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“CREO QUE NO SIENTO

LO MISMO QUE
USTEDES
CON RESPECTO
A LA IGLESIA”
Por Reed
H. Bradford

Este es el relato de Ricardo un joven Santo de los Últimos Dias, según nos
informamos, ellos nos dicen; "Tratamos de ser siempre el mejor ejemplo para él y
no le decimos: 'Ve a la Iglesia', sino 'VEN CON NOSOTROS A LA IGLESIA'.
Cuando Ricardo tenía 12 años nos dimos cuenta que muchas veces ponía
excusas para no asistir o para salir antes de las reuniones. Fue entonces cuando
nos inquietamos. En los dos últimos años, su asistencia ha decrecido bastante."
Últimamente mi esposa y yo hemos tratado de hablar seriamente con nuestro hijo.
La otra noche, durante una de esas conversaciones, dijo sin embargo algo que
realmente nos hirió: Creo que no siento lo mismo que ustedes con respecto a
la Iglesia; me gusta ir de vez en cuando, especialmente si mis amigos van, pero
hay otros lugares a los que también me gusta ir. Tengo que decirte, papá, que
me irrita sobremanera cuando tú nos reúnes y nos obligas a escuchar la lectura
de las Escrituras. Me gustaría que veces se leyera otra cosa en nuestras
reuniones familiares. "Mi esposa y yo estamos empezando a creer que Ricardo
realmente no siente lo que nosotros en cuanto a la Iglesia. No siente como sus
hermanos mayores, ni como su hermanita menor, que a pesar de tener sólo doce
años interviene voluntariamente en las reuniones de la Iglesia y ha leído ya el
Libro del Mormón. Por eso que queremos que Ricardo tenga la misma actitud
positiva, que entienda, ame y viva el evangelio. ¿Cómo podemos lograrlo?" Los
siguientes consejos pueden ser de mucha ayuda para quienes desean que sus
hijos vivan y amen el evangelio. Primero que nada debemos pedir ayuda a
nuestro Padre Celestial. […] Segundo Debemos entender que nadie puede ser
forzado a entender y amar el evangelio; el individuo debe lograrlo por su propia
voluntad. Si lo hacemos, es muy posible que lleguemos a resaltados opuestos a
los deseados, es decir, que la persona, al verse forzada a hacer algo, haga lo
contrario. Tercero, una de las mejores maneras de acercarse a una persona es
decirle: "Soy muy feliz de poder vivir estos principios y como te amo, quiero que tú
también tengas la misma alegría; pero, por supuesto, tú tienes derecho a elegir lo
que creas conveniente. Es tu vida, no la mía." […] A veces el saber que sus
padres lo aman, tienen fe en él y son buenos ejemplos, hacen que el hijo cambie
su conducta. Analicemos lo que nos dijo Enós: "[…] Yo, Enós, sé que mi padre fue
un varón justo: pues me instruyó [...] en el conocimiento y amonestación del Señor
[…] y las palabras que frecuentemente había oído de mi padre sobre la vida eterna
y el gozo de los santos penetraron mi corazón profundamente. Y mi alma tuvo
hambre; y me arrodillé ante mi hacedor, a quien clamé con ferviente oración y
súplica por mi propia alma [...]." (Enós 1, 3,4.) (“El Problema de la Indiferencia”
Liahona de mayo de 1964 Pag.108-109).

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