Está en la página 1de 4

2.

EXPLICA CUALES SON LOS ASPECTOS PRINCIPALES EN CUANTO A


POLITICA FISCAL, MONETARIA Y CAMBIARIA EN LA REGION

Las políticas fiscal, monetaria y cambiaria en Bolivia En el marco de aplicación del


Modelo Económico Social Comunitario Productivo, el BCB y el MEFP elaboran y
ejecutan año tras año desde 2006, el denominado PFF, el mismo que permite la
coordinación de las políticas monetaria, fiscal y cambiaria, orientadas a la promoción
del crecimiento y desarrollo económico, preservando la estabilidad macroeconómica.
En el marco del PFF, la política monetaria adopta una estrategia de metas intermedias
de cantidad y busca controlar la evolución del Crédito Interno Neto (CIN) por el efecto
que tiene en las variaciones de la emisión monetaria y de las reservas internacionales
netas (RIN) puesto que una reducción considerable de las reservas origina presiones
sobre el tipo de cambio, mientras que una importante expansión de la emisión genera
presiones inflacionarias. Así, se fijan límites máximos al CIN con el objetivo de que la
oferta monetaria no genere presiones inflacionarias innecesarias, y por otra parte se fijan
niveles mínimos de RIN para mantener un acervo adecuado de reservas para enfrentar
cualquier contingencia internacional. Cuando el BCB percibe que existen presiones
inflacionarias, contrae el CIN mediante sus instrumentos - Operaciones de Mercado
Abierto (OMA), encaje legal y reporto, principalmente-, lo cual determina la caída de la
oferta monetaria. Asimismo, una contracción del CIN, que se traduce en una menor
demanda de moneda extranjera, elimina las presiones sobre el tipo de cambio y en
última instancia sobre los precios. Como se observa en el siguiente gráfico, en los
últimos años la política monetaria fue efectiva en su objetivo de preservar el poder
adquisitivo de la moneda nacional, y por medio de sus instrumentos fue capaz de
controlar adecuadamente la inflación.
Por otro lado, la política cambiaria ejecutada en Bolivia desde 2006 tiene como
premisa cumplir con los siguientes objetivos establecidos: (i) procurar la estabilidad de
precios, es decir, mantener una inflación baja y controlada; (ii) mantener la
competitividad de la economía en el mediano y largo plazo con respecto a nuestros
principales socios comerciales mediante el tipo de cambio real; y (iii) contribuir a la
política de bolivianización (desdolarización) de la economía. Desde 2009, Bolivia se
caracteriza por mantener un tipo de cambio estable, aspecto que le permitió mantener
controladas las presiones inflacionarias externas (véase Aguilar, 2012 para una
aproximación actual del efecto pass-through en Bolivia). Asimismo, la estabilidad del
tipo de cambio mantuvo la competitividad externa a pesar de las fluctuaciones de los
países vecinos (véase Banegas y González, 2015 para una estimación de la condición
Marshall-Lerner para Bolivia). Como se presenta en el siguiente gráfico, la política de
estabilidad cambiaria no produjo desalineamientos persistentes del Índice de Tipo de
Cambio Efectivo Real (ITCER) con relación al Tipo de Cambio Real

de Equilibrio (TCRE) determinado por sus fundamentos de largo plazo. En efecto,


durante los últimos años se observa que el ITCER siguió una trayectoria acorde con la
tendencia de largo plazo, sin registrar episodios de sobre o sub valuación cambiaria que
ameriten ajustes al tipo de cambio nominal.
En lo que se refiere a la política fiscal, en el marco de la implementación del MESCP,
se le confirió al Estado un rol activo para impulsar el desarrollo económico del país
como agente responsable de la administración de los excedentes originados en los
sectores estratégicos, y como responsable de la distribución de estos excedentes hacia
los sectores denominados generadores de ingresos y empleo, y hacia la población. Así la
política fiscal en Bolivia se caracteriza por ser uno de los principales instrumentos para
el crecimiento de esta economía. El mayor dinamismo de la política fiscal se expresa,
por un lado, en el notable crecimiento de los ingresos fiscales, el mismo que es atribuido
a los siguientes factores: (i) un mayor dinamismo de la actividad económica interna del
país, que se tradujo en mayores niveles de consumo e inversión, generando nuevos y
mayores ingresos, que a su vez se convirtieron en mayores impuestos; (ii) mayor
eficiencia administrativa de los entes recaudadores de tributos; (iii) los ingresos que
generan las Empresas Públicas. Por el lado del gasto, el dinamismo de la política fiscal
se evidenció a través de: (i) la priorización de la inversión pública, con el objeto de
impulsar el dinamismo a la economía nacional y fortalecer la capacidad productiva; (ii)
así también, el gasto corriente se enfocó en potenciar la demanda interna, con el fin
último de generar un círculo virtuoso con el sector productivo. Para ello se incrementó
el salario mínimo nacional, se realizaron aumentos salariales inversamente
proporcionales, y transferencias condicionadas directas a la población. Entre los
programas de transferencias condicionadas en efectivo, se priorizó los sectores sociales
más vulnerables, impulsándose el pago de la Renta Dignidad, el bono Juana Azurduy de
Padilla y el bono Juancito Pinto. La implementación de las políticas monetaria,
cambiaria y fiscal, en el marco del Modelo Económico Social Comunitario Productivo,
tuvieron como premisa mantener el equilibrio macroeconómico, garantizar la
estabilidad, la sostenibilidad del crecimiento y la equidad social. Gracias a la eficiente
aplicación de estas políticas, el desempeño económico de Bolivia alcanzó en muchos
casos, niveles históricos, posicionándola en varias gestiones, como líder en crecimiento
económico en la región, y el de menor volatilidad (véase el Gráfico 3). El objetivo del
presente trabajo es evaluar el rol que han tenido las políticas monetaria, cambiaria y
fiscal para alcanzar estos niveles de crecimiento.

3. ¿QUE PERSPECTIVAS SE DESPRENDEN DE ESTE ANALISIS PARA EL


FUTURO? ¿CUALES SERÍA LOS PUNTOS FUERTES Y CUALES LOS
PUNTOS DEBILES?

Consolidar un modelo económico que ofrece alternativas viables, ampliamente


contrastadas y no improvisadas, tendientes a mejorar las condiciones de vida de las
grandes mayorías de nuestro país.
las perspectivas mundiales siguen siendo muy inciertas. Las nuevas mutaciones del
virus y la incesante pérdida de vidas humanas son motivos de preocupación aun cuando
la creciente cobertura de la inmunización contribuye al optimismo. Las recuperaciones
económicas están divergiendo entre países y sectores, debido a la diversidad de
trastornos inducidos por la pandemia y del grado de respaldo de las políticas. Las
perspectivas dependen no solo del resultado de la lucha entre virus y vacunas, sino que
también del grado en que las políticas económicas desplegadas en medio de una gran
incertidumbre puedan limitar los daños duraderos causados por esta crisis histórica.

Según las proyecciones, el crecimiento mundial será de 6% en 2021 y de 4,4% en 2022.


Las proyecciones para 2021 y 2022 superan las cifras del informe WEO de octubre de
2020. La revisión al alza refleja un mayor respaldo fiscal en unas pocas grandes
economías, la recuperación prevista para el segundo semestre de 2021 gracias a las
vacunas, y la continua adaptación de la actividad económica a la reducción de la
movilidad. Estas perspectivas están sujetas a gran incertidumbre, relacionada con el
curso de la pandemia, la eficacia del respaldo durante la transición hasta que las vacunas
faciliten la normalización, y la evolución de las condiciones financieras.

La actividad económica en América Latina y el Caribe se estancó en 2019, siguiendo


con el lento ritmo de crecimiento de los últimos cinco años, lo que plantea nuevos retos
y urgencia a la reactivación. De hecho, el PIB real per cápita de la región ha disminuido
0,6 por ciento por año en promedio durante el período 2014–2019, en marcado contraste
con el aumento medio anual de 2 por ciento durante el período de auge de las materias
primas de 2000–2013.

Perspectivas y riesgos

Como se señaló en la reciente actualización de Perspectivas de la economía mundial, se


proyecta que el crecimiento de la región repunte a 1,6 por ciento en 2020 y a 2,3 por
ciento en 2021, impulsado por una reactivación gradual del crecimiento mundial y de
los precios de las materias primas, un continuo apoyo de la política monetaria, una
menor incertidumbre en torno a las políticas económicas, y una recuperación paulatina
de las economías estresadas.

PUNTOS DEBILES

Sin embargo, también hay importantes riesgos a la baja. Mientras los riesgos externos
previos se han moderado gracias a una relajación sincronizada de la política monetaria a
escala mundial y a la firma de la primera fase del acuerdo comercial entre Estados
Unidos y China, algunos riesgos nuevos han aparecido, incluyendo la potencial
propagación global del coronavirus, lo cual podría afectar significativamente la
actividad económica mundial, el comercio, y el transporte. Los riesgos nacionales y
regionales también se han intensificado. Las tensiones sociales podrían extenderse a
otros países en la región, mientras que la incertidumbre acerca de las políticas
económicas podría aumentar aún más debido al aumento de las tensiones sociales y las
desviaciones de las políticas económicas.

Las políticas económicas tendrán que encontrar un punto de equilibrio entre recomponer
el margen de maniobra y mantener la estabilidad económica, por un lado, y, por otro,
apoyar el crecimiento y reforzar la red de protección social.

Si bien las causas de las tensiones sociales varían de un país a otro, estas en general
reflejan una insatisfacción con ciertos aspectos de los sistemas económicos y políticos.
PUNTOS FUERTES

Una prioridad clave hacia adelante es la de reactivar el crecimiento y hacerlo más


inclusivo, manteniendo la estabilidad macroeconómica. Fomentar la competencia será
importante para evitar las prácticas monopolísticas que pueden perjudicar a los pobres
de forma desproporcionada. Abordar la corrupción y mejorar la gestión de gobierno
ayudará a la representatividad de los sistemas políticos, pero es posible que se necesiten
reformas más profundas.

La política fiscal tendrá que respaldar el crecimiento, ampliar la red de protección social
y mejorar la calidad de los bienes y servicios públicos. Sin embargo, en muchos países,
el margen de recursos presupuestarios que pueden destinarse al gasto sigue restringido
por los altos niveles de déficit y deuda pública. Estos países tendrán que mejorar la
eficiencia del gasto, reasignarlo de áreas no prioritarias hacia la inversión pública y las
transferencias sociales, e incrementar los ingresos tributarios a mediano plazo para
poder financiar nuevos aumentos en estos rubros.

La política monetaria puede seguir siendo acomodaticia para apoyar el crecimiento,


dado que las perspectivas de inflación son estables, las expectativas inflacionarias están
bien ancladas y las tasas neutrales están descendiendo en todo el mundo.

BAJOS NIVELES

El PIB per cápita en América Latina y el Caribe ha disminuido constantemente en los


últimos seis años, en contraste con la década anterior.

También podría gustarte