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Discurso en el Politeama metal, la juventud de la generación pasada prefirió dañar el

Señores: cerebro en las cuadras de los cuarteles y envejecer la piel


Los que pisan el umbral de la vida se juntan hoy para dar en las oficinas del Estado. Los hombres aptos para las rudas
una lección a los que se acercan a las puertas del sepulcro. labores del campo y de la mina, buscaron el manjar caído
La fiesta que presenciamos tiene mucho de patriotismo y del festín de los gobiernos, ejercieron una insaciable succión
algo de ironía: el niño quiere rescatar con el oro lo que el en los jugos del tesoro nacional y sobrepusieron el caudillo
hombre no supo defender con el hierro. que daba el pan y los honores a la patria que exigía el oro y
Los viejos deben temblar ante los niños, porque la los sacrificios. Por eso, aunque siempre existieron en el
generación que se levanta es siempre acusadora y juez de Perú liberales y conservadores, nunca hubo un verdadero
la generación que desciende. De aquí, de estos grupos partido liberal ni un verdadero partido conservador, sino tres
alegres y bulliciosos, saldrá el pensador austero y taciturno; grandes divisiones: los gobiernistas, los conspiradores y los
de aquí, el poeta que fulmine las estrofas de acero indiferentes por egoísmo, imbecilidad o desengaño. Por eso,
retemplado; de aquí, el historiador que marque la frente del en el momento supremo de la lucha, no fuimos contra el
culpable con un sello de indeleble ignominia. enemigo un coloso de bronce, sino una agrupación de
Niños, sed hombres, madrugad a la vida, porque ninguna limaduras de plomo; no una patria unida y fuerte, sino una
generación recibió herencia más triste, porque ninguna tuvo serie de individuos atraídos por el interés particular y
deberes más sagrados que cumplir, errores más graves que repelidos entre sí por el espíritu de grupo. Por eso, cuando
remediar ni venganzas más justas que satisfacer. el más oscuro soldado del ejército invasor no tenía en sus
Si en estos momentos fuera oportuno recordar vergüenzas y labios más nombre que Chile, nosotros, desde el primer
renovar dolores, no acusaríamos a unos ni disculparíamos a general hasta el último recluta, repetíamos el nombre de un
otros. ¿Quién puede arrojar la primera piedra? caudillo, éramos siervos de la Edad Media que invocábamos
La mano brutal de Chile despedazó nuestra carne y al señor feudal.
machacó nuestros huesos; pero los verdaderos vencedores, Indios de punas y serranías, mestizos de la costa, todos
las armas del enemigo, fueron nuestra ignorancia y nuestro fuimos ignorantes y siervos; y no vencimos ni podíamos
espíritu de servidumbre. vencer.
Sin especialistas, o más bien dicho, con aficionados que Si la ignorancia de los gobernantes y la servidumbre de los
presumían de sabios, vivimos de ensayo en ensayo: gobernados fueron nuestros vencedores, acudamos a la
ensayos de aficionados en diplomacia, ensayos de Ciencia, ese redentor que nos enseña a suavizar la tiranía
aficionados en economía política, ensayos de aficionados en de la Naturaleza, adoremos la Libertad, esa madre
legislación y hasta ensayos de aficionados en tácticas y engendradora de hombres fuertes.
estrategias. No hablo, señores, de la ciencia momificada que va
El Perú fue cuerpo vivo, expuesto sobre el mármol de un reduciéndose a polvo en nuestras universidades atrasadas:
anfiteatro, para sufrir las mutilaciones de cirujanos que hablo de la Ciencia robustecida con la sangre del siglo, de la
tenían ojos con cataratas longevas y manos con temblores Ciencia con ideas de radio gigantesco, de la Ciencia que
de paralítico. Vimos al abogado dirigir hacienda pública, al trasciende a juventud y sabe a miel de panales griegos, de
médico emprender obras de ingeniería, al teólogo fantasear la Ciencia positiva que en solo un siglo de aplicaciones
sobre política interior, al marino decretar en administración industriales produjo más bienes a la Humanidad que
de justicia, al comerciante mandar cuerpos del ejército... milenios enteros de Teología y Metafísica.
Cuánto no vimos en esa fermentación tumultuosa de todas Hablo, señores, de la libertad para todos, y principalmente
las mediocridades, en esas vertiginosas apariciones y para los más desvalidos. No forman el verdadero Perú las
desapariciones de figuras sin consistencia de hombre, en agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de
ese continuo cambio de papeles, en esa Babel, en fin, tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está
donde la ignorancia vanidosa y habladora se sobrepuso formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la
siempre al saber humilde y silencioso. banda oriental de la cordillera.
Con las muchedumbres libres, aunque indisciplinadas de la Trescientos años aquel el indio rastrea en las capas
Revolución, Francia marchó a la victoria; con los ejércitos de inferiores de la civilización, siendo una mezcla con los vicios
indios disciplinados y sin libertad, el Perú irá siempre a la del bárbaro y sin las virtudes del europeo: enséñenles
derrota. Si del indio hicimos un siervo ¿qué patria siquiera a leer y escribir, y veréis si en un cuarto de siglo se
defenderá? Como el siervo de la Edad Media, solo levanta o no a la dignidad de hombre. A vosotros, maestros
combatirá por el señor feudal. de escuela, toca revestir una raza que se adormece bajo la
Y, aunque sea duro y hasta cruel repetirlo aquí, no se tiranía.
imaginan señores, que el espíritu de servidumbre sea Para ese gran día, que al fin llegará porque el porvenir nos
exclusivo solo del indio de la puna: también los mestizos de debe una victoria, confiemos solo en la luz de nuestro
la costa recordamos tener en nuestras venas sangre de los cerebro y en la fuerza de nuestros brazos. Pasaron los
súbditos de Felipe II, mezclada con sangre de los súbditos tiempos en que únicamente el valor decidía de los
de Huayna Cápac. Nuestra columna vertebral tiende a combates: hoy la guerra es un problema, la Ciencia resuelve
inclinarse. la ecuación.
La nobleza española dejó su descendencia degenerada y En esta obra de reconstitución y venganza no contemos con
despilfarradora: el vencedor de la independencia legó su los hombres del pasado: los troncos añosos y carcomidos
prole de militares y oficinistas. A sembrar el trigo y extraer el produjeron ya sus flores de aroma nefasto y sus frutas de
sabor amargo. ¡Que vengan árboles nuevos a dar flores
nuevas y frutas nuevas! ¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a
la obra!
Manuel González Prada

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