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Introducción general.................................................. 7
Presentación..................................... ......................................... # ............. 11
Siglas y abreviaturas ......... 15
C A p ÍT U L O I
N O C IO N E S FU N D A M EN TA LES
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
C A P ÍT U L O II
SISTEM A S P R O C E S A L E S
I. C o n cep to ........................... 45
II. Clasificación de los sistemas procesales penales................ 46
1. El sistema acusatorio.................................................................. 48
1.1. Características............................... 50
1.2. La distinción entre sistema acusatorio y principio acu
satorio ..................... 51
2. El sistema inquisitivo........... .................................................... 52
2.1. Características.................................................................... 54
3. El sistema m ixto........................................ 56
3.1. Características..................................................................... 57
3.2. El sistema mixto en América L atin a.............. ................ 58
III. El sistema procesal penal en el Perú.................... 59
1. Código de Enjuiciamiento en Materia Penal de 1863........... 60
2. Código de Procedimientos en Materia Criminal de 1920.... 62
3. Código de Procedimientos Penales de 1939.......................... 62
4. Código Procesal Penal de 1991................................................. 64
5. El Código Procesal Penal de 2004.......................................... 66
C A P ÍT U L O III
P R IN C IP IO S
I. Concepto e importancia................................................................... 74
II. Deslinde conceptual.......................................................................... 75
III. Marco normativo ................................ 79
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índice general
C A P ÍT U L O IV
JU R IS D IC C IÓ N Y C O M P E T E N C IA
I. Jurisdicción................................1....................................................... 194
1. Elementos de la función jurisdiccional.................................. 195
2. Características de la función jurisdiccional................ 196
3. Diferencia entre órgano judicial y órgano jurisdiccional...... 197
4. Conflicto de jurisdicción........................ 198
4.1. Conflictos entre órganos jurisdiccionales y administra
tiv o s...................... 198
4.2. Conflictos entre órganos jurisdiccionales de distintos
E stad o s................................................................................. 198
II. C om petencia................ ........................ ................. ......... ................. 199
L Definición................... 199
2. F inalidad..................... 200
3. P rincipios........................... 200
4. Ó rganos........................................ 201
5. Competencia penal...................................................................... 204
Por su parte, Maier define al Derecho procesal penal como “la rama
del orden jurídico intemo de un Estado, cuyas normas instituyen y organi
zan los órganos públicos que cumplen la función judicial penal del Estado
y disciplinan los actos que integran el procedimiento necesario para impo
ner y actuar una sanción o medida de seguridad”®.
(1) Citado por M aier, Derecho procesal penal argentino, 1.1, p. 112.
(2) Maier, Derecho procesal penal, 1.1, p. 75.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(9) Artículo primero de la disposición transitoria y final del Código Procesal Civil.
(10) Maier, Derecho procesal penal, 1.1. p. 182.
(11) Así, por ejemplo en los casos de delito de bigamia (art. 139 CP), se necesita acudir al ámbito civil para
dilucidar la validez o nulidad del primer matrimonio.
(12) M anzini, Tratado de Derecho procesal penal, 1.1, p. 125.
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Nociones fundamentales
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III. Características
V. Finalidad
Por ello, afirmamos que la finalidad del Derecho procesal penal tras
ciende el proceso y se aboca a elaborar mecanismos qne aseguren la tutela
jurisdiccional efectiva a través del cumplimiento de las pautas del debido
proceso y demás garantías consagradas en la Constitución.
VI. Fuentes
Ahora bien, en vista de que nuestro sistema jurídico se rige por el prin
cipio de legalidad procesal, esto es, que todo acto procesal debe estar pre
viamente establecido por ley, solo haremos referencia a las fuentes forma
les del Derecho procesal penal.
(27) A través del Oficio N°970-2013-MP-FN'OAJ del 24 de octubre de 2013, enviado por la Oficina de
Asesoría Jurídica del M misterio Público, se precisa que el presente artículo estaría derogado tácitamente
por el artículo 195 del Decreto Legislativo N° 957, toda vez que el Código Procesal Penal de 2004, no
se efectúa necropcia a quien fallece como consecuencia de accidente de tránsito o desastre natural, en
cambio en el presente artículo sí.
(28) El 1 de abril de 2016 debió haber entrado en vigencia, conforme al Decreto Supremo N°003-2014-JUS,
en los distritos judiciales restantes: Callao, Lima, Lima Norte y Lima Sur. Sin embargo, mediante el
Decreto Supremo N° 002-2016-JUS, se ha vuelto a posponer la entrada en vigencia del CPP de 2004 en
los distritos judiciales mencionados. Conforme a este Decreto, el orden de entrada en vigencia será el
siguiente: el 1 de mayo de 2016 en Ventanilla; el 1 de julio de 2017 en Callao, Lima Este y Lima Norte;
y el 1 de julio de 2018 en Lima Sur y Lima.
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(29) Norma que modificó la Ley N° 29574, primer intento legislativo por adelantar la vigencia del Código
Procesal Penal de 2004 para los procesos seguidos en el denominado sistema anticorrupción.
(30) Así, en el Distrito Judicial de Lima, entró en vigencia el 15 de enero de 2011. Luego, el 1 de abril de
2011, entrará en vigencia en los distritos judiciales de Lima Norte, Lima Sur y Callao; y, finalmente,
en los demás distritos judiciales en los que el Código Procesal Penal aún no ha entrado en vigencia
integralmente, el 1 de junio de 2011 (art. 2 de la Ley N° 29648).
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(31) Entre otros, Sánchez Velaros, Manual de Derecho procesal pena !, p. 64.
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Por otro lado, el artículo VII del Título Preliminar deLCódigo Procesal
Constitucional prevé la posibilidad de que el Tribunal Constitucional,
en algunos supuestos, establezca precedentes constitucionales vincu
lantes, lo que a decir del Tribunal Constitucional prima facie, tie
ne los mismos efectos de una ley. Es decir, que la regla que el Tribunal
extemaliza como precedente a partir de un caso concreto, es una regla
para todos y frente a todos los poderes públicos (...)”(3S).
1. Proceso y procedimiento
En el ámbito del Derecho, podemos definir al proceso como el conjun
to de actos predeterminados por ley con la finalidad de resolver conflictos
mediante la emisión de un pronunciamiento jurisdiccional. Por otro lado,
procedimiento es el método o forma en que debe realizarse esta secuen
cia de actos44(45).
2, Concepto
El proceso penal es la sucesión de actos procesales, previamente esta
blecidos por ley, que están dirigidos o encaminados a aplicar el iuspuniendi
mediante la emisión de una sentencia que ponga fin al conflicto sometido
al órgano jurisdiccional.
(46) R angel Dtnamarco, Jurisdicción y poder en la instrumentalidad del proceso, pp. 221-223.
(47) González Navarro, Correlación entre acusación y la sentencia penal, <http://dialnet.unirioja.es/
servlet/tesis?codigo=793>.
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imponga una pena al acusado -e n tanto no existe una relación jurídico ma
terial entre el acusador y el imputado-, sino que tiene el deber de acusar. A
lo expuesto, hay que agregar que si el objeto está conformado por la pre
tensión en su integridad, luego no se puede señalar que la pena y la califi
cación no vinculan al juzgadori51).
hecho histórico, un trozo de la vida real que debe estar alejado de toda
valoración jurídica, esto es, sin referencia a un tipo o figura delictiva.
(55) Según esta teoría, ei objeto del proceso es el acaecer real reducido a una configuración unitaria,
atendiendo al modo como el legislador pena! configura las unidades de la conducta huntana a las que
llama delitos o faltas. Al respecto, A sencto Mellado, Principio acusatorio y derecho de defensa en
el proceso penal, pp. 76-S5; Cucarella Galiana, La correlación de la sentencia con la acusación y
la defensa, p. 124 y ss.; Del Río Ferreti, Correlación de la sentencia con la acusación y la defensa,
<http://www.tesisenxarxa.net/TESISJtfV/AVAILABLE/TDX-0403108-103409//no.pdf>; Gómez
Colomer, en Derecho jurisdiccional III, p 107; González Navarro, La correlación de la acusación
con la sentencia, en <http://dialnet.unirioja.es/servlet/tesis?codigo= 793>; M ontero A roca , Principios
del proceso penal, pp. 117-11S.
(56) Gómez C olomer, Derecho jurisdiccional III, p. 108.
(57) Montero A roca, Principios del proceso penal, p. 135. Entendemos por alteración “sustancial” del
hecho aquella modificación que provoca la configuración de un tipo penal distinto al sostenido durante
la investigación, siempre que genere un estado de indefensión en el imputado respecto del nuevo tipo
penal. Consecuentemente, estaremos ante una alteración sustancial del hecho cuando esta determine
' la aparición de un nuevo objeto procesal. Así, por ejemplo, los hechos no podrían ser modificados de
tal manera que lo que se calificó como hurto pase a considerarse una apropiación ilícita, dado que, en
tal caso, el imputado no tendría la posibilidad de desvirtuar aquellos elementos fácticos que forman
parte del nuevo tipo penal. En otras palabras, determinado ya que no hubo sustracción ni, por tanto,
hurto, no podría sorprenderse a! agente con una imputación por apropiación ilícita donde ya no tenga
la opción de acreditar la voluntad o disposición que tuvo para devolver del bien.
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Nociones fundamentales
- El fin general del proceso penal se identifica con aquel objetivo remo
to que persigue todo proceso: la resolución de conflictos. Sobre el par
ticular, refiere Maier que la sentencia es un acto de autoridad que per
mite solucionar un conflicto social concreto y, de esta manera, impe
dir que los conflictos sean solucionados de manera arbitraria por los
portadores de los intereses contrapuestos'625. También puede explicar
se este fin del proceso penal identificándolo con el fin perseguido por
las normas penales, a saber, la búsqueda de la paz social. En este sen
tido, B i n d e r sostiene que “la finalidad -del proceso- no es castigar,
sino solucionar, pacificar la sociedad, y solo cuando eso no puede ser
logrado es que el castigo aparece y puede tener justificación”'635.
(62) Maier, Derecho procesal penal, í. It, pp. 148-149. En esa misma línea, Vélez M ariconde, Derecho
procesal penal, t. II, p. 122, señala que: “El fin legitimante del proceso penal es un fin social: resolver
conflictos sociales en los que los protagonistas encuentren un espacio institucional para resolverlos.
Esto es lo .que fundamenta y legitima el proceso penal”.
(63) Binder , Ideas y materiales para la reforma de la justicia penal, pp. 115-116.
(64) En esa línea, Clariá Olmedo, Derecho procesal penal, 1.1, p. 446; Moras Monn, Manual de Derecho
procesal penal, p. 34; Levene, Manual de Derecho procesal penal, 1.1, p. 219; Flokián, Elementos
de Derecho procesal penal, p . 58; Maier, Derecho procesal penal, t . U, p. 149; Vélez Mariconde,
Derecho procesal pena!, t. II, p. 125; Manzini, Tratado de Derecho procesal penal, 1.1, p. 247; Vivas
Usher, Manual de Derecho procesal penal, 1.1, pp. 180-181.
(65) FloriÁn, Elementos de Derecho procesal penal, p. 58.
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(66) En este sentido, N icolás Guzmán señala que “para que la sentencia condenatoria sea válida, se requiere
como condición sine qua non la comprobación de la verdad de ia hipótesis acusatoria que integra ia
premisa menor de este silogismo que ¡leva como premisa mayor a la fórmula normativa”. G uzmán, La
verd a d en el proceso pena!, p. 117.
(67) En ese sentido, Nicolás Guzmán afirma que “conviene abandonar de una vez por todas la idea de que
la búsqueda de la verdad es el fin del proceso penal”; agrega también que “el conocimiento del hecho
por el cual se condene -o, mejor dicho, la comprobación de la verdad de la hipótesis acusatoria- dejará
de ser un fin en SÍ mismo para pasar a ser, simplemente, una condición necesaria más de ía validez de
la sentencia condenatoria por medio de la cual se aplica la norma sustancial (del mismo modo que lo
será también el respeto de todas 1as garantías penalesyprocesalesque integran el sistema penal); véase
GUZMÁN, La verdad en el proceso penal, p. 116.
CAPÍTULO II
SISTEMAS PROCESALES
Capítulo II
Sistemas procesales
I. Concepto
(68) Guerrero, El difícil encuentro penal anglosajón y el proceso penal continental, en; <http://www.
juridícas.unam.mx>.
(69) Duce/R iego, Introducción al nuevo sistema procesal penal, 1.1, p. 39.
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Conviene anotar que suele hacerse uso indistinto de los términos siste
ma y modelo. Al respecto, D u c e y R i e g o refieren que los modelos proce
sales “corresponden solo a la descripción de los sistemas en su dimensión
normativa”, por ello, “muchas veces los modelos no constituyen una des
cripción fidedigna de los sistemas”. De esta forma, podemos decir que un
modelo procesal es el reconocimiento de un sistema procesal en un ordena
miento jurídico de un determinado país™. Por otro lado,.hay quienes sos
tienen que mientras los sistemas procesales constituyen pensamientos abs
tractos, los modelos procesales son las formas en que los primeros se con
cretan en determinados ordenamientos jurídicos. No obstante las sutiles di
ferencias, se viene asumiendo que en aras de evitar mayores confusiones,
pueden emplearse ambas nomenclaturas como sinónimos.
(70) En este sentido, ver Serra.no/R odr ígufz/Campos Ventura/T rejo, Manual de Derecho procesal
penal, p. 69. Allí señalan los autores que “Todo sistema procesal es un producto cultural determinado
por las condiciones histórico-políticas que imperan en la comunidad que lo adopta”.
(71) Velez M ariconde, Derecho procesal penal, 1.1, pp. 19-20,
(72) Duce/R iego, Introducción al nuevo sistema procesal penal, t, 1, p. 38.
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Sistemas procesales
(73) Los modelos procesales son relevantes para la enseñanza del Derecho procesal y el Derecho procesal
penal porque permiten identificar y entender la creación y aplicación de las leyes de acuerdo a un modelo
adoptado por el Estado.
(74) Así, los modelos procesales -acusatorio e inquisitivo- no han existido en forma pura. Consecuentemente,
no puede hablarse de uniformidad en la implantación del sistema inquisitivo o del acusatorio en cada
momento histórico, sino ets tina interrelación de ambos hasta llegar a los tiempos actuales. Ver R ifa
Soler/R ichard González/R íaño Brun, Derecho procesal penal, p. 31.
(75) Damaska, Structures o f aulhority and comparative criminal procedure. Mayor información en:
C u a d rado , Modelos procesales y el sistema anglosajón de justicia penal, p. IOS
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
1. El sistema acusatorio
El sistema acusatorio fue el primero que conoció la historia. Se desa
rrolló principalmente en Grecia, en el último siglo de Roma y en la Edad
M edia hasta el siglo XIII. El principio sobre el que se sustentaba era el de
la preeminencia del individuo y la pasividad del Estado.
(79) Montero Aroca/Ortells Ramos/G ómez C olomer/M ontón R edondo, D erech o ju risd icc io n a l III,
p. 14.
(80) ÍLLUMINATI, El Sistema Acusatorio en Italia, p, 137.
(81) A r m en ia Deü, Principio acusatorio y Derecho penal, p. 39.
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1.1. Características
Por tradición, son asociadas al sistem a acusatorio las siguientes
características:
(82) “En los procedimientos acusatorios puros no existe la denuncia ni una etapa preparatoria investigativa
previa, siendo la acusación el medio idóneo para alcanzar la iniciación y desarrollo del proceso". Ver
en este sentido, Vázquez R ossi, Derecho procesal penal, 1.1, p. 191.
Sistemas procesales
2. El sistema inquisitivo
El sistema inquisitivo tuvo su origen en el procedim iento cognitio
extra ordinem que se remonta al Derecho romano imperial. También sue
le vincularse con la Santa Inquisición y el ancient régimeiS1\ por haberse
consolidado bajo la influencia del Derecho canónico. Es una de las mani
festaciones del Estado totalitario, que fue extendiendo su vigencia durante
toda la Edad Media hasta el siglo XVIII, respondiendo así a la concepción
del poder central absoluto.
(87) Situación institucional anterior a la Revolución Francesa caracterizada por la preeminencia del poder
autoritario en desmedro de la libertad individual. Entre los principios que regían este régimen destacan:
“Lo que quiere el rey, tal quiere la ley” y “Toda justicia emana del rey”. Ver Enciclopedia Jurídica
O.MEBA, t. VI, p. 663.
(88) Emperador romano desde el año 98 hasta el año 117 d.C.
(89) Ver más en: O rtíz Scmndler/M edina Ramírez, Manual del nuevo proceso penal, p, 23.
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Sistemas procesales
(90) Montero Aroca/Ortells R amos/Gómez Colomek/M ontón Redondo, Derecho jurisdiccional III,
p. ¡6. ■
(91) Esmeín, citado por B achmaier, Acusatorio versus Inquisitivo, reflexiones acerca de! proceso pena!,
p. 19,
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2.1. Características
El sistema inquisitivo presenta los siguientes rasgos característicos:
(92) Bachmaier, Acusatorio v.s. Inquisitivo, reflexiones acerca del proceso penal, p. 23.
(93) Como ya se expl ico, este precepto alude a que no es impresci ndible que sea la victima o un tercero quien
presente la acusación sino que esta puede ser ejercida de oficio, convirtiéndose en simples espectadores
las partes, el inculpado e incluso la víctima.
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Sistemas procesales
(94) Verger Gk.au citado por Miranda E stramjpes, Revista peruana de ciencias penales, 17 (2005) p. 410.
(95) M iranda E strampes, Revista peruana de ciencias penales, 17 (2005), p, 410,
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3. El sistema mixto
El sistema mixto surgió tras la Revolución Francesa y se concibió ori
ginariamente como el resurgimiento del sistema acusatorio que mantenían
las instituciones inglesas. .
(96) Un claro ejemplo de elio es la trasgresión del derecho de defensa. Asi, cuando una persona tiene
conocimiento de que se le ha iniciado una investigación, en muchos casos se le restringe el acceso al
expediente para conocer los cargos que se le imputan, debido a una orden expedida por algunos juzgados
especializados que se basan en que el denunciado aún no ha rendido su declaración de instructiva.
(97) Burgos Marinos, Derecho procesal peruano, 1.1, p. 121.
(98) Durante el desarrollo del Pleno Superior Jurisdiccional de 1998 en la ciudad de lea, un grupo de ma
gistrados expresaron la necesidad de modificar el Decreto Legislativo N° 124 (que regula el proceso
sumario) de modo que se pudiese incorporar una fase juzgamiento célere. En ese sentido, la sala penal de
la Corte Superior del Cono Norte de Lima emitió varias resoluciones que declaraban la mapllcabilidad
del DecretoLegislativo N° 124, en ejercicio del control difuso, por ser inconstitucional y transgredir lo
estipulado en el articulo ¡0 de la Declaración Universal de Derecho Humanos, “(•. .) toda persona tiene
derecho en condiciones de plena igualdad a ser o ida por tribunal independíenle e imparcial (...)". Ver
en este sentido, la resolución de fecha 14 de febrero del 2003, Exp. N° 2002-1502 de la Segunda Sala
Especializada en lo Penal de Reos en Cárcel de !a Corte Superior de Justicia del Cono Norte de Lima.
No obstante ello, la Ejecutoria N° 532-02 de la Sala Constitucional de la Corte Suprema desaprobó las
resoluciones mencionadas, además de disponer la aplicación de una medida disciplinaria contra los
magistrados por resolver procesos inaplicando e! mencionado decreto legislativo, Ver resolución de la
Sala de Derecho Constitucional y Social de ia Corte Suprema de Justicia, Exp. 630-2003-Cono Norte de
fecha 11 de junio del 2003 y Consulta N° 786-2003-Cono Norte emitida por la misma sala. Al respecto,
consideramos que el Decreto Legislativo N“ 124 es notoriamente inconstitucional, al obviar la fase de
juicio oral, permitiendo que la condena de los procesos se construya sobre la base de un procedimiento
escrito, obviándose la garantía del juzgamiento oral, público y contradictorio,
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Sistemas procesales
del Estado en el control del orden social y en la represión de los que pertur
baran al mismo; pese a la permanencia de los pilares del inquisitivo.
3.1. Características
Este sistema procesal tiene las siguientes características:
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c. “La situación de los sujetos procesales es distinta en las dos etapas del
proceso: durante la instrucción preparatoria, el juzgador es el director
de la investigación, mientras el fiscal y las partes solo pueden propo
ner pruebas que aquél practicará si las considera pertinentes y útiles;
durante el juicio, el juzgador actúa generalmente como un árbitro, y las
partes gozan de iguales derechos”(101),
f. El procedim iento está constituido por dos etapas: por un lado, la ins
trucción preparatoria caracterizada por ser escrita, reservada y limita
damente contradictoria y; por otro lado, eljuicio oral que se caracteriza
por ser diametralmente opuesto, esto es, oral, público y contradictorio.
h. La sentencia es recurrible.
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Sistemas procesales
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Sistemas procesales
(103) La Corte Suprema de la República fue creada el 19 de diciembre de 1824 en cumplimiento del artículo
98 de la Constitución de 1823 que señalaba: “Habrá una Corte Suprema de Justicia que residirá en la
capital de la república, compuesta por un presidente, ocho vocales, y dos fiscales, divididos en las salas
convenientes”.
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Este Código tuvo un carácter acusatorio mixto y sus notas más impor
tantes fueron:
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(105) La Ley N° 26689, de 30 de noviembre de 1996, tuvo su antecedente inmediato en el Proyecto de Ley
1893/96-CR, presentado por la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, que en su exposición de
motivos señalaba que “es conveniente ampliar nuevamente esa relación (...) remitiendo a la vía sumaria
aquellos delitos que según la experiencia no reúnen esos requisitos, como el juzgamiento de los mi-
crocomercializadores de drogas, los abigeos, pudor público, delitos contra bienes culturales, peligro
común, tranquilidad pública y otras más que actualmente se tramitan como ordinarios, abarrotando
los anaqueles de la Sala Penal Suprema (...)’’.
(106) Miranda Estrampes, Revista peruana de ciencias penales , 17 (2005), p. 445.
(107) El movimiento de reforma que tenía como propósito la instauración deí modelo acusatorio, la separa
ción de funciones entre los órganos de investigación y de juzgamiento, el reconocimiento de mayores
derechos a la víctima y la simplificación procesal.
Sistemas procesales
(108) En los 16 distritos restantes, de un total de 29, rige el Código Procesa! Penal de 2004.
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Arsenio Oré Guardia i Derecho Procesal Penal peruano
Ahora bien, eí que seamos conscientes que se requiere mucho más que
un cambio de modelo para asegurar una real y profunda trasformación po
sitiva del proceso penal, no está reñido con el hecho que afirmemos que el
sistema acusatorio, entre otras varias ventajas, es el que mejor se condice
con los postulados constitucionales. Desde luego la Constitución no esta
blece un modelo procesal, ni acusatorio, ni inquisitivo, pero sí procura que
el modelo aplicable, sea el mejor, en concordancia con un Estado Social109
(109) El modelo acusatorio de matices adversativos que se pretende instaurar con la reforma no es estrictamente
equivalente al norteamericano, pero sí presenta varios niveles de convergencia importantes. Aunque, cabe
destacar, no se trata de un modelo que intente volver hacia formas más puras de los modelos acusatorios
históricos, pues en él se asume ía persecución penal privada como un componente fundamental.
(110) Binder, Ideas y materiales para la reforma de la justicia penal, p. 50.
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Sistemas procesales
(111) GiulioI lluminatti, sostuvo sobre el proceso de reforma de 1988 del Código de Procedimientos Penales
italiano, en su articulo titulado “El fallido intento de adopción de un procedimiento adversarial en
Italia”, que la Constitución no imponía un modelo preciso para el procedimiento penal, pero el proceso
acusatorio adversarial protegía mejor los valores inherentes a la Constitución.
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
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CAPÍTULO III
PRINCIPIOS
A lo largo de la historia, el proceso penal ha mostrado diferentes ca
racterísticas en cuanto a su estructura y fines. Durante la Edad Media, por
ejemplo, el proceso penal fue empleado como un instrumento de represión,
y la búsqueda de la verdad a cualquier costo llevó a que el procesado fuera
considerado un mero “objeto de investigación”, en lugar de ser tratado como
un sujeto de derechos0131. Por ello, no es de extrañar que, en dicho contex
to, se haya empleado la tortura como método de averiguación de la verdad.
Ante ello, es necesario que el proceso penal se sujete a líneas que per
mitan la confluencia de las dos funciones antes referidas. Estas líneas son
los denominados “principios del proceso”, cuya observancia garantizará el
desarrollo de un “proceso debido” en el que se respeten los derechos fun
damentales de las personas0151 y se limite el poder sancionador del Estado.1345
Por ello afirmamos que los principios del proceso penal son las pautas del
equilibrio entre ambas funciones estatales.
(116) RQSENFELD, citado por ScHMlDT, L os fundamentos teóricos y constitucionales del Derecho procesal
penal, p. 1S9.
(117) Goldschmidt refiere que “los principios de la política procesal de una nación no son otra cosa que
segmentos de su política estatal en general”. Goldschmidt, Principios generales del proceso, p. 106.
(118) En ese sentido, Eto Cruz refiere: “los órganos estatales cada vez que produzcan la normativa cotidiana,
se presupone que parten siempre del sometimiento a dichos principios. Y no solo los que monopolizan
la producción jurídica le deben fidelidad, sino todos los operadores del sistem a jurídico", Eto Cruz,
Los principios constitucionales y las leyes de desarrollo constitucional en el Perú, p. 11. Por su paite,
Cano Jaramtllo destaca la actividad creadora de los principios en la elaboración del derecho por parte
del constituyente, el legislador y ei ejecutivo. Cano Jaramillo, La redacción del texto jurídico, p. 313.
(¡19) Debemos destacar que el ámbito de aplicación de determinados principios (del proceso penal) no se
proyecta únicamente al juez, sino también al órgano acusador. Tal es el caso del plazo razonable, la
interdicción a la arbitrariedad y otros.
Principios
Los principios también cumplen una función integradora, dado que per
miten subsanar las deficiencias y lagunas normativas existentes en el orde
namiento jurídico procesal021^; esto, en virtud de las características que pre
sentan: generalidad, universalidad y abstracción0221. Así, cuando el juez ad
vierte la existencia de vacíos legislativos tiene el deber de aplicar los prin
cipios procesales de manera supletoria0231.
(120) P eyrano señala gráficamente que la primera misión de los principios es la de. “servir de faro para
que el intérprete; sea juez, legislador o tratadista, no equivoque el camino y olvide que toda solución
procedimental propuesta debe armonizar con ellas [normas-principio], so pena de introducir la in
coherencia allí donde resulta más nefasta: es decir, en el ámbito del proceso”. P eyrano, El proceso
civil, p. 49.
(121) Enelmismo sentido se expresa García Toma cuando refiere que los principios, al ser los pilares o puntos
basilares del derecho, se constituyen en “normas supletorias, cuando el derecho [procesal] vigente en
una comunidad determinada no ofrece solución prec isa y concreta a un conflicto interpersonal”. García
Toma, Análisis sistemático de la Constitución peruana de 1993, t. II, p. 471.
(122) E spitía Garzón, instituciones de Derecho procesal penal, p. 73.
(123) Nuestra Constitución ha previsto la aplicabilidad de los principios como criterios supletorios en su ar
tículo 139.8. Al respecto, prescribe ¡o siguiente: “no dejar de administrar justicia por vacío o deficiencia
de la ley. En tal caso, deben aplicarse ios principios generales del derecho
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(124) Maier, Derecho procesal penal, p. 474. Así también, Jauchen, Derechos del imputado, p. 78.
(125) G ómez C ólomer , El proceso penal español, p. 55. En ese mismo sentido, B urgos M arinos , Derecho
procesal penal peruano, 1.1, p. 60,
(126) NatarÉn N andavapa, La tutela de los derechos fundamentales de naturaleza procesal, p. 10.
(127) Sobre el particular, F errajoli ha denominado “garantías primarias” a las obligaciones y deberes que
nacen de la exigencia de derechos, y “garantías secundarias" ai conjunto de Instrumentos que se accionan
ante la vulneración de aquellas garantías primarias. FERRAJOLI, Derechos y garantías, p. 59.
(128) En efecto, cuando refiere que el derecho no es otra-cosa que el correlato de un deber jurídico, se en
tiende que ese derecho se constituye en una garantía por sí misma, ya que exige a los demás el deber
de respetarlo. En ese sentido se expresa San M artín Castro: “garantías constitucionales y derechos
fundamentales procesales son términos equivalentes en cuanto a sus efectos, pues estos últimos deben
concebirse como garantías a favor de las personas frente al poder en función de la cual se construye todo
el sistema jurídico (.. .), por lo que pueden denominarse: derechos-garantía (...). Entender los derechos
fundamentales como garantías los hace veríficables y permiten exigir su observancia”. San Martín
Castro, en Constitución y proceso, p. 450.
Principios
(¡29) Al respecto, Prieto Sanchís sostiene que “cuando el sistema de derechos fundamentales no ofrece al
titular la posibilidad de obtener su satisfacción frente a los sujetos obligados, no cabe hablar en rigor
de una. verdadera existencia jurídica de los derechos”. P rieto Sanchís, citado por Castillo Córdova,
Elementos de una Teoría general de los Derechos constitucionales, p. 122.
(130) Exp. N° 1230-2002-HC/TC (f. j. 4), caso: Cesar Humberto Tineo Cabrera,
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
optar por otra manifestación del lenguaje, que pone el acento en el grado
de cumplimiento y no en la mera enunciación. Se habla de garantías por
que están ahí para exigir su observancia (...). Lo que cuenta es la posibili
dad de tutela efectiva y así lo ha demostrado la praxis constitucional”031*.
Aquella pretensión no debe ser entendida de forma tal que lleve a su
poner el reemplazo de una figura por la otra, pues, en realidad, “principio”
y “garantía” son dos caras de una misma moneda. De ahí que, para el De
recho procesal penal, el que determinada institución reciba la denomina
ción “principio” o “garantía” dependerá de dos presupuestos:
a. La función que cumple dentro del proceso: dirección del proceso (prin
cipio) o protección de derechos (garantía).
Por otro lado, debemos tener presente que los principios procesales se
encuentran recogidos en la normativa nacional, pero también en los trata
dos internacionales de derechos humanos ratificados por el Perú(lB). Estos
tratados pueden ser clasificados en dos grupos:
(133) Las garantías dispuestas en estos instrumentos internacionales solo pueden actuarse cuando se han ago
tado los recursos de la jurisdicción interna, tal como lo dispone el articula 205 de nuestra Constitución.
Ello se refiere únicamente a aquellos recursos idóneos para la protección del derecho que se ha visto
afectado, de tal manera que se deberá recurrirá todas las instancias de apelación existentes en la juris
dicción interna del país denunciado.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(134) La Constitución de 1979 también adoptaba esta tendencia; reconocía en su artículo 101 que forma
parte del derecho interno lo regulado en los tratados, y además, por su artículo 105, otorgaba jerarquía
constitucional a aquellos tratados que consagran los derechos humanos.
(135) Es de tener en cuenta que con la firma de un tratado se exige al país firmante la derogación de toda
disposición que contravenga lo estipulado internacionalmente, caso contrario, los tribunales tendrán
que abstenerse de aplicar lo establecido en la legislación nacional prefiriendo la internacional. De ahí
que Cesar Landa refiera que “los tratados en materia de derechos humanos tienen una jerarquía no
solo constitucional, sino que también gozan de una fuerza material supraconstitucíonal, lo cual se ex
tiende formalmente cuando al incorporar al derecho interno, un tratado modificatorio de disposiciones
constitucionales, debe ser aprobado previamente por el Congreso siguiendo las normas para la reforma
constitucional, antes de su ratificación por el Presidente de la República”. Landa A rroyo, L os tratados
internacionales en lajurisprudencia del Tribunal Constitucional, <http://190.41.250.173/guia/landa-2.
htm>.
Principios
Debido proceso
M arco norm ativo: Artículo 139.3, Constitución; artículo 7 LOPJ; ar
tículo 8 CADH(i36); artículo 14 PIDCP.
El principio del debido proceso fue recogido por primera vez en 1215,
en la Carta Magna de Inglaterra, bajo la denominación de due process
(136) Al respecto, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que el artículo referido con
sagra los lincamientos del debido proceso legal (o, simplemente, debido proceso). SC1DH, caso: Genie
Lacayo vs. Nicaragua (párr. 74), 29 de enero de 1997.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
o f lavi/137). Mediante esta garantía ningún hombre libre podía ser arresta
do, mantenido en prisión, o desprovisto de su propiedad sin un juicio le
gal de sus pares y por la ley de la nación. De esta forma, el Estado reco
nocía a favor de toda persona una gama de derechos procesales o procedi-
mentales que debían respetarse antes de imponerle una sanción. Este de
sarrollo del debido proceso es el que se conoce actualmente como “debi
do proceso procesal”.
(137) Así también lo reconoce Chichizola, Los antecedentes de la garantía del debido proceso se remontan
a !a Carta Magna de 1215, en la que el rey Juan Sin Tierra otorgó a los nobles ingleses entre otras
garantías la del due process oflaw, consignada en la cláusula 48 de ese documento, que disponía que
“ningún hombre libre podrá ser apresado, puesto en prisión ni desposeído de sus bienes, costumbres y
libertades, sino en virtud del juicio de sus pares, según la ley del país”. Chichizola, en Teoría general
del proceso, p. 220.
(138) Exp. N° 2424-2004-AA/TC (FJ. 2), caso: María Jesús Leandro Gómez.
(139) SÁENZ DÁvalos, Revista peruana de Derecho constitucional, 1999/1, p. 486.
82 ________________________________________________________________
Principios
De ahí que SÁENZ DÁvalos refiera que “cuando se habla del atributo de
bido proceso, es en la mayoría de los casos, para hacer referencia a la op
ción adjetiva o form ar,(140).
a. Concepto
b. Deslinde conceptual
(140) S áenz DÁvalos, Revista peruana de Derecho constitucional, 1993/1, pp. 486-487.
(141) Exp. N° 2384-2004-AA/TC (FJ. 2), caso: Luis Germán Me Gregor Bedoya.
(142) Monroy GÁlvez, Teoría general del proceso, p. 459.
(143) Exp. N° 04799-2007-PHC/TC (FJ. 3), caso: Manuel Jesús Áybar Marca. De igual forma, exp. N° 8123-
2005-PHC/TC (f. j. 6), caso: Nelson Jacob Gurman.
_______________________________________________________________ 83
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesa] Penal peruano
(144) Bustamante A larcÓn, El derecho a probar como elemento esencial de un proceso justo, p. 48.
(145) SÁENZ Cávalos, Revista peruana de Derecho constitucional, 1999/1, p. 563.
(146) En el mismo sentido, Quiroga León expresa que, si bien existe un desarrollo jurisprudencial del de
bido proceso y su extensión, “queda pendiente aún que el Tribuna] Constitucional peruano defina con
mayor nitidez y amplitud los criterios que deberán adoptarse respecto de la violación del debido proceso
sustantivo [o principio de razonabilidad] (...) al interior de un proceso, cuáles son sus características
actuales y cuáles son sus linderos y alcances”. Quiroga L eón, Protección constitucional del debido
proceso , p. 8m.
Principios
Cabe precisar que, entre algunos de los derechos que forman parte del
debido proceso, nuestro Tribunal Constitucional ha reconocido los
siguientes:14789
(147) BUSTAMANTE A larcÓN, El derecho a probar como elemento esencial del proceso justo, p. 50. En
ese mismo sentido Gimeno Sendra señala que el debido proceso es concebido como el derecho a un
proceso con todas las garantías en el que tienen cabida todos tos derechos fundamentales de incidencia
procesal. Gimeno Sendra, Derecho procesal penal, p. 75.
(148) Exps. N° 6149-2006-PA/TC y N° 6662-2006-PA/TC (f. j. 43), caso: Minera Suiliden Shahuindo S.A.C.
y Compañía de Exploraciones Algatnarca S.A., respectivamente,
(149) Exp. N° 1417-2005-PA/TC (f.j. 5), caso: Manuel An¡cama Hernández.
85
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesa] Penal peruano
- Juez natural0501
- Ne bis in idem0511
- Derecho de defensa0521
- Derecho al recurso0531
- Plazo razonable0561
- Reformado in peiusil57)
- Derecho a la prueba0581
(150) “El debido proceso tiene, a su vez, dos expresiones: una formal y otra sustantiva; en la de carácter for
mal, los principios y reglas que lo integran tienen que ver con las formalidades estatuidas, tales como
las que establecen el juez natural”. Exp. N° 8123-2005-PHC/TC (f. j. 6), caso: Nelson Jacob Gurman.
(151) “El derecho a no ser enjuiciado dos veces por el mismo hecho, esto es, el principio del ne bis in idem “pro
cesal” está implícito en el derecho al debido proceso reconocido por el artículo 139.3, de la Constitución.
Esta condición de contenido implícito de un derecho expreso, se debe a que, de acuerdo con la IV
Disposición Final y Transitoria de la Constitución, los derechos y libertades fundamentales se aplican e
interpretan conforme a los traiados sobre derechos humanos en los que el Estado peruano sea parte. Y
el derecho al debido proceso se encuentra reconocido en el artículo 8.4 de la Convención Americana de
Derechos Humanos". Exp. N° 2050-2002-AA/TC (f. j. 18), caso: Carlos Israel Ramos Coique.
(152) “Constitucionalmente se ha previsto que el derecho al debido proceso (nombrado genéricamente como
parte del artículo 139, inciso 3, de la Constitución) tenga conexión con el derecho a la defensa, pues esta
permite que un proceso sea llevado a cabo con corrección; es decir entre ellos se entabla una relación
de género-especie”. Exp. 2262-20O4-HC/TC (f. j. 35), caso: Carlos Laureano Ramírez de Lama.
(153) “El Tribunal observa que ¡os hechos y la pretcnsión están vinculados al derecho de acceso a los recursos.
Dicho derecho es un contenido implícito de un derecho expreso, pues forma parte del derecho al debido
proceso”. Exp. N° 09285-2006-PA/TC (f. j. 2), caso: Juan Celedonio Ortega Reyes.
(154) “El derecho a la motivación de las resol uciones judiciales form a parte dei derecho aun proceso debido”.
Exp. N° 10340-2006-AA/TC (f. j. 17), caso: Justina Bedoya Trejo.
(155) “Ciertamente, el derecho a ser juzgado por jueces imparciales no se encuentra reconocido expresamente
en la Constitución. Ello, sin embargo, no ha impedido a este tribunal reconocer en él a un derecho im
plícito que forma parte de un derecho expreso. A saber, del derecho al debido proceso, reconocido en el
articulo 139.3 de la Constitución”. Exps. N° 6149-2006-PA/TC y N° 6662-2006-PA/TC (f. j. 49), caso:
Minera Sulliden Shahuindo S.A.C. y Compañía de Exploraciones Algamarca S.A, respectivamente.
(156) “{...) el contenido del derecho al plazo razonable del proceso, el cual forma parte del derecho fundamental
al debido proceso (...)”. Exp. N° 04959-2008-PHC/TC (f. j. 7), caso: Benedicto Nemesio Jiménez Bacca.
(157) “La interdicción de la reformado in peius o reforma peyorativa de la pena es una garantía del debido
proceso implícita en nuestro texto constitucional”, Exp. N° 1918-2002-HC/TC (f. j. 4), caso: Alfonso
Salazar Montalván.
(158) “En primer término, este Tribunal Constitucional debe recordar que el derecho a la prueba goza de pro
tección constitucional, pues se trata de un contenido implícito del derecho al debido proceso reconocido
Principios
- Igualdad procesal<159)
- Cosa juzgada(,60)
- Principio acusatorio(16i:>
en el 139.3 de la Constitución Política del Perú”. Exp. N° 010-2002-AÍ/TC (f. j. 148), caso: Marcelino
Tineo Silva y más de 5,000 ciudadanos.
(159) “Todo proceso, judicial, administrativo o en sede privada, debe garantizar que las partes del proceso
detenten las mismas oportunidades de alegar, defenderse o probar, de modo que no se ocasione una
desventaja en ninguna de ellas respecto a ja otra. Tal exigencia constituye un componente del debido
proceso ya que ningún proceso que inobserve dicho imperativo puede reputarse como ‘debido’ Exp.
N° 06135-2006-PA/TC (f. j. 5), caso: Hatuchay E.I.R.L.
(160) la cosa juzgada y al principio acusatorio constituyen elementos del debido proceso, derecho sus
ceptible de protección, en principio, por el proceso de amparo, resulta procedente su tutela en el proceso
de hábeas Corpus, en tanto de la pretendida afectación a estos derechos se derive una vulneración o
amenaza de la libertad individual”. Exp. N° 02735-2007-FHC/TC (f. j . 2), caso: José Luis Tavaray Oblitas.
(161) Exp. N° 02735-2007-PHC/TC (f, j. 2), caso: José Luis Tavaray Oblitas.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a, Concepto
b. Deslinde conceptual
(162) Gómez Orbaneia, Comentarios a la Ley de Enjuiciamiento Crimina!, 1.1, p. 26. En el mismo sentido,
Bindek señala que “(...) la organización de todo proceso penal debe estar fundada en la ley”. Binder,
Introducción al Derecho procesal penal, p, 134.
(163) Exp. N0 2226-2005-PHC/TC (f. j. 2), caso: Carlos Mateo Milicich Torres; exp. N° 2525-2005-PHC/TC
(f. j. 4), caso: Carlos Jesús Carnero Echevarría; exp. N° 4425-2005-PHC/TC (f. j. 2), caso: Antauro Igor
Húmala Tasso y otros; exp, N" 1939-2004-HC/TC (f. j. 5), caso: Ricardo Ernesto Gómez Casafranca;
exp. N° 03386-2009-PHC/TC (f. j. 6), caso: Santos Eulalia Armas Medina a favor de E.M.C.A.
(164) Exp. N° 8957-2006-PA/TC (f. j. 15), caso: Orlando Alburqueque Jiménez. Por su parte, Pastor refiere
que la exigencia de legalidad del procedimiento penal (nullapoena sineprocessu legali) se conoce como
legismo procesal con el sentido de que la ley debe regular todos los actos del procedimiento. Pastor,
El plazo razonable en el proceso del estado de Derecho, p, 375.
(165) Florian, Elementos de Derecho procesa! penal, p. 16. Por su parte, Cordón Moreno identifica el prin
cipio de legalidad con el de necesidad. Cordón Moreno, Las garantías constitucionales del proceso
penal, p. 20.
(166) F lorian , Elementos de Derecho procesal penal, p. 16.
Principios
c. Manifestaciones
• Nadie puede ser sometido a una pena sino después de un juicio legí
timo (Nenio damnatur nisi per indicium, o nullapoena sine ludido).
La ley penal solo puede aplicarse siguiendo las formas procesales 1678
89
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
9 0 ________________________________________________________________
Principios
Principio de oficialidad
Marco normativo: Artículos 138 y 159 Constitución.
a. Concepto
b. Contenido
(172) Véase, en este sentido, Vivas Usshek, Manual de Derecho procesal penal, 1.1, p. 211.
(173) LONDOÑO, Tratado de Derecho procesal penal, 1.1, pp. 46-47. ■
(174) Según Schmidt, la razón de la exclusión de este grupo de delitos radica en que el Estado reconoce el
interés del lesionado en la persecución del hecho o que el Estado tiene motivo para considerar que el
_______________________________________________________ 91
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
Principio acusatorio
Marco normativo: Artículos 285-A.l y 285-A.2 CdPP; artículo 397
CPP 2004.
a. Concepto
afectado tiene interés en que no se realice la persecución. SCHMIDT- Fundamentos teóricos y cons
titucional del Derecho procesal penal, p. 198.
(175) R usconi, El Ministerio Público en el proceso penal, p. 105.
92 ________________________________________________________________
Principios
b. Manifestaciones
93
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
• No puede haber proceso sin acusación previa. Esta regla implica que
si el fiscal decide no formular acusación le está prohibido al órgano 1798023
94 ________________________________________________________________
Principios
La regla indicada rige desde el inicio del proceso penal hasta su fin.
Así, tenemos que: a) para el inicio del proceso debe haber previa
mente una formalización de denuncia; b) para la apertura del ju i
cio oral la acusación escrita y, finalmente; c) para dictar sentencia
la acusación oral. De igual forma, en el marco del.nuevo proceso
penal tenemos que la continuación de la investigación en la eta
pa preparatoria es determinada por el fiscal mediante la formaliza
ción de la investigación preparatoria (art. 336 CPP 2004). Luego,
para pasar a juicio oral es necesaria la formalización de la acusa
ción (art. 349 CPP 2004). Por último, para la emisión de la senten
cia se requiere la formulación del alegato oral del fiscal (art. 387
CPP 2004).
(184) Véase a! respecto, el R.N. N° 2358-2009, Lima, (cons. 3) que señala “quien decide, sin injerencia
jurisdiccional, si se acusa o no a una persona en aras de proceder a su juzgamiento por el juez o
Tribunal es el Ministerio Público, órgano autónomo de derecho constitucional que promueve la acción
judicial en defensa de la legalidad y de los intereses públicos tutelados por el derecho, amén de titular
del ejercicio de la acción penal (...) y como tal autorizado en exclusividad en los delitos públicos' para
instar la apertura de juicio oral (...). En consecuencia, del fiscal depende la iniciación del juicio oral y
es él quien proporciona el objeto del proceso".
_______________________________________________________________ 95
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(185) En este misino sentido se ha pronunciado el Tribunal Constitucional en diversas sentencias. Así, Exp.
N°2005-2006-PHC/TC (f. j. 5), caso: Enrique Umbert Sandoval; exp. N° 02735-2007-PHC/TC (f. j. 8),
caso: José Luís Tavaray Oblitas; entre otros.
(186) R.Q. N° 1678-2006, Lima (f. j. 4).
(187) Cordón M oreno, Lai garantías constitucionales del proceso penal, p. 125.
(188) C ordón Moreno, Las garantías constitucionales del proceso penaI, p. 125. Asimismo, A rmenta
D eu, Lecciones de Derecho procesal penal, p. 43. En este sentido, véase la sentencia emitida por la
Corte Suprema, con fecha 14 de agosto de 2003, R.N. N° 1690-2002-Ica, en la que se establece que no
se puede iniciar juicio oral sin existir acusación previa: “(...) habiéndose formulado acusación escrita
por los delitos de falsificación de documentos y falsedad genérica, el colegiado solo se pronunció por
el primer ilícito y erróneamente ordenó la iniciación del juicio oral por el delito de falsedad ideológica
que no fue objeto de denuncia ni materia de instrucción”.
Principios
(¡89) Ase -ícío Mellado, Principio acusatorio y derecho de defensa en el proceso pena!, p. 89.
(190) VÉLEZ MARICONDE, Derecho procesal penal, t. II, p. 236.
(191) Así, Vélez Mariconde expresa; “Una cosa es afirmar la existencia de! hecho, de una conducta hu
mana, de un acontecimiento histórico determinado que se presupone que tuvo realidad, y otra distinta
es evaluarlo, calificarlo, ponerlo en relación iógica con la ley penal, verificar si la situación fáctica
admitida encuadra en tina hipótesis abstracta de esa ley, para darle un nomen iuris, o lo que es igual,
para reconocer los elementos constitutivos de un tipo o figura penal”. Vélez Mariconde, Derecho
procesal penal, t. II, p. 236.
97
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a. Concepto
b. Deslinde conceptual
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Principios
c. Manifestaciones
99
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
1 0 0 ____________________________________________________
Principios
101
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. M anifestaciones
(214) Así, Binder expresa: “La independencia de los jueces no es una prerrogativa profesional. Se trata, en
realidad, de que los ciudadanos, sujetos pasivos de la administración de justicia, tengan la garantía de
que la persona que va a administrar algo de tan graves consecuencias como el poder penal del Estado,
actúe con total libertad y sin estar sometido a presiones. No hay que olvidar que es una garantía prevista
en favor de los ciudadanos y no a favor de los jueces”. Binder, Introducción al Derecho procesal penal,
p. 153.
(215) Montero A roca citado por Sánchez Velarde, Manual de Derecho procesal penal, p. 270. '
(216) Montero Aroca citado por SÁNCHEZ Velarde, Manual de Derecho procesal penal, p. 270.
(217) Jauchen, Derechos del imputado, p. 209.
103
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(218) P érez del Valle expresa: “Sin duda, todo juez debe tener una cierta personalidad y sus propias
convicciones, y ello es inevitable (,..); afirmar como buena una justicia de autómatas no solo es una
ingenuidad, sino también un error; pues lo cierto es que difícilmente puede entenderse el derecho justo
sin que su realización dependa finalmente de una decisión personal”. P érez del Valle, Estudios sobre
la independencia judicial y el proceso penal, p. 29. En este mismo sentido, Binder, Introducción al
Derecho procesal penal, p. 153.
(219) Ja u c h e n , Derechos del imputado, pp. 209-210.
1 0 4 ________________________________________________________
Principios
(220) Ha de tenerse en cuenta también que las sentencias vinculantes son de carácter general; razón por la
cual, no pueden ser usadas para incidir, ordenar o influenciar en determinados casos. .
(221) Al respecto, explica B eling que “si las autoridades del Estado reuniesen asuntos jurisdiccionales y admi
nistrativos a la vez (...), las personas que ahí trabajan tendrían que cambiar de actividad continuamente,
actuando unas veces con la independencia judicial e inmediatamente con la sujeción del funcionario
administrativo [superior]. Esto es psicológicamente muy difícil”. Beling, Derecho procesal penal,
p. 36.
(222) Gonzales Mantilla, L o s ju e c e s , p. 192.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(223) JAUCHEN destaca que el sustantivo “imparcia!” refiere, por su origen etimológico in partía!, a aquel
que no es parte en un asunto que debe decidir; es por eso que el juez es identificado también como un
tercero Ínter partes, o mejor aún - a consideración de Calamandrei- como un tercero suprapartes.
Jauchen, Derechos del imputado, p. 213. En ese mismo sentido, Moreno Catena, Introducción a!
Derecho procesa!, p. 95.
(224) Guerrero Palomares refiere que “la imparcialidad subjetiva es predicable délas relaciones del juez con
las partes del proceso, mientras que la imparcialidad objetiva vendrá a referirse a la relación orgánica
o funcional del juez con el proceso mismo, denominándose también principio del juez ‘no prevenido’”.
Guerrero Palomares, El principio acusatorio, p. 43.
(225) Debemos destacar que la imparcialidad, entendida como garantía, es de carácter bilateral, ya que “no
solo ampara al acusado, sino que también alcanza a cualquier persona que procure una determinación
judicial sobre sus derechos (...); sin duda [también] el derecho de la víctima a intentar y lograr -s i
corresponde- la condena de los responsables del delito”. Cafferata Ñores, Proceso penal y derechos
humanos, p, 32.
(226) Montero Aroca, Derecho jurisdiccional I, p. 98.
(227) Montero Aroca, Derecho jurisdiccional}, p. 99.
Principios
(228) P érez del Valle, Estudios sobre la independencia judicial y el proceso penal, p. 30.
(229) P érez del Valle, Estudios sobre la independencia judicial y el proceso penal, p. 3i. Así, a efectos de
garantizar de mejor forma la independencia del juez, el autor plantea la necesidad de crear algunos tipos
delictivos que sancionen las intromisiones críticas y apresuradas de los medios de comunicación que
estén dirigidas a influir en la decisión de! juzgador. Pérez del Valle, Estudios sobre la independencia
judicial y el proceso penal, p. 31.
(230) P érez DEL Valle, Estudios sobre la independencia judicial y el proceso penal, p. 31. ■
(2 31) P érez del Valle, Estudios sobre la independencia judicial y el proceso penal, p, 28.
(232) Asencio Mellado, Introducción al Derecho procesal, p. 91.
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
Tiene mucha razón Pérez P erdomo cuando afirma que: “los jueces no
son independientes porque la Constitución Política o las leyes hagan tal
declaración. Tiene que haber estructuras organizacionales o mecanis
mos institucionales que lo garanticen”(233)2345. De ahí, surge la necesidad
de implementar un conjunto de mecanismos jurídicos que estén enca
minados a que la actuación del juez sea, en lo posible, apegada al De
recho03'0. Enire estos mecanismos o garantías, tenemos:
(233) Pérez P erdomo citado por Consorcio Justicia viva, Manual del sistema peruano de justicia, p. 203.
Véase también, Montero Aroca, Introducción al Derecho jurisdiccional peruano, p. 203.
(234) En este mismo sentido, Chaires Zaragoza, La independencia del Poder Judicial, <http://www.juri-
dicas.unam,mx/publica/rev/boletin/cont/110/art/art4.htrn>.
(235) Binder, Introducción al Derecho procesal penal, p. 152.
(236) Binder, Introducción al Derecho procesal penal, p. 152.
(237) Moreno CaTEna, Introducción al Derecho procesal, p. 100.
1 0 8 ________________________________________________________
Principios
a. Concepto
_______________________________________________________________ 109
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
b. Contenido
(241) A lemán Pardo , Acerca de las diferencias entre discrecionalidady arbitrariedad en la actuación de
la administración, <http://fnndacianruizfunes.com/ver__articulo.php?articulo=96>,
(242) En esta linea, Quintero Olivares refiere que, aun cuando el concepto de arbitrariedad se ha asociado
a ía desviación de la actuación administrativa, legisladora o reglamentaria. No obstante, ninguna razón
hay para entender que la interdicción a la arbitrariedad no alcanza también a las decisiones que toma
un poder público concreto (el judicial). Quintero Olivares, La justicia penal en España, p. 249.
(243) Al respecto, e! propio Tribunal Constitucional ha señalado que el ejercicio discrecional per se no vulnera
Derechos Fundamentales, pero sí lo hace cuando dicha facultad se ejerce de manera arbitraria, esto
es, cuando no se motivan debidamente las decisiones adoptadas y/o no se siguen los procedimientos
-iegalmente establecidos para su adopción. Exp, N° 01715-2008-PA/TC (FJ. 4), caso: Juan Moisés Quispe
Aucca.
(244) A lemán Pardo, Acerca de las diferencias entre discrecionalidad y arbitrariedad en la actuación de
la administración, <http://fundacionruizfunes.com/ver_artícu¡o.php?articulo=96>.
Principios
El juicio previo señala que el ejercicio del poder penal del Estado, esto
es, la imposición de una pena se encuentra limitada por la existencia y rea
lización de un proceso previamente establecido por el legislador. Este pro
ceso —conforme a nuestra Constitución- no se satisface con su mera reali
zación, sino, por el contrario, requiere que tanto al momento de su regula
ción como durante su sustanciación, se encuentre conforme a los derechos,
garantías y principios que nuestra Constitución y los tratados internacio
nales sobre derechos humanos reconocen. .
(245) Exp. 6204-2006-PHC/TC (FJ. 7), caso: Jorge Samuel Chávez Sibina. Asimismo, Exp. N° 04414-
2008-PHC/TC (f, j. 4), caso: Fernando Melcíades Zevallos Gonzáles,
(246) Exp. N° 6167-2005-PHC/TC (f. j. 30), caso: Fernando Cantuarias Salaverry, Exp. N° 5228-2006-PHC/
TC (f. j. 6), caso: Samuel Gleiser Katz.
(247) Bidart Campos citado por Oré Guardia, Estudios de derecho p ro cesa l penal, p, 6.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. C oncepto
b. Contenido
La presunción de inocencia
Marco normativo: Artículo 2.24.e Constitución; artículo IITPNCPP;
artículo 9 DDHC; artículo 11.1 DUDH; artículo 26 DADDH; artículo 8.2
CADH; artículo 14.2 PIDCP.
a. Precisión terminológica
b. Concepto
c. Contenido
115
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(262) Así, lo ha reconocido el Tribunal Constitucional en sus sentencias recaídas en los Exps. N° 4124-2004-
HC/TC (f. j. 20), caso: Fernando Melcíades Zevallos Gonzáies; y, N° 07510-2005-HC/TC (f. j. 3), caso:
Emilio Ivin Paredes Yataco y otro.
(263) En este sentido, véase Sánchez Velarde, Manual de Derecho procesal, p. 301.
(264) STCE 66/1989 (f.j. 2).
(265) Sobre el particular, Bacigalupo, El debido proceso penal, p, 60.
(266) F ernández López, Prueba y presunción de inocencia, p. 124.
Principios
(267) Chiesa Aponte, Derecho procesal penal de Puerto Rico y Estados Unidos, vol. II, p. 66.
(268) F ernández López, Prueba y presunción de inocencia, pp. 124-125. Véase también Bernal Cuéllar/
Montealegre Lynett, El proceso penal, 1.1, p. 3ó8;G imeno Se n d k a , Derecho procesal penal, p. 90;
M aier, Derecho procesal penal, 1.1 pp. 490-491; San M artín Castro, Derecho procesal penal, t. ],
pp. 115-116; Vázquez Sotelo, Presunción de inocencia del imputado, p. 265. A nivel jurisprudencial
véase Exp. N° ¡091-2002-HC/TC (f. j. 7), caso: Vicente Ignacio Silva Checa; y Exp. N° 00728-2008-
PHC/TC (f. j. 36), caso: Giuliana Flor de María Llamoja Hilares.
Axsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
d. Manifestaciones
(269) Sobre este punto, Fernández L ópez señala: “(..,) la presunción de inocencia, en su manifestación de
regla de tratamiento del imputado impone, al menos, dos tipos de exigencias: en primer lugar, que las
medidas cautelares se adopten únicamente cuando se presenten los presupuestos señalados legalmente
y, en segundo lugar, que la finalidad aneja (sic) a estas medidas tenga exclusivamente naturaleza cau
telar, nunca represiva, preventiva o de impulso de la fase de instrucción”. Fernández L ópez, Prueba
y presunción de inocencia, p. 132.
Principios
119
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(273) De hecho, el fenómeno de los ‘“presos sin condena’, de la utilización del proceso como método de
control social, de las restricciones a la defensa, en especial a la defensa pública, de la enorme cantidad
de presunciones que existen en el proceso penal, de la utilización del concepto de ‘carga de la prueba'
en contra del imputado, del maltrato durante la prisión preventiva, de! simple modo como los detenidos
son ‘paseados’ por los pasillos de tribunales, etc., son signos evidentes de que el principio de inocencia
es un programa a realizar, una tarea pendiente”. Binder, Introducción al Derecho procesal penal,
p. 130.
(274) Generalmente se suele hablar de minima actividad probatoria, sin embargo, a efectos de una mayor
precisión, consideramos que ello nos puede conducir a hablar de una “máxima actividad probatoria”,
desembocando, por tanto, en un sistema tasado de apreciación de las pruebas. Debido a ello, por el
contrario, nos parece más apropiado hablar de una “suficiente actividad probatoria” que ha de obtener
tal grado -de suficiencia- de acuerdo a los casos en concreto, atendiendo a la naturaleza del hecho
punible materia de investigación y a las circunstancias materiales, procesales, personales y reales que
. inciden en él.
(275) Así, se tiene que “(...) cualquier denuncia de afectación a la presunción de inocencia habilita a este Tribunal
Constitucional verificar solamente si existió o no en el proceso penal actividad probatoria mínima que
desvirtúe ese estado de inocencia (valoración objetiva de los medios de prueba). Y es que, más allá de
dicha constatación no corresponde a la jurisdicción constitucional efectuar una nueva valoración de
las mismas, y que cual si fuera tercera instancia proceda a valorar su significado y trascendencia, pues
obrar de ese modo significa sustituir a los órganos jurisdiccionales ordinarios”. Exp. N° 00728-2008-
PHC/TC (f. j. 38), caso: Giuliana Flor de María Llamoja Hilares.
Principios
(276) STCE 31/1981 (f. j. 2 y 3). A nivel nacional se ha señalado que “{...) la presunción de inocencia (...)
exige para ser desvirtuada (...) una mínima actividad probatoria, producida con las debidas garantías
procesales que de alguna manera puede entenderse de cargo y de la que pueda deducirse la culpabilidad
del procesado”, en San M artín C astro, Derecho procesal penal, 1.1, p. 118.
(277) En la actualidad, a decir de Gimeno Señora, dicha doctrina constitucional está reconducida exclu
sivamente a la actividad probatoria y, dentro de ella, fundamentalmente a la libre valoración de la
prueba, en donde adquiere una singular relevancia práctica. Gimeno Sendra Derecho procesal penal,
p. 90.
(278) Sobre el particular, la Corte Suprema ha señalado que “La declaración carece de garantía legal alguna,
al haberse realizado sin presencia del representante del Ministerio Público y no tiene mérito probatorio
alguDO dada la previsión contenida en el artículo sesentidos (sic) del Código de Procedimientos Penales;
siendo así, no existe ninguna prueba que permita, siquiera indiciariamente, determinar la responsabi
lidad penal del accionado”. R.N. N® 3794-1999, Huaura (f. j. 1), Cfr. R.N. N° 1000-99, Cusco (f. j. 1).
Ambos en Chocano Rodríguez/Valladoud Z eta, Jurisprudencia penal, pp. 207-208 y 213-214,
respectivamente.
(279) Bajo esta línea, la Corte Constitucional colombiana ha concluido que “(.,.) la presunción de inocencia
es uno de los derechos más importantes con que cuenta todo individuo; para desvirtuarla es necesario
demostrar la culpabilidad de la persona con apoyo en pruebas fehacientes debidamente controvertidas,
dentro de un esquema que asegure la plenitud de las garantías procesales sobre la imparcialidad del
juzgador y la íntegra observancia de las reglas predeterminadas en la ley para la indagación y esclare
cimiento de los hechos, la práctica, discusión y valoración de las pruebas y la definición de responsa
bilidades y sanciones". Sentencia C-176/94, MP Alejandro Martínez Caballero.
121
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesa] Penal peruano
(280) Bajo esta línea, véase también el R.N. N° 2775-99, Ancash (f. j. 1), enCHOCANO Rodríguez/ Valladolid
Z eta, Jurisprudencia penal, pp. 210-211.
(281) Un claro ejemplo de cómo se vulnera la presente manifestación en el extremo subexamen, lo consti
tuye el Decreta Legislativo N° 992, modificado por la Ley N° 29212, al invertir la carga de la prueba;
exigiendo que el imputado demuestre la procedencia lícita de sus bienes, puesto que, en caso contrario,
su derecho de propiedad sobre ellos será extinto.
(282) En este sentido se ha pronunciado el Tercer Juzgado Penal de Investigación Preparatoria de Trujilio en
el exp. 1537-2008, Trujilio (cons. 8), en Taboada P ilco, Jurisprudencia y buenas prácticas, p. 191.
(283) En efecto, la presunción de inocencia significa “(■■■) que la carga de la actividad probatoria pesa sobre
los acusadores y que no existe nunca carga del acusado sobre la prueba de su inocencia con no partici
pación en los hechos”. STCE 109/1986 (f. j. 1).
Principios
(284) Al respecto, y enlazando esta manifestación con la expuesta anteriormente, la Corte Superior de Lima
ha señalado que para enervar la inicial presunción constitucional de inocencia que ampara a todo
procesado, debe constatarse la objetividad de la prueba y que esta haya sido válidamente adquirida y
practicada; además, ella debe ser suficiente, ya que no basta que se hayan utilizado medios de prueba
sino que es preciso que del empleo de tales medios se llegue a un resultado probatorio que permita
sustentar racionalmente la culpabilidad y a su vez fundar razonablemente la acusación R.N.
N° 3283-99, Lima (f. j. 2), en Rojas Vargas, Jurisprudencia penal y procesal penal, 1.1, p. ¡08. Bajo
esta línea, la Corte Superior ha precisado que “(...) constituye un derecho fundamental de toda persona
el ser considerada inocente mientras no se demuestre judicialmente su responsabilidad (...) de manera
tal que para emitir una resolución penal es necesario que los juzgadores en base a pruebas rodeadas
de todas las garantías procesales hubieran llegado a una certeza sobre la responsabilidad de la persona
encausada, entendiéndose por ciertas la firme convicción de estar en posesión de la verdad, de modo
que frente a un caso de incertidumbre derivada de la duda subjetiva de los juzgadores o que la prueba
reunida no acredite suficientemente ia culpabilidad del procesado, el derecho constitucional de presun
ción de inocenci a se erige como regla de decisión ..)”. Exp, N° 476-99, Lima (f. j . 2), en Rojas Vargas,
Jurisprudencia penal y procesal penal, 1.1, pp. 105-106.
(285) F ernández López, Prueba y presunción de inocencia, pp. 157-158.
123
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
El in dubio p ro reo es una regla de juicio, componente de la presun
ción de inocencia, que exige al juez absolver al imputado si luego de
realizar la correspondiente valoración probatoria subsiste en su mente
duda razonable e insuperable sobre la realización del hecho delictuoso
por parte del imputado.
b. Contenido
(286) De hecho, el in dubio pro reo no dice a! juez cuándo debe dudar, sino cómo debe resolver cuando dude
de los hechos en Que se basa la imputación. RlVES S eva, La prueba en el proceso penal, p. 39,
(287) Críticamente, M iranda E strampes señala que el intento de separar el in dubio pro reo y el derecho a
la presunción de inocencia, dando autonomía a cada uno, no es más que consecuencia del “fenómeno
dejibarización del contenido de la presunción de inocencia”, Míe anda Estrampes, en Libro homenaje
al profesor Raúl Peña Cabrera, t. II, p. 529.
Principios
La duda que se requiere para aplicar el in dubio pro reo tiene que ser
“razonable”, esto significa, que no se trata de cualquier estado subjeti
vo de incertidumbre que dependa exclusivamente de la íntima convic
ción del juez frente al caso concreto; sino que tal incertidumbre debe
“derivarse de la racional y objetiva evaluación de las constancias del
proceso”088*.
(290) Así ha resuelto la Corte Suprema al señalar que la duda sobre la exégesis de la norma se encuentra
recogida en el artículo ¡39.11 de la Constitución, mientras que, la duda en la valoración de la prueba se
rige por la regla de juicio [in dubio pro reo] que integra la tantas veces citada garantía de presunción
de inocencia, y como tal ha sido reconocida por el artículo II.l in fine del Título Preliminar del CPP
2004. Cas. N° 10-2007, La Libertad (f. j. 4) en Villavicencio Ríos/R eyes Alvarado, E! nuevo Código
Procesal Penal, p. 20. Bajo esta misma linea, Jauchen refiere que “el estado de duda resulta así de
relevancia vinculante a! momento de dictar sentencia pero solo con referencia al aspecto puramente
fáctico, ya que la duda en cuanto a la interpretación y aplicación de la ley, a pesar de las numerosas
polémicas suscitadas en la doctrina, no da lugar a la aplicación del principio. Jauchen, Tratado de la
prueba en materia penal, pp. 44-45. De igual forma, Vélez Mariconde señala: “A mi criterio, aquí
se trata de la duda que recae, en general, sobre los hechos que sirven de base a la imputación, y no
sobre la interpretación de la ley, es decir, que atañe a la existencia del hecho delictuoso o cualquier
circunstancia consumativa, a la participación del Imputado, a su impuíabilidad, a su estado psíquico”.
VÉLEZ Mariconde, Derecho procesal penal, t. II, pp. 48-49. Palacio también afirma que "la máxima in
dubio pro reo solo concierne a los aspectos lácticos de la imputación y no se extiende a la interpretación
y aplicación de la ley", Palacio, La prueba en el proceso penal, p. 16. En el mismo sentido, Huertas
Martín, El sujeto pasivo del proceso penal como objeto de prueba, pp. 41-42, entre otros.
(291) En este sentido, se pronunció el Tribunal Constitucional en el caso Porras Oroya, al señalar que el in
dubio pro reo “es aplicable al emitir pronunciamiento de fondo terminal, sobre la responsabilidad o
irresponsabilidad penal del procesado, que incidirá inevitablemente eD su libertad individual, dado que
en etapas anteriores a la sentencia se encuentra vigente la presunción de inocencia, que es garantía del
debido proceso reconocido por la Norma Suprema (...). Consecuentemente, encontrándose en trámite el
proceso penal seguido a! recurrente, es en su desarrollo en el que este debe desvirtuar las imputaciones
hechas en SU contra, siendo por tanto prematuro -dado que la etapa de instrucción no ha culm inado-y
ajeno a las facultades del Tribunal Constitucional, pretender la aplicación del principio in dubio pro reo
ante la modificación de una medida cautelar. Por lo tanto, su aplicación queda librada a la culminación
del proceso penal correspondiente (...)”. Exp. N° 0828-2005-HC/TC Lima (f. j. 15 y 16), caso: Herminio
Porras Oroya. Sin embargo, en el caso Bedoya Vivanco, el Tribunal aplicó incorrectamente el principio
in dubio pro reo respecto a una medida de detención. Así, señaló: “al existir duda razonable en cuanto al
origen del dinero recibido por el peticionario, existe también duda en cuanto a la tipificación del delito de
peculado y, por ende, de la incursión del presente caso en los incisos 1) y 2) del artículo 135 del Código
Procesal Penal, que exigen la comisión de un delito doloso y una pena mayor de cuatro años para que
proceda el mandato de detención: debe prevalecer, en consecuencia, el principio constitucional de in
dubio pro reo". Exp. N0 139-2002-HC/TC Lima {f, j. 4), caso: Luis Guillermo Bedoya de Vivanco. Más
adelante, en el caso Llamoja Hilares, el tribunal, en evidente oposición a lo resuelto precedentemente,
indicó que no era competencia de la jurisdicción constitucional pronunciarse respecto a la aplicación
del in dubio pro reo. Asi señaló: “(...) en cuanto al principio in dubio pro reo (...) este no goza de la
misma protección que tiene el derecho a la presunción de inocencia. En efecto, no corresponde a la
jurisdicción constitucional examinar si está más justificada la duda que la certeza sobre la base de las
pruebas practicadas en el proceso, pues ello supondría que el juez constitucional ingrese en !a zona
(dimensión fictica) donde el juez ordinario no ba tenido duda alguna sobre el carácter incriminatorio
de las pruebas”. Exp. N° 00728-2008-PHC/TC Lima (f. j. 38).
Principios
(292) Así, G ranara señala que “el ‘in d u b io p r o re o ' solo funciona en beneficio dei imputado al momento
de dictarse sentencia definitiva, Suego de agotada la investigación y el proceso del ‘plenario’ íntegra
mente, y tuando ya no queden otros remedios procesales que autoricen la incorporación de elementos
probatorios que hagan variar ese continuo e ininterrumpido estado de duda procesal sobre la actuación
concreta del imputado en el hecho que se investigó. Antes, es decir, durante el trámite de la causa,
todo se reduce a meros juicios de ‘probabilidad' que podrán tener algún grado de injerencia en ciertas
resoluciones que pudieren favorecer o perjudicar la situación procesal del involucrado en el hecho, pero
que se caracterizaran siempre como premisas relativas y provisorias hasta la hora de !a avocación final,
la cual se traduce en el instante del concluyente veredicto”. G r a n a r a , Derecho procesal penal, t. I,
p. 13 8. En este sentido, Vivas Usshek, M a n u a l d e D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 1.1, p. 147.
(293) Granara, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, p. 136. Por su parte, Castillo Alva señala que la doctrina reconoce
-pero solo de manera excepcional- la posibilidad de aplicar el axioma en algunas decisiones distintas
a la sentencia como puede ser el caso, por ejemplo, de la resolución que define una excepción de pres
cripción en la que existe duda acerca de cómputo de los plazos o respecto a la producción de un hecho
que la interrumpe o la suspende. Castillo Alva, D iá lo g o con la ju r is p r u d e n c ia , 41(2002/8), p. 11.
(294) Sentencia T-554/03, MP Clara Inés Vargas Hernández. Véase también el exp. N° 0828-2005-HC/TC
(f. j. 15), caso: Herminio Porras Oroya.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
suficiencia para pasar; por ejemplo, de una fase procesal a otra, o para
imponer una medida cautelar, entre otros supuestos.
El in dubio pro reo es una regla de juicio que, si bien deriva de la pre
sunción de inocencia, tiene diferencias notables con esta última, no
siendo posible equipararlas(295)296.
Favor libertatis
M arco norm ativo: Artículo 2.24.f Constitución; artículo 9 DUDH;
artículo 9.1 PIDCP; artículos 7.1,7.2 y 7.3 CADH; artículo XXV DADDH.
La libertad, sin duda, es uno de los derechos más importantes que tiene
la persona. Constituye, asimismo, un valor supremo del Estado moderno y
(295) Al respecto, Binder afirma que el principio in dubio pro reo aplicado a la valoración de la prueba o a
la construcción de la sentencia es una de las consecuencias directas del principio de inocencia. Binder,
Introducción al Derecho procesal penal, p. 127. En el nfismo sentido, M aier , Derech o procesa! penal,
1.1, p. 494; Vivas Ussher, Manual de Derecho procesal penal, 1.1, p. 146; Cafferata Ñ ores, La prueba
en el proceso penal, p. 13; entre otros.
(296) Miranda E strampes, La mínima actividad probatoria en el proceso penal, p. 606 y ss.; Fernández
López, Prueba y presunción de inocencia, p. 171; Montañés Pardo, La presunción de inocencia,
pp. 46-49.
(297) Bajo esta línea, véase Roxw,Derecho procesal penal, p. 111.
(298) Vegas Torres citado por Montañés Pardo, La presunción de inocencia, p. 48.
1 2 8 ________________________________________________________
Principios
su tutela no solo es asumida por la Constitución, sino también por los tra
tados internacionales^").
Dicho valor, trasladado al ámbito del Derecho procesal penal, exige que
el legislador emita normas destinadas a proteger al máximo la libertad per
sonal del sujeto pasivo de la acción penalC300). Asimismo, exige que el impu
tado enfrente el proceso penal en libertad; ello con mayor razón si, confor
me al principio de presunción de inocencia, le corresponde recibir el trato
de inocente en lo que dure la sustanciación de la causa hasta la emisión de
una sentencia condenatoria. Así, pues, queda explícito el vínculo existen
te entre el derecho fundamental a la libertad ambulatoria, inherente a toda
persona humana, y la prohibición de aplicar una pena que limite ese dere
cho antes de que medie sentencia firme de culpabilidad2930(301).
a. Concepto
(299) Al respecto, Bidart Campos sostiene acertadamente que la democracia consiste fundamentalmente
en e! reconocimiento dei derecho a. la libertad. Así, señala el autor “Cuando la Constitución en su parte
dogmática se propone asegurar y proteger los derechos individuales, merece la denominación de d erech o
co n stitu cio n a l “d e la libertad". Tan importante resulta la postura que el Estado adopta acerca de la libertad,
que la democracia, o forma de estado democrática (sic), consiste, fundamentalmente, en el reconocimiento
de esa libertad”. Bídart Campos, M a n u a l d e la C o n stitu ció n re fo rm a d a , 1.1, p. 519.
(300) Londgño Jiménez. T ra ta d o d e D e r e c h o p r o c e s a ! p e n a l, 1.1, p. 24.
(301) La estrecha vinculación entre presunción de inocencia y el derecho a permanecer en libertad ha sido
puesto de manifiesto por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuando expresó que de la
circunstancia de que una persona deba ser considerada inocente hasta que su culpabilidad quede de
mostrada deriva la obligación estatal de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites
estrictamente necesarios para asegurar que no se impedirá el desarrollo eficiente de la investigación
y que no eludirá la acción de justicia, pues la prisión preventiva es una medida cautelar, no punitiva.
Asimismo, señaló la corte que hasta que recaiga sentencia condenatoria el acusado debe ser considerado
inocente y la finalidad del precepto que lo dispone es fundamentalmente que se conceda la libertad
provisional desde que la continuación de la detención deja de ser razonable. Fleming/L ópez Viñals,
G a r a n tía s d e l im p u ta d o , pp. 70-71.
(302) Hay detención arbitraria en los casos de detención sin orden judicial, la detención por motivos políti
cos, ia detención por fuerzas de seguridad para obtener declaraciones, el secuestro de nacionales en
el exterior para repatriarlos, la prolongación de la detención después dei cumplimiento de la pena im
puesta o después de haberse ordenado judicialmente la 1ibertad o por indulto o amnistía y en los demás
casos en que ia detención sea irregular, abusiva o contraria a derecho. La detención es ilegal cuando
se produce inobservancia de las formas y condiciones que la ley establece. De ahí que la doctrina de
derechos humanos distinga tres casos de detención ilegal: a) la detención totalmente extralegal, b) el
incumplimiento de las formas exigidas por la ley para la detención, y c) la desviación de las facultades
de detención para fines impropios.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
b. Contenido
(303) Al respecto, Florian sostiene que dos razones pueden justificar la prisión preventiva: una de seguridad,
para impedir la fuga del que ha cometido el delito; otra, procesal inherente a los fines del proceso, que
hacen que sea necesario que la investigación judicial para descubrir la verdad esté libre de toda traba,
lo que no sería posible si el procesado estuviese constantemente en libertad, ya que usaría de ella para
ocultar los instrumentos del delito, dificultar las pruebas y entorpecer la obra del juez y de los órganos
inquirentes. Florian, E le m e n to s d e D e r e c h o p r o c e s a ! p e n a l, pp. 140-143. AI respecto véase también
Bertolino, E l fu n c io n a m ie n to d e l D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l , p. 133, entre otros. Por su parte, Clariá
Olmedo expone que, “(...) con respecto a los detenidos, las cárceles no son para castigarlos sino para
seguridad, es decir, para evitar el dafio jurídico que la libertad del procesado podría producir. So pretexto
de ‘precaución’, o sea, de esa seguridad jurídica, no puede ‘mortificarse’ a los detenidos más allá de lo
que esa precaución exige; por lo cual, solo a mérito de ella y no más allá de lo que esa precaución exige
debe mantenerse a un procesado en la cárcel”. CLARIÁ Olmedo, T ra ta d o d e D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l,
1.1, p. 274. '
Principios
(304) En este sentido, P érez P inzón afirma que “si al interpretar la ley surge incertidumbre insuperable
entre su reconocimiento y su desconocimiento, se debe aplicar el principio in d u b io p r o lib é rta le . Si la
duda se presenta en torno a la prueba, se debe acoger el principio, como integrado al in d u b io p r o reo".
- Asimismo, el autor señala que desde antiguo el derecho se ha venido ocupando de la protección de la
libertad. Por eso se ha dicho y se ha venido repitiendo los siguientes aforismos: in d u b io p r o lib é rta te :
en caso de duda, la interpretación debe ser favorable a la libertad; q u o íie s d u b ia in te r p r e ta d o lib e r ta tis
e st: siempre debe favorecerse a la libertad en caso de duda; lib e rta s ó m n ib u s re b u s f a v o r a b ilio r est: la
libertad es más favorable que todas las cosas; n em a p r o k ib e n d u s e s t lib e r ta tifa v o r e : a nadie se le ha
de prohibir que favorezca la libertad; in o b s c u r o lib e r ta s p r a e v a le t: en la duda prevalece la libertad;
q u o tie s d u b ia in te r p r e ta d o lib e r ta tis est, se c u n d u m lib e rta te m re sp o n d e n d u m e rit: siempre que es
dudosa la interpretación relativa a la libertad, se habrá de responder a favor de ella. P érez P inzón,
L o s p r in c ip io s g e n e r a le s d e l p r o c e s o p e n a l, pp. 41,44-45. Asimismo, L ondoño Jiménez , T ra ta d o d e
D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 1.1, p. 29.
(305) Citado por LONDOÑO Jiménez, T ra ta d o d e D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 1.1, p. 33.
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
(306) Al respecto, Córdoba Roda explica que “si et legislador ha promulgado una ley penal más beneficiosa,
resultaría injusto el que continuara aplicándose una ley penal que el propio legislador ha estimado que
debía sustituirse por otra". C órdoba Roda, en H o m e n a je a l p r o f e s o r D r. G o n za lo R o d r íg u e z M ou ru llo,
p. 243.
(307) Pinto, citada por Salvioli, explica que el fundamento de la favorabilidad penal está eti el principio
p r o h o m in e al ser este un “(...) criterio hermenéutico (...) en virtud del cual se debe acudir a la norma
más amplia, o a la interpretación más extensiva, cuando se trata de reconocer derechos protegidos, e
inversamente, a la norma o a la interpretación más restringida cuando se trata de establecer restricciones
permanentes al ejercicio de los derechos o su suspensión extraordinaria (...)”. Salvioli, Un a n á lisis
d e s d e e l p r in c ip io p r o p e r s o n a s o b r e e l v a lo r ju r íd ic o d e la s d e c is io n e s d e la C o m isió n I n te r a m e ric a n a
d e D e r e c h o s H u m a n o s, <http://www.derechoshumanos.unlp.edu.ar/ddhh/img/Un%20analisis%20
desde%2Oei%2OprmcipioD /o2Opro%2Opersona%2Osobre%2Oel%2Qvalor%2Ojuridico%2Ode%2Olas%20
dedsiones%20de%20la%20CIDH.%20Por%20Fabian%20Salvioli,pdf>,
(308) Al respecto, véase el artículo VII del Título Preliminar del CPP 2004, incisos 2 y 4.
(2) La ley procesal referida a derechos individuales que sea más favorable al imputado, expedida con
posterioridad a la actuación procesal, se aplicará retroactivamente, incluso para los actos ya concluidos,
si fuera posible;
(4) En caso de duda insalvable sobre la ley aplicable debe estarse a lo más favorable al reo.
(309) Sobre el particular, véase el artículo VII del Titulo Preliminar del CEP que establece “La retroactividad
y la interpretación de este Código se resuelven en lo más favorable al interno”.
(310) En el mismo sentido, P érez Pinzón, Los p r in c ip io s g e n e r a le s d e l p r o c e s o p e n a l, p. 38; Londoño
Jiménez, T ra ta d o d e D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 1. 1, p. 34, entre otros.
Principios
b. Deslinde conceptual
c. Contenido
(311) Al respecto, Pérez Pinzón refiere que el fa vo r reí "es un principio género [y] no apunta siempre a la
búsqueda de “absolución” del procesado, causa por la cual, como es obvio, es más comprensivo que
sus especies o subprincipios”. Pérez Pinzón, L os principios generales del proceso penal, p. 38,
133
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(312) En esta misma línea, Maurach sostiene que la prohibición de retroactividad solo rige para aquellas
normas que fijan consecuencias jurídicas de un hecho cometido. Maurach, D e r e c h o p e n a l, pp. 197-198.
Por su parte, el Tribunal Constitucional en algunas sentencias sobre h a b e o s c o r p u s -contradictoriamente
a su pronunciamiento en otras resoluciones- ha sostenido que el principio de retroactividad favorable
comprende únicamente el Derecho penal sustantivo. Así, tenemos: Exp. N°2196-2002-HC/TC (f. j. 8),
caso: Carlos Saldafia Saldarla; Exp. N° 05775-2007-PHC/TC (f, j. 3), caso: Julio Alexander Gómez
Bárrelo; Exp. N° 2496-2005-PHC/TC (f. j. 12 y 13), caso; Eva Rosario Valencia Gutiérrez.
(313) En este mismo sentido, Fairén Guillen sostiene que “si una nueva ley procesal penal, concede más
garantías al sujeto pasivo -vinculado, acusado, incluso recién condenado- lo lógico es aplicarl a retroac
tivamente. Lo que no puede hacerse es lo contrario; admitir una retroactividad de la ley " in p e iu s " del
sujeto pasivo (por tratarse de un nuevo proceso con menos garantías, menos recursos, etc.). Fairén
Guillen, D o c tr in a g e n era l d e l D e r e c h o p r o c e s a l, p. 68. De igual forma, B inder afirma que “la otra
excepción —paralela, también a la excepción que rige en el campo del Derecho penal sustantivo- es la que
impone la retroactividad de la ley procesal más favorable". Binder, In tro d u c c ió n a! D e r e c h o p r o c e s a l
p e n a l, p. 137. En este mismo sentido, véase Villa Stein, D e r e c h o p e n a l, p, 163. A nivel jurisprudencial,
la Corte Interamericana de Derechos Humanos estableció en su considerando 46 que “(...) El principio
de retroactividad de la ley penal permisiva o favorable en materia criminal, y a c o n tr a r io se n s u , la
garantía de la no retroactividad de la ley restrictiva o desfavorable, abarca por igual tanto los preceptos
sustantivos como los adjetivos o de procedimiento que afecten cuestiones de derecho sustantivo. Esa
extensión de la denominada garantía contra las leyes e x p o s t a materia procesal penal, que actualmente
se predica en el sistema procesal moderno, ha sido el producto "de la evolución del Derecho penal y
procesal pena!". Informe 83/00, caso: 11.688 (García Pérez vs. Perú), 19 de octubre de 2000. En esta
misma línea se ha pronunciado nuestro Tribunal Constitucional en algunos procesos de h a b e a s c o r p u s
al asumir que la retroactividad favorable también es predicable respecto del Derecho procesal penal.
Así tenemos: Exp. N° 1300-2002-HC/TC-LIMA (f. j. 8-10), caso: Hugo Eyzaguirre Maguiña; exp.
N° 365-02-HC/TC. (f. j. 1), caso: Walter Barraza Suárez; Exp. N0 321-02-HC/TC (f. j. 4), caso: Robert
Rosas García; Exp. N“ 798-02-HC-TC (FJ. 3-5), caso: Carlos Arnulfo Vega Ardila; Exp. N“ 330-02-HC/
TC (f. j. 4), caso: James Ben Okoli; exp. N” 2166-02-HC/TC (f. j. 2), caso: Luis Delgado Arenas,
Principios
135
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. Manifestaciones
(315) A l respecto, nuestro Tribunal Constitucional ha expuesto que “la igualdad en la ley (...) constituye
un limite al legislador, en tanto la actividad iegiferante deberá estar encamiüada a respetar la igualdad,
encontrándose vedado establecer diferenciaciones basadas en criterios irrazonables y desproporcionados.
En otros términos, el actuar del legislador tiene como límite el principio de igualdad, en tanto que
dicho principio ie exige que las relaciones y situaciones jurídicas determinadas que vaya a determinar
deban garantizar un trato igual y sin discriminaciones Exp. N° 0023-2005-PI/TC (f. j. 67-68),
caso: Defensoría del Pueblo vs. Congreso de ta República.
(316) Al respecto, ver Devis EchandÍa, Teoría general del proceso, pp. 56-57.
(317) M ora M ora, en Sistema acusatorio, pp. 25-26.
(318) Sobre el particular, C lariá Olmedo entiende que constituye una manifestación práctica de este prin
cipio “(...) la no aceptación de concesiones de privilegios en ia regulación de los procedimientos con
fundamento de fueros personales, como la raza, la fortuna o la religión. Se trata de la eliminación de
los fueros personales, sin perjuicio de la distinción por circunstancias objetivas (fuero real), como de
bería ser, por ejemplo, para la regulación del procedimiento penal militar”. C lariá Olmedo, Derecho
procesal, t. II, p. 57.
Principios
Las partes procesales deben contar con idénticas oportunidades para de
fender en paridad sus pretensiones. Entendida también como la “igual
dad en el proceso penal”, esta manifestación consiste en la paridad o
equilibrio de oportunidades o posibilidades que deben tener las partes
procesales para hacer valer sus derechos y garantías(321f
(3)9) Bajo esta línea, la Corte Suprema de Justicia ha establecido que, si bien ‘el principio de igualdad ante la
ley’, consiste en no hacer diferencias entre dos personas o más que estén situadas en las mismas condi
ciones; ello no impide que el legislador pueda brindar un trato diferenciado atendiendo a circunstancias
objetivas desiguales. Véase Mora Mora. Eu: Sistema Acusatorio, p. 25; Quintero Olivares, La justicia
penal en España, p. 82, En cuanto a la precisión conceptual entre diferenciación y discriminación, véase
Carmona Cuenca, El principio de igualdad material en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional,
' <www.cepc.es/rap/PubIicaciones/Revistas/3/REPNE_084_259.pdf>.
(320) PÉREZ PINZÓN, L os p r in c ip io s g e n e r a le s d e l p r o c e s o p e n a l, p. 90.
(321) Sobre el particular, cabe destacar que en el proceso penal, dada la preeminencia del órgano acusador
frente a la situación marginada y reducida de la defensa -del imputado, de la parte civil o del tercero
civilmente responsable-, no se puede hablar de una “igualdad de armas” en sentido absoluto, sino, por e!
contrario, de una “igualdad de oportunidades". Véase E sparza LeibaR, E l p r in c ip io d e l d e b id o p r o c e so ,
p. 138; M aier, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 1.1, pp. 578-579. Con una postura particular, respecto de las
potestades atribuidas a la defensa y la víctima, consultar Bernal Cuéllar/M ontealegre Lynett,
El proceso penal, 1.1, p. 127. Bajo esta línea, el Tribunal Constitucional español ha expuesto que “(..,)
no podrá reputarse de d iscriminatoria y constitucionalmente prohibida -antes al contrario- la acción de
favoreeimiento, siquiera temporal, que aquellos poderes que emprendan en beneficio de determinados
colectivos, históricamente preteridos y marginados, a fin de que, mediante un trato especial más favo
rable, vean suavizada o compensada su situación de desigualdad sustancial”. STCE 216/1991 (f. j. 5).
137
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(322) Así lo ha recogido nuestro tribunal al señalar que “(...) reconocer el ejercicio del derecho de defensa en
forma integral, a un procesado que no ostenta la calidad de abogado, implicaría someterlo a un estado
de indefensión por ausencia de una asistencia letrada, versada en el conocimiento del Derecho y de la
técnica de los procedimientos legales, situación que, además, quebranta el principio de igualdad de
armas o igualdad procesal de las partes”. Ex.p. N° 2028-2004-HC/TC (f. j. 5), caso: Margi Eveling Clavo
Peralta.
(323) Vivas U ssher, Manual de Derecho procesal penal, 1.1, p. 132.
(324) En este sentido, M aier, Derecho procesal penal¡ 1.1, pp. 578-579.
1 3 8 _______ _________________________________________________________
Principios
139
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. Deslinde conceptual
(328) Clarú Olmedo, Tratado de Derecho procesalpenal, t. II, pp. 92-93. En ese mismo sentido, Rodríguez
F ernández, El proceso penal, pp. 81-82.
(329) San M artín C astro, Derecho procesal penal, 1.11, p. 934.
Principios
c. Contenido
141
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(335) Es de señalar que la instancia plural permite la realización de ua nuevo examen -que examina tanto
cuestiones tácticas como jurídicas-, mas no un nuevo proceso, puesto que se trata del mismo objeto
materia de discusión (hechos imputados y sujetos sobre tos que recae dicha imputación). Sobre el par
ticular, PÉREZ Manzano, Revista del Poder Judicial, 2006/XÍX, p. 275.
(336) Pastor, L os a lca n ces d el derecho del im putado a re c u rrir la sentencia, <http://www.cienciaspenale5,
org/REVISTA%2023/Los%20alcances%20del%20derecho%20del%20imputado%20a%20recurrir%20
la%20setitencía%20-%20Daniel%20Pastor.pdf>,
(337) San Martín Castro, Derecho procesal penal, t. II, p. 927. La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, por su parte, ha establecido que la revisión en segunda instancia debe ser tanto formal como
material. Así, explica que la revisión formal tiene “la finalidad de examinar la aplicación indebida, la
falta de aplicación o errónea interpretación, de normas de Derecho que determinen la parte resolutiva
de la sentencia”, mientras que la revisión material refiere al examen de “la interpretación de las normas
procesales que hubieran influido en la decisión de la causa, cuando hayan producido nulidad insanable
0 provocado indefensión". Informe N° 30 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, caso:
Gustavo Carranza (párr, 261), 18 de diciembre de 1997.
(338) San M artín Castro , Derecho procesal penal, t. II, p. 927. Sobre el punto, es correcta la crítica hecha
por Doig Díaz respecto del empleo del recurso de casación, puesto que actualmente está destinada a
abrir una suerte de tercera instancia que cumplir con su verdadera función: garantizar la interpretación
uniforme del derecho material y procesal y el principio de la igualdad. Así, propone: “si el objetivo es
142
Principios
Una gran discusión gira en tomo a la nueva facultad que el Código Pro
cesal Penal de 2004 otorga al juez ad quem\ condenar en segunda ins
tancia al que fue absuelto en primera. Al respecto, debemos tener en
cuenta que la legislación de 2004 vulnera el principio de pluralidad de
instancias; dado que no garantiza en segunda instancia el respeto de los
principios, garantías y derechos previstos para el proceso de primera
instancia. Así, por ejemplo, tenemos que: a) la audiencia de apelación
puede realizarse en ausencia del imputado (art. 423.4 CPP 2004), afec
tando con ello el derecho de defensa, principio de contradicción e in
mediación; b) se permite la valoración de prueba sin inmediación, con
tradicción y oralidad (arts. 422.5 y 424.4 CPP 2004); c) la admisión de
que la casación sea un recurso extraordinario y no una tercera instancia, habrá que establecer legal
mente los requisitos para interponerlo de forma clara y precisa, de modo que ni los recurrentes se vean
tentados por una tercera instancia ni la Sala penal posea un amplio margen de discrecional! dad en la
fase de admisión del recurso, con el que pueda restringir o desbordar el acceso al recurso”. Doig Díaz,
en Anuario de Derecho penal 2004, p. 211.
(339) San' Martín Castro, T e o ría d e la im p u g n a c ió n , pp. 16-17.
143
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(340) El articulo 14.5 del PIDCP prescribe que; “Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho
a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior,
conforme a lo prescrito por la ley”.
(341) El Comité de Derechos Humanos ha establecido en la Observación 32 (del 27 de julio de 2007) criterios
de interpretación del articulo 14.5 del PIDCP, señalando que no solo se vulnera el artículo en mención
cuando la decisión de un tribunal de primera instancia se considera definitiva sino también si una con
dena impuesta por un tribunal de apelación o un tribunal de última instancia a una persona absuelta en
primera instancia no puede ser revisada por un tribunal superior. En igual sentido, el Comité de Derechos
Humanos ha plasmado en varios pronunciamientos que “la ausencia del derecho a revisión por un tri
bunal superior de la condena impuesta por un tribunal de apelación, después de que la persona hubiera
sido declarada inocente por un tribunal inferior, constituye una violación del párrafo 5 del artículo 14
del Pacto”. Comunicación N° 1325/2004, caso: Conde Conde vs. España (párr. 7.2), 13 de noviembre de
2006. Criterios similares se advierten en los siguientes pronunciamientos: Comunicación N° 1095/2002,
caso: Gomaríz Velera vs. España (párr. 7.1), 26 de agosto de 2005; Comunicación 1332/2006, caso:
García Sánchez vs. España (párr. 7.2), 15 de noviembre de 2006; y, Comunicación 1381/2005, caso:
Hacuel Moreno vs. España (párr. 7.2), 25 de julio de 2007.
(342) Pastor, E l p la z o r a z o n a b le en e l p r o c e s o d e l E s ta d o d e D e r e c h o , p. 53.
Principios
a. Concepto
b. Deslinde conceptual
145
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesa! Penal peruano
contada en días, meses o años, sino que debe analizarse caso por caso*346*.
Según esta postura, la afectación ai plazo razonable no viene determi
nada por la infracción del plazo legal.
Por nuestra parte, consideramos que estas dos expresiones -plazo le
gal y plazo razonable- no deben ser equiparadas o confundidas, pues
la primera, a pesar de haber sido establecida legalmente, puede vulne
rar el plazo razonable. Consiguientemente, no todo plazo legal es ra
zonable, En este mismo sentido, el Tribunal Constitucional español ha
referido que no se ha constitucionalizado el derecho a que los plazos
se cumplan, sino el derecho de toda persona a que su causa se resuel
va dentro de un plazo razonable, y a que las secuencias del proceso se
ajusten a las dimensiones temporales definidas en las normas*347348*.
c. Contenido
1 4 6 ________________________________________________________
Principios
147
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
Por otro lado, debe dejarse claramente establecido que las dilacio
nes indebidas que se hayan producido por defectos de organización
o carencias estructurales no podrán ser valoradas en perjuicio del
imputado; sino que, antes bien, tales deficiencias le serán imputadas
al Estado, en tanto le corresponde brindar, a los jueces y tribunales,
las herramientas o mecanismos necesarios para que estos puedan
cumplir con su función jurisdiccional de garantizar la libertad, la
justicia y la seguridad con la rapidez que permita la duración nor
mal de los procesos y evitando dilaciones indebidas que quebran
ten o afecten el plazo razonable0535.
1 4 8 ________________________________________________________________
Principios
(357) Así, Huertas Díaz/T rujillo L ondoño/S anabría R incón/L ozano Pacheco, El derecho al debido
proceso, p. 141, Exp. N° 549-2004-HC/TC (f. j. 11), caso: Manuel Rubén Moura García. Asimismo,
véase el Exp. N° 01680-2009-PHC/TC (f. j. 3 del voto de! magistrado Mesía Ramírez), caso: Antauro
Igor Húmala Tasso y otros.
(358) Exp. H° 1680-2009-PHC/TC (f. j. 3 del voto del magistrado Mesía Ramírez), caso: Antauro Igor Húmala
Tasso y otros.
(359) Exp. N° 01680-2009-PHC/TC (f. j. 25 del voto del magistrado Mesía Ramírez), caso: Antauro Igor
Huamala Tasso y otros. Asimismo, véase la sentencia emitida por la CIDH con fecha 27 de noviembre
de 2008 (párr. 155), caso: Valle Jaramillo y otros vs. Colombia; sentencia CIDH de 3 de abril de 2009
(párr. 112), caso: Kawas Fernández vs. Honduras.
_______________________________________________________________ 149
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(360) Es necesario precisar que e! plazo legalmente establecido para la duración del proceso, no necesariamente
tiene que ser único; sino que, atendiendo a la complejidad del caso, puede establecerse varios plazos
legales.
(361) Lanz aróte M artínez, L a vu ln e ra c ió n d e! p la z o r a z o n a b le en e l p r o c e s o p e n a l, p. 44.
1 5 0 _________________________________ :______________________
Principios
* La nulíd ad. Esta alternativa postul a que una vez determinada la trans
gresión al plazo razonable, el tribunal debe anular el acto o resolución
que ha producido la vulneración del plazo razonable. A decir de P a s
t o r , esta alternativa no logra cumplir adecuadamente con el fin de la
(362) Pastor, El plazo razonable en el proceso del Estado de Derecho, pp. 529-530.
(363) Pastor , El plazo razonable en el proceso del Estado de Derecho, pp. 608-609.
151
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
1 5 2 ________________________________________________________________
Principios
a. Concepto
Cabe destacar, que dichos derechos varían dependiendo del sujeto pro
cesal que detente la g aran tíale la defensa; así, en el caso del imputado,
partes, sea en un proceso o procedimiento, o en el caso de un tercero con interés”. Exp. N° 8605-2005-
AA/TC (f. j. 14), caso: Engelhard Perú SAC. Véase también exp. N° 2659-1996-AA/TC (f. j. 4), caso:
' Lázaro Aparicio Mendoza Navarro; Exp, Nl>7324-2005-PA/TC(f, j. 2), caso: Gilberto Cueva Martín; Exp.
6149-2006-PA/TC y 6662-2006-PA/TC (f. j. 29), caso: Minera Sulliden Shahuindo S.A.C. y Compañía
de Exploraciones Algamarca S.A.; y Exp. N° 4719-2007-PHC/TC (f. j. 9), caso: Shaid Hussein Bi.
(367) Landa A rroyo, Bases constitucionales del nuevo Código procesalpenal peruano, <http:// www.incipp.
org.pe/modulo5/documeutos/descargar.php?id“ 147>.
(368) B ixdeh, Introducción al Derecho procesal penal, p. 155. Considerando las implicancias del derecho de
defensa respecto de la observancia de los demás principios, garantías y derechos procesales, FERRAJOLI
entiende que “[p]ara que la contienda se desarrolle lealmente y con igualdad de armas, es necesaria
(.. .): en primer lugar, que la defensa esté dotada de la misma capacidad y de los mismos poderes que
la acusación; en segundo lugar, que se admita su papel contradictor en todo momento y grado del pro
cedimiento y en relacipncon cualquier acto probatorio, de los experimentos judiciales y las pericias al
interrogatorio del imputado, desde los reconocimientos hasta las declaraciones testificales y los careos.
La primera de estas dos condiciones exige que el imputado esté asistido por un defensor en situación
de competir con el Ministerio Público (...) La segunda condición, relativa a la esfera de intervención
del imputado y su defensor (...)”. F errajoli, Derecho y razón, p. 614. Véase también Maier, Derecho
procesal penal, 1.1, p. 577; Pérez Pinzón, L os principios generales del proceso penal, pp. 52-53; entre
otros.
(369) Gimeno Sendra, Derecho procesal penal, p. 225.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
b. Manifestaciones
(370) Bajo esta linea, G imeno Señora entiende que el derecho de defensa sirve “{...) para hacer valer dentro
del proceso penal el derecho a la libertad que asiste a todo ciudadano que, por no haber sido condenado,
se presume inocente" GlMENO Sendra/M oreno CaTENa/C ortÉSDOMÍNGUEZ, Derecho procesal penal,
p. 68.
(371) De hecho, el artículo 98 CPP 2004 señala que la pretensión interpuesta a través del ejercicio de la acción,
por parte del actor civil, es de naturaleza reparatoria, en tanto que este sujeto procesal solo está permitido
a reclamar la reparación y, en su caso, los daños y perjuicios producidos por el delito. Asimismo, respec
to del tercero civil, el artículo 113.1 CPP 2004 expresa que el ejercicio de su derecho de defensa recae
fundamentalmente sobre sus intereses patrimoniales que se vean implicados, de manera accesoria, en la
relación procesal de carácter juridico-penal. Respecto de la legitimidad en la intervención dei Ministerio
Público, cabe destacar que ella no responde a un derecho subjetivo que se pretenda resguardar, sittO al
principio de legalidad que busca amparar. De este modo, Se suele afirmar que este órgano es el custodio
de la legalidad, en virtud del cual es el único titular de poder incoar el proceso penal. En esa línea, M aier
señala que el supuesto de que la ley amplíe d reduzca las facultades del Ministerio Público no implica que
esté regulando su defensa y le esté otorgando oportunidades para ejercer ese derecho, sino, simplemente,
que le está dando armas para cumplir su función “cuando, por error judicial, se le niega alguna de las
atribuciones que posee (por ej., informar después de la recepción de la prueba en el debate), la sentencia
se podrá anular, si él la recurre (casación), pero nunca bajo el fundamento de que se ‘violó la defensa'
de! Ministerio Público, sino bajo el más racional de que no se ha cumplido con el procedimiento que la
ley prevé para arribar a ella, omitiéndose un acto previsto (siempre una nulidad relativa, sujeta a ciertas
condiciones, que no invalida por sí la decisión)”. M aier, Derecho procesal penal, 1.1, p. 544; .Jauchen,
Derechos del imputado, pp. 152-153; M ontero A roca, Principios del proceso penal, pp. 140-141; R ifa
Soler/R ichaRD González/R iaño Bruñ, Derecho procesal penal, pp. 144-145.
(372) En ese sentido, Vázquez Rossi, La defensa penal, pp. 158-159; BiNDER/nírotfuccíórt al Derecho procesa!
penal, p. 159; Jauchen, Derecho del imputado, pp. 154-155 y 157 y C ordón Moreno, Las garantías
constitucionales del proceso penal, pp. 167-168.
1 5 4 ________________________________________________________________
Principios
(373) El artículo 80 del CPP 2004 señala que “El Servicio Nacional de la Defensa de Oficio, (...) proveerá
la defensa gratuita a todos aquellos que dentro de! proceso penal, por sus escasos recursos no puedan
designar abogado defensor de su elección (...)”.
(374) Exp. N° 01425-2008-PHC/TC (f. j. 12), caso: Luis Grover González Gallardo.
(375) Asi, Exp. N° 05999-2008-PHC/TC (f. j. 5), caso: José Gerónimo Cabana Ninahuamán.
(376) Fleming/L ópez Viñals, G a r a n tía s d e! im p u ta d o , p, 305. En esa línea, se ha pronunciado la Corte
Interamericana de Derechos Humanos en ei caso Tibí vs. Ecuador al señalar que no se trata de ninguna
defensa, sino de una verdadera y que se debe proveer los medios para que la baya, de io contrario la
tutela de los derechos humanos del procesado tropezará una y otra vez con las deficiencias de su asis
tencia que se traducen a fin de cuentas en una violación del derecho mal disimulada por un ejercicio
aparente, que no resiste al menor análisis. SCIDH, caso: Tibí vs. Ecuador (párr, 49), 07 de setiembre
de 2004. Asimismo, Jauchen, D e r e c h o s d e ! im p u ta d o , p. 157; Vázquez Rosst, L a d e fe n sa p e n a l,
p. 159; Armenia Deu, L e c c io n e s d e D e r e c h o p r o c e s a l p e n a !, p. 96 y; Rifa Soler /R ichard González/
Riano Brun, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a !, p. 149.
155
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(377) Véase ampliamente sobre ei abogado defensor el capítulo correspondiente a sujetos procesales.
(378) Criterio expuesto por el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Jujuy, en el caso “Zenteno,
Emma”, citado por Fleming/L ópez Viñals, Garantías del imputado, p. 306.
■(379) Roxin, Derecho procesal penal, p. 140.
(380) En esa línea, F leming y L ópez Viñals sostienen que “el aseguramiento de la efectividad de la defensa
exige de parte del tribunal una actitud comprometida que avance sobre los obstáculos que afectan a la
plenitud de la debida asistencia técnica; la actuación del tribunal en este sentido no debe ser percibida
como atentatoria de su imparcialidad, sino como una reafirmación de ella, pues de no verificarse im
plicaría una complicidad con un desequilibrio dei proceso favorable a ia acusación. Ello solo significa
que el tribunal debe velar por que se asegure la defensa efectiva, no por asegurarla por sí, supliendo ai
órgano de la defensa”. Fleming/L ópez Viñals, Garantías del imputado, p. 306.
1 5 6 ________________________________________________________________
Principios
(381) R ifa Soler /González/R iaño Brun, Derecho procesal penal, p. 149.
(382) STC UOn 994, de 11 de abrí! citado por Cordón Moreno, Las garantías constitucionales del proceso
penal, p. 170. En esta línea, se ha pronunciado la Corte Suprema en e¡ caso A.V 09-2004, (f. j. 5), caso:
Alberto Fujimori Fujimori.
(383) A sencio M ellado, Sistema acusatorio y derecho de defensa en el proceso penal, p. 138. En ese mismo
sentido, D e O ña N avarro refiere que el derecho a la información de la acusación es un presupuesto
del derecho de defensa “por cuanto es indispensable y necesario como algo previo al ejercicio del
mismo de la autodefensa y de la defensa técnica, pues mal podría autodefenderse —u organizar la
157
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(387) Así, la Corte Iníeramericana de Derechos Humanos señaló que se vulnera el derecho a ser informado de
la acusación cuando se efectivizan medidas restrictivas de derechos fundamentales (como la detención)
sin ser informadas previamente al imputado.
(388) Eser refiere que “(,..) el inculpado, no solo antes de! primer interrogatorio debe ser informado (...), sino
antes de cada primer interrogatorio” en cualquier etapa del proceso. E se r , Temas de Derecho penal y
procesal penal, p. 23.
(389) La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha considerado que se afecta ei artículo 8.2.b de ia
Convención Americana (derecho a ser informado de la acusación), cuando na se pone en conocimiento
de los abogados del acusado la existencia de una prueba nueva.
(390) Cordón Moreno, Las garantías constitucionales del proceso penal, p. 162. En ese mismo sentido,
Armenia Deu, Lecciones de Derecho procesal penal, p. 52.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
Hay que mencionar, por otro lado, que este derecho vincula a todos
los órganos del Estado que tengan intervención en la administra
ción de justicia (Policía, Ministerio Público y órgano jurisdiccional).
Todos estos órganos tienen, en efecto, el deber de facilitar tanto al
imputado como a su abogado defensor, el acceso a la información
contenida en el expediente y; en general, a todos los actuados que
se realicen en el proceso. Asimismo, estos órganos tienen la obli
gación de poner en conocimiento del imputado los cargos que hay
en su contra; a fin de que este pueda, a través de su abogado defen
sor, argumentar, alegar y refutar lo que considere conveniente a su
favor. Ello con mayor razón, si se le ha denegado o se ha declara
do infundado un recurso, dado que, el conocimiento oportuno de
tal fallo, le permitirá impugnar tal decisión dentro del plazo legal
mente establecido.
(392) En este sentido, véase el artículo 157 del Código de Procedimientos Penales, que estipula que el incul
pado puede solicitar al juez instructor que se le permita presenciar la declaración de todos o algunos
de los testigos. De igual forma, el inc. 1 del artículo 338 del Código Procesal Penal de 2004 establece
que, durante la investigación, el fiscal podrá permitir la asistencia de los sujetos procesales (entiéndase
también del imputado) en las diligencias que deba realizar, salvo las excepciones previstas por la ley.
161
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
(393) Artículo 73: “(.. .) el juez puede ordenar que una actuación se mantenga en reserva por un tiempo de
terminado cuando juzgue que su conocimiento puede entorpecer o dificultar en alguna forma el éxito
de la investigación que lleva a cabo (..
(394) Artículo 324.2: “El fiscal puede ordenar que alguna actuación o documento se mantenga en secreto
por un tiempo ao mayor de veinte días, prorrogabas por el juez de la investigación preparatoria por un
plazo no mayor de veinte días, cuando su conocimiento pueda dificultar el éxito de la investigación. La
disposición del fiscal que declara el secreto se notificará a las partes”.
(395) Conveniente aclarar que el “secreto de la instrucción” es distinto a la “reserva de la instrucción”, dado
que, esta última no limita la participación o intervención del imputado en los actos de investigación,
sino que está diseñada para impedir el acceso de terceros ajenos a la investigación.
(396) Maier, Derecho procesal penal, t. II, p. 269.
1 6 2 ________________________________________________________________
Principios
(397) SCIDH, caso: Castillo Petruzzi y otros VS. Perú (párr. 136.b), 30 de mayo de 1999.
(398) Roxin, Derecho procesal penal, p. 140.
(399) Jauchen, Derechos del imputado, p. 182.
(400) M aier, Derecho procesal pena!, 1.1, p. 446.
(401) Jauchen, Derechos del imputado, pp. 181-182,
1 6 4 _________________________________________■
__________
Principios
(402) Al respecto, nuestro TC ha referido que el principio de la no autoincriminación “no se encuentra re
conocido expresamente en ¡a Constitución. Sin embargo, se trata de un derecho fundamental de orden
procesal que forma parte de los derechos implícitos que conforman el derecho al debido proceso penal”.
Exp. N° 003-2005-PI/TC (f. j. 272), caso: más de cinco mil ciudadanos.
(403) Sobre ello, la CIDH, en el caso Cantoral Benavides, concluyó que se afectó el derecho a la no autoincri-
minación -a l señor Cantoral- al haber sido “sometido a torturas para doblegar su resistencia psíquica
y obligarlo a (...) confesar determinadas conductas delictivas”. SCIDH, caso: Cantoral Benavides vs.
Perú (párr. 132), 18 de agosto del 2000.
(404) Quispe FarfÁN, E l derecho a la n o autoincrim inación y su aplicación en el P erú , <hUp://sísbíb.unmsm.
edu.pe/bibvirtual/tesis/human/quispe_f_f/qnispe__farfan_f.htm>.
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Arsenio Oré Guardia ! Derecho Procesal Penal peruano
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Principios
(408) Así también, L ópez M asle, en Derecho procesal penal chileno, t, II, pp. 84-85. En Puerto Rico esta
prohibición (valorar en forma negativa al silencio) no constituye una exigencia propia del juez, sino
también repercute en el fiscal. Chiesa explica que “ante un comentario indebido del fiscal sobre el
silencio de! acusado [que, de alguna manera, induzca a considerar la culpabilidad], procede una inme
diata y enérgica reprimenda de! juez al fiscal frente al jurado”. Chiesa A ponte, Tratado de Derecho
p r o b a to r io , p. 183.
(409) Refiriéndose al. derecho a la Go autoincriminación en relación con el procesado y el testigo, la Corte
Constitucional colombiana ha señalado que: “el indagado [procesado] es (i) sujeto de la acción penal;
(ii) sobre él recae la investigación penal; (iii) es titular de los derechos a guardar silencio, no pudiendo
ser apreciado tal comportamiento como un indicio en su contra, y a no autoincriminarse, y por ende,
la declaración que rinde es voluntaria, libre de todo apremio; (iv) constitucionalmente no está obligado
a declarar contra su cónyuge, compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de consan
guinidad, segundo de afinidad o primero civil; (v) durante la indagatoria debe estar asistido por su
defensor de confianza o de oficio, quienes no podrán interrogarlo; y (vi) le asiste el derecho a solicitar
la ampliación de su indagatoria. Por el contrario, el testigo (i) no es sujeto de la acción penal; (ii) está
obligado a declarar bajo juramento, no pudiendo ser obligado a hacerlo contra sí mismo o contra su
cónyuge compañera o compañero permanente o parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad,
segundo de afinidad o primero civil; (iii) de llegar a faltar a la verdad o la calle total o parcialmente,
puede ser sancionado penalmente por el delito de falso testimonio; y (iv) todos los sujetos procesales
pueden interrogarlo”. Sentencia C-537/06, MP Humberto Antonio Sierra Porto.
167
Arsenío Oré Guardia / Derecho Procesa] Penal peruano
(418) Lo expuesto se encuentra recogido en el artículo 2,19 de nuestra Constitución que señala: “Todo peruano
tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete”.
(419) En ese mismo sentido, Gómez Sánchez Torrealva explica que “la participación del intérprete coadyu
vará a la [participación] realizada por ei abogado defensor (...), quien a través del pleno entendimiento
de lo expresado por su cliente -e n cuanto a los hechos que demarcan al caso- podrá tomar pleno
conocimiento de los sucesos acaecidos y así, formular una adecuada defensa, ya que (...) el intérprete
servirá como canal entre el procesado y el abogado”. Gómez Sánchez Torrealva, El acceso a un
intérprete como manifestación del ejercicio del derecho de defensa, <http://boletinderecbo.upsjb.edu.
pe/articulos/derechos_linguisticos.doc>.
(420) Cabe recordar que, si bien esta manifestación ya había sido recogida en la Constitución de 1979 (art.
233.9) y mantenida en la Constitución de 1993 (art. 132.12); durante el gobierno de Fujimori, se inob
servó ei derecho de defensa a través de la promulgación del Decreto Ley N° 25728, mediante el cual se
estableció, en su artículo 1, que ..) era permitido la condena del ausente en el caso de los procesados
por los delitos de terrorismo y de traición a la patria previstos en los Decretos Leyes N°s 25475 y 25659.
Por otro lado, la Ley N° 26641, recurriendo a la interpretación auténtica, señalaba que la contumacia
podía configurar delito, sin perjuicio de la interrupción de los términos prescriptorios”. Castañeda
Otsu, en La Constitución comentada, t. II, p. 567.
(421) Horvitz Lennon, en Derecho procesal penal chileno, 1.1, p. 235.
(422) Bajo esta linea, Maier sostiene que “L a razón de ser de la prohibición es clara: el procedimiento penal
no se satisface, como el civil, por la importancia de las consecuencias que de él se derivan, con solo
conceder una posibilidad cierta de defenderse, sin controlar de hecho que quien se defiende pueda,
realmente ejercer esa defensa; al contrario, necesita verificar, de cuerpo presente, que el imputado sea
idóneo para intervenir en el procedimiento (capacidad) y esté en condiciones para ejercer las facultades
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesa! Pena! peruano
que, al efecto, le concede la ley procesal penal”. M aier, D e r e c h o procesalpenal, 1.1, pp. 594-595. Véase
también Gimeno Sendra/Torres del Morai./Morenilla Allard/D íaz Martínez, L os d e re c h o s
fu n d a m e n ta le s y su p r o te c c ió n ju r is d ic c io n a l, p. 496.
(423) En el supuesto del imputado ausente, a tenor de! artículo 319 CdPP, se tiene que, recibidos los autos
contra el reo ausente por el tribunal, se correrá traslado al fi seal a efectos de que este formule la acusación
correspondiente. Seguidamente, el tribunal, después de renovar las órdenes para su captura y mandarlo
llamar por edictos que expresen los delitos que ¡e son imputados por la acusación fiscal, reservará el
proceso hasta que el acusado sea habido.
Principios
Principio de publicidad
M arco norm ativo: Artículo .139.4 Constitución; artículo 10 LOPJ; ar
tículo 1.2 TP CPP 2004; artículo 11.1 DUDH; artículo 14.1 PIDCP; artículo
8.5 CADH; artículo 26 DADDH.
(424J Así lo resolvió la Sala de Apelaciones de Huaura, al precisar que si el acusado, luego de haber “(•..)
prestado su declaración en el juicio oral (...) deja de asistir a la audiencia, esta continuará sin su presen
cia y será representado por su defensor (...)”. Exp. 694-2006 (Cons. 03), en Espinoza. G oyena, Nueva
jurisprudencia 2006-2008, p. 154.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
las partes procesales que forman parte de ella- este principio garantiza la
posibilidad que tiene cualquier persona de controlar los actos p ro c e sa le s^ .
a. Concepto
b. Contenido
(425) A decir de Roxin, '‘Su significado esencial reside en consolidar la confianza pública en la administración
de justicia (...), en fomentar la responsabilidad de los órganos de la administración de justicia y en evitar la
posibilidad de que circunstancias ajenas a la causa influyan en el tribunal y, con ello, en la sentencia (...).
Esta ‘falta de afectación de] fallo judicial por influencias ajenas a la causa’ no está amenazada únicamente
por restricciones contrarias a la ley, sino, también, por ampliaciones inadmisibles de la publicidad. Por
ello (...) solo está garantizada la ‘publicidad directa de las salas de audiencias' (.. porque la publicidad
masiva del público de televisión o de radio no solo puede modificar de forma imprevisible el compor
tamiento de) acusado y de los testigos, sino también convertir al tribunal, con mucha más facilidad, en
victima de los prejuicios y expectativas extendidos ( , . Roxin, Derecho procesal penal, p. 407.
(426) Entendido como aquel complejo haz de libertades, que, conforme enuncia el artículo 13 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, comprende las libertades de buscar, recibir y difundir informacio
nes de toda índole verazmente. En este sentido, véase c¡ exp. N° 0905-2001-AA/TC (f. j. 9) caso: Caja
Rural de Ahorro y Crédito de San Martín. Sobre el particular, el Tribunal Constitucional ha agregado
que “Según la Constitución (arts. 139,4 y 139.15), el derecho a ¡a información procesal se puede inferir
del principio de ‘publicidad en los procesos’ y del ‘derecho a la información’ (con inmediatez y por
escrito) atribuirle (sic) a toda persona para que se le informe de las causas o razones de su detención”.
Exp. N° 3361-2 004-AA/TC (f. j. 26), caso: Jaime Amado Álvarez Guillen.
(427) Respecto de los juicios en caso de funcionarios públicos o de delitos de prensa, el Código Procesal Penal
2004, en concordancia con la Constitución Política (art. 139.4) señala que estos siempre serán públicos
(art. 357.4).
172
Principios
(428) Con relación al último punto, hay que señalar que el juzgado, con criterio discrecional, puede imponer a
los participantes en el juicio el deber de guardar secreto sobre los hechos que presenciaren o conocieren
(art. 357.3 CPP 2004). '
(429) Ai respecto, Chiesa Aponte señala que en su ordenamiento, las consecuencias jurídicas de la desna
turalización del principio de publicidad depende del caso en concreto -de la gravedad del caso o de la
presión mediática que ejerzan los medios de comunicación sobre el tribunal, por ejemplo- destacando
que las medidas a tomar pueden ser: i) Desarrollar el juicio o procedimiento en privado; ii) prohibir a
los medios noticiosos de informar o publicar sobre el desarrollo del juicio o vista; iii) trasladar el caso
a un lugar donde la publicidad sea menor; iv) posponer el juicio hasta que la publicidad disminuya
sustancialmente; v) en caso de acumulación, separar a uno o alguno de los acusados; vi) incrementar
la rigurosidad en el proceso de selección del jurado (L‘v o ir d ire ”); vii) recusar o excluir a ios jurados;
viii) instruirles durante el proceso de selección; ix) secuestrar al jurado; x) dictar órdenes de “mordaza”
a abogados, testigos y empleados del tribunal; xi) controlar la presencia y conducta de la prensa en sala.
Chipsa A ponte, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l d e P u e r to R ic o y E s ta d o s U n idos, vol. 31, pp. 139-149.
(430) Al respecto, BaUMann señala que “La actividad de los órganos de persecución n o es p ú b lic a , en el
p r o c e d im ie n to d e in v e stig a c ió n (instrucción) y en el in term ed io . Esto vale también respecto de actos
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
Cabe recalcar que toda restricción del principio de publicidad sin am
paro legal que la sustente, así esta sea motivada será considerada arbi
traria, generándose, por tanto, la nulidad del acto (art. 215 CdPP).
judiciales en estos periodos procesales. Aquí, prever la publicidad demoraría excesivamente la tramitación
de estas partes del proceso. Cada acto debería comunicarse al público con anterioridad (por ejemplo,
respecto de los términos para prestar declaración, en la Policía, Ministerio Público, Tribunal, etc.). Por
otro lado, basta el control público del debate, porque únicamente lu tratado en el debate puede fundar
la sentencia Baumann, Derecho procesal penal, pp. 108-109.
Principios
Principio de orafidad
Marco normativo: Artículos 207 y 262 CdPP; artículo 1.2 TP CPP
2004; artículo 356 CPP 2004.
a. Concepto
(431) Bajo esta linea Iñaki Esparza sostiene: “El objetivo de un procedimiento en el que ¡a oralidad sea
plena es sin embargo utópico. Tal y como adelantamos, se habla de prevalencia y no de plenitud, pero
la oralidad sí debe darse en las fases decisivas del procedimiento, en el ‘juicio oral’, ya que solo de un
debate oral puede el órgano obtener convicción”. Iñaki Esparza, El principio del debido proceso, p.
59. Véase también, Véscovi, Teoría general del proceso, p. 259. Particularmente, pero llegando a ia
misma conclusión, Chiovenda señala que “es equívoca la expresión proceso mixto (pues) todo proceso
es mixto. Pero un proceso mixto deberá ser llamado ors 1 o escrito según el sitio, que reserve a la oralidad
y a los escritos y, sobre todo, según la manera como esté desenvuelta en él la oralidad”. Chiovenda,
Instituciones de Derecho procesal civil, p, 478.
(432) M ontero AroCA, Introducción al Derecho jurisdiccional peruano, p. 288.
(433) Fernández Entralco, en La reforma del proceso penal, p. 58. Asimismo, respecto a la interrelación
existente entre los principios de oralidad, inmediación, publicidad, concentración y contradicción, véase,
A sencio M ellado, Introducción al Derecho procesal penal, p. 214; Binder, Introducción al Derecho
procesal penal, pp. 100-101; Bovino, Principios políticos del procedimiento penal, p. 79; Clariá
Olmedo, Derecho procesal, t. II, p. 413; Fairén Guillen, Doctrina general del Derecho procesal,
p. 398; F ernández Entralgo, en La reforma del proceso p enal p. 58; Goldschmidt, Principios
generales delproceso, p. 115; Schónbohm/LÜSING, en Sistema Acusatorio, p. 59; Tavolari Oliveros,
La prueba entre la oralidad y la escritura, <http://www.uv.es/coloquio/coloquio/informes/ip28chil.
pdf>; VÉLE7, M akiconde, Derecho procesal penal, p. 181, entre otros.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
b. Contenido
(434) En este sentido, Goldschmidt afirma: “Se entiende por oralidad del procedimiento el principio de que
la resolución judicial puede basarse solo en el material procesal proferido oralmente”; “el contrario del
principio de la oralidad se representa por el de la escritura, con arreglo al cual la resolución judicial
ha de basarse solo en el material procesal depuesto por el escrito en los autos”. Citado por FERNÁNDEZ
Entralgo en La reforma del proceso penal, p. 58.
(435) A lcalá -Zamora y Castillo , Cuestiones de terminología procesal, p. 57.
(436) De La Oliva SANTOS, Derecho procesal penal, p. 68. Por su parte, Maier entiende que “La oralidad
de los actos reconoce excepciones naturales: aquellos medios de prueba originariamente escritos
(documentos e informes), que se leen o exhiben en la audiencia, y aquellos que, sin participar de esta
característica, pues, regularmente, se desarrollan en forma oral, constan de un acta que se permite
incorporar al debate por su lectura”. Maier, Derecho procesal penal, pp. 657-658,
176
Principios
Principio de inmediación
M arco norm ativo: Artículo 210 CdPP; artículo 6 LOPJ; artículo 356.1
CPP 2004.
a. Concepto
b. Deslinde conceptual
(437) Bajo esta línea, M ixán M áss señala que “por el principio de oralidad, quienes intervienen en la au
diencia deben expresar a ‘viva voz’ sus pensamientos (preguntas, respuestas, argumentos, alegatos,
pedidos, etc.); esto implica el deber de proferir oralmente los pensamientos en la apertura, desarrollo
y finalización de la audiencia (del ‘juicio oral’)”. M ixán Máss, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, p. 57; véase
también L evene, M a n u a l d e D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, p. 109; Roxin, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, p. 115.
(438) Así podemos apreciar que, en el Código Procesal Penal 2004, las referidas audiencias se encuentran
previstas para resolver los incidentes que se susciten a lo largo del proceso, tales como ios que se
dan por razón de tutela (art. 71.4 CPP 2004); del principio de oportunidad (arts. 2,7; 6 CPP 2004), de
las medidas restrictivas de derechos (arts. 225.5; 228.2; 229; 231.4; y 204 CPP 2004), de las medidas
cautelares (arts. 266.2; 271.1; 274.2; 279.2; 283; 287; 290.4; 294; 296.1; 296.2; 299.2; 301; 255.3; 305.2;
318.4; 319.3 CPP 2004), de plazos (arts, 334.2; 342.2; 343.2 CPP 2004), entre otros.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
Por otro lado, y destacando el vínculo entre los principios antes refe
ridos, observamos que la verdadera inmediación solo es posible en un
procedimiento oral, puesto que en este es más frecuente la comunica
ción de las partes entre sí y con el juez. Contrariamente, en un proceso
predominantemente escrito, el juez que ha de dictar sentencia no ne
cesita haber presenciado la práctica de las pruebas, por cuanto su deci
sión ha de basarse en lo que consta por escrito439(440).
c. Manifestaciones
(439) Al respecto, F enech expone que “la oral idad hace referencia a la forma de obtención del conocimiento;
la inmediación es un grado en la escala de la percepción. Por ello, aunque coincidan algunos de los
efectos de ambos principios, no pueden confundirse estos”. Fenech, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, t. 1,
pp. 740-741. '
(440) M ontero A roca , D e r e c h o ju r is d ic c io n a l l, p. 390.
(441) A! respecto, señala Montero Aroca que la inmediación implica la presencia del juez y, además, que él
mismo forme su convicción con lo que ve y oye. M ontero A roca, D e r e c h o ju r is d ic c io n a l I, p. 384.
(442) En ese mismo sentido, Asencio Mellado, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 267. Sin embargo, Andrés Ibáñez
advierte la peligrosidad de valorar las actitudes de un sujeto procesal. Refiere que “a ojos de un obser
vador no especializado (...) lo mismo podría significar [el] miedo del culpable a ser descubierto en la
escenificación de la mentira, que [el] pavor de! inocente a no ser creído en la afirmación de la verdad”.
Andrés IeaÑEZ, S o b r e e l v a lo r d e la in m ed ia ció n (una a p ro x im a c ió n c rític a ), <http://dialnet.unirioja.
es/servlet/articulo?codigo=409555>. Por nuestra parte, consideramos que en este tipo de situaciones,
las máximas de ¡a experiencia desempeñarán un papel importante.
178
Principios
(443) En nuestro país esta exigencia muchas veces no es de observancia en los procesos penales sumarios. En
efecto, es una práctica común que el juez instructor delegue al secretario judicial el examen del testigo
o incluso del imputado, siendo que, posteriormente, estas actuaciones van a ser valoradas por el juez
al momento de emitir sentencia.
(444) Vázquez Rossi, D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, 1.1, p. 200.
(445) BaUMann , D e r e c h o p r o c e s a l p e n a l, pp. 99-100. Así también, G oldschmidt , P r in c ip io s g e n e r a le s d e l
proceso, p. 103; ESPARZA Leibar, El principio del debido proceso, p. 60.
(446) GlMENO SENDRA, F u n d a m en to s d e l D erecho p rocesal, p. 227.
(447) En este sentido, nuestro Tribunal Constitucional ha expresado: “De acuerdo con el principio de in
mediación, la actividad probatoria debe transcurrir en presencia del juez encargado de pronunciar
sentencia, puesto que solo de esta manera se garantiza que exista un contacto directo entre el juzga
dor y los medios de prueba aportados al proceso, que permitirá a este ponderarlos en forma debida
y plasmar sus conclusiones en forma suficiente y razonada al momento de emitir sentencia”. Exp,
N° 0173-2008-HC/TC (f. j. 3), caso: Julio Cesar Huarcaya Quino. En esta misma línea, Bustamante
A larcón señala: “Definitivamente no hay inmediación, y, por So tanto, no existe proceso justo, allí
donde la ley permita que un juzgador dirija y presencie la actuación de medios probatorios y otro dice
la resolución de mérito o la sentencia. Recordemos que el derecho a la prueba importa, entre otros, el
derecho a la valoración adecuada del material probatorio, por consiguiente, este puede verse afectado
si el juzgador resuelve sobre la base de la actuación de medios probatorios que no presenció, especial
mente si no son documentos, pues, en ese caso, solo podrá formar su convicción a partir de la constancia
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
documental de dicha práctica o actuación”. B ustamante Alarcón, El derecho a probar como elemento
esencial de un proceso justo, p. 270.
(448) C h io v e n d a , Instituciones de Derecho procesal civil, p, 480.
(449) G imeno S endra, Fundamentos del Derecho procesal, p. 227.
(450) Esta atingencia es expuesta respecto del sistema procesal civil español por De Miguel y Alonso quien,
citando a BeceÑa, refiere que existe “un absoluto imperio del sistema escrito en nuestro proceso civil
[ei español], incluso aún cuando el juez presenciara y dirigiera la prueba, puesto que en el momento
de la decisión, que es muy posterior a SU ejecución, tendrá presente, junto con sus vagos recuerdos, la
documentación de las actas hechas por el secretario, y las conclusiones escritas por las partes sobre su
valor, siendo estos elementos que guiarán su decisión”. Así, el autor concluye que “nuestro proceso [el
español] es eminentemente escrito y mediato”. De M iguel y A lonso, El principio de la inmediación
dentro del sistema form al de la oralidad, <http://www.enj.org/portal/>.
(451) G imeno Sendra, Fundamentos del Derecho procesal, p. 228.
1 8 0 ________________________________________________________________
Principios
Desde una línea crítica, nos parece interesante lo declarado por VÉ-
l e z M a r i c o n d e , quien señala que la doble instancia implica falta
Principio de contradicción
Marco normativo: Artículos IX. 1 TP; y 356 CPP 2004.
(452) VÉLEZ Mariconde, Derecho procesal p enal, t. II, p. 187. Asimismo, Schmidt, ¿ oí fundamentos teóri
cos y constitucionales del derecho procesal penal, pp, 266-268, ARMENIA Deu, Lecciones de Derecho
procesa!penal, p. 47.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. Contenido
(453) Al respecto, señala Cafferata Ñores que “(...) la existencia de intereses contrapuestos entre la acusación
y la defensa, y la aceptación de la confrontación entre ellos como método de tratamiento judicial de
los casos penales, deriva naturalmente en un esquema de funcionamiento procesal al que se identifica
como contradictorio, que apunta la imparcialidad de los jueces. Su regla principal de funcionamiento
es que el triunfo de un interés sobre otro queda librado a la responsabilidad de quienes lo representan
(...) o encarnan (...), careciendo el tribunal de cualquier co responsabilidad al respeto, pues solo debe
garantizar que estos tengan igualdad de condiciones para lograrlo (...)”. CaffeRATa N orbs, Proceso
penal y derechos humanos, p. 129.
(454) Al respecto, cabe precisar que, para algunos autores como Miranda Estrampes, la contradicción “debe
respetarse no solo durante la práctica de la prueba en el acto del juicio oral, sino también durante la
práctica de las diligencias sumariales, especialmente de aquellas no reproducibies en el acto de la vista
oral”. Véase, M iranda ESTRAMPES, El concepto de prueba ilícita y su tratamiento en el proceso penal.
p. 89. '
Principios
(455) Sobre e! particular señala Taboada P u c o que el contradictorio en el CPP 2004 estimula que la hipótesis
acusatoria del fiscal desde la apertura del juicio sea confrontada y refutada con la hipótesis exculpatoria
de la defensa, a través de un exigente control de la actividad probatoria de cargo, que requiere ei grado
máximo de certeza del juez para condenar y solo la duda o la probabilidad para absolver o sobreseer.
Taboada Pilco, El principio contradictorio en el proceso penal, en <www.incipp.org.pe/modulos/
documentos/descargar.php?id=134>.
(456) Bernal Cuéllar/M ontealegre L y n et t . El proceso pena!, 1.1, pp. 206-207.
183
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. Contenido
1 8 4 ________________________________________________________________
Principios
(461) En este sentido, F reyre VillaviceNCIo, Manual del juicio oral, p. 24. También Oviedo, Fundamentos
del Derecho procesal, del procedimiento y del proceso, p. 65.
(462) Así lo entiende M onroy Cabra, Derecho procesal civil, p. 85; Oviedo, Amparo, Fundamentos del
Derecho procesal, del procedimiento y del proceso, p. 67.
(463) Chiovbnda, Instituciones de Derecho procesal civil, p. 61.
(464) O viedo , Fundamentos del Derecho procesal, del procedimiento y del proceso, p. 65.
(465) Conforme a esta figura, se incoará un solo proceso o actuación procesal por un hecho, cualquiera que
sea el número de autores o partícipes.
Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. Deslinde conceptual
c. Contenido
(466) Couture resalta este principio de manera magistral al señalar, “que en el proceso el tiempo es más que
oro: es justicia”, citado por A lvarado V elloso, Sistema procesal, 1.1, p. 352.
(467) Así, Roxin, Derecho procesal penal, pp. 116-119 y A lmagro Nosete/Tomé Paule, Instituciones de
Derecho procesal, p. 59.
Principios
En esta línea, hay que mencionar que el control del plazo, regulado en
el Código Procesal Penal de 2004 (art. 343.2), permite, aunque sea de
manera indirecta, la vigencia del principio de celeridad procesal, al de
jar establecido que las partes -entiéndase imputado, actor civil, terce
ro civilmente responsable y, eventualmente, la persona jurídica- pue
den solicitar al juez de la investigación preparatoria que ordene al fis
cal concluir con la investigación preparatoria por haberse excedido en
el plazo establecido.
Principio de concentración
Marco normativo: Artículo 6 LOPE
{468) Así, Hurtado R eyes, F undam entos del D erecho p ro c e sa l civil, p. 166. Asimismo, VÉSCOVI, Teoría
g e n era l del pro ceso , p. 67 y e! Tribunal Constitucional en el Exp. N° 6712-2005-HC/TC (FJ. 29), caso;
Magaly Medina.Vela y Ney Guerrero.
(4 69) En esta línea, M onroy Gályez, Teoría g e n era l d e l p roceso, p. 206. Hurtado R eyes, F undam entos
d e l D erecho p ro c e sa l civil, p. 166.
(470) En este sentido, Ledesma NarváEZ, C om entarios a l Código P rocesal Civil, í. I, p, 58.
(471) Respecto a la relación que guarda el principio de concentración con la oralidad e inmediación, diversos
autores consideran que el primero no es más que una lógica consecuencia de los dos últimos. Véase en
este sentido, M ontero A roca, P roceso (civil y penal) y garantía, p. 63; Florian, E lem entos d e D erecho
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Arsenio Oré Guardia / Derecho Procesal Penal peruano
a. Concepto
b. Contenido
Sin perjuicio de lo expuesto, será en el juicio oral donde, sin lugar a du
das, el principio de concentración hallará su máxima expresión, pues
en dicha etapa se procurará reunir en una sola audiencia un conjunto
de actuaciones, tales como: la acusación, los alegatos de defensa, la
práctica de pruebas, el debate probatorio y el pronunciamiento de la
procesal penal, p. 106; Monroy Galvez, Teoría general del proceso, p. 200; Vélf.z Mariconde,
Derecho procesal penal, 1.1, p. 429.
(472) Gimeno Señora, Derecho procesal, p. 91. En un sentido parecido, Montero Aroca, Proceso (civily
penal) y garantía, p. 63.
(473) D evis ECHANDÍA, Teoría general del proceso, pp. 66-67.
(474) En esta misma línea, Montero Aroca considera "que la concentración supone que los actos proce
sales deben desarrollarse en una sola audiencia, o en todo caso en unas pocas audiencias próximas
temporalmente entre sí, con el objetivo evidente de que las manifestaciones realizadas de palabra por
las partes entre el juez y las pruebas permanezcan fielmente en la memoria de este a la hora de dictar
la sentencia". Montero A roca, Proceso (civil y penal) y garantía, p. 63.
Principios
(475) Siguiendo a Maier, consideramos que el principio de concentración alcanza también a la sentencia, !o
cual implica que esta deba dictase inmediatamente después del debate. Maier, Derecho procesal penal,
1.1, p. 659. En este mismo sentido, manifiesta Flortan que el principio de concentración lleva a que
e! juez dicte su fallo a continuación de la práctica de las pruebas y de determinados debates. Florian,
Elementos de Derecho procesal penal, p. 107.
(476) Maier, Derecho procesal penal, t, I, p. 659. En este sentido, O derigo considera que debe suspenderse
la realización de las audiencias, cuando no comparezcan testigos o intérpretes cuya intervención, el
juez considera indispensable, siempre que no pueda continuarse con la recepción de otras pruebas.
Oderigo, El lenguaje del proceso, p. 69,
(477) En este sentido, Bernal Acevedo, El proceso penal acusatorio, p. 159; Bernal Cuéllar/M ontealegre
Lynett, El proceso penal, p. 210.
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