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Isotopos

En la naturaleza se encuentran dos isótopos estables: 63Cu y 65Cu. El más ligero de


ellos es el más abundante (69,17%). Se han caracterizado hasta el momento 25
isótopos radiactivos de los cuales los más estables son el 67Cu, el 64Cu y el 61Cu con
periodos de semidesintegración de 61,83 horas, 12,70 horas y 3,333 horas
respectivamente. Los demás radioisótopos, con masas atómicas desde 54,966 uma
(55Cu) a 78,955 uma (79Cu), tienen periodos de semidesintegración inferiores a 23,7
minutos y la mayoría no alcanzan los 30 segundos. Los isótopos 68Cu y 70Cu
presentan estados metaestables con un periodo de semidesintegración mayor al del
estado fundamental.

Los isótopos más ligeros que el 63Cu estable se desintegran principalmente por
emisión beta positiva, originando isótopos de níquel, mientras que los más pesados
que el isótopo 65Cu estable se desintegran por emisión beta negativa dando lugar a
isótopos de cinc. El isótopo 64Cu se desintegra generando 64Zn, por captura
electrónica y emisión beta positiva en un 69% y por desintegración beta negativa
genera 64Ni en el 31% restante.[37]

Minería del cobre

El cobre nativo suele acompañar a sus minerales en bolsas que afloran a la


superficie explotándose en minas a cielo abierto. El cobre se obtiene a partir de
minerales sulfurados (80%) y de minerales oxidados (20%), los primeros se tratan
por un proceso denominado pirometalurgia y los segundos por otro proceso
denominado hidrometalurgia.[65] Generalmente en la capa superior se encuentran los
minerales oxidados (cuprita, melaconita), junto a cobre nativo en pequeñas
cantidades, lo que explica su elaboración milenaria ya que el metal podía extraerse
fácilmente en hornos de fosa. A continuación, por debajo del nivel freático, se
encuentran las piritas (sulfuros) primarias calcosina (Cu2S) y covellina (CuS) y
finalmente las secundarias calcopirita (FeCuS2) cuya explotación es más rentable
que la de las anteriores. Acompañando a estos minerales se encuentran otros como
la bornita (Cu5FeS4), los cobres grises y los carbonatos azurita y malaquita que
suelen formar masas importantes en las minas de cobre por ser la forma en la que
usualmente se alteran los sulfuros.

La tecnología de obtención del cobre está muy bien desarrollada aunque es


laboriosa debido a la pobreza de la ley de los minerales. Los yacimientos de cobre
contienen generalmente concentraciones muy bajas del metal. Ésta es la causa de
que muchas de las distintas fases de producción tengan por objeto la eliminación de
impurezas.[66

Metalurgia del cobre

La metalurgia del cobre depende de que el mineral se presente en forma de sulfuros


o de óxidos (cuproso u cúprico).
Para los sulfuros se utiliza para producir cátodos la vía llamada pirometalurgia, que
consiste en el siguiente proceso: Conminución del mineral -> Concentración
(flotación) -> fundición en horno -> paso a convertidores -> afino -> moldeo de
ánodos -> electrorefinación -> cátodo. El proceso de refinado produce unos cátodos
con un contenido del 99,9% de cobre. Los cátodos son unas planchas de un metro
cuadrado y un peso de 55 kg.

Otros componentes que se obtienen de este proceso son hierro (Fe) y azufre (S),
además de muy pequeñas cantidades de plata (Ag) y oro (Au). Como impurezas del
proceso se extraen también plomo (Pb), arsénico (As) y mercurio (Hg).

Como regla general una instalación metalúrgica de cobre que produzca


300.000 t/año de ánodos, consume 1.000.000 t/año de concentrado de cobre y
como subproductos produce 900.000 t/año de ácido sulfúrico y 300.000 t/año de
escorias.[67]

Cuando se trata de aprovechar los residuos minerales, la pequeña concentración de


cobre que hay en ellos se encuentra en forma de óxidos y sulfuros, y para recuperar
ese cobre se emplea la tecnología llamada hidrometalurgia, más conocida por su
nomenclatura anglosajona Sx-Ew.

El proceso que sigue esta técnica es el siguiente: Mineral de cobre-> lixiviación->


extracción-> electrólisis-> cátodo

Esta tecnología se utiliza muy poco porque la casi totalidad de concentrados de


cobre se encuentra formando sulfuros, siendo la producción mundial estimada de
recuperación de residuos en torno al 15% de la totalidad de cobre producido.[67] [68]

Tratamientos térmicos del cobre

Tubería de cobre recocido.

El cobre y sus aleaciones permiten determinados tratamientos térmicos para fines


muy determinados siendo los más usuales los de recocido, refinado y temple.

El cobre duro recocido se presenta muy bien para operaciones en frío como son:
doblado, estampado y embutido. El recocido se produce calentando el cobre o el
latón a una temperatura adecuado en un horno eléctrico de atmósfera controlada, y
luego se deja enfriar al aire. Hay que procurar no superar la temperatura de recocido
porque entonces se quema el cobre y se torna quebradizo y queda inutilizado.
El refinado es un proceso controlado de oxidación seguida de una reducción. El
objetivo de la oxidación es eliminar las impurezas contenidas en el cobre,
volatilizándolas o reduciéndolas a escorias. A continuación la reducción es mejorar
la ductilidad y la maleabilidad del material.

Los tratamientos térmicos que se realizan a los latones son principalmente


recocidos de homogeneización, recristalización y estabilización. Los latones con
más del 35% de Zn pueden templarse para hacerlos más blandos.

Los bronces habitualmente se someten a tratamientos de recocidos de


homogeneización para las aleaciones de moldeo; y recocidos contra acritud y de
recristalización para las aleaciones de forja. El temple de los bronces de dos
elementos constituyentes es análogo al templado del acero: se calienta a unos
600 °C y se enfría rápidamente. Con esto se consigue disminuir la dureza del
material, al contrario de lo que sucede al templar acero y algunos bronces con más
de dos componentes.70

Reciclado

El cobre es uno de los pocos materiales que no se degradan ni pierden sus


propiedades químicas o físicas en el proceso de reciclaje. [36] Puede ser reciclado un
número ilimitado de veces sin perder sus propiedades, siendo imposible distinguir si
un objeto de cobre está hecho de fuentes primarias o recicladas. Esto hace que el
cobre haya sido, desde la Antigüedad, uno de los materiales más reciclados.[10]

El reciclado proporciona una parte fundamental de las necesidades totales de cobre


metálico. Se estima que en 2004 el 9% de la demanda mundial se satisfizo
mediante el reciclado de objetos viejos de cobre. Si también se considera "reciclaje"
el refundido de los desechos del proceso de refinado del mineral, el porcentaje de
cobre reciclado asciende al 34% en el mundo y hasta un 41% en la Unión Europea.
[10]

El reciclado del cobre no requiere tanta energía como su extracción minera. A pesar
de que el reciclado requiere recoger, clasificar y fundir los objetos de metal, la
cantidad de energía necesaria para reciclar el cobre es sólo alrededor de un 25% de
la requerida para convertir el mineral de cobre en metal.[93]

La eficacia del sistema de reciclado depende de factores tecnológicos como el


diseño de los productos, económicos como el precio del cobre y sociales como el
concienciamiento de la población acerca del desarrollo sostenible. Otro factor clave
es la legislación. Actualmente existen más de 140 leyes, regulaciones, directivas y
guías nacionales e internacionales que tratan de favorecer la gestión responsable
del final del ciclo de vida de los productos que contienen cobre como por ejemplo
electrodomésticos, teléfonos y vehículos.[36]

En la Unión Europea, la directiva 2002/96/CE sobre residuos de aparatos eléctricos


y electrónicos (RAEE, o WEEE del inglés Waste Electrical and Electronic
Equipment) propicia una política de minimización de desperdicios, que incluye una
obligatoria y drástica reducción de los desechos industriales y domiciliarios, e
incentivos para los productores que producen menos residuos. [94] El objetivo de esta
iniciativa era reciclar 4 kilos por habitante al año a fines de 2006.

Un ejemplo de reciclaje masivo de cobre lo constituyó la sustitución de las monedas


nacionales de doce países europeos por el euro en 2002, el cambio monetario más
grande de la historia. Se eliminaron de la circulación unas 260.000 toneladas de
monedas, conteniendo aproximadamente 147.496 toneladas de cobre, que fueron
fundidas y recicladas para su uso en una amplia gama de productos, desde nuevas
monedas hasta diferentes productos industriales.[93]

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