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Dios hizo que la vida física fuera cíclica, nacemos, crecemos, nos
reproducimos y morimos.
Afirmar implica cuidar a cada nuevo creyente hasta que Jesucristo sea
formado en él.
Si la célula pierde este objetivo su esfuerzo de alcance se reduce en nada y la
Iglesia será afectada en su crecimiento.
3. DISCIPULAR. La célula debe prestar mucha atención al entrenamiento
teórico práctico de cada persona consolidada para producir nuevos líderes,
quienes al ser capacitados ayudarán en la multiplicación celular al ser
enviados a una nueva célula.
A. En la célula se forman los futuros líderes de células.
B. En las células se profundiza la transferencia de la visión.
C. En la célula se da entrenamiento práctico integral para producir un obrero
idóneo.
4. MULTIPLICAR. Es fundamental que cada persona discipulada sea enviada a
cumplir con su misión.
Al multiplicarse una célula, es básico que el asistente o padre espiritual que
ha sido entrenado y discipulado se le envíe como líder de célula, quien
repetirá el proceso que vivió con los que están a su cargo.
Conclusión: Si no desarrollamos a las personas en el proceso (ganar, afirmar,
discipular, multiplicar), el proceso no estará completo.
La gran comisión es hacer discípulos, por lo tanto, tenemos que enfocarnos a
este fin. El discipulado no solo tiene que ver con enseñarles todo, sino que
forjen o desarrollen un perfil y el carácter correcto no solo del cristianismo y
de líderes, sino de un cristiano o líder apostólico.
Era tanta la pasión que David sentía por su Dios que él mismo escribió
diciendo: “Como el siervo brama por las aguas, así clama por ti oh Dios, el
alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Sal 421-2).
Alguien escribió diciendo: Si Jesucristo murió con tanta pasión por mí, ¿qué
no puedo yo hacer yo por Él?
Conclusión: Muchas iglesias hoy han perdido la pasión por la obra de
Dios.
Se han vuelto consumidoras y no productoras.
Por eso hoy, aquí y ahora el Señor busca corazones apasionados e
intensamente enamorados de Él.
Corazones que estén dispuestos a amarlo no importando el tiempo ni
las circunstancias.
Busca corazones que tengan hambre y sed de su presencia.
Corazones dispuestos a tener una relación íntima, cercana con Él.
Corazones que estén dispuestos a romper con el pecado y las
trivialidades.
En estos últimos tiempos Dios va a bendecir a cristianos que vivan
apasionados por Él, pues Él no está complacido con corazones mediocres o
tibios.
Ese fue el mensaje a la iglesia de Laodicea, Apocalipsis 3:14-17 dice: “Y
escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras,
que ni eres frío ni caliente, ¡Ojalá fueses frío o caliente ¡Pero por cuanto eres
tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”!
Cuidado con la tibieza espiritual, porque cuando esta está en el creyente o en
la iglesia nos roba la pasión por el Señor, su presencia y su obra.
Si usted sabe que ha perdido la pasión por la obra de Dios, lo invitamos a
volver al primer amor.
Hoy puede comenzar otra vez. ¿Cuántos desean ser apasionados de verdad?
2.- Porque Dios llora por la ciudad. Lucas 19:41-44 dice: “Y cuando llegó cerca de la
ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: ¡Oh, si también tú conocieses, a lo menos
en este día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos”.
El Señor Jesucristo lloró sobre Jerusalén con gran compasión.
Fue conmovido hasta las lágrimas a causa de que la ciudad no supo cuál era su
verdadero destino y no entendió su visitación.
Dios llega a la ciudad para salvarla, redimirla, bendecirla y guardarla en completa
paz.
Pero muchas veces los habitantes de la ciudad no lo perciben.
La iglesia necesita un espíritu de compasión por la ciudad no importando
cuantas lágrimas broten de sus ojos.
3.- Porque Dios habla a la ciudad.
Miqueas 6:9 dice: “La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre.
Prestad atención al castigo, y a quien lo establece”.
Proverbios 1:20-21 dice: “La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas;
clama en los principales lugares de reunión; en las entradas de las puertas de la
ciudad dice sus razones”.
Necesitamos que nuestra ciudad oiga la voz del Señor Todopoderoso hasta que
crea y acepte que Jesús es Rey y Señor de nuestra ciudad.
4.- Porque Dios envía sus pregoneros a la ciudad.
Jonás 1:2 dice: “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella;
porque ha subido su maldad delante de mí”.
El deseo de Dios es que haya avivamiento, no que haya juicio.
Él quiere salvar a cada ciudadano, no destruirlos.
Por lo tanto, Él envía pregoneros que lleven un mensaje de gracia, salvación y
esperanza.
II.- Establezca una estrategia para alcanzar a la ciudad.
La iglesia necesita desarrollar una estrategia para alcanzar y procurar la paz en la
ciudad.