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DIRIGIDA

COLECCION
POR ANTONIO VILANOVA
GILLO DORFLES

Símbolo. comunicación
y consumo

EDITORIAL LUMEN
Título original:
Símbolo, comunícazione, consumo

Traducción:
María Rosa ViaJe

Publicado por Editorial Lumen, S. A.,


Ramón Miquel y Planas, 10 - Barcelona, 34.
Reservados los derechos de edición
INDICE
para todos los países de lengua castellana.

ApR.OXIMA.CIÓN " DORFIES 13


cultura Libre
Primera edición: 1967 ISTRODUCCIÓ!'l . 27
Segunda edición: 1972
Tercera edición: 1975 1. INFORMACION y CONSUMO
Cuarta edición: 1984
1. La teoría de la información 41
::!. Redundancia semántica y redundancia estética 43
© 1962 by Giulio Einaudi editore 3. Información y percepción estética según André Moles 46
4. La "novedad" en la fruición estética. 48
Depósito Legal: B. 17.100-1984 .0;. Disociación entre información y valor 52
ISBN 84-264-1035-9 6. Justificaciones psicológicas de la teoría informativa 53
Printed in Spain l. Maeroestética y microestéuca según Max Bense 55
8. Signos y señales . 58
9. Microestética y microfísica 60
1o. El proceso entrópico en el arte concreto e informal 64
Impreso en
I I. El concepto de randomidad estética . 67
Diagrafic, S. A. Constitució, 19.
Barce1ona-14
11. COMUNICAClON ARTlSnCA y COMUNICACION
CRITICA
1. Relaciones entre arte y psicología 69
2. Percepción e ilusión 73
3. Los "equivalentes esquemáticos" en la pintura infantil 76
4. La percepción visual según Arnheim y Gibson 79
'i La verosimilitud de la imagen según Gombrich 84

7
6. Equivocos perceptivos en la pintura informal . 87
12. Teorías "cognitivas" y "emocionales" del arte. 166
7. Relaciones entre ciencia y crítica . 90 169
13. Sobre el significado referencial del arte.
8. Límites de una critica científica. 92 174
14. El cociente cognoscitivo del arte .
9. Percepción y significado. 94 178
15. Signo y símbolo en la estética de Susanne Langer .
16. Las "ilusiones primarias" de las diversas artes 184
III. COMUNICACION A TRAVES DEL LENGUAJE I7. El principio de asimilación . 192
NORMAL Y AUENADO 18. La obra de arte y la "comunicación" con el público . 193

1. Palabra e imagen 97
V. VALORES COMUNICATIVOS Y SIMBOUCOS
2. Percepción y lenguaje 100
EN LA ARQUITECTURA, EN EL OISE/'lO INDUSTRIAL
3. Interferencias entre lengua hablada y pensamiento 102
y EN LA PUBLICIDAD
4. Distinción entre conciencia, condicionamiento y concep-
tualización t 05
l. Tipología y semántica arquitectónica. 197
5. Función simbólica del lenguaje . t08 2. El ejemplo del barroco inglés 199
6. Lenguaje normal y patológico y sus interferencias . 110 3. Signos y significados arquitectónicos y su "lectura" 202
7. La experiencia delirante según Binswanger y la interrup- 4. "Diseño" y "signo" arquitectónico y equivocas de la "no-
ción de la continuidad temporal . 113 tación simbólica" 204
8. La "Schrumpfung" de las estructuras temporales y las re- 5. Significación fenoménica de algunas configuraciones . 207
laciones entre componente lingüístico .y cronológico 116 6. Pérdida de la capacidad informativa de un elemento ar-
9. Transposición lingüística de una forma simbólica. t 18
quitectónico . 209
10. Comunicación delirante 120 7. Caracteres distributivos, elementos constructivos. etc. . 212
11. La íntencionalídad negativa . 125 8. Consumo e información en el diseño industrial y en la pu-
blicidad . 21 S
IV. SIMBOLO y COMUNICACION EN LA ESTETICA 9. Valor de la serie en la constitución del objeto industrial 216
NORTEAMERICANA 10. Alternativas estilísticas en las relaciones entre arte indus-
trial y arte puro. 219
1. El aspecto semántico-metafórico de la obra literaria. 129 11. El problema de la "obsolescencia" del diseño industrial. 221
2. "Acción simbólica" de la obra de arte . . 132 12. Aspectos que se oponen a la "obsolescencia" . 222
3. La disputa entre "New Criticism" y la Escuela de Chicago 135 13. Importancia de la moda y del "styling" en el desgaste del
4. Semiótica y estética en la obra de Charles Morris . 138 objeto industrial . 226
5. La infonnación paradójica de la ambigüedad. 143 14. El fenómeno del "fuera de serie" . 228
6. El problema del "belief" . 147 15. Publicidad y comunicación . 229
7. La función comunicativa de la poesía según Alleo Tate 150
8. 'valor simbólico-comunicativo de la metáfora. 151
VI. COMUNICACION VISUAL CINETICA y FILMICA
9. Vehículo y contenido de la metáfora según Richards . 156
10. Metáfora, ecuación y transposición 158 1. Importancia del movimiento en la vida moderoa . 235
11. De la metáfora al símbolo . 162 2. El cinematógrafo como arte cinético . 237

8 9
3. Efectos psicológicos de la fruición Iilmica 240
4. Comprensibilidad del lenguaje fílmico 242
5. El "belief" en el film respecto a las otras artes 244

VII. APUNTES SOBRE EL ZEN


y SOBRE SUS CUALIDADES COMUNICATIVAS

1. Los conceptos de "wa-za" y de "asobi" 247


2. El elemento lúdico del arte . 251
3. Las dos formas de conocimiento y de conciencia. 253
4. Los conceptos de "wabi" y de "sabi" . 257
5. Lo inmediato en la creación artística. 261 INDICE DE ILUSTRACIONES
CONCLUSIÓN 267
1. "Signos de los albañiles" trazados sobre los cristales de los edi-
ficios en construcción para indicar la presencia de &tos en las
ventanas.
2-4. Símbolos religiosos y astronómicos (Pax, cruz ¡amada, planeta
Marte o signo masculino).
s. Inscripción con letras amalgamadas.
6. Marca de fábrica con la letra M (diseñada por CarIo Dradi
para la Montecatini).
7. El signo de la "mano".
8. Piedra "hallada" en Panarea.
9. Cabeza de mármol de Atenea Lemnia (siglo v a. C.), Museo
Cívico de Bolcnia (fotografía Atinari, Florencia).
10. La misma fotografía por Viltani (Bolonía).
11. Franco Grignani: Cabeza de negro. 1959 (fotografia realizada
con lentes deformantes).
12. Bruno Munari: Gradaciones de textura obtenidas mediante en-
trecruzamiento de retículos cuadrados.
13. Enzo Mari: Composición' en madera, cartón y 'Impera. 1951.
14-16. Paneles expuestos en Italia 61, Turín, 1961. Ideados por Giulio
Confalonieri y Ilio Negri.
17. Rocas de Ménec (Morbihan), región megalítica de Carnac.
18. Catedral de Taxco (México), siglo XVIII.
19. Iglesia católica de Corte, Dresde, siglo XVIl[. Arquitecto: Gae-
tano Chiaveri.
20. Hórreos del pueblo de Gombarros (pontevedra).
21. Nave de hornos de Montecatini-Scederberg, Bolzano, 1959.

lO 11
22. Molino del siglo XVIII, en Reedham (Norfolk). La tribuna acris-
talada ha sido añadida recientemente.
23. Dolmen de Macia Kenoded.
24. Bero Saarinen: Estadio David S. Ingall para hockey, New Ha-
ven, 1958.
25. Eduardo Paolozzi: Héroe griego, 1957 (bronce, altura 173 cm.
Colección Freda Paolozzi).
26. Enrice Baj: vmu« Dame QU coíííer, 1960.
27. Cubierta de la publicaciÓD ''Seience Fiction Quarterly", ha-
cia 1950.
2S. Robert Rauschenbers: Curfew. 1955 (cembine-peinting, 57X39.
Colección Donald Peten. Nueva York). APROXIMACION A DORFLES
29. La "aleta" de un automóvil americano, hacia 1959.
30. Instalaciones de destilación de la refinería Stanic, en Bari.
3!. Teléfonos de la DeUSystem, desde sus orfgenes hasta hoy.
Cada época crea una visión científica propia cuya peculia
32. Maqueta diseñada por Bruno Munarl. ridad reside esencialmente en el modelo escogido. Las mate-
33. Automóviles de carreras Alfa Romeo Abartb, 750 ce, diseñados máticas y las ciencias físicas, en el XVII; las ciencias naturales,
por Pininfarina, t957. en el XVIII; la historia, en el XIX; han dado sus fisonomías res-
34. Bruno Munarl: Fósil del 2000. 1959. pectivas a cada una de las disciplinas particulares de su tiem-
35. Keagiro Azuma: Bronce 1960 (145 X 75 em., oolección P. M., po, aun las más alejadas de sus modelos. Nuestro siglo XX
Milán).
36. Vista invernal de los Jardines de Piedra del templo de Ryoanji
ha hecho girar su visión del mundo sobre una confluencia del
(Kyoto) bajo la nieve. freudismo con la sociología, que ha tendido a constituir una
37. Vaso japonés del siglo XVI (Museo Guimet, Parls). nueva concepción antropológica de las cosas, para la cual la
38. Anfara japonesa. lingüística ha venido a aportar una excelente metodología.
He aquí la línea que conduce hacia la coyuntura que nos
permíte situar la obra de GilIo Dorfles, especializado en el es-
tudio del arte y más orientado hacia la crítica, basada en el
estudio directo de los hechos, que hacia el esteticismo filoso-
fista, siempre enfermo de idealismo. Dorfles ha querido un
examen de los Sachen selbst, de las cosas en sí mismas, libe-
rado de cualquier superestructura tradicional.
Este contacto directo con la obra da una especial vivacidad,
una especial garantía de autenticidad, a sus escritos, que de
este modo no se alejan hacia el mundo de las teorizaciones
abstractas. Por otra parte, interesa de un modo particular su
dedicacióo a los temas de nuestro tiempo, las formas más ac-

13
tuales de la vida y del arte, y este interés da a sus papeles una Cleveland, Buenos Aires y Barcelona. En Barcelona, participó
utilísima doble entrada. Sirven para conocer a fondo el arte en los coloquios del Seminario de Estética de la Escuela de
que corresponde a la historia que estamos vivien~o, y sirven Diseño, Eina.
para revelar, a través del arte, muchos de los sentidos de esta Su bibliografía contiene monografías sobre pintores mo-
historia. En total, sirven para iluminar, muy por entero, nues- dernos o de otro tiempo, y sobre temas de arqnitectura, pero
tra época. sus obras fundamentales abarcan la totalidad de las formas
Nadie ha tratado como él las formas de construcción y de expresivas actuales.
comunicación más nuevas, que son a la vez las que cuentan Recordamos las monografías sobre Reggiani (1953), Boscb
con menos tradición literaria y científica, como es natural, y (1953), Dürer (1958), Feininger (1958), Wols (1958) y Se/a-
las que plantean los más vastos problemas de inserción en una loja (1960), y las de tema arquitectónico, Barocco nell'arqui-
antropología. El cine y los comics, el diseño industrial y la te- tettura moderna (1951) y L'arquitettura moderna (1959), que
levisión, el grafismo y la fotografía, la publicidad y el strip- se publicó traducida al español (Barcelona, Seix y Barral, 1957)
tease, la ciencia ficción y el erotismo, la señalización y la ciné- con un apéndice de Oriol Bohigas y José M.a Martorell. Sobre
tica, las tragaperras y el billar mecánico, el gesto y el ceremo- e! conjunto de la plástica actual publicó la obra Ultime ten-
nial, el kitsch y los eommon obiects, los simbolos y la moda, se denze del/'arte d'oggi (1961), de la que existe también traduc-
incorporan a su visión con los derechos tradicionalmente re- ción al español (Barcelona, Labor, 1968). Sobre diseño pu-
servados a la arquitectura, la escultura y la pintura. blicó 11 disegno industriale e la sua estetica, en 1963.
El conjunto de su obra tiene algo de único como reflexión El tronco principal de sus obras teóricas de mayor alcance
sobre el carácter histórico del lenguaje plástico de nuestro arranca del Discorso tecnico sulle arti (1952), que se considera
tiempo, entendido de esta manera tan amplia y tan desacos- como el punto de partida de los estudios estéticos de la pos-
tumbrada como verídica. guerra. Tras esta obra, con Le oscillatione del gusto (1958)
Gillo Dorfles nació en Trieste, en 1910. Estudió en las examinó las causas del divorcio existente entre el arte mo-
universidades de Milán y Roma, y se graduó en ésta, en 1935. demo y las masas, y encontró lúcidamente los orígenes socia-
Desde 1956 es profesor de Estética y hoy ocupa la cátedra les de la artificiosa separación entre lo que es considerado
de esta materia en la Universidad de Milán. Es jefe de redac- como cultura y lo que es juzgado como exterior a la cultura,
ción de la revista Aut-Aut y forma parte del comité de re- el arte y el no-arte. Al estudiar estos hechos puso en circu-
dacción del Iournal o/ A estheties de Cleveland, Su labor de lación, de nuevo, un concepto muy importante en el siglo XVIII
estudio ha ido acompañada de actividades prácticas de pro- pero que el positivismo había arrinconado como un trasto vie-
moción de la plástica viva, desde que en 1948 fundó con Mu- jo, el concepto del gusto, que él ve como manifestación de un
nari y Soldetti, el MAC (Movimiento pro Arte Concreto). fenómeno colectivo que es por lo menos tan decisivo, en la
En 1955, con el arquitecto Marco Zamso, organizó la expo- vida del arte, como la iniciativa del artista, y que lo es mucho
sición de Diseño Industrial Italiano, en Londres. Ha dado con- más, evidentemente, en la circulación y la posibilidad de tras-
ferencias, coloqnios y ciclos de lecciones en Parls, Londres, cendencia de las obras y de las corrientes.
Stuttgart, Ulm, Atenas, Belgrado, Nueva York, Washington, Siguió a ésta una obra de gran importancia, JI divenire

14 15
delle arti (1959), publicada también en español (El devenir de preferencias de unas minorías sino por un hecho estadístico
las artes, México, Fondo de Cultura Económica, 1963), en la general, y como consecuencia nos ha ayudado a ver una to.ta-
cual quedaba sistematizada su visión de la evolución de las lidad que por otra parte los mismos artistas cultos han tendido
formas artísticas como un hecho colectivo, en relación con a descubrir, por los mismos años, al poner en circulación la
la evolución de las formas de vida, y se descubría que las obras gran corriente del Pop-Art.
de arte no tienen en sí mismas una significación concreta sino Vio claro que si bien todas las manifestaciones conscientes
que son estructuras ambiguas, mecanismos que pueden ser usa- del hombre parecen basarse en el dato psicológico de la per-
dos de distintas maneras, que la sociedad no emplea del mismo cepción, pronto se advierte que ésta no es algo autónomo sino
modo en el momento en que se ponen en circulación que des- que viene condicionada por nuestro pasado y nuestro futuro,
pués de un cierto tiempo de usarlas como moneda corriente. ya que cualquier percepción lleva consigo el complejo siste~a
Dorfles llegó fácilmente a encontrar los hechos que caracteri- de relaciones entre lo percibido y los restantes datos sensoria-
zan esta evolución en el uso de las formas y a ver en su devenir le. trasmitidos por el ambiente.
algo más interesante que la imagen estática que se pueda ob- Las conquistas de la Gestalttheorle, de las relaciones cons-
tener de un momento dado. Con ello perdía su valor toda pre- tantes entre las' formas de los objetos y nuestras reacciones psí-
tensión de otorgar valores constantes, y no hablemos ya de quicas, DO se ven rechazadas P?r esto, pero sí anegadas en
clasicismos, en ninguna especie de conjunto momentáneo de algo mucho más vasto que es el cúmulo de connotaciones, de
formas constructivas o comunicativas. Lo que puede perma- elementos asociativos, presuntivos, premonitorios, transaccio-
necer no son las formas quietas sino precisamente el cambio. nales, que se mezclan íntimamente con los valores puramente
Contemplar el arte no es ya contemplar una realidad fija, sino formales para dar expresión y siguificado a algo que sin todo
precisamente la línea de su cambio a través del uso. esto sería sensible pero no legible.
Al mirar las cosas desde este punto, Dorfles no sólo puso Este concepto de legibilidad de la obra resulta un concepto
de manifiesto el carácter temporal del proceso formativo sino clave, pues permite observar las distintas lecturas posibles de
también la calidad efímera de la obra de arte. Analizó las un mismo sistema de signos y permite saltar por encima de la
artes en su proceso como una realidad fenoménica y descubrió lógica de la forma que la Gestalttheorie ponía como valor de-
su función ética, ayudado de la psicología, la historia, la bio- cisivo, dado que cualquier forma no es más que el significante
logía y la lingüística. Esta fidelidad a la objetividad fenome- de un significado que es quien, a la postre, es lo útil, lo real-
nológica le obligó a aceptar, para observar la línea evolutiva mente importante para el hombre.
del gusto, todas aquellas nuevas manifestaciones plásticas -o Pensando en esta legibilidad del arte, Dorfles repensó las
sonoras- a que antes aludíamos, que muchos rechazaban del ideas de Cassirer, que veía el hombre dentro de una red de
campo de lo artístico o de lo cultural en nombre de un buen símbolos, no sin preguntarse si los significados de ellos eran
gusto convencional, minoritario, arraigado en una tendencia inherentes a la forma o se les habían añadido por un proceso
discriminatoria. que habría partido del mito y la poesía para llegar al lenguaje
Gracias a esta operación, Dorfles nos ha ayudado a com- racionalizado. No hay duda que esta última idea le ayudó en
prender la realidad de una época, que no viene dada por las su visión dinámica, 10 mismo que la estética semiótica de Char-

16 t7
de la expresión a que son condenadas las formas a consecuen-
les Monis, por el hecho de puntualizar que la obra de arte cia de su uso por parte de la sociedad.
es un signo y que este signo, a diferencia de lo que ocurre con Quizá cuando mejor podemos comprender esta doctrina es
las expresiones racionales de la ciencia, se caracteriza por no cuando pensamos un momento en el fenómeno de la moda,
aludir a hechos o a verdades sino a sistemas de valores. La que todas las temporadas repite en pequeño, como en un en-
posibilidad, y la indudable realidad del cambio constante de sayo de laboratorio, los grandes hechos de la historia, de la
los sistemas de valores en la sociedad, nos introduce, en con- cultura y del arte: el poder informativo de lo sorprendente, su
secuencia, en una de las ideas clave de Dorfles, la de la am- capacidad de pasar a ser signo de unos valores, su progresiva
bigüedad necesaria del arte. adhesión a una significación de hechos concretos y -al pasar
Otra idea básica suya, muy fecunda, es la de que la obra de significar valores a significar hechos- su rápida dimisión
de arte, el signo, no nace de un modo desencarnado de la del papel creador, vivificante, y su caída en la entropía, en el
mente de un artista, con independencia de Su realización ma- equilibrio final.
terial, sino que nace como hijo, en gran parte, de la propia Del mismo modo Dorfles nos hace ver que cuando una for-
tecnología, de los medíos empleados, de modo que hasta cierto ma artística pasa a ser signo de un hecho concreto, ha dejado
punto su idea de la encarnación necesaria del germen artístico de ser una forma artística y se ha incorporado al discurso lógi-
es como una anticipación de las doctrinas de Mac Luhan, se- co, casi siempre en forma de vulgaridad. Así resume la vida de
gún las cuales los medios constituyen, ellos mismos, los men- una forma, desde un inicio terrorista hasta un final de tauto-
sajes. logía o de lugar común. Se descubre que las formas vivas del
Al descubrir esta importancia del medio utilizado, se nos arte son las que nos sorprenden, que no esperábamos, que
revela que el hecho de la comunicación es el hecho quizá más nuestras costumbres rechazan, las cuales actúan en nosotros
decisivo, situado entre las posibilidades técnicas del artista y como despertadores. Y que el pseudoarte son las formas que
el sistema de valores de la sociedad. No es extraño pues que obedecen a nuestro sistema de esperas, que nos adormecen en
Dorfles Se haya dirigido a la teoría de la información, una de la tranquilidad.
las ciencias más nuevas, y de acuerdo Con la cibernética haya Tras El devenir de las artes, y como consecuencia de él,
podido poner de relieve que la información estética --el valor Dorfles publicó los dos libros, complementarios entre ellos, de
de una obra de arte- podrá ser considerada tanto mayor hecho como un libro en dos volúmenes, que fueron Símbolo,
cuanto mayor sea el grado de lo inesperado, de lo improba- comunicazione, consumo (1962) y N uovi rití, nuovi muí (1965),
ble que tenga la obra de arte de la que se goza, grado que que hoy se ponen a disposición del mundo de habla hispánica.
corresponde al grado de su oposición a la tendencia general Estas obras se sitúan en un contexto cultural muy cohe-
de las formas -por desgaste en el uso-- hacia el máximo rente, dentro de lo que Lacan llama el desplazamiento de los
orden, la máxima determinación, en virtud de la ley general. hechos de los últimos quince años. En 1945 publicaba Merleau
de la entropia. Aquí es donde la ambigüedad pasa de ser con- Ponty la Phénomenologie de la Perception. En 1946 Charles
siderada como necesaria a ser considerada como valor posi- Morris publicaba su Sign, Language, Behaviour. En 1947,
tivo, algo válido frente a la tendencia general hacia la muerte Barthes, sus artículos de Combato En 1949, Saussure su Cours

18 19
de Linguistique Générale y Lévi-Strauss sus Structures élé- qué modo obedecen a una corriente del pensamiento act~a1
mentaires, En 1950, iniciaba sus publicaciones Dorfles; en en su punto más agudo y de qué modo revelan, li"'r s~.s m~s­
1952, lb. Meyer publicaba su The Arts and Art Criticism; mas preocupaciones y su mismo sentid~, nuestra slt~aclOn hís-
en 1953, Barthes, Le degré Zéro de l'Escriture y Adorno su tórica, de la que son substancial parte mtegrante. Sin duda ~n
ensayo sobre Música y lenguaje. En 1955 aparecían los Tristes estudio de estructuralismo genético a lo Goldman nos hana
tropiques de Lévi-Strauss, en 1957 las Mythoiogies de Barthes ver cómo este movimiento por entero es un calco del sistema
y en 1958, al mismo tiempo que las Oscilazioni del gusto de de valores creado por los intercambios humanos de nuestra
Dorfles, la Anthropologie Structurelle de Lévi-Strauss. El Di- sociedad presente. .
venire delle Arti de Dorfles es contemporáneo de los Essais Símbolo, comunicazlone, consumo parte de las Ideas ex-
Linguistiques de Hjelmslev, en 1959. En 1960 aparecían los puestas en el Divenire delle arti par~ aislar el aspecto fu?~a­
Signes de Merleau Ponty, y el Símbolo, comunicazione, con- mental de lo que este estudio revelo, o sea el proceso. tip~:o
sumo, de 1962, es coetáneo de la Pensée Sauvage de Lévi- por el que aparecen nuevos símbolos para la c~~umcaclOn
Strauss. Son posteriores los Essais Linguistiques de Jakobson, entre los hombres, o sea formas capaces de trasmitirles o sus-
de 1963, y el One-dimensional Man de Marcuse, de 1964. citarles nuevas maneras de comprender la realidad, y por el que
A Nuovi riti, nuovi miti, de 1965, suceden los Ecrits de La- estos símbolos tienden a perder su vitalidad, al ser usados y
can, de 1966. El Systéme de la Mode, de Barthes, The Guten- sufrir un consumo o desgaste, en virtud de una ley de entropía
berg Galaxy y The Medium is the Message de Mc Luhan, de que los deteriora y que los lleva hasta la situación final de
1967, son contemporáneos de L'estetica del mito de Dorfles, obsolescencia.
a la que ha sucedido su Artificio e natura, en 1968. En su examen de nuestro tiempo, Dorfles amplía el con-
En este contexto coherente se puede observar la interco- cepto de símbolo fuera del campo de lo hasta hoy considerado
municación de las nuevas ideas sobre la percepción, el len- como específicamente estético, para aplicarlo a las formas to-
guaje, el signo y los medios de comunicación en relación con das de la convivencia y del utillaje de los hombres. Nota el
el mito, y todo ello y el mito mismo en relación con las estruc- sentido o la significación, que él llama carácter simbólico, no
turas de la vida social. sólo de las formas deliberadamente comunicativas, como el
Las investigaciones de Dortles que forman el meollo de cine, la publicidad o la señalización de tráfico: sino asimismo
estos dos libros no sólo tienen, pues, el valor de una lúcida de los objetos de consumo, desde el automóvil y los electro-
penetración en la realidad del arte y la vida de nuestro tiem- domésticos hasta la manera de hablar de los snob' o las jet-
po, sino asimismo el valor de formar parte, íntimamente, del gas profesionales. . .
gran hecho colectivo, histórico, de un determinado sentido de El sistema de devenir que en su obra anterior observo como
las investigaciones de la cultura. Del mismo modo que Dor- general en la historia, toma especial dramati.smo cuan~o lo
fles señala la importancia decisiva del gusto social como de- observa mirando nuestro tiempo, porque la Importancia es-
terminante del arte, y del arte como revelador de la situación pecial que en él han tomado los medios de comunicación, las
histórica que este gusto encarna, podemos aplicar a sus bús- posibilidades mismas que ofrecen la prensa, la radio y la te-
quedas estéticas un criterio semejante y poner de relieve de levisión, de un contacto realmente a nivel de las grandes ma-

20 21
sas, y la superabundancia invasora de los mensajes transmiti- Tras haber sentado, con los principios fundamentales de
dos por estos medios, tienen como consecuencia una prodigiosa Símbolo, comunicación y consumo (o d..esgaste, en ~l verdadero
aceleración del concepto de comunicación y en último término significado italiano de la palabra) la tnada scmanttca de ~u~s­
una aceleración del deterioro, de la entropía, de la obsoles- tro tiempo cultural, Dorfles emprendió el texto de. NuOVl riti,
cencia. Rápidamente se convierten las formas más sorpren- nuovi mui a modo de una continuación del anterior. Con él
dentes y nuevas en formas gastadas, viejas, inservibles. Cuando sistematizó lo que es y lo que representa el mit? pa:a el hom-
afirma que los medios acrecen su poder sobre los mensajes, bre moderno, paralelamente a lo que ya hablan Ido descu-
encontramos el tema que ha visto bien -y ha exagerado--- briendo un Barthes o un Adorno, pero Dorfles, a diferenCIa
Mc Luhan, y aprendemos que las características de la civili- de estos pensadores, y en cierto modo como Lévi-Strauss, .no
zación de consumo han tendido a anular todo valor de con- considera el mito como una enfermedad, como algo negat~vo
traste de las formas culturales, incluso las más eximias, por que dificulta la autenticidad de .I~ vida de los hombres, SIDO
el rápido proceso de integración en la circulación, en el uso, como un hecho necesario y POSitiVO. En vez de clamar par.a
de un modo que nos lleva a lo que Marcuse llama el Hombre una radical desmitificación, pone de relieve el valo~ COgu?SCI-
Unidimensional. ti del mito y no sólo este valor sino el de perfccclonamlento
Dorfles pone de relieve la manera con que este desgaste - produce cuando obliga a la creación de ritos.
que . E·jernp I o .de
acelerado ha levantado la conciencia del carácter efímero del ello es la utilización de las máquinas. No hay duda que el mito
arte, y del mismo modo que nosotros nos atrevemos a rela- maquinista que tanto fascina al hombre actual, le obliga a tra-
cionar su obra con las teorías de Mc Luhan y de Marcuse, nos
tar la máquina de un modo especial, a t~ner respecto a ellas
atrevemos a relacionarla con el hecho objetivo, histórico del
un determinado comportamiento -un ntual- que .ayuda a
gran desarrollo del arte cinético, del happening y del arte
su eficaz utilización. Es el caso que Maldonad~ explicaba en
mortal.
un congreso de Diseño, en Valencia, cua~do afirmaba que el
Dorfles anunció, en 1962, que el arte era efímero, cada
vez más efímero, en su valor significativo. Pero con él el arte tipo de conductor taxista de Buenos Alfes,. que ad.opta un
ha querído ser efímero objetivamente. ¿Para qué vivir más que cierto aire fanfarrón en su manera de conducir, adquiere gra-
la propia significación? Tras las esculturas de fuego de Yves cias a ello un prodigioso dominio del volante. No hay duda
Klein, de 1961, y el ballet magnético de Takis, Jean Tinguely que los que se ocupan de ergonomía cue~tan en gran parte con
realizaba, en 1962, en el desierto de Las Vegas, sus esculturas el poder de los mitos engendradores. dc ntos. . ..
tituladas Estudio para un fin del mundo, a modo de máquinas En unos coloquios sobre irraclonahsmo organizados con
que terminan destruyéndose a sí mismas. En 1964, David Me- motivo de la publicación en español del Asalto a ~a ra;.on de
dalla hizo esculturas con espuma y con arena, en 1966 creó '
Luk acs, eI profesor Sacristán hablaba
. de la
. necesIdad
I dc un
Mira Schendel las efímeras Droghinas de papel de arroz y intermedio entre la doctrina científica Y la praxis, ~ go. como
Liliane Lijn sus obras con gotas de agua. Así al tiempo que a ideología sin el carácter negativo de falsa concrencia que
nacía la idea del carácter efímero del arte, el arte agudizaba ~:elen tener las ideologías, pero con las propie?adcs de una
este carácter al hacerse voluntariamente de corta duración. eficacia en la puesta en juego cotidiana, inmediata. N OS pa-
23
22
El optimismo de Dorfles nos, presenta la inserción de los
rece que ello era análogo a este mito positivo que nos presenta mitos en las masas como un gran proceso de educación a través
Dorf1es, o a la comedia positiva del taxista de Maldooado. de los ritos, las festividades, hacia una ludificaci6n de la so-
Por otra parte nuestra ignorancia de muchas de las bases ciedad, que aumentaría la productividad y el placer a la vez.
científicas de las técnicas que usamos convierte nuestra rela- La ciencia ficción llegaría a ser un instrumento para promover
ción con las máquinas en emotiva, mágica, mítica, En ello las masas, del mismo modo que apoderarse de una jerga puede
puede perderse el hilo de la intencionalidad y se puede caer ser un método de ascensión social.
en la alienación, pero nos gusta que Dorfles denuncie que ello Pero la condición para que todos los mitos de la época
no debe ser excusa para los que gustan en condenar las má- sean positivos es que el hombre no esté alien~o s~o que, ~ea
quinas y sentir reaccionarias nostalgias de la artesanía, porque árbitro de su universo vital. Esta suprema exigencia política
el trabajo artesano tenía todavía un carácter más mítico, casi es la que preserva esta obra de un optimismo demasiado in-
sacralizado. genuo y le da realmente un gran sentido positivo.
Dorfles nos hace dar cuenta de que las imágenes tecno-
morfas que nos rodean, desde el comic hasta el cine y la pu- ALEXANDRE Cuucr
blicidad, rinden el servicio de crear iconos para el uso de las Sto Paul-de-Vance, julio de 1968.
masas, iconos que a su vez tienen el poder de provocar ritua-
les para el poder, el deporte, el sexo o la conducta al volante
o en el IJar, un estilo de andar con transistor o de conducir
una moto, tan útiles para la formación de la convivencia como
los gestos estudiados de la ergonomía.
Uno de los aspectos por los que Dorfles nos muestra la
transformación de la vida como consecuencia de las mitologías
de la era industrial es el de los conceptos de espacio y tiempo.
Nos muestra la substitución del valor mítico del tiempo la-
tino, con su visión histórica de las cosas, en favor del mito
de la visión sincrónica que el cine y el nouveau Toman han
desarrollado. Consecuencia de ello, en poesía y en publicidad
se usa cada vez más el presente continuo.
Por otra parte, la velocidad de los vehículos, el cine y la
T. V. nos acostumbran a aislar fragmentos inconexos de la rea-
lidad y a percibir mejor lo que está en segundo plano que lo
demasiado próximo y cambiante. El tiempo fisiológico y cósmi-
co deja paso al tiempo tecnológico, mecánico, y la misma sub-
versión alcanza al espacio, para el cual tendemos a traspasar
las barreras de la experiencia fisiológica.
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24
INTRODUCCION

Quien se disponga a investigar un determinado sector del


pensamiento contemporáneo, se verá instintivamente llevado
a proyectar esta búsqueda al futuro, esto es, a preguntarse
cómo podrá ser considerada por los historiadores, estudiosos
y críticos de un futuro aún lejano.
También nuestra época, como toda época pasada, puede
considerarse marcada por determinadas características que la
diferencian de las otras; y, si pudiésemos trasladamos a una
edad futura --siempre admitiendo que nuestra cultura no haya
cesado de existir en una guerra de "todos contra todos"-,
oiríamos quizás hablar de nuestro siglo como del "siglo de la
comunicación" 0, quizá también, como del "siglo de la obso-
lescencia", del "rápido consumo", y no sólo como del de la
relatividad, el psicoanálisis, o la fenomenología. Ya hoy, lle-
gados a una avanzada mitad de este siglo, tenemos la neta
sensación de que muchos de los movimientos surgidos y des-
arrollados en sus primeras décadas han tenido sólo una impor-
tancia marginal, considerados uno a uno, frente a una "cons-
tante" que, en cambio, se ha venido evidenciando precisamente
por la alternancia de dichos movimientos (y me refiero tanto a
movimientos artísticos cual el cubismo, el futurismo, el arte
abstracto, el racionalismo, como a movimientos científicos cual

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la relatividad, el principio de indeterminación o la teoría de los hoja sobre la que escribo, del devenir insólito del carácter ti-
quanta). pográfico que se utilizará para componer este texto, de la pro-
En este siglo, por tanto (no es mi intención volver a plan- bable pérdida de eficacia de la sobrecubierta que presentará
tear aquí la cuestión respecto a si es lícito o no enumerar por este volumen. Desgaste que, repito, está estrecha e íntimamente
ligado precisamente a los fenómenos comunicativos y comuni-
siglos las eras artísticas y culturales: la discusión nos llevaría
demasiado lejos, y de todos modos, para mayor comodidad, cativo-simbólicos, ya que sin una rápida comunicación y sin
creo que se continuará razonando sobre el "Trescientos", el la posibilidad de una casi inmediata transmisión de un producto,
"Seiscientos". "Ochocientos" y por tanto sobre el "Novecien- un pensamiento, o una imagen a todas las partes del mundo, no
tos", por lo menos hasta que un nuevo acontecimiento cósmico se verificaría tampoco un desgaste igualmente rápido e ince-
devuelva a los hombres a una nueva "era vulgar"), entre los sante ni una necesidad de ponerle remedio, disponiendo nuevo
fenómenos más típicos y característicos me parece distinguir el material simbólico, nuevas posibilidades metafóricas, nuevos
de una reafirmación del elemento simbólico (hoy tal vez dis- condicionamientos visuales, auditivos, imaginativos, que sirvan
frazado bajo el aspecto de una señalización callejera, de una para calmar nuestra manía -y también nuestra necesidad-
de "novedad".
marca de fábrica, de la sigla de sociedades industriales, bajo la
apariencia de la réclame luminosa, de la publicidad arquitectó- Ya en un anterior trabajo he hablado de un "devenir de
ruca, del styling ~el objeto industrial, bajo el uso de jergas y las artes", intentando demostrar precisamente la característica
d~ escrituras particulares -taquigráficas, mecanográficas, ló-
caducidad de la actual creación artística, su continua mutación,
gicas), Y tal elemento simbólico aparece de día en día más su constante metamórfosis. Y también he señalado algunos me-
difundido, más rápidamente extendido, más inconteniblcmente dios de investigación que se pueden identificar en ciertas co-
g:?eralizado, precisamente por medio de los nuevos y poten- rrientes recientes del pensamiento contemporáneo (cibernética,
tisirnos canales de comunicación. La comunicación ~ntendida semiótica, psicología de la forma).
en su acepción más vasta, como utilización de la mass media, Hoyes mi intención profundizar tal análisis en un sentido
como comunicación escrita, hablada, cantada, recitada, visual, más vasto, y no ya a través de un sistemático estudio de las
auditiva o figurativa- está, sin duda, en la base de todas nues- diversas artes, sino a través del análisis de algunos temas apa-
tras relaciones intersubjetivas, y constituye el verdadero punto rentemente distantes entre sí pero que, en su conjunto, pueden
de apoyo de toda nuestra actividad pensante. Pero, junto al contribuir a dar mayor evidencia al problema que me preocupa
aspecto simbólico y comunicativo, que son, por lo demás in- y a hacerlo más objetivo y comprensible, ventilado menos a la
terdependientes, hay aún otro aspecto que no puede pasar inad- ligera, y precisado con más profundidad,
vertido a quien observe el cuadro de nuestra cultura y de nues- He aquí por qué pretendo, ante todo, detenerme en la obra
tra civilización, y es el consumo, el rápido e incesante consumo, de ciertos autores que se han esforzado más específicamente en
la obsolescencia, que domina y gobierna todas nuestras activi- aplicar la teoría de la información al campo de las artes (como
dades. Incluso ahora, en este preciso instante, mientras estoy Max Bcnse, A. Moles, Leonhard Meyer, y tantos otros), para
trazando estas palabras sobre la hoja blanca, tengo la clara pasar seguidamente a considerar la verificación de ciertas cons-
sensación de su envejecimiento, del amarilleo inevitable de la tantes comunicativo-simbólicas allí donde han sido casi siem-

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pre olvidadas, o sea, en el sector de la arquitectura, el diseño cientifica. Pero sería una ilusión creer que la posibilidad de
industrial, la publicidad y el cine. imprimir millones en vez de centenares de copias, puede cam-
He creído después necesario extenderme un ~co ~ob~ el biar radicalmente las preferencias del gran público respecto
estudio más profundo de ciertas constantes comunícatívo-sím-
a las de las élites.
bélicas que aparecen en las obras y en las invest~gaciones de Podrán, a lo sumo, hacer universalmente conocido a un
una larga lista de críticos y estetólogos estadou~denses, ~ue autor, de modo parecido a la fama que, a menudo, se obtiene
fueron indudablemente de los primeros en apropIarse este Im- a través de algún escándalo politico o económico, o a través de
portante instrumento de investigación aplicado al arte. Tam- la intervención de la censura, de los cortes cinematográficos.
poco he creído inútil afrontar, aunque sea sólo de .pasada, la o del accidente automovilístico o aéreo.
cuestión de una posibilidad comUnicativa que se verifica a tra- Es reciente el caso de Wiesengrund Adorno, cuya fama en
vés del lenguaje en casos normales y en casos patológicos, Italia se hizo transitoriamente "popular" sólo porque su nom-
cuando hay una alteración del cociente informativo normal bre había sido incluido en una secuencia de un film de Anto-
después de una alienoci6n de la mente hu~aua, como resulta nioni (y nótese, bajo la palabra "Adorno", que si el director
de algunas observaciones efectuadas por Bmswanger sobre tal hubiese nombrado en cambio un "señor Wiesengrund", como
tema. autor de un importante ensayo, con toda seguridad el público
Y, finalmente, aunque la cuestión podrá parecer marginal no habría retenido nunca el nombre y no habría aceptado el
y algo extraña a mi tema, he querido incluir en este volumen nuevo "símbolo del éxito", comunicado por dicho film).
un último capítulo --que podrá considerarse como una especie y a que he nombrado la censura y el escándalo mundano, la
de apéndice- a propósito de la estética Zen, o mejor ~icho, en estrella de la pantalla y el accidente automovilístico, repito que
tomo a la posibilidad de encont~ar, en la confrontacló.n .e.ntre son éstos los acontecimientos "de emergencia", aquellos de
cierto pensamiento oriental y OCCIdental, una nueva posibilidad los que la totalidad del público se nutre y participa.
de comprensión y de interpretación del arte y de la vida. Asistiremos en cambio ~n lo que concierne al arte de
También éste es UD aspecto que para ser examinado a fondo éUte- a un "degradarse" de las formas, un insertarse. en las
necesitaría más de una modesta página impresa. Pero creo que, más bajas estratificaciones culturales, cuando su verdadera cua-
precisamente en una época como la actual, n? ~ebe~o~ ~enu~­ lidad haya sido del todo o parcialmente alterada. Tenemos
ciar a valemos de aquellos instrumentos -SI bien lndíviduali- ejemplos frecuentes a nuestro alrededor (arte abstracto trans-
zados y evidenciados- que puedan ayudamos a escl~rece~ las formado en decoración para bares de barrio o de provincia,
complicadas y embrolladas estructuras de nuestra exístencía y muebles de tubo metálico pasados a las tabernas, cuando su
a ofrecemos un eventual nuevo instrumento de comprensión e "moda" ha decaído, musiquillas electrónicas y vagamente ato-
información. nales convertidas en acompañamiento de películas de cien-
Los libros impresos -aquellos que Riesman define como cia-ficción), mientras puede comprobarse un fenómeno com-
"gunpowder of the mind"- sirvieron para revolver los medios pletamente opuesto: cuando elementos sacados directamente
comunicativos naturales y tradicionales que necesariamente 11- del arte o del consumo de las masas, son tomados en préstamo
mitaban al máximo la fruición de la obra literaria, poética, e inmersos en obras sofisticadas y de vanguardia, como, por

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ejemplo, cuando botellitas de Coca-Cola vienen insertas en los esmeradísimo--- es bien poca cosa. ¿En que consiste tal con-
combine-painüngs de Rauschenberg, o viejos Schlager sirven trafacción?
de acompañamiento a los dramas de Brecht. Ante todo, en un soberano desprecio de la "escala" (o sea,
No se trata aquí de una aceptación de dichas obras en del tamaño efectivo en que la obra de arte viene reproducida),
cuanto tales (Joyce, Mies, Schonberg, Beckett), sino de sus por lo que una miniatura persa vendrá presentada "mayor" que
contrafacciones, de sus degeneraciones o de sus imitaciones, una Estancia de Rafael, y un monumento ecuestre menor
usadas a modo de relleno, de publicidad o de decoración, casi que una estatuilla cicládica. En segundo lugar, en la afectación
siempre con un absoluto desfase cronológico: publicidad de del encuadre, que ofrece del objeto una visión completamente
provincia que adopta el "estilo Bauhaus", ateliers de modas diferente a la original. La aplicación de constantes estilísticas
que adoptan el mueble racional cuando ya el gusto de la élite actuales, de actuales puntos de vista, a objetos fotografiados
ha vuelto al neoliberty, No se crea que estos ejemplos "frívo- (o, en general, mecánicamente reproducidos), hace que éstos
los" y, por tanto, tan poco solemnes hayan sido elegidos por adquieran características estilísticamente unitarias hasta hacer
casualidad. Basta con tomar un texto de Berkeley o de Shaftes- difícil y precaria su diferenciación. Creo que debería bastar
bury para advertir cómo aquellos filósofos no vacilaron en ra- una breve reflexión sobre ciertas situaciones particulares con-
zonar sobre modas y vestidos en sus disquisiciones estéticas. cernientes a la presentación de obras artísticas de la antigüe-
Todo cuanto he afirmado es sólo para probar cómo los siste- dad, comparándolas con las de hoy, para convencemos de
mas divulgadores actuales tienden a degradar cualquier obra cuanto he dicho.
del pensamiento, a hacer que las obras auténticas lleguen a una En otras palabras, muchas obras maestras de la antigüedad,
notoriedad suficiente sólo cuando s'-!s valores han sido ya ex- sacadas y desentrañadas de su contexto y de aquel conjunto
plotados ampliamente. de circunstancias con las que estaban íntimamente vinculadas,
En efecto, los nuevos canales de comunicación de los que y transferidas al cuidado de museos, de salas de conciertos, de
nos servimos -y no podemos dejar de hacerlo--- tienen otro teatros modernos, que no respetan ya las relaciones de tiempo
grave inconveniente, del cual sólo se puede constatar la exis- y lugar preestablecidos por una época llena de reglas preci-
tencia: la modificación y, desde Juego, la subversión de la ima- sas, vienen a perder buena parte de su valor intrínseco, con-
zen auténtica. servando sólo una mera apariencia formal que las liga con las
Hoy, miles de libros ilustrados -amplia y ricamente ilus- fuentes culturales e hístóricas de las que fueron sacadas.
trados- divulgan aquellas obras que son consideradas, con Tómese como ejemplo el caso de las reglas particulares que
razón, como las obras maestras de la humanidad de todos los presidian la ejecución de ciertas músicas antiguas de la Indía:
tiempos. Pero estas obras maestras --desde el arte surncrio al algunos fragmentos tenían, y al parecer tienen aún, una función
azteca, desde el chino al renacentista, o al impresionista- están precisa, y respondían a una determinada condición de lugar y
reproducidas sólo en apariencia con extrema maestría y abso- de tiempo, estando rigurosamente anclados en un ritual (que
Juta fidelidad. Se trata en realidad de una de las mayores "COI1- en este caso no debe ser considerado como místico o religioso,
trafacciones" de la historia, en comparación de la cual. la sino como intrínsecamente ligado a la constitución misma de la
contrafacción de algún falsario --comúnmente meticuloso y obra). Una ~ierta melodía debía ser, por consiguiente, ejecu-

.12 JJ
tada sólo después de las diez de la noche, otra sólo por la del arte en nuestros días, y que equivale al consumo del reci-
mañana, y una tercera sólo cuando se celebraba una determi- piente de lata, de materia plástica, de cartón, tirados al cubo
nada festividad. de la basura. (Precisamente aquellos elementos de desperdicio
Tan característica y compleja legislación (que nos recuerda que encuentran su utilización -no se sabe bien si objetual o
ciertas "leyes" en tomo a la música reconocidas por los anti- simbólica- en algunas obras del neodadaísmo y del pop art
guos griegos y pnr ciertas escuelas de Extremo Oriente) nos americano.)
dice con cuánta seriedad y con cuánto absolutismo un elemento Este mismo impulso explica cómo es pnsible ver extendida
artístico era (y es aún) considerado como "prohibido", o como (en algunos países como los Estados Unidos) una análoga ex-
permitido sólo si respondía a unas bien definidas circunstan- plotación publicitaria, ubicuitaria, incluso en un elemento como
cias que lo acompañaban. Consideremos, en cambio, la situa- el religioso. Es bien conocido el uso y abuso de publicidad re-
ción actual en nuestros "civilizados" países occidentales, donde ligiosa, a base de escritos, desplegables, imágenes luminosas,
la radio y la TV propinan a Bach lo mismo pnr la mañana slogans ("Try God tomorrow!") que se hace en aquel gran país.
que a medía noche, transmiten misas o bailables con absoluta y no estoy aquí ciertamente para juzgar si la cosa puede ser
indiferencia de tiempo y de circunstancia, y se valen de musi- considerada aceptable o francamente pecaminosa; sólo me in-
quillas frívolas o de auténticas obras maestras "clásicas" como teresa subrayar la generalización de un fenómeno que no puede
relleno de una pausa, como fondo para la publicidad. Y lo dejar de interesar a fondo al sociólogo, además del estetólogo
mismo sucederá en cada una de las circunstancias y para cada y el psicólogo.
una de las formas artísticas: el crucifijo antiguo estará colocado El mismo efecto dañino que deriva de la presentación des-
en la cabecera de una cama matrimonial más por su valor fasada y anacrónica de determinadas obras musicales por parte
decorativo que por su valor religioso, el ídolo polinesio servirá de la radio o del cine, concierne también al empleo cada vez
de reclamo para un local nocturno, la divinidad budista ser- más difundido de fragmentos de cuadros y dibujos célebres (de
virá de pisapapeles. Klee, de Kline, de Picasso), a modo de portadas, de réclame
La absoluta desacralización del arte podría incluso no sor- para medicamentos, de cubiertas para revistas. En vez de lle-
prender ni tener importancia efectiva en una época en la que varnos a una valoración auténtica de tales obras maestras, estas
muchos de estos valores se han ido perdiendo. Pero, a pesar manipulaciones, a menudo triviales, sirven s610 para degra-
de todo, se trata de algo mucho más determinante que la des- darlas, para hacer de ellas un elemento decorativo y publici-
aparición de supersticiones o la indiferencia histórica. Se trata tario, y para aplicar un sígnificado arbitrario a una obra cuyo
más bien de una "asunción" del arte a un fin que no le estaba valor intrínseco era, en principio, bien distinto.
destinado, el de un fácil hedonismo, ni siquiera el de un refi- Este género de subversión semántica entra en lo que po-
nado sadismo, o de un complicado erotismo, sino sólo el de dríamos llamar "información aberrante", que constituye cier-
"acompañamiento" amorfo y neutro a las actividades más tri- tamente un elemento muy difundido en la actualidad dentro de
viales y cotidianas. los diversos canales comunicativos de los que nos servimos,
He aquí a qué conduce -para volver a uno de los argu- hasta el punto de poder convertirse en un próximo futuro en
mentos clave de este volumen- lo inevitable de UD "consumo" una verdadera y propia razón de desorientación fruitiva y crí-

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tica. La eficacia de la llamada publicidad subliminal ha sido sóficos etnológicos, antropológicos y psicológicos, que, la ma-
muchas veces subrayada por numerosos autores, y no hay duda yor parte de veces, un elemento simbóli~. está íntimamente
que una eficacia análoga concierne también al vasto sector de ligado a la misma naturaleza de la actividad pensante del
las comunicaciones que vienen, a pesar nuestro, impartidas bajo hombre.
forma de fragmentos musicales de obertura o de cierre de pro- La razón de la presencia y de la persistencia en todo tiempo
gramas radio-televisivos, de pattern proyectados por la televi- de un material mítico-simbólico, o mejor, de UDa necesidad sim-
sión, de señales de tráfico y, en general, de toda la señalización bolizadora por parte de la mente humana, es, con toda proba-
institucionalizada, a través de la asociación entre determinados oilidad, la de permitir una comunicación a. un nivel y ~on ~n
colores, determinados signos y determinados significados y ór- medio que no es el científico, lógico o racional de la ciencia,
denes. Es probable que semejante impropia difusión del arte sino un medio más "plástico", más dúctil y más adecuado para
y de sus subproductos, traiga consigo un mecanismo retroactivo la transmisión de nociones y de experiencias, y quizá de ver-
en relación al arte mismo. Apenas el artista o el crítico de daderos y propios conceptos que no están aún necesariamente
vanguardia se hayan percatado de la invasión de los productos institucionalizados y racionalizados.
artisticos, como por ejemplo los recién salidos del informalismo En otras palabras, si la ciencia (a través del lenguaje cien-
y del tachisme, incluso en sectores "populares", he aquí que tífico, lógico, matemático, o directamente a través de nuestra
tales productos dejarán de constituir, como por encanto, un común lengua hablada) nos transmite (o a menudo cree trans-
hecho de vanguardia y deberán ser abandonados. Lo serán, o mitirnos) ciertas nociones precisas, objetivas, sancionadas y
por un inconsciente mecanismo automático 0, si se quiere, por convalidadas por el uso, existe también un inmenso campo
las instigaciones de la crítica, de los art directors, de los comer- -aquel en el que navegan nuestros sentimientos, impulsos, ins-
ciantes. Aconteció así con el cubismo, el fauvismo y el con- tintos artisticos, o de algún modo creativos- que no puede
eretismo, Y algo análogo sucede también con la "moda de lo ser transmitido, no puede ser comunicado intermonádicamen-
antiguo", que adopta los estilos según su difusión entre el gran te sino a través de la metáfora (en lo que respecta a la pa-
público y su mayor o menor facilidad de inserción en el amo labra), o de los diversos símbolos figurativos, sonoros, imagi-
biente moderno. nativos, etcétera.
Con semejantes observaciones no pretendo crear un peli- Lo cual --como veremos en seguida- no equivale más
groso escepticismo frente al arte y al gusto actual, sino sólo que en parte a lo que afirma S. Langer (sobre la base de ante-
indicar cuáles pueden ser las ventajas, pero también los daños riores investigaciones cassirerianas) cuando dice que el arte es
y los peligros, de la rapidez y de la ubicuidad comunicativa. "simbólica del sentimiento" y que el símbolo artístico o mítico
Fenómenos análogos a los que se registran en el campo del o ritual es sólo presentativo y no discursivo (aún en las artes
arte ocurren también en el más vasto campo del elemento sim- de la palabra), o sea, que no puede ser conceptualizado. ,En
bólico, entendiendo con este término (en su sentido más am- realidad, el hecho de que nosotros estemos hablando de sim-
plio) todo lo que -ya sea en forma figurada o imaginativa o bolos, el hecho de considerar el mito o el arte como elementos
metafórica-e- "está en el lugar de otra cosa". ya que, en la altamente simbólicos, nos persuade de la posibilidad de su
actualidad, es bien sabido, por toda una serie de estudios filo- conceptualización, incluso suficientemente precisa. Realmente,

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es ésa una de las más fáciles objeciones a las diversas teorias la lavadora, toda la gama de los gadgets (cuando no existan
analíticas (freudianas y jungianas): si el material onírico-incons- razones económicas que impidan su compra), son deseados y
ciente fuese verdaderamente tal, esto es, algo anclado en una sin más idolatrados, precisamente por su capacidad simboliza-
fase mental que escapa a la razón y a la conciencia vigilante dora de las características funcionales que expresau, y lo ve-
de nuestro psiquismo, sería imposible hablar de él, y sobre remos mejor en el capítulo dedicado al diseño industrial y a la
todo hacerlo en los términos precisos y pseudocientíficos usa- publicidad.
dos por aquellos autores. He aquí, pues, cómo estos tres "principios" fundamentales,
Nosotros, pues, creemos hablar de "símbolos" y de "me- sobre los que pretendo fundamentar las páginas q~e siguen, el
táforas" como de un material comunicativo que -igual que símbolo, la comunicación y el consumo, aparecen íntimamente
la lengua hablada- es capaz de ser sometido a un razona- ligados entre si, y vienen a constituir una especie de tríada --<le
miento y a una, por lo menos parcial, conceptualización. "trinidad semántica"- de nuestra era: vivimos en una época
En tiempos pasados, la aceptación del material simbólico de vivaz actividad simbolizadora, y de enorme desarrollo co-
dependía sobre todo de su universalidad, de su institucionali- municativo. Pero a estas dos expresiones de nuestra cultura, se
zación, o de su -auténtica "trascendencia". Hoy, la necesidad une también un incesante y general consumo, que poco a poco
-a la que muchas veces hemos apelado- de un veloz con- compromete y degrada los elementos simbólicos que la red
sumo, ha traído consigo, además de otras circunstancias, la comunicativa ha puesto a nuestra disposición.
formulación de un nuevo e inédito material simbólico. Y este Para percatarnos de este continuo proceso metabólico de
material no es sólo figurativo, sino que consiste en la adopción nuestro pensamiento y de nuestra vida de relación, es nece-
de algunas imágenes particularmente ricas, por estar ligadas sario referirse a algunos instrumentos de investigación, Y entre
a la necesidad, ubicuidad y utilidad de los medios a que se los primeros, quiero hacer hincapié en el que aparece ya bajo
refieren. Así sucede en el caso del automóvil, del jet, del fri- el nombre de "teoría de la información".
gorífico, de la locomotora, del bolígrafo... Con mayor frecuen-
cia de lo que se cree, el uso de estos objetos está ligado a su
simbolización, es decir, a haberse hecho indispensables a través
de su presencia figurativo-simbólica.
Creo que el caso del bolígrafo es uno de los más caracte-
rísticos: probablemente, la generalización, casi coactiva, del
uso de este medio para escribir (en lugar del también como-
dísimo lápiz, de la también perfeccionadísima estilográfica), es
debido en buena parte a que se ha conseguido investirlo de un
elemento simbólico (no se piense --entendámonos bien, en
éste y en otros casos análogos-, en simbolismos freudianos,
demasiado fáciles, que -allí donde se verifiquen- son de
todos modos secundarios). El bolígrafo, el frigorífico, la radio,
39
J8
1

lNFORMACION y CONSUMO

l. La teoria de la información.
La teoría de la información ---como he tenido ocasión de
precisar en mi Divenire delle arti t _ se basa esencialmente en
la búsqueda de la' "cantidad de información" presentada por
un mensaje. Información que será tanto mayor cuanto mayor
sea la improbabilidad del contenido de dicho mensaje. Esta
cantidad informativa se puede calcular a través de sistemas
matemáticos muy complejos, sobre los que no me parece opor-
tuno ni indispensable insistir aquí, y para los cuales remito de
nuevo a los textos clásicos de Moles, de Shannon, de Wiener a
de Weaver y, en lo que respecta específicamente a la estética, a
los de Moles, de Lutz y de Fucks '. Baste recordar aquí que
la teoría de la información se vale como unidad de informa-
ción del bit (binary digit = señal binaria), que equivale al lo-

1 Cfr. G. DORFLES. Il divenire delle arti, Einaudi, Turln, 1959;


traducción española, El devenir de las artes. Fondo de Cultura Econó-
mica, México, 1963; me referiré de ahora en adelante al volumen ori-
ginal con el término Dívenlre.
2 Cfr. A. MOLES, Théorie de ttntomuuíon el perception esthé-
tique, París, 1958; C. E. SHANNON, W. WEAVER, The Mathematical Theo-
ry 01 Communication, Urbana, 1949; NORBERT WIENER, Introduzione
olla cibemetíca, Einaudi, Turín, 1953, y Cybernetics, New York, 1948.
B Cfr. W. FUCKS, Mathematisehe Analyse des literarisehen Stils,
"Stud. Generale", 1953; Tuao LUTZ, Uber ein Programm zur Synthese
stochastísch-íogístiscñer Teste, Grundlagenstudien aus Kybemetik und
Geisteswissenschaft, Stuttgart, 1960.

41
garitmo de base dos de las alternativas capaces de definir el Pero, para oponerse a tal coeficiente entrópico para anular
mensaje sin ambigiiedad '. el ruido, se recurre a menudo a la redundancia, o sea a una
Para calcular la cantidad de información se recurre muy a mayor cantidad y complejidad del cociente informativo, que
menudo al concepto y al término de entropia, que ----<:omo de- hace posible -incluso en el caso de un notable impedimento,
rivado del segundo principio de la termodinámica- equivale de una pérdida de comprensión (de información) debida al
al consumo de la energía que se registra en un sistema abierto, ruido- conservar inalterada la comprensión global del men-
con el progresivo paso del sistema de una determinada con- saje. La redundancia es, por consiguiente y en cierto sentido,
dición térmica a una más baja. La entropía constituye la me- un acrecentamiento de la banalidad del mensaje, y desde el
dida del desorden, de la desorganización, a los que el sistema punto de vista estético, debería ser considerada como negativa-
se precipita después de su "degradación" térmica. mente proporcional al asintactismo. Pero es también equiva-
Ya que la medida de la probabilidad o de la improbabili- lente a un máximo de información en el sentido cibernético-
dad de determinado mensaje, de determinada comunicación, informativo.
equivale a su originalidad y a su banalidad, podremos fácil-
mente comprender por qué su grado de información puede
equivaler a su grado de organización o de desorganización. De 2. Redundancia semántica y redundancia estética.
este modo, la entropía (que eqnivale a la medida de desorga- Será conveniente aquí precisar --o mejor anticipar-la ne-
nización de un sistema) podrá considerarse como lo inverso cesidad de distinguir y saber evidenciar claramente los dos
de la iniormocion, o bien (para anticipar las formulaciones de tipos de redundancia, que podremos llamar redundancia se-
Bense) podremos considerar a la entropía negativa (la neg-en- mántica y redundancia estética. En efecto, se dará el caso que,
tropía) como el equivalente de la información misma. A este precisamente las dificultades de comprensión de un texto lite-
respecto, es indispensable aludir, aunque sea brevemente, a 10& rario debidas a la falta de sintaxis " que pueden considerarse
conceptos de ruido (noise) y de redundancia; otras dos expre-
siones a las que se recurre constantemente cuando se afronta
considéré comme une suite des bruits «importuna- qu'il ne convient
el tema de la información. pas de retransmettre ... Par contre l'ensemble des. appla';1dis~~eDts qui
Con el término "ruido" se suele indicar todo elemento no, ..uivent le concert et qui sont des chocs du type impulsión élémentaire
deseado, no puesto intencionadamente por el codificador, toda parfaitement apéricdique.. paraissent entrer au prenuer ~b?rd dans
la catégorie des bruits.. , cet ensemble est pourtant considere comme
molestia capaz de atenuar la comprensibilidad del mensaje (lo signiñcatif et participant., . au brillant de l'exécution d'uu concert: il
que equivale a considerar de nuevo la entropía, como desor- est retransmis ... " " ... En bref il n'existe aucune différence de strueture
den, identificable con el ruido) 2. absolue entre perturbation et signa!: signal et bruit soot de méme oa-
rure et la seule différeoce ... qui se puisse établir entre eux doit se
baser exclusivement sur le concept d'jntention de la part du trans-
metteur",
1 MOLES, Théorie etc., cit. pág. 31-
1 A propósito del asíntacüsmo, véase mi Dívenire, pág. 232: "El
2 Cfr. MOLES, Théorie etc. cit. pág. 84: "Quand nous écoutons
un concert, l'ensemble des accords des instrumentistes préalable au con':" asintactismo en la literatura moderna"; véase también el comentario que
a
cert appartient bien la catégorie des sons musicaux, quelle que soit la recientemente ha ofrecido Lamberto Pignotti en su ensayo Dícorso su
fa~on de définir ceux-cí; il est cependant par un consensus omnium...
Gillo Dar/les. verso una estetica scieruiííca, en "Protocolli", articulo
inserto en "Letteratura", 1961, núms. 49·50.
42
43
nal a la imprevisi6n, y por lo tanto, a la entropía. Y por esto,
como un acrecentamiento de la originalidad (y precisamente con la tendencia a una imprevisión máxima se tiende a una
de la informaci6n) del mismo, pueden igualmente considerarse situaci6n en la que la informaci6n del mensaje sea máxima. La
como equivalentes a una condici6n de mínima redundancia y informaci6n es funci6n de la improbabilidad del mensaje reci-
por consiguiente -deberia al mismo tiempo admitirse- de bido 1, Y tal informaci6n (H) es proporcional al logaritmo de
mínima información. El mismo fenómeno, es obvio, se verifica la excitaci6n (en este caso, de la improbabilidad 1), de lo que
en música, cuando se da una resolución inesperada a un deter- se obtendrá:
minado acorde, a una cadencia, y cuando, en general, se da H = K Iog 1
una solución de una línea melódica o armónica diferente de la
que normalmente seria obvio esperar 1. La improbabilidad 1 es el inverso de la probabilidad w de
Es, pues, realmente cierto que hay desgaste de una cuali- acaecimiento:
dad estética por su banalizaci6n (por su pérdida de originalidad, H=-Klog61
por hacerse demasiado comprensible), pero esto no equivale,
ipso [aato, a admitir un aumento del "ruido" o una disminución por lo que la f6rmula para la información es análoga a la de
de la redundancia de la misma. Boltzmann, que define en termodinámica la entropía E:
Según A. Moles, que ha dado hasta ahora la más clara y
detallada descripción de la teoria informativa aplicada al arte 2, E=Klog 61
la informaci6n es considerada como directamente proporcio-
como medida de las variaciones del desorden en un sistema.
1 De este problema se ha ocupado de modo particular Leonhard
Meyer (Mearring in Music and íniormatíon Theory, en "Joumal of y desde aquí se llega a la definici6n de que "la cantidad de
Aesthetics", XV, 1957. 4), analizando sutilmente las relaciones que informaci6n transmitida por un mensaje es el logaritmo bina-
median entre la originalidad del fragmento musical y su improvisa- rio del número de dilemas susceptibles de definir tal mensaje
ción. Pág. 415: "A tonal process, which moves in the expected and pro-
bable way without deviation may be said to be neutral with regard to sin ambigüedad".
meaning". "Musical meaníng arises when an antecedent situation, requi- Por lo que se refiere a la fenomenología del "ruido", como
ring an estímate as to tbe probable modes of pattem continuation, pro- dice Moles, se podrá tener un ruido --en el sentido informa-
duces uncertainty as to the temporal-tonal nature of the expected con-
sequent". Por lo cual, se da una relación directa entre "significado" tivo de "disturbio"- constituido efectivamente por "sonidos"
musical e información: pág. 416: "Information is measured by the (por ejemplo, cuando la orquesta está afinando los instrumen-
randomness of the choices possible in a given situation". "Both meaning tos antes de un concierto), mientras que se podrán obtener
and information are thus related through probability to uncertainty.
For the weak.er the probability of a particular consequent in any mess- determinados ruidos (auténticos) que -entrando a formar parte
age, the greater the uncertainty (and information) involved in the ante- integrante de una transmisión, por ejemplo radiofónica- acre-
cedent-consequent relationship". cientan antes que disminuyen la comprensión, como sucede con
2 Recordemos aquí también el óptimo ensayo de UMBERTO Eco,
Apertura e "informazione'l nella struttura musicale: uno strumento d'in~ el ruido de las puertas golpeadas, timbres de teléfonos, trote
dagine, en "Incontri Musicali", 1960,4, que somete a examen la teoría
de la información, especialmente en sus relaciones con la música, ha- Mor.es. Théorie etc. cito, pág. 31 sigo
ciendo precisa referencia a la obra de Moles y a la de Leonhard Meyer.
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de caballos, etc. (se tratará en tal caso de ruidos que no deben saje, la información que le viene comunicada es nula o .casi
considerarse como "ruidos" en la acepción informativa del nula y la redundancia máxima. No obstante, esta eventuahdad
término). Así pues, la diferencia entre señal y ruido, DO está es absurda, porque equivaldría a afirmar que la infor~ación
en su naturaleza sino en la intención. El ruido es una "señal que nos viene suministrada por un libro, por una poesía, por
que no se desea transmitir" (esto indica también cuán aleatoria una sinfonía, que ya conocemos a fondo, es, artísticamente,
es la introducción del concepto de "ruido" en el campo de la nula, por el mero hecho de que ya la habíamos recibido a tra-
estética, ya que puede darse el caso, no registrado por Moles, vés de las precedentes lecturas o audiciones.
de "ruidos" que sean tales para el autor y no lo sean para el Sólo admitiendo dos modos diferentes de información según
fruente. Es decir, que sean entendidos como aumentativos de la se trate de un simple mensaje o de un mensaje artístico, po-
cualidad informativa estética, aunque no lo sean de la se- dremos encontrar una solución a este dilema. Y, de hecho,
mántica). Moles lo precisa con muchos pormenores, a menudo muy agu-
dos. Ya el caso del autor que, releyendo una obra suya, des-
3. Información y percepción estética según André Moles. cubre frases y pasajes que ignoraba, constituye un caso típico,
y prueba que existe un "processus d'épuisement de l'informa-
Pero el sector del análisis emprendido por Moles en el que tion". Esto, sin embargo. no sería suficiente para justificar
su punto de vista es más original y constructivo concierne sobre muchos otros casos dudosos. En cambio, es evidente que el
todo a su distinción entre "información semántica" 1 e "infor- individuo en el caso del mensaje artístico va a la búsqueda. no
mación estética", Para llegar a esta precisión, es necesario re- tanto de una información "lógica", como de una originalidad
currir al concepto de redundancia que, como hemos dicho, se estética. He aquí por qué Moles distingue un punto de vista
puede considerar como un elemento que ayuda a la inteli~bi­ semántico (lógico, estructurado, traducible, etc.) y un punto
Iidad del mensaje, y por consiguiente, aumenta su capacidad de vista estético (ilógico, intraducible, referente a una infor-
informativa, acrecentando la organización del mismo, pero que, mación personal e íntima),
al mismo tiempo, se opone a la información, si ésta es enten- En el mismo mensaje material, podremos así tener la su-
dida como derivante de una situación dialéctica entre origina- perposición de varias secuencias de símbolos distintos "faltes
lidad y banalidad: la redundancia, ciertamente, disminuye la avec les rnémes éléments groupés de facón différente, corres-
originalidad del mensaje. pondantc a des répertoircs différcnts et convoyante des infor-
Aquí precisamente anida uno de los dilemas estéticos de la mations différentes' 1,
teoría, ya que en el caso de un mensaje artístico, si todos sus Naturalmente, en muchas obras de arte coexisten los dos
elementos son conocidos de antemano por el receptor del men- géneros de información: así, en muchas artes figurativas (es-
pccialmente en las del pasado), en mu~ha poesía, ~t~., el aspecto
1 Cfr. también. MOLES, Création artísttque el mécanisme de Fes- semántico podrá estar más o menos ligado al estcnco, pero, de
prit, en HRing des arte", 1960, pág. 38: un ~xiste po~ chl!4UC ocuvre
une complexité sémantique, el une complexrté esthétrque. mdépendan- cualquier modo, no será suficiente el elemento informativo se-
tes Pune de l'autre, el dont les valeurs relativcs régissent la facilité d'ap-
prchension du meesage artistiquc". MOLES. Création etc. cit., pág. 133.
46 47
mántico para justificar el verificarse y el determinarse de la que "la novedad excita naturalmente el espíritu... y atrae nues-
información estética, esto es, el "valor" estético de una obra tra atención... Un acontecimiento ... es ciertamente causa de
de arte '. un afecto más fuerte cuando es nuevo e inusitado". Y aún antes
de Hume, Addison 1 decía: "Toda cosa nueva e inusitada sus-
cita placer en la imaginación porque llena el ánimo con una
4. La «novedad» en la fruición estética. sorpresa agradable", y llegaba incluso a precisar un concepto
Esto nos permitirá también comprender mejor qué impor- análogo al que nosotros hemos identificado como "desgaste"
tancia se debe atribuir al hecho de la "novedad" en la fruición de una cualidad estética: "Con frecuencia estamos tan familia-
de la obra de arte, de cualquier obra y particularmente de una rizados con objetos de una especie, y cansados de ver repetirse
obra de arte "temporal", que se desarrolle dentro de una pe- continuamente las mismas cosas, que todo lo que es nuevo e
culiar "duración", como es el caso, precisamente, de la obra insólito... elimina aquella saciedad de la que nos lamentamos
teatral, musical o cinematográfica. a menudo en las diversiones habituales... " No es tan raro,
Que el concepto de "novedad" e ''improbabilidad'' no es un pues, que este deseo de novedad y de imprevisión artistica, que
descubrimiento de la estética reciente, lo prueban numerosos en el seiscientos-setecientos constituía la base de la "diversión
textos antiguos. Y ante todo, o al menos con más coherencia, estética", haya cambiado de tal modo en nuestros días que el
algunos filésofos del empirismo inglés. Así, Hume 2 afirmaba público llegue a desear y pedir los mismos programas (por ejem-
plo, en música) y a aborrecer las novedades. Y podriamos tam-
1 Para Moles, pues, la obra de arte es ciertamente un "mensaje" bién preguntamos por qué esto se verifica en la música, pero
entre artista y público, que obedece a las reglas generales de la teoría no en el cine, en el teatro, en la literatura corriente.
de la información. Pero para que la percepción de tal mensaje se trans-
forme en verdadera y propia "fruición" estética es necesario admitir La respuesta, desgraciadamente, es sencilla y está ligada al
que tanto el artista como el fruente puedan disponer de un código factor de "incomprensión del arte moderno" que he recordado
común de símbolos preestablecidos y suministrados por el cuadro social
y c~turaJ, dentro de los que están inmersos, y que, en general, son pro- muchas veces: el público desea, hoy como siempre, lo nuevo,
porcionados por la educación. Lo cual viene a deshacer las consabidas lo "no-consumido", pero aborrece lo nuevo de cierto arte mo-
teorías de. un arte "innato" en el hombre para prescindir de todo ele- derno únicamente porque no lo entiende, porque está privado
mento SOCial y cultural. Lo que caracteriza después la adecuación de la
obra ~e. arte a su función comunicativa es "I'adoption d'un équilibre en- de la educación y de la familiaridad suficientes y necesarias
t~e .onsmal e~ cormu, entre informatif et intelligible" (cfr. Création ar- para su fruición, porque, podríamos decir, el cociente infor-
/tIuque etc. cít., pago 47). Y Moles concluye: "La société et I'artiste vi-
vent sur.un cont~a~ tacite b~ sur une mutuelle incompréhension, mais
mativo de este arte, es demasiado macizo para llegar a impo-
sur de.s mterets reciproques. L art se trouve done situé dans une position nerse a la percepción especializada que ello requiere y que, en
essent~ellement équivoque dans l'univers social, qui donne une place la mayor parte del público, no se da aún.
préémínente a la valeur d'ambigüité". He tenido a menudo ocasión de
reclamar la atención sobre la importancia y el peso del elemento "am- .Lo reconoce, parcialmente, incluso Moles cuando afirma:
bigüedad" en la fruición del arte moderno y me parece que esta última "C'est bien le role que joue la reconnaissance de l'oeuvre en
afirmación del estudioso francés nos da en parte la razón.
2 DAVID HUME, La regola del gusto (O/ the Standard o/ Toste
1757, trad. de Giullo Prcti, Milán, 1946), de Essays Moral and lite: 1 J. ADDISON, 1 piaeeri delí'immaginazione (en Uestetica delt'em-
rary, 1777. pirismo ingtese, a cargo de M. M. Rossi, Florencia, 1944, pág. 261).

48 49
define como "champ de liberté de l'oeuvre", o sea el grado de
musique : le public ne s'interesse qu'aux oeuvres qu'il con- "apertura" 1 implícita en la diversidad de reali~ación, de eje-
o naif' 1. cución, de interpretación de la misma. Y del nusmo modo, la
Tratemos de diferenciar mejor esta aparente paradoja del diversa fruición por parte del oyente (ya que a cada nueva au-
fenómeno informativo. Es necesario, ante todo, distinguir entre dición, lectura o visión, el componente creativo por parte del
los varios tipos de memoria, y precisamente entre una verda- fruente será parcialmente distinto), •
dera y propia memoria permanente y absoluta, comparable a Un tercer argumento precisado por el autor frances hace
la de las máquinas calculadoras (memoria que, según Moles, referencia a la extensión del "campo de libertad" de la infor-
tiene una importancia relativa en la fruición estética y que mación estética: "Si puede admitirse que la información se-
podríamos comparar CaD la particular facultad memorística mántica de una obra puede agotarse y olvidarse, parece, con
de la que sólo algunos individuos están dotados de manera sin- todo, que la característica esencial de la obra d~ arte es. la de
gular) y, una memoria inmediata, "sorte de phosphorescence trascender con su riqueza la capacidad perceptiva del IOdIVI-
de la perception" 2 limitada en el tiempo y equivalente más o duo". O sea, la normal capacidad perceptiva del individuo no
menos al período de saturación perceptiva que nos permite te- llega a consumir totalmente la obra. La riqueza informativa (es-
ner la sensación de una continuidad existencial pero que des- tética) de la obra de arte es tal que sólo a través de su repeti-
aparece al sobreañadiese cada imagen sucesiva que sustituye a ción se llega a rebajar el cociente de originalidad (de lo mes-
la precedente: y es ésa la que no permite a un individuo "nor- perado) y a asimilar la información. Y esto precisamente ex-
mal" recordar toda una obra teatral, un fragmento musical, un plica el hecho, ya índícado, de que "el público desea sólo
poema, desde la primera a la última línea, por lo que se sentirá aquellas obras que ya conoce" .
empujado a escuchar de nuevo tal obra para añadir cada vez Pero, no obstante, este punto no nos parece del todo claro.
un cociente ulterior de información. En realidad, deberá intervenir también, de alguna manera, un
A este hecho -que justifica en parte el impulso a escuchar elemento de "valor" que, desgraciadamente, más de una vez
de nuevo una obra ya conocida- se debe añadir lo que Moles es dejado de lado en estas argumentaciones informativas. Nos-

1 MOLES, Théorie etc. cit., pág. 167: "Es propiamente la función I A propósito de "apertura" de la ?bra de ~rte véase e.! ensayo
que tiene el reconocimiento de una obra en música: el público no se de Eco, L'opera in movimento e la CQSClen1,a del! epoca, en ~ncontrl
interesa sino por las obras que conoce". Musicali", 1959, donde. citando el Klavi~rstück Xl de Karlhelt~z Sto-
:.! A propósito de algunas interesantes observaciones en tomo a ckhausen, que deja al ejecutante la posibilidad de escoger entr! dlve~s
este género de memorística, véase el artículo de HELMAR FRANJe, Vber
grundtegende Sarze der Iníormations-psvchoíogie, en Grundlagens/udien,
r
grupos musicales ejecutables a voluntad antes y después; la ~cuenC1a
para solo de flauta,. de Luciano Berio, do~~e se dan la mte?,S1dad y la
Stuttgart, 1960, 1, donde está descrito "das Pluoreszenzgedéchtnis" sucesión de los sonidos pero no la duración de cada nota , el autor
(comparable precisamente a la fosforescencia perceptiva de Moles) como afirma: "La poética de la obra «abierta- tiende... como dice Pousseur,
"das ca. 6 bis 10 seco lange, zeitlicb geordnete Verharren -allee Be-
wusstwerdenden im Bewusstseln", mientras que viene indicado como a promover en el intérprete "actos de libertad conscientes". y desde
"vorbewusste Gedachtnis", el que "aus dem augenblicklich Nicht-Be- aquí, el paso el corto para llegar a otras "aperturas" ~mo las de un
wusstes ins Pluoreszénzgedáchtnla gerufen werden kann, und in das Joyce, de un Calder, y de otras "ambigüedades perceptivas", a las que,
ein Teil vom Inhalt des Jetzteren abfJiesst". Normalmente, especifica por lo demás, hemos tenido ocasión de referimos en nuestro Dívenire
el autor, por memoria de tipo "fluorescente" se considera aquella capaz (cfr. L'ambiguita come [anore esteüco, pág. 51 sig.).
de recordar los repiques de una campana que hayan acabado de sonar.
51
50
otros creemos que, junto al elemento de lo inesperado y de
novedad que justifica la fruición estética, y junto a la explica- nas que son más fácilmente vulnerables al el~mento edoníst~~o;
ción de un deseo de "épuisement de l'oeuvre" , de agotamiento el oído musical, el placer cromático, el sentido de progorcl?~;
de la obra después de la repetida presentación de la misma, de ritmo, de simetría. De manera que para un froente medio
existe, en realidad, un segmento debido esencialmente a su estarán confundidos con auténticos valores 10 que sólo son ele-
valor intrínseco, por lo que la velocidad de consumo (la obso- mentos meramente extrínsecos o sensuales. De ahí que, en el
lescencia) de la obra está en relación con su efectivo (o su- caso de obras menos accesibles, la dificultad de la fruición hará
puesto) valor. que el valor sea puesto en segundo plan~ y no pron~~nte
reconocido. He aquí por qué podremos afirmar, en definitiva,
que el estudio del elemento informativo en ~a obra de arte:s
5. Disociación entre información y valor.
indiscutiblemente importante, pero que el mismo elemento 10-
Sostengo, pues, que se debe admitir una posible disocia- formativo no coincide necesariamente con la validez absoluta
ción entre valor e intormaci6n o, más bien, que se puede ad- de la obra. Y cómo, por esto, se debe tener presente la exis-
mitir la presencia de dos grandes categorías artisticas, no sólo tencia de dos categorías artisticas distintas, según la mayor o
ligadas al diverso grado de su capacidad informativa semán- menor importancia que en ellas viene a asumir la presencia de
tica, sino precisamente a la diversa importancia que en ellas una capacidad informativa.
reviste la presencia de un cociente informativo, tanto de ca-
rácter semántico como propiamente artístico. 6. lustificaciones psicológicas de la teoría informativa.
Una primera categoría estará, pues, preponderantemente
ligada al cociente informativo, por lo que su fruición se deberá No obstante, donde se recomience un planteamiento psico-
substancialmente a lo inesperado, y su desgaste será muy rá- lógico del problema comunicativo, será fácil, advertir que u~a
pido (a esta categoría pertenecen los diversos sectores del arte justificación de muchos problemas de la estenca conte~p~ra­
moderno, buena parte del llamado "arte aplicado" y "utilita- nea es más fácil a través de datos e mstrumentos de esta ultima
rio", o sea aquellas formas estrechamente ligadas a su función doctrina. Ya en el último decenio, en efecto, la aproximación
especifica, como la publicidad, el diseño industrial, la fotogra- "molar" (que habia ido substituyendo la atomlstica y asocia-
ffa, el cine). En cambio, una segunda categoría está en condi- cionista ochocentista) había mostrado sus grietas. Un verdadero
ciones de prescindir, al menos parcialmente, de la necesaria progreso en las indagaciones psicológicas se habría revelado
coparticipación con el factor informativo, y su valor no está problemático allí donde nos hubiésemos detenido en los datos
subordinado, pero es, sin embargo, adicionable a este último fenoménicos, sin indagar más a fondo el mecanismo con el que
elemento. se desarrollan los hechos psiquicos.
No obstante, incluso para esta segunda categoría existe un Es significativo que estas posibilidades de indagar la ca-
sobresaliente desgaste: muy a menudo, lo que viene conside- pacidad comunicativa del hombre hayan partido esta vez, no
rado como "valor" no es otro que su -ya fácil- compren- ya de una nueva teoría psicológica, sino de doctrinas que tenían
sión, que hace activar precisamente aquellas facultades huma- su verdadero origen en la matemática, en la física, en la ci-
52 53
bernética 1. Valiéndose de estos estudios, el mismo comporta- tintas entre sí y no comunicantes Gestalten, y esté completa-
miento del individuo ha sido estudiado a través de su facultad mente separado de toda apariencia y de toda realidad gestál-
comunicativa. Y es interesante notar cómo del concepto de glo- tica, no obstante presentar una autonomía y una definibilidad
balidad gestáltica hayamos pasado progresivamente al de pat- unitaria no sólo desde el punto de vista funcional sino también
tem, de campo, de sistema y de estructura. Hoy día, los con- del espacial, configuracional y fenoménico.
ceptos de campo, sistema, estructura han sido adoptados en Parece obvio que, mientras el gestaltismo -incluso en su
muchísimos sectores científicos y filosóficos y, por desgracia, versión kohleriana (o sea en la que tiene más en cuenta los
se emplean estos términos con excesiva frecuencia, incluso fuera datos neurológicos)- se basa siempre en una dinámica de cam-
de lugar. po y analiza el juego macroscópico de un campo de fuerzas
De todos modos, podemos admitir que en el término y en dentro de una área de acción total, la cibernética (y la teoría
el concepto de "sistema" y de "estructura" está implícito algo de la información) están orientadas mucho más microscópica-
de orgánico y de funcional, que conserva una integridad y una mente, a un nivel neurónico, y sus mecanismos están siempre
unidad específicas aun prescindiendo de toda su constitución basados en búsquedas elementales y no globales, en las que no
morfológica. Por lo cual, aunque usemos este término fuera de interviene el concepto, tan a menudo usado por la psicología
su normal acepción científica, nos sugerirá algo más que cuanto de la Gestalt J de "isomorfismo". Se puede así justificarJ me-
nos sugiere el término Gesta/t. Aquí, la globalidad más que diante los modelos cibernéticos, la presencia de relaciones cons-
estar basada en un principio configuracional (entendido en el tantes dentro de elementos estimulantes cambiables. Pero para
sentido más amplio, es decir, más allá de su acepción figura- explicar la auténtica constancia gestáltica mediante datos in-
tiva o estructurante), se extiende a una posible "cooperación formativos, el único medio es quizá recurrir a un concepto de
de fuerzas", que se vuelve activa incluso a través de enlaces, redundancia, o sea, considerar que --dada la evidente redun-
sinapsis, mecanismos, como pueden ser los que determinan la dancia existente en toda estimulación- ésta baste para permi-
formación y el funcionamiento del "sistema" y "estructura" tir la verificación de una información "justa" (en el sentido de
nerviosos o del sistema y estructura mecánicos de una máquina la constancia formal) basada precisamente en los principales
calculadora electrónica. elementos característicos de un determinado hecho perceptivo.
Pero, para lo que aquí nos interesa (o sea una tentativa de
extender al concepto de comunicación algunos datos sacados
7. Macroestética y microestética según Max Bense,
de la cibernética y de la psicología), parecerá evidente que di-
ciendo "sistema" y "estructura", yo digo algo mucho más com- La obra de Bense " casi desconocida en Italia y conside-
plejo y mucho más amplio que diciendo Gestalt, Por lo que, si rada incluso en Alemania con mucha "reserva", constituye in-
una Gestalt puede ser campo y sistema a la vez, es, en cambio, dudablemente un caso interesante de "desviación mental" de
más probable que un sistema comprenda diversas y quizá dis- nuestros tiempos. Desviación mental, por lo demás, ni mayor
1. C!r. el capítulo Cybcmctics, ;1.~ psvchotogical imptications and
contribution /0 perceptual theory, en F. H. ALLPORT. Theorics of Per- 1 Esta n parte del 1 capítulo ha sido publicada con algunas va-
ception and tñe Concept of Structure, New York. 1955. riantes en la ooR.ivista di Estetica", 1958, núm. 2.

54 55
ni .más grave de la que existe en muchas ramas del pensa-
die Aslhelik, afirmaba que "die Kunst nicht mehr die jenige
miento moderno. Podría recordar aquí todo lo que se constat6
en su tiempo a propósito del Wiener Kreis, de la lógica sim- Befriedigung der geistigen Bedürfnisse gewart welche frühere
bólica, de la general semantics, del existencialismo heidegge- Zeiten und VoIker in ihr gesucht und nur in ihr gefunden ha-
riano, del indeterminismo de Heisenberg. ben" " quizás estaban ya puestas las bases de la peligrosa pero
Cada una de estas doctrinas ha tenido el mérito de añadir fundamental grieta respecto al valor que se atribuía a la "fun-
algún dato importante y algún desarrollo interesante a nuestros ción" del arte aparte de su significado, grieta de la que preci-
conocimientos, pero ha tenido también la culpa de monopoli- samente hoy constatamos toda la importancia. El hecho de
zar y absolutizar un tipo de razonamiento y de pensamiento, que ya Hegel hubiese notado -y los tiempos eran ciertamente
llevando a una situación tan exclusivista que no permite ya una menos "maduros" que los nuestros-- que el arte (de enton-
Weltanschauung que pueda separarse de los particulares y es- ces) no ofrecía ya aquellas satisfacciones y aquellas cualidades
pecialísimos "anteojos" -según los casos- neopositivistas, fe- de "alimento para el espíritu" que los antiguos habían encon-
nomenológicos, gestaltistas, existencialistas, indeterministas, et- trado, me parece que es una de las razones que pueden justificar
cétera, puestos por cada estudioso. Y esto dentro de un ámbito investigaciones como estas de las que hoy nos estamos ocu-
histórico, cronológico y geográfico muy restringido. Este es un pando, procurando trazar una línea de demarcación entre el
vicio que está destinado a perpetuarse, creo que incluso en el universo estético de ayer y el de hoy. Y la distinción que, como
próximo futuro. Dificilmente el hombre renuncia a considerar veremos en breve, Max Bense hace entre estética clásica (o ma-
las cosas, los acontecimientos, si no desde un particularísimo croestética) y estética moderna (o microestética), se puede con-
punto de vista ----en ausencia de uno propio-, desde el de un siderar impuesta por la necesidad de interpretación de unos
personaje autorizado, que será el "padre" (bueno o "malo"), procesos sólo hoy abiertamente dominantes. Ya que el dis-
el maestro, la guía espiritual, el guro, el dictador, el tirano, tinguir entre una estética basada en procesos artísticos y una
pero que acertará siempre a ofuscarle al menos un sector de basada en categorías artisticas, puede corresponder incluso a
la mente de tal manera que no le deje abierto ni un agujero admitir, hoy, un "devenir" -precisamente en sentido hege-
para el ejercicio de la critica: de la auto y de la heterocrítica. Iiano- del arte, que ha experimentado, en nuestros días, un
En el caso de Bense, su entusiasmo por la teoría de la infor- súbito incremento, una aceleración, y que puede conducir en
mación y por los desarrollos que de tal teoría han ofrecido estu-
definitiva a aquel mayor "desgaste" o "consumo" de la obra
diosos como Fucks o Gunther, es evidente y un tanto excesivo,
de arte, del que precisamente estamos tratando.
pero esto no quita que el filósofo germánico haya sabido tam-
Mientras en su primer volumen de estética (Aesthetica 1)
bién sacar argumentaciones muy brillantes que nos ha parecido
oportuno subrayar en este capítulo, donde está precisamente Bense aproximaba toda producción artistica a los procesos síg-
considerada la posibilidad de aplicar a las cosas del arte y de nicos que pueden ser interpretados sobre la base de la semiótica
la psicologia los estudios derivados de la cibernética y de la
teoría informativa. 1 "El arte no procura ya las satisfacciones de las exigencias es-
pirituales que épocas y pueblos precedentes han buscado en él, y sólo
Cuando Hegel, en la introducción a las Vorlesungen über en él han encontrado".

56 57
general, en un segundo volumen (Aesthetica JI) 1, tr~ta de ap~?"" es el Plakatweltl Es el mundo que está a horcajadas entre el
ximar algunos principios estéticos a la teoría de la mi ormacion mundo de los objetos físicos y el de los signos estéticos, que
que ha sido delineada en las obras de Wiener, Shannon o Car- participa de los dos mundos y en cierto sentido los une. Si ad-
nap. Los procesos sígnicos se transforman aq~ en procesosm- mitimos que el proceso sígnico corre en dos direcciones, aquella
formati vos, ya que "el arte moderno no se dirige a las emo~lO­ en que el signo tiende cada vez más a transformarse en su
nes, a las Stimmungen... sino que se refleja sobre la concien- "vehículo sígnico" (Zeichentriiger), y aquella en que el vehículo
cia, pertenece al intelecto" 2. Finalmente, en una tercera ?~~e sígnico es el que termina por identificarse con el signo, se asis-
(Aesthetica lII), el autor ofrece, aunque con men~s preCIS1?~, tirá en el primer caso a la "materialización" del signo estético,
su teoría de la comunicación estética, donde la información a su degradación a signo real (ReaIzeichen), y finalmente a su
estética viene analizada desde el punto de vista del receptor y transformación en señal. Mientras que en el segundo caso, serán
no por el del producto artístico s. los significados puros los que prevalecerán, borrando toda im-
plicación del vehículo y de su materialidad. Es entre estas dos
8. Signos y señales. situaciones donde se debe colocar aquella en que se encuentran
los objetos industriales y los carteles publicitarios.
Las relaciones que median entre el "mundo de los signos" Pero -y aquí llegamos al verdadero meollo de la teoría
y el "mundo de las señales", entre el universo físico de las se- informativa del filósofo alemán- los signos están, en defini-
ñales y el estético de los signos, es una de las primeras bases tiva, ligados a su significado ("Bedeutungen sind ja Zeíchen"):
sobre las que Bense ha intentado construir su metodología ya son entonces, en sentido lato, informaciones. Es precisamente
a partir de su primer volumen. Sabido es que la distinción es al tomar el proceso estético como proceso informativo, que
ahora conocida y aceptada después de los trabajos de Morris, Bense ratifica su naturaleza no meramente "física". Ya que los
de S. Langer y de otros cultivadores de una "estética semióti- procesos físicos están caracterizados por un acrecentamiento
ca". Dense aún tiende a distinguir con mayor claridad cientí- de entropía, mientras que la información corresponde, en opo-
fica la señal (signo físico, funcional, utilitario) del signo estético. sición a la entropía, a la entropía negativa, a la condición de
y esta distinción le permite explorar con notable habilidad otro orden organizado que tiende siempre a ser alcanzado en la
territorio ambiguo e incierto, pero muy difundido actualmente: obra de arte. Veremos más adelante cómo debe entenderse esta
el del objeto industrial, del gráfico publicitario, el que en su condición entrópica negativa.
precedente librito había definido como "Plakatwelt" 4. ¿Qué
A través de esta aplicación de la teoría de la información
(tal como fue concebida ya en 1948 por Shannon) a la estética,
1 MAX DENSE, Asthetische Informa/ion (Aesthetica ll),. ~gis-Ver-
lag, Krefeld y Baden-Baden, 1957 (trad. e5.pañola: .Nue~a VIsión. Bue- Bense, evidentemente, espera alcanzar y concretar una doctrina
nos Aires). Del mismo autor véase también Ratíonalismus und Sen- cuya precisión pueda, como la de la ciencia, hacerse universal,
sibilitiit y Descartes und die Falgen.
2 A"f/hetische Informa/ion, pág. 10.
a As/herik und Zivilisation (Aesthetica 111), Agis-Verlag, 1958. über Expressionismus, Die spiritueíle Reinheit der Technik, el primero
4 DENSE Plakatweít, Deutsche Verlags-Anstalt, Stuttgart, 1952. de los cuales da nombre al volumen y trata precisamente de la publi-
Contiene cuatro ensayos: Plakatwelt, Der Essay und seine Prosa, Excurs cidad y lo gráfico.

58 59
rompiendo las barreras culturalistas y nacionalistas que aún tegration"', derivado del tipo de conocimiento técnico que
traban muchos de los métodos estéticos hoy en uso. Y es este permite al hombre librarse de las "realidades" naturales, más
conocimiento -no podemos, en verdad, decir hasta qué punto de lo que pudo hacerlo el hombre de antaño.
fundado- el que permite a Bense trazar una neta y hasta Es aquí donde Bense introduce su concepto de microesté-
quizá demasiado perentoria demarcación entre "estética clá- tica en contraposición a una anterior macroestética. Entiende
sica" y "estética moderna". Según el autor, la substancial di- por la segunda el sondaje del territorio artístico que llega, me-
ferencia entre las dos estéticas es la de que para la primera, el diante una relaci6n "directa" y evidente, al objeto artístico
concepto de belleza es de carácter 6ntico, mientras que para a través de los datos perceptivos y representativos. La primera,
la segunda es de carácter semántico. En otras palabras, mien- en cambio, constituye aquella teoría que se vale de una relaci6n
tras en la estética clásica: "Gibt es an und für sich Gegebenes indirecta y no evidente, y por esto necesita de un sistema de
das schon ist..; Mond, Sonne, Wind, Rose ... in der modernen signos y de procesos relativos. El paralelismo con las modernas
Astbetik werden die Dinge erst schón durch die Zeichen die concepciones físicas es evidente, La misma terminología refleja
man für sie findet" '. Mientras en la estética tradicional (mejor aquí la usada 'para distinguir entre una "macrofísica" y una
que "clásica") se daban "objetos" a los que les venía atribuida "microfísica". Pero el paralelismo no es sólo nominal y extrín-
la expresión calificativa de "bello", que tenía un valor "ónti- seco. En efecto, según Bense, "tOda observación macroestética
co", en la estética actual tal atributo se refiere a siguos y a de una obra de arte que considere lo mismo momentos com-
complejos sfgnicos. positivos que icónicos, puede, al menos en teoría, presentarse
a través de correlaciones macrofísicas sacadas de la mecánica
9. Microestética y microiisica. clásica (teoría de las proporciones y teorías prospectivas, por
ejemplo). Por el contrario, el análisis microestético ahonda en
Hasta aquí estamos todavía en un estadio que podríamos una temática de los signos que --<:omo la exacta teoría micro-
considerar de "definición lingüística", más que de real y propio física de los fen6menos cuánticos- debe, en definitiva, utilizar
planteamiento teorético, y no creemos que estas subdivisiones los medios expresivos de la semiótica general y de la lógica" 2.
denuncien algo partícularmente nuevo respecto a las ya ade- La teoria de los signos, se podría concluir, viene a revestir en
lantadas por los semíólogos anglosajones. Más importante, en la microestética una función análoga a la de la teoría de los
cambio, es la justificaci6n que el fil6sofo alemán da de esta quanta en la microfísica.
transformaci6n -de lo 6ntico a lo semántico-, que sería la Por "signos estéticos", según Bense, se deben entender los
de volver, en parte, al hecho de que el hombre de hoy tiene, colores y los sonidos tomados en sí mismos, las palabras en su
respecto al de ayer, "eín Bewusstsein starker, umfassender In- calidad de partículas sintácticas, los ritmos, las medidas, las
relaciones cromáticas y formales, más que los "objetos repre-
1 BENSE, Asthetische Iniormation, pág. 30: "Mientras en la esté-
tica clásica se dan cosas que son bellas por sí mismas: la luna, el sol. 1 BENSE, Asthetíscñe Information, pág. 14: "Una conciencia de
el viento, la rosa... en la estética moderna las cosas se hacen bellas más fuerte, más amplia integración".
sólo a través del signo que en ellas se encuentra". 2 Ibíd., pág. 35.

60 6t
sentativos" (escenas, fábulas, acciones, paisajes, conflictos), tal veces es más aparente que real: dije entonces 1 que el desgaste
como aparecían y venían estudiados y analizados por la macro- del arte (particularmente rápido en nuestro tiempo) denota su
estética: "Es la misma base metafísica la que se transforma: posible asimilación al proceso entrópico. Pero esto no quita
en lugar de una clásica (categorial) ontología objetual, surge que, para que haya una posibilidad de comunicación a través
una no clásica (esquemática) ontología funcional" '. del arte (o sea para que suceda un hecho informativo), se deba
La identidad de "ser" y "conciencia" (Sein y Bewusstsein), admitir la verificación de las -también transitorias-- condi-
que constituía la nota dominante de la metafísica tradicional, ciones de la entropía negativa. O sea, de un momento en el
está reemplazada, en la "ontología funcional", por la naturaleza que se tenga un paro del proceso entrópico. He aquí pues,
metafísica del signo. Y aquí Bense da, a nuestro parecer, un cómo, en definitiva, mi punto de vista no se separa substan-
importante paso hacia adelante respecto a la estética semió- cialmente del de Bense.
tica de marca anglosajona, vinculándose, por un lado, a una Otro capítulo de suma importancia y que muestra una vez
plataforma decididamente hegeliana, pero acercándose, por más la coincidencia de notaciones diversas -que de improviso
otro, a las investigaciones de la cibernética y situando su es- han venido a desembocar en una análoga formulación, con-
tética sobre un pedestal evidentemente informativo. La obra cierne al problema de la simetría. "La simetría ofrece informa-
de arte es, pues, un género de información que. viene ofrecido ción", dice Bense: "sie wiederspricht letzlich der einseitigen
al fruente y cuyos esquemas pueden ser reducidos a signos es- Zunahme der Entropie... " 2. Esta oposición de la simetría a la
téticos. Y esta información estética asume el carácter de un "muerte entrópíca" es muy interesante y puede quizá justificar
verdadero y propio mensaje cuando consigue reducir los signos el porqué del dominio de una voluntad de simetría y de equi-
estéticos a señales reales. "Nosotros, pues --continúa Bense-, librio en el arte occidental. Pero no se olvide que, allí donde
contraponemos el concepto de señal, tal como está hoy enten- el arte occidental --especialmente en la época del renacimien-
dido en fisiología (Pavlov), en psicología (Lorenz), en física t<r- tendía hacia lo simétrico, el extremoriental tendia hacia lo
(Reichenbach), en cibernética y en técnica informativa (Wiener asimétrico. He notado a menudo (y lo veremos a propósito de
y Shannon), al concepto de signo, sin querer olvidar sus rela- la estética Zen) cuán importante es la constatación de una cons-
ciones" 2. tante búsqueda de lo asimétrico en el arte y en la estética ja-
Según Bense, por el contrario, la información (identificable ponesa. Bense nos recuerda a este respecto, la atención pres-
como dije con la entropía negativa) es aquello que puede asi- tada por Hegel a los problemas de la simetría 3, Y podríamos
milarse a la estética. El desorden que se verifica en el proceso recordar también la de Goethe al mismo problema '. La osci-
entrópico es, en cambio, lo opuesto a la estética. La contra-
1 Cfr. mi Dívenire, págs. 91..95.
dicción entre la opinión de Bense y la que yo sustenté otras 2 BENSE. ,fsthetische lniormatíon, pág. 94: "La simetría contrasta
el incremento unilateral de la entropía".
3 HEGEL, Vorlesungen über die A·sthetik, 1835, volumen l. pé-
l. BENSE, Asth.etische Iniormatíon, pág. 40: "An die Stelle einer
gina 172; el problema de la simetría está tratado en el capitulo Das
klasaischen (kategon~en) Gegenstands-ontologie, tritt die nichtklassische Naturschone.
(schematische) Funktlonsontologie".
2 Ibid., pág. 46. 4 Véase por ejemplo, GOETHE, Die Metamorphose der Piíanzen
(Goethes Werke, Stuttgart, 1867, vol. XXXII).
62
6J
lación continua de lo simétrico a lo asimétrico, de lo conso- de los colores y de las formas" '. Si queremos ofrecer algún
nante a lo disonante, de lo rítmico a lo métrico, creo que puede ejemplo específico podríamos convenir, con Kandinsky, que lo
considerarse como una de las pocas "leyes" estéticas cuya ver- que antes dependía del objeto, se hace dependiente de la pin-
dad y constancia se replantea a regulares (o más bien irregu- tura en cuanto a tal. Lo que significa que los colores y formas,
lares) intervalos y cuya razón está intimamente ligada a razones como "contenidos ónticas", nos vienen ofrecidos no sólo re-
psicológicas, fenomenológicas y quizás incluso cosmológicas, si ceptivamente (a través de los objetos) sino que ellos mismos,
queremos aceptar el principio de una formatividad inherente en calidad de anta, nos son activamente ofrecidos a través del
no sólo a las cosas del arte sino también a las de la creación proceso estético. He aqui, por ejemplo (y aquí Bense se refiere
entera l. sobre todo al sector de pintura concreta, de la que uno de los
Si a través de estas interpretaciones y estas asimilaciones mayores teorizadores es el arquitecto suizo Max BiIl), cómo
entre arte y ciencia ha sido posible un acercamiento a un arte "un cuadro emancipa el rojo": O sea, el cuadro presenta el
más libre de lo que era el de tiempo atrás, es necesario tam- rojo como un texto literario podría presentar el significado de
bién darse cuenta de un hecho decisivo para la actual orienta- un acontecimiento. Lo mismo se puede afirmar de la "libera-
ción del pensamiento, ya no sólo del occidental: el poderío ción" de las díversas formas (siempre en la pintura concreta)
extremado del elemento tecnológico en la constitución ético- y de su objetivación semejante al de formas matemáticas geo-
social de la humanidad. Si ha sido posible, hoy más que nunca, métricas, topológicas.
una generalización de las obras de arte, se debe a las nuevas Afrontaodo, en un segundo tiempo, el complejo problema
y formidables posibilidades informativas basadas en elementos del tachisme (o sea de la pintura llamada también informal,
esencialmente técnicos. Quizá sea precisamente a través de un que encuentra en las obras de Wols, Michaux, Pollock o Fau-
planteamiento como el de Bense, "técnico-metafísico" -o me- trier sus más tipicos representantes), Bense se refiere al antiguo
jor, a través de esta "metafísica de la técnica"- como se hará ensayo de Croce sobre la teoría de la mancha. Para llegar a
posible una dilatación en la comprensión del arte y en su este punto de crisis, pero también de liberación, era necesario
misma función. que el arte se emancipase de todo elemento sensorialmente re-
presentativo y de todo su significado. Los colores, las manchas,
10. et proceso entrápico en el arte concreto e informal. los gestos, las palabras, los sonidos, debian volverse los "por-
tadores" de sí mismos y no ya los transmisores de significados.
La manera según la cual Bense justifica ciertos aspectos del Esto debía suceder, en cierto sentido, incluso en las mismas
arte moderno como consecuentes al proceso entrópico-semán- artes de la palabra, donde la antigua distinción hegeliana entre
tico, encuentra su ejemplificación más eficaz en el paralelismo prosa y poesía como "dos esferas diferentes de la conciencia"
entre "la destrucción temática de una categorialidad clásica de perdia una parte, al menos, de su importancia.
la objetividad en el arte moderno y una emancipación óntica Si el proceso abstractivo en las artes visuales debe consi-
derarse como uno de los momentos más importantes de nuestra
1'véase, a este propósito, cómo está desarrollada la doctrina de
la formatividad en el volumen de Lumr PAREYSON, Estetica, Turín, 1954. 1 BENSE, Ás/hetische íntormauon, pág. 63.

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65
sólo como la infracción de los normales nexos sintácticos, sino
edad y el que ha dado origen a una vasta floraci6n de obras como una característica "objetivación" abstracta de la palabra
maestras, por'el contrario son aún muy oscuros -según Ben- que adquiere un valor más allá de sus ligámenes lógicos y mor-
se- y merecen ser conocidos, los procesos abstractivos tal fológicos.
como se han venido verificando en la literatura. El mismo con- Prosiguiendo el análisis de estos modernos estilos, desde
cepto de "literatura abstracta" es aún muy oscuro paramuchos Beckett a Proust, desde J oyce aG. Stein, Bense cree reconocer
(y de éste el autor se había ya ocupado, bajo otro punto de en este discurrir de la palabra que se vale de asociaciones, de
vista que aquí no podemos examinar, en su Literaturmetaphy- metáforas, de imágenes cinestésicas, una nueva posibilidad de
sik " en sus ensayos sobre Kafka, etcétera). La equivocaci6n expresión de un material inconsciente que presenta extrañas
en que muy a menudo hemos caído al considerar la llamada afinidades con el utilizado por las indagaciones psicoanalistas
"prosa de arte" como ejemplo típico de una literatura artís- en tomo al lapsus y a lo cómico. "Si -concluye Bense- la
tica confrontada a una literatura meramente descriptivo-anec- conciencia del hombre se manifiesta ante todo en el acto y en
dótica, entra en este orden de cuestiones. El proceso y el curso la condición de hablar, y toda fenomenología, la hegeliana igual
de la narraci6n, a través del uso compacto de elementos aso- que la husserliana, lo ha admitido implícitamente... entonces
ciativos y traspuestos, como es dable encontrarlos a menudo su "función parlante» (Sprachfunktion) aparece al mismo tiem-
en estado puro en los escritos de Gertrude Stein, constituye, po como épica y como abstractiva... y por esto la genuina pa-
según Bense, uno de los ejemplos más típicos de la prosa lite- labra metafísica posee una función estética que se revela en la
raria que intenta destruir los nexos que hacen referencia a la contemporaneidad del trabajo épico, asociativo y abstractivo.
palabra: "El ligamento sintáctico entre verbo y sustantivo, ló- De tal modo que las etapas de la abstracción aparecen como
gico entre sujeto y predicado, semántico entre signo y signi- momentos de un flujo narrativo y comparativo".
ficado y ontológico entre ser y conciencia, se transforma fi-
nalmente en UD movimiento discursivo relacionador que se 11. El concepto de randomidad estética.
desarrolla entre condiciones y sucesos, entre motivos y accio-
nes, y que viene a constituir las dimensiones generalizadas de Si el arte del pasado consideraba que el proceso estético
lo «épico»" 2. Se trata aquí de un género de escritura a un debía verificarse sobre todo como reflexión estética en tomo
tiempo más "abstracto" y más generalizador, que no funciona a objetos y formas, el arte de hoy debería llegar a superar, no
ya exclusivamente bajo el aspecto lineal y estructural. Quisiera sólo la que podríamos llamar su fase "reproductiva", sino
recordar, a este propósito, que ya hace algunos años indiqué también su fase abstractiva. Es decir, si el arte de todos los
algo similar, refiriéndome precisamente a los escritos de la tiempos había sacado muchas de sus inspiraciones de la imi-
Stein, cuando adelanté la hipótesis de un necesario "asintac- tación de los objetos y de las formas naturales, también el
tismo" en el lenguaje moderno: asintactismo que no entendia aspecto abstraetivo, del que muy a menudo se había servido
(o sea, el que se valía de tales objetos y de tales formas sólo
para "abstraer" una imagen también muy lejana de la primi-
t MAX BENSE, Uteraturmetaphysik (Der Schri/tsteller in der techo
nischen Welt), Stuttgart, 1951. tiva y naturalística), debía hasta cierto punto estar superado.
2 lbid., pág. 19.
67
66
"El arte debería llegar a «liberarse n metódicamente de los ob-
jetos y de las formas, como vehículos de procesos estéticos, y a
reducir la imitación estética a la misma proporción de la abs-
tracción estética, permitiendo, a través de la emancipación del
medio estético, la introducción de una cinética estética" l. Tal
"cinética" (que podríamos, pues, identificar con la explosión II
del "gesto", de la mancha, de la dinámica, del automatismo,
especialmente en movimientos de las artes visuales, como el ta- COMUNICACION ARTlSTlCA
chisme) ofrece indudables puntos de contacto con algunos pro- y COMUNICACION CRITICA
cesos físicos: movimientos browníanos, explosiones nucleares.
Esta asimilación entre procesos físicos, naturales, orgánicos 1. Relaciones entre arte y psiCología.
y artisticos, de los que más de una vez he hecho mención y
que han llamado la atención de numerosos estudiosos, desde Estética y psicología son dos disciplinas muy jóvenes: poco
Francastel a Lupasco, desde Kepes a Read, encuentra una ul- menos de dos siglos nos separan de su "nacimiento oficial". Se
terior y en verdad aguda justificación por parte del estudioso podría quizás afirmar, a modo de paradoja, que, precisamente
alemán, quien observa: "La desorganización del proceso artis- con el declinar de la importancia del "arte" y del "alma" en
tico se ha hecho mayor; la determinación del resultado de la la Weltanschauung de Occidente, había tomado auge el estu-
obra, más escasa. Se trata de una producción artistica en la.que dio de los problemas que a ellos se referían. Pero, paradojas
intervienen elementos casuales (Random-Elemenle), tal como aparte, creo que precisamente la grave crisis y la trágica di-
vienen empleándosJ'en la técnica cibernética para la construc- visión que se produjo después del iluminismo entre el hombre
ción de máquinas que, acercándose a la función de la con- como criatura globalmente unitaria. en la que alma-espiritu-
ciencia, reproducen decisiones voluntarias". Se trata, pues, de cuerpo podían aún aparecer indisolubles, y el arte como men-
una Random-Kunst 2. saje necesario de una humanidad así concebida, con la su-
Este último concepto de Random-Kunst, de arte surgido cesiva aparición -al menos en la escena europea- de una
casualmente, formado a base de azar, o mejor dicho de auto- humanidad disgregada, introvertida, alienada, y de un arte
matismo artistico (que es luego el trámite de un elemento in- disgregado de las que habían sido sus primitivas y esenciales
consciente que busca a través del gesto hacerse consciente y razones de ser, ha conducido' a la situación que hoy todos nos-
evidenciarse), es ciertamente uno de los más interesantes as- otros vivimos y que debemos --queramos o no-- aceptar; que
pectos del arte de hoy, y merecería estar encuadrado dentro sólo aceptando y analizando, podremos en el futuro mejorar y
de los cánones más apasionados de una nueva estética de la superar. Mientras el arte fue inseparable de la vida social, re-
información. ligiosa, cultural -por ritos y por mitos-; mientras reflejó la
imposición técnica y científica de la civilización a la que perte-
] DENSE, LiteraturmetaphYlik cít., pág. 84. necía; mientras la artesanía fue arte y técnica a la vez; mien-
2 lbid., pág. 8S. tras la mecanización no sacó el "alman a las cosas y no sacó
68
aportación que, por un lado, recibieron las investigaciones fe-
el arte a los objetos (hoy se intenta, a decir verdad restituírselo nomenológicas a través de los estudios psicológicos contempo-
fatigosamente), el hombre no ,advirtió la necesidad'de especular ráneos y viceversa. Ni se puede olvidar tampoco que uno de
en tomo a estos dos "principios" básicos, existentes desde siem- los pensadores más cercanos al pensamiento husserliana en la
pre, pero encubiertos por otros nombres, y pertenecientes a generación que le precedió, Brentano, estuviese entre los ma-
otros sectores del humano saber. yores "responsables" de muchos de los sucesivos planteamien-
Enla actualidad y cada vez más, la psicología es el pedes- tos de la psicología germánica de la época. Por eso, es más
tal indispensable para muchas investigaciones en torno a la lícito considerar que incluso la estética -en cuanto investi-
actividad y al comportamiento del hombre, y ni las más recien- gación filosófica de la creación y de- la fruición artística-
tes corrientes del pensamiento -me refiero a la fenomenolo- pueda, o mejor deba valerse de un instrumento psicológico, a
gía, la cibernética, la semiótica, la teoría "de la información, et- fin de poder distinguir y valorar el peso y la importancia de
cétera-s-, han podido prescindir de ella. Si Husserl, de modo aquellos elementos perceptivos que están colocados en la base
particular, tuvo que rechazar más de una vez la acusación de de buena parte de los fenómenos estéticos, tanto en las artes
que su doctrina pudiese considerarse como apoyada sobre ba- visuales como en otras formas artísticas.
ses psicológicas 1, no se puede tampoco olvidar la indudable Esto explica también el renovado interés por un estudio
psicológico del arte, especialmente cuando se trata de examinar
1 . Sabemos hoy cómo lo que los gestaltistas aceptaron de Husserl
(~u. ,Elnkla~n~er';4~g y su ~monestación a dejar de lado toda presupo- algunos de los problemas más candentes que aún se postulan.
srcron. ~ntlclpaclOn, premisa, dando toda la importancia a la "visión Por ejemplo, en torno a cuestiones como la "realidad" de
ingenua ) no era más que un aspecto menor e incompleto de su sis- la obra de arte, la diferencia entre "realidad" e "ilusión", la
t~':Jla. lo cual es más que suficiente para explicar la sucesiva desvalora-
eren. .hecha por el filósofo alemán, de la psicología de la forma. Si, correspondencia, al menos, de la imagen pictórica con la visual,
~de~as. nos preguntamos hasta qué punto el gestaltismo se puede la importancia de un planteamiento gestáltico, o transaccio-
1D,c!U1r -al menos de~de un punto de vista filosófico- dentro de los nista o funcionalista respecto a la creación y a la interpretación
ca~ones fenomenológicos, veremos cómo la dialéctica entre las dos
aC~I~udes de pen.sanuento queda, en medio de alternas vicisitudes, mu- de las obras de arte, tanto de la antigüedad como de nues-
chlsimo r;nás abierta. A propósito de tales relaciones, véase el impor- tros días.
~~nte artJ~ulo de E?LE BECCHI, Fenom~nologia e ..Gestaltheoríe», en
Aut-Aut • 1959, numo 50, que desentraña cuidadosamente los diversos La aparición, durante los últimos cincuenta años, del arte
aspectos del problema. Después de haber indicado el hecho de que
tanto Husserl como von Ehrenfels eran discípulos de Meinong, y logía atomística como la gestaltística permanecen en el mismo natura-
que Werthc,mer. - ...el otro "padre" de la Gestaltheorie- era discípulo lismo psicológico, en cuanto entrambas describen experiencias interio-
de. Breruano, mientras que Koffka era discípulo de Husserl la Becchi res (innere Erfahrungen), hechos de conciencia no intencionales... sin
afirma: "El movimiento h~sserliaf:lo «zu den Sachen selbst,: se aceptó llegar a la subjetividad trascendental (que es precisamente intencional
como programa de renovación de la investigación de la vida psíquica.•• y significativa del objeto mismo)". Creemos que precisamente en esta
La denegación, de t~do. ~ecurso incondicionado a la experiencia pa- ausencia de intencionalidad, está la diferencia más substancial entre
sada... El carácter }~tUlt.IVO del pens~mient? .. constituyen analogías las dos doctrinas. No sólo eso. sino que creemos que sólo mediante su
con la fenomenología.. SID embargo: el anttpsicologismo manifestado "adición" a los dictámenes de la teoría de la Gestalt, es posible Ilegar
por Hu~serl a propósito del problema de la lógica desde 1900 ... como a precisiones de orden psicológico, que puedan tener, en el futuro. com-
exigencia para no confundir psicología descriptiva y fenomenología pletos desarrollos incluso en el terreno de la filosofía y también en el
~l':ne remach.~do explícit~ente a propósito del Gestaltismo en 1930: de la eat~tica.
en Nacñwort . En este opúsculo, Husserl afirma que "tanto la psico-
71
70
llamado "abstracto" -o sea, desligado parcial o totalmente de surgidos de una ambigüedad perceptiva, o para resolver algu-
la realidad del mundo externo-- ha planteado de nuevo algu- nos de los siempre actuales argumentos como el de la impor-
nas de estas cuestiones debido a la urgencia, por todos adver- tancia a conceder a la presencia de una imagen ilusoria en la
tida' de encontrar una fórmula que satisfaga tanto la interpre- constitucíón de la obra de arte, creo que el instrumento más
tación de un arte figurativo, traducido en una refiguración más adecuado es precisamente el que nos viene ofreciendo por la
o menos libre del mundo externo, como la de un arte total- aplicación a la estética de ciertas recientes conquistas en el
mente planteado sobre las imágenes íntimas, individuales, sub- campo psicológico.
jetivas del artista.
Naturalmente, los peligros de un acercamiento psicológico
2. Percepción e ilusión.
a las cosas del arte son igualmente evidentes: el considerar el
"estímulo" artístico de la misma manera que cualquier otro No hay duda de que la relación entre realidad (objetiva) del
estímulo sensorial, el sujetar a cuestiones de mera organización mundo externo e imagen (subjetiva) del artista es una cuestión
y configuración fisio-psicológica la estructuración de obras de básica que sigue constituyendo, para el estudioso del arte, un
arte en extremo disparatadas, la valoración prevalentemente escollo suficientemente agudo. Es lógico, pues, que una de las
cuantitativa antes que cualitativa de la obra 1, para no hablar primeras preocupaciones de la psicología aplicada al arte -o
de las diversas y a menudo absurdas interpretaciones en clave de la estética construida sobre bases psicológicas- fuese la de
psicoanalitica, freudiana, jungiana o binswangeriana, de la ac- intentar descubrir si se puede encontrar una base "científica" a
tividad creadora, y, en definitiva, la imposibilidad de alcanzar, tan oscura cuestión. Y, como sucede con frecuencia, la base
a través de un análisis estético-psicológico, Ias verdaderas y científica, más que única, se ha revelado múltiple y a menudo
propias aseveraciones de "valor", y por consiguiente, la casi contradictoria, contribuyendo a hacer aún más complejo el
absoluta imposibilidad de determinar un juicio critico, aunque problema. Desde aquí, el paso era muy breve para considerar
sea valiéndose de los más refinados mecanismos puestos a nues- todo el arte visual -o mejor, todas las "representaciones" del
tra disposición por las diversas metodologías psicológicas exis- mismo-- como otras tantas "ilusiones". Y al decir "ilusiones"
tentes. Son, todos éstos, datos que es necesario tener en cuenta pretendo referirme sobre todo a aquella concepción que -in-
antes de abandonamos a una incondicional aceptación de tal dagando el recorrido del arte desde las más antiguas incisiones
planteamiento del problema estético. rupestres, desde las más recónditas cavernas ibéricas, a las más
Pero, puesto que en este capftulo me interesa precisamente recientes manifestaciones abstractas, y hasta atendiendo a las
examinar sólo hasta qué punto las interpretaciones psicológi- reproducciones tipo trompe-l'oeil, más despreciativamente imi-
cas pueden ayudamos a dirimir algunos errores interpretativos tadoras de lo "verdadero" - debía acabar concluyendo (como
recientemente ha hecho E. H. Gombrich en su fascinante Art
1 RUDOLF ARNHEIM. Agenda tor Ihe Psychology 01 A,t, en "Jour- and Illusion 1) que la imagen artística es, en definitiva, casi
na! o~ A~sth~tics ~d. Art .Criticism", X. 4. 1952: WZbe preference far
quanutanve IDvesllgallons 11 also the reason why ... much psychological
work has been speot 00 the attempt lo derive a formula of beauty from 1 E. H. GOMBRlCH, ATt and íllusíon, A Study in the Psychology
marhcmerical proportions". 01 Pictorícal Represetuatíon, "Bollingen Series". XXXV, S, Washing-
ton, t960.
72
73
siempre ilusoria. En el fondo, es precisamente esta ilusoriedad favorece el análisis de otro estudioso, Rudolf Arnheim, quien
-sustitutiva de una realidad más o menos fotográfica o cien- recientemente ha reunido en un importante y vasto volumen 1
tífica- lo que constituye aún hoy el núcleo de muchas incom- la suma de sus experiencias didácticas y experimentales en
prensiones del arte moderno, y de muchas incomprensiones res- torno al.' estudio de la percepción visual aplicada al arte,
pecto a los "valores" de todas las formas del arte antiguo que según los cánones preponderantes de la escuela gestaltista.
se apartan de la reproducción del mundo y de las cosas. Arnheim, pasando a examen precisamente el modo tan carac-
Gombrich --<¡ue es, ante todo, un historiador del arte-
había ya anticipado en numerosos ensayos 1 su actual teoría,
y me place recordar sobre todo aquel curioso trabajo suyo
¡ terístico de representación de los bajorrelieves y dibujos egip-
cios, afirma: "Se creía comúnmente en otra época que los
egipcios... habían evitado el escorzo en sus reproducciones por-
sobre el caballito de madera -juguete infantil, constituido por que era «demasiado difíciln de ejecutar. Este razonamiento ha
una varita con cabeza equina, capaz de convertirse para el sido considerado falso por Schafer, quien ha podido demostrar
niño en la imagen "real" y viviente de un caballo-s- en el que? cómo la visión de perfil de la espalda humana presenta algunos
con la aparente elementalidad de la ejemplificación, encerraba ejemplos a partir de la sexta dinastía, pero continúa siendo una
muchas anotaciones desarrolladas después en su libro. Gom- excepción durante toda la historia del arte egipcio. Además de
brich observaba, en aquel ensayo, que sólo recientemente nos esto, Schafer ha demostrado que, para tallar una esfinge sobre
hemos dado cuenta de cómo a menudo viene disfrazado el arte los lados de un bloque de piedra rectangular, fueron dibujadas
de muchos pueblos primitivos -particularmente el de los an- perspectivas fechables desde el 1500 a. e., o quizás anterio-
tiguos egipcios-- cuando se creía que ellos habían "deforma- res. Es obvio que, para poder hacer esto, era indispensable un
do" el tema o habían querido que viésemos en su obra el do- conocimiento de los elementos perspectivos. Está claro, pues,
cumento de una experiencia concreta cualquiera. En muchos que los egipcios usaban el método de la proyección ortogonal
casos, aquellas imágenes "representan" en el sentido de que DO porque no tuvieran otra elección, sino porque así lo prefe-
"sustituyen'?. rian ... Las figuras del arte egipcio pueden parecer ciertamente
Pero no es solamente este error de planteamiento, el que «antinaturales» al observador moderno, pero no porque los
ha desviado nuestras concepciones concernientes a ciertas for- egipcios no consiguieran presentar el cuerpo humano tal como
mas del arte antiguo. El hecho aún más grave es el error, co- «realmente es", según las convenciones de un procedimiento
metido por muchísimos estudiosos, de considerar -por ejem-
plo, en lo tocante al antiguo arte egipcio-s- como incompetencia 1 ARNHEIM, Art 411d Visual Perception, California University
Press, 1954. De Arnheim, que, además de ser un psicólogo de plantea-
o imprecisión una cierta reproducción antinaturalista que pue- miento gestáltico, es uno de los mayores estudiosos de las técnicas del
de, en cambio, ser justificada por otras razones cuando se la lenguaje fílmico, véase también Psychology 01 Danc~, en "Dance Ma-
observa a través de la aplicación de conceptos exactos deriva- gazine". agosto 1946; Perceptual Abstraction and Art, en "Psychclogi-
cal Review", 1947-54; The Gestalt Theory 01 Expreuion. en "Psycho-
dos de la psicología de la Gestalt, Y a este propósito, nos logical Review", 1949-56; The Robin and the Saint: on the twoiold Na-
ture 01 the Artistic lmage, en "Joumal of Aesthetics and Art Criticism",
1 Del mismo autor véase: MeditaRon 011 a Hobby Horse, en As- XVIII, 1, septiembre 1959; Y. ahora, la traducción italiana de su Film
pects 01 Porm. Lund Humpbrics, Londres, 1951; y el reclentfsimo en- C01fJe arte, 11 Saggiatore, Milán, 1960; y Arte e Percezione visíva, Fel-
sayo 011 Physiognomic Perception, en "Daedalua", invierno 1960. trineJli, Milán, 1962.

74 75
distinto. Una vez que el observador se ha liberado de este pre- percibir la "traducción" de la pintura original en una serie
juicio engañoso, se hace demasiado dificil percibir las figuras de "símbolos pictóricos" que no son más que la enumeración
egipcias como «equivocadasu" l. de los elementos más "interesantes" del cuadro para la men-
y no sólo eso, sino que considerando bien este sistema de talidad infantil, como las vacas, la casa, los cisnes, una valla, et-
reproducción artística, será fácil constatar que es tan "fiel" cétera. Todos estos elementos, que reinan en el cuadro infantil
como pueda serlo el procedimiento usado por la perspectiva con menoscabo de los otros elementos menos "significativos",
central o por la cámara fotográfica, donde el basarse en un no son sin embargo reproducidos buscando copiarlos del cuadro
único punto de vista fijo e inmóvil pone otras tantas limitacio- de Constable, sino aplicando a la reproducción global y apro-
nes a la "reproducción" verdadera, que se obtendría sólo con ximativa del mismo algunos "equivalentes esquemáticos" de los
una reproducción tridimensional. He aquí, pues, cómo se viene que el niño está ya provisto. ¿Por qué, se pregunta el autor 1
abajo uno de los más frecuentes lugares comunes, el que quiere negado a este punto, el "sistema" pictórico del niño se acerca
hacer coincidir la habilidad en la reproducción veraz con la más -prescindiendo de toda valoración artística- al de un
madurez artística de una época y un individuo. Sassetta que al de Constable? Precisamente porque con Consta-
Otra cuestión esencial que se presenta a quien intenta pe- ble (aún más con Turner) está a punto de terminar el largo
netrar el misterio de ciertas reproducciones artísticas de la camino evolutivo que neva a separarse de los sistemas de re-
antigüedad --o hasta de la infancia de nuestros días- con-
cierne a la noción de "imagen conceptual", considerada como
el tipo de expresión imaginaria ajena a toda experiencia efec-
tiva visual, y que a menudo informa muchísimas formas artís-
ticas de la humanidad. La importancia del esquema en la re-
I
,i
producción "conceptual" de la imagen.
Mientras que en la pintura ---en gran parte precedente a
Jos impresionistas- el pintor se basaba sobre todo en "10 que
sabía" más que en "lo que veía", con Turner y los pintores
siguientes, se dejan aparte ex profeso los elementos conocidos
producción del mundo externo, y el hecho de basarse más bien o presupuestos, y se da toda la importancia a los elementos
en éste que en la experiencia directa, han sido muchas veces asumidos directamente por la visión, y por ende más confusos
subrayados por Gombrich, que sostiene que en los más varia- y menos fácilmente legibles incluso por la subjetividad de su
dos estilos el artista debe basarse en un bagaje de esquemas reproducción. Por esta razón, las conocidas palabras de Ruskin
decretados por el uso más que en un verdadero y propio co- a propósito del lnnocent Eye 2 suenan aún hoy como amones-
nocimiento de los objetos y de las cosas.
1 Art and lllusíon, pág. 294.
2 JOHN ~USKlN, The Biements 01 Drawing, cit. por GOMBRICH.
3. Los «equivalentes esquemáticos» en la pintura infantil. Art and IlluslO'!. pág. 296: "The perception oí salid form is entirely
matter ,!f expenence. We see nothing but flat colours; and it is only
~Y !1 senes oí expenments tbat we find out that a stain of black or grey
Es interesante el caso, citado por Gombrich 2, de un cuadro lD~lc~tes the dark side oí a solid substance... The whole .. , power oí
de Constable copiado por un niño de once años, donde es fácil pamtmg depends 00 our recovery oí what may be called the innocence
of tbe eye ... a sort oí childish perception oí these flat stains oí colour
merely as such, with'!ut conscious!1ess o~ what they signify as a blind
1 A1lNHElM, A. rt etc. cit, pág. 75. man would see them if suddenly gifted with sight". ("La percepción del
2 Art and Illusion, págs. 292~93. volumen es debida enteramente a la experiencia. Nosotros no vemos

76 77
tadoras: "Creemos ver lo que, en realidad, sólo conocemos".
que no coincidla más que parcialmente con lo que el artista
Con esta afirmación, Ruskin lanzaba una gran piedra contra
los palomares psicológicos. Afirmando, por ejemplo, que "todo tenía efectivamente delante de los ojos. "Por muy extraño que
el poder técnico del pintar depende de nuestra capacidad de pueda parecer -afirma Gombrich '-, el artista no puede
recuperar la inocencia del ojo" --Q sea, una especie de per- simplemente imitar la forma externa de un objeto si antes no
cepción infantil a base de manchas de colores planos como ha aprendido cómo debe construir dicha forma. Si las cosas
tales, sin conciencia de 10 que significan, como las vería un fueran de otra manera, no habría necesidad de los innume-
ciego si "improvisadamente recuperara la vista"- , despertaba rables libros sobre (cómo dibujar la figura humana», (ICÓmO
cuestiones que después serían discutidas y experimentadas, ne- dibujar un barco», etcétera". Y añade: "Contrariamente a la
gadas, afirmadas y aun condenadas infinitas veces. No pode- esperanzada convicción de muchos artistas, el ojo inocente ...
mos decir todavla la última palabra sobre la posibilidad de no vería nada, se perdería bajo el choque de una mezcla de
admitir esta "inocencia" de la visión: muchos experimentos formas y de colores".
de los gestaltistas la niegan. Como tampoco podemos estar
completamente seguros de que, en realidad, la experiencia y el 4. Lapercepcián visual según Arnheim y Gibson.
conocimiento no entren siempre en juego en el acto mismo de
percibir. Bastará de cualquier modo haber señalado aquí uno l' y he aquí que en este punto se presenta el verdadero
de los problemas más oscuros y debatidos, que nos permite meollo del problema que queremos examinar: qué debe consi-
razonar en tomo a las transformaciones ocurridas en la repre- derarse como dado o como experimentado, como innato o
sentación del mundo exteno, según el modo diferente de con- como adquirido, en el ámbito de la percepción visual del ar-
cebir la función, las intenciones y la finalidad del arte. tista y del hombre en general. Es preciso referirse a algunos de
Gombrich insiste en afirmar que tanto el niño como el los principios básicos sostenidos por algunas corrientes recien-
primitivo no dibujan lo que ven sino lo que "conocen", de lo tes de la psicología de la visión y en primer lugar a las de la
que se han formado una imagen conceptual. Este hecho puede escuela gestaltista.
extenderse incluso mucho más allá de la esfera de la infan- El rechazo por parte de los gestaltistas de todo atomismo
cia. En efecto, también en artistas de épocas más dispares se psicológico y todo asociacionismo (que hablan sido, en cam-
ha podido demostrar la presencia de un "esquema" preesta- bio, postulados por muchas doctrinas psicológicas ochocentís-
blecido, del que las reproducciones' tomaban su empuje, y tas), y su entronque con una concepción "molar" de la per-
cepción, tienen, en el fondo, una lejana anticipación en la
más que colores aplastados. Y sólo después de una serie de experimen- Weltanschauung goethiana que descubría ya en la Urpilanze,
tos, descubrimos que una mancha negra o gris indica la parte oscura
de una substancia sólida... Todo el poder de la pintura depende de en los minerales, en las nubes, en el hombre mismo, un prin-
nuestra capacidad de recuperar lo que se podría definir como la ino- cipio formativo -una Gesta/tung- homogéneo y globalmente
cencia del ojo... una especie de percepción infantil de estos estratos
planos de color, sencillamente como a tales, sin la conciencia de lo unitario. Aunque /a cuestión-base de todas las especulaciones
que ellos significan... como los veda un ciego si de repente recuperase
la vista".)
1 Art and lllusion, pág. 389, Y el cap V, Formula and Experience.
78
79
gestaltistas se identifica con la de la forma 1 de los objetos y sobre los conceptos de "buena forma", de "forma llena", de
I "principio de constancia", de "sencillez", se basarán poco a
de los preceptos -sean éstos visuales o auditivos o simple-
mente imaginativos, pero "vividos" como tales- sin embargo, poco todas las sucesivas especulaciones de la doctrina ges-
no termina aquí el planteamiento filosófico de tal doctrina, taltista,
pues llega a reconocer en todo elemento psíquico una estruc- Pero sería conveniente, ante todo, precisar qué es lo que
turación íntima que constituye una globalidad que conserva sus se quiere entender efectivamente por percepción, ya que con
características básicas incluso a través de las transposiciones, demasiada frecuencia se confunden los términos de "percep-
transformaciones, desviaciones y distorsiones formales. Ya des-- ción", "sensación", "experiencia", etcétera. Si para los anti-
de las primeras leyes de von Ehrenfels (considerado por muchos guos asociacionistas la "experiencia" consistía en una sensa-
como el verdadero fundador de la doctrina), venían precisán- ción a la que venía a "asociarse" una idea; si, para Benussi, la
dose algunas hipótesis (por ejemplo la de la "transponibilidad" percepción era el derivado de una sensación estructuralmente
de las líneas melódicas), a las que se pueden añadir las formu- organizante, quizá podríamos encontrar más alentadora la fór-
ladas por Wertheimer a partir de 1912 2• He aquí, pues, cómo mula adoptada por Gibson 1, que define la percepción como
un "knowledge about the world". Pero ¿cómo se alcanza este
1 Como es ya sabido. base de la teoría de la Gestan es la "forma" ).
entendida no solamente en su aspecto físico y material, sino como fe- conocimiento "mundano"? Y ¿hasta qué punto es inmediato
nómeno psicológico que justifica la manera en que el mundo se pre- o mediato, fruto de un proceso autónomo, o simplemente pa-
senta -c-visualmente, auditivamente, etc.c-. al hombre. En otros térmi-
nos, la percepción es ya de por sí percepción de una determinada
siva aceptación de datos sensoriales? Finalmente, casi todos
forma, y por esto. toda experiencia fenoménica llega sólo a través de
• están de acuerdo en admitir que la percepción es distinta de
las Gestalten, o sea de formas organizadas, que corresponderían a otras la sensación bruta, precisamente por sus cualidades selectivas
tantas configuraciones fisiológicas a ellas análogas (isomorfas). Los ges-
taltiatas han afirmado siempre, además, que la experiencia tiene bien y creativas C'La percepción es siempre creación", afirma tam-
poca importancia en la determinación de lo que viene percibido. bién Aroheim 2). -
2 11 ienomeno phi (sobre el que se basaban las primeras investi-
gaciones de Wertheimer a partir de 1912), o sea la constatación de que
Esta actividad discriminatoria -y francamente intenciona-
dos puntos luminosos proyectados sucesivamente sobre una pantalla a da, diría yo- hace que cualquier sistema sensorial (como por
cierta distancia el uno del otro, son vistos, en ciertas condiciones, no
como dos puntos separados, sino COmo un solo punto que se mueve a 1 Cfr. J. J. GIBSON, Píctures, Perspective and Perceptíon, en "Dae-
través de la pantalla, es un ejemplo típico de "ilusión", de percepción dalus", invierno 1960, pág. 220: "Perception is the having and achie-
ilusoria. Pero de aquí hasta llegar a postular el principio del isomor- ving of knowledge about the world... The essence of perception is se-
ñsmo, o sea de una constante similitud estructural entre los fenómenos lective attention to something important... first: it depends on atimu-
vividos y los correspondientes procesos corticales, hay una diferencia lation; and, second, it depends on the interests of the individual obser-
cierta. Y se sabe cómo hoy muchos de los postulados concernientes al ver". Del mismo autor véase su obra fundamental: The Perception 01
isomorfismo están nuevamente sub iudíce. Creo superfluo presentar the Visual World, Boston, 1950. A Gibson se debe también una teoría
una bibliografía referente a las fuentes -todas conocidísimas-- de las periférica de la percepción que se separa bastante de la clásica teoría
doctrinas gestaltistas. Véase, no obstante, al menos: W. KOHLER The de la Gestalt, y que atribuye no ya a las fuerzas organizadoras del
Place 01 Value in a World o/ Facts, New York, 1938; K. KOFFKA 'Prin- campo cerebral, sino a grados de densidad, de estructuración, de distri-
cipies 01 Gestait Psychology, Londres, 1935; A. MICHOITE VA'N DEN bución de la textura objetual, el efecto estimulante sobre la misma
BERCK, La perception de la Causalité, Lovaina, 1946. Para una tenta- imagen retínica.
tiva de interpretación filosófica de la teoría de la Gestalt: D. W. HAM~ 2 ARNHEIM, Art etc. cit., pág. 31: "Recent psychological thinking
I.YN, The Psychotogy o/ Perccption, Londres, 1957. encourages us to call visión a creative activity of the human mind".
so 8t

"
ejemplo, el que más nos interesa aquí: el constituido por retina- valor "fisionómico" de la vision. El hecho de que -según
nervio óptico-área occipital cortical-musculatura intrínseca y Bruner ' - la percepción sea un" proceso de categorización",
extrínseca ocular) no sea ya pasivo, sino netamente activo en no debe ser menospreciado. En efecto, según este autor, el
todas sus secciones. La percepción, pues, dependerá, en defi- reconocimiento de objetos proyectados sobre una pantalla y
nitiva, no sólo del elemento estimulante, sino de la actitud del expuestos taquistoscópicamente, según la graduación de fami-
individuo estimulado. En el caso de un artista, su percepción liaridad de los mismos, ha demostrado claramente que el reco-
-su facultad perceptiva- tendrá que ser altamente especiali- nocimiento depende en buena parte de los intereses y de los
zada y habrá de tener cualidades diferenciales respecto a las conocimientos de cada sujeto. De modo análogo puede consi-
del individuo común. derarse la capacidad de evocar calidades fisonómicas, realzada
Es, no obstante, uno de los más graves errores el creer que a menudo por Gombrich y estudiada por Arnheim, y que puede
la visión puede depender únicamente de la imagen retínica, y justificar la aparición de mucha. obras de arte basadas en esta
-peOr aún- que la imagen retíníca puede ser comparada con facultad particular de la humanidad de reconocer y diferen-
un cuadro, con. un dibujo, o hasta con una placa fotográfica. ciar los trazos expresivos de un rostro en el caos de las más
Demasiados experimentos (sería interminable enumerarlos), variadas estructuras que nos circundan 2.
han demostrado la arbitrariedad y el simplicismo de una con- Quizás a través de esta hipótesis se puede llegar a explicar,
cepción hecha de este modo. Y, justamente afirma Gibson '. ya según un esquema muy distinto del habitual, la aparición de
que "ver" no sólo significa tomar nota de las propias sensa- muchas metáforas lingüísticas, no entendidas ya como signifi-
ciones visuales, sino también "comprender" aquello que se ha
1 Véase: J. S. BRUNER, On Perceptual Readíness, en "Psychologi-
visto. No hay duda, pues, que, por breve que pueda ser el cal Revicw", 1957, 64; y también J. S. BRUNER y L. PosnuN, Bmotio-
tiempo empleado en el acto de la visión, ésta dependerá de una nal Selectivity, en Perception and Reaction, en "Joumal of Persona-
lity", 1947, 12. Como se sabe, Bruner y Postman son los mayores re-
suma de imágenes sobrepuestas y recíprocamente corregibles e presentantes de un "funcionalismo perceptivo" y, por decirlo con Al-
integrables. Y no sólo eso, sino que todos los ya conocidos berto Marzi y Renzo Canestrari (Motivazione e percezione nelía psico-
efectos de "figura-fondo", de sobreposición, de escorzo, de logia della personalitá, en 11 pensíero americano, Comunltá, 1958) "ellos
toman posición frente a la teoría de la forma. La percepción debe ser
contraste 'simultáneo, de graduación marginal, de "efecto de tú- estudiada en su contexto histórico-social, es decir, en el individuo con
nel", vendrán a realizarse no ya fuera del tiempo, sino en este experiencias, costumbres y que vive en un ambiente que también es
verdadero y propio "recorrido" de la imagen, que así podrá social". Del mismo modo, por consiguiente, que ha sido demostrada
por estos autores una "selectividad perceptiva" (resonancia, defensa.
constituirse de manera más o menos significante. Por esto, no acentuación perceptiva) en los principios que regulan la percepción (al
se podrá hablar de visión -de percepción visual- si no se menos en cuanto concierne a un planteamiento funcionalístico de la
misma), también podemos admitir sin duda alguna la existencia de una
tiene en cuenta el hecho de que cada -aun la más elemen- selectividad ---de orden completamente específico--- en la fruición de
tal- percepción consiste en la suma de muchos y dispares ele- la obra de arte. Teniendo en cuenta que también en este caso vendrán
mentos espacio-temporales. a sumarse a los factores de selectividad de orden estético los que de-
penden de las consabidas "organizaciones formales" estudiadas por los
Otro elemento a tener en cuenta en este punto es el llamado gestaltistas.
2 Véase GOMBRICH, Meditazione su un cavallo di Jegno, en "Aut-
1 Píctures, Perspectíve and Perceptíon, pág. 219. AUI", 1959, núm. 17, pág. 384, Y también Art and Illusion cit., pág. 103.

82 83
cados metafóricos que se hayan venido instituyendo entre un la verdad natural (los célebres esbnzos de Durero a través de la
"vehículo" y un "tenor" (por decirlo como Richards), sino placa de vidrio o las tablillas de Brunelleschi),. se presc~día
como verdaderos indicadores de nexos y ligámenes aún subs- siempre de considerar un dato esencial,. es decir, como ~I la
tancialmente existentes entre las cosas de la naturaleza y del coincidencia del mundo real con el i1usono del arte fuese SIem-
hombre. Por lo que diciendo "cielo risueño", esto significa .que, pre arbitraria, porque este mundo representad~, para ~oder
para el poeta, el cielo entra efectivamente en una categoría sobreponerse al otro, tuviera necesidad de ser siempre mirado
particular, la de las "entidades risueñas", fisonómicamente ri- a través de un agujero. Entre los ejemplos a menudo propues-
sueñas. La atribución de un trazo fisonómico no es, pues, me- tos -en el análisis de la ilusión artística y de sus relaci?n~s
tafórica, sino concreta. El carácter expresivo de los nombres con la realidad natural- está el de la tentativa de hacer comer-
y de las palabras, como, por otra parte, el de los colores y de dir una toma fotográfica con una pintura o un dibujo del mismo
las formas, no sería por consiguiente más que un medio evo- panorama, retratado en pinturas célebres. Este m<;d.io nos pa-
cador de reacciones fisonómicas. Por esto, Gombrích afirma rece muy insuficiente desde un punto de VIsta estétíco ~ tam-
que "no debe causar asombro que el arte, habiendo emprendido bién desde un punto de vista científico, dadas las conocidas y
el camino de una sistemática decadencia, parece ... querer ex- múltiples "aberraciones" ópticas prese~tes en cual~U1er toma
plorar también la voz expresiva de formas accidentales y de fotográfica. Lo observa también Gombnch a propósito de cua-
movimientos debidos al acaso. Pero será fácil advertir que dros conocidos de Cézanne y de Van Gogh, de los que se
tampoco en esta aparente «decadencia) se pierde el principio intentó fotografiar el correspondiente paisaj~ natural. :'Por muy
de «volver significantes), o sea, de hacer volver expresivos, in- instructivas que puedan ser tales confro~taclOnes --dl~-, .~e­
cluso fisionómicamente expresivos, los elementos principales bemos estar muy en guardia ante el equrvoco de la estilízacíón,
de. la obra del arte" '. ¿Deberemos quizá creer que la fotografía. repre~nt~ la v~rdad
objetiva, mientras que el cuadro registra solo l~ ~lslon subJ~tlva
.5. La verosimilitud de la imagen según Gombrich, del artista? ¿Podemos comparar la imagen retíruca con la Ima-
gen mental?" 1. "
El estudio de la verosimilitud ----de la liielikeness, para usar Me parece que el estudioso anglo-austnaco habla dado pre-
el término inglés, mucho más eficaz- ha preocupado y con- cisamente con uno de los puntos clave, que puede servir de
tinúa preocupando a artistas, críticos, teóricos del arte y psi- juicio no sólo para un paisaje impresionista -not.ablementc
cólogos. Parece casi imposible que los equívocos existentes en "alterado" respecto a la realidad- sino para toda pintura que
la base de estas cuestiones continúen presentándose con mo- represente el mundo externo. El error, en efecto, consiste siem-
notonía invencible. Quizá sólo porque no queremos conven- pre en no darse cuenta de que el artista se vale de l~.. imagen
cernos de que la imagen artística no puede nunca sobreponerse que se le ofrece sólo como un estímulo para la creación -re-
a la realidad, y que ----desde los ensayos más notables, a partir creación- de un universo artístico autónomo. La idea de un
del Renacimiento- para llegar a una exacta reproducción de cuadro como representación efectiva de una realidad externa

1 GOMBRICH, On Phvsiognomic Perception cit., pág. 237. 1 GOMBRICH, Arr and lllusíon, pág. 65.

84 8;
desemboca en una paradoja que a menudo he señalado: nos 6. Equívocos perceptivos en la pintura informal.
~i!e "ref~r~" cada figura y cada fragmento de este tejido
pictórico ficticio a la realidad absolutamente imaginaria que se Quisiera señalar -sólo de paso- cómo algunos equívocos
su,,?ne ~n la pintura. Ninguna de sus partes puede ser ya con- en los que han incurrido recientes sistemas pictóricos (y pre-
cebida SIDO como "siguificante" de algo: la presencia del marco tendo referirme a un cierto tachisme y a cierta pintura "infor-
que delimita la tela (y que ha sido el primer y verdadero res- mal") se deben al hecho de haber mantenido la ausencia de
ponsable de toda la ficción ilusionística desencadenada desde todo figurativismo, mientras readaptaban el "principio de ven-
el Sei~cien~os al Oc~ocientos), hace que un tejido pictórico muy tana", suscitando así uno de los peores malentendidos. El pú-
aproxnnatívo, y qUIZá reducido a los mínimos términos (como blico -y varios de los mismos artistas, con un mirar acostum-
~,~ la.s, c~lebr~s .Ninfee de Monet) se transforme igualmente en brado todavía a la pintura impresionista ochocentista que crea-
l~usIOn ~endica (pero no siempre -por desgracia- en ilu- ba la "porción de realidad"- estuvo pronto para acoger como
sion artística). También Arnheim en su volumen dedica un mucho más satisfactorio y aceptable un arte en el que se podía
capí~~lo .entero a la pintura basada en el concepto de "ven- aún "fingir" la existencia de un universo ilusorio, aunque no
tana abierta al mundo exterior, y refiere los diversos estadios representara ningún elemento efectivamente reconocible que
recorrido.s por la pintura, a la par que el espacio pictórico lo acercase al mundo real. Pero la atmósfera de la tela, tomada
---emanCIpándose de la pared- venía creando profundidades en su conjunto, el uso sabio y tal vez "verístico" o "natura-
en las que se hacía necesaria la presencia de un marco' mien- lístico" de luces y tonalidades, la presencia de c1aro-oscuros
tras éste debía luego reducirse e invertirse después del siglo y de zonas de sombra y de luces que puedan simular, como ya
pasado '. hemos visto, la tridimensionalidad (aun prescindiendo de toda
construcción en perspectiva), todas estas circunstancias han
1 ARNHEIM, Art etc. cit.,pág. 192: "El marco, tal como hoy lo 00- hecho que volviese a entrar por la ventana (en este caso prc-
noce~os,. se desarrollé durante el Renacimiento... A la par que el cisamente por una "ventana" artificial) aquella pintura rea-
espacio P1etÓ!'lco venía c;mancipándose de la pared, y creaba vistas pro-
:~~das, se hlZ? necesarta una clara distinción visual entre el espacio lista e ilusionista que había sido arrojada por la puerta después
18100 ~el ambiente ~ ~l mundo del cuadro. Dicho mundo vino a ser de la llegada del abstractismo "tímbrico" y del abandono de la
corcebldo coo?o «Infinito»... así que los límites del cuadro designaban
so amente el fin de la composición pero no el del espacio representado atmósfera tonal. Situación curiosa ésta, a la que, me parece, se
E~marco fue concebido como una ventana a través de la cual el obser~ le ha hecho muy poco caso, y que puede compararse a la ocu-
v or podía espiar dentro de un mundo externo, limitado por la aber- rrida en música cuando en varias composiciones dodecafónicas,
tura a través de I~ que m~ra, pero no limitado en sí mismo ... el marco
e.ra.usado C?mo figura. mientras que el espacio pictórico venía a cons- por el encuentro de estructuras en series horizontales yuxtapues-
t1t~lT. un .~aJo fondo pnva~o de límites. Esta dirección fue nevada a su tas contrapuntísticamente, se constituían ciertos acordes de la
~u ~naclon en el Ochocíenroa, cuando, por ejemplo, en los trabajos más bella armonía tonal, que nada tenían que ver con el uní-
e egas, el marco VIDO a interrumpir cuerpos humanos y objetos
r~a su.~raYar e~ carácter accidental del límite y precisamente por e;t~
a unct n de «figura.. del marco mismo ... En seguida los pintores em- del cuadro más bien que en límite interno del marco ... el marco se
i~fron a reduc!r la profundidad del espacio pictórico y a aumentar adaptó a su nueva función encogiéndose en una delgada lista ... o ale-
a aneza del mismo. De modo que el cuadro... empezó a liberar sus jándose hacia atrás y situando así el cuadro como ... una "figura" co-
contornos del marco, o sea. a convertir el contorno en límite externo locada con evidencia sobre la pared".
86 87
verso armónico del tonalismo tradicional, pero que, para mu- sino perceptiva, por parte de la humanidad, para que la imagen
chos oídos acostumbrados a tal sonoridad tradicional, "dora- artística pueda recuperar, también para un público más vasto,
ban la píldora" de las otras discordancias atonales. En este la capacidad de una fruición no equivocada y que no esté ya
punto, no podremos olvidar el hecho -aunque sin intención comprometida desde el principio.
de bajar a los limbos psicoanalíticos de los que a propósito nos Por esto sostengo que, en definitiva, si muchos de los enun-
hemos apartado-- de que, con frecuencia, especialmente en ciados gestaltistas que hemos examinado son "verdaderos" y
el caso de objetos artísticos, existen al menos dos, si no son atendibles, también es verdad que no pueden ser aceptados
más, "significados" formales que se presentan a nuestra mente -por lo que se refiere al campo de la estética- sin que se
en el acto de la percepción, y de los que a menudo sólo uno tenga en cuenta la particular ."actitud fruitiva" de un deter-
se vuelve consciente mientras que el otro, "visto con el rabillo minado individuo y de un determinado período cultural. Más
del ojo", entra a formar parte del inmenso y escasamente co- que el estudio de motivaciones psicológicas, más que la inves-
nocido bagaje de experiencia, del que somos sólo parcialmente tigación de elementos propioceptivos, proyectivos, inconscien-
conocedores, pero cuya importancia, sobre todo en cuanto a tes, y más aun que la de una sintaxis perceptiva propuesta a
acciones, emociones y premoniciones futuras, será inmensa. nuestra capacidad interpretativa de la realidad visual, debe-
¿Deberemos entonces conferir más valor a este aspecto incons- remos tener en cuenta nuestra peculiar facultad "visualiza-
ciente o al menos no patente de lo percibido o al evidente, con- dora", o sea, la facultad que nos hace atribuir a formas y
trolable y explícito? colores, a sombras y luces, a modelos y estructuras, las cuali-
Si, como hemos visto ahora mismo, la creencia en una va- dades artísticamente determinantes que nos permiten distinguir
lidez real de ciertas grandes normas configuracionales, puede entre obras artísticas y no artísticas. Pero, ya que sostengo que
liberarse de la sospecha de una incomprensión del arte de una de las razones fundamentales y uno. de los deberes más
determinados períodos, y puede asegurarse una cierta cons- delicados del arte en general y del arte visual en particular, es
tancia de valores y de significados, no se deberá tampoco ol- el de una comunicación intersubjetiva -sin la que no sería ni
vidar que uno de Jos frecuentes equívocos concernientes a las concebible la alta función histórica y social de este arte-, he
artes de hoy -yen particular a las visuales- consiste en no aquí que deberemos todavía hacer justicia a los medios con
tener en cuenta el hecho de que la presencia en el espectador los que tal comunicación sobreviene. Y si desembarazar el te-
de todo un vasto bagaje de experiencias familiares, ancestrales. rreno de los obstáculos de la ilusión y de las erróneas interpre-
nacionales, escolares, etcétera, hace que éste se haya acostum- taciones psicológicas de la' visión y de la percepción es de
brado a "leer" las obras según un esquema significante, en el indudable importancia, lo mismo puede decirse de una com-
que lineas, manchas, trazos, colores, adquieren el valor de imá- prensión de los medios comunicativos todavía no ensayados
genes ya previamente configuradas. Ya que difícilmente será e indagados universalmente. Este podría ser, quizás, el primer
posible que se despoje de todo este bagaje de experiencias y deber de toda investigación estética que quiera partir en un
vuelva a adquirir aquel hipotético innocent eye, que, como bien futuro próximo de una sólida base de investigación psicológica.
dice Gombrich, en realidad no existe. He aquí por qué, creo,
será necesario un período dc transformación no sólo estética,

88 89
7. Relaciones entre ciencia y crítica. nudo, cuando tengo la oportunidad de leer alguna presentación
Antes de afrontar, como quisiera hacer en este párrafo, de un nuevo pintor o alguna monografía de un célebre artista,
algunas relaciones que existen entre el estudio del arte y la in- reflexiono sobre cuán poco, en torno al artista y a su obra, con-
vestigación crítica basada en elementos psicológicos,pienso que sigue decir el crítico. Sus palabras -bellas o feas, pero con
será oportuno esclarecer otro punto: si estas relaciones de las frecuencia superfluas- sirven sólo para rellenar una hoja de
que precisamente tratamos, deben o pueden extenderse a cien- papel con una masa oscura, para hacer de contrapeso al cliché
cia y crítica, o bien deben limitarse a ciencia y arte. En otras de un cuadro, para circundar de objetivaciones vacuas un ob-
palabras, si se puede identificar arte y crítica por lo que se jeto en sí ya definido, para crear analogías aproximativas por
refiere a su enfrentamiento con la ciencia, o si se debe man- asociación, o para tejer elogios inverosímiles y encontrar pa-
tener absolutamente separada la especulación crítica y estética rentescos improbables. En cambio, una crítica "científica" ~
de la creación artística. dría o debería intervenir cuando se tratara de explicar al públi-
Ahora bien, he aquí. otro punto, para mí, crucial. Dema- co muchos de los porqués del arte moderno que quedan oscuros
siado a menudo, hablando de "crítica científica", se piensa a la mayor parte del público de hoy. Y basándose en algunas
también en un "método científico" para hacer arte. O sea, en leyes psicológicas bastante precisas, se podría llegar a justificar
una posibilidad de someter, de sujetar el arte, la creación ar- la constitución y la estructura de muchas obras de arte de
tística, a metros, métodos, dogmas y reglas científicas. nuestros días.
Este es el verdadero error. Sabemos ya cuán numerosos Claro que al hablar de leyes -físicas y psicológicas- es
han sido los cumplidos estudios en tomo a algunas teorías, preciso recordar siempre que tales leyes no son -y no deben
como la de las proporciones (desde Vitruvio a León Battista ser- absolutas. Pero son siempre problemáticas y podrán, ma-
Alberti, desde Durero a Ghyka, etcétera) I y entorno a la "sec- ñana, ser cambiadas, perfeccionadas e invertidas. Esta even-
ción áurea" y otras medidas armónicas. Aquellos estudios in- tualidad no debe asombrar, no debe asustar o descorazonar
tentaban admitir la posibilidad de sujetar el arte, la obra creada al crítico ni al estetólogo, Ya que muy a menudo -y éste me
-mejor dicho, aún por crearse- a reglas matemáticas o geo- parece un punto fundamental de nuestro problema-o las "téc-
métricas. Lo cual es decididamente improbable, al menos en nicas de la razón" siguen al mismo paso el desarrollo de las
nuestros días. No sucederá nunca que el artista cree a base de técnicas científicas. Y no sólo eso, sino que la posibilidad de
unas reglas. Sucederá, quizá; que la obra podrá ser analizada justificar tales "leyes" científicas (físicas, fisiológicas) se da
según unas reglas -buenas, malas o falsas-, pero tales que precisamente por su coincidencia con un análogo desarrollo de
efectivamente puedan permitir una definición más decisiva, más las leyes racionales, sin las cuales no encontrarían una plausi-
rigurosa y más eficaz que cuanto puedan hacer las simples ble justificación.
afirmaciones "líricas", enfáticas, sentimentales, que suelen apli- En efecto, uno de los equívocos más comunes, es precisa-
carse a las obras de arte por parte de la crítica. Muy a me- mente el creer que arte y ciencia no son comparables, debido a la
imprecisión y la irracionalidad de la primera frente a la exac-
1 Cfr. Diveníre, cap. IV (Approssimazione delle leg!.:; proporeio- titud y la racionalidad de la segunda. No obstante, es precisa-
nali), págs. 73·78. mente lo contrario lo que se verifica, y no tengo necesidad de
90 91
recordar aquí a cuántas inexactitudes y a cuántos absurdos ha tiea de hoy se vale de un "instrumento" técnico, lingüístico,
llegado la ciencia durante los milenios de su evolución. Podre- metodológico, histórico. del todo desusado: habla de Wols
mos, en otras palabras, afirmar que la ciencia es "exacta", pero como podrla hablar de Piero della Francesca, aplica a Pollock
sólo dentro de los limites de una técnica racional que le esté los juicios que aplicaría a Caravaggio, habla de colores, de
sujeta, mientras que se vuelve más bien inexacta, o directa- empastes de composición, como hablaría un Vasari).
mente absurda, cuando hay discrepancia entre la técnica ra- Pero una de las primeras condiciones para un aggiorntl-
cional y el postulado científico. mento de la crítica y al mismo tiempo de la fruición estética,
es una valoración apropiada del elemento perceptivo y de la
8. Límites de una critica cientl/ica. constituyente estructural que le está sujeta. Todo el que tenga
un conocimiento de las más recientes corrientes pictóricas se
Es inoportuno considerar más o menos diguo de atención habrá dado cuenta de que, por parte de muchos artistas (y
y "verdadero" un determinado postulado científico, mientras puedo decir aquí algunos nombres: desde Rothko a Tobey, a
no se le considere sumergido en la estructura cultural, social Fontana y Dorazio, desde Burri y Tapies, a Mathieu y Mi-
y filosófica de una época. En el caso de una "critica científi- chaux) es precisamente el elemento perceptivo y microestruc-
ca", deberemos admitir sin más la validez de la misma cuando tural el que entra en juego.
nos valgamos de la metodología correspondiente a las doctrinas He aquí, pues, cómo una crítica que se limite a hablar en
filosóficas, físicas y científicas de la época en examen. Sólo términos analógicos y románticos de "sentimientos, sensacio-
así nos podremos explicar el porqué del absurdo de aplicar hoy nes, acentos, belleza, pathos, lirismo", no podrá nunca condu-
al arte de hoy una metodología "anticuada", que se refiere a cir a una comprensión y aún menos a una "explicación" de
sistemas científicos y a planteamientos filosóficos desusados estas obras, mientras, en cambio, lo podrá hacer una crítica
(típico ejemplo el de las medidas áureas, de los números pi- basada en el análisis ----<ligámoslo así- cíentíñco del elemento'
tagóricos, etcétera). Mientras se volverá provechosa y a me- perceptivo.
nudo aceptable la aplicación de una metodología que esté ba- y aquí aparece el verdadero núcleo del problema que qui-
sada en la teoría de la información, en la cibernética, en el siera examinar en este capítulo: qué debe considerarse dado y
análisis factorial, en la investigación operativa, etcétera. Lle- qué experimentado, qué innato y qué adquirido en el ámbito
garía a afirmar que estas técnicas se adaptan a nuestras for- de la percepción visual del artista y del crítico. Y para lograr
mas artísticas, mientras se adaptan mal a las antiguas, preci- esto, será necesario siempre referirse a algunos de los prin-
samente debido a una analogía constitutiva entre arte de hoy cipios básicos sostenidos por corrientes recientes de la psico-
y ciencia de hoy, arte de ayer y ciencia de ayer logía, que antes hemos examinado.
Estas consideraciones deberían, además, hacemos reflexio- Por otra parte, es verdad que el hecho de ser conscientes
nar sobre la necesidad, por parte de una crítica que quiera ser de algunos procesos perceptivos determinados, podrá permi-
verdaderamente moderna y provechosa, de valerse de medios timos una mejor comprensión de la misma función perceptiva.
de investigación actuales y no de medios anticuados (cosa que, Un fenómeno, por ejemplo el estudiado por Gibson, según el
a pesar de todo, se hace aún en más de una ocasión: la crí- cual la presencia en un cuadro de textura gradients (graduacio-

92 93
nes de textura) es capaz de determinar un efecto espacial par- "carga" de las formas aisladas, a la más o menos alcanzada
ticular, permitirá justificar la eficacia de tal empleo en algunos
globalidad de la imagen. De este modo, quizá, podremos en-
cuadros de los que no se comprendería de otro modo la sin-
contrar una respuesta también a la delicada cuestión de un
gular carga perceptiva (pienso en ciertos cuadros de Dorazio).
"significado de arte" que no sea reducible a su "contenido"
Tales explicaciones, si no valen para determinar un juicio
(verbal, semántico, literario, conceptual), pero que sea inhe-
de valor concerniente a las obras tomadas en consideración nos
rente a su misma estructura íntima, y que, precisamente por
permiten al menos valorar con mayor seriedad y fundamento el
el hecho de que ésta se vuelve fruible por sus características
porqué de algunos efectos, a menudo verificados sin el cono-
formales, pueda considerarse suficientemente universal.
cimiento del artista, pero que indudablemente se apoyan sobre
La importancia de semejante hipótesis es obvia: precisa-
bases suficientemente sólidas.
mente en una época como la nuestra, en la que la amplitud de
experiencias artísticas cada vez más excepcionales y subjetivas
9. Percepción y significado. y por lo mismo cada vez más separadas de un credo univer-
sal, corre el riesgo de hacer considerar inexistente toda regla
Pero hay un último sector que quizás aparece todavfa como
y toda posibilidad de juicio, es reconfortante poder creer que
~a la~na ;~ un planteamiento estético basado en investiga-
-más allá de las diferencias estilísticas y culturales, y hasta
ciones cíentíñcas, y es el que concierne a la valoración del sig-
de algunas reveladoras diferencias perceptivas, instauradas con
nificado de la obra de arte. Dando toda la importancia al mo-
mento perceptivo, a las consideraciones en tomo a la mayor el tiempo-- existe todavía un principio formativo, común al
o menor legibilidad de la obra, las investigaciones psicológicas arte y a 1& ciencia, al hombre y a la naturaleza, y que se presta
para constituir la base significante de toda obra de arte.
parecen de pronto olvidarse de contemplar el arduo problema
del "significado". y puesto que (como ya debería ser bien conocido por to-
Que un significado sea inmanente a la obra bien puede dos) cada época cultural ha tenido, además de su proceso par-
ser una concepción a no descartar, y se comprende cómo en ticular formativo, su particular actitud perceptiva (que puede
tal caso incumbe al espectador llegar a poseerlo a través del también va.iar hasta el punto de considerar consonante en
acto mismo de la percepción. Pero no creo que sobre este cierta época un intervalo musical que, en cambio, parece diso-
r.u.nto baste .sos~ener, como quieren, algunos gestaltistas, que nante en otra), este hecho probado por investigaciones históri-
SI la expenencia presenta caractensticas de un significado
cas y por estudios experimentales, nos dice qué importancia
sólo por esto esté ya cargada de significado". ¿Deberemos en- tienen para una crítica inteligente tales conocimientos cientí-
tonces admitir que el significado artistico debe identificarse ficos.
con un análogo sígnificado confíguracional? Deberemos, entonces, concluir que una critica científica es
Si nos, contentáramos con criteríos decididamente gestálti- posible y hasta augurable. Lo cual no significa que sea siempre
co~, podríamos ~ostener que, en definitiva, el significado es- necesario sujetar una obra de arte a investigaciones e indaga-
tético equivale siempre a la organización de la obra, o sea a ciones de orden experimental. Pero sería oportuno que el crí-
las relaciones entre las partes y el todo, a la "bondad", la a' tico, antes que valerse de una vacía fraseología idealista, antes
que aplicar a la obra de arte vacuas disquisiciones sentimenta-
94
95
les o elogiosas,' antes que tejer en tomo a ella castillos de pa-
labra, enfáticas y redundantes '-<jue nada añaden a la realidad
de la obra'- estuviera dispuesto a acercarse a ella provisto de
un bagaje seguro de nociones técnicas; científicas, históricas,
que le permitiesen sumar el cociente intuitivo, del que no debe
andar separado un juicio crítico, con el cociente cietudico, que
está en la base de toda la estru.ctura de una época cultural.

1. " Sign os de los albañiles" trazados sobre los cristales de los edificios en cons-
trucción para indicar la presencia de éstos en las ventanas.
Elemento simbólico-comunicativo " popular" que ha entrado en el uso común y es
todavía altamente significativo, pero que está en vías de adquirir carácter em-
blemático.
5. Inscripción con letras amalgamadas.
El uso de inscripciones con letras amalgamadas a punto de transformarse en una
mera figuración gráfica, pero todavía legibles, es un ejemplo del proceso de deseman-
tización de signos gráfico-tipográficos, muy frecuente hoy en día. Su capacidad in"
formativa resulta aumentada por la relativa dificultad de la lectura.

6. Marca de fábrica con la le


tra M (diseñada por Cario Dra
di para la Montecatini).
La marca es un ejemplo típico
de comunicación por medio de un
signo de carácter emblemático
2·4. Símbolos religiosos y astronómicos (Pax, cruz gamada, planeta Marte o signo que asume por sí mismo un as
masculino). pecto autopublicitario gracias
su evidencia gráfica, y un aspecto
Son signos en los que ha desaparecido casi totalmente la relación con la referencia simbólico porque expresa una re
inicial, mientras que se ha institucionalizado su significado simbólico secundario. lación institucionalizada.
7. l signo de la "mano".
Es una: señal que facilita una in-
formación precisa e institucionali-
zada, pero en este caso el aspec-
to "estilístico" del signo es anti-
cuado y, como consecuencia, su
eficacia informativa ha sido par-
cialmente "consumida" J

8. Piedra "hallada" en Panarea.


Esta piedra, que ha sido perforada así por la naturaleza, adquiere un cociente
semántico (antropomorfismo evidente) por el mero hecho de haber sido selec-
cionada y aislada; y, como a tal , puede adquirir un valor artístico, tanto más
si se tiene en cuenta la aportación evidente del encuadre fotográfico.
9. Ca bez a de mármol de Ate nea Le m nia (sll-:Io V a. C.), 10. La mism a Io tog raña por Vill aoi (Bolonla).
Museo Cívi co de Bol oni a (fotog rafía A lina ri, Flo rencia).
'puntos de vista', a o bjetos fot ografiados, ha ce qu e
Un ejem plo flagrante de los eq uívocos in terpret at ivos ést os adquier an carac terístic as est ilística mente unita-
de bidos al en cuadre fot ogr áfico . Véase página 33: "En ria a.. , " De ahí los numerosos equívocos sobre la in-
la afecta ción del en cu adre, qu e o frece del objeto un a terpretación de ob ras de art e antiguas de acuerdo co n
visión co mpletam ente difer ente a la origina l, la a plica- esquem as actua les, y las paradoj as informativas que
ción de co nsta ntes est ilísticas ac tua les, de ac tua les se siguen de ellos.
12. Bruno Munari: Gradaciones de textura
obtenidas mediante ent recr uza m iento de re -
11. Franco GriJ:nan l: "Cabe za de negro" , 1959 (fot ografía realizada co n lentes tículos cuadrados,
deform antes). Demuestr an la "entro pización" del signo inicial
l a modificación de la " legibilidad" de la imag en y los eq uívoc os inter pretat ivos y la posibilidad de o btener n uevas imágenes
e info rma tivos qu e de rivan de ella . co n una eficacia gráfica y estética disti nt a.
14.16. Panele s expuestos en " Ita lia
61" , T urio, 1961. Ideados por G iulio
Confalonieri e IIio Neg ri.
Ej emplo de esquema representativo
que simboliza la evo luci ón de la for - '- I
ma en el trabajo tecn ológico: 1) En
1861 el tr ab aj o es preval en tement e
manual; el instrumento (ute nsilio)
se compone de do s form as disti n-
tas: la emp uñad ura par a las ma nos
y la punta para el trabajo ; 2) al
instrumen to simple sigue el "in stru-
mento del inst ru mento" (engra na je);
3) el inst r umento (máquina) se en-
cierra en un a carrocería (cá rter), en
la qu e se p ract ican ag ujeros y hen-
diduras; par a el t rab ajo manu al se
utilizan sola me nte los mandos.

13. Enzo Mari: "Com pos ició n en mad er a, cartó n y t émper a" , 1957.
La importa ncia de l elemen to perceptivo, de la gradación de la textura , etcéte ra. en
la realización de a lgunas obras fig ur ativas act ua les.
17. Rocas de Mé nec (Morbihan), regl ón megalítica de Ca rnee.
El valor "se má ntico " de estos menh ires se ha perd ido (según algunos auto-
res , podría trat arse de monumentos astro nó micos) y permanece exclu siva-
mente su va lor formal y estético. 18. Catedral de Taxco (México), siglo XVII I.
20. H órreos del pueblo de Gom barros (Pontevedra),
Esta s constru cciones de típi ca "arquitectura espo ntá nea" sirven de gran ero s,
y para evita r el acce so de las rat as se apoyan sobre pilares altos separado s
del pla no del ed ificio por un a gran pie-dra plana. Apoyados so bre auténticos
19. Iglesia católica de Co rte, D resd e, siglo XV II I. "pilot is" , adquieren un ca rácter de modernidad invo lunt ari a y al propio tiem-
A rquite ct o: G aetano C hiaveri . po pueden confundirse (po r la pre sen cia de las cru ces) con edificios ded icados
al culto. Par a quiene s no conoce n su funció n, par ecen " ilegibles" , porq ue su
D ifusión del barroco en los paíse s más influido s por sema nticidad ya est á " consum ida", aunqu e sobrevi ve el interés po n el aspect o
la Co ntra rreform a.
fo rma l del edificio.
III

COMUNICACION A TRAVES DEL LENGUAJE


NORMAL Y ALIENADO

l. Palabra e imagen.
He intentado ya en otro lugar 1 precisar algunos fenómenos
que están en la base de nuestro mecanismo perceptivo, sobre
todo respecto a la instauración de UD "significado" del que
nuestras percepciones están provistas, y en aquella ocasión. he
analizado algunas de las principales teorías (gestálticas, tran-
saccionistas, funcionalistas) que se han ido alternando en tor-
no a tales problemas. Quisiera hoy volver sobre este punto, que
está aún muy lejos de ser desentrañado, y que, creo, no llegará
nunca a serlo ya que toda nuestra existencia de hombres más
o menos racionalmente equipados e intencionados gravita pre-
cisamente en relación con el cociente lingüístico que a menudo
está en la base. Y esto porque el lenguaje -entendido en su
más vasta acepción de complejo sígnico-semántico- es, de
todas las actividades humanas, aquella que más prevé y re-
clama UDa formulación conceptualizada de nuestro patrimonio
imaginístico, y porque sólo a través de una concatenación sim-
bólico-semántica, es posible, al menos hasta hoy, cualquier co-
municación entre seres pensantes 2. Quizá será posible, un día,
imaginar y también realizar un "pensamiento sin palabras" que

1Cfr. Divenire, pág. 33: Percezione e transasíone.


2Véase a este propósito un útil resumen bibliográfico del tema,
obra de Tomás Maldonado, en el "Bolletino" de la Hochschule
für Gestaltung de Ulm, julio 1959, donde entre otras cosas se afirma:
21. Nave de hornos de Montecatini-Soederberg, Bolzano, "La comunicación entre los hombres se efectúa por medio de signos...
1959.
Ejemplo de "semanticidad falsa" en la arquitectura J!lo- 97
derna: la vista en perspectiva de esta nave ofrece la ilu-
.Ión de una iglesia. La tipología arquitectónica moderna
no ha hallado todavía una "semantización" exacta.
De momento debemos considerar como problemática y
sea asimismo transmisible y que permita una instantánea veri- como hipotética toda experiencia que escape a la transferi-
ficación del pensamiento ajeno 1; que permita del mismo modo bilidad en términos de una lengua hablada o de un sistema
una acción a distancia (y esto sin necesidad de recurrir a un simbólico-semántico, y que pueda volverse eficaz sin estos ins-
material narrativo de ciencia-ficción que nos presente miste- trumentos, o sin otras señales (auditivas, visivas o tangibles)
riosos seres sub o ultrahumanos los cuales hayan desarrollado que le sirvan de vehículos. Por esta causa, haremos -muy a
facultades "paranormales" que les permitan alcanzar este, para pesar nuestro-- abstracción de todo aquel hipotético y fasci-
nosotros todavía hipotético, vehículo comunicativo 2). nante universo de acciones, de reacciones, de representaciones
que por azar pueden desenvolverse en una dimensión translin-
La comunicación sin signos, realizada únicamente por medio de seña- güística, y nos limitaremos a intentar analizar algunos fenóme-
les, no es una comunicación específicamente humana. Los animales
entre sí y las máquinas, también entre sí. se comunican por medio de nos perceptivos y siguificativos dentro del ámbito de su verifi-
señales. En estos casos, en el mundo animal. el signo se presenta como cabilidad lingüística y discursiva. Séanos permitido, sin em-
un "esquema innato (K. Lorenz. 1942),,"; entre los más importantes bargo, hacer aún un breve paréntesis en torno a la cuestión del
textos citados recordaré: L. ApOSTEL, B. MANDELBROT y A. MORF. Lo-
uíque, /(fngage el théorie de l'information, PUF, París. 1957; A. J, AYER, llamado "pensamiento hablado" o ímaginado.iya que -si bien
Language, Truth and Logia, New York, 1946 (ahora traducido al ita- una imagen nuestra, no discursiva, deberá poder ser transfe-
liano); E. G. BALLARD, Art and Analysis, La Haya, 1957 (este último de rida a palabras, dibujos, gestos para volverse transmisible, para
escasa importancia y que repite investigaciones ya conocidas): G. 8EnG-
MANN. The Metaphysics oí Logicaí Positivísm. New York, 1954; F. DE poder ser comunicada a los otros- también es verdad que
SAUSSURE, Cours de tinguisüque générale, 3.& ed., París, 1955; S. Ut.t- ésta podrá ordenarse en nuestro interior sin necesidad de tales
MAN, Tite Principies of Semanücs, Oxford. 1957; además de los ya con-
sabidos textos de Mortis. Ogdcn y Richards. Peirce, Langer, Carnap, instrumentos.
varias veces citados. Hoy día, se acepta ya que, según las circunstancias y los
I Véase además Maldonado ("Bol1euino" clt., pág. 70): "Hasta individuos, se da una forma de "pensamiento por imágenes"
ahora no ha sido nunca posible constatar empíricamente una comum-
cación sin signos, sin señales animales o físicas. Si este contacto etéreo junto a un "pensamiento por palabras". Y el primero de el\os
fuera posible. debería parecerse quizás un poco a la "comunicación" sería, ciertamente, anterior al segundo, tanto filo como ontoge-
de los parapsicólogos y de los metapsicólogos. Pero incluso en estos néticamente.
casos sería necesario aún examinar si los fenómenos acústicos y ópticos
del pretendido "fluido psíquico» no pueden ser también definidos como -Tal pensamiento por imágenes, que con toda probabilidad
..signos". y no sólo como señales", . constituyó la única forma de pensamiento en los tiempos re-
-s La posibilidad de un sistema comunicativo translingülstico no
deja de cautivar a muchos autores recientes de novelas de ciencia fic-
motos, en los cuales la palabra no era aún articulada, existe
ción; véase, a modo de ejemplo, este pasaje sacado de la novela JI Furd, todavía en casi todos los hombres, y es la única forma cogita-
de ROMAN VOJNCAINO, Roma, 1958, pág. 46: "Cuál no fue su sorpresa tiva que nos permite una dilatación o una reducción fuera de
al ver que una multitud de criaturas estrambóticas los esperaban... eran
seres incoloros y su forma recordaba la de una nube irregular. .. Los los esquemas espacio-temporales, entre los que estamos, o es-
bilzoaeretanos (se trata precisamente de los habitantes de un misterioso tuvimos desde la infancia, condicionados y constreñidos.
planeta sobre el que han desembarcado los terrestres) no emitían ningún La imagen (y con este término me refiero aquí a la especie
sonido. pero se contorsionaban cambiando de forma a cada instante.. ,
aquel modo extraño de asumir formas distintas era debido a su único de cuadro mental aún no conceptualizado a través de la expre-
medio de comunicación, semejante a un gesticular continuo... los terres- sión verbal, pero ya lleno de significados), puede ser instan-
tres entendieron lo que las extrañas criaturas les estaban diciendo., ;",
99
tánea, separada de toda sucesión temporal, aglutinante, sincre- creer que la fuente misma de la percepción, así como de
tística, retrógrada, y transdimensional... Su extensión puede la sucesiva expresión sígnica, deba buscarse e indentificarse
darse --como, por 10 demás, para su hermana: la imagen oní- aquí l.
rica- superando las barreras de la común consecutio lempo- Por lo demás, como ya había notado Korzybski (aunque
rum y consecutio «spatiorum» y puede, por lo tanto, adap- sea en forma aproximada), la relación entre percepción y len-
tarse también a una forma nuestra de "pensamiento puro", guaje no puede ser considerada como limitada solamente a un
matemático, científico, como quizá ningún otro pensamiento nivel nominal y abstracto, porque incide profundamente sobre
"articulado" conseguiría hacerlo (parece, por 10 demás, que toda la personalidad de cada sujeto, y directamente, del grupo
el mismo Einstein afirmaba valerse de un "pensamiento imagi- étnico. Según los nexos lingüísticos, sus articulaciones, según
nístico" no verbalizado en su actividad creativa matemática '). las reglas sintácticas, fonéticas, cadenciales, que se han venido
instaurando en una lengua, en un dialecto, se altera, modifica
2. Percepción y lenguaje. y condiciona la más intima personalidad del hombre, condi-
ciona su Anschauung del mundo y de las cosas, sus mismas
Es igualmente sabido, pero muy a menudo olvidado por los facultades perceptivas, fruitivas, creativas. Me ha sucedido en
lingüistas de estrecha observancia, que tal pensamiento imagi- más de una ocasión observar cómo el hecho de haber nacido,
nístico y no verbalizado, está mucho más cerca de la vasta red o mejor crecido, en un determinado país, y por ello haber
simbólica en la que se hunde el hombre cada vez que se pone adoptado con substancialmente el idioma, trae consigo conse-
en contacto con elementos primordiales, mágicos, oníricos, ar- cuencias que parecen reflejarse también en ciertos elementos
tísticos. La aparición en la mente (¿o deberemos decir en el del psiquismo humano que, en términos rigurosos, no deberian
magma eleetrocoloidal hipotalámico, más bien que en las estra- estar influidos, sino que deberían más bien depender de razo-
tificaciones corticales?) de elementos simbólicos más o menos nes hereditarias, "somáticas", antes que adquiridas e imitatfas.
diferenciados, acompañados al menos de componentes cromá- Valga, como ejemplo, el caso de muchos sujetos nacidos de
ticos, plásticos, gráficos, hace que sea ésta precisamente la padres extranjeros que han perdido no sólo toda característica
verdadera manera según la cual se instauran sucesivamente las idiomática de los padres (10 cual sería lógico), sino que han
formulaciones lógico-lingüísticas de cada individuo, y nos haga perdido también la posibilidad, de la que los padres estaban
provistos, de "aplicar el oído" a otras hablas, a otros acentos,
1 Véase, a propósito de esta facultad de la mente de crear una
imagen global (en este caso musical) separada de toda te~poralidad: ~l
1 Véaose: ALFRED KORZYBSKI. The Role 01 Úlnguage in tñe Per-
conocido fragmento de la carta de Mozart en que descnbe su posibi-
lidad de "visualizar" en la mente todo el fragmento musical fuera de ception Process, y Science and Sanity. 3.- ed., Lakeville, 1949; Language,
toda duración: "Das Ding wird im Kopfe fertig, wenn es auch lang ist, Thought and Culture (a cargo de Paul Henle), The University of Mi-
sodass ichs hernaeh mit einem Blick gleichsam wie ein schénes Bitd im chigan Press, 1958, con ensayos de R. W. Briwn, l. M. Copi, D. E. Du-
Geiste übersehe (¡una óptima definición de "imagen..!) und es auch laney, Charles Stevenson; y también EDWA1lD SAPIll, Conceptual Cale-
gamícht nacheinander wíe es hemach kommen muss, in der Einbildung gories 01 Primitive Languages, en "Scíeace", 1931, 74; Y Selected Wrít-
hóre sondem wie gleich alles zusammen". Creo que nunca se ha dado ings 01 Edward Sapir, a cargo de D. Mandelbaum, Berkeley, 1949; y
mej~r descripción de una imagen que demuestre la posibilidad de una ROBERT BLAKE, Perception, an Approach lo Pe,.sonality, The Ronald
contemporánea percepción de UDa sucesión en el tiempo. Press, New York, 1951.

tOO 101
como, por contra, sucede con individuos de otras regiones, y bueno), lo que basta para permitir una diferente "actitud ante
que se comportan en todo y por todo como si fuesen "por san- la realidad" en quien se haya adueñado de esta particularidad
gre" de origen autóctono. Una observación similar puede ha- lingüística. Y lo mismo puede afirmarse del uso del reflexivo,
cerse a propósito de sujetos emigrados desde algunos países de la presencia al menos de los "modos" y de los "aspectos"
(Alemania) a Inglaterra o América, o también desde Italia a verbales, de la existencia del "presente histórico", etcétera.
países "eslavos" (la conocidísima facilidad de los eslavos de La incapacidad (citada por Sapir) de algunas lenguas "bár-
aprender otras lenguas y "aplicar el oído" a otras pronuncia- baras" para usar verbos en tiempos pasados o futuros está li-
ciones' ignoradas por italianos o franceses, se adquiere en el gada a una condición de "presente continuo", de continuidad
decurso de una sola generación de individuos italianos o fran- en el presente, de imposibilidad de imaginar y de representarse
ceses trasplantados a estos países). En otras palabras, esas pro- el tiempo pasado o futuro como algo decisivamente ya no ope-
fundas cualidades "perceptivas", fruitivas y expresivas que rante o aún por venir.
están íntimamente ligadas a un idioma, pueden ser, sin más, Korzybski, por ejemplo, llama la atención sobre la impor-
conquistadas también por quien, sin tener ninguna calidad ét- tancia (ya negativa) de la predicatividad en el lenguaje '; el
nica o cultural en común con el país, se ha adueñado cumpli- llamado lenguaje no-aristotélico, por él ideado (y que encontró
damente de la lengua desde la infancia. aplicaciones prácticas en diversos sectores: ejército, escuela,
policía), podría ser una nueva prueba de una realidad mucho
más teórica que cuanto hemos afirmado y podría tener serias
3. Interierencias entre lengua hablada y pensamiento.
consecuencias para una investigación sobre relaciones intersub-
Los ejemplos de interferencia entre lengua y pensamiento, jetivas.
entre modo de pensar y de ser y modo de hablar son infinitos No obstante -si nos atenemos aún a la distinción y a la
y nos llevarían demasiado lejos de nuestra materia '. Podremos dicotomía entre pensamiento por imágenes y por palabras--
señalar, por citar un simple caso, el hecho de que la lengua la dificultad de admitir un pensamiento, si se quiere privado
rusa ha eliminado (casi totalmente) la tercera persona del verbo de imágenes, o exclusivamente identificable con un concepto
ser en las frases predicativas (la rosa es roja, el pescado es lingüísticamente preciso (o sea identificable con una estructura
semántica, verbal), convierte siempre en más ardua esta cues-
1 Véase. a este propósito, el capitulo Comunicazione tra diverse tión. Es bien conocido ya cómo se da la posibilidad, muchas
lingue en el más reciente volumen de FERRUCCIO ROSSI LANDI, Signifi·
cato, comunicazione e parlare comune, Padua, 1961, donde están ana- veces comprobada, de una formación de conceptos (o sea de
I~zado~ muy agudamente algunos elementos actuantes ligados a la par- una actividad conceptual productiva y autónoma) aun sin un
tIcul~dad de un determinado idioma. A modo de ejemplo, pág. 222:
"Bl inglés califica, el italiano modifica ya en la denominación. En estado de clara conciencia (lo que permite admitir también aná-
inglés el mundo está dividido en piezas catalogables y denominables, loga posibilidad de una percepción que no esté ligada a un
cada una de las cuales puede ser después calificada ... El inglés rechaza estado de conciencia vigilante). En tal caso, el formarse, el or-
los términos abstractos". Es interesante también la cuestión planteada
por el autor a propósito de la relación entre "lengua-objeto" y "lengua-
vehículo" en el estudio de la comunicación a través de idiomas dis- 1 KoRZYBSKI, The Role etc. cit., pág. 180: "One oí tbe most serious
tintos y en la posibilidad de estudio de una lengua extranjera basándose inadequacies... was the belief in the uniqueness of the subject-predicate
en lenguas ya conocidas. forro of representatíon".

102 103
ganizarse y el mantenerse ele un patrimonio conceptual sería lenguas orientales) donde, junto al significado estrictamente ver-
posible aun en ausencia ele un acto voluntario y consciente. Lo bal, existe el siguificado imaginativo y figurativo que a me-
afirma Robert Leeper 1 cuando atestigua: "Experimentos cum- nudo se sobrepone y se integra al primero. Expresiones como
plidos sobre la formación inductiva ele conceptos han demos- las que se pueden sacar en préstamo de la fraseología del ze-
trado que... los conceptos pueden formarse y ser usados in- nismo (sobre la que volveremos) como wabi, sabi, satori, su-
conscientemente". miye, etcétera, se vuelven más comprensibles para nosotros
Por otro lado, existen testimonios precisos sobre la ligazón, -aunque iguoremos la lengua y el sistema ideogramático-
según algunos autores necesaria, entre concepto y palabra: ya tras habemos sido explicado el valor semántico y también fi-
Cassirer observaba cómo el niño aprende. a formar sus con- gurativo del ideograma o del grupo de ideogramas que cons-
ceptos a través del acto de nombrar las cosas y los objetos que tituyen estas palabras. Del mismo modo que nos será más claro
lo circundan 2. Y es sabido que cada uno de nosotrns ha expe- el significado de un determinado símbolo planetario o zodiacal,
rimentado muchas veces' cómo a un determinado nombre de alquímico o técnico, señalistico o algebraico, cuando hayamos
una lengua, extranjera pero suficientemente conocida, se liga penetrado en los orígenes históricos o iniciales.
un concepto que puede ser el mismo que el de nuestra lengua
materna, pero que puede también ser ligeramente distinto, o 4. Distinción entre conciencia; condicionamiento
notablemente distinto, y como tal intraducible. Valgan direc- y conceptlUllización.
tamente los ejemplos de concept, y de Begriff, de conciencia
y de Bewusstsein, para no hablar de la doble dicción alemana A este propósito me parece extremadamente importante
de Gewissen por "conciencia moral" y de Bewusstsein por proponer una neta distinción entre el "concepto de concepto"
"conciencia intelectual", y de la posibilidad de usar también entendido como facultad exclusivamente humana de awareness
el otro término Bewusstheit. Piénsese en los numerosos térmi- de determinados sucesos, y ciertas facultades pseudoconceptua-
nos intraducibles o difícilmente traducibles en italiano sacados les, pero en realidad instintivas, propias de los animales supe-
del vocabulario filosófico alemán o inglés, como Erlebnis, Wel- riores, en las que muchos psicólogos se han detenido.
tanschauung, inierence, assumption, Vorstellung, Begrijj, etcé- En otras palabras, si bien podemos admitir una posibilidad
tera, cada uno de los cuales posee su particular matiz que hace comunicativa que tenga lugar a través de una cadena de refle-
que sólo aprendiendo la otra lengua sea posible a una persona jos condicionados, inducidos en hombres o en animales me-
enriquecer su patrimonio, no sólo verbal, sino conceptual, con diante los procedimientos usuales (como sucedió con aquellos
nuevas expresiones y por consiguiente con nuevos conceptos. chimpancés a los que Kóhler enseñó los triángulos de diferen-
y esto para no hablar de la dificultad de adueñarse de concep- tes clases hasta obtener las consabidas "respuestas" asociadas
tos ligados a un ideograma particular (como en el caso de las debidas a un proceso de normal condicionamiento), no debe-
mos por ello pretender que se pueda hablar en tales condi-
1 "ROBERT LEEPER, Cognitive Processes, en "Handb. of Exp. ciones de "comprensión" por parte de los animales de "con-
Psych. ,New York, t951, pág. 755. ceptos como la triangularidad, la redondez y similares". Efec-
2 Cfr. ERNST CASSIIlER, Essay on Man, New Haven 1944 pá~
gína 132. ' , tivamente, el mecanismo comunicativo que se puede instaurar

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tomando como base sólo lo extrinseco de un juego de reflejos mino tanto al hombre como al animal, es probable que esté
condicionados no tiene nada que ver -{) mejor es de una sólo parcialmente en lo justo: se puede dar una inteligencia
naturaleza. distinta- con aquella comunicación intersubjetiva y también una conciencia preverbal, como se puede dar un
que se instaura a través del lenguaje simbólico (hablado, es- concepto sin presencia de imágenes visuales (y se puede hasta
crito, dibujado, o como sea) del cual el hombre se vale. Y si admitir un concepto separado totalmente de la palabra, de la
a efectos prácticos será posible emplear chimpancés en una expresión verbal), pero una base lingüística será, de todas for-
fábrica (como recientemente hemos leido en los periódicos) mas, indispensable para la formación de conceptos que tengan
e insertarlos en una cadena de montaje de una industria, ha- plena validez, que sean cumplidamente conscientes. Por lo de-
ciéndoles responder a los consabidos estímulos del hambre, de más, el mismo Piaget reconoce que la inteligencia conceptual
la sed, del sueño, no será ciertamente posible que con tales "se inicia solamente con la instauración en el niño de la pa-
medios consigamos una respuesta consciente, o sea una verda- labra".
dera y propia conceptualización del acto instintivo cumplido. El proceso a través del cual una percepción -ampliada
de los animales en cuestión. con todos los datos gestáltícos, experimentales y premonitores
De opinión contraria a la nuestra sao, en cambio, varios. que siempre la acompañan- se convierte en noción general
estudiosos, entre ellos, últimamente, el mismo Leeper 1, quien y creativa, es precisamente lo que permite que se verifique
admite que, también en los animales, experiencias discrimina- una conceptualización del mismo. O sea, el paso del estadio
tivas y condicionantes pueden ser identificadas con verdaderas sensorial al de una reiteración del proceso. Es decir, de una
y propias conceptualizaciones de las mismas. No basta, enton- posible verificación representativa.
ces -según lo que antes he afirmado---, el reconocimiento de Con esta evolución de lo percibido y con su volverse re-
material perceptivo para explicar el surgir de un concepto. petible y representable a voluntad, llegamos al siguiente y más
O sea, no es posible admitir una identidad de naturaleza. entre elevado estadio de la formación de un auténtico concepto.
lo percibido y el concepto (a menos que no se quiera, ya en No se equivoca Irving Copi 1 cuando al describir el desa-
principio, negar a la verdadera y propia percepción la posi- rrollo de los conceptos en los niños sostiene: "Los niños apren-
bilidad de instaura.rse en ausencia de un estado de clara con- den o adquieren un concepto estandardizado a través de su-
ciencia, lo cual, obviamente, es difícil de aceptar). Ni tampoco cesivas aproximaciones". Por eso, es \JO error identificar el
se puede identificar la representación con la conceptualización. conocimiento de una acción compleja -también la "lectura"
dado que, con toda probabilidad, es posible admitir la instau- de una imagen, de una Gestalt, de un determinado pattern-s-
ración de fenómenos representativos (a los cuales siguen im- con el de la conceptualización de la misma. En el niño, como
pulsos cinéticos) también en los animales, sin que por esto tales en el adulto, puede existir el conocimiento de acciones com-
representaciones sean evidentemente conceptualizadas. plejas y repetidas sólo cuando el estímulo sea adecuado, pero
Por consiguiente, cuando Piaget (La psycologie de l'intel- sin que por ello se deba admitir la noticia de tales acciones
Iigence) habla de "inteligencia preverbal", aplicando tal tér- y la inevitable formación de un concepto correspondiente a

1 Cognittve Processes, pág. 754. 1 En el citado volumen Language, Though and Culture, pág. 31.

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tales acciones. El conocimiento, pues, puede darse de forma ría ser imposible hablar de poesía o de religión como de algo
instintiva, automática, o como quiera decirse, y estar separado capaz de ofrecer conocimiento". Es evidente que una toma de
de un conocimiento de la acción cumplida. posición semejante y una tal dicotomía aparecen hoy a nues-
tros ojos como ingenuas y simplistas. Y es hasta superfluo ana-
lizarlas a fondo para reconocer su insostenibilidad. Sería igual-
5. Funcion simb6lica del lenguaje. mente ocioso inflamar las antiguas discusiones idealistas en
Pero lo que aquí sobre todo nos urgía era considerar la torno a la imposibilidad de considerar como "artístico" un
importancia, la posibilidad y los límites del poder comunica- poema que contenga anotaciones y digresiones morales o cien-
tivo de las palabras (o, mejor dicho, de la diversa posibilidad tíficas (Divina Comedia O De Rerum Natura), o el querer dis-
comunicativa que nos ofrece la palabra en las diferentes ocasio- tinguir entre el Dante poeta y el teólogo, entre Lucrecio artista
nes en las que ésta viene empleada: por ejemplo, en el caso o científico, etcétera. Y por otra parte, sería igualmente fútil
del lenguaje poético o del científico). A este respecto creemos continuar sosteniendo que un poema lo es sólo por la sono-
que han sido o son todavía muchos los equívocos, Y veremos, ridad de las palabras o por su valor emocional, no cognoscitivo,
analizando el pensamiento de algunos estetólogos americanos, meramente expresivo, sin consentir que tales palabras tengan
cómo toda una vasta construcción filosófico-crítica ha sido la más mínima virtud referencial, denotativa o descriptiva.
montada precisamente sobre tales consideraciones, que con- En realidad, la diferencia entre palabra poética y palabra
ciernen especialmente a la función "simbólica" del lenguaje. cientifica consistirá en el hecho de que la primera, además del
En realidad, aunque somos los primeros en reconocer tal fun- valor denotativo-cognoscitivo, posee también un valor "simbó-
ción (también en otro lugar 1 hemos insistido sobre la im- lico-emocional" que la segunda no posee (o posee sólo en
portancia de. admitir una especie de comunicación simbólica parte). Pero ¿por qué no puede poseerlo? ¿Quién nos dice que
a través de los diferentes lenguajes artísticos) creemos necesa- dentro de algunos decenios nuestros libros de texto matemáti-
rio a la vez precisar hasta qué punto tal situación simbólica cos o biológicos no puedan "vivir" sólo por sus cualidades poé-
pueda considerarse separada de la consabida acepción en la ticas? Lo importante, por consiguiente, es admitir la existencia
cual la lengua hablada viene entendida. de un significado implícito en la palabra que no sea mera-
Como hemos dicho, ya Ogden y Richards, en su célebre mente conceptual, sino en cierto modo patético. Pero es fun-
Meaning of Meaning', distinguían lo que ellos habían llamado damental en primer lugar tener en cuenta la importancia co-
el uso simb6lico y el emotivo de las palabras: "El uso sim- municativa que en ambos casos posee tal significado.
bólico consiste en aserciones... la organización y la comunica- Actualmente, somos del parecer -y difícilmente se podría
ción de referencias... El uso emotivo de las palabras es una no serlo-- de que un hecho comunicativo sucede no sólo a tra-
cuestión más simple; consiste en el uso de palabras encaminado vés de la lengua hablada de carácter "emotivo", sino a través
a expresar o suscitar sentimientos y actitudes" y aún: "Debe- de una hipotética lengua que fuese exclusivamente "simbóli-
ca". Veremos cómo esto es cierto incluso teniendo en cuenta
1 Cfr. mi Oscillazioni del Gusto, Lerici, Milán, 1958. la verificación, en casos patológicos, de un tipo de "comuni-
2 The Mell1ling 01 Mell1ling, 2.- ed., Londres, págs. 149 Y 158.

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cacion simbólica" 1 que también debe ser considerada como
tal. En otras palabras, se dan ciertos casos -en civilizaciones de juicios profanos que creen ver cierto "parentesco" entre
bárbaras, en personalidades psicopáticas, en edades prel6gi- arte moderno y arte de locos), así un estudio del lenguaje es-
cas, etcétera- en los cuales, precisamente a través de un tipo quizofrénico y demencial y de lo parad6gico de la comunica-
de lenguaje prevalentemente simbólico, se consigue obtener una cion alienada nos podrá esclarecer mejor los mecanismos lin-
comunicaci6n precisa que de otra manera sería imposible. güísticos y comunicativos normales. He aquí por qué en los
y con esta particular acepción, hablando de lenguaje sim- próximos párrafos trataré de subrayar aquel aspecto del len-
bólico, me refiero también a géneros de expresión diversos de guaje que parezca más significativo en algunos casos de graves
la palabra hablada, tales como manierismos peculiares, itera- modificaciones psíquicas, como la demencia precoz o ciertas
ciones motoras, disfraces, complejos "ceremoniales", que vie.. formas ansiosas, donde es precisamente el elemento comunica-
nen precisamente asumiendo un claro significado simbólico, el tivo el perjudicado en concomitancia con el elemento tempo-
cual -donde esté justamente interpretado-s- se podrá revelar ral, y me valdré de algunas investigaciones efectuadas en este
como cargado de posibilidades comunicativas. sector, sobre todo por Ludwig Binswanger 1, intentando definir
la doctrina en armonía (o en contraste) con un planteamiento
fenomenol6gico del mismo problema, tal como resulta de cier-
6. Lenguaje normal y patolágico y sus imerierencias,
tas formulaciones de Husserl, Para Husserl, la Weltvernichtung
Es precisamente en la posibilidad comunicativa completa- pone a la luz la vida de la conciencia. Y esta vida de la con-
mente peculiar del lenguaje patol6gico donde quisiera dete- ciencia (este Bewusstsein, identificable en el residuo fenome-
nerme brevemente. Porque, a menudo, sólo a través de un nológico que sobrevive a la "reducción") al encarnarse en el
estudio de casos patol6gicos o parad6gicos es posible llegar tiempo, y al volverse aquella lebendige Gegenwart, estará en
a una más recta interpretaci6n de los casos normales. la base de la experiencia originaria de la Lebenswelt,
Es ésta una ley que merecería ser aplicada con más fre-
1 A propósito de Binswanger y de su teoría filos6fico-psicol6gico-.
cuencia y que nos permitiría amplias incursiones no sólo en terapéutica. la Daseinsanalvse, véase sobre todo: Grundformen und Er-
el campo estético, sino en el sociológico, antropológico, etcé- kenntnís MenschUchen Daseins, Max Niehans Verlag. Zürich, 1953. que
recoge la "suma" de su pensamiento teorético. y De, Mensch in der
tera. Efectivamente, del mismo modo como basta considerar P~ychiat,i:, ~u~ther Neske Verlag, 1957. fundamental por el plantee-
cierto "arte de alienados" y confrontarlo con algunas de las miento psíquiátrtco de su pensanuento. Y sobre todo los cuatro típicos
obras más extremistas del arte moderno para darse cuenta del "casos" patológicos descritos en "Schweiz. Med. woch.", 1945, S;
"Arch. f. Neur. u. Psycb.", 53; "Monats. f. Psych. u. Neur.", 1952. S4
abismo que los separa (lo que permite superar la mezquindad y "Schw. Arcb. f. Psych. u. Neur.", 1949, 58. 69-71; y especialmente
I~s. de. EUen West, Lola Voss y Susanne Urban, que son los más sig-
1 Entre los primeros en proponer una distinción entre modo sim- niñcativos para.!os problem~s CJue. tratamos en este capítulo. Téngase
bólico e icénicc de significación es necesario recordar a PEIRCE. Collec- en c~enta tam~len los estudios italianos (en los que la Daseinsanalyse
ted Papers, Cambridge Mass.. 1932, H, 3. según el cual existirían tres ha Sido rebautizada como antropoanalisi, término demasiado equívoco
modos de significar. el ícono, el símbolo y el índice "a sing is an icon y que por esto no adoptamos) de los que han sido activísimos promo-
to the extent that it signifies in virtue of similarity" (por ejemplo: las tores sobre todo D. Cargnello y F. Basaglia. Recordaré aquí la impor-
palabras son "símbolos". pero las onomatopéyicas son también íconos: tante crítica del primero. aparecida en "Arch. Psycol. Neur. Psych.",
una carta tipográfica es un icono). J956; Y del segundo. Il mondo dell'incomprensibile schizoireníco attra-
verso la Doseinsanaivse, en "Gíorn. Psich. Neur.", 1953,81.
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111
Quizá Binswanger no ha tenido suficientemente en cuenta nica, y de la importancia de los estudios daseinsanallticos sobre
esta concesión husserliana, tal como viene desarrollada sobre el problema de la comunicación. Aquella comunicación que
todo en Eriahrung und Urteil. Pero está precisamente aquí, en los casos patológicos está, a menudo, completamente sub-
creemos, el punto de encuentro de las dos doctrinas, o, mejor vertida o se hace posible sólo recurriendo a un lenguaje sim-
dicho, el punto de encuentro posible (si no efectivamente inten- bólico neoformado. Mientras para el individuo normal la pre-
tado), entre el "tiempo" husserliano y el heideggeriano, del sencia de la duda permite "deshacerse de las opiniones pre-
que --como es ya conocido-e- el psiquiatra suizo ha tomado concebidas o de cualquier modo preconstruidas, y acelerar el
la mayor parte de sus teorizaciones cronopatológicas. empuje direccional hacia la búsqueda de la verdad", para el
La "subjetividad trascendental", que para Husserl es in- delirante, la direccionolidad misma es impensable. El encogi-
tencionalidad y continua revalorización del ser y del Dasein miento (la Schrumpfung) espacio-temporal del pensamiento,
humano y objetual, corresponde, por consiguiente, a la "subiek- que, como tendremos ocasión de ver dentro de poco, está en
tive transzendenz, der Angst" de la que Binswanger habla y la base de buena parte de la fenomenología delirante y que ha
que él contrapone a la objetiva trascendencia de la Physis. llevado a la "presentificación" de la ideación, que ha quitado
(Y veremos en seguida cómo precisamente el concepto mismo al paciente toda posible proyección hacia el futuro, que le ha
de delirio y ansiedad es capaz de justificar la detención de la hecho imposible acceder a un nuevo bagaje experiencial (ya
intencionalidad. Según una lógica un tanto simplista, podría- que toda nueva experiencia, como hemos observado hace poco,
mos añadir que, el Sinngebend de la subjetividad trascendental, está siempre dirigida al núcleo delirante y no puede sufrir nin-
está precisamente en el polo opuesto del Sinngebend del de- gún género de crítica), hace que en él el camino de la verdad
lirio esquizofrénico. aunque ambos son reductibles a un aná- esté totalmente -o al menos temporalmente-- interrumpido y
logo, si no idéntico, mecanismo perceptivo y constitutivo.) se pueda solamente abrir de nuevo a través de un mecanismo
Por esto, cuando Husserl sostiene que, para distinguir lo diferente del de la epoquización.
verdadero de lo falso, para alcanzar o "dirigirse hacia" la idea
de la verdad, es necesario aceptar la duda (ya que, a través ~e 7. La experiencia delirante según. Binswanger
la duda será posible deshacerse de toda opinión procedente y la interrupción de la continuidad temporal.
de la vida y de las experiencias pasadas, y -a través de un
retorno a Jo originario--- será posible reconstruir una nueva Para volver a reconstruir desde el principio, para llegar a la
verdad), obviamente, prescinde de aquella particularísima si- "nada de las opiniones" es necesario estar en condiciones de
tuación del enfermo mental, sobre todo del enfermo delirante, "presentificar", antes de encontrarnos constreñidos por una
para quien el delirio se vuelve convicción absoluta, incensu- presentificación involuntaria. La Weltvemichtung fenomenoló-
rable, incriticable, hasta ser imposible proponer la existencia gica será, pues, lo opuesto de la Weltvernichtung esquizofréni-
de la duda. ca. O sea, que mientras el hombre (normal) deberá o podrá
y es aquí donde encontramos casi una testificación de la partir de la Weltverníchtung para reconstruir una verdad feno-
veracidad (al menos dentro de estos limites) de la teoría bin- menológica, el paciente esquizofrénico estará obligado a con-
swangeriana en torno al delirio y a la mentalidad esquizofré- tinuar viviendo la negación del mundo (del mundo de los otros)

112 113
y no podrá ya salirse de ella, si no es a través de mecanismos table (como la descrita a propósito del caso Urban, y en ge-
psicológicos y terapéuticos muy complejos y a menudo inal- neral, en cualquier otra análoga), la Neuheit des Neues o sea
canzables. todo aquello que puede aparecer como experiencia no vivida
Intentemos, ahora, definir -al menos provisional y apro- y aún por vivir, y, por consiguiente, por "sufrir", se trans-
ximadamente- lo que puede considerarse como experiencia forma en Schreck: en terror.
delirante. Ya que solamente de este modo nos podremos aven- A la normal "potencia" (MachI) de la experiencia natural
turar a adelantar algunas hipótesis de trabajo acerca de la se contrapone la extrapotencia (Vbermacht) del tema del te-
estructura temporal, lingüística y, 'en general, comunicativa de rror (Schreckensthema), y este hecho puede ayudarnos a com-
tal experiencia. prender el significado exquisitamente temporal que viene ad-
La experiencia delirante del esquizofrénico -y sobre este quiriendo la Erstarrung des Daseins, que podriamos definir
punto creo que el acuerdo es casi universal- está inmersa en como la petrificación del ser presente, el paro del normal ritmo
una particular estructura temporal, en la que la continuidad existencial, la monstruosa y viscosa detención de todo reco-
-aquella que Binswanger llama la Erstreckung- está global rrido en el tiempo hasta alcanzar el otro tan tí pico estado de
e irremediablemente alterada. "Nosotros no estamos aún en "paro catatónico", donde precisamente la iteración misma de
posesión ni tan siquiera de una ontología de la experiencia un ritmo o de un movimiento, dentro de la fijeza de su deve-
natural. ¿Cómo podremos, pues, adquirir una conciencia de la nir se identifica con la anulación del mismo ritmo y con su
experiencia delirante?", se pregunta Binswanger '. transformación en un "nada cronológico", un durar, al que
Precisamente considerando un caso como el de Susanne falta la participación vigilante, o en el que ésta --donde aún
Urban (del que aquí se habla) se puede constatar como "Das se dé--- viene substancialmente disociada '.
Dasein, schon vor der Urszene (sieh zeitigt) in einer Erfahrung Esto -y queremos desarrollar aún más lo que por parte
in der die subjektive Transzendenz... überwiegt" 2. Este tipo de Binswanger son solamente indicios- podrá también expli-
de experiencia -todavía no delirante, pero ya alterada- no carnos la posibilidad de un proseguir inalterado de la tempo-
se enfrenta a lo "nuevo" de manera abierta y libre (como su-
ralidad dentro de esos niveles mentales que han quedado in-
cede con la experiencia normal), sino "reserviert sich einen
demnes o quizá sólo empañados por el mal, y su posible des-
Erfahrungsbereich, von dem sie das Neue auszuschliessen bes-
pertar en caso de una curación, causando así el retroceso en
trebt ist" s y donde la "novedad de lo nuevo" adquiere el ca-
rácter de la coacción, o, directamente, de la interrupeión de
1 La situación temporal aquí descrita viene a ser. en cierto modo,
la continuidad temporal. En una estructura temporal tan ínes- el cuadro opuesto al que aparece --en el individuo normal- desc~to
por Husserl (Logische Untersuchungen, Il, l. pág. 259). Véase también,
1 L. BINSWANGER, Studien zum Schizophrenie Problem, "Schw. a este propósito, ENZa PACI, T6I1Ipo e relazione íntenzionale in Husse~l,
Arch. f. Neur. u. Psych .... LXX, 1952. 1. "Arch. di Fil.", 1960, pág. 26: "El tiempo para Husserl es... flUJO
2 BINSWANGER, Studien etc. cit., pág. 23: "El Dasein, ya antes de de la conciencia (Briebnisstrom}, pero la conciencia que fluye no es
la escena inicial, se temporaliza dentro de una experiencia en la que la pensamiento puro: es vida intencional, o, mejor dicho, intencionaJidad
trascendencia subjetiva adquiere superioridad". tungente", Esta "intencionalidad fungente", como veremos, falta pre-
3 "Se reserva un territorio de la experiencia de la que se esfuerza cisamente en el tiempo esquizofrénico.
en ahuyentar toda nueva experiencia".
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114
la nada de toda la "corteza perceptiva" disociada, y que ha
quedado atemporalízada, punto es aún posible un alargamiento, una ampliación de la
conciencia (normal) a través de los datos de una experimen-
tación delirante. Hecho éste que presenta un notable interés,
8. La "Schrump/ung» de las estructuras temporales y la> rela- no sólo práctico, sino también teórico. La importancia "prác-
ciones entre componente lingüistico y cronológico. tica" de esta cuestión es indudable si se tiene en cuenta que
"En el entumecimiento del complejo Dasein -dice el mis- precisamente uno de los deberes básicos que el Daseinsanaiyse
mo Binswanger-, el tiempo estaba, por así decir, parado... se ha prefijado es el de obtener una especie de comunicación
e~ Dasein no existía ya en el verdadero sentido de la palabra" '. con el enfermo insociable, precisamente a través del sistema
Sin embargo, también el inmovilizarse del tiempo, su Erstar- antropoanalítico '. Y para obtener tal comunicación, y para
rung. es una modalidad temporal precisa. Es aquella modali- poder valorar los medios mejores para instaurarla, es obvio
dad "in der das Dasein... auf sich selbst als nacktes Grauen que el análisis del Dasein deberá valerse sobre todo del len-
zurückfiillt" C'en la cual el Dasein retrocede en sí mismo como guaje. Por consiguiente, si el examen del componente tempo-
desnudo horror"). ral, de su coacción o de su dilatación, es uno de los medios
Aquí se nos. presenta una cuestión que nos parece de no- más fecundos para un diagnóstico fenomenológico del esquizo-
table importancía, sobre todo si queremos considerar la po- frénico, el lenguaje será uno de los más idóneos para instaurar
sibilídad de justificar una manera de "experimentar" y de una nueva comunicación y llegar por consiguiente a una pa-
"aprender", y po~ consiguiente de entender, por parte del pa- sible terapia. Como ensayo de la particularísima cualidad co-
ciente esquizofrénico, tanto lo que hace referencia a su Erlebnis municativa del lenguaje esquizofrénico podría citar un caso
temporal, como, en general, todo Erlebnis delirante. En efecto, (actual, por cuanto me consta que es inédito) donde aparece
mientras sabemos que en el individuo normal toda experiencia claramente la importancia del elemento simbólico-metafórico
s~ e~mple paso a paso, acompañada por una continua expe- como vehículo comunicativo 2.
nencia hec~a .sobre la base de las experiencias ya adquiridas,
y, por consiguiente, con el ritmo que procede, sea en el tiempo, 1 Cfr. BINSWANOER, Der Mensch in der Psychiatrie, pág. 16: "Der
sea en el sumarse de los momentos perceptivos, en el caso de Mensch in Daseinsanalytischer Kommunikation als Daseinspartner na-
hezubringen". Un interesante estudio sobre el tema de la comunica-
la experiencia delirante, ésta "dreht sich... stiindig im Kreise ción en psiquiatria es el de AOOSTlNO PIREI.LA, Contribum alla psíco-
herum" (pág. 26). Por esto, antes de alcanzar una ampliación patoíogía della comunicazione umana. en "Neurone". 1956, 14, donde
de la experiencia y, a través de ésta, de la conciencia, se tiene se pone en relación la comunicación de los enfermos mentales con las
investigaciones de Monis, de Wiener, de Goldstein y de Head. Es allí
aquí una ampliación sólo a cargo de la experiencia delirante donde viene indicada la importancia del "encuentro" (Begegnung) como
ya que tal experiencia no está sujeta a ningún "control sin~ medio terapéutico usado por el Daseinsanatyse y donde se refieren al-
que viene aceptada tal como se ofrece al paciente mismo". gunos ejemplos de escritos de esquizofrénicos para demostrar la nece-
sidad de comunicación de estos enfermos.
Sobre este particular podríamos preguntamos hasta qué :.! Por esto, si el conocidfsimo estudio de la Séchehaye (La réali-
sation symbolique, Berna, 1947) ponía de relieve la decisiva eficacia
1 Studien ere. cit.• pá¡. 24. del elemento simbólico como arma terapéutica; si en los trabajos, sobre
todo de Piro ("Acta Neurologica", 1958. 6), aparece evidente el au-
116
117
9. Transposición lingüística cion simbólico-lingüística y podían cómodamente resultar in-
de una [orma simbólica. tercambiables l.
Por lo tanto, la importancia que puede adquirir el compo-
Muy a menudo, como es ya sabido, el esquizofrénico. se de- nente simbólico como elemento comunicativo, encuentra en la
dica a construir un concepto paradójico, donde los nexos nor- personalidad esquizofrénica una particularísima confirmación.
males asociativos son subvertidos y donde puede ser particu- Como es conocido por medio de muchas investigaciones sobre
larmente evidente la presencia de un ligamen lingüístico. En el el lenguaje esquizofrénico' y por la terapia que con dichos
caso en cuestión, una paciente ebefrénica, cuyo delirio estaba enfermos se puede emprender, mediante presentación a los
polarizado sobre elementos simbólico-fálicos con evidente re- mismos de material simbólico, a menudo la comunicación in-
gresión a un estadio oral de la sexualidad, solía hacer largos tersubjetiva que ha sido parcial o totalmente destruida a través
discursos y proponer prolijas cuestiones en torno al empera- del lenguaje normal es, en cambio, aún posible a través de un
dor de Alemania (Kaiser). Este aparente interés por la vida de "lenguaje simbólico", y, directamente, a través de cualquier
la corte en la Alemania prebélica (no se piense en este caso forma de comunicación simbólica, también translingüística (y
en ninguna posible "interpretación" de la jerga del término me refiero a formas gráficas, pictóricas, miméticas, cuya justi-
Kaiser) no constituía en realidad más que la transposición lin- ficación sea la de volver a expresiones de una particular sim-
giiistica de una forma simbólica; la de la "pera Kaiser" cuya bología individual que puede ser reconocida en Jos mismos
conocida forma puntiaguda había impresionado a la paciente, rnanierismos, ceremoniales, iteraciones, y tantos otros, carac-
especialmente después de haberla asociado con la de la "perita" tcristicos de esta forma patológica), Podremos, por consiguien-
de goma de la cual, durante su infancia, había hecho uso con te, en este caso, aceptar también la opinión de los que sostienen
que el estadio simbólico (metafórico) del lenguaje precede, y
frecuencia. En este caso, el elemento lingüístico -en un se-
no sigue, al concreto. Lo cual nos llevaría, a pesar de todo,
gundo tiempo conceptualizodo paradáiicamente-:-- tenía un va-
a admitir como probable una capacidad perceptiva (en un
lor simbólico sin duda preverbal. Y, además, se puede notar
a menudo en los esquizofrénicos la tendencia a objetivar en 1 A propósito del valor simbólico de elementos figurativos y de
forma concreta un concepto que, en un sujeto normal, sería una posible terapia basada en la búsqueda de elementos simbólicos a
o permanecería solamente "abstracto". Así, en el caso antes través de la pintura (espontánea o provocada) tanto en los niños como
en los adultos. véase el interesante trabajo de MARGARET NAUMBURG.
descrito, la palabra Kaiser -tanto la pera-fruto como la pe- .,IJe Power 01 tbe tmage: Symbolic Proíectíons in Art Therapv, "Annu-
rita-fálica- venían asumiendo un mismo valor de concretizll- al Meeting of the American Psych. Association", 1960; Y sus prece-
dentes trabajos Psvcboneurotic Arr, y Sclüzopbrenic Art: íts Meontng
in Psychothcrapv. Y también el trabajo de M. NAUMBVRG y JANET CALD-
mento del halo semántico, la distorsión y la dispersión del mismo y WELL, The Use of Spontancous Art in Aflalyticolly Ortented Group
las relaciones que existen entre lógica y lenguaje en el patrimonio lin- Theropy, en "Acta Psychoterapeutica. Psychoscmatica et Orthopaedago-
güístico de dichos enfermos. en el caso al que me refiero aquí puede gica" , 1959 (supl. vol. VII).
parecer evidente la efectiva posibilidad de una comunicación intersub- 2 Cfr. K. GOLDSTEIN. Le Langage schizoírénique, "J. Gen. Psycb.".
jetiva entre el individuo normal y el delirante, limitada al uso de una 195],45; F. BARISON, Le Maníérisme schiz .. "L'Evol. Psycb.". 1953, J;
componente simbólico-metafórica en el instaurarse de una relación co- M. LoRENZ - S. COBD. Language Behavíonr in Psycboneurotic Patients,
municativa. "Arch. Neur. Psych.". 1953. 69. 6; etc.

IIH
plano simbólico aconceptual) de la que participarían tanto los sido enriquecido por nuevas adquisiciones cognoscitivas cuan-
hombres como algunos animales superiores, y que nos permi- do ha sido reevocado por cl enfermo, ya en grado de criti-
tiria replantear la importancia, no sólo poética y estética sino carlo, y no aparece en absoluto como un periodo de ofusca-
incluso psicopatológica, de la actividad metafórica en el seno ción absoluta o de absoluta separación de la realidad.
del elemento lingüístico, del que aquélla constituye ~omo Queda pues en el aire (no nos consta que Binswanger se
bien se sabe-- una parte integrante. De este parecer es tam- haya pronunciado decididamente sobre esta cuestión) hasta
bién Binswanger cuando afirma que "la lengua ocupa en el qué punto la experiencia hecha a través de un Dasein delirante
Daseinsanalyse un papel de primer orden", y llega a asegurar pueda ser devuelta y repuesta dentro del recorrido de un ritmo
que la metáfora es "la hija predilecta del Daseinsanaiyse" 1 vital normal.
ya que en ella aparece muy claramente de qué manera el En efecto, según el psiquiatra suizo, la nueva Erjahrung
Dasein del hombre "über sein Sein auspricht". (Téngase en no debe ser considerada como un alargamiento de la normal
cuenta que en el término mismo de Dasein está implicito tanto Erjahrung, sino como una simple Bestiitigung de aquélla. Lo
el estar (de sein-estar aquí en sentido espacial) como el estar cual equivale a admitir una decisiva diferencia respecto a la
aqui-ahora (en sentido temporal). "Dasein es también dazu Eriahrung natural, consistente en una increíble Schrumpiung
seln", El análisis del estar, y por consiguiente del participar, de la estructura temporal, y, por consiguiente, en el sentido de
es, pues, el análisis de las relaciones intersubjetivas que pre- la pérdida de un efectivo futuro (pág. 27). La pérdida del fu-
suponen una componente comportamental y cronológica al turo del propio Dasein, o sea la pérdida de una posible pro-
mismo tiempo. yección de un tiempo presente hacia un tiempo futuro, cons-
tituye, a mi parecer, uno de los fenómenos más criticos de l.
personalidad esquizofrénica, y puede servimos para esclarecer
10. Comunicación deliran/e.
admirablemente algunos de los puntos más oscuros de este
Si ahora ~espués de este breve paréntesis muy a pesar delicado problema. Y aparece también aquí una de las dis-
mio insuficiente, dedicado a la componente lingüistica de la tinciones esenciales para proponer entre las dos opuestas y
personalidad esquizofrénica ya. su valoración por parte de contrapuestas entidades de "delirio" y "ansia", o si queremos
Binswanger- retrocedemos a cuanto hemos precisado antes decirlo de otro modo, de ciclotimia y esquizotimia, para evitar
en torno a la posibilidad de un "alargamiento de la concien- la confusión del ansia del melancólico y el ansia del delirante.
cia" a través del experimento delirante, en tomo a la impor- Para el primero, en efecto, la ansiedad radica en la espera an-
tancia a dar, en general, al elemento cronológico en esta forma siosa de alguna.desgracia (muerte, enfermedad, pobreza), des-
morbosa, podremos fácilmente deducir de numerosos casos de gracia que, aun en su inminencia, es siempre una proyección
esquizofrénicos curados, o cuanto menos salidos del estado hacia un futuro, a cuyo encuentro se dirige el enfermo. Por
de alienación completa, cómo incluso el periodo disociativo ha el contrario, en el delirio --especialmente en el persecutorio,
de influencia, etcétera- se trata de la suplantación del Dasein
1 Der Mensch in der Psychiatrie, pág. 26: "Oer Daseinsanalvse en el interior del Unheimlich: lo terrible, lo espantoso es in-
Iiebstes Kind". minente, y no proyectado hacia un tiempo futuro.
120 121
La misma "pérdida de la presencia" 1 que, como se sabe, cante, en la condición de delirio, sea agudo o crónico, existe
constituye una de las más angustiosas situaciones en que puede una relación de principio y de continuación. Pero la dirección
caer el hombre en cuanto ser consciente y racional, y que para esta continuidad, más o menos ordenada, de sucesos, es
--cuando es advertida- lo enfrenta al estado de falta de un suministrada por el Dasein, no por una trascendencia objetiva,
presente efectivo 2 (además de un futuro efectivo, como Bins- sino por la trascendencia subjetiva debida a la ansiedad.
wanger afirma) no alcanza probablemente una Unheimlichkeit Toda nueva experiencia parte, pues, de este siguificado de-
tan decisiva. La Vorerwartung des Bedrohlichen (de la que se lirante, por el cual cada nuevo Erlebnis viene adquiriendo el
tiene un ejemplo típico en el caso de Susanne Urban) se vuelve, mquebrantable siguificado de lo terrible, de lo persecutorio.
pues, como espera ein Gewdrtigen: una espectativa, pero una Binswanger cita, a este propósito, la conocida' frase de
espectativa no existencial, en cuanto que de esta espera no es Merleau-Ponty: "Percibir siguifica empeñar todo un porvenir
dado volver hacia atrás, a un efectivo presente en el sentido de de experiencias dentro de un presente que no lo garantiza
lo "momentáneo". Imposibilidad, entonces, de resarcirse en lo nunea del todo. Siguifica ereer en un mundo" '. El ejemplo
instantáneo del presente. Por consiguiente, una espera que no que nos viene ofrecido por los enfermos de Binswanger (desde
tiene ni un punto de partida desde un presente, ni una espec- la Urban a Ellen West, Lola Voss, etcétera) ofrece una ul-
tativa hacia el futuro. terior dilatación a una tal concepción, con la diferencia de que
Se llega, por lo tanto, a una comunicación, pero no a una mientras para el hombre normal, para el normal Dasein, no
comprensión experiencial '. También en la experiencia deli- está nunca garantizado el futuro que viene inmerso en el pre-
sente por la experiencia perceptiva, para el Dasein delirante,
1 Por "pérdida de la presencia" entiendo aquí la sensación cons- el futuro experiencial está garantizado sin dudas ni vacilacio-
cíeme de una pérdida de la propia individualidad. también, y sobre
todo, en individuos "normales". es decir, prescindiendo de toda con- nes, por su presente 2.
dición morbosa preexistente. Tenemos, pues, una coacción no s6lo temporal, sino espa-
2 A propósito de la "falta del presente" véase también Pací
(Tempo etc. cit., pág. 27): "La presencia es temporalidad. «dilatada»,
cial. Las dos dimensiones en las que se extiende nuestro per-
porque en ella hay, ante todo, el pasado como presente, retenido en el cibir son modificadas y aplastadas, el Erlebnis pierde por este
presente, y el futuro esperado por el presente, como extensión del pre- hecho toda perspectiva. La duda, la incertidumbre que usual-
sente. El presente es siempre, por consiguiente, algo que se alarga ha-
cia el pasado y hacia el futuro: es un centro constituido por una pre- mente domina al hombre respecto a cada momento perceptivo
sencia que siempre, siendo presencia, se hace pasado en el presente y propio, aquella misma "duda" que ha inducido a Husserl a
futuro en el presente. El presente es algo que es tal porque se despre- proponer como primera exigencia de toda búsqueda la sus-
sentifica". Es precisamente la imposibilidad de la »despresentíiícacián»
la que se encuentra en el caso de la patología temporal esquizofrénica,
al menos en los casos de los que estamos tratando, y me parece que, por hier zwar wohl zu einer Kommunikation (im daseinsanalytischen Sinne),
esto, el análisis del tiempo tal como nos viene descrito por Husserl aber nicht mehr zu einer sachlicben Verstiindigung im Sinne der na-
(véase también el volumen de GERD BRAND, Mondo ía e tempo nei türlichen Erfahrung zu kommen".
manoscritti inediti di Husserl, Bompiani, 1960) es lo particularmente 1 M. MERLEAU-PONTY. Phénoménologie de la perception, PUF,
importante para poder reconstrujr el mecanismo, según el cual. con París, 1945, pág. 343.
teda probabilidad, se instaura también la subversión temporal en los 2 BINSWANGER. Grundformen etc. cit., pág. 30: "Der Daseinsraum
casos patológicos. ist hier so eng, dass, weder Platz noch Zeit ist für neue Erfahrungen im
8 BINSWANOER, Grundíormen etc. cit., pág. 19: ..... vermag es Sinne der Kontrolle jener Garantie".

122 123
pensión, es, por el contrario, extrañamente inexistente en el 11. La imencionalidad negativa.
mecanismo perceptivo del disociado. La certeza en la realidad y es aquí, para volver a cuanto hemos afirmado desde el
de cada singular percepción hace que la experiencia delirante principio de este capítulo al intentar un posible paralelo --o al
sea firme y no consienta ninguna critica por parte del enfermo. denunciar un punto de contraste-- entre la doctrina binswan-
Y, al mismo tiempo, la coacción del espacio existencial (del geriana y la husserliana, donde nos parece que se plantea la
Daseinsraum) dentro de los límites de una escena teatral en la cuestión quizá más decisiva para una interpretación de la per-
que se desarrolla el drama del delirio, puede encontrar su ver- sonalidad delirante respecto a la normal en cuanto a una toma
dadero punto de partida, su origen primero en una análoga de conciencia de los fenómenos temporales de la capacidad
límitación en un "encogimiento" (Schrumpfung) de las' estruc- comunicativa. Es precisamentefrente al delirio y al ansia donde
turas temporales. llega a cesar, o mejor, a estar puesta en jaque, la conciencia,
Por lo demás, lnclusc en una superficial observación de en la acepción más completa del término. Y quizá Binswan-
estos pacientes es fácil advertir la caducidad de las estructuras ger no se equivoca al considerar que precisamente frente al
temporales, o mejor dicho, su escasa importancia respecto a ansia (si no como él afirma también, frente a su polo opuesto:
la forma morbosa en aeta. En otras palabras: la ansiedad del el amor) viene a estrellarse la posibilidad de una conciencia
"tiempo que pasa", de la "duración incontenible" tan aguda intencionante.
en los ciclotímicos (con el natural aceleramiento o relajamiento El ansia -privada por naturaleza de objetividad y de di-
a cargo del "tiempo existencial" que puede fácilmente notarse reccionalidad- puede ser considerada como el aspecto nega-
en ellos) falta en los disociados. El ansia del tiempo conside- tivo de la intencionalidad '. Y ésta es la razón por la que la
rado desde fuera como una realidad, es sustituida por una li- intencionalidad cesa necesariamente ante la ansiedad y el de-
mitación del sentido del tiempo, que se transforma en elemento lirio. Naturalmente, tal contraposición no concierne a la re-
fenoménico y entra a formar parte de la Lebenswelt del en- lación entre consciente e inconsciente, ya que la toma de con-
fermo. Por eso, difícilmente nos será dado asistir a una objetiva ciencia husserliana concierne, precisamente, a la direcciona..
valoración del "tiempo externo" bajo la forma de componente Iidad intencional hacia una objetividad intencional y no a la
ansiosa sobre base temporal, como en cambio sucede en otros más banal distinción psicoanalítica entre material consciente o
estados psicopatológicos no esquizofrénicos. El mismo periodo inconsciente. En efecto, el ansia -afirma Binswanger- "es
disociativo --<luando es superado y se llega a una enmienda consciente en sentido empíricopsicológico, pero no es un cons-
del síndrome- se interpretará a distancia como un "tiempo titutivo real de una conciencia intencional" 2 o sea, en términos
alienado", en cuyas redes el pensamiento del paciente -a pesar husserlianos, se puede considerar como un elemento contras-
de todo vigilante, más allá de su situación de delirio- no ha tante la Mundanisierung o como una Aufhebung van Wel-
tenido un normal "recorrido en el tiempo". Un caso típico, y tlichkeit.
éste desde luego sintomático, se obtiene en las formas catató-
nicas de la demencia precoz, en la cual a la limitación tempo- 1 BlNSWANGER. Grundiormen etc. cit., pág. 643: "Die Angst ...
ral se asocia una limitación dinámico-cinética, con todas las als... auf eineo bestim.mten Gegenstand noch auf Gegenstiindlicbkcit
geriehtetes Sein, ist das eigentliche Negativum der Intenzionalitlit".
conocidas consecuencias que esto acarrea. 2 Ibid., pág. 643.

124 125
Será, pues, precisamente esta imposibilidad de llegar a una luntarla coartación mecanicista- al estado de suspensión y
actividad intencional, en la que se encuentra el hombre -y aún de abolición de la intencionalidad, y, por consiguiente, a lo que
más el disociado--- lo que puede constituir, a mi parecer, la puede identificarse como un estado disociativo semejante al
contraprueba de la necesidad que tiene el hombre (normal) de que -patológicamente- se nos revela en el delirio y la deten-
una constante y abierta intencionalidad '. Deberemos ponemos ción esquizofrénica.
necesariamente frente al enfermo -tanto más en un género
de enfermedad como la que viene a subvertir los normales
vínculos del mismo Dasein humano, a destruir la presentifica-
ción o a coartarla cuando no llega a anular el recorrido en el
tiempo--- como frente al ensayo, patéticamente viviente, de
cómo el hombre "normal" debería ser. (Y, quizá, paradójica-
mente, quisiera indicar que precisamente el hecho de llegar a
negar una intencionalidad operante en el hombre psicopatoló-
gicamente afectado ~omo en el hombre mecanizado y redu-
cido a mero robot de un posible porvenir- hace reflexionar
sobre el peligro a cuyo encuentro va la humanidad cuando
llegue a colocarse en una situación de "suspensión intencio-
nal".) La cual, obviamente, debe ser entendida como algo muy
diverso, mejor que opuesto, a la condición de "suspensión fe-
nomenológica". Poniéndose en la condición de Einklammerung
y llegando a ser por esto participe de todo posible desarrollo
en el tiempo, de toda posible apertura hacia experiencias iné-
ditas, el hombre se encuentra en la situación diametralmente
opuesta a la de quien llega -por causas patológicas o por vo-

1 Véase a este propósito la última parte del ya citado Mondo io


e lempo etc. de BRAND, y sobre todo el párrafo 24: "EI ser-futuro del
yo", donde dice entre otras cosas: "En su temporalidad originaria, el
yo está dirigido hacia adelante, está fluyente-hacia-delante, en el hori-
zonte de la protensión, que se amplía y se transforma en el horizonte
del futuro ... Yo me precedo siempre a mí mismo en cuanto soy direc-
cional, como yo futuro, como yo que vendrá. El pasado no es algo
que está a mis espaldas, algo que ahora "ya no es", pero que fue
«antes». El futuro no es algo con que toparé «más tarde", cuando el
tiempo habrá «transcurrido». En cuanto soy presente, he sido, llegado
a ser y estoy llegando a ser futuro".

126 121
IV

SIMBOLO y COMUNICACION EN LA ESTETICA


NORTEAMERICANA

L El aspecto semántico-metafórico de la obra literaria.


Quisiera anteponer dos palabras de justificación a este ca-
pitulo para evitar que se me acuse de insistir excesivamente
sobre un aspecto singular y parcial del problema simbólico y
comunicativo.
He creído oportuno adentrarme un poco más a fondo en
el examen de cierta reciente literatura crítico-estética america-
na precisamente porque me ha parecido muy fructífero para
los fines de mi tema. Cierto que, actuando así, he debido dete-
nerme en algunas cuestiones marginales, y no del todo ligadas
al tema central del volumen. Pero muy a menudo es precisa-
mente a través del examen de sectores periféricos como se con-
sigue iluminar mejor los sectores centrales, y el hecho mismo
de que una amplia literatura filosófico-crítica como la moderna
americana se haya dirigido a examinar el hecho literario y poé-
tico bajo el ángulo semántico-metafórico-comunicativo es una
prueba tangible '.
Ya el título de este capítulo pretende poner en evidencia
la voluntad de ofrecer un cuadro delimitado y especializado de

1 Este capitulo recoge en parte. y con aJgunas variantes. el CODw


tenido de mi ensayo Símbolo e meta/ora come strumenti di comunica-
zione neít'estetica americana, publicado en JI Pensiero americano con-
temporaneo, a cargo de Ferruccio Rossi-Landi, Edizione di Comumtá,
Milán, 1958.

129
científica. El encuentro después de búsquedas psicológico-ex.
la estética americana, afrontando solamente uno de los muchí- perimentales (por ejemplo las de las escuelas gestaltistas, como
simos problemas que forman parte de esta disciplina: el de la en la estética de Arnheim a la que ya hemos hecho referencia,
propiedad comunicativa del arte, de su capacidad de transmitir o las de las escuelas behavioristas y psicoanalítícas, como la
los mensajes intersubjetivos y de hacerlo a través de esta par- de Margaret N aumburg) con búsquedas analíticas y lingüísticas
ticular cualidad simbólica -más bien simbólico-metafórica- -yen general semiológicas- se ha hecho cada vez más fre-
que para muchos, actualmente, está considerada como su ca- cuente después de los fundamentales estudios de Richards,
racterística. Burke, Brooks, Morris, Carnap, Langer (representantes estos
El término "estética" se usa hoy en América para designar últimos, sobre todo, de una cierta dirección analítica) y después
la "sistemática exploración de las cuestiones que surgen cuando aquellos más genéricamente filosóficos de Dewey, De Witt Par-
los hombres reflexionan sobre su interés por la belleza natural ker, Bertram Morris, PraII, Pratt, Meyer Greene, Santayana,
y por los productos de las artes': (según Elíseo Vivas y Murray etcétera '. La estética, en definitiva, viene a ser considerada
Krieger) l. Pero la "estética" viene siendo también un territorio como una disciplina empírica. Como tal, debería sacar sus me-
cada vez más variado y fluido, en el cual se encuentran pro- jores enseñanzas de un. comercio directo con las obras de arte,
blemas de carácter no sólo filosófico, sino también psicológico, con la personalidad de los artistas, con el examen psicológico
antropológico y social. Y, especialmente por parte de Thomas de los espectadores: éstas son, efectivamente, las tres fuentes de
Munro 2, la estética tiende a ser considerada cada vez más toda actividad estética, activa y pasiva.
como una ciencia o por lo menos a investigarse con mentalidad De cuanto expondré espero que sobre todo pueda resultar
evidente un hecho: que existen modos diversos, a menudo con-
1 EUSEO VIVAS y MURRAY KaIEGER, The Problems of Aesthetica. tradictorios, de considerar el fenómeno estético, y que la "fi-
Rinehart & Co., New York, 1933, pág. 1; de EIiseo Vivas, dr. tam- losofía del arte" puede permanecer como tal aunque se des-
bién el reciente volumen Creation and Díscovery, The Noooday Presa,
New York, 1955. vincule de ciertas premisas idealistas que no quisieran dejarle
2 Thomas Munro, fundador y director del "Joomal of Aesthetics frecuentar la mala compañía de ciertas direcciones comporta-
and Art Criticism" -única publicación americana dedicada exclusiva- mentales, lingüísticas y psicológicas. El inmenso trabajo -a
mente a los problemas de la estética- ea una de las personalidadea
más activas en este campo. A él se dcbe el mérito dc acoger en su menudo muy serio y cuidadoso-- hecho por estas corrientes de
revista las tendencias más dispares del pensamiento contemporáneo, estudiosos anglosajones nos debería hacer reflexionar en tomo
desde los pragmatistas a los neopositivistas, desde los lingüistas a los
neotomistas, etc. Dc Thomas Munro véanse -además del fundamental
volumen The Arta and their Interretation, 1.- ed., 1be liberal Arta 1 Obras para frecuente consulta. y entre las mejores en el campo
Press, New York, 1949-:-, numerosos ensayos, como Aesthelícs and do la estética estadounidcnse, pero que no ofrecen especial interés para
Science: its Development in Americe, en "Journa! of Acsthetics and este ensayo, son: D. W. hALL, Aesthetíc Judgment, T. Crowell, New
Art Criticism", vol. IX, núm. 3, y The Concept 01 Beau'Y, en "Revue York, 1929; D. W. PRALL, Aesthetíc AnalysiJ, New York, 1936; H. DE
Intemationale de Philosophic", 1955, núm. 31. Otras revistas america- WITT PAltDIl, The PrincipIes of Aestñettas, 1.- ed., Appleton Century
nas que se ocupan, de vez en cuando, de eatética son: el "Journal of Crofts. New York. 1920; BEIlTRAM MonIS, The Aesthetic Procese.
Pbilosophy", la "Pbilosopbical Review", la "Pbilosophy ud Pheoome- Bvanston, 1943; TH:. MBYEB. GR.BENE, The Arta and the An o/ Criticism,
nological Reseerch", el "Journal of Psychotogy", y revistas literarias 1.- ed., PriDceton UoivcrsityPress. 1940j GEOIlGE SANTAYANA, The Senu
como la "Kenyon Review", la "Hudson Rcview", la "Partisan Review" 01 Beauty, Scríbner's, 1896.
y la "8ewanee Review".
131
130
a la importancia que pueden asumir estas nuevas directrices,
no sólo para la estética sino también para todo el pensamiento concealment, se esconde igualmente un ansia comunicativa, sin
moderno. la que no creemos pueda ni siquiera hablarse de arte.
De todos modos, hay que tener en cuenta que, en los úl-
timos años, especialmente en 10 que concierne a! enfoque de
2. «Acción simbólica» de la obra de arte. este problema en los países anglosajones, y sobre todo en Amé-
rica, se ha ido haciendo cada vez más evidente y acusada la
Por "comunicación" de la obra de arte entiendo tanto la
tendencia a analizar --con fines comunicativos-e- el elemento
comunicación activa como la pasiva, tanto la comunicación que
simbólico y metafórico en la obra de arte y a atribuir a este
de hecho se nos propone o sucede, como la comunicabilidad elemento los méritos o las culpas de la eficacia total de di-
(y por consiguiente, la fruición y la fruibilidad) de la obra. El cha obra.
problema de la comunicación concierne al núcleo central de La presentación casi simultánea en la escena americana de
toda investigación en torno al arte, ya que sin cualidad comu- numerosos trabajos enfocados en este sentido nos parece sin-
nicativa -del tipo que sea- debería negarse toda existencia tomática. Y bastaría citar los de Morris, de S. Langer, de Ri-
funcional al hecho artístico. Pero de aquí a afirmar una comu- chards, de Wimsatt. Intentaré, más adelante, analizar breve-
nicación necesaria y constante, hay mucha diferencia, sobre mente la posición de estos autores, pero ya desde ahora es
todo porque es siempre problemático saber hasta qué punto necesario hacer constar que incluso toda la vasta corriente de
el artista es inducido a crear por una voluntad precisa de co- pensamiento que aparece bajo el nombre de "New Critics"
municar a! prójimo los elementos de su creación y hasta qué (y que está estrechamente ligada con la "New Semantics") se
punto la creación experimenta a través del tiempo modifica- ha ido orientando hacia el estudio del elemento simbólico y lin-
ciones tan profundas como para volverse inexistente sin más. güístico en general,
Prescindamos de los que (como George Boas en un escrito) I Con toda seguridad se debe a Richards el mérito de esta
niegan sín rodeos la necesidad constante de la comunicación nueva dirección. Fue efectivamente Richards uno de los pri-
y junto a un arte que comunica (ar/ o/ comunica/ion) admiten meros en afirmar la necesidad de considerar la naturaleza se-
la existencia de un arte "que esconde" tan 01 concealment), un mántica de la poesía "como única forma de discurso" l. El
~rte que no quiere transmitir a los otros sus experiencias, que
tiende a quedarse hermético y egocéntrico. Nosotros, a este 1 Citado por W. ELTON, A Guide lo the New Critícism, The Mo-
dem Poetry Association, Chicago, que, en un pequeño fascículo, ofrece
propósito, advertiremos que Boas incurre en un error obvio, una clara ejemplificación de los principales motivos que informan la
el de no haber comprendido que, bajo la aparente voluntad de poética de este grupo. Cfr. del mismo A Glossary 01 'he New Criti-
cism, Chicago, 1944; siempre sobre New Criticism véase también la
importante obra de J. CROWE RANsoM, The New Críticísm, Norfolk
1 ~r: GEORGE BOAS, Communication in Dewey's Aesthetícs, Conn., 1941. De Richards véanse también, entre otros. The Meaning
JAAC (indicaremos de ahora en adelante con esta sigla el "Journal of o/ Meaning (en colaboración con C. K. Ogden, autor a su vez del inte-
~esthetics and Art Criticism), XII, 2; de George Boas véanse los dos resante volumen The Psychology 01 Art, New York, 1938), Len-
Import~tes vol~menes Wtngless Pegasus, Baltimore, 1950, y A Primer dres, 1923; Principies o/ Literary Criticismo 1924; The Philosophy 01
tor Critics, Baltimore, 1937. Rhrtoric, New York-Londres, 1936; lnterpretation in Teaching, New
York. 1938.
132
133
concepto es claro y lineal: según Richards, no se puede atribuir el estudio estético de Susanne Langer (del cual hablaremos des-
un valor estético a una poesía a la que no se ha reconocido pués con más amplitud), quien puso en la base de toda inter-
ante todo una cualidad semántica, o sea, su "querer decir pretación del arte la premisa de una función simbólica de la
algo". Por otra parte, Richards propuso también una neta dis- misma.
tinción entre las aserciones poéticas y las científicas, soste- También los New Critics empezaron a tratar de la accI6n
niendo que las primeras son inverificables y constituyen ciertos simbólica. Se referían con ello a la que sírve para distinguir el
pseut1o-.statemems, o sea aserciones que parecen tales, pero que lenguaje poético del común y científico. Distinción ésta ya
en realidad no lo son, con diferencia de las de la ciencia avanzada, como es sabido, por Camap 1, Y que según Burke •
que ~on~~ituyen las "~erdaderas aserciones". La separación en: servía para crear una separación netfsima y paradigmática entre
tre sígnificado emocional y referencial fue, por consiguiente, arte y no-arte. "El poema -afirma este autor-, es el acto
ya entonces invocada por Ríchards, y con tal separación pro- simbólico del poeta... un acto que, sobreviniendo como es-
puso una neta antítesis entre uso simbólico y uso emocional tructura u objeto, nos permite, como lectores; convertirlo en
del lenguaje. Tras este autor les llegó la vez a las escuelas se- acto" (re-enoct i/). Según Burke, el mismo hecho de considerar
mánticas de Chase, Hayakawa y Lee, Y más recientemente a el lenguaje como un medio de información y de conocimiento,
la de C. L. Stevenson (con su Ethics and Language) en insistir equivale a considerarlo bajo un aspecto semántico y gnoseo-
en la distinción entre lo que una palabra significa (means) o lógico que es extraño al arte. Porque para considerarlo en
sugiere (suggests). términos artísticos, es decir, como poesía tout court, debemos
Las investigaciones de Richards no se limitaron al elemento considerarlo como un "modo de acción". Es evidente, para
comunicativo del arte. Se extendieron también hacia el com- Burke, que la poesía como hecho artístico, es esencialmente
plejo problema del belief '. En efecto, como observa Elton identificable con su naturaleza simbólica, y sólo a través de
"una cuestión que agitó mucho a los New Critics fue si el leetor tal naturaleza simbólica es posible reconocerle una comunica-
debía participar al menos de la convicción del poeta para sa- ción con el lector-re-creador,
borear plenamente la poesía de éste".
Los argumentos del New Criticism se refieren sobre todo 3. La disputa entre .New Criticlsm» y la Escuela
a las artes de la palabra. Pero también las artes figurativas de Chicago.
fueron dominadas totalmente por los métodos analftico-sim-
bólicos, que se prestaban a ser aplicados tanto a este sector Creo que será oportuno, en este puntu, hacer al menos una
como al de la música. Precisamente de la música tomó ejemplo indicación sobre la disputa entre algunos expunentes del New
Criticism y la Escuela de Chicago, avivada sobre todo por la
. 1. Beliei: Me serviré de ahora en adelante exclusivamente del tér-
mlD.o inglés, que posee UD significado que sólo parcialmente puede tra-
d~cl~se en Italiano con las palabras credenza, Qpinione, posizione. con- 1 RUDOLP CulNAP, The Logical Synta:c 01 Longuage, ton·
vznZlOne. De, t~os mod,os. beliel se usa en este capítulo en la acepción dres, 1935.
de una conv!cclón.poselda t~nto por el artista como por el espectador 2 KENNEm BURKE. The Phi/osophy 01 Litera,., Forms. StutHe8 in:
~obr~ .una CIerta.circunstancia, convicción que puede estar y no estar Symbolie Actíon, Louisiana University Press, 194t. V~anse especial·
implícita en la MIsma obra de arte. mente los cap{tulos Semantic, Poetic MeQlling y MJUlca/ity in Ye,".

134 135
publicación del grueso volumen de ensayos recogidos por Cra- pío, es "siempre. sólo un «medium», un material, nunca ~na
ne 1 y que comprendía trabajos de Olson, McKeon, Maclean, forma" 1; 0, como afirma el mismo Crane (en su contestación
Weinberg y Keast. a S. F. Johnson) 2: "la vida de las mismas palabras no es
Este volumen ataca violentamente desde el principio la me- meramente verbal". Esta posición de los de Chicago proviene
todología crítica de Richards, Empson, Brooks, Heilman y Pen de la convicción de que el pensamiento es una actividad sólo
Warren para, después de examinar algunos escritores críticos parcialmente ligada a la palabra. Y en esto la escuela de.Crane
del pasado -desde Platón a Aristóteles, pasando por Longi- estaba en condiciones de oponerse eficazmente a la excesiva vo-
no, Robortello y Castelvetro-- llegar hasta el Setecientos in- luntad "verbalizadora" de otras tendencias anglosajonas. Pero
glés. Y termina proponiendo una nueva "poética", cuyos típi- el error consistió, más que en admitir un pensamiento puro,
cos ejemplos son suministrados por el ensayo de McKeon sobre al margen de las palabras, o, al menos, imaginístico y exi~tente
la poética de Aristóteles y por el ingenuamente socrático diá- en un estadio preverbal, en querer directamente desacreditar la
logo de Olsen, Dialogue on Symbolism. El primero de estos importancia de la palabra en el mismo "~echon poétic~. ~C:0n­
dos ensayos "ejemplares" está, en realidad, lleno de precisiones siderando la expresión verbal y el pensamiento como antíténcos
e interpretaciones muy limitadas y arbitrarias. El segundo pro- (como 10 son, por 10 demás, la forma y la materia para estos
pone una risible clasificación de la poesía en mimética, didác- estudiosos), se da el máximo valor a la forma. ~ sea a l.a
tica, simbólica y no-simbólica (donde -a modo de ejemplo-- "esencia" poética-, mientras el material expresivo (por ConSI-
la Divina Comedia está incluida en la categoría de poesía "di- guiente, la misma palabra poética) es considerado como un
dáctica no-simbólica"), simple "accidente" de la creación. El significado de la "palabra
Los autores de Chicago se pueden considerar, a grosso como acción", según Olson 3, es mucho más impo~~te q~e
modo, como neoaristotélicos, aunque ellos afirmen haber "con- todo lo que sea su siguificado verbal. Por esto, la principal dí-
siderado su aristotelismo como una imposición (commitmenñ ficultad en las traducciones, según este autor, na está tanto en
estrictamente pragmática y DO exclusiva" 2. Ya que, "lo que que el traductor obre sin respeto al considerar la palabra como
cuenta en Aristóteles no es tanto la aserción de una doctrina... ornamento o como dicción, cuanto que en sus esfuerzos por
como la contenida en la Poética ... cuanto el método mediante alcanzar una cierta manera literaria o un cierto ritmo, o quizá
el cual se derivan y fundamentan tales aserciones". por conservar el significado "literal", descuide conservar el
Es en este sentido que se desarrolla el ensayo de McKeon, significado de la "palabra como acción".
Aristotle's Conception of Language and the Arts of Language.
Es fácil darse cuenta, ya en las primeras páginas del volumen, 1 CRANE Critícs ere. cit., págs. 69. 553.
que su aproximación al lenguaje es muy distinta de la de un 2 Véase ia interesante disputa entre S. F. Johnson y Crane e~ .el
núm. 2, 1953, del JAAC, y precisamente el arti~o de JOHNSON, CrI~JC3
Empson y de un Brooks. El lenguaje, para Olson, por ejem- and Criticism a Discussion o/ the Chieago Maniiesto, y la contestacJ.ÓD
de CRANE, A' Reply lo Mr. Johnson. Otros importantes ensayos sobr~
1 R. S. CRANE, Critícs and Criticism: Ancient and Modem, Uní. el mismo argumento son los de W. K. WIMSATT Jr.• The Ch,cag'! Crí-
versity of Chicago Press, 1952, COD los ensayos de R. S. Crane, tics, en el volumen The Verbal/con, 1954, Y VIVAS, The Neo-Arístote-
W. R. Keast, R. McKeon. N. Maclean, E. Doesen y B. Weioberg. lians 01 Chicago, en "Sewanee Review", LXI, 1953.
2 CRANE. Critics etc. cit., pág. 12. 3 CUNE, Crines etc. cit., pág. 71.

t36 137
Si bien hay algo que puede ser admitido en tales asercio- Morris, como es sabido 1, en su artículo Science, Art and
nes, es decir, si minuciosos y extenuantes análisis de un solo T echnology distingui6 varios tipos de discurso poniéndolos, en-
término pueden decimos menos sobre una poesía que el aura tonces, en relaci6n con algunas dimensiones lingüísticas: el dis-
sonora, rítmica y plástica del poema entero, esto no quita re- curso científico (que evidencia la relaci6n entre signos y ob-
conocer que, sin un cuidadoso análisis del material lingüístico, jetos designados y que eqnivale a la dimensi6n semántica), el
también gran parte de la eficacia sonoro-rítmica acabe por per- discurso estético (que acentúa de manera especifica la misma
derse. N", s6lo eso: es evidente que el hecho mismo de querer estructura sígnica y que equivale a la dimensi6n sintáctica) y
separar la forma poética (artística en general) del "medium" el discurso tecnol6gico (que subraya la eficacia de los signos
• n el que dicha forma se encama (en este caso la palabra), lleva en el uso práctico de quien los utiliza: dimensi6n pragmática).
a una inaceptable dicotomía que resultará igualmente arries- Tales distinciones fueron después complicándose y enrique-
gada cuando la escuela de Chicago tome posici6n contra la ciéndose con ulteriores subdivisiones, pero esto ya no tiene
asimilaci6n de mito, rito y metáfora con el elemento poético. relaci6n con el tema del presente estudio.
De este modo, las geniales observaciones de Cassirer y de De este modo, la teoría sobre el discurso de Morris viene
S. Langer, según los cuales el símbolo artístico estaría cercano a ser únicamente un desarrollo de :a más generalizada teorla
al símbolo mítico y ritual, son desplazadas para dar lugar a una de los signos (semi6tica). Con el término "discurso estético"
concepci6n mecanicista, qnitando todo valor a los significados Moms define el tipo particular de lenguaje que está constituido
inconscientes y a la vasta marea de elementos simbólicos -qni-
zás a un nivel preverbal- en los que se ha nutrido amplia- 1 Existe sobre la obra de Morris un importante estudio de Rossl-
mente la poesía y el arte de todos los tiempos. LANDI, Charles Morris, Bocea, 1953; Y del rJ!ismo. una traduc:ci6~
Será oportuno ahora explicar, lo más sucintamente posi- de los Lineamenti d'una teoría de; segni, ParaV18, 1955; a Estos remi-
timos al lector para una exacta y cuidada interpretación de la doctrina
ble, la teoría lingüística que debía más que ninguna otra infInir completa del filósofo americano. Hago presente que en este ensayo
profundamente sobre los estudios de estética del último decenio me refiero sobre todo al planteamiento dado al problema por Charles
en los Estados Unidos: la de Charles Moms. Morris en sus dos ensayos Aesthetics and the Theory 01 Signa, en "Jour-
na) of Unified Science", VIII, 1939, Y Scíence, Art tur4 Technot.0KY,
"The Kenyon Review", I , 1939, págs. 23-40. Véase también el capitulo
La chiave semantíca della poesía en el volumen de GALVANO DELLA
4. Semiótica y estética en la obra de Charles MorTis. VOLPE, Critica del gusto, Feltrinelli, Milán, 1960, y algunas interpre-
taciones muy agudas del mismo como las «Jue. siguen en .la pág.. 234:
"Coherente hasta el final con la actitud semántico-pragmática en filoso-
El empleo de la teoría de los signos, puesta a punto por
Charles Morrís, en el estudio de ciertos fen6menos artísticos, Y.:
fía Charles Morris teórico del comportamiento en Signa, Language and
Behaviour (N. 1946: trad. ít, Ceceare, Milán, 1948), duda y se
contradice después en las conclusiones particulares, especialmente las
es, indudablemente, una de las más sugestivas y nos permite que conciernen a la semán~ca artística, por .10 que oscila eDtr~ el re-
reconocer la enorme ímportancia que, en la actividad humana conocimiento del signo estético como signo -lcóníco«, cuyo deSJg~atum
en general y en la artística muy en particular, corresponde al es un «valor» (de donde la obra artística, consistente en tales Ilgnos.
como ..signo de sí mísma») y la admisión de que uningdn signo es 'esté-
signo y a su "subespecie", el símbolo, tico' como tal-".

138 139
en la obra de arte como tal. Y en este sentido, son "discurso res. Esta última proposición, como es fácil comprender, es de
estético" todos los casos concretos de obras de arte, como un extrema importancia para nuestra tesis: es afirmar que el arte
cuadro, un fragmento musical, una poesía. El discurso en torno está en condiciones -precisamente a través .de su estructura
al arte es algo muy distinto. Que el arte es un lenguaje, que la simbólico-metafórica- de comunicar algo, aunque no sea ne-
obra de arte es un signo o un complejo sígnico, es obvio. Ya cesariamente en forma eoneeptualizada. De ahí deriva también
el hecho de afirmar que la obra de arte era "mímesis" (según el que la obra de arte no debe ser nunca considerada como un
la antigua doetnna griega, no del todo superada aún) quería compuesto de aserciones, esto es, de enunciados o de cualquier
decir que ella misma era un signo (advirtiendo que ni siquiera clase de expresiones que refieren algo en torno al mundo; el
en los períodos de más acusado naturalismo artístico se sos- discurrir estético no consiste solamente en signos cuya "ver-
tenía que la imitación estuviese limitada a una exacta repro- dad" sea objeto de prueba, de examen, de confirmación. Lo
ducci~n del .mundo externo~. Se trata, por otra parte, para "verdadero" transmitido por el arte no podrá nunca ser con-
MOrTIS, de SIgnOS muy particulares, llamados "iconos", esto frontado con lo "verdadero" del discurrir científico o lógico;
es, de imágenes que "imitan" sólo en el sentido de designar, y esto puede valer también como respuesta a la disputa en tomo
comprendiendo en sí mismas algunos, al menos, de los carac- al belie!, sobre la que tendremos oportunidad de volver a pro-
teres de los objetos denotados. pósito del lenguaje fílmico.
Por consiguiente, si la obra de arte puede ser considerada Las propiedades estéticas en sentido etimológico, esto es,
como un signo o complejo sígnico, se tratará de establecer la las propiedades intuitivo-perceptivas, adquieren la mayor im-
naturaleza de tal signo y la naturaleza de lo que por él viene portancia para quien estudia la obra de arte, ya que el signo
designado, o se~, la na~uraleza del "vehículo sígnico" y del estético incorpora en sí mismo los valores que designa y los
designatum. Segun Morns, el signo estético designa las propie- transmite directamente a través de los mismos vehículos síg-
dades de valor de la obra y es signo ieónieo (una imagen) en nicos: "el arte no hace, si no es incidentalmente, aserciones
cuan~o mcorpora. tales ~alores a un "médium", donde pueden en torno a valores; él presenta los valores a la experiencia di-
s~~ dJrectame.nte l~s~e~clOnados. En otras palabras, el signo es- recta". No es un discurrir en torno a valores, sino un lenguaje
tético es un signo icomco, cuyo designatum es un valor (va/ue). de valor. Y esto explica por qué la obra de arte, sólo siendo
Considerado bajo este aspecto, el artista es el que se vale de mera expresión de emociones, no puede proponer aserciones
u.o '''~edium'' para hacerle asumir el valor de una experiencia al modo de la ciencia. El lenguaje del arte puede solamente
sJ.gOlfJcante. Y la obra que resulta tiene --como icono-- la pro- presentar valores, no discutidos.
piedad de que el valor designático esté incorporado a la misma La teoría de Morris ha tenido muchos seguidores y muchos
obra. El fruente que percibe la obra de arte, tiene inmediata- detractores. Recordaremos aquí solamente la conocida polémi-
mente la percepción de un "valor", y no tendrá necesidad de ca con Ransom 1 y los ensayos que sobre esta cuestión eseri-
referirse a otros.objetos que el signo estético podría denotar
1 El ensayo de Morris Science, Art and Technology fue escrito
(a otras denotaciones). Por eso, el arte se puede considerar como respuesta a un escrito de Crowe Ransom aparecido en Ia "Kenyon
como aquel lenguaje que sirve para la comunicación de valo- Review",

140 141
bieron B. Ritehie 1 e Isabel Creed Hungerland 2. En cuanto a 5. La información paradójica de la ambigüedad.
la adopción del término "icono" en la terminologia estética, Llevando a su límite extremo la hipótesis de un principio
recordemos que, limitado al elemento lingüístico, ha sido usado antiinformativo aplicado al arte, o mejor, su característica de
recientemente por W. K. Wimsatt en el títolo mismo de su comunicar a través de un génerode "información paradójica" ,
volumen The Verbal lean 1, y nos place citar la definición que se llega a dar una importancia muy particular a aquellos ele-
da este autor, puesto que refleja toda una particular actítod mentos que sirven mejor para mantener la información artís-
de la estética americana tal como se ha ido desenvolviendo bajo tica en una condición de equilibrio inestable o para subvertirla
el influjo de las obras morrisianas. "El término icono --<lscribe por completo. Esto se verifica principalmente con el principio
Wimsalt- es usado actualmente por los escritores semióticos de la ambigüedad.
para referirse a un signo verbal que de algún modo participa Existen muchos documentos sobre la eficacia de la ambi-
de las propiedades o se parece a los objetos que él mismo de- güedad en arte, y es sabido que sobre este tema se han pola-
nota. .. La imagen verbal que realiza más a fondo sus capaci- rizado los intereses de muchos estudiosos. Diré más: es preci-
dades verbales es la que no sólo es una vivaz imagen sino tam- samente de ambigüedad que están francamente llenas algunas
bién una interpretación de la realidad en sus dimensiones me- figuras de literatos que descuellan en la historia literaria mo-
tafóricas y simbólicas" '. Recordemos después que, aún muy derna (valga por todos el ejemplo de Thomas Mann, que quiso
recientemente, el término icono ha sido usado por Herbert crear en ciertos personajes suyos la encamación misma de la
Read en las "Norton Lectures", leídas en la Universidad de ambigüedad, como característica paradigmática del artista).
Harvard P y ahora reunidas en el volumen lean and Image, Pero en el caso de algunos de los N ew Critics no es tanto el
donde con el término "icono", en el sentido de imagen figural, "personaje ambiguo", como la ambigüedad misma, lo que con-
el autor pretende defender su teoría, según la cual en la crea- sideran elemento de poesía,
ción artística habrá siempre una prioridad de la imagen sobre Efectivamente, como sostiene sobre todo Empson en Seven
la idea (conceptualizada). Types af A mbiguity " "las maquinaciones de la ambigüedad
están entre las primeras raíces de la poesía". Concepto obvia-
1 BENBOW RITCHIE, The Formal Structure 01 ,he Ats/hetíc Object, mente discutible y que ha sido atacado, por ejemplo, por Philip
en ¡AAe. III, 2. Wheelwright 2 y substituido por los de plurísigniíication (síg-
2 ISABEL CREED HUNGERLAND, leonie Sign and Expreuiveneu. en
JAAC. UI; y de la misma autora véase el interesante ensayo Poetic 1 WILLIAM EMPSON, Seven Types 01 Ambíguity, New Directions,
Discourse, University of California Press, 1958 . 1947. Véase sobre este argumento también el interesante capítulo Am-
8 W. K. WIMSATT Jr., The Verballcon (contiene también dos en· biguity, Added Dímension, and Submerged Metaphor en el volumen de
sayos preliminares escritos en colaboración con Moncoe C. Beardsley), R. P. WARREN, Understanding Poetry, 1952 (1938), Y. siempre sobre el
University of Kentucky Presa. 1954. principio de la ambigüedad, ELUAH IORDAN, The Aesthetic Object, pá-
• Ibid.. pág. X. gina 95.
6 HERBERT RUD, Icon and Idea. The Function 01 Art in the De- 2 P:HILIP WHEELWRIGHT. On the Semantics 01 Poetry, en "Kenyon
vetopment 01 Human Consciousness, Faber and Faber, Londres, 1955. Review", 1940; del mismo autor véase también The Burning Fountain.
H1 volumen ha sido compuesto sobre el texto de las "Charles Eliot A Study on the Language 01 Symbolism, Indiana University Press,
Norton Lectures" dadas por Read en Harvard en 1953-54. Bloomington, 1954, donde se hace una meticulosa distinción entre len-
guaje "expresivo" y "literal" (literal y expressíve},
142 143
nificación plúrima) y de multiple meanmg tSIgnlIlcauo múlti- interesantes para la separación conceptual entre estímulo y res-
ple). El argumento, por otra parte, ha sido más ampliamente puesta en la psicología de la percepción es el hecho... d~ qu.e
tratado por el mismo Empson en un siguiente volumen l. En existe una ambigüedad infra-regional" '. Hay, en otros ~nm­
el primer volumen en realidad el autor atacaba aquellos críticos nos una llamada "ambigüedad gestáltica" en la percepcion de
que no admiten una posibilidad de "explicación" de la poesía, confíguraciones idénticas por parte de sujetos diversos,y est~,
que permanecen estrictamente ligados a la teoría emocional que es uno de los postulados de las i~vestigacion~.' ges~;>ltísti­
(emotive), rechazando todo significado "literal" de la misma: cas es también una de las observaciones más ncas pa~a
"la belleza no explicada suscita en mí una gran irritación-dice nuestro tema. Efectivamente, la misma psicología nos ensena
Empson-, las razones que hacen un verso apto para provocar que dos figuras o dos imágenes. poéticas ~ueden dar l~gar a
placer, Creo que son como las razones para cualquier otra cosa. una notable ambigüedad en la interpretación de las mismas,
Se puede razonar en torno a ellas" 2. Razonamiento obvio y no hay necesidad de recordar que precisamente so.bre tal am-
-más bien demasiado obvio-- que ha sido siempre usado y bigüedad perceptiva se basan las técnicas proyectívas en las
que podrá serlo aún a propósito de todo el arte, pero que no que la ambigüedad gestáltica está provocada exprofe~o para
basta para esclarecer dónde empieza y dónde termina lo cog- obtener tests válidos sobre las facnltades de percepción, de
nitivo (cognitive) 8 y dónde lo emocional (emotive), dónde jue- ideación, etcétera, de los sujetos (típico, entre todos, es el test
ga la conceptualización de una imagen y dónde no. de Rorschach). . .. .
Existe a propósito del concepto de ambigüedad otro plan- He aqni, pues, un doble aspecto de la amblgu~~ad: ambi-
teamiento, psicológico más que estético, del que aún no po- güedad metafórica como muy eficaz elemento estético, y am-
demos prescindir. Quien examine efectivamente el mismo me- bigüedad gestáltic~, como elemento que permite aquilatar la
canismo perceptivo se dará cuenta de que éste está muy lejos percepción especializada que constituye sin duda una de las
de ser perfecto y que se presta a una particularísima ambigüe- particularidades psicológicas del artista y, en general, del re-
dad. Lo afirma también uno de los más agudos psicólogos ame- ceptor de obras de arte. . .
ricanos, Brunswick, cuando dice: "Una de las razones más Puesto que los seguidores de la escuela pSIcolÓgIca. de la
Gestalt han olvidado el aspecto simbólico del arte, reduciéndo-
1 W. EMPSON, The Structure o/ Complex Words, New Directions, lo a un hecho perceptivo provisto de cualidades formales auto-
New York. organizadoras, y por consiguiente dejan de consi~er~r los ~­
2 Cfr. The Structure etc. cit., pág. 12: "Unexplained beauty erou- pectos metafóricos y traslaticios, no me parecena Justo, .sm
ses an irritation in me... the reasons that make a line of verse likeIy
to give pleasure, 1 believe, are like the reasons for anything eIse; one embargo, silenciar que los más agudos de entre ellos, espe~,al­
can reason about them". mente los que, además del aspecto psicológico de tal doctnna,
3 De ahora en adelante adoptaré los términos "cognitivo" y "emo- investigaron el aspecto filosófico, se han dado cue.'lla del punt?
cional" para expresar los ingleses cognitive y emotíve; también para
evitar la confusión tan frecuente en muchos traductores entre cogni- muerto al que conducía la teoría de la Gestalt SI no era acti-
tivo, gnoseológico y epistemológico; como ya es conocido, en efecto vada por un r..rofundo injerto semántico-simbólico.
el inglés epistemological equivale a nuestro gnoseológico, para el que
usaré los términos "gnoseológico" y "cognoscitivo" indiferentemente,
manteniendo el término "cognitivo" como traducción de "cognitive". 1 E. BRUNSWICK. The Conceptual Frame Work 01 Psychology.
Tbe University oí Chicago Press, 1952.
144 145
Por lo demás, el hecho mismo de reconocer como una de dencia y los caracteres de la personalidad del artista, y se llama
las exigencias de la estética la coincidencia del significado y "isomórfico" precisamente porque demuestra la existencia de
de la forma, hace qu.e la ~orma, así entendida, se vuelva equi- una correspondencia formal entre el elemento pictórico (artís-
valente a una simbolización de la percepción. Aun admitiendo tico en general) y el elemento caracterológico y comportarnen-
que el proceso organizador que tiene lugar en la creación de tal del artista.
la forma simbolizada deba obedecer a algunas leyes particu- Desde un análogo punto de partida perceptivista, inicia
lares y constantes que llevan precisamente al constituirse de también la búsqueda estética Stephen Pepper 1, para quien nin-
l~ ,"bella forma" casi por una íntima e inderogable premedita- gún objeto es "estético en sí", porque el objeto artistico es
Clan: sm embargo, ~o se podrá considerar el arte como una "perceptivo", y por lo tanto "estético", sólo en relación al
mampulaclOll exc!u.slvamente formal de imágenes, prescindien- fruidor que ya tenía una experiencia de él a través de su per-
do de aquella actividad global creativa de la que el hombre da cepción. Para Pepper, por consiguiente, el objetivo estético--es
siempre pruebas. E? ?tros. términos, aun admitiendo que exís- decir, el objeto artístico percibido, que viene también definido
t~n CIertas característícas innatas y condicionadas por el am- como el objeto de una valoración crítica- tiene vida en cuanto
biente que h~en que el hombre se vea obligado a explicar viene ''percibido estéticamente" por distintos receptores y es,
e.n su percepción de los objetos algunas características percep, en cierto sentido, el resultado de todas las distintas "percep-
tIvas. constantes (que responden a las conocidas leyes de la ciones estéticas" de las que ha sido causa. Se vuelve así la
"mejor forma", de la "más elemental unidad organizadora" suma de los diversos juicios estéticos discriminativos.
etcétera), ?O hay quien no vea que en esta misma visión debe
entrar en Juego el elemento simbólico que constituye en cierto
sentido la pre~sa de buena parte de la creatividad humana. 6. El problema del «beliei »,
La lma~e.n arhstica, por consjguiente, puede ser considerada El problema de la ambigüedad, especialmente entendida
COffi? vahd.3 en ~uanto transmita la concepción del artista a en su acepción anticognoscitiva, tiene relación muy estrecha
través del SimbOlismo espontáneo de su forma.
con el del belie! 2. Se trata de decidir si el lector debe o no
E~te "simbolismo de la forma" no es solamente un medio participar de la convicción del poeta (tenga que ser de la mis-
para mterpretar el ambiente. Es también un reflejo de la per- ma opinión) al final de una recta fruición estética. Si, en otras
sonalidad del artista. En este sentido, por lo tanto no se trata palabras, es indispensable, o al menos oportuno, que, por parte
de aceptar el simbolismo fácil pansexual freudiano que hace del creador y del receptor, haya una identidad de beliei.
referencia ~on manó.tona insistencia a la fisiología del sexo. Es obvio que todo el problema, en apariencia un tanto sim-
Hay otro gen~ro de SImbolismo (que se puede definir con Arn- plista, encuentra una justificación por parte de quien admite la
h~lm com~ sl~bolis"!o isomórfico) que no se basa en preten-
dida, asoc~aclOnes vI~uales o en substituciones de un sujeto 1 STEPHEN PEPPEIl, The Basis 01 Criticism in the Arts, Harvard,
por otr~, sm~ en cualidades perceptivas inherentes a la misma 1945; del mismo autor, Further Consideratíons 01 the Aesthetic Work,
for~a visualizada. Un tal simbolismo sirve para determinar, a en "Joumal oí Pbilosopby", XUX, 1952.
2 A propósito del belieí cfr. MANUEL BILSKY, l. A. Richards on
traves de la lectura de documentos gráfico-pictóricos, la ten- Beliet, en "Pbil. and Phen. Researcb", XII, 1951.
146
147
presencia y la validez de un significado (meaning) además de
ras" solamente cuando hayan satisfecho alguna actitud emo-
una significación (signit~clllU:e) en la obra de arte, especial-
cional.
mente en la literaria. Y 810 embargo, fue precisamente Richards Sobre el mismo prohlema me place recordar un ensayo re-
quien pl~~;ó esta cuestión a través de su teoría de la "pseu- ciente de D. Aikensobre el beliet 1. ¿Hasta qué punto el beliet
doasercién ípseudostatemenn, Según este autor, la poesía re- es necesario para la aceptación de la obra de arte (especial-
sulta estar compuesta de aserciones que no son nunca verifica- mente de la literaria), hasta qué punto el dis-beliej impide la
bles científicamente (el lenguaje científico no es nunca identi- misma? Aiken ha intentado formular una doctrina genérica que
(¡cable. con el poético), y. de ahí deriva la imposibilidad de permita aplicar este término no solamente a los beliejs que es-
determinar hasta qué punto los dos tipos de beliei coinciden tán expresados en palabras, sino también a formas prelingüís-
entre sí y se sobreponen.
ticas de anticipación y expectación 2. Intenta, de este modo,
Diremos, por consiguiente, que, con toda probabilidad, hay combatir las posiciones estéticas que llamaremos "etimológi-
por pa:te d71 lector una recreación de la obra (como sucede cas" (o sea que, derivando el término "estética" de aisthanomai,
en la ejecución de un fragmento musical) con la suma de ele- no admiten su identificación con las cogniciones), así como
mentos personales. Sólo en este sentido se deberá entender aquellas formas de estética "perceptivística" que no quiere re-
la recta !ruición y comprensión de la poesía, y no como una conocer que también la percepción implica beliets preverbales
penetracl.ón del exacto significado o del exacto beliei del poeta. y no es por eso necesariamente una forma de conocimiento.
Considerando la poesía y su mecanismo formativo 1 Ri- Uno de los errores más comunes, según Aiken, es el de
chards sostiene qu~ "las palabras funcionan en una poesía de creer que lo que cuenta en la fruición poética es nuestra pe>-
dos m~neras esenciales: como estímulos y como símbolos (en sibilidad de formar imágenes y de derivar de ellas una satis-
el sentido más amplio)", Ahora bien. "no concierne al poeta el facción en la misma proporción que la derivaríamos de la per-
hacer as:rciones científicas... Sin embargo, la poesía tiene siem- cepción de un cuadro. Pero es obvio, en cambio, que nuestra
~re el ,~lfe de hacerlas". Aserciones que, a los más, parecen fruición poética depende sólo parcialmente de la capacidad de
falsas . El hech~ es que, en poesía, las relaciones lógicas no formar imágenes y esencialmente de la comprensión de aque-
entran nunca en Juego, y, en cambio, todo está detenninado llos elementos metafóricos que constituyen en cierto sentido la
por ~na organiza~ión ~:n0cional. Esto explica también por qué trama. Por consiguiente, es necesario, también. que "el signifi-
las pseudoaserclOnes de la poesía están guiada, y regidas cado conceptual de la misma. no nos sea tot aImente opaco"S .
por, la efIc~Cla q~e pueden tener sobre el sentimiento: por esta Esto lleva al autor a concebir una teoría propia, según la cual
ra~on, a diferencía de las aserciones de la lógica y de la mate- no es posible restringir la experiencia estética al siguificado
manca (aunque seria preferible hablar aquí de los "enunciados"
de la misma), las "pseudoaserciones" poéticas serán "verdade- 1 Cfr. H. D. AIKEN. Some Notes concerning the Aesthetic and the
Cognítive, en JAAC. xm, 1955, 3. que sigue al ensayo del mis.mo
autor The Aesthetic Relevance 01 Beíiei cit. y que ha sido ulterior-
1 I. A ...RIf?HARDS, Scíence and Poetry, 2.- ed., Kegan Paul Lon- mente profundizado en el mismo fascículo de la revista por ARNOI.D
dres, 1935: It IS not the poet's business to make scientific stat~ments ISENBERO, The Problem 01 Beliei.
... yet poetry has constantly the 8.Ir oí making statements". , lbid.• pág. 378.
3 AIKEN, Sorne Notes etc. cit., pág. 383.
148
t49
~:gnO~tii?vnoal '~Le los signos, prescindiendo de todo componente nificado en poesía, en tomo al surgir de ésta a partir de una
. a experiencia estéti
cebida como Mcrri . ca, pues, no puede ser con- base inicial rítmico-sonora, etcétera, aunque no ha llegado
o' rns sugiere, como una especie de razona nunca a una verdadera y propia sistematizaci6n filosófico-esté-
miento, o como un tipo distinto de símbolo como i di S L -
ger:,. No es sólo sensación... ni es sólo pe'r . ~ ca · . ~?­
tica del problema '.
de esta ni tam . cepcion o fmielan Evidentemente, la creaci6n artística de hoy ha venido orien-
tampoco' u ,püCObol una especia de sígnificado emocional ni tándose cada vez más -hasta en la misma mente del creador
n sim o mil" Tod ' ...
contra- en alguna. forma ~~o. .as ~stas ~~sas s~ pueden en- (y s610 algunos críticos enmohecidos no han querido tenerlo
.ser identtlicada con ella" 1 expenencía estetíca, ninguna puede en cuenta)- hacia una impostaci6n de pureza formal que pres-
cinde de cualquier conceptualizaci6n. Ahora son ya pocos los
poetas que creen, o imaginan, transferir al lector mediante sus
7. La función comunicativa de la poesia según Allen Tate. poesías algún "concepto". Pero son muchos los que piensan o
des';l ~ho de que el arte, sobre todo en nuestros días acuda esperan poder transferir la poesía "in toto".
as partes a refugiarse en s '(. ' El error, para usar palabras de Brooks, seria sostener "que
rico-simbólico, alejándose de tod ur::mpl,reo o limbo) metafó- la poesía comunique una idea nuestra al lector... más que
cisa (al meDOS en el sentido a ~clOn comunicatIva pre- [sostener] que sea la poesía misma la comunicada" 2.
~j¡~o~~ ~~c:~:~~:n::~o~:a~: ;~:etl~o::~~6~a::;~~i::! La "objetivación" así de una determinada poesía -que se
corresponde, a mi parecer, con la objetivación del espacio pie-
atención. Entre ellos no ode estudlO~os amencanos una viva t6rico, o con el intervalo musical, a los que ya me referí a
a quien dicho roblema p mos olvidar al poeta AHen Tate, menudo- entra en el criterio muchas veces subrayado: el
éste el divo . p dI' preocupa extraordinariamente. Según hecho mismo de considerar una poesía, un cuadro, un frag-
, rClo e usodelap ~ . .~
tiva, o sea "para ad . .d oesra .c~n intención comunica, mento musical como "objetos" provistos de una alta función
. ueir leas y sennmíenro, que pod ~
mejor adoptados por discursos científicos" 2 s hi ,nao ser simb6lica y s6lo en este sentido transmisibles, ya sea a los
en torno al Setecientos, cuando los poetas ' e IZO mas agudo contemporáneos o a la posteridad, es aceptado por muchos
donar compl t empezaron a aban- de los autores más en boga en el panorama estadounidense.
e amente el lenguaje "denotatlva'" (d .. d I
manos de los científicos) par ejan o o en
.
lengu~e a conservar en cambo ') 1
"connotativo" E " ' !O, so o e
portante, y sobre todo' sta obs,ervacIon me parece muy im- 8. Valor simbólico-comunicativo de la metáfora.
mismo tema por t más precisa que la intentada sobre el
o ro gran poet a-crítico
'. Uno de los aspectos más complejos e interesantes de la
T S El" 1 " anglo-americano
.. . 10 , quien -no debe olvidarse_ nos ha dado obs ' investigación estética, especialmente en lo referente a la fun-
Clones muy aguda erva,
s en torno a la relación entre sonido y sig-
1 T. S. RUOT, Music 01 Poetry, 1942.
~ AIKEN, Sorne
N?les etc. cit., pág. 383. 2 the Tradition, 1939; cfr.
CLEANTH BROOKS, Modern Poetry and
Al.lEN TATE, N ew
Llmits o{ POi! /7941. también, Understanding Poetry, H. Holt, New York, 1952 (1938) Y
cfr. RelL'JU/I in Madness, New York. York, 1948; y del mismo The Wellwrought Urn, New York. 1947 (en colaboración con Robert
Penn Warren).
1.\0
t5t
ción cognoscitiva y comunicativa del arte, DOS viene ofrecido mario, es muy distinto que usar en el discurso (y no sólo en
por la metáfora, que representa indudablemente un clásico el poético) una expresión metafórica, cuya bondad dependerá
impasse de toda argumentación teórica sobre tales problemas. casi siempre de su inmediata fruición. La cual --entendámonos
La riqueza en metáforas de nuestro lenguaje, el hecho mismo bien- pndrá también ir separada de tnda nuestra "compren-
de que continuamente aparezcan otras nuevas, y desde luego sión cognoscitiva" del suceso metafórico. ~ero donde.no tenga
--como algunos quisieran- el hecho de que todo el lenguaje lugar dicha fruición, la eficacia del lenguaje metafónco es~á
no sea otra cosa que un único mosaico de metáforas (¡he aquí inmediatamente perdida, mientras que no Jo estará necesana-
otra a punto para su uso!) convertidas en significados concre- mente la eficacia estética de un cuadro o de una escultura
tos en un segundo tiempo, nos hace en verdad reflexionar sobre "alegórica", cuyo significado metafórico no sea inmediato y
si no se debe dar la razón a los que quisieran considerar la conscientemente advertido.
metáfora como la primera y, en cierto sentido, la sola matriz De igual parecer es, en parte, el mismo Brooks' cuando
de todo nuestro discurrir poético y de gran parte de nuestra sostiene que existen metáforas "fun:ionales" q.ue se oponen a
lengua hablada. las metáforas ilustrativas. Estas metáforas funcionales tendrían
Varias son las opiniones a este propósito: según S. Langer, una función "representativa" que sería si se quiere simbólica,
como veremos, la metáfora es un ejemplo de nuestra facultad si se quiere intuitiva, además de las funciones normales emo-
de crear símbolos "prcsentativos", de suerte que el lenguaje tivas y referenciales del lenguaje. y seria precisamente .tal. f~n­
primitivo surgiría de la metáfora, que en un segundo tiempo ción representativa, la que constituiría la verdadera Slgnlf~c~­
se disuelve y desaparece '. Según otros, la metáfora sería una ción de la palabra poética. En este sentido, se podria ad~ltlT,
vuelta a las capacidades míticas de los primitivos (Owen Bar- según Burke (que en esto, coma veremos, s"e ~cerca a AI~en),
field) 2. Mientras que según Urban "todos los símbolos poéti- un cociente "cognitivo" presente en la poesia Junto al COCiente
cos son metáforas, pero un símbolo es más que una metáfo- emocional. Es decir, el lenguaje poético estaría en disposición
ra ... la metáfora se torna símbolo cuando mediante ella damos de transmitir informaciones, pero sólo a través de la metáfora.
cuerpo a un contenido ideal, no expresable de otro modo". Que la metáfora, desde luego, no deba responder sólo a crite-
Es oportuno, creo yo, mantener diferenciados símbolo y rios de "coherencia" fantástica sino también a ciertos requi-
metáfora, porque en esta última es necesario concebir siempre sitos de eficacia racional, lo afirmó ya Aristóteles, cuando (en
la presencia -aunque sea exclusivamente "figurada"- de un el párrafo 405 a de la Retórica) considera esencial, tanto pm:a
elemento discursivo. No es oportuno, como algunos quisieran, la poesía como para la prosa, la presencia d~1 aparato r;netafo-
extender el término también a otras artes, llamando "metáfo- rico: el mismo que (en el 1459 a de la Poética) él consideraba
ra" a la alegoría, por ejemplo. Representar de modo figurado como esencial para la construcción de la tragedia. Lo ha subra-
un objeto por otro con el fin evidente de alegorizarlo y por yado recientemente entre nosotros Delia Volpe 2, observando
consiguiente de celar a los ojos de los más su significado pri-
1 Modern Poetrv etc. cit. . . .
2 DEI L ..... VOLPE, Poética del Cinquecento. La poenca aríssotelica
1 SUSANNE K. 1.ANOER, Philosophy in a New Key cir., pág. 141. nei commenti degli ultimi umanisü italiani con annotazioni e un sagglO
:1 OwEN 8ARFIELD, A Study in Meaning, 1928. tntroduuivo, Bari, 1954.
153
152
"que r~ferente a la metáfora no se puede negar su necesidad
como instrumento mental, intelectual y cognoscitivo... ni el entre el discurrir l6gico de la prosa y el il6gico (o aparente-
que, ~otidlanamente, preferimos a los términos propios y a su mente tal) del discurrir poético. Naturalmente, el lenguaje no
reducida generahdad, los nexos más amplios y profundos de se vuelve nunca totalmente ilógico. Pero es interesante obser-
las cosas, que son precisamente los términos metafóricos". Lo var cómo, por la presencia de algunas "ilogicidades estilísti-
que lleva a Delia Volpe a afirmar que "la poesía. incluso cas", usadas abora y siempre por la poesia, puedan derivarse
en. su IOstru~ento más propio y delicado, la metáfora y el re- eficaces propiedades, no s6lo artísticas, sino de verdadero y
lativo simbolismo, es racionalidad ... verdad y conocimiento propio significado conceptual. Entre dichas "ilogicidades" O
veraz. y: P?r consiguiente, no está en modo alguno más allá de errores de l6gica recordemos, por ejemplo, las repeticiones (el
las ?~ShnCJ?~e~ ent,:. real e irreal,. etcétera, como pretende la uso de la misma palabra empleada omof6nicamente y jugando
Estética misticista.. , . y a propósíto de estas afirmaciones su- con su doble significado), las agnominaciones, las aliteraciones,
yas, el mismo autor cita algunos pensadores americanos entre y, desde luego, la rima considerada en su efecto contrastante
ellos a Richards. ' a la lógica, en cuanto a menudo se opone con su estructura
. El conocido análisis de los diversos casos de metaforiza- fonética al significado del verso. De todas estas formas la que
ción, ya afrontados por Arist6teles en la POética (457 a), nos más se acerca a la verdadera y propia metáfora es el pun, o sea,
parece hábilmente desarrollada por Wimsatt 1 y antes aún por la figura poética que consiste en una repetici6n fonética "sig-
~. B. Stanfor? '. El primero, por ejemplo, afirma que "la me- nificante" y que tiene muchos puntos de contacto con la ''16-
taf~ra. 0: podna ser un círculo vicioso para expresar concep- gica metaf6rica" (tanto que fue definida por Auden como una
tos : mientras q~e. por su parte, distingue la verdadera y propia "metáfora auditiva"). El pun I es un modo de subrayar cierto
metafora de la simple analogía, y de las más complejas formas aspecto "si no irracional, al menos extrarracional" --dice Wim-
de o"!oteleUlon, agnominación, aliteración, o paronomasia, que satl- de la metáfora, contribuyendo a concentrar mediante la
~o~stJtuyen otros valores estilísticos, bien analizados por este analogía sonora el significado simbólico de la metáfora misma.
ultimo autor. Lo dicho sirve también para la figura conocida en la retórica
Pero lo que interesa más a nuestro. estudio, que quiere del Setecientos como agnomination, consistente en una especie
versar ante todo acerca de las cualidades comunicativas de la de eco de un sonido o de una serie de sonidos (por ejemplo,
metáfora, es la distinción intentada por Wimsatt entre forma ab aratore orator) que se identifica a menudo con la parono-
lógica ~el signifi~~do estilístico y forma "contra-lógica" (coun- masia.
ter-logicañ o poética, Es decir, la distinción que se puede hacer Este acudir a la l6gica para obtener un efecto significante,
que indudablemente toma cuerpo no s6lo de la sonoridad (de
. ,,1 W~r.!SAIT Jr., Symbnl a.nd ~('tap"?r, en "Review of Metaphy_ la homofonía) sino también del significado "lógico" y con-
SIC~r'~' diciembre J?50.. Un rmnucroso anaJisis de elementos retóricos y ceptual del "juego de palabras", nos lleva a la antigua aserci6n
esn ISt!COS en el .s~ntldo I~te~tado por Wimsatt se encuentra también en
el capltul,? Tradítionat Principles 01 Remoric del volumen de K BURKE
A R:rhortc o/ Motives, Prentice Hall, New York, 1950. . , 1 Según el Oxford Dictiono.ry (1952): "Pun, humorous use of
- W. B. STANFORD, Greek MetapllOr, Oxford. 1936. word to suggest different meanings, or of words of same sound With
different meanings, play oí words".
154

155
de imágenes que constituye su mérito (en este mismo ej~mplo,
de Aristóteles que vio derivar un valor poético de lo irracional
(o, diremos sin rodeos, de la "lógica de lo irracional" o de la "levadura" sería el vehículo de la metáfora y el contemdo su
racionali~ad de un razonamiento ilógico), con tal que se suje-
ser aérea y proliferante), pero que permite su "explicación"
tase a ciertas reglas lógico-estilisticas, sobre todo a aquellas conceptual. Este elemento referencial no tendrá, claro está, ne-
que convierten la narración en "maravillosa". En conclusión, cesidad de ser siempre un elemento literario, sino que podrá ser
el elemento ilógico e imposible, que Aristóteles aceptaba con también un elemento figurado. Toda metáfora, para poder ser
tal que no contradijera el elemento razonable, forma parte del tal, requiere, por consiguiente, un "sujeto", al que la metáfora
carácter comunicativo y conceptual de la metáfora. se refiere en sentido literal (y al que Richards llama "vehícu-
lo"), y dicho vehículo funcionará como signo, El significado de
dicho signo podrá ser definido como "contenido" o "tenor". El
9. Vehículo y contenido de la metáfora según Richards. vehículo podrá ser el punto de referencia del contenido, lo in-
Entre los que han investigado cuidadosa y profundamente corpora. El concepto de Richards, además del de. Kaplan, ha
la metáfora no podemos olvidar a I. A. Richards, quien ha sido también tomado por Cleanth Brooks, que afirma que un
an~~ado su. estruc~ra c~eando una expresa terminología para lenguaje mucho más exacto que el de los diccionarios nOS viene
definirla mejor. Segun Richards, en la metáfora se distinguen ofrecido por la metáfora, la cual, "poniendo en contraste entre
dos sectores: el vehículo (vehicle), que corresponde al "sujeto" sí las connotaciones y las denotaciones de las palabras, cumple
de la metáfora, a la imagen, a lo que se dice en realidad, y el una aserción global mucho más cuidada de la que se tiene
contenido (tenor), que constituye la cosa o la idea significada corrientemente".
a través de ella o a la cual viene comparado el sujeto l. Así, Ya Middleton Murry 1 habia afirmado que la metáfora no
por ejemplo, diciendo que una muchacha es una "civetta" (le- debiera considerarse como una comparación sino más bien
chuza, fig. coqueta), "civetta" será el vehículo y el tenor será como "casi un modo de aprehensión" ("almost a mode of ap-
la frivolidad indicada por la palabra "civetta", La metáfora prehension"), lo cual elimina?a la disputa ~~tre los. q~e. qui-
está, pues, constituida por la interacción de contenido y vehícu- sieran admitir UDa precedencia o una sucesion al significado
lo. Es, por consiguiente -para adoptar una definición de Ka- "abstracto" de la palabra. También Kenneth Burke 2 se ocupó
plan, que ha hecho un estudio muy cuidadoso del proble- del encuentro ad absurdum, de dos significados normalmente
ma 2_, "u~ término referencial compuesto". Es decir, la me- lejanos y que 'constituyen la metáfora casi basándose en su i~­
táfora consiste en una doble significación, de la que, al menos, congruencia ("perspective by incongruity"). Sobre estas p?Sl-
un término es referencial. De hecho, toda metáfora es más o ciones de "duplicidad" y de ambigüedad, se basan, precisa-
menos susceptible de una interpretación, una "traducción li- mente, los análisis de Richards y de Empson, especialmente de
teral", que, sin duda, le quita la particular levadura formadora este último (como ya habíamos dicho).
~ RICHARDS, The Philosophy o/ Rhetotíc, 1936. pág. 96. 1 J MIDDLETON MURllY The Problem 01 Styíe, Londres. 1925.
Cfr. A.
KAPLAN, Reierential Meaning in the Arts en JAAe 2 :8URKE, Permanence a~d Change, New York, 1935, pág. 118;
XU, 4, pág. 469.: "Metaphor is compound reference, ref~rring to ib véase del mismo autor Counter-Statement, 1931.
tenor by way oí Ita vehícle",
157
156
Las diversas posibilidades -las que Kaplan en su ensayo labra se usa en el lugar de otra y es el conjunto de .la frase
ha llamado "los tropos"- de la situación metafórica podrán el que lleva a conferirle el nuevo significado metafónco.
después variar según las relaciones que medien entre vehículo Existe también otra distinción, practicada por a1gnnos au-
y contenido. Ya Aristóteles había admitido los diversos casos: tores, los cuales llaman "transposición" (tran~fer) a ~a J?~labra
desde el género a la especie, desde la especie al género, de usada en el lugar de otra por una transferenCIa de sIgnifIcado.
especie a especie, así la relación fundamental entre contenido Esta puede corresponder a la que Richards define,;~?,o "me-
y vehículo (llamado por Richards basis) podrá componerse de táfora muerta" (por ejemplo, "la pata de la mesa, el cuello
muy diversos "tropos", como en el caso de que el vehículo de la botella"). Según Stern ", la verdadera metáfora se. dIS-
incorpore el contenido porque ya posee sus atributos (por tingue del transter por su ser intenc~?na.lt em~tiva" de~~~lente
ejemplo, "el león y el coraje real" en la metáfora "Ricardo del contexto e ir acompañada de resístencia pslqwca: ..
de Inglaterra es un león"); porque es una parte del todo ("una Eltransfer, en general, es fácilmente aceptado como sígniñ-
vela" en el sitio de "una nave"); porque puede ser el conti- cado literal de la palabra. Pero también éste es un hecho. que
nente del otro (un "plato" por una "comida"), o aun porque puede variar según los casos Ylas circuns.tancias, como ~Irma
el vehículo, incorporando el contenido, independientemente del justamente Richards, según el cual, preclSi~mente ya ,~a mvo-
contexto metafórico, es un símbolo de aquél ("corona" por cada y ya casi sofisticada (o diremos para reverdecer l.a me-
"reino"). táfora "dislocada") "pata de mesa", podr~ ser a ~? tle~po
literal y metafórica según cuál de las dos Ideas de pata se
asome a la mente del oyente (o lector). Es lógico que hablando
10. Metáfora, ecuación y transposición.
de "dislocación". cuando se trate de una mesa, el 0'y~nte verá
Una distinción, por otra parte, entre metáfora, ecuación, recrearse en seguida en la mente el carácter metat:0nco de la
doble significado y transposición (transier, término usado a me- palabra, ya relegada a mero transier por su excesivo uso.
nudo tanto por Richards como por Empson) ha sido intentada Los casos dudosos, naturalmente, son muchos. Basta reco-
con gran prolijidad pero con extrema fineza por Empson '. rrer las espesas páginas de Empson, que se ~omplace e~,~ob~~~
Muy a menudo se define como "metáfora" lo que en realidad significados Y ambigüedad: tómese, por ejemplo, la SI.lla
no es más que un "doble significado". En efecto, la metáfora (de una montaña) como típica ecuación, que podr~ ser Justa-
debería ser considerada como opuesta a la ecuación. Mientras mente considerada como un transier, Cuando la simple ~om­
que la primera sale del normal panorama de un vocablo, la paración se use con fines poéticos,. he aquí que la metáfora
segunda se deriva precisamente de su usual significado. Pero muerta (o latente) se despierta; la SIlla salta fuera de la mon-
muy a menudo el significado metafórico se vuelve de por sí taña, con un ímpetu que recuerda q~izás el corcel, ~or el que
tradicional y usual por haberse casi identificado con la ecua- fue incautamente transferida y reducida a una estática y geo-
ción. En el caso, en cambio, de metáforas "nuevas", una pa- gráfica función.

1 Empson trata de la metáfora sobre todo en el volumen ya ci- 1 EMPSON. op, cit., pág. 332; ñ (N d I
2 Sella. en italiano. significa también puerto de monta a . e
tado The Structure erc., cap. XVIII.
traductor).
158 159
relaciones -afirma-, son más importantes que las cosas pues-
Pero los ejemplos más aptos para probar la fácil violación tas en relación por ellas" '. La metáfora resulta así la verdadera
de fronteras de la transposición a metáfora y viceversa nos reveladora de los fenómenos naturales (los mismos que pueden
vienen dados por algunos términos que en una lengua son aún rehuir un análisis lógico), y la substancia misma de la poesía.
metafóricos mientras no lo son en otra. He aquí el caso de leai En este punto Pound -separándose de cuanto afirma Fe-
("hoja" en inglés: hoja de un libro y hoja de una planta). El nollosa- observaba que el poeta no deberá valerse sólo del
italiano, en cambio, (toglio y toglia) ha "matado" la metáfora antiguo material metafórico ya petrificado (otra metáfora nues-
mediante la incauta división de los sexos (o géneros, si no tra) por el uso, sino que "debe prepararse a nuevos adelantos,
queremos volver a metaforizar). a lo largo de puestos avanzados de la verd.adera metáfora, ~ sea
Muchos de los equívocos surgidos al indagar la logicidad de la metáfora interpretativa íinterpretouve melaphor] o !ma-
e ilogicidad del lenguaje poético dependen también de la con- gen considerada como diametralmente opuesta a la metafora
vicción de que el pensamiento humano -aun en sus manifes- no verdadera o metáfora ornamental". Distinción, ésta, digna
taciones más creativas- siempre se basa en categorías lógicas de meditada observación, ya que se impone una separación
estrictamente entendidas, y no puede valerse de aquella directa neta entre las nuevas actividades imaginativas -productoras de
capacidad imaginativa e imaginística que es más fácil y pron- metáforas inéditas- y las viejas ya organizadas y por consi-
tamente transferida en un material simbólico-metafórico como guiente desusadas, vueltas mera baratija ornamental.
es el del arte. Bastaría una simple ojeada -libre de prejuicios La ventaja de los ideogramas chinos respecto a los ~ara~­
idealísticos- a todas las formas artísticas, comprendidas tam- teres europeos es la de mostrar siempn: evidente ,~a . pr~pla.,etJ­
bién las figurativas y poéticas. para damos cuenta de cómo un mología, mientras nuestras lenguas f1exlb~es han. digerido ~a
núcleo imaginativo está casi siempre en la base de nuestro len- sus metáforas. De modo que el origen etimológico de las mIS-
guaje y de nuestra palabra de cada día. mas se ha perdido casi siempre y sólo con fatiga. y a tra~és de
Ya en un antiguo ensayo como el de Ernest Fcnollosa , The un trabajo erudito puede encontrarse. E.n ~a escntura china, la
Chinese Written Character as a Medium for Poetry 1 se en- derivación metafórica primitiva está casi siempre presente pre~
cuentran frases como ésta: "La entera y delicadísima substan- cisamente por su figuratividad. La palab~a, más que empobre-
cia del discurso [speech] está construida sobre un sustrato me- cerse por restringirse al uso de un lenguaje lógico, se e?nquece
tafórico. Términos abstractos, forzados por la etimología, re- continuamente por Jos sucesivos "traspasos" metaf6ncos que
velan sus antiguas raíces, aún encastradas en una acción directa
realiza. ,
[embedded in direct aclion]". Según Fenollosa -que se vale El ejemplo de los caracteres chinos perm.ite a otro estet';
de caracteres chinos y del análisis de su valor figural-poético-c-, lago americano, Szathmary, desarrollar una interesante leona
las primitivas metáforas no derivan (como las actuales) de ar- suya a este propósito 2. ¿Hasta qué punto, se pregunta, se
bitrarios procesos subjetivos, sino que siguen fielmente objeti-
vas vías relacionales, en la naturaleza y en las cosas, "Las 1 lbid.: "Relations are more important than things which they
relate" (pág. 202). . . . P
2 AIlTHUll SZATHMARY, Symbolic and Aesthetíc Expression in a-
1 ERNEST FENOLLOSA, y EZRA POllND, en "The Little Review An- ímtng, en JAAC, XIII, 1.
thology", ed. Margaret Anderson (1914-29), Hermitage, 1953. pág. 190.
161
160
chardiano y morrisiano y llega casi a un análisis de la temática
puede considerar "simbólica" una forma visual, como la de poética entendida como reveladora de toda la personalidad del
un ideograma, y hasta qué punto, en cambio, se la deberá con- poeta. Según Burke, la cualidad más valiosa para distinguir la
siderar solamente expresiva (o, diremos nosotros, "emblemáti- poesía del lenguaje científico es su ser simbólico, y es a través
ca")? Presentando una serie de caracteres chinos en sucesivas de este simbolismo que la poesía puede sobrevivir como es-
versiones, desde las más o menos arcaicas hasta las más recien- tructura objetiva y permite al lector recrearla. En este sentido,
tes el autor demuestra cómo en las versiones más antiguas es no sucederá nunca que sea la poesía la que "comunique una
Iácilmente reconocible la simbolización del concepto expresado, idea". sino que será "la poesía misma la que venga comuni-
aunque en forma abstracta y simplificada (nos encontramos, cada": la poesía existe, pues, como objeto simbólico comu-
por consiguiente, delante de verdaderos y propios símbolos icó- nicable como tal l.
nicos: lo cual confirmaría la teoría de Herbert Read, de que Sobre la definición de "símbolo", por lo menos en cuanto
el icono precede a la idea conceptualizada). En las versiones se refiera a su función poético-literaria, las teorías de los di-
más recientes se supera el estadio del símbolo, que se ha vuelto
versos autores discrepan levemente. Mientras Brooks se vale
convencional, es decir, se ha degradado a la cualidad de "em- de la palabra en sentido tan lato como de fórmula general,
blema". Y finalmente, se llega al signo convencional privado R. Penn Warren 2 considera el símbolo útil para "combinar el
de todo valor artístico y que ya no presenta ni siquiera un
corazón y el intelecto del poeta", por lo tanto, no como mero
valor simbólico propio y verdadero.
"signo". Según este autor, existirán siempre dos tipos de sím-
bolos: 1) símbolos de necesidad, "que están radicados en nues-
11. De la metáfora al símbolo. tra experiencia universal natural, como por ejemplo, muchos
signos fálicos", '1 2) símbolos de congruencia,. que "se hacen
Las relaciones entre las diversas imágenes poéticas serian
válidos por su manipulación por parte del artista en un con-
dictadas por su aspecto simbólico. Por consiguiente, sería siem-
texto concreto... y que no llegan a nosotros provistos de la
pre la premisa simbólica la que determinaría la disposición
razón por su eficacia", Esta distinción más empírica permite
poética, por lo que el mismo recurso imaginístico de la obra
considerar -junto al género de símbolo determinante de vez
poética puede servir de rastro para descubrir el meollo del con-
en cuando e implícito en el carácter mismo de toda obra de
flicto central en torno al cual están tejidos los versos. Dicho
arte-- también todo el vasto horizonte simbólico que la más
conflicto puede ser aclarado mediante el estudio de aquéllas
antigua tradición nos ha transmitido y que forma la base de
que podríamos definir como "asociaciones simbólicas" de la
poesía. 1 Esta sería también la razón por la cual la música, más libre de
Esta teoría, ampliamente desarrollada sobre todo por Bur- pretextos "informativos", es mucho más intensa a efe,ctos de una "eo-
ke 1, amplía notablemente la indagación lingüística de tipo ri- municaci6n simbólica". BURKE, The Philosophy 01 Llferfl':Y Form etc.
cit., pág. 34: "One reason why music can stan4 rep~titlon. so much
more... than correspondíngly, and has ~at mUS1C ... lS by, Its nature
1 The Phílosopñy 01 Luerary Form etc. cit.: y cfr. también: COU~­ least suited lo the psychology of Informatíon, and has remained closer
ter Statemeru Hermes Publication, Los Altos Cal., 1931; A Retharic to the psychology of form". _
01 Motives, Prentice Hall, New York, 1950; y Al/iludes Towards His- 2 PENN WARREN, Understandíng Poetry, H. Holt, New York, 1938.
tory, 1939.
163
162
toda nuestra actividad no sólo artística sino existencial. Que los elementos quizá decisivos para separar el concepto de ima-
se liga íntimamente con todo el amplio panorama que nos viene gen del de símbolo es la repetición y persistencia del segundo
ofrecido por el mundo de las formas en sus múltiples y mu- con respecto a la primera. Imagen puede ser cualquier fugaz
dables aspectos l. aparición propio o heteroceptiva, que se presente en la mente
Quien quiera seguir esta corriente que se remonta al origen del creador o del receptor aun sin llegar a ser algo definitivo y
primero, antropológico, histórico y mítico del material simbó- repetido, y que puede permanecer muy a menudo como primer
lico del arte, podrá fácilmente propasar los territorios limitrofes embrión de una "situación metafórica" no consolidada de otro
de la antropología, de la etnología, de la psicología (los cuales modo. A veces, como ya hemos visto, la metáfora puede cris-
-repetimos- en nuestro país se tienen poco en cuenta en las talizar en una forma persistente y definitiva (excepto cuando
investigaciones corrientes en torno a las cosas del arte). Debe- ha llegado al estadio de "metáfora muerta") entrando en el
remos, pues, remitir de nuevo al lector a las obras más espe- uso común y perdiendo su primitivo carácter concreto de lo
cializadas de Frazer, de M. Mead, de M. Naumburg. Además, que podríamos llamar -su "contenido". El símbolo, en cambio,
al llegar aquí, el interés pasa de estético o psicológico, o al me- estará constituido por aquella imagen cuya repetición y per-
nos estrictamente científico y no nos es posible satisfacerlo. Aun sistencia asumirá una forma y una intensidad definitiva. "Una
permaneciendo dentro del más limitado campo de la simbólica imagen, cuando se repite persistentemente ya sea como ele-
poética, podemos constatar que, también por parte de otros mento presentativo ya sea representativo, se convierte en sím-
autores, se ha advertido la necesidad de establecer ciertas dis- bolo. Puede incluso llegar a ser parte de un sistema simbólico
tinciones entre los diversos aspectos del símbolo. (o mitico)" '. La existencia de una posible "simbólica perso-
Por ejemplo, René Wellek y Austin Warren, en su exce- nal", que llaman private simbolism y que caracteriza de ma-
lente volumen T heory o/ Literature 2, dedican un capítulo en- nera tan típica la moderna poesía, se confronta con el antiguo
tero al argumento de símbolo, imagen, metáfora y mito. ¿Qué y "tan inteligible simbolismo" de la poesía anterior.
puntos de contacto y de diversidad existen entre estos elemen- La presencia en nuestra época de una simbología privada,
tos lingüísticos? Aun prescindiendo de todo el patrimonio de creada casi para uso y consumo del propio artista, se advierte
nociones histórico-literarias ligadas a movimientos tales como en todas las artes, no sólo en las literarias, sino aún más en
el imagismo o las escuelas simbolistas y surrealistas, y que las figurativas, y forma parte de aquel particular y peligroso
sólo de pasada reflejan aquellos problemas filosóficos que nos fenómeno de la desaparición de universalidad por parte de las
interesan, no podemos dejar de señalar la importancia de una obras artisticas y del continuo aumento de limitados e indivi-
distinción entre imagen y símbolo y metáfora, etcétera. Uno de duales universos simbólicoscreados por cada artista a su propia
y exclusiva imagen, y que nos dicen una vez más cuán lejos
1 Cfr. el capítulo Meccanismo deltespressíone simboííca en mi está el arte de hoy de aquella ''universalidad'' preconizada por
Díscorso tecnico delle artí, Pisa, 1951, y también Le oscillazioni del
gusto, Milán, 1958, cap. XIX, Decadenza e permanenza dei simboli.
2 RENE WELLEK y AUSTIN WARllEN, Theory 01 Literature, Har- 1 WELLEK y WAItREN, Theory 01 Literature cit., pág. 193: IIIAn
court, Brace, New York, 1949 (1.& ed. 1942) traducido después al ita- image... jf it persistent1y recura, both as presentation and representa-
liano con el título Teoría della Ietteratura e metodología dello studio tion, it becomes a symbol... may even become pan oí a symbolic (or
tetterario, Bolonia, 1956. mythic) system".

164 165
algunos estudiosos y desmentida, más que por las teorías por ataca dicha distinción, que considera muy peligrosa si se lleva
el análisis vivo del obrar artistico l. '
a sus últimas consecuencias. El hecho de considerar ya desde
el principio las metáforas como debidas a un origen prevalen-
temente emocional, hace imposible toda crítica que se base
12. Teorías «cognitivas» y «emocionales» del arte. únicamente en la conceptualidad. Por esto, Empsoa distingue
. A efe~tos comunicativos de la obra de arte, es de capital diversas entidades en el uso de las palabras: sentidos, implica-
Importancia establecer si se debe admitir más o menos. un co- ciones, emociones, modos que le permiten una mayor precisión
ciente cognoscitivo o si sólo debe reconocerse uno "emocio- de los diversos "niveles" de significado y significación de la
nal". Muchos autores, como Stevenson, Ayer, Richards, han estructura lingüística. No podemos aquí adentramos en la ex-
hecho. ~so de una distinción bastante precisa entre coguitivo tremadamente compleja y a menudo complicada teoría lingüís-
(cog~ltl~~) y emocional (emotive), de manera que se pongan
tica empsoniana. Nos limitaremos a indicar que, sirviéndose
los significados emocionales en una categoría que comprende de tal estructuración, Empson sustituye el meaning (significa-
las emisiones vocales (ullerances) que por naturaleza no pue- do) morrisiano por el sense (que viene a su vez diferenciado
en head sense y en chie! sense, el primero entendido como sig-
den ser .n~ ':verdade~as." ni "falsas", y en otra categoría se po-
nen los JUICIOS. descriptivos y las aserciones propiamente dichas,
nificado permanente y el segundo que puede volverse principal
que son, precisamente por esto, verdaderas o falsas. solamente en un momento dado del discurso); las implicaciones
de una palabra, que comprenden sus connotaciones, los modos,
· He~os visto ya en el párrafo sobre el beliei que, aceptando
dicha dicotomia entre lo cognitivo y lo emocional, se llega a que son una clase mixta y extremadamente compleja, y las
negar t,,?o valor al significado de las palabras en una poesía emociones, en fin, que constituyen aquello que queda en el
campo de los sentimientos cuando han sido eliminados todos
y a considerar el valor de la misma como ligado solamente a
los otros factores no-emocionales.
l~ palabra en cuanto transmisora de emociones y no de cogni-
La mayor parte de los autores americanos consideran el
ciones. Empson, uno de los más fieles discípulos de Richards 2,
arte prevalentemente como un lenguaje emocional. Entre los
defensores de esta teoría es necesario poner en primer lugar
· 1 PO! e.uant~ con~ierne al estudio de la estética desde el punto de
Vlst~ semantlco-~lmb6hco ~ al an~lisis de las diferencias entre signos a Ducasse 1, quien escribe: "El arte es esencialmente una forma
y símbolos relativos al objeto artístico, véase también el volumen de de lenguaje del sentimiento, de los humores, de las actitudes
BE_~NAR,? HEYL, New Bearings in Bsthetics and Art Criticísm, Yale
Un.lversuy Press, 1943, del que existe también una traducción italiana
emocionales... debe, por tanto, ser diferente del lenguaje de
(Milán, 1948)..En esta obra,. analizando la posición de Carnap, de S. Lan- las aserciones". Por el contrario, según Richards, el arte, como
ger y.de Morns, J:.Io llega, sm embargo, a damos precisiones que puedan ya hemos visto, simboliza el pensamiento, expresa actitudes del
ampliar las, d~trinas ya desarrolladas por aquellos autores. orador, evoca actitudes en el oyente, promueve varios efectos.
· ~ El l!-ltImo volumen de Empson, The Structure etc. cit., está de-
dicado a R!ch~rds ~n es~as palabras: "For 1. A. Richards, who is the
S?urce ,?f all Ideas 10 this book, even the minar ones arrived at by 1 C. J. DUCASSE. Art, the Critic and You, Osear Piest, New York,
dlSa?reemg with.him" ("Para. l. A. Richards, que es la fuente de todas 1944, pág. 52: ..Art is essentiaUy a form of languagc, namely the Ian-
las Ideas contenidas en este Iibro, incluso de las menores a las que se guag.e ~f fe.eling, mood, sentiment, and emotionai enírude", "it is thus to
ha llegado por un desacuerdo con él"). be dístinguished from the language of assertíon".

166 167
Básicamente sus funciones son dos: simbólica y emotiva. El Santo... por esto, la paloma en el arte cristiano no es un sím-
uso simbólico de las palabras sirve para la comunicaci6n del bolo, sino un icono del Espiritu Santo" '.
pensamiento, mientras que el uso emocional consiste en la evo-
cación, expresi6n o excitaci6n de sentimientos y actitudes. Por 13. Sobre el significado referencial del arte.
lo tanto, según Richards, la distinci6n entre el uso simbólico
del lenguaje y el emocional es esencial y equivale a distinguir Afirmaciones como las antes citadas de Richards eqniva-
el arte de la ciencia. Siendo funci6n del arte el uso emocional len a considerar el arte como un sistema de signos que no re-
del lenguaje, el arte debe abandonar toda tentativa de llegar visten nunca proporciones ni aserciones referenciales, sino que
a la "verdad". sólo sirven como expresiones de sentimientos, emociones, ac-
Sobre la disputa entre emocionalistas y cognitivistas tam- titudes, etcétera. Ya Carnap habia aproximado las expresiones
bién se ha detenido ampliamente Morris Weítz ', que en su artísticas a las otras expresiones emocionales del hombre (risa,
ensayo intenta una precisa puesta a punto de las interferencias llanto, grito), a través de las cuales es muy posible una comu-
entre arte, lenguaje y ''verdad'' y una definición de "arte sim- nicaci6n intersubjetiva, pero en ausencia de toda aserci6n 2.
bólico", subrayando algunos de los errores en los que se in- De estas proposiciones y de estas limitaciones deriva natu-
curre normalmente al considerar símbolo lo que no es otra ralmente otra cuesti6n esencial: si el arte es un lenguaje exclu-
cosa que un icono. El arte simbólico -precisa Weitz.- "en sivamente emocional, o al mismo tiempo referencial, esto es,
términos estrictamente semánticos, debería ser todo arte en el si puede incorporar "peticiones de verdad" (truth claims).
que algunos elementos constitutivos funcionen como signos de Entre los pensadores americanos que han creído poder
ciertas cosas entre artistas y espectadores; donde no exista sostener esta última tesis, es decir, que el arte "does embody
ninguna semejanza entre los signos y las cosas mencionadas, truth claims", debe recordarse a Th. Meyer Greene ", Pero su
posición ha sido agudamente criticada por Bemard Heyl y
pero si una asociaci6n fija del mismo modo que la existente
por muchos otros. Witt Parker, por el contrario, ha intentado
entre el color rojo y la palabra «rojo»". Pero éste no es el
conciliar las dos tesis admitiendo un "significado profundo" en
único caso de un arte simbólico, ya que existen los llamados
muchos textos poéticos, que tendría un carácter de "verdad"
"símbolos" que son en cambio "índices" o iconos al mismo
que el significado superficial normalmente no puede alcanzar.
tiempo. Caso tipico el de la paloma como "simbolo" del Espí- Según esta interesante y muy cautivadora tesis, el lenguaje li-
ritu Santo en el arte cristiano. En este ejemplo la pureza y la terario sería emocional a nivel de su significado superficial, y
bondad, características sobresalienles de la paloma, se vuelven, sería en cambio "referencial" a nivel de su significado profundo
por su semejanza, simbólicas del Espiritu Santo. "La paloma (depth meaning) '.
es, por consiguiente, interpretada no s6lo como un icono de
otras palomas sino como una «representación» del Espiritu 1 WEITZ, Philosophy 01 the ArIJ cit., pág. 86.
2 CARNAP. Philosophy and Logical Syntax. K.cgan, Londres. 1935.
1 MOIUlIS WEITZ, Philosophy 01 the .A.rts Harvard University 8 The Arts etc. cit.
PARKER, The Principies o/ Aesthetícs, 2.& ed.• New York. 1946;
Presa, 19S~. Cfr. sob~e todo. el capítulo VUI. AT,'LangUlJge and Truth: 4
'he »emotíve-reierential» dispute. cfr. cap. IX, The Aesthetícs o/ Poetry.

168 169
Es necesario ahora tener en cuenta que, demasiado a me- quien, ya en su célebre contestación a Benedetto Croce \, había
nudo, discurriendo sobre el significado referencial en las artes, rechazado específicamente la hipótesis de que el arte deba con-
no se considera que no sea posible ni excluir totalmente el siderarse como una forma verdadera y propia de conocimiento.
valor referencial de ciertas obras de arte, ni considerar coma Pero el conocimiento puede ser -no se deberla olvidar- de
no válidas otras por el solo hecho de su prescindir de toda distinto grado y de distinto aspecto: que el aspecto cognosci-
referencia objetiva. Creemos que Kaplan 1 está en lo cierto tivo del arte no se adapte a conocimientos abstractos, concep-
cuando conidera el significado del arte como esencialmente ex- tuales, lógicos, no significa que el arte no pueda transmitir un
presivo: "Esto que se expresa... es una significación emocio- conocimiento de otro género. El mismo Dewey, en Art as Ex-
nal... en algunos procesos sígnícos una significación puede ser perience 2, afirma que el arte es capaz de ofrecer un senti~o de
atribnida a un signo... y dicha significación es llamada «refe- "apertura y de creciente inteligibilidad del mundo" ("of disclo-
rimiento" (reference), sin necesidad de que se trate de una sure and of heightened intelligibility of the world"), que quizá
referencia representativa". será precisamente aquella "supercomunicaci6n" no discursiva
Es necesario, por otro lado, tener en cuenta una distinción preconizada por S. Langer. Un conocimiento de este género,
entre las diversas cualidades de referimiento. Estas se pueden según el maestro americano, es un conocimiento transformado,
subdividir (siempre de acuerdo con Kaplan) en indicación, re- sublimado, que supera en cierto sentido el conocimiento ca-
presentación y simbolización (o mencionamiento: mentioning), mún porque es interpolador de elementos no-intelectuales aptos
según que la significación por parte de los signos llegue a través para constituir una experiencia válida en sí y por sí. He aquí
de una simple conexión física (como se obtiene en el caso de uno de los principales puntos donde el príncipio de un "arte
un índice), a través de una semejanza (y es el caso del icono), como experiencia" está mejor especificado. Ya que, conside-
o a través de una relación convencional como se tiene en el rando la experiencia como "conocimiento + elementos no con-
caso del símbolo (en esto el autor se basa en la más antigua ceptuales", se ofrece al arte un mayor radio de acción, sin re-
teoría de los signos de C. S. Peirce). En los tres casos, se ten- ducirlo al concepto banal de "no reproductor de lo verdadero".
dría después un cierto convencionalismo (como es la relación Podremos, pues, resumir el pensamiento de Dewey en tomo a
del símbolo), ya que también el signo icónico totalmente no- la función gnoseológica del arte diciendo que el arte se vale
convencional sería una "reproducción pura y simple, como se de un lenguaje que no es ellógico-cientifico, pero que sin em-
obtiene en un calco de cera o de yeso". Estas "convenciones" bargo, es un lenguaje capaz de transmitir también elementos
de la representación pueden ser definidas como "estilizacio- cognoscitivos. Efectivamente, el mismo Dewe! afirma: "T~o
nes". Y, en efecto, en las artes toda representación es siempre arte posee su particular umedium» y tal medium está particu-
estilizada. Iarmente adaptado para un determinado tipo de comunica-
No es fácil poner punto final a la polémica entre los de-
fensores del valor meramente emocional del arte y los soste- 1 En el "Journal oí Aesthetics", vol. VI, 1948, 1. A propósito de
nedores de su valor cognitivo. Y bastaría volver a Dewey, la polémica entre Benedetto Croce y Dewey véase también el artícu1?
de CROCE Dewey's Aesthetics and the Theory 01 Knowledge, publi-
cado en la' misma revista en el vol. XI, 1952, núm. 1.
1 Relerential Meaning etc. cit., pág. 461. 2 JOHN DEWEY. Art as Experience, New York., 1934.

170 171
ción... un medium, en cuanto distinto del material bruto, es significa que funcionan como signos, o sea como vehículos de
siempre un tipo de lenguaje y por lo tanto... de comunica- un significado... " '. Según Weítz, también el arte se vale de
ción". También según Dewey, pues, uno de los deberes esen- signos (entendidos evidentemente en el sentido morrisiano de
ciales del arte es la comunicaci6n. El modo cómo se verifica "señal + simbólico"), capaces por consiguiente de transmitir
esta comunicaci6n, ha sido explicado por el fil6sofo americano siguificados (y no s6lo significantes). Para el oyente de un frag-
mediante la fácil asimilación de expresi6n y comunicación: mento musical los sonidos tendrán el valor de signo, por el
porque lo objetos de arte son expresivos, comunican '. mero hecho de su carácter "expresivo". Lo mismo sucede ló-
Se podría objetar que este tipo de expresividad comunica- gicamente en las artes visuales. Prescindiendo del cociente más
tiva se ha dado por probado sin demostrarse en absoluto. Aho- o menos representativo, éstas tendrán el valor de "signos sig-
ra bien, lo que aquí nos interesa es constatar que Dewey con- nificantes", transmisores de una experiencia al observador. Sos-
sidera el arte como uno de los casos más típicos de comunica- tengo, empero, que el hecho de admitir, como quiere Weitz, la
ci6n, si bien dándose cuenta de las. dificultades existentes en presencia de "verdaderas y falsas aserciones" en el lenguaje
establecer mediante el' mismo una eficaz comunicación inter- artístico puede ser arriesgado. Es más oportuno limitarse a sos-
subjetiva. "El arte es un tipo de lenguaje más universal que el tener que el arte es un transmisor de "valores". y que tales
hablar [speech] ... el lenguaje del arte debe ser adquirido... valores están "presentados" directamente por signos estéticos,
no está afectado por los accidentes de la historia que diferen- los cuales se encarnan en ellos y no ponen aserciones de fonna
cian los diversos géneros del hablar humano" '. De estas pre- en torno a ellos.
misas podemos concluir que Dewey considera el arte como un Quizás el mejor método para resolver esta larga contro-
lenguaje; admite, por otro lado, que debe ser aprendido para versia es el de reconocer en la poesía, y en el arte de la palabra
ser rectamente entendido, y sostiene que la comunicación a en general, caracteres de "verdad" muy frecuentes. pero con-
través del arte no está sujeta a aquellos "accidentes hist6ricos" venir con Richards que las "verdades poéticas" no deben de
que afectan a los otros lenguajes humanos. ningún modo entrar en nuestro juicio estético 2,
No es s6lo Dewey el que propone una teoría estética que Por esto, si la teoría emocional pretende sostener que el
rechaza la concepci6n meramente emocional del arte. También arte no está provisto nunca de significados referenciales, no
Morris Weitz, por ejemplo, afirma: "La distinci6n entre lo que puede ser aceptada. Pero si se contenta con querer considerar
es... siguificante y lo que no lo es [meaningful and non-me- no probativos, para un juicio estético, dichos significados.
aningful], no es legítima, los elementos constitutivos de la mú- entonces podemos fácilmente aceptarla. Lo mismo se podrá
sica, como los de la pintura, son de carácter expresivo, lo cual
1 PlIj/osophy 01 the Art.\. pág. 119.
~ Me place citar a este propósito también la opinión de Bcrtram
1 Art as Bxperience cit., pág. 104. Morris en The Aesrllnics Procese. Evanston. 1943. pág. 71: "Referen-
2 lbid.• pág. 335. A propósito del argumento que estamos exami- tial meaning can be only that which comes to fulfilmcnt in tbe como
nando, véase también el ensayo de BOAS, Communication in Dewey'e ~ICIC sensory experience''. POr la misma razón, el juicio metafórico
Aesthetícs, en JAAC. XII, 2, y también el interesante ensayo de VAN I~cne la ventaja de no tener como fin ni 10 "verdadero" ni lo falso.
METER AMES, en John Dewey as Aesthetician, en el mismo fascículo de smo la expresividad. mirando a la realización de una experiencia tpá-
esta revista. "inas 154-64).

172 173
decir respecto a la música y las artes visuales. Sería absurdo teucial O conceptual". "Lo «posible II entra a formar parte de
afirmar que el valor de un cuadro está ligado a su contenido las estructuras científicas como también de las filosóficas y ar-
referencial, como también 10 sería negar valor de referimiento tísticas. Que el arte nos conmueva y despierte en nosotros emo-
a "verdades" ilustradas por el artista (figurativo) en muchas ciones y sentimientos no debe ser entendido como la prueba
obras de arte. A este propósito, me parece aceptable lo que de que el arte sea mera expresión de una emoción: la emoción
afirma Weitz: "Quisiera proponer que en pinturas donde se debe estar condicionada por alguna cosa, debe tener algún nú-
den peticiones de verdad [truth claims]. se presenten de modo cleo cognoscitivo que actúe de punto focal para la emoción".
que se parezcan a las peticiones de verdad ofrecidas por ciertos La autora, por consiguiente, afirma que la obra, aun estando
actos rituales, como el arrodillarse en oración ... La pintura constituida por material sensible (sensuous material), aun re-
podrá hacer peticiones de verdad principalmente por medio de velando los influjos de la vida y de la cultura sobre el artista,
los elementos constitutivos de su estructura simbólica". tiene como deber primario el presentarnos, a través de un sim-
bolismo sensible, una posibilidad ideal. En esta acepción la
14. El cociente cognoscitivo del arte. obra de arte vendría a ser una adición a lo real, a lo efectivo,
pero una adición que ofrece una resistencia específica a la
Hasta qué punto el arte puede ser fuente de conocimiento. integración quedando como estructura aislada y autónoma.
es discusión que data de antiguo. A nosotros puede interesar- A este propósito, será útil una comparación entre arte y
nos sólo en cuanto concierne a la función comunicativa que matemáticas: ambos siguen un "posible", pero mientras la se-
~aunque realizándose a través de un lenguaje simbólico y me- gunda sigue un "posible formal" (jormally possible), el arte
tafórico-- es, sin embargo, una comunicación, aunque sea pe- sigue un "posible alternativo" (altemative possible), o sea al-
culiar. Es obvio que muchos piensan que el arte comunica ternativo al efectivo. Aunque, lo mismo el arte que la matemá-
también elementos gnoseológicos además de afectivos, emo- tica están libres de toda exigencia de "adaptarse a lo efectivo"
cionales y patéticos. (accomodation to the actual), que en cambio se requiere a la
El arte, entonces, es considerado como vehículo de conoci- ciencia natural, ambos deben satisfacer precisos y rigurosos
miento. ¿Pero de qué conocimiento? O mejor: ¿conocimiento requisitos. La matemática se expresa a través de signos, mien-
de qué? tras el arte se vale de símbolos. Pero mientras la relación del
Una respuesta a tal cuestión nos viene ofrecida en un in- signo con lo que significa está regulada por la convención (y
teresante ensayo de Dorothy Walsh 1, la cual sostiene que el en esto D. Walsh está en perfecto acuerdo con S. Langer), el
arte no es ni la subjetiva expresión de la personalidad del símbolo debe ser "el vehículo apropiado y natural del signifi-
artista, ni la objetiva revelación del mundo efectivo, sino "de- cado que él incorpora, esto es, debe en cierto sentido aseme-
liueación de lo posible". "Ser posibie -continúa D. Walsh-, jarse a aquello que significa" (debe ser, por consiguiente, si
significa ser con-posible [con-possible] con algún contexto exis- queremos referirnos a la teoría morrisiana, un "signo icónico"),
y es aun ésta una de las razones por la que los signos (o sea
1 DOROTHY WALSH, Tñe Cognuíve Content uf Art, en "Philoso- las "señales", en la terminología de Morris) funcionan mucho
phical Review". Lit, 1943. mejor cuando son "lo más transparentes posible", es decir,

175
"cuando se anulan [efface themselves) permitiendo al que per- sobre aserciones similares, considerándolo como privado de
cibe pasar directamente al significado". Como se puede ver eficacia cognoscitiva y referencial, y por consiguiente incapaz
por estas breves citas, D. Walsh, aunque no separándose mucho de transmitir informaciones y comunicaciones, el equivoco se
de aquellos que la precedieron, no es en su análisis tan clara deriva de sostener que todo lo que no es verbalmente discursivo
y sistemática. Algnnos de sus conceptos, por otra parte, mere- esté, por esto mismo. privado de significado cognoscitivo e in-
cen ser subrayados. He aquí, por ejemplo, otras distinciones capaz por ello de comunicación. Es interesante, a este propó-
establecidas entre signos abstractos (como los matemáticos) sito, el ensayo de Bcrtram Jessup Meaning Range in Work of
y símbolos artísticos. Los primeros pueden ser usados infini- Art, donde hay una observación de George Boas 1 a propósito
tas veces sin alterarse ni sufrir una disminución en su eficacia; de la conocida frase de Heráclito "el tiempo es un niño que
mientras que los símbolos artísticos deben ser recreados para juega". Si dicha frase, en cuanto expresión metafórica, no debe
cada obra individual. Un símbolo artístico no podrá ser usado tener significado y no puede por consiguiente ser considerada
de nuevo, deberá ser reinventado. (Se entiende que diciendo ni como "verdadera" ni "falsa", puede, no obstante, ser inter-
"reinventado" la autora quiere decir "encontrado de nuevo", pretada y "traducida" hasta significar, por ejemplo, que "la su-
o sea descubierto, ya que de otro modo esto equivaldría a cesión temporal de los acontecimientos no tiene meta". "No se
negar la posibilidad de que una obra fuera similar a una pre- puede discutir en torno a una metáfora", dice Jessup; pero es
cedente.) Pero dada la necesaria unicidad de toda obra artís- obvio que, donde la metáfora en cuestión (como sucede para
tica, es obvio que toda nueva obra será un símbolo nuevo. toda obra de arte) puede ser "traducida" e interpretada, ya
y aquí no podemos más que subrayar la importancia de esta esto quiere decir que no está completamente privada de signi-
observación, que lleva en embrión aquella idea de desgaste ficado (tampoco de un significado "cognoscitivo") y que ya
del lengnaje, lo mismo literario que fignrativo, que, como ya por este hecho contiene un elemento de comunicación.
hemos dicho y repetido, bien puede justificar mucbos cambios He aquí por consiguiente cómo, sin llegar a negar resuel-
en el gusto y en la valoración de la obra de arte. tamente la conceptualidad -aunque sea relativa- del arte,
Otra substancial diferencia entre arte y matemática reside se debe también admitir la posibilidad, por parte de éste, de
precisamente en la diferencia entre el "signo" de la segunda y
el "símbolo" del primero. Mientras la matemática --en cuanto
1 Philosophy and Poetry, cit. por Jessup en Meaning Range in
comunicada a través de signos- es a un tiempo "formal y Work 01 Art, en JAAC, XII, núm. 3; del mismo Jessup véase también
sistemática" (sin una directa necesidad de mostrarse a través el artículo The Comparatíve Aesthetic Judgement, en "Philosophy and
Phenomenological Research", junio 1954. El artículo de Jessup se
de un material concreto), el arte tiende a encarnarse en un cierra con esta brillante e ingeniosa frase, que aplicamos a algunos
medio físico, en un "médium" que constituya una estructura demasiado almidonados filósofos europeos, los cuales han olvidado in-
autosuficiente. cluso que el estudio del lenguaje debería llevar a una mayor ductilidad
de expresión: "1 have argued only tbat in sorne art there is meaning,
Si el neopositivismo ha sufragado y sancionado la teoría not that 1 care for it or that anyone else should. The only imperatlve
que restringe al lenguaje científico y analítico los significados involved is to let tbem who do mean meaning mean wber they mean"
de "verdadero" y de "falso" y en general las aserciones cien- (la traducción. obviamente, quita a la frase toda su "significación". aun-
que no le quitarla su significado; séanos permitido por esto no tra-
tíficas, y ha quitado por consiguiente al arte toda prerrogativa ducirla).

t76 177
de las recientes corrientes estéticas no sólo americanas, y que
constituir un medio de comunicación de importancia no des- pueden, por lo tanto, precisar mejor la relación entre arte y
preciable. símholo y comunicación que hemos ya intentado indagar a
Si alguien creyese que todos estos análisis lingüísticos, pues- través de la obra de otros pensadores estadounidenses y, en ge-
to~ en la base de una investigación estética, son estériles y están neral, a lo largo de las páginas de este volumen. Las objecio-
pflva~os de t?da. adherencia con la realidad, quisiera recordar nes que se pueden dirigir a Susanne Langer son muchas, por-
el cunoso apéndice que puede leerse al final del popularísimo que su "sistema" está a menudo salpicado de numerosas con-
y célebre libro de George Orwell, 1984. Orwcll, que en los tradicciones, que sobre todo se han mostrado más evidentes en
Estados Unidos es muy apreciado no sólo como narrador sino sus últimos escritos, donde con mucha frecuencia ha termi-
también como ensayista y crítico, describió minuciosamente en nado por abandonar algunas de las prentisas que desde su pri-
aquella n~veJa, escrita pocos meses antes de su muerte, el nue- mer libro constituían la base de su doctrina. Sin embargo, aún
vo lenguaje ~sado por la tremenda dictadura por él imaginada: hoy me parece que algunas de sus printitivas investigaciones en
el double-think. El double-think es, como observa el mismo tomo al arte considerado como "simbólica del sentimiento hu-
Empson en su último volumen: "Un proceso de intencional mano", pueden constituir un significativo y útil pedestal para
pero. genuina autontistificación (" a process of intentional but un análisis del elemento comunicativo del arte, especialmente
genuine self-deception »)", y si bien la descripción de Orwell, si queremos entender la "comunicación artística" como algo
adaptada al uso del lector medio, no alcanza la complejidad '1 diferente e imposible de sobreponer a la comunicación discur-
la cohc~encIa de las de los análisis "de profesión", na pode-- siva que llega a través del lenguaje común.
mos dejar de notar, por lo menos, que es curioso que, en una Veamos, por lo tanto, cómo viene a insertarse la obra de
novela de la~ más profundas y eficaces de nuestro tiempo, se Susanne Langer dentro del planteantiento semántico-simbólico
ha~a descu~lCrto, precisamente en el análisis del lenguaje y en del arte. Como es ya sabido, en su primer libro Philosophy in
la. mStituclO~ ~e. una "llave semántica" que regule el pensa- a N ew Key I S. Langer había intentado plantear su doctrina
miento del individuo, un arma, una terrible arma para doble- filosófica sobre una nueva "llave" simbólica. El arte seria, se-
gar y encadenar el libre pensantiento del hombre. Lo que puede gún la autora, "la creación de formas simbólicas del senti-
?emostr::rr aún una vez más cómo en las manos de los tiranos miento humano" 2. Para explicar cómo sucede tal simboliza-
mcluso instrumentos en apariencia cándidos e inofensivos pue-
den transformarse en tentibles armas. t 1.AHGER, Philosophy in a New Key. A Study in the Symbolism
01 Reason, Rife and Art, Harvard University Press, 1951 (1.- ed 1942):
lo indicaremos de ahora en adelante como N ew Key. A este libro le
15. Signo y símbolo en la estética de Susanne Langer, siguió en 1953 Feeling and Form. A Theory 01 Art deveíoped fmm
Philosophy in a New Key. Los "precedentes" de este capitulo se pueden
He tenido ya ocasión de referirme -aunque sólo sumaria- encontrar en mi ensayo L'estetica simbolica e topera di Susanne Lanser,
mente- a las teorias de Susanne Langer en nti libro El devenir en "Rivista critica di storia deHa filosofia", 1955, 2.
. .2 I?ándose cu.epta de l~ equívocos a los que puede dar lugar una
de las artes, Quisiera ahora adentrarme un poco más a fondo dlsti~ta mterpretacron de ciertos términos. S. Langer, desde la intro-
en el examen de sus argumentaciones en torno al arte, porque dU~~D de Feeling and Form, previene sobre el significado que se debe
atribuir a la palabra "símbolo": "Cecil Day Lewis... means by it
sostengo que éstas constituyen un punto capital para muchas
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cion del sentirruento se establece desde el principio una neta
distinción entre símbolos discursivos y no-discursivos: los pri- La capacidad de construir el símbolo, o sea de sacar de
meros corresponden a la lengua hablada, y ligados después a todo dato sensorial una "forma" particular que lo impersona-
connotaciones fijadas por la convención, articulados, traduci- lice, seda una de las cualidades más características del pen-
bles; los segundos, en cambio, constituyentes de una unidad samiento humano y derivaría de un espontáneo proceso de
inseparable, aunque articulada, intraducible, por consiguiente abstracción que tiende a reconocer el concepto de toda confi-
completamente distinta de la discursividad de la palabra. Es- guración abastecida por nuestra experiencia, a racionalizar des-
tos símbolos no-discursivos (que, como veremos, sólo en cierto pués toda sensación. Todo dato singular puede volverse símbolo
sentido se pueden identificar con los símbolos "presentalivos") de algo y como tal denotar la cosa misma.
harán siempre referencia a su misma esencia, no refiriéndose, Del mismo modo que las palabras poseen un valor exclu-
pues, a la realidad externa, sino abstrayendo de eUa. Símbo- sivamente en cuanto son simbólicas de algo, así también los
los, por consiguiente, que simbolizan un aspecto particular de objetos viven sólo gracias a su propiedad simbólica. Pero mien-
nuestro sentimiento, repitiendo, aunque en forma totalmente tras el lenguaje es discursivo, el objeto artístico es no-díscur-
abstracta, algunos esquemas (patlerns) de nuestra vida afectiva. sivo, ¿Prcsentativo. pues? Parece que si. No obstante, a pro-
Los símbolos que más se acercan a los del arte son -aun- pósito de la música, S. Langer insiste en decir que ésta no es
que no-discursivos, sino presentativos- los del mito, del rito ni siquiera presentativa. La obra de arte, por tanto, queda de-
y de la metáfora '. finida como "símbolo de un sentimiento", y he aquí ei lado
más original de esta teoría.
always Wh.8t I have called an ..assigned symbol», a sign with a literal S. Langer se basa, para sus argumentaciones lingüísticas,
meanmg flxed by conventlon ... Collingwood... limits the term lo deli-
berately chosen signa as the symbols of symbo1ic logíc... Albert Cook ... en el Tractutus de Wittgenstein, en las obras de Russell y de
opposes «aymbol» to «concept. ... my own definition [ia]... : any device Cassirer, en l. Logical Syntax o/ Language de Carnap, y sobre
whereby we are enabled lo make an abstraction". todo de esta última obra subraya la importante distinción entre
1 ,Rito y Mito son llamados por S. Langer "life-symbols" (New
~;Y. pago 144 '! passim¡ yconsiderados como símbolos presentativos: lenguaje "científico" y lenguaje "libre". Del mismo Carnap,
'[ r~e preseruational symbolism] grows from the momentary, single. sta- haya quizá surgido el primer germen de su acepción de un sim-
nc unage presentmg a simple concept, to greater and greater units of bolismo no discursivo y meramente emocional: "Muchas ex-
successrve rmages. having reference to each other". En otras palabras.
c~mo, ~I lenguaje (hablado) ha nacido. según S. Langer. de la naturaleza presiones lingüísticas son análogas a la risa... así como los
simbólica ~e la mente humana, asf esta misma mente tiende a operar versos líricos tienen sólo una función expresiva", afirma Car-
~edl8nte slmbol~ tambl.en ,a un mve~ precedente al del lenguaje, como
es el de I~ creacron de Image~es.. Mientras .que el rito tiene su origen
nap 1. De la distinción carnapiana entre lenguaje científico y
:" las acUtu.des motoras. el mito tiene su raíz en la fantasía (pág. 171). lenguaje cotidiano, del concepto de "indecible" de Wittgenstein.
. The material of rnyth is ... just the familiar symbolism of dream: del hecho de que tanto Carnap como Russell releguen a la
tmagc and fantasy" (pág. 177). S. Langer es, en esto. de opinión opuesta
a la de. Dewey (cfr. Experíence and Nature, p:'lg. 78) quien sostenía psicología -y no a la semántica- el estudio de expresiones
que el .flto era y~a mera repetición de movimientos sacados del corn- discursivas y meramente emocionales, se puede concluir que
portam!enl~ practico por .una suerte de divertimento primitivo. Por el
c.onlrano..S. Langer considera el ritual "as the most primitive reñec-
el lenguaje es el único medio para articular el pensamiento, y
non of scnou.. thoughts" (pág. 157).
The Logical Syntax 01 Language, Londres, 1935. pág. 28.
lRO
IR!
lado más allá del lenguaje hablado. Y nada nos prohíbe, me
que todo lo que no es pensamiento hablado debe ser conside- parece, creer que también el arte es -a menudo- la articu-
rado "sentimiento". Nuestro pensamiento, por consiguiente. lación de un pcnsamic nto, además de un sentimiento. M ás bien
siendo simbólico por naturaleza, se traducirá, o bien en articu- diremos que precisamente en el arte de las sociedades primiti-
lación discursiva del lenguaje, o bien en la no-discursividad del vas nos parece descubrir una tal propiedad pensante, además
símbolo afectivo del arte. de sintiente. Sí actualmente los dos sectores del pensamiento y
En cuanto a las formas del arte visual, su diferencia con sentimiento se han separado mucho más (tanto para llevarnos
las palabras es evidente. El suyo es un simbolismo de carácter a las más encendidas abstracciones artísticas como a las más
presentativo, precisamente porque éstas "presentan" simultá- frías articulaciones lingüísticas), por el contrario, en épocas re-
nea y no sucesivamente sus partes singulares. El tipo de sim- motas (o en sociedades primitivas actuales), cuando la preci-
bolización dada por nuestra apreciación sensorial de las formas sión del pensamiento era menos vigilante, fue quizá deber del
es un simbolismo no discursivo, que puede llevar también a una arte precisamente conceptualizar el pensamiento, o, mejor, ofre-
conceptualización, pero sin la intervención de las palabras, de cer a través de imágenes la expresión de algunos conceptos
una sintaxis, de un vocabulario, y sin posibilidad de "traduc- que el lenguaje discursivo no estaba todavía en disposición de
cíón". Por esta razón, el material simbólico ofrecido por nues- expresar. La diferencia, por ejemplo, entre los churunga 1 aUS-
tros órganos sensoriales, las Gesta/ten --o sea las formas fun- tralianos y ciertos "ideogramas" abstractos de un KIee con-
damentales organizativas de nuestra percepción, que se per- siste, a mi parecer, precisamente en esto: que mientras para el
miten construir la marea indistinta de nuestras impresiones y artista de hoy el ideograma abstracto no es otra cosa que una
sensaciones en una sucesión ordenada y "legible"- son de coagulación de una imagen sensorial, y no la conceptualiza-
carácter "prcsentativo'' como lo son la mayor parte de las ción de una imagen inconsciente, para el salvaje australiano el
formas artísticas propias de las artes visuales. Quedando el churunga venía a revestir el valor de una verdadera y propia
lenguaje como "el único medio de articular el pensamiento", escritura articulada que ---en ausencia de otros signos gráfi-
se desvanece toda posibilidad de considerar el arte como equi- cos- constituía la fase adelantada de la aparición de una ver-
parable a una actividad lingüística, y todo lo que se relaciona dadera y propia escritura, el punto de encuentro entre simbo-
con el arte se echa de nuevo al reino del sentimiento. En efecto lismo presentativo y simbolismo discursivo.
---como ya hemos visto-, "todo lo que no sea pensamiento A este propósito, me parece acertada la objeción de Arthur
hablado, es sentimiento" 1. Szathmary 2, quien, criticando el pensamiento de S. Langer,
Es obvio que una tan neta demarcación entre el "reino del
sentir" y el de pensar se presta a algunos equívocos: nuestra 1 A propósito de la interpretación a dar a I~s .c!turunga o piedras
místicas australianas consideradas como una prírmtrva forma de len-
capacidad de un pensar "imaginativo", de un pensar figurado guaje ideográfico y ~ mismo tiempo como forma de arte "abstracto",
hace que sea posible concebir también un pensamiento articu- véase cuanto nos dice READ, Art and Society, 1945, pág. 31 yla con-
frontación que hace con algunos dibujos de Klee en Art now, pago 141-
2 Symbolic and A esthetíc Bxpression in Painting, en JAA~, Xn.I.
LANGER, New Key cit., pág. 87: "Language ís the only means of pág. 86. Muchas formas visuales, en efect~>.. pueden ser expreS1v~ SIO
articulating thought" ... "Everything whicb is not speakable thougth is ser simbólicas, y pueden llegar a ser simbohcas en un segundo tiempo
fccling".
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afirma que es muy necesario mantener separada la expresión hecho de suscitar emociones, cuanto por el de expresar simbó-
simbólica de la estética, ya que una obra de arte podrá llegar licamente las formas mismas del sentimiento. Un primer obs-
a ser simbólica de algo, después de un proceso asociativo se- táculo a tal teoría se puede encontrar -como ya observé--
cundario, pero no será primariamente simbólica como conditio en el hecho de que solemos investir la noción de símbolo de
sine qua non de toda su cualidad expresiva. Ya que -y los propiedades figurativas -o al menos referitivas-- que eviden-
ejemplos no faltan- se dan obras artisticas que, lejos de ser temente la música no posee. La "significación" musical (en el
simbólicas, son solamente expresivas, sin que tal expresividad sentido no de meaning sino de significance), precisamente por
sea el resultado de una operación simbolizadora. Ninguna es- el hecho de no ser discursiva y sí esencialmente abstracta, se
tructura -según Szathmary- es por sí misma simbólica si no puede reducir a una cualidad de simbolización aut6tropa, di-
posee una precisa referencia a otro objeto o idea. Puede sola- rigida a una suerte de significado implícito (implicil meaning).
mente volverse tal, en un segundo tiempo. Y la escapatoria de La razón por la que la música -aun poseyendo como el
S. Langer de definir el arte como "símbolo de un sentimiento" lenguaje un grado complejo de articulaciones, es decir, consis-
equivale a confundir el término "simbólico" con el término tiendo en partes diversas que pueden fundirse para formar en-
"expresivo". tidades mayores, pero conservando hasta cierto punto una exis-
tencia autónoma- no es un "lenguaje del sentimiento", es
16. Las (ilusiones primarias. de las diversas artes. debida al hecho (como ya hemos indicado desde el principio
a propósito de la diferencia entre símbolos discursivos y no-
Establecida sumariamente cuál es la posición de S. Langer discursivos) de que sus elementos constitutivos no son como
en relación con la que hemos definido como "estética simbó- las palabras símbolos asociativos independientes, con una re-
lica", veamos ahora cómo la autora se esfuerza -según esta ferencia fijada por la convención.
"nueva llave"- en interpretar y encuadrar las diversas artes. A ejemplo de la música, también las otras artes se pueden
Es siempre la música la primera en salir a escena en las considerar encauzadas hacia la creación de formas simbólicas
investigaciones de S. Langer 1, precisamente porque ella cree del sentimiento humano. La substancial diferencia entre una y
que en este arte se descubre el más fiel equivalente "sonoro" otra consistirá en el distinto tipo de ilusión primaria 1 que ellas
de nuestra vida emotiva (a tonal analogue uf emotive life). sugieran y creen. ASÍ, en el caso de la música, la ilusión pri-
Nuestro mismo interés por la música derivaría de la íntima re-
lación que ella presenta con el sentimiento, no tanto por el
1 Es conveniente precisar que el uso hecho por S. Langer del tér-
mino illusion es muy particular; con frecuencia, en inglés illusion equr-
(como en el caso, por ejemplo, de la espiral, cuya propiedad expresiva vale a delusián, o sea·a "engañosa" percepción sensorial, mientras que
puede estar separada de todo proceso simbolizador, contrariamente a en este caso nuestro significado italiano de ilusión, de "imagen iluso-
cuanto afirma S. Langer que cita como ejemplo el de la espiral como ria", correspondería bastante bien al inglés. Cfr. Feeling and Form,
el de un típico símbolo de "vitalidad") (cfr. LANOER. The Principies of pág. XI: "A more difficuJt term, and an all important one in this book
Creation in Art, en "Hudson Review", 1950, 2). is «Illusion». It is cornrnonly confused with ..delusion.•... as though one
1 Véase el capítulo On Significance in Music (New Kev, pág. 204 had suggested that art is a "mere delusion-". De hecho, debemos con-
Y passim), The lmage oi Time (Feeling and Form, pág. 104), The Musi- siderar que con la expresión "primary ilIusion" se indica el "proceso
cal Matrix. pág. 120, op, cit. simbólico específico" de todo arte singular.

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maria por ella suscitada es un "tiempo virtual", °
sea una cebir la música según los viejos esquemas que la relegaban al
calidad de tiempo, que no debe confundirse ni con el cronoló- papel de un arte exclusivamente "temporal"), el tiempo de la
gico, ni con el fisiológico, sino que es un tiempo estrechamente música tiene siempre implícita una dimensión espacial. Aun
ligado al elemento perceptivo. Un tiempo, por consiguiente, prescindiendo de la espacialidad dada por los diversos "volú-
"vivido", pero ilusorio. La música se transforma, de este modo, menes sonoros", ya el movimiento implica un concepto de
en una imagen simbólica de un esquema temporal donde -a espacio, y en la estructura armónica de la música nos viene
través de sutiles variaciones del ritmo-- se va constituyendo ofrecida una típica orientación espacial'.
aquella "virtualidad cronológica" que constituye la ilusión pri- La concepción de la música como "arte del tiempo", en
maria ofrecida por el elemento sonoro: "The sernblance of cuanto reclama un tiempo definido para su percepción 2, es de
this vital. experiential time is the primary illusíon of music" 1. hecho demasiado simplista. Para evitar el error al que conduce
("La semblanza de este tiempo vital, experiencial, es la ilusión una clasificación de las artes temporales y espaciales, S. Langer
primaria de la música".) las distingue en "artes plásticas" y occurrent arts 3. Analizando
A este propósito, un paralelo, a menudo invocado (y ana- el proceso según el cual ocurre la concepción de la obra mu-
lizado, por ejemplo, con mucha agudeza por Gisele Brelet 2) sical en la mente del compositor, se podrán distinguir varios
es el que quisiera identificar el tiempo musical conla duración momentos. La "forma", incluso en el caso de la música -y por
pura bergsoniana. Y. en efecto, si queremos distinguir con esto permite asimilarla más fácilmente a las otras artes-,
Koechlin 3 una duración pura, un tiempo psicológico, un tiem- puede presentarse en forma imaginística, como una Gestalt ya
po matemático y un tiempo musical, veremos que este último en si cumplida, que tiene en sí los elementos que irán poco a
es el que se acerca más a la durée pure de Bergson. El error, poco desarrollándose. Esta forma embrional gestaltística (que
por parte de Bergson, fue el de no tener en cuenta que el S. Langer bautiza como commanding form) tiene muchas ca-
tiempo no se puede considerar como una pura sucesión (como racteristicas de una verdadera y propia imagen figurativa, como
reveló, por ejemplo, Bachelard ') sino que vive en una multi- aquellas que podemos encontrar en la raíz de una composi-
plicidad dimensional; y que el tiempo musical está aun más ción plástica.
sujeto que los demás a variaciones dadas por sus diversas sub- 1 Cfr. DORFLES, A proposito di spazíalítá musícale, "Aut-Aut",
divisiones, organizaciones y segmentaciones. Por lo demás, ob- núm. 14, pág. 130.
serva S. Langer (dándose cuenta de la imposibilidad de con- 2 Feelíng and Form, pág. 120.
3 Ibid., pág. 121. La música, en definitiva, es "significant but
meaningless": a una conclusión así S. Langer había llegado ya en New
Feeling and Form, pág. 109. Key; es decir, que no se debe considerar la música como una semán-
2 GISELE BRELET, Le temps musical, PUF, 1949. tica, sino como la expresión simbólica de un sentimiento. Y aún en
3 CHARLES KOECHl.IN, Le temps et la musique, "Revue Musi- Peehng and Form, pág. 28: "Our interest in music arises frcm its inti-
cale", VIl. 3. mate relation to the life of feeling". "The function oí music is not
4 GASTON BACHELARD, Díalectique de la Durée, París. 1936. Para stimulation oí feeling, but expression oí it". Pero ¿por qué entonces
Bachelard la melodía es siempre discontinua y no se puede identificar no consideramos a .Ia música como un verdadero y propio lenguaje
con la ~uración bergsoniana. Y del mismo parecer es también Henry del sentimiento? "Because its elements are not words" (pág. 3I) y
Delacroix (Psvchoíogie de ton, 1927. pág. 254): "Le temps bergsonien recordemos que las palabras, para S. Langer, son "indipendent asso-
n'est pas musical ... avec la fluidité pure disparait la mélodie". ciative symbols with a reference fixed by convention".•

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Pasando de la música a la pintura, podremos constatar que un elemento ilusorio, que sea la "semblanza" espacial de un
en esta última la ilusión primaria está constituida por el espacio mundo creado por el hombre '.
virtual, o sea por un espacio en que todo elemento de dibujo, La intención por parte de S. Langer de extender a todas
las artes su "nueva llave" simbólica, ha sido resuelta induda-
color, forma, sirve sólo como exaltación de una esencia visual
blemente con singular pericia y con constante sagacidad, pero,
que no tiene "continuidad" con el espacio existencial, precisa-
a pesar de todo, frecuentemente con menoscabo de análisis muy
mente porque es ilusorio. Podremos por consiguiente añadir
importantes y eficaces. Antes de tener en cuenta, por ejemplo,
que, así como para la música el tiempo no coincide con el real,
las diversidades substanciales entre los distintos medios expre-
así el espacio plástico no tiene puntos de equivalencia con el sivos, y de indagar las razones técnicas que sirven para separar
espacio real que lo circunda. Y mientras en la pintura -arte o unificar las artes, ella intenta definir netamente las diversas
esencialmente bidimensional- la ilusión estará creada por una "ilusiones primarias" que, si para la pintura y la música pare-
escena virtual', en la escultura será más bien un volumen ci- cen bastante fundadas, lo están menos para las otras artes.
nético virtual', y en la arquitectura, lo que S. Langer llama ¿Cómo es, por ejemplo, la "ilusión primaria" de la danza?
--con término muy dudoso-- un "dominio étnico" (ethnic do- No ya el movimiento rítmico por parte del hombre, que obvia-
main), es decir, un espacio que lleve la impronta de una pre- mente es sólo el "medium" de este arte. Para que tal medio, tal
sencia étnica distinta de la circundante naturaleza. No bastan, material bruto, se vuelva materia de arte, ha de traducirse en
en efecto, ni el factor espacial (aunque presente también en las gesto. El gesto, la gesticulación, no es aún arte que forme parte
artes plásticas y por consiguiente no especifico en la arquitec- de nuestro normal comportamiento: se transforma, por el con-
tura) ni el factor utilitario-funcional, para definir la obra ar- trario, en elemento estético cuando se vuelve gesto virtual.
quitectónica. De otro modo no podríamos justificar los muchos y efectivamente, la ilusión primaria de la danza es un "reino
ejemplos antiguos y recientes de arquitecturas "inútiles" como del poder" creado por un gesto virtual '.
los monumentos y similares. Lo que, por el contrario, se pide Afrontando el arduo capítulo de las que solemos llamar
de la arquitectura, como de todo otro arte, es la presencia de "artes de la palabra" (aunque obviamente no será S. Langer
quien nos dé una definición que ya de por si llevaría el ger-
1 Feeíing and Porm, pág. 86: "The illusion created in pictorial men de un concepto de "discursividad", no adecuado al arte),
art is a virtual scene". No se debe creer que el autor entienda por
"scene" un escenario. La pintura puede ser también decorativa o abs-
tracta, privada de cualquier elemento representativo, "but it always 1 Feeling and Form, pág. 97: tiA universe created by man for
creates a space opposite the eye and related directly... to the eye. That man... is the spatial semblance of a worId, because it is made in actual
is what 1 call scene" (en cursiva en el texto). La definición, como se space, yet is not..; continuous with the rest of nature... That is the
ve, no es muy precisa ni convincente. image of an ethnic domain, the primary illusion of architeeture".
2 lbíd., pág. 90: "[Sculptural form] makes its own construction 2 lbid., pág. 175: "The primary illusion of dance is a virtual realm
in three dimensions, i. e. the semblance of kinetic space". S. Langer of Power... created by virtual gesture"; y también: "It is imagined
subraya también la importancia sensorial que el tacto, además de la feeling that governs the dance, not real emotional conditions". S. L~n.
vista, adquiere en la apreciación de la obra plástica. El hecho de que ger con este propósito se refiere a los estudios de Konrad Lange, quien
por parte de muchos se advierta el impulso de "tocar" una estatua en su Das Wesen der Kunst (1901) fue el primero en hablar de Schetn-
además de mirarla, entra en la característica de este arte que busca gefühle, o sea de sentimientos ilusorios, de una "semblanza" de sen-
crear la semblance de un espacio virtual no ya estático sino cinético. timientos.

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S. Langer se encuentra ante el escollo de distinguir -y, al mis- tórico en la novela, el desarrollo de la obra teatral en una suerte
mo tiempo, justificar- un arte como la poesía (yen general la de presente continuo, son aspectos de esta particular dimensión
literatura), cuyo medio expresivo normal es la palabra, ele- del arte literario, cuyo tiempo no coincide nunca con nuestro
mento básico del discurso. Pero aquí su razonamiento es se- presente, sino que es siempre una proyecci~n hacia el pas~~o
guro: es cosa ya obvia y aceptada q?e, si l~ función esen~i.al (literatura), o hacia el futuro (drama). Efectivamente, también
del lenguaje es la de ofrecer informaciones, este posee también cuando se afirma --<:omo lo hace Thomton Wilder ' - que
la de estimular los sentimientos. Por esto, como para todas las "en el escenario es siempre «ahorau", se trata siempre. de un
artes, también el poeta se vale de la palabra para crear una "ahora" que está lleno de futuro. Podremos decir por esto, que
ilusión, una apariencia de experiencias, la apariencia de acon- la modalidad literaria es la de la memoria, y la dramática es la
tecimientos para construir con ellos una realidad puramente del destino. Mientras en la vida no nos damos cuenta más que
ilusoria, un freno, por consiguiente, de vida virtual que viene en momentos de particular crisis -precisam~nte en "momea-
a ser por esto mismo, forma simbólica no discursiva. Tal ilu- tos dramáticos"- de la "presencia" de un destino, en el teatro,
sión de la vida es la ilusión primaria del arte poético. La ínter- el más mínimo gesto, cualquier palabra se "futuriza", lleva
prestación dada por S. Langer de la literatura como "illusion of consigo una razón implícita para la acción que deberá seguir.
life in the mode of a virtual past" l parte, en el fondo, de la Es obvio que semejante distinción entre obra teatral y obra
observación proustiana sobre la realidad concebida como el literaria no puede ser más que arbitraria y aproximativa: sería
producto de nuestra memoria más que como el objeto de una fácil sostener que a menudo una novela puede presentar una
experiencia directa. El presente, según Proust, sólo es real "carga de destino" superior a un drama, y que por el contrario
cuando llega a ser la trama de sucesivos recuerdos. Por consi- una obra teatral no siempre está proyectada hacia un porvenir.
guiente, la particularidad de la creación literaria es la de crear Es verdad, por otra parte, que aquella cualidad particular del
su ilusión primaria sirviéndose de un "pasado virtual". tiempo teatral cuyo ritmo es casi inconciliable con el de la rea-
También el drama (el teatro) es un arte esencialmente poé- lidad que nos circunda, posee en más de una ocasión las carac-
tico en cuanto se vale de la palabra para expresarse (además de terísticas que S. Langer le atribuye. Y del mismo modo podemos
los gestos, etcétera), pero la ilusión por él creada es ciertamente convenir que, si la novela nos ofrece una "memoria virtual",
de una vida virtual, aunque no en el sentido de una proyección incluso cuando recurre al "tiempo presente", el cine, a su vez,
mnemónica , no como "pasado virtual", sino más bien . como .~ crea -del mismo modo que el sueño-s- un "presente virtual",
proyección hacia el futuro. El drama nos presenta la ilusión una acción ficticia como la del sueño, cuyo desarrollo perma-
poética siempre grávida de sucesos futuros. nece fluctuante en aquella timelessness que sólo posee nuestra
S. Langer, mediante estas distinciones temporales, procura vida onírica.
sobre todo subrayar el lado ficticio de la "tranche de vie" crea-
da por la obra literaria, en sus diversos aspectos de poesía, de
novela, de obra teatral. El uso, por ejemplo, del presente his-
1 Tu. WILDEIl, The Intent o/ the Artist, pág. 83: "00 the stage
1 Feeling and Form, pág. 266. it is always now".
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17. El principio de asinúlación.
Analizad as así las diferentes artes, y atribuyendo a cada
una de ellas el preciso deber de crear aquella ilusión prim aria
que lleve a la realización de una situación virtual identificable
prec isamente cnn un símbolo significativo del [ eeling huma no,
queda aún por añadir el escollo de la copresen cia en diversas
form as artísticas de elementos heterogéneos, qu e pertenecen a
diver sas categorías y cuya eficacia ha sido con frecue ncia exa-
minada y discutida . ¿Cómo justificar, en efecto, el valor del
elemento sono ro en la poesía, del cromático en la arquitectura.
o de la palabra en el canto? A este respecto, S. Langer recurre
a una hábil maniobra que ella define como "principio de asi-
milación" 1 , Y que se basa esencialmente en el principio de la
pureza del m édium expresivo,
Ya en otro lugar 2 tuve oca sión de plantear una teorí a aná-
loga a propósito de lo que me place definir como " traición del
medio expresivo" de un determinado arte . En otras palabras,
ya que todo arte dispone de su medio de expresión, es necesario
- afirmé ent onces- que este arte no traicione su medio : la
música deberá asimilar la palabra, el cine la pintura y la rn ú-
síca, etcétera. Pero, ¡ay, si un arte se vale -de modo excesi-
vo--"'de "los materiales de otro! Te ndremos entonces la música
"pictórica" , la pintura "litera ria", el cine "figurat ivo". etcétera .
Susanoe Lang er afirm a algo parecido : ciertamente se pue-
den mezclar los diversos medios, pero el no "e specífico" de
un arte determinado, se tra nsformará automát icamente - se
asimilará- al típico : "When word s enter into music, thcy are
no longer poetry.. . they are elements of music" '. Las pala-
br as, por consiguiente , pierden - una vez han ent rado a formar
1 Feeling and Form , ca p. X . Tbe Principie 01 A ssímitatíon,
2 Cfr. D ORPLES, Discorso tecn íco del/e arti, Pisa . 1952. págs. 69
(Var;eta de; m ezzi e de; linguaggi} y 74 (Scam bio di /inguaRgi Ira le
arti), y también cfr. D ivenire, pág. 67 .
3 Fee/ing and Form , pág . 157.
22. Molino del siglo XVIII. en Reedham (Norfolk). La tribuna en-
cristal ad a ha sido añad ida reci entemente.
19Z
Un ejemplo de co nt aminación de un edifi cio ut ilitario antiguo por un a
ha bitación " hedo nística" mo de rna . El resu ltad o, aunq ue " pinto resco",
es semá nt ica me nte abs urdo.
24. Eero Saarinen: Estadio David S. Ingall para hockey, New Haven,
1958.
23. Dolmen de Macia Kenoded.
La din ám ica de las fo rmas có ncavas y convexas subra ya la diná-
Estas cons trucciones pr imit ivas (probab le mente tu mbas) reve lan un valor sem án- mica del ~ juego, basado en rápidos deslizamientos curvilíneos s ob~ e
tico inicial, al q ue por otra parte se añade el valor pa rtic ular de "tosquedad" el hielo: "Hemos qu erid o qu e la arquitectu ra revela ra no un esp '!f lo
qu e viene a co nstituir parte integrante de su eficac ia estético- comunicativa. estático, sino un lugar de mov im iento."
26. Enrico Baj : "Vieille Dame au cclller", 1960.
25. Eduardo Paolozzi: "H ér oe griego", Vé ase página 225: "Ba¡ cre a obras con los 'debris d r
1957 (bronce, altura 173 cm . Colección passé', con las decoraciones, con las pasamanerías de
Freda Paolozzi). los abuelos ... reviviscencia de un pas ado imaginaric
que el objeto moderno aún no posee. Se trata de U02
La tesaurización de "objetos hall ado s" nueva iconología que aúna en sí el prestigio de 1"
que se conviert en en simbó licos de. un a iconología popular y el de la oculta, que reanima las
nu eva figurac ión basad a en element os cualidades mitopoéticas del hombre de hoy."
de desecho . ...
28. Robert Rauschenbe rg: " Cu rfew", 1958 (co mb ine.
27. Cubierta de la pub licación " Sclence Ffct lon Quar- pai nti n~, 57 por 39 cm., colección Don al d Peters, Nueva
te r ly", hacia 195U. York).
Esta ilustración ha envejecido en rel ación co n las qu e Véase págin a 223: "J unto a la vol unt ad ' de mu chos pin to:'
se usan hoy en día . El coeficiente de desga ste es ma- res de hoy de envilecer los m edia t rad icionale s, de so r-
yor en las form as pseudoart ísticas dest inadas a la di - pre nde r y escandalizar co n el emp leo de elementos to ma-
fu sión masiva, qu e siguen la boga de l grafis mo publ i- dos en pr ésta mo 'a l a mbiente diario , se da también la ne-
citario y de otros 'm ed ios info rma tivos so me tido s a cesidad de fijar lo mutable, de det ener el co ntinuo deve -
un a co nsta nte nece sidad de ren o vación . n ir de las fo rma s,"
29. La "aleta" de un automó vil am erf-
cano. hacia 1959. 30. Jnstalaciones de destilación de la refinería Stanic, en
Bari.
Ejem plo típico de styling que demue stra
que la form a del objeto viene determi- El nuevo " pa isaje industria l" ha creado pers pectiva s arqui-
nad a, más que por ra zone s técnico-funcio- tectónica s inéditas, que a menu do no están integrada s aúr
na les, por razones simb ólico-expre sivas. en una tipología precisa.
31. Teléfonos de la Bell System ,
desd e sus o rígenes hasta hoy .
El modelo del pr imer plano es de
Henr y Dreyfuss. Es fácil co mpro-
bar el rápido desgaste (envejeci-
miento) de este obj eto , a pesa r de
su ade cuación a la fu nción .

32. Maqu eta diseñ ada por Bruno l\1unari.


E jemp lo de modelo divorciado to ta lmente de cualq uier
motivación - técnico-funcion al, y provisto solame nte de
un com pon ent e simbó lico-expresivo.
34. Bruno Munari: "Fósil del 2000", 1959.
33. Automóviles de carreras Alfa Romeo Abarth, 750 cc., diseñados por Pfnln- Interior de una válvula de radio, mod elad o y sü me rgido en
farina, 1957. materia plástica; ejemplo de cómo los resto s de objetos mecá-
Ejemplo de un diseño que simboliza la función del objeto y que a la vez res- nicos totalmente separados de su función origina ria pued en ad-
ponde a los requisitos técnicos del mismo. quirir una validez estét ica si son "asumidos" por el artista para
encarnar un a determinada funci ón plástica.
35. Ken gtro Az uma: " Bronce 1960" (145 por 75
cm., colección P. M., Milán).
Esta esc ult ura , cua ndo era todavía de yeso ,
cayó al suelo y se rompió. En vez de destruirla
o de repararla, el autor (el jap onés Azuma, qu e 36. Vista invernal de los Jardines de Piedra del Templo de Ryoanji (Ky oto) bajo
fue discípulo de una escuela zen en su adoles - la ni eve .
cencia) ju ntó los fragmen to s para la fusió n. Re -
sultó un a obra que, según el a utor, presenta ca - La belleza de este cé lebre jardín se ha obten ido mediant e el uso de elementos
racterísticas "wab i", precisamente por los ele - asimétricos, tales como ku zush í (deformación), bokash í (somb ras), shichi-go-san
ment os de im perfección e inacab ado q ue co m- (siete-cinca -tres, el nú mero de las pied ras) y ten-chl-iin (cielo, tierra, hombre).
pren de. La nieve aumenta to dos estos efectos.
~7 .
Vaso japonés del sig;lo XVI (M use o Gui-
met, París).
En la ligera imperfecció n, en su " inacabao o"
y en la textura del mater ial com positivo se part e de la composición musical- su carácter discursivo, y
encuen tra n alg unos elementos de la esté tica
zen. El uso prolongado a tr avés del tiem p'O adquieren la misma función que los otros "ingredientes" de la
de ter m ina los ele mentos " wabi" y "sabi " trama musical. T ambién las palabras adquieren el oficio propio
de las notas, la crea ción de un "tiempo virtual" He aquí, pues,
cómo las palabras, prescindiendo de su valor semántico, pueden
integrarse a los sonidos asumiendo un verdadero y propio ca-
rácter musical. Y esto explica por qué, en más de un caso. no
sea necesario comprender las palabra s de un canto, de una
ópera, y por qué es mejor dejar el texto musicado en su lengua
original, dond e se conserva inalterado aquel carácter de intc-
gración rítmico-plástico-sonora que podría perder UDa Vf?Z tra-
ducido. Por esto, el canto, no es un "co mpromiso" entre poesía
y música. sino que él mismo es música.
En esto consiste el "principio de asimilación" . por el cual
"one art swallows the product oC another" I y así también se
resuelve la antigua cuestión del Gesamtkunstwerk , término que
ya es de por sí un absurdo, dado que una obr. de arte puede
existir únicamente "e n una sola ilusión primaria que todo ele-
mento debe contribuir a crear"

18. La obra de arte y la «comu nicaci ón » con el público.


Entre las más discutidas cuestiones de estética vuelve siern-
pre a proponerse la de la relación entre arte y público, o mejor.
la de cómo debe considerarse la obra de arte, si vista desde el
punto de vista del creador, o del receptor. Por más que el arte
tenga muchos punt os de contacto con el lenguaje, según S. Lan-
ger desde un punto de vista estrictamente semántico no se
puede afirmar que la obr. de arte establezca una verdadera y
propia comunicación entre el artista y los demás hombres. In-
sistiendo sobre la funci ón simbólica - no discursiva- del arte.
38. Autora japon esa .
1 Fee ling and Form, pás. 294 : " Un a rte en gulle el prod ucto del
La armonía zen procede del o tro"
toque final que destru ye el
acabado del objeto, creando
así un eq uilibrio diná m ico 193
entre asime tría e imperf ec-
ción.
a una importante exposición de arte egipcio... En est~ sentido,
es natural que la autora llegue a tal conclusión sin darse cuenta el arte es una comunicación, pero no es personal, ni deseosa
de que, precisamente a través de su no discursividad, es posi-
de ser comprendida" .
ble un tipo de "comunicación", distinta de la que ofrece el A este propósito, quizá, se puede aprobar la distinción pro-
lenguaje común y el lenguaje científico, pero no por eso menos puesta por S. Langer entre la cualidad "personal", individual,
importante. altamente discursiva, de la comunicación por el lenguaje, y la
"The artist is not saying anything ... he is showing" 1, Y impersonal, generalizadora, prevalentemente sim.b6lica del ~rte.
esto explica cómo es imposible precisar al público "con pala- Por razones análogas, podremos entonces opmar que, rmen-
bras" aquello que el artista "muestra" y que es, en definitiva. tras el desgaste del lenguaje es evidente en lo que se refiere
la proyección simbólica de un sentimiento suyo. Para justificar al contenido verbal de la obra poética y literaria, el desgaste
entonces de qué naturaleza es la relación entre el artista y el del arte, en lo referente a su lado formal, no es posible o es
fruente, Susanne Langer afirma que este último, ante la obra muy problemático. De otro modo, ¿cómo podríamos gozar
de arte, responde como lo haría ante un "símbolo natural": de una participación tan luminosa de las obras de arte de la
"Encontrando el significado... en el sentimiento". i.Y cómo antigüedad más remota?
se transmitirá después este sentimiento? No ya a través de una No es ilegítimo, pues, sacar la conclusión de que existe
comunicación. sino a través de una "revelación". La emoción en toda obra de arte un cociente lingüístico al que se asigua
estética será, pues, un efecto psicológico que viene definido la misión comunicativa actual y que va al encuentro de un pre-
como "a pervasive feeling of exilaration" . coz desgaste (y es el cociente más ligado a la moda, a la cos-
Pero, para volver a la más importante y discutida cuestión tumbre, el que hace que un objeto de uso, un utensilio, ~na
de la comunicación, he uqui lo que la misma autora afirma c!. cancioncilla no estén ya "de moda" por el desgaste producido
"El concepto de arte entendido como una especie de «cornu- en sus características lingüísticas), y, por el contrario, un co-
nicaclón» presenta sus riesgos, porque, análogamente al len- ciente más universal, más directamente ligado al proceso for-
guaje, se espera que la «comunicación» se produzca entre el mativo ubicuitario del que la obra de arte toma el arranque. Tal
artista y su público, noción que yo considero errónea. Pero cociente será "incomunicable" en el sentido Jingüístico más
hay algo qUL':, sin incurrir en el riesgo de expresarse demasiado estricto, será solamente intuible en su acepción simbólica, y
literalmente, se puede llamar «comunicación a través del arte», como tal no perecedero ni consumible, como habíamos obser-
y es precisamente el informe que las artes dan de una deter- vado ya, cuando hablábamos del "consumo de la información"
minada nación o época a los hombres de otra época. Ningún y de la información semántica contrapuesta a la infonnación
documento histórico en miles de páginas podría decirnos res- estética.
pecto al pensamiento egipcio. lo que nos dice una sola visita

1 Fa/i"g und Fonn. pago -'95: "El artista no dice nada ... sino que
muestra".
C! tt-t«, r.ig. 410: "Tbere is somcthing that n~ay ... be callcd -corn-
municution tluough art«, namely the repon which thc arts muk e of
one agc UI nution lo he peopl e of anothcr".
í

195
!Y4
v
VALORES COMUNICATIVOS Y SIMBOLICOS
EN LA ARQUITEcruRA, EN EL DISE"'O INDUSTRIAL
y EN LA PUBLICIDAD

1. Tipología y semántica arquitect6nica.


Quisiera proseguir, en este capitulo, el análisis de algunos
sectores de la actividad creativa contemporánea basados en
elementos comunicativo-simbólicos, extendiéndolo también al
campo de la arquitectura, del diseño industrial y de la publici-
dad. El panorama que de este modo se nos ofrecerá no será
ciertamente completo, pero me permitirá al menos apuntar
-junto a otros argumentos más comúnmente tratados (como
los que se refieren a la poesía, pintura, escultura)-- algunos
aspectos en general olvidados tanto por los estetólogos como
por los psicólogos, como es el caso precisamente de la arqui-
tectura, el diseño industrial y la publicidad. Tres sectores que
condicionan cada vez más la vida del hombre de hoy y deter-
minan buena parte de sus actividades creativas y que, en cam-
bio, continúan siendo de escasa o de marginal importancia com-
parados con las "artes puras", de las que tan a menudo y tan
excesivamente se habla. He tenido ya oportunidad de tratar
sumariamente de estos sectores en mi Divenire, pero lo he
hecho desde un punto de vista general, y no específicamente
desde el punto de vista del aspecto comunicativo y consumativo.

197
Recientemente, por parte de algunos estudiosos -sobre sostengo que una indicación aunque fugaz de las diferentes ac-
todo de la Escuela de Florencia 1 _ se han hecho interesantes titudes de la arquitectora de la edad barroca, según los diversos
tentativas de extender al campo de la arquitectora y del diseño países y las diversas tipologias de la misma, según las condi-
industrial algunas de las observaciones e hipótesis hechas por ciones filosófico-religiosas de estos países, pueda resultar par-
mí, en su tiempo, adelantadas en tomo a las artes en general ticularmente convincente.
y a la arquitectura en particular, y quisiera recordar entre estos
estudios en primer lugar los de !talo Gamberini, de Giovanni 2. El ejemplo del barroco inglés.
K. Konig, de Pierluigi Spadolini, cuyos postulados se separan
sólo parcialmente de cuanto había afirmado yo con anteriori- Tómese como ejemplo la situación registrada en Inglaterra
dad. No todas las argumentaciones y las conclusiones de estos en el período que va desde 1620 a 1780 (o sea, desde las pri-
autores han llegado, por otra parte, a concordar con mi pen- meras realizaciones de lnigo Jones a las de los Adams y de
samiento y por esto quisiera aquí examinar de nuevo estos im- los Wood).
portantes campos de observación y de aplicación de una teoría ¿Cómo se explica y se justifica la curiosa dicotomía que se
de la comunicación y del consumo aplicados a la arquitectora, registró entre arquitectora continental y arquitectora insular,
al diseño y a la publicidad. cuando, sin embargo, los fermentos renovadores barrocos en
Creo que en este punto, antes de proceder a una relación las otras artes (poesía, teatro) habían seguido de cerca los
más detallada sobre la semántica arquitectónica, pueda resultar de las principales naciones europeas? Probablemente por la
útil una breve indicación a un específico ejemplo de "lenguaje presencia en Inglaterra de una situación religiosa muy distinta
arquitectónico", limitado a una determinada época. En efecto, de la continental (donde ya habían cristalizado las posiciones
la identificación del lenguaje arquitectónico de una época con alcanzadas respectivamente por el catolicismo y las religiones
las constantes formativas de la misma es demasiado obvia aun- reformadas, y donde, por esto, el efecto de la Contrarreforma
que no deja de asombrarme cuánta adherencia hay entre la estovo en relación con el florecimiento de la arquitectura ba-
formulación de una cierta tipología arquitectónica y una cierta rroca).
actitud psicosociológica y filosófico-religiosa. He aquí por qué La contraposición del anglicanismo (todavía no del todo
afirmado) al catolicismo aún presente y vital (piénsese en la
1 . Véanse. sobre todo. los siguientes textos: lTALO GAMBERINI ín-
"catolicidad" de un Pope y hasta en la conversión al catoli-
troduzione al primo corso di elementi di archítettura e rilievo dei Ómo- cismo del viejo Dryden), y la reafirmación del paladianismo
numenti: Connin~, Florencia, 1959, donde los elementos de la arquitectu- que había dominado la época de Inigo Jones, tiene, como ya
ra han Sido estu~~ados co"?-o "palabras" del lenguaje arquitectónico; GIO-
V.ANNI KLAU~ KONJO. Lezioni del COrso di Plástica, Editrice Universita-
es sabido, una vivaz continuación, y una refloración espontá-
na, Florencia, 1961! que comprende dos partes dedicadas a las rela- nea y auténtica durante la primera cincuentena del siglo XVIII
ciones entre la arquuectura y 1éJ:S otras artes y al estudio de diseños y (a través de las obras de John Wood, William Kent, etcétera,
model~s, v u.na ter,cera parte. titulada Prolegomeni all'analísí del lin-
g,uagglO .archlf~tton~co,· del mlsm~ autor véase también el artículo 11 y después del breve paréntesis pseudo-barroco de Vanbrugh y
Jm?,~aggl(' del! architetturo: notaZlone di -linguaggio comune", en "Cri- de Wren). Esta nueva fase paladiana corresponde cronológica-
ten. ' 9-10_. 1~60: PI~RLVIGI. S~."D?LINI, Dispense del corso di Proget- mente a la explosión del llamado rococó continental (Alema-
taz.lOne amsuca ner industrie. Editrice Universitaria. Florencia. 1960.

198 199
nia, Francia, España) 0, si preferimos. a una ulterior difusión Pero no bastarían estos motivos confesionales para justifi-
y complicación de los modos barrocos. car el no desarrollo del barroco arquitectónico en la isla. En
En tal caso, el concepto de barroco (arquitectónico) se pue- realidad, el "lenguaje" barroco trae consigo la connotació? de
de identificar con el de la Contrarreforma, o sea del catolicismo anti-clásico, de anti-renacentista, mientras que el paladiano
romano, y la arquitectura barroca se califica como "papista" se identifica con Renacimiento y Clasicismo, dos aspectos mu-
por algunas destacadas mentes "reformadas" (Shaftesbury). cho más ambicionados por los anglosajones de la época (pién-
Que el barroco en su expresión más genuina estuviera li- sese en las obras de Shaftesbury ambientadas en Italia, y en
gado a la Contrarreforma lo prueban algunos datos significa- las teorías estéticas de buena parte del empirismo, desde Ber-
tivos y, por lo demás, bien conocidos: su aparición en Roma, keley a Hutcheson, desde Addison a Dennis, desde Temple a
centro del catolicismo, y su afirmación y triunfo, sobre todo, Hume, dirigidas hacia el ideal clásico Y atacando la manera
en países católicos (Austria, España, Baviera, Sudamérica) '. y las costumbres "góticas"). .
La iglesia barroca es indudablemente la expresión de la He aquí, por consiguiente, cómo el desgaste del estilo del
dramática búsqueda de una "salvación individual" sugerida y Renacimiento, que había llevado a Italia a deslizarse, ya en
augurada por la Iglesia mediante un retomo más individuali- el Quinientos, hacia el manierismo y después hacia el barroco,
zado a la ortodoxia. La iglesia de la Contrarreforma, por con- no tuvo lugar en la isla, donde la época del Renacimiento había
siguiente, mientras quiere acercarse a los fieles mediante nna visto un tardio fIorecer de modos góticos después resueltos en
mayor simplicidad y rapidez del ritual, quiere también permitir el Tudor y en el extraño y autóctono estilo de las country hou-
al fiel asistir, a través de un contacto más íntimo y directo con ses jacobinas (típica, la célebre y deliciosa Hatfield ':I0use).muy
la escena de la celebración religiosa, a las fases de la Misa, lejanas tipológica y estilísticamente del Renacimíento ítalo-
manteniéndolo en contacto directo con el altar en vez de aislarlo francés.
de éste como sucedía en la iglesia de tipo basilical y en la ro- Falta de desgaste, he dicho, y, a la vez, capacidad del estilo
mánica y gótica. Mientras en la basílica románica el fiel está paladiano (y después neoclásico que, no debemos ~lvidar, se
aún fuera de la "escena" de la Misa, y de las diversas funcio- prolonga a través del georgian durante todo el SeteC1en~os y.la
nes religiosas, en la iglesia con planta circular, elíptica, de una primera mitad del Ochocientos) para poseer una expresión lin-
sola nave, de la época barroca es colocado en una posición güística todavía "legible" y aún semánticamente actual. No ha-
completamente nueva con respecto al lugar en que se centran ber habido desgaste, pues, de expresiones lingüísticas (que, en
las fases del ritual '. cambio en el continente estaban más que agotadas) es eVI-
dente demostración de la posibilidad, no sólo de supervivencia
1 Un ejemplo muy significativo de la unión entre barroco ar- de un estiló en otros sitios superado y resultado ilegible (o, si
quitectónico e Iglesia romana es el citado por Paul Roques (Signification
du Baroque, en "La Meíscn-Díeu", 1954, pág. 125), que recuerda que se prefiere, "incapaz de información") sino de ~rol~f~ra~ión
de las dos iglesias construidas en Dresde en el Setecientos la protes- autónoma a través de propagaciones altamente sígnificatívas
tante es gótico-renacentista y la católica es evidentemente barroca. como cierto estilo colonial americano, cierto '"georgiano-caroli-
2 Cfr. mi artículo Antiformalismo nell'orchileltuTo barocca della
Controrttorma, en "Atti del Congresso di Studi Umanistíci", Vene- niano" como el de Charleston, cierto "neoclásico-holandés"
cia, 1954. como el de Newcastle (Dclaware), o como cl más conocido

201
de Salern, Newport, Lexington, Georgetown, etcétera, tan In- relación intermonádica, y no como absolutización de un sin-
creíblemente lejano del contemporáneo barroco colonial de los gular e incomunicable credo subjetivo.
países de Sudamérica, y de Méjico (donde, obviamente, había La semántica, como se sabe, es una doctrina reciente, sobre
ganado el catolicismo introducido por los españoles y por los la que los juicios no coinciden siempre todavía. Considerada en
portugueses). más de una ocasión como el estudio de la función de las pa-
Este breve paréntesis quizá deberia haber concluido y no labras, sobre todo por lo que se refiere al "sentido" y al "sig-
iniciado nuestro capítulo, pero he creído oportuno exponer en nificado" de las palabras mismas, hoy día se tiende a exten-
seguida un ejemplo que me parece de los más claros y com- derla no sólo al campo de la lengua sino también al más vasto
prensibles para sufragar las postulaciones más teóricas que del "lenguaje" 1. El "significado" puede considerarse como un
ahora quisiera añadir para hacer aceptable y utilizable un plan- proceso que liga los objetos, los hechos, los seres, a "signos"
teamiento "semántico" y comunicativo aplicado a la arquitec- capaces, a su vez, de evocar tales objetos, hechos y seres. El
tura. El ejemplo de los diversos modos de urdirse y de desarro- proceso cognoscitivo no es otro, por consiguiente, que la posi-
llarse el arte de la construcción en un período tan cercano a bilidad de conferir un significado a las cosas que nos circun-
nosotros como el del barroco, me ha parecido por ello, particu- dan, y tal posibilidad nos viene ofrecida por signos que son
larmente ilustrativo, tanto para demostrar la interdependencia para nosotros el trámite entre nuestra conciencia subjetiva y
entre un estilo y una actitud cultural, religiosa, ideológica, como el mundo de los fenómenos. Los signos, pues (en sus diversas
para remachar mi concepto de una posible consumabilidad de- subdivisiones y clasificaciones, de símbolos, iconos, señales y
rivada de situaciones ambientales y no sólo de un mero fenó- emblemas), son los primeros y principales instrumentos de toda
meno de saturación formal. Además, he creído importante evi- comunicación.
denciar, a través de los simples indicios señalados aquí, la Ante todo, una cosa es cierta: la arquitectura, como todo
posibilidad de admitir una "semanticidad tipológica" de deter- otro arte, puede y más bien debe considerarse como un con-
minadas expresiones arquitectónicas según el "significado" sim- junto orgánico, o, hasta cierto punto, institucionalizado, de sig-
bólico-comunicatívo que ellas revisten dentro de los límites y nos (de símbolos, si se prefiere) y como tal puede ser identifi-
de los caracteres de una determinada épocá cultural. cada al menos parcialmente con otras estructuras lingüísticas,
con la misma lengua hablada, y por esto mismo estar sujeta a

3. Signos y significados arquitectónicos y su «lectura», 1 Repito aquí una vez más, para evitar equívocos, que me sirvo
del término "lenguaje" en el sentido de una global y generalizada fun-
Los problemas semánticos de la arquitectura, considerada, ción expresiva y comunicativa del hombre, función que puede darse,
en lo que concierne al territorio artístico, ya sea a través de la palabra
igual que las otras artes, como un "lenguaje", están en la base (articulada en las diversas lenguas), ya sea a través de las expresiones
de toda una nueva corriente de pensamiento que permite hacer plásticas, cromáticas, etcétera de las diversas artes. Por esto, diciendo
entrar también este arte dentro de los cánones de una teoría "lenguaje arquitectónico" no entiendo en absoluto asimilar dicho len-
guaje con la "palabra" hablada, ni recaer en los antiguos errores de
informativa y comunicativa que indague precisamente las mo- poner una distinción más inoportuna que nunca, entre "literatura" y
dalidades de la expresión artística, entendida como necesaria "poesía" hablando de una más o menos inefable "poesía" de ciertas
I

obras arquitectónicas...
202
203
aquellas distinciones entre "géneros" y 1'especies", a las que relación entre los "signos" arquitectónicos (las diversas formas
la literatura está normalmente sujeta. de la construcción) y los designata de tales signos, que serían
La "lectura" de estos signos particulares que constituyen los individuos que se sirven de ellos (o sea que habitan las
el lenguaje arquitectónico (y que, como veremos, se pueden construcciones). Según mi parecer, el considerar la arquitec-
identificar con algunos elementos típicos) es indispensable para tura bajo un aspecto semántico equivale a considerar cada una
la comprensión de este arte. Claro está que en más de una de las formas arquitectónicas como los elementos primeros de
ocasión tal lectura se da de manera instintiva más que a tra- un razonamiento articulado, capaz de transmitir a quien habite
vés de la adquisición de conocimientos técnicos especializa- o a quien observe el edificio (a quien, en otras palabras, "goce"
dos, y esto hace que también a propósito de la arquitectura de la obra) un mensaje, que, precisamente, es tal en cuanto
---como ya observamos a propósito de otros monumentos artís- resulta transmisible por el uso de un "signo arquitectónico" y
ticos del pasado (esculturas, incisiones, graffitis, que contienen prescinde de toda conceptualización de tal signo. Lo cual, por
elementos mágico-simbólicos)- se pueda afirmar que la "lec- otra parte, no debe ser entendido (como parece inferir Gam-
tura", desde un punto de vista artístico, puede también estar berini) como una justificación del valor del diseño arquitectó-
separada de una comprensión intelectual y racional de dichos nico en sus relaciones con la construcción realizada ("si la ar-
elementos mágico-simbólico-metafóricos. Ya que donde se ha quitectura no fuese lengnaje no podría tener ningún sentido
"consumido" ya el símbolo, el significado metafórico y recón- para nosotros el llamado (diseño arquitectónico» [sea de pro-
dito, permanece todavía válido y reconocible el significado más yecto o de relieve], que no es otra cosa que la notación sim-
exquisitamente "estético". bólica de la arquitectura entendida precisamente como lengua-
Por lo tanto, sólo considerando la arquitectura bajo su as- je"). Ya que esto equivaldria a considerar la notación musical
pecto lingüístico-semántico, será posible entender por qué se como una expresión simbólica de la música misma, mientras
registran en ella aquellas modificaciones de los "desgastes", de que la posibilidad de recurrir a un género de notación perfecto
la obsolescencia, que puede hacer más fácil o más difícil la o Imperfecto o apenas analógico, tanto para la música como
fruición y la interpretación y por qué se registran aquellas mu- para la arquitectura, o pongamos para la danza, nada tiene que
taciones o aquellas reviviscencias que hemos revelado a pro- ver con las verdaderas y propias "constantes formativas" de
pósito de la particular evolución de la arquitectura barroca en estas artes y no es más que una estratagema, un artificio útil
Inglaterra y en el continente. pero no necesario para su documentación y para su ejecución.
y aquí podremos volver a la ya recordada distinción estable-
cida por Moles entre "información semántica" e "información
4. «Diseño» y «signo» arquitectónico y equivocos
estética". Hemos visto que este autor distingue entre los dos
de la «notacián simbolica»,
tipos de información y admite que en el arte se da precisa-
Para algunos autores, como por ejemplo para Gamberini 1, mente un cociente informativo estético que sobrepasa y des-
el carácter de lenguaje deriva a la arquitectura por admitir una tierra al semántico. Tras esta hipótesis, Moles explica cómo
nunca es suficiente el "título" de una sinfonía para identificarla
1 lntrodutione ele. cit. con el fragmento musical que indica, y cómo.no es suficiente

204 205
la notación musical para identificarse con la auténtica fruición El hecho de que se den numerosos y diversos "géneros"
de un determinado fragmento. Si la afirmación puede parecer arquitectónicos (el hecho, por tanto, de que se pueda distin-
demasiado obvia en el primer caso, podremos aquí subrayar guir entre los múltiples edificios según su espacialidad o su
cuán oportuna es para el segundo caso, que ofrece una rela- finalidad, y que por esto sea lícito distinguir entre "casa ha-
ción más neta con el diseño ejecutivo y con la proyección en bitable", escuela, iglesia, teatro, estadio, hospital, y, aun, entre
el caso de la arquitectura y el diseño industrial. chimenea, hangar, serpentina, alto horno, o bien -incluso tra-
Tanto en el caso de la notación musical sobre la hoja pen- tándose de elementos privados de una "espacialidad inter-
tagramada como en el del "diseño arquitectónico" (de relieve, na"- entre obelisco, puente, mojón, antena de radio ...-) sig-
de dibujo geométrico con escala, de dibujo prospectivo, o di- nifica identificar cada uno de estos elementos tipológicos con
rectamente de "modelo" en yeso o en plástico 1), es evidente un particular elemento lingüístico, y esto por una razón pre-
la presencia de un elemento exclusivamente de información cisa: reconocer a cada distinto tipo lingüístico una específica
"semántica", que tiene en común con la información estética y principal comunicabilidad.
sólo un aspecto completamente extrínseco de precisión formal,
de la que destierra toda verdadera y propia característica es- 5, Significación fenoménica de algunas configuraciones.
tética (aparte del valor "pictórico" que podrán tener algunos
esbozos arquitectónicos independientemente de su efectivo va- Será oportuno aquí precisar que yo sostengo como fácil-
lor constructivo). Hablar de "signos" y de "símbolos", por mente admisible y probablemente indispensable para poder ad-
consiguiente, es útil, e incluso necesario a propósito de todo mitir una "comprensión" inmediata de determinadas formas
arte, sobre todo para que no se confunda una práctica de tra- constructivas, considerar como típico de nuestra percepción
bajo o una estratagema de notación con una íntima necesidad visual el hecho de aferrar en su globalidad y de entender como
del lenguaje artístico. Y, en realidad, quienquiera que haya "significantes" algunas configuraciones que tengan una carac-
puesto atención a los substanciales valores del arte arquitectó- terística de alta "bondad formal". Como ha observado recien-
nico, O sea a su espacialidad, a su trayectoriedad, a su "escala" temente Arnheim " para prescindir de toda hipotética "forma
y a su dimensión, habrá reconocido pronto cómo toda "lectura arquetípica" (según la hipótesis de Jung) es posible admitir que
indirecta" de la arquitectura, y, asimismo, toda lectura indi-
recta de la música, no son más que transposiciones muy inge- a juzgar el diseño en sí mismo... olvidando que éste es un signo puro,
nuas e ineficaces que sólo pueden suplirse con aquel bagaje una hipótesis espacial expresada por medio de formas bidimensionales".
Estarnos de acuerdo ron esta precisión del autor, y con el peligro de
de conocimientos técnicos que uno posee, a pesar de los cuales confundir el "valor" del diseño (o esbozo) arquitectónico con el del
será fácil caer en los mayores desenfoques. verdadero y propio edificio construido. Pero debemos, además, observar
que no es tampoco exacto hablar del diseño (de relieve, geométrico,
etcétera) como de un "signo arquitectónico", sino sólo como una in-
1 GAMBERINI, lntroduzíone etc. cit., pág. 3: "El medio mediato tuición técnica capaz de conducir en un segundo tiempo al verdadero
característico de la arquitectura y que interviene siempre en su proceso y propio "signo" (o símbolo) del lenguaje arquitectónico, que es, en
creativo es el diseño. Es característico de este proceso hacerse a me- definitiva, precisamente el mismo edificio una vez llevado a término.
nudo identificar erróneamente con la arquitectura misma, y este true- 1 Perceptual Analvsts 01 a Svmbol 01 lnteractíon, en "Confinia
que está tan arraigado que, alguna vez, nosotros mismos somos llevados Psychlatrica", núm. 3, Basilea, 1960.

206 207
se dé una "identidad entre imagen' y significado" sin que tal minarete, arco ojival) puedan ligarse también a razones de
identidad deba ser determinada por convenciones o por pasa- orden místico-iniciador, religioso, apotropaico o mágico, no
das experiencias, sino precisamente porque una determinada resta nada al hecho de que sólo admitiendo un real componente
forma y una determinada estructura pueden implicar la ma- formal y formativo en la base de tales símbolos, sea posible
nera en que éstas son vividas por el observador. Arnheim ha justificar la eficacia y la perennidad, así como su aparición en
hecho un cuidadoso estudio de tales propiedades valiéndose del determinadas épocas históricas. Y he aquí como entonces, para
conocido signo chino del T'ai-chi-tu (o, en japonés, tomo-e), terminar este breve paréntesis, somos llevados a admitir que,
que simboliza los eternos principios del yin y yang (masculino en el curso de la historia de los "elementos de la arquitectura"
y femenino, cielo y tierra. húmedo y seco, principio y fin, et- (no ya en la de los "caracteres distributivos" O de los "elemen-
cétera), demostrando a través de una cuidadosa investigación tos constructivos"), se ha verificado siempre un recorrido his-
psicológica cómo precisamente el análisis metódico y experi- tórico de formas y de fuerzas directa y "fisiológicamente" sig-
mental de esta forma particular lleva a atribuirle (incluso por nificantes, que constituyen precisamente la primera base de
quien no esté al corriente de sus significados ocultos) significa- toda la legibilidad de este arte.
ciones que pueden fácilmente sobreponerse a aquellos signifi-
cados ahora ya convalidados por el uso y por la experiencia. 6. Pérdida de la capacidad informativa de un elemento
Por esta razón, el isomorfismo entre apariencia y significación arquitectónico.
(que podía parecer un tanto ingenuo cuando venía postulado
como efectiva correspondencia fisiológica entre determinadas Sucede que, con el andar del tiempo, el lenguaje de una
cualidades perceptivas y los equivalentes engramas cerebrales) forma arquitectónica pierde su capacidad informativa. No es-
resulta, en cambio, aceptable cuando se presenta como la pro- tamos ya, pues, preparados para descifrarlo (o sólo lo podemos
piedad de determinar configuraciones de fuerzas para presen- hacer recurriendo a análisis históricos y arqueológicos). La
tarse como "significativas" a nuestra percepción. obra vale, entonces, sólo por su "aspecto formal" (por aquellas
Sólo de este modo será posible comprender por qué ele- características isomórficas de las que antes tuve ocasión de
mentos simbólicos altamente institucionalizados y hasta for- hablar), ya que su eficacia aparece limitada a un cociente con-
malmente complejos hayan podido surgir en ambientes y en figuracional y separada en cambio de toda razón de ser "fun-
civilizaciones lejanísimas entre sí, incluso en épocas en las que cional", de habitabilidad, de ritualidad, o científica.
toda posibilidad de transmisión era inconcebible. Ejemplos obvios son los antiguos menhir y dolmen, ciertos
Estos atrihutos formales y expresivos que se pueden encon- "observatorios astronómicos" indios, las piedras de Stonehenge
trar en algunas de las más típicas formas de la arquitectura de en Inglaterra, y tantos monumentos religiosos o iniciadores de
todos los tiempos encierran, por lo tanto, ciertas características la más remota antigüedad. Pero también se dan ejemplos más
fenoménicas que pueden ser leídas y vividas de manera análoga cercanos a nosotros y menos conocidos: tómese, por ejemplo,
por individuos que están muy distantes de ellas en el tiempo y el caso de ciertas curiosas construcciones como los hárreos de
en el espacio. Que después de aparecer y registrarse tales ele- Galicia: pequeños edificios que servían, y aún sirven en parte,
mentos simbólicos (creciente lunar, svástica, cúpula, língam, como graneros, y que, para evitar el asalto de los ratones, están

208 209
construidos en forma de cabaña de piedra (de verdaderos "tem- tura industrial, en los aljibes, las cisternas, los depósitos de
pletes") apoyados sobre altos pilares de piedra separados del agua, las serpentinas, las centrales eléctricas, los diques, los
plano del edificio por una gruesa piedra redonda saliente que conductos forzados, los nuevos hangares, los ciclotrones: todo
tiene la misión de impedir el paso de los ratones que subieran un inmenso abecedario de formas inéditas, a veces equivoca-
a lo largo de las columnitas. Estas construcciones, que aparecen das, pero a veces acertadísimas, y cuya "bondad" depende pre-
sostenidas sobre verdaderos y propios pilotis y que por tanto cisamente de su adherencia no sólo a la función práctica y
a~umen un carácter de involuntaria "modernidad", son, a los técnica, sino a la «simbolizacion» de su función,
oJos de un observador que ignore su origen estrictamente "fun- Esto equivale a afirmar que es importante, francamente de-
cional", completamente "ilegibles" y podrán ser considerados cisivo, para una sana evolución de la arquitectura moderna,
por ejemplo, como edificios. de un extraño culto, como tumbas que "se semantice", o sea, que justifique toda su nueva creación
o capillitas, mientras que, inmediatamente después de conocer a través de la adopción de formas que sean semánticamente pa-
la verdadera función, vuelven a "regresar" a un nivel mucho tentes, y capaces de llevar a una clara comunicabilidad. (Y no
má~ técnico y práctico. Algo similar se podría afirmar a pro- tengo casi necesidad de indicar aquí cuán diverso es este prin-
PÓSItO de los trulli de Apulia o de ciertas casas uniloculares cipio de aquel de la "funcionalidad" bauhausiana, propia del
con cupulita rebajada de las costas de Amalfi, y, en general, primer racionalismo, y de cómo tal concepción, semántico-sim-
de mucha arquitectura llamada "espontánea" que evidente- bólica más que funcionalístico-tecnológica, es decisivamente im-
mente aparecía a los ojos de los habitantes primitivos COmo portante también para todo el sector del diseño industrial). No
co.mpletamente "normal" y funcional y perfectamente legible, sólo eso, sino que esto nos hará entender cómo se puede dis-
mientras que a nuestros ojos aparece semánticamente inconse- currir hoy, sin sonrojarnos. acerca de una arquitectura "publi-
cuente, o absurda, sin más. citaria" (ejemplo típico el de la Torre Pirelli de Ponti, en Mi-
Lo mismo sucede con muchos edificios tecnológicos hoy lán, o del Seagram Buildjng de Mies, en Nueva York), arqui-
fuera de uso (molinos, almazaras, grúas, viejos funiculares). tectura que tiene como deber propío el de dar publicidad a un
Todos estos edificios --donde no estén ligados a una función producto, una sociedad, un nombre a través de la publicidad
(física o espiritual, se entiende)-, se vuelven "letra muerta" del mismo discurso arquitectónico que le está sujeto. Es po--
en cuanto a su semanticidad y retroceden al estadio de elemen- sible, por tanto. en los casos negativos. hablar también de una
tos formales asemánticos. no-comunicabilidad por parte de una arquitectura, cuando el
Con esto no se llega a negar, claro está, todo valor artístico edificio en cuestión no sea claramente "legible". es decir. que
a un elemento arquitectónico que haya perdido su semantici- no revele claramente su naturaleza a través de su estructura.
dad, como tampoco se le negará a un edificio nuevo que no Lo que equivale a afirmar que es siempre necesaria una rela-
lo haya aún adquirido (es decir, cuya comunicabilidad sea ción lo más completa posible entre el edificio, su forma y su
-~or razone,s técnicas- aún inédita, oscura y reclame expli- "significado". O sea que la semantización de un edificio es una
caciones particulares y una específica iniciación técnica). Tam- conditio sine qua non para su valor artístico (en la época en que
bién aquí los ejemplos no faltan y en un futuro serán cada vez éste fue creado, se entiende).
más numerosos: piénsese en tantos elementos de la arquitec-

210 211
7. Caracteres distributivos, elementos constructivos, etcétera. determinación planimétrica del espacio .arquitectónico; 2) el~­
mentes de contención vertical del espacio (pared, muralla, pa-
En todas las escuelas de arquitectura existen cátedras de- neles, portantes Yno portantes); 3) elementos de cobertura (a~­
dicadas al estudio de los elementos constructivos en la arqui- roportantes, portantes, suspendidos); 4) elementos de umon
tectura, o sea, de aquellos elementos que entran en juego en entre distintos niveles (escaleras, rampas); 5) elementos de sos-
la recta construcción de un edificio. Y de este estudio de los tén autónomos (pilotis, columnas); 6) elementos de' comumca-
elementos constructivos es lógico pasar al estudio de la verda- ción entre distintos espacios (puertas, ven~anas) .•
dera y propia ciencia de las construcciones. que se ocupa de Así pues, antes de valerse de una clasiflcac'?n de los ele-
estudiar y definir el modo de calcular y ejecutar una determi- mentos basada en sus características materiales (hierro, I?adera,
nada estrnctura. Pero ninguna de las dos disciplinas se ocupa ladrillo) o en sus características técnicas (pa~ed de ladrillo, te:
normalmente del significado (simbólico, metafórico, publicita- rraza de madera), o en el consabido agrupamlent? de.element~s
rio o existencial) de una determinada construcción arquitectó- estructurales, ha querido establecer una claslflcac.lón ~xqU1­
nica, y por ello podemos considerar como perteneciente a la sitamente semántica que no tenga en cuenta las diversidades
materia que se suele llamar caracteres distributivos la investi- tecnológicas sino sólo las expresivas, con lo cu~l, el que u~a
gación sobre la semanticidad arquitectónica. Como justamente puerta o una ventana' estén construidas con e~ mismo material
precisa Gamberini 1, mientras dentro de "caracteres distribu- y con los mismos procedimientos no las .relaCIOnará a nuestros
tivos" se estudiará más específicamente la relación entre los ojos (considerando que la pri~era sirve semánticamen~e ~ u~
"signos" arquitectónicos y sus "significados", competirá a la fin "protector-separativo", mientras que. ~a segunda SI~V~ ~l:
enseñanza de los "elementos de arquitectura" estudiar la se- comunicación con el exterior, de extroflexión de la espacialidad
mántica de la "palabra" arquitectónica (entendiendo por "pa- interna hacia lo externo).
labra" la ulterior subdivisión que es posible establecer entre Concebir así esta materia trae consigo otro problem~, el de
los diversos elementos constructivos: muros, pavimentos, cu- la delimitación de la unidad semántica. que se detendra en un
biertas o escaleras). No basta, pues, estudiar las diversas com- cierto punto, y no podrá ser ulteriormente ~ividid~:. ~n muro
binaciones de los elementos constructivos (muros, escaleras, es, semánticamente, sólo un muro; sus ultenores dlvls~o.n~s ~n
cubiertas, paredes), sino que es necesario también, estudiar cuál ladrillos sueltos, en piedras sueltas, escapan a un análisis se-
ha de ser el significado semántico obtenido con tales combi- mántico e invaden el campo de la disciplina de los "elementos
naciones, es decir, a qué corresponde lingüísticamente el signo constructivos", de la "ciencia de las construcciones".
arquitectónico del edificio en cuestión o parte de él, y si el
mismo consigue expresar efectivamente su específica semanti- Sería conveniente, por otra parte, repetir algunas precisio-
cidad. Un intento de clasificación de los elementos de la arqui- nes en tomo al valor teorético que 'pretendemos dar al aspecto
tectura en esta precisa acepción lo ha realizado recientemente semántico de la arquitectura. . ' ..
Gamberini, quien ha dividido los elementos en: 1) elementos de Si volvemos, aunque sea brevemente, a la dist1DCI(~n de
Mortis, podremos admitir con este autor que el lenguaje ar-
Introduzione etc. cit. tístico (distinto del literario y en general de la lengua hablada)

212 213
implica directamente sus designata más que indicarlos por me- gradaci6n de algunos símbolos arquitect6nicos en su paso del
dio de las palabras, y por consiguiente se vale de signos "icó- lenguaje "culto" al lenguaje común.
nicos' (o sea que contienen en sí una propiedad del objeto que El autor examina, por ejemplo, el caso de la ventana ha-
denotan), con lo que se obtiene una relación mucho más di- rizontal, de la gran abertura que se ha puesto de moda en la
recta entre signo y significado. (El diseño, la fotografía o el arquitectura de entre las dos guerras, y de la típica imagen ar-
registro de una imagen artística -tanto figural como sonora-s- quitect6nica constituida por el techo voladizo de los estadios,
contiene ya en sí algunas de las propiedades de aquello que la gran marquesina en cemento instalada en muchos estadios
"significa", sin necesidad de proceder a una transferencia de hacia 1930, y demuestra fácilmente c6mo estos dos elementos
la imagen a través de la conceptualización de la palabra.) Otra "semánticos" se han ido degradando en un segundo tiempo,
de las consecuencias de esta manera de acercarse a la arqui- una vez que se ha perdido su verdadera y propia eficacia fun-
tectura -tanto a la antigua como a la modcrna- es la de cional, y cómo se han vuelto, en muchos casos (casitas burgue-
permitirnos prescindir de una "historia" de la misma basada sas, estaciones de servicio de compañías petrolíferas), simples
únicamente en el estudio de caca personalidad dominante --de elementos "simbólicos" de modernidad o de potencia econó-
"maestros"- como si fuesen los verdaderos puntos capitales mica. Aquí ocurre 10 mismo que en el caso del diseño indus-
de todo devenir artístico. Si, por el contrario, consideramos la trial, como veremos en breve. En realidad, la imagen (es decir,
posibilidad de una subdivisión "lingüística" de la arquitectura la particular estructura arquitectónica) va perdiendo su poder
3 través del análisis de singulares y característicos elementos "informativo" precisamente porque este último se ha desgas-
que han resultado paradigmáticos de una época. de un estilo, tado, después de una total falta de sorpresa respecto al fruente.
o de una actitud espacial, he aquí que disminuirá la importan- Por lo tanto, su escaso valor estético se debe no sólo a la
cia de la personalidad dominante y singular y destacarán más pérdida de una "carga lírica", como afirma Kónig usando una
ciertas constantes formativas de una determinada época o de terminología dudosa y digna de distinciones idealistas, sino pre-
una determinada dirección constructiva. cisamente al desgaste de las cualidades informativas del mismo
A este respecto, nos place recordar un reciente ensayo de
Giovanni Klaus Konig, Illinguaggio dell'orchiteuura, notarione 8. Consumo e información en el diseño industrial
di «linguaggio comune» 1, que analiza cuidadosamente la de- y en la publicidad.

1"Tü?a . imagen repetídarncnte comunicada acentúa su compo- Si, a propósito de la arquitectura, hemos podido destacar
n~n~e ~emant.lco (o «discursivo» como lo llama Dorfles) y pierde la la importancia de un aspecto semántico de este arte, y de la
smtacuca: la Imagen «desgasta» lentamente su «carga lírica» hasta con- relaci6n entre este aspecto y el informativo, algo análogo ocurre
ve~irse e.n un lugar comú!I' una imagen dotada, por consiguiente, de
un inmediato poder comumcatívc, pero de escaso valor estético. Desde también en el vasto sector del diseño industrial y de la publi-
este momento, se inicia la decadencia de la imagen, ya que su com- cidad No es por casualidad que he unido los dos argumentos,
ponente semántica está también sujeta a un rápido desgaste". sino porque, precisamente en nuestros días, estas formas, que
No nos gusta, sin embargo, la expresión "carga lírica" usada a pro--
pósito de la arquitectura, con la peligrosa transposición desde el sector están tan singularmente a caballo entre arte e industria, entre
de la poesía al de las artes visuales. vida de relación y cadena de producci6n, entre comunicaci6n
214 215
intersubjetiva y bienes de consumo, se deben considerar ínti- producción industrial, nOS referimos siempre a aquellos ,siste-
mamente ligadas tanto por su carga informativa como por su mas productivos que se valen de procesos con carácter Itera-
rápido desgaste y consumo. tivo, El concepto de "producción en serie" se refiere, en efecto,
Aún ayer, hubiera sido imposible hablar en un libro de más bien al método productivo, que a la cantidad de objetos
estética, de filosoffa o de cultura, de temas aparentemente tan producidos, O sea al hecho de que tales objetos estén siempre
"triviales" como los relativos a los electrodomésticos, los car- ideados basándose en su posible iteración. "Serie", efectiva-
teles publicitarios, etcétera, Hoy debemos aceptar, en cambio, mente, significa posibilidad de reproduccíón idéntica de un ~e­
el hecho cabal de una ingerencia cada vez más espesa y capi- terminado modelo arquetípico, y es precisamente ésta la dife-
lar de estos elementos plástico-figurales dentro de las redes de rencia substancial que distingue al objeto industrial del artesa-
nuestra existencia. Y esta ingerencia no puede dejar de signifi- no, cuya iterabilidad está siempre sujeta a una, por ligera que
car indirectamente una influencia también sobre la estructura sea, desviación de la "norma" l.
mental del individuo, sobre su comportamiento, sobre sus me- Es evidente que el concepto mismo de standard, de ele-
canismos perceptivos y representativos. mento estandarizado, "normalizado", constituye una de las
La presencia misma de todo un universo formal artificial- transformaciones más significativas en la actitud del público
mente producido para la' satisfacción de las "necesidades" del hacia la obra de arte industrial (y podrá constituir una actitud
hombre, y producido evidentemente "a su imagen", es decir, diferente también hacia la del arte "puro"), ya que no será
según sus deseos y sus demandas, prácticas y también estéticas, nunca la singularidad lo que contará, como en el pasado, ~,
hace que el objeto producido por la industria entre cada vez por consiguiente, aquella irrepetibilidad de la ,obra, que habla
más en juego, cuando se quiere afrontar los campos paralelos dominado la concepción artística de la humanidad hasta nues-
del objeto artístico, De la misma manera que la publicidad in- tros días se desquiciará en parte. Por otra parte, tampoco po-
troduce sus modos y sus reglas incluso dentro de los mecanis- drá ya contar, en este campo como en el pasado~ la ~~bilida~
mos de la construcción poética y narrativa. No pretendo. natu- del artesano, sino sólo la idea fundamental que inspiro el d,-
ralmente, examinar aquí los dos fenómenos ni desde un punto seño del objeto: su design, por lo tanto, la idea de su proyec-
de vista técnico, ni desandando las etapas históricas, sino sólo
evidenciando los aspectos comunicativos, sobre todo aquellos 1 Cfr. para una precisión de estos conceptos, el interesante v~­
que se refieren al ritmo y medida de su incesante obsolescen- lumen de GIUSEPPE CIRIBINI, Archítettura e industria, Tamburini, MI-
cia, de su desgaste y consumo. lán, 1958, donde entre otras cosas se dice: "Elementos d.eter~tnantes de
tal sistema [sistema industrial] son... : el carácter de la íteracién, hecho
posible gracias a la estabilización de procedimientos productivos ~?n
base instrumental y la exigencia técnico-económica de la orgamzacron
9. Valor de la serie en la constitución del objeto industrial. (llevada desde el' plano inventivo-proyectista al de l~ ac.tuación), 9u~
nace corno consecuencia de actos normalizados con f.lDalld~d multipli-
Antes de seguir adelante cn el análisis de los problemas cativa, actos en que los errores no pued~n ya corregirse, .SIOO q~e,. en
que antes indicábamos, pienso que es oportuno precisar algu- la construcción. están previstos y. se repiten dentro. de ~ertos limites
en cada uno de los objetos producidos... El aspecto It.e~auvo de la pro-
nos términos que se pueden prestar a peligrosos equívocos. ducci6n postula, ante todo, que se considere La actividad proyectista
Ante todo hay que decir que, cuando hablarnos de sistema de como definición de modelos arquetípicos' (pág. 3).

217
216
tista, ya preexistente a su ejecución mecánica. Este hecho de cación entre lo bello y lo útil perdió mucho de su absolutismo.
la presencia de una producción en serie de ejemplares idénticos No puedo volver aquí a las muchas polémicas que en el campo
entre sí (y no similares) es realmente un singular privilegio de arquitectónico y en el campo crítico se sucedieron en torno a
nuestra época, y veremos cómo este privilegio está en parte la mayor O menor subordinación de la belleza arquitectónica
ligado también a aquel otro "privilegio" del más rápido des- a su racionalidad. Es útil recordar una vez más cómo la actitud
gaste formal, proporcionado en otras épocas no por una ma- estrictamente funcionalista se ha ido modificando con el andar
siva incursión en el mercado de formas idénticas y no distin- de los años, tanto que, en general, hoy se admite que el co-
guibles entre sí, sino por medio de "accidentes" fortuitos. (Su- ciente artístico del objeto industrial es sólo parcialmente "fun-
cederá que alguno se "aficionará" a su automóvil precisamente
ción" de su utilidad material. Otro equívoco, hoy despreciado,
después de un accidente callejero que le haya modificado la
al menos en parte, es el de creer que sea posible una absoluta
forma, o que una señora prefiera SU plancha porque tiene un
identificación, desde el punto de vista estético, entre obra de
cordón eléctrico distinto al suministrado por la fábrica, y ve-
artesanía, artística y producida industrialmente. Actualmente
remos a continuación cómo se debe interpretar el fenómeno
del ''fuera de serie".) sabemos que cada una de estas categorías debe seguir sus "le-
En los productos de artesanía, en cambio, incluso en sus yes" que, sólo en parte, pueden yuxtaponerse.
ejemplificaciones más cuidadas, incluso en aquellos donde in-
tervenía parcialmente el empleo de una máquina (torno, tala- 10. Alternativas estilísticas en las relaciones entre arte
dro) existía siempre un límite de inacabado y un margen de industrial y arte puro.
azar. He aquí, por consiguiente, cómo el concepto de standard
surge con el nacimiento de la máquina, por lo que el auténtico Al llegar aquí surge espontáneamente otra cuestión: ¿cómo
objeto industrial debe ser concebido como ya definitivamente puede justificarse el que, mientras hace un tiempo se podía
acabado en el acto de su producción y no debe poder sujetarse comprobar una evidente analogía de direcciones y de bases
a ulteriores manipulaciones. (El caso de muchos muebles mo- formales entre el objeto industrial y el objeto artístico (basta
dernos cuya producción, aun siendo en serie, viene después recordar las conocidas butacas de Eames, ciertos objetos de
completada y acabada a través de una intervención de artesa- Aalto y de Wirkkala, ciertas esculturas de Arp y de Noguchi),
nía, entra sólo parcialmente en el sector que estamos exami- se haya perdido completamente esta analogía en estos últimos
nando.) tiempos? ¿A qué deberá atribuirse que mientras se daba una
Será conveniente anticipar aquí cómo el concepto mismo analogia entre las obras de la época constructivista y neoplás-
de función debió de sufrir dilataciones y coartaciones muy ex- tica y los objetos de la época bauhausiana, dicha afinidad no
tensas durante los últimos decenios del siglo pasado y primeros aparezca ya entre el actual objeto industrial y la pintura "in-
del nuestro. En efecto, sí en un primer tiempo se entendió la formal" o la escultura "matérica"? 1. Esta pregunta no es su-
función solamente en una acepción utilitaria, en un segundo
tiempo se consideró como el conjunto de requisitos materiales 1 Cfr. el artículo de G. C. ARGAN, Saívezza e caduta nell'arte mo~
y psicológicos, prácticos y hedonistas, con lo que la identífi- derna, en "Il verrl", 1961, núm. 3: "En la búsqueda misma del arte
asociado a la industria... se ha producido una crisis, la ya comúnmente
218 2t9
perflua porque demuestra un ritmo diferente de mutación y de 11. El problema de la «obsolescencia» del diseño industrial.
evoluci6n en ciertos aspectos formales -aunque sean extrín-
Otro factor, del que ya hemos hablado desde las primeras
secos- de los distintos campos artisticos, y que no pueden
páginas de este volumen, es el de la "novedad formal" presen-
dejar de estar ligados a los fen6menos del "consumo".
tada por el objeto producido industrialmente. Factor que está
La respuesta, en efecto, me parece obvia: la llegada de la
presente también en las otras obras de arte, pero que encuentra:
máquina a la producci6n artistica ha dado lugar precisamente
a una rebeli6n de esta forma de arte visual frente al rigorismo aquí su más aguda individuación.
de la arquitectura postñmcíonalista y contra la belleza estili- El hecho --observado ya, como dije, por los empiristas in-
zada del objeto industrial. La búsqueda de materiales toscos gleses 1 del Setecientos- de que s6lo la 1I0ved~d es fuente
y rudos, de trapos corroídos, de escombros amorfos, constituye de placer, mientras que el uso y el consumo de una cierta forma
precisamente todo lo contrario de las tersas superficies anodi- conducen únicamente al aburrimiento y al disgusto, encuentra
zadas, de los aluminios niquelados, de las materias plásticas en el campo del diseño y de la publicidad su natural confir-
transparentes (que habían fascinado a los artistas en su apari- maci6n. Podríamos afirmar que en el caso del diseño industrial
ci6n antes que la industria y su uso ubicuitario hubiesen "des- el elemento de la novedad formal es esencial y está en la base
gastado" sus mejores cualidades estéticas). El gusto por las su- del éxito que un objeto o un producto esté destinado a en-
perficies ásperas y rugosas, por las limosidades sarrosas, por contrar.
las hendiduras, por los reboques rotos y desmenuzados, que ha Por otra parte, lo que distingue el producto industrial del
invadido la pintura en estos últimos años (piénsese en las obras producto pict6rico y plástico, o arquitectónico, es que en éstos
de Fautrier, de Tapies, de César, de Sehumacher, de Crippa, et- el desgaste y el envejecimiento son menos sensibles; y no s6lo
cétera) deriva, precisamente por contraste del excesivo brillo eso, SiDO que no basta lo inesperado para crearles validez, mien-
de los metales pulidos, de los plásticos translúcidos y acarame- tras que en el objeto industrial, el factor "novedad" y el relativo
lados. El "verdadero arte" quería su revancha sobre el que desgaste son mucho mayores que en cualquier otra obra de arte.
consideraba un arte utilitario y mecanizado y recurría al es- Las consideraciones que DOS hemos hecho hasta aquí nos
combro del material mecánico, a los residuos de fundici6n. permiten, además, precisar cómo es posible adaptar al diseño
Pero, como veremos en seguida, se valía de estos elementos industrial algunos principios estéticos de uso corriente para
desgastados y destruidos también por otra razón muy profunda otras obras de arte visual. Y esto vale sobre todo para el prin-
de orden psicol6gico y estético. cipio de una belleza proporcionada por el tiempo, por el uso,
por el "devenir", de una obra. Principio éste, que está presente
admit.ida crisis del designo que resulta de la rotura de 10 que debía ser --como veremos- en toda la estética Zen, y del cual también
la unidad y la continuidad de la función estética y de la función eco-
nómica en el círculo funcional de la sociedad".
1 Cfr. ADDISON, J píaceri delt'immaglnauonc cit: "Toda cosa nue-
va e inusitada suscita placer a la imaginación", Y BURKE, Rk,'~ca sullc
idee del sublime e del bello: "Verdaderamente, la belleza l'sta tan le-
jana de ser partícipe de la idea de la costumbre que, en realidad, lo que
nos impresiona es raro y fuera de lo común..."

221
220
la estética occidental se ha ocupado frecuentemente a propósito
de lo viejo, de la pátina del tiempo, que añade un quid al valor mo que hemos visto en la base de la continua mutación de las
del antiguo monumento, de un cuadro, o de una estatua '. El formas de los productos en nuestros dias.
objeto industrial, en cambio, ha sido creado expresamente para Si, de un lado, el arte visual ha visto una proliferación de
UDa fruición -práctica y estética-s- que sea inmediata y que obras catalogables en los sectores de lo informal, del arte síg-
esté estrechamente ligada al uso al que el objeto ha sido des- nico y gestual-es decir, de aquel arte que se vale de la rapidez
tinado. Si tuviéramos que contemplar la verificación de una de ejecución, de la labilidad del signo, de la extemporalídad de
modificación del mismo debida al tiempo y al desgaste (como la invención para constituirse, y que denuncia por esto desde
podemos encontrar ya en algunos objetos del siglo pasado, en su formulación aquellos gérmenes de rápido desgaste que, en el
los antiguos "automóviles de los abuelos", en las máquinas de producto industrial, llevan a la obsolescencia y a los fenóme-
coser y de escribir "antidiluvianas", pero ¡tan graciosas y en- nos del styling-e--, es necesario, por otra parte, considerar tam-
cantadoras!), nosotros tomaríamos en consideración los facto- bién otras formas de arte que se han valido para constituirse
res "pictóricos", literarios, adicionales, pero DO intrínsecos, a precisamente de ciertos ingredientes rechazados y eliminados
los objetos mismos, y que por consiguiente no pueden y no por el público.
deben tomarse en consideración en un análisis de la obra pro- No nos parece que dicho fenómeno haya sido hasta ahora
ducida industrialmente en cuanto tal. puesto en relación con los problemas del consumo y del des-
gaste comunicativo, y quizá la única referencia de este aspecto
de "repulsión" de cierto arte de hoyes la que hada Lawrenee
12. Aspectos que se oponen a la «obsolescencia»,
AlIoway en un reciente articulo' donde hablaba de Iunk Cultu-
Es necesario, sin embargo, tener en cuenta todo un sector; re. He aquí, pues, cómo, casi en contraste con el impulso y la
artístico que en cierto sentido se opone, o mejor, aprovecha costumbre cada vez más difundidos (especialmente en los paí-
de manera positiva precisamente aquellos elementos de consu- ses de alto tenor económico como los Estados Unidos) de tirar
precipitadamente, de echar al cesto, de eliminar los objetos que
1 Uno de los análisis más completos de la "estética de lo viejo" nos circundan antes de que éstos hayan sido utilizados hasta
y de la "pátina del tiempo" es el de PAREYSON. -Estetica Turín t 954 el fondo, se crea en el hombre de hoy una aguda necesidad de
en e! capítulo C:;0mpiutezza dell'opera d'arte. He aquí. p~r ejemplo, e~
la pago t 44 Y srg.: "A menudo sucede que la acción del tiempo com- atesorar lo efímero, de coleccionar y valorizar lo transitorio.
pensa la ruina de la materia, y confiere a la obra efectos nuevos e Se asocian así dos de los fenómenos más típicos de -nuestra
i~éd~~os, que más bien acaban perteneciéndole por una suerte de apro-
pl~c!on que los ha consubstandado... aquí se trata, realmente, de la
época: el de lo efímero de las cosas. de su rápido e incesante
adición de elementos y aspectos nuevos que la obra originariamente no desgaste, y el de su rescate, a través de una distinta utilización.
contenía, adición que es tanto más paradójica, por cuanto se relaciona esta vez más simbólica que utilitaria.
c~n una pérdida, y se adhiere tan íntimamente a la obra que ésta. por
fin, no puede ya aparecer de otro modo ... Sucede entonces que la He aquí por qué, junto a la voluntad de muchos pintores
~orma misma acepta ~ .mtegra en. sí las contribuciones del tiempo. e de hoy de envilecer los media tradicionales, de sorprender y
m,c1u.so las nuevas adiciones que le sobrevienen para compensar las
perdidas. aparecen como deseadas, reclamadas y dispuestas por aquel
todo del que se irradian sus partes". 1 LAWRENCE AUOWAY, lunk Culture, "Architectural Design",
1961, núm. 3.
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223
escandalizar con el empleo de elementos tomados en préstamo a~ considerar obras como las de Rauschenberg (y podemos aña-
al ambiente diario, se da también, y mucho más fuerte, la ne- dir las del italiano Baj, quien crea también cuadros basados en
cesidad de fijar lo mutable, de detener el continuo devenir de la manipulación de elementos ohjetualcs sacados esta vez de
las formas, a través de la creación de "objetos artísticos" que los "debris du passé", de las decoraciones, de los muebles,
quizá son más duraderos que los propia y verdaderamente uti- de los festones, de las pasamanerías de los abuelos, para con-
litarios. ferirles así aquel halo de reviviscencia de un pasado imagina-
He aquí cómo estos objetos -encontrados, inventados, ma- 1 io, que el objeto moderno aún no posee): se trata. en este
nipulados- adquieren una nueva "funcionalidad" que, natu- caso, de una nueva "iconología" que aúna en sí el prestigio
ralmente, no podrá ser sino de carácter formativo y metafórico: de la iconología popular y el de la culta, que reanima las cuali-
los objetos se vuelven a la vez "símbolos de sí mismos" y sírn- dades mitopoéticas del hombre de hoy.
bolos de la existencialidad de la que han sido sacados. Podemos constatar así cómo algunos elementos que se han
A esta categoría pertenecen numerosas obras modernas convertido en esenciales en el ámbito de las diversiones y de
como las del pintor norteamericano Rauschenberg 1, autor de los espectáculos de masas, se infiltran irremediablemente en
curiosos combine-palntings que son conglomerados de objetos nuestra vida cotidiana y la impregnan de su esencia, con fuerza
varios. a menudo sacados directamente del ambiente que nos mucho mayor de la que poseían las obras "artísticas" del pa-
circunda, como botellitas de coca-cola, fragmentos de carteles, sado. Aunque seamos los primeros en reconocer la escasa "ar-
pájaros disecados, latas de conserva. La entrada de tales ob- tisticidad" de ciertos mass media como la televisión tebeos
jetos dentro de la estructura misma del cuadro (que después ciencia fi~ción, l~treros, no podemos negarles la efic~cia; po~
ha sido imitada por muchos otros artistas como Arman, Pao- demos quizá considerarlos -como Barthes- los nuevos mitos
lozzi, Spoerri), no debe ser considerada de igual modo que el los nuevos iconos, de nuestra época, que han venido a substituir
antiguo dadá, o los célebres ready-made de Duchamp, que a otros mitos, por 10 demás, con frecuencia deteriorados.
tenían ante todo un intento nihilista y surrealista, sino que Lo que Mcl-íale ha definido como expendable ícon 1 el
-a mi parecer- debe entenderse precisamente como una po- icono vendible, la nueva imagen de la que diariamente hacernos
sible revalorización, plástica y cromática además de simbólica, uso y consumo, es precisamente 10 que ha venido a alimentar
de un vasto material imaginístico que nos circunda bajo el as- la vena fantástica de cierto arte de hoy (como el de un Baj
pecto de la utensilidad, del objeto de uso común, del cartel o de un Paolozzi). El objeto desechado como tal por la socie-
callejero, del manifiesto. del periódico, de la fotografía, y que dad viene así reasumido por el artísta no ya solamente en ca-
solamente una vez "fijado" en el universo sin ocaso del cuadro, lidad de negación, escándalo y antiarte, sino con todos los
podrá alcanzar su duración, muy distinta de la que las circuns- valores de forma y de color.
tancias económicas y sociales le imponen. y es únicamente este rescate del objeto perdido, del objeto
Pero hay aún otro aspecto que es necesario tener en cuenta encontrado, lo que quizá nos permita limitar, al menos hasta

Cfr. mi artículo Rauscl.enberg o la sconiítta dctl'<obsotescense», 1 JOHN MeHAI.E. Tt¡e Expendabíe tcon, en "The Architectural
en "Metro", núm. 2, 1961. Design".

214
225
cierto punto, el incesante desgaste y consumo que la vida prác- a querer identificar la presencia de una antigua actividad mí-
tica y utilitaria de nuestros días impone a todo cuanto nos tica. religiosa, mágica, con la de un "mito electrónico" de nues-
rodea. tros días, es indudable que muy a menudo el equipo electro-
doméstico actual trae consigo un componente mítico y mágico
que entra en juego. en no pequeña parte, en el deseo de adqui-
13. 1mportancia de la moda y del «styling» en el desgaste
rir tales objetos. especialmente si éstos están provistos de todos
del objeto industrial.
aquellos requisitos de vistosa modernidad, de mecánica bri-
La justificaci6n de la llegada del styling (o sea de una "es- llantez, que los puede hacer más apetecibles.
tilización" del objeto impuesta por razones no estrictamente Una distinción de los diversos objetos industriales según su
funcionales) es elemental: se trata del deber del diseñador de mayor o menor sujeción a los requisitos de la moda y de la
"revestir' con nuevos paños relucientes y atrayentes un objeto "línea" de la época, según su mayor o menor dependencia del
en uso desde hace tiempo, cuya forma ya se ha "desgastado". cociente estrictamente funcional (en el sentido utilitario del tér-
y esto, sólo para hacerlo más apetecible al público consumidor. mino) ha sido intentada hace algún tiempo por L. C. Kalff '.
Esta norma se ha ido extendiendo cada vez más en los últimos Este autor ha sugerido una divisi6n de los productos según
tiempos, y basándonos en tal principio podemos justificar la prevalezca en ellos una forma funcional (derivada de la natu-
verificación de múltiples cambios en el "estilo" --o mejor, raleza tecnológica del producto) o una forma "decorativa", de-
en la moda- de los objetos producidos por la industria rivada de la naturaleza "afectiva" .de los mismos. Basándose
(desde el autom6vil a la máquina de escribir, desde los calzados en este principio, él ha clasificado los objetos en distintas ca-
en serie a los esquíes). Es interesante notar, a este respecto, tegorías. La primera está constituida por los que no aparecen
que muy a menudo las transformaciones estilísticas (es decir, el en el comercio porque entran en aquel tipo de uso "super-indi-
nacimiento de distintos styling) siguen el mismo ritmo que las v.dual", directamente "estatal" (antenas de alta tensión, tre-
mutaciones de los respectivos elementos simbolizadores que nes, barcos, telesféricos) que conservan una forma prevalente-
están en su base. Dado que uno de los elementos determinan- mente funcional. De esta categoría se pasa poco a poco a aque-
tes de la eficacia (estético-publicitaria) del diseño industrial llos en los que prevalecen los elementos afectivo-decorativos
podemos considerar que es su simbolismo, o sea, su función (frigoríficos, artículos de viaje, etcétera) hasta llegar a aquellos
simbo1izadora, precisamente según el va~r de esta función cam- (artículos para toilette, telas, zapatos) cuyo carácter funcional
bia también la línea del objeto. Y esto es lo que ha inducido está completamente subordinado al decorativo. Parecería evi-
a algunos teóricos de este sector a acercar y asimilar el diseño dente que la ausencia de toda competici6n individual estuviera
industrial al arte popular " precisamente porque --estando en destinada a hacer decaer en buena parte el fen6meno de ia
contacto con inmensas masas humanas- el diseño industrial moda y a volver casi inútil el styling, mientras que, por el con-
constituye un equivalente de aquel arte popular del pasado, en trario, tales fenómenos se agudizan allí donde la exigencia in-
el cual el componente mito-poético era tan evidente. Sin llegar dividual sea más pronunciada. La razón de esta sumisión a la

1 Reyner Banham, en "The Architeetural Review". 1 En "Esthétique Industrlelle", 1957, núm. 28.

226
moda está implícita incluso en su escasa duración, en la nece- Estas observaciones merecerian ser profundizadas y valo-
saria urgencia de una continuada novedad formal y en una radas más a fondo porque encuentran curiosos paralelismos
efímera necesidad de cambio y de diferenciación. también en el campo del arte "puro", correspondiendo en defi-
En efecto, no hay duda de que en el objeto industrial existe, nitiva a aquella tripartición de los fenómenos estilísticos pro-
como en ningún otro, una rapidez de desgaste y una relativa puesta por Dewey, según el cual, en toda época, un estilo pasa
inestabilidad formal. Es precisamente esta inestabilidad formal por tres fases distintas que marcan su instauración, su progre-
la que conduce a una mutación, que sigue más una razón de siva y dificultosa aceptación, y su generalización contemporá-
moda que de estilo, de tal modo que las transformaciones en las nea a su decaer. En el fenómeno del "fuera de serie" podriamos
formas de los objetos, podrán ser completamente gratuitas y constatar algo parecido, reducido, sin embargo, a proporciones
debidas sólo a los elementos de competencia, de publicidad o individualistas, que no se vuelven nunca verdaderos y propios
de demanda del mercado. fenómenos sociales ubicuitarios. En lo que concierne al styling
del objeto industrial considerado como debido a una sujeción
14. El fenómeno del "fuera de serien. a las demandas de la moda, creo poder afirmar una vez más
que todos estos ejemplos entran de nuevo en la ya a menudo
El principio de la moda y del slyling están directamente evocada "velocidad de desgaste formal" del objeto industrial.
ligados a otro principio analizado agudamente por Pierluígi Spa- Es difícil y como nunca aleatorio, decidir hasta qué punto tal
dolini y que me parece interesante exponer '. Se trata precisa- velocidad de desgaste y tal inestabilidad formal pueden ser be-
mente del fenómeno del objeto "fuera de serie", que -según néficas o maléficas a efectos estéticos. No hay duda, sea como
Spadolini- "es típico de la producción en masa... y se re- fuere, de que éstas son típicas de una época como la nuestra
gistra sólo en aquellos objetos cuyo uso y goce es claramente y que están estrechamente ligadas a otro fenómeno cuya pre-
ostensible a los demás. Es decir, se hace el coche fuera de sencia actúa con singular profundidad sobre nuestras estructu-
serie, pero no la máquina de afeitar eléctrica". "Mientras este ras estéticas y sociales, el de la publicidad.
último [el fenómeno fuera de serie] significa querer diferen-
ciarse, la moda es claramente un conformarse. En definitiva,
podremos considerar el fuera de serie como un fenómeno de 15. Publicidad y comunicación.
pre-moda, un estadio precoz de una moda aún no genera- La importancia cada vez mayor que el fenómeno publici-
lizada" . tario viene adquiriendo en nuestros días no puede ser desco-
r $PADOLlNJ, Dispense del corso di Progettazione etc. Estas notas, nocida, tanto más si se tiene en cuenta que -precisamente por
las primeras que salen en Italia de un curso universitario dedicado al el hecho de deber ser vistoso y omnipresente- dicho fenó-
diseño industrial, consisten en dos partes: la primera examina la his-
toria del diseño industrial, la segunda analiza los "aspectos de la pro- meno no puede pasar desapercibido. Y diciendo "fenómeno
yección". Una tercera parte recoge algunos comentarios del problema publicitario" quiero referirme no sólo a la gráfica publicitaria,
extraídos en parte del Congreso Internacional del Insutrial Design, sino también a la música, a los films, a los programas televisi-
en la X Trienal de Milán. entre los que están aquí reproducidos los de
Argan, Paci, Wachsmann, Teague, Martinoli, Bill, Reilly, Pízzorno, vos, a los fragmentos pseudo-literarios y hasta a las arquitec-
Dorfles y Kdnig. turas ideadas con dicho objeto. Examinaré más adelante esta
228 2~9
do dicho mensaje esté repetido varias veces, llegará poco a poco
cuesti6n del desgaste del lenguaje publicitario en el caso del
a faltar o al menos disminuir la eficacia del estímulo, hasta que
cartel o del grafismo, pero quisiera ya desde ahora detenerme
éste alcanzará un umbral igual a cero. Tendremos, por 10tanto,
en los otros sectores sólo en cuanto se refieren a su inserción
un minimo de informaci6n en el momento en que la señal pu-
dentro del programa artístico-social que nos rodea.
El desgaste del lenguaje artístico, al que a menudo en el blicitaria pierda toda imprevisi6n, ya que con el aumento del
curso de estas páginas nos hemos referido, aparece particular- proceso entr6pico disminuye su grado informativo.
mente evidente en esta otra forma comunicativa. Y digo a pro- Pero todavía esta precisi6n es demasiado simplista y no se
pósito "forma comunicativa" precisamente para DO incurrir en adapta a todos los casos. Existen, en efecto, como todos saben
la reprobaci6n de aquellos que no quieren aceptar una asimila- ya y están difundidisimos en algunos países, los géneros de
ci6n inmediata y absoluta de arte y de publicidad. No se les publicidad (llamados subliminales) que se valen de la repeti-
puede atacar por esta causa, ya que, si en algunos produc- ci6n incesante de estímulos presentados en forma inconsciente
tos publicitarios existe indudablemente un importante elemento o pseudoconsciente bajo el aspecto de "persuasión oculta" 1, Y
estético, no se puede tampoco negar que en otros muchos casos que por esto resultan eficaces no tanto por su improvisación
tal elemento falta por completo. cuanto por la iteraci6n de un determinado estímulo.
La publicidad constituye sin duda alguna --en sus innu- Este aspecto de la publicidad puede encontrar su utilizaci6n
merables especies, subespecies, géneros y modos: desde el car- en el caso de la presencia de un nombre repetido infinitas veces
tel al dépliant, desde el film al slogan poético, desde la pro- en sitios y en contextos inesperados que sólo aparentemente
paganda televisiva al manifiesto--- uno de los más vastos y escapan a la atención, o en el curso de determinadas transmi-
difundidos medios de información del que el hombre de hoy siones, y que puede -o podrá- llegar hasta ciertos tipos (de
dispone, y uno de los medios más eficaces precisamente porque los que habla la 'ciencia ficci6n) de mensajes hipnag6gicos o
su fin último es precisamente el de ser tal. En efecto, a dife- de coacciones con efecto múltiple, insertas dentro de contextos
rencia de las artes "puras" -pero ¿d6nde acaba el campo que radiotelcvisivos, en los que estén superpuestos mensajes aparen-
les está reservado?- la publicidad tiene, sobre todo, el deber temente inocuos. Esto entra sólo parcialmente en nuestro es-
de llamar la atenci6n del público sobre el producto, el nombre, tudio. Pero hay otros aspectos que normalmente no se toman
el hecho, que procura dar a conocer, y para alcanzar dicha en consideración y que, en cambio, nos parecen muy significa-
meta deberá ser siempre y por necesidad altamente informa- tivos porque revisten, además del ámbito sociol6gico, también
tiva. Mientras el arte podrá incluso prescindir de dicho cociente el estético y desde luego el "urbanístico". Tómese como ejem-
informativo, y podrá subsistir y ser aceptado cuando dicho co- plo el caso de mucha arquitectura moderna creada ya desde el
ciente esté ya gastado, la publicidad perderá su raz6n de ser principio con una precisa meta publicitaria. ¿Cómo deberá con-
desde el momento en que su informaci6n esté s6lo ligeramente siderarse desde el punto de vista estético?
decaída. Ejemplos de esta especie no faltan. Basta considerar re-
Ahora bien, como ya hemos recordado otras veces, un
mensaje ofrece el máximo de informaci6n cuando, por lo ines- 1 Cfr. el conocidísimo volumen de VANeE PACKA.RD, J persuasori
perado e imprevisto, DOS procura el máximo de sorpresa. Cuan- occulti, Einaudí, 2. a ed., Turín, 1958.

23t
230
cien~es edificios como la terminal de la TWA en Idelwild, de y técnicos de nuestros días están sujetos. He aquí una de las
Saannen, o la Torre Pireili de Gio Ponti, en Milán, o la emba- razones por la que, entre las obras más acertadas y logradas
jada americana del mismo Saarinen en Londres. Estos tres edi- en el campo arquitectónico, se pueden considerar algunas de .
ficios (y podríamos citar otros muchos: como los de Niemeyer las que han surgido, desde su proyección, con un intento deci-
en Brasilia, el de Nervi para la Italia 61, gran parle de los didamente publicitario y efímero. Digámoslo así de tantos pa-
construidos en ocasión de la Expo 58 de Bruselas) tienen, como bellones de exposición, de tantas construcciones destinadas a
primera preocupación, la de resultar visibles, inmediatamente durar sólo un breve período y que ya han "pasado a la historia
reconocibles y, además, de ser altamente semánticos, es decir, del arte", reproducidas y citadas por los mejores tratados mo-
de significar con absoluta precisión su meta y su función, que dernos. (Citemos alguna: los grandes pabellones creados en la
será la representatividad de una nación como América en el Feria de Milán para la Breda por Luciano Baldessari; algunos
caso de la embajada (donde la austeridad del "PortIand sto- pabellones de la Expo de Bruselas, como los del Japón, de
ne" y la riqueza del aluminio dorado deberá dar inmediata- Francia y del Brasil; el famosísimo pabellón de Alemania en
mente al observador la sensación de una nobleza y al mismo la Feria de Muestras de Barcelona, de Mies, el de Aallo en la
tiempo de una democrática disponibilidad), que será la del Exposición de Nueva York, el de los Estados Unidos en la Trie-
vuelo y del movimiento, del futuro desarrollo de la moderna nal de los BBPR, y otros muchos que han constituido verda-
aviación en el caso de la TWA 1, que será el del terso aca- deras y propias "novedades" estilísticas y fantásticas, precur-
bado del producto químico y de la potencia económica en el soras de otrasmucho menos "bellas" construcciones definitivas,
caso del rascacielos Pireili, etcétera. y que han demostrado de modo evidente que lo efímero puede
Se podría fácilmente objetar a este respecto que esta fun- constituir en nuestros días más bien UDa ventaja que un defecto
ción representativa publicitaria estaba ya presente desde siem- o un obstáculo para la creación de una obra.)
pre en los edificios de la antigüedad: desde las pirámides a los Y aquí se impone un paralelismo muy significativo. He
templos, a los mausoleos y a las grandes catedrales. No estamos tenido a menudo ocasión de insislir sobre el particularísimo
dispuestos a negarlo: es evidente que nada fue tan altamente desgaste que en nuestros días ataca al arte en todos sus secto-
publicitario como los edificios de culto, del gobierno, del po- res y que conduce a una espantosa mutación del gusto. La
der, etcétera. réclame, como ya he afirmado, no escapa a dicha obsolescen-
Pero lo que diferencia los edificios de hoy de los de la cia, sino que es más rápidamente afectada por las razones
antigüedad es que los primeros se snjetan necesariamente -a antes indicadas. ¿Qué queda, pues, de una publicidad "consu-
menudo sin saberlo sus mismos constructores y destinatarios--- mida"? Observemos -para volver al sector gráfico-pictórico--
al terrible desgaste al que todos los otros productos artísticos la célebre piel de naranja de Cappiello, el celebérrimo Wagon-
Lit de Cassandre, otros famosos murales de Lustig, Bayer,
, . 1 c;!r. l~s ~ismas palabras de Saarinen a propósito de este edi- Emi, Pintori, Carboni, Huber, Munari, o incluso los ya "his-
flclo,eu; Z~)(hac., 1961. núm. 8. ~ág. 84: "It was a matter oC designing
a building m which thc very arc!Utecture would express the excitement tóricos" de Bonnard, de Toulouse-Lautrec, de Dudovich, De-
oí ~e trip ... we wa-;tled tbe archueeture to present the terminal not as a bemos convenir que éstos no están completamente muertos:
statically closed object, but as a place of movement and transition". vive, por lo tanto, incluso después de la muerte del cociente

233
de sorpresa, de escándalo, de extrañeza, un cociente que no
podremos más que definir como "artístico" y que, por consi-
guiente, los une a varias obras de arte contemporáneo. Dicho
cociente está naturalmente sujeto a las mismas oscilaciones a
las que están sujetos los otros productos artisticos con el pasar
de los años, pero esto nos persuade de las correlaciones exis-
tentes entre arte "puro" y arte utilitario y de sus reciprocas
interferencias. Sucede, por lo tanto, algo análogo a lo que su-
cede cuando asistimos a la "muerte de una metáfora", muerte VI
debida precisamente al progresivo desgaste de su aspecto se-
mántico, pero que también nos permite, en el caso de una efi- COMUNlCACION VISUAL CINETICA y FILMICA
cacia exquisitamente poética, hacer resurgir a una nueva vida
la antigua imagen figurada y replasmarla a nuestra voluntad. El
componente metafórico-simbólico, por lo tanto -Como en el l. Importancia del movimiento en la vida moderna.
curso de este volumen no me he cansado de repetir-e- debe La importancia del movimiento y de la visualización ciné-
considerarse esencial para la eficacia de una obra de arte, pero tica en nuestra época ha sido objeto de numerosas y pacientes
no basta por sí mismo para justificar su vida, ni su defini- investigaciones l. No es mi intención volver a dichos análisis
tivo ocaso.
que, además, terminan siempre en el campo de una doctrina
demasiado específicamente psicológica o física. Pero me parece
que uo será posible prescindir tampoco, en un volumen que
trata de comunicación y consumo, de este vastísimo campo
de la comunicación visual y en particular de la comunicación
cinética. Recordaré al menos que en los albores de este siglo se

1 Cfr. entre las muchas obras que existen sobre ~ste tema el
capítulo dedicado al movimiento en ARNHEIM, Art and ViSual Percep-
tíon cit., y además, MICHOTTE, La perception de la causalité, Lovaina
1946; y a propósito de estas investigaciones: FABIO .METELL~ ~ G~ETANO
KANIZSA, Connessíoni di tipo causale tra eventl percetttvt: / "efett{~
attrazione» e l'etteno -lancio inverso», en "Atti dell'Xl Congresso degli
Psicologi", Milán, 1956. Véase también: KOHLER, Dynamics in Psycho-
logy, New York, 1940; GIBSON. Motíon Picture Testing and ..Research,
Washington, 1947; ERIKA QpPENHEIMER, OPtisc~e Versuche uher Ruhe
und Bewegung, en "Psychologische Forschung , 1935. 20; E. RUBIN,
Visuell wahrgenommene wirkliche Bewegungen, en "Ztseh. f. Psych",
J927. 103; ERNEST SCHACHTEL, Proiection and its Relation to Cho;racter
A ttitudes and Creativítv in the Kinesthetic Responses, en "Psychiatry",
1950. 13.
234
235
multiplicaron los ejemplos de un arte cinético, de un arte que motocicleta, en avión, representa ya un cociente muy elevado.
consciente o inconscientemente había advertido la llamada del y esto no constituye más que un aspecto de la cuestión. Está
movimiento. Todos saben ya la importancia, además de artís- también el del movimiento observado y percibido desde fuera,
tica, metodológica, de movimientos como el futurismo, el rayo- del movimiento vivido extrínsecamente, constituido por la in-
nísmo, etcétera. mensa corriente del tráfico, por las continuas solicitudes de
Estos experimentos, que desde un punto de vista técnico y máquinas semovientes,
científico eran indudablemente ingenuos, demuestran el impulso
que el hombre del Novecientos había sufrido por parte del ele- 2. El cinematógrafo como arte cinético.
mento cinético, hasta el punto de resultar evidente el deseo de
introducir en las dimensiones estáticas de la tela y de la plástica No debe, por consiguiente, extrañarnos que precisamente
una sugestión al menos de un elemento motor. A estos movi- en esta misma época haya sido posible, y diría casi inevitable,
mientos -paralelos a algunas búsquedas experimentales fílrni- el éxito del cine; de este nuevo arte y, sobre todo, de este
cas- debían sucederles después muchos otros experimentos nuevo y fundamental medio de información visual.
artísticos. hasta los bien conocidos moviles de Caldcr y las En nuestra época el hombre asiste por primera vez a un
"máquinas" semovientes de Tinguely. espectáculo que es tal por el hecho de que imágenes inmóviles,
Pero a nosotros no nos urge tanto volver a las distintas en apariencia parecidas a las de la pintura, se ponen en mo-
fases de estos acontecimientos artísticos como indagar más a vimiento. De hecho, es el movimiento el que ofrece a este arte
fondo sobre el fenómeno mismo del movimiento. entendido sus increíbles posibilidades. Pero lo más interesante y curioso
como procurador de imágenes y como vehículo y canal de co- es que el "ver mover" como si fuesen verdaderas las figuras
municaciones visuaJes. Son cosas que saltan, o deberían saltar, proyectadas sobre la pantalla, sucede -como enseñan los téc-
inmediatamente a la vista de todos. Y sin embargo no se ha nicos en Ja materia- según aquel efecto estereocinético, por
repetido todavía lo suficiente que una de las metamorfosis más el que una imagen bidimensional adquiere a causa del movi-
agudas y substanciales de nuestro cotidiano universo perceptivo miento una plasticidad y una consistencia "vital" que de otro
y fenoménico es precisamente el encontrarnos introducidos den- modo no tendría. Es decir, el hecho de que -si bien dentro
tro de un continuo halo cinético del que ya muy difícilmente de la pantalla bidimensional (y prescindiendo de las mediocres
podremos salir. La mecanización de Jos medios de locomoción tentativas del film estereoscópico que difícilmente podrían cam-
ha hecho que buena parte de nuestra vida transcurra dentro de biar el significado del fenómeno del que hablamos)- el espec-
estructuras semovientes y dinámicas: si hasta hace cien años tador consiga "vivir" una realidad tridimensional y plástica, es
los únicos instantes en los que el hombre se encontraba in- la verdadera razón, la verdadera causa de lo ficticio de dichas
merso en un movimiento superior al proporcionado por sus imágenes l. En otras palabras, aquello que diferencia el cine
propias piernas (al que, por consiguiente, se podía considerar
1 veense a este propósito los trabajos de Cesare Musatti sobre los
"fisiológico") era cuando se encontraba dentro de un vehículo fenómenos estereocinéticos: Su; íenomení stereocínetíci, en "Arch. it. di
tirado por un caballo lanzado al galope. hoy sabemos muy bien Psic", 1924. 2; Y SuUa plasticitd reale stereocinetica e cinematograíica.
cómo el tiempo que cada uno pasa en tren, en autobús, en en "Arch. it. di Psic.". ]929. 1, que constituyen la "piedra angular" de

236 237
de la fotografía por un lado, y del teatro por otro (la primera:
mera reproducción estática y por consiguiente "muerta" de una posición de procurar una información universal y ubicuitaria
realidad que --en cuanto estática- no podrá ser nunca con- junto a su derivado, la TV- nos obliga a encontrarnos cons-
fundida con la del mundo externo; y el segundo: acción cum- tantemente delante de "fantasmas" que tienen, a pesar de todo,
plida por personajes de carne y hueso y, ya por esto, sólo toda la apariencia de la verdad y de la realidad. Fantasmas
parcialmente ficticia, pero de todos modos siempre vivida "sim- fílmicos que se pueden sobreponer directamente a los fantas-
bólicamente" precisamente por la misma conformación del am- mas oníricos de nuestra vida nocturna, y que, como tales, lle-
biente teatral) es el hecho de su verosimilitud aparentemente van a nuestra conciencia vigilante imágenes en cierto sentido
abso.lu~a CO~ el mundo fenoménico, debida a la "puesta en "nocturnas" y alucinantes l.
movimiento de las imágenes fílmicas.
Este es un dato que, de hecho, se puede controlar muy fá- 1 Véase a propósito de la particular "oniricidad" fllmica y de lea
características perceptivas del espectáculo fílmico, la relación de
cilmente cuando se repara en aquel "truco" bastante común C. L. Musatti en la Primera Conferencia Internacional de Información
al que recurren a menudo ciertos films publicitarios o ciertos Visual. Milán, julio 1961, y precisamente la Rassegna di nozioní giiJ
periódicos fflmícos de propaganda, cuando presentan una ima- acquisite in 10//0 di percezione cinematograiíca, donde entre otras cosas
se dice: "Es inútil insistir en el carácter particular que tiene el espec-
gen estática (fotográfica) que en cierto momento "se mueve" táculo fflmíco respecto a las demás clases de espectáculo, por el hecho
0, viceversa, cuando en un cierto punto se detiene la secuencia de que la escena fílmica tiene perceptivamente carácter de realidad y
no de ficción: una realidad naturalmente particular que se inserta
fílmica dejando instantáneamente de piedra y macabramente (y substituye) en el ambiente real donde el espectáculo se desarrolla...
inmóviles los personajes que hasta entonces se veían en mo- tanto que el film de fantasía perceptivamente no se distingue del docu-
~imie~to. El efecto estereocinético, una vez desaparecido, quita mental ... Después de las observaciones de Michotte a este respecto es
también superfluo preguntarse de dónde deriva este carácter de reali-
mmedIatamente la plasticidad y la aparente profundidad de la dad: se trata de la formación de una impresión de espacio tridlmen-
escena y, por otro lado, la pérdida de dicha calidad fenoménica síonal, por la que la pantalla cinematográfica y televisiva se disuelven,
y, paradójicamente, detrás de la pantalla (que asume carácter de ven-
hace que la imagen vuelva inmediatamente a su limbo de fan- tana) se genera fícticiamente un espacio donde suceden ciertos hechos,
tasmagoría desencarnada. adquiriendo, precisamente porque suceden en este nuevo espacio tridi-
Sobre este fenómeno se han dirigido las investigaciones de mensional asi evocado, su realidad corpórea.
"Esta evocaci6n de un espacio tridimensional se produce a fuerza
?umerosos autores, y aquí no nos queremos alargar sobre la de particulares procesos perceptivos, que las investigaciones de la psi-
Importancia que dicho fenómeno presenta desde un punto de cología experimental de la percepción han aclarado definitivamente. Se
trata de aquellos procesos por los que, de modo perceptivo, siempre
vista perceptivo. Lo que nos urge definir es que el cinemató- que sea geométricamente posible, elementos deformados se transforman
grafo -uno de los espectáculos que, en cierto modo, se ha en elementos rígidos, sólidos, con el sacrificio de su exacta localización
batoscópica. Los fenómenos estereocinéticos, a los que he dedicado par-
vuelto determinante para buena parte de la humanidad, el único ticulares estudios, constituyen una demostración del mecanismo elemen-
mediurn comunicativo visual que está verdaderamente en dis- tal de esta transfonnaci6n de figuras planas en cuerpos sólidos, acom-
pañada de la transformaci6n del plano frontoparalelo (la pantalla) en
el que yacen las figuras, en un ambiente tridimensional (en un solo
estas invest~gac.iones. que recientemente ha reanudado en Les phénomé- espacio) donde los cuerpos sólidos se mueven.
nes ~téreoe'~étlqlles el les eiiets stéréoscopiques du cinema, en "Revue "La evocación de un espacio con carácter de realidad perceptiva,
de Filmclogle", París. 1957. paradójicamente inserto en la realidad de la sala de proyección, junto al
hecho de que el espacio ficticio se vuelve accesible al espectador que
238
239
3. Efectos psicológicos de la fruición íílmica. ciados pero que se han registrado como inmediatamente con-
secutivos, etcétera). He tenido ya ocasi6n de analizar en otro
¿Cuál será el efecto posterior de esta fruición psicológico- lugar 1 la diferencia entre tiempo ffimico y tiempo existencial.
estética? ¿Cuáles serán las consecuencias sobre nuestra men- Pero la informaci6n que el espectador recibe a través del ñlm
talidad, sobre nuestro sentido de la realidad, sobre la organi- lo acostumbra además a tales saltos en el tiempo, tales retro-
zación y la estructuración de nuestra Lebenswelt? Por de pron- versiones y coartaciones cronol6gicas (y espaciales) que, al
to, desde el punto de vista del componente perceptivo y de final del espectáculo, se halla en posesi6n de un bagaje de datos
nuestra facultad menorística, debemos señalar que la asistencia memorísticos completamente diferentes de los que la vida nor-
a un espectáculo fílmico, es la causa de varios fenómenos muy malmente le suministra. (Algo parecido sucede --desde un
extraños que ciertamente no se pueden comparar con lo que punto de vista perceptivo y memorístico--- después de un largo
sucedía en períodos anteriores al nacimiento del cine. El es- período de rápidos descensos con esquís, de rápidos recorridos
pectador se acostumbra a registrar secuencias cinéticas, desa- automovilísticos: las imágenes memorísticas que resultan tienen
rrolladas por lo tanto en el tiempo, pero en un tiempo (o mejor un carácter dinámico altamente coercitivo que puede incluso
dicho, en una duración) que no es el de la vida normal, que causar un sentido de agudo malestar.)
es más lento, más acelerado, pero de todos modos completa- No hay duda, pues, de que esta aceleraci6n de nuestras co-
mente imaginario (una pausa puede ser acrecentada por la munes percepciones visuales y cinéticas está destinada a causar
presencia de un silencio que siga a la interrupción del acom- algún desequilibrio y alguna modificaci6n en nuestro modo de
pañamiento musical, una aceleración se puede obtener mediante concebir la realidad, especialmente si se considera la cantidad
el registro de secuencias que se suceden a intervalos distan- de tiempo dedicada a dichos espectáculos por la humanidad de
hoy. El futuro probará hasta qué punto puede haber un ver-
está en la sala, da lugar a aquella impresión particular que ha sido lla- dadero peligro (ético y psicol6gico) en estas manifestaciones ".
mada el ojo de la cerradura.
,"Permaneciendo. pues, en un mundo (cuya presencia se atenúa to-
d~vla dando luga~ al. encantamiento por el que, de la sala de proyec- 1 Cfr. Divenlre, cap. VI.
cién o de l~ habitación en la que está colocado el televisor, no nos 2 . Cfr. MUSA1TI, RassegIUJ etc. cit., pág. 3: "Los psicoanalistas han
~pamos D! nos damos cuenta ya ...), se nos hace accesible un mundo estudiado.•. el fenómeno que ellos indican como UDll atenuaciÓD de la
dls~nto. variable, cambiable, y sujeto a las leyes de la contigüidad es- censura onírica respecto a la ceDlura viaüante... Durante el lUdo.
pacta! y temporal. Por lo que la unidad de lugar y de tiempo, de la elementos de nuestra personalidad profunda, refrenados durante nuea-
que hablaban los antíguos.,; pueden ser infringidos en una medida Ira vida vi¡ilante, o remordimientoa... coDli¡uen exp.......... Antio..
completamente desconocida por las posibilidades realizadoras del es- atenuación de censura existe... para las situaciones cinematogr6ficas... ";
cenario." p6a. 5: "El espectador vive en af mismo... acciones que se desarronan
Véanse también otras relaciones presentadas al mismo congreso en la pantalla. asumiendo alternativamente la parte de uno o de otro
como las de: R. BARTHES, Les »unítés traumatiques.. au cinéma: GIL~ prola&ODÍIlL Los psic61ogos han puesto de relieve 1.. dos conaec:uen-
BERT COH~..gEAT, Etude expérímentaíe comparée de la vision liÍmique ciu opueataa de esta resonancia que la Iituaci6n fflmica tiene en 101
et ~~ la V¡SlOn 1.u réel; A. VISALBERGHI, Valeurs ambivalentes de la té- dinamismos de la vida emotiva profundL Por UD lado. da lugar a la
Iévl~r.on da,!s Iln/~rmation et teducation; BARTHEs, Psychosociologie funciÓD eatútica del film, en el sentido de la posibilidad, por 9te ofre-
de 1Jma"ge immobíle; E. BRUNO, Rapport entre compréhension cinéma- cida, de delIc:ar8ar, de modo inocuo... una sran masa de Impulsos que
tosraphique et tacteurs psychoaociaux; e Intégration spaüale subiectíve normalmente quedan en nosotros en estado latente. Por otro, da lugar
el langage apatial cinématographique, etcétera. a la funciÓD auaestlva del film..• Si la aatisfacciÓD (de carictcr qresivo

240 241
A mí me interesa aquí considerar el fenómeno sólo desde el de los medios técnico-expresivos de este arte. Como observ6
punto de vista estétioo-informativo. recientemente Roland Barthes: "La relaci6n entre cosa signifi-
cada y significante es esencialmente analágica ... se trata de una
4. Comprensibilitúul del lenguaje .fílmico. semiología estrictamente anal6gica, no simbólica... ésta con-
sidera al espectador a priori como inculto y procura darle una
Pero hay aún otro hecho que debe estar constantemente imitación completa de la cosa significada" 1; contrariamente a
pre~ente en lo que se refiere a la información fílmica, y es que lo que sucede, por ejemplo, en el teatro chino, donde existe
el fIlm -prescID~iendo. ~e los ~scasos, a menudo abortivos, y una compleja sintaxis sígnica ya institucionalizada. No obs-
de todos modos Iimitadísímos ejemplos de trabajos abstractos tante incluso en el caso del cinematógrafo más banal existe
~u~realistas, experimentales- siendo el único espectáculo, l~ toda una particular "fraseología simbólica" (manecillas de reloj
umca forma artística cinético-visual que se pone en contacto que giran vertiginosamente para indicar el paso de algunas ho-
con las descomunales plateas del mundo, debe ser necesaria- ras, etcétera), cuya fruici6n evidentemente es mucho más fácil.
mente "entendido" por ellas. Y, evidentemente, lo es. Al me.. O mejor, que logra constituir una particular "retórica fílmica",
nos hasta hacer posible un suficiente cociente informativo por que se convierte en una especie de lenguaje también institu-
parte del fílm. Es éste un hecho que no deja de sorprenderme, cionalizado y emblemático. Y precisamente por esto, Barthes
dado que muy a menudo la imagen fílmica es todo lo contra- sostiene: ''Se podría decir que el valor estético de un film es
rio de clara y resplandeciente. A menudo está llena de ambi- funci6n de la distancia que el autor sabe introducir entre la
güedad y de inseguridad interpretativas. No obstante, el público forma del signo y su contenido, sin abandonar por ello los
ha aprendído o aprende con facilidad a captar el significado de límites de lo inteligible" 2. Pero, por desgracia, es precisamente
las imágenes fílmicas, apropiándose, con frecuencia en bloque, esta distancia entre signo y significado o entre signo y denota-
de toda aquella masa de simbolizaciones, de metamorfosis del tum, lo que debe ser sacrificado si se quiere que el film ~a
lenguaje figurativo, sonoro y literario que SOn parte integrante aceptado por el público. Ya que, incluso en este caso, la ID-
formación estética será ciertamente mayor cuanto mayor sea
o sádico o libidinoso) es tal que estabiliza los comportamientos que la novedad y lo inesperado de la vicisitud y mayor la cualidad
lIeva~ a est~ satisfacciones. puede provocarsé.,; cierta tendencia a
repetir en la Vida real estos comportamientos" inédita de los "signos". Pero, para que la informaci6n semán-
De sumo, interés, aunque siempre en ~l ámbito psicológico más tica sea suficiente y no quede por debajo del umbral de lo
que en, e! estetíco, es esta otra observación concerniente a la relación
rne":,ons~~a e.!1trl? el espectador y el cinematógrafo: "El parentesco de útil y de lo inteligible, será necesario que los signos (y los sím-
la srtuacíón ñlmica c~m la situación onírica está también en la base bolos eventuales) sean suficientemente evidentes, es decir, ya
de los car~ctercs particulares de la memoria del film... Precisamente en parte, "desgastados".
porqu: ~l film e~ vivido como una realidad que no se inserta en nues-
tra realidad cotidiana ... y precisamente porque los enriquecimientos En definitiva, el elemento referencial al que las imágenes
emotivos que se producen c.n el film derivan de una realidad emotiva fílmicas conducen, los denotata del lenguaje fílmico, son inme-
pr?funda, en. wan parte sujeta a represión y a remoción ... hay una
fucr~a cspec'fl~a de npo defensivo que tiende a obstaculizar la me. 1 BAlllHES, Le probleme de la .signification au cinéma, en "Revue
morra de los fllms: que U.cga. por lo tanto, a tener muchos elementos
de contacto con la rncmorra de los sueños". \nt. de Fllmologie", X, 1960.32-33. pág. 89.
• lbld.. pág. 84.
242
diatamente disfrutados y se transforman en nueva fraseología
que se v~elve obvia y legíble aunque no lo hubiera sido antes También en la televisión (salvo en los casos de segura trans-
(y .Ios eJempl~s podrían multiplicarse: gotas que caen para misión en toma directa, donde está parcialmente conservada en
indicar la lluvia, sonidos de sirenas que anuncian la policía el espectador la noticia de una contemporaneidad de sucesos y
hojas ~e calendario que indican el paso de los días). Y no sólo por tanto de una veracidad absoluta de los mismos) se verifica
esto, SIDO ~ue el espectador está también en disposición de el mismo fenómeno que en el cine, y el carácter ambiguo de la
captar con IDc~e~le facilidad los desdoblamientos cronológicos información aparece más evidente. El cociente de irrealidad y
(recuerdos. revividog por el protagonista, por medio de una es- ficción de la imagen es tal que el espectador es llevado a creer
cena anteno~mente ,reconstruida que viene después vivida como sólo parcialmente en ello, y a prestar a elementos auténticos
~al, ~ esto s~lo ?asandose en un cambio de vestido, en un "ín- de la vida real el tipo de beliei que hemos visto destinado nor-
Ice de ,-"as Juventud del personaje: largas trenzas faldas malmente al universo poético (o, en general, literario o dra-
cortas, etcetera). '
mático). Esto nos lleva a considerar que se puede llegar a una
¿Cómo se puede explicar esta facilidad de asimilación de mitificación y fetichismo de la realidad cotidiana, y a una trans-
es~e vasto matenal simbólico COn inmediato efecto semántico íerencía de modos, en un tiempo exclusivos de la "creencia
mientras no sucede lo mismo ni en la lectura ni la pintura, ni estética", a la creencia realista. Lo cual explica, por un lado,
en !as otr~~ ~rt~s? Sie~pre. creo, es el mism¿ motivo: porque el éxito de films realistas que son muy eficaces por su adhesión,
el fl~ se vive en pnmera persona por el espectador, a dife- voluntariamente impresionante y coercitiva, a la realidad exis-
rencia de los demás espectáculos (y aquí no me interesa reafir-
tencial, pero que precisamente por tratarse de films y no de
mar o ~?n~rad~cIr la hipótesis de una identificación existencial
escenas en toma directa, son aceptados también (en los casos
con. el h~r?" o con el anti-héroe. Me interesa justificar el
de mayor brutalidad y sadismo) como "obras de arte" (cfr.
motIvo estet,co-perceptivo que hace que dicha identificación se
cumpla, a pesar de la ilusoriedad y la oniricidad de la imagen) t. Rocco y sus hermanos O Las diabólicas). Por otro lado, la po-
sible aceptación de una realidad auténtica transmitida por la
televisión (o por el documental) como si fuera ficción, Fon to-
5. El «beliej» en el film respecto a las otras artes. das las consecuencias que esto supone, dada la costumbre, in-
H~ desaparecido, pues ~omo afirmaba recientemente Co- troducida ya en todas partes y en todos, de asistir a espectácu-
he?-~eat '-, toda distinción entre signo y COSa significada, y los realistas (sanguinarios o sádicos) que intentan precisamente
qUJz~ por esto la comunicación cinematográfica_ igual que la substituir la realidad.
televlslva_ aumenta enormemente la ambigüedad fenoménica Así pues, podremos añadir que aquella mimesis (aristotéli-
de este arte respecto a la de los demás. camente hablando) que conduce a la catarsis a través de la

. 1 Cfr. también: MICHOTTE VAN DEN BERCK La ...


nonnette du specta.teur, en "Revue lnl. de Film~lo .:,rtlclpat,on é~o­ Problémes el mécanismes pzychologiques, PUF, París, 1959. pág. 58:
..Au cinéma le "signe" ou ce qui en tient lieu, tend a redevenir ce
BAR;"ES, Les »unités traumatiques.. au cinéma ibi~ X';'9~6~l5, y qu'il fut d'abord: une réalíté, un sígnal. n s'impose d'abord comme
2 Problémes octuets du Cinéma el de l'¡nlor;;'at;~n vi.t;,elk, n, réalité distincte et ne renvoie qu'ultérieurement l UD sena et a UD em-
ploi intcltigibles".
244
245
piedad y el miedo 1, ahora es llevada a crear la catarsis, no
ya a través de la piedad y el miedo de hechos ficticios, sino
de hechos reales, con evidente transformación de los datos
éticos además de los estéticos.
"Rien De défend plus l'homo íconícus contre cette image
qui I'attaqne et I'agresse a domicile", afirmaba recientemente
H. Dieuzeide 2, y ciertamente nunca antes de hoy la transfe- VII
rencia de sucesos artísticos, políticos, bélicos, dentro del domi-
cilio privado había tenido lugar de manera tan constante y APUNTES SOBRE EL ZEN Y SUS CUALIDADES
absoluta, tanto que esta transferencia no puede ya considerarse COMUNICATIVAS
con indiferencia: debe, necesariamente, llevamos a una nueva
concepción de la vida y de la realidad.
1. Los conceptos de ((WQ-zal) y de «asobi»,
1 ARISTÓTELES, Poética, J449 b.
a la
,2..Prin';!pes ginéraux d'une réttexíon jilmologique appliquée Las excesivas discusiones originadas recientemente en tomo
Télevl$l,on, Revue Int. de Filmologie", X, 1960, 32~33; Y Probtémes
perceptíis comparés de fimage filmique et de rimage télévisée íbid al Zen 1, en especial en sus presuntas o aparentes relaciones
XI, 1961, 38. ' ". con el arte occidental moderno, han acarreado cierto descrédito
sobre esta importantísima y antiquísima corriente del pensa-
miento budista, de tal manera que una doctrina milenaria como
el budismo y una "secta" como la zenista, que ha dominado el
pensamiento y el arte japonés durante más de ochocientos años,
peligran ser sofocados bajo las atribuciones más superficiales

1 Zen (en chino ch'an) de zen~na (ch'an~na), equivalente al sáns-


crito dtvyana (meditación yógica), es una de las subdivisiones de la
corriente budista Mahayana. Para un estudio, aunque sea elemental, del
concepto, de la historia y de los desarrollos del Zen, véase el reciente
librito Lo Zen, de ALAN W. WATTS, Bompiani, Milán, 1959, seguido
de. una "nota" conclusiva de UMBERTO Eco donde traza también un
ágil panorama de los desarrollos actuales de esta doctrina en sus rela-
ciones con la filosofía, el arte y el pensamiento contemporáneos. Un
estudio más profundizado de la doctrina Zen se nos ofrece sobre todo
en algunas obras de D. T. Suzuki, y entre éstas recuerdo los tres volú-
menes Essais sur le Bouddhísme Zen, Albin Michel, París, 1940-43;
Studíes in Zen, Pbilosophical Library, New York, 1955; y Zen and
Iapanase Culture, "Bollingen Series", LXIV, Pantheon Books, New
York. 1959. Para las relaciones entre Zen y poesía, véase: R. A. BLYTH,
Len in English Literature and Oriental Classics, New York, 1960.

247
por parte de novelistas, escritores o músicos, en busca de una la imagen que la palabra y la acción suscitan. Y me P"?",,,
cómoda etiqueta para aplicar a sus obras. admisible pensar que algunos principios descritos y de~dos
He creído mi deber adelantar esta premisa negativa sobre por el zenismo se han "deslizado" en la mentalidad OCCIden-
los actuales desarrollos de los estudios zenistas precisamente tal, casi sin saberlo el que iba a usarlos. De manera que, bus-
para que no se crea que es mi intención establecer una con- car el origen primero de dichos conceptos aIIi do~ se han
frontación entre los escritos de los Hypsters estadounidenses o formulado por primera vez, quizá no sea del todo OCIOSO.
cierta pintura tachista o cierta música puntillista, y aquellas Quisiera comenzar, pues, con el enunciado de algunos tér-
obras del arte nipón, salidas de una remota y refinadísima tradi- minos-clave que, aunque su traducción es ciertamente impropia
ción cultural, y que están muy lejos de toda improvisación y de e insuficiente, pueden servir de gula a mi razonamiento. Por-
toda moda. que una de las condiciones que es preciso tener. en cuenta es
No obstante -antes de afrontar (con aquella humildad que la dificultad de hacer coincidir conceptos transfendos a nuestro
considero necesaria para quien se halle desprovisto como yo lenguaje con aquellos, indudablemente polimorfos y además dí-
de todo conocimiento directo de la lengua y de la civilización latados de su originaria transcripción ideográfica, de las lenguas
extremoriental) el tema de una "estética Zen"- quisiera afir- orientales.
mar que en los desahogos propagandísticos de algunos artistas Sobre el exacto significado guoseológico y etimológico de
jóvenes, en las improvisadas filiaciones culturales de cierto arte éstos y de todos los otros términos de los que me valgo aquí ~o
de nuestros días, se debe admitir, sin embargo, una tendencia, puede haber una reproducción segura fuera de su ~nte~to 110-
aunque sea nebulosa, hacia algo distinto de la consabida rutina güístico. Sin embargo, he intentado valerme de explicaCIOnes y
artística occidental, algo que se presenta hoy al hombre del precisiones admitidas directamente por japoneses expertos en
A bendland quizá sólo como un espejismo de libertad y de reno- las doctrinas zenistas.
vación expresiva, pero que indudablemente demuestra una ne- Por gei se entiende un acto, una acción, que en el wa-za
cesidad de encontrar en otros lugares las nuevas posibilidades (función, aprendizaje) encuentra su extensión, su gener~za­
comunicativas y lingüísticas que nuestra antigua civilización eu- ción, entendiendo como wa-Za una noción general de actividad
ropea quizás ha cesado de ofrecer. Mi único intento, pues, es humana que acompaña toda habilidad en el ejercicio de un
analizar algunos elementos del zenísmo, tal como nos viene re- arte o de un oficio. Resulta ahora que el arte --<l al menos el
velado a través de los escritos de algunos autores, y ver hasta que normalmente designamos con este nombre- se s~ele lla-
qué punto estos escritos se prestan a un razonamiento que mar en japonés gei-julsu (término que comprende las diferentes
pueda extenderse a una nueva, o al menos diferente, capacidad categorías artísticas: danza, música, poesía). Pero si gei-jutsu
comunicativa. Y finalmente, hasta dónde es posible hablar de se puede contraponer a wa-za, a esta última se le puede con~
una "estética Zen" como de algo en verdad dístinto de nues- traponer también a-so-bi, que constituye otro aspecto. Asobi
tras consabidas opiniones estéticas occidentales. significa propiamente juego, y como tal incluye también el
A menudo, lo hemos afirmado ya muchas veces, a una canto, la danza, el tiro con el arco, la música: en otras palabras,
precisión lingüística corresponde también la formulación suce- todo lo que se suele considerar como "artes". Sabemos, por
siva de un concepto. A menudo, a la conceptualización sigue otra parte, que hasta hace pocos decenios no existía en el Japón

248 249
una palabra precisa para indicar el arte 1 (como sucedía tam-
bién en la Grecia antigua, donde el vocablo téchne valía tanto ma, el arte de la lucha, el arte del tiro con el arco) sino que,
para arte como para técnica, y s6lo en el griego moderno se por el contrario, pretenda hacer entrar en una actualidad ar-
empezó a usar el término cala téchne para indícar las "bellas tística elementos y estructuras de la antigiiedad que, más que
artes"). Esta ausencia del término especifico para designar el al arte, pertenecían a otros sectores.
arte prueba una vez más c6mo precisamente con la instauraci6n
de un declive del arte se advierte la necesidad de darle un 2. El elemento lúdico del arte.
nombre. O mejor, cómo no hubiese habido necesidad de una
i~~cación particular que diferenciase arte y técnica, arte y re- El hecho -al que antes aludíamos- de que la palabra
ligión, arte y mito, arte y naturaleza, mientras el arte estuvo aún a-so-bi (juego) sirviese para designar a menudo las artes, nos
ín~mamente ligado a la naturaleza, a la religi6n, a la técnica, al lleva, a pesar de todo, a otro concepto que considero funda-
míto, ~l arte del antiguo Japón es una prueba de ello: "arte" mental para la comprensi6n de una estética extremoriental, y
(o técnica o j~ego) de la jardinería, de la esgrima, del arco, del específicamente zenista: a cómo el elemento lúdíco puede iden-
~~, de l~ es~tura, de la danza. Esto significa que todas estas tificarse con el artístico. He tenido ya ocasión de detenerme en
operaciones , aparentemente lejanas entre sí (que hoy llama- el examen del elemento lúdíco (y ludíforme) en la obra de
ríamos deporte, construcción, rito, combate caligrafía) estaban arte" y no necesito recordar cómo desde Platón a Scbiller,
." em~apad as"de arte, eran .consubstanciales' con el arte, , o me- desde Froebel a Read, el juego ha sido a menudo identificado
jor aun, .c~n aquel ~rincipio delineado por el Zen que podría- o aproximado al arte. Pero este fácil paralelismo no debe lle-
mos defml~ ,,?mo .iluminaci6n, clarividencia, o simplemente varnos a engaño. Cuando se habla de asobi el japonés no pre-
1"'rf~~ta comcldencla de la técnica instintiva con el elemento tende ofrecer del juego un aspecto "jocoso", en sentido dete-
intuitivo desarrollado en la meditaci6n. riorado, asimilable al hobby, a la leisure. El juego-arte es algo
• Hoy, pro.bablement~, tampoco ocurre así en el Japón (se- extremadamente serio (como son "serios" los ko-an 2 -juegos
gun referencias de críticos muy autorizados) 2. Evidentemen- de palabras, puzzles, problemas- de los que tan a menudo se
te, no puede.ni debé ser ya así. Pero es importante, funda- valen los maestros Zen para amonestar, para ironizar o para
mental más bien, que el hombre de hoy sea consciente de este instruir a sus díscípulos), ya que se identifica con la técnica
hecho y no continúe considerando como "arte" (del pasado) misma de la iniciaci6n.
s?lo aquello qu.e corresponde a su concepto actual del arte (ol- Prescindiré aquí -me interesa precisarlo--- de toda refe-
vidando, po~ ejemplo, en el caso del Japón, el arte del jardín, rencia al aspecto iniciático -mfstico-trascendenle- de la doc-
el arte de disponer las flores -ikebana-, el arte de la esgri- trina budista-zenísta, ya que esto saldría de los límites de nues-

un
ti]1 :a
A word .•corresponding lo «fine art .. did not exist in Japan
ut 1870 (Cfr. SABRO HASEGAWA Abstrae/ Art in Iapan en
a
1 DORFLES, Attívítá estetica e attivitd ludica, en "Atti del ID Con-
gresso Intemazionale di Bstetica", Ediciones de la "Rivista di Estética",
The World 01 Abstraet Art, Wittenbom
2 Cfr P1ERlu! •• -_•••_ - '
New York 1957)
,.
, Turín, 1957.
d .. 195'6 úm ~s.Y, Calligraphie laponaise, en "Qua- 2 Es conveniente distinguir entre las diversas formas de medita-
mm, ,D.l, ción yógica (dhyana), de concentración yógica (dharana). y el alcanzar
un "conocimiento metafísico" (prajna).
250
251
tro tema, y por lo tanto, sólo incidentalmente quiero indicar canza -DO racionalmente- la intuición del mecanismo del
que incluso a través del uso de los ko-an, de los mondo, del propio acto. Podríamos decir, para traducir en moneda peque-
wa-za se pueden alcanzar elevados grados de iluminación, cuan- ña occidental este proceso tan complejo, que no se trata de una
do no llegar a aquella condición de sau»¡ que debería coronar acumulación de conocimientos fenoménicos, sino de un conoci-
toda actividad humana. A pesar de todo, no creo aún posible miento nouménico, que viene a instaurarse, y este conocimiento
hacemos una idea, aunque sea vaga, del porqué de la estruc- adquiere carácter fenoménico sólo en cuanto se refiere al sujeto
turación misma del arte japonés (influenciado por el Zen), que lo experimenta. Podríamos quizá también atrevemos a afir-
prescindiendo de investigar al menos algunas de las etapas de mar que sólo el haber adquirido no intelectualmente y saber
la enseñanza mística, ya que conceptos sobre los que tendremos no sólo conceptualmente, sino casi por un condicionamiento
ocasión de volver, como los de "vacío", "vaciedad", pintura fisiológico, un determinado procedimiento que lleva a la rea-
de ángulo, asimetría, indeterminación, velocidad de expresión lización de una técnica, puede considerarse como Zen. No
disponibilidad, no son comprensibles si no se indaga su pro: basta por consiguiente ni la noción intelectual, ni la mera ac-
funda razón disciplinar-iniciática. tividad refleja (adquirible a través de la automática repetición
He aquí, por ejemplo, otro elemento, ligado al juego y li- de un movimiento) sino que es indispensable la Erlebnis el
gado al arte, que me interesa precisar: el llamado ko-tzu. Con haber "vivido" el acto aun antes de haberlo .ejecutado. Y es
este término se indica el principio último de varios actos la en este punto, con el alcance del ko-tzu, que todo acto resulta
"espon.~eidad de la acción", el conocimiento subjetivo' no espontáneo. He aquí por qué ---<:omo decía antes- se puede
transmISIble, que lleva al hombre a apropiarse de una determi- hablar de un conocimiento subjetivo y no transmisible.
nada "técnica", entendiendo por "técnica" algo mucho más
complejo que una técnica "racional" o que una técnica mecá-
3. Las dos formas de conocimiento y de conciencia.
nica; algo que quizá se podría definir como "técnica artística"
admitiendo que ésta pudiese englobar lo que Croce llama "téc- Al llegar aquí es necesarío insertar y precisar otra impor-
niea interna" y "técnica externa", además de aquel dato "in- tante distinción propuesta por el pensamiento budista entre las
tuitivo" no transmisible y sólo alcanzable a través del dominio dos príncipales formas de conocimiento, entre prajna y viinana.
de una determinada actividad, y que vuelve a entrar --(:{)mo Mientras el segundo se puede identificar con el conocimiento
veremos- en el más vasto concepto indicado por el término racional, con un "principio de diferenciación", que está en la
sánscrito prajna (en japonés hannya). base de toda comprensión intelectiva y discursiva, prajna t es
Es sabido que el maestro Zen no "enseña" un determinado
ejer~icio o una determinada técnica (ni siquiera cuando se trata 1 Cfr. SUZUKI. Zen und die Kultur lapans, Rowohlt, Hamburgo,
del jueg? ~el arco, de la esgrima, del ju-jutsu), sino que deja 1959. De las dos corrientes en las que se dividió la primitiva secta
que el discípulo aprenda a su libre albedrío: es decir asiste al Zen, el Riazaí-zen ponía en la base de su doctrina el uso de las cues-
tiones ko-an, mientras que el Soto-zen pretendía alcanzar la ilumina-
aprendizaje del discípulo. y dicho aprendizaje se logra única- ci6n a través de la práctica de la meditaci6n ejecutada según una téc-
mente cuando el acto se vuelve autónomo y autoproductor; nica particular de estar sentados inmóviles íshí-kan-daza}, Por consí-
guiente, el sistema de los ko-an no debe ser considerado como ubícui-
cuando, alcanzando o desarrollando la prajna, el discipulo al- tario para todo el zee.
252 253
la sabiduría trascendental, el principio noético fundamental, el
ser entendida la "fulguración" del arte y el método creativo
conocimiento absoluto e irracional, o mejor suprarracional.
de mucho arte influenciado por el Zen.
"Prajna -según Suzuki-, duerme en nosotros bajo una es- Quisiera intentar ahora describir al menos algunas de las
pesa cubierta de ignorancia y de, karma" y es deber del Zen formas de arte que parecen encamar más específicamente los
despertarla. Pero prajna es algo mucho más complejo de lo conceptos arriba indicados. No hay duda -y se ha afirmado
que parece a través de una vulgarización como pueden ofrecer muchas veces-- que tanto las pinturas a base de tinta negra
nuestras palabras occidentales. Praina, es, por ejemplo, una de (sumiye), del período Ashikaga (1337-1573) como los famosos
las seis paramita 1 (que se pueden definir como las virtudes "jardines de arena" de Ryoanij y, sobre todo, las diversas for-
de la perfección) y es más bien el "espíritu vivificador de todas mulaciones de la casa de té, deben a los maestros Zen sus ca-
las paramita", A través de prajna se puede alcanzar sarvajnata, racteres peculiares. Así, por ejemplo, el más puro estilo de la
el conocimiento supremo que es la razón de ser de la condición arquitectura de salas de té --<:1 sukiya-zukurl-r- proclamaba no
de Buda, y es mediante prajna que el Bodhisatthva puede interesarse por el material de la construcción sino por el vací~
contemplar la naturaleza de todas las cosas, que está "vacía" en él contenido 1, evidente referencia al concepto de vacío li-
(shunija) 2 (en japonés ku). Al praina está, del mismo modo, gado al de prajna. • .
ligado el concepto de velocidad (del que veremos su impor- El espacio de la sala de té debla ser un reñejo de lo Im-
tancia a propósito de la pintura japonesa influenciada por el perfecto. Por esto las paredes se dejaban toscas, el techo se
Zen). Pero esta velocidad no equivale a un proceso en el tiem- hacia de bambú y sin revestimiento, y al menos una de las
po, sino a una inmediatez, a la contemporaneidad absoluta columnas estaba constituida por un tronco no completamente
entre pensamiento y acción, y quizá podría acercarse a aquel pulimentado y provisto de su corteza, como se puede ve~ aú~
concepto de Augenblick que Kierkegaard había intuido. Y es en la habitación de la Villa Imperial de Katsura en Shokintei,
en este sentido --creo-- de un pensamiento atemporal y pri- También en la sala de té Tai-an (en el templo de Myokian),
vado de toda voluntad analítica (la que se encuentra en cambio que se cree' diseñada en 1582 por el famoso maestro de té
en vijnana y que es el fruto de un razonamiento) cómo puede Senno Rikyu, es posible constatar la presencia de uno de estos
pilares centrales constituido por una rama en su estado natu-
1 Véase, sobre todo, el capítulo Philosophie de la Prajna-para- ral, que contrasta con las alísadas superficies de la sal~ donde,
mita en el libro cit. Essais sur le Bouddhisme Zen de SUZUKI. ID vol., por el contrario, los demás elementos estructurales están encu-
desde la pág. 1184 a la pág. 1295. El ojo suplementario de las divini- biertos para no distraer la atención del público del tokonoma
dades indias es el ojo de praina. "Cet oeil de prajna, qui se place a
la Iigne de démarcation de l'Un et du Plusieurs, de shunyata et de (hornacina para las imágenes).
ashunyata, de Badhi et de Klesha, de samadhi et de Karma, de I'Illu- En los jardines secos 2 de arena, el efecto de la espacialidad
mlnation et de I'igncrance, embrasse ces deux mondes d'un seul coup
d'oeil" (pág. 1266). 1 Un análisis del estilo sukiya en arquitectura se halla en el volu-
2 SUZUKI, Essaís sur le Boudhísme Zen cit., pág. 1282: "Un des men The Arohitecture 01 Iapan, de ARTHUR D,RE~LER, New :V0r,k, 195,S.
plus grands mystéres de la vie spirituelle du rnahayaniste: Vivre le vide, 2 Para una minuciosa y detallada descripción de los jardines hIS-
demeurer dans le vide, et pourtant ne pes réaliser en soi méme les tóricos del Japón y para las relaciones de éstos con el ka, véase Ja-
«limites de la réalité» (butha-kcti)". panese Gardens, de JUlO HAIlATA, Londres. t 956,

254 lSS
kutei-ki de Yoshitsune (1206), citado por Jira Harata, en un
vacía es de los más sorprendentes, por lo que se puede juzgar jardín la cascada simboliza Fudo-Myoo " la tierra representa
a través de las reproducciones..Entre éstas llama sobre todo la al emperador, el agua a sus súbditos, etcétera. Quien compare
atención el jardín del templo Zen de Ryoanji (en Kioto): se estos jardines o los de la época Muromachi o Momoyama (con-
trata de un recinto rectangular cubierto completamente de arena temporáneos a nuestro Renaci~ento), con los elaboradisi~os
blanca, en cuyo interior cinco grupos de piedras (agrupadas en jardines de ciertas villas florentinas del Cuatrocientos, y quien
dos, en tres, en cinco) están esparcidas en orden irregular. El confronte la escasa, y sin adornos, arquitectura de las salas de
jardín, que carece de entrada, está hecho para ser contemplado té y de los templos Zen con nuestros palacios y nues~~as ~~e­
desde una barandilla del templo. Un jardín como éste (que 'e sias no puede dejar de sorprenderse, ante todo por el espíritu
remonta a los finales del Quinientos) seria ciertamente inima- de ~oledad" y la "pobreza de medios", por la simplicidad casi
ginable en Europa. Es evidente que la riqueza de la simplicidad, monástica que éstos revelan.
la fascinación de la "ausencia", el respeto por el detalle rús-
tico, la expectación suscitada por lo inacabado y por la asime-
tría, están muy lejanos del pensamiento occidental, al menos 4. Los conceptos de «wabi» y de «sabi»,
del "clásico". Y sólo en nuestros días --después de milenios de
arte- podemos advertir también en nuestros países una nece- También este hecho entra en un preciso precepto de la es-
sidad urgente de acercamos a esta dimensión particular de la tética Zen y se define con la palabra sabi (y wabñ, que, según
estética. Pero quizás el "secreto" de la belleza de estas arqui- una definición de Suzuki, puede considerarse como "eine as-
tecturas y de estos jardines no está solamente en la disposición thetische WertseMtzung der Armut" 2. Pero seria erróneo con-
particular de los materiales, de las estructuras, de las plantas, siderar el wabi como una mera búsqueda de simplicidad des-
sino en el hecho de que las sencillas piedras, las cascadas, los camada y "puritana". Wabi significa también lo estétic? que
estanques de los jardines Zen tienen un siguificado que seria está fundido con lo ético, y significa la libertad de la rabia, de
quizás impropio definir como "simbólico", pero que induda- la envidia, de la inquietud. Wabi. por lo tanto, se puede consi-
blemente tiene una referencia precisa a algo trascendente. Se
sabe, por ejemplo, que ya en los más antiguos jardines del 1 Fudo-Myoo (sánscrito Aca1a) es una divinidad. mensajero de
Buda y jefe de los cinco Myoo (Raja). "There is no apparent CODDec-
perlado Kamakura (1186) y Yoshínocho (1334) las piedras es- non bctween Fudo and watcrfalls... yet the symbol is traditionally
taban subdivididas y reagrupadas en cinco clases distintas según there" (JIRO flARATA, Iaponese Gardens cit., pág. 10). M~ODg others,
su forma: la primera se llamaba reisho-seki (roca de forma the Raka (Arbats cr Buddhist saints) are also suggested m gardens...
A group of sixtecn Raka is represented merely by natural J'dc?ks. !here
espiritual), y simbolizaba la unión del principio positivo y el are no marta 01 identificatiOD except that the rocb are m oteen
negativo; una segunda piedra es la taizo-seki (roca-cuerpo), que groups... Rata are generally repreeented as either 16 or 500 in num-
ber" Sobre todo DOS parece importante la siguiente notación. en la
sirve normalmente para la construcción de la cascada; la ter- pág, . 11. MIt does net seem that the priests regarded these rocks as
cera es la shintai-seki (la roca-corazón); la cuarta, la shikei- imaga oí deitiea; ratber they tried lo express aesthetic principies by
sekl; la quinta la kikyaku-sehi, roca inclinada, etcétera. A cada means of the Buddhist doctrines with which people were more or less
f~lliar". .
una de dichas piedras y a los otros elementos del jardin estaban 2 SUZUKl, Zen und die Kultur lapans cit., pág. 73y pasnm,
ligados significados particulares: así, según un escrito de Sa..
257
256
derar como un elemento de renuncia y de ausencia, pero de una "disponibilidad" que es propia del arte japonés como de
positiva renuncia y ausencia. La historia de la tetera de Rikyu, ningún otro arte. Si se observan las célebres arquitecturas del
el gran maestro del té (1518-91), la ilustra admirablemente. El período Momoyama, los templos de Nishi-Honganji, la villa de
hecho de que sólo después de haber sido rota y recompuesta Katsura, el castillo Nijo, y las más modestas salas de té, se
con sus fragmentos de manera no completamente perfecta, la nota una constante búsqueda, no sólo de simplicidad, sino
tetera -ya antes "bellísima", pero no así a los ojos del maes- de asimetría, que llega incluso a la renuncia de presentar dos
tro-- hubiese adquirido finalmente el carácter wabl. nos lleva objetos similares o análogos, dos formas, dos colores equiva-
de nuevo al concepto. al que a menudo hemos aludido, de la lentes. El acuerdo entre los colores, la repetición, la "entona-
neoesidad de lo inacabado, de la irregularidad, de la no exac- ción", el "pendant", que aún hoy constituyen la base de gran
titud absoluta en la obra de arte l. parte del arte, de mucha decoración occidental, son, en cam-
Evidentemente, sólo una sensibilidad en extremo refinada bio, cuidadosamente evitados en la decoración oriental influen-
puede apreciar estas pequeñísimas diferencias, que bastan para ciada por el zenismo.
hacer de un simple objeto una obra maestra, que bastan La espacialidad, tal como se entiende en la arquitectura
para explicar el porqué de la "belleza" de una ruina, de un japonesa (y todos saben qué influencias tuvo dicha espacialidad
esbozo, de un bosquejo. Pero no es la obra inacabada, no lle- en las obras de un Lloyd Wright, y de un Mies van der Robe),
vada a cabo, la que se identifica con wabi, porque, como en el consiste en la concepción del espacio no como algo delimitado
caso de la tetera, puede tratarse de la obra después de la des- por paredes o techos, sino como algo independiente y sólo capaz
trucción, después de su cumplimiento. Como se ve, es algo de tener un valor debido a su misma vaciedad. La casa de té
muy distinto de los conceptos idealistas occidentales que queda- se puede definir, en efecto, como "casa del alma", o "casa del
ban anclados en la idea de una preexistente intencionalidad del vacío" (los dos ideogramas se identifican, según nos dioe Oka-
artista anterior al devenirsucesivo de la obra, y de su autónomo kura 1). Y dicho "vacío" reaparece siempre en las obras ar-
proliferar. La obra de arte, por el contrario, puede volverse quitectónicas como reaparece en las pinturas, donde se con-
tal por la intervención de la naturaleza, de elementos adicio- trapone al "lleno" casi siempre asimétrico, constituido por la
nales extrahumanos, de los que el mismo artífice no participa, "mancha".
y a los que preside el azar y el acaso. El wabi puede surgir pre- El concepto -y la realización del concepto-- de "vacío"
cisamente por la imperfección, por la renuncia y por el azar. está sin duda en la base de muchísimas creaciones artísticas
A la misma dirección estética va ligado el amor particular niponas: "vacíos" son a menudo los célebres "jardines de are-
de los adeptos al Zen por lo asimétrico. La planta del templo na" donde sólo algunas piedras esparcidas sirven para subrayar
budista es ya normalmente contraria a la ordenación simétrica,
y así es también la disposición de los locales en la casa, en 1 O1<AKU1lA K.uruzo. 1/ libro del Ti. Ilocca, Mil"'. 1954: "La
los palacios. La ausencia de simetría se identifica también sala de T~ (sukiya) no quiere decir otra cosa que una casita... Los Q.
racteres ideográficos originarios del lukiya significan: La Casa de la
con una ausencia de equilibrio estático, y, por consiguiente. con Pantasla... Ahora el ~rmiDO 1U1"4 puede tambi~D significar ..La Casa
del Vacío_, y la ..Casa de la Asimetría». La creación de la primera
sala de T6 se debe a Seono Soeti. conocido por su óllimo nombre
I Cfr. mi Discorso tecntco delle arti, Pisa, 1952, pág. 61. Rikyu •••" (pág. 56).

258 259
la ausencia de algo; vacío mucha pintura, tanto la llamada "de
ángulo" como buena parte de la sumiye; vacía cierta poesía fino y absorbente, mediante una tinta negra. «La razón -afir-
como las estrofas de diecisiete silabas de la métrica hai-ku. El ma Suzuki ' - por la que se escoge un material tan frágil...
vacío (shunyata) está directamente ligado a los otros dos prin- es que la inspiración (artística) debe ser transmitida en el pe-
cipios de anlmitta (sin forma) y de apranihita (sin deseo), y se ríodo más breve posible... Ninguna reflexión está autorizada,
identifica con aquel principio que consiste en el "límite de rea- ninguna tachadura, ninguna repetición, ningún retoque... El
lidad" o bhuta-koti. Es, precisamente como afirma Suzuki 1, artista debe seguir su inspiración tan espontánea, absoluta e
"uno de los mayores misterios de la vida espiritual del maha- instantáneamente como ésta aparece... debe sólo levantar el
yanista: vivir el vacío, morar en el vacío, alcanzar el samadhi brazo, los dedos, el pincel... como si fuesen simples instru-
(en japonés sammañ del vacío, y con todo esto, no realizar en mentos... entre las manos de cualquier otro que hubiese toma-
sí mismos los «límites de la realidad» (bhuta-kott), o sea del do posesión de él... Así se crea el sumiye». Esta antiquísima
vacío mismo". En otras palabras, tener la experiencia de un va- técnica aún está viva en nuestros días en el Japón, y en parte
cío "positivo" y no de uno negativo. La "naturaleza de todas se conserva en el estilo Nihon-Ga y en ciertas nuevas corrien-
las cosas", se afirma con frecuencia, es vacía (shunya), pero tes como la Gutai.
el vacío (shunyata) no es igual a la "nada", slnoque designa
la identidad de las cosas (tathata). Es a través de la praina que
el Bodhísatthva contempla la naturaleza de todas las cosas, 5. Lo inmediato en la creaci6n artística.
que es precisamente la vaciedad. Podremos, creo, concluir que La aproximación de esta pintura a mucho arte de nues-
las expresiones más conmovedoras que nos vengan ofrecidas tros tiempos es evidente, y no sería difícil revelar los muchos
tanto por la arquitectura (en su concentrada experiencia de la -más aparentes que reales- parentescos. Es sabida la gran
sala de té) como por la pintura, y por muchas otras formas importancia que se da actualmente a la actividad inmediata,
de arte visual, no son ya el reflejo, sino la "encamación" ma- casi automática, fuígurante, en la producción de las obras de
teríal de este "vacío" espiritual al que el adepto budista pro- arte. Los ejemplos de un Mathieu o de un Michaux son de los
Lende llegar. más típicos. Estos pintores, que han sido definidos como "síg-
Pero, además del vacío, existe también una "forma" que es nícos" (o, como en el caso de los americanos Pollock, Resznick,
en cierto sentido complementaria e indisoluble con el vacío de Kooning, "aetion painters"), atribuyen un gran valor a una
mismo. Y tambíén en tomo a esta forma el Zen realza ciertas actividad que podríamos definir como "mio-cinética": al "ges-
constantes particulares. Llegado hacia el siglo XIl al Japón, el to" creador, que -sin posibilidad de arrepentimiento, de re-
Zen ha influenciado casi todas las expresiones artísticas del tomo-- traza sobre la tela sus jeroglíficos abstractos. E in-
país, y en modo particular la pintura sumiye, que, como se dudablemente, la analogía con ciertas pictografias sumiye no
sabe, consiste en un tipo particular de pintura trazada con un puede dejar de llamar la atención 2, No obstante, es la misma
pincel blando que contiene mucho líquido sobre papel de arroz
1Bssais sur le Bouddhisme Zen cit., pág. 1329.
1 Cfr. la nota 1 de la pág. 254. 2Véase sobre este argumento el articulo de ANDR.É. MASSON. Une
peinture de í'essentíel, en "Quadrum", 1956. núm. 1. Analizando el
260
261
premisa de esta actividad la que es diferente, a menudo opuesta. Pinturas como las de Yin Yu-chien se pueden considerar
En el rasgo abstracto, en el compendio gesrual-sígnico, asisti- como precursoras del actual tachisme, pero se trata más que
mos más de una vez a la proyección de un automatismo incons- nada de una apariencia completamente extrínseca. Es verdad
ciente, y no, como en el arte Zen, al resultado de una ilumina- que antes de hoy el arte de Occidente no habla conocido la
ción superconsciente. El artista moderno ---que no es capaz de libertad de expresión, la libertad compositiva, la importancia
alcanzar el satori, practicar los seis paramita, o pasar por las dada al "gesto", que es propia de gran parte del arte extre-
sucesivas etapas iniciadoras- es sólo un prestidigitador más morieotal. Pero es necesario tener en cuenta que falta casi
o .menos hábil, que a menudo está muy lejos de todo recogí- siempre en el tachisme de hoy el amor por el pequeño detalle,
miento, de toda meditación, de toda concentración. A través el sentido minucioso de un equilibrio alcanzado milagrosamente
de su "gesto creador", sólo turbias imágenes oníricas, que aso- y que cualquier cosa basta para turbar, la devoción por la sim-
man de su inconsciencia, se proyectan sobre la tela, y no, como plicidad artística, entendida como milagroso resultado de una
en el caso de los sabios maestros Zen ---i:omo el gran Sesshu iluminación. Lo instantáneo, lo inacabado, lo asimétrico del
(~420-1506), como el sacerdote Zen, Yin Yu-chíen (1250), el arte sumiye participa sin embargo, de una duración, de una
pmtor de las manchas y "espacíos vacíos", como Ma Yuan eternidad, de un absolutismo que debe acompañar a toda obra
(1190:1224), uno de los maestros del Sung meridional, creador de arte auténtica, y que, en nuestros días, acompaña a muy
del .Emeckstil ("one comer composition") que aún hoy nos pocas.
fascína-c-, la expresión destilada en vastos momentos de me- A pesar de todo -repi~, existen varios argumentos que
ditación y de renuncia '. Antes que un arte de renuncia, de militan a favor de un parentesco entre el arte influenciado por
pobreza, de sacrificio, de "vacío", el arte de hoy es ~n de- el Zen y nuestro arte actual. Tal se dice, por ejemplo, del ele-
masiada frecuencia, aunque no siempre--- un arte inacabado mento "imprevisto", que está siempre presente en el arte su-
por el gusto de lo inacabado, de lo instantáneo por falta de miy., mientras falta, por el contrario, en el arte occidental an-
una duración, de lo efímero por ausencia de una fe. tiguo. El elemento imprevisto, el acaso, el azar, que estaba casi
siempre ausente del arte occidental, o que, por lo menos, estaba
arte extremoriental en confrontación con el nuestro, el pintor franc& cuidadosamente escondido por las sobrestrueturas racionales,
o~se.rva: "Pour Mou-ki, comme pour Sessbu, il s'agit d'une maniere ha explotado en cambio en el arte de nuestros dlas, hasta al-
d.eXIster ~u sens profond- et non comme pour nous d'une ma- canzar el paroxismo de las técnicas del dripping, del rasgo ins-
níere de feire. Pour eux c'est une maniere de se fondre dans la víe uní-
verselle, et pour ~ous une f~ de résumer... Quand Ying-Yu-Kien tintivo, del doodle vuelto signo, de la materia autoformadora,
~ous m!Jntre un viIlage apers:u a travers le décbiremcnt de la brume como son algunas resinas, esmaltes, conglomerados, cuyas vir-
il cst lui-méme météore". •
tudes formativas residen a menudo en la casualidad de sus com-
1 Véase a este propósito el lIbrito Pittura Zen, dal secolo XYIl
al sec.0~o XIX-, Del Turco, Roma, 1959, publicado con ocasión de la posiciones.
ex~ICl6~ de pmtura Zen en el Centro Cultural San Fedele, Milán. que También el acto mismo de la creación presenta curiosas
contiene Interesantes ensayos de Awakawa Koichi y Heinz Brascb y
donde est~n reproducidos importantes trabajos de los maestros Zen analogías: "los músculos -afirma Suzuki- son conscientes
como Isslu 0608-t646), Hakuin (1685-1768), Sengai 0750-1837), et- de trazar una línea, de poner un punto, pero detrás de ellos
cétera, que pertenecen a la llamada zenga (pintura Zen) moderna. está la inconsciencia". Es, como se ve, exactamente lo que he
262
263
definido antes como elemento mio-cinético inconsciente. Pero sible la creación de una nueva forma de arte. Y por esto, aun-
mientras en el niño y en el artista moderno, a través de los que nuestra civilización esté alejada de satori•.de .dhayna. de
movimientos míocínéticos se proyecta un inconsciente "no edu- samadhi, y esté alejada, por tanto, de la medita~16n y de. la
cado" --quiero decir- un inconsciente que no tiene detrás iluminación de la concentración, de la espontaneidad creativa
suyo ninguna preparación, ni siquiera física, debida a la renun- del arte antiguo de Oriente, esto no qnita que un acercamiento,
cia, a la meditación o a la concentración, a través de las mio- aunque sea superficial y extrínseco, a las doctrinas Zen pue.da
cinesis de los artistas Zen se proyectan ciertas "verdades" per- ser precioso. Precisamente porque el hombre de hoy está m-
tenecientes a otras esferas, a esferas de más alta espiritualidad, merso, por un lado, en una razonadora actividad intelectiva, y
de más desmaterializada conciencia. por otro, en una meramente patética, creativi~a~ ímpulsíva,
La introducción de la velocidad en el arte occidental es sin y está tan lejos de las profundidades de un eonocímíento pra~na
duda el "nuevo acontecimiento" al que hemos asistido en el como del de una "espontaneidad" técnica wa-za. La úmca
siglo xx, y que se contrapone a la lentitud, a la meticulosidad, salvación, por consiguiente, que se puede preconizar pa.ra el
a la larga decantación, propias de las construcciones artisticas arte moderno está precisamente en su evasi6n de la raciona-
de nuestro pasado. Y a la velocidad acompaña desde luego la lidad y del cerebralismo, pero también de la mecanicidad del
improvisación, el elemento extemporáneo -participe del Au- tecnicismo y de la automaticidad del inconsciente.
genblick- que siempre aparece, no sólo en la pintura, sino Quizá sólo cuando las dos corrientes del pensamiento, el
también en la música más reciente y en la poesía. La extempo- oriental y el occidental, hayan llegado a un auténtico encuen-
raneidad de la improvisación, que permanecerá "izada" en el tro s6lo cuando el arte no sea ya exclusivamente sensual y el
tiempo y se sustraerá a la voluntad analizadora y razonadora pensamiento cognoscitivo no sea ya exclusivamente racional,
de lo occidental, y que procurará ........,onscientemente o no-- al- podrá renacer en nuestra época una nueva y fecunda corriente
canzar aquella levedad palpitante y singularmente incisiva de de pensamiento creador y artistico.
cierto arte oriental.
Es probable, a decir verdad, que la interpretación de la
cultura y el arte japonés por parte de algunos artistas y críticos
occidentales (totalmente ignorantes de la lengua, de las cos-
tumbres, de la atmósfera de Oriente) lleve a resultados com-
pletamente opuestos a los deseados o reclamados por los an-
tiguos y por los nuevos maestros del Zen. Pero incluso esta
hipótesis no nos parece temible. Puede ser más bien fructífera.
Con frecuencia las obras más originales surgen sobre bases de
falsas influencias, de paradójicas interpretaciones, de tontas
teorizaciones científicas (piénsese en el impresionismo, en el
futurismo, etcétera). Lo que cuenta es que los artistas tengan
cualidades de inventiva y de originalidad sin las que no es po-
865
CONCLUSION

No es ésta la primera vez que tengo que aplazar, aunque


poco, la conclusión de un escrito mio. Debo confesar ante todo
que rara vez he sabido resistir a la tentación de añadir un úl-
timo capítulo, que quizá muchos juzgarán superfluo y pleonás-
tico y que seguramente está destinado a ser el menos leído y
el menos apreciado, pero que -a mi entender- deberla poder
recapitular lo mejor de cuanto en esta obra se ha escrito. Y esto
por dos razones: por la sensación de habemos "liberado" del
peso de una serie de capítulos que ya desde el principio no
podían tender a otra cosa que a su fin; y porque sólo después
de habemos manumitido de este peso, nos sentimos verdade-
ramente libres para expresar una idea que no tenga que encon-
trar en posteriores capítulos una justificación y un desarrollo.
Pero si precisamente por estas dos razones la introducción
constituye "un acto de fe" (hacia nosotros mismos o hacia la
buena voluntad del lector; acto de fe que sólo raramente, por
desgracia, vendrá coronado por el éxito), la conclusión, la
"clausura", constituye en verdad una constatación de fe man-
tenida, de promesa cumplida. En realidad, no siempre es po-
sible el cumplimiento total de esta promesa. En este libro el
cumplimiento ha sido sólo parcial, insuficientementepersuasivo
y definitivo. Y no podía ser de otro modo (precisamente por

267
Palabra en el Tiempo
aquella "constante" de desgaste y consumo tan a menudo in-
vocada). No obstante -puesto que, al menos en parte, los fe-
nómenos de la comunicación intersubjetiva de nuestros días han ULTIMaS TITULaS PUBLICADOS
sido precisados- creo que ahora puedo reafirmar cuanto dije
desde el principio: que estos fenómenos constituyen la verda-
dera clave dé toda nuestra futura investigación, no sólo estética,
sino psicológica, filosófica, antropológica y sociológica. Sólo
por una detención del excesivo desgaste comunicativo. sólo por
un incremento y una ampliación de nuestras facultades infor- 74. Francoís Choay, El urbanismo: utopías Y realidades
mativo-simbólicas, podemos esperar un mejoramiento de las 75. Gillo Dorñes, Naturaleza Y artificio
relaciones entre los hombres, entre pasado y futuro, entre fu- 76. Umberto Eco, La estructura ausente
turo y presente. Sólo en una fraterna y universal voluntad de 77. Le wis Jacobs. La azarosa historia del cine americano.
comunicación y de comunión, podemos entrever para el futuro vol. 1
la creación de una era más comprensiva, más orgánica y más 78. Broce Jay Friedman, Los ángeles negros
formativa para la humanidad. Y sólo en esta ampliación de 79. Samuel Beckett, Mercier y Camier
nuestro universo discursivo intermonádico, podemos imaginar SO. Murie1 Spark, Una mujer al volante
la verificación de nuevas exigencias y manifestaciones artisticas, 81. Maurice Nadeau, Gustave Flaubert, escritor
que no estén ligadas solamente al juego, al capricho o a la 82. V1adimir Nabokov. Mashenka
moda, y cuyo "desgaste", cuyo consumo, pueda. al menos par- 83. Mary McCarthy. Escrito en la pared
cialmente, moderarse y disminuirse. 84. James Joyce, Dublineses
85. James Baldwin, Ve y dilo en la montaña
86. Louis-Ferdinand Céline, De un castillo a otro .
87. Lewis Jacobs, La azarosa historia del cine americano.
vol. Il
88. Alan Sillitoe, El árbol en llamas
89. Virginia Woolf. Las olas ,
90. Mary McCarthy. Pájaros de Aménca
91. Pola Negrí, Memorias de una estrella d'f' '1 d
92. FIannery O'Connor, Un hombre bueno es I ICI e en-
contrar
93. Iris Murdoch, El sueño de Bruno
94, Oriol Bohigas, Reseña y catálogo de la arquitectura
modernista

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