaba". En este sentido Bobes et al.
detalles relativos al origen de la misma, por cuanto el propio Aristóteles concede carta de (1995: 156- 158) destacan el valor pragmático de la concepción aristotélica, idea que se sustenta
naturaleza a la creencia de que el verdadero fundador fue Empédocles de Agrigento (Mortara en el desplazamzento de la importancia de la «verdad» en favor de la «comunicabilidad» del
Garavelli 1988:19). dzscurso, en el paralelismo entre el discurso y sus sujetos y en la clasificación de los discursos
'Sefiala Mortara Garavelli (1988:19) que, además del "razonamiento por antítesis, relacionado en delzberativo, judicial y epidíctico, según el juicio que sus receptores deban llevar a e b
T b., B b, ( a o.
con la teoría pitagórica de los contrarios", es característica "la politropía, o capacidad de hallar am zen erna e 1998:329-330) resalta la importancia de la Retórica de Aristóteles como
tipos distintos de discurso para los diferentes tipos de auditorio (jóvenes, mujeres, germen de la pragmática y esbozo de toda una teoría de la comunicación. Por último, Pozuelo
magistrados, efebos, ... )". Yvancos. (1988:17 y 19) sitúa el origen de la teoría del desvío en el sustrato teórico
7 Véase Fernández Smith (2013) sobre la importancia del receptor en la teoría del texto. proporczonado por la retórica clásica.
216 217
rl.í.sicas
"razonamiento científi co", definido en los Tópicos (Lib . 1, cap. 1) e para los géneros deliberativo y epidíctico. Así, Mortara Garavelli ( 1988:69-
instrumento de la dúléctica. Así pues, establece un paralelismo entre bs 117) lleva a cabo un extenso y riguroso recorrido en el qu e se analizan las
formas de la argumentación retórica y las formas del razonamiento, porque implicaciones derivadas de estas propuestas aristotélicas, posteriormente
frente a la inducción, la deducción y el DIZOil<lllliento aparente se encuentran, generalizadas y sistematizadas todavía más por la Rhctonó .1d Herenniwn y
9
cmTelativamente, el ejen;p/o, el cntúnema y el entúnenu ap<irentc. En su por Quintiliano , en su Instituto Oratorú Dichas propuestas, referidas a las
edic ión, Bernabé (p . 20) nos dice que Aristóteles (Lib. 1, cap. 2): partes del discurso, especialmente en lo que concierne a la retórica como
deslinda qué tipo de argumentos pertenecen a la disciplina y c uáles no . y distingue regulación de la actividad del discurso, implican un trasvase histórico de las
tres especies de argmnento s procurados en el discu rso: un os se refieren a 1a técnicas de esta disciplina y, por tanto , un mayor cultivo de ellas, a los otros
personalidad del orador. a la actitud que toma al hablar [... ]. Un segundo tipo de géneros, sobre todo el epidíctico, a partir de un predominio absoluto de la
medios se refieren al oyente l...}. El tercero se retiere a b exposi ci ó n 11
elocutio que amplía su jurisdicción, con el paso del ti empo, a los demás
Esta distribución se corresponde, sigu iendo el mismo orden. es decir, según si géneros (Mortara Garavelli 1988:64 y 67). Hoy por hoy, y es a la luz de esta
el centro de atención es el orador, el receptor o el mensaje, con la tem:íti ca tendencia como B. Mortara Garavelli presenta su revisión, tenemos un buen
desarrollada en los tres libros de que consta la Retórica (Bobes ct :!l. ejemplo de la sistematización de la retórica en la moderna teoría de la
1995:157-158; véase también el comentario de Laborda Gil 1996: 31-47) . ;¡zgument:Jc·.ión de Perelman y Olbrechts-Tyteca (1989), trabajo cuyo
ilustrativo subtítulo es La nueva retón"ca, y de su aplicación, anteriormente,
Por tanto, en la línea de esa sistematización llevada a cabo por Aristóteles, en la lingüística del texto por Anscombre y Ducrot (1983) .
10
Bernabé (p. 13) seiiala cuáles son las partes que compo ne n el discurso. En
primer lugar, encontramos el procnúo (prooinúon), "en que se trataba de Por tanto, y como conclu sión, en la línea de la co nfiguración de una
llamar la atención de la audiencia y enfocar la cuesti ón". Después aparece b verdadera téc-nio de los discursos, Bernabé (p. 14) afirm a que, ¡1Jra
narración de Jos hechos (diégesis), "que debía orientarse naturalmente desde el A1istó teles, los tratadistas antiguos sólo se centraban en la retórica judici.al y se
punto de vista parcial del o ra dor.,. Seguidamente, el orador debe exponer las olvidaban de otros tipos de disc urso , como el delibe¡;nivo y el cpidíctico. Es
prueb.1s (pisteis) , proceso en el que se trata , sobre todo, de " convencer a los por ello que el Estagüita dedica una parte de su obra a las partes del discurso
demás de que las cosas no podrían haber sucedido de otro modo que de aqu el (Lib. III , caps. 13-19), así como a la emoción , pero, y esto es una idea
en que los presentaba el orador", es decir, mostrar "qué secuencia de los fundamenta l, trata de desanollar una téchne 1hetonké basada en el
razonamiento retóri co.
hechos era la m~ís lógica o esperable '', lo que nos remite al co ncepto de
«verosimilitnd>>. Por último, el discurso debe llegar a una conclusión La int1uencia de Aristóteles sobre los estudios textuales no acaba ahí, en
(epílogos), "en que se buscaba por todos los medios provocar sentimientos cuanto que esta sup era los límites de la retórica y puesto que ha sido ejercida
(worables u hostiles de los jueces". Si bien, co mo seüala Mortara Garavelli durante siglos sobre toda la lingüística de manera ge nerali zada . E n las
(1988 :69), esta división fi.1e aplicada sobre todo al género judiáil, los C itt:!(orí.-Js (edición de Larroyo 1972, 2" cd.), por ejemplo, contempla el
pl"incipios compositivos qu e subyacen a ella pueden emplearse igualmente
11
Véase Pozuelo Yvancos (1988: 12·14) acerca de la degradación sufrida por la retórica a lo
9 Mortara Garavelli ( 1988:26) centra su atención en los dos primeros, de manera que "la largo de la historia en beneficio de la elocutio, cuyas causas son, a la vez, de origen político y
diferencia reside en que el silogismo lógico proporciona una verdad irrefutable, mientras que pedagógico. Más concretamente, Mortara Garavelli ( 1988:66-67) demuestra cómo se ha
el entimema llega a conclusiones probables y refutables". Véase Perelma n y Olbrechts-Tyteca generalizado la total confusión moderna en tre la retórica y la poética, precisamente a partir
(1989: 120) acerca de lo que es «real » y lo que es «preferible». del predomino de la elocu tio, en el sentido de que es esta parte de la retórica, que en principio
Jo La concepción aristotélica de las partes del discurso, en concreto del tipo forense, es debían explotar más otros tipos de discurso en los que la argumentación y la demostración no
responsable de la acepción tradicional del término discurso, antes de su especialización en el eran lo primordial, sino más bien el ornatus y la calidad artística, la que pasa a ser el objeto de
ámbito de la lingüística del texto y disciplinas próximas (Fernández Smith 2014), que estudio de la retórica actual (si bien podríamos exceptuar algunas posturas más rigurosas
encontramos en los diccionarios de lengua de la Real Academia Española (Fernández Smith como la de Perelman y Olbrechts-Tyteca 1989), de ahí la confusión, a menudo señalada, entre
2011), y que rem ite co n el nombre de la totalidad a uno sólo de sus tipos, el que obedece a retórica, poética y estilística. También Weinrich (1974:24) señala cómo la retórica, ya desde el
fines persuasivos, hoy considerado argumentativo (Perelman y Olbrechts-Tyteca 1989; Bassols final de la antigüedad clásica, "se fue transmitiendo simplemente en la forma a trofiada de una
y Torren! 1997). teoría retórica de las figuras (elocutio)".
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Gérard Femáude:::. SmitiJ
rt 11 trcrdmtf'S dt• {el lit~gfiística tld texto t'll la Rnóncn y la Pvétictl c/IÍsi((ls
filósofo o-rie<>o
o o al<>un
b as cuestiones de capital importancia pa ra com prender el
funcionami ento de los m eca nismos de co hesión textual , tal com o hoy los último, los m odos de imita ción res po nden al grado de implicación del poe ta
conocemos. Así, po r ej emplo, en Cate-godas (Secc . l, cap. 1), el autor di sc ute en el discu rso artístico, ya q ue pueden d iferenciarse un m odo diegético o
acerca de los homónimos, sinónimos y paróminos. También en esta obra rurrat ivo, en el qu e este habla en su pro pio nombre o son los personaj es los
(Secc. !, cap. 3; Secc. II, cap. 4) argumenta sobre la predicación, y (Secc. lll , que hablan en su nombre, o un modo dz~mútico, en el qu e el poeta
cap . 12) sobre b s !llaneras en qu e una cosa pu ede ser ;uJtenór a otra , donde reprodu ce lo dicho por los perso n;¡j es. 1" En líneas generales, se trata de un
considera un terce r tipo basado en el orden y válido para '' las ciencias y los acercamiento progresivo hacia la tz;qge<kl (Bobes e t ,1/ 1995:1 03), qu e es para
di scursos" , lo qu e, en nu es tra o pinión, subraya, tanto el valo r contextu a! de Aristó teles el centro de atención. Esta queda entonces caracteri zada de la
los juicios que los habl antes ha cemos en la actividad co municativa , co mo el siguiente manera: a) la utilización de !J palabra co mo medio de imitac ión (lo
co nocimiento enciclo pédico necesario en la producció n e interpretación de qu e la incluye den tro de la poesía y la diferencia de la pin tura o de la música,
textos o , como lo exponen Petofi y García BetTio (1978 :82), en la s estrate gias por ejemplo) ; b) los objetos imi tados son las acciones de los mejores (co rn o en
de amílisis y slÍJtesis, siendo la primera de ellas la m ás desarrollada a lo la rgo de la epope_F.1) , y e) el modo de imi tac ión es el mimético puro, es decir, el
los siglos, precisa mente a partir de las aportaciones de la retóri ca clásica. di~mútico (co m o ocu rre en la com cdú). Como seiial:m Bo bes N al
(1995: 103), la clasificación de los gé neros literarios de Aristó teles se
fundamema " t:mto en criterios fo rmales (los modos de imitació n o situac ion es
enunciativas) com o en criterios de carácter semántico (los objetos imitados, las
2. La Poética clásica cualidades d e las accio nes y caracteres imitad os)" . La Poétic.1, co mo la
R etórica, de Aristóteles inaugura una larguísima tradición de an álisis del texto
Por otra parte, no debemos olvidar el importante papel desempeiiado entre
los antecedentes de I:J lingüís ti ca del texto por la Poét1ó de Aristóteles literario que llegará a decantarse paulatinam ente pm- los elementos
13
lingüísticos, has ta constituirse, no sin cierta confu sió n co n otras
(Bern:írdez 1981 :1 81; Cerny 1998 :395), que, como la retórica, es también
orientaciones próximas como la estilística y la neo rretóri ca , en una verdadera
una téchne y, co mo ella, otorga al principio de «verosimilitud>> un papel
di sciplina poética cuyo objeto "no es la o bra literaria mism a", si no que "lo
fundamental , al ser considerada el objeto de la mímesú poética (Bobes ct al.
que ella inte rroga son las propiedades de ese di sc urso particular que es el
1995:95-97). Del concepto de mímesis postulado por Aristóteles, que se basa
discurso literario", constituyendo así un e nfoq ue a la vez «a bstracto» e
en la imitación, no ya de la realidad, de lo que ha sucedido o sucede, sino de <• illtern o>> qu e persigue la explicació n de una propiedad abstracta como la
lo que podría o debería suceder en el contexto de la obra artística, "de tal litcDin'cdad (Todorov 1968:22) . 14 De he cho , hasta la aparición de esta
modo que todos los ele mentos que la constituyen se imegren entre sí en una
unidad y una totalidad perfec tamente estructuradas'', se deduc e una de las
12
nociones capitales para la investigación textual, como es el de la «co herenCia >> Ya Platón argumentaba sobre estas cuestion es en la República, por lo que esta bipolaridad de
interna y global de los tex tos , en este caso específico, los artísti cos, en rela ción los modos de imitación contrasta con la tripartición que él había establecido en una suerte de
con los contextos en que estos se producen, es de cir, los «nwndos textua les» mod elo mixto (Bobes et al. 1995:102) . Por o tra parte, no debemos dejar de señalar las
en qu e estos adquiere n su sentido. implicacion es qu e en la moderna na rratología tienen estas concepciones clásicas para
conceptos como la focal ización, la voz, la modalidad y, dentro de ella, los tipos d e discurso
De la Poáiu hered aron los es tudios litera ri os una de las primeras verbal (Pozuelo Yvancos 1988).
clasificaciones de gén eros literarios, pues en ella di ferenc ia Aristó teles las artes IJ Acosta ( 1982:60), po r ejemplo, afirm a que "los intentos de proporcionar a los estudios
en fun ción de los m edios de únitación, los objews únitados y los mudos o literarios una fundamentación lingüíst ica so n más antiguos que la lin güística textual tal y
nuneras de 1init:1r(en b edición de GarcÍJ Yebra, 1974, cap. 1, líneas 14-19). como aquí se la entiende", siendo Propp ( 1927) un o de los primeros en acometer esa tarea, en
El m edio de imi ta ción es el criterio por el cua l Aristóteles distingue entre las el marco del formalismo ruso. Precisamen te, el término morfo logía debe entenderse aquí en su
diferentes artes, de fo rma qu e si la pintura emplea la iigura y el color, la poesía se ntido etimológico, pues es el «estudio de las formas >> , más concretamente " una descripción
es aquella q u e hace uso de la palabra. Los objetos imitados por la poesía so n del cuento según sus partes constitutivas y según las relaciones de esas partes en tre sí y co11 el
los h ombres y sus acc iones, pudiendo estos se r nllj o res o peores que la mecha , conju nto", lo q ue Propp (1927:39) persigue.
es decir, de natu ra leza m3s noble o elevada, lo qu e sucede co n la o;¡gedM, o 11
' En Fernández Smith (2009:225-229) presentamos sucintamente un pano rama general de
bien de co ndi ció n L)Jja y degradacb , com o es el caso de la comedia. Po r es tas co nexiones histó ricas entre la lingiiística del texto y los estudios sobre el tex to literario, a
saber: a) el formali smo ruso y, como consecuencia de ello, b) el Círculo Lingüístico de Praga,
220
221
Alltt'tcdmtt'S de la [l·,~l!iiís tir., dd ft'X/o eu la Rclál"l"r,¡ y la Poética rlásicfiS
223
222
Auremleutcs dt• fa /iiiJ!iiÚfira del rexto Clf la Rt•tón'ca J' lcl Poética c/JliClls
" Véase, en este sentido, López Sere na (2008) acerca de la denuncia del sesgo escriptista
imperante en la s ciencias del lenguaje (y de sus consecuencias ideológicas), basado en la
existencia de un grafocen trismo y un alfabetocentrismo que se remontan a la introducción del
alfabeto en Grecia entre los siglos VII y VI a.C.
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