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Hace algún tiempo me pasó algo raro, aunque, pensándolo bien, no estoy seguro de si lo que

voy a contar fue real, o un sueño.

Bueno, todo comenzó en un día lluvioso, estaba molesto porque no pude salir al bosque a
recolectar ramitas para mi colección, si salía a la lluvia mi pelaje se arruinaría, y el arreglar el
pelaje de un gato, es muy difícil, así que decidí tomar una siesta. Al despertar me encontraba
en una habitación completamente blanca, sin ventanas, ni puertas, no tenía salida, me levanté
del suelo y noté que a mi lado tenía un bastón con una nota que decía:

Querido Gato:
"Si en el tiempo quieres viajar, tu talento en el baile tendrás que mostrar"

Tomé el bastón y me pareció algo raro, lo observé de cerca y estaba hecho de ramitas, así es,
¡ESTABA HECHO DE MIS RAMITAS! ¡No lo podía creer! necesitaba salir de ahí, golpeé
varias veces una pared con el bastón, pero lo único que logré, fue cansarme, decidí hacerle
caso a la nota y me dispuse a bailar, lo primero que se me ocurrió fue bailar al ritmo de la
música disco, inmediatamente el bastón brilló y no sé cómo, pero ahora me encontraba en la
década de los 70', bailé de nuevo, cambié de década, volví a bailar, volví a cambiar de
década, ¡era fascinante! me encantaba todo esto, además de que en cada lugar al que viajaba,
se encontraban árboles hermosos, pero mi emoción comenzó a disminuir cuando me di cuenta
que cada vez que viajaba, se caía una ramita del bastón; tenía que regresar, no quería perder
toda mi colección, y menos quedarme atrapado en otro año, así que bailé al ritmo de mi
década, ya saben, de todo un poco.

En un abrir y cerrar de ojos reaparecí en mi cama, me senté rápidamente y en el suelo vi las


ramitas tiradas, las conté y me faltaban algunas; ya no llovía y seguía siendo el mismo día,
reuní las ramitas en una caja y decidí ir con el gato más viejo del barrio, seguramente él
sabría qué hacer. Le conté lo que pasó, pensé que me había ignorado porque comenzó a
hablarme sobre la leyenda del guardián del tiempo, la verdad no le puse mucha atención,
seguía pensando en lo sucedido, ¿realmente había viajado en el tiempo?, cuando terminó su
historia me dijo que colocara las ramas encima de un reloj y las dejara ahí toda la noche,
llegado a este punto yo ya no sabía en qué creer, por lo que sin dudarlo, obedecí al anciano.
Ese mismo día por la noche quité el reloj que tenía en la pared de mi habitación, lo coloqué
en el suelo y encima puse la caja con las ramitas y me fui a dormir. A la mañana siguiente el
reloj y las ramitas habían desaparecido. Ahora colecciono rocas.

María José Gómez Gómez


Licenciatura en Educación Primaria. Cuarto Semestre.

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