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Módulo 1

(Parte 6)

Coach Edmundo Velasco


Fundador y Director De La Escuela Superior de PNL Y La Universidad De Marketing
Y Ventas Con PNL

Vamos a otra resistencia al cambio: la retroflexión. La retroflexión como resistencia


significa hacerme a mí lo que quisiera hacerle al otro a través de un metasentimiento.
La retroflexión es hacerme a mí lo que quisiera hacerle al otro, es más común de lo que
crees. Se llaman migrañas, colitis, úlceras... quiero hacerle un daño a alguien, pero al mismo
tiempo me siento mal de sentir ganas de hacerle daño a alguien. Sentir algo de un sentimiento se
llama “metasentimiento”. Un metasentimiento es sentir algo de lo que siento.
Te pongo un ejemplo muy sencillo. Un adolescente le dice a su padre: “Papá, préstame el
auto porque voy a llevar a mi novia al cine y me gustaría ir en el auto”; “No te lo presto”. “¿Por
qué, papá?”; “Porque no, no te has portado bien, no has obedecido, no has hecho tus deberes
escolares. Estás castigado”. En ese momento, ese adolescente de dieciséis-diecisiete años siente un
coraje contra su padre gigantesco. Hay un sentimiento, pero aparece un metasentimiento: ¿cómo
puedo sentir coraje con mi padre si es mi padre?, producto de los introyectos. Su mamá le decía:
“Tu padre será lo que sea, pero es tu padre. Él podrá hacer lo que sea y siempre necesitarás
respetarlo y amarlo, sea lo que sea”. Entonces es un introyecto y eso genera un metasentimiento, es
decir: “Tengo coraje contra mi padre, pero qué cruel soy, qué malo soy, qué mal hijo soy de tener
ese coraje contra mi padre”. Entonces se me regresa en forma de metasentimiento, déjame
explicártelo en la pizarra.
Aquí está el chico adolescente teniendo un sentimiento hacia su padre, que es de enojo. ¿Por
qué? Porque no le prestó el auto. Pero al mismo tiempo, él se siente muy mal de sentir ese enojo, y
este sentimiento que sentiste hacia tu padre se regresa hacia a ti en forma de un metasentimiento,
que significa sentir algo bueno o malo en contra de lo que sentí. Vaya, se llama remordimiento, se
llama culpa... En fin, es un sentimiento producto de los sentimientos que tuve. A este se le llama
“metasentimiento”, sentir algo de lo que sentí.
Entonces me enojo con mi padre y me siento culpable, siento remordimiento, siento que soy

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muy malo, una autocrítica a mi persona. Entonces esa autocrítica es un metasentimiento, es un
sentimiento de lo que sentí; sentir algo consecuente a lo que sentí. A eso se le llama un
metasentimiento. La consecuencia es que ese metasentimiento se regresa en contra mía en forma de
colitis, gastritis, úlceras, migrañas..., y me hago daño a mí mismo.
Esto significa que la retroflexión es tener un deseo de lastimar al otro, pero te lastimas a ti
mismo. Y como puedes ver en esta filmina que te estoy presentando, me gustó mucho el ejemplo de
poner dos árboles. Las raíces, lo que no se ve, son precisamente lo que decíamos el inconsciente;
ahí están las emociones. Aquí, como puedes ver, es una pareja de raíces, ella tiene un coraje hacia él
muy fuerte, y se hace daño a sí misma y se corta. Como puedes ver, se troza el tronco porque se
siente cruel, se siente mala mujer, se siente mala esposa, se siente mala hermana, mala hija, y se
hace un daño físico, que es el daño que quisiera hacerle a él. A eso se le llama retroflexión.
Y como te decía, regresan a ti, como puedes ver en esta filmina, en forma de migrañas,
dolores en el cuerpo, gastritis, colitis, úlceras..., un daño específico. Déjame darte un ejemplo muy
concreto de una ocasión en que una mujer llegó a mi consultorio y su hija se había casado con un
chico que a ella no le gustaba. A ella se le hacía que ese muchacho no era la mejor pareja para su
hija. Y probablemente no lo era, eso no lo discuto. Pero ella estaba muy molesta y lo que ella
expresó fue: “Esa boda de mi hija, ese evento de que mi hija se casó con ese hombre es como si me
hubieran dado un palo en la cabeza, doctor. Es como si me hubieran dado un campanazo, un
martillazo en la cabeza. Es como si me hubieran dado con un bate en la cabeza, con un bate de
béisbol, paf, me hubieran golpeado la cabeza”.
Como al mes sufrió un derrame cerebral. Es decir, tenía un coraje muy fuerte hacia su hija
por la decisión de haberse casado con una persona equis. Y vino la retroflexión o el
metasentimiento: “Pero es mi hija, la debo de amar...”, imagínate todas las introyecciones, ¿no? Los
hijos son lo más sagrado y demás, más el sentimiento de amor con su hija, por supuesto. Y
entonces, en lugar de darle el palo en la cabeza en la hija o haberle pegado a la hija, se pegó a ella
misma, en forma de un derrame cerebral.
Ella hubiera querido darle, cuando dijo: “Esa boda de mi hija fue como si me hubieran
pegado un palazo en la cabeza”, lo que estaba diciendo es: “Como me hubiera gustado darle un
golpe en la cabeza a mi hija para que despierte, wake up, despierta y cambia esa decisión en tu vida.
Pero se lo hizo ella misma, porque cómo podía ella golpear a su hija. Pero ¡vaya que tenía ganas de
hacerlo! Se llama retroflexión.

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Y con problemas físicos, como migrañas, colitis, gastritis, úlceras, cánceres, leucemias y
demás, qué difícil es hacer el cambio en la vida. Nos hundimos, nos metemos en un circuito de
enfermedad que nos impide lograr el éxito, que nos impide actualizarnos. Yo tengo un potencial de
hacer muchas cosas, pero la gastritis no me deja. Yo tengo un potencial de hacer muchas cosas, pero
la colitis que me pega todos los días me tiene en cama. Yo sé que puedo lograr un potencial
gigantesco, pero estos dolores, esta fibromialgia que padezco no me permite vivir ese potencial. Y
se convierte en una barrera, como te decía, una barda, un muro que te impide avanzar, y a veces es
muy alto. Así que ese es el ejemplo de la retroflexión.
Ya hemos visto la proyección, lo contrario la introyección. Ahora vimos que cuando tienes
ganas de hacerle algo a alguien y esa figura es muy significativa como tu padre, tu hermano, tu
esposo, porque quisieras comértelo, quisieras matarlo, quisieras castrar a tu marido, cortarle ahí, y
sin embargo no te atreves porque no puede ser, es el padre de tus hijos, pero bien que merece unos
palos, bien que merece una golpiza, bien que merece un daño físico, una reprimenda física, y te la
das a ti como mujer.
Igual como hombre. Quisieras golpear a esa mujer, quisieras hacerle un daño porque sientes
mucho coraje por la manera en que trata a tus hijos y demás, y quisieras de verás: “Mira, me tengo
que salir de la casa porque sí siento que le voy a dar un golpe”. Entonces me dice muchas veces mi
cliente en consultorio: “Quisiera golpear a mi mujer, sobre todo cuando veo cómo trata a mi hijo,
cómo es cruel con él, cómo le hace cosas muy feas, y llega un momento en que quisiera golpearla,
quisiera sacudirle la cabeza. Y me tengo que salir, porque si no, no me tranquilizo”.
Y tiene un metasentimiento: ¿cómo puedo ser tan mal hombre de querer golpear a la madre
de mis hijos? No, no puede ser, estoy mal. Estoy mal, no estoy bien. Y viene el metasentimiento y
entonces viene el hacerme a mí lo que quisiera hacerle al otro, en forma de una colitis o una
gastritis, de estar en cama, como puedes ver en la filmina que estoy presentando ahí. O con una
úlcera que lo postre en cama, que lo tiene ahí.
Y entonces ella lo cuida, y entonces ella le lleva sus medicamentos, y entonces ya se siente
peor. Porque fíjate, quería golpear, quería matar a esta persona, y ahorita que estoy enfermito, cómo
me cuida y cómo me atiende. Entonces, paradójicamente, aumento el metasentimiento: “¡Qué
basura soy! Soy de lo peor, no tengo perdón de Dios”, e incrementa la gravedad de la colitis,
gastritis y de las úlceras. Y literalmente se la pasa en cama.
Y yo te pregunto, si ves esta imagen que te estoy presentando aquí, si alguna de estas

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mujeres, o este hombre, va a poder vivir su potencial teniendo una migraña severa, teniendo una
fibromialgia en todo el cuerpo, o estando en cama postrado con una colitis, una gastritis o una
úlcera, sangrante incluso. ¿Cómo va a poder actualizar potencial? Es una resistencia, es un muro
gigantesco que no podemos vencer para lograr nuestro potencial.
Entonces hemos visto la proyección, la introyección y la retroflexión. Vamos al contrario de
la retroflexión, que se llama proflexión.
La proflexión como resistencia significa hacerle al otro lo que quisiera hacerme a mí o
recibir yo. Un ejemplo es las mujeres que aman demasiado. Hacerle al otro lo que quisiera que me
hicieran a mí, en términos por supuesto positivos. Y significa hacerle al otro, amar al otro, darle
tanto amor al otro como quisiera recibir yo. Por eso estábamos hablando de las personas, hombres y
mujeres, que aman demasiado.
Cuando te encuentras en el consultorio o en el trabajo e coach, viene una persona que dice:
“Sé que mi marido es un grosero, sé que me pega, sé que es muy agresivo conmigo, me trata muy
mal. Sin embargo, lo amo. Lo amo y lo amo mucho”. Entonces tú como terapeuta, la lógica dice:
¿qué ha hecho este hombre para que lo ames? Te ha dado malos tratos, te ha agredido, no ha sido un
hombre amoroso contigo, ¿qué razón tendrías para amarlo? ¿Qué ha hecho para que lo ames? Y me
dice: “Pues no, pero lo amo”. Lo que está pasando es una proflexión, le está dando el amor que
quisiera recibir ella. Le está dando todo el amor incondicional, el amor completo que en realidad
ella quisiera recibir, y ama al otro como ella quisiera ser amada.
También hay hombres que aman demasiado, por supuesto. Son los menos, es más un
fenómeno de mujeres que de hombres, pero sí he encontrado hombres que no les importa que su
mujer tenga un amante, por ejemplo. Y dice: “La prefiero compartida antes que cambiar mi vida.
No me importa, sé que tienes a otro, no me importa, el tiempo que te quede libre dedícamelo a mí”.
Es decir, están en ese proceso de amar demasiado.
Las personas que hacen proflexión se dejan humillar, pierden la dignidad, o sea, pasan a
niveles de pérdida de la dignidad, de respeto, de autorrespeto, por querer dar una calidad de amor
como quisieran recibir ellas. Y lo mágico es que no lo van a recibir. Buscan otra pareja que tenga
una serie de problemáticas, alcoholismo, drogadicción, etc., para que cuando estén con esa persona
puedan darle un amor incondicional como quisieran recibir ellas o ellos.
La deflexión como resistencia. Deflexión significa evadirte de tus sentimientos. Hay
personas que, como te decíamos en los módulos anteriores, al ver la negatividad de tantas

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emociones prefieren no tocar. “Ah, no, no, para qué exploro mi vida, para qué recuerdo mi infancia,
me va a doler mucho. No, no, no, no, eso no me gusta, por eso no quiero ir a terapia, te hacen llorar
y revuelven ahí tu mamá, tu infancia. Ay, no, ¿para qué?”. Y eso se llama una deflexión.
Son personas que les pasan situaciones muy intensas, muy dramáticas y lo único que dicen
es: “No pasa nada, no pasa nada. Ni modo, está bien”. Lo despiden del trabajo: “Oye, ¿cómo te
sientes?”, le hablan los amigos. “Bah, estoy bien, hombre, qué bueno, qué bueno. Mira, todo está
bien, estoy feliz, feliz”. Esto genera lo que se llama una deflexión. Esto significa que están
evadiéndose de sus sentimientos, evitan tocar sus sentimientos porque les duele. Y evitan el dolor,
huyen de un monstruo que los viene persiguiendo, que es el dolor, y hacen una deflexión.
El ejemplo o la manera moderna como lo hacen, y esto sé que a mucha gente quizás no le va
a gustar lo que les voy a decir, son las redes sociales. El Facebook, el Twitter, el Messenger y todos
estos mecanismos de comunicación en redes sociales son formas de deflexión. Son formas de
comunicación si lo usas adecuadamente, pero cuántas personas que están en soledad, que no tienen
pareja, que no tienen una salida, que no tienen un círculo social, que no tienen un grupo de amigos,
en lugar de salir y buscar ese círculo social, esos amigos, esa conexión con seres humanos, han
encontrado en Facebook, por ejemplo, una manera de tener, entre comillas porque no amigos,
cientos de amigos, estar ahí hablando con mucha gente sin establecer relaciones interpersonales.
Así que meterse al Facebook es una manera de no estar pensando en lo que me está pasando,
y mejor me pongo a decir: “Qué felicidad, somos muy felices todos. Mira lo que desayuno, mira lo
que como...”. Y entonces se ha convertido este mecanismo de las redes sociales en un mecanismo
para no pensar en mí: cómo estoy. Haz un alto, cómo estoy. No sé cómo estoy, estoy con un amigo,
estoy chateando, estoy viendo lo que le pasa y lo que me pasa, y eso me distrae de mí. Me distrae de
mí. Es una forma específica de no pensar en lo que yo estoy viviendo, pasando, teniendo.
Claro, si estoy en un viaje y me quiero comunicar con mis hijos y decirles, es un mecanismo
fabuloso el Facebook. El Skype y todas estas herramientas son verdaderamente espectaculares. Pero
si en lugar de pensar en mí, cómo estoy, qué me está pasando, utilizo las redes sociales como un
mecanismo de no estar, no socializar, no intimar, no conectar con el ser humano, estoy haciendo
deflexión. Miran, la maravilla de las redes sociales es que a distancia unen, pero de cerca alejan.
Llegas, como te decía, a un restaurante, y ves al papá, la mamá y los hijos ahí sentados en la mesa y
todos en su teléfono mandando recados a alguien que está a la distancia.
Entonces, fíjate qué interesante, si yo estoy en Europa y quiero comunicarme con mi esposa,

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con mis hijos, qué bueno el mensajito y el Skype y todo esto. Pero si estoy en una mesa con mi
esposa y con mis hijos y me estoy comunicando con una persona que está en Uruguay, en Argentina
o en cualquier país, es una forma de evadirme, de no estar ahí con mis sentimientos, con las
situaciones que tengo que enfrentar, con mi esposa, con mis hijos, con mis hermanos, etc. Entonces
encontramos un mecanismo muy interesante para no intimar. No puedo hablar contigo, no puedo
verte la cara, porque tengo que estar mandando unos mensajitos a otras personas.
Y si en algún momento me empiezas a decir algo: “¿Cómo estás? ¿Cómo va tu
matrimonio?”. “Espérame, espérame”, y empiezo a chatear como un mecanismo de evasión, a eso
se le llama deflexión. Y hay personas que literalmente andan volando y no tocan la tierra, o sea,
andan volando, el mundo se les está desbaratando en sus pies y andan en el Facebook. O sea, no es
posible ese nivel de deflexión.
Entonces, deflexión significa no hacer contacto con mis emociones, con mis sentimientos y,
obvio, es una resistencia al cambio, porque no sé lo que tengo que modificar o lo que tengo que
cambiar.
La implosión como resistencia. Implosión significa literalmente explotar hacia adentro,
explotar hacia el interior. Eso es una implosión. Hay muchas personas que no saben manejar sus
emociones, no saben manejar sus sentimientos, se tragan todo eso y explotan por dentro. ¿Cuál es
una forma de explosión por dentro? Una leucemia por ejemplo, un infarto fulminante, un derrame
cerebral son implosiones, son explosiones internas. Era tanto tanto lo que te comiste, te guardaste,
no sacaste, que ¡pum!, explotaste por dentro en forma de un daño físico importante.
Hay personas que se desconectan, entran en un estado como de locura temporal, o de
amnesia temporal, o de ausencia temporal y se desconectan. Se desconectan, están como ausentes.
Pueden seguir trabajando y haciendo cosas pero como robots, están como ausentes de ellas mismas
o de ellos mismos. Esto es una implosión, explotar hacia adentro.
Desgraciadamente, amigo, cuando la persona implosiona o explota hacia adentro,
desgraciadamente quizás es muy tarde, porque puede morir. Un derrame cerebral le puede generar
quedar en silla de ruedas, no hablar, quedar afectado. Y, bueno, ya no solamente no fue una
resistencia al cambio, sino se ha convertido en un daño tal que va a ser muy complicado
actualizarlo, porque ya está fuertemente dañado.
Si a la persona le dio un infarto fulminante y murió, pues ya no se puede actualizar; ya
murió. Si la persona tiene una leucemia y le quedan tres meses de vida o seis meses de vida, ya es

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más difícil hablar de la actualización, porque estamos ya en el proceso de despedirse, esto ya se
acabó. Es lo malo de la implosión. Algunas veces, en esos estados de locura o de ausencia se puede
recuperar a la persona y se puede actualizar. Sin embargo ya son resistencias al cambio extremas, en
donde la persona ha decidido que en lugar de cambiar, por supuesto lo ha decidido a nivel
inconsciente, se va. Se va, y es una forma de un suicidio interno. Sin hacer un suicidio físico es una
forma de suicidarte internamente.
Y, bueno, creo que todos tenemos conocidos, familiares, amigos, que han sido víctimas de
un infarto fulminante, de un derrame cerebral, y es que todas las emociones, todo esto, pum, explotó
hacia adentro. Y vean qué difícil después, cuando hay un daño muy fuerte, era una persona normal
y todo, está en silla de ruedas, no puede hablar, la mitad del cuerpo lo tiene paralizado, y ya entra en
unas circunstancias tan diferentes que llevar a esa persona a que viva su potencial ya es mucho más
complicado. ¿Se puede lograr? Sí, sin embargo ya estamos trabajando bajo circunstancias muy
adversas. Lo que tenemos que hacer en esos casos es recuperar a la persona primero del daño, con
las técnicas de programación neurolingüística, especialmente con la plasticidad neuronal, como el
abecedario. Y ya que la persona esté mucho más funcional, regresar a la actualización. Es una
resistencia digamos final al cambio.
Y por último tenemos la explosión, la gente explota. Y esos sí son momentos de explosión
extremos, los estamos viendo cada día más frecuentemente en el mundo. Una persona que se sube a
una azotea, agarra un rifle y empieza a matar gente sin razón de ser. Quizás el ejemplo más
específico es una película que surgió hace años que se llama “Un día de furia”. Es una película de
un hombre que pierde el trabajo, le van pasando cosas, no puede ver a su hija en el día de su
cumpleaños, y llega a un McDonald's, no le venden la hamburguesa, y empieza a ser una explosión,
explota hacia afuera; empieza a matar gente, empieza a disparar, empieza a hacer cosas, aunque en
el caso de él no mataba a gente. Pero sí hacía cosas muy muy violentas: compró armas, hizo cosas,
hasta que lo matan.
Y sí, la gente que hace explosión y que está disparándole a la gente, y que se mete a un cine,
como pasó con este estreno de Batman, y empieza a disparar a los demás, es una explosión. Un
chico que entra al salón de clases y le dispara al maestro, que le estuvo haciendo agresión, bullying,
burla, es que explotó. Es decir, ya no pudo más y explotó.
Consecuentemente, cuando la gente ha llegado a la explosión, es muy difícil hacer cambios,
porque quizás va a ir a prisión, o quizás va a morir por la policía, y ya son casos extremos en los

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cuales en el 90% de los casos, es decir casi siempre, la persona muere o pasa el resto de sus días en
prisión. Y desde la prisión ya es mucho más difícil hacer la actualización.
Así que estas son las resistencias al cambio, son las bardas, los muros que necesitamos
derribar para empezar a hacer la actualización interior.
Espero que en estos primeros dos módulos, dos series de videos que te hemos presentado,
hayamos logrado presentarte qué es la actualización interior y cuáles son las barreras que hay que
derrumbar para poder actualizarte: las resistencias al cambio. Las hemos visto, te las hemos
presentado. Yo te pido que las comentes, las compartas, tomes nota de cada una de las cosas que
están pasando para que, una vez que estés en las sesiones de coaching que vamos a tener, me hagas
las preguntas, anotes tus dudas, me las hagas llegar para poder ayudarte, para poder mostrarte qué
hacer y actualizarte.
Como te digo, no es que uno lo van a lograr y otros no. Todos vamos a lograrlo. Lo que
sigue es presentarte cómo superar estas resistencias al cambio. Ahora te he presentado la
problemática y lo que es la actualización interior. Actualización interior es vivir tu potencial, pero
hay algo que te lo impide, que son las resistencias al cambio. Lo que sigue es: ¿y cómo se superan?,
¿y cómo se limpian?, ¿y cómo vamos a eliminarlas?
Y eso será en el siguiente módulo, donde te presentaremos cómo las herramientas
específicas, los pasos específicos de cómo eliminar o ir eliminando en el proceso de actualización
estas resistencias al cambio.
Espero que hayas empezado con el pie derecho, con mucho entusiasmo, con mucha
motivación este tu trabajo de actualización interior. Espero que hayas descubierto claramente cuáles
son las barreras que estás teniendo para hacer esa actualización interior, y quédate con la
tranquilidad de que no me importa qué barrera tengas, vamos a superarla y vamos a eliminarla.
Si tus proyecciones son el problema, te vamos a enseñar cómo recuperar tus polaridades y
eliminar tus proyecciones. Si las introyecciones que tienes son el problema, te vamos a mostrar los
mecanismos para superar las introyecciones. Si lo que estás haciendo es una retroflexión, vamos a
darte paso a paso las herramientas para dejar de hacerte a ti lo que quisieras hacerle al otro. Y si el
problema es una deflexión, que es donde tú estás dándoles a los demás lo que quisieras recibir, te
vamos a enseñar cómo hacer el cambio, para que evites implosionar, o sea, llegar a una implosión y,
por supuesto, evites explotar.
¿Qué entrenamiento más poderoso va a haber en tu vida que la actualización interior? Por

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primera vez la oportunidad de saber tu potencial, qué te lo impide, cómo quitar esos impedimentos,
esas barreras al cambio, esas resistencias al cambio, y con las herramientas de la física cuántica
hacer tu actualización interior.
Así que por ningún motivo te pierdas los siguientes módulos y, por favor, repasa. Repasa
este material, es mejor si lo ves dos veces o tres, porque vas a interiorizar mucho mejor, vas a
empezar a vibrar mucho mejor con lo que llamamos las resistencias al cambio.
Así que nos vemos en las sesiones grupales y nos vemos también en el siguiente módulo. Si
estás en el Modelo Platinum estarás en los masterminds y tendrás también la oportunidad de, con
tus compañeros, aclarar muchas de las dudas.
Nos vemos en este viaje de tu actualización interior, que has empezado el día de hoy, en el
siguiente módulo.

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