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General English B1.5 – Essay.

There really is a gene that makes you a murderer.

Karol Dayana Acosta Hernandez

Teacher:

JenniferTatiana Mateus

Universidad Industrial de Santander

Instituto de lenguas

Bucaramanga, 2021
Introduction

Existe en la actualidad una gran controversia entre los profesionales relacionados al estudio

del comportamiento humano, esto debido a la incógnita de si se encuentra presente

genéticamente un gen que predispone a la humanidad a asesinar o si simplemente es un

comportamiento aprendido. Durante la última década, preguntas como ¿Se esconde una bomba

de relojería en algún lugar de nosotros, esperando a ser activado para cometer los crímenes más

atroces? ¿qué pasaría si hubiera un gen del mal? Se vuelve más frecuentes entre los

neuropsicólogos.

Según la psicopatología criminal un asesino en serie es cualquier individuo que posee las

siguientes características: 1. Un mínimo de tres a cinco víctimas, con un período de tiempo

entre un crimen y el siguiente. 2. El asesino no tiene ninguna relación con las víctimas.

Aparentemente, el crimen ocurre al azar o sin conexión con otros. 3. Los asesinatos reflejan un

comportamiento netamente sádico del criminal, y su necesidad de despojar a la victima de su

humanidad. 4. Rara vez el asesino hace una ganancia material, el motivo es siempre

psicológico. 5. Las víctimas tienen un valor "simbólico" para el asesino, esto se entiende

después de ver que hay un método específico para matar. Cabe mencionar, además factores

como la individualidad y el modus operante determinan factores conductuales, desde la toma

de un mechón de pelo hasta la recolección de objetos que fueron utilizados por la víctima en el

momento de su muerte, estos son considerados como premios con alto valor significativo.

Teniendo en cuenta lo anterior, uno podría pensar que estas conductas errantes son

aprendidas o generadas por pasados violentos, se puede llegar a pensar que el psicópata nace y

se hace, pero prevalece el factor genético, Tobeña, (2017) menciona la existencia de ciertos
factores genéticos asociados a la psicopatía. Entre ellos se encuentra el gen MAO – A,

responsable de la regulación de la serotonina y la dopamina, la disminución en el nivel de

actividad de esta enzima en la forma mutante del gen ya ha sido descrita y vinculada al riesgo

de delito. El gen MAOA se encuentra presente en el cromosoma X. Es decir, sólo una copia

está presente en el sexo masculino y dos copias en el femenino. Entonces, se puede inferir que

esos problemas genéticos pueden afectar principalmente a los hombres, sin embargo, se ha

encontrado que hay otro gen relacionado con el mal.

El gen CDH13 se ha relacionado con trastornos de control de la impulsividad, pero no es el

único gen asociado con el "mal". Varios estudios, realizados principalmente en la década de

1960, han demostrado que las personas en prisión tienen más probabilidades de tener un

cromosoma XYY, también conocido como síndrome de Superman. La teoría establece que los

hombres con esta anomalía en los cromosomas sexuales tienen seis veces más probabilidades

de terminar en una prisión debido a delitos graves, Cesare Lombroso, el padre de la

antropología médica, creía que los posibles delincuentes podrían ser identificados a través de

sus rasgos faciales. Rivero, Sick, Popp, Schmitt, Franke y Lesh, (2012).

Por otro lado, están los que afirman que se aprende el mal, la agresividad y el impulso

asesino, y el criminólogo Alberto Pintado cree que "los asesinos en serie no nacen" sino que

"se crean” a partir de las circunstancias sociales y familiares de su infancia". Esta es la etapa

básica del autodesarización. "El comportamiento criminal de estos asesinos en serie tiene que

ver con la mala interacción social cuando eran niños. En este sentido, factores como la

violencia doméstica, los ambientes agresivos y la exposición constante a situaciones con una

carga negativa extremadamente alta generan una predisposición a conductas delictivas.


Sin embargo, es difícil interpretar las condiciones naturales de ocurrencia y aprendizaje de la

agresión, debido a la diversidad de patrones a los que los individuos han estado expuestos, que

pueden ser (a) modelados y reforzados por los miembros de la familia; b) el entorno cultural en

el que viven las personas y con el que tienen contactos repetidos; Castillo, M, (2006).

Rebuttal

Creo que es conveniente enmarcar correctamente, esta parte del ensayo, por mencionar el

caso de los gemelos Montoya, más conocidos como los gemelos asesinos de mujeres, son

capturados a la edad de 50 años después de que las pruebas de su culpabilidad se centraran en

el asesinato de Laura Luelmo maestra de 26 años, los hermanos tenían antecedentes penales ,

uno de ellos asesinó perpetuamente a una mujer de 80 años, por otro lado Luciano cumple

condena por poner fin a la vida de una mujer de 35 años en el año 2000.

La razón por la que me parece relevante es el caso se basa en la teoría de la predisposición

genética, donde se menciona la existencia del gen maligno, siendo estos individuos gemelos

comparten los mismos genes, hay en ellos una predisposición a actuar violentamente, según

versiones de los vecinos estos hombres eran como fantasmas, nadie sabía nada de ellos ya que

no tenían relación con ellos.

Otro caso a tener en cuenta es el de la familia Bender o Bloody Benders, se trata de una

familia de asesinos en serie, que poseían una pequeña posada en Kansas durante los años 70,

compuesta por Elvira Bender, John Bender y sus dos hijos responsables de al menos una

docena de asesinatos. El caso de esta familia permite ver la existencia de trastornos mentales,

especialmente en los niños, en el caso de que el menor permanentemente estuviera en un estado


eufórico la mayor parte del tiempo, por otro lado, la hija tenía una personalidad sociópata que

era el cerebro de los asesinatos.

En estos dos casos podemos determinar que la genética predomina antes de los

comportamientos aprendidos, aunque algunos de estos individuos provenían de familias

relativamente normales, estaban predispuestos a comer crímenes y actuar agresivamente. De la

misma manera se puede observar la existencia de un desprecio por la vida y la falta de

directrices dentro de la normativa. De la misma manera no podemos negar la existencia de

comportamientos aprendidos en el caso de la familia Bender, donde el aprendizaje por

observación de los hijos a los padres juega un papel determinante en la personalidad, sin

embargo se puede ver que el comportamiento de los niños evolucionó de manera excesiva

hacia un enfoque aún más malvado.

Conclusion

Debemos aceptar el mal como algo inherente presente en algunas personas, o al menos

explicar la existencia de mecanismos biológicos que explican el comportamiento antisocial. Sin

embargo, el cuidado del medio ambiente-conducir, reforzar y frenar estas malas tendencias,

porque los asesinos en serie son personas que generalmente tienen malas relaciones

interpersonales, han vivido experiencias traumáticas y están constantemente presentes

pensamientos internos y fantasías. El 54% de los asesinos tienen un trastorno de personalidad

heredado de la patología presente en la familia. También se ha demostrado que los asesinos en


serie reducen el tamaño de la corteza prefrontal y la materia gris y activan aún más el sistema

límbico.

Por otro lado, es dominante la existencia de genomas que predominan en sujetos con

antecedentes de violencia excesiva que fomentan conductas delictivas, con esto podemos

inferir que un asesino en serie está compuesto principalmente por material hereditario

genéticamente, pero a su vez de componentes negativos presentes en el medio ambiente, lo que

provoca que este desarrolle cierta psicopatología irracional. , creando una necesidad o visión

distorsionada de su entorno y respuestas a los diferentes estímulos.


Referencias

Castillo, M. (2006). Aggressive behavior and its different approaches. Psicogente,

9(15),166-170. [date of Consultation July 6, 2021]. ISSN: 0124-0137. Available at:

https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=497552137012

Rivero, O., Sick, S., Popp, S., Schmitt, A., Franke, B., Lesh, K. (2012). Impact of the

ADHD susceptibility gene CDH13 on development and funtion of brain networks. European

Neuropsychopharmacology, Elsevier. (492-507).

Egger, S. (2000). The profile of the serial killer and his victims. Revista Dabats.

Universidad de la Rioja. N 70-71, pags. 46-57.

Tobena, A. (2017). Neurology of evil. Editorial Platform.

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