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El Padre Bueno

Lucas 15, 11-32

Amor, perdón y celebración, ¿qué más se le puede pedir a un padre?

Yo creo que en la vida solo tenemos que confiar en el padre bueno que pase lo que nos pase EL VA A
ESTAR SIEMPRE CON NOSOTROS, y nos va a recibir como una madre con caricias y sin preguntarnos
porque lo hicimos.

Ese Padre lleno de amor quiere que todos sus hijos seamos felices. El siempre estará ahí esperándonos.

Nuestro Padre siempre quiere que nosotros estemos siempre a su lado, no importa cuál sea nuestro
comportamiento

Soy amado en tal medida que soy libre para dejar el hogar, la bendición está allí desde el principio, la he
rechazado y sigo rechazándola, pero el Padre continúa esperándome con los brazos abiertos

destaco sobre todo el Amor incondicional del Padre para con sus hijos, no hay reproches, no hay ofensas.
El Padre se presenta como Amor misericordioso y compasivo. No es un ser poderoso y autoritario que
espera de nosotros vasallaje

Jesús, que está en continua comunión con el Padre nos muestra con esta parábola, con cuánto amor y
misericordia, nos recibe el Señor cada vez que nos arrepentimos de nuestras faltas y equivocaciones y
cada vez que nos alejamos de Él.

ESTE PADRE CON CORAZON DE MADRE, NO SE SORPRENDE POR EL REGRESO DEL HIJO,
PUES LO ESPERABA DE SIEMPRE. Y CORRE A SU ENCUENTRO. PARA ABRAZARLO,
ACOGERLO, DARLE EL AMOR Y DIGNIDAD QUE SABE PERDIDA. EL PADRE NO
CUESTIONA, NO CRITICA, SOLO SE REGOCIJA EN EL HIJO QUE ESPERABA CON ANCIAS.

Se podría llamar esta Parábola el Padre bueno, el Padre q no pierde la esperanza, el Padre que busca, que
otea el horizonte.

Él siempre está ahí recibiéndonos con los brazos abiertos, su amor por nosotros no se puede expresar en
palabras.

El Padre insiste en que el hijo mayor viva de la alegría de la fraternidad, con la invitación *“alegrémonos”
*, lo que para mí me suena como invitación también a experimentar esa vivencia.

¡Dios mío! ¡¡¡Yo quiero ser un Padre Bueno!!! Es el único personaje de la parábola que nos queda grande

Hermoso ese Padre que no dejó nunca de mirar para ver retornar a su hijo.
“El padre misericordioso además de perdonar al hijo rebelde que regresa de una vida consumista y
lujuriosa, recibiéndolo con toda la dignidad de un hijo amado; también procura abrir el corazón del hijo
moralista, que, con su fundamentalismo, su vida interior ha clausurado con su interés propio, sin dejar
lugar para el miserable, ni siquiera para hacer el bien”.

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