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El documento describe cómo los proyectos de producción de tomate a menudo fracasan debido a cálculos de rentabilidad poco realistas. Aunque los inversionistas creen que pueden obtener altos rendimientos y ganancias significativas cultivando tomates, la realidad suele ser diferente: la sobreproducción hace colapsar los precios, los costos de poscosecha y transporte son mayores de lo anticipado, y el promedio de ventas y ganancias por hectárea terminan siendo mucho menores a lo proyectado, llevando a pérdidas en lugar de gan
El documento describe cómo los proyectos de producción de tomate a menudo fracasan debido a cálculos de rentabilidad poco realistas. Aunque los inversionistas creen que pueden obtener altos rendimientos y ganancias significativas cultivando tomates, la realidad suele ser diferente: la sobreproducción hace colapsar los precios, los costos de poscosecha y transporte son mayores de lo anticipado, y el promedio de ventas y ganancias por hectárea terminan siendo mucho menores a lo proyectado, llevando a pérdidas en lugar de gan
El documento describe cómo los proyectos de producción de tomate a menudo fracasan debido a cálculos de rentabilidad poco realistas. Aunque los inversionistas creen que pueden obtener altos rendimientos y ganancias significativas cultivando tomates, la realidad suele ser diferente: la sobreproducción hace colapsar los precios, los costos de poscosecha y transporte son mayores de lo anticipado, y el promedio de ventas y ganancias por hectárea terminan siendo mucho menores a lo proyectado, llevando a pérdidas en lugar de gan
El mundo está lleno de proyectos de producción de tomate que han
fracasado. ¿Por qué? Porque cuando alguien hace un cálculo de su rentabilidad, el tomate se muestra muy atractivo. Una ganancia fabulosa espera a quienes estén dispuestos a invertir en unas pocas hectáreas de este cultivo prometedor.
"Mire", dicen los inversionistas, "el Ministerio de Agricultura nos
asegura que fácilmente podemos obtener un rendimiento de 6,5 toneladas de tomate por hectárea, con un costo menor a 2 750 dólares EE.UU./ha. El año pasado, el precio del tomate en el mercado local sobrepasó los 1,50 dólares EE.UU./Kg., e ¡incluso llegó a costar 2,50 dólares EE.UU.! Si tomamos la cifra conservadora de 1,50 dólares EE.UU., esto equivaldría a un ingreso de 9 750 dólares EE.UU./ha, o de 7 000 dólares EE.UU. de ganancia neta por hectárea. Podemos invertir 50 000 dólares EE.UU. en un sistema de riego, en la construcción de construir para la poscosecha y en el equipo necesario para cultivar 5 hectáreas de terreno. Tendremos 35 000 dólares EE.UU. de ganancia en el primer año y habremos pagado el préstamo en menos de dos años. ¡Qué gran oportunidad!"
La realidad, no obstante, es un poco distinta. Con suerte no habrá
un problema serio de plagas en el primer año, y los inversionistas consiguen cosechar 6,25 toneladas/ha; una cifra cercana al rendimiento esperado. Pero pierden 8% del producto en la etapa de selección y embalaje y otro 15% al transportar los tomates al mercado más cercano. Con una producción de 24 toneladas cosechadas durante un período de apenas unas pocas semanas, el mercado está saturado de tomate. Después de ver el precio inicial desplomarse de 1,80 a 0,50 dólares EE.UU./Kg., y de todavía tener producto sin vender al final del día, los inversionistas deciden contratar transporte a un costo de 0,40 dólares EE.UU./Kg. para llevar los tomates sobrantes al mercado regional. Ahí el precio es un poco mejor, pero todavía no consiguen más de 1,20 dólares EE.UU./Kg., y sufren una pérdida del 10% debido a las malas condiciones de la carretera.
Al final, los inversionistas consiguieron vender un promedio de
apenas 4 Toneladas/Ha a un precio promedio de 0,60 dólares EE.UU./Kg. (después de restar los costos de transporte). Su ganancia total por hectárea ha caído a 2 400 dólares EE.UU.. Pierden 350 dólares EE.UU. por cada hectárea cultivada. ¡Qué desastre!