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ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR

PEDAGÓGICA PÚBLICA CHIMBOTE

LIDERAZGO PEDAGÓGICO

EQUIPO 03

Educar 2011, vol. 47/2 253-275


“Aprender a liderar líderes. Competencias para un liderazgo directivo que promueva el liderazgo docente”
Antonio Bolívar
Universidad de Granada
abolivar@ugr.es

COMUNIDADES PROFESIONALES DE APRENDIZAJE


El liderazgo docente no puede prosperar sino en el seno de un centro escolar que funciona como una comunidad
profesional de aprendizaje, potenciada por un liderazgo educativo compartido o distribuido. Ambas dimensiones
van en paralelo: de un lado, potenciar el liderazgo del profesor y, de otro, las escuelas como comunidades
profesionales de aprendizaje efectivas. Sin construir un sentido de comunidad que valora el aprendizaje, poco
lejos puede ir el liderazgo. En los nuevos entornos y escenarios de «reestructuración» académica, el rol formal de
dirección escolar se «desacopla» (uncoupling) del liderazgo, con lo cual pueden emerger múltiples liderazgos
informales (distributed leadership). En esta medida, los equipos directivos competentes dirigen su acción a
rediseñar los contextos de trabajo y las relaciones profesionales, para incrementar las competencias docentes del
profesorado y, de este modo indirecto, la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje del alumnado.
El liderazgo distribuido es el resultado de un proceso en que se ha construido un sentido de comunidad, con
misiones y propósitos compartidos, lo que supone la implicación, la iniciativa y la cooperación del personal. Los
líderes formales se preocupan, en estos casos, de desarrollar la propia capacidad de liderazgo de los demás,
estimulando su propio talento y motivación.
El liderazgo comienza a verse menos como de un individuo y más de una comunidad, asumido con su
consentimiento por distintas personas según los momentos. Cada equipo y cada área conoce las habilidades y los
saberes de los demás, y son capaces de elegir a la mejor persona que pueda liderar en cada situación. El liderazgo
se liga —así— a un proceso social de construir consensos en torno al proyecto educativo institucional que vertebre
la acción de la escuela y de poner los medios para que se lleven a cabo eficientemente.
El profesorado adquiere un papel más profesional, con funciones de liderazgo en sus áreas y en sus ámbitos
respectivos (departamentos, ciclos, etc.) en los que es competente o está preparado para asumirlas. El trabajo
del líder está menos diferenciado del profesorado: este ocupa roles de liderazgo, y el directivo se tiene que
preocupar también, como los profesores, de la enseñanza aprendizaje.
En una organización más capacitada, el profesorado debe tener más capacidad para ejercer su creatividad y su
juicio profesional, sobre sus condiciones de trabajo, con frecuentes intercambios con los colegas, dentro de una
comunidad de trabajo y aprendizaje. Es preciso generar contextos comunitarios de colaboración entre el
profesorado que posibiliten el aprendizaje de la organización, al incrementar el saber profesional individual
mediante su intercambio con el de los colegas.
Una escuela que «se mueve» y progresa tiene una capacidad interna de cambio, que es fruto, por un lado, de un
largo proceso y, por otro, de la intersección de varios factores, en los que el liderazgo ha desempeñado un papel
articulador.
En consecuencia, podemos entender el liderazgo pedagógico como la influencia que ejercen los miembros de
una organización, guiados por los directivos y diversos grupos de interés, para avanzar hacia la identificación y
el logro de los objetivos y la visión de la institución educativa. Murillo (2006) señala que el liderazgo pedagógico
conlleva a una labor transformadora, pues no se limita a trabajar en las condiciones existentes y con las metas
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dadas, sino que va alterando aquellas condiciones del centro educativo y del aula para que mejoren la
educación ofrecida y las prácticas docentes en el aula.
Los efectos exitosos del liderazgo en el aprendizaje de los niños y niñas (Bolívar, 2010) dependerán tanto de
las prácticas de liderazgo implementadas como de un liderazgo distribuido que tenga claro a qué dimensiones
de la escuela dedicar tiempo y atención.
De acuerdo con la mayoría de las investigaciones, en todos los modelos de liderazgo se hace referencia a los
tipos de prácticas que tienen un impacto en el aprendizaje de los alumnos.
Liderazgo pedagógico:
Proceso para ejercer una influencia en torno a una visión común, centrada en la mejora, asumida por el
conjunto.
Una dinámica colectiva de trabajo
Un conjunto de actitudes y relaciones sociales.
Intercambio de conocimientos y habilidades para una efectiva transformación de actitudes, motivaciones y
comportamientos.
Atributos de las comunidades profesionales de aprendizaje:

• Visión y valores compartidos centrados en el aprendizaje. Los miembros de una comunidad


escolar comparten, en el lenguaje y en la práctica, presupuestos comunes. El diálogo y acción
profesional de los docentes se centran en las oportunidades de los alumnos para aprender.
• Desarrollo e intercambio del buen saber y práctica que incrementen el aprendizaje docente para
conseguir el cambio y las metas de la comunidad profesional. El intercambio entre colegas contribuye
decididamente a la mejora profesional, entendida como una tarea conjunta al servicio de la escuela.
• Responsabilidad colectiva por el aprendizaje de los alumnos. El personal es responsable,
colectivamente del aprendizaje de todos los alumnos, existiendo una cierta presión entre compañeros
para que todo el profesorado actúe en la misma dirección.
• Interdependencia profesional. Abordar de manera conjunta los problemas educativos, el
aprendizaje profesional es interdependiente, compartiendo las mejores prácticas.
• Procesos de indagación reflexiva. Los datos recogidos u observados se analizan reflexiva y
críticamente para la mejora, a modo de una investigación sobre la enseñanza aprendizaje.
• Confianza mutua, conflicto y consenso. La comunidad se asienta en una confianza mutua, respeto
y apoyo. Como toda comunidad humana el conflicto es connatural, el asunto es cómo lo resuelve.
• Ampliar la comunidad: apertura, redes y alianzas. La comunidad no se limita a la escuela ni sólo a
los docentes; se busca ampliarla a las familias, barrio y comunidad en general.

Por su parte, Malpica (2013) plantea las siguientes ideas, que se consideran fundamentales para gestionar el
currículo escolar. Si bien estas propuestas deben ser tomadas en cuenta al diseñar políticas educativas de
formación docente, se considera que, en este caso, los docentes líderes pedagógicos tienen la posibilidad y la
responsabilidad de llevarla a la práctica:
a) Alinear la práctica a las finalidades: la libertad en los procesos de enseñanza aprendizaje es inherente
a la profesión docente y enriquece el trabajo en las aulas, pero no puede obviar las finalidades educativas
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prometidas a los estudiantes (perfil de egreso, competencias) y a las familias. La práctica educativa no
puede ser solo individual, ya que la promesa es colectiva. Cada institución debe establecer una práctica
educativa compartida y alineada con las finalidades del aprendizaje, y esto comporta forzosamente ciertas
actividades docentes coordinadas que puedan ser medidas y, por supuesto, mejoradas.
b) Compartir y reflexionar sobre la práctica. No es sufriente que los docentes de la IE asistan a cursos,
congresos, talleres o seminarios. Dicha participación puede servir para que se informen, pero requerimos
más acciones para cambiar la práctica. Si asumimos que se aprende viendo, haciendo y analizando lo
que se ve y se hace, los docentes necesitan forzosamente ser acompañados y compartir su práctica
profesional con los colegas, reflexionando de manera estratégica sobre lo que se está haciendo, sobre
cómo se está haciendo, observando a otros hacer lo mismo. Esto requiere una configuración organizativa
diferente, en la mayoría de instituciones educativas, que permita realizar estas actividades como parte de
la labor diaria. Sabemos que esto está muy relacionado con las políticas de Estado, pero se considera
que son los directivos que tienen un margen para diseñar los espacios y los tiempos al interior de la
escuela.
c) Consolidar a la escuela como unidad de formación. La intervención reflexiva propuesta para el trabajo
con los docentes debe buscar llevar a los docentes a tener espacios como los tienen los médicos, donde
se realicen “clínicas” que permitan al profesorado abrir su “mochilas” docentes, revisar su práctica
educativa, someterla al escrutinio constructivo de sus colegas y garantizar el aprendizaje colectivo. Ello
fomentará el aprendizaje entre iguales y que se funcione de manera realmente colegiada. Cada institución
educativa debe convertirse en una unidad de formación, sobre todo, de formación entre iguales. En esta
línea, el estado debe fortalecer políticas que lleven a que esto se materialice, pero los docentes deben
profundizar en sus prácticas para identificar aquellas que se puedan sistematizar y compartir.
d) Apostar por el trabajo colaborativo. El trabajo en equipo por parte de los docentes es importante además
por otra razón, vinculada a las demandas que se hacen a la escuela. La sociedad actual obliga a las
instituciones educativas a volver a integrar todos los contenidos para que tengan sentido en conjunto y
permitan al estudiante adquirir la capacidad de escoger los contenidos más adecuados ante una situación
determinada para resolverla con maestría. Los docentes deben ponerse de acuerdo, trabajar en equipo,
abrir sus aulas y plantearse una enseñanza en equipo.

Presentación PPT:

1. Destaque 6 tópicos claves de la lectura

2. Relacione con el propósito de la sesión: Implicancias en la mejora continua del currículo escolar
del nivel respectivo.

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