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Seminario Sociedad Instituyente y Clínica de la Alteridad.

Un
acercamiento a la obra institucional de Cornelius Castoriadis. (Fase 4).
UAM X.ECOSUR

4º. control de lectura.

Título: Colectivo anónimo

Participante: Lic. Gabriela Etcheverry (etcheverrygabi@gmail.com)

Introducción:

La bibliografía consultada para la realización de este control de lectura extiende sus


disquisiciones entre la autonomía, la función del colectivo anónimo, y en definitiva, las
claves para la producción de otras condiciones de existencia.

Desarrollo:

La autonomía es concebida para Castoriadis como un problema, en tanto “cuestión


social”. Esto es planteado así porque se entiende que haciendo uso de la autonomía,
es imprescindible considerar la presencia del otro. El otro es constitutivo del sujeto1, y
su discurso debe ser estimado a los efectos de su elaboración; si se pensara en
eliminarlo estaríamos en situación de autoritarismo. La propuesta es entonces
sostenida en la idea de que es imposible entender la existencia humana por fuera de
la existencia de otros. Asimismo, “No se puede querer la autonomía sin quererla para
todos y su realización no puede concebirse plenamente más que como empresa
colectiva” (2010:170).

Es posible distinguir la autonomía de la heteronomía, en la constitución de las


sociedades y por ende, en las posibilidades de la transformación social. Mientras que
en las sociedades heterónomas, la creencia es la de que la ley es dada por otros y
producida por una instancia extrasocial (lo que asegura que la institución perdure y se
mantenga), en las sociedades donde la autonomía es lo central se reconoce la
producción propia de las leyes (lo que facilita su cuestionamiento e interrogación).

A esta altura de la reflexión surge la pregunta ¿cómo es posible producir la autonomía,


en estas sociedades tan impregnadas de heteronomía, de imaginario político
moderno?. Considero que sería necesario resignificar la idea de la tragedia griega,
aquella que permite concebir la finitud de la vida humana, y al mismo tiempo concebir
la inmanencia de ciertos procesos. Permitir la producción permanente de imaginarios
sociales instituyentes, rompiendo con las clausuras de sentido (lo que daría lugar a la
apertura a la interrogación ilimitada). Claro está que para poder acceder a una
situación de ese tipo sería imprescindible contar con sujetos en condiciones de
producir autonomía para sí, y que entre otras cosas fueran capaces de dejar de
concebir al otro como enemigo, tal y como está tan instalado en esta actualidad.

1
Y en este punto nos resulta ineludible la conexión con Freud, quien en su Psicología de las Masas y
Análisis del Yo propone que: “En la vida anímica individual, aparece integrado siempre, efectivamente, «el
otro», como modelo, objeto, auxiliar o adversario, y de este modo, la psicología individual es al mismo
tiempo y desde un principio, psicología social, en un sentido amplio, pero plenamente justificado” (1979).

1
El trabajo que el autor despliega en el texto “Imaginario político griego y moderno” es
esclarecedor para poder comprender nuestra procedencia en tanto sociedad
capitalista eurocéntrica. Al mismo tiempo, y por momentos, genera el anhelo de poder
vivir en el marco de la polis griega, sobre todo cuando se hace foco en una de las
características de la misma: la colectividad es la fuente de la institución política y esto
está explicitado, visible. Esto nos lleva a pensar cómo en la actualidad existe una
suerte de desconocimiento de la potencia de acción, sostenida en el imaginario de que
la soberanía del pueblo se funda en algo distinto que el propio pueblo. Las frases “Ley
somos nosotros”….o “La Polis somos nosotros” en contraposición a “El Estado son
ellos”, muestra a las claras cómo las diferencias entre ambas concepciones de
existencia social producen. En la misma dirección, la ilusión de totalidad que implica la
democracia burguesa no lleva más que a procesos de exclusión, discriminación
negativa, y homogeneidad cultural. Para construir autonomía entonces, es necesario
revisar nuestras procedencias y habilitar la generación de preguntas. Tal como lo
plantea Castoriadis, la autorreflexividad está en el fundamento de la democracia, y
está planteada “explícitamente como una exigencia” (1997: 213)

Subrayo citando una frase que queda resonando: “Nuestro problema es el de instaurar
una verdadera democracia en las condiciones contemporáneas…Esto sólo es posible
reubicando en su lugar los “disfrutes”, destruyendo la importancia desmesurada que
cobró la economía en la sociedad moderna y tratando de crear un nuevo ethos…ligado
a la mortalidad esencial del hombre” (1997: 213).

Conclusiones:

Bibliografía:

Castoriadis, C. (1997) Imaginario político griego y moderno. En: El avance de la


insignificancia. Buenos Aires: Eudeba. (pp 195-222)

Castoriadis, C. (1997). El imaginario social instituyente. En Revista Zona Erógena Nº


35, 1997. Disponible en: http://www.educ.ar. Recuperado enero 2013.

Castoriadis, C. (2010). Dimensión social de la autonomía. En: La institución imaginaria


de la sociedad. Buenos Aires: Tusquets.

Freud, S. (1979). Psicología de las masas y análisis del yo. En: Freud, S. Obras
completas, Vol. XVII, Buenos Aires: Amorrortu.

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