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Las arcillas, presentes en la mayoría de los yacimientos de cobre sulfurado, impactan

negativamente no solo en las etapas de concentración mineral, si no que también en el proceso de


espesamiento de relaves y recuperación de agua.

En las operaciones mineras es esencial que exista un sistema de recuperación y reutilización de


agua de procesos debido a que el acceso a este recurso es cada vez más difícil y costoso, por lo
que la etapa de espesamiento de relaves debe ser lo más eficiente posible, evitando las pérdidas
de agua en los relaves que comúnmente contienen arcillas.

PRINCIPALES VARIABLES REGOLÓGICAS DE PULPAS

La viscosidad, el esfuerzo de cedencia y otras propiedades de las pulpas minerales dependen


principalmente del pH, la concentración del mineral y la granulometría.

Una leve variación de pH puede producir cambios bruscos en la viscosidad y el esfuerzo de


cedencia, por otro lado, estas variables tienden a aumentar su valor al aumentar la concentración
del mineral.

En el caso de la granulometría, es posible que se formen aglomerados y aumente la viscosidad de


la pulpa cuando los minerales sean finos, como es el caso de las arcillas.

EFECTO DE LAS ARCILLAS EN ESPESAMIENTO DE PULPAS

La presencia de arcillas en pulpas de relave genera una disminución de la recuperación de agua, el


aumento de viscosidad de la pulpa y la disminución de la velocidad de sedimentación de las
partículas, entre otros efectos.

Las arcillas del tipo esmectitas y caolinitas tienden a absorber agua en su estructura, lo que
provoca una disminución en la recuperación de agua en el proceso de espesamiento de relaves.

Debido a la granulometría fina de las arcillas, su presencia en relaves provoca un aumento en la


viscosidad, lo que dificulta la operación del espesador y el transporte de pulpas, por otro lado,
mientras más finas sean las arcillas, la velocidad de sedimentación disminuirá, afectando la
eficiencia del proceso.

SOLUCIONES PLANTEADAS

Hoy en día se utilizan distintos reactivos floculantes y coagulantes para mejorar la eficiencia de los
espesadores en presencia de arcillas. Los coagulantes neutralizan las cargas superficiales de las
partículas, permitiendo la unión de estas. Por otro lado, los floculantes permiten que las arcillas
formen cadenas de partículas más grandes, lo que facilita la precipitación de estas. Estos reactivos
tienden a mejorar su eficiencia cuando se utilizan a pH controlado.

Otra opción es la aplicación de una etapa de flotación selectiva de finos antes de la molienda SAG,
al overflow de los hidrociclones o a los relaves de flotación antes de la etapa de espesamiento.
Estas etapas podrían mejorar la capacidad de los molinos, la eficiencia de flotación de
concentrados de cobre o la eficiencia de la operación de los espesadores.
La explotación de yacimientos mineros en Chile cada vez más profundos y con menores leyes de
cobre ha tenido diversas consecuencias, tales como: (i) Alto grado de diseminación de las
partículas de interés, lo que conlleva promover un mayor grado de liberación, por ende, un mayor
consumo de energía, y (ii) Mineralogías mucho más complejas para su tratamiento metalúrgico,
con mayores contenidos de arcillas.

Las arcillas son alumino-filosilicatos hidratados con distintas cantidades de hierro, magnesio,
metales alcalinos y otros cationes. La mayor parte de sus propiedades físico-químicas derivan de
su morfología laminar y tamaño particularmente pequeño (menor a 2 µm) teniendo una alta
superficie específica. Así las arcillas pueden generar una serie de inconvenientes en la etapa de
espesamiento:

1)Menores velocidades de sedimentación.

2) Mayor turbidez en el agua de rebose.

3) Mayor torque de operación en espesadores.

Además, otro problema importante, e inherente a la presencia de arcillas, tiene relación con el
transporte del relave, dado que la viscosidad y el esfuerzo de fluencia o yield stress, (definido
como el esfuerzo mínimo de corte para que una sustancia comience a comportarse como un
líquido y fluya) aumenta notablemente.

En base a los fenómenos descritos es clave el uso de coagulantes y floculantes para mejorar la
eficiencia y operación de los espesadores. Los coagulantes son de carácter 100% catiónicos y de
bajo peso molecular, permiten la desestabilización de las partículas neutralizando las fuerzas de
repulsión, permitiendo así la atracción entre ellas, dando paso a la formación de microflóculos. Por
otra parte, los floculantes, pueden ser de carácter aniónicos, neutros o catiónicos y de alto peso
molecular, estos forman puentes de atracción constituyendo cadenas de partículas mucho más
grandes, permitiendo la sedimentación de éstas. La floculación se ve favorecida cuando se trabaja
a una menor concentración de sólidos (5-20%) y cuando la solución floculante es adicionada de
forma gradual en la canaleta de alimentación al feedwell, logrando un mezclado eficaz entre la
pulpa y el floculante, lo que permite captar de mejor manera los finos contenidos en la pulpa de
relave.

Adicionalmente al uso de coagulantes y floculantes, en algunas plantas concentradoras ha surgido


la opción de flotar las arcillas de relave antes de la etapa de espesamiento, permitiendo mejorar
con ello la sedimentación, aumentando la altura de agua clara y disminuyendo la reología de la
pulpa sedimentada.
Hablar de ductos en la minería tiene relación principalmente con el transporte de pulpas o
hidromezclas (agua y sólidos) en una tubería cerrada, sin aire, que generalmente opera a presión
superior a la atmosférica. En lo que se refiere al transporte de sólidos por tubería, los ductos
pueden llevar mineral triturado/molido (mineroductos), concentrado concentraductos) o relaves
(relaveductos).

Los ductos en la minería comenzaron a ser importantes desde que se comenzó a procesar mineral
en plantas de tratamiento durante el Siglo XIX, especialmente en la década de 1850, durante la
fiebre del oro en California, Estados Unidos. Las primeras patentes nacieron a fines de ese siglo,
con aplicaciones industriales en Inglaterra en 1914 para transportar carbón por largos trayectos.

“En Chile se construyó el primer concentraducto en 1959, y en 1981 se construyó el primer


mineroducto de larga extensión (6 km)”, recuerda Juan Hurtado, académico del Departamento de
Ingeniería en Minas de la Universidad de Santiago de Chile, quien puntualiza que en la década de
1990 se produjo un gran crecimiento en sistemas de transporte de pulpas, llegando en la
actualidad a tasas de más de 100 millones de toneladas por día transportada. “Hoy en día en Chile
operan más de 25 ductos para transporte de mineral, concentrado o relave, con distancias
superiores a los 5 km”, indica.

De acuerdo con el profesor, en los últimos 50 años se ha desarrollado gran cantidad de


investigación en la materia, debido a la importancia de abaratar costos productivos y a la
necesidad de transporte por largas distancias, “naciendo en 1986 el primer estándar normado
para el diseño, instalación y operación de estos sistemas: ANSI/ASME B31.11 (Slurry
Transportation System), al amparo de la Asociación Americana de Ingenieros Mecánicos (ASME)”,
señala.

Lo que viene

“Las tendencias futuras deberían estar puestas primero que todo en la confiabilidad del sistema”,
prevé el profesor Hurtado, considerando que las regulaciones ambientales están cada vez más
restrictivas y exigentes, tanto en Chile como en otros países. “En estos casos, las fallas se pagan
caro, incluso con la derogación de los permisos ambientales para operar”, advierte.

En el mismo sentido, Jaime Rodríguez y Arturo Meneses, gerente comercial y gerente técnico de
Krah, respectivamente, hacen notar que “las fuentes de agua están cada vez más alejadas de las
faenas mineras y, en consecuencia, los sistemas de tuberías deben ser más confiables y duraderos,
ya que las inversiones involucradas son mayores”. Igualmente, Arturo Chong, subgerente técnico
de Fastpack, comenta que “el tema de la confiabilidad de los sistemas de transporte está en
primera línea, debido a las características corrosivas que se han incorporado en los fluidos por el
aumento del uso de agua de mar en los procesos mineros”.

También relacionado con la confiabilidad, Alejandro Ossa, gerente de Proyectos de Multiaceros,


indica que es necesario “desarrollar soluciones para las uniones de soldadura en obra”. Según el
profesional, por años este ha sido uno de los mayores problemas de las líneas de fluidos. “Los
trabajos de revestimiento en obra son poco confiables por las condiciones del lugar, clima,
operarios no especializados y productos no diseñados para las aplicaciones en las que son
instalados”, sostiene.
Christian Ihle, profesor del Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile,
explica que “la preocupación por medir, modelar y evaluar se extiende a los sistemas de
transporte de agua que, sujetos a tasas de corrosión de magnitud variable según condiciones,
deben ser diseñados y mantenidos de manera óptima”. En este punto, agrega, la tendencia a
futuro “será el desarrollo de tecnologías para medición de flujo, corrosión y desgaste cada vez más
sofisticadas e integradas a sistemas de detección de condiciones anómalas, enlazados a su vez con
los sistemas de control de las plantas de proceso”.

Según el académico, “un importante desafío asociado a mineroductos de larga distancia es


predecir los máximos tiempos de detención de sistema, dadas las condiciones de la pulpa y la
topología de tubería”. Sin embargo, dice, “en la actualidad, no existe un modelo de ingeniería
ampliamente aceptado que dé respuesta a esta pregunta”.

Y añade que en materia de sistemas de transporte de concentrados por tuberías, uno de los
mayores problemas a nivel de ingeniería es el diseño optimizado de trazados. “En particular, se
trata de definir rutas óptimas en el sentido de minimizar el impacto combinado del potencial de
fallas, los costos operacionales y los costos de inversión. Esto requiere desde conocer
detalladamente la física de migración de material sólido al interior de las tuberías hasta identificar
las implicancias de la variabilidad del mineral y sus propiedades químicas en la operación, entre
otras cosas”, señala. El profesor indica que el reto está en desarrollar modelos de diseño de
ingeniería que permitan integrar consumo de energía durante la impulsión, segregación durante
detenciones de sistema y los efectos de variaciones en la concentración, distribución de tamaños
de sólidos o química asociada al agua y al mineral.

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