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4 aspectos de tu vida en que debes ser menos espontáneo

La espontaneidad puede ser una cualidad interesante y positiva para cualquier persona. En la
niñez, por ejemplo, solíamos ser muy espontáneos con todo lo que hacíamos, y ello implicaba llevar una
vida simple y sin mayores preocupaciones.

En la medida en que crecemos, sin embargo, las dificultades que impone la vida nos obligan en
cierta medida a ser más previsivos en diversos aspectos y planificar más; es parte de madurar. Y es que,
si bien es cierto que la espontaneidad puede otorgar frescura a tu vida, como cualquier otra cosa,
puede ser bastante perjudicial en exceso; especialmente cuando aplica en los siguientes 4 aspectos que
se proponen en este artículo…

TIEMPO

Si bien parece innecesario recordar cuán valioso es el tiempo, pues en teoría todos lo tenemos
muy claro, muchas personas tienen una perspectiva bastante limitante y poco productiva en la práctica.
No solo porque manejan su tiempo de una forma pasiva (ni siquiera acercándose a sus verdaderas
capacidades) sino porque además encuentran exagerado el ‘’planificar tanto ´´.

Es entonces donde la espontaneidad se convierte en una limitante para el desarrollo personal.


Un uso consciente y consistente de nuestro tiempo es un requisito indispensable para lograr cualquier
cosa en la vida; y el caso es que, si no nos ocupamos de planificar nuestro tiempo, las circunstancias se
encargarán de hacerlo.

Mucha gente termina, por esta razón, trabajando varias horas diarias en un empleo o carrera
que no disfruta, en lugar de trabajar en sus propios proyectos y metas. La vida se ha ocupado de llenar
su tiempo, y se vuelven esclavos de su falta de iniciativa de administrarlo mejor. En otras palabras, su
nuevo horario de trabajo ha remplazado el horario personal que decidieron no hacer en su momento,
por preferir ser más ‘’naturales’’ y, la palabra clave aquí: ‘’espontáneos’'.

Tal vez dicho esto no suene tan mal la idea organizar tu vida a través de técnicas de
administración del tiempo; es muy provechoso ser consciente del uso que haces de tus horas, días,
meses, etc. Mientras más pronto y más activamente lo hagas, mayores serán tus probabilidades de
éxito.

DINERO

Es irónico que la economía personal sea tan frecuentemente ignorada o bien tomada a la ligera
por la mayoría. Mucho tiene que ver el hecho de que haya tantos mitos y creencias limitantes en torno
al dinero. Muy a menudo se asume que el dinero cambia a las personas para mal y se asocia a aquellas
que lo tienen en abundancia con superficialidad y materialismo.

Lo cierto es que no se comprende la verdadera naturaleza del dinero: es un medio, no un fin. Si


bien las personas que se obsesionan con él -como si fuese un fin- si pueden volverse superficiales; el
dinero simplemente aumenta tus posibilidades, de tal modo que se convierte en una extensión de lo
que eres como persona: sea cual sea tu naturaleza (generoso, empático, o bien egocéntrico,
malintencionado, etc.) el dinero la aumentará al empoderarte.
Si el dinero se trata de posibilidades, es claro que se relaciona directamente con tu propia
libertad: si bien no es el aspecto más importante de tu vida, afecta a todo aquello que sí; de allí el
concepto de libertad financiera al que se recurre tan a menudo en materia de finanzas personales. Ser
libre financieramente no solo significa evadir preocupaciones mayores por razones económicas, sino
tener más tiempo para vivir de la manera en que deseas.

Dicho todo esto, y pudiendo vislumbrarse la gran importancia que tiene el poder monetario en
la vida de casi cualquier persona, resulta obvio que no se trata de un aspecto en que se pueda ser
espontáneo, dejarlo al azar, o incluso en muchos casos confiarlo a la educación universitaria como si
esta pudiese garantizar estabilidad económica siempre y sin excepción. La educación financiera es una
materia que a todos nos compete enormemente, aprender al respecto y aplicarlo disciplinadamente en
tu vida será de gran importancia en tu futuro y éxito.

SALUD

Nuevamente un aspecto inexplicablemente subestimado. Aún con todo lo que afortunadamente


se conoce sobre este tema, sigue siendo común entre muchas personas ignorarlo en términos de
hábitos nocivos, mala alimentación, sedentarismo, y un largo etc.

Es evidente que un mal estado de salud afectará cualquier otro aspecto de tu vida, de hecho,
puede arrebatártela. Es fácil encontrar ejemplos en la historia o incluso en nuestro propio entorno, de
personas altamente talentosas y exitosas que por no cuidar temprana y continuamente de su salud
terminan viendo su vida limitada por alguna enfermedad, producto de malos hábitos sostenidos en el
tiempo.

Si bien la tendencia parece ser sacrificar en primer lugar la salud en virtud de otros aspectos
como la vida profesional, académica, o incluso diversión; es claro que debes hacer exactamente lo
opuesto: solo a partir de una buena salud puede construirse una vida.

Ahora bien, cuidar de la salud no solamente incluye tener en cuenta cualquier examen médico
que aplique a ti en determinada circunstancia; es igual de importante planificar y estructurar tu vida en
torno a hábitos saludables, teniendo en cuenta alimentación, actividad física, descanso, y todo aquello
potencie la sanidad no solo de tu cuerpo, sino también de tu mente; precisamente en esto, es donde no
cabe ser espontáneo.

FUTURO

Si bien de algún modo está implícito en todos los aspectos anteriores, vale la pena considerarlo
separadamente; con el futuro ocurre lo mismo que con el tiempo y el dinero: si tú no te encargas de
construirlo, el entorno y las circunstancias se encargarán de hacerlo por ti (¡y no necesariamente de una
manera en que te agrade!).

Aunque es cierto que no todo en la vida está bajo nuestro control, es preciso enfocarnos en
aquello que sí con suficiente contundencia. Sacar el máximo provecho de aquello que puedes
determinar con tus acciones, es la manera de tomar las riendas de tu futuro. El proceso de lograr esto
puede definirse, a groso modo, en tres pasos:

1. Definir un propósito, puesto que aquello se necesita para llevar una vida con significado es
completamente personal y subjetivo: solo tú puedes determinarlo.
2. Reconocer las implicaciones de tal propósito, lo que obliga a definir las acciones de corto plazo
para lograr los objetivos de largo plazo.
3. Entrar en acción de manera constante y contundente, asumiendo las dificultades del proceso y
manteniendo a través del tiempo la voluntad de superarlas.

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